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Title: Nuestra Pampa; libro de lectura
Author: Molins, Jaime
Language: Spanish
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produced from images made available by the HathiTrust
Digital Library.)



                             NUESTRA PAMPA

                            W. JAIME MOLINS



                             NUESTRA PAMPA

                           LIBRO DE LECTURA

                     Obra aprobada por la Dirección
                     General de Escuelas de la
                     Provincia de Buenos Aires, como
                     texto de lectura para los años
                     (grados) Cuarto, Quinto y Sexto.

                            [Illustration]

                             BUENOS AIRES

              Establecimiento Gráfico “Oceana"--Chile 525

                                 1923



                                                Queda hecho el depósito
                                                que marca la ley sobre
                                                propiedad literaria.



_La lectura moderna_

_Dos palabras sobre “Nuestra Pampa"_


_Comprende_ NUESTRA PAMPA,--_arreglo metodizado y ampliación de mi libro
«La Pampa»--una serie de crónicas objetivas sobre el más importante y
rico de nuestros territorios, prolongación de la campaña de Buenos
Aires. Su confección artística, como se advierte claramente, es marginal
entre la literatura y el periodismo. Podrían, y posiblemente con
propiedad, designarse sus capítulos, como crónicas de «alto reportaje».
Y en cuanto a sus materias, bastará una ligera lectura, para encontrar
que la historia, la sociología, la geografía, la economía rural, etc.,
han servido de base al estudio más completo que se haya hecho hasta
ahora sobre la conquista del desierto[A]._

_Por sobre el anhelo, fuertemente acariciado, de escribir un libro de
lectura de generalizaciones argentinas, con descripciones de costumbres,
paisajes y acontecimientos,--diluyendo en un volumen, siempre limitado,
toda la inmensa fuente de inspiración que nos brinda el país--he
preferido, lógicamente, la labor constructiva, robusta, completa, sobre
determinada región, sobre esta Pampa tan universal y tan nuestra; tan
próxima a los grandes centros urbanos y tan desconocida a la vez; tan
legendaria y tan moderna; tan joven y tan promisora._

_Siempre he creído que los textos de lectura poligráficos, lejos de
encauzar el espíritu y la vocación de los niños, contribuyen a
pervertir y extraviar el concepto artístico o científico que deben
formarse sobre las obras bellas. Los mosaicos, las antologías, ordenadas
con o sin método, hechas de «menudillas» literarias, confecciones
editoriales, inescrupulosas casi siempre, no serán jamás auxiliar
poderoso del maestro en la inclinación artística o en la educación
sentimental de sus alumnos en los grados superiores del curso de
aplicación. La antología de Cossón,--permítaseme puntualizar--podrá
recordarse con el valor del «vademecum» literario, de fragancias
híbridas, con flores y malezas y donde la juventud inquieta, libara al
acaso algunas mieles, como el gorrión en las cerezas del huerto
abandonado. En cambio, «El Tempe Argentino» de Sastre, sacó triunfante
la nota emotiva, llena de sabiduría, de bondad y de belleza, y dió con
sus páginas, matices fundamentales para el estilo de muchos de sus
niños, que debían de brillar, más tarde, en el libro, en la cátedra y en
la prensa. ¡Lástima que aquel libro tenga sobre sí el achaque glorioso
de los cincuenta años, mientras el Delta eglógico de los ceibales y la
«canoa, sencilla como los afectos», remozado de civilización, se ha
vestido con los atavíos de la agricultura científica, ha abierto sus
puertos al frigorífico y sus arterias al «ferry boat»!..._

_Tal es mi juicio sobre la confección material e intelectual de un libro
de lectura. La época, sin duda, reclama otras exigencias en su
contextura general. Es posible que la prosa movida, ágil, robusta a
ratos, amena siempre, sea el punto central de la materia. De ello
informaría el sistema dialogado que uso a menudo, las ligeras
informaciones estadísticas y la discreción de los cuadros y pinturas
fugaces, a título de suavizar el aspecto de algunos estudios que
pudieran parecer pesados. En suma: he tratado de organizar un libro que
dentro del más acrisolado nacionalismo, sea sano en gramática, en
pedagogía y en sentimiento._

_En este arreglo escolar y didáctico de mi «Pampa» he desbrozado de la
obra original todos los asuntos que he creído superfluos dentro de la
asignatura. He arrasado con todas las notas personales e innocuas,
evitando, en lo posible, los nombres propios. La estancia del señor A,
la cabaña de B, la colonización de X, la gran empresa de H, pasan al
libro escolar en el anónimo, destacándose solamente en su fuerza
representativa, como elementos máximos del gran desarrollo pampeano.
Dejo, únicamente, los nombres de los precursores, de los «pioneers»
autóctonos, de los héroes de verdad, sean humildes o poderosos. Así, no
puedo pasar por alto el nombre del primer humilde agricultor que llevó
los primeros manzanos al valle de General Acha, y que queda incorporado
de hecho a la historia agrícola de la República; como el de ese francés
de garra, sembrador de pueblos, que fundó Telén, y que vitalizó con su
energía y con su franco optimismo, toda la zona noroeste del
territorio._

_Aspiro, con esta obra, a poner en manos de los educandos un libro lleno
de sencillez y verdad, sanamente patriótico y eminentemente objetivo;
fiel a la tradición y al progreso; un libro, en suma, constructivo, de
una sola pieza, dentro de su contextura, su idealidad y su estilo; que
reuna todas las condiciones exigidas por la moderna asignatura y
concrete, en capítulos ordenados, la evolución pampera, legendaria y
universal,--¡tan argentina, tan nuestra!--desde los tiempos bravos de la
dominación aborigen, hasta las más nobles conquistas en materia rural,
las grandes invernadas y la colonización científica. Aspiro, a impregnar
en los niños de las escuelas de la República, estos mismos sentimientos
de tonificante nacionalismo; a que gusten, a través de mi pluma, de las
mismas bellezas que yo he gustado y sientan como yo, el noble orgullo de
la nacionalidad. Sólo así, comprendiendo la grandeza de la Pampa
Argentina, cada lector será capaz a la vez, de revelarla con impresión
personal y juicio sereno. Habremos conseguido entonces, en nuestros
educandos el resultado de que hablaba Ernesto Leguové a Saint Beuve:
despertar el espíritu crítico, sobre la base de obras bellas y sanas. Y
se afirmaba para ello el eminente profesor, en la lectura en alta voz,
que «nos daba un poder de análisis al que nunca llegaríamos por la
lectura muda»._

_Nunca más que ahora al verificar este arreglo escolar de «La Pampa», he
pensado en aquel famoso discurso de Racine sobre Corneille, discurso que
tendía el puente de oro entre el teatro francés, antes y después del
ilustre comediógrafo. Ora suave como un arroyo valletano, ora violento
como un turbión; vigoroso en sus signos admirativos; persuasivo y blando
en sus descripciones; lleno de unción siempre, Racine no sólo había
querido describir el teatro, si no pintarlo. Modelo tan eterno y tan
admirable, no puede menos que arrastrar nuestra simpatía. Tal he querido
en_ NUESTRA PAMPA: _describir y pintar. Describir el choque del pueblo
aborigen con las armas de la nación; la heredad salvaje bajo la
influencia de la sangre nueva, que llevó el germen de futuros pueblos;
la atrevida conquista del riel; la implantación de las grandes empresas
rurales; la invasión colónica, que ha convertido en campos de cereal
aquellas ásperas tierras, empenachadas de dunas; pintar la fuerza
panteísta de los bosques de caldén, el cuadro pastoril, la chacra
sencilla, el panorama silvestre y la obra de civilización, estilizada y
potente_...

       *       *       *       *       *

_A fin de facilitar la tarea ilustrativa de mis lectores--maestros y
alumnos--y después de una juiciosa encuesta entre el personal docente de
diversos establecimientos educacionales, he resuelto incorporar a
«Nuestra Pampa», un vocabulario--«prontuario», más bien dicho--sobre
palabras difíciles, términos, expresiones, neologismos, indianismos y
modismos empleados en el texto_.

_La necesidad de este aporte lexicológico es bien justificada y no
necesita mayores explicaciones. Lo que debo recalcar, aunque sea
someramente, es la razón de incorporar a un texto de lectura, netamente
argentino y dedicado a los grados superiores de la enseñanza primaria,
una buena cantidad de expresiones ajenas a nuestra lengua matriz. Pueblo
nuevo el nuestro, formado por todas las razas, todas las religiones,
todos los idiomas, sería un error craso constreñir nuestra «lengua
corriente» entre las fronteras del castellano clásico, impecaminoso y
hermético. Las ciencias, las artes, las industrias, la geografía misma,
los deportes, crean día a día, términos nuevos, expresiones ajustadas,
desprendidas de otras lenguas, y que es necesario adoptar so pena de
regresión en el proceso evolutivo de la humanidad y en el agitado
intercambio de los pueblos, vale decir en el ejercicio de las
necesidades prácticas de la vida. España misma, en plena reacción
literaria, ha debido dar paso para sus novísimos diccionarios, a la
avalancha de galicismos que trasponen sus Pirinenos, mientras Francia
academiza el término anglicano, que se filtra en su léxico por obra y
gracia de la novelería deporticia. Y la España de hoy, que gallardea con
la gloria secular de su «Quijote», no puede menos de sentirse cómoda con
la incorporación a su lengua oficial, de todo ese ejército de
neologismos, creados, en su mayoría, por la ciencia y por las artes. Tal
lo que nos dice el propio jefe de la interpretación de lenguas del
ministerio de Estado de España, don Julio Casares, en el prólogo de uno
de sus diccionarios, sentando, como una necesidad fundamental, este
ensanchamiento del idioma, de acuerdo con las exigencias modernas. «La
prosa--dice--recoge de la multitud heteróclita de palabras extranjeras,
las nuevas palabras inventadas, por la ciencia, el deporte, el
periodismo, las múltiples incursiones de las diversas lenguas que
contribuyen al concierto de nuestra nacionalidad.»_

_Respetando las bases fundamentales de nuestro idioma--la gramática, más
que el léxico--sería una absurdo que en nuestros libros americanos,
nuestros libros didácticos, hiciéramos abstracción de todas esas
palabras y modismos ajustados a nuestro temperamento de pueblo
cosmopolita, para circunscribirnos a la expresión racial y a solo título
de no infringir irreverencia con el léxico hispano. Tendríamos,
entonces, que mientras en el libro de lectura, acrisolado, impoluto, en
lo que a expresión castiza se refiere, trataríamos obstinadamente de
conservar la tradición lingüística, frente por frente y en abierta
oposición con los intereses escolares entregados a nuestra dirección y
encauzamiento, se interpondrían al alcance del niño, esos factores que
se llaman el diario moderno, el cinematógrafo, la revista de
actualidades y el teatro, abiertos a las necesidades de la vida y no al
intransigente purismo del idioma._

_Las lenguas, como las industrias, como las artes, como el comercio,
necesitan de movimiento, de intercambio constante, de algo así como el
flujo y reflujo de los vocablos, buscando para su armonía y su utilidad,
no de las expresiones altisonantes, sino de los matices, de los términos
claros, precisos, ajustados, propios. Por su intransigencia, perdieron
su prestigio de lenguas vivas, el latín y el griego, hasta que los
siglos las borren en absoluto de la memoria de los pueblos, segadas por
las palpitaciones de otras lenguas que evolucionan, que se mueven, que
trafican, que abren sus fronteras a la libre migración de las palabras._

_Y si nosotros, los de Sudamérica, por las características
geo-sociológicas de nuestras repúblicas, estamos destinados a la gran
evolución lingüística, sobre la base de nuestro glorioso castellano,
debemos estar alerta para no incurrir en la incongruencia de enseñar a
nuestros escolares a pensar en americano, valiéndose, como instrumento
de expresión del diccionario inmoble y perpetuamente academizado.
Debemos pensar, en primer término, que aun no hemos plasmado el tipo
definitivo de nuestra raza continental y que todavía somos por aquí un
conglomerado de pueblos, en donde deben tener honrosa participación
todos sus componentes, por razones de étnica y de autonomía nacional._

_En auxilio de nuestra tesis podríamos traer el ejemplo francés en la
evolución de su literatura. En Rabelais se operan los primeros pasos
firmes del latín al francés. Montaigne se deja llevar a menudo por las
citas de la lengua del Lacio; pero, más regionalista y muy original,
prefiere amalgamar las lenguas y dialectos que se desarrollan en pleno
territorio francés, y así en sus «Ensayos» declara que «no titubea en
usar del gascón cuando el francés no le basta para la más franca
expresión de su temperamento.» Descartes, que con Bossuet, pertenece a
los grandes ingenios del siglo XVII, escribe en francés su «Tratado de
las pasiones»; pero no puede apartar su estilo bebido en la sintaxis del
genio latino. Y así Racine, a pesar de su originalidad. Quien
francamente rompe las ligaduras, es Voltaire, abanderado de la
revolución del siglo XVIII en la prosa francesa, cultivador feliz, que
vuelca en el surco de la literatura francesa, la simiente de nuevas
expresiones. Con él acaba la elocuencia romana «porque había la
necesidad de expresar claramente y no de componer discursos.»_

_¡Loado sea nuestro rico, fecundo y armonioso castellano, que trajo a
América en su verbo, las palpitaciones viriles de la raza! ¡Loado sea!
Pero al eternizar su glorioso dominio, su brava alcurnia, pensemos que
para su propia perpetuación y generoso expandimiento, ningún campo más
propicio que estos jóvenes pueblos en donde confraternizan en el
trabajo, en el patriotismo y en la acción todas las razas de la tierra._

                                                       W. JAIME MOLINS.

_Buenos Aires, 1922._



PRELIMINARES DE LA CONQUISTA DEL DESIERTO


La primera impresión del territorio pampeano, renueva en el viajero una
gloriosa remembranza: la conquista del desierto por las armas de la
nación.

“Cuando la ola humana invada estos desolados campos que ayer eran el
escenario de correrías destructoras y sanguinarias, para convertirlos en
emporio de riquezas y en pueblos florecientes, en que millones de
hombres puedan vivir ricos y felices--decía a sus soldados el general
Roca, en la orden del día, en Carhué el 26 de abril de 1879--recién
entonces se estimará en su verdadero valor el mérito de vuestros
esfuerzos. Extinguiéndose estos nidos de piratas terrestres y tomando
posesión real de la vasta región que los abriga, habéis abierto y
dilatado los horizontes de la patria hacia las comarcas del sur,
trazando, para decirlo así, con vuestras bayonetas, un radio inmenso
para el desenvolvimiento y grandeza futuras.”

Y en verdad, el vaticinio del ilustre jefe se ha cumplido. La ola humana
se ha diseminado por la rica campaña. La tierra salvaje, se rinde como
una madre próvida al tajo del arado. Se inmoviliza el médano bajo el
manto de las plantas forrajeras. Florecen los trigos y florecen los
pueblos como una inmensa constelación. Y mientras los ferrocarriles se
bifurcan en todas direcciones sobre la campaña infinita y ondulada, se
tonaliza el predio rústico con el verde intenso de los alfalfares, se
extienden nuevas sementeras sobre el desmonte de los caldenes, y la
colonización sistemada se rinde a Ceres, estira el alambrado civilizador
en el latifundio inviolado y se arraiga al amor del clima y bajo la
certeza augural del porvenir.

La expedición al desierto tiene para el país una significación
trascendental: como acontecimiento militar interno, importa la campaña
más fructífera de cuantas han podido realizarse después de la
consolidación de la independencia nacional. Con economía de sangre y de
recursos, se logró para la civilización el patrimonio de 20.000 leguas,
entregadas al arbitrio de las tribus indómitas. Como acontecimiento
político llegó aún más lejos la brillante cruzada: se cortó a Chile el
recurso ilegal y cuantioso de la rapiña indígena. Según cálculos “grosso
modo”, excedía de 200.000 el número de cabezas de ganado vacuno y
caballar que pasaba los boquetes de la cordillera en arrias indígenas
apañadas por deshonestos acopiadores e industriales de ultracordillera.
Este predominio, tradicional en el desierto, sobre el pueblo indígena
extendido desde los campos de Buenos Aires hasta los Andes y desde las
fronteras de Córdoba, Mendoza y San Luis, hasta la Patagonia, tenía su
explicación natural en el origen araucano de las tribus. La corriente
salvaje se inclinaba al Pacífico donde la impunidad del robo se hacía
fuerte al amparo de la tolerancia política. Cierto es que la opinión
sensata del país vecino, repudió con energía el procedimiento y más de
una vez se alzó la voz enérgica de los legisladores protestando de aquel
comercio subrepticio que era un atentado contra la civilización y la
amistad internacional. Pero es cierto también que durante largas
décadas, el ganado de nuestras pampas y la sal de nuestras lagunas,
adquiridos malamente, constituyeron la industria del tasajo con que
Chile dominó el mercado pacífico, desde Antofagasta al Ecuador.

El famoso cacique Juan Agustín, de la tribu de Las Barrancas, que tanto
daño causó en Mendoza con sus cuatrerías y sus malones sangrientos,
tenía en Chile concepto de honestísimo propietario y las prerrogativas
de juez y subdelegado en las poblaciones indocriollas. El cacique Caepé,
del Neuquen, de crueldad proverbial, afianzaba su impunidad en un
parentesco empingorotado por parte de su mujer; y el cacique Aillal,
regentaba sin control y en pleno territorio argentino, un
establecimiento del general Bulnes, vale decir que tenía vara alta en el
tránsito libre de las cordilleras. Cita Olascoaga--nuestro más veraz
historiador del desierto--que el coronel Bulnes, pariente del general
del mismo nombre, y que vivió muchos años en la frontera de Araujo, vino
en diversas ocasiones al territorio del Neuquen, cultivando relaciones
con los primeros jefes indios. De una de estas entrevistas, que siempre
fueron de carácter comercial, nació el propósito de sublevar las tribus
ranqueles que poblaban la Pampa y mantenían tratados de

[Illustration]

paz con el gobierno nacional. Los caciques Rouan, Cheuquel y Udelman,
engolosinados por las promesas del jefe chileno, desprendieron sus
emisarios a Baigorrita, Epumer y Cayupan, incitándolos a la rebeldía y a
la invasión. “Chile gobierna a los indios”, era la voz de orden. Allí
estaba la génesis de la raza que idealizó Ercilla en la soberbia
indómita de Caupolicán. Las tribus de la Pampa no eran más que las ramas
de aquel tronco que había afianzado sus raíces en las costas del mar,
desde Santiago al archipiélago del sur. Esta premisa que tenía todos los
contornos de una política subterránea, capaz de influir en el diferendo
territorial que nos tenía al borde de la guerra, trajo como
consecuencia, el parlamento salvaje de Poytahué entre los ranquelinos y
la embajada de Meliqueo que tenía la plenipotencia de sus amigos del
Neuquen, para formalizar un plan subversivo contra las autoridades
argentinas, llevando una invasión conjunta a las indefensas poblaciones
del interior.

Acontecimientos de tal trascendencia tenían que traer consecuentemente
una campaña formal sobre el desierto. Era menester hacer la guerra al
indio que era la guerra a Chile. Había que quebrar, con las armas de la
nación, el bandidaje desalmado puesto al servicio de aquella rivalidad
internacional que podía ser nefasta para nuestra integridad. La milicia
chilena, puesta en tensión, con las perspectivas de la guerra al Perú y
Bolivia, tentaba por medio de nuestros indios, de avocarnos al problema
de la lucha interior, temerosa tal vez, de que pudiéramos tomar una
participación decidida en la contienda. Mientras tanto--cabe a nuestra
hidalguía reconocerlo--no faltaron estadistas prudentes y sabios
legisladores que se opusieron abiertamente a este juego peligroso sobre
la base, no siempre leal, de las lanzas nómades que bien pudieran
esgrimirse contra Chile si al gobierno argentino se le hubiese ocurrido
conquistarlas con el halago de la tolerancia y de la protección...

Es de suponer que graves exigencias de política interna, obligaron al
gobierno chileno a mantenerse reacio a nuestras reclamaciones. Sólo así
se explica el vacío que rodeó las quejas de nuestro representante Miguel
Góyena cuando exigía control y castigo para el infamante comercio de
ganado, producto del más descarado latrocinio. Para contraste del
proceder de la Moneda, aquel mismo año--1876--el Canadá, con motivo de
haberse internado en su territorio las mesnadas de Sitting Bull,
producía en su protocolo oficial la siguiente declaración: “Conforme a
todos los principios de la ley internacional, cada gobierno está
obligado a proteger el territorio del Estado vecino y amigo contra actos
de hostilidades de parte de refugiados que, escapando a la persecución,
cruzan las fronteras.”

[Illustration]

Sea como fuere, la actitud insólita del gobierno chileno, mató las más
bellas iniciativas de hombres de ponderación. Ya en 1870, el señor
Puelma, desde su banca legislativa por San Carlos, sosteniendo la
imperiosa necesidad de adoptar un sistema civilizador sobre el pueblo
araucano, había dicho, bien alto, en sesión del 18 de agosto:

--Analicemos lo que sucede. En cuanto al comercio, vemos que el de
animales, que es el que más se hace con los araucanos, proviene siempre
de animales robados en la República Argentina. Es sabido que últimamente
se han robado allí 40.000 animales, más o menos. Y nosotros, sabiendo
que son robados, los compramos sin escrúpulo ninguno. Y luego decimos
que los ladrones son sólo los indios...

Esta valiente afirmación, que era toda una apotegma, cayó en el vacío.
No queremos, sin embargo, en esta suscinta relación de los
acontecimientos que ocasionaron la campaña civilizadora, dejar de mano
las propias lacras, desarrolladas como enfermedad endémica
intra-cordillera y hasta en las propias puertas de Buenos Aires, en
campo sometido por el fortín y hasta por el riel. Siempre el abigeato
encontró pie en el comercio inmoral de los acopiadores. La pulpería
pampeana, lugar de regocijo y de pelea, no siempre contribuyó al
estímulo civilizador de las armas que abrieron paso a la inmigración y a
la colonia. La vida de fronteras tiene a menudo episodios que desdicen
con el noble propósito de la civilización. No recordamos si Alvaro
Barros o qué cronista de la gran expedición, narra el caso de un pulpero
inmoral protector de montesinos y carneadores de ajeno, castigado en su
propio delito.

--Tráime todos los cueros que te vengan a mano--reclamaba a un paisano
ladino, un negociante crapuloso de la campaña de Olavarría.

--¿Voltiaré alzaos, nomás?... Porque los ajenos...

--De todo, che. Hay que hacer plata. Y vos que andás con pandiya noche a
noche, podés hacer una buena rejunta. Yo compro todo... Voltiá, nomás.
Ya sabés qu’el jujao está a mi cargo...

Emprendió la tarea el gaucho. Por muchas mañanas, entre dos luces, se
apareció en la casa del pulpero, trayendo una buena cosecha de
cuerambre. El pulpero pagaba poco, pero pagaba. Los paisanos eran
diestros para cuerear a campo; y el producto de la correría fué copioso
en un par de semanas.

Pasó por fin la partida a las estacas. Se tendieron las pieles en una
enorme superficie. Y cuando el viento del sur barrió el secadero, se
patentizaron las marcas sobre los cueros de vacuno y caballar. ¡Eran del
propio herraje del pulpero, era su misma hacienda la que había hecho
sacrificar por ambición del lucro inmoral y desmedido!

--¡Ah, canaya!--le dijo al gaucho, cuando se acercó con la última
remesa.--¡Vas a pagar caro, ladrón!...

--¡No s’enoje patroncito!... Usté me dijo que carniara ¿y de’ai?... Yo
creí que fueran de los suyos... ¡Natural! Porque yo no nací para ladrón
¿sabe?... Y vaya pagando esta última partidita porque tengo que dar
cuenta a los muchachos que m’esperan afuera... ¡Que ni pa los vicios,
con sus cuatro riales locos que aflueja!...


VOCABULARIO


=Pampa.= Expresión indígena introducida por los pueblos autóctonos que
llegaron del norte. Directamente, y en nuestro territorio, la
popularizaron los quechuas. Pero los quechuas la tomaron de los aymaras.
“Pampa” quiere decir llano, llanura.

=Remembranza.= Recuerdo de alguna cosa pasada.

=Emporio.= Mercado.

=Vaticinio.= Predicción, adivinanza, pronóstico, profecía.

=Próvida.= Benéfica, liberal, generosa, dispensadora de bienes.

=Constelación.= (Usada en sent. figur.) Conjunto de estrellas fijas.

=Predio.= Finca heredad, tierra, posesión, inmueble.

=Ceres.= Diosa de la agricultura. (Expresión poética).

=Latifundio.= Amplia extensión de tierra.

="Grosso modo".= Expresión latina que significa: de cualquier modo,
ligeramente, sin ningún cuidado.

=Boquete.= Entrada angosta en una montaña.

=Arria.= Conjunto de bestias de carga.

=Subrepticio.= Lo que se hace o toma ocultamente.

=Tasajo.= Carne seca y salada.

=Cuatrería.= Robo de hacienda realizado por cuatreros o cuadrilleros.

=Malón.= Ataque de indios a poblaciones o haciendas.

=Empingorotado.= Levantado, empinado.

=Génesis.= (Por extensión) origen, principio.

=Ercilla= (Alonso de). Poeta español, autor del poema “La Araucana".

=Premisa.= Circunstancia precursora de alguna cosa.

=Subversivo.= De “subvertir”: alterar, perturbar, trastornar, destruir.

=Nefasta.= Que es de malos resultados o consecuencias.

=Estadista.= Hombre versado y práctico en asuntos de Estado y labores de
alto gobierno.

=Nómade.= Errante, que no tiene domicilio.

=Latrocinio.= Robo, hurto, defraudación, usurpación.

=Moneda (La).= En este caso se refiere al palacio de gobierno de Santiago
de Chile.

=Mesnada.= Compañía de gente armada. (Expresión anticuada, pero en uso por
aplicación).

=Protocolo.= Registro de negociaciones diplomáticas.

=Insólita.= Inusitada, que no es común.

=Apotegma.= Sentencia breve, aguda y oportuna.

=Sucinto.= Breve, lacónico, preciso.

=Lacra.= Falla o defecto de alguna cosa, moral o material.

=Abigeato.= Robo de ganado.

=Pulpería.= Despacho de bebidas en la campaña.

=Crapuloso.= De “crápula”: degradación moral y física del hombre; pérdida
de su dignidad.

=Meliqueo, Caepé, Ronán, Cheuquel, Udelmán, Cazupán.= (Voces araucanas).
Nombres de caciques indígenas.



LA PAMPA DE AYER Y LA DE HOY


Tuvo también su alcance moralizador la partida militar, sobre este
desquicio social de la campaña. El ejército argentino llevó la seguridad
territorial, la paz indígena y la depuración. Se vió claro, además,
aquel misterio de la Pampa que a los ojos de Buenos Aires era el dragón
terrorífico puesto en guardia para velar los pasos de la Cordillera.
Nuestra pampa, la de Echeverría, reclamada por las musas y por Minerva
terminaba en Mercedes y en Areco. La llanura dilatada, “inmenso piélago
verde”, se perdía con el ombú, junto a los ríos dóciles y claros de la
provincia. La otra Pampa, la ondulante, la eterna Pampa, la

    “de Dios sólo conocida,
    que El sólo pudo sondar”,

la del calden milenario, la de las dunas caprichosas, la del silvestre
alfilerillo, la de las lagunas, la de los bosques, tenía que romper el
velo de la leyenda y abrir su misterio a la civilización. Nos imaginamos
la sorpresa que causaría en los austeros padres de la patria, el alegato
de Avellaneda, robusteciendo en su mensaje al congreso, del 14 de agosto
de 1878, la petición de acuerdo para arbitrar los recursos reclamados
por la campaña civilizadora. “El ministro actual de la guerra--decía el
ilustre presidente--ha recorrido personalmente estos lugares y puede
asegurarse que son inmejorables para la ganadería y aún para la
colonización. Abundan pastos de varias clases; el agua dulce y clara se
encuentra en grandes lagunas, al pie de los médanos de arena; y donde no
se la ve en la superficie, se oculta tan de cerca, que basta levantar
algunas paladas de arena para que surja en abundancia del seno de la
tierra.”

Y sin embargo, la idea de la ocupación civilizadora hasta Río Negro,
para fijar una frontera natural a la nación aborigen, databa de un siglo
atrás. Durante el virreinato del marqués de Loreto, el capitán don
Francisco de Viedma, llevó una expedición parcial hasta los valles del
Colorado y más allá. Esta primer tentativa en tierra salvaje originó un
precioso informe en donde el intrépido explorador puso de relieve la
importancia estratégica del Río Negro, como línea militar defensiva.
Tiempo después, el naturalista don Félix de Azara--1796--aconsejaba la
necesidad de ocupar Río Negro, “como el único medio de asegurar la
tranquilidad y posesión de las pampas”, compartiendo de igual opinión,
el capitán don Sebastián Undiano y Castelú, jefe de guarnición en
Mendoza y hábil conocedor de la extendida región de los mapuches. Pero
ningún gobierno mueve la iniciativa. Pasa la vorágine de la revolución.
Pasa la lucha gloriosa. Se afianza la emancipación americana. Se inician
los primeros tanteos del gobierno libre. Y recién cuando Rozas asume el
primer mandato popular, recién se echa de ver la necesidad de poner los
ojos en el desierto. La campaña de Rozas fué el primer triunfo. Y
hubiera bastado este título de “héroe del desierto” para asegurar a su
nombre la gratitud nacional, si la hazaña gloriosa no hubiera cimentado
el abismo de la dictadura. Cincuenta años más tarde, el general Roca, en
plena juventud, preparaba, sobre las propias bases, la presidencia de la
República. ¡Grande debió ser la obra como grande fué el premio!

Y en verdad, difícil hubiera sido concebir y ejecutar un plan más
estratégico, más político, más sobrio, más definitivo. Los Estados
Unidos, con más recursos que nosotros, no solucionaron con mayor lucidez
y economía su problema autóctono sobre las tribus del oeste. Y eso que
sus salvajes no contaron con la protección vecina, como los nuestros. El
plan de Alsina, de ir ganando paulatinamente el dominio de la Pampa, con
el foso artificial y la línea de fortines, tenía su indiscutible y
acertada orientación; pero era largo y dispendioso. Tres años gastaron
nuestras tropas en abrir aquella zanja que ha borrado el tiempo. Pero
fué un envión noble en el sentido de la incorporación territorial
pacífica. Después de este iniciador, la empresa armada debía caber a
Roca. Ya la ley que autorizaba el avance y la posesión real del
desierto, dormía un encarpetamiento de diez años--1867--y posiblemente
a Mitre le hubiera tocado en suerte esta campaña, para mayor lustre de
su nombre, si la guerra con el Paraguay no se prolonga con el incruento
sacrificio de cuatro naciones.

No bien se inicia Roca en el ministerio de la guerra, dedica toda su
atención a las fronteras del sur, de las cordilleras y del Chaco. Su
plan, conocido ya por sus comunicaciones epistolares con Alsina, tiende
a concentrar un movimiento simultáneo con fuerzas destacadas
convenientemente a flor del extenso perímetro y que deben operar de
norte a sur y de este a oeste, estrechando cada vez más al pueblo
indígena hasta llevarlo al otro lado del caudaloso Río Negro. Como
prolegómenos de este plan, los diversos cuerpos del ejército comienzan a
ejercitar su acción en las distintas zonas del imperio bárbaro. Se
suceden los primeros encuentros, felices siempre para las armas de la
nación. Estos preliminares abarcan el espacio de tiempo comprendido de
julio del 78 a mayo del 79. Buenos Aires, descreído hasta entonces de
estas incursiones al país de los indios, ve regresar a sus soldados
trayendo infinidad de prisioneros, que la previsión oficial destina a la
marina y a las colonias agrícolas de Santa Fe, Entre Ríos, Córdoba y
Corrientes, a emporios industriales y establecimientos de educación. Y
recién entonces se comienza a creer en la eficacia de la gran empresa
militar.

Puesto en juego el plan general de la campaña, las diversas divisiones
del ejército debían de operar en la siguiente forma: Levalle se
iniciaría por Traru-Lauquen hasta Toay o Naicó y se correría hasta
Lihuel Calel; Racedo, desde Villa Mercedes de San Luis, haría una
descubierta en toda la comarca ranquelina; destacaría su jefe de
vanguardia hacia Chadi-Leuvu y trataría de ponerse en comunicación con
las fuerzas que salieran de Trenque Lauquen y que alcanzaría en Toay;
Napoleón Uriburu, destacado en el fuerte General San Martín (Mendoza),
emprendería su marcha en dirección al Neuquen, limpiando de indios las
pampas mendocinas y los valles intracordilleranos; Hilario Lagos,
saldría de Carhué, camino de Llanquil-co hasta Toay o Malal; el
comandante Enrique Godoy recorrería de Guaminí a Naicó. Centro de
concentración general de todo este movimiento sería Choele Choel, a las
órdenes inmediatas del propio ministro de la guerra, general Roca.

[Illustration]

La campaña se llevó punto por punto con una precisión admirable. Comenzó
el desbande de las tribus. Pincén, Epumer, los Catriel, Baigorrita,
Mariano Rozas, Namuncurá, y cien capitanes más, desorientados ante este
avance sistemado y uniforme sobre sus dominios, o caen prisioneros, o se
someten, o huyen hacia el sur, a recaudo del avance arrollador. La
nación ranquelina, extendida en setecientas leguas sobre la Pampa, en
medio de espesos bosques y grandes praderas, tiembla ante esta irrupción
civilizadora, se defiende al principio con recursos infructuosos de
montonera; pero desprevenida y desorganizada para la lucha, cae, se
rinde o huye. Lo propio ocurre con las demás tribus enseñoreadas hasta
entonces del desierto. No hay derramamiento de sangre en nuestras
tropas. Y ese es, precisamente, el mayor de los triunfos, del punto de
vista militar. Las travesías, sin embargo, son penosas. Aquella
naturaleza montaraz supo tener sus dolorosas sorpresas para nuestros
soldados, desconocedores del amplio e ignorado país. A veces la sed; el
hambre a veces. La engañadora laguna, daba salitre en vez de agua
cristalina; el campo de totoras ocultaba el temible tembladeral. ¿Y la
falta de forraje para las bestias? ¿Y la arena cruel de los médanos? ¿Y
los vientos? ¿Y el despiadado temporal?...

--Si no te hallas en actitud con estos medios, de dar debido
cumplimiento a lo que se te va a encomendar y crees que se te
sacrifica--le decía el general Roca a uno de sus jefes, quejoso por la
escasez de elementos con que debía de iniciar su marcha--dilo con
tiempo, que yo no quiero forzarte a marchar contra tu voluntad. Debo
prevenirte, que ni Uriburu, ni Racedo, ni el comandante Roca, ni
Levalle, ni García, llevan carros ni carruajes. El único que lleva esas
cosas soy yo y yo no sé si tendré que tirarlas en el camino...

Meses después, el ilustre jefe podía asegurar con entera confianza en la
eficacia de la magna obra:

“Los indios se han visto asediados, confundidos y oprimidos en todas
partes y en todas direcciones. No ha quedado un sólo lugar del desierto
donde pueda crearse una nueva acechanza contra la seguridad de los
pueblos que tocan con sus pertenencias en la Pampa, ni de las personas e
intereses que vengan en lo futuro a radicarse en estas vírgenes y
generosas tierras que por sus cualidades naturales de producción y de
clima, revelan hoy claramente la razón de ser del arraigo secular, la
vida y fortaleza relativa de sus habitantes bárbaros.

“Los pocos indios que quedaban en el territorio así dominado, han caído
en poder de nuestras fuerzas o se han apresurado a presentarse; otros
han huído abandonando a sus familias a la muerte en la travesía.
Namuncurá debe su temporaria salvación a la anticipación de tiempo en
que emprendió su retirada a los valles interiores de la cordillera donde
hoy se encuentra amparado por su pariente Ranque-Curá, que tendrá que
responder perentoriamente de este hecho. Baigorrita y los restos de su
tribu, quedan aún dentro del cerco de nuestros dominios: se tienen
noticias por prisioneros tomados, del estado de aniquilamiento de
recursos de movilidad y mantención con que se trataba de escapar a la
persecución de nuestras partidas, en cuyas manos es casi seguro caerá,
ya sea en la parte occidental de Chadi-Leuvu, donde le sigue una columna
de la tercera división, o en la cordillera, en las guardias de la cuarta
o en el Colorado donde cruzan las que he desprendido de las de mi
inmediato mando.

“En los valles de los Andes, ha recibido golpe de muerte el tráfico tan
inmoral y tan antiguo, como la plaga de los indios, que allí tenía lugar
con el robo que éstos hacían de nuestras haciendas. La presencia de las
fuerzas de la cuarta división ha cortado definitivamente ese mal que hoy
ha podido apreciarse cuánto ha debido perjudicar a nuestro país.

“Los ganados argentinos no pasarán en adelante los anchos y
multiplicados boquetes de la cordillera del sur, sino por la
consignación de sus legítimos dueños; y serán de hoy más aquellos campos
una nueva ventajosa expansión del comercio ganadero legal, especialmente
para las provincias de Mendoza, San Luis, Córdoba y Buenos Aires, que
podrán hacer su itinerario directo por el paso de los ranqueles, vías
del Colorado y Río Negro para sus compras, invernadas y transportes al
mercado trasandino.

“No ha sido menos fructífera esta campaña en lo que toca a la
adquisición de conocimientos sobre la geografía y topografía de esta
región hasta hoy desconocida y en los que han venido a rectificarse muy
favorablemente las noticias o conjeturas que había a su respecto. Muy
lejos de la aridez desconsolante que algunos han supuesto en la mayor
parte del territorio que se llama la Pampa, se tienen, en general, los
mejores datos acerca de la buena calidad de los campos que han recorrido
las divisiones y las partidas sueltas, que han llevado unas y otras
especial encargo de estudiar esto con interés; y en cuanto a la dilatada
extensión que yo mismo he recorrido, me ha producido el convencimiento
de que en ningún punto de ella se verían defraudadas las esperanzas del
agricultor o criador de cualquier especie, dado los trabajos a que debe
responder toda buena tierra y mejor clima.”

Así hablaba el general Roca en el parte general, como comandante en jefe
del ejército de operaciones y elevado al ministro de guerra interino.
Quedaba con ésto entregado al acervo nacional el vasto territorio.
Asegurada la tranquilidad territorial; destruído el señorío salvaje;
francos los caminos; libres los campos; garantida la propiedad privada
con el amparo de la ley; se abría la Pampa como un tesoro invalorado al
empuje civilizador. Sobre las huellas frescas de nuestra caballería, se
plantaba la colonia. Eclosionaron los pueblos. El tren, detenido en el
Azul, avanzó campo afuera mientras nuevas ferrovías pobladoras debían
llegar al corazón del país de los caldenes, llevando el éxodo emigrador.
Cuarenta años después de aquella gran cruzada, capaz de consagrar por sí
sola la figura del héroe, el viajero de hoy mira desde el tren la
campiña florida. Se renueva el paisaje con la loma tapizada de verdura,
la arboleda de sauces, de eucaliptus y de aromos, el chalet elegante, el
camino decidor y geométrico, linde y motor de la propiedad subdividida y
cultivada. Un hálito de vida nueva invade el solar infinito. Y todo se
transforma. ¡Hasta los vientos! Cae el bosque hirsuto bajo el hacha del
leñador. Mueren los pastos punas al cruce del arado y se alegran los
oteros con las gramillas y el aromado trebolar. ¡Y qué transformación!
Ya no se queja en los senderos el chirrión de dos ruedas que conducía a
nuestros bravos oficiales del ejército a su destartalada estación
telegráfica en donde, por estrechez, se fumaban hasta los libros. El
salto ha sido brusco, fundamental, imprevisto, vertiginoso. De la
carreta, al automóvil; de la vaca cueruda y flaca, a los más nobles
ejemplares de alta mestización; del trigo salvaje, cultivado a la buena
de Dios, al trigo campeón consagrado en el más significativo de nuestros
certámenes con el nombre bautismal

[Illustration]

de “trigo argentino”; del lanar pampa, al Lincoln, a la cruza fina,
desiderátum en textil, en carne y en sabor. Quiere decir que sobre la
redención territorial, vino de golpe y porrazo la savia nueva. La Pampa
es el único de nuestros territorios del que puede decirse que no ha
tenido adolescencia. Y de este espécimen de colonización es posible que
no pueda jactarse ninguna nación de la tierra. No sólo no hay indios.
¡No hay gauchos! Es de Europa el entrevero que ha venido a plasmar esta
generación uniforme, inteligente y definitiva. El misterio ha quedado a
la espalda, en el devocionario de la tradición. Los descendientes de los
indios son hoy inteligentes colonos y criadores técnicos. De esta raza
bravía que dominó el desierto--¡suyo era al fin!--no es difícil
encontrar hoy retoños de significación en el ganadero acomodado, en el
industrial y hasta en la maestra de escuela.

Queda, sin embargo, un rastro de aquel pueblo salvaje y varonil: la
nomenclatura de su dominio accidentado. ¡Y bien! conservémosla, siquiera
sea por el recuerdo, por la misma étnica tan ajustada al concepto
geográfico que consagró el valor de su lingüística, por la propia noción
del sacrificio que costó al ejército y a la tutela nacional. Cuando este
gran campo de actividad humana se consolide de firme; cuando las
colonias sean pueblos y los pueblos ciudades, la posteridad podrá
entonces adjudicar el justo premio a los próceres de la noble
expedición.

Ya se inicia el pago de la deuda, con modestia, pero con devoción. Santa
Rosa ha levantado su pirámide. Ya Pico ha puesto en su plaza pública el
busto de Alsina. Mientras la gratitud nacional unifica en una sola
voluntad rememorativa el bronce que ha de retar a los siglos, abramos
nuestro corazón a este gran territorio destinado a ser una de las
primeras provincias argentinas.


VOCABULARIO


=Minerva.= Diosa de la sabiduría y del trabajo, según leyenda religiosa de
la antigüedad.

=Caldén.= Arbol pampeano, coposo, de crecimiento tardío, de larga vida y
cuya madera es un excelente combustible.

=Duna.= Médano; montículos de arena menuda y liviana, extendidos sobre los
campos, y que cambian de local bajo la influencia de los vientos.

=Alfilerillo.= Yerba silvestre, excelente como forraje.

=Aborigen.= El habitante primitivo de un país.

=Estratégica.= De “estrategia”: arte de dirigir las operaciones militares
para alcanzar la victoria.

=Mapuche.= Palabra araucana: de “mapu” (tierra) y “che” (gente).

=Vorágine.= (Expresión figurada): revuelta violenta, impetuosa.

=Autóctono.= Aborigen, primitivo.

=Epistolar.= Propio de la epístola, carta, misiva.

=Perímetro.= Ambito, contorno de una figura.

=Prolegómeno.= Principio de alguna obra.

=Irrupción.= Invasión, acometimiento impetuoso y repentino.

=Montonera.= Guerrilla; partida militar de caballería, sin residencia fija
e irregular en sus movimientos como fuerza armada.

=Totora.= Junco, espadaña.

=Secular.= Que dura uno o más siglos.

=Perentoriamente.= Con urgencia.

=Tráfico.= Acción de comerciar o negociar, comprando o vendiendo.

=Fructífera.= Que produce fruto, recompensa o utilidad.

=Acervo.= Tesoro común.

=Eclosionar.= Aparecer en forma rápida, violenta.

=Exodo.= Peregrinación de un pueblo.

=Hálito.= Soplo, aliento.

=Hirsuto.= Disperso, duro.

=Pasto puna.= Pasto silvestre y amargo.

=Chirrión.= Carro fuerte que chirría mucho.

=Certamen.= Concurso, torneo.

=Desiderátum.= (Voz latina): objeto y fin de un constante deseo.

=Espécimen.= Modelo.

=Plasmar.= Hacer o formar alguna cosa.

=Nomenclatura.= Nómina, lista, catálogo de personas o cosas.

=Étnica.= Perteneciente a una nación, raza o pueblo.

=Toay.= (Voz araucana). Rodeo. Puede ser abra. Según algunos araucanistas:
árbol caído.

=Naicó.= Manantial. (Voz araucana).

=Trenque-Lauquen.= (Voces araucanas). Trenque (redonda); Lauquén (laguna).

=Pincén, Epumer, Catriel, Namuncurá.= Nombres de caciques indígenas.
(Voces araucanas).



A LA PAMPA[B]


    ¡Oh, mi pampa, mi pampita, con tus bosques, con tus dunas!
    Mi pampita, de los recios pastos punas,
    De los verdes trebolares,
    Del caldén!...
    La que teje con la flor de sus chañares
    La corona de su sién;
    Mi pampita, que conserva con amor
    La leyenda de sus gauchos y el calor de sus cantares,
    La armonía de su cielo y el perfume de su flor.

    Yo te quiero, pampa buena, pampa mía,
    Por tu brava, por tu dulce poesía,
    Por agreste, por sencilla, por que tú eres inmortal;
    Por que tienes el secreto de fundir en tus entrañas
    El poema universal;
    Y unificas en tu adusta conjunción,
    Fuerzas nuevas, y aborígenes y extrañas
    Con la fibra bondadosa de un inmenso corazón.

    Yo conozco tu lenguaje,
    Yo interpreto tu salvaje
    Soledad.
    Yo traduzco de tus bosques milenarios, el dolor;
    De tus campos sometidos, la piedad;
    De tus fúlgidas estrellas, el temblor;
    Y lo grande, y lo sencillo;
    Y tus galas importadas y tus nativos despojos;
    Tus modernas praderías, tu silvestre alfilerillo,
    La bondad de tus trigales, la ambición de tus rastrojos,
    La armonía de tus tréboles en flor...
    ¿Y tú sabes, pampa buena, por qué siento tu poesía?
    Por amor... por amor...

    ¡Que perduren tus troqueles!
    ¡Que haya rastros en tu selva que poblaron los ranqueles!
    Y si han muerto tus Catrieles, tu Pincén,
    Haya siempre una corona con las flores amarillas
    De tus bosques de caldén!
    Que germinen las semillas
    Aborígenes y extrañas
    De tus razas pobladoras, en su cita fraternal,
    Por que tienes el secreto de fundir en tus entrañas
    El poema más poema de la lira universal!


VOCABULARIO


=Chañar.= Arbol leñoso de la región pampásica, de fronda espinosa, flores
amarillas y frutos pequeños y dulces.

=Agreste.= Lo que pertenece al campo o lo que crece sin cultivo.

=Adusta.= Severa, recia.

=Milenario.= Que tiene mil años o más.

=Fúlgida.= Resplandeciente, brillante.

=Rastrojo.= El terreno cultivado después que se ha recogido la cosecha.

=Pradería.= Pedazo de prado muy fértil.

=Troquel.= Cuño, molde. En el caso presente, este vocablo tiene un sentido
figurado y se refiere a la influencia primitiva y perdurable de la
Pampa, bajo su aspecto de región con características propias.



UN TREN MADRUGADOR


Por el tren de las seis de la mañana, vía General Acha, hemos realizado
nuestro viaje hasta Toay, en donde la línea del Pacífico combina con el
Oeste, en amplia curva hacia Buenos Aires. No obstante frisar en
septiembre, hace mucho frío. Los pasajeros--pocos--que vienen en el
convoy, son en su mayoría agricultores que se van diseminando en los
pueblos y estaciones del trayecto. Todo el mundo pasa al coche-comedor
en tren de refacción mañanera. Bien arropados, con media cara escondida
en la bufanda, establecemos en un rincón nuestro observatorio cerca del
calorcito de la cocina. El sol se insinúa en el espacio anunciando un
día primaveral. En las mesas próximas se han formado grupos de
chacareros que hablan con calor de las perspectivas del año. No se
necesita oír las conversaciones para penetrar en el franco optimismo de
los circunstantes. Basta mirar la risueña esperanza de los campos...

A veces en una parada del tren llegan hasta nosotros diálogos
interesantes:

--¿Esquiló, Apesteguía?

--Sí. Las ovejas que tengo en El Rincón. Es una puntita, nomás. Tenía
compromiso de vender.

--¿Y a cómo?

--A 17.50. Poca cosa. Es fina, pero es lana pesada y con semilla...

--¡No sea chambón! El otro día se ha pagado por fina terrosa y corta de
Nueva Roma, a 23...

--Es que la mía era un lotecito. Tenía que liquidar... Y como se empeñó
mi consignatario...

En una mesa más retirada, un joven de marcada pronunciación francesa, se
empeña en convencer a un chacarero de que no deben vivir en la eterna
zozobra hasta el resultado final de las cosechas. Se diría que este
Aristarco no ha pasado las amarguras del labriego cuando divisa la nube
de voladora o recibe el anuncio de la helada con el barrido del viento
sur, intemperante y glacial.

--Hasta cuando tienen los trigos en las planchadas, están temblando
ustedes--dice el mozo.--Que si se quedarán con el stock, por falta de
marchantes; que si se vendrán abajo los precios, por un juego de bolsa o
por que no hay bodegas; que si se incendiarán... Y recién les viene el
alma al cuerpo, cuando han pescado al comprador y tienen la platita en
el bolsillo...

--¡Cómo se conoce que usted no ha sembrado nunca!--responde el
chacarero.--La vida del agricultor está sujeta por un hilito a los
caprichos del tiempo. Si estuviéramos más adelantados, si fuéramos más
previsores, es cierto que no nos iría tan mal. Con la chacra mixta, por
ejemplo. Siembre usted variado, cultive su alfalfarcito y métale a la
chacra unas vaquitas y unas ovejas. Pero si no sale del trigo, siempre
va a tener que andar de la cuarta al pértigo, salvo que los años sean
excepcionales...

--¿Y ahora de qué se quejan?

--¿Yo?... De nada. Hay algunos pobres que les ha tocado la lotería de la
isoca... Ahí andan desesperados a puras consultas y a puros ensayos. A
usted no le supone nada la isoca ¿verdad? por que si encuentra una en el
jardín de su casa, la mata con el pie... Pero en los campos!...

Y atenuando la ironía campechana y sincera que desconcierta un tanto a
su interlocutor, le enseña por la ventanilla el predio verde y parejo
tendido junto al tren como un golpe de espátula.

--Vea los campos. ¡Eso es trigo! Buen madrugador ha sido ese colono. Si
parece una bendición de Dios.

Y en verdad que están verdegueantes y lozanos los trigales de la
comarca.

Se suceden los centros poblados sin interrupción. Cada estación es un
foco de actividad y movimiento a la hora del tren. El vecindario y los
colonos que vienen a recoger su correspondencia, tienen consagrado este
mentidero del andén de la estación en donde se toma lenguas sobre el
estado de las sementeras, se palpita el porvenir del año agrícola y se
formalizan transacciones.

Predomina en esta masa de población el elemento europeo, rubio casi
siempre y de origen inmigratorio. En Villa Iris, centro comercial de
mucha importancia, numerosos vehículos de todo tamaño y calidad ocupan
el canchón de espera: un par de autos norteamericanos, media docena de
bateas rusas con sus cuádrigas fornidas, arañas voladoras y flexibles
“boggys"... Al paso del tren se ven las calles rectas y amplias con sus
faroles a hidro-carburo o alcohol. Cada estación está provista de sus
espaciosos galpones de hierro y tinglados, síntoma evidente de riqueza
cerealera. El molino de viento se alza en todas partes. El rancho de
paredes quinchadas y techo de paja, tan vulgarizado en la provincia de
Buenos Aires, no se conoce por aquí. Las casas de los colonos son de
hierro galvanizado en casi su totalidad. Nos llama la atención, por
cierto, la difusión de estos materiales. Bien está que la chapa de
hierro pueda suplir la pared en las poblaciones inestables; pero nos
parece inadmisible que se utilice como techo. El clima de la Pampa es
recio, sin términos medios, dentro de una indiscutida salubridad. En
consecuencia, el hierro se hace insoportable durante la intensidad de
las estaciones. El material más adaptable, óptimo si se quiere, es el
“ru-ber-oir”, una especie de yute hecho de fibras, amianto y substancias
especiales, inaccesible a la lluvia, al frío y al calor. Resiste además,
al fuego. Este material se elabora en rollos de 36 pulgadas de ancho,
conteniendo 216 pies cuadrados para una superficie de 200 pies. Es
absolutamente liviano y su costo, menor de la tercera parte del fierro
galvanizado. Un metro de “ru-ber-oid” cuesta alrededor de 1.50 pesos,
comprendiendo, además, los clavos y ruberinos. Hay también una
derivación en color, de este material denominado “kaloroid” para
chalecitos y viviendas elegantes.

Pero sigamos en la marcha del tren. El terreno es ligeramente ondulado.
Mucho ganado lanar pace en los potreros, a uno y otro lado de la vía.
Hasta Jacinto Arauz, entrada a la Pampa, abundan las praderas naturales.
De allí el tren corre por entre sementeras a uno y otro lado. La tierra
en esta gran zona está más subdividida. El aspecto externo de cada
vivienda demuestra que está bajo el cuidado del propietario. Son campos
de colonias subdivididas los que vamos cruzando. Es rara la casita de
material, pelada y sin árboles que la cobijen y le presten su simpática
tonalidad.

Antes de llegar a Villa Alba, alegra la vista el monte de una chacra
donde, de entre el verde suave de sus sauces y las ramas color siena de
los álamos erectos, se destaca el rosado de los durazneros en flor.
Villa Alba es uno de los focos de colonias rusas más significativos de
la Pampa. Desde lejos advertimos el letrero de un almacén en el que,
junto al nombre polaco de su poseedor, con un “insky” inconfundible, se
destaca el título sintomático de “La Pampa Moderna"...

Sigue otra vez la llanura tendida. Un jinete, a lo lejos, galopa en un
camino en sentido contrario al tren. Parece que estuviera desprendido de
la tierra. Y más allá, mucho más lejos, un remolino de polvo se eleva en
amplia columna hasta desaparecer confundido con el azul terroso del
cielo. El día es magnífico. Un sol de las once castiga la tierra e
improvisa su espejismo a lo lejos. Vuelven a ralear los árboles en las
viviendas diseminadas por todas partes, blanqueadas unas, otras de
chapas, sin molino ni reparos.

Después de Bernasconi se advierte el paisaje genuinamente pampeano: la
loma poblada de arbustos naturales ensombreando la hondonada.

En Abramo nos cruzamos con el primer tren leñatero, con disposición de
seguir a Bahía Blanca. Empieza el dominio de los caldenes. Grandes pilas
de leña aguardan turno junto a los desvíos. A menudo cruzamos predios
que fueron tupido monte, entregados hoy a la agricultura y sobre los
cuales queda aun la remembranza de uno que otro árbol salvaje y disperso
en la sabana verde del trigal.

Son los últimos vestigios de la Pampa de ayer, desgarrados del misterio
secular para incorporarse a la civilización.


VOCABULARIO


=Frisar.= Acercarse, lindar, tocar.

=Refacción.= Alimento moderado, reparador.

=Chambón.= Poco diestro o torpe.

=Aristarco.= Crítico severo, censor de cosas ajenas.

=Stock.= Expresión inglesa, incorporada a nuestro vocabulario comercial, y
que significa acopio de producción, mercaderías, etc.

“=De la cuarta al pértigo=". Expresión criolla que significa andar con
poca fortuna en los negocios o empresas.

=Isoca.= Insecto perjudicial (oruga) que devasta los plantíos.

=Mentidero.= El sitio donde se junta la gente ociosa a tener conversación.

=Batea.= Carro sin elásticos, en forma de batea, usado comúnmente por los
agricultores rusos.

=Cuadriga.= El tiro de cuatro caballos de frente.

=Araña.= Los sulkys sencillos, livianos y altos.

“=Buggi=". Carro norteamericano de cuatro ruedas, liviano, tipo de
jardinera. (Pronúnciase: bogui).

=Quinchado.= Cerco o pared de ramas y barro.

=Sementera.= Tierra sembrada.



SANTA ROSA


A medio día llega el tren del Oeste a Santa Rosa. La impresión primera
es agradable. La línea del ferrocarril ha venido bordeando el centro
urbano. La estación es el remate de las calles principales en cuyo
perímetro se recuesta el conglomerado macizo de la población.
Transitamos un par de cuadras sobre pavimento de madera--tacos de caldén
sobre portland--adoquín de ensayo que se afianzó hace cinco o seis años
con un costo de 11.000 pesos por cuadra, o sea ocho pesos el metro
cuadrado. La población es compacta, elegante la edificación. Se nota, de
entrada, un ambiente de buen tono, en pequeño, si se quiere, algo así
como una suave aristocratización, una sosegada estabilidad vecinal, que
no condice con la agilidad urbana con que se han organizado los demás
pueblos del territorio, bajo el aluvión de la colonia. ¡Claro! estamos
en la capital, foco de fuerzas directrices, si no económicas, y donde se
han recostado elementos significativos en la administración pública, la
magistratura, el foro, el profesorado y la prensa.

Después de dejar nuestro equipaje en un hotel vecino a la plaza central,
recorremos la población, al azar, para impresionarnos en conjunto. Es
recto su trazado. Las calles están arborizadas con ligustros. La plaza
Mitre donde se levanta un prisma conmemorativo a la conquista del
desierto, es un paseo umbroso y bien lineado, con sus plantas
ornamenticias, sus alamedas coposas y sus escaños de “laqué”, con su
gimnasio infantil al aire libre, como en los grandes paseos de Buenos
Aires, manifestaciones de edilidad que hablan con elocuencia de
munícipes diligentes. Son polvorosas y pesadas las calles; correcta es
su nomenclatura; tonificante el aspecto general de sus comercios;
amplias y bien pavimentadas las veredas. No hay agua corriente todavía.
El molino y las cisternas suplen la falta. El agua es potable y
cristalina.

El día patronal del municipio, nos tomó en Santa Rosa. La procesión
sacramental de la virgen abogada, congregó a numerosas familias. Pudimos
advertir en este acto religioso la homogeneidad del concurso social,
manifestado en una porción ponderable de su vecindario. Abría las filas,
después de las congregaciones y de la imagen que se veneraba, el anciano
fundador del pueblo, acompañado de un grupo de vecinos de significación,
que contribuyen con su validez a prestigiar la obra colectiva.

Después hemos recurrido a la fuente oficial en procura de informaciones.
Visitamos en su despacho al gobernador, quien dentro de breves días
debía delegar su mandato, por terminación de período. El gobernador es
un caballero de fino trato. Nos habla con la conciencia del deber
cumplido. No deja ponderables iniciativas, a pesar de sus tres períodos;
pero esta infecundidad no es culpa suya. Es el sistema de las
gobernaciones territoriales, lo que ahoga todo buen propósito. Un
gobernador de territorio es un delegado, sujeto de pies y manos al
ministerio del interior y que se mueve según la cuerda que le tiran. Es
un funcionario, subalternizado injustamente a la política oficial,
despojado de toda facultad inicial y sometido a recibir, para los
servicios del territorio, al excedente de paniaguados que flota en
Buenos Aires por falta de acomodo. El gobernador no deja obras pero
tampoco deja enconos. Ha sido un funcionario correcto y digno de la
estimación pública. Con él discurrimos sobre diversos tópicos de
actualidad.

--¿Qué le parece el proyecto sobre el “homestead”?--le interrogamos,
girando sobre un asunto de tanto interés que está en el tapete de la
discusión parlamentaria aquellos días.

--Sería muy buena su implantación en la Pampa--nos responde.--Pero en la
Pampa no se podría aplicar el “homestead” por falta de tierra pública.
Apenas quedan al Estado algunos lotes en la parte oeste y sudoeste,
donde no ha llegado la agricultura todavía. Lo que podría hacerse, en
caso de legislación, sería expropiar...

--¿Y cuál es el valor de la tierra?

--En los alrededores de Santa Rosa, el campo virgen, monte sucio o
rastrojo, tiene precios entre 100 y 150 pesos. Al sur, hasta General
Acha, a ambos lados del ferrocarril Pacífico, puede valer 60. Donde los
campos han alcanzado precios excepcionales es en la zona pastoril de
Pico. Allí las tierras alfalfadas pueden valer hasta 500 y 600 pesos la
hectárea.

Nuestra interlocución se extiende alrededor de diversos temas,
mostrándosenos el gobernante como un observador sagaz. Para él, en la
zona sur de la Pampa hay pocos agricultores de profesión. Son
sembradores los más. No es la primera vez que oímos este concepto que
define una colonización ambulatoria. Fuertes comerciantes del sur--sobre
todo de la zona tributaria de Bahía Blanca--opinan lo mismo. Esto se
debe, creemos nosotros, al temperamento ancestral de ciertos núcleos de
población. Ya lo decimos por ahí en un capítulo referente a los rusos de
Doblas y Rivera, procedentes de la región de Odessa, comparados con sus
connacionales de otras latitudes. Sin duda alguna, las pampas del sur
están más retrasadas que las del norte. Los centros coloniales suelen,
por mayoría de nacionalidad, imponerse, no sólo en la vida urbana si no
hasta en las orientaciones de la instrucción pública. En Villa Alba, por
ejemplo, población en la que predomina el elemento ruso judío, el
carnicero criollo no puede faenar sin que mate sus reses el rabí, de
acuerdo con sus ritos. En otra forma caería bajo el “boycott” de la
colectividad y se vería obligado a levantar su tienda. Hay un egoísmo
recalcitrante en todas sus ceremonias, reflejo de la necesidad
instintiva de defenderse en tierra extraña y con lengua y religión,
extrañas también. Por lo menos queremos, por tolerancia, imaginarlo así.

Nos interesa conocer las relaciones policiales con la provincia de
Buenos Aires. Ese meridiano quinto, que separa la provincia del
territorio, se nos antoja como los burladeros de las plazas taurinas,
usados por los matadores para zafar a las furias del toro. Hemos pensado
que la delincuencia puede escurrirse allí por arte de tramoyar. El
gobernador nos hace notar, efectivamente, que la policía del territorio
tropieza con sus dificultades en aquella larga frontera, debido a las
continuas incursiones del elemento maleante y a los robos de haciendas
y carneadas a ambos lados de la línea divisoria, no muy abundantes pero
no por eso menos atrevidos. Con policía escasa es imposible hacer
proezas; y la consumación de estos hechos delictuosos no puede hablar en
menoscabo ni del gobierno territorial, ni del jefe de policía.


VOCABULARIO


=Aristocratización.= Tomar el aspecto aristocrático.

=Aluvión.= (En sentido figurado). La corriente de nuevos pobladores.

=Arborizada.= Arbolada.

=Ligustro.= Arbusto de follaje perenne, muy usado para formar cercos
vivos.

=Ornamenticia.= De adorno.

=Edilidad.= La acción de los ediles, o funcionarios a cuyo cargo corren
los asuntos municipales.

=Homogeneidad.= De homogéneo: lo que está constituído por partes o
elementos muy semejantes, como una reunión de personas de la misma
condición, de la misma raza, de la misma estatura, etc., según el
aspecto que se considere.

=Paniaguados.= Se dice de los sujetos favorecidos por un personaje
influyente, y que están al servicio de éste. Tiene significado
despectivo.

=Homestead.= Palabra inglesa que significa: la casa habitación, con todas
sus dependencias. Se emplea en Estados Unidos para designar cierta ley
que asegura a los pequeños propietarios la posesión del “hogar propio”,
inembargable. Pronúnciase: jómsted.

=Interlocución.= Diálogo, conversación entre dos personas.

=Ancestral.= Heredado de los antepasados.

=Rabí.= Título que se da entre los judíos a los que son doctos en la ley
de Moisés.

=Recalcitrante.= Terco, obstinado.

=Burladeros.= Pequeños refugios de entrada muy angosta, que hay en las
barreras de las plazas de toros, para que en caso de apuro se guarezcan
en ellos los toreros.

=Taurinas.= Plazas taurinas o de toros.

=Tramoya.= Trampa, enredo; mecanismo usado en los teatros para figurar
ciertas escenas y representar transfiguraciones y sucesos fantásticos.

=Delictuoso.= Lo que constituye delito.

=Menoscabo.= Disminución.



PUEBLO Y CAMPAÑA


El éjido del municipio de Santa Rosa comprende una superficie de 8.000
hectáreas. La planta urbana tiene 155 hectáreas, con una población
superior a 6.500 habitantes. Corresponde, políticamente, al departamento
segundo del territorio. Está regida por una municipalidad compuesta por
cinco miembros y su presidencia es, a la vez, departamento ejecutivo.
Cuenta con un cálculo de recursos que oscila alrededor de 60.000 pesos,
siendo sus principales rubros patentes fiscales, rodados, contribución
directa, alumbrado y limpieza y carnicería municipal.

Dentro de las iniciativas comunales, la que más ha llamado nuestra
atención, por ser de beneficios comunes y posiblemente la única de tal
carácter en el país, es la municipalización de la carne. En el deseo de
poner freno a la especulación de vendedores y matarifes y abaratar este
artículo de primera necesidad, sin violentar la libertad de comercio, se
llevó a la práctica el proyecto de municipalización de la carne,
dictando una ordenanza en la que se encarecía tendenciosamente los
derechos de abasto. Se prohibía, por esta resolución, el faenamiento de
reses fuera del matadero municipal y se fijaba los derechos de matanza
con las siguientes cifras: por cada animal vacuno, 30 pesos; por cada
cabrío o lanar, 10; por cada yeguarizo, 25; por cada ternero mamón, 25.
Esta ordenanza comenzó a regir el 2 de mayo de 1916.

La exorbitancia del arancel impositivo, fué, sin duda, una cortapisa
para el negocio de los abastecedores. Pero fué también, la única forma
de moderar los precios, hacer un servicio de higiene y economía públicas
y beneficiar las rentas de la comuna.

Acto seguido de ponerse en vigencia la ordenanza, la municipalidad llamó
a licitación pública para la adquisición de la carne de lanar y vacuno
necesaria al consumo de la población.

Debemos hacer constar que el temperamento adoptado por la municipalidad
para oficializar el artículo, no fué resultado de una violenta y
caprichosa restricción. El sistema surgió de la imposibilidad de poner
de acuerdo, en mediación amigable, al gremio de expendedores de carne y
matarifes, para fijar precios equitativos. Los beneficios fueron
inmediatos. El cálculo de recursos asigna hoy una partida que no baja de
10.000 pesos, por concepto de la venta oficial de carne, mientras el
vecindario come carne higiénica, nutritiva y barata. Este recurso que es
diario y parejo y no obedece a dilaciones, suele ser rubro castigado
para las erogaciones, como que es el más seguro. No es extraño, pues,
que algún “Boletín Municipal” nos anuncie que un edil, solicite que se
autorice la inversión de 3.000 pesos de la reserva de fondos de la
carnicería, para la construcción de un veredón de cemento portland de
seis metros de ancho en la avenida norte de la plaza Mitre y la
adquisición de veinte bancos “laqué” y dos hamacas para el gimnasio de
los niños...

Pasemos revista por otros servicios de importancia que ha establecido la
municipalidad.

Ha instituído dos becas de 30 pesos cada una para alumnos del colegio
nacional, pobres y aplicados; entrega a los niños de las escuelas del
Estado útiles escolares, a la presentación de vales de pobreza otorgados
por la dirección de la escuela; ha establecido el gimnasio de que hemos
hecho mención, en la plaza Mitre, aprovechando dos cuadros del jardín de
árboles coposos; ha establecido en su local propio, un servicio de baños
públicos, con libre acceso; ha organizado un vivero municipal, con el
objeto de difundir el árbol en el departamento.

Una obra destinada a tener resonancia, será la instalación del servicio
de aguas corrientes, cuyos estudios, formalizados ya, asignan un costo
de 200.000 pesos, labor que corresponde al ministerio de obras públicas
de la nación, y que bien merece ser realizada a la brevedad, en
atención, siquiera, al aporte material valiosísimo con que la Pampa
contribuye al engrandecimiento nacional.

Posee Santa Rosa establecimientos culturales de significación, tales
como la escuela normal y el colegio nacional bajo la docencia de
personales competentes. Tiene, además, diversas escuelas nacionales,
entre las que descuella la Sarmiento, no sólo por el número crecido de
sus educandos, si no por las condiciones pedagógicas de su hermoso
local. La biblioteca pública, bajo el patrocinio de la municipalidad,
presta sus buenos servicios al elemento estudioso. En lo administrativo
y judicial, sus tribunales con dos juzgados letrados y su
correspondiente fiscalía, han congregado un núcleo forense de primer
orden, cuya radicación ha contribuído a enaltecer los contornos
intelectivos y sociales del municipio. Diversos diarios y periódicos dan
la nota acabada de la cultura vecina, como portavoces de la opinión,
pudiendo hacerse notar que a la iniciativa de uno de ellos se debe la
organización del primer congreso de la prensa territorial del país.

Foco de intensas actividades agrícolas, en Santa Rosa se han celebrado
dos certámenes de alta figuración y de perdurable recuerdo: el primero
en 1913--la fiesta del grano--algo así como el santoral de las cosechas;
y el segundo, el congreso agrícola del territorio, que ha tenido lugar
bajo los mejores auspicios y tutelado por el ministerio de agricultura
de la nación.

La zona circunvecina a Santa Rosa es eminentemente cerealera. Esta
circunstancia circunscribe la intensidad de su movimiento comercial a la
época de las cosechas. No han transcurrido todavía diez años de las
últimas explotaciones leñateras en los campos vecinos. Pero los montes,
descuajados ya, han dado campo a las sementeras y el departamento se ha
sembrado de colonias. Es lástima que el latifundio sea todavía la eterna
rémora en estas feraces campiñas y que la expansión urbana de Santa Rosa
se encuentre con la trabazón de dos heredades que constriñen en sus
extramuros a manera de ajustado dogal... Pero la razón, el tiempo o la
testamentaría, tarde o temprano se encargarán del desembarazo, obviando
la legítima expansión municipal.

Poco desarrollada está la ganadería en los campos del departamento, como
asimismo la horticultura. Para la industria de la huerta, hubo al
principio sus reparos. Reacias eran las tierras y bravíos los vientos,
según el pesimismo vulgarizado. Paulatinamente se ha ido rompiendo el
prejuicio, sin que por esto deje de traerse, para las necesidades del
abasto local, verduras de Chivilcoy y de Mercedes y aun de Mendoza, dato
que hemos podido confirmar en las oficinas del ferrocarril. Todo puede
dar esta tierra de Santa Rosa. Nuestra visita a la quinta Villa
Concepción, situada en la proximidad del municipio, ha sido para
nosotros el mejor comprobante de la feracidad de estas tierras. Su
dueño, que es un progresista vecino de la capital, no sólo ha dominado
al médano, si no que ha logrado su cultura agrícola, aun para las
plantas más exigentes. Son una maravilla sus parras, sus frutales y sus
hortalizas. Posiblemente esta quinta, tecnificada con las exigencias de
los modernos cultivos, es una de las más hermosas y bien cuidadas que
hemos encontrado en el territorio. Pero lo que más debía de halagarnos
fué la comprobación de lo que puede hacerse en Santa Rosa y que venía a
dar al traste con el poco de escepticismo y de rutina que retrasan los
cultivos caseros, tan útiles para la economía familiar.

La quinta se destaca como un oasis sobre la duna conquistada. Desde
allí, y bajo el sol radioso de una mañana de noviembre, contemplábamos
la campiña, ancha cenefa de verde y siena circuyendo en gracioso
panorama la capital.


VOCABULARIO


=Ejido.= El trazado de un pueblo, con sus chacras.

=Exorbitancia.= Exageración.

=Arancel.= Tarifa.

=Cortapisa.= Obstáculo.

=Equitativos.= Justos.

=Erogaciones.= Gastos.

=Santoral.= Nómina o lista de los santos que venera la Iglesia, con
indicación de sus respectivas fiestas. Por extensión puede decirse de
las fiestas de otra clase.

=Trabazón.= Obstáculo, estorbo.

=Dogal.= La cuerda o soga que sirve para ahorcar a los reos. En el caso
presente, está tomado en el sentido siguiente: que constriñe, que ahoga,
que ahorca.

=Obviando.= Facilitando.

=Horticultura.= Cultivo de las huertas.

=Cenefa.= Colgadura; por extensión, el fondo de color que rodea a algo.



EL VALLE FRUTICOLA


Dos valles pintorescos y alegres se disputan la supremacía productora en
el departamento de Utracán: el de Utracán y el de General Acha. Los dos
corren entre médanos bravos; los dos son de tierra morena y fácil; y
rinden los dos con igual feracidad. Utracán es largo y angosto. Por
quince leguas, desde Doblas a la Hachita, se prolonga la hondanada
dentro del marco de las lomas separadas por un kilómetro y medio de
extensión. El agua dulce y clara que viene del sur, afluye de la arena
como una bendición, para empapar los sembríos. Los primeros predios
cultivados, diminutos los más, que constelan el valle con su verde
matiz, han dado resultados excelentes. Todo rinde aquel valle
providencial: frutas delicadas, frescas hortalizas; exuberantes
forrajeras. Pero los cultivos no han pasado aun de ensayos incipientes.
El incentivo agrícola está en las doce mil hectáreas circunvecinas
entregadas a las sementeras. Numerosos “fundatarios”, dedican la heredad
a los cultivos sobre firme: trigos, avenas y alfalfares. Podrán ser muy
exquisitas las peras valletanas y el moscatel dar óptimos racimos; pero
mientras la tierra se abra en surcos para recibir la caricia de Céres y
haya lluvias germinativas y soles benignos que apresuren la macolla y
doren las espigas, debe ser un lirismo aquello de engalanar el valle con
manzanos, con guindos y perales y ver florecer los cerezos por la
primavera...

Pero esto no ocurre en el valle de General Acha. La población aquí es de
hortelanos y quinteros genuinos. La tierra está subdividida y cultivada.
Cincuenta fincas se extienden desde las cercanías de la estación del
ferrocarril hasta los últimos médanos que encajonan el valle y se
desparraman, como pequeños oasis, entre las lomas caprichosas. El
plantel primitivo de esta colonización fué a base de los lotes donados
por el gobierno nacional, allá por el año 83, meses después de fundar el
pueblo de General Acha--12 de agosto del 82.--Cada predio tenía
dimensiones de 220 metros de frente por 400 de fondo. Sobre esta dádiva,
que venía como un corolario a complementar la campaña al salvaje, se
delineaban las quintas pobladoras cuyos vestigios nos hablan hoy, en
achacosos manzanos, de aquel esfuerzo civilizador. Fueron franceses en
su mayoría los primeros colonos. Los hubo también españoles, italianos y
criollos. La quinta del general Manuel J. Campos, hoy parque del Estado,
situada fuera del valle, fué la primera revelación. La tierra era
pródiga y había que aprovecharla. El primer poblador del valle de
General Acha fué el francés Adolfo Laffeuillade. Vinieron después el
italiano Cirilo P., el argentino Pantaleón T. y el español Guillermo G.
Y más tarde, la segunda generación de quinteros, mientras un grupo
numeroso de quinteros fundadores, emigraba a Victorica, buscando las
nuevas praderas que despertaba el ferrocarril.

Hemos recorrido el valle en toda su extensión deteniéndonos en sus
fincas mejores. La impresión es halagadora, desde que se desciende a la
amplia hoyada. Por entre las macizas arboledas que deslindan cada
propiedad, se advierte el lote de frutales en plena floración, la huerta
y el pequeño viñedo extendido en hileras o en parral sombreador, acotado
a las viviendas. Se nota un franco espíritu de previsión que debió
anticiparse a los cultivos: el reparo forestal. Gruesos álamos, en
hileras dobles, alineados como cancerberos junto al alambre divisor,
ponen vallas a las furias del pampero. A veces la barrera es
combinada--álamos con mimbres o con sauces--pues la situación del valle
abierto de norte a sur, reclama toda defensa precaucional. Guarnecida
así, aquella tierra no tiene reatos para brindar su tesoro. ¡Y qué
frutos!

Visitamos la quinta de don Pedro O., vasco francés establecido en
General Acha desde 1885. Un mocetón de veinte años entrega a la labor
una media fanega de tierra, desmontada recién, y en donde los últimos
raigones del saucedal se desparraman sin medida por la superficie muelle
y fresca.

--Es como manteca--nos dice el labriego.--Fíjese la yunta... ¡Ni mella
que le hace!

--¿Y qué dá esa tierra?

--De lo que le ponga, señor. Dá hasta por lujo. ¿Ve esas papas que
asoman en los surcos? No vaya a creer que son de siembra. Aquí había
monte y basura. Son papas tiradas al azar...

Y sigue en pos de su yunta, manejando con pericia la esteva, mientras la
cuchilla destripa con facilidad los terrones y se revuelcan los pájaros
en la tierra removida que deja a la espalda.

Aquella misma quinta era la que en la exposición universal de
París--1889--se aseguraba un primer premio con sus espigas de maíz
piamontés.

Nos encantan, en verdad, los prolegómenos de esta colonización. Los
primeros vecinos, hechos en Europa sobre la rutina del surco, ajenos a
todo tecnicismo agrícola, muy sagaces y valientes debieron ser para
afrontar el valle desconocido, luchar con los vientos y reclamar de la
tierra inviolada todo lo que la tierra podía dar. Sobre los primeros
tanteos debió consagrarse la rutina que ha perdurado hasta hoy. La
herramienta moderna, el grano seleccionado, el procedimiento reformador,
no debieron llegar hasta esta fértil cuenca, perdida en la inmensidad
del desierto. Cuando se escriba la historia de la agricultura de la
República Argentina, bella y fundamental debe ser la página que consagre
el esfuerzo de estos argonautas.

Lo que ocurre en General Acha es un caso de agricultura que pudiéramos
llamar “autóctona”, dada la forma en que se ha producido y las
condiciones de aislamiento en que ha podido intensificarse, marcando un
provechoso ejemplo para las tierras pampeanas.

La fruta de este valle ha alcanzado justa celebridad, no sólo en el
territorio de la Pampa, si no en las rotiserías de Buenos Aires, en
donde no siempre pasa con el informe de su procedencia nativa--como que
la fruta cuyana o los ejemplares de California, tienen éxito
indiscutido, tanto por sabor como por novelería.

--¿Le dan bien sus perales?--interrogamos a un viejo quintero, que ha
venido a la reunión de vecinos citada por el agrónomo regional, en
propaganda del congreso agrícola a celebrarse en diciembre.

--Espléndidamente--nos responde.

--¿Y qué clase?

--Eso sí que no le puedo decir. Tengo unas peras largas, grandes, en
forma de brevas, que maduran en invierno; otras chatas, panzonas,
amarillas, de febrero a abril... ¿qué serán, pues?

[Illustration]

Nos suponemos, por la reseña superficial, que se trata de la “belle
Angevine” y la “duchese d’Angouleme”, de exquisito paladar.

Otro nos explica lo propio de sus manzanas.

--¡Viera qué ejemplares!--nos dice con legítimo orgullo.--Me han dicho
que son del país, nomás, pero tienen un sabor exquisito... ¿Conoce esas
manzanas retaconas, angulosas, grandes, de color verde claro?... De
esas... Tengo también de la misma clase de las californianas que
importan a Buenos Aires.

Sin duda alguna nuestro informante se refiere a la manzana “de las
cordilleras” y a una clase de la familia de las “renettas”, muy
vulgarizadas en todas las quintas.

--¿Y cuál fué el origen de los manzanos fundadores?--interrogamos.

--En un viaje que hizo mi padre a Guaminí--nos dice don Leopoldo
Laffeuillade--se le ocurrió traer algunas semillas de manzanas
cultivadas en aquella población. Las plantó y dieron. De ese almácigo
provienen las primeras plantas que se han desparramado por todo el
valle. Si fuera usted por la finca que fué del viejo, vería alguno de
esos manzanos que plantó mi madre. ¡Y cómo cargan! No diría usted que
llevan treinta años bien cumplidos sin cansarse de florecer y
producir...

¡Es bella la añoranza de este colono sencillo, que evoca con emoción el
recuerdo maternal en la planta solariega, incansada y generosa!

En esa forma surgieron los plantíos. La necesidad, madre previsora, se
anticipaba a la civilización forestal, para alegrar la mesa del
labriego. Así se prodigaron los durazneros y los guindos y los perales:
por simiente, a la ventura, obra del empuje rústico puesto sobre la
tierra providencial. Cuatrocientos años atrás, hacían lo propio los
conquistadores, trayendo en las pasas de Málaga, las primeras semillas
que serían sarmientos criollos después, hasta culminar con las clases
tecnificadas del cabernet, malbec y semillón, lo más ilustre en la
nomenclatura vitícola. Estas quintas, no son solamente las primeras de
General Acha; son las primeras de la Pampa. Vive aun el viejo que trajo
el primer arado a la yerma soledad y que nos habla con amor de aquella
colonización familiar en donde han retoñado dos generaciones.

--Estos solares no nos costaron nada--nos dice.--Ya ve la tierra; es
una maravilla. Nuestro esfuerzo debía concentrarse más en el reparo que
en la propia tierra. Ya ve, con arboledas hemos domado los vientos. ¡Si
pudiéramos hacer lo mismo con la langosta y las heladas! Pero esto es un
mal general y cuando viene no hay más que conformarse. Nosotros seríamos
unos ingratos si nos quejásemos. La buenaventura nunca nos ha
abandonado... Los gobiernos fueron buenos con el colono. No nos dieron
consejos para sacarnos del camino trillado, pero no nos pusieron trabas
tampoco. De quien guardamos un gran recuerdo es del general Campos. ¡Ese
sí que era buen criollo para amparar al agricultor!

Y a renglón seguido, el anciano nos hace una semblanza del tiempo pasado
y de aquel jefe de la brigada de Acha, figura heroica y tutelar.

Estos colonos de General Acha, son dignos de la más decidida protección
de parte del gobierno. Con hacer algo, y mucho, en su favor, no se haría
más que reparar una deuda. Demasiado abandonados del amparo oficial han
vivido para que se siga incurriendo en la omisión. Aquí la agricultura
ha sido obra del prodigio silvestre. Las parras--moscatel rosada, en su
mayor parte--algunas veintenarias, cargan porque hay una providencia en
este valle. ¡Qué podas tan mal hechas! Como que están libradas a
zagalejos que no han salido del solar. Virgilio nos habla con más
técnica de esta preparación de sus viduños, dos mil años atrás. Esta
inexperiencia preliminar, se justifica con el propio amor a las plantas
que profesa el colono. Descargar al sarmiento de los troncos inocuos,
sería herir en la entraña aquella vid, cuya conservación ha costado
sacrificios. Se prefiere que se prodigue en ramas aunque no cargue en
racimos. Viene un Tomba con nosotros--Sylla--de abolengo viticultor y
mendocino por añadidura. No es posible permanecer impávido ante este
espectáculo del espaldero protector, en donde las plantas se enseñorean
en ramas inservibles. Nuestro acompañante coge la podadera y ofrece un
ejemplo práctico sobre la forma eficaz de descargar las vides.

No para en esto la rutina. El ejemplo de sembrar las
cucurbitáceas--zapallos, melones y sandías--se tomó de los indios, sin
que se hayan reemplazado hasta ahora los procedimientos. La reproducción
de los manzanos sigue haciéndose por hijuelos, en forma primitiva. Este
sistema tradicional de cultivos ha desaparecido en muchas quintas. No
faltan los fruticultores imbuídos ya en los beneficios de la agricultura
científica.

--Mis duraznos--nos dice Bonifacio R.--proceden de ingertos que compré
en lo de Peluffo. Es una hectárea y media, nomás, pero me está dando muy
bueno.

Y sabedlo bien: este buen criollo, casi pampeano, orgulloso con su
granjita La Nena, que es una monada, ha obtenido el gran premio en la
exposición internacional de San Francisco, por su semilla de alfalfa.

--La cosecha es poca--nos dice casi con rubor--pero a mí me gusta que
sea de calidad. No siempre los criollos hemos de quedar dejados de mano.
Este agricultor tiene una pradera alfalfada de 150 hectáreas, que le da,
a conciencia, dos cortes anuales. Cultiva, además, un predio de
hortalizas y algunos estadales de maíz.

Largo sería enumerar la nómina de colonos que dan vida a este valle
próvido. Es lógico que no se hayan improvisado fortunas, pero no será
aventurado asegurar que no hay ninguna familia que no tenga su buen
pasar. La tierra se ha valorizado notablemente. Pero nadie vende su
heredad. Fuera de la cuenca, se han hecho transacciones a 240 pesos la
hectárea alfalfada. En las abras vecinas, estrechadas por los médanos,
quedan aun muchos claros sin cultivo, entregándose los prados naturales
al ganado lanar. El valle es fructícola por excelencia; y mucho nos
equivocamos o su verdadero porvenir está en la viticultura.

--La manzana y la uva no fallan nunca--nos manifiesta un experimentado
agricultor.--¡Lástima las heladas que a veces suelen ser crueles! Contra
estas sí que no hay reparo...

--Pero se van atemperando--asegura un tercero.--Después de aquella
famosa que cayó en marzo de 1912, que heló la alfalfa alta y achaparró
hasta los eucaliptus, no han sido tan malignas las otras. Los vientos
fuertes del sur nos tienen con el Jesús en la boca, porque siempre se
anticipan a una noche polar. Hasta en diciembre... Pero ya nos estamos
acostumbrando a estas amenazas, menos perjudiciales que la langosta
cuando se viene a embolsar en el valle.

Hemos pasado una tarde deliciosa entre estas arboledas que nos traen el
recuerdo de las quintas del delta del Paraná. El agrónomo regional ha
congregado a los colonos del valle para gestionar su concurrencia al
congreso agrícola que se celebrará en Santa Rosa el 16 de diciembre. De
esta cita numerosa e interesante, ha salido el delegado de la comarca.
La reunión ha sido franca, numerosa, al aire libre, con sencillez
vecinal.

Una hora más tarde regresábamos a la vieja capital del territorio.


VOCABULARIO


=Utracan.= (Voz araucana). Significa “valle muy recto". Hay algún
araucanista que sostiene que esta voz quiere decir “parada".

=Supremacía.= Superioridad.

=Hondonada.= Terreno hondo.

=Sembríos.= Sembrados.

=Fundatarios.= Los que tienen o explotan una finca rural o fundo.

=Optimos.= Ricos, abundantes.

=Macolla.= De “macollar”: echar una planta las primeras hojas, cuando
éstas salen del mismo punto.

=Corolario.= Consecuencia.

=Hoyada.= Terreno más bajo que el que lo rodea.

=Esteva.= La pieza corva del arado en que se apoya el que lo dirige.

=Rutina.= Hacer siempre una cosa del mismo modo, sin tratar de buscar otro
que sea más conveniente.

=Cuenca.= Hoya, valle, cavidad.

=Rotiserías.= Restaurantes.

=Almácigo.= Plantas sembradas para trasplantar.

=Añoranza.= Aflicción o pena al recordar algo que se ha perdido.

=Solariega.= Perteneciente al solar; se sobreentiende que se trata del
solar paterno o de los antepasados.

=Cabernet, Malbec, Semillón.= Distintas clases de uva que producen a su
vez distintas clases de vinos.

=Yermo.= Lugar desierto y estéril.

=Semblanza.= Bosquejo biográfico.

=Viduños.= Pequeñas viñas o viñedos.

=Inocuos.= Que no sirven para mal ni para bien: inofensivos.

=Espaldero.= Armazón, o simple vara, que sostiene la planta.



UNA ESTANCIA SEÑORIAL


Se va a San Huberto por Naicó. Se quiebra el camino entre bosquecillos
de caldenes, sementeras y campos a medio desmontar. San Huberto es una
magnífica propiedad que supone al viajero la más avanzada y elocuente
nota de cultura en anticipo al porvenir augural del territorio.

Naicó es una estación leñatera. El plantel de casas, paralelas a la
línea del tren, da la idea del futuro centro nutrido. Se recuestan sobre
la misma acera, la fonda y el correo, el almacén, que es un vademécum,
la carnicería y la tienda de campaña, pródiga en paños gruesos, ropas de
cargazón y colorinches. En un recodo de la plaza de la estación,
advertimos los postes y faroles destinados a alumbrado público, y
traídos por el propietario fundador. Se habla aquí con entusiasmo de
urbanizar el caserío, se insinúa la panadería con harinas blancas de
Santa Rosa; y nada difícil será, que al retorno de nuestra jira nos
encontremos hasta con el periódico “de intereses generales". Ya en
Unánue, población de idéntica categoría, una mano anónima nos alcanza
por la ventanilla del tren, el primer ejemplar de “La Crítica”, hoja
dominical que llega con buenos bríos y programa de luchar por todo lo
“que sea noble y justo"...

Este pueblito de Naicó es una promesa. Sin embargo, sobre la
prolongación de estos centros, derivados hasta hoy de la industria
rudimentaria de sus bosques, no falta el prejuicio pesimista que
atribuye al local una vitalidad circunstancial.

--Se van con los caldenes...--suelen decirnos.

--No--hemos argüido siempre, llenos de fe.--Se van los caldenes, pero
vienen los trigos.

Estas poblaciones leñateras tienen el porvenir siempre abierto. No
ocurre aquí como en los asientos mineros, donde, extinguido el caudal
generoso del subsuelo, el organismo vecinal se desmorona, se liquida,
siempre que no tenga a la vera el recurso del valle feraz.

Los caldenes, arrancados de cuajo, según el régimen de explotación
inveterado, dejan expedito el suelo para toda suerte de cultivos.
Removido el desmonte con un rozado previsor, la primera siembra de trigo
basta para unificar la condición agrológica del suelo. A pocas cuadras
de Naicó, se extiende, en una veintena de casas, el pueblito de Ministro
Lobos, en uno de cuyos edificios--la escuela--flamea la bandera
nacional.

Vamos a San Huberto. Se suceden las lomas variando el paisaje a cada
paso. No hay hojas en los árboles. Para agosto tenuemente... En cambio,
la pradera se insinúa en el verde de las gramíneas a medio despuntar.
Los campos, rizados por la reja, van borrando el color terroso y
diseñando los predios de labor. A lo lejos, las lomas azules cierran el
cuadro con una amable tonalidad. Se descubre, por fin, la roja techumbre
de la estancia y poco a poco va apareciendo el chalet Luis XVI, que
emerge con elegancia de la cenefa siempre verde del monte. Bella es la
estampa del cuerpo principal del edificio elevado sobre el principio
básico de la línea y de la sobriedad. Tal mansión, que rompe con su
discreta y civilizadora enseñanza, la sencillez pastoril de la región,
mucho de educador y subjetivo guarda en su interior. Tiene aquella
vivienda todo de “cottage” señorial y de cultura clásica, brillante nota
estética con que el espíritu culto de su propietario suscribe la clara
visión sobre la Pampa futura. Todo en su interior es estilizado y
elegante. El amplio comedor “renacimiento” deja la primera impresión. La
mano del pintor Tristán Lacroix se prodiga en telas de mérito, escenas
de la campaña y apuntes cinegéticos de buen tono. Es una obra de mérito
el revestimiento de la gran chimenea donde un tallista parisién puso
arte genial en los bajorrelieves. Nada choca en el estilo general del
salón. Repisas, jarrones, cuadros, estatuas, todo obedece a una
armoniosa sencillez. Y condiciendo con la advocación del santo francés
que patrocina las cacerías y da nombre a la valiosa propiedad, el reloj
de San Huberto con mil días de cuerda, marca las horas amables de la
estancia. La biblioteca, bien nutrida de obras seleccionadas y con su
colección completa de tratados deportivos, ofrece su dilecto regazo
junto a la sala de billar.

Del “fumoir” tibio y lleno de luz, pasamos al jardín. Incipientes son
los parterres, pero la curva delinea con gracia cada cantero. Se
prodigan las plantas de adorno, ligustros y pinos marinos. Sobre esta
base, aquello será bien pronto un parque coquetón, de corte versallés y
en donde los rosales darán la nota de alegre policromía en sus
innumerables variedades. En nuestra presencia, dispone el dueño de casa
la ubicación de los escaramujos que han de trepar por las ventanas que
dan al valle. Un hábil jardinero combina con previsión las variedades
apropiadas al clima y busca, para el conjunto del jardín, la estética
ornamental evitando el hacinamiento de ejemplares y la nota pesada.
Desde la estancia, el paisaje es realmente pintoresco. La laguna se
extiende como un río a lo largo de la hondonada. El cuadro nos evoca las
riberas del alto Paraguay en las proximidades de Asunción con sus lomas
empenachadas de arbustos. Y por cierto que para Buenos Aires,
desconocedor en absoluto de estas bellezas pampeanas, muy raro debe ser
el simil entre la laguna salitrosa y el ancho río tropical.

En las cercanías del edificio, bajo caldenes y en amplia extensión, está
el corral de las aves, planteles finos cuyos maravillosos ejemplares
fundadores, aclimatados en la zona, se han prolongado en espléndida
generación.

En un cuadro del bosque, más allá de la laguna, se extiende la
faisanería tomando un perímetro de varias hectáreas preservadas y
techadas por alambre tejido, a recaudo de los gatos monteses y de los
gavilanes. En esta sección destinada a la cacería menor, un chalet semi
oculto entre los árboles ofrece grato refugio en las accidentadas
travesías del bosque.

El montaráz, que guarda el precioso y nutrido plantel, nos habla de la
acechanza de aquellos pequeños y ágiles felinos, sobre las aves
inocentes.

--Estos gatos tienen el alma de Lucifer--nos dice.--Hace tiempo se coló
uno por una falla del cerco y en dos minutos mató más de una docena de
faisanes.

--Le hago un buen regalo--le dice el propietario--si se anima a
limpiarme de gatos esta parte del monte.

--¡Quién sabe si es posible, señor!... Son andariegos... Hace una semana
he muerto un gato montés de aquí a una legua... Lo agarré a tiro porque
andaba rengo. Que yo sepa, la pata que le faltaba quedó en uno de los
cepos armados aquí nomás. Son muy bandidos estos gatos...

[Illustration]

Pero con toda la habilidad de estos montesinos que no dejan en paz a los
faisanes, una media docena de pellejos barcinos... estaqueados al sol,
demuestran, claramente, que donde las dan las toman.

El cuadro de los ciervos ocupa el bosque extendido a lo largo de la
laguna. Hasta allí, y por cañerías que vienen del gran tanque situado en
la proximidad de la estancia, llega el agua nutricia. En este perímetro
se han distribuído los tablones de cebada. Han procreado mucho estos
gráciles rumiadores, que dejan año a año sus estriadas ornamentas entre
la ramazón. En ellos, posiblemente, está el incentivo de la próxima
montería. Mientras bajamos a la laguna, un grupo de ciervos se entrevera
en el monte con el recelo habitual.

A espaldas del chalet, hacia el oeste, está el trozo de bosque destinado
a los jabalíes, monte bravo donde la caza mayor tiene sus más gratas y
accidentadas emociones. También se ha propagado notablemente esta
especie cuyos jabatos tienen tan exquisito sabor, sobre todo después de
la correría emocional por la maraña.

Finalmente guiados por el dueño de casa, hemos recorrido todas las
dependencias de San Huberto, apreciando en su justo valer, ese espíritu
cultivado del dueño de casa, que no pone reparos para dar todo el efecto
de la nota bella y armoniosa en la hospitalaria mansión. Ensaya la
aclimatación de plantas nuevas, difunde el árbol y busca para el jardín,
motivos de eterno color capaces de mantener la alegría, salud espiritual
de los selectos. Nos encanta ese noble romanticismo, franco y optimista,
en su amplia cultura. Bremontier llenó de pinares las riberas medanosas
de la Gazcuña; para este pampeano no debe haber sólo caldenes en la
Pampa. Sin dejar de lado la flora regional, respetando esos magníficos
ejemplares de largas centurias la arboricultura exótica de la región le
lleva al parque civilizado. El chalet, medio oculto al naciente por
árboles montaraces, emergerá como una nota vívida de entre la verdura de
los eucaliptus y las araucarias y el amarillo de los aromos.

Hasta el cuadro de los fresnos, que acaba de plantar en el suave repecho
que se inclina desde el gran tanque distribuidor hacia el edificio,
suelen venir los ciervos en busca del césped verdegueante y fresco y a
afilar los puñales de sus cuernos. Llegan con la tarde, en la impunidad
vesperal, sin que pueda el alambrado poner obstáculos a sus ágiles
remos. ¿Cómo repeler esta salvaje incursión que descorteza los arbustos
tiernos y abre claros en el elegante plantel? ¿Los ciervos o los
árboles? Grave dilema.

--Suélteles los perros--ordena el propietario al hortelano.

--¡Pero, si vuelven, señor!... Son curtidos...

--Entonces una perdigonada discreta, que los castigue. Por los cuartos,
nomás... A sesenta metros, con munición perdicera... ¡No faltaba más que
van a destruir los árboles!...

Sospechamos que la instrucción no dará pie al guardián a que se le pase
la mano en el calibre de la munición y en la puntería. ¡Cáspita! Cuesta
quinientos pesos cada uno de estos gráciles cuadrúpedos. Pero, si así
ocurriera, le quedaría el consuelo al propietario de haber estado del
lado más noble de la defensa.

Tal le ocurrió al presidente Avellaneda, en su quinta de Temperley, ante
el avance de la rama vigorosa de un eucaliptus, sobre la cornisa del
edificio.

--Va a echar la casa abajo--arguyó el administrador.--¿Lo cortamos,
señor?

--¿Cortarlo? Rectifique el muro, si es preciso; pero usted no me toca
una hoja de este árbol.

Así hablaba el gran argentino, hijo de las florestas tropicales.


VOCABULARIO


=Desmontar.= Rebajar los desniveles de un terreno y limpiarlo de troncos,
malezas, etc., que impiden se le destine a labores de agricultura.

=Vademécum.= Voz latina que significa literalmente: “anda conmigo". Se
aplica a las libretas de apuntes, libros que contienen una materia
compendiada, con sólo los datos escenciales, etc. En el texto, está
aplicada por extensión.

=Cargazón.= “Ropas de cargazón”, vale decir: ropas de confección.

=Urbanizar.= De “urbe”, palabra latina que significa “ciudad". Urbanizar,
pues, quiere decir: “hacer como en las ciudades”, “a estilo de ciudad”,
“convertir en ciudad".

=Rudimentaria.= Primitiva, sencilla, que no tiene complicaciones.

=Vera (a la).= Al lado.

=Rozado.= De “rozar”: limpiar las tierras de las matas y hierbas.

=Agrológica.= Relativa a la agrología, o estudio de los terrenos en lo que
se refiere a su utilización agrícola.

=Básico.= Fundamental.

=Subjetivo.= Relativo a las ideas y sensaciones que una cosa provoca en
nosotros mismos.

="Cotagge".= Palabra inglesa; cabaña, choza; por extensión, casa de campo.
Pronúnciase: cótech.

=Cinegético.= Lo que se relaciona con la caza.

=Dilecto.= Preferido.

="Fumoir".= Palabra francesa: fumadero, cuarto de fumar. Pronúnciase:
fumuar.

="Parterres".= Palabra francesa, cuadro de jardín. Pronúnciase: parterr.

=Versallés.= De Versalles, ciudad francesa, en donde existe un parque
famoso, construído por los reyes de Francia.

=Policromía.= Muchos colores juntos.

=Escaramujos.= Rosales silvestres.

=Hacinamiento.= Amontonamiento.

=Símil.= Parecido, comparación.

=Nutricia.= Alimentación.

=Estriadas.= Con estrías; las estrías son pequeñas hendeduras, paralelas
entre sí por lo general, que tienen algunas cosas.

=Montería.= Partida de caza en el monte.

=Exótica.= Extraña, extranjera.

=Vesperal.= De la tarde.

=Gráciles.= Sutil, menudo, delgado, y al mismo tiempo, esbelto.

=Perdigonada.= Tiro de escopeta cargada con perdigones.



NATURALEZA Y ARTE


San Huberto representa un considerable esfuerzo, cuya obra ostensible se
embellece con la insinuante subjetividad que fluye de la naturaleza y el
arte, en magnífico consorcio. Fué, en sus comienzos esta heredad, bosque
bravo en sus tres cuartas partes de extensión. De aquella floresta,
donde los árboles progenitores se levantan sobre troncos de más de
cuatro metros de circunferencia, fué necesario abrir claros para
facilitar la industria pecuaria, asegurando a las haciendas la umbría de
los árboles, fresca en verano y reparadora en la estación invernal. Y he
aquí la belleza nativa, consagrada por obra cultural, en nota de arte
bajo la exigencia de la razón científica y de la necesidad. Y no ha
desaparecido con esto el panteísmo silvestre de la maraña. Mientras se
galopa por el bosque, absorto el espíritu bajo la influencia del
paisaje, cada abra suele darnos la sorpresa de un grupo de bovinos,
nobles por refinamiento, fornidos y dóciles; o el paso de la cabalgadura
espanta la tropa de tímidos antílopes que se esfuma entre los espinosos
matorrales.

Un gran cultor del árbol, esteta y naturalista, don Carlos Thays,
antiguo director de parques y paseos y a quien tanto debe el país, en lo
que se relaciona al cultivo y divulgación de nuestra flora, visitó, hace
algunos años San Huberto. Y fué tan viva su impresión por la obra
realizada para destacar la belleza de los caldenes, que, un año después,
en el congreso forestal de París, mencionaba con entusiasmo el amor de
este argentino a la flora indígena de un territorio cuya exaltación al
rango de provincia constituye su más viva preocupación y su más férvido
anhelo.

Los propósitos cardinales del propietario sobre San Huberto, han sido
hacer de esta propiedad un establecimiento agropecuario modelo. Los
grandes valles silvícolas, abiertos a hacha, son aptísimos para la
agricultura, por los detritus foliáceos, acumulados durante siglos en la
superficie. Sin duda alguna, este descuajamiento de grandes trechos de
bosque, ha debido costar ingentes sacrificios pecuniarios, en tiempo en
que, por abundancia del carbón, la leña de calden no tenía incentivo
como combustible de negocio, cubriendo escasamente el transporte. Hoy
por el contrario: la valorización del calden será una providencia para
San Huberto, siempre bajo el sistema de desmontar macizos de selva,
abriendo claros de distintas dimensiones para entregarlos a las nobles
industrias rurales. Para facilitar la explotación leñatera, se está
construyendo un ramal ferroviario de la línea del Pacífico que se
internará en la propiedad en una extensión de 12 kilómetros. La
agricultura ha sido un poco esquiva estos últimos años en la comarca.
Sequía, langosta, heladas y granizo, pasaron como por arte de maleficio.
En cambio, la guerra vino a ofrecerle una compensación reparadora.

Después de las gratas enseñanzas que nos ha dejado San Huberto, amén de
la importancia de sus cultivos, del proyecto de viñedos, de su
plantación frutícola, de la explotación leñatera del fondo de sus
bosques, por un desvío próximo a tirar por el ferrocarril; después de
todo lo hecho y en vías de hacer; después de valorar en todo su alcance,
el resultado de esta acción civilizadora, bien podemos asegurar que esta
obra hace honor a la Pampa.


VOCABULARIO


=Ostensible.= Lo que está a la vista.

=Consorcio.= Unión, combinación.

=Progenitores.= Engendradores; los padres.

=Pecuario.= Relativo al ganado.

=Umbría.= Sombra.

=Panteísmo.= Doctrina filosófica que pretende que la totalidad del
Universo es el único Dios, o de otro modo, que la substancia divina está
constituída por todo lo que existe en el Universo. Por extensión: amor a
la naturaleza.

=Bovinos.= Perteneciente a los bueyes. Por extensión: se aplica a todo el
ganado vacuno.

=Antílopes.= Especie de gamos.

=Agropecuario.= Lo que se refiere juntamente a la ganadería y la
agricultura.

=Silvícola.= Derivado de “selva". “Valle silvícola”, es el cubierto de
selva.

=Detritus foliáceos.= Resíduos de la descomposición de las hojas.

=Maleficio.= Daño que se supone causado con hechicerías.



UNA FAMOSA CACERIA


No queremos dejar de lado el capítulo anterior sin una remembranza que
trajo el azar.

Visitando los montes y el campo con el dueño de San Huberto, se alzó de
una laguna una nube de ánades y flamencos. Fué allí donde, años atrás,
el duque de Montpensier, cinégeta experto, en compañía de otros
cazadores recogía una nota pintoresca para su “portfolio” de incansado
viajador. Aquella laguna no parecía violada aún. Era una ciudad toda
rosa compuesta por miriadas y miriadas de flamencos. Se distribuyó en
forma conveniente la partida, acometiendo a voz de mando contra las
aves. ¡Qué carnicería! Pero, lo curioso del caso es que aquella urbe
gigantesca, que revoloteaba despavorida, había establecido su población
urbanizada en la margen de la laguna. Con barro fino habían levantado
sus nidos, por centenares, en una enorme extensión. A distancia,
poniendo un itsmo de barrera entre la vida y la muerte, se levantaba el
cementerio común, donde los huesos de las aves progenitoras podían
levantarse a paladas. Por cierto que esta característica, que define el
concepto de disciplina y el amor nativo de estas aves, escapó para “El
pájaro” a las observaciones campesinas de Michelet.

El duque de Montpensier, príncipe real, hermano de la ex reina Amalia de
Portugal y del duque de Orleans, francés de origen y marino español,
había venido al Río de la Plata en la “Nautilus". En Buenos Aires se
preparó en su honor esta cacería pampeana. El ilustre viajero, matador
de paquidermos en Africa y de tigres de Bengala en las selvas del
Ganjes, tenía grandes deseos de llevar una batida al puma criollo. La
partida, organizada con todo el “savoir faire” de estas excursiones
montaraces, se llevó a cabo en estos mismos montes y campos
circunvecinos. Guanacos y avestruces cayeron a centenares bajo el
proyectil certero de los cazadores. Tembló el monte entero ante aquella
irrupción diabólica desatada contra toda la zoología silvícola. Pero el
puma, más cauteloso que la tigre de Ruben “con su lustrosa piel
manchada a trechos”, no apareció por ningún matorral del bosque ni dejó
oír su rugido de amor en la siesta canicular. Sin embargo, el
anecdotario narró después, la noble ultimación de la bestia y se
encargó, en corrillos sociales, de dar todo el colorido que reclamó la
hazaña...

En un claro del bosque se apostaron los cinegetas. La fiera, perseguida
por un cordón de jinetes, tenía que desembocar, forzosamente, en el abra
que la ponía al descubierto de los fusiles. Se dejó ver, por fin,
“chispeante el ojo verde y dilatado”, erguido el testuz, zahareña,
elegante, llena de orgullo montaraz. Cesaron de latir los corazones. Era
para el ilustre huésped la pieza brava.

Un silencio aterrador se apodera del bosque.

El puma avanza.

El duque, espera.

Va a producirse el encuentro trágico.

¡Guay del que yerre!

Hasta el viento ha enmudecido bajo la gloria del sol.

Se miden los rivales.

Afila su garra la bestia, mientras el hombre impasible, aguarda la
salvaje agresión.

El puma avanza.

El duque espera.

Se decide por fin el encuentro. Se atreve la fiera bravía. Cuatro saltos
la ponen a diez pasos del duque. El duque entonces, inmutable, frío,
lleno de noble serenidad, requiere su escopeta. Dispara. Y viene la
fiera a caer a sus pies echando espumarajos de sangre. La bala le ha
atravesado el corazón.

Así, según comento, terminó esta clásica cacería.

Horas después, en San Huberto, el duque de Montpensier encontraba las
armas de su casa sobre el envase de un rancio cognac que el obsequioso
anfitrión adquiriera, años atrás, en una célebre bodega de Francia.


VOCABULARIO


=Ánade.= Pato.

=Flamenco.= Zancuda muy común en la llanura argentina. Es muy buscada,
principalmente la variedad llamada rosada, a causa de las plumas, que
son muy valiosas.

=Portfolio.= Cartera de apuntes.

=Miriadas.= Un número muy grande de animales o cosas.

="Savoir faire".= Expresión francesa que significa “saber hacer”, es
decir, “hacer con elegancia, con tino, con discreción, con habilidad".

=Irrupción.= Invasión.

=Canicular.= Propio del verano o canícula.

=Anecdotario.= Colección de anécdotas.

=Rancio.= Muy antiguo.

=Anfitrión.= El dueño de casa cuando ofrece algún banquete.



UNA COLONIA JUDIA


En Villa Alba hemos visitado la colonia Narcisse Leven (La Esmeralda) de
la Jewish Colonization Association.

La Jewish Colonization Association, asociación internacional con
colonias en Brasil, Canadá, Palestina, etc., fué instituída con el
cuantioso legado del barón Mauricio Hirsch, filántropo israelita y
hombre de altos prestigios en el mundo de las finanzas. En nuestro país,
esta institución posee colonias en las provincias de Buenos Aires, Santa
Fe, Santiago del Estero y Entre Ríos y en la Pampa Central.

El administrador general de la colonia, esboza someramente la biografía
del barón de Hirsch y nos da algunos detalles sobre la iniciación de la
obra humanista de este hombre superior.

--El barón de Hirsch--nos dice--fué una figura excepcional que dedicó
toda su existencia a mejorar la situación de los hijos de Israel. Dotado
de una clara inteligencia y poseedor de una gran fortuna heredada de su
abuela paterna y acrecentada con el patrimonio de su esposa, se inició
en la vida de las grandes obras con la construcción de ferrocarriles en
Australia, los Balcanes y Rusia. La idea de unir la Europa oriental con
el lejano occidente por medio del ferrocarril, no gozaba, en Europa, de
auspicios ni entre los gobiernos ni entre la banca y los hombres de
empresa. El barón de Hirsch, contra viento y marea, llevó adelante su
propósito civilizador. Y fué éste su primer gran éxito financiero, en
contraposición al pesimismo ambiente y a la incredulidad de los hombres
que parecía uniformada contra su decisión.

La dirección personal de estas grandes obras, le dió motivo para
compenetrarse de las condiciones lamentables en que vivían los
israelitas de oriente, debido, en primer término, a la falta de
instrucción y de una orientación levantada y patriótica para ganarse la
vida. Sus sentimientos altruístas le llevan a cooperar en forma
eficiente en el sostenimiento de la Alliance Israelita Universelle,
poniendo a disposición de esta entidad una suma considerable, cosa de
extender su radio de acción en toda la Turquía europea. En 1873 dió un
millón de francos a la Alliance para creación de escuelas; y a partir
del 80, hasta su muerte, tomó a su cargo la obligación de cubrir su
déficit anual que sumaba centenares de miles de francos. Y no contento
con estos valiosos desprendimientos, durante la guerra ruso-turca
estableció hospitales para ambos ejércitos, sufragando los gastos de
sostén y entregando al propio tiempo, a la emperatríz de Rusia, 40.000
libras esterlinas con fines humanitarios.

Los padecimientos de los israelitas en Rusia, privados de derechos
políticos y hasta civiles, mucho más lamentables que los de los judíos
en Galitzia, Turquía y los Balcanes, le inspiraron un proyecto tendiente
a mejorar sus condiciones de vida. Su propósito era favorecer a los
israelitas con disposiciones adoptadas en Rusia mismo, sin tener que
adoptar el medio extremo de la emigración. Pero el gobierno ruso, celoso
de sus leyes dictatoriales, no quiso admitir la generosa oferta que
alcanzaba a 80.000.000 de francos con destino a propósitos
educacionales. Sólo con la facultad exclusiva del empleo y control de
esta suma, recibía el gobierno el donativo, lo que no pudo ser aceptado
por ningún concepto. Frustrada tan noble tentativa, se dió cuenta Hirsch
que el único plan factible para ayudar a los israelitas rusos era sobre
la base de la emigración. De ahí nació la asociación internacional
constituída bajo las leyes inglesas y denominada Jewish Colonization
Association.

Conviene conocer por boca de su mismo gestor los propósitos básicos de
esta asociación: “Facilitar y promover la emigración de los israelitas
de todos los países de Europa y Asia--había dicho el barón de Hirsch,--y
especialmente de aquellos países donde fueran o pudieran ser sometidos a
gabelas especiales, inhabilitaciones políticas u otras arbitrariedades,
a cualquier otra parte del mundo. Fundar y establecer colonias en varios
países del norte y sur América y otros países también, con fines
agrícolas y comerciales".

Constituída la asociación, dirige el barón Hirsch un llamamiento a los
israelitas de Rusia, instándoles a aceptar esta emigración forzosa para
sus destinos y su mejoramiento. Y--cosa rara--el mismo gobierno de
Rusia, que rechazara su oferta años antes, le prestó su contingente para
organizar su sistema de emigración. Se inicia un comité central en
Petrogrado y más tarde, en pleno auge la Jewish Colonization
Association, se organiza la junta central definitiva en París, compuesta
por personajes de respetabilidad de diversas naciones, judíos de
Alemania, Francia, Inglaterra y Bélgica.

Esta es, a grandes rasgos la obra capital de este gran
benefactor--termina nuestro informante--para quien “los cuarenta años
del desierto”, de que nos habla la Escritura, si no podían ser eludidos,
por lo menos podían ser abreviados. Para el mejor recuerdo de su obra
dedicada al bien y al perfeccionamiento, no puede otra frase ser más
consagratoria que su propia expresión, cuando contestaba un mensaje de
pésame por la muerte de su hijo:

--He perdido a mi hijo, mas no a mi heredero. La humanidad recibirá mi
herencia.


VOCABULARIO


=Jewish Colonization Association.= Nombre inglés de la “Sociedad Judía (o
más bien, hebrea) de Colonización". Pronúnciase: yeuish coloniséchion
asosiéson.

=Filántropo.= El hombre que ama a sus semejantes.

=Israelita.= Judío.

=Someramente.= Ligeramente.

=Humanista.= Humanitaria.

=Auspicios.= En sentido figurado: apoyo.

=Altruísta.= La persona inclinada a hacer el bien a los demás.

=Déficit.= Palabra latina, que indica la diferencia que hay entre gastos y
recursos, cuando éstos no alcanzan a cubrir aquéllos.

=Gestor.= El que dirige o administra una empresa.

=Gabelas.= Impuestos.

=Auge.= Prosperidad.

=Benefactor.= Bienhechor.

=Escritura.= La Biblia, y especialmente, la parte denominada Antiguo
Testamento, que es a la que alude el texto.



DETALLES DE LA COLONIA


La colonia Narcisse Leven tiene 40.000 hectáreas, de las cuales se
cultivan año a año un término medio de 30.000. El resto del campo, con
pastos naturales o viejos rastrojos, se destina a la ganadería--vacunos
en su mayor parte.--Hay, además, 800 hectáreas de alfalfar.

Pueblan la colonia, actualmente, 265 familias que constituyen un total
de 2.075 almas. Los agricultores colonizados son 1.852 y emigrantes 223,
rusos todos, salvo algunos rumanos.

--¿Y en qué condiciones se establecen los colonos?--interrogamos al
administrador.

--Se formaliza un contrato de arrendamiento, fuera del cual se otorga al
colono un crédito de 3.000 pesos correspondiente a tres anualidades.
Este crédito comprende menesteres rurales, la casa del poblador,
alambrados, implementos, etc. Pagadas las tres anualidades, se hace un
contrato de promesa de venta. Cada chacra tiene una extensión de 150
hectáreas, costando al colono, al finalizar el contrato de venta,--es
decir, en un término de 15 años--90 pesos más o menos. En esta cantidad
están involucrados los intereses del 4%.

--¿Y qué elementos de labor entrega la compañía al colono?

--En primer término, le proporciona la población, consistente en dos
habitaciones y cocina de chapas de fierro. Sobre este cuerpo, puede el
colono hacer ampliaciones que quedan para la asociación, si no llega a
finalizar su contrato y a hacerse propietario efectivo de su chacra. Se
le da, además, 2 vacas, 10 o 15 yeguarizos, un carro ruso, un arado, una
rastra y los elementos necesarios para alambrar su predio y una hectárea
junto a la población, a manera de corral.

Nos llama la atención que a pesar de que la colonia lleva ocho años de
establecida, sólo un colono ha podido pagar los 3.000 pesos que
corresponden a su contrato de arrendamiento, para quedar en condiciones
de formalizar el contrato de promesa de venta.

--Esta circunstancia--nos dice el administrador--hay que atribuirla a
las malas cosechas. Con un buen año como el que asoma, es probable que
la mayoría de los colonos apresuren sus pagos de locación, adelantándose
en la propiedad definitiva. Tiene usted un síntoma que habla por sí
solo: desde la fundación de la colonia a la fecha, sólo se han retirado
diez familias, mas dos o tres que ha sido necesario desalojar por ser
elementos de disgregación. Otro detalle sugerente sobre el arraigo a que
aspira el colono, es que muchos que no están al día en sus compromisos
con la colonia, han construído casas con materiales completamente nuevos
y se han rodeado de ciertas comodidades de carácter definitivo.

Pensamos, sin contrariar la palabra respetable de nuestro interlocutor,
que estos síntomas tienen más atingencia con el espíritu previsor de
ciertos colonos, que con el propósito de arraigo en una colonia a la que
están sujetos por compromisos severos y dilatorios. Y una prueba de ello
es que cada colono busca, cuando puede, su pequeño desahogo en la
ganadería: compra sus vaquitas y sus pocos lanares, para defenderse en
los momentos de apremio. Si por necesidad y por ingratitud de las
cosechas, está obligado a permanecer hasta que la tierra le pertenezca
en patrimonio, nada más justo que trate de buscar un poco de holgura
para pasarlo mejor. Es así cómo se explica que, aparte de la tendencia
general por la monocultura, muchos colonos dedican atención a la huerta,
plantan árboles, crían aves de corral y hasta se dan el lujo de una
porqueriza. Se cita el caso de un colono que ha comprado 300 frutales
con su propio peculio; y, según cálculos, hay en la colonia alrededor de
veinte y cinco quintas, cultivadas todas con buen éxito.

La administración se ha interesado mucho en las plantaciones. Ha
comprado árboles en el vivero de Argerich, distribuyéndolos entre los
colonos y ha ensayado con dedicación el cultivo de tunas sin espinas
traídas de Puerto Militar y con destino a cercos vivos. La quinta de la
administración, antiguo plantel de la estancia La Esmeralda, está
rodeada de frondosos tamariscos, cuyos cortes de poda son plantados
junto a los deslindes y caminos, organizando así un sistema de
arborización y defensa cuyos resultados serán de gran importancia para
la zona.

El cultivo general de la colonia es trigo, aparte de pequeños retazos
dedicados a otras gramíneas. La maquinaria agrícola es diversa. Se
prefieren los arados Secretario reformado y Molinet, que hacen una labor
de una hectárea y media, si tiene dos rejas, y dos hectáreas, si tienen
tres, término medio. La roturación de estas tierras se practica en los
meses de marzo, abril y mayo. Se utiliza la sembradora Superior de
veinte discos, que puede trabajar ocho hectáreas por día. Muchos colonos
poseen sembradoras adquiridas directamente en las casas importadoras de
Buenos Aires y Bahía Blanca. Funcionan en la colonia 130 cosechadoras
marca Golondrina y Australiana, con peines. Se están ensayando las
cosechadoras a cuchillo que parece dan mejores resultados.

El agua del subsuelo varía en la colonia, entre los 8 y 100 metros de
profundidad. Las fluctuaciones en los precios de las cañerías--según nos
informa el administrador--han sido óbice para ensayar pozos surgentes,
que, tenemos la intuición, hubieran dado resultados, como ha ocurrido en
Guatraché. La tosca se encuentra entre los cincuenta centímetros y un
metro y medio de profundidad.

Para el servicio de cada dos casas hay un molino a viento. Este
condominio suele ser a veces, manzana de discordia. No siempre una
distribución equitativa de tan preciado bien, mantiene la paz vecinal.
Pero para estos pleitos hay una comisión de arbitraje dentro de la Unión
Cooperativa Agrícola, constituída por los colonos, con autonomía propia
y a título de fomento y economía social. Para evitar estos diferendos,
hay colonos que han preferido construír su molino--que ya lo dijera la
Escritura--“cada uno debajo de su vid y debajo de su higuera".

En la proximidad de la administración se han construído una veintena de
casillas de chapas de fierro, destinadas al elemento emigrador, a
negociantes y peones. Los letreros de esta alquería, alineada a ambos
lados de la calle de acceso al edificio central, denuncian el mercadito,
el almacén, la tienda y el taller de calzado.

--¿Y las escuelas?--interrogamos al administrador.

--En eso estamos bien--nos responde con cierto énfasis.--Hay seis
escuelas en la colonia. Además, muchos niños de los colonos van a
recibir instrucción a Bernasconi. Las escuelas primitivas tenían tres
grados. Ahora la enseñanza se ha reducido a dos. Hace un par de meses
que estos establecimientos se han puesto bajo la dirección oficial del
gobierno. De manera que sus maestros son nacionales, como, asimismo, la
instrucción que se suministra. Hay en cada escuela alrededor de sesenta
educandos. Los edificios constan de dos aulas y de dos casas separadas,
una para cada maestro.

Y ampliando sus informaciones, pone en nuestras manos el convenio
suscripto con la inspección nacional, por el cual la compañía entrega al
Estado por un plazo prudencial los edificios y útiles escolares de que
dispone. En cambio, la empresa queda con el derecho de dictar sus clases
de religión y de hebreo en la misma aula. Este sistema heterogéneo de
enseñanza no nos parece ni pedagógico ni moral. Tutelada la escuela por
el gobierno de la nación, no cabe otra enseñanza que la dispuesta por
los programas vigentes. Ni se concibe tampoco, que después de abandonar
el aula el maestro argentino, que cultiva el sentimiento argentino, en
aquellos niños, argentinos también, ocupe el mismo pupitre un maestro
ajeno a nuestro plan de estudios que va a instruir en lenguas exóticas y
religión, contraviniendo al sistema laico de nuestra enseñanza.

Este detalle que conviene conozca el ministerio de instrucción pública,
se atempera un tanto con otra nota simpática.

--La administración de la Jewish--nos dice el encargado--cedería de muy
buen grado al ministerio de agricultura 25 hectáreas en Bernasconi para
establecer una chacra experimental. Con este objeto contribuiría la
compañía con una casa de dos piezas, molino, alambrados, etc. Esta
chacra podría transferirse por un plazo largo y no sería difícil que la
compañía contribuyera con una subvención.

En compañía del administrador recorremos la huerta y la quinta de
frutales. Prosperan los eucaliptus, los sauces, los coníferos y las
acacias. La horticultura rinde bien, pero no se significa por una
dedicación especial. Apena la quinta de frutales con más de diez
hectáreas de extensión, con los árboles sin podar aun y en el más
completo abandono. Fué, sin duda, un primor en manos de su dueño
primitivo, que alineó con esmero los camellones y se prodigó en
selección y variedad. Esta quinta, cuya formación costó más de 30.000
pesos, revela el espíritu emprendedor del señor Basset, entusiasta
francés que dedicó sus más nobles energías al progreso del territorio.

--No me dan peones para su cuidado--nos dice el administrador, en
justificación de aquella orfandad en que agoniza el huerto.

Y pensamos, que sacrificar las plantas es contravenir los manes del
ilustre altruísta Hirsch, que buscaba la felicidad de los hombres en el
arraigo, en el hogar, a la sombra de la familia y del árbol bienhechor.
Pero el amargo sedimento se disipa pronto. Ha vuelto a correr nuestra
máquina por los campos. Cruzamos el valle bordeando los trigos, y cuando
ganamos el repecho, una visión de grandeza, se apodera del espíritu. Se
domina el amplio panorama de la colonia, salpicado de casitas y matizado
de cultivos. La línea de las lomas se quiebra suavemente,
insensiblemente. Una brisa suave pasa acariciando las sementeras como el
aliento de Dios...


VOCABULARIO


=Involucrados.= Comprendidos, incluídos.

=Locación.= Arrendamiento.

=Disgregación.= Separación, división.

=Apremio.= Apuro.

=Monocultura.= El cultivo de una sola especie de plantas.

=Tunas.= Planta cuyas hojas, en forma de palas carnosas, suelen estar
cubiertas de espinas. Son comestibles, y lo son también sus
frutos--higos de tuna--que aparecen, como las flores, sobre las pencas u
hojas.

=Rotura.= De “roturar”: arar.

=Obice.= Obstáculo.

=Arbitraje.= Solución dada por los árbitros a un litigio.

=Autonomía.= Independencia.

=Alquería.= Pequeño caserío rural.

=Heterogéneo.= Confuso, formado por cosas que no concuerdan.

=Laico.= Lo relativo a los laicos, es decir, a los “no religiosos".

=Coníferos.= Arboles de la familia de las coníferas, a la que pertenecen,
entre otros, los pinos, las araucarias, etc.

=Horticultura.= El cultivo de las huertas.

=Camellones.= Cuadro de hortalizas, flores, etc.

=Repecho.= Subida.



EL ARRAIGO DEL COLONO


La impresión más grata que nos ha dejado el cuarto departamento de la
Pampa, que acabamos de visitar, es la que se relaciona con la
organización de la Asociación de Fomento Agrícola-ganadero.

El cuarto departamento, denominado Hucal (laguna profunda), comprende la
estación de Hucal y las florecientes localidades de Abramo, Bernasconi,
Villa Alba y Jacinto Arauz, centros todos llenos de vitalidad y de
porvenir. Sin duda alguna, la forma decidora con que el ferrocarril
atraviesa este departamento, equidistante de los focos de colonización y
dividiendo medio a medio aquellas 200 leguas aprovechadas en toda su
extensión, ha operado un desarrollo parejo, cimentando de firme las
industrias agropecuarias.

Sobre el millón de hectáreas de extensión, 220.000 están entregadas a
cultivos, correspondiendo en su totalidad, a trigos, salvo un 5 por
ciento de avena. De este total de sementeras, comprenden los cultivos de
arrendatarios, un 65% y un 35% a propietarios. Las cuatro quintas partes
del área total del departamento corresponden a campos de ganadería,
dándose preferencia al lanar. No hay industrias de otra naturaleza,
salvo el molino harinero de Villa Alba y la sal de Bernasconi, muy buena
y en explotación desde hace veinte años. Como centro agrícola de gran
significación en la zona, figura la Jewish Colonization Association,
empresa judía de la que nos ocupamos en capítulo aparte. La tierra va
subdividiéndose paulatinamente, aunque no con la celeridad que sería de
desear. Alrededor de este problema concretará todo su empeñó la naciente
asociación de fomento agrícola. Apena el enorme latifundio con cabecera
en la estación Hucal, todo un condado de veinte y tantas leguas. Cierto
que su poseedor, le saca el jugo para sus parcelas. Y cultivar es servir
a la nación. Pero es verdad también que el hermetismo de aquel feudo,
puesto como una enorme piedra al paso del camino, resiente la vialidad y
retarda el progreso colectivo que debe ser nuestra más sana aspiración
nacional. El comprobante de esta premisa está en la exigüidad de la
estación Hucal, pulmón de la estancia, pero que se nos antoja una piedra
de segunda agua, engarzada a esta brillante cadena de pueblos, potentes
y sanos, que viven del propio oxígeno de su vitalidad.

Trata, en término general la sociedad de fomento agrícola, de arraigar
al colono, poniendo a su alcance los medios de cultura y bienestar. Pasa
de 1.500 el número de colonos arrendatarios, distribuídos en la zona.
Entre el que arrienda y el que posee el terreno, hay, generalmente un
intermediario. Esta intercepción es, casi siempre, la que consigue mayor
usufructo. El dueño del campo apenas recibe un dos por ciento de lo que
produce. El colono, vive, sencillamente. El que lleva la mejor parte es
el subarrendatario, interpuesto a menudo, como factor de utilitarismo y
regresión, salvo en los casos en que, persiguiendo moderadas utilidades,
vincula con medianerías al colono y le proporciona medios de vida y de
labor, lo que significa exponer capital.

--El desideratum de nuestra obra--nos dice el presidente de la novel
asociación y hombre de carácter y prestigios bien ganados--es tentar por
todos los medios, el arraigo definitivo del colono.--Hay que hacer obra
argentina, sobre todo; y creo que esta es la forma eficaz para estimular
al agricultor y seleccionar la inmigración que conviene a nuestras
tierras.

Y nos explica con calor, el plan general de la obra emprendida cuya
realización ha despertado verdadero entusiasmo en toda la zona.

--Es ardua la tarea que nos hemos impuesto; pero hay necesidad de
enseñarle al colono que debe buscar su tranquilidad con la chacra
combinada. Variar los cultivos, cosa de no exponerse a los fracasos, es
una precaución fundamental. Y si a esto agrega la necesidad de no
descuidar la ganadería y criar unas pocas vacas u ovejas, el colono se
pone a recaudo de la miseria. Si cada familia de colono arrendatario,
logra dedicar su atención a un hato de vacas, diez o quince aunque sean,
sume usted el incremento ganadero, que en conjunto puede tomar la
región. Esto, amén de otras especulaciones caseras: la cría de cerdos y
de aves, por ejemplo, que traen aparejados los cultivos hortícolos y que
suponen un perfeccionamiento en la vida rural.

El ingeniero agrónomo con asiento en la zona sur de la Pampa y que es un
observador sagaz y tiene ingerencia en el desarrollo de la Asociación de
Fomento Agrícola, refuerza los argumentos del presidente de la
institución, sobre la necesidad de mutualizar el esfuerzo agrícola. Para
el señor agrónomo, es menester organizar un estudio prolijo sobre los
factores que se oponen al arraigo del colono y resienten la selección.
Opina con toda razón, cuando nos dice:

--Los rusos, que abundan tanto en la zona, no son agricultores de
profesión. Su tendencia se orienta, casi siempre, en el sentido de ganar
unos pesos y establecerse con algún negocio. Puede justificarse esta
idiosincracia especial en diversos casos. En muchas colonias ocurre que
la tierra está distribuída sin equidad, con respecto a sus condiciones
productivas. No todas están bien ubicadas ni rinden con el mismo
resultado. Esta circunstancia provoca el malestar en muchas familias y
es por ello que el colono tiende a emigrar o a establecerse, aparte de
los factores atávicos, que tendrán su influencia, pero que no es del
caso profundizar. Hay que tener en cuenta que la colonización rusa en
toda esta región, comprende, en Bernasconi, un 67% con respecto a la
superficie cultivada y en Abramo un 56% con respecto a los
arrendatarios.

Hace algún tiempo que en el cuarto departamento comenzó a producirse un
éxodo de juventud moscovita. El agrónomo, deseoso de puntualizar esta
emigración, que podía ser sintomática, abrió una encuesta.

--¿Por qué se van?--interrogó a los jóvenes rusos.

--Nos vamos, porque la tierra no produce...

Esta respuesta, muy generalizada, pudiera ser desconcertante. Pero, por
suerte, una declaración fidedigna viene a poner en claro, la razón
fundamental.

--Ellos se van--dice un joven de arraigo en Villa Alba--porque quieren
independizarse, formar su hogar, salir de una vez de la tutela paterna.

Y dando fuerza a su tesis, se explaya en pormenores del hogar, las
rencillas caseras, el desacuerdo entre padres e hijos y los disturbios
de vecindad, sobre todo en las colonias donde se han establecido grupos
de dos y tres casas juntas. Con estos antecedentes, la emigración tiene
justificativo de carácter social pero no económico.


VOCABULARIO


=Equídistante.= A igual distancia.

=Paulatinamente.= Poco a poco.

=Condado.= En Inglaterra y Estados Unidos, división territorial.

=Parcelas.= Porciones o partes de tierra cultivable.

=Hermetismo.= Está en sentido figurado; quiere decir “el enorme latifundio
cerrado".

=Feudo.= La propiedad del señor feudal.

=Usufructo.= Provecho.

=Regresión.= Retraso, atraso.

=Hucal.= Laguna profunda.

=Medianería.= Coparticipación del propietario y del colono en los
beneficios de la tierra.

=A recaudo.= A cubierto.

=Hato.= Pequeño rebaño.

=Mutualizar.= Hacer comunes a muchos interesados, el esfuerzo para
realizar una empresa, la dirección de la misma, y los beneficios que
produzca.

=Idiosincrasia.= Característica. El temperamento o modo de ser propio de
cada uno.

=Atávico.= De “atavismo”: ley de semejanza de todos los seres con sus
antepasados, y que explica por qué las cualidades o defectos se
transmiten por herencia.

=Moscovita.= De Moscú, la principal ciudad de Rusia. Por extensión, ruso.

=Fidedigna.= Digna de ser creída.



UN PLAN DE ECONOMIA RURAL


Volviendo a los propósitos que persigue la Asociación de Fomento
Agrícola Ganadero, el fundador nos explica someramente los puntos
cardinales que comprenden su amplio programa.

--Esta entidad--nos dice--que nace bajo auspicios colectivos y como una
necesidad sentida en la región, contribuirá, en primer término, al
fomento de la colonización oficial y privada. Sobre esta base que es la
piedra angular, propenderemos con todo nuestro esfuerzo, a la
subdivisión del latifundio, a abaratar los arrendamientos, a prolongar
los plazos y modificar la forma de pagos, generalmente impremeditada y
extorsiva en la actualidad.

“Pondremos todo nuestro empeño en favor del cooperativismo y formación
de sociedades de producción y seguros agrícolas".

--¿Mucho arrastran las compañías de seguros?--interrumpimos.

--Puede calcularse en algo más de 250.000 pesos el monto a que ascienden
las primas de seguros. Ahora, si considera usted que sólo con el 43% se
pagan los siniestros, tendremos que emigran 142.500 pesos de la comarca.
Organizando la sección seguros, este dinero se incorporaría a la
economía local.

La Asociación gestionará, asimismo, la implantación de un régimen de
valuación racional de impuestos a industrias relacionadas con la
agricultura.

--¿Y con respecto a cultivos?--interrogamos.

--Propenderá con toda decisión al cambio de sistema actual de cultivos,
que tiene sus graves inconvenientes y fomentará la explotación mixta
agrícolo-ganadera, o sea la granja modelo. Tratará la Asociación de
introducir nuevos cultivos fundamentales, divulgación de frutales y
forestales y prestará atención preferente a la industrialización de los
productos.

--¿Y sobre estudios del subsuelo y la probabilidad de surgentes, se
ocupará la Asociación?

--Está, igualmente, en nuestro programa tal propósito. La investigación
subterránea está dando buenos resultados. En la región de Guatraché, son
varios los surgentes que funcionan con un caudal definitivo y es de
suponer que se puedan conseguir resultados prácticos por aquí.

--¿Quiere usted exponernos, en síntesis, los demás propósitos de la
Asociación?

--De mil amores. Además de los fines que le he enunciado, la Asociación
gestionará ante los poderes públicos y empresas ferroviarias el
mejoramiento de la vialidad y de los transportes, abaratamiento de
fletes y alquiler de depósitos para productos agropecuarios. Fomentará,
también, la formación de cajas rurales y funcionamiento de organismos de
crédito. Organizará y propiciará concursos, congresos, exposiciones y
ferias. Constituirá un tribunal de arbitraje para asuntos agrícolas y
ganaderos. Aconsejará la destrucción de plagas, difundirá los
conocimientos de interés general relacionados con la producción y en
general propenderá al mejoramiento de la agricultura y al bienestar del
colono. Estas son, en concreto, las bases generales.

--Nos parece muy interesante el programa--aducimos;--y aun cuando no se
consiguiera llevar a feliz término todas estas bellas orientaciones,
bastaría llenar una tercera parte del programa para asegurar el éxito de
la institución.

Con motivo de la fiesta del árbol celebrada el 2 de septiembre, la
asociación ha realizado plantaciones en Jacinto Arauz, Bernasconi, Villa
Alba, Abramo y Hucal. El agrónomo dió conferencias muy interesantes.

Pensamos sinceramente que esta institución, organizada con carácter de
federación de asociaciones, con comisiones vecinales en cada pueblo, va
a ser de grandes resultados para la región. Por lo pronto constituye un
organismo social capaz de operar una modificación completa en el sistema
colonial del departamento, resentido por prácticas inveteradas que no
armonizan con la cultura gremial a que hemos alcanzado, merced al
mutualismo y la cooperación. Y si esto no fuera suficiente para su
consagración, amén de otras ventajas igualmente significativas, el
carácter eminentemente argentino de la obra basta por sí para que
merezca la asociación nuestro más merecido apoyo. Convencidos estamos de
la urgencia de poner un poco de argentinidad en estos campos. No siempre
hemos de recrear nuestro espíritu en el florecimiento de los trigales y
en el porvenir de los pueblos nuevos, dejando de lado los problemas
sociales que deben reclamar toda nuestra atención. Hay colonias
extranjeras que a pesar de su personería judicial son todo un estado,
metido a manera de ingerto, a trueque de nuestra legislación y como un
dique al sentimiento nacional.

Muy poco llega de argentino hasta estos centros exóticos, retazos de la
Europa esclavizada, incapaz de evolucionar en esta convivencia con la
República...

Y conste que no reza esta premisa con la colonización latina, cuya
difusión en la Pampa ha sido de tan beneficiosos resultados, ni es
nuestro deseo agraviar al agricultor individualmente, sea de cualquier
nacionalidad. Nos referimos a determinadas “entidades colonizadoras”
encerradas en prácticas agenas a toda modernización y adaptamiento y en
cuyos dominios tiene trabas hasta el empadronamiento y la instrucción
nacional.

Sobre esta rémora--ese es el término--si no material, moral y política,
por lo menos, mucho ha de influir la asociación de fomento, tendiendo a
cultivar el espíritu del colono y al hacerlo amar la tierra que le da su
fruto, hacerlo también amar a la nación.


VOCABULARIO


=Entidad.= Institución.

=Extorsivo.= De “extorsión”: obtener alguna cosa de alguien por medio de
amenazas o violencia.

=Granja.= Pequeño establecimiento rural aplicado a la labranza, ganadería
e industrias inmediatamente derivadas o afines.

=Forestal.= Relativo a los bosques. Surgentes. Aguas que brotan o surgen
del subsuelo. Los pozos construídos aprovechando la existencia de tales
aguas.

=Trueque (A).= A cambio.

=Rémora.= En sentido figurado: obstáculo.



LA CHACRA EXPERIMENTAL


En Guatraché visitamos detenidamente la Chacra Experimental,
establecimiento de aclimatación e investigaciones agronómicas
dependiente de la Dirección de Enseñanza Agrícola.

La obra fundamental de esta chacra corresponde a la experimentación de
trigos, iniciada en 1914 y que se viene prosiguiendo bajo la dirección
del agrónomo inglés Guillermo O. Backhouse, de la universidad de
Cambridge, contratado al efecto por el gobierno de la nación.

Opina Backhouse “que poco o nada se sabe respecto a los trigos
cultivados en el país, excepción hecha de que se conocen ciertos tipos
bien definidos que en realidad son mezclas obtenidas mediante tentativas
más o menos afortunadas para clasificarlas con destino a semilla y
haciendo completamente los caracteres morfológicos de la planta". Con
esta idea--agrega--en ciertos lugares se pone en práctica la mala
costumbre de bautizar con nombres nuevos, buenas muestras de semilla
pertenecientes a tipos comunes y conocidos al solo objeto de aumentar su
venta y su precio.

Esta desorientación en la nomenclatura de los trigos y falta de
tecnicismo y pericia para clasificarlos, pusieron trabas al mejoramiento
de las especies. El barletta, el arrieta y el riete, fueron sin duda,
los que mayor dificultad opusieron a los clasificadores, por la cantidad
de variedades que, a simple vista, no presentan diferencias
fundamentales.

Los tipos cultivados en la zona de Guatraché son: ruso sin barba,
barletta y australiano; y en menor cantidad, los trigos pampa, francés y
candeal. El trigo húngaro data de 1914, a raíz de la distribución de
semilla efectuada por el gobierno de la nación. Estos son los tipos
principales, pero las variedades son numerosísimas.

Backhouse, dice que el nombre de barletta en Guatraché o la región del
sur, no tiene otro significado que el trigo barbado de primavera. Debido
al hechoagrega--de que los trigos son verdaderas mezclas parecidas unas
a otras y fertilizadas, posiblemente por cruzamiento, resulta que se
puede adquirir un trigo con el nombre de “pampa”, que se aproxima al
barletta, húngaro, ruso con barba o arrieta. El colono compra su semilla
con un cierto nombre y la vende bajo la misma denominación, por más que
en muchas ocasiones hace caso omiso de este detalle. El almacenero, si
algo puede cambiar con el cambio, la vende bajo otro nombre.

El premio excepcional otorgado por la Bolsa de Cereales en el certamen
agrícola de 1914, a un trigo híbrido del territorio, que se bautizó
después con el nombre de “pampa”, ha dado pie a la especulación de los
vendedores de semilla. Todo grano que tenga cierta analogía con el
cereal laureado, se denomina indistintamente “pampa". Y hasta la misma
Chacra Experimental fué sorprendida con la adquisición de una partida de
“pampa” apócrifo, que resultó ser un touzelle excepcional.

El trigo mayormente difundido en esta región es el ruso sin barba, que
se siembra temprano y no es muy dañado por las heladas de invierno. Le
sigue en cantidad el barletta. En la distribución de semilla de 1914, se
entregó mayor cantidad de este trigo. Y la buena cosecha aseguró el
porvenir del barletta en la comarca.

Entre las variedades introducidas en la Chacra Experimental, nueve son
de origen ruso seleccionadas en Kansas (Estados Unidos). Sobre ellas se
expresa así el señor Backhouse:

--Estas son una novedad dentro de su género y posiblemente resultarán de
gran valor. Cinco de ellas fueron cosechadas y del resto se sacó lo
suficiente para sembrar otras tantas pequeñas parcelas. También se
cosecharon ejemplares del “turquey red”, y “crimean winter”, como
pertenecientes al tipo invernal de tierras secas, formando un total de
siete. Estos trigos están particularmente adaptados a la zona pampeana,
donde es menester sembrar temprano, porque haciéndolo en estación
avanzada, el suelo escasea de humedad y se corre el peligro de que se
formen médanos con la remoción del terreno. Las heladas de invierno no
las afectan en lo más mínimo. Además, espigan tarde cuando ya el
peligro de las heladas ha disminuído grandemente, llegando a su madurez
a fines de diciembre o en la primera semana de enero.

“El grupo perteneciente al arrieta y pampa-barletta sufre mucho por las
heladas y de ahí proviene el incremento alcanzado por el cultivo del
ruso sin barba. Los trigos de Kansas poseen hojas angostas y alargadas,
con reducida superficie de evaporación, y su crecimiento de invierno es
más bien de carácter rastrero, lo que evita que los fuertes vientos de
invierno, cargados de partículas de arena, les hagan los mismos daños
que a los de crecimiento erecto. El grano de estos trigos es una
decidida mejora sobre el del ruso común, único representante de la clase
a que pertenece".

Efectivamente, sobre las parcelas sembradas en mayo, hemos comprobado
estos caracteres citados por el señor Backhouse. El kansas sufre la seca
por su misma exigüedad foliácea; y su conformación rastrera es muy
conveniente para los terrenos medanosos. Sin embargo notamos que el
kansas está un poco atrasado con respecto a las demás variedades.
Convendría, tal vez, sembrarlo en abril. El barletta del plantel que
visitamos, en donde hay veinte clases en observación, ha sufrido las
heladas algo más que el colombiano. El ruso está más bajo que el
barletta. En general estos trigos (barlettas), están adelantadísimos, lo
que importa decir que su siembra conviene efectuarla en julio, evitando
así que reciba las heladas en plena florescencia. El trigo húngaro
también se significa por cierta precocidad.

Con respecto a la hibridación de las especies, el experimentador
Backhouse informa:

--La hibridación no reviste en esta zona la importancia que asume en el
norte, porque si bien allí parece ser el camino más seguro para llevar a
cabo un mejoramiento de los trigos, aquí los ensayos realizados hacen
presumir que la introducción de nuevas variedades y la selección
continuada de los tipos existentes, conducirán al éxito que se anhela.
Sin embargo existen factores en distintas variedades que, aunados en una
sola, producirían un producto mejor que cualquiera de las variedades
consideradas aisladamente. Por ejemplo, el verdadero barletta no se
desgrana, tiene una espiga dura al tacto y una gluma que imparte a la
trilla su dejo de dificultad. Los puntos débiles del barletta en el
distrito de Guatraché, ya han sido discutidos y tratados. En cambio, los
trigos kansas, tan indicados en muchos respectos, adolecen de una
propensión al desgrane. Lo mismo puede decirse del trigo ruso con barba
cultivado en las inmediaciones de Pontaur.

“Algo se ha hecho en Guatraché respecto a ésto. Se cultivaron sesenta
cruzas de primera generación. La mayor parte de los cruzamientos se
hicieron sobre un barletta, un verdadero representante del tipo, cuyas
plantas estaban caracterizadas por una espiga grande, un grano lleno y
de buen color que bajo ninguna circunstancia puede llegar a desgranarse
en el campo".

El ensayista en la Chacra Experimental es el agrónomo inglés Juan W.,
que secunda, con toda dedicación, la obra de Backhouse.

Después de nuestra detenida visita a las sementeras y planteles de
ensayo, concentramos nuestra atención en la oficina meteorológica, casi
completa en su instrumental, muy bien instalada y en donde las
observaciones se registran con meticulosidad.

Recorremos después, la huerta y el plantel de parque, con infinidad de
forestales de significación, casi abandonado por la escasez de agua. Las
hortalizas producen bien, especialmente los espárragos que se dan con
una robustez maravillosa.

La chacra, en general, nos ha impresionado bien. Tal vez la diversidad
de facultades, dentro de un mismo organismo, fuera un defecto de
administración. Nos referimos a la autonomía de cada rama, dentro del
establecimiento: experimentación de cereales, meteorología y chacra en
general. Pero esto es un detalle de fácil solución.

La sección de horticultura y frutales está organizada con dedicación,
arborizadas convenientemente sus parcelas. Prosperan los tamariscos, las
tuyas y el coral.

Una amplia avenida bordeada de álamos simonii, impresiona agradablemente
a la entrada de la chacra. El álamo simonii, adaptable al clima y fácil
para su conservación, es una de las variedades más elegantes y graciosas
como planta ornamental. Un vivero en Guatraché, podría ser el proveedor
de todos los pueblos del sur de la Pampa, en donde se difundiría sin
reatos en calles y plazas públicas como elemento de estética y edilidad.


VOCABULARIO


=Guatraché= (Voz araucana). Nombre de un cacique. “Muela brava” o “Crujido
de dientes".

=Morfológico.= Relativo a la forma y aspecto.

=Omiso.= (Hacer caso omiso). No hacer caso.

=Apócrifo.= Se dice de lo que lleva un nombre o título que no le
pertenece.

=Invernal.= Del invierno.

=Erecto.= Erguido, derecho.

=Florescencia.= La aparición de las flores en la planta.

=Precocidad.= Anticipación en el desarrollo.

=Glúma.= Las dos valvas, a manera de escamas, que recubren las flores en
las plantas gramíneas.

=Meteorológica.= Perteneciente a la meteorología o ciencia que estudia los
fenómenos atmosféricos.

=Meticulosidad.= Con mucho cuidado de todos los detalles.

=Estética.= Está usada la palabra en el sentido de “adorno”, “belleza".



COLONOS RUSOS


En Macachín hemos visitado la colonia La Mercedes, poblada por familias
rusas. Se nota, desde luego, en este centro agrícola, una notoria
selección, manifestada en el sistema de cultivos, en el aprovechamiento
de la tierra, en el deseo bien noble, de poseer en propiedad los
elementos de labor y de tonalizar un poco la vida con el modesto halago
del hogar. Estas características que definen un núcleo de agricultores
sagaces, en armoniosa convivencia con el predio, tienen su explicación
en el medio administrativo en que se desenvuelve la colonia. Modificar
el carácter, generalmente hosco y desconfiado del colono ruso--sea
ortodoxo o judío--no es un problema, cuando se da con el propietario
tolerante, incapaz del abuso, buen consejero y amigable protector. La
Mercedes está en estas condiciones. Desenvuélvense en este campo de
10.000 hectáreas, alrededor de cincuenta familias con un total de 400
almas, estando la colonia completamente cultivada.

Nueve años lleva de iniciativa La Mercedes y hace dos que está en manos
de don Enrique P., un verdadero pioneer iniciador del florecimiento
agropecuario de la comarca.

Apartándonos del alambrado de ocho hilos--lo mejor y más firme que hemos
visto en nuestras giras--hemos recorrido de linde a linde la colonia,
cortando por las abras estrechas el inmenso trigal. ¡Qué tonificante
impresión de belleza, de vida, de color! La tierra nutritiva y amplia,
se da toda entera al mar de las gramíneas, sin flaquezas, sin limpiones,
pródiga de humus y de generosa maternidad. Se inclina el campo en suave
planicie hacia la hoyada de una laguna; y es de ver la línea panorámica
curveando graciosamente hasta perderse en el infinito sobre el pálido
boceto de una duna!...

La impresión más elocuente que nos ha dejado este paseo matinal, es el
aprovechamiento de la tierra. ¡Bien-haya el arado avaro que ha venido a
meter su diente hasta en el mismo salitral!

--¡Siembren... siembren!--les ha aconsejado el propietario a sus rusos.

--¿Y si viene mal?--pensaron al principio, tímidamente, los colonos.

[Illustration]

Después echaron de ver que la tierra no tenía reparos para rendir
parejo; que no faltó la semilla, ni la maquinaria, ni el crédito para
sufragar la existencia durante la larga expectativa, desde la roturación
a la cosecha y al troje. Y sembraron hasta el último estadal, hasta el
monte mismo, hasta agargantar al médano en estrecho dogal y desafiar el
ingrato cabú de la salina.

El estímulo del propietario ha operado el optimismo y la cultura
especial de sus colonos. Sólo la laguna puede detener la sementera, con
sus arbustos grisáceos de jumen, sus cachiyuyos y sus matas de trébol de
olor. Esta perseverancia, que ha creado la selección en los cultivos,
dando rendimientos excepcionales en peso y calidad, ha tenido su noble
premio en trigos de una densidad de 83½ por hectólitro, casi el
desiderátum. La perspectiva se repite con esperanza augural en los
trigales de este año, sanos, sin plagas, sin isoca, llenos de lozanía y
de vigor.

Todos estos factores han creado una base moral en los colonos de La
Mercedes. El trato administrativo y la propia confianza en la obra,
sintomatizan un suave bienestar, ageno de sobresaltos y propicio a la
labor y a la estabilidad. Saben estos buenos rusos, que si nace el sol,
nace para todos; y que el sudor que humedece la gleba, no ha de ser
estéril sacrificio, si fecunda en la espiga. La cultura industrial--y
social si se quiere--de esta colonia, tiene su punto de apoyo en la
comunidad de acción y de miras, entre el arrendatario y el arrendador.
El señor P. ha hecho su aprendizaje desde abajo. Ama estos campos,
porque los ha vivido en toda su intensidad y en todo su proceso
civilizador; porque ha contribuído, como nadie, a la reforma del predio,
desde el pasto salobre hasta el forraje artificial y el silo; desde el
jagüel pampa hasta el surgente y el molino. En esta escuela ruda, que es
toda una vida, se ha afianzado el concepto de solidaridad, capaz de
forjar nuevos horizontes a la colonización rusa, de contínuo tan
zarandeada, demostrando al propio tiempo, que es posible modificar el
temperamento colectivo de esos núcleos rurales, cuando se procede con
tolerancia y buena fe.

Los colonos de La Mercedes poseen en propiedad sus maquinarias y
elementos de labor. Plantan sus arbolitos de sombra--frutales a veces--y
no descuidan sus hortalizas para el uso casero. Elaboran su pan, que
es, sencillamente, blanco, suave, delicioso; y se atreven a un poco de
cecina y tal vez a un jamón que dura una eternidad. Gustan de instruir a
sus muchachos; y cuando se producen reuniones educativas sobre temas
rurales, no tienen reparos para salvar largas distancias y asistir a
estos concursos donde pueden adquirir conocimientos nuevos. A la cita
convocada en Macachin, en preparación del congreso agrícola de la Pampa,
concurrieron todos estos colonos. Al paso de nuestro coche nos cruzamos
con sus bateas peculiares, arrastradas por caballos fuertes y clinudos.
Cinco leguas tuvieron que salvar esa mañana para encontrarse a las diez
en el coche de la delegación...


VOCABULARIO


=Ortodoxo.= De la religión ortodoxa. La religión ortodoxa, llamada también
cristianismo o catolicismo griego, es la que profesan la mayor parte de
los griegos, rusos y demás cristianos del oriente europeo. Sus dogmas no
difieren en gran cosa, salvo dos o tres puntos fundamentales, de los de
la iglesia católica romana.

="Pioneer".= Palabra inglesa que se aplica a los que primero pueblan y
cultivan tierras desiertas. Pronúnciase: páionir.

=Panorámica.= De “panorama”: vista de un horizonte dilatado.

=Troje (o Troja).= Apartamiento, sitio, paraje destinado para almacenar
cereales.

=Estadal.= Medida superficial de tierra: muy pequeña.

=Cabú.= Tierra inapta para cultivos.

=Jumen (o Jume).= Planta que crece en los terrenos salitrosos y de cuyas
cenizas se extrae soda cáustica.

=Cachiyuyos (o Cachillullos).= Algas, marinas o de laguna.

=Gleba.= Tierra, heredad, finca.

=Forraje artificial.= Pastos cultivados: la alfalfa, la avena, el trébol,
etc.

=Silo.= Depósitos para conservar forrajes; puede ser aéreo o subterráneo.

=Jagüel.= En la campaña se designa así al pozo sin brocal destinado a
abrevar ganados.

=Zarandeada.= De “zarandear”: mover o menear alguna persona o cosa, con
prisa, ligereza y facilidad.

=Cecina.= Carne salada, enjuta y curada al aire, al sol o al humo.



LOS VASCOS DE “LA CORNELIA”


Junto a La Mercedes, está La Cornelia. Esta es una colonia mixta,
cultivada en sus 5.500 hectáreas de extensión, con 3.000 de alfalfar.
Este campo está bajo el arriendo inmediato del señor P. En sus praderas
pacen 2.000 vacunos y 8.000 lanares. La colonización es agropecuaria, en
consecuencia. Pero lo que nos ha llamado poderosamente la atención en
este caso, es la calidad de sus pobladores. Es una colonia eminentemente
vascongada (vascos españoles). Sólo hay una familia italiana en el
campo, familia que es un modelo de laboriosidad y que se desenvuelve con
todos los recursos de la chacra combinada.

Esta colonia, que conviene ser tomada como espécimen para su divulgación
en el territorio, marca caracteres especiales que deben dar tela de
juicio a los hombres de estudio. El vasco, colonizado, es un elemento de
primer orden. Es ganadero, agricultor e industrial a la vez. Trabajador,
fuerte, sano de cuerpo y de espíritu, es incansable en la labor, leal en
sus tratos, paciente en el fracaso y juicioso en el porvenir. Elije su
terreno, y busca, sobre todas las cosas, el agua buena, elemento
primordial de la vida. ¿Es buena el agua? Profundiza su hoyo y planta su
casita. Vendrán después, las contingencias, los años ingratos, la
adversidad de los vientos, de los acridios y las pestes.

--Va mal... sí, sí... Pero algún día irá bien; no hay que apurarse...
¡no, no!...

Verdad que en esta resignación simpática y hombruna, suelen sentirse
espaldados por el patrón. Y esto constituye una fuerza en el rodar
parejo del capital y del trabajo, orientados hacia el porvenir común.

¿Cómo se organizó esta colonia? De Carlos Casares y Tejedor salió, hace
aproximadamente ocho años, un grupo de vascoespañoles, con rumbo a la
Pampa, buscando tierras propicias para establecerse. Se congregaron en
Macachin. Eran nueve familias. Azotadas por años crueles y cosechas
efímeras, sólo pretendían afirmarse al suelo y trabajar. De este
contingente, nació la colonia. Sobre la prueba dura de los años
iniciales, se afianzó el centro agrícola, que debía florecer y
prosperar. Trabajando la tierra sin desmayos, se ahuyentó el pesimismo y
se arraigó esa cordial convivencia que es fuerza decisiva en el rudo
bregar. De nueve, llegaron a veinte las familias arrendatarias. Y nadie
quiere hoy abandonar su tierra ni su vivienda, digna de ser propia, por
el espíritu familiar que se ha puesto en las comodidades sencillas de la
huerta y del corral. ¡Ah, si los campos de la Pampa pudieran poblarse de
vascos! Sobre este modelo de centro agrícola, hemos podido apreciar la
necesidad de fomentar en el territorio tan importante colonización.

La casa del poblador vasco, se significa, en primer término, por su
hospitalidad, cosa que no es común en la de colonos de otras razas. Los
pobladores de La Cornelia se han preocupado con empeño, en rodearse de
un modesto bienestar. Crían aves; tienen sus lecheras bien cuidadas;
hacen su queso y su manteca; benefician sus porcinos en sabrosas
facturas; se esmeran en la huerta; y donde hay muchachas, es inevitable
el jardincito, en donde junto a los pensamientos vulgares y las achiras
ingénuas, suelen abrir sus cálices, algunos narcisos y tuberosas,
sembrados “para probar, pues” y “porque los trajo el patrón"...

Esta tendencia a suavizar la aridez de la vida, ha dado campo a la
iniciación de cultivos frutales. El dueño ha proporcionado a sus
colonos, ejemplares de la casa Peluffo: higueras, brillasotto y
española; durazneros pavía, norteamericano y gran monarca; manzanas
renettas y cerezas graffión de Dolores. Merced a esta tentativa, cada
familia puede gustar todo el amplio beneficio del predio, desde el
puchero español, tan sabroso y patriarcal, hasta el postre de frutas de
estación y la natilla con fresas, que es manjar delicado.

Es así como se puede amar la tierra.

Todo cuanto se pueda decir en favor de esta inteligente colonización
resulta pálido, ante sus apreciables condiciones de vida y la necesidad
de fomentar su arraigo en la Pampa. Excelentes cultivadores, han dado
impulso a la comarca. Los fracasos del trigo, en algunos puntos de la
zona, se han debido, generalmente, a la seca. Los vascos de La Cornelia,
han cosechado trigos de óptimos rendimientos. El año anterior, una avena

[Illustration]

blanca de esta colonia, dió una densidad de 57 por hectólitro. Pero, a
pesar de estos triunfos, no descuidan la ganadería, a la que dedican
atención especial. Los campos de Macachin son inmejorables como
praderas artificiales. La tosca está a un metro y medio y el agua--una
agua cristalina, dulce y fresca--se encuentra desde tres a nueve metros
de profundidad. Esta característica, fuente de vida para los ganados, es
quizá, la riqueza más fundamental de la zona. El molino, el tanque y el
abrevadero metálico, han venido a suplantar la represa y la “bebida”
tradicionales, a donde acudían las vacas criollas a resarcirse de la
mezquindad silvestre de los prados, veinte años atrás...

La alfalfa rinde exuberantemente en los campos del Departamento Tercero.
El cultivo de una hectárea de alfalfa, tomada en una proporción de 400
hectáreas, cuesta alrededor de 50 pesos, de acuerdo con el precio de la
semilla en la actualidad (18 pesos, más o menos). Una hectárea necesita
22 kilos de semilla. En las faenas de arar, sembrar, rastrear, etc., se
invierte alrededor de 12 a 13 pesos. Hay que anteponer a estos gastos el
valor del alambrado, molino y tanque del lote, amén de otros gastos
accesorios. Sobre esta base se establece la proporción relativa de la
hectárea.

Hemos visitado con verdadero placer algunas casas de la colonia. La
perspectiva agrícola, que es inmejorable, mueve la diligencia de los
pobladores. En una población, con aspecto de vieja estancia, se ha
comenzado a repasar el motor de la trilladora, cosa que jueguen bien sus
piezas en el momento de alzar los trigos. Allí nos convidan con mate y
nos hablan de una transacción feliz en ovejas. En otra vivienda
churrasqueamos un buen costillar y gustamos de un queso exquisito,
mientras la vista se solaza en la huerta verdegueante, donde no falta
nada, desde los espárragos hasta el perejil y los cebollinos de verdeo.
Ya, en la mañana, hemos probado la amable hospitalidad del colono
italiano, bella persona que ha formado su paraíso familiar con dos
generaciones y que se siente feliz en entregar a la Pampa su tranquila
vejez. Esquilan a esa hora los muchachos en el galpón. Las muchachas se
desviven por hacernos agradable la visita. Y nos obsequian, con una
sencillez encantadora, un chocolate que es restaurador, después de
nuestra gira matinal. ¡Qué aseo en la casa! ¡Qué sencilla pulcritud! Se
respira una espontánea comodidad que habla desde la alacena bien
provista hasta el grafófono.

Hemos observado que el grafófono está muy difundido entre los colonos de
la Pampa. Esta circunstancia, nos mueve a indicar la conveniencia que
habría en que el ministerio de agricultura, imprimiera discos sobre
asuntos de enseñanza agrícola y consejos prácticos relacionados con
cultivos, cosechas, plagas, etc., y los distribuyera profusamente entre
los agricultores. Estos discos podrían ser impresos en los idiomas más
difundidos en la colonización. Se prestaría con esto un verdadero
servicio a los cultivadores, secundando eficazmente la tarea de los
agrónomos en la enseñanza agrícola.

Al regresar, nos hemos detenido en un bebedero, en circunstancias que el
ganado vacuno se ha acercado a abrevar la sed. Es un noble mestizaje el
de estos animales corpulentos que se dejan casi palmear, mientras el
agua se apresa en el amplio recipiente.

--¡Qué cambio!--nos apresuramos a decir a nuestro acompañante, ante esta
sintomática mansedumbre de las bestias.

--¡Ah!... Era otro cantar la novillada criolla de hace veinte años--nos
responde.--Con los cultivos, con la civilización, se han domado hasta
los médanos...

El tren, que viene de Doblas, pasa a la distancia con su airón de humo.
Se detiene en Atreuco. Debemos estar antes de las dos en Macachin.

Nuestra máquina vuela por el camino, paralelo al ferrocarril...


VOCABULARIO


=Macachin.= Planta silvestre, pequeña.

=Acridios.= De “acridia”: langosta.

=Efímeras.= De “efímero”: transitorio, fugaz.

=Bregar.= Luchar.

=Achiras.= Planta acuática, de hojas anchas, lanceoladas, pedúnculo largo
y flores comúnmente rojas.

=Aridez.= Sequedad grande de la tierra.

=Optimos.= Sumamente buenos, excelentes.

=Tanque.= Depósito para agua, generalmente de hierro galvanizado o lata.

=Abrevadero.= Sitio donde se da de beber al ganado.

=Bebida.= En este caso, el recipiente de madera, hierro o latón donde
beben los animales.

=Resarcirse.= De “resarcir”: indemnizar, compensar, reparar un daño o
perjuicio.

=Churrasquear.= Expresión criolla que significa tomar una merienda frugal,
comúnmente carne asada.

=Pulcritud.= Delicado esmero en el arreglo y adorno de la persona, de la
habitación, etc.

=Bebedero.= Tanque o recipiente donde bebe el ganado.

=Sintomática.= De “síntoma”: característica especial, señal o detalle
digno de ser tomado en cuenta.

=Airón.= Penacho.



COOPERATIVISMO HEBREO


Los colonos de la Jewish Colonization Association, hebreos en su
totalidad, han constituído en cada centro agrícola su cooperativa.
Responde este propósito no sólo a una finalidad de economía y bienestar,
sino a un plan defensivo del interés común. La condición social de estas
instituciones gremiales, varía según la importancia y calidad de los
núcleos de colonización judía. La colonia Narcisse Leven, de Bernasconi,
constituída por rusos y unos pocos rumanos y organizada con
apresuramiento sobre la base de una inmigración heterogénea, no ha
podido prosperar como la colonia de Rivera, con sus doce leguas de
Pampa, en Rolón, bien pobladas. Este fenómeno, producido sobre campos
análogos y bajo una misma administración, se explica por la diversa
condición social de cada centro. No todo el pueblo ruso es agricultor.
En las colonias de Bernasconi, se nota cierto espíritu tendencioso,
contrario a la estabilidad y el arraigo. Hay una propensión emigratoria,
que es todo un síntoma ancestral. El colono que ha tenido buena sombra
en la cosecha y se arma de unos pesos, difícil será que no se asiente
con un negocio cualquiera, buscando el reparo de la estación ferroviaria
en la época del movimiento agrícola. Luego, realiza su tendejón y vuela.
Contra esta idiosincracia, tiene su capítulo punitivo la cooperativa de
la colonia, la que castiga con expulsión al que rescinde su contrato de
promesa de venta celebrado con la Jewish Colonization Association,
referente a la chacra que posea en Narcisse Leven, o si una vez poseída
la chacra con título definitivo, la llega a enajenar o a alquilar a otra
persona. Es, realmente, una forma, más o menos eficaz para contrarrestar
el temperamento ambulatorio de sus asociados.

Por cierto que el plan de cooperativismo de esta sociedad se orienta
sobre los más laudables propósitos.

Y si alguna objeción pudiera hacerse, sería sobre la exigüidad del
capital, de 10.000 pesos para afrontar un programa demasiado frondoso.

--Nuestro propósito--nos dice uno de los organizadores de la
asociación--se orienta sobre las siguientes bases: Procurar y obtener el
bienestar económico de sus asociados; fomentar el desarrollo de la
agricultura, suprimiendo la acción de sus intermediarios; vender a los
asociados y al público en general, artículos de consumo, maquinarias e
instrumentos agrícolas, bolsas, hilos y accesorios para la agricultura y
ganadería; facilitar créditos a los asociados para levantamiento de las
cosechas, siempre que la situación financiera de la sociedad lo permita;
establecer fábricas de bolsas o de otros materiales; proveer a los
socios que lo soliciten semilla seleccionada y otros productos de la
industria agrícola o ganadera; crear secciones de tienda y otras que
armonicen con los fines arriba expresados; comprar y arrendar casas o
terrenos para edificar en ellos galpones para depósito de productos
agropecuarios de sus asociados, así como para oficinas y dependencias de
la sociedad; ejercer toda clase de representaciones y comisiones que se
relacionen con la vida agrícola de sus asociados; recibir depósitos en
caja de ahorros y en otra forma y realizar con sus asociados toda clase
de operaciones financieras; fundar en la colonia bibliotecas y escuelas
y organizar en la misma el servicio sanitario, velando por su cultura e
higiene; actuar como árbitro en todas las desavenencias que se susciten
entre sus asociados.

La sociedad cooperativa de Rivera, que comprende también los campos de
Rolón, ha dado ya frutos sazonados. Es indudable que estos colonos
superan, como entidad colectiva a los de Narcisse Leven. Aquí la
selección es de origen. Son agricultores de verdad, como que proceden de
los campos de Odessa, sobre el Mar Negro, “zona de trigo”, designada por
la geografía rusa. Cada colono debía traer consigo un capital de 2.000
rublos. La colonización se organizó por grupos. Recibieron la tierra sin
ayudas ni mejoras. Cuarenta familias, que en la organización de la
colonia se denominaron “Novobug”, constituyeron el primer núcleo de
población que roturó los campos vírgenes adquiridos a Leloir--algo más
de 100.000 hectáreas.--Vino después el segundo grupo que se denominó
“Bojedorovsko"--(dado por Dios), en eslavo--compuesto de veintidós
familias. Con elementos organizados en Europa, se inició la colonización
en 1905. Dos años después, sobre esta base agrícola, que tomaba
incremento, se fundó Rivera.

Los primeros tiempos fueron de dura prueba. Por cada chacra de 15
hectáreas, se estableció una reserva de 75. Esta división de los campos
de la colonia, ocasionó un desacuerdo entre los pobladores y la
administración general, pues la Jewish, quería obligar a que sus colonos
ocuparan de inmediato las reservas. Y esta pretensión no podía
conciliarse, dado las dificultades iniciales que castigaron al colono
impidiendo el desenvolvimiento normal de sus labores.

Esta lucha entre el capital y el trabajo, duró tres años. Por fin,
intervino el ministerio de agricultura para allanar las dificultades. La
Jewish, entonces, envió un agrónomo para que informara. El emisario
resultó un cooperativista de fuerza que se puso en la línea razonable y
estudió a conciencia el problema, dando la razón a los colonos. Esta
circunstancia obligó a la Jewish a desenvolver procedimientos
equitativos, prestando su ayuda eficaz al colono. Inició labores de
mejora y fomento, buscando la comodidad de sus colonos. Una de sus obras
de significación, fué el vivero destinado a distribuir plantas en todas
las viviendas de sus pobladores. El año anterior fueron distribuídas
10.000 plantas de acacia y otras forestales.

En la actualidad pueblan esta colonia más de 250 familias, contando con
dos establecimientos de instrucción.

A nuestro paso por Rivera, en viaje a Macachin, visitamos el local de
esta cooperativa, teniendo oportunidad de departir con su presidente don
Aaron B., hombre de cultura general, colono fundador y muy versado en
temas de mutualismo y cooperación.


VOCABULARIO


=Cooperativa.= Calificación del sistema de comunidad de producción o de
consumo.

=Tendencioso.= De “tendencia”: propensión a alguna cosa.

=Punitivo.= De “punir”: castigar.

=Rescinde.= De “rescindir”: deshacer, anular, declarar sin efecto alguna
cosa.

=Ambulatorio.= De “ambular”: andar de una parte a otra; no tener
residencia fija.

=Incremento.= Aumento, expansión.

=Versado.= Práctico, experto, perito, ejercitado.



LOS BOSQUES DE CALDEN


“Nobis placeant ante omnia sylve"--había dicho Virgilio en uno de sus
grandes poemas.--“Nada nos guste tanto como el bosque".--Brisas del
Helicón, patria de las musas, soplaban todavía por el Mediterráneo, y la
Europa toda, sostenía aun el culto legendario de las florestas. Bien
pudo la loa del bucoliasta, ser anatematizante reivindicación para el
bosque que acababa de talar Julio César--según Lucano--camino de
Marsella.

De este atentado, arrancó la odisea de los bosques de Europa. Pero es
que el dictador vitalicio no iba, hacha en mano, contra las selvas, por
molestar a Ceres, como lo hiciera Eriticson, a estar a lo que cuentan
“Las Metamorfosis” de Ovidio. Julio César quería cortar de cuajo contra
las supersticiones druídicas. Y blandió su herramienta mortal contra los
robles sagrados. Fué la hora trágica de las selvas. ¡Para él, el primer
tajo sobre el árbol secular! El verso de “La Farsalia”, pinta en boca
del héroe su brava decisión, para instigar a sus legionarios al doloroso
desgarramiento de la floresta primitiva y gloriosa:

    “Ya será el hecho imitación no intento;
    Proseguid, no abonéis la acción que elijo,
    Que si emprendió profanidad mi mano
    No es vuestro el crimen, yo seré el profano".

Tal ocurre a los bosques pampeanos. El hacha de César ha declarado su
guerra cruel a los caldenes. Pero es la necesidad, la apremiosa
necesidad, no el fanatismo, la que abre el tajo y allana la floresta.
Caen los árboles corpulentos, milenarios tal vez, reclamados por las
usinas, por las fábricas, por el ferrocarril. El sentimiento nacional
pone una nota de angustia sobre la agonía de sus bosques, mientras la
avidez agraria se apodera del viejo patrimonio, regado aun por la savia
roja de sus árboles, y donde la colonia ha de espolvorear el oro de las
mieses...

Y bien: explotemos nuestros montes, pero con prudencia, con talento, con
amor. No hagamos lo que Estados Unidos, que después de arrasar sus
grandes florestas, en una extensión tan amplia como Europa, ha tenido
que castigar su irreflexiva sordidez, con la “fiesta del árbol”, la más
bella advocación a Flora y una de las mejores conquistas de la
civilización. Explotemos nuestros bosques; pero llevando siempre en el
corazón el verso de Virgilio: “Nobis placeant ante omnia sylve"...

La explotación leñatera está en todo su apogeo en la Pampa. El
encarecimiento del carbón mineral ha operado el florecimiento de una
industria que venía desarrollándose paulatinamente y sin el incentivo de
las grandes empresas. La necesidad y el usufructo, han despejado el
horizonte para la explotación. El calden, leña del hogar, ha pasado al
fogón de la locomotora a suplir al Cardiff. Y de muy buena calidad debe
ser este combustible, cuando las empresas ferroviarias se apresuran a
formalizar, con los beneficiadores de bosques, contratos de
consideración y a largos términos. Esta enseñanza, que viene a sacudir
la indolencia del país, es una de las buenas cosas que nos deja el
prontuario de la guerra universal.

De tres años a esta parte, se ha venido intensificando la industria. Las
ferrovías del sur, que cruzaban hasta hace poco, el monte salvaje,
cortan ahora predios civilizados por la colonia. ¡Es de muerte la guerra
emprendida por el hacha talar! Pero, sobre los bosques de la Pampa sería
difícil, hoy por hoy, imponer una legislación previsora que perpetúe la
floresta primitiva. El servicio de guardería forestal debe ser obra del
interés privado, de acuerdo con las ventajas que reporta una explotación
sistemada; que no destruya, que civilice; que no arrase, que usufructe y
combine. Los bosques purifican la atmósfera, atemperan la impetuosidad
de los vientos, suavizan el rigor del clima y regularizan las lluvias.
Se explica la legislación inglesa sobre sus bosques. Pero no es éste el
precedente que conviene a la Pampa argentina. El gobierno británico bien
hizo en permitir el descuajamiento de sus florestas. Las corrientes
submarinas que bañan las costas de aquellas islas con el calor del
trópico, y la humedad que traen los vientos del Este, bastan, como
elementos naturales, para hacer productivas aquellas regiones
geográficamente frías. El arrasamiento de sus bosques fué para
Inglaterra una solución, pues no sólo abrió campo a sus cultivos
agrícolas, si no que desecó el suelo y disminuyó la humedad de la
atmósfera.

El desiderátum de nuestra explotación forestal en tierras pampeanas,
será la chacra-monte, combinación nueva, en vísperas de crearse en los
bosques vecinos al Colorado. Será éste un modelo de colonización, de
orientaciones nuevas en el país, que tenderá al usufructo mixto de la
selva montaraz y el cultivo agrícola, sobre la base de la estabilización
de los hachadores. Es decir: llevar a la acción, en una palabra, el
aforismo alemán, tan eficiente y civilizador: “ni cultivo sin monte, ni
monte sin cultivo". Por lo pronto, derribar los caldenes comporta, en la
actualidad, rescatar los campos para el dominio del arado. Si fuera
posible la repoblación de estos bosques en el tiempo breve en que se
desarrollan los árboles del trópico, se impondría de inmediato la ley
precaucional que tutelara su explotación. Pero estos tremendos
ejemplares parece que no han tenido infancia. Los viejos vecinos de la
Pampa, que saben conservar, por cariño, algún calden familiar, a cuya
sombra retozaron sus hijos y sus nietos, suelen decirnos, orgullosos de
aquella longevidad indescifrable:

--Es el mismo siempre. No ha echado ni una rama más desde que lo
conozco...

La botánica se estrella ante el enigma de esta vitalidad montaraz tan
digna de estudio. La fito-biología falla, inevitablemente, ante los
círculos concéntricos que rodean la médula de los troncos. Y como es
cómodo dar rienda suelta a la imaginación y buscar una procedencia
legendaria a los viejos amigos que se van, no faltan bondadosos
informantes que remontan el origen de algunos ejemplares, a los tiempos
de Noé...

--Yo creo que hay árboles que se mantienen en pie desde el diluvio--nos
dice un formidable anciano, fundador de Santa Rosa, que no ha leído a
Chateaubriand, sin duda, pero que rescataría para nuestros caldenes la
expresión grandilocuente del escritor francés sobre los bosques: “son
los primeros templos de la divinidad".

Los propietarios previsores, al desmontar el bosque para entregar la
tierra a los cultivos, dejan árboles en pie de trecho en trecho, no sólo
como un adorno para el campo, sino como elemento de sombra para los
ganados, que aprovecharán el rastrojo después de las cosechas. Entre los
caldenes suele medrar, en ejemplares aislados, algún tupido “sombra de
toro”, de forma elipsoidal y hoja perenne, tan uniforme, tan umbroso,
tan bello, en fin, que lo reclamaría sin desdoro el parque más exigente
y estilizado de Buenos Aires.


VOCABULARIO


=Helicón.= Montaña de Grecia consagrada a las musas, deidades de la
antigua mitología griega, protectoras de las letras, las artes las
ciencias. Por extensión, se da el mismo nombre al lugar a donde se va a
buscar inspiración poética.

=Legendario.= Perteneciente o relativo a las leyendas.

=Loa.= Elogio.

=Bucoliasta.= Autor de composiciones pastoriles o poesías camperas.

=Odisea.= Las aventuras de Ulises en la guerra de Troya, según el poema de
Homero. Se usa por extensión, refiriéndose a percances y vicisitudes de
la vida.

=Supersticiones.= De “superstición”: creencia ridícula y llevada al
fanatismo.

=Vitalicio.= Lo que dura por toda la vida de una persona.

=Druídicas.= De “druída”: sacerdote de los antiguos galos o celtas.

=Avidez.= Inmoderada ansia, codicia, voracidad.

=Sordidez.= Mezquindad, miserable tacañería.

=Advocación.= De “advocar”: consagrar una imagen, un templo, etc.

=Guardería.= El trabajo o la ocupación del guarda.

=Aforismo.= Regla, principio, axioma.

=Longevidad.= Larga vida, existencia prolongada.

=Fito-biología.= Ciencia de la vida vegetal.



VISITA AL OBRAJE LEÑATERO


El movimiento ferroviario del sur y del oeste de la Pampa, no se da
tregua en el arrastre de convoyes leñateros, rumbo a los puertos de
Bahía Blanca y Buenos Aires. Junto a los desvíos de cada estación,
enormes parvas de calden esperan turno para el transporte, consignadas a
las grandes empresas, fábricas y frigoríficos del litoral.

En Guatraché hemos visitado detenidamente la “hachada” más importante
del territorio, industria del señor don Fortunato A., uno de los hombres
jóvenes más progresistas y emprendedores del territorio. En compañía del
administrador del establecimiento, nos internamos en el corazón del
monte, siguiendo el sendero tortuoso, ahondado por el trajín incesante
de los carros cargadores. Toda la superficie circunvecina a la vieja
estancia, está desbrozada ya. Los hachadores, distribuídos en pequeñas
cuadrillas, van derribando el bosque, sin dejar rastros de la floresta
secular. Abatido el calden, se descuaja el recio tronco, se queman las
raíces y luego se ciega el hoyo, allanando la tierra que bien pronto ha
de confundir y emparejar el arado con su tajo atrevido. ¡Y qué pocos
meses de vida tiene este bosque! Setecientos hachadores fornidos han
iniciado la obra del desmonte. Y mientras las rajas van apilándose en
verdaderas montañas--hay 50.000 toneladas de leña lista ya para
embarque--el ferrocarril se apresura a terminar su línea industrial para
dar salida a la cuantiosa producción.

Un compromiso celebrado entre el señor A. y el ferrocarril del Sur ha
ocasionado esta vertiginosa explotación que reclama sin medida,
jornaleros y celeridad. El contrato, cuyos términos generales han
trascendido, de acuerdo con la importancia del negocio, atribuye a las
partes la obligación de entregar y recibir leña por 20.000.000 de pesos,
enorme suma que se hará efectiva en el transcurso de cinco años y
mediante la explotación de diversas matas. Esta transacción, la más
importante que se ha celebrado hasta ahora en el país, ha venido a dar a
este obraje el contorno de un verdadero emporio de riqueza. Respetamos,
porque así lo exige la reserva comercial, el precio estipulado por
tonelaje y otros detalles de la operación. Baste saber, como dato
ilustrativo, que el ferrocarril del Sur tendrá, para muy en breve, listo
su ramal que empalma con el Pacífico. Esta línea tiene una longitud de
14 kilómetros y combina entre Remecó y Guatraché. La reciente huelga
ferroviaria ha venido a dilatar la inauguración de esta línea. El señor
Fortunato A. se dispone a entregar, a partir del primero de año, 1.000
toneladas diarias, como base, tratando de exceder de 600.000 al año, si
es posible, cantidad única, hasta ahora, en esta clase de operaciones,
entregada al arrastre del ferrocarril. En la actualidad el monte de A.
industrializa diariamente más de 600 toneladas, siendo probable que la
producción se duplique con el acrecentamiento de hachadores que se
producirá a renglón seguido de las cosechas.

El peón en este obraje gana un jornal de 2.50 a 3.00 pesos, según la
calidad del monte, intensidad o rarefacción de ejemplares nobles. En
medio de la maraña, suelen aparecer limpiones de monte sucio que es
necesario extirpar también. En esta operación cabe el aumento de
salario.

En la proveduría, contigua a la estancia, hemos departido con algunos
peones, quienes nos informan sobre las condiciones de labor.

--El trabajo es rudo, señor--nos dice un joven español.--Menos mal,
cuando uno es del oficio y tiene callo formado en la labor... Que no
todos pueden rendir su tonelada diaria.

--No se puede--arguye un criollo--por que en descuajar, cerrar el pozo y
quemar los raigones, que es trabajo aventado, se echa un cuarto de día,
por lo menos.

--¿Y en qué condiciones trabajan ustedes?

--Nosotros nos organizamos en cuadrillas de a cinco--continúa el español
ladino.--Tenemos que comprar los elementos de trabajo, esos cuatro
fierros que ve usted: un martillo grande, dos cuñas y el hacha. Este
lote para cada trabajador; además de la sierra grande, el pasaportodo,
que corresponde al grupo y es la herramienta de más valor.

--¿Y cómo adquieren estos elementos?

--Los fía la casa. Un total de cerca de 70 pesos en conjunto. De manera
que uno al iniciarse, entra en deuda con el patrón. Y créame que los
artículos de consumo no dejan de ser un poco pesados...

--¿A cómo?

--La carne, a 55 centavos; la galleta, a 40; el azúcar, a 75... ¿No le
parece caro?

Tenemos siempre el espíritu bien dispuesto en favor del trabajador;
pero, en este caso, no encontramos razonable la protesta. 40 centavos se
paga por la galleta en Santa Rosa; y el azúcar, posiblemente, no se
consigue a menor precio en ningún pueblo de la Pampa. En la cooperativa
de los colonos de Rivera--la Jewish Colonization Association--que hemos
visitado, se cobra a los asociados 84 centavos por el kilo de azúcar, a
pesar del mutualismo que proclaman.

De primera intención, parecería esquilmadora la medida de cobrar medio
centavo por el litro de agua entre los hachadores, mayormente teniendo
en cuenta que el agua abunda en este campo, en donde los surgentes han
sido una revelación.... Pero hay que convenir que la distribución del
agua a las numerosas cuadrillas diseminadas en el monte, importa
establecer servicios auxiliares y carros aguateros cuya circulación
irroga gastos.

En Naicó, por ejemplo, como asimismo en diversos beneficios leñateros,
en la zona del sur, los obreros trabajan en condiciones inferiores.
Ganan de 2.00 pesos a 2.20 por tonelada, o 50 centavos por metro cúbico.
Se paga 80 centavos por metro, de acarreo, hasta tres leguas--un carro
carga de 15 hasta 22 metros.--Hay que tener en cuenta que en acarreos de
tres leguas de distancia, se puede realizar un viaje cada día por medio.

El campo Los Surgentes, donde están estos montes destinados a
desaparecer en breve, será uno de los mejores de la comarca, una vez
entregado a los cultivos. Nada de difícil prever que el ramal eventual,
construído a los fines de esta explotación pasajera, sea un desahogo
para la futura colonia o estire sus rieles hasta Bernasconi, civilizando
nuevas tierras. Por lo pronto, el gran porvenir de este campo, ganado al
monte, está asegurado ya con los surgentes de agua riquísima--uno de los
cuales da más de 150 litros por minuto--y que serán manantiales de vida
para las futuras poblaciones. En la actualidad son diez los surgentes de
una profundidad de 120 a 150 metros, distribuídos con inteligencia y
previsión en todo el campo. Estos pozos, rinden constantemente, de 60 a
150 litros por minuto y cuestan cada uno alrededor de 500 pesos. Sobre
esta base del agua, se ha de afianzar la labor futura del gran
establecimiento agropecuario que se iniciará con la caída de los últimos
caldenes y sobre una extensión de 15.000 hectáreas.

Se dirá que en esta guerra sin cuartel contra la naturaleza salvaje del
terreno, no volverán los árboles magníficos y llenos de sombra a
tonalizar el valle y empenachar los collados, pensando, con dolor, en la
expresión de Tehuriet de que el monte es la poesía y el perfume de la
tierra; pero sobre el salvaje orgullo, nadie negará que se ha puesto una
nota de poesía, civilizando la heredad con la colonia y con el tren...


VOCABULARIO


=Parvas.= Cúmulo, montón considerable de alguna cosa.

=Rajas.= Astilla de leña.

=Matas.= Pedazo de terreno cubierto de árboles de una misma especie.

=Aventado.= De “aventar”: echar al aire alguna cosa; echar, expeler,
ahuyentar.

=Esquilmadora.= De “esquilmar”: arrebatar a alguno el fruto de sus
trabajos, sudores o privaciones.



LA EXPLOTACION FORESTAL


Una de las regiones de la Pampa donde la explotación forestal ha
realizado su ciclo completo, desde el monte primitivo hasta la colonia,
ha sido la comarca tributaria de Naicó, junto a la línea del Pacífico.
Hasta estos montes solitarios, llevó hace ocho años su acción valiente y
juvenil don Fortunato A. De aquella violación decisiva a la selva
intocada, debía nacer el centro futuro, la colonia próvida y la pradera
boyal. Fué una brava aventura la de este argonauta joven, que se lanzaba
a la conquista del monte vigoroso y desconocido, a civilizar heredades
sin deslindes, sin aguadas, sin caminos, sin perspectivas de utilización
agrícola. Rudos fueron los prolegómenos de esta atrevida iniciación.
Sobre extensas tierras de la sucesión de Ataliva Roca, pobló A.,
colonizó, dividió, alfalfó, mientras sus hachadores talaban la selva en
tres leguas a la redonda, sobre la estación del ferrocarril. El emporio
de labor que venía a sacudir la armonía salvaje de aquella agreste
virginidad, reclamó, bien luego, el núcleo vecinal. Y A. fundó el centro
urbano a la vera de la estación, en donde se congregaron las primeras
familias rusas que tentaron su bienestar en la colonia. Es así cómo se
inició el pueblo Ministro Lobos, a base de un prudente loteo de chacras,
quintas y solares.

Mientras tanto, los primeros cultivos, diseminados a título de
comprobación sobre la aptitud agrológica de aquella tierra, comenzaban a
tomar incremento. El maíz rindió en forma excepcional, habiéndose
aprovechado en una de sus cosechas más de 5.000 bolsas. La alfalfa
verdeó parejo en 1.200 hectáreas, a manera de ensayo, y el trigo, la
avena y el centeno, comenzaron a prodigarse, con buenos augurios, en
predios de consideración. Actualmente en estas colonias se ha cultivado
una superficie de 12.500 hectáreas de trigo y más de 3.000 de maíz.

El pueblo Ministro Lobos, que creció, al propio tiempo que se urbanizaba
con nuevos edificios los terrenos contiguos a la estación, acrecentó su
importancia con el reflejo tributario de las setenta familias
colonizadoras que fueron en pos de la vitalidad productora de aquellos
campos brutos, que resultaron tierras de pan llevar. Interín el
ferrocarril seguía evacuando, con rumbo a Bahía Blanca, el tributo del
bosque que llegó a significarse, en números redondos, con 300.00
toneladas.

Fué una lucha tenaz aquel comienzo--nos dice el señor Fortunato A.--Pero
no pudo el pesimismo ambiente contra la visión clara que se había
apoderado de mi espíritu. Sin defecciones, sin desmayos, con fe sincera
en el porvenir, emprendí la labor. Los cultivos primeros fueron de
prueba y por administración. Bien pronto me dí cuenta del valer
productivo de toda la zona. Y fué una comprobación muy grata para mí
poder apreciar que el éxito de la agricultura en esta comarca, está
basado, más que en la cantidad, en la oportunidad de las lluvias, 400
milímetros que es el promedio anual, bien distribuídos y a su tiempo,
bastan para levantar buenas cosechas.

Esta obra tuvo, como era de esperarse, su grata repercusión vecina.
Pasado el Rubicón con tan buen éxito, se arremangaron los vecinos a
tentar fortuna en la colonización. Campos de Esturizar, de Ataliva Roca,
Roca de Bollini, Madero, García, etc., que no habían intentado aventar,
siquiera un grano, al erial, roturaron francamente el baldío, seguros
que la tierra no sería esquiva a sus afanes. Ocho años han bastado para
transformar la fisonomía comarcana. El pueblo, la colonia, el campo
pastoril, el molino, el alambrado divisor, el camino insinuante, han
operado la transformación vertiginosa de la selva huraña. Y si para el
sentimentalismo nativo, cabe la melancólica añoranza de los árboles
criollos que se fueron en la lenta agonía de las cosas, con su sombra,
con sus aves, con sus nidos, con su fragancia, arrastrados por el
torbellino de la conquista, signos de progreso definitivo, ponen su nota
augural en la maquinaria moderna que surca, que siembra, que engavilla,
que arrastra; en el seleccionamiento de los cultivos y los ganados; en
el bienestar invalorable de la campiña, tecnificada ya, y hasta en el
canto de los labradores, calandrias de la civilización...

Pero no para ahí la obra eficiente y porfiada de este hombre
emprendedor, de esta “garra”, en el sentido generoso del vocablo.
Fortunato A., Júpiter de los caldenes,--si cabe el teogonismo pagano
atribuído a las florestas pampeanas, donde puede el caldén, como el
roble, ser símbolo de suprema fuerza forestal--lleva sus hachadores al
sur, a las márgenes del río Colorado. Pero, hombre de empresa y
civilizador a la vez, ha de buscar, como lo indicamos en nuestro
capítulo anterior, una combinación novísima, capaz de dar la
nota más alta, completa y educativa en nuestras especulaciones
agrícolo-ganadero-forestales: la “chacra-monte".

No conocemos en la economía forestal el precedente que se haya
anticipado a esta explotación “sui-géneris". Alemania, cuya política
arbórea culmina en sabias legislaciones sobre bosques, pudiera tal vez,
darnos entre sus disposiciones algún ejemplo análogo. Inglaterra no nos
lo da. Ni Francia. Ni España mismo, que posee una de las codificaciones
más avanzadas sobre bosques, y que a partir del Fuero Juzgo, que dejaron
los godos--¡hijos de las selvas, al fin!--y las pragmáticas de los reyes
Católicos, supo distribuir con mesura el patrimonio de las florestas. Ni
Estados Unidos, que comenzó su conquista agraria con el incendio de sus
selvas, y que, pueblo arrebatado y nuevo, no tenía noción de aquel sabio
código de Castilla, que decía en su libro 8.º, título 2.º: “si algún
onme enciende monte asieno o árboles de cual manera quier, préndalo el
iuez, e fagal dar C azotes e faga enmienda de lo que quemó, cuemo
asmaren onmes buenos"... Felizmente, para la gran nación del Norte, su
fiero empuje arrasador buscó el correctivo en el culto a las plantas,
extremoso y sentimental.

¿Cuál es el plan de Fortunato A.? En síntesis, crear un tipo montaraz,
el hachador-labriego, que se arraigue a la tierra, que deje de ser el
saltamontes, el gandul, el obrero paria, hecho a la herramienta
devastadora como una prolongación cruel. El leñador, en esta nueva
escuela del trabajo, sabrá bien que si desbroza la maraña, sobre el
suelo domado, para él germinará la espiga que fecundará su sudor. Y con
esta perspectiva, educadora y franca, ha de ser piadoso con la selva,
respetando los árboles de sombra, que diseminados por el campo, abierto
a los sembríos, abrigarán al ganado de sus dehesas, como preveía la
pragmática de Carlos V. sobre la prudencia en las explotaciones, por que
“hay mucho desorden en los disipar; de que resulta que no hay abrigo
para los ganados en tiempo de fortuna y gran falta de leña".

Mucho y bueno debemos esperar de esta iniciativa que abrirá nuevos
horizontes al leñador, mientras se pueblan comarcas nuevas y se fecunda
la virginidad de aquellas tierras del Colorado, que son un misterio
todavía para el espíritu descreído de Buenos Aires.

De cien leguas es la superficie que acaba de arrendar A. a don Dalmiro
M., sobre la margen izquierda de aquel río. ¡Imagináos las sorpresas que
puede guardar este feudo al empuje civilizador! Selvas impolutas,
aguardan en la misteriosa soledad, la hora en que la mano del hombre
vaya a adueñarse de aquel “summum munus homini datum”, que atribuía
Cicerón a los bosques; praderas cerriles, que esperan la caricia sensual
del arado, para abrirse en estupenda maternidad; salinas riquísimas,
como lagos árticos, sólo conocidos por las aves; poéticas cuchillas y
hondonadas feraces...

Hasta este fundo inmenso llevará el ferrocarril del Sur sus rieles,
movido por el interés común. Son 75 kilómetros de línea, comenzada ya,
que facilitarán la conquista, empalmando en el trayecto de Gaviotas y
Río Colorado. Sobre esta intersección, tenemos fe en que ha de
organizarse, en forma vertiginosa, una ciudad de porvenir, núcleo
central del Sur pampeano.

Conjuntamente con estos campos, el señor A. ha adquirido 40.000
hectáreas vecinas, que comprende el campo de los Achával, en cuya
superficie desarrollará con preferencia, su plan de colonización. Hasta
allí irá un ramal de 5 kilómetros, cuyas ventajas allanarán los
preliminares de la cultura agrícola a que están destinados.

Hasta el presente la comarca vecina a estos campos desconoce en absoluto
las labores agrícolas. Algunas vegas están pobladas de ganadería lanar,
pero en forma de crianzas rudimentarias. El futuro centro de población,
el ferrocarril, que ya comienza a afirmar sus durmientes y la
explotación mixta que usufructuará el monte y hará rendir forraje y
cereal a la tierra desbrozada, van a sacudir la molicie del Sur y a
abrir un nuevo horizonte industrial y económico a la Pampa, completando
para el gran territorio, la cenefa que cerró magistralmente Pico por el
Norte y por el Este el rosario de pueblos recostados sobre el Meridiano
Quinto.


VOCABULARIO


=Forestal.= Perteneciente a los bosques.

=Ciclo.= Período.

=Boyal.= Relativo a los bueyes.

=Tierras de pan llevar.= Las que son aptas para el cultivo del trigo.

=Rubicón.= El Rubicón es un pequeño río del norte de Italia que, en época
de la república romana, separaba las provincias gobernadas por Julio
César de las que administraba Pompeyo. Cuando aquél se dicidió a luchar
contra el segundo, atravesó el Rubicón al frente de sus soldados, con lo
que, al invadir el territorio de Pompeyo, iniciaba la guerra. Desde
entonces se dice “pasar el Rubicón”, para significar que se inicia
alguna empresa difícil al vencer el primer obstáculo.

=Sui géneris.= Expresión latina que se emplea para denotar algo especial,
que no puede ser confundido con cosas análogas.

=Fuero Juzgo.= Leyes españolas del tiempo de los godos.

=Si algún onme enciende monte asieno o árboles de cual manera quier,
préndalo el juez e faga dar C azotes e faga enmiendo de lo quemó cuemo
asmaren onmes buenos.= (Tomado al pie de la letra del texto del Fuero
Juzgo, en castellano antiguo). He aquí la correspondencia literal en
castellano moderno: “Si algún hombre enciende monte ajeno, o árboles, de
cualquier manera que sea, préndalo el juez y haga darle 100 azotes, y
pague (el incendiario) indemnización por lo que hizo, según lo estimen
personas honestas y entendidas".

=Pragmáticas.= Leyes, ordenanzas.

=Impolutas.= Que no han sido exploradas; vírgenes aún.

=Summum munus homini datum.= Expresión latina: la mayor riqueza dada a los
hombres.

=Vega.= Tierra baja, llana y fértil.



MINERIA PAMPEANA


--Lihuel Calel--nos informa en General Acha un fuerte afincado en el
Noveno Departamento--es una tierra rica en minerales de cobre y oro...
¿Por qué no la visita?

Deseos tendríamos, en verdad, de hacer una excursión a estas montañas,
que, con la Sierra Chica, constituyen un raro sistema orográfico perdido
en la inmensidad de los campos; pero nuestra visita, a simple título
contemplativo, a ninguna explicación concreta podría arribar sobre las
condiciones científicas de aquellos minerales. El viejo beneficio, que
tentó la codicia de algunos mineros profesionales en el espacio de
veinte años, a partir de 1885, está completamente abandonado. Baste
saber, a mérito informativo, que los pozos cavados en este asiento,
tienen algunos una profundidad de setenta metros. El explotador de las
minas de Lihuel Calel, fué don Juan de Dios Sepúlveda, quien las trabajó
durante diez años enviando su producto a Chile. Durante los años de 1902
a 1903, la explotación estuvo en manos de una compañía de Bahía Blanca.
El embarque de minerales se hacía por Pichi Mahuida--F. C. S.--a veinte
y cinco leguas de distancia. Probablemente, los gastos originados por el
transporte fueron óbice para continuar la explotación. Y ahí están los
trabajos paralizados, a la espera, tal vez, de que se formalice la línea
proyectada por el ferrocarril Pacífico, de General Acha al occidente,
acortando en una tercera parte la distancia ferrocarrilera que conviene
a la explotación.

La minería, industria incipiente todavía en nuestro país, no ha
despertado en este territorio el interés de la empresa. Los buscadores
de fortuna, tentados por el oro de las mieses, no salen de las
especulaciones trilladas. Las arenas de estos médanos--no es una novedad
para nadie--poseen un buen porcentaje de pirita de fierro. Esta
proporción que por su abundancia pudiera tener su interés para la
industria minera, vale mucho más para la explotación agrícola, en forma
indirecta y en el sentido práctico de los colonos. El aprovechamiento
racional está en la inmovilidad de esos médanos ferruginosos, y sobre
ellos el cultivo adaptable y eficaz. Engolosina, de primera intención,
la riqueza metálica de las arenas. Pero no se pone en cuenta las
dificultades y el costo de la explotación. Es un ingenuo lirismo esta
novedosa teoría de explotar los médanos, alejándolos de su destino
natural de ser tierra firme con el tiempo. Y hasta hay personas graves,
que nos dicen con énfasis, como si hubieran encontrado la piedra
filosofal:

--¡30 por ciento de fierro! ¡Si es una riqueza colosal!...

Ante este entusiasmo desmedido en vías de dar consagración a una
novelería, cabe preguntar, lo que sería de esta Pampa, si le quitaran el
hierro que constituye, precisamente, el poco de densidad de sus médanos.
Las dunas, lejos de civilizarse con plantaciones y sementeras, se
convertirían en un piélago de arenas indóciles, reacias a todo empeño de
cultura agrícola y de inmovilidad, destinadas a eterno juguete de los
vientos y azote de las poblaciones...

Cuando el general Roca, a punto de culminar su campaña civilizadora,
llegó al río Colorado, los oficiales descubrieron en las arenas vecinas
una mezcla poderosa de fierro titánico. Por medio de un imán, se extrajo
el mineral; y era tan pequeña la cantidad de arena pura, que quedaba,
después de esta separación, que apenas rendía un diez por ciento... Esta
existencia de fierro titánico, que venía a dar la presunción de un
arrastre aurífero, despertó en el público una gran predisposición por
las tierras del Colorado. Felizmente no se produjo el éxodo
californiano, a pesar de la aseveración optimista de los sabios teutones
que acompañaban la expedición. Quedó, sin embargo, un vaticinio augural,
que suscribió el redactor militar de la cruzada.

--Tengo la esperanza--decía el coronel Olascoaga--de oir decir un día
que se ha descubierto un rico lavadero o mina de oro en cualquier parte
del río Colorado; y más probable entre sus nacimientos y las
inmediaciones de Pichi Mahuida.

Van corridos treinta y ocho años y aun la profecía está en pie. Aquellas
tierras se han poblado, pero el oro del ensueño no ha despertado aun la
avidez de los buscadores.

Tal, la amable fábula de esta industrialización de los médanos, con la
diferencia que exprimir el hierro de los médanos sería fomentar el
Sahara infecundo, despiadado y eterno...

Cuando se estudie con detención el subsuelo de la Pampa, nada de extraño
será que se abra un nuevo horizonte capaz de concentrar fecundas
actividades. Este territorio, geológicamente considerado, es una
prolongación de las pampas mendocinas que tienen su punto de arranque en
las nacientes del Atuel, en donde los cateos acaban de revelar la
existencia de carbón (que ya se explota), alquitrán y petróleo, fuera de
los ricos minerales de cobre, conocidos y trabajados de tiempo atrás.
Esta derivación es probable que nos reserve algunas sorpresas. La
necesidad de buscar el surgente, que es la vida económica y firme de los
cultivos intensivos, ha de despejar la incógnita en el momento menos
pensado, revelando la existencia de hulla o la cuenca petrolífera
significada en fecundo nacedor.


VOCABULARIO


=Lihuel-Calel.= (Voz araucana). Pico de serranía.

=Contemplativo.= De “contemplar”: mirar, registrar, considerar
profundamente.

=Beneficio.= Labor que se da a los campos, árboles, minas, etc.

=Pirita de fierro.= Mineral con azufre, arsénico y hierro.

=Enfasis.= Fuerza de entonación con que se acentúa lo que se dice o se
lee.

=Piélago.= Poéticamente, significa “mar".

=Teutones.= Alemanes.

=Cateos.= De “catear”: voz antigua y americana que significa “buscar,
descubrir, especialmente minas".

=Nacedor.= Expresión campera (término nuevo) que significa “manantial de
agua".



LAS LAGUNAS DE SAL


La sal común es el único mineral que actualmente se explota en la Pampa.
Las fuentes productoras están al sureste, comprendiendo tres o cuatro
lagunas en los departamentos Tercero y Cuarto. Estos criaderos de sal en
pleno beneficio hoy, fueron focos de atracción otrora de las tribus
nómades que pululaban por el desierto, antes de la campaña militar. La
labor elemental y rendidora de la explotación, y el abandono en que
yacían estos bienes del Estado, dieron pie a la depredación de las
indiadas, completando así, con las haciendas mal habidas, el comercio
inmoral en los mercados de ultracordillera.

--Yo he visto con mis propios ojos--nos dice un anciano, peón todavía en
Pico--¡ah, criollo!--que actuó como soldado en toda la campaña, desde
los preliminares de Alsina hasta la concentración histórica de
Choele-Choel--yo he visto las arrias indígenas, cargadas de sal, camino
de Naicó, rumbo a las cordilleras. Y le garanto que eran por lo menos
cincuenta cargueras y más de treinta lanzas que les venían pisando los
garrones... Estaba yo entonces, destacado en patrulla volante y bajo las
órdenes del comandante Clodomiro Villar... Eramos diez de la partida,
internados campo afuera, siguiendo los rastros de una indiada, que había
pasado tres días atrás. Como a doce leguas de la laguna Mari Mamuel, la
cruzada de un monte de caldenes nos separó y quedé con dos soldados
entre unos medanales más traicioneros!... sin víveres, sin pilchas y
hasta sin tabaco... ¡pa pior! Era una corajeada bárbara... A eso de
oraciones habíamos descendido al reparo de una barranquita, cuando vimos
pasar como a dos cuadras, como botón de chaleco, a la indiada... Venían
del lao de las salinas... ¡La suerte que no nos habían tomado el
olor!...

--“¿Atacamos?"--les pregunté a los muchachos.

--“¿Pa qué?"--me dijeron...--¡Si es al ñudo!... ¿Pa que nos pongan como
arneros a lanzasos?...

--Tenían razón. Era morir. ¡Sin güelta! Morir en lay, pero sin provecho
para la nación. Y le garanto que sentí como qu’el corazón se me
achicaba. Y pensé en los versos de Martín Fierro que sabía leer mi
sargento en el fortín de Carhué:

    “El hombre hasta el más beyaco
    aflueja andando en la mala
    y es blando como manteca"...

[Illustration]

En Macachín, gentilmente acompañados por un progresista vecino, uno de
los iniciadores del progreso agrícola-ganadero de la comarca, hemos
visitado las Salinas Grandes, distante tres leguas del centro urbano y
bajo la explotación, actualmente, de la Compañía Introductora de Buenos
Aires.

Un auto volador--es el automóvil, elemento de locomoción consagrado en
toda la Pampa--nos pone bien pronto sobre el camino, entre sementeras y
predios alfalfados que son una maravilla. Minutos después, desde una
lomada que bordea la ribera, se domina la cuenca extendida como un
inmenso manto color gris. Estamos en presencia de uno de los más
cuantiosos criaderos de sal de la Pampa. El panorama es absolutamente
nuevo. Se diría un lago de nieve, donde el cielo indeciso de la tarde ha
impuesto su brumosa palidez. El trajín de la ribera, nos habla con
elocuencia del emporio industrial. Se destaca, en primer término, el
cuerpo principal de la fábrica, a la izquierda, con sus galpones
espaciosos y bien construídos. Se alínean, a renglón seguido, las casas
de los obreros, uniformes, aseadas; la maestranza, el depósito de
maquinarias y otras dependencias auxiliares; luego la casa de la
administración, aparte, a la derecha, sobre la barranca poetizada un
tanto entre enredaderas y jarillas.

La impresión que nos causa este asiento salinero, es la de un puerto
mediterráneo y singular. Un puerto sin barcos, pero con aparejos, con
desvíos, con todo el aparato ribereño para la carga y el transporte
y--¡asombráos!--con su largo muelle de punta que se interna
decididamente hasta el corazón de la salina. Por este muelle, corren las
locomotoras y el convoy industrial transportando la sal virgen,
descortezada a la laguna.

Hemos querido presenciar la faena para recoger nuestra impresión
objetiva sobre esta gran industria. A lo lejos, muy lejos, hormiguean
unos puntos negros perdidos en el piélago impoluto de la salina. Son los
obreros que apilan el noble producto en las parvas alineadas a lo largo
del carril. Dos puntos más grandes, definidos con contornos de
maquinaria, se mueven también, rastreando en ruta ondulada sobre la
tersa superficie. Son los motores que traccionan los aparatos
raspadores.

¿Qué distancia nos separa al foco de labor? Sobre el manto blanco, sin
un punto de comparación se pierde el cálculo del trayecto. Para
nosotros no puede pasar del kilómetro la distancia. Y nos ponemos en
marcha. Primero seguimos sobre el muelle a paso largo. Pero el muelle es
como una aguja interminable. Después comenzamos a cortar campo sobre la
sal endurecida, salvando, sin dificultad, los charcos de agua pluvial
esparcidos por todas partes y que no han entrado todavía en el estado de
saturación, con los 25 grados Beaumé de base para su cristalización. Un
hálito salobre se compenetra en nuestro cutis. Los labios son de sal;
las manos se alisan notablemente. Sin sentir, vamos ganando trecho; pero
los puntos que hormigueaban a lo lejos, siguen siendo los mismos puntos,
a la lontananza como si nada hubiéramos adelantado en la incursión. Por
fin llegamos.

--¿No sabe cuánto hemos recorrido?--nos interroga el administrador de la
salina, que nos ha acompañado en la travesía.

--¿Una legua, quizá?...

--No tanto; pero algo así como unos cuatro kilómetros largos.

La novedad de la labor atempera el poco de cansancio que se ha apoderado
de nosotros. Con razón, el señor P. no ha querido moverse del puerto,
abstraído tal vez, en la poesía del panorama...

La tarea es simplísima. Los motores--una especie de Champion, de 25
caballos de fuerza, a nafta--mueven un aparejo sencillo, patentado por
la empresa. Este acoplado, consta, en síntesis, de una cuchilla como de
un metro de largo que funciona en sentido perpendicular a la dirección
que lleva el motor y raspa el suelo horizontalmente. El funcionamiento
elemental de este aparato nos recuerda el aplanador que usan los
hortelanos, una especie de arado superficial que va desmontando
suavemente las sinuosidades del terreno. Sobre este implemento, que en
esta explotación obra de máquina fundamental, dos hombres gradúan la
labor y levantan la cuchilla a espacios de tiempo regulares, formando
así pequeños montículos de sal. Viene, entonces la operación de los
paleros y acarreadores. De la superficie, pasa la sal, en carretillas, a
las pilas. Luego, al “decauville” y después a la línea central, al
muelle, rumbo al puerto.

La labor, de la extracción, por lo mismo que es sencilla, es rendidora.
Un peón, tomado en conjunto con relación a los diversos menesteres del
ingenio, vale por algo más de dos toneladas diarias. Gana un jornal de
tres pesos, estirable a seis, en tiempos de cosecha.

En épocas de trabajo intenso, han laborado en la extracción hasta
cuatrocientos obreros con un rendimiento de mil toneladas por día. La
faena no es tan pesada como la de los leñateros ni la de los
emparvadores de cereal, salvo durante el rigor de las estaciones, con la
crudeza de los fríos pampeanos y el azote del sol del estío. El esfuerzo
muscular, por otra parte, no es abrumador. Reina el mayor orden y aseo
en estas labores fiscalizadas por capataces expertos. Durante el
trabajo, un convoy de víveres y elementos de uso personal, ocupa el
desvío, contribuyendo a la economía de tiempo y a la higiene reclamada,
por el trabajo. Actualmente los hombres de labor de este ingenio
alcanzan a 140 con un rendimiento de más de 200 toneladas de sal por
día.

El yacimiento de esta laguna es inagotable, no sólo por la profundidad
de algunos de sus criaderos, si no por la cooperación de las aguas
pluviales que contribuyen, al saturarse, al crecimiento por
yuxtaposición del preciado mineral. El raspaje se practica
superficialmente, porque el espesor no es el mismo en toda la laguna.
Hay parajes, determinados ya por el calado, en donde la sal se concentra
en núcleos de consideración, formando lo que podríamos llamar la
verdadera mina.

Veamos ligeramente lo que compete a la faena de industrialización. Las
vagonetas del convoy vuelcan su carga de sal gruesa en unos buzones
cilíndricos de cedazos metálicos y en donde el mineral se somete a un
lavado con agua dulce, a fin de quitarle las impurezas superficiales. De
ahí, recogida nuevamente la sal por un convoy que circula a nivel
inferior, es llevada a los departamentos de laboración para la molienda.
Allí se practica la separación. La sal gruesa que ha de salir al
mercado, no requiere preparaciones accesorias. Se embala en bolsas,
simplemente. La sal de mesa, pasa al molino--que no tiene diferencia
fundamental con el harinero--y después de la acción de práctica, bajo la
fuerza de pistones y trituradoras, queda en condiciones de consumo.

La sal de Salinas Grandes, por el resultado de sus análisis y su
agradable paladar está conceptuada análoga a la sal de Cádiz, de fama
universal. La sal de mesa se prepara en bolsitas de tela blanca, de un
kilo de peso y se ha difundido bajo la marca de Dos Anclas.

De las salinas parte una línea de trocha angosta hasta la estación
Hidalgo, distante nueve kilómetros. Por este tren industrial se evacúa
el producto sobre la línea del Pacífico. Para tal servicio, la empresa
cuenta con 10 locomotoras y más de 300 vagonetas de transporte. La sal
de este yacimiento se distribuye en todo el país.

Nuestra impresión general del establecimiento y sus dependencias ha sido
inmejorable.

Regresamos. La tarde agoniza. Nuestra máquina vuela por el camino amplio
y polvoroso. Del campo dormido, viene como una suave caricia del perfume
de los pastos artificiales. Venus se abre en el cielo con su luz radiosa
y tutelar. Al cruce de un camino se intercepta una tropa de vacunos que
vuelve de la feria en bulliciosa caravana.

--¿De quién son, ché?--interroga nuestro acompañante a los reseros.

--De don Fulano... No alcanzaron a venderse por falta de tiempo...
Estuvieron fuerte los negocios...

Aquella tarde--supimos después--en la feria de Macachín se habían
vendido animales por más de 100.000 pesos...


VOCABULARIO


=Pululaban.= De “pulular”: abundar y bullir en un paraje personas o cosas.

=Depredación.= Pillaje, devastación, saqueo con violencia.

=Pilchas.= Expresión criolla que significa “prendas de vestir” o las
correspondientes a la silla de montar (recado).

=Locomoción.= Mudanza de lugar, movimiento de traslación.

=Maestranza.= Lugar que ocupan los talleres.

=Jarillas.= Arbusto difundido en la zona pampásica.

=Traccionan.= De “tracción”: acción y efecto de traer o de arrastrar.

=Sinuosidades.= De “sinuoso”: torcido, quebrado, irregular.

="Decauville".= Expresión francesa para indicar pequeños trenes de carga,
o las líneas o vías sobre las cuales corren, que son de trocha muy
angosta. Pronúnciase “decovil".

=Ingenio.= Expresión americana con la que se indica un establecimiento en
el cual se benefician minerales o productos de la tierra.

=Yacimiento.= El sitio donde se halla un mineral, fósiles, etc.

=Yuxtaposición.= La forma de crecer los minerales, al revés de las
plantas, superponiéndose.

=Cedazos.= Tela de fibras, o metálica, destinada a separar en ciertas
operaciones las partes gruesas de las finas.

=Venus.= Uno de los más bellos planetas, que alumbra al anochecer o al
amanecer, llamado comúnmente “el lucero del alba".

=Mari Mamuel.= (Voz araucana). Diez árboles.



WINIFREDA Y LAS COLONIAS VECINAS


La línea férrea de Valentín Gómez a Winifreda la hemos recorrido en una
mañana de noviembre. El día es amable, soleado, tibio. Hay alegría,
verdor y luz en las praderas. La primera impresión, inconfundible, al
cruzar tierra pampeana, es la laguna, volcada junto al tren sobre un
campo de gramillas silvestres. La garbosa novillada, de inequívoco tipo
Durham, de pulpas firmes, de líneas gráciles, y en vísperas, tal vez, de
frigorificación, se ha dado cita junto al agua, tranquila, familiarizada
ya con el bullicio ciclópeo del tren...

Winifreda, es una alquería, con contornos de pueblo, que nos produce, de
llegada, buena impresión. La calle principal, se abre a lo largo de la
vía, abarrotada de pequeños negocios: la fonda, la botica, la
peluquería, el almacén. Más allá, la carnicería. Se comienza el diseño
de las calles adyacentes. Se aguirnaldan de verde follaje algunos
sauces, en la línea de la acera que da al tren. Pero, con displicencia,
a la ventura, sin propósitos de edilidad. Numerosos galpones junto a los
desvíos, anticipan la exigencia agraria de abundosas cosechas. Basta
este síntoma de los tinglados, para adjudicar la importancia de la
región. Así como la estación sin pueblo, nos da la idea del latifundio
ganaderil vecino, la estación pobre en galpones, nos habla con
elocuencia de cosechas precarias o de una incipiente agricultura.
Winifreda se sintomatiza como comarca productora en esta exteriorización
de sus trojes de hierro galvanizado, en donde vuelcan los colonos sus
ingentes cosechas. Se puebla la estación a la hora del tren. Hormiguean
los sulkis por los caminos y las chatas promiscuas. Algunas bateas rusas
fuertes, sin elásticos, trasunto de la estepa ventosa o de las tierras
de pan, de Odessa, se prodigan en la cancha de espera junto a un par de
baqueteados automóviles, signos de prosperidad colonial.

Espléndidos están los trigales. En esta zona se ha cultivado este año
alrededor de 70.000 hectáreas.

Hace algo menos de ocho años que se organizó esta colonia. Campos
pelados, incultos aún, sin la más remota perspectiva de ferrovía, fué
una valiente empresa afrontar su cultivo. Todo el mundo--es decir “celui
que ne comprend pas"--puso su irónica dubitación en la aventura. Aquella
era una utopía, una empresa descabellada. Si la estación próxima dista
más de cuatro leguas de la zona de producción--aconseja la economía
agrícola--no compensa los gastos de acarreo. Más de diez leguas tuvieron
que recorrer los primeros trigos de Winifreda.

--Las grandes dificultades--nos dice el organizador de esta colonia--las
tuve al principio. Aquella de encontrar agua potable, fué un problema.
Después de consecutivos e infructuosos ensayos, pude allanar el
obstáculo, encontrando napas muy buenas. Créame que los tres primeros
años fueron para mí un verdadero fracaso. No desmayé, sin embargo. Seguí
proporcionando a mis colonos elementos, semillas, dinero, para que no se
malograra la labor.

--Pero ha triunfado al fin...

--No puedo quejarme. Moralmente, siento la gran satisfacción de haber
dado vida a una rica zona de la Pampa, luchando abiertamente por su
cultura agrícola, por su población y por su expandimiento ferroviario.

“Suele haber, sin embargo, un cierto prejuicio con los
extranjeros--arguye, con cierta amarga ironía.--La creencia de que
nuestro único móvil es embolsar dinero, no siempre es razonable y
justificada. Verdad es que nadie trabaja por amor al arte... Pero, puedo
asegurarle que esta empresa colonizadora me ha costado muchos quebrantos
en los primeros tiempos. ¿Que han reaccionado las perspectivas? ¿que
después de tan rudo bregar debo recoger el fruto de mi empeñosa labor?
No hay duda alguna. Pero, aun en el éxito, no se dirá que abandono a mis
colonos...”

Y, a renglón seguido, nos muestra en su copiador, el documento de
garantía subscripto a favor de una veintena de sus colonos, con el Banco
de la Nación en General Pico, por una suma superior de 20.000 pesos en
garantía de dinero para levantar las cosechas.

Cierto es que la recolección está ad-portas; que se anticipa un óptimo
rendimiento--noviembre se desliza temprano y parejo.--Pero estos buenos
augurios que pudieran desvalorizar la acción prestataria, frente a la
pronta y segura recompensa, suelen ser humo de paja cuando ha de venir
el granizo, las heladas y aun las fuertes lluvias de fines de primavera,
verdaderos turbiones que malogran el trigo hasta en la misma parva. El
colono no está seguro hasta que tiene su grano en las planchadas o lo ve
alejarse en los vagones del tren.

La colonia de que hablamos lleva el nombre simbólico de La Espiga de
Oro. Su éxito, formalizado en estos tres últimos años, ha dado pie a la
organización de otras colonias vecinas tributarias de la estación
Winifreda: La Delfina, La Paz, Santamarina, etc. Actualmente La Espiga
de Oro tiene bajo cultivos una superficie de 20.000 hectáreas, siendo
sus colonos, alemanes católicos y protestantes.

Fueron treinta las familias fundadoras de este campo. De entonces acá,
los años han tenido sus veleidades. Los últimos cinco pueden
significarse por dos cosechas malas y tres buenas. Se dijera que el
complemento del ferrocarril, estableció, en definitiva, la bonanza de la
región. Actualmente ocupan la colonia 108 familias, subarrendatarios que
pagan como locación el 16% de la cosecha, con contratos por cinco años y
por lotes de 100 a 300 hectáreas.

Los campos de esta colonia son de tierra firme, exentos de médanos. El
agua está de 6 a 15 metros y la tosca a dos. La ganadería es muy
precaria.

Las habitaciones de los colonos constan de dos piezas y cocina. Son muy
reducidos los mejoramientos que introduce el colono en su vivienda, pues
su carácter de locatario, que ha de abandonar su predio al finalizar el
contrato, no le da bríos para tonalizar el rancho con cultivos
forestales ni reformas que han de quedar en la tierra. La maquinaria,
eso sí, es de propiedad de cada familia. Los colonos utilizan las
espigadoras Mc Cormick y Deering. No usan cosechadoras, ni engavillan.
Espigan.

Nos interesamos vivamente por algunas características morales de la
masa, su grado de comprensibilidad en los negocios, etc.

--Nuestros colonos--nos dice el administrador de La Espiga de
Oro--constituyen un tipo de excelentes cultivadores. Son laboriosos,
tenaces, fuertes; pero les falta espíritu de iniciativa. No tienen
preparación técnica, y en consecuencia no trabajan con sagacidad los
campos feraces. Son, por otra parte, analfabetos en su mayoría. Estas
circunstancias contribuyen a dificultar las operaciones comerciales y
bancarias, aguzando en el colono el instinto de conservación hasta el
punto de cometer torpezas que pudieran sospecharse de acciones
deliberadas y dolosas ocultaciones.

Nos agrada conocer esta semblanza de los colonos, presentada por el
administrador como un rasgo saliente de su étnica. A nosotros, que hemos
visitado todos los núcleos coloniales del territorio, se nos antoja que
estos perfiles no definen un temperamento ancestral, refractario a todo
perfeccionamiento. Rusos más hoscos y colonos trapisondistas hemos
encontrado en el camino, modificados en su temperamento primitivo por
los beneficios del predio propio. Cuando se solucione el problema
agrario, ya hemos de ver que todas las razas serán igualmente aptas para
tecnificar y ennoblecer los cultivos. Y será, sin duda, esta Pampa
generosa, el gran crisol en donde se han de retener, fundir y unificar
los pueblos migradores en un tipo común.

Felizmente para la colonia, ha comenzado a funcionar la escuela pública,
bajo el patrocinio de la nación y con más de cuarenta educandos,
costeada en su mayor parte con el producto de algunos festivales y
donaciones.

Vecino a La Espiga de Oro, el mismo propietario cultiva, por igual
sistema de arrendamiento, la colonia El Guanaco, con subarrendatarios
alemanes. El terreno es algo inferior en calidad a La Espiga de Oro y
más distante de Winifreda. Los colonos pagan el 15% en especies sobre
las cosechas y por concepto de arrendamiento.

Como se desprende de estas ligeras apuntaciones, es de gran porvenir
esta comarca, hecha pródiga merced a la valentía de una vertiginosa
colonización. El tren, que llegó un día, después que el esfuerzo
promisor maculara la tierra virgen, para recoger el premio generoso, no
ha de estacionarse allí. Nuevas tierras al oeste reclaman sus paralelas
de hierro. Mientras tanto, Winifreda, que se anticipó a la conquista,
irá urbanizándose poco a poco--no bien desaparezcan ciertas trabas que
se oponen a su expansión edilicia--hasta transformarse en un centro de
primer orden llamado a desempeñar un papel importante en aquella
extendida región de los trigos.


VOCABULARIO


=Gramillas.= De “gramíneas”: pasto silvestre difundido en nuestros campos.

=Inequívoco.= Que no da lugar a equivocación ni duda.

=Ciclópeo.= Gigantesco.

=Edilidad.= De “edil”: Correspondiente a la acción municipal en pueblos o
ciudades.

=Tinglados.= En el caso presente, significa sitio o local en las
estaciones ferroviarias, destinado a depositar cereales o frutos del
país.

=Promiscuas.= De “promiscuo”: mezclado en confusión y sin orden.

=Estepa.= Llano extenso de escaso cultivo.

="Celui que ne comprend pas".= Expresión francesa que significa “aquel que
nada sabe". Se pronuncia: “Celuí que ne comprán pa".

=Dubitación.= Duda.

=Utopía.= Plan teórico, irrealizable; proyecto ilusorio; cálculo vano.

="Ad-portas".= Expresión latina: en las puertas.

=Prestataria.= De “prestar”: dar o entregar una cosa con la condición de
devolverla.

=Precaria.= De poca duración, inestable.

=Dolosa.= Falaz, engañosa, fraudulenta.

=Trapisondistas.= Enredistas.

=Migradores.= Que pasan de un país a otro para radicarse en él.

=Patrocinio.= De “patrocinar”: amparar, resguardar, cobijar, apoyar.

=Promisor.= De “promisorio”: que encierra promesa.

=Maculatura.= De “macular”: deslustrar, manchar. En el caso presente
significa quitar la virginidad al campo silvestre.



LA CADENA DE PUEBLOS


Las cuarenta leguas que separan a Pico de Santa Rosa, las acabamos de
salvar en automóvil, dejando para más adelante nuestra visita detenida a
los campos pastoriles del norte.

Fué el 3 de septiembre. Una lluvia torrencial diluviaba sobre la tierra
sedienta. El viento sopló del sureste, un viento agresivo que no cesó
sino a última hora de la tarde. El ganado vacuno, que puebla los
gramillales y campos de alfalfa en todo el trayecto de Pico a Catriló,
venía a embolsarse en el alambrado del camino, paralelo a la línea del
ferrocarril, viento abajo, inmóvil y resignado ante el azote del
temporal. Fué para nosotros una oportunidad preciosa aquella de poder
observar el enorme tesoro ganaderil de las grandes praderas, en todos
sus ejemplares de excelente mestización, que se daban cita a lo largo
del camino en filas interminables, verdadero certamen de gordura, de
tipo, de calidad.

Los vientos de la comarca del norte, antes tan bravíos y desatados, se
han venido atemperando paulatinamente. Maracó, Rancul, Realicó,
Chapaleufú, Trenel, Conhello, Quemú-Quemú, han sufrido una
transformación radical con los cultivos, y lo que es más sintomático
para el arraigo territorial, una transformación meteorológica. Es la
obra de la civilización de los campos la que opera el fenómeno. Los
cultivos atraen las lluvias, modifican los vientos, estabilizan los
arenales. Sin embargo, no podemos decir que se ha llegado a la verdadera
protección de las sementeras y los alfalfares con la divulgación de los
cercos vivos. Esto importa un problema, sobre todo cuando se trata de
lindes extensos y es menester preservar los cercos protectores,
incipientes aún, de la zaña destructora de las liebres y las vizcachas.
Para felicidad de los colonos, las liebres en esta zona van
desapareciendo poco a poco. Hace algunos años se propagó un flagelo que
no llegó a sintomatizarse con exactitud, pero que se hizo sentir como
una racha destructora para la especie. El daño, que se generalizó como
una epidemia en toda la región del norte, se singularizó con una
característica particular: las liebres venían a morir en los caminos.
Esta circunstancia facilitó la limpieza de los predios pastoriles.
Después de este azote, la invasión de las liebres se dirigió al
suroeste, quizás para no volver más sobre la rica zona. Queda aun la
vizcacha difundida por los campos. Pero su extinción es mucho más
sencilla y su obra de devastación se circunscribe alrededor de su
madriguera, dando facilidad al colono para localizar el ataque.

Algunos chacareros previsores han ensayado el cerco vivo con buenos
resultados; otros han colocado tejido en el linde de sus cultivos o
alfalfares. Pero este sistema precaucional es dispendioso y sólo tiene
efecto contra las plagas de las liebres. Lo importante sería conciliar
la defensa contra los vientos. De ahí el cerco vivo. Tenemos fe en que
no han de pasar muchos años en que estos campos feraces, subdivididos
por granjas y potreros, se pueblen de arbolados. La lluvia de este día,
lluvia de oro para los sembrados nacientes, pero que chasqueó sin piedad
sobre el lomo de las bestias como las cuerdas de un látigo movido por el
aquilón, interrumpiendo el tranquilo pacer del ganado, nos dió idea
clara de la necesidad de difundir el forestal por los campos, para la
grata sombra en el estío y el reparo en la crudeza invernal.

Muy pocos árboles hemos visto en el largo trayecto. De vez en cuando
algún sauce en eclosión de yemas, rompía la línea ondulada del paisaje.
Siempre el molino junto a la vivienda reclamando la fuerza del viento
para regar la huerta o abrevar al ganado; raras veces el árbol. Hasta
los mismos focos de población, nutridos ya, poco culto le dedican a las
plantas. Se explica esto por el carácter genuinamente comercial de los
centros urbanos que se suceden en el camino. ¿Qué importan los
eucaliptus, el sauce campechano, los paraísos fragantes, el jardín
sencillo, en la fonda de la estación o la tienda de abarrotes,
destinados a servir al elemento movedizo y migrador de la colonia? Pero
los centros que se conglomeran a la ventura por el propio desarrollo
vegetativo y por exigencias de la vecindad colonizadora, van
municipalizándose poco a poco y es necesario pensar en la edilidad
definitiva, carente de incentivo sin la propagación civilizada del
árbol. Dorila, Quemú-Quemú, Relmu, Catriló, Lonquimay, La Gloria,
Uriburu, impresionan gratamente por su intensidad de vida mercantil,
pero no por la influencia emotiva que deja el árbol, signo de avanzada
civilización. Sólo Miguel Cané, que cruzamos en el trayecto, se engalana
profusamente con atavíos forestales. Cada casa tiene su huerta y por
sobre las chapas de hierro de sus techados asoma la alegría de un
vegetal. Suponemos el tono alegre de la alquería, destacándose del
paisaje pampeano en un día claro de primavera...

¿Adversión al árbol?--supondrá algún espíritu caviloso, ante el
retraimiento prosaico de estas poblaciones.--No. Es la propia juventud
de cada centro, la improvisación vertiginosa de la comuna que no ha
formalizado aun su vida social, ni se ha dado tiempo para estas
especulaciones del espíritu que dulcifican la vida. El arraigo vecinal
extiende sus primeras raíces en la tierra pródiga. Cada uno de estos
pueblos nació con los preliminares de la colonización agrícola,
resultado, casi siempre, de una emigración heterogénea ávida de tentar
fortuna en el noble trabajo de la tierra. El crecimiento de cada
población ha sido un fenómeno imprevisto en casi todos los casos, salvo
en la capital del territorio. De la noche a la mañana han surgido los
pueblos: con vida propia y de gran porvenir, en las cercanías de las
chacras y los campos, subdivididos; anémicos, en la vecindad de los
latifundios y las grandes invernadas.

Arraigados los vecindarios, se patentizan los problemas de la
urbanización. Felizmente los fundadores de pueblos tuvieron casi
siempre--¡y cómo no!--la visión del futuro; y al delinear y subdividir,
convinieron, por lo menos, en la amplitud de las calles y el reparo de
los vientos. En muchos casos no se anticipó el gran centro y la economía
de los propietarios del terreno original, a pesar de la baratura del
suelo, limitaron su dádiva al lote para algunas oficinas de rigor,--la
policía y el juzgado, sin duda.--Pensar en plaza pública sería un
lirismo; en iglesia, una regresión. ¡No necesitaría de estos lujos la
ola adventicia de la colonia! Fondas, almacenes fuertes, panaderías,
canchas de bochas y despachos de licor, era lo que necesitaban los
poblados. Sin régimen para la colonización, los pueblos agrícolas
fueron, casi siempre, el resultado lógico de la colonia. Un campo de
labor adjudicado a doscientas familias, reclamaba, como consecuencia, el
centro urbano, exigido con antelación y a título de negocio, por el
poseedor primitivo. Conjuntamente con el pueblo, asomó el ferrocarril a
recoger las cosechas y se insinuó el amparo oficial con la
administración de orden y de justicia. En esta forma han surgido de diez
años a esta parte casi todos los centros agrícolas de la Pampa. La
improvisación de ayer reclama hoy atenciones diversas y fundamentales.
El conglomerado comercial que definió un centro poblado, tiene hoy
exigencias de carácter social. Se organiza la familia nueva, la familia
pampeana, adherida al terruño con aspiraciones propias y caracteres
definitivos. La escuela pública unifica en el territorio la instrucción
nacional. El elemento extranjero que ha sudado sobre la tierra arisca o
ha levantado fortuna desde el mostrador, se encariña al suelo en
espontánea y fructífera convivencia. Ha llegado el momento, entonces, de
cimentar sobre bases definitivas el pueblo que nació a la ventura, obra
de un tanteo comercial o de una exigencia de la comarca. Y vienen los
reparos a la imprevisión, ya que no es dado retener al progreso. Y
entran los pueblos en la segunda etapa de vida comunal, tratando de
rectificar los errores propios de la improvisación.

En esto están los pueblos del norte que dejamos atrás al paso acelerado
de nuestra máquina, el propio “Mercedes” que sirvió a Roosevelt para
cruzar la cordillera de los Andes. Ahí quedan los pueblos con aleteos de
aldea y proyecciones de urbes populosas. A ellos volveremos en incursión
territorial, anhelosos de estudiar su constitución, su vitalidad, su
porvenir.

Mientras tanto, el camino se ensancha a nuestro paso como una arteria
abierta a las praderías infinitas, en donde se insinúan los sembrados
nacientes, jubilosos ante el aguacero torrencial. ¡Y qué auspiciosa
compañía la que nos lleva sobre el camino trillado hacia la capital! El
telégrafo, el teléfono, el riel...


VOCABULARIO


=Meteorología.= Que trata de las causas y efectos de los fenómenos
atmosféricos, por ejemplo: de la lluvia, del viento, del granizo, etc.

=Flagelo.= En este caso se refiere a una peste, a una enfermedad
vulgarizada.

=Dispendioso.= Costoso, cuantioso, exorbitante.

=Genuinamente.= De “genuino”: puro, propio, natural.

=Vegetativo.= De “vegetar”: disfrutar voluntariamente vida tranquila,
exenta de trabajos y cuidados.

=Arraigo.= Fijeza, estabilidad, permanencia.

=Lirismo.= Pensar u obrar sin lógica, sin juicio sereno.

=Regresión.= Acto de volver atrás.

=Adventicia.= Accidental, casual, extraña, que no es natural ni propia.

=Antelación.= Anticipación, anterioridad.

=Conglomerado.= De “conglomerar”: aglomerar, hacinar, amontonar, juntar.

=Convivencia.= Vivir simultáneamente con otros, en unión, al mismo tiempo.

=Maracó.= Aguada de las liebres (voz araucana).

=Chapaleufú.= (Voz araucana). Río pantanoso.

=Trenel.= Campo de totoras; también se llama “trenel” a los bastos del
“recado” de montar.

=Lonquimay.= (Voz araucana). Nombre de cacique.

=Conhello.= (Voz araucana). Paraje con agua abundante.

=Relmu.= (Voz araucana). Arco iris.

=Catriló.= (Voz araucana). Médano cortado.



EL PUEBLO DE GENERAL PICO


General Pico es el primer centro comercial del territorio. Bautizarlo
Rosario de la Pampa, sería vaticinarle un porvenir político dentro de la
futura provincia; y ¡líbrenos Dios de caer en suspicacias! Fué ingénuo,
sin duda, el mote de “Chicago del porvenir”, que suscribió un gran
espíritu, sembrador de pueblos--Chapeaurouge.--Pico, por su situación
mediterránea, podrá nuclear con fuerzas propias una inmensa y rica
comarca, pero nunca será la ciudad de la carne, la ciudad de los
“packing house”, bajo la garra colosal de Armour. Chicago, junto al
Michigan, tiene la gran comodidad lacustre que ha podido favorecer la
expansión de sus frigoríficos. Pico, finca su porvenir en las industrias
agropecuarias, y mientras el tiempo y la testamentaría, no barran los
latifundios, está su departamento destinado a ser la región--única, por
la calidad de sus forrajes--de las grandes praderías, la región de las
invernadas o “de cebo” como llaman los estadounidenses a los ranchos de
Nebraska. Con Kansas City sería más apropiado el parangón que le cuadra
a Pico, siquiera por su similitud geográfica y la forma vertiginosa en
que se va acrecentando su población.

De todas maneras, bajo su aspecto comercial, Pico se nos antoja un
pueblo del Far West. Sin aguzar la imaginación, retrotrayendo aquella
agitación febril que caracterizó las transacciones primitivas y, a
renglón seguido, al agiotaje de los terrenos, podremos encontrar los
preliminares de Pico en aquel pueblo de Guthrie, en el corazón de
Oklahoma, tal como lo describe Paul de Rousiers. Suponemos a los
afanosos lonjistas oteando como buenos sabuesos, la lucrativa reventa;
los “land agents"--especuladores en tierras--y aquella frase sacramental
en todos los labios, de una invariable elocuencia: “¿how is business?”
(¿cómo van los negocios?), tan propia del Oeste de allá como de nuestro
Oeste, signo etnográfico de todas las improvisaciones. Y hasta la vida
accidentada de aquel capitán Couch, cuya figura de poblador y hombre de
empresa debe haber quedado como una leyenda en Oklahoma, nos proporciona
acontecimientos análogos al origen de nuestras poblaciones vertiginosas,
en donde no siempre la noble labor colonizadora está exenta de
tropiezos, cuando hay intereses encontrados entre propietarios de campos
favorecidos y empresas de ferrocarril.

¿Queréis conocer los preliminares de Pico? Nadie puede narrarnos con
mayor interés que el primer comerciante, que vino a establecer su casa
La Fundadora, salvando con valentía y con fe todos los obstáculos.
Escuchemos lo que nos dice don Juan L. P.

--Era el mes de julio del año 1905. El tren del Oeste llegaba hasta el
Meridiano Quinto, límite de la provincia de Buenos Aires con nuestro
territorio. Bajé en ese punto para trasladarme hasta el lugar indicado
donde había de fundarse el pueblo. Un tren en construcción me trajo
hasta la puerta de la estancia del entonces presidente de la República,
doctor Quintana, en donde fuí recibido por el mayordomo del
establecimiento y por mi buen amigo, señor Luis C., futuro administrador
del pueblo General Pico. En esa época, la actual estación estaba en
construcción a un metro y medio del nivel del suelo, siendo todo este
campo una desolada pampa de propiedad del señor don Eduardo Castex.

“El agrimensor señor A., venido de Intendente Alvear, terminaba la
mensura del gran pueblo, y una cuadrilla de veinte peones, formó
campamento frente mismo de la actual estación para levantar los galpones
de hierro de la casa de comercio de los señores Juan L. P. y Cía.

“A dos leguas de la estación existía una pulpería, llamada Las Liebres,
de propiedad del señor Santos A.; de aspecto humilde, con el clásico
enrejado delante del mostrador y una pequeña abertura para despachar los
artículos a los pocos compradores que acudían.

“No había por allí otro signo de civilización; los campos en su
totalidad estaban dedicados a la cría de ovejas, pues solo existía el
pasto natural y algunas aguadas. Los materiales de construcción que yo
hacía venir de la Capital Federal hasta Meridiano Quinto, para fundar la
casa de comercio que más tarde debió llamarse a título de buen derecho,
La Fundadora, eran traídos aquí en carros y en tren de balasto, cuando
se podía. Pueden imaginarse las dificultades que tendríamos para
desarrollar todas nuestras energías, cuando la galleta, por mencionar el
primer renglón de comestibles, nos llegaba de una distancia de ocho
leguas y propiamente de la estancia del señor don Bartolomé G. (Santa
Aurelia), célebre después por su cabaña, en toda la República.

“Construído el galpón para mi casa de comercio, al mismo tiempo
edificaron en adobe y barro pequeñas habitaciones, los señores Saturnino
M. y Julio B., que se dedicaban al comercio de restaurant y hotel. La
gente trabajadora acudía bulliciosamente a comer, y yo mismo, recuerdo,
que pasé algunos días vinculado a esa nueva vida para mí.”

Fijada la fecha del remate por el señor Eduardo Ch., socio a su vez, en
aquel entonces, de la firma Juan L. P. y Cía., para el 11 de noviembre,
empezaron las construcciones de carpas y casas de cinc que se levantaban
en el día. Con el permiso del señor Ch. se ubicaban en el solar que lo
creían conveniente, para quedar propietarios, sujetándose al precio del
día del remate.

“En general, ocurre que la formación de pueblos nuevos, trae dos
corrientes de elementos como pobladores. El elemento trabajador que
viene buscando nuevos horizontes, y el elemento inservible de otros
pueblos, que son despedidos, expulsados por sus raterías o cuatrerismo.

“El 11 de noviembre de 1905, por primera vez veíamos un tren de
pasajeros, que era un expreso, donde, aparte de las primeras autoridades
del territorio, como el gobernador doctor Diego G., su secretario Víctor
L., intendente municipal, Manuel G., Juan F. A., y muchos otros
caballeros de Santa Rosa y Buenos Aires, venía un millar de personas que
al son de acordes de una banda de música y disparo de bombas, se
encaminaban a ver el trazado del pueblo y eligiendo sus lotes ya
preferidos según el plano.

“Ya desde temprano, más de doscientos vehículos de puntos lejanos,
habían llegado al renombrado Pico, con ansia; aquello era una verdadera
fiebre de entusiasmo. En nuestro galpón se realizaba el remate que duró
tres días. Es de notar que aunque con todas las incomodidades del lugar
y del momento, los espíritus no desfallecían. Al tercer día hubo más
animación que en el segundo y las ventas sobrepasaron el millón de pesos
moneda nacional. Todos querían poseer un pedazo de suelo como si se
tratara de una tierra prometida.

“No todo, sin embargo, andaba a pedir de boca; entre la concurrencia
había personas interesadas en hacer fracasar el remate. Lamento anotar
que algunas de estas personas eran emisarios de fundadores de otros
pueblos, que a pesar de una descarada ayuda oficial, no conseguían
progresar, debido a las pésimas tierras en que los habían ubicado.

“Empezó a divulgarse la noticia de que el empalme del ferrocarril
Pacífico era un sueño y que el pueblo no tendría vida propia: que el
nombre de la Chicago de la Pampa, era una burda superchería; y que los
compradores que invirtieron sus ahorros en estas tierras, tarde o
temprano quedarían en la miseria.

“En efecto: el ferrocarril Pacífico, había prometido empalmar en el
lugar donde estaba ubicada la estación del ferrocarril Oeste; pero no
había pasado de las promesas. Esta demora hacía fracasar una parte de
los planes de los compradores. Se sabía que en Catriló había un
ingeniero del ferrocarril Pacífico, pero nada más. El primer día del
remate no hubo mucha animación; la gente quería ver llegar esa cuadrilla
del ferrocarril Pacífico y nada se divisaba. Seguía el remate; en los
planos figuraba el empalme, dibujado en lienzos y avisos de propaganda;
pero hasta ese momento, nada había de seguro.

“Los ánimos estaban excitados; los emisarios hacían circular malas
noticias. Hubo un momento en que se suspendió el remate. El almuerzo no
fué alegre. Había algo que flotaba en el ambiente; abatimiento,
desconfianza; no sé lo que era.”

Pero de pronto, alguien lanzó un grito: “¡Llega gente a caballo!” “Son
indios” dijeron algunos. “No; son coches; vienen al remate".

“En efecto: en el lejano horizonte se destacaba un punto negro envuelto
en una nube de polvo. Los concurrentes miraban todos para aquel lado. El
señor Ch. tenía noticias de que las cuadrillas del Pacífico, debían
llegar a las diez de la mañana; eran las dos de la tarde; tal vez por la
falta de caballada no podrían llegar. Poco a poco se divisaron las mulas
y los carros cargados de carpas y herramientas para dar principio al
terraplenamiento de la línea. 1.700 hombres, bajo la dirección del
ingeniero don Tomás A., realzaron los ánimos y todo fué a las mil
maravillas.

“Este fué el principio de la fundación, el principio de una era de
trabajo y de verdadero orgullo para aquellos que como yo, olvidaron la
gran ciudad de Buenos Aires y las comodidades de la vida, entregándonos
a una vida activa y de trabajo, llenos de júbilo, cuando todos los días
al amanecer veíamos levantar cuatro tirantes formando un cuadrado o un
cuadrilongo, y días más tarde quedaban cubiertos con chapas, siendo un
nuevo poblador que venía a radicarse lleno de vivas esperanzas".


VOCABULARIO


="Packing house".= (Expresión inglesa). Frigorífico. Casa para el embalaje
de la carne. (Pronúnciase: “paquin jaus”).

=Armour.= Famoso frigorífico de Chicago, con ramificaciones comerciales en
todo el mundo.

=Lacustre.= Relativo a los lagos.

=Retrotrayendo.= De “retrotraer”: fingir que una cosa sucedió en época
anterior a la real.

=Agiotaje.= Especulación abusiva.

=Lonjista.= Tratante en negocios o especulador.

=Oteando.= De “otear”: escrutar, escudriñar, registrar, inspeccionar,
examinar.

=Etnográfico.= De “etnografía”: Descripción de los pueblos, razas o
naciones.

=Tren de balasto.= Se designa así al tren de carga que no tiene materiales
que arrastrar y que, en consecuencia, se destina a cualquier carga para
que no arrastre vagones vacíos.



FLORECIMIENTO URBANO


Hasta aquí la interesante descripción del señor P., tan gráfica como
llena de sencilla emoción. Así fueron los prodromos de Pico. La pequeña
población comienza a tomar contornos, a edilizarse con rapidez
vertiginosa. Los solares fueron vendidos desde 25 centavos a 2 pesos el
metro cuadrado; las quintas, desde 85 pesos a 300 y las chacras desde 58
a 92. El ferrocarril del Oeste comenzó a descargar diariamente sus
convoyes con materiales de construcción. Brotaron casas y galpones como
por obra de magia. Cuatro hornos de ladrillos, iniciados a renglón
seguido de los primeros remates, no daban abasto para satisfacer las
exigencias del florecimiento urbano, sin precedentes en el territorio,
por su celeridad. Y como todo fué obra de la improvisación, no faltaron
tampoco, los trances angustiosos que pusieron su nota de incertidumbre
en el espíritu de los valientes pobladores. El trazado del ferrocarril
Pacífico, a punto estuvo de sufrir una transformación, llevando su paso
a nivel con el Oeste, a dos leguas de Pico o sea en el deslinde de Las
Liebres. Felizmente, primó el buen criterio de la empresa y el cruce
vino a favorecer la incipiente población, poniéndola en contacto con los
puertos de Bahía Blanca. Diez y ocho meses después de la fundación de
Pico, este ferrocarril inaugura la línea con su servicio regular de
pasajeros y carga. A partir de esa fecha, toma la población un
incremento considerable. Y mientras el centro urbano se intensifica y se
embellece, las colonias circunvecinas, acrecientan sus labores, se
pueblan y se subdividen.

Veamos lo que nos dice el primer colonizador de Pico, don Isidoro J. B.
B., uno de los hombres más caracterizados y progresistas de Pico:

--Con motivo de un negocio de campo, entré en relación con el señor
Eduardo Ch., quien conocía perfectamente este territorio y de acuerdo
con él vine a revisar los campos de la sección primera, pernoctando en
la estancia Las Liebres, del malogrado doctor Quintana, cuyo encargado
me facilitó amablemente los medios necesarios para llenar mi cometido.

“La primera impresión que tuve de estos campos, a decir la verdad, no
fué del todo agradable. La falta de pastos tiernos, en primer lugar,
escasez de humus en la primera capa, me desalentaban: pero noté que a
ocho o diez centímetros de profundidad, en un terreno cultivado, a pesar
de los tres o cuatro meses que no llovía, subsistía una regular humedad.
Comprendí entonces la bondad para el trigo, de estas tierras arenosas;
en primer término, por cuanto mantienen la humedad en tiempo de sequía
prolongada, permitiendo la filtración del agua en caso de exceso de
lluvia.

“Por último, tuve una prueba más decisiva y me permito citarla. A pocas
cuadras de la estancia Las Liebres, había una pequeña parva que más bien
parecía un montón de yuyos. Por un peón supe que aquello era trigo
cosechado en el año anterior, que quedó sin trillar, por falta de
máquinas. En seguida me trasladé al lugar de la parva y del interior de
la misma saqué un manojo de espigas. Fué para mí una grata sorpresa
constatar la calidad superior a todos mis cálculos; era un trigo
húngaro, de un color y peso, para mí desconocido en la provincia de
Santa Fe. Me es grato, en este momento, dejar constancia que dicho
hallazgo me llenó de entusiasmo.

“Regresé en seguida a Buenos Aires para firmar el contrato de
arrendamiento, conjuntamente con el señor Ch., de la colonia La
Argentina, del señor Antonio D.

“El año 1906 se fundaron las colonias Belbedere, Itálica, Las Liebres,
etc. En 1907, se incorporaron las colonias Malvicino y colonia Dora. En
1905, sólo el señor José B. sembró unas treinta hectáreas de trigo, con
un peso específico de 81 y 83 kilógramos por hectólitro y un rinde de
650 kilógramos por hectárea. Los demás colonos sembraron maíz con
resultados poco satisfactorios.

“¿Cómo se explica que en los primeros años se obtuvo trigo de muy buena
calidad y peso específico, producción que hoy no se consigue? La
contestación, por lo general, es la siguiente: “Tierra vieja, cansada".
Verdad es que ya no tiene la cantidad de humus, arcilla, silice,
calcáreo, etcétera, que tenía los primeros años de su cultivo: pero
también es cierto que el resultado poco satisfactorio obtenido en estos
últimos años, sobre todo en calidad y peso específico, a pesar de las
abundantes lluvias caídas, no es del todo culpa de la tierra, si no de
muchas causas, y ocuparía demasiado tiempo en explicarlas en la forma
debida. La mayor parte de los colonos preparan con una sola reja la
tierra destinada a la siembra de los cereales, unos por abarcar más de
lo que pueden, otros por inexperiencia y otros por falta de elementos:
resultando, por esta causa que las tierras cultivadas temprano, si bien
entierran cuanto yuyo o maciegas hay en el campo, raros son los años que
no nazcan al poco tiempo, el trigo quedado en el rastrojo: y a pesar que
el agricultor siembra con sembradoras de discos, ese trigo, que
vulgarmente se llama “guacho”, no se extirpa, al contrario; se
desarrolla con más vigor, cubriendo de tal modo el trigo recién nacido,
que en retazos lo ahoga casi por completo.”

No pueden ser más interesantes estos preliminares hondamente vinculados
al progreso de la región. Con hombres de esta laya, emprendedores,
tenaces, inteligentes, el porvenir de Pico estaba asegurado.

El desenvolvimiento demográfico y la vida social, reclamaron, bien
luego, apremiosas atenciones urbanas. Seis años después--el primero de
febrero de 1912--el gobierno federal, le acuerda el derecho de
municipalidad propia, dilatando injustificadamente una autonomía bien
ganada con prestigios propios.

De entonces acá, la cosa pública ha estado en manos de buenos munícipes.
Hoy Pico cuenta con más de 7.000 habitantes en su éjido urbano, y 15.000
con su Departamento de cien leguas. Tiene sus calles abovedadas y
arborizadas de ligustros. Posee una sucursal del Banco de la Nación y
una importante sociedad de seguros contra el granizo--“La
Pampa"--mercado, hospital, buenos hoteles, escuelas del Estado y
particulares, dos salas-teatro, una hermosa plaza pública, donde la
gratitud popular--¡bella ofrenda!--ha levantado el busto de Alsina;
fábricas de mosaicos, de jabón, de hielo, de pastas alimenticias,
fideos, etc.; fuertes y bien acreditadas casas de comercio, cuatro
remate-ferias; luz eléctrica y teléfono, periódicos, biblioteca pública
y oficina municipal de trabajo. Y como si esto no fuera un síntoma
definitivo de su prosperidad, en sus praderas vecinas pacen más de
50.000 cabezas de bovinos, 80.000 lanares y 15.000 yeguarizos,
tecnificados con alta mestización.

Así ha iniciado su infancia Pico, esta Kansas City de la República
Argentina. Hoy tiene 7.000 habitantes. ¿Cuántos tendrá de aquí a un par
de décadas? Si nuestro deseo augural puede encarnarse un día, basta
recordar que Kansas City tenía en 1860 ocho mil habitantes, y treinta
años después, excedía de doscientos millares...


VOCABULARIO


=Prodromo.= Introducción a algún trabajo o estudios. Por extensión:
preliminar.

=Incertidumbre.= Duda, irresolución, indecisión.

=Laya.= Calidad, clase, especie, género, calaña.

=Demográfico.= De “demografía”: descripción de los pueblos desde el punto
de vista de la población, domicilio, edades, profesiones, etc.

=Munícipes.= Municipales, miembros de concejo municipal, ediles.

=Ofrenda.= Dádiva o servicio en muestra de gratitud o amor.

=Década.= Período de diez años.



UN DIA DE AGITACION ELECTORAL


Conocimos a Pico en un momento de intensa agitación política: a raíz de
las elecciones municipales del 2 de septiembre. Y por cierto que ninguna
hora más propicia para compenetrarnos de su alma de pueblo nuevo, de sus
pasiones, de su vitalidad. Teníamos mentas ya de su espíritu localista,
trabajado por la propia noción de una prosperidad vecinal, hija del
esfuerzo, sin padrinazgos oficiales ni rodrigones.

--Los de Pico--nos habían dicho en alguna parte de la Pampa--son
rumbosos y soberbios... ¡Y cuidado si usted no les cae en gracia! Va a
tener que salir más ligero que volando...

No nos inquietó la advertencia, acostumbrados a gastar nuestro escaso
don de gentes y dejar en el camino, siempre que sea posible, un amable
sedimento de nuestra personalidad. Nos supo a ingenua emulación
simplemente. “¡Vaya!--pensamos:--es el caso de los parientes pobres que
siempre están protestando a regañadientes por la ventura del pariente
con plata...”

Y fuímos a Pico.

El emporio comercial, advertido no bien se desciende del tren, se había
trocado en un comité político. Tres fracciones--dos de ellas con
etiqueta nacional y una independiente--disputaban las posiciones
comunales. El movimiento político que iba a dirimirse en los comicios al
día siguiente de nuestro arribo, concentraba en absoluto la atención
pública. Era otro el Pico de esta hora excepcional. La gimnasia de
cuatro meses en agitados prolegómenos electorales, había puesto en
tensión los ánimos y avivado pasiones, como si el alegato puesto en
juego, fuera el único recurso vital del municipio.

Seríamos injustos si dijéramos--argentinos sobre todo--que esta
característica, nueva en la tranquila población, movió nuestra censura.
Al contrario: nos gustó el torneo, no sólo por la tonificante pasión
puesta en el ensayo, sino porque nos habló claro sobre el Pico
capacitado para defender sus intereses y regirse solo, signo elocuente
de preparación para su futuro augural.

A partir de mayo, en que se iniciaron las maniobras con balas de
fogueo--vale decir, con mesurados boletines--la agitación política había
ido subiendo de tono. Las primeras manifestaciones de la palabra
escrita, ponen en juego la más bella convicción doctrinaria. “Más que
una entidad política, este comité--decía una de las fracciones--es una
agrupación de vecinos que se ha decidido a defender los intereses
generales, segura de que en esta forma defiende los suyos propios. El
atraso y la miseria de un pueblo, no constituye porvenir para nadie
particularmente, porque la prosperidad individual en todas partes, es
simplemente consecuencia de la prosperidad colectiva. Es de obtusos
suponer que alguien pueda enriquecerse en una localidad destruída. Por
consiguiente, queremos acabar con todos esos mezquinos afanes de
preponderancia y usufructo vedado, consolidando la situación sobre los
cimientos de una municipalidad libre, trabajadora, honesta y capaz.”

A los disparos con pólvora sola, siguen los cartuchos de perdigón. La
prensa local se acoraza y desde los minaretes lanza su fuego cerrado
contra el bando rival. Algunas hojas sueltas, que coleccionamos
oportunamente, nos encantan por sus premisas doctrinarias, verdaderos
artículos que figurarían sin desdoro como editoriales de cualquiera de
nuestros grandes rotativos. Otras--facturas de cargazón--escritas por
manos, si no más expertas en achaques de pluma, más hábiles en muñequeos
electorales, se prodigan en dicterios de léxico pesado, sabedoras de
aquello de que “el que más grita es el que más se hace oír". Algunas de
un lirismo simpático: otras, de una desconcertante procacidad. No faltan
los versos satirizantes, donde la musa juguetona de la localidad, vuelca
todo su ingenio para ridiculizar a los candidatos de la fracción
contraria. Y de entre el fárrago de hojas impresas que salen a la calle
cada diez minutos, agresivas las más, o llenas de ditirambos para sus
parciales, no falta la palabra de cordura, el consejo doctoral, que se
extiende como un bálsamo sobre las rozaduras del ambiente. No podemos
excusarnos a la tentación de transcribir este recordatorio, que se nos
antoja una evangélica electoral, síntesis clarísima y completa de la
ley, y que puede servir de formulario para todas las agrupaciones
municipales del país que aspiren de veras al bienestar de la comuna.

“Señor... Tenemos el agrado de comunicarle que a usted le corresponde
votar en la mesa número..., situada en la escuela número..., calle tal,
etc.

“Le recordamos, al propio tiempo, que el voto es absolutamente secreto.
Nadie puede saber, si usted mismo no lo dice, por quién ha sufragado.

“La ley garantiza al ciudadano una libertad tan amplia, que la íntima
voluntad puede imponerse por encima de todos los compromisos personales.
Es cuestión que usted sea o no hombre de conciencia.

“Reflexione usted tranquilamente. Como parte del vecindario, tenga en
cuenta la conveniencia colectiva y apoye a los hombres que por sus dotes
de inteligencia, de moral y de labor, puedan hacer un buen gobierno y
dar impulso al progreso general de Pico.

“Le adjuntamos la lista de nuestros candidatos con el fin de que usted
los conozca y esté habilitado para discutirlos. No pedimos su voto, no
presionamos su ánimo, porque tenemos aspiraciones de que la justicia se
cumpla y como ciudadanos emancipados, deseamos la libertad de
conciencia.

“Tenga usted carácter. Sea usted dueño de sus decisiones. No descienda
usted a la condición menguada del que no sabe lo que hace.

“Vote usted digna, altiva, noblemente.”

De la lucha álgida, nació la apelación a cortes. Y el gobierno central
se vió en la necesidad de ejercer su representación por medio de un
emisario, con facultades tan exiguas como pudiera tenerlas un mero
espectador. Se explica entonces, que aquellas agrupaciones, caldeadas
por el ejercicio del comité, y que habían solicitado una “panacea” para
los males eleccionarios, concentraran sus mandobles sobre el comisionado
federal, incapacitado para distribuir la razón equitativa, de acuerdo
con la ley. Sin duda alguna, no deben achacarse al ministerio del
interior los actos derivados de la representación--ya que una acción
ajena a las decisiones autónomas del municipio, debía limitarse a
escrutar, nunca a dirimir;--y si alguna actitud ostensible y bien quista
asumió el poder central, fué disponer en Pico la constitución del juez
letrado, quién bajó de Santa Rosa y con dignidad consular rodeó al acto
eleccionario de los mejores prestigios.

¡Y han de perdurar en Pico los recuerdos de esta afanosa lucha
electoral! Todos los elementos de locomoción se pusieron al servicio de
los comités. Más de setenta automóviles cruzaron como exalaciones,
durante el día, las calles del municipio conduciendo electores. Y es de
fama, según los mentideros oficiosos, que alcanzaron a 80.000 pesos en
cifras redondas, los dineros gastados durante todo el proceso electoral.
Damos los guarismos en la seguridad de que no han de alarmarse ni los
estadounidenses maestros de democracia, ni algunos de nuestros políticos
de vieja cepa, acostumbrados a concurrir a los actos comiciales con la
rosada libreta de cheques...

Las primeras horas de la mañana las gastamos en el incesante tragín de
los comicios a la comisaria, a los comités y al hotel, constituído en
cuartel general del comisionado. Después, cuando se estableció la
corriente electoral de ir y venir de sufragantes, en una rutina sin
incidentes de consideración, fuímos a respirar el aire de las afueras,
bajo el cielo de una tarde plomiza y templada. Nos atrajo el hospital,
sito en el aledaño y donde una benemérita corporación derrama a manos
llenas la simiente de la filantropía y la bondad.

Visitamos después las quintas. Fueron revelaciones aquellos huertos
levantando sus árboles porfiados contra las inclemencias del pampero,
que suele ser recio y hostil. Aquel espectáculo venía a poner la última
nota propicia sobre los destinos de Pico: mieses, ganados, huertas...
Tibia y buena era la tarde. En el corazón del municipio, jugaban su
apasionada partida los hombres, cuyas rozaduras desaparecerían bien
pronto bajo la acción niveladora del trabajo. En los huertos se vestían
de yemas los durazneros...


VOCABULARIO


=Rodrigones.= Sustentos, apoyos, compañeros.

=Rumbosos.= Desprendidos, liberales, muníficos, espléndidos.

=Emulación.= Sentimiento noble que incita a imitar y sobrepasar la acción
de los demás.

=Regañadientes (A).= Por lo bajo; murmurando.

=Alegato.= Cualquier alegación, verbal o por escrito.

=Balas de fogueo.= Balas de ensayo, con pólvora pero sin proyectil.

=Minaretes.= En sentido figurado; pequeñas torres en lo alto de los
edificios y que antiguamente se usaban como parapetos para defender una
posición.

=Dicterios.= Dicho mordaz, grosero, picante.

=Rotativos.= Los grandes diarios que usan máquinas impresoras “rotativas".

=Ditirambo.= Expresión elogiosa.

=Satirizante.= Cualquier dicho agudo, picante, incisivo, hiriente, amargo.

=Exiguo.= Pequeño, escaso, reducido.

=Procacidad.= Desvergüenza, impudicia, insolencia.

=Panacea.= Remedio universal.

=Mandoble.= Golpe recio; reprimenda fuerte y severa.

=Autónomas.= Que conservan autonomía, es decir, el derecho de gobernarse
por sí solas, sin intromisión ni auxilio extraño.

=Bien quista.= Bien querida, mirada, reputada, estimada, etc.

=Guarismo.= Número, cantidad expresada por cifras.

=Aledano.= Confín, término, límite.



LA ZONA RURAL


Con el día siguiente, renacía el espíritu de labor. Recobraba su aspecto
habitual el vecindario. Se iniciaba el éxodo a la campaña, con aquella
población inestable que había acudido a jugar la suerte municipal del
pueblo. Se desahogaban un tanto los hoteles, y las noches del
cinematógrafo volvían a concentrar sus contertulios. Buenas o malas, las
nuevas autoridades quedaban con la carga de la cosa pública. Se
despertaba, por fin, de la pesadilla...

Nosotros buscaríamos, mientras tanto, argumentos para justificar aquel
progreso tan significativo y tan franco. El templo de Mercurio nos daría
un poco de luz para seguir en el sendero. Y fuímos al Banco de la
Nación.

--Esta sucursal--nos dice su gerente--sirve a los departamentos de
Maracó, Trenel, Quemú-Quemú y Conhello, en la Pampa, y al partido de
Rivadavia en la provincia de Buenos Aires; es decir, una zona que
comprende cuatro pueblos de importancia y treinta y una estaciones de
ferrocarril, con un total de 37.000 habitantes. Fué establecida en abril
de 1909.

“Mi constante acción--agrega--se ha concentrado alrededor de la
necesidad que hay de vincular el colono directamente a la institución,
evitando los intermediarios. Y puedo asegurarle que he logrado mucho en
este sentido. El colono ha sido reacio hasta el presente, porque se vió
obligado siempre a ser un cliente indirecto. El comerciante era el
mediador inveterado. Su acción y su responsabilidad con el Banco, son
inmediatas ahora. La condición de los préstamos con garantía de prenda
agraria, ha venido a librar al colono de compromisos absorcivos y a
tonificar su temperamente moral, mediante la obligación directa con la
institución que le proporciona los recursos necesarios. Este “modus
operandi” ha fomentado en el chacarero un sentimiento respetuoso hacia
el Banco, que le mantiene siempre bien dispuesto para cumplir con sus
obligaciones.”

--¿Y en qué condiciones cultivan estos colonos?

--Arriendan la tierra, generalmente a plazos reducidos, sin la más
remota creencia de que la han de poseer en propiedad algún día. Siembran
grandes extensiones, pero por lo común, sin espíritu de previsión. Si
les va bien un año, todo el producto lo invierten en la nueva labor.
Esto demuestra que, en la mayoría de los casos no son agricultores
profesionales. Un fracaso suele aniquilarlos después de ruda labor.

--¿Cuál es el valor de la tierra dentro del radio en que opera el Banco?

--Hace veinte años, la hectárea tenía un valor de 10 pesos, más o menos;
ahora, alfalfada, vale de 150 a 200 y más, como promedio.

Remata sus informaciones el gerente, con los siguientes significativos
datos sobre la importancia agropecuaria de la región:

--La zona que sirve el Banco--nos dice--tiene en la actualidad, las
siguientes extensiones bajo cultivos: 300.000 hectáreas de trigo; 40.000
de avena; 20.000 de maíz; 8.000 de cebada; 10.000 de centeno; 230.000 de
alfalfa y 7.000 diversos cultivos (huerta, viña, etc.) En ganadería
podemos anotar las siguientes cifras: 280.000 vacunos; 320.000 ovinos;
90.000 yeguarizos; 5.000 mulares; 2.000 cabríos y 15.000 porcinos.

No se puede pedir un detalle más elocuente sobre la importancia rural de
la región.


VOCABULARIO


=Contertulios.= Personas que se reunen en sociedad para conversar o
entretenerse.

=Templo de Mercurio.= Por extensión se aplica a un establecimiento
bancario, casa de empeños, préstamos, etc.

=Maracó.= (Departamento de Pico). En araucano: aguada de las liebres.

=Trenel.= Localidad de la Pampa. En araucano: lugar de diversiones. Otra
acepción: espejismo.

=Quemú-Quemú.= Localidad de la Pampa. En araucano: campo de totoras. Otra
acepción: bastos, prenda de la montura criolla (recado).

=Prenda agraria.= Sistema de préstamo bancario con garantía de la hacienda
o cereales.

=Absorsivo.= Que absorbe, atrae, arrebata, lleva tras sí, embebe.

=Modus operandi.= Expresión latina: modo de operar u obrar.



UNA ESTANCIA MODERNA


Nuestra excursión a través de los grandes establecimientos pecuarios del
Norte, la iniciamos por la Gwenita, de don Federico W., a seis leguas de
General Pico. Va en nuestra compañía, un veterinario del Departamento
Nacional de Ganadería, y cuyo tecnicismo profesional contribuye muy
eficazmente a facilitar nuestra tarea investigativa.

Es bello el conjunto de la estancia, con edificios cómodos y arbolados
elegantes y tupidos. Cruzamos la tranquera de servicio y vamos a detener
nuestro auto frente al galpón de los aperos, donde el señor Ff., el
principal, departe con el mecánico del establecimiento. El señor F.,
tipo adusto, nos recibe con dosificada discreción, casi con sequedad. Ya
veníamos olfateando un poco de excentricismo en la mansión: primero,
cuando quisimos franquear la avenida, limpia y ensombreada, y un zagal
nos cortó el paso. “¡Vaya--pensamos, para nuestro fuero íntimo--la
escalera de honor de la Opera de París!"... Y buscamos el rodeo, junto a
las cuadras--la gatera, como quien dice--para llegar al administrador.
Luego, el mismo nombre del establecimiento, completaba su nota de
rareza: La Gwenita. ¿Qué quiere decir La Gwenita? Nada. Ni en inglés, ni
en criollo... Después el señor Ff. entra por fin en juego. Se abre, como
quien dice. Pone en su expresión un poco de amabilidad, tal vez una
sonrisa. Se sienta sobre el escritorio para darnos algunos informes.
Nosotros trepamos el pie sobre la silla, para recogerlos campechanamente
en nuestro cuaderno de apuntes. No se puede pedir más francachela en
esta inocente pampasia, enclavada en el corazón de “South América"...

Después hemos sabido que bajo este temperamento aparentemente hosco y
retraído, se oculta un “gentleman”, humorista, inteligente y mordaz,
epigramático más que aticista, supuesto que no le ayuda el idioma. Hasta
nosotros ha llegado esta anécdota de corrillos:

Un amigo le dice al señor Ff.:

--¿No le parece, señor Ff., que la Pampa debe ser declarada provincia?
Un territorio tan rico...

El señor Ff., como buen súbdito británico, sabedor de que “las colonias
son siempre las colonias”, responde:

--Lo que yo crrrreo que necesita la Pampa es un tirano... ¡qué caramba!

--Pero un territorio tan rico, tan grande...

--Bueno: si es tan grande, métale dos tiranos.

Esto, como opinión sin argumento, es lapidario, admirable. Lo que sería
curioso conocer es la explicación que daría el señor Ff. cuando algún
otro amigo de su cenáculo, le interrogue sobre la razón de las dos
primeras efes de su apellido, frondoso derroche de consonantes, que
obedecerá, tal vez, a un rasgo de buen humor...

       *       *       *       *       *

Comprende el campo de La Gwenita, una superficie de 9.000 hectáreas, de
las cuales 8.000 están bajo cultivos, con espléndidos alfalfares. El
establecimiento comprende cabaña e invernada. Sus ejemplares, en tipo
Durham, son de la más noble procedencia. La cabaña se inició hace nueve
años con toros y vaquillonas, puros por mestización de Chapadmalal. De
entonces a la fecha, se ha puesto en práctica los mejores procedimientos
aconsejados por la zootecnia para la selección y refinamiento, con
padres importados directamente de Inglaterra. Sobre esta orientación,
base de una administración inteligente, no es extraño que se hayan
obtenido los más altos rendimientos en carne y los precios más
lucrativos. El peso de cada ejemplar de este establecimiento, en vacuno,
tipo frigorífico, oscila entre 680 y 840 libras, habiéndose obtenido en
1915 precios de 190 a 200 pesos como máximo.

En la actualidad La Gwenita posee alrededor de 5.300 cabezas de ganado
vacuno y 3.000 lanares. El máximo de bovinos lo alcanzó en 1915 con
6.000 cabezas.

--Nuestro negocio--nos dice el administrador--lo mantenemos
especialmente con los frigoríficos. La cabaña es un derivado de la
invernada. Pesos y tipos buenos es lo que nos proponemos mantener y
perfeccionar, si es posible. Y siendo este un permanente interés
nuestro, creemos inoficioso enviar a las exposiciones, ejemplares de La
Gwenita.

“Excuso decirle--agrega el administrador--que tomamos severas medidas
contra los flagelos del ganado--el carbunclo y la mancha--comprando los
animales reproductores, tuberculinizados ya.”

Visitamos el corral de los toros importados. A esa hora los requisa el
galponero. La presencia del veterinario se hace notar entonces sobre el
terreno de su profesión. Siempre alguna dolencia, por leve que sea,
llena de inquietante zozobra al cuidador y al dueño. Un toro fino, tiene
a veces el valor de un edificio y una insignificante afección, suele ser
como la gotera que si no se atiende desfonda el techo de la casa más
fuerte. Hay algunas dolencias en el plantel. Un magnífico toro rosillo
manquea ligeramente. El cuidador ignora la causa. El técnico la previene
y diagnostica. Tiene una tumefacción entre las pezuñas de la mano
derecha. El profesional aconseja el tratamiento. Otro toro, al orinar,
se encoleriza y patea. Tiene también para este noble enfermo su
prescripción facultativa el veterinario.

Del local de las bestias finas, que no por ser pocas dejan de valer una
fortuna, pasamos al campo abierto a visitar los silos, los reservorios
de forraje. El silo aéreo de cemento, de este establecimiento, es de lo
más moderno, resistente y lujoso que se conoce. Consta este depósito, de
forma cilíndrica, de 29 pies de alto por 4.50 metros de diámetro. Sobre
un armazón de varillas de acero, se han afirmado los bloques de material
compuestos de piedra molida, portland y arena de Montevideo. Una máquina
trituradora de alfalfa, movida por un motor Triunfo, de 18 H. P. y marca
Ohio, a la cual está acoplado un ventilador, eleva el forraje hasta la
ventanilla superior del recipiente. No se usa de prensaje para el pasto.
Lleno el silo, y cerrado herméticamente, cosa de evitar la influencia
del aire, tres meses después está en condiciones de ser utilizada su
alfalfa.

La distribución de forraje se hace por una serie de ventanillas
escalonadas y a resguardo del viento, mediante un buzón acoplado al silo
a manera de chimenea y verticalmente.

Después, recorremos los potreros, en donde la alfalfa se prodiga muelle
y uniforme. ¡Qué espléndida está la pradera! Es un verdadero espécimen
de la región este campo, en donde la proximidad del agua--de 5 a 8
metros--y la falta de tosca, ha podido arraigar el forraje en lozanía
extraordinaria. En uno de los potreros que cruzamos, pace la majada de
romney marsch, difundida en tipos corpulentos y apelotonados de gordura.

Visitamos luego los silos del subsuelo, verdaderas tumbas de alfalfa, en
donde se conserva el forraje por un procedimiento más económico, más
simple y quizá tan práctico como en los silos aéreos.

Una hora más tarde, después de haber visitado las maestranzas y el
galpón de esquila, donde las máquinas esquiladoras se desenvuelven con
sus 120 ovejas por tijera y por día, emprendemos nuestro viaje a Santa
Aurelia, donde almorzaremos. El señor Ff. nos insta para que le
acompañemos a su mesa. Su retracción primitiva ha ido atemperándose con
el roce de la mañana hasta convertirse en amable camaradería. Lamentamos
no acceder a su invitación porque probablemente hubiéramos hecho buenas
migas. Nos reclamaba la tarde en Santa Aurelia y Trebolares.


VOCABULARIO


=Pecuario.= Lo perteneciente al ganado.

=Dosificada.= Expresión figurada: cantidad pequeña.

=Excentricismo.= De “excéntrico”: raro, extravagante.

=Zagal.= Muchacho que ha llegado a la adolescencia.

=Hosco.= Huraño, agrio, seco.

="Gentleman".= En inglés: caballero. Pronúnciase: Yéntelman.

=Gatera.= Agujero en las puertas, ventanas o paredes, para que puedan
pasar los gatos.

=Francachela.= Holgorio, diversión ruidosa.

="South América".= En inglés: América del Sud. Pronúnciase: sauz américa.

=Humorista.= Festivo, bromista.

=Mordaz.= Se dice de la persona que habla en forma hiriente.

=Cenáculo.= En sentido figurado: los amigos y compañeros de mayor
confianza.

="Durham".= Nombre de una raza vacuna inglesa. Pronúnciase: dóram.

="Romney Marsh".= Nombre de una raza ovejuna inglesa. Pronúnciase: romi
marsh.

=Epigramático.= Satírico; el que hace epigrama.

=Aticista.= El que habla con lenguaje pulido y elegante.

=Lapidario.= Definitivo, sin vuelta.

=Zootecnia.= Ciencia del cuidado y cría de las razas animales, como
industria.

=Tuberculinizados.= Se dice de los animales a los que se ha inyectado la
tuberculina, suero contra la tuberculosis.

=Diagnóstico.= De “diagnosticar”: averiguar, por los síntomas que un
enfermo presenta, cual es la enfermedad que padece.

=Tumefacción.= Hinchazón y endurecimiento de una parte del cuerpo.

=Longevidad.= Larga vida.

=Bastardeada.= Desnaturalizada, degenerada, alterada.

=Fragoso.= Terreno abrupto.

="Se non e vero".= Expresión italiana (“Se non e vero e ben trovata"...):
Si no es cierto (tal cosa), está bien hallada o traída.

="Herd".= Palabra inglesa: rebaño. “Herd-book” es el registro genealógico
del ganado vacuno de razas finas. Pronúnciase: jer buk.

=Almiar.= Parva.

=Terraza.= Especie de plataforma descubierta, encima o al lado de un
edificio.

=Semental.= Padrillo.

="Malgré".= En francés: a pesar.

=Pulcritud.= Aseo esmerado.



TREBOLARES


Uno de los establecimientos ganaderos más reputados de la zona de Pico
es Trebolares, capaz, por su enorme superficie, la importancia de sus
praderas y la tecnificación de sus ganados, de llamar la atención al
“ranchman” más localista de Nebraska, tierra de las famosas estancias de
engorde.

Imagináos un campo de 40.000 hectáreas, dividido en 60 potreros por
alambrados de ocho hilos, con 50 molinos, con 12 puestos--edificios de
mampostería--y con más de 20.000 cabezas de ganado vacuno, tipo Durham,
y os daréis una idea aproximada de lo que puede ser este
establecimiento. Trebolares, por otra parte, no es una improvisación del
capital como pudiera suponerse, en este territorio nuevo y promisor. Sus
preliminares se remontan a treinta años atrás, cuando la Pampa del
norte, recién aventada la dominación ranquelina, era todavía un
interrogante. Esta antigüedad unida al espíritu conservador y
progresista a la vez de su propietario y administradores, marca un
timbre de honor que casi pudiera llamarse gentilicio, si cupiera el
concepto atribuído a la noble sangre de sus ganados.

No es necesario hacer un gran esfuerzo imaginativo para darse cuenta de
los graves inconvenientes que tendría que salvar aquella colonización
pastoril, tan alejada de los centros urbanos y del tren. Aquellas diez y
seis leguas de campo primitivo, entregadas a gramillales, veleidosos
como las lluvias, reclamaron la más constante y empeñosa labor para su
cultura. Solamente la conducción de materiales para poblaciones y
potreros, debió irrogar ingentes sumas y largas demoras, como el
transporte de los ganados y de los reproductores que reclamaron
apremiosas comodidades.

De aquellos orígenes se remonta la reputación de hoy. La heredad no ha
sido alfalfada en toda su extensión todavía. Restan ocho leguas aun de
campo grosero, con la virginidad de los pastizales silvestres, único
predio de la región que no ha sentido en su entraña la reja del
arado... Es un resto de la Pampa incivil, donde el espíritu romántico de
sus poseedores ha perpetuado la silvestre tradición con guanacos y
avestruces. Pero, el prado artificial, que es lo técnico, va ultimando
al campo bruto con sabrosas forrajeras, con abrevaderos y molinos. Día
vendrá en que Trebolares, duplicado el número de sus haciendas, sea, tal
vez, el más extendido alfalfar de la República.

Establecimiento organizado con método, con inteligencia, con los
procedimientos prudentes y decisivos que aconseja el arte de criar y
seleccionar, ha logrado ponerse a la altura de los primeros del país,
alcanzando los mejores precios en sus ventas a frigoríficos. Según datos
que recojemos en la estancia, de una tropa de vacas para la exportación,
se obtuvo un promedio, en peso, de 854 libras de carne limpia; casi el
record. La constitución de este campo es, sin duda, la más apropiada
para el sostenimiento y calidad de los alfalfares--arenoso y
liviano.--La profundidad del agua oscila de un metro a nueve. Esto es un
factor importantísimo para la longevidad de los prados. No hay que
extrañarse haya cuadros de alfalfa, cuya siembra data de más de veinte
años, en perfecto estado de conservación.

La cultura pastoril de este campo, tuvo sus tropiezos con los médanos
móviles, diseminados en diversos potreros. Para combatir este mal, que
va desapareciendo paulatinamente en la Pampa, su administración, ensayó
hace diez años los cultivos de centeno con excelentes resultados. En la
actualidad sigue formalizándose esta clase de sementeras en los terrenos
flojos y destinados a forraje de invierno.

Trebolares, además de sus 20.000 vacunos, posee 280 cabezas de pedigree
(vacunos puros), 1.000 yeguarizos mestizos con Shire y Hunter; 6.000
ovinos, cruza de Lincoln y Rambouillet, que da un excelente tipo. Como
padres equinos, tiene actualmente dos magníficos ejemplares puros de
carrera y tres Shire. El Drabble Conscript, fué campeón de Palermo el
año anterior.

Una característica que nos ha llamado profundamente la atención en el
establecimiento, es la crianza por deporte, simplemente, de un tipo
híbrido de rumiante, producto de guanaca y llama macho, a decir del
administrador. No ponemos las manos en el fuego sobre esta bastardeada
procreación, conociendo la característica fisiológica de la llama y su
dificultad de convivencia en otro terreno que no sea su fragosa meseta.
Pero, “se non é vero"...

Trebolares tiene su “herd” propio para la inscripción de los toros
destinados a sus planteles.

En los potreros no se ha establecido el sistema de silos todavía. Sin
embargo, su administrador se inclina en sentido favorable, convencido de
que es el procedimiento más técnico y de mejor resultado para la
conservación del forraje. La alfalfa se estaciona en parvas y almiares.

Estos son, en síntesis, los perfiles más salientes de este
establecimiento. Alma y motor de sus progresos generales, fué el señor
don Diego R., experimentado administrador de la sociedad originaria que
se denominó Las Barrancas y que importó los primeros ejemplares para
formalizar la mestización que hoy culmina en rendidores ejemplares. El
administrador actual de Trebolares, es un inglés culto, cuyo don de
gentes y exquisita amabilidad, corren parejos con sus conocimientos
científicos sobre la moderna ganadería.

La estancia nos produjo una impresión muy agradable. Por sobre los
parterres, cercados de tamariscos disciplinados, a manera de cercos
protectores, se destaca el chalet de corte inglés, sencillo, aereado y
elegante. Hasta su terraza llegamos en nuestro auto. En el jardín
contiguo, miss Dickie, hermana del dueño de casa, oficia de bondadosa
jardinera. Nos recibe con esa franca alegría de los espíritus selectos
que saben embellecer la vida, buscando las rosas entre los madroños. Su
hermano está en el campo. Ha ido a presenciar un aparte a uno de los
potreros vecinos. Hasta allá vamos en compañía del segundo
administrador. La máquina se pierde entre el mullido gramillal. Junto al
rodeo, en el martillo del alambrado, encontramos al administrador
dirigiendo la faena, caballero bien puesto sobre un nervioso bridón.
Presenciamos la maniobra rural a campo, con el sello argentino y
tradicional de los quehaceres de la vieja estancia. Es interesante, sin
embargo, el contraste de este criollismo que no se va, junto al
alambrado de púa, por donde no pasan ni las liebres y bajo la
fiscalización de administradores europeos que se afianzan con garbo
sobre la silla inglesa...

Regresamos, visitando luego todas las dependencias de la estancia, los
tres grandes galpones de mampostería, destinados a estable de los toros,
a depósito del cuerambre y maquinarias (limpiadora de avena, trituradora
y machacadora de maíz, etc.) Visitamos las casas del personal, los
compartimentos accesorios y nos enteramos de la salud de un apreciable
semental importado que no anda con muy buen humor aquellos días,
“malgré” la tarde amable y el potrerito seductor donde está confinado. Y
volvemos al chalet central, pequeño paraíso que da idea de buen tono, de
pulcritud y de confort.

Caía la tarde cuando nos pusimos en marcha de regreso a Pico, costeando,
en siete leguas, la línea del ferrocarril.


VOCABULARIO


=Ranchman.= En la zona ganadera de los Estados Unidos se llama así al
hacendado (hombre del rancho o de la hacienda).

=Gentilicio.= Perteneciente al linaje o familia.

=Irrogar.= Ocasionar, causar.

=Incivil.= Que no es civilizado.

="Record".= Palabra inglesa que literalmente significa “registro”, y que
se aplica para indicar el máximo a que se ha llegado en tal clase de
esfuerzos deportivos, en el precio de un objeto o animal, etc.
Pronúnciase: ricórd.



LAS GRANDES CABAÑAS


Usando el término que los norteamericanos emplean para significar la
importancia de sus grandes granjas del Dacota, podíamos decir de Santa
Aurelia: es una cabaña “mammouth". El prejuicio, trabajado por la fama
nacional de este gran emporio ganaderil, se torna en bella comprobación,
no bien se ha traspuesto sus tranqueras y se tiene a la vista el
dilatado bosque del establecimiento, a manera de pueblo arborizado, más
que de estancia. La celebridad de Santa Aurelia acrecentada en los
últimos años con la progenie de Americus y de Golden Fame, era ya
proverbial por la selección y honestidad de sus productos. Agréguese a
ésto el valor material de aquel enorme campo de más de 30.000 hectáreas,
completamente cultivado y el invalorado caudal de sus haciendas, y se
tendrá idea de la importancia de Santa Aurelia, como uno de los primeros
establecimientos del país.

Salvando todos los inconvenientes propios de la época--distancia y falta
de elementos de transporte, en primer término--se inicia el
establecimiento el 22 de marzo de 1889. Con el primer año de labor, se
introduce el alto mestizaje y la tecnificación en los procedimientos de
crianza. Los primeros animales Durham llevados a la futura cabaña,
tienen su origen en la estancia Sajones, en Ranchos (General Paz). Lote
histórico en los anales del establecimiento, conviene recordarlo. Estaba
compuesto así: 2 vacas de pedigree, Merry Thought y Happy Thought, madre
e hija. Merry Thought era hija de Master Tom (1044) H B I 46.766, criado
por S. M. la reina de Inglaterra y adquirida por don Santiago Lawrie;
Happy Thought, hija del toro Lowtehr (474), criado por lord Lovat, en
Escocia, y adquirido por F. J. Meeks para Paradise Grove, en Lomas de
Zamora. Además de estos dos ejemplares de tan linajuda estirpe, 52 vacas
de vientre; 15 vaquillonas de dos años y 24 de un año, puras por
mestización, y un toro, Poligamist, hijo de Lowtehr. Estos ejemplares
eran internados en el establecimiento el 12 de abril de 1890. Meses
después, en septiembre del mismo año, la novel cabaña se enriquece con
un nuevo semental: el toro Gobernador III, de la cabaña La Inés.
Gobernador y Poligamist son, en definitiva, los fundadores del plantel
primitivo de Santa Aurelia.

A partir de esta prestigiosa iniciación, comienza el establecimiento a
desenvolverse con elementos propios, usando para sus planteles, puros
por mestización. Se suceden los padres de gran sangre; Merttien,
Bermecide, Mapocho, Conde V, Heir of Englishman, Farrier, Calomel,
Golden Fame I, y otros de no menos empingorotada genealogía, llegando
Santa Aurelia a tener a los veinte y cuatro años de su fundación, más de
1.000 cabezas entre vacas y vaquillonas puras por mestización. Es así
como va conquistando su bien cimentada fama el establecimiento, a base
de una constante labor, siguiendo el plan primitivo, sobre la pureza de
sangre, en procura siempre de la línea armoniosa y el mayor rendimiento,
en carne, de sus productos.

Con Golden Fame I, adquirido ternero en Chapadmalal, culmina la
consagración industrial de la cabaña. Este célebre toro adquiere primer
premio y campeonato medalla de oro, copa Macllennan y copa Nicanor
Olivera en la Exposición Internacional de 1910 y forma la base de una
ilustre familia que se manifiesta entre sus principales representantes,
con G. Fame 3.º, Golden Fame 10, Corsair, Golden Fame 14, Golden Fame
15, Golden Fame 16, Sunwise, Augustus Waterloo, Golden Fame 17, Golden
Fame 18, Golden Fame 22, Golden Fame 24, y Golden Fame 25. Además, las
vacas Servia 5, Baronesa Santa Aurelia, White Rose 2, Industry 22,
Wallflower 43.

Muerto Golden Fame I en 1913, tan brillante plantel de vaquillonas
necesitaba un padre de abolengo. En la exposición de Palermo durante el
mes de septiembre, Santa Aurelia adquiere, en subasta, el gran toro
Americus, por la enorme suma de 80.000 pesos, el precio más alto que se
había pagado, hasta entonces, en el mundo, por un reproductor. Americus
traía su pedigree nobilizado con ruidosos triunfos durante la exposición
de 1921. Este ejemplar, cuya adquisición fué tan sonada en el país, dejó
alrededor de cuarenta hijos, entre los cuales han descollado Gran Duke
of Aurelian, descendiente por vía materna de la afamada tribu Duchess;
Baronesa Santa Aurelia 4, que ganó conjuntamente con su hija Baronesa
Santa Aurelia 4th, el premio Windsor (vaca con cría), en la Exposición
Rural de 1915; American Ruth, American Orphan 2 y Aurelian Champion.

A la muerte de este celebérrimo ejemplar, su esqueleto fué donado al
Museo de Ciencias Naturales de La Plata. Golden Fame, fué enterrado en
una de las calles transversales del parque, bajo una glorieta. Si los
canes tienen cementerios en las grandes ciudades de Europa, nos
explicamos esta piadosa recordación al noble ejemplar, que al dejar
sellos tan inconfundibles, puso un nuevo blasón en nuestra industria
pecuaria, respondiendo al esfuerzo de los “pioneers” del progreso
nacional.

Con tan sistemado e inteligente seleccionamiento, nada de extraño es que
la hacienda general sea de primer orden. Actualmente en los campos de
Santa Aurelia hay alrededor de 23.000 cabezas de vacuno, hacienda
caracterizada por el tipo uniforme, la línea curva y suave y la firmeza
de carnes en cada ejemplar.

En lo que respecta a ganado yeguarizo, Santa Aurelia se ha especializado
en la raza Clydesdale, consiguiendo ejemplares de nota. King’s Choice,
magnífico semental, base del plantel, fué criado en Inglaterra por David
Ridell, Blackhall, Paisley, Reufrewshire, en el famoso stud de
Clydesdale. Es nieto de Prince of Wales, el más famoso padrillo que
registra la historia de su raza.

En porcinos, la raza cultivada es Berkshire, siendo uno de los padres de
la cabaña Elbetham Bugler, criado por lord Ca11thorp, en Inglaterra.
Este gran ejemplar produjo hijos que ganaron los siguientes premios en
la Exposición de la Sociedad Rural Argentina de 1914: Danesfield Mermaid
17, primer premio y premio campeón, en mayo; Danesfield Mermaid 20,
primer premio, premio campeona y copa British Bershire Association, en
agosto; Elvetham Meridiam 2, primer premio y premio campeón, en mayo;
Elvetham Model 3, primer premio y premio campeón, en agosto. En premio
(grupo de tres), obtuvieron el primer puesto, Queen Danesfield 4,
Elvetham Mermaid 5 y Elvetham Mermaid 6.

Como dato ilustrativo, podemos informar que se han vendido algunos
padrillos porcinos por precios que exceden de 1.000 pesos.

Actualmente, entre puros y mestizos, hay en la cabaña más de 200
ejemplares adultos.

En ganado asnal, se sigue un especial seleccionamiento, produciéndose
mulas de la mejor estampa, con alturas parejas de más de 1.60,
ejemplares que se venden a precios no inferiores de 300 pesos, pagados
por compradores de Chile y de las provincias andinas.


VOCABULARIO


=Mammouth.= Elefante fósil, mucho más grande que los conocidos hoy.

=Progenie.= Raza, línea, estirpe, casta, familia.

="Pedigree".= En inglés: genealogía. Pronúnciase: pédigri.

=Linajuda estirpe.= De la más noble raza, casta o familia.

=Novel.= Nuevo.

=Genealogía.= Serie de los antepasados, ascendientes o progenitores de una
raza o individuo. (En el caso presente es una aplicación figurada).

=Abolengo.= Patrimonio o herencia que viene de los antepasados.

=Celebérrimo.= De grande celebridad o notoriedad.

=Porcino.= Que se refiere a los puercos o cerdos.

=Adultos.= Que ha llegado a la adolescencia, que ha adquirido todo su
desarrollo.



UNA VISITA A “SANTA AURELIA”


Hemos visitado el enorme establecimiento. Recorriendo sus amplios
galpones construídos de acuerdo con la última palabra de la higiene
zootécnica, sus cuadras cómodas, sus porquerizas, sus maestranzas, desde
el escritorio a la lechería, desde los silos a la manga, desde el
parque, donde el culto al árbol difundido en bosque inmenso, revela el
espíritu superior de sus propietarios, hasta el médano, inmóvil ya con
los abrigos forestales, hasta la lechería, hasta los potreros
florecientes, lozanos, llenos de alegría y de verdor; recorriendo todo
esto, no podemos menos que laudar con sentimiento argentino, la obra del
valiente industrial, del precursor, que contrarrestando todos los
inconvenientes de la Pampa desolada de hace tres décadas, trajo hasta
aquí energías, capitales, civilización.

Lamentamos de verdad, no poder admirar el conjunto de novillada selecta
mandada días atrás a Buenos Aires al concurso de hacienda gorda.
Suplimos esta falta, con el espectáculo de un plantel de vacas finas que
pacen en un potrero próximo a la estancia y cuyo enorme tipo,
plasticidad y suavidad de líneas, dan idea de una prole excepcional.

Nos interesamos vivamente sobre el resultado de los silos. Santa Aurelia
practica el ensilaje de la alfalfa en dos formas: en siles de madera de
pino colorado (The Mac Clure Company) y por un sistema especial del
establecimiento. Consiste el procedimiento en emparvar el pasto verde.
Luego de hecho el almiar, se cubre herméticamente con chapas de fierro
galvanizado, ajustándose luego por medio de torniquetes, de manera de
prensar el forraje, evitando la entrada del aire. Este procedimiento ha
dado muy buenos resultados, allanando la faena de la distribución. Los
silos de madera (dos) pueden contener 120 toneladas de alfalfa cada uno.
Son de forma cilíndrica como los de cemento armado y más económicos en
su construcción.

Iniciamos nuestra excursión por el campo con la visita a un médano
vecino, a medio estabilizar. En resguardo se han plantado allí 275.000
estacas de álamo de Italia. Sin duda este procedimiento tiene no sólo la
ventaja de rescatar para los cultivos, el terreno inestable, sino que
crea el monte, capaz de ser una industria lucrativa, a la vuelta de ocho
o diez años.

Para el arraigo de las dunas se ha puesto en práctica el procedimiento
de cultivos de caña de Castilla. Un médano de 76 hectáreas que hace
cinco años era un Sahara y que amenazaba con correrse a merced del
viento, inutilizando vegas vecinas, se vió, de pronto, atrincherado por
este tupido carrizal. Y ahí ha quedado el pobre, vencido, esperando el
arado y sin fuerzas para levantar una arenilla deleznable. Este ensayo,
tan provechoso, sencillo y de un tan rápido resultado, debe ser tomado
en cuenta por los agricultores de la Pampa como el medio más eficaz para
detener las arenas, después de la simplicidad primitiva y provechosa de
los cultivos de centeno.

Visitamos la lechería y quesería, establecimiento complementario, en
donde con la base de 100 lecheras se elaboran 60 kilos de queso diario,
producto que tiene su venta acreditada en Buenos Aires. Luego destinamos
breve tiempo a ver el funcionamiento de la manga, sistema novísimo de
bretes, donde con ahorro excepcional de tiempo y de brazos, se puede
realizar todas las faenas rurales: marcar, descornar, pesar, apartar,
bañar, tusar, curar, etc., la hacienda, tanto lanar como vacuna y
yeguariza. Este brete cuesta alrededor de 18.000 pesos.

Rematamos nuestra gira visitando la escuela, terminada de construir en
el mes de julio, contando en la actualidad con 50 educandos. Este
edificio, tipo norteamericano, estilizado y elegante, ha sido donado al
gobierno de la nación, con el terreno correspondiente, bancos y útiles,
por el propietario de Santa Aurelia. La enseñanza se reduce, por el
momento, a los dos primeros grados. Como tipo de escuela, no se puede
pedir nada más completo, obedeciendo a las exigencias de la pedagogía
moderna. De acuerdo con la limitación de sus aulas, es el edificio
escolar más hermoso y apropiado de la Pampa.

De las 12 leguas de campo que comprende este gran establecimiento que
acabamos de visitar, hay 26.000 hectáreas alfalfadas; 2.000 cultivadas
con cereales por administración y 2.000 por chacareros que pagan un
arrendamiento equivalente al 14% de sus cosechas. En haciendas, además
del cuantioso número de vacunos ya mencionados, hay 4.000 ovejas
Lincoln; 1.500 yeguarizos Clydesdale; 200 ejemplares de ganado asnal y
más de 200 porcinos Berkshire.

Las 30.000 hectáreas de campo están divididas en 130 potreros. Hay 76
molinos y 11 puestos para distribuir las labores rurales, 74 kilómetros
de teléfono de doble línea, ponen en comunicación directa todas las
dependencias de esta gran estancia que hace honor al territorio y honor
al país.

Después de esta reseña que suponemos dá la impresión aproximada de este
establecimiento, huelga la sugerente laudatoria. Aquello es,
sencillamente, un gran emporio industrial. Pero caeríamos, sin duda, en
omisión si a la apología sincera que nos merece tan bella fuente de la
grandeza nacional, no ligáramos el perfil de su héroe, de su denodado
gestor. Su propietario pertenece a la pléyade los precursores. Se inicia
con nuestra evolución y sigue su proceso como eficiente factor,
compenetrado del porvenir de la República. Llegado niño a nuestras
playas, se inicia muy joven en el comercio. Bien pronto su laboriosidad,
su práctica en los negocios, su clara inteligencia unida a su carácter
tesonero y su honestidad--virtud máxima de aquellos felices tiempos del
viejo Buenos Aires--le llevaron a un puesto destacado en el mundo de los
negocios. Su importante casa de consignaciones y almacén mayorista
afianzaron su reputación comercial y le dieron la base de su gran
fortuna. Seguirlo paso a paso a través de su larga actuación en la plaza
sería ímproba labor. Baste decir que su nombre está ligado a infinidad
de iniciativas de carácter bancario, económico y social, a numerosas
empresas mercantiles, a cuanta sociedad anónima ha buscado en él el
impulso directriz y la influencia decisiva del capital y sobre todo a
la evolución edilicia de la metrópoli, a cuya estética y expandimiento
urbano ha contribuído como progresista, fuerte y antiguo propietario.

Pero, donde su obra, a nuestro entender, adquiere contornos más amplios
y sobresalientes, es en la industria ganadera. Basta mentar este gran
establecimiento pampeano, además de diversos establecimientos en las
provincias de Buenos Aires y San Luis, para adjudicarle uno de los
primeros puestos entre los “pioneers” de la grandeza nacional. Y he ahí,
precisamente, la silueta del precursor, afianzada en los prolegómenos de
nuestra ganadería científica, piedra angular de la riqueza del país.
Otros antes que él, habrán, posiblemente, iniciado ese gran paso del
perfeccionamiento ganaderil, pero nadie podrá aventajarle en valentía
para afrontar la evolución, desde su aventura de llevar toda su fe y su
energía al desierto hosco y apenador de hace treinta años y convertir al
baldío en el establecimiento más completo y educador, hasta el gesto
significativo de adjudicar el precio mayor del mundo por un ejemplar
bovino, lo que importa, a nuestro entender, la mejor propaganda que
pueda hacerse de nuestros productos ganaderos ante el mercado del mundo.


VOCABULARIO


=Manga.= Instalación moderna en los establecimientos de campo que sirve
para facilitar las faenas rurales, el aparte de los ganados, el baño, el
descornamiento de los vacunos, el pesaje, la marca o yerra, etc.

=Lozano.= Frondoso, lleno de vida y de verdosidad.

=Laudar.= Elogiar, alabar.

=Plasticidad.= De formas firmes, seguras, macizas.

=Lucrativa.= Que reporta o produce utilidad, fruto o ganancia.

=Vegas.= Terrenos bajos y fértiles, con aguadas, y convenientemente
resguardados a los vientos.

=Laudatoria.= Apología, alabanza, encomio.

=Apología.= Análoga a laudatoria.

=Pléyade.= Grupo, legión.

=Baldío.= Inculto, abandonado.

=Bovino.= Perteneciente al ganado vacuno. Deriva de buey (“bosbovis” en
latín).



UNA INVERNADA PERFECTA


“Santa Catalina” constituye, como establecimiento ganaderil, el tipo
perfecto de la invernada. A semejanza de los grandes “ranchos de cebo”
de Estados Unidos, Santa Catalina tiene su “rancho de cría”, es decir su
campo generatriz. Como en el Norte lejano, los vacunos que se tonifican
con forrajeras nobles y con salvado en las estancias de Nebraska, para
lucirse después en los “stock yards” de Chicago, fueron la misma
hacienda cerril y flaca de las praderas del Wyoming. Santa Catalina
tiene este complemento a manera de “almácigo”, si cabe la expresión: la
estancia El Campamento, en el sur de Mendoza.

Es sencilla la rotación de las haciendas, en este procedimiento
combinado de crianza y engorde. El Campamento, cuyos ganados proceden de
Santa Catalina y son hijos de toros importados, surte a este
establecimiento con 2 o 3.000 novillos por año. Con dos años de
invernada en Santa Catalina, queda esta hacienda apta para el
frigorífico, con rendimiento de un “chilled” excepcional en calidad y
gordura. Las vacas viejas, una vez paridas y producido el destete de sus
crías, pasan a la venta, mientras sus becerros son llevados al campo de
crianza, de cuyas vegas silvestres tornarán, dos años después, en la
remesa anual de novillada. Actualmente, en Santa Catalina hay 1.300
vacas en estas condiciones, muy próximas a la hora fatal del matadero.

       *       *       *       *       *

Con sumo placer hemos realizado una visita a Santa Catalina. En breve
tiempo hemos salvado las seis leguas que nos separan de Pico, volando en
automóvil por el camino accesible y llano. Se derrocha el sol coruscante
de la mañana. Se engalanan las vegas con margaritas purpúreas y blancas,
mientras las flores azules de los linos, dan la nota amable del comienzo
de la primavera. La estancia, que emerge del arbolado como un nido, se
baña en sol y en rosas. Suben los escaramujos por los espalderos del
corredor constelados de flores en donde el rojo se prodiga en toda la
gama, del pálido al carmín.

El jardín, de cotos nuevos, recién trazado, se insinúa en elegantes
dibujos, dando estilo al parquecito europeizado, de geométricos
camellones. Adivinamos el espíritu femenil que da vida a estas bellezas
subjetivas, a trueque de la aridez industrial que supone el importante
establecimiento.

La expansión de la mesa, nos revela después el secreto de esta nota
floral, risueña y pródiga. La esposa del señor Gerardo G., finísima y
espiritual dama rosarina, que cultiva sus niños, flores del hogar, debe
también prodigar su afecto al jardín.

El señor G., caballero argentino, muy gentil, que con inteligente
dedicación, administra el establecimiento, nos dispensa su más benévola
acogida. Después del almuerzo pasamos a recorrer las diversas
dependencias de la estancia. Nos llama la atención, en primer término,
el monte umbroso y joven que espalda el edificio, y en donde una
plantación de 7.000 árboles, da sombra y perfume y atempera la
irascibilidad de los vientos: eucaliptus, álamos, ligustros, paraísos,
moreras, acacias, pinos y plátanos, en razas promíscuas, se han reunido
en civilizada floresta, prometiendo arraigarse y convivir. Y junto al
monte de adorno y de reparo, se difunde el huerto de manzanos,
durazneros, nísperos, perales...

Santa Catalina tiene una extensión de 6.600 hectáreas. El primer
poblador de estos campos fué don Wilfredo B. (argentino), hace once
años. La nueva estancia, data de siete años. Toda la superficie está
subdividida en 46 potreros, con 17 molinos, con tanques australianos.

Actualmente el establecimiento posee un plantel de 400 vacas puras
Durham, con ocho toros a galpón procedentes de Inglaterra y de grandes
cabañas argentinas. Hay más de 5.000 novillos en los diversos potreros,
hacienda que paulatinamente pasa a los frigoríficos La Blanca y La
Plata, embarcada por las estaciones Agustoni y Mira Pampa.

El sistema de alimentación y las prescripciones higiénicas puestas en
práctica con todo rigor, constituyen la base del éxito en las ventas,
por excelencia de tipo y calidad. Rara vez se produce en frigoríficos el
rechazo de un ejemplar de Santa Catalina, obteniéndose precios que
oscilan entre 160 y 200 pesos, con densidades de 720 a 750 libras de
carne limpia. Las haciendas a invernada son mantenidas con la variedad
posible de forrajes, alternando alfalfa verde con seca y silo y avena o
centeno, cosa de no fatigar al animal con una alimentación única. Los
preceptos de la zootecnia hacen lo demás, utilizándose, al efecto,
cómodos y modernos bretes para baños preservativos de sarna y de
parásitos, y además, para la higiene, en la oportunidad del peleche. Los
sementales vacunos son utilizados exclusivamente para el servicio del
establecimiento. No se exponen ni se envían a certámenes ganaderos. Si
exceden del número necesario, se venden, pero como excepción.

En yeguarizos, Santa Catalina se ha dedicado con especialidad a las
razas oldemburguesa y bulonesa, a base, la primera, de puros importados
de Alemania. Este tipo, según los técnicos, ha dado los mejores
resultados en lo que se refiere a aguante, agilidad y presentación en el
trote.

De tronco tan ponderativo, se han derivado dos ramas de gran
significación, con las siguientes cruzas: 1.º, padre oldemburgués puro y
madre 7/8 de carrera, hijas de Briceño y Cagliostro; 2.º, productos de
la cruza anterior, como madres, y como padre, oldemburgués puro. He aquí
los resultados: la primera cruza da el prototipo del caballo de oficial
de ejército. Es decir, el caballo de carrera, más fornido, de cabeza
pequeña y remos más cortos, pero más resistentes, buen cuerpo y
especialmente pelo parejo y buena silla; aptos para saltos y marchas
resistentes. La segunda cruza, da el caballo para oficial de ejército,
del arma de artillería liviana, por tener más sangre oldemburguesa. Este
producto es especial para trote. De cabeza chica, es elegante y fornido.

En lo que respecta al bulonés (raza francesa), tipo del percherón
liviano, el establecimiento dedica constante atención, como medio de
conseguir buenos ejemplares, en yeguas para las labores del campo. Las
características del bulonés se individualizan por el cuerpo fornido y
voluminoso y a la vez presteza en la acción. Son caballos especiales
para la agricultura por su férrea complexión y gran consistencia y
sirven, al propio tiempo, para tiros pesados y livianos. La cabeza es
muy chica, tirando a árabe. Una particularidad especial de este tipo es
que no tiene ranilla, condición ventajosa para el aseo y que pone al
animal a recaudo de algunas dolencias en los vasos. Hay actualmente
cerca de 5.000 yeguarizos en el campo, de ambas clases.

En lo que respecta al ganado lanar, se ha comenzado a cimentar la
crianza con carneros Romney Marsch importados, consiguiendo, con varios
cruzamientos, un espléndido plantel de ovejas puras de esta raza. Este
tipo da lana excelente, es de mucho cuerpo y engorda con facilidad.
Según la opinión del señor G., es el verdadero animal para frigorífico.
Un borrego de diez meses da fácilmente 35 kilos de carne. Por borrego
pelado del mismo tipo, se ha obtenido en venta hasta 17.60 pesos.

La industria lanar es incipiente en el establecimiento. Ocurre lo propio
con la crianza de porcinos, destinados al consumo del establecimiento,
salvo algún remanente que se ha dado a la venta. El tipo predilecto es
Berkshire, cuyos capones de un año han alcanzado precios de 100 pesos
cada uno, con un promedio de 220 kilos de peso en pie.

Como un deporte especial que condice con las predilecciones cinegéticas
del señor G., la cabaña canina pone su nota original en el
establecimiento. Los planteles, no tan numerosos como selectos, abarcan
diversas razas, desde los mastines de San Bernardo hasta los ágiles
fox-terrier. Descuellan con sus modalidades propias y tipos
inconfundibles, los setters, galgos, pointers, belgas, de policía, etc.


VOCABULARIO


=Generatriz.= Que engendra, que sirve para engendrar o dar vida.

=Salvado.= La cáscara gruesa del grano, que queda en la harina después de
molido éste.

="Stock yards".= En inglés: patios (yards) de depósito. En los
frigoríficos norteamericanos se designa así a lo que nosotros llamamos
bretes o corrales. Pronúnciase: stok iárds.

="Chilled".= En inglés: enfriado. Pronúnciase: child.

=Coruscante.= Brillante.

=Emerge.= Se alza.

=Gama.= Gradación de los colores.

=Peleche.= De “pelechar”: comenzar a salir el pelo o pluma de los
animales.

=Certámenes.= Exposiciones.

=Ranilla.= La porción del casco o vaso de los caballos, situada en la
parte de atrás, entre los dos talones; tiene la forma de una pirámide y
es más blanda que el resto del casco. A veces se pudre, ocasionando la
caída de todo el casco.

=Remanente.= Sobrante.



POR LOS PRADOS DE ALFALFA


Se ha iniciado la siesta. El sol se derrite en polvo de oro y fuego
sobre la campiña aletargada. Ni la más leve brisa mueve las hojas. En
cómodo “break”, arrastrados por fornidas trotonas, vamos a recorrer los
potreros. Bien pronto se pierde de vista la estancia entre las
ondulaciones del campo. Algunos accidentes del terreno nos informan de
viejos arenales, estabilizados ya. El señor G. usa para ello el
procedimiento más viable: el alambrado precaucional conjuntamente con el
cultivo de centeno, la plantación de álamos erectos o cañaverales.

Los alfalfares están espléndidos. El año ha sido excepcional por las
lluvias oportunas y abundosas. Para renuevo de los alfalfares se
recultivan los potreros durante uno, dos o tres años, con maíz, avena,
centeno o caupí, produciendo con estos, forrajes en verde, seco, grano y
silo. Es un procedimiento previsor que pone al reparo de toda
emergencia.

Llegamos al local de los silos en donde trabaja a esa hora la máquina
trituradora “The Ross”, movida por un motorcito de seis caballos. Junto
al silo, casi a llenar, y alambrado por medio, una cuadrilla emparva el
forraje recién henado. Es fuerte la faena bajo aquel sol canicular.
Desde el preodo, donde la dejó la cortadora, es conducida la alfalfa en
montículos de dos y tres toneladas y mediante una sencilla rastra de
cadena. Un aparejo la eleva hasta la parte superior del almiar, prendida
a su gran horquilla, mientras un niño ejecuta la labor de manejar el
caballo que hace funcionar el guinche.

En el silo próximo, la obra es más mecánica y rendidora. Junto al foso
de 15 x 5 x 2, abierto al suelo, trabaja la máquina picadora. El pasto
introducido en su buzón por una garrucha de madera tableada, sale
desmenuzado inmediatamente para recibir la influencia del ventilador,
que por un tubo de metal liviano lo expele a distancia graduable. En
esta forma se va llenando el foso. La alfalfa así almacenada, excede
como un metro a flor de los bordes del foso. Luego se cubre con la misma
tierra excavada, dándose a este revoque un espesor de 40 centímetros. He
ahí el silo subterráneo, de remoto origen, pero cuya exhumación para las
prácticas agrícolas en el uso de forrajes, se le debe a los Estados
Unidos. Tres o cuatro meses después puede utilizarse el pasto así
almacenado, con resultados ventajosísimos y cuando el invierno suele ser
cruel para los campos.

El señor G., que es un gran propagandista de este sistema de
conservación del forraje, hace dos años que practica los silos.

--Al principio--nos dice--no faltó quien tildara de locura mi ensayo.
Pero cuando ralearon los campos, con el inviernito que nos tocó
soportar, alguien se acordó que mis silos podían ser una solución.

--¿Y cuántos silos hay en el campo?

--Actualmente diez; pero pienso hacer de 60 a 80, por el mismo
procedimiento, que conceptúo lo mejor. Estos silos serán distribuídos en
los potreros, de manera de facilitar el reparto del forraje cuando se
necesite. El reparto se hace en comederos con un 50% de economía en el
pasto.

Piensa el señor G. ensilar el maíz que ha cultivado en 60 hectáreas y
las 60 hectáreas de caupí.

Regresamos a la estancia a la hora del té. Nuestro coche corta a campo
traviesa por sobre el mullido alfalfar. En algunos potreros, las manadas
curiosas se acercan a nuestro encuentro y vienen a olfatear a nuestras
yeguas de tiro. El sol castiga con menos impiedad. Pasamos junto a una
aguada. Luego bordeamos el campo de centeno que comienza a amarillear,
poniendo un tono nuevo al eterno verdor...


VOCABULARIO


=Erectos.= Erguidos.

=Caupí.= Forraje.

=Henado.= Convertido en heno.

=Garrucha.= Polea.

=Expela.= De “expeler”: arrojar fuera.

=Aguada.= Sitio donde hay agua; sitio a donde el ganado va a beber.



LAS ESTANCIAS MODERNAS

Perfiles de un ganadero criollo


Hemos llegado de noche a la estancia La Barrancosa. Nos recibe su
administrador, don Sotero R., con esa llaneza tan sin reatos y tan
amplia, propia de nuestros viejos hombres de campo. Y efectivamente, el
señor R., que acaba de ser elegido munícipe de Pico por el consenso de
dos fracciones en lucha, es un espécimen del criollo de antaño, abierto
y suspicaz, tipo inteligente del ganadero, que sin dejar las modalidades
sencillas del pasado--virtud tradicional de raza--adopta la reforma,
buscando en el tecnicismo de importación, todo lo que contribuya a
ennoblecer y acrecentar nuestras industrias rurales. Los yankees lo
ejemplarizarían como un “ranchman” modelo. Nuestro espíritu de
argentinidad, experimenta la sensación de un desahogo al lado de este
hombre.

Conjuntamente con uno de sus hijos, su yerno y el agrónomo, damos razón
de una buena comida, prevista por ese apetito campero trabajado por el
aire libre de la pampa. Es larga y afectiva la sobremesa. El señor
R.--lector asíduo de los diarios de Buenos Aires--sigue paso a paso el
proceso del país y los acontecimientos europeos, dedicando especial
atención a las referencias de la estadística. Está al cabo del
movimiento del mercado mundial en productos, precios y relación
financiera de los grandes países. Sigue con gran interés el giro de la
conflagración europea, anticipando deducciones tan propias y atinadas
que revelan una afinada sagacidad. Se habla de política, y como se ha
establecido una corriente de simpática camaradería, se habla... “a
calzón quitado”, según la expresión criolla. No siempre es suave la
premisa. Algún concepto fogoso lastima la epidermis. El juicio sobre
hombres y cosas, es ágil, sutil, a veces puntiagudo... Y como el señor
R. es militante, tiene que sacarse el lazo a menudo. Y lo hace con
bizarría, con entereza, con elegancia, buscando la expresión adecuada,
el concepto final lleno de filosófica sencillez.

Al día siguiente, temprano, después de saborear una docena de mates
amargos, echamos a andar por el campo en un “buggy”, vehículo de lo más
cómodo para campaña. Queríamos recorrer, en compañía de don Sotero, los
diversos cuadros del campo.

Consta este establecimiento de 5.000 hectáreas divididas en 38 potreros,
con 12 molinos y tanques australianos para 400.000 litros cada uno. Este
campo fué poblado hace seis años con destino a agricultura. Hace cuatro
y medio años que se aprovecha en ganadería. Está completamente
alfalfado. Tiene el agua a 5 metros de profundidad, como término medio y
carece en absoluto de tosca.

En la actualidad La Barrancosa posee 6.000 cabezas de ganado, habiendo
alcanzado a 10.000, raza Durham, producto de padres puros, por pedigree
y madres puras por cruza. Los toros progenitores son importados de
Inglaterra por intermedio de la casa Bullrich.

Por productos de este establecimiento se ha obtenido en el frigorífico
La Plata (Compañía Swift de La Plata), el más alto precio de la zona:
222.70$ por novillo. El máximum de peso alcanzado ha sido de 852 libras
de carne y en novillos de tres años. Un animal que da este peso, tendría
vivo, alrededor de 665 kilos.

Sobre el funcionamiento de la manga moderna y sus accesorios, nos da, en
pleno local, una explicación detallada el señor R. El sistema de
compuertas, corrales, apretadores y palancas, juega en forma sencilla,
bajo la acción de un ingenioso mecanismo. Esta manga es sistema
“Cremona”, patentado, pero los corrales han sido construídos de acuerdo
con indicaciones prácticas del señor R., simplificando el procedimiento
en los apartes y embretadas.

Visitamos los potreros. Es imposible superar la lozanía de estos
alfalfares, ni un tipo más uniforme y parejo en las vacadas. Los
abrevaderos están colocados en la intersección de los alambrados, de
manera de favorecer cuatro potreros a la vez, correspondiendo a cada uno
por sectores.

[Illustration]

Nos encanta, a las diez de la mañana, el concierto ganaderil, frente al
agua cristalina, formado por las haciendas de cuatro cuadros, que vienen
mansamente a la hora habitual. Desde lo alto del molino, presenciamos la
interesante romería que se va congregando poco a poco, y cuyos grupos
rezagados apenas se divisan entre el verde pastizal del horizonte.

La Barrancosa practica los silos aéreos, a manera de almiares, revocados
con una capa de tierra de 30 a 40 centímetros, sobre cuya capa se pone
otra de pasto como abrigo para atemperar la fuerza del sol. Opina el
señor R. que éste es el silo más práctico y económico que se pueda
realizar, facilitando la operación de corte y de reparto.

Actualmente hay en el establecimiento 10 silos, del año anterior. Con el
corte de alfalfa en una superficie de 1.000 hectáreas, se formarán en
seguida de 50 a 60 silos.

Tiene muy pocos médanos este campo. En general, han desaparecido con los
cultivos apropiados; y las pocas dunas que quedan en algunos potreros,
se utilizan como reparo para los novillos gordos, en las noches de
invierno, cuando el frío anticipa la nevazón. Se improvisan comederos en
los huecos de arena y los ganados no sienten tanto los efectos de las
noches crueles que suelen desmejorar la presentación de las reses.

Regresamos a medio día, a la estancia, complacidos de aquella gratísima
excursión que nos dió la pauta de las ponderables energías del señor R.,
puestas en acción para la cultura del predio y la selección de los
ganados.

Después del almuerzo, departimos amigablemente bajo el corredor, cuando
anuncian por teléfono de Pico, haber recibido un telegrama de Buenos
Aires, para La Barrancosa. Se levanta el señor R. para atender la
comunicación.

--¿Novedades?--le interrogamos al verle regresar con semblante jubiloso.

--Nada...--nos responde.--Me informan que en la exposición de ganado
gordo de la Sociedad Rural, en Palermo, se ha pagado 900 pesos por cada
ejemplar de La Barrancosa.

Era el martes 13 de noviembre.


VOCABULARIO


=Restos.= Condiciones, reticencias, reservas.

=Espécimen.= Modelo.

=Premisa.= Afirmación.

=Embretada.= De “embretar”: meter el ganado en los bretes.

=Sectores.= Trozos, partes.

=Dan la pauta.= Dan la medida.



LAS GRANDES COLONIAS


Fué la comarca de Trenel dominio de ranqueles, antes de la conquista
civilizadora. Hasta allí extendió su imperio el pueblo aborigen, cuyo
foco central irradiaba desde las selvas tupidas del noroeste. Trenel es
una prolongación de la planicie inquebrada de Buenos Aires. Sin ríos,
sin lagunas, sin arroyos, campos de gramillal, salpicados de trecho en
trecho por caldenares precarios, no fué, en suma, la silvestre heredad,
solar de tribus arraigadas. Sus indios, fieros y audaces, como que
tenían en sus venas sangre de Caupolicán, los cruzaron mil veces en
depredadoras caravanas.

    “sobre el potro rozagante
    cuyas crines altaneras
    flotan al viento ligeras”,

según el clásico poema, y burlando el acecho de nuestra caballería. Sin
quiebras, sin refugios, sin el recurso montaraz del bosque inextricable,
fué, en realidad, un desierto la comarca. Por fin las armas de la
nación, escalonando sus felices jornadas, desde el foso de Alsina y los
fortines de Córdoba, Mendoza y San Luis, hasta Choele-Choel y el Limay,
quiebran para siempre la autóctona soberanía. Y el misterio cae bajo la
fuerza avasalladora de la civilización. Con las últimas dianas, se
plantan los primeros pueblos. Se allana el tránsito, barrida con pólvora
la tenebrosa heredad: carga el Estado con el rico patrimonio que ha de
subdividir y cultivar; se roturan los predios; se domina el monte
legendario; despuntan las primeras colonias; se atreven el comercio y la
industria a buscar horizontes en el nuevo país. Y mientras los pueblos
migradores, vitalizan con fuerzas promisoras la tierra conquistada,
tímidamente se orientan hacia la Pampa las paralelas del tren...

Capitales anglo-criollos ponen sobre los campos brutos de Trenel su
primer nota cultural. Es un ensayo indeciso aquella tentativa de
civilidad, no obstante el clásico empuje, valiente y engreído, del
capital inglés.

Tiene más de especulativo que de progresista el trance que corre la
South American Land Company Limited, con directorio en Londres, a base
de la ganadería elemental. Nada de selección, nada de praderías
artificiales, ni procedimientos zootécnicos que no fueran los
rudimentarios. Sobre los gramillales veleidosos de 90.000 hectáreas,
12.000 bovinos, 30.000 ovejas y algunos yeguarizos, constituyeron la
gran estancia con todo el sello de un criollismo indolente y primario,
sin aspiración a perfeccionamiento ni propósitos de colonización. En
tales circunstancias, pasa el gran fundo a manos de don Antonio D.

Consta esta propiedad de 327.500 hectáreas, o sea 131 leguas cuadradas
en un solo block. Está ubicada, casi en su totalidad, en la sección
Primera de la Pampa y vecina al Meridiano 5.º, límite entre el
territorio y la provincia de Buenos Aires.

A renglón seguido de la adquisición, que se verifica en enero de 1905,
el propietario, anheloso de dar a aquellas tierras un impulso
definitivo, tira las bases de la sociedad anónima Estancia y Colonias
Trenel, sólido organismo que debía imprimir de inmediato la
transformación cultural de la comarca. Y se inicia la transición con las
primeras colonias. Los campos pastoriles, silvestres y feraces, se
entregan a Céres sin reatos. El ferrocarril, que apenas ha iniciado la
travesía a la capital del territorio, marchando con cautela, se resuelve
por el norte, atraído por la valiente tentativa de su propietario. Y
comienza la tierra generosa a manifestarse en óptimas cosechas; y surge
como una bendición el semillero de pueblos: Trenel, Monte Nievas,
Metileo, Arata, Caleufú, Embajador Martini e Ingeniero Luiggi. He ahí,
en síntesis, la evolución de aquella extendida comarca, desde el capital
egoísta y retardatario de la South American Land Company Limited hasta
la iniciativa franca de la empresa colonizadora que llevaba la
civilización.

Veamos cómo se ha producido el proceso agrícola de los campos de
Trenel, a partir de 1905. En este año se inicia la colonización,
entregando a cultivos 80.000 hectáreas. Quedan, en consecuencia, 247.500
hectáreas de campo bruto. En 1906, el área cultivada con cereales,
alcanza una superficie de 117.500 hectáreas. En los años de 1907 y 8,
llega la labor agrícola a significarse con 137.500 hectáreas. En 1909
las sementeras ocupan más de la mitad de los campos. Se reparten así las
cifras: 160.000 hectáreas de pradera silvestre y 167.000 de chacras
perfectamente cultivadas. En los años de 1910 a 12 se insinúa la
ganadería, y la agricultura toma un impulso considerable. A 230.000
alcanza el número de hectáreas cultivadas, mientras el campo virgen se
ha reducido a 95.000 hectáreas. El año 13 asciende la agricultura a
260.000 hectáreas; el 14, a 290.000. En 1915, la colonización agraria ha
dominado por completo con sus 335.000 hectáreas bajo cultivos y 2.500
hectáreas dedicadas a la industria pecuaria. Con esta culminación se
clausura el primer ciclo de la Estancia y Colonias Trenel, iniciado y
cumplido en el breve espacio de tiempo de diez años, desde el predio
salvaje hasta la más ponderable colonización.

Obra realizada con método, con entusiasmo, con previsión, con
clarividencia, sobre todo, sus gestores han sabido utilizar
juiciosamente todos los factores capaces de asegurar un éxito
definitivo. Aventurado hubiera sido romper de golpe con la rutina
comarqueña, imbuída en el prejuicio elemental de la vieja estancia. El
plan colonizador tenía que ser prudente y decisivo, cosa de utilizar de
consuno todos los factores convergentes, tratando de seleccionar y
arraigar al colono, perfeccionar los cultivos y atraer y distribuir
convenientemente las líneas del tren. Sin duda, una de las obras más
fundamentales que trajo consigo esta empresa, fué la distribución
apropiada del sistema ferrocarrilero, ramificado en sus dominios. La
línea del Oeste, que viene de Buenos Aires por Meridiano 5.º, cruza Pico
y se interna hacia Victorica y Telén, sirve los intereses de la colonia
en la comarca de Metileo y Monte Nievas. Desde Metileo arranca un ramal
en dirección al noroeste, ramal que se interna al corazón de estos
campos y cruza por las chacras y poblaciones de Trenel, Arata y Caleufú.
La línea del Pacífico que arranca de Huinca Renancó, para rematar en
Puerto Galván de Bahía Blanca, corre por el linde oriental de las
colonias, pasa por Speluzzi, sobre los mismos alambrados, por Berg y
Pico a cinco kilómetros y por Dorila a once. Por el norte, la ferrovía
que arranca de la capital federal por Bragado y Los Toldos, sirve toda
la extensa zona de Ingeniero Luiggi y Embajador Martini. Este es, en
concreto, el sistema ferroviario que sirve cumplidamente los cuantiosos
intereses de la sociedad. Trenel queda de Buenos Aires, por la línea del
ferrocarril del Oeste, a una distancia entre 545 y 607 kilómetros, y de
Bahía Blanca a 394 kilómetros. El flete por cereales, desde las colonias
a los puertos de embarque, oscila entre 7 y 8 pesos la tonelada, según
la estación en donde se cargue. Conviene hacer notar, como dato
ilustrativo, para demostrar la ventajosa ubicación de estas líneas, que
ningún punto de las colonias está a una distancia superior a 15
kilómetros de la estación inmediata. Complementan estas ventajas del
tráfico, excelentes caminos vecinales que facilitan el transporte de las
cosechas y ponen en comunicación a todos los pueblos y chacras de la
colonia.


VOCABULARIO


=Ranqueles.= Tribus de origen araucano, que poblaban la zona norte y oeste
de la Pampa, en la época de la conquista del desierto.

=Planicie.= Llanura extensa y dilatada.

="Block".= (O bloc): conjunto homogéneo de personas o cosas.

=Clarividencia.= La virtud de ver con clara visión los acontecimientos del
futuro.

=Convergente.= Que tienden a un mismo fin, a una misma acción, lugar o
destino.

=Imbuída.= Inclinada, infundida, persuadida.

=Caleufú.= (Voz araucana). Muy pantanoso.



LOS CAMPOS COLONIZADOS DE TRENEL


Sobre las condiciones agrológicas del terreno, creemos oportuno
reproducir el informe oficial del propio ministerio de agricultura, a
raíz de un estudio practicado en 1904. “Sin duda alguna--dice el
documento--estos terrenos deben su origen a depósitos de aluvión. La
capa arable, cuyo depósito crece de día en día, se halla en plena
formación, lo que explica el gran porvenir que nosotros atribuímos a
estos dominios, desde el punto de vista de la agricultura". Y
refiriéndose a la calidad de las aguas, dice el mismo informe: “La
calidad de las aguas es satisfactoria desde el punto de vista de la
alimentación del hombre y de los animales, como lo indica desde luego,
la media de los análisis efectuados. A pesar de su dureza, esas aguas
son perfectamente potables y muy poco cargadas de sales marinas". En lo
que se refiere a fenómenos meteóricos, podemos asegurar que las lluvias
en los campos de Trenel se producen con un promedio anual de más de 650
milímetros. La máxima de lluvias por mes ha sido de seis días. El
término medio por año oscila alrededor de 33 días lluviosos. Es evidente
que con los cultivos se han regularizado las lluvias. El clima de toda
la región es templado y agradable. La temperatura máxima absoluta es de
32.8 grados Reaumur en diciembre; la temperatura mínima absoluta es de
3.1 en julio. Los vientos reinantes dominan del este y sudoeste o
“pampero”; pero nunca son tan bravíos que impidan el cultivo de la
tierra. El terreno es absolutamente llano. Es la pampa idealizada en
Buenos Aires, “donde la vista se pierde, sin tener donde posar". De vez
en cuando se produce algún ligero declive que nunca pasa, en su altura
mayor, de 40 metros.

Sobre la aptitud productora de las tierras de Trenel, basta decir que
los cultivos se han sucedido año a año, en forma extensiva, sin abonos,
sin sistemas rotativos, ni tecnificaciones propias de las tierras
precarias. Esto demuestra la condición excepcional de la tierra, y por
ende, la calidad de las cosechas. Fácil nos es ratificar este aserto con
las comprobaciones oficiales. La memoria del Departamento de Economía
Rural y Estadística, registra el siguiente cuadro relacionado con el
peso específico por hectólitro del cereal cosechado en diferentes zonas
del país: “Trigo de la provincia de Buenos Aires, 78.50 kilos; de Santa
Fe, 77; de Córdoba, 79.40; de la Pampa, 80". En la zona de Trenel, los
trigos de la cosecha 1907-1908 excedieron en peso específico a las
cifras anotadas. Por ejemplo, en la colonia Santa Filomena, situada
entre Trenel y Arata, el rendimiento fué de 80|500; en la colonia
Itálica, de 81|750; en la colonia Antonio Devoto, de 82|160. Sin
embargo, la cosecha siguiente superó en mucho tales densidades, llegando
a registrarse pesos de 85|700 por hectólitro, lo que importa un
desiderátum. A este trigo le cupo en suerte ser declarado en la
exposición del Centenario, el mejor trigo barletta de la Pampa,
obteniendo, en consecuencia, primer premio y medalla de oro. En aquel
recordado certamen, los trigos de las colonias Trenel, obtuvieron,
además, cinco premios primeros por trigos barletta, ruso y húngaro;
catorce segundos premios por trigos, linos y cebadas; cinco terceros
premios por trigos y avenas y seis menciones honoríficas por trigos en
general. No podía pedirse una comprobación más elocuente del éxito de
esta importante colonización, cuyo primer quinquenio acababa de cerrarse
con la festividad centenaria. Y debió ser una honda satisfacción para
sus gestores, cuando el primer magistrado de la nación, doctor Sáenz
Peña, en su mensaje de aquel año a las cámaras, al hablar de la Pampa,
confirmaba el amplio criterio con que la sociedad Trenel había orientado
su acción colonizadora.

“La división y explotación agrícola de esas grandes propiedades de la
Pampa--decía el recordado Presidente--requería la concurrencia de
algunos de estos factores: a) Propietarios con mucho capital y bastante
empuje para dividir sus campos en chacras con las instalaciones
indispensables y venderlas barato, a largos plazos, a los colonos y a
medida que los medios de transporte permitieran la explotación agrícola;
b) Agricultores con suficiente capital para comprar lotes de tierra y
para instalar chacras, cultivarlas, etc.

“He aquí extremos difíciles de acercar en las condiciones actuales de
nuestra economía rural.

“Muchos propietarios han vendido las haciendas pero son muchos más los
que arriendan, por la sencilla razón que son pocos los colonos que
pueden comprar desde el primer momento la tierra que explotan.

“Por otra parte, si es tan enorme el capital que se ha necesitado para
poner en cultivo esa área en pocos años, ¿qué suma habría alcanzado este
capital si el colono hubiera tenido que comprar la tierra? La respuesta
es clara: la tierra no se habría cultivado en tales proporciones, porque
el colono no dispone de capital; viene aquí para ganarlo con su trabajo.
Y es ésta, precisamente, la incomparable ventaja que ofrece nuestro
país. El gran factor del avance de la agricultura en la Pampa central,
como en otras regiones, es la confianza bien fundada que todos tienen en
la prodigalidad de la naturaleza.”

Tales son las manifestaciones presidenciales que encuadran perfectamente
dentro del programa de esta colonización. Y es, por cierto, uno de sus
principales objetivos, la subdivisión y venta de sus tierras en pequeñas
fracciones, de manera de arraigar la población trabajadora, sobre la
base de transacciones liberales. De otra manera no se conciben las siete
poblaciones florecientes cuyo desarrollo edilicio toma cuerpo día a día,
centros vecinales llamados a una creciente prosperidad. Por otra parte,
la sociedad destinó oportunamente 70.000 hectáreas para la venta por
parcelas y en condiciones de pago ventajosas para los colonos
compradores.

La prosperidad agrícola de Trenel ha traído, por consiguiente,
exigencias de carácter social. Y a fe que con la urbanización de sus
centros poblados, van llenándose paulatinamente. Por lo pronto, las
escuelas públicas han concentrado preferentemente la atención de la
sociedad. En todos los núcleos de población funcionan establecimientos
de enseñanza bajo el patrocinio del Consejo Nacional de Educación. En
estas escuelas reciben instrucción más de 800 niños, población escolar
que dá idea de notorios progresos. Aparte de este exponente cultural,
los pueblos de Ingeniero Luiggi y Trenel han enriquecido su edilidad con
sus templos parroquiales de bello estilo y que tonalizan la vida
espiritual de la comarca, constituída en su totalidad, por pobladores
católicos. Conviene hacer notar que en la masa colonizadora predomina el
trabajador italiano, vale decir, el elemento que viene desarrollando con
más eficacia sus condiciones de labor en nuestras industrias rurales,
sobre todo en agricultura.

Estas son, en concreto, las características más salientes de las
colonias de Trenel. El proceso evolutivo, desde que se abrió el primer
surco hasta que se convirtió en un mar de mieses la extensa heredad, ha
obedecido a un plan metodizado y prudente. Sin embargo, no puede pedirse
una mayor celeridad en la transformación. Diez años han bastado para
dominar el inmenso baldío, contribuir a la economía nacional con el
producto de 120.000 toneladas de cereales anualmente y culminar como
modelo, por sus franquicias y su alto espíritu de equidad dentro de los
diversos sistemas de nuestra colonización privada. Es decir, que desde
sus prolegómenos a la fecha, ha llenado airosamente su programa,
propendiendo no solo a valorizar su acervo, si no a vitalizar aquella
rica zona del norte pampeano, llevando el ferrocarril, fundando pueblos,
abriendo caminos y propendiendo a la vida fácil de la masa trabajadora
que siempre encontró su apoyo decidido y franco. Es así como clausura su
primer ciclo la sociedad Estancia y Colonias Trenel, bajo la pujante
voluntad de su iniciador.

Hemos visitado con detenimiento las diversas poblaciones coloniales.
Hemos recorrido las chacras desde Monte Nievas a Ingeniero Luiggi, desde
Caleufú a Metileo, cortando en auto los trigales inmensos. ¡Qué
maravilla! Pasa noviembre con sus soles bravos y sus mañanas
deliciosas. Se pierde la máquina entre las tupidas sementeras. En Monte
Nievas visitamos las casas de algunos pobladores, propietarios ya. Cada
vivienda denota un amable bienestar. Se prodiga la huerta en frutales y
plantas de reparo: durazneros, manzanos, sauces y tamariscos. El corral
y la porqueriza, dan idea de previsión y economía, subrayando la nota
peculiar del colono de arraigo. En Trenel, vagando a la ventura por los
viales angostos, nos detenemos un momento en la vieja estancia, desde
donde la South American Land Company Limited dirigió su extendido
dominio ganaderil. Involuntariamente se vá al parangón ante aquel
vestigio de la Pampa silvestre, arrumbado entre el verde portentoso de
la campiña civilizada. Y es entonces cuando la obra de hoy surge
destacada en su amplio aspecto cultural y magnífico, y se siente como un
hálito vivificador que trae al espíritu su canción augural...


VOCABULARIO


=Aluvión.= Amontonamiento de fango, arena, guijarros, substancias grasas
de la tierra, etc., provocado por las corrientes de agua.

=Quinquenio.= Espacio de tiempo correspondiente a cinco años.

=Mieses.= Los sembrados.

=Franquicias.= Exenciones y libertades concedidas sobre pago de derechos,
etc., tendientes a facilitar los medios de vida, social o personalmente.

=Ciclo.= Período de tiempo durante el cual se ha desenvuelto por completo
una acción determinada.

=Pujante.= Enérgico, brioso, valiente y decidido.

=Viales.= Caminos, calles.

=Augural.= Relacionado con el porvenir.



SILUETA DE UN “PIONEER” PAMPEANO


Veamos ahora los perfiles salientes del prócer que cimentó esta obra.

Tuvo, sobre todas las cosas, don Antonio D., un gran carácter, como
basamento de su contextura moral. Espíritu abierto, valeroso, franco,
poseía, además, al decir de sus allegados, ese don intuitivo de las
cosas. Sus éxitos de financista, de industrial, de hombre de negocios,
no se afianzaron nunca en el juego aventurado de los acontecimientos, si
no en la clara visión. Era inductivo-deductivo para el sistema de sus
operaciones; y como se había hecho en el yunque y conocía el juego
franco de los negocios y estaba ligado, como un factor integrante--tal
vez más que ninguno--a la evolución comercial y económica del país,
jamás el fracaso desconcertó ninguna de sus obras. Sin haber afrontado
responsabilidades gubernaticias, debido a su calidad de extranjero,
tenía toda la materia fundamental del estadista. ¿Qué otra cosa es esta
inmensa comarca colonizada, donde florece un semillero de pueblos
ligados por caminos de hierro, si no el resultado de una energía motriz
y de una orientación previsora que rompió valientemente el prejuicio
pesimista, puesto como un dique frente al porvenir de la Pampa? ¿No
advertís la sentencia alberdiana, puesta en acción, en el momento
preciso en que la reclama con más urgencia la República? Cuando adquirió
los campos en Trenel, no faltó la expresión de escepticismo en boca de
los potentados de Buenos Aires. ¡Era una lástima aventar tanta energía
en aquel ingrato territorio! Y el prejuicio se basaba, precisamente, en
una novelería que es necesario desterrar de una vez por todas de nuestra
ingenua credulidad. Si el capital inglés, corajudo y engreído, había
puesto límite a la ventura, criando ovejas a la buena de Dios que es
grande, en aquella extendida comarca, ¿qué resultado aguardaría a Don
Antonio que se arremangaba a la nueva conquista de conjurar la tierra
con el arado? Solo el respeto que infundía este argonauta, puso una
nota de fe en la timidez ambiente. Y Trenel fué una nueva consagración
de su talento y un nuevo campo de acción para la riqueza nacional.

Convalecía el país, después de Caseros, cuando en 1855 aparece don
Antonio asociado a su hermano don Bartolomé, piloteando su casa inicial.
Para seguirlo en su ascensión de medio siglo, hasta la hora de su
muerte--siquiera sea en sus más destacadas aristas--hay que vincularlo
en todo momento al progreso argentino, a veces a los destinos de la cosa
pública, siempre a la indiscutible confraternidad ítalo-argentina, y muy
a menudo a los acontecimientos de orden económico que han puesto en
juego la acción administrativa del Estado. Quiere decir con ésto que
estamos en presencia de un grande hombre, un caso del “self-help”, en el
sentido personal, un “pioneer”, generalizando el concepto público, digno
de la estatua y de la gratitud.

Hombre de trabajo en la amplia acepción, lleno de salud física y moral,
iniciador y dinámico, nada es desconocido para él en el alto mundo de
los negocios. Banquero y financista, funda, encarrila y preside por
largo tiempo el Banco de Italia y Río de la Plata. Funda el Banco
Inmobiliario que pasa más tarde a ser compañía de seguros. Industrial,
organiza y preside la compañía General de Fósforos y el Frigorífico
Argentino. Hombre de empresa, toma a su cargo durante los años 1882 a
1886, la construcción de una gran parte de las obras de salubridad y
aguas corrientes de la metrópoli, que importaron una suma mayor de
16.000.000 de pesos; el túnel de las aguas corrientes; el sifón que
corre bajo el lecho del Riachuelo; el acueducto de desagüe que muere en
Berazategui; obras de empuje que ponen de manifiesto su energía
excepcional y su gran fe en el progreso argentino. Sembrador de pueblos,
funda el pintoresco y nutrido faubourg de Villa Devoto, centro suburbano
de notorio prestigio social, e inunda de núcleos florecientes el norte
pampeano con la clarividencia del porvenir. Y es, a la vez, hombre
público dentro de la acción oficial, filántropo, patriota fervoroso,
gran argentinista y gran señor. Por diversos períodos el Concejo
Deliberante de Buenos Aires y el Banco de la Provincia, le cuentan entre
sus munícipes y directores más caracterizados por su iniciativa y su
labor. Hombre de corazón y sentimientos cultivados, contribuye con
generosas dádivas al sostenimiento de las instituciones filantrópicas.
Funda y sostiene con su propio peculio en Villa Devoto, el gran asilo
Umberto Primero, con destino a recoger, amparar y educar a los niños
huérfanos de italianos, proporcionándoles, al propio tiempo, una
educación sana y útil que los capacite para la lucha por la vida. Este
orfelinato, cuyo sostenimiento mensual irroga un gasto de 15.000 pesos,
cobija en su seno a más de doscientos niños, grandioso patrimonio que la
caridad y el estudio rescatan para la sociedad al habilitarlos para la
acción eficiente del trabajo y la moralidad. Italiano de origen y
argentino de corazón, dá cima en 1910 a la noble idea de iniciar y
sustanciar un gran movimiento de propaganda, en el sentido de que sus
connacionales residentes significaran su afecto al país con la erección
de un monumento a Cristóbal Colón. En esta oportunidad conviene con el
artista Zocchi los detalles concernientes a la ejecución de esta obra,
contribuye con un fuerte donativo y coloca la piedra fundamental en
unión de los presidentes argentino y chileno y del representante de la
corona de Italia, embajador extraordinario Fernando Martini. Quien tal
hace para fortalecer los vínculos afectivos entre la patria de
nacimiento y la tierra de adopción, no puede descuidar ni las duras
calamidades que sufrió la Italia meridional, con los terremotos de la
Calabria, ni los momentos de apremio por que pasaron las finanzas
argentinas a raíz de la crisis del 90. Así le vemos concurrir con un
cuantioso donativo para mitigar el dolor de la patria lontana, aportar
ingentes sumas en ocasión de la guerra ítalo-turca y de la actual
conflagración, suscribiendo con espontaneidad y magnificencia todos los
empréstitos italianos y poniéndose como el primer italiano de la
República, a la cabeza del comité italiano de guerra, destinado a
subvenir al sostén de las viudas y huérfanos de los que cayeron
inmolados en aras de la patria. Y le vemos también, en 1891, cuando el
gobierno argentino, haciendo un llamamiento al patriotismo nacional,
lanzó un empréstito popular interno, suscribiéndose con 500.000 pesos,
cooperación que le colocara en los primeros puestos entre los
contribuyentes particulares.

No es extraño, entonces, que esta descollante figura, mientras
conquistaba la gratitud y el sentimiento argentinos para el juicio
desapasionado de la posteridad, cosechara para su ejecutoria de gran
hijo de Italia gloriosa, los timbres honoríficos con que premiara el rey
sus virtudes, puestas al servicio de la humanidad y de la patria:
caballero de la orden de la corona de Italia, de la orden del mérito del
trabajo y de la orden de San Mauricio y San Lázaro; comendador de la
Corona, gran Oficial y finalmente el título nobiliario de conde. No
puede pedirse una demostración más elocuente ni un juicio más definitivo
en la consagración de sus méritos.

Y fué, en ocasiones, diplomático habilísimo y sutil. Su don de gentes,
su gran tacto, de hombre de mundo, le valieron un éxito de discreción y
buen tono con motivo del desentendimiento que hubo de producirse a raíz
del rechazo, por parte del congreso nacional, de la obra pictórica del
miniaturista Nestor Leoni. Allanando la molesta situación de los que
habían intervenido en esta adquisición y haciendo, al propio tiempo,
honor a la celebridad del artista, adquiere para sí el valioso trabajo
en la suma de 100.000 pesos. Y como un corolario dignificante de tan
caballeresca gestión, dona al gobierno nacional el bello trabajo,
enaltecido en su confección artística por el símbolo sugerente de la
constitución nacional. He ahí una gentileza de gran señor que dá medida
de un delicado “savoir faire” y de una nota de diplomacia fina y sagaz.

Estos son, en síntesis, los rasgos salientes de don Antonio. Fué un
precursor, un augur, si cabe el vocablo, que anticipó con rara intuición
el porvenir de la República. Modelo de carácter y laboriosidad, jamás el
triunfo le abandonó en el camino, por que tenía la noción exacta de su
peso moral. Como si hubiera nacido en esta tierra, fué nuestro en
cuerpo y alma. Tuvo el don de la modestia para hacer el bien y la
aristocracia del espíritu para crearlo. Fué, sin duda, un espécimen en
todo. No se amenguarían las figuras de Smiles si lo recogieran sus
páginas. Y con seguridad que superaría a algunas de aquellas vidas
ilustres.

La muerte le toma incansado, tenaz y valeroso, como la tempestad a la
encina.

Ahí queda su obra. Y sobre todo, su gran obra en las pampas maravillosas
del norte.


VOCABULARIO


=Contextura.= Organización, combinación, composición, disposición conjunta
de las partes de un todo.

=Intuitivo.= Que produce la comprensión clara, fácil, cierta de una
verdad.

=Inductivo-deductivo.= Razonamiento y consecuencia o resultado sobre una
cosa o acción.

=Motriz.= Que se mueve, que engendra e imprime movimiento.

=Alberdiana.= Propia de Juan Bautista Alberdi, eminente pensador
argentino.

=Escepticismo.= Incredulidad, duda de todo.

=Argonauta.= (Tomado, en este caso, en sentido figurado). Capacitado para
afrontar con valentía, serenidad e inteligencia, empresas de
importancia.

="Self-help".= Expresión inglesa: que significa la ayuda que a sí mismos
se dan los hombres emprendedores activos. Pronúnciase: self-jelp.

=Acepción.= Modo en que se interpreta un concepto.

=Dinámico.= Que engendra o produce fuerza.

=Acueducto.= Conducto de agua; especie de canal subterráneo, construído de
piedra de sillería o de cal y canto.

="Faubourg".= Palabra francesa que indica barrio apartado en una gran
ciudad. Generalmente se sobreentiende que se trata de un barrio habitado
por gente rica. Pronúnciase: fobur.

=Munícipe.= Concejal, miembro de la municipalidad.

=Dádivas.= Regalos, presentes, donativos.

=Filantrópicas.= De “filantropía”: amor a la humanidad.

=Peculio.= El capital propio de uno.

=Irroga.= Causa, ocasiona, acarrea, produce.

=Lontana.= Lejana.

=Ingentes.= Muy grande.

=Ejecutoria.= Título que acredita nobleza.

=Pictórica.= Se refiere a la pintura.

=Augur.= Adivino, profeta.



UN PLAN DE COLONIZACIÓN


Al éxito de Trenel está ligada íntimamente la acción de don César N.,
administrador general de la importante sociedad. Identificado a la obra
civilizadora, hombre de ideales elevados, de difundida cultura y
ponderable dinamismo, el señor N. puso en práctica sobre la orientación
de aquel gran organismo entregado a sus manos, un plan general que debía
completar, en el mínimum de tiempo, la evolución cultural de la inmensa
comarca, desde la salvaje heredad al aprovechamiento definitivo y total
de la tierra, bajo los cultivos científicos y la colonización sistemada.
Labrador incansable y sincero optimista, puso método, energía y
prudencia en la obra. Las cifras que arroja año a año el proceso
expansivo de la agricultura, se han encargado de prestigiar tan juicioso
procedimiento. Solo una década necesita Trenel para cerrar su ciclo,
entregando a la economía del país, siete pueblos florecientes
entrelazados por el ferrocarril, ciento treinta leguas de campo bajo el
dominio de las sementeras y el sistema de colonización más completo y
equitativo de la República. No conocemos un triunfo más elocuente, más
metodizado, más completo y equitativo, en los anales de nuestra economía
rural. Por que no es solo el éxito privado, que redituó enormemente
sobre el capital puesto en juego, con omisión del bienestar colectivo y
los progresos de la región. Aquí se unifican los factores capital y
trabajo; y de esta acción conjunta surge el porvenir de la inmensa
comarca, urbanizada y vitalizada en su organismo social. Es decir, que
los lineamientos particulares de esta colonización tienen tantos puntos
de contacto con la colectividad y es tal su entraña nacional, que la
obra se embellece con los contornos de un sano argentinismo, capaz de
servir de base y modelo a todas las colonias privadas del país.

En materia de colonización a base de arrendamiento, el señor N., que ha
especializado esta rama de la economía política, plantea soluciones
alrededor de estas conclusiones fundamentales: “La tierra debe ser
entregada por su propietario directamente al colono que la trabaja”; “en
la colonización por arrendamiento debe subordinarse el monto de éste en
relación a la producción de cada año".

Alrededor de esta tesis ha girado su trabajo presentado a la comisión
dictaminadora del reciente congreso Agrícola de la Pampa celebrado en
Santa Rosa, trabajo que prohijó y suscribió unánimemente en calidad de
dictamen.

Opina el señor N. que el propietario de la tierra debe estar vinculado
al locatario, de manera de correr una misma suerte. Para establecer esta
complementación, es menester subordinar el arrendamiento a la producción
anual.

--Lo prudente y equitativo--nos dice--será convertir en dinero contante,
el porcentaje que corresponda al propietario por concepto de
arrendamiento, evitando los inconvenientes de orden legal y jurídico,
sin necesidad de proponer una ley especial y esperar su sanción, a
menudo dilatoria y no siempre encuadrada dentro de la razón.

--¿Querría puntualizarnos, con mayores detalles, este concepto
judicial?--hemos requerido.

--Se refiere esta premisa--arguye el señor N.--al recelo que comunmente
tiene el proprietario de la tierra para abordar en forma decisiva el
negocio de la colonia, frente a la discrepancia de algunos funcionarios
encargados de administrar justicia. La presunta huelga agraria de
1913-14 nos dejó algunas enseñanzas que es necesario no echar en olvido.
Una de ellas fué a raíz de la premura de ciertos procedimientos
judiciarios, que sentaron una rara jurisprudencia sobre la calidad
jurídica de propietarios y colonos, llegando a sostener que los
contratos al tanto por ciento establecían, de hecho, vínculos de
“sociedad” entre las partes. Esta manera de apreciar, pone en evidencia
los peligros que pueden marginarse durante el ciclo de las cosechas, con
soluciones no siempre equitativas para uno de los contratantes.

“En la práctica--continúa el señor N.--hemos podido apreciar los
inconvenientes que acarrea el arrendamiento fijo y en dinero efectivo.
Puedo asegurar, convencido absolutamente, que este sistema carece de
equidad. Si el colono es favorecido por una buena cosecha, paga el
arrendamiento estipulado; pero si la suerte le ha sido adversa, no solo
no cumple con su locación, si no que se escurre subrepticiamente con
todo lo que posee. Por otra parte, el propietario que se vé obligado por
el contrato a percibir un arrendamiento limitado cuando la tierra dá
buenos rendimientos y no puede cobrar nada en época de malas cosechas,
por falta de responsabilidad en el colono, indignado por aquella
limitación a que se ha visto sujeto en la práctica, echa mano del
recurso judicial y se vá al embargo de los animales o implementos
agrícolas que poseyera el chacarero. De este temperamento adoptado surge
otro gran inconveniente que nos plantea el caso tan discutido de la
conveniencia y razón de la embargabilidad o inembargabilidad de los
animales e implementos de labor.”

--¿Podría señalarnos algún concreto de su
experimentación?--interrogamos.

--Durante cuatro años--nos responde--he venido practicando
escalonadamente y en una superficie de 200.000 hectáreas un modelo de
contrato de arrendamiento, cuyas conclusiones están destinadas a
establecer, o más bien dicho, convertir en dinero efectivo, lo que
corresponda por arrendamiento al propietario en relación a la producción
de cada año. Es decir, que no solo se establece el canon más razonable
para el colono, sino que legalmente desaparece la presunta calidad de
“socio” en que se solía colocar al propietario. De ahí que las partes
contratantes lo encuentren equitativo y diversos propietarios del país
lo hayan adoptado para sus arrendamientos.

--¿En qué condiciones queda el colono, mediante ese contrato?

--El colono queda en plena libertad de seguro, de trilla, de compra de
bolsas, forma de acarreos, venta del cereal, etc. Queda en posesión de
todo el cereal que produzca y para que lo venda a quien más le plazca.
Si el colono no paga el arrendamiento en especie, no guarda el constante
recelo de que por tal concepto le sea retirado el mejor cereal
producido. Se evita así, discusiones desagradables muy frecuentes, y se
sostiene la cordialidad entre el propietario y el colono. Uno de los
artículos--el 10--deja al colono en plena libertad de rescindir el
contrato al terminar cualquiera de los años agrícolas.

“Veamos ahora, en cifras--continúa el señor N.--cómo este contrato
representa una conveniencia considerable para el colono, traducido en
una rebaja efectiva en el arrendamiento. Para ello es menester consignar
que los arrendamientos en especie que se acostumbra cobrar en aquella
zona suelen alcanzar a un 18 por ciento.”

Y nos dicta el señor N., el siguiente cuadro que constituye la sipnosis
de su fórmula:

“Con una base de producción de 8 quintales al 10%, corresponden al
propietario 0.144; quintales, que al precio de 10 pesos importan para el
propietario, pesos 14.40; al precio de 9.00, importan 12.96; al precio
de 8.00, 11.52; al de 7.00, 10.08; al de 6.00, 8.64; al de 5.55, 8.00
pesos. Siendo el precio más alto fijado en nuestro contrato el de 8.00
pesos por hectárea, en mérito a una producción de 8 quintales, lo que
equivale en realidad a un peso por quintal, resulta, como se vé, que la
fórmula en especie se le equipararía en caso de que el trigo llegara a
valer, o sea a pagarse al colono a pesos 5.55 el quintal. Según la zona
o parcela a arrendarse, más o menos inferior, debe fijarse el
arrendamiento, ya sea en 8.00 pesos, o 7.60, o 7.20, o 6.80, o 6.40, o
6.00 o 6.50 pesos por hectárea y así sucesivamente, lo que en realidad
equivale respectivamente a pesos 1.00, 0.95, 0.90, 0.80, 0.75 ó 0.70
pesos por cada quintal.”

--¿Y cuáles son las conveniencias para el propietario?

--El propietario lo encuentra conveniente por las siguientes razones:
Esta forma de contrato hace que la administración de una colonia sea
liberal y simpática, sencilla y fácil. Además, económica, por que
requiere poco personal. Evita discusiones enojosas y es de un contralor
casi mecánico que hasta consulta la psicología del personal que se
emplea en la administración local de la colonia, en virtud del uso de
formularios ad-hoc que el mismo contrato exige para su ejecución en la
práctica. Con esta forma le es posible al propietario colonizar y
administrar directamente, con toda facilidad grandes extensiones de
tierra, sin el concurso de intermediarios cuya intervención ha sido tan
combatida y resistida por infinidad de motivos que hoy son del dominio
general y, sobre todo, esta forma subsana el inconveniente de la parte
jurídica, que considera al propietario “socio” del colono, cuando
percibe un tanto por ciento de la cosecha por concepto de arrendamiento.

“Debo advertirle--prosigue nuestro interlocutor--que el sistema de mis
contratos ha sido aceptado por más de quinientos colonos, quienes, no
solo lo interpretan fielmente, si no que lo prefieren a cualquier otro
después de cuatro años de práctica. El formulario de este contrato, con
su comentario, sirvió de tesis a la comisión dictaminadora del congreso
Agrícola de la Pampa.”

En lo que respecta a colonización privada, a base de venta de la tierra,
sintetiza su opinión el señor N., en las siguientes manifestaciones
subscriptas en el trabajo que presentara al precitado congreso Agrícola
de la Pampa:

--Para la Pampa, en donde por lo general los propietarios poseen grandes
extensiones de tierra, la base de colonización que juzgo más adecuada
para la conveniencia mutua del colono y del propietario, por ser más
segura; valorizadora del resto de la tierra no dedicada a la
colonización de una propiedad y más tranquila, por que daría fin a las
disidencias y disturbios que las frecuentes llamadas “huelgas agrarias”
provocan, sería la colonización a base de la venta de la tierra en
parcelas a plazos y sencillamente con pagos subordinados a la producción
de la misma tierra; ayuda a establecerse en el mismo contrato de
compraventa y que consistiría en el derecho de recibir el colono
préstamos del propietario, anualmente y en relación al capital que
hubiese abonado a cuenta de su compra.”

“En suma--termina el señor N.--la colonización debe ser hecha a base de
la venta de la tierra a los colonos que la trabajen; si el propietario
no se dispone a vender por lo menos una parte de las grandes extensiones
de tierra que posee y quiere, como generalmente lo pretende, que se le
reconozca como verdaderamente asociado al progreso del país por medio de
la producción, entonces debe hacer trabajar y producir su tierra por
administración propia, empleando colonos sin ningún capital, o sea,
simplemente, labradores de tierra.”

No obstante el éxito material y moral de estos sistemas de colonización,
proyecta el señor N. un plan general con ampliaciones y reformas, que
publicará como modelo o lo practicará en algún predio particular.

Tal es, en síntesis, la obra de este gran espíritu. Mucho, mucho le debe
la Pampa a su iniciativa y a su acción. Mucho espera todavía de su
energía motriz, de su experiencia, de su tenacidad en la labor. Con su
retirada de la administración, de la sociedad Estancia y Colonias
Trenel, se clausura la primera etapa de esta gran empresa, la etapa
inicial de conquista, si cabe el vocablo, de cultura agraria y de
civilización. Crecerán los pueblos, rotarán las tierras hacia nuevas
especulaciones industriales; se transformará con el rodar del tiempo la
fisonomía de la comarca; pero su paso por la Pampa siempre será
recordado y la historia de la agricultura argentina lo mentará algún día
junto al “pioneer” don Antonio D., descorriendo el velo de aquella
intocada virginidad de los campos del norte.


VOCABULARIO


=Mínimum.= La menor cantidad posible de una cosa.

=Sistemada.= Sometida a las reglas de un sistema.

=Optimista.= El que ve las cosas bajo el punto más favorable.

=Equitativo.= Justo.

=Redituó.= De “redituar”: dar renta o utilidad.

=Vitalizada.= Que adquirió vida.

=Prohijó.= De “prohijar”: tomar por hijo. En sentido figurado, se dice del
que acepta como propio algo ajeno.

=Locatario.= El que toma en arrendamiento un campo o una propiedad.

=Discrepancia.= Diversidad de opiniones.

=Jurisprudencia.= Precedentes legales.

=Subrepticiamente.= Ocultamente, a escondidas.

=Implementos.= Utiles agrícolas.

=Canon.= El que se paga por arrendamiento, ya sea de la tierra, ya de un
servicio cualquiera (como el de riego).

=Tesis.= Proposición en la que se afirma o sostiene un principio que luego
se demuestra.

=Rescindir.= Deshacer, invalidar un contrato.

=Sipnosis.= Compendio o resumen.

=Contralor.= Fiscalización.

="Ad-hoc".= Expresión latina que quiere decir: para esto.

=Disidencias.= Disputas, divergencias.

=Etapa.= Cada uno de los lugares en que acampa para hacer noche la tropa
cuando marcha. Por extensión se aplica a las sucesivas jornadas en el
desarrollo de una empresa.



EL PORVENIR DE TRENEL


¿Hacia dónde se orientará de hoy en adelante, el porvenir de esta
empresa, cerrado su proceso inicial? Hacia la colonización agropecuaria,
o sea la chacra mixta. Razones de orden fundamental aconsejan esta
evolución. De primer intento, se dijera que una razón agrológica, de
economía elemental, viene a imponer la rotación. El proceso cultural de
la comarca, escalonado en el transcurso de una década, ha debido fatigar
algunos predios. La tierra reclamaría su vacación o su variante, para
acrecentar los jugos nutricios sin aminorar el generoso tributo. Pero,
sobre esta razón, que no deja de ser fundamental, hay otra más robusta
aún, de más significativa trascendencia, de carácter eminentemente
económico y cuyos elementos han sido espigados en el campo de la
estadística y madurados en el estudio comparativo de la evolución
universal.

Y por cierto que conviene a los espíritus estudiosos y hombres de
gobierno, seguir de cerca este grandioso y valiente ensayo, en que van a
iniciarse los campos de Trenel, pasando de la época civilizadora y el
triunfo cuantitativo--todo un desiderátum--al período de la plus-cultura
agropecuaria dentro del modelo más completo de colonización que se
conozca.

Opina el señor Prudencio M.--nuevo administrador de la sociedad Estancia
y Colonias Trenel--que a renglón seguido de la conflagración mundial, se
producirá el éxodo en Europa; pero que esta dispersión será momentánea.
La República Argentina sentirá, sin duda, y en primer término la acción
del flujo inmigratorio. Ahora bien: Rusia, cuyas extensiones laborables
son inmensas, va a proporcionar el espectáculo más trascendental de
carácter económico que pueda producirse después de la guerra. El acervo
privado del gran zar, marcó en predios, una extensión de casi el doble
de las tierras laborables de la Argentina. Tan inmenso patrimonio,
secularizado por obra de la divinidad en esta casta privilegiada, donde
veinte y cinco agrónomos, primeras medallas de facultad, pusieron su
ciencia no siempre en cultivos nobles, sino en especulaciones
recreativas para el “padrecito” común y sus cortesanos--pasará a manos
del pueblo y será subdividido en miles de predios, dados en propiedad a
agricultores profesionales. Alemania, que ha culminado en materia de
cultivos técnicos, desarrollará posiblemente--triunfante o derrotada--su
influencia científica sobre las tierras rusas en poder del proletariado.
Encarriladas en su vida normal las naciones, después de la guerra, y con
esta gran fuente de producción rusa, que se incorporará al mercado
universal, el trigo, que ha alcanzado precios excepcionales, sentirá
forzosamente una enorme depresión en sus cotizaciones. ¿Qué debemos
hacer, entonces? Adelantarnos al porvenir, cosa que la inesperada
evolución no nos tome de sorpresa y nos aniquile.

Encarriladas las tierras rusas bajo los auspicios de gobiernos
populares, nada de extraño es que se produzca el reflujo emigrador y se
dirija hacia aquellas latitudes la corriente trabajadora que nos envía
Europa. Rusia, cuantiosamente rica en tierras de pan llevar, dilatadas
comarcas extendidas hasta los confines siberianos, poseedora en el
subsuelo de enormes yacimientos de fosfatos que constituyen los mejores
abonos naturales, tiene que congregar, forzosamente y bajo gobiernos
reparadores, la ola flotante del trabajador universal que busque
bienestar y convivencia en el suelo productor. Y si no es desacertado
pensar en que Alemania pueda ejercer su influencia cultural agraria en
aquellas inmensas tierras, fácil será echar un cálculo sobre el porvenir
industrial que le está reservado a la Rusia moderna, tan rica, tan
amplia, tan abierta hoy a las especulaciones del trabajo. Sobre la
posibilidad de que se consagre en el hecho esta hipótesis, es bueno
tener presente de que Alemania ha dado la nota más alta en materia de
perfeccionamiento de los cultivos. En materia de abonos gasta por
hectárea lo que consumen juntos Francia, Inglaterra, Bélgica, Holanda e
Italia. Se explica así la creación de su gran industria del azúcar de
remolacha y que haya culminado en el rendimiento de sus trigos. Mientras
Alemania produce 3.000 kilos por hectárea, Estados Unidos ha alcanzado
al máximum de 2.800 y la Argentina sólo a 600 u 800.

Estas juiciosas opiniones, resultado de una observación madurada y
científica y que nos trasmite esquemáticamente el señor M., mucho tienen
que ver con la nueva orientación que se ha resuelto imprimir a los
campos de Trenel. Sin duda alguna, la situación actual de la República
es transitoria. La transición de país importador a exportador, operada
en el transcurso de cuarenta años, tiene su explicación lógica a través
del proceso universal. Nos ha favorecido en estos últimos años la
situación general de los grandes países productores, de Estados Unidos
que necesita para sí de sus cosechas; de Australia y Canadá que
responden a las exigencias consumidoras de las Islas Británicas. Nuestra
condición productora es única en estos momentos. Pero hete aquí que la
renovación rusa viene a plantear un gran interrogante sobre el destino
que le está reservado de inmediato a nuestra industria agrícola. ¿Será
aventurado pensar que pueda producirse una superproducción? Y si esto no
resultara una paradoja, sabemos por experiencia, en carne propia, lo que
importan estos problemas. Ya los palpamos hace años con los cañaverales
del norte y los hemos vuelto a sentir recientemente, con la industria
vitivinícola de Cuyo, desmonetizada por la fiebre expansiva de los
viñadores.


VOCABULARIO


=Rotación.= Acción de rodar. Aplicado a los cultivos, se refiere a la
variación de éstos en un mismo campo de un año a otro.

=Cuantitativo.= Referente a cantidad.

=Plus-cultura.= Expresión moderna, incorporada ya al vocabulario técnico
de la agricultura nacional con la que se significa el más intenso y
diversificado cultivo.

=Exodo.= Emigración en masa.

=Proletariado.= La clase de los proletarios. Por extensión, se dice hoy
proletarios a los trabajadores.

=Reflujo.= Descenso de las aguas después de la pleamar. Aquí se ha tomado
en sentido figurado.

=Hipótesis.= Suposición.

=Esquemáticamente.= A grandes rasgos.

=Paradoja.= Aserción falsa o inexacta que se presenta con opiniones de
verdadera.

=Desmonetizada.= Desvalorizada.



UN PLAN PREVISOR DE ECONOMIA RURAL


A prevenir con tiempo eventualidades de orden económico, tiende el
amplio y magnífico proyecto con que inicia Trenel su nuevo ciclo y cuya
orientación capital puede circunscribirse al propósito de no dejar todo
librado a los destinos de la agricultura, ensanchando el horizonte de la
colonización con los cultivos mixtos, poniéndose a recaudo de todas las
sorpresas y sobre la base siempre noble de proporcionar a los pobladores
todas las comodidades apetecibles y la más arraigada convivencia al
predio.

Veamos los lineamientos generales de este gran proyecto en vías de una
consagración definitiva.

La sociedad de Trenel establecerá, en primer término, un Banco Rural,
con asiento matriz en Trenel y sucursal en Buenos Aires. Este organismo
de crédito facilitará a los colonos el dinero necesario para labrar y
sembrar la tierra como asimismo el que sea menester para el
levantamiento de las cosechas, dinero que se facilitará con intereses
corrientes. De esta manera el colono se verá libre de la especulación y
de la usura y trabajará con fe viéndose espaldado por la propia
sociedad.

El colono, por otra parte, no quedará sujeto a ninguna otra exigencia
que no sea el compromiso bancario regular, quedando en libertad absoluta
para adquirir su semilla, sus herramientas y sus mercaderías donde mejor
le cuadre.

Establecerá una cremería central y diversas cremerías dependientes en
los distintos pueblos de la colonia, de manera que cada colono que posea
vacas cuya leche sea un excedente sobre el consumo casero, pueda vender
esta producción en la cremería vecinal, en donde se le abonará al día y
una vez desnatada se le devolverá el suero para sus cerdos. En esta
forma el colono puede percibir diariamente una entrada para sufragar sus
gastos menudos, ingreso que para su economía importa una retribución
más eficaz que si recibiera al final del año la suma redonda por el
mismo concepto. Estas cremerías darán origen a una fábrica de quesos que
se organizará sobre las mismas bases.

Construirá la empresa un molino harinero central y siete molinos
distribuídos en los centros urbanos de la zona. El objeto de estos
molinos tiende a que los colonos lleven su trigo a moler para que puedan
elaborar para sus necesidades pan bueno y barato. Ocurre la anomalía de
que en la región donde se produce el trigo, la harina es más cara que en
Buenos Aires. El señor M. hace fijar nuestra atención sobre este ligero
cálculo: 100 kilos de trigo producen 75 de harina. En Trenel, 100 kilos
de trigo valen 10 pesos y 75 de harina valen 18. ¿Cómo solucionar el
problema para establecer una baratura equilibrada? El colono lleva su
trigo al molino. Allí se le cobra sin gravamen de ninguna especie, la
manufactura y el interés del capital. De manera que no se recargará la
harina ni con fletes, ni negocios de molinería, ni intermediarios. Como
accesorios del molino se establecerán fábricas de fideos y panaderías
mecánicas, a estilo de las que existen en Buenos Aires y bajo la más
absoluta higiene. Estos establecimientos recibirán la harina de los
colonos y entregarán el pan y los fideos cobrando los gastos de hornada
y el manipuleo indispensable. Sobre las ventajas de este procedimiento
eminentemente económico, conviene hacer notar que si valen los fideos en
Buenos Aires 24 centavos y en Trenel 40, después de establecida esta
industria en la región, los fideos en Trenel se cotizarán a precios no
superiores de 20 y 15 centavos por las calidades de primera y segunda.
Está calculado que para su economía un rústico ingiere diariamente
dentro de los alimentos que consume, el 50% de pan y el 25% de fideos.
Con este solo detalle, revelación de la higiene privada, queda
justificado el beneficioso sistema de molinos y fideerías que implantará
Trenel.

No paran aquí los propósitos de carácter colectivo que se propone
afrontar la sociedad. Cuando este libro aparezca es probable que ya se
hayan cavado en la población de Trenel, los cimientos del gran hospital
regional, establecimiento de primer orden, montado con todas las
comodidades y elementos modernos, con amplios y ventilados pabellones,
con jardines, dispensario y sala de maternidad y primeros auxilios.
Hemos tenido ocasión de revisar los planos del futuro edificio y hemos
quedado gratamente impresionados de su disposición, de su aspecto
general y la previsión con que será ubicado, anticipando ampliaciones
para el porvenir.

Construirá, además, la sociedad, un espacioso hotel con su gran comedor,
su bar, sus habitaciones para viajeros, con baños bien distribuídos y
demás comodidades, su jardín en el patio central con plantas de la
región y arbolados propios para atemperar los vientos, con caballerizas
y garage; todo esto bajo un plan de higiene y confortable sencillez. Un
hotel, en fin, donde puedan darse la mano, si cabe la expresión, la
bondad del campo y la cultura de la ciudad.

Sobre el sistema de venta de tierra de Trenel, que será un innovamiento
en las prácticas coloniales de la sociedad, nos dice el señor M.:

--Es sabido que los grandes centros atraen las masas rurales. Tal
ocurrirá a Trenel. Sobre este aforismo se ha resuelto establecer un
sistema original y lo más equitativo que pueda concebirse para la venta
de cierta cantidad de tierra. He aquí la forma: el colono pagará su
tierra con el 20% de la cosecha. De manera que el colono, no bien entra
a ocupar su predio se siente propietario. En esta forma, demás está
decir que cultivará con verdadero amor su parcela. Ya lo dijo el
pensador inglés en términos parecidos: “Dad a un agricultor en
arrendamiento un jardín y lo convertirá en un erial; dad en propiedad un
erial y lo convertirá en un jardín.” Sin duda alguna que para esta nueva
colonización se exigirá muy escrupulosamente moralidad reconocida y
hábitos de trabajo, debiendo además, cada colono hacer de su peculio, un
rancho y un pozo, poseyendo, además, la semilla y herramientas
necesarias para afrontar la labor de la siembra. Es decir, que el colono
debe poseer en elementos o dinero efectivo, de 1.500 a 2.000 pesos.
Sobre este particular, es bueno recordar que ningún agricultor que
trabaja su tierra posee menos de esta suma de animales, herramientas e
implementos de labor. Decir lo contrario sería aceptar implícitamente
que el colono que no posea estos elementos en forma ostensible, los
tiene a buen recaudo bajo el nombre de un tercero para capear algún
fracaso o zafar a la mano del acreedor.

Las chacras que se transferirán según esta forma de venta, serán de una
superficie de 250 hectáreas destinadas a chacras agropecuarias. La
sociedad Trenel gestionará ante el gobierno en el sentido de que toda la
tierra que sea dada en venta en estas condiciones sea inembargable.

Establecerá un vivero regional, destinando para ello 35 hectáreas de
campo y especialmente para frutales y forestales. Estas plantas se darán
gratis a los colonos para que las distribuyan en sus predios. Las que se
planten y prosperen, serán pagadas por la sociedad a tanto por vegetal y
como una retribución.

No conocemos un procedimiento más práctico, más noble y más eficaz para
propender al culto de las plantas, difundir la huerta frutal y divulgar
el cerco vivo, tan necesario en las regiones del norte y en toda la
Pampa. Aparejado a esta organización de cultura vegetal, se organizará
el regadío por sistema de norias que elevarán 60 toneladas de agua por
hora, estimulando así a los colonos a la disciplina y aprovechamiento
del agua que es obra de civilización.

Tan vasto y grandioso plan, concretado en sus contornos capitales está
en vísperas de llevarse a la práctica. Cuatro o cinco millones de
ladrillos, hornados ya, levantarán en seguida los cimientos de los
grandes edificios destinados a hotel, a molinos y hospital; nuevas
líneas reforman y subdividen en el plano la inmensa propiedad, mientras
los primeros alfalfares anuncian, florecientes y magníficos, que ha
llegado la hora de la renovación.

¿Queréis un espécimen más acabado de la colonización moderna? ¿Queréis
una expresión más simpática del cooperativismo, por la acción
espontánea del capital frente al trabajo? Por que no hay duda alguna de
que estamos en presencia de un caso único en la República y quizá en el
mundo. No será un invento, tomando por separado cada una de sus
proyecciones, pero es una combinación magistral, cuyo modelo será inútil
buscarlo en la colonización privada de las más avanzadas naciones del
orbe. Se busca algo más grande y duradero que la comodidad transitoria
del colono; se persigue el noble propósito de “hacerle patria"--y “ubi
bene ibi patria"--orientación magnífica que lleva todo el espíritu de
una elocuente argentinidad. ¡Bien se conoce que detrás del proyecto está
la garra del erudito, la fe del práctico y la concepción augural del
maestro!

Y sabedlo bien, hombres de empresa y potentados del país, que solo veis
vuestro éxito en las redituaciones fáciles del capital absorbente como
la piedra imantada sobre las limaduras del hierro--sabedlo, que frente a
esta valiente reforma, una mujer, una gran mujer, ha puesto todo su
espíritu generoso y su clara visión. Una gran mujer, una mujer argentina
que preside y orienta la sociedad Estancia y Colonias Trenel, bajo cuyo
arbitrio juegan setenta millones de pesos, que dirije sus sesiones,
lleva la palabra directriz y encarrila los debates, y que a su raro
talento e inmensa filantropía, une las dotes de una acendrada modestia.

De vez en cuando una racha de feminismo nos llega del norte con la
claridad de una gran conquista. Pero no siempre el triunfo novelero y
aparentemente viril de las faldas, despeja horizontes definitivos a la
mujer. El Capitolio de Wáshington fué testigo hace unos meses de una
escena sintomática. La diputada X, prototipo del caudillo feminista, se
desmayaba en su banca al votarse la ruptura de relaciones con Alemania.
¿Qué es, entonces, el feminismo, preguntamos nosotros? ¿Será como lo
plantea, en este caso, Estados Unidos o como podemos concebirlo
nosotros, con este modelo de compatriota, que bellamente,
silenciosamente, pone su fortuna y su talento en favor de la patria y su
corazón en favor del bien?...


VOCABULARIO


=Eventualidades.= Sucesos que pueden ocurrir.

=A recaudo.= En seguridad.

=Percibir.= Recibir.

=Sufragar.= Pagar.

=Anomalía.= Contrasentido.

=Gravámen.= Recargo en el precio.

=Manufactura.= La obra que se hace con la materia prima, sea a mano, sea
con máquina.

=Accesorios.= Auxiliares.

=Manipuleo.= De “manipulear”: operar con las manos.

=Ingiere.= Traga, come.

=Dispensario.= Establecimiento o local donde se dan consultas y
medicamentos a los enfermos menesterosos.

=Aforismo.= Sentencia, máxima o afirmación formulada en pocas palabras.

=Erial.= Tierra o campo sin cultivar ni labrar.

=Implícitamente.= Sin que esté expresado.

=Capear.= Afrontar.

=Zafar.= Escapar.

=Transferirán.= De “transferir”: pasar a otro.

=Norias.= Aparato para sacar agua de los pozos.

=Orbe.= El mundo.

=Redituaciones.= Rentas, intereses producidos por el capital.

=Arbitrio.= Dirección.

=Acendrada.= Completa.

=Prototipo.= El más perfecto modelo.



POR LOS PUEBLOS DEL NORTE


Uno de los pueblos más antiguos de la Pampa y sobre el que ha pesado una
rara injusticia, propia del azar de las cosas, ha sido Parera, centro
urbano del norte y hasta el cual no ha llegado todavía el ferrocarril.

El Ferrocarril Oeste, cuando llevó sus líneas por aquella comarca, tuvo
el propósito de conectar directamente Van Praet con Parera. Hace de esto
algo así como quince años. Sea por convenir a los intereses de la
empresa la modificación del trazado, o por que los propietarios de campo
se “empacaron” en sostener precios fuertes por la tierra que iba a
utilizar la ferrovía, el caso es que el tren se desvió para Jardón,
siguió para Realicó, Quetrequén, etc., defraudando las esperanzas del
vecindario de Parera, digno de mejor suerte.

Parera tiene 26 años de existencia y fué fundado en campos de don
Faustino Parera, quien dividió y loteó el égido. Se llamó en sus
comienzos el Tordillo. Los planos de esta población se oficializaron
recién en 1915. Su población urbana cuenta con 1.400 habitantes. Tiene
servicios municipales, modestos pero completos. Funciona en esta
localidad una escuela nacional con los cinco primeros grados de
enseñanza y que ha contado hasta 300 alumnos.

La colonización de la zona de Parera data de 1910. Los primeros
agricultores fueron italianos procedentes de Quetrequén, Rancul y
Chamaicó. Estos arrendatarios primitivos pagaban por su locación el 13%
sobre la cosecha, o cuatro pesos por hectárea. Pero el arrendamiento en
dinero no duró mucho tiempo. Había que facilitar la acción de los
agricultores ya que la lejanía del tren dificultaba o encarecía el
levantamiento y transporte de las cosechas.

¿Cuáles fueron los resultados de aquella iniciación agrícola? Los cuatro
primeros años se hicieron notar así: dos, malos; uno, regular; uno,
bueno. A pesar de todos los trastornos, los colonos se arraigaron. Hoy
son francamente optimistas.

Algún tiempo después se hacía sentir, en parte, la ayuda oficial. El
Banco de la Nación prestó sobre prenda agraria. En esta forma, se evitó
el intermediario, que fué siempre el comercio local, formalizándose las
operaciones directamente entre la institución bancaria y los colonos.

--¿Vendrá algún día el ferrocarril?--nos interroga un vecino
caracterizado de Parera, que encontramos en Quetrequén.--Estamos tan
desesperanzados ya!...

Sentimos desilucionar a este bravo agricultor que fué de los primeros en
roturar la tierra de la comarca. Nos parece difícil que el ferrocarril
lleve sus líneas hasta Parera. Lo único viable que encontramos--y que
será tal vez la solución del tan justamente anhelado beneficio
ferrocarrilero--es la unión de Quetrequén con Ingeniero Luiggi, pasando
por Parera, a pesar de la pequeña comba que haría la línea. Mientras
esto se convierta en una bella realidad, beneficiando con el riel a una
región importantísima, hagamos votos por que el gobierno lleve a Parera,
por lo menos, el telégrafo nacional.

Realicó, la población más septentrional de la Pampa, centro cortado en
cruz por los ferrocarriles del Pacífico y del Oeste, está destinado a
ser de una importancia excepcional una vez que se subdivida la tierra
circunvecina. Sus prolegómenos fueron como la mayor parte de los pueblos
pampeanos, erizados de dificultades. El pueblo tiene apenas diez años de
vida y ya es un centro primoroso, sin la potencialidad de Pico, pero con
muy brillantes perspectivas. Se fundó el 2 de marzo de 1907. La
colonización de sus chacras vecinas data de 1903. Se ha seguido, pues,
en este sistema de población, el orden correcto: primero los años de
prueba, los cultivos, es decir el ensayo sobre los medios de vida de que
dispone la comarca; después, la fundación del centro urbano.

Había en los comienzos de esta colonización un arraigado pesimismo que
fué menester destruir poco a poco. Los agricultores santafecinos y del
sur de Córdoba, no querían arriesgarse en el ensayo de aquellas tierras,
conceptuadas malas, “a priori". La tosca, la arena, la escasez de
pastos, la irregularidad de las lluvias, eran factores negativos,
mentados de lejos y sin el conocimiento absoluto de la tierra. Había una
especie de terror a una planta silvestre llamada alpataco, de corto
tallo, que se difunde en raíces duras y que rompe las rejas del arado. A
esta mala cizaña, se unía el olivillo y el tupe enseñoreado, también, de
las praderas.

[Illustration]

Destinados a ganarse la vida en campos tan ingratos y tan desacreditados
por el prejuicio, los primeros agricultores se volvían a sus tierras del
norte, sin intentar que la labor inteligente salvara los obstáculos.
Después, los más tenaces, echaron de ver que las tierras eran de
excelente calidad. El alpataco, con su raigambre infernal, sirvió de
combustible, descuajado a fuerza de hacha, después de arar. Y, cosa
rara, resultó que las tierras de alpataco fueron las más aptas para los
cultivos de las gramináceas.

Los criadores de ovinos, corridos por la irrupción agrícola, se
retiraron al oeste, no sin antes haber provocado el choque. De esta
lucha de las dos corrientes industriales, la ganadería rudimentaria y la
agricultura científica, resultaron las quemazones de campos,
consecuencia de la derrota de una de ellas, al arriar sus majadas en
busca de tierras vírgenes.

¿Qué ocurrió después? Que la colonia fué tomando incremento en forma
halagadora, hasta no dejar un estadal de tierra sin cultivo.

Hoy este pueblo del norte está en marcha y en estado floreciente, merced
a la difusión agrícola de su departamento. La tierra se subdivide en
pequeñas propiedades, lo que importa un progreso regional que ha de
hacerse sentir bien luego en la economía del departamento. He aquí un
dato sugerente que nos proporciona el señor S., vecino de gran prestigio
en Realicó y la zona del norte; Don Pedro V., arrendó en la cercanía de
esta población 564 hectáreas de campo al precio de 6 pesos. Esta
fracción tiene unas 60 hectáreas de monte. El primer año obtuvo buena
cosecha. El segundo tuvo un rendimiento de 3.000 quintales que vendió
entre 14 y 16 pesos. Este año agrícola ha sembrado 400 hectáreas con un
rendimiento aproximado de 10 fanegas por hectárea--no hemos confirmado
el dato.--Corolario de la prosperidad de este colono con buena estrella:
que ha comprado el campo a la compañía Holando-Argentina a razón de 137
pesos la hectárea, pagándolo con el producto de sus cosechas.

Basta este detalle para pensar que fué ilusorio aquel pesimismo inicial
y que no deben ser tan malas las tierras de alpataco...

De nuestra visita a Quemú-Quemú, hemos recogido la más óptima impresión.
Es, sin duda, esta población una de las más progresistas de la Pampa,
por la situación topográfica que ocupa en el territorio, la calidad de
las tierras adyacentes y la difusión colonial que informa el incremento
que ha tomado la agricultura.

Quemú-Quemú, fué fundado el 26 de julio de 1908, por el señor Carlos M.
Madero, en campos de la señora Sara Unzué de Madero. Tiene actualmente
en su planta urbana 3.500 habitantes y 3.000 en el perímetro de su
departamento. La población está, como Pico, Realicó y Catriló, cruzada
por dos vías férreas, el Pacífico y el Oeste. Esta circunstancia pone al
departamento en condiciones inmejorables para propagar sus industrias
rurales.

Quemú-Quemú tiene hoy municipalidad propia. Sus calles son amplias y
rectas. Dos plazas públicas--San Martín y Belgrano--dan vida al aspecto
general del municipio con sus jardines bien arborizados. Tiene
importantes establecimientos de comercio e industrias urbanas.

En los campos tributarios de Quemú-Quemú, quince colonias de importancia
han intensificado la vida agrícola, extendiendo sus cultivos en una
superficie de 170.000 hectáreas.

El agua subterránea se encuentra a profundidades que varían de 3 a 5
metros.

Entre los establecimientos rurales de Quemú-Quemú más importantes,
figura La Enriqueta, con 2.500 hectáreas, campo alfalfado y dividido en
15 potreros. Esta propiedad dedica sus praderas a la crianza de vacunos,
tipo Durham mestizado y caballar Hackney.

Es digno de mención el importante criadero de aves de La Enriqueta, con
magníficos planteles y reproductores de pedigree.

Pero el establecimiento de verdadera significación en la zona es San
Alberto, a cuatro leguas del pueblo, fundado en 1907.

San Alberto se extiende en una superficie de 14.000 hectáreas, es decir,
más de cinco y media leguas de campo. Esta inmensa pradera, alfalfada en
su totalidad, está dividida en 50 potreros con 46 molinos.

Para darse cuenta de la importancia de esta gran invernada, baste saber
que pacen en aquel fundo alrededor de 15.000 cabezas de ganado vacuno,
tipo Durham en su totalidad.

Otro establecimiento digno de mención, es San Rafael. Comprende este
campo una superficie de 2.500 hectáreas cultivadas con alfalfa y
pobladas con ganados bovino y ovino, de noble mestización.

San Rafael, dividido convenientemente en cuadros de invernada, está
cercado con alambrados de seis hilos lisos y dos de púa.

La Delicia es otro establecimiento de industrias mixtas. En este campo
de 1.200 hectáreas, hay un monte frutal y viñedo que han dado excelentes
resultados.

En compañía del intendente municipal de Quemú-Quemú, giramos la
población, sorprendiéndonos agradablemente los progresos de la
edificación y el buen orden edilicio que dan idea de la comuna
progresista.


VOCABULARIO


=Conectar.= Poner en conección, unir.

=Ferrovía.= Ferrocarril.

=Viable.= Hacedero; que puede ser hecho.

=Septentrional.= Del norte.

=A priori.= Locución latina. De antemano. Se dice que una demostración o
una afirmación es a priori, cuando deducen los efectos de las causas.

=Alpataco.= Planta leñosa de raíces duras y sarmentosas.

=Incremento.= Aumento.

=Corolario.= Consecuencia.

=Tributarios.= Que dependen.

=Pacen.= De “pacer”, comer la hierba.

=Fundo.= Propiedad, finca rural.

=Realicó.= Alberca o aguada en forma de fuente (araucano).

=Rancul (o Ranquel).= Juncos (araucano).

=Chamaicó.= Cha (gente); mai (derecha); co (aguada, manantial).



HACIA VICTORICA


Después de visitar diversos pueblos de la línea de Pico, hemos pasado a
Victorica. En la proximidad de Conhello comienzan los montes de caldén,
de vegetación uniforme. Está la comarca en plena explotación. La leña,
en parvas interminables, se alínea junto a los alambrados del
ferrocarril. En Luan Toro, el stock de consideración, aguarda tren
rodante para volcarse en la capital federal. Cruzamos las “hachadas” de
M. de P. y T. Las industrias agropecuarias poca vitalidad dan todavía a
la zona. Se está en la faena primitiva de descuajar el bosque para
entregar los campos a la roturación.

[Illustration]

El día es espléndido. Se visten de alegría el cielo azul, el monte y la
pradera. El cardo asnal levanta sus mitras constelando de pompones el
campo de tréboles y gramillas. El paisaje silvestre se tonaliza de vez
en cuando con el pequeño alfalfar, el desmonte, el labrantío. Muy de
tarde en tarde, asoma de entre el monte tupido, un ranchujo cimarrón
mezcla de toldo y de vivienda suburbana. El terreno se quiebra en
collados, pero sin brusquedad, con elegancia. En algunos potreros
advertimos la vacada de criollos, de tipos torvos y violentos, pero con
las primeras intentonas de mestización; algún rebaño pampa, a medio
seleccionar y algún hato caprino triscando alegre entre los árboles.

No es necesario descender del tren para dar juicio sobre la aptitud de
los campos. La cebadilla agreste difundida en copiosos matorrales, nos
habla con elocuencia de la fertilidad del suelo. Las lluvias de este año
han sido frecuentes y abundosas.

Los campos de Victorica, por sus condiciones agrológicas, son buenos
para cultivos de forrajeras. La tierra, arenosa y morena, es propicia a
la alfalfa.

Los primeros alfalfares los inició en la región y en 1898, don Máximo G.
Estos ensayos en su establecimiento Carro Quemado, fueron una
comprobación. Le siguieron en la prueba, don Alberto S. en La Isabel;
don Alfonso C.--el pujante francés--en sus campos de Telén; Von B., en
Poitahué, y Armando L., en La Morocha. Actualmente la superficie
alfalfada de Victorica puede calcularse en una extensión de 80.000
hectáreas.

Sin duda alguna, el más empeñoso cultivador ha sido don Máximo G., quien
por la excelencia de sus semillas, obtuvo premios de valía en el
concurso organizado por el ministerio de agricultura en 1909, y en los
de la Bolsa de Cereales de 1910 y 1913.

Para el cultivo de una hectárea de alfalfa en Victorica se calcula una
inversión de 30 pesos. Por las faenas de arar, sembrar y rastrear, se
paga 7 pesos. Se dan, generalmente, tres cortes anuales, destinando el
primero para semilla, cosa de que si fracasa se pueda asegurar el
segundo. La alfalfa se acondiciona en parvas y almiares. No se han
ensayado aún los silos en esta región, debido a que los resultados del
forraje, en estos tres últimos años--salvo el presente--han sido
precarios, por escasez de lluvias.

El maíz se cosecha con éxito en toda la comarca. Predomina el tipo de
maíz amarillo.

Este año se han iniciado los primeros tanteos en trigos, con pequeñas
extensiones de 100 y 200 hectáreas, en ruso y barletta. Y a fe que este
cereal y su poco de avena, han dado rendimientos alentadores. Son
italianos, españoles y criollos los labriegos que acaban de tentar esta
nueva orientación para los cultivos rudimentarios de la comarca. De este
ensayo arrancará la corriente colonizadora que ha de iniciar la
evolución agraria en Victorica.

--Quien está poniendo mucha atención en estos preliminares
agrícolas--nos dice el gerente del Banco de la Nación--es el señor
Enrique K., en su campo La Fe. El señor K. ha traído colonos del sur de
Buenos Aires. Su ubicación es reducida pero ha resultado eficaz. Son
tres familias, solamente, las fundadoras de la chacra, con un cultivo de
300 hectáreas. El trigo y la avena prometen dar óptimo rendimiento. Con
tan buenos auspicios, el propietario del campo aumentará sus colonos el
año entrante. El campo La Fe está situado a seis leguas del ferrocarril.
El señor K. no cobra arrendamiento por el campo destinado a agricultura.
Lo hace, simplemente, a título de ensayo.

La industria ganadera tiene viejo arraigo en la zona. En materia de
ganado vacuno, la tecnificación comienza hace quince años, con los
primeros tipos importados en toros y vaquillonas. Actualmente predomina
el tipo Durham. Se calcula en más de 250.000 el número de cabezas en el
departamento. Estas haciendas se destinan a los mercados del litoral y a
frigoríficos. Como un dato significativo sobre el mercado de haciendas,
diremos que en los remate-ferias de Telén y Victorica hay ventas
mensuales, sobre totales de 1.000 cabezas como término medio, exclusión
hecha del ganado lanar. En ovino, se ha reformado mucho también, con
cruzas de Lincoln y Rambouillet. Las majadas aborígenes, salvo uno que
otro plantelito de propiedad de criadores retrógrados, están en Santa
Isabel y Colonia Mitre para afuera. Son limpias, en general, las lanas
de la zona. Hay un poco de roseta, sin embargo. No hay abrojo grande. No
hay garrapata. No hay lombriz. La sarna es benigna, y para ello tienen
los establecimientos sus comodidades zootécnicas. La cosecha de lana
este año está calculada en 2.000.000 de kilos. Los últimos precios
alcanzados hasta ahora--escribimos este capítulo a principios de
noviembre--han oscilado entre 20 y 25 pesos.

Creemos que bastan estos apuntes como semblanza general del
departamento. La tierra es generosa y feraz, apta como la mejor del
territorio para las industrias rurales. ¡Lástima que no esté lo
suficientemente subdividida! Pero las necesidades agrícolas han de
formalizar con el tiempo la evolución, tonificando el progreso de la
zona.

El comercio regional es nutrido y honesto. Las casas de Victorica tienen
un extendido radio de acción en el noroeste, llevando sus mercaderías
hasta las colonias Mitre y Epumel y gran parte de la sección 13. Hay
establecimientos comerciales que merced a su empeñosa labor, y sin ser
excesivos en los precios, han doblado su capital en un año. Unase a esto
el dato de que el Banco de la Nación sostiene un movimiento no inferior
a 15.000.000 de pesos, según informes oficiosos que recogemos, y se
tendrá una noción aproximada de la validez comercial de este centro.

La evolución de Victorica es hacia la agricultura. Ya se diseñan los
primeros albores. Departamento criollo--el más criollo de la Pampa--y
ganadero, en consecuencia va ganando el oeste, mientras la agricultura
de importación, se apodera de los gramillales y fracciona en chacras la
heredad. La línea de Toay a Victorica, cuando vaya, revolucionará los
predios y constelará de colonias el camino.


VOCABULARIO


=Hachadas.= Las partes del monte en que trabajan los leñadores o
hachadores.

=Cardo asnal.= Variedad del cardo común, de hojas muy espinosas.

=Mitras.= Ornamento o capelo, color violeta con que los obispos se cubren
la cabeza en las funciones religiosas.

=Constelando.= Matizando.

=Collados.= Lomas o colinas de poca elevación.

=Hato caprino.= Rebaño de cabras.

=Inversión.= Gasto.

=Auspicios.= Comienzos; lo que permite esperar que aquello que se emprende
salga o resulte bien.

=Retrógrado.= Atrasado.

=Garrapatas.= Insecto de patas gambadas que se agarra fuertemente a la
piel de los animales para chuparles la sangre.

=Feraz.= Fértil.

=Apta.= Adecuada, que sirve para algo.

=Heredad.= Posesión de campo.

=Constelará.= Llenará. Tomada en sentido figurado.



PERFILES DE UN PUEBLO SIMPATICO


Terminada la campaña al desierto, había que poblar el país conquistado.
La Pampa del norte, foco de tribus hoscas bajo la garra de caciques
zahareños, reclamaba con urgencia núcleos urbanos como el primer
complemento civilizador. Nuestra caballería, fatigada aun, dejaba sus
carabinas humeantes para cavar el cimiento de las poblaciones. Militar
había sido el desbrozamiento del bosque salvaje y militar debía ser el
bautismo de los pueblos. Nace así Victorica, el 12 de febrero de 1882,
tutelado por las armas victoriosas del 9 de caballería. Es el coronel
don Eduardo Racedo quien le unge su óleo militar, en unión de sus
compañeros de armas, coronel Ernesto Rodríguez, comandante Sócrates
Anaya, Froilán Leiría y otras figuras descollantes de la cruzada.

Era a la sazón ministro de la guerra, el general don Benjamín Victorica.
El pueblo criollo cuyos primeros vecinos proceden de Mercedes de San
Luis, recibe el legado de las armas dispuesto a desenvolver sus energías
y a apresurar la colonización del vasto territorio. Era la simiente de
la pacificación llevada por la guerra y que debía germinar en rama de
olivo entre los campos agrestes y los bosques del norte. Y en verdad,
que no podía el ejército haber elegido un punto más estratégico y
central para la fijación del núcleo urbano.

Abarquemos en una ligera reseña el amplio panorama de la heredad
indígena, donde estaban aún frescas las huellas de la salvaje
dominación. Poitahué, vecino a Victorica, puede considerarse el punto de
irradiación de aquel dominio bárbaro. El paraje es boscoso, lleno de
quiebras y circundado de médanos. Las selvas se escalonan en anfiteatro
hasta empenachar las más altas colinas. Allí, desde tiempo inmemorial,
se consagraron las más sonadas aventuras indígenas, alianzas y
parlamentos y se tramaron las más bravas invasiones a tierra de
cristianos. Fueron estas selvas, metrópoli gubernaticia en lo bárbaro e
institucional y gran mercado de transacciones en el comercio y la
ganadería. Hasta allí vinieron los plenipotenciarios del Limay, de
Mendoza y de ultra cordillera a transar convenios “internacionales” y
legislar sobre los campos sin fronteras; y vinieron también arrieros y
negociantes a comprar ganados y cargar en sus recuas con la sal de las
lagunas. Hacia el sur oeste, donde el bosque se diluye en aislados
matorrales, dos lagunas, como dos broches de plata, cierran la herradura
de los médanos. Allí tenía el cacique Quinchao su aduar, como un
cancerbero puesto en guardia junto a los primeros árboles de la selva
mitológica. Desde la cresta de las lomadas vecinas, la vista abarca un
dilatado horizonte. Hacia el sureste se abre, otra vez, el bosque
infinito y espeso. Es el Rincón de Baigorrita entre cuyas tupidas
arboledas supo, el famoso cacique, buscar refugio como un gato
montés. Más allá una hondonada; luego un médano. Después, una
laguna--Metero-Quett--abundosa mina de sal común.

[Illustration]

Se entra después en la tierra próvida: Yuá-Yuá. Fué en este valle
feracísimo donde Painé había asentado su pueblo. Tierra rica en humus,
se prodiga en gramíneas silvestres y en pintorescas perspectivas.
Levantada la tienda aborigen, nuestras tropas encontraron cebadales
sembrados en forma rutinaria pero floreciente. De este oasis, que
suponemos invernadero promisor para las caballadas indígenas, pudo decir
el doctor Benjamín Dupot cuando en 1879 lo cruzó con las tropas del
coronel Rudecindo Roca: “De todos los terrenos que hemos recorrido,
desde Villa Mercedes de San Luis hasta aquí, 92 leguas, es el más feraz
éste, pareciendo que fuese fecundada la tierra artificialmente.”

Pero este valle no es más que un anticipo de la vega fertilísima que
sigue al sur espaldada en semicírculo por las colinas de Calpe y
Curru-Mahuida, que corren paralelamente de noreste a suroeste y donde,
en previsión del árido desierto que vendrá después, la naturaleza parece
que hubiera desbordado en gracias. Lástima que es breve el solar
valletano. Pero es nutricia y es húmeda su tierra y basta una lluvia
tímida para tapizar de verdura el prado. Aquí se abre el horizonte sobre
la travesía como una puerta infranqueable que los indios denominaron
Huin-cul.

Desde allí hasta los derrames del Atuel, sobre las arenas del
Chadi-Leuvú, el terreno se presenta fragoso y desigual, ora lleno de
dunas errátiles, ora salpicado de jarillas y piquillines precarios, ora
con praderías fértiles pero amargas, ora con sotos exíguos pero poblados
de gramillas y trébol de olor.

Pero no es esto todo el vasto país que dominaron los ranqueles. Hacia el
norte y hacia el sur y hacia el este llevaron la fuerza brutal de su
poderío. Y si nómades fueron sus correrías, no fué por la pobreza de sus
valles, que no convivieron la tierra propia, en los afanes del trabajo
remunerador. Guerreros por casta, sañudos y andariegos por modalidad, no
era el sedentarismo de la labor agraria el que había de poner freno a su
vida gandul. Con invernadas fértiles ¿a qué razón intentar el labrantío,
si era más fácil poner por delante de sus potros los ganados ajenos y
alcanzar la inmensidad de los bosques y las vegas recónditas? ¡Ah si
hubieran sido sosegados y trabajadores como los indios de la meseta! La
misma facilidad de la vida sobre la tierra fértil y bajo el sol benigno,
contribuyó a entorpecer su propia étnica, trabajada en la guerra y en la
rapiña del pueblo araucano, su antecesor. Y hubieron de perder su
paraíso porque no supieron cultivarlo para vivir en paz a su sombra.

¡Sus valles! ¡Sus bosques! ¡Sus serranías! ¡Sus lagunas!... En
Ranquel-có, exuberante pradera regada por su arroyo juguetón y
circundada de médanos hechos al azote del viento, solía Baigorrita
invernar sus caballadas. En Leuvucó, junto a la laguna de Ochoel, donde
se dividía el extenso reinado con Epumer, salpicado por vastas selvas y
claros ubérrimos, mantenía su tienda Mariano Rosas, mientras el predio
le devolvía con trigos y cebada el trabajo de aventar la semilla. ¿Y
Cochicó? ¿Queréis algo más bello? Sobre este valle, santificado por la
tragedia, un militar de la cruzada, en parte a Racedo, suscribió esta
breve semblanza: “La naturaleza parece hacer alarde de sus galas.
Difícil es describir la particularidad de esa perla--permítasenos la
frase--en la soledad misteriosa de la Pampa.”

Y todo lo perdieron. Quedó la inmensa heredad abandonada. Las tolderías
deshechas. Creció la maleza en las vegas inactivas y ansiosas de ganado.
Se cubrieron de maraña los senderos ocultos que se retorcían como
serpientes hasta el corazón de las selvas. Y cuando la civilización,
legataria del esfuerzo armado, quiso recoger el premio de su gran
conquista, pensó en que la obra inmediata de esta depuración debía
llevarla la colonia.

Así nació Victorica, primera avanzada civilizadora en el país de los
ranqueles.


VOCABULARIO


=Hoscas.= Asperas, intratables, hostiles.

=Zahareño.= Desdeñoso, desconfiado, irreductible.

=Desbrozamiento.= De “desbrozar”: quitar la broza, limpiar.

=Unge.= De “ungir”: señalar una persona o cosa derramando sobre ella el
óleo santo. Está en sentido figurado para significar que se señaló o
asentó el sitio en que se levantaría el pueblo de Victorica.

=Estratégico.= De acuerdo con la estrategia.

=Irradiación, punto de irradiación.= El centro desde el cual se ejercía el
poderío indígena.

=Anfiteatro.= Lo que está en forma de anfiteatro. En sentido recto,
anfiteatro es un edificio ovalado o redondo, con gradas alrededor.

=Transar.= Realizar.

=Recuas.= Conjunto de animales de carga.

=Diluye.= Se extiende en forma suave.

=Aduar.= Campamento o población movible de los árabes nómades. Por
extensión, se aplica a las tolderías de los indios de la Pampa.

=Cancerbero.= Guardián fiero y soez. En la mitología griega, Cancerbero
era un perro de tres cabezas, feroz, que guardaba la entrada de los
infiernos.

=Mitológica.= Propia de la mitología.

=Humus.= Tierra rica en materias nutritivas vegetales, negra, y la más
apta para que se desarrollen las plantas.

=Valletano.= Perteneciente al valle.

=Errátiles.= Movedizos.

=Jarillas.= Planta de la zona pampásica.

=Piquillines.= Planta pampeana.

=Sañudos.= Furibundos, dados a la saña.

=Sedentarismo.= La vida en un sitio fijo.

=Gandul.= Holgazán.

=Recónditas.= Muy escondidas.

=Ubérrimos.= Los más feraces.

=Semblanza.= Descripción.

=Maraña.= Maleza.

=Legataria.= Heredera; que recibe un legado.

=Ranquel-co.= (Voz araucana). Laguna de juncos.

=Limay. (Voz araucana). Liso, plano, parejo.=

=Curru-Mahuida.= (Voz araucana). Cerro negro.



LA HEROICA JORNADA DE COCHICO


La primera impresión agradable que nos da Victorica, la recogemos en la
plaza pública. Es el obelisco a los héroes de Cochicó, mojón más que
monumento, donde el alma popular ha significado su espontánea
glorificación al puñado de valientes que cayó en la jornada del 19 de
agosto de 1882, inmolado por las lanzas de Yancamil. ¡Loado sea el
pueblo que venera a los humildes!

Sin duda, historiadores rotundos, ignoráis esta sencilla jornada del
desierto, que venía a epilogar con la nota más cruel y más saliente la
campaña civilizadora. El episodio de Cochicó, trivial para los
resultados generales de la cruzada, tiene una significación
trascendental dentro del espíritu de disciplina del ejército. Demuestra,
además, con harta elocuencia, la necesidad de complementar el éxito de
las armas, con una política gubernamental auspiciosa, que llevara sobre
el rastro de las tribus en derrota, vigilancia, cultivos y población.

El coronel Racedo, con asiento en Villa Mercedes, en parte telegráfico
de 25 de noviembre de 1878, decía al ministro de la guerra, general
Roca: “Le felicito por el resultado de la expedición del comandante
Roca. Ella ha sido tan feliz como la mía. Poco queda que hacer con los
ranqueles.” Roca le contestaba dos días después: “Me parece conveniente
que usted en persona dirija la operación de concluir con los ranqueles.
Váyase preparando y avíseme qué día piensa salir. Creo que ahora estas
marchas deben hacerse despacio para no fatigar los caballos. No deje
perder esta luna. Le recomiendo me lo trate bien a Chancalito.”

Sin embargo, lejos estaban de concluir con la salvaje dominación. Era
muy vasto el país ranquelino, muy lleno de accidentes topográficos y
variado en recursos naturales para que pudiera descuajarse de golpe
aquel imperio montaraz. Faltaban por caer los soberanos Baigorrita y
Epumer. Las armas de la nación, demasiado hacían en aquel inextricable
laberinto, desde los altos médanos de Poitahué hasta los guadales del
Salado, en una extensión salpicada de bosques espesos, de lagunas
salobres, campos abiertos, dunas y collados. Por fin cae Epumer con su
mesnada de 300 jinetes de chusma y lanza. Es el día 7 de enero de 1879 y
lo comunica Racedo desde Río IV. Abandonan los aborígenes sus viejas
guaridas y se retiran al Chadi-Leuvú. Pero falta Baigorrita.
¡Baigorrita! Contra él se lanza el jefe de la vanguardia de la tercera
división de operaciones, coronel Rudecindo Roca y lo persigue a lo largo
del Salado hacia el sur. En Curru Mahuida, le da un indio la noticia de
que el fugitivo con sus fieles, ha vadeado el río y el Atuel. Se sigue
los rastros. Se costea una cerrillada de médanos. Se cruza el abra.
Luego el monte hirsuto. Pero ahí está el río lleno de braveza, hinchando
el lomo y guarnecido por el tembladeral. ¿Quién se azota!... Una de las
comisiones volantes anuncia, por la delación de un indio, hermano del
capitanejo Mariqueo, que Baigorrita debe estar junto a la laguna de
Cochicó. Hay que volver entonces diez y seis leguas por lo menos. Allí
ha de estar el montesino, el ogro, con su hermano Lucho que es su sombra
y su brazo. Y hacia Cochicó fueron nuestras armas. Penosa debía ser la
travesía. Los derrames del Atuel habían invadido con su raigambre de
cañadones una extensa superficie. Diez horas permanecieron nuestros
bravos en el agua un día 25 de mayo frío y ventoso. Pasaron por fin
aquel delta endemoniado. Ganaron una isla, ateridos y hambrientos, para
recomenzar la jornada al día siguiente, no bien se iniciase el sol. ¡No
había que dar tregua al fiero ranquel! El 27 se gana el rastro de
Cochicó. Cruzan el bosque de chañares y jarillas y van a acampar a la
vera de la serranía. Allí se muda de caballos y se vuelve a tomar el
camino hasta la laguna amarga. Un chasque del capitanejo Cumilao,
sorprendido en el monte, denuncia la situación de Baigorrita en Cochicó.
Allí está con Lucho, Fortuna y Cumilao. Pero, no contaban nuestras
tropas con la astucia del indio, que es su naturaleza providencial.
Baigorrita ha huído horas antes, al otear como una fiera perseguida, la
proximidad del ejército. ¿Hacia dónde? A Ranqueló, sin duda. Pero no se
detiene aquí y vuelve nuevamente a burlar a sus perseguidores,
emprendiendo la fuga hacia el Colorado. Le garronearon las pezuñas los
jinetes del 9. Pero fué inútil. El gamo había nacido en las breñas y
tenía el instinto ancestral del bosque. Se escurrió como una sabandija.

--¿Ve esa humareda?--le preguntó al coronel Roca, un ex-cautivo que se
plegó a las tropas frente al jagüel de Las Liebres.--Es Baigorrita que
avisa a sus indios dispersos, encontrarse en la otra ribera del
Colorado.

Dos meses después, en agosto, el gobernador de Mendoza, don Elías
Villanueva, comunicaba al general Roca la muerte del ranquelino. “Cayó
Baigorrita en poder de las fuerzas, después de combate reñido. Huyó con
diez indios, y el mayor Torres, que lo perseguía, lo mató porque no
quería rendirse.”

Este episodio ocurrió el diez de agosto a la margen del río Agrio.

Con la muerte de Baigorrita y el sometimiento de grado o por fuerza de
los grandes caciques, termina el imperio pampeano como entidad
subordinada a la soberanía indígena. Pero no así el bandidaje desalmado
en algunas comarcas. El país ranquelino, quebrado y fértil, lleno de
bosques, de médanos, de serranías y gramillales, era de fisonomía
excepcional para prolongar las montoneras. El chusmaje aborigen,
capitaneado par los últimos lanceros que restó la huída en los
repliegues del camino, por largo tiempo merodeó en la comarca sometida,
no obstante el optimismo de los conquistadores. Y precisamente, a la
guerra sorpresiva que siguió a la acción sistemada, pertenecen los más
bellos y emocionantes episodios militares. El encuentro de Cochicó que
trata de perpetuar este monumento honrado y glorificador de la plaza
pública, tiene los contornos de la epopeya. Se suscribió así aquella
jornada de sangre y de valor. En el mes de julio de 1882, cinco meses
después de fundado el pueblo de Victorica, el comandante Froilán
Leiria, segundo jefe del regimiento 9 de caballería, desplegó al mando
del mayor Nicolás Santerbó en persecución de los indios, una parte de la
fuerza de su guarnición. Cuando estas tropas llegaron a Puelen, es decir
a cincuenta leguas de Victorica, su jefe desprendió

[Illustration]

una partida de 26 hombres al mando de los oficiales tenientes Tránsito
Mora y alférez indígena Simón Martínez. Esta fuerza, con carácter de
exploradora, debía patrullar por Cochicó (“cochi”, dulce; “co”, aguada)
y sus alrededores. Conocedores los indios de esta maniobra, tendieron
su celada. Cuatrocientos jinetes, apostados en las breñas y en el monte,
salieron al encuentro de los atrevidos exploradores. Eran las lanzas del
bravo cacique Yancamil, cuyas depredaciones y salteos no habían
encontrado castigo todavía. ¡Qué lejos estaba Santerbó para el auxilio!
Rodeado Mora y sus legionarios lucharon denodadamente en aquella demanda
desigual de uno contra quince. Agotadas las municiones, inutilizadas sus
armas blancas ante las largas picas y las boleadoras, hubieron de pelear
hasta con las piedras. ¡Qué dolorosa ultimación! Cuando Santerbó,
avisado del encuentro, llegó al lugar de la jornada, habían pasado a la
inmortalidad sus héroes bajo la envoltura sangrienta y gloriosa.
Recordemos sus nombres; Cabos primeros del regimiento 9, Matías Rosales
y Miguel Cardoso; cabos primeros distinguidos, Juan Suárez y Juan
Márquez; soldados Tiburcio Vergara y Liberato Páez; cabo primero del
batallón 10, Francisco López, y soldado Dolores Amalag.

Tal fué el episodio de Cochicó. Tal el monumento sencillo que la
gratitud popular ha llevado a la plaza pública. Los despojos de los
héroes humildes descansan en el atrio de la iglesia. Allí se levantará
el monumento futuro, grande y significativo como la propia acción. Y
cuando la Pampa, dejando su minoría de edad, se incorpore a la diadema
constelada como una nueva provincia--¡gran provincia, sin duda!--y
necesite fomentar el culto de los héroes propios, ya el sentimiento
nativo volverá sus ojos al vallecito aquel, donde dos arroyos, que se
tiran como dos culebras del cerro, ponen sus cintas de plata sobre el
verde tapiz...


VOCABULARIO


=Obelisco.= Alto pilar aislado, semejante a los obeliscos egipcios, que
eran unos monumentos monolíticos (de una sola piedra) en forma de
pirámide cuadrangular, de base estrecha con relación a su altura, que
solía pasar de 20 metros.

=Mojón.= Señal que se pone para marcar el límite de los campos, caminos,
etc. Generalmente es una piedra enclavada en tierra.

=Cochicó.= (Voz araucana). Aguada dulce.

=Rotundos.= “Historiadores rotundos”: los que emplean un tono dogmático.

=Epilogar.= Resumir, poner el epilogo.

=Auspiciosa.= Que asegura el porvenir.

=Fotográficos.= Correspondiente a la fotografía.

=Descuajarse.= Arrancar de raíz, de cuajo.

=Inextricable.= Enredado, confuso.

=Laberinto.= Lugar formado de calles y encrucijadas, de modo que el que se
encuentre dentro no pueda dar con la salida.

=Guadales.= Los campos de arena en que ésta llega a gran profundidad. Los
antiguos médanos ya firmes.

=Mesnada.= Soldados, generalmente voluntarios, que siguen a un jefe.

=Vadeado.= Atravesado.

=Cerrillada.= Región cubierta de cerrillos.

=Abra.= Abertura por la que se puede pasar entre dos montañas o cerros.
También se aplica a los pasos practicables en las selvas espesas.

=Hirsuto.= Dícese del pelo duro y revuelto.

=Tembladeral.= Sitio por el que en apariencia se puede transitar, pero en
el que bajo una capa de césped se oculta una capa de fango, a veces muy
profunda.

=Breñas.= Campo cubierto de peñas y malezas.

=Jagüel.= Pozo excavado (sin borde) del que se extrae el agua para el
ganado.

=Merodeo.= De “merodear”: andar por un paraje, robando y pillando.

=Epopeya.= Poema en que se cantan grandes y heroicas acciones.

=Depredaciones.= Pillaje, devastación.

=Boleadoras.= Las tres bolas de piedra, unidas con tiras de cuero, que
sirven como arma arrojadiza para detener animales que huyen.



UN ERROR CAPITAL


Hubo un error capitalísimo en la fundación de Victorica. La falta de un
estudio catastral del terreno y la deficiencia de las cartas
planimétricas levantadas fraccionariamente por el ejército, marginaron
errores de ubicación que acarrearon graves consecuencias. Victorica se
delineó sobre campos de la Ganadera Nacional, en la creencia de que se
trataba de patrimonio del fisco. Este error hubo de subsanarse con una
ley nacional que indemnizó con largueza el acervo privado. Pero ya el
centro urbano, subdividido y loteado, estaba en marcha y su trasplante
hubiera sido un fracaso. El agua buena, casi al ras del suelo--de 5 a 8
metros de profundidad--era su principal incentivo. Sus predios
suburbanos, por lo demás, eran dóciles a la labor, blandos y feraces,
con condiciones de primer orden para los cultivos hortícolas. El égido
original comprendía 248 manzanas, divididas en cuatro solares cada una y
150 lotes de chacra de 100 hectáreas.

Cuando la obra miliciana tocó a su término y fué menester retirarse y
entregar el nuevo pueblo a la acción civil de sus autoridades, los jefes
pobladores, autorizados por la superioridad, entregaron a las tropas,
certificados por los cuales se les concedía en propiedad solares y
chacras. Los héroes, sustanciada tan brillantemente la campaña, buscaron
el abrigo del rancho propio, trocando el fusil por el arado. Confiados
en la modesta recompensa, construyeron sus poblaciones, labraron sus
dehesas, y esperaron que la escritura, que era lo propio, canjeara en
definitiva el certificado eventual. Pero como aquel comisario pagador
largamente esperado por los milicos de la frontera, la escritura no
llegaba nunca ni ha legalizado todavía la posesión del solar...

Con incertidumbre, con pesimismo, frente a la regresión propia del que
cultiva para que coseche el vecino, se inicia la odisea de aquellos
hombres de labor arraigados al suelo, firmes en el rudo bregar, pero
huérfanos de todo estímulo y de toda protección. Se registra, por fin,
una ley confiriendo atribuciones a todos los municipios de la Pampa para
conceder y escriturar las tierras perimetrales a los pobladores que
estuvieran dentro de la ley--es decir que hubiesen alambrado, poblado y
hecho un pozo dentro de la posesión.--Pero esta legislación fué,
sencillamente, un paliativo. Concurrieron los pobladores de Victorica.
La intendencia les dió títulos, pero títulos provisorios que no pudieron
canjearse por definitivos.

¿Qué hace el gobierno nacional después? Anula la ley con un decreto y
procede con el criterio más injusto y desprovisto de toda equidad, a la
anulación de las tierras del égido y a ponerlas nuevamente a la venta.
Victorica había pasado ya sus días de prueba. Su infancia, difícil y
gloriosa, se trocaba en floreciente juventud. No era ya la alquería de
los primeros tiempos. Era el núcleo social, lozano y fuerte, que no
podía detenerse en el remanso como la piedra del arroyo. El conglomerado
de casas, había alcanzado su tonificante edilidad. Era fuerte su
comercio, fácil su vida, manifiesta su prosperidad y su labor. Casas de
mampostería en reto a los ranchos fundadores, carreteras expeditas y
ampliadas por el tráfico, irradiando como un sistema arterial por la
inmensa campiña; plantaciones y arbolados, estancias y sembríos. Tal era
el exponente de aquella joven población, cuya influencia debía pesar en
forma definitiva sobre el dominio conquistado ansioso de civilización.

Pero estos títulos no debieron ser suficiente timbre de honor para el
gobierno nacional, que en forma tan inconsulta borraba de un plumazo el
sacrificio de aquellos valientes pobladores. Se puso en vigor el
decreto, violatorio de la ley. Volvió a transarse la tierra. Y como la
mayor parte del vecindario había poblado de firme, muy pocos pusieron
resistencia a este “atentado”, que venía a poner cada propiedad frente
al remate compulsivo por deudas ilusorias al fisco... Y se dió el
ejemplo, poco edificante para el Estado, de que hubo propietario que
pagó más de dos veces su solar, siendo notorio el caso de doña Carmen
Orozco, la sargento mayor del ejército expedicionario doña Carmen
Orozco--¡oídlo bien!--esposa de militar, quien ha pagado cuatro veces el
valor de su propiedad. ¡Ingrata recompensa!...

Por repetidas veces la dirección general de tierras, mandó sus
inspectores en tren de investigación más que de arreglo. ¿Qué se ha
hecho hasta ahora? Nada. Los pobladores siguen reclamando
infructuosamente sus derechos, a pesar de haber cumplido con la ley.
Esta circunstancia, de inestabilidad posesoria, imposibilita las
operaciones bancarias y comerciales, por la dificultad, en caso
necesario, de disponer como responsabilidad, de la garantía raíz que es
lo corriente en esta clase de transacciones.

Un caso concreto y que da la pauta de este desbarajuste, es el ocurrido
a don Luis G., viejo poblador de Victorica. G. que tiene una hermosa
casa edificada, posee dos títulos de propiedad de su terreno: uno,
firmado por la municipalidad; otro por el ministerio de agricultura
(dirección de tierras y colonias). Un buen día recibe este poblador una
nota de tierras y colonias compeliéndole a que en el término de treinta
días “arreglara su situación". De otra manera se daría por caducada su
ubicación en el terreno. ¿Qué situación? Se pretende, acaso, que este
progresista vecino pague por tercera vez su terreno? ¿O es que esta
odiosa situación no lleva miras de acabarse nunca?

No deja de ser interesante este otro caso: la manzana donde está la
municipalidad, la biblioteca y el templo parroquial, frente a la plaza,
fué edificada por el ejército y con el contingente de algunas dádivas
particulares. Allí estuvo el cuartel del 9 famoso. La iglesia, que
aparentemente tiene zanjada su situación posesoria, mediante una
escritura otorgada por tierras y colonias, tiene, según este documento,
derecho a todo el solar de 50 × 50. Con esta superficie invade el local
de la biblioteca.... ¿Irá la biblioteca a la calle con sus 3.000
volúmenes y su gran simpatía popular? Sería curioso... Pero ha de
primar el buen tino, y el obispado platense, a cuya diócesis corresponde
este templo, no ha de permitir el alegato entre tan altas instituciones.

Debe terminar de una vez este estado inestable de la propiedad privada,
que tanto afecta al desenvolvimiento de Victorica. El presidente de la
República, doctor Hipólito Irigoyen, que con austera equidad, se ha
avocado el conocimiento y solución de los viejos pleitos de la tierra
pública, debe tender sus ojos a este pueblo, lleno de esperanza y de
gloria, reparar el error de los predecesores y darle de una vez el poco
de justicia que reclama.


VOCABULARIO


=Catastral.= Relativo al “catastro”, enumeración y estimación de las
propiedades territoriales, a los fines de la administración fiscal.

=Planimétricas.= Relativo a la “planimetría” o medida de las superficies
planas y su representación gráfica.

=Egido.= Trazado o planta de los pueblos.

=Dehesas.= Campo de pastoreo.

=Milicos.= Soldados.

=Pesimismo.= Propensión a considerar todas las cosas por su peor aspecto.

=Perimetrales.= Del perímetro, esto es, vecinas al límite.

=Paliativo.= Se dice de los remedios que no sirven para curar una
enfermedad, sino simplemente para suavizar sus dolores y contenerla
durante un tiempo.

=Canjearse.= Cambiarse.

=Equidad.= Justicia.

=Transarse.= Comprarse y venderse.

=Fisco.= El tesoro nacional.

=Pauta.= Medida.

=Compeliéndole.= Obligándole.

=Caducada.= De caducar: perderse un derecho por haber vencido el plazo
dentro del cual podía ejercerse.

=Avocado.= Atribuído.



LAS HUERTAS PROVIDENTES


El porvenir agrícola de Victorica tendrá un valiosísimo factor en la
viticultura, y en consecuencia la industria derivada del vino. Es
excepcional su tierra para esta clase de cultivos. El obstáculo, que
puede salvarse, tratándose de extensiones reducidas, es el régimen de
las lluvias. Las lluvias no obedecen a una regularización más o menos
aproximada. Pero esta condición meteorológica del clima, tiene su
compensación con el riego artificial y el molino. Puede asegurarse que
casi no hay quinta ni propiedad urbana que no tenga su parralito o su
espaldero. ¡Y qué productos! Un hortelano, cuya finquita es un pequeño
paraíso--el italiano Pascual M.--envió hace algunos años al general
Victorica, cuatro racimos, hijos de una moscatel rosada ya provecta.
Diez y seis kilos bien medidos pesaba esta lujuriosa cosecha.

Los viduños fundadores, primitivos como los de Noé, datan de veinticinco
años atrás. La crónica de entonces trae hasta nosotros la nómina de los
ensayadores. Después prosiguen otros. Popularizado el éxito, se difunden
los cultivos, se tecnifican las clases, se perfeccionan las
instalaciones y se organizan viveros con buen resultado. Esta
comprobación tienta a la empresa. Y por ahí queda en arreglos una
cooperativa que hubo de sentar tienda con capitales y prácticas
adquiridas en Mendoza.

De muy buen grado visitamos los viñadores de significación,
distribuyendo nuestra mañana entre las huertas principales.

M. tiene una hectárea que compró en 1897. Posee además, una chacra de 88
hectáreas, sobre la que no le ha caído en gracia, como a todos, el
título definitivo.

--¿Cómo inicié mi viñedito?--nos dice con modestia.--Pues, desde
Mercedes de San Luis hice venir un manojo de sarmientos. Eran diez
varillitas de moscatel blanca y negra. Llegaron en diligencia. Las
planté y rindieron. Las podas de esas plantas me sirvieron después para
extenderme. Ya ve usted. Y no está tan mal que digamos. ¿No le parece?
El año pasado me las dejó arruinadas la langosta. No me quejo este
año...

Y en verdad que están pampanosas y frescas las vides. No obstante, de
vez en cuando, la mirada investigativa descubre entre el follaje alguna
hoja donde la antragnosis ha puesto su carcoma color de tabaco. Pero es
sencilla la profilaxis para el parra enfermo y M. que es horticultor de
cepa, sabe utilizar los recursos del sulfato y la cal para prevenirse.

Están magníficos los perales y los almendreros. El duraznero no da los
resultados apetecidos en la comarca. Vive cuatro o cinco años. A los dos
produce fruta. Luego se achaparra y se muere. M. opina que es por la
flojedad de la tierra. Los almendros sí que rinden y se vuelven viejos.
De cuatro plantitas que tiene por vía de ensayo, ha recogido el año
anterior cuatro bolsas de 45 kilos cada una.

Estos datos sencillos y veraces, son una comprobación de la excelencia
agrológica del suelo para determinados cultivos. Nos despedimos de este
simpático trabajador.

--Esto que usted ve--nos dice M. al cruzar la huerta llena de sombra,
acompañándonos hasta nuestro coche--era un monte de caldenes cuando lo
adquirí. Ahora hay viñas y perales. Pero créame, señor, no se ayuda el
esfuerzo y a uno se le va, a veces, hasta el coraje de trabajar...

El viñedo de don Domingo L. es un parral elegante y cuidado. Parece un
vergel. Se explica que medie más un propósito deportivo en cultivar esta
plantación que en sacarle utilidad. L. es comerciante antiguo y goza de
buena posición pecuniaria.

También sus sarmientos vinieron como los de M., de Mercedes. Predomina
la uva moscatel aun cuando tiene un poco de francesa.

Este vecino, uno de los hombres más caracterizados y más antiguo de la
población, tiene fe en el porvenir que le está reservado a la
viticultura.

Otra de las quintas que merece mención especial es la de don Medardo B.,
vecina a la estación del ferrocarril y cuyo producto no sólo se
relaciona con la viña y los árboles frutales, sino con las hortalizas.
Es un cultivo este, donde su propietario ha puesto en práctica los
procedimientos aconsejados por la tecnificación agrícola; y es por ello
que la tierra remunera su labor con productos excepcionales.


VOCABULARIO


=Hortelano.= El que cultiva y cuida huertas.

=Provecta.= De mucha edad.

=Podas.= Las ramas supérfluas quitadas a los árboles y arbustos.

=Pampanosas.= Con muchos pámpanos.

=Antragnosis.= Enfermedad de las viñas.

=Carcoma.= Roedura causada por insectos.

=Profilaxis.= Remedios preventivos.

=Se achaparra.= Se achata.

=Pecuniaria.= Relativo al dinero o fortuna.

=Remunera.= De “remunerar”: recompensar.



GANADEROS CRIOLLOS


La colonización ganadera en los departamentos de Leventué y Chalileo--es
decir la extendida comarca comprendida entre Victorica y la ribera del
Salado--va tomando cuerpo día a día. Los pobladores de esta región son,
en su mayor parte, criollos. Mientras las sementeras inician sus
primeras tentativas, con resultados halagüeños en la parte oriental,
adelantándose el ferrocarril que unirá a Victorica con Santa Rosa, los
hijos del país, ganaderos nativos, se aventuran al oeste donde abundan
los campos de pastoreo. Y no se sospeche que es una reticencia criolla
este aspecto silvestre de la industria ganadera, demasiado tecnificada
en la región para que pudiera creerse regresiva. El criollo no es
agricultor; y si con resultados exiguos ha de ser arrendatario en los
campos próximos al poblado, prefiere habilitaciones o medianerías
ventajosas, lejos, eso sí, pero con libertad. ¡No es para la jaula esa
ave nacida en la soledad infinita de los campos! Y no le creáis ni
hosco, ni atrasado, ni tímido.

--Nuestro criollo--nos dice un respetable vecino de Victorica--se ha
modificado mucho. Es generoso, como siempre, pero no derrochador. La
vida cara le ha llevado a la economía sin estrechez. Ya no es el nómade
de que habla la leyenda campesina. Se arraiga, refina y cuida su
hacienda como el mejor ganadero. Para defender sus productos, se ha
hecho comerciante. Lee o hace leer los precios y el movimiento del
mercado. Trae sus animales a las ferias; y, lo que hubiera parecido
increíble hace algunos años, deposita el excedente de sus operaciones en
caja de ahorros del Banco de la Nación.

Tal, en pocas palabras, es el criollo del noroeste, difundido en un
setenta por ciento en la población general de aquellos campos.

En lo que no se ha estado acertado es en la organización de algunas
colonias, malogrando, desgraciadamente, las energías de numerosos
pobladores. La colonia Epumel (su verdadero nombre debería ser Epumer),
fundada hace diez años, constituyó al principio un foco de atracción
para una apreciable masa de modestos ganaderos. Se loteó la tierra en
fracciones de 600 hectáreas. Pero fué una organización a ojo de buen
cubero, sobre el mapa, como quien dice, y desconociendo en absoluto, las
condiciones de la tierra. No se hizo esperar el fracaso. ¡Ah de los
pobres colonos con el agua a 100 metros de profundidad! Fué doloroso el
engaño bajo la sanción formal del gobierno. La colonia Epumel está hoy
casi abandonada, a pesar de la oferta seducente de ventas fáciles y por
grandes extensiones. No podía ocurrir de otra manera en aquellos
terrenos donde un jagüel cuesta de 4.000 a 5.000 pesos, y si es un
semisurgente, algo más.

Tal fracaso se debe única y exclusivamente a la forma inconsulta de
organizar esta colonización, sin haber antes estudiado con empeño la
calidad de las tierras y sus facilidades para los cultivos. Campos
linderos a Epumel, que han sido fiscales, son hoy praderías
artificiales, debido a las ventajas del subsuelo y a la proximidad del
agua. Citemos algunos establecimientos: Pichimericó, Los Manantiales,
Los Cerrillos, etc., todos de la sección 13.

Algo parecido a Epumel ha ocurrido a la colonia Mitre, cuyas tierras
fueron entregadas al cacique Morales y su tribu. El agua escasa es la
rémora opuesta a la prosperidad de este valle de tierra feraz. Sólo dos
lotes de chacras son los favorecidos por pozos propicios y en donde la
colonia encuentra, en los momentos precarios, el manantial aplacador que
abrió Moisés en la peña del Sinaí...


VOCABULARIO


=Regresiva.= Que retrocede.

=Rémora.= Cualquier cosa que detiene u obstaculiza una acción. Se dice por
alusión al pez rémora, que se adhiere a los cuerpos sumergidos, haciendo
el vacío con una especie de válvula que tiene en la cabeza.

=Leventué.= (Voz araucana). Paraje donde se ha corrido. Otra acepción: que
dispara.

=Chalileo.= (Voz araucana). Tierra salitrosa.



EN “LA MOROCHA”


Aprovechamos la mañana primaveral para visitar el establecimiento
ganadero La Morocha de don Armando L., distante cuatro leguas de
Victorica. El camino tenía sus trechos de pesado arenal. Ya en la tarde
anterior, el auto que nos conducía, no tuvo fuerzas para trasponer el
médano, acostado como un dragón sobre la carretera. Y nos vimos
obligados a regresar a la población, a pie. Pero este birlocho que nos
conduce ahora es ágil y son fornidas las bestias que lo arrastran.
Volvemos a cruzar sobre la duna brava, bordeando el deslinde de La
Morocha hasta las primeras matas del gran monte. Torcemos de allí a la
izquierda. A poco andar, la depresión del terreno, dilatándose hasta el
horizonte, se abre ante nuestros ojos en amplia vega. Abajo, en los
cuadros de alfalfa, faenan los carros forrajeros. La horquilla de los
emparvadores levanta el henar, oreado ya, para hacer los almiares. La
estancia emerge como una cenefa a espalda del valle destacando sus
umbrosas alamedas.

Bajamos. No son las siete de la mañana todavía. El establecimiento está
en plena labor. Junto a los galpones, el personal acondiciona, en parva
enorme, la alfalfa del valle. Un hijo de don Armando, joven y bien
plantado, que no puede negar su tipo francés, capitanea el grupo. Con él
paseamos por las calles del parque bajo los enormes carolinos y árboles
de importación, cuya convivencia en el solar ha de haber costado
ingentes sacrificios. Es una nota de buen tono este parquecito, propia
del espíritu francés, no muy peculiarizado por las iniciativas, pero
inteligente, fino y amante de la comodidad. El verde tornadizo y amable
suple en el parterre artificiado y en la variedad del adorno arborícolo,
la exigüidad del jardín, incapaz de ser pródigo bajo el azote de los
vientos fríos o del ardor tropical.

Momentos después departíamos con don Armando.

--La ganadería mestizada en esta zona--nos dice--se inició en 1900. Se
organizaron en aquella época algunos establecimientos de crianza e
invernada. Los preliminares, sin duda alguna, se deben a don Alfonso
Capdeville, quien diez años atrás, en 1890, dió el primer envión a la
industria ganaderil de la comarca.

“En 1902, es decir, dos años después de haber formalizado este
establecimiento, traje de Inglaterra dos toros puros. Fuí, en
consecuencia, el primer ganadero de la zona, que tentaba el ensayo de la
alta mestización, en contraposición a todos los inconvenientes
imaginables. Estos sementales vinieron en tren hasta Santa Rosa. De
Santa Rosa aquí fué menester traerlos a pie. Para este traslado se
empleó más de un mes. Traerlos en carretas, con los malos caminos de
entonces, hubiera sido poco menos que imposible. Vinieron pisada sobre
pisada, sin molestarlos cuando no querían caminar y con el consiguiente
convoy de auxilio, carro de forraje y carro aguatero. Cada uno de estos
ejemplares me había costado alrededor de 6.000 pesos.”

Nos imaginamos la importancia de este prolegómeno de la industria, que
fué sin duda, el precedente alentador, que desbrozó el camino a los
demás ganaderos de la zona.

A estos sementales fundadores, siguieron otros toros importados, que
apresuraron la tecnificación de las haciendas. El primer lote de vacas
casi puras, que vino a romper el sello criollo de la ganadería
comarcana, estaba compuesto de 80 ejemplares de tipo Durham, que
procedían de la cabaña Stenz de Vedia, en la provincia de Buenos Aires.
También a este selecto plantel le tocó su parte de odisea en una arreada
desde Buena Esperanza hasta La Morocha.

Actualmente el establecimiento, que dedica su atención a crianza y
engorde, conjuntamente, tiene un total de 1.500 vacas Durham.

Podría argüirse que esta cantidad de ganado es ínfima para una extensión
de 17.000 hectáreas que comprende el campo de La Morocha. Pero en esta
superficie cuya mitad está invadida por el monte talar, no han
prosperado en la forma anhelada los alfalfares, debido a los años de
persistente sequía. Don Armando nos informa, con cierto escepticismo,
sobre el resultado de sus cultivos forrajeros.

--La alfalfa da bien, siempre que la lluvia sea pródiga--nos dice.--Hay
que refinar el campo paulatinamente, pues por la flojedad de la tierra,
resulta que con un par de aradas se forma médano. Al comienzo sembramos
de 6 a 7.000 hectáreas. No llovió y se perdieron. El agua es
problemática, además. Las napas corren de diez a quince metros, pero
suelen estar a profundidades no menores de cien. El anterior fué un año
pésimo para la alfalfa.

--¿Y este año?--interrogamos.--Porque el cuadro próximo a la estancia es
un primor...

--Vea usted lo que ha ocurrido con ese cuadro. En el mes de mayo,
imbuído del pesimismo anterior, sembramos ese campo, pero a la de Dios
que es grande: sin arar la tierra. Se empleó solamente la rastra de
discos, tanto para desparramar la simiente. Y ahí tiene usted: la
alfalfa es una maravilla. El prodigio lo ha hecho la lluvia; ni más ni
menos.

--¿Y cuál es el promedio de lluvia en la comarca?

--En 1915 llovió 467 milímetros; en 1916, 244; y en lo que llevamos de
1917 hasta octubre, 363 milímetros.

Como se ve por estas cifras, no es la escasez pluvial lo que ocasiona el
fracaso en los forrajes; es la falta de oportunidad en las lluvias. Así
vemos que con un milimetraje tan exiguo como el que registran estos tres
trimestres, los alfalfares de mayo han alcanzado una lozanía
excepcional, con sólo aventar la semilla y distribuirla en la tierra con
un rastrillaje superficial.

No siendo hasta ahora de un resultado seguro la alfalfa, el
procedimiento de los silos no se ha puesto en práctica aún. El almiar es
un depósito más inmediato para los momentos apremiosos del ganado.
Arguye, además el señor L., que para los silos subterráneos no se presta
el suelo, por su falta de densidad. La arena es un inconveniente
insalvable, según su opinión.

Nos explicamos que este espíritu de hombre de progreso, trabajado por
ingratas alternativas en el rendimiento de su labor rural, tenga su
poco de pesimismo, después de haber afrontado con voluntad serena
aquellos difíciles preliminares del refinamiento ganaderil. Tal vez
dentro de aquella acción tesonera ha faltado un poco de iniciativa para
alternar los cultivos del campo con rendimientos de otra naturaleza, o
un empecinamiento cerrado ha circunscripto la constante labor alrededor
del círculo vicioso de cebar vacunos en alfalfares problemáticos. Y no
se puede tomar como ejemplo, ninguna desilusión aquí en Victorica, donde
cuarenta leguas afuera hay establecimientos como Ventreucó con diez y
seis leguas de campo destinadas a cría y engorde y a donde ha ido a
plantar alambrados con postes de fierro la garra inglesa, valiente y
tenaz.

--¿Y el monte?--interrogamos.

--El monte he dejado de explotarlo--nos dice el señor L.--Hoy por hoy,
no rinde la leña como negocio. Son malos los caminos. Son pesados los
fletes...

Momentos después nos despedimos de don Armando y de su hijo. Ascendimos
por el camino. Ganó el “charret” la loma. Desde la meseta volvimos la
vista atrás. Abajo, en el valle, verde como una esmeralda, levantaban el
henar los horquilleros, mientras los pájaros silvestres saludaban la
mañana radiosa con una pastoral...


VOCABULARIO


=Virlocho.= Volantín pequeño muy usado en el campo.

=Henar.= Parva.

=Carolinos.= Arboles que adquieren gran desarrollo. (De la familia de los
álamos).

=Ingentes.= Importantes, grandes.

=Exigüidad.= Pequeñez.

=Argüirse.= De argüir: argumentar, dar razones, sostener una opinión.

=Napas.= Corrientes subterráneas de agua.

=Imbuído.= Estar imbuído de una cosa: estar convencido de ella.

=Simiente.= Semilla.

=Circunscripto.= Limitado.

=Charret.= Carruaje pequeño.

=Meseta.= Llanura más elevada que el terreno que la rodea.

=Pastoral.= En literatura se aplica este calificativo a la poesía que
canta la vida de los pastores.



UN POBLADOR DE GARRA


Pesa sobre la zona oeste de la Pampa un injusto prejuicio, el mismo que
hace poco más de veinte años gravitaba sobre todo el territorio,
malogrando las más bellas iniciativas. La campaña al desierto cerró el
legendario interrogante. Roto el misterio para la incredulidad de Buenos
Aires, el capital inteligente buscó su acomodo en la tierra conquistada.
Se extendió el horizonte de la ganadería, se abrió paso a paso, llevando
con sus rieles civilización y bienestar. Y bien: no se ha hecho toda la
conquista. Las pampas del oeste esperan todavía, como el bíblico solar,
el advenimiento transformador. Malos gobiernos, iniciativas débiles,
indolencia oficial y privada, han sido los factores negativos puestos
como una infranqueable barrera para la prosperidad de aquellos campos.
Por eso, cuando aparece una figura de garra, que se levanta como la
sombra de Anteo a retar el obstáculo, el escepticismo intolerante no
admite en la acción nueva el propósito levantado, sino la tentativa
especuladora y aviesa.

Tal habrá ocurrido a ese hombre de envergadura, a ese gran francés, tipo
de los modernos colonos del Madagascar, don Alfonso Capdeville. ¿Y quién
es Capdeville?--preguntarán los burócratas de todo el país, los
afincados cómodos que pasan el día mirándose la panza como los
fetiches.--¡Pues nadie!... Capdeville fué el fundador de Telén, buscador
del vellocino que plantó su tienda--qué decimos: ¡su castillo!--treinta
leguas más allá de los últimos durmientes del ferrocarril; que dió
impulso formidable a una inmensa comarca; que depuró de bandidaje los
campos, allanó los caminos y llevó el intercambio comercial hasta los
puntos más remotos del oeste, hasta Colonia Mitre, hasta el Odre, hasta
Santa Isabel, Algarrobo del Aguila y la Copelina. Y después de dar
vitalidad a toda esta región, de organizar su comercio, de estabilizar
una nutrida población, fomentar las industrias rurales, valorizar la
tierra, fundar bancos y propender a todas las iniciativas, envuelto en
la veleidad de los negocios--¡Anteo, al fin!--va a poblar el
establecimiento El Sosneado, llevando, como un águila, el empuje de su
espíritu civilizador hasta los valles mendocinos del sur, ignotos y
feraces.

El tren del Oeste no llegaba a General Pico aun, cuando Capdeville
planta la primera piedra de la naciente población. Como medida previa,
se organiza un servicio de comunicaciones y pasajeros entre Victorica y
Telén, a base de las diligencias bisemanales en comunicación regular y
directa con la capital del territorio. Para el transporte de las
mercaderías y productos regionales, se establece un servicio de tropas,
nutrido y bien aviado. Pero esto no era el desiderátum para la economía
vecinal, destinada a una costosa edificación con el encarecimiento de
los materiales. Capdeville, que no sabe abandonar a los suyos, afronta
con valentía las dificultades preliminares y da el ejemplo en la
empeñosa labor. Su casa, sita en el punto más alto de Telén, no es una
casa: es una montaña, aferrada al suelo como un sello inconfundible de
estabilidad. Con esta fábrica, que parece una ciudadela, se inicia la
edificación urbana. Sigue su casa de negocio que abarca una manzana con
amplio hotel, talleres de carpintería y herrería montados con
maquinarias modernas y una barraca de frutos con prensa hidráulica y a
donde por muchos años, vino a volcarse la cosecha de lanas de toda la
región hasta los límites con San Luis y Mendoza. Complementan estas
construcciones hechas a todo costo, los edificios para el correo y la
escuela. En este tren vertiginoso de progreso, nada de extraño es que
Telén sea el primer pueblo de la Pampa que haya tenido luz eléctrica.
¡Bello apresuramiento esta electrificación de su alumbrado público,
cuando aun no había llegado el tren! Esta sola nota da la medida del
gran espíritu de su fundador.

Conjuntamente con estas primeras manifestaciones edilicias, se daba la
nota amable con la plaza pública que es un primor y la que fué necesario
tapiar con una pared de un metro de alto, para resguardar contra los
vientos las plantas exóticas que dieron tonalidad y alegría a sus
jardines. La iglesia parroquial, de tipo elegante, reclamó para su
construcción, una suma no menor de 50.000 pesos. Fueron tiempos felices
aquellos de la infancia de esta interesante población, cuando la
abundancia fué nota característica de una creciente prosperidad vecinal,
y la gran casa del señor Capdeville, verdadero emporio y verdadero banco
de la zona, vió eternamente en sus canchas de embalaje y en las calles
adyacentes, hasta cincuenta carros diarios cargando y descargando
mercadería.

Fué quello una racha de bienestar para todos los pobladores, situación
que se hizo más accesible con la fundación del Banco de Crédito Rural de
Telén, establecimiento constituído por acciones y con un buen capital.
Este banco trabajó seis años holgadamente. Con el decaimiento de Telén
clausuró sus operaciones, estando actualmente en liquidación.

Son estos, en síntesis, los primeros pasos de Telén. Pero, como todas
las obras personalísimas que llevan el sello inconfundible de sus
gestores, Telén sintió el vacío, cuando reveses de fortuna alejaron de
su seno a su esforzado fundador y “alma mater” de aquella brillante
iniciación. Hoy ha decaído. Pero somos optimistas sobre el futuro que le
está reservado todavía. Telén supervivirá al sacudón y al
amodorramiento. En esta parálisis en que vegeta hoy, son diversos los
factores que operan con fuerzas negativas, pero que irán desapareciendo
poco a poco.

Capdeville no fué un visionario. El tenía fe en el éxito de la aventura.
El sabía que el triunfo de Telén sería definitivo, cuando los campos
circundadores cayeran en cultivos. La agricultura haría el prodigio.
Pero la agricultura se ha retardado demasiado, y esto no estaba en los
libros del señor Capdeville. ¿Por qué se prolonga esta evolución que
tiene que venir fatalmente? Porque el latifundio ahoga todavía al centro
urbano. Y los terratenientes, que antes de fundarse Telén, hubiesen
realizado sus campos por dos cobres, una vez floreciente el centro
urbano, se dejaron llevar por el optimismo y pidieron cifras fabulosas
por su heredad. No se pudo subdividir y en consecuencia, no se pudo
sembrar.

Cuando esto ocurra, Telén renacerá con más vigor.


VOCABULARIO


=Garra (de).= De empuje; capaz de grandes empresas.

=Legendario.= Propio de la leyenda.

=Advenimiento.= La llegada de algo que se espera.

=Envergadura.= En sentido figurado: gran capacidad para realizar las
empresas que un hombre emprendedor se propone realizar.

=Burócratas.= Oficinistas.

=Vellocino.= En sentido figurado: la fortuna.

=Durmientes.= Travesaños de madera dura sobre los cuales se asientan los
rieles del ferrocarril.

=Depuró.= De “depurar”: purificar, limpiar.

=Ignotos.= Ignorados, desconocidos.

=Prensa hidráulica.= Aparato que se usa para comprimir y reducir a su
menor volumen los fardos de lana, forraje, etc., y que se mueve por
medio del agua.

=Exóticas.= Extrañas, extranjeras.

=Emporio.= Centro comercial de un país o de una región.

=Adyacentes.= Que están muy próximas.

=Síntesis.= Resumen.

=Alma mater.= En latín: alma madre. Se dice de la persona que es necesaria
para el funcionamiento y progreso de alguna empresa.

=Terratenientes.= Propietario de una gran extensión de campo.



EL OESTE LEJANO


Toda la zona oeste que arranca de Victorica está comprendida por
establecimientos pastoriles, algunos de notoria importancia. Hasta Santa
Isabel, treinta leguas al oeste, los campos están alambrados. Las
condiciones agrológicas del suelo, son variadas. Donde el agua está
próxima a la superficie, no tardan en arraigarse los alfalfares. Pero
las napas son veleidosas y corren a profundidades de 3 a más de 100
metros. Y ocurre a menudo que en los campos donde el agua está más
distante, la tierra, morena y blanca, es de condiciones excepcionales
para cultivos.

Mucho más retirado, al sudoeste, la ganadería lanar se especifica en
cruzas Rambouillet y Lincoln. Los prados artificiales son escasos. Se
aprovechan las hondonadas para alfalfares, pues los terrenos altos son,
por lo común, pedregosos.

La sección 20 letras B y C, está muy poblada con hacienda ovina. Lo
propio ocurre con las secciones 10 y 15 del lado de Pichi-Mahuida. En la
colonia de los puelches, a treinta y cinco leguas al oeste de General
Acha, han mestizado sus ovejas. Tienen también sus moradores numerosos
rebaños de cabras. Los pobladores aborígenes, últimos restos en el
dominio secular, van retirándose para el Colorado y las cordilleras. La
población de esta comarca central oeste es española, en general. Hay
pocos italianos y algunos franceses. Los campos son regulares, a veces
medanosos, pero en general, con buenos pastos. Sus ocupantes aseguran
que pueden mantener 1.000 ovejas por legua; pero puede afirmarse, que
bien explotados estos campos, dan un rendimiento muy superior, 1.000
lanares por legua es el resultado del aprovechamiento rutinario, sin
aspiraciones y a la de Dios que es grande. En las proximidades del
Salado o Desaguadero la tierra tiene precios que oscilan entre cinco y
ocho pesos la hectárea. Los campos tienen, por lo común, montes de
arilla, piquillín y alpataco.

Pero hablamos de tierras muy distintas de Telén y en el paralelo de
General Acha. Volvamos a la región tributaria del oeste.

¿Precios de la tierra? Imposible fijarlos por el momento, dado la época
anormal para esta clase de transacciones. Antes de la conflagración
europea, la tierra de esta zona, de Telén afuera, tenía un valor de 30 a
40 pesos la hectárea. Estas mismas tierras se cotizan hoy con precios
que oscilan entre 15 y 18 pesos; y entre 12 a 15, tratándose de terrenos
alejados de las poblaciones. Pero estas cotizaciones, lógico es, no son
definitivas. Desaparecidas las trabas que dificultan las operaciones en
tierras, estos campos marcarán cotizaciones estimables. En nuestro
concepto los capitalistas podrían emplear muy bien su dinero en
adquisición de tierras en el oeste, en la seguridad de que con solo el
repunte de los precios, que vendrá muy en breve, se realizarían pingües
negocios. Por lo pronto, los arrendamientos han comenzado a subir,
arguyendo los propietarios para fijar sus aumentos, la valorización de
los productos de la ganadería y especialmente de las lanas.

En materia de caminos, no podemos, por desgracia, decir nada halagador.
En general, son pésimos. Nada han hecho los gobiernos por mejorar la
vialidad del oeste. Los convoyes con mercaderías que van a los centros y
colonias retirados, desde Victorica y Telén, emplean por lo general,
toda una semana en viaje redondo. Esta demora se debe, en parte, a los
malos caminos. Los propietarios de campo, tan alejados de la
fiscalización gubernativa, no cumplen con las prescripciones del código
rural en lo que se relaciona con los caminos carreteros. Comúnmente
cercan grandes extensiones de campo, sin abrir las tranqueras
reglamentarias. De aquí que las distancias se hacen enormes y los viales
quedan librados a sus malos pasos, sobre temibles médanos, quebradas
fragosas, o encerrados entre interminables alambrados.

--Cuando tenga la Pampa un gobierno que se preocupe de sus intereses y
se avoque a las necesidades de la zona del oeste--nos dice un vecino
prestigioso de la comarca--es probable que los caminos continúen siendo
malos, pero tenga seguro que las distancias serán mucho más cortas.

“La acción del gobierno--agrega--debe circunscribirse muy especialmente
a satisfacer estas necesidades: extender sus líneas telegráficas;
estimular el avance del ferrocarril, y mejorar la vialidad de la
campaña.”


VOCABULARIO


=Puelches.= Tribu indígena que habitó la región pampásica.

=Tributaria.= Que depende, subordinada.

=Pingües.= Beneficiosos; de gran resultado.

=Convoyes.= Serie o hilera de carros--o vehículos de cualquier clase--que
viajan juntos. Las tropas de carros o carretas son verdaderos convoyes.

=Tranqueras.= Especie de puertas que franquean el paso por los cercos y
alambrados.

=Pichi-mahuida.= (Voz araucana). Sierra chica.



LOS FERROCARRILES PAMPEANOS


La red ferroviaria de la Pampa está dispuesta a los grandes destinos.
Dos sistemas, colonizadores ambos e igualmente benéficos, han extendido
su raigambre por todo el territorio. La condición de cada una de las
zonas que benefician y la ubicación de los puertos a donde converge la
cuantiosa producción cerealera, han definido perfectamente las comarcas
de influencia, ajenas a toda previsión. El Oeste es un ferrocarril
afluyente; el Pacífico, un ferrocarril exportador. Nervio esencialísimo
del gran sistema del Pacífico, es la línea de Villa Dolores a Bahía
Blanca, que se quiebra en Watt y que moviliza la más completa región
agropecuaria del país, toda una trayectoria sin desperdicios que toma la
región pastoril de San Luis, de Córdoba y la Pampa; cruza los campos
agrícolas del oeste de Buenos Aires, corre el meridiano 5.º y va a
rematar a los tinglados de Puerto Galván. Irradia desde esta gran
arteria el sistema triangular de ramales Toay-Catriló-Bahía Blanca, que
ha operado el impulso definitivo de una rica comarca, con sectores
apropiados al servicio de una nutrida colonización.

El Oeste, extendido como un amplio abanico, de Colonia Alvear a Santa
Rosa, parece orientado en el sentido de la gran travesía. El Pacífico,
sin embargo, le sale al paso y tienta su línea transversal, proyectada
de Toay a San Rafael, buscando salida portuaria para las nuevas
colonias. El Oeste no puede detenerse ni en Telén ni en Toay. Su rumbo
está al oeste, al riñón del territorio, sembrando pueblos. Y nada de
difícil sería que a este sistema le estuviera reservado el esfuerzo más
trascendental en la conquista del riel, dentro de la Pampa: su
intersección con Cipoletti, atraído por la feracidad de la mesopotamia
del Río Negro, o su travesía en línea recta hacia el sur mendocino. Con
esta expansión ferroviaria, que viene preparándose para el futuro, por
comprensión geográfica y por propio espíritu de conservación comercial,
habrá, la obra de las grandes empresas, cerrado el ciclo de conquista y
colonización que arranca desde la campaña al desierto. Y en verdad que
estará en el interés de cada ferrocarril extender en lo posible sus
líneas avanzadas hacia el oeste, centro de futuras poblaciones y de una
nutrida colonización.

La política ferrocarrilera del país tiene analogía con la que se ha
venido desarrollando en los Estados Unidos. El interés particular de las
empresas ha hecho la obra. Y debemos confesar que lo ha hecho con tino,
con prudencia, con clara visión, creando y fomentando el interés
particular y el del Estado. Y es digno de mencionarse que en nuestro
país no ha ocurrido el fracaso ostensible de tener que levantar rieles
por improductibilidad de las líneas, espectáculo muy común en los
Estados Unidos del Norte, cuando el capital invertido en un ferrocarril
particular, no compensa las exigencias del interés. En estos últimos
años son numerosos los pequeños ramales construídos en el territorio de
la Pampa. Es un sistema original, a retazos, en crecimiento por
yuxtaposición sobre las líneas matrices. Son los ramales leñateros
destinados de inmediato a desmontar los predios boscosos allanando la
tierra para la colonización y el poblado. Y ocurre, que como a renglón
seguido de la explotación forestal, se apoderan las sementeras del campo
desbrozado, el ramal, que fué una improvisación, se hace una necesidad
para levantar las cosechas. Y la línea circunstancial, queda, en
definitiva, ampliando a tramos, el gran sistema. Por este
procedimiento--no hay que ponerlo en duda--irán las empresas
conquistando el oeste, con su tejido de malla, buscando la leña para sus
locomotoras y abriendo nuevos horizontes a las industrias rurales.

El desarrollo sorprendente de la Pampa, se difunde en forma tan decisiva
hacia el interior, que tiene que provocarse lógicamente esta lucha de
intereses entre las dos empresas: la una sirviendo la zona del Norte,
con la cercanía de Buenos Aires; la otra, con su influencia distribuída
en el sur y camino a los puertos de aguas hondas. Condiciones más o
menos análogas, equilibran el prestigio y la acción de ambos
ferrocarriles: el Oeste, con 740 kilómetros; el Pacífico, con 640. Las
dos empresas se han dado cita en Toay, punto medio y equidistante del
sistema pampeano. ¿A qué empresa le está reservada la travesía
definitiva hasta la confluencia del Negro y el Limay, atravesando
diagonalmente el territorio? Cuando esto ocurra, no sólo se habrá dado
el paso más serio en la campaña civilizadora, sino que se habrá abierto
a Buenos Aires una nueva ruta hacia Chile, evitando la comba del
ferrocarril del Sur por Bahía Blanca, destinada, eso sí, a importantes
servicios territoriales en Río Negro y Neuquén. Ya la línea del Sur ha
ganado airosamente la frontera por Pino Hachado. El esfuerzo chileno
tienta la combinación con su transversal por Temuco, como un nervio de
su sistema medular, destinado a dar horizonte a sus puertos de
Talcahuano y de Valdivia. Vemos, pues, que esta gran expansión al
sudoeste, no sólo es de beneficio pampeano, sino que es de trascendencia
nacional. No creemos que los resultados de este trasandino puedan ser de
grandes ventajas para el comercio internacional. Tenemos el ejemplo
evidente de la línea por Uspallata, sujeta a los accidentes geográficos
y meteorológicos: cara, deficiente, tiránica, imposibilitada a veces, en
su función por los temporales de invierno, al extremo de haberse
vulgarizado en Chile--lo hemos leído en sus órganos de publicidad--la
manifestación de que anteriormente con sus correos a mula estaban mejor
servidos, por lo menos en la regularidad de la travesía y en el
transporte de la correspondencia. Chile, con su línea por Temuco, a
medio construir, tiene fe en abrirle un grandioso porvenir a su
industria maderera. Ojalá no se equivoque. Mientras tanto, para
nosotros, esta línea tendrá la importancia de un vínculo internacional.

La solución inmediata para el territorio pampeano, en lo que respecta al
expandimiento de sus ferrovías, corresponderá a la competencia de las
dos grandes empresas, competencia en tarifas, en servicios y en
difusión. A medida que el Oeste avanza en líneas concéntricas sobre
Buenos Aires, el Pacífico se desparrama en idéntica irradiación sobre
Bahía Blanca. Y donde se cruzan, allí se entabla lucha de competencia.
En cada intersección se pone en juego la prepotencia de los contendores.
Se compite noblemente y se toman posiciones. No se dan tregua en el
avance. Cada nuevo ramal se estira sobriamente pero sobre seguro. Y el
primero que gane los campos semipoblados del occidente--es probable que
esto ocurra dentro de muy breve plazo--afianzará sobre el esfuerzo
inmediato el éxito más definitivo en el porvenir.


VOCABULARIO


=Converge.= De “converger” o “convergir”: dirigirse a un mismo punto dos o
más líneas, dos o más corrientes comerciales.

=Sectores.= Zonas dependientes.

=Intersección.= El cruce de dos caminos, de dos ferrocarriles, etc.

=Desbrozado.= De “desbrozar”: quitar del campo los yuyos y malezas.

=Tramos.= Trecho. “A tramos”: por trechos sucesivos, poco a poco.

=Análogas.= Parecidas.

=Equidistante.= A igual distancia.

=Concéntricas.= Que tienen un centro común.

=Prepotencia.= Gran poder; poder superior al de otros.



LA FIESTA DEL GRANO


Con la Fiesta del Grano, celebrada por primera vez en Santa Rosa el 16
de noviembre de 1913, se incorpora al calendal agrícola de la Pampa, una
ceremonia destinada a ser clásica. Ceres, tuteladora de las sementeras,
reclamaba su santoral. Tal vez la fecha, no muy apropiada, tenga su
modificación en los festivales del porvenir y se arraigue en febrero,
por ejemplo, con el grano en los trojes o en el trasatlántico. Ya lo
dijo el Exodo de Moisés: “la fiesta de la cosecha, cuando cogieres tu
trabajo del año". Pero, sea como fuere, reclama el triunfo del cereal su
advocación consagratoria. El trasunto es oriental y eterno como la
belleza. Flora fué la simbolización gentilicia que enseñó a los griegos
a consagrar sus viñas y a amar en el perfume y el color de los prados la
grandeza del sol. Roma, recoge el modelo y los perpetúa en la diosa del
pan, hija de Saturno y nodriza de la dorada mies sobre las campiñas
tiberianas. Y se llamó Ceres.

De entonces acá el símbolo la eternizó como el hada maravillosa, con su
túnica blanca y bajo cuyo aliento promisor cubriríanse de verdura las
hazas y caería el polvo de oro sobre las espigas.

La Fiesta del Grano en la Pampa, es la fiesta a Ceres, que prendió a la
tierra el arado y roturó el labrantío, que desparramó la simiente y puso
en el alma de cada labriego su gota de esperanza y su gota de amor.
Poetizarla en su fiesta patronal, es enguirnaldar sus cabellos con una
égloga de Virgilio, es volcar en su holocausto el ánfora de la gratitud
donde bañaron su esperanza los pueblos migradores de toda la tierra que
vinieron en busca del azul de nuestro cielo y el abrigo de nuestro
solar. Por eso es que sentimos hondo la influencia de esta consagración
sencilla, evocadora y sentimental.

En el concurso de cereales, organizado en septiembre de 1913 por la
Bolsa de Cereales de Buenos Aires y la Sociedad Rural Argentina, cupo en
suerte a los trigos de la Pampa, la adjudicación de diversos y
significativos premios.

[Illustration]

El premio por trigo Barletta fué adjudicado a don Bartolomé G. P., de
Colonia Castex; el correspondiente a trigo ruso, a don Francisco M., de
General Pico. Campeón regional de lino fué declarado don Juan B., de
Arata; por avena obtuvo el premio don Juan S., de Bernasconi. Don
Guillermo B., de General Acha, alcanzó campeonato por semilla de
alfalfa. Por centeno, obtuvo el premio don Boiso M., de Utracan.

Bastaría sólo esta nómina para demostrar palmariamente la importancia
que habían alcanzado en el territorio los diversos cultivos. Pero, sobre
este halagador resultado del certamen, había un premio máximo: el
campeón nacional. Este premio, el más significativo y valioso del
concurso, lo alcanzó con su trigo híbrido, el cultivador don Andrés
Giordano, chacarero de las colonias Inés y Carlota, vecinas a la capital
del territorio.

Ya en 1907, un agricultor de aquella vecindad, había obtenido el primer
premio--medalla de oro--adjudicado por el ministerio de agricultura, en
un concurso de cereales. Este nuevo triunfo, era la consagración
definitiva sobre la calidad productora de la Pampa. Y hubiese sido
malograr una oportunidad excepcional en el estímulo reclamado por la
industria, dejar correr tan fausto acontecimiento sin dedicarle la
atención pública, mancomunando el triunfo agrícola que era el triunfo
común.

De esta necesidad colectiva, nació la Fiesta del Grano, es decir la
fiesta a Ceres. Debía celebrarse el ceremonial con motivo de la
distribución de los premios obtenidos. En su edición del 30 de
septiembre decía un diario de Santa Rosa, al hablar de la fiesta en
ciernes y refiriéndose a los agricultores premiados:

“Estos detalles que allá en la gran metrópoli argentina pasan
inapercibidos para la inmensa mayoría de sus habitantes, son para
nosotros los timbres de honor, los diplomas de nobleza, que han ganado
los pioneers del progreso pampeano con su labor, y la prueba palpable de
la fertilidad de la tierra generosa de esta región, que devuelve con
creces el fruto de la simiente arrojada con mano inteligente y robusta
en el surco labrado por los agricultores.”

La ironía era amarga pero tenía su fondo de verdad. Con este concepto
local sobre el propio valimiento, difundido en el territorio, la
consagración a la espiga próvida tenía que concentrar la voluntad de
todos los agricultores. Y el festival alcanzó todos los contornos de un
gran acontecimiento.

Fué dificultoso preliminar la tarea de establecer la persona del colono
campeón. La Bolsa de Buenos Aires designó una comisión de técnicos para
que identificara la procedencia del cereal premiado. Se sabía que
correspondía a colonos de Inés y Carlota, pero como los trigos de éstos,
en el transcurso de verificarse el certamen, habían sido vendidos, se
presentaron algunas dificultades para la investigación. Por fin se pudo
constatar que las muestras traídas de Buenos Aires, coincidían con las
muestras del trigo de Giordano, conservadas por su esposa, como si una
rara intuición, una previsión misteriosa, se hubiera anticipado al feliz
acontecimiento. Nos explicamos el triunfo sentimental de Ruth Moabita
espigando en la segada de Booz...

La distribución de los premios se realizó en acto público. Concurrieron
agricultores de todos los ámbitos del territorio. La ceremonia fué
auspiciosa y fraternal. Se estrecharon en vínculo afectivo los
cultivadores. Se laudó en cálidas manifestaciones la obra del progreso
puesta en marcha sobre los campos pampeanos. Aquello fué una tonificante
demostración de vitalidad, de energías, de labor. Se entonó un salmo a
Ceres. Y al loar el triunfo de la agricultura, se puso en alto el nombre
de la nación.


VOCABULARIO


=Calendal.= Calendario, almanaque.

=Ceres.= Diosa de las mieses o de la agricultura, en la mitología
greco-romana.

=Adoración.= Consagración.

=Perpetúa.= De “perpetuar”: hacer que una cosa dure eternamente o por lo
menos muchísimo tiempo.

=Labrantío.= El campo o tierra de labor.

=Holocausto.= En sentido figurado: en homenaje a alguien, en honor.

=Ánfora.= Vaso antiguo.

=Híbrido.= Aplícase al animal o vegetal procreado por dos individuos de
distinta especie.

=Fausto.= Feliz, digno de ser festejado.

=Mancomunado.= De “mancomunar”: unir varias personas en un esfuerzo común.

=Próvida.= Propicia, benévola.

=Constatar.= Verificar, comprobar.

=Intuición.= Presentimiento, percepción clara de un hecho futuro, como si
se tuviera ante la vista.

=Auspiciosa.= De buen agüero.

=Laudó.= Se alabó.

=Salmo.= Himno, canto.

=Loar.= Elogiar, celebrar.



LA JUSTICIA PAMPEANA Y EL PROBLEMA AGRARIO


Los problemas agrarios, cuya intensidad se significa con el movimiento
santafecino de 1913-14, tuvieron, como era de esperarse, su repercusión
en la Pampa. El procedimiento judicial, moldeado hasta hoy en la rutina
de nuestro sistema colonizador, se vió de pronto en la necesidad de
afrontar casos desconocidos para nuestra legislación. Por las
actuaciones del juzgado letrado en lo civil y comercial a cargo del
doctor T., podrán nuestros lectores apreciar la importancia del
procedimiento judicial en lo que tiene atingencia con los diversos
problemas agrarios planteados últimamente.

Sostiene el doctor T. que siendo la Pampa un territorio de irradiación
agrícola en donde vienen a converger las corrientes colonizadoras de
Buenos Aires y Santa Fe, nada más lógico que todos los problemas rurales
que se produzcan en estas provincias, tengan en la Pampa, su inmediata
repercusión. Así se explica que el movimiento agrario de Santa Fe, se
reprodujera de inmediato, aunque con menor intensidad, en este
territorio.

¿Cuál fué el origen de este movimiento? Plantearon el problema los
arrendamientos excesivos generalmente a base de intermediarios y en la
época ingrata de las malas cosechas.

Los agricultores, imposibilitados para satisfacer la locación y
temerosos de caer en el embargo, levantaban las cosechas
subrepticiamente, aprovechando la impunidad de la noche para trillar con
máquinas australianas. Por este medio lograban burlar la acción de los
arrendadores o propietarios, quienes, de improviso, se encontraban con
que no había una espiga en pie. Esta propaganda de levantamiento de
trigos, se intensificó en las zonas de Anguil, Uriburu, Quemú-Quemú,
Pico, Trenel e Ingeniero Luiggi.

Como la diferencia entre arrendadores y colonos no llevara miras de
solución, los propietarios se presentaron a los tribunales pidiendo
embargo sobre las cosechas de los chacareros. Se dió el caso de un solo
propietario que solicitó este procedimiento judicial simultáneamente
sobre cuatrocientos cincuenta chacareros.

Los agitadores sostenían que los contratos no eran de arrendamiento,
sino de sociedad. Para establecerse la demanda era menester dar
cumplimiento al impuesto de papel sellado. (Debemos advertir que hasta
hace poco tiempo no había en el territorio la costumbre de satisfacer el
impuesto al estampillado). En la necesidad de poner las cosas bajo el
imperio rígido de la ley, cada demanda planteada ante el juzgado, debía
irrogar a sus gestores, previamente a toda sustanciación, una suma de
2.100 pesos; es decir, 100 pesos por concepto impositivo del sellado; y
2.000, en carácter de multa (1.000 pesos corresponde a cada una de las
partes en litigio.)

Contra la tesis de los chacareros, los propietarios o arrendadores
sostenían que los contratos no eran de sociedad, sino de arrendamiento.

Ante esta disparidad entre los litigantes, el juzgado, que buscaba el
interés legítimo de ambas partes, no quería pronunciarse, supuesto que
se trataba de fenómenos nuevos en el territorio, no previstos hasta
ahora por el procedimiento.

La tendencia del juzgado, como se descubre, era arribar a una solución
equitativa. Es decir, suavizar el canon de los arrendamientos y al
propio tiempo que se satisfacieran con regularidad. Sin la oportunidad
para desarrollar de inmediato un procedimiento tranquilizador y
equitativo, mantiene, en consecuencia, una situación espectante, ya que
proceder de golpe con aquella avalancha de litigios, provocando un
desalojo a granel, hubiera sido plantear una situación violenta para el
territorio, casi una revolución.

He aquí su acción circunscripta alrededor de los siguientes objetivos:
1.º obtener la disminución razonable en los arrendamientos; 2.º pago
inmediato de los mismos; 3.º proporcionar a las partes la oportunidad,
con el nuevo contrato, de cumplir con la ley de sellos; 4.º evitar los
desalojos. Este fué, en suma, el programa lleno de cordura que se puso
en práctica para solucionar la mayoría de los casos.

Sin duda, antes de llegar a esta conclusión, hubo necesidad de proceder
ejecutivamente. Y cuando se observó que la demora en la sustanciación de
los juicios, daba pie a que los colonos levantasen las cosechas, el
juzgado resolvió los embargos sin ocuparse de la naturaleza del
contrato, formalizándose la acción judicial con el auxilio de la fuerza
pública y entregándose a los embargantes la parte proporcional del
arrendamiento. Este procedimiento severo pero legal, llevó la situación
a su quicio. La huelga--que tal fué aquel movimiento--quedó terminada
sin necesidad de pronunciarse desalojos.

¿Cuál fué la consecuencia de este temperamento judicial? La supresión
del intermediario, pues los dueños, de campo se dieron cuenta que los
intermediarios, que tenían en gran parte la culpa del movimiento,
zafaban su responsabilidad descargándose con los chacareros.

Tenemos, pues, que mientras en Santa Fe continuaron las agitaciones
agrarias, en la Pampa cesaron radicalmente. Y esto, sin duda, fué debido
a la acción de la justicia, que si no importaba un desiderátum, en lo
que concierne al usufructo directo de la tierra y a la subdivisión, fué
doctrinaria, de conciliación y de equidad.

Ahora bien: relacionando la jurisprudencia sentada por el juzgado con
los propósitos de orden económico, obtenidos por el procedimiento, se
buscaba las siguientes finalidades: 1.º no perder un solo grano de las
cosechas; 2.º obtener los precios más remuneradores.

Veamos el proceso de los cereales embargados. Un trigo, embargado en
planta, debía ser cosechado por el deudor, de acuerdo con el acreedor.
En caso de no tener el primero los elementos necesarios, lo cosecharía
el acreedor. Una vez cortado y trillado el cereal, se transportaría a
los galpones de la estación, a disposición del juzgado. Al pedido de
venta, se remitiría a plaza para que una casa cerealera, acreditada, le
diera salida. A este efecto, el juzgado dictaminó y la cámara confirmó,
de que fueran los precios de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, los
que servirían de patrón para las operaciones de venta. Con esta
disposición se obtuvieron dos cosas: levantamiento del grano a
conciencia y las mejores cotizaciones. En esta forma el cereal quedaba
perfectamente garantido.

Este procedimiento, empleado por el juez doctor T., puede justipreciarse
como una creación eminentemente pampeana, pues nuestras leyes de
procedimientos nada dicen sobre el particular.

Había interés nacional en que no se malograra la cosecha, y al obtenerse
buen precio, se facilitaba la transacción entre el acreedor y el deudor.

Frente a las prácticas antiguas, esta nueva doctrina judicial toma
verdadero realce. No es para nadie un misterio que anteriormente a este
procedimiento, jamás un trigo, embargado en pie, caía bajo la cuchilla
de la segadora. Se malograba sobre el predio, servía de forraje a las
bestias, o caía bajo la voracidad de las llamas, en la quemazón
intencional. El concreto, en favor del nuevo procedimiento judicial,
arroja la cantidad de 60.000 bolsas de trigo, embargadas al comienzo de
la guerra, trigo salvado por la práctica conciliatoria puesta en juego
por el juzgado entre propietarios y colonos. Repuntaron, como se
recordará, los precios. Y aquella cosecha, que se hubiera aventado, con
las prácticas viejas, rindió con creces para la transacción de
acreedores y deudores y hasta para los terceristas que suelen nacer como
hongos en estas oportunidades.

El “embargo voluntario”, es también otra creación pampeana que se
anticipó, sin duda, a la prenda agraria. Mediante un acta judicial el
acreedor entregaba al chacarero un crédito para levantar su cosecha,
dando a embargo el producto de su chacra y dándose por depositario. La
cosecha quedaba como garantía prendaria. Si el deudor pretendía engañar,
el acreedor pedía suplantación de depositario.

A raíz de la depreciación de la tierra, los grandes acaparadores para
lotes por mensualidades, tuvieron que rescindir contratos de
compraventa. Stroéder, por ejemplo, operaba en el agio, con simples
boletas. Los chacareros, compradores de buena fe y que habían pagado
gran parte de sus predios, se presentaron al juzgado cuando los
propietarios verdaderos de la tierra, engañados por los intermediarios,
trataron de compelerlos al desalojo. Esto era, evidentemente, injusto,
pues no sólo se trataba de desalojo, sino de desapropiación de las
cosechas. Tuvo, entonces, el juez que buscar el modo de no lesionar los
intereses ni de los propietarios, ni de los pobres chacareros que no
tenían culpa del crack y que se verían desposeídos del fruto de su
labor. Dentro de los recursos de la ley, el juzgado supo arbitrar el
tiempo necesario para que se produjera el ciclo de la recolección
agrícola.

Tal hubiera hecho aquel Magnaud de París que le cupo tan bien el
calificativo de “buen juez"...


VOCABULARIO


=Agrarios.= Propios del campo.

=Atingencia.= Relación.

=Irradiación.= De “irradiar”: difundir rayos de luz un cuerpo luminoso.
Está usado en sentido figurado.

=Locación.= Alquiler, arrendamiento.

=Embargo.= Retención por la justicia de los bienes de la persona contra
quien se reclama el pago de una deuda.

=Subrepticiamente.= A escondidas.

=Impunidad.= Falta de castigo.

=Planteada.= Entablada.

=Irrogar.= Causar, ocasionar.

=Sustanciación.= De “sustanciar”: poner una causa o un proceso judicial en
estado de sentencia.

=Litigio.= Pleito.

=Disparidad.= Diversidad, diferencia de opinión.

=Equitativo.= Justo.

=Espectante.= De espectar.

=Granel.= A barrer, en general.

=Quicio.= En sentido figurado: el estado anterior o normal.

=Usufructo.= Aprovechamiento.

=Jurisprudencia.= En derecho, se entiende por jurisprudencia sobre un
punto, el conjunto de resoluciones o sentencias concordantes entre sí,
que varios jueces han dictado, con relación a ese mismo punto.

=Remuneradores.= De “remunerar”: recompensar, premiar.

=Dictaminó.= Opinó, resolvió, sentenció.

=Justipreciarse.= Apreciarse, considerarse.

=Malograra.= De “malograrse”: perderse el fruto de alguna cosa; no
aprovecharla; frustrarse lo que se pretendía.

=Transacción.= Arreglo.

=Conciliatoria.= Lo que sirve para evitar pleitos, disputas o diferencias.

=Terceristas.= Intermediarios.

=Suplantación.= Sustitución.

=Depreciación.= Baja del precio, abaratamiento excesivo.

=Acaparadores.= De “acaparar”: hacerse uno solo dueño del total o de la
mayor parte de los campos de una región, o de determinados productos,
etc., con el objeto de revender a precios excesivos.

=Rescindir.= Anular.

=Agio.= Especulación, reventa.

=Compelerlos.= Obligarlos.

=Crack.= Voz inglesa que significa “crujido". Se usa para indicar una
repentina paralización de negocios acompañada con gran número de
quiebras y ruinas comerciales, que generalmente son las consecuencias de
especulaciones temerarias.

=Arbitrar.= Ingeniarse para el tiempo necesario.



LOS AGRONOMOS


Gran parte de nuestro viaje por la Pampa lo hemos realizado en compañía
de agrónomos de la Enseñanza Agrícola. Esta circunstancia nos ha dado
coyuntura para apreciar de cerca la obra de los técnicos y los
beneficios que reporta a la agricultura, cuando se desenvuelve en su
acción regular. Para que la labor de los agrónomos regionales sea
eficaz, debe ser de constante movilidad. Un territorio tan extenso como
éste, en donde los problemas agrícolas son tan múltiples, reclama una
consciente fiscalización técnica. La chacra experimental, puede llegar a
una eficiente contribución en lo que se refiere a seleccionamiento,
aclimatación y perfeccionamiento cultural de las sementeras. Pero esta
estación de prueba, cuyos resultados definitivos tendrá que demorar un
tiempo para incorporarse a la práctica regional, necesita de la obra
comprobativa de los agrónomos, cuya labor debe ser de difusión y de
consejo, sobre el surco, como quien dice, y no en la comodidad
burocrática de la oficina.

El agrónomo regional debe connaturalizarse profundamente con la zona
cuyos intereses ha de servir, vincularse al agricultor y seguir el
proceso de sus cultivos.

Siendo variadas las condiciones climatéricas y la calidad geológica de
los suelos en el territorio, se impone, sobre todas las cosas, la
observación objetiva del técnico. Hay una gran diferencia entre el norte
de la Pampa en donde las lluvias arrojan un promedio de 550 milímetros y
el centro y sureste, donde el pluviómetro marca de 250 a 400 y el oeste,
conceptuada zona seca con sus 250 milímetros escasos. La misma
constitución arenosa generalizada en toda la extensión de la Pampa,
tiene sus variantes fundamentales. Los terrenos recostados en la
frontera de Córdoba, son de arena gruesa con escasa proporción de
arcilla; tienen alguna diferencia los del lado de San Luis, livianos y
permeables. El análisis de Lavenir (Pablo), sobre suelos de la Pampa,
establece que en Bernasconi, Alvear, Trebolares, Larroudé, Macachín y
Santa Rosa el porcentaje no llega en ningún caso al 7 %; en Toay y
Trebolares, la tierra es más consistente con una proporción total de
arena de 82 a 97 y más, %. En general, es mediana la riqueza en
calcáreo, ázoe y humus. En cambio son ricas en ácido fosfórico y en
potasa.

Ante la diversidad de componentes químicos y geológicos que definen
zonas características, nada más eficaz para la buena enseñanza agrícola,
que el conocimiento experimental y la objetividad. El agrónomo regional
debe ser una cátedra ambulante, mentor y consejero, teórico y agricultor
a la vez. Nuestro viaje nos ha dado oportunidad para apreciar la
condición de esta labor. En cada pueblo donde se han detenido nuestros
coches, la acción científica ha podido experimentar sobre elementos
nuevos, dar orientaciones y enriquecer el caudal investigativo con la
experiencia de los cultivadores.

--Venga--le dicen al agrónomo, en comisión, de Quehué, los chacareros de
Unánue--a visitar nuestros trigos. Venga pronto... Han aparecido unas
manchas azules en las hojas, que nos tienen alarmados. ¿Qué será?

Hemos podido observar que en general, los agricultores de profesión,
creen estar muy por sobre los agrónomos, en la práctica de los cultivos.
Mientras los trigos se desarrollan sin novedad, con el verde uniforme y
magnífico, todo va bien. Discuten enfáticamente procedimientos de
cultivos y hasta suelen recibir con hosquedad las conferencias
didácticas. Su desconcierto es cuando algún azote patógeno sacude el
trigal. ¡Entonces sí que acuden al agrónomo, ante la amarga perspectiva
de malograr los afanes del año!

--La isoca me tiene mal, señor, muy mal... ¿qué debo hacer?

--Si los trigos están en condiciones de soportar--opinan algunos
agrónomos--páseles la rastra y el rodillo. Y sea previsor para el año
que viene: surque el linde del campo. Aisle la isoca, que la isoca es
cobarde para cruzar al sol. Esto, como medida previa. Pero lo
fundamental es conocer “de visu” el terreno donde se ha desarrollado la
plaga. Un papal, por ejemplo, sufre la isoca, por invasión del predio
vecino, porque está mal trabajada la tierra, o el estiércol no ha sido
usado en condiciones de descomposición, como es lo pertinente. Es un
caso de clínica que reclama la objetividad del agrónomo sobre todos los
consejos.

Un campesino de Macachín nos confiesa su simpática aventura;

--¿Sabe que me he metido a ensayar los silos de alfalfa? Leí un artículo
en una revista norteamericana y ¡qué diablos! para probar...

--¿Y?

--De todo. El forraje de los dos que hice fué cortado en la misma época.
A ambos los acondicioné en igual forma. Uno de ellos me dió un resultado
espléndido; pero el otro fué un fracaso. Fermentó en seguida y apareció
el pasto todo manchado, amarilloso, fétido.

--¿Lo cubriría mal, tal vez?

--No señor. Tuve igual precaución para los dos. Y, a medida que iba
insumiéndose el foso, me cuidé muy bien de ir revocando las
agrietaduras, cosa que no entrara el aire.

--Habrá estado la alfalfa de alguno más humedecida.

--Quizás haya sido eso...

Y a renglón seguido de este dialogo, viene la explicación oportuna, cosa
de que no se malogren los silos nuevos de este valiente ensayador.

En una estación de la línea Toay-Bahía Blanca, sube a los coches
agronómicos, un guarda del ferrocarril. El también tiene un rosal en su
casita. Es hombre de buen gusto y no puede ver que los pulgones le
arruinen el “crédito de su jardín, que da unas rosas como si fueran de
porcelana". Se le receta la acreolina al 2% o una emulsión jabonosa, a
base de kerosene. Y el hombre--¡qué decimos! el poeta--jubiloso, como
que lleva la salud a su pensil, busca con ingenuidad en su bolsillo, un
peso para satisfacer la consulta...

En Macachín, una planta adventicia, simpática en apariencia, se ha
metido como Juan por su casa, en los alfalfares. Cualquier ganadero
pone semblante torvo ante esta intrusa que no tiene traza de pertenecer
al comadraje de la vecindad, definido ya en la nomenclatura campesina.
¿Qué será? ¿Qué no será? ¿De dónde vino? ¿La comerán las vacas? ¿Será
indigesta, purgativa, venenosa? En nuestra presencia, la recoge el
agrónomo. El tampoco la conoce. Pero ya le dirá la clasificación
científica, a qué gentuza pertenece esta cizaña que viene a romper la
armonía del prado.

[Illustration]

El aula y el museo ambulantes, en que viajan los agrónomos, constituyen
foco de atracción, no sólo de colonos, sino también de estudiosos y
observadores y especialmente del mundo escolar. Sentimos vivo placer en
Rivera (provincia de Buenos Aires), en donde aguardamos el enganche en
el tren que va a Catriló, presenciando la lección que un judío ruso da a
su hijo--rapazuelo inteligente, rubio y bronceado--en el coche museo.

--Este--le dice, enseñándole un frasco--es una mais mogocho que rguinde
mucho... Aquí tienes una rgama de pagaiso en donde se ha apodegado la
cochinilla (aspidiotus hederae).

Hay quinteros con veinte o treinta años en el país, que se han encerrado
en la rutina. Duro es machacar sobre estos espíritus, blindados a todo
modernismo, imbuídos de buena fe en su primitividad virgiliana. ¡Y
cuidado de contradecirles si han ingertado un brote diminuto sobre
robusto y desproporcionado patrón o han podado románticamente un manzano
lleno de fronda!

No siempre son ásperos y rudos los agricultores que nos trae la marejada
inmigratoria. Cuando el agrónomo se familiariza con ellos y sabe
atenderlos en sus cuitas, le toman afecto. Para los colonos, un agrónomo
bueno, suele ser una figura paternal, una especie de segunda
providencia. En los focos de colonización judía, sus agricultores,
reacios y calculistas a menudo, suelen tener su afecto sencillo para el
profesional. Los de Quehué, por ejemplo, llaman bondadosamente al
agrónomo distribuidor de semilla “el gromo de nosotros”; “la groma” a la
esposa; a sus niños los “gromitos".

En lo que el agrónomo no debe descansar es en su prédica sobre la
civilización y afianzamiento de los médanos, problema que tiende a
desaparecer en la Pampa. A menudo hemos visto despuntar sobre los
trigales florecidos la cresta pelada de un médano, en salvaje desafío,
como una ampolla purulenta sobre la lozana salud de los campos.

--¡Pero amigo!...--se le dice al colono locador o propietario, con
cierta irónica gravedad.--Dome ese medanito...

--Le parece... ¡Si es más bravo! Ya planté unos álamos, pero han
desaparecido.

--Es claro. Si no lo repara, es tiempo perdido. Evite que entren los
animales a removerlo. Métale un alambrecito con un hilo de púa, nomás; y
después, ponga estacas de álamo de Italia o siembre centeno. A la vuelta
de dos años no hay médano...

No siempre enseñan los agrónomos. Suelen aprender en la práctica de los
viajes: De contínuo se encuentran con verdaderas sorpresas. Quien ha
ensayado un forraje de Minesotta o Normandía; quien emplea un
procedimiento especial para la desinfección de sus frutales, con
resultados halagüeños; quien ha introducido una planta exótica para
cerco vivo, que compite con ventaja sobre las tuyas, el tamarisco, la
tuna y la cinacina.

Un italiano de la vecindad de Trenque Lauquen, que corresponde
geográficamente a la zona de Catriló, nos enseña su cerco de oliveto, un
arbusto excepcional para reparos vivos.

--Por aquí no entran ni los pájaros--nos dice con cierta vanidad por
este descubrimiento que pone su fanegada a resguardo del medanito
lindero.

--¿Conoce los sorgos de Jerusalem?--interroga al agrónomo, un agricultor
ruso de Doblas.--Pues me están dando excelente resultado. Yo creo que es
lo que conviene para el oeste de la Pampa.

En la chacra experimental de Guatraché, nos dan pésimos informes sobre
el eucaliptus resinífero, como inadaptable al ambiente; sin embargo, en
la estación Rivera (Buenos Aires), zona análoga, hemos podido admirar
florecientes ejemplares de esta especie.

Todas estas apuntaciones han venido a robustecer nuestro juicio sobre
los agrónomos regionales. Mientras su acción se circunscriba a la labor
oficinesca, a base de meteorología, de notas al ministerio y
correspondencia epistolar, con los pocos chacareros que consultan, lejos
de la observación y el experimento, todo sacrificio del Estado para
mantener este dispendioso organismo de la enseñanza agrícola será
estéril. Es muy sencillo aconsejar a los labriegos de la Pampa:
“siembren trigo” ya que la necesidad del duro pan ha modificado el
consejo de nuestro Guido Spano, cuando desde aquel remoto empleo
agrícola que le deparó el destino, decía a los chacareros: “planten
rosales, señores, muchos rosales, para dulcificar la vida"...

Pero no es ésta la misión fundamental de los agrónomos. Su obra debe ser
práctica, experimental, objetiva. Debe ser maestro de agricultores,
junto al arado, bajo el sol, en la cosecha, en la parva, en el troje; en
los árboles de la huerta y en el alfalfar; frente a la plaga rebelde y
en el ensayo de la máquina; en el consejo y en el aplauso estimulador.
Debe en fin, no sólo ser buen agrónomo, sino buen agricultor, cosa de
borrar en el espíritu de los hombres de campo el concepto de
diletantismo con que la experiencia rural estigmatiza casi siempre, y
por mera retractación campesina, todo lo que es didáctico o facultativo.
Debe, en una palabra, ser autoridad.


VOCABULARIO


=Coyuntura.= Ocasión.

=Connaturalizarse.= Amoldarse a las condiciones del medio.

=Pluviómetro.= Sencillo aparato que sirve para medir la cantidad de agua
de lluvia que cae.

=Permeables.= Que son atravesados por el agua.

=Porcentaje.= Tanto por ciento.

=Calcáreo.= Sustancias en cuya composición entra el calcio.

=Azoe.= Nitrógeno.

=Humus.= Tierra negra en cuya composición hay gran cantidad de restos
orgánicos.

=Enfáticamente.= Con énfasis, con entonación especial.

=Didácticas.= Metódicas, que enseñan.

=Patógeno.= Lo que ocasiona enfermedades.

=De visu.= Expresión latina: con la vista, de vista.

=Pensil.= Jardín.

=Torvo.= Hosco, ceñudo.

=Adventicia.= Que sobreviene o aparece sin haberse cultivado.

=Nomenclatura.= Enumeración.

=Blindados.= En sentido figurado: cerrados.

=Injertado.= De “ingestar".

=Brote.= Yema, botón o renuevo de cepas o árboles.

=Calculistas.= Que calculan.

=Ampolla purulenta.= Ampolla con pus.

=Locador.= Arrendatario.

=Fanegada.= Terreno pequeño.

=Sorgos.= Gramínea originaria de la India.

=Diletantismo.= Afición, entretenimiento.

=Estigmatiza.= Desdora, rebaja, afrenta.

=Retracción.= Reserva, desconfianza.

=Patrón.= La rama o el tronco sobre los que se practica el injerto.

=Fronda.= Hojas, follaje.

=Marejada.= Marea, movimiento de las olas del mar. Está en sentido
figurado.

=Quehué.= (Voz araucana). Esta es la etimología más aceptada, aunque
parezca rara: que (hígado); hué (nuevo).



NIÑOS Y ESCUELAS


El proceso escolar que viene desenvolviéndose en la Pampa, no se puede
concebir sino sobre la base de la evolución agrícola. Es un problema
sociológico que sólo el tiempo podrá resolver. País de inmigración por
excelencia, mientras el consorcio de los pueblos sea en su seno una
amalgama y no una fusión, mientras el entrevero no haya fijado en
definitiva el tipo pampeano--que será sin duda, de tez morena y ojos
claros--mientras un régimen social no concierte los fundamentos básicos
de la colectividad y se codeen a la ventura, razas, lenguas y
religiones, no pasarán de ensayos precarios las tentativas de
armonización, de étnica fundamental. Pero como quiera que es mucho pedir
la sustanciación de este proceso, no abreviado en América ni con la
civilización vertiginosa de los Estados Unidos, tomemos la Pampa tal
como se presenta en su florescencia virginal, mientras se asientan en su
seno los pueblos inmigrantes, y los factores tiempo, ambiente,
convivencia y legislación se encargan de plasmar su arquetipo.

Lo que no admite discusión es que el proceso evolutivo se ha comenzado
ya, a raíz de los primeros cimientos. La generación pampeana de hoy, que
recibe los beneficios de la enseñanza pública, es decir, el primer
germen de la vitalidad autóctona del territorio, se significa en un
sello propio de inteligencia y sagacidad. La explicación de esta premisa
está en el dominio de la psicología elemental. Todo pueblo migrador es
inteligente. Los pueblos estacionarios, incapaces de difundirse por el
orbe, son por lo común, retrógrados. Sólo el indolente o el chato, se
muere de viejo en su fanegada del valle, sin alzar la cabeza por sobre
la montaña para mirar el horizonte azul donde se extiende el porvenir.
Un hombre pobre, ruso o español, italiano o inglés, que cruza con su
familia el mar, en viaje a lo desconocido, buscando un horizonte para
labrar fortuna, es una fuerza, es un carácter. Y de esta clase de
hombres está poblada la Pampa, esa gran Pampa, que consagra hoy el
vaticinio augural de ser “nuestro más pingüe patrimonio". Y si esta es
la simiente esparcida por todo el haz del territorio ¿cuáles serán los
frutos que cosechará el porvenir? Ya se diseñan; ya los encontramos por
los campos en las faenas rurales, en la brega ardorosa; ya los sentimos
en el trajín de los negocios y en el dominio esforzado de la tierra sin
mancilla; ya los vemos--bravos mocetones--en los predios civilizados de
la colonia y en la cabaña--técnicos y no rutinarios, agricultores y no
labriegos.--Pero donde el espectáculo de esta naciente uniformidad se
presenta augural y tonificante por el sello inconfundible de su
argentinismo promisorio, es en las aulas de la escuela nacional.
Aquellos niños rubios o morenos, de ojos azules o castaños, hijos de
españoles o italianos, alemanes o rusos, católicos, protestantes o
judíos, pampeanos todos, se unifican al pasar por el crisol de la
escuela. ¡Y qué almácigo! La semilla, fecundizada por el trabajo,
eclosiona en la brava progenie en cuyas manos y en cuya inteligencia la
constitución nacional confiará el porvenir de una de las primeras
provincias argentinas.

La colonización de la Pampa se ha venido produciendo en forma análoga
aunque superior a la de Estados Unidos. Aquí está el “Far West”
argentino en vías de moldear sus improvisaciones y manifestarse en la
mayoridad otorgada por las fuerzas vivas que se desenvuelven en su seno.
Ha alcanzado una etapa en su desarrollo; y si hasta ayer libró sus
energías a la ruda labor de la tierra, comienza hoy a sentir
preocupaciones de carácter institucional y político, síntoma elocuente
de que acaba de terminar el proceso vegetativo de su organización, y
siente, como el árbol, la necesidad de florecer y fructificar. Su
población no es ya el componente del híbrido, segregado de todas las
latitudes, incapaz de la convivencia redentora por la acción del
trabajo. El sedimento que nos trajo Europa en su marejada, a semejanza
del desborde de los grandes ríos, ha dejado su barro fertilizante en las
campiñas, y es azul en los linos, oro en las mieses y verdura en los
alfalfares. Y ninguna población más valerosa que este pueblo colonizador
que acaba de asegurar su estacionamiento definitivo en el territorio. El
agricultor pampeano no tiene reatos para sus cultivos. Se extiende con
energía y con abundancia, en la seguridad que ha de conseguir su
independencia económica. Si persevera y salva su situación, se
enriquece; si fracasa no se siente vencido ni se acobarda. El horizonte
se abre como una providencia a su brazo y a su iniciativa. Y como la
ayuda oficial fué siempre relativa--precaria a veces--hay un orgullo
ingénito, trabajo personal, a la obra privada de cada colono. Y como el
territorio es tan grande, tan generoso, tan pródigo en tierras de
panllevar, si la suerte es avara en un sitio, se recurre a otro. Basta
esta ligera semblanza para orientar el juicio sobre el temperamento de
la masa escolar, retoño de buscavidas y base de una raza armoniosa, que
ha de manifestarse en el porvenir con estas cualidades máximas: valor,
inteligencia, sagacidad.

En nuestro viaje de estudio a través del territorio, hemos visitado
numerosas escuelas, comprobando la existencia de estos elementos básicos
que definen los prodromos de un pueblo homogéneo, a pesar de la
diversidad de sus componentes. En todas partes hemos encontrado niños
decididos, inteligentes, cuidadosos; audaces y no gazmoños; activos y no
escurridizos ni negligentes. Y este patrón del mundo infantil es
universal en el territorio. Lo hemos comprobado en la observación y el
ejemplo. Un distinguido hombre público que visita una escuela infantil,
elije al azar, entre los educandos de una clase inferior, un niño.

--Escriba en el pizarrón esta frase--le dice.

Y le dicta:

“La Pampa, por la bondad de su clima y la feracidad de su suelo, está
llamada a ser una de las primeras provincias argentinas.”

El niño, sin vacilar, escribe de corrido. Al llegar a la palabra
“feracidad”, se detiene. Recuerda de un tirón la frase, pero no ha
colegido bien la vocalización de esta palabra. Es listo, pero teme el
error, por propia emulación de sus camaradas, por orgullo instintivo.
El mentor, que penetra la lucha interna del rapazuelo, se apresura a
repetir la frase, puntualizando los sonidos de la palabra “feracidad”,
desconocida para el alumno. Y basta el detalle para salvar el obstáculo
hasta el final, sin un error.

--¿Y por qué será la Pampa una de las primeras provincias
argentinas?--interroga a la clase el improvisado preceptor.

--Porque la Pampa tiene que ser provincia--responde sin discrepancia el
concurso infantil.

Entrar en detalles sería inoficioso. Saben los niños que “ser provincia”
es más que “ser territorio”; y ellos, que son argentinos, como los demás
hijos de la nación, no pueden admitir que aquel “gran territorio” no
pueda “ser provincia". Es una lógica de hierro.

Ejemplos parecidos a este que dan medida del espíritu abierto de la masa
infantil, hemos podido observar en toda ocasión y en todo lugar. El
sentimiento suele tener a flor de labio la expresión despectiva de “la
Pampa siempre es la Pampa"--por desconocimiento craso de este territorio
y de la levadura que se amasa en su seno--debía sentir la arrogante
respuesta franca y honda, de sus niños, cuando se les interroga sobre el
lugar de su nacimiento: “¡soy pampeano, señor!"--con todo el orgullo de
un hijo de la república de los Gracos: “ciudadano de Roma"...

Y nada de extraño tiene esta característica, que semblantea las aristas
firmes de este pueblo. Los niños de la Pampa no sólo son localistas por
atavismo, por ambiente y hasta por necesidad, si se quiere, si no
también por instrucción. La escuela normal de Santa Rosa que constituye
el organismo educacional más completo del territorio, da su cosecha
anual de maestros, pampeanos todos, y que se diseminan por la Pampa a
cumplir su apostolado. Nada más lógico que este granero magisterial,
lleve su amorosa semilla a todos los ámbitos del terruño e inicie a sus
niños en el afecto nativo, capaz de ser más grande cuanto más alejado se
ve al territorio del concierto fraternal dentro de los destinos de la
nación.

La escuela normal se fundó en 1909, el 28 de junio, con carácter de
escuela rural, con dos cursos. En 1914, bajo la administración del
consejo nacional, se completó con cuatro cursos. Este establecimiento ha
dado maestros rurales en 1910, 11, 12 y 13. El año 1914, que
correspondió a la reforma, no diplomó. En 1915 y 1916 dió los primeros
maestros normales. De entonces a la fecha, han egresado numerosos
maestros. El primer grupo fué de 5; el segundo de 10. El año
anterior--1917--se han recibido 18. A estos resultados hay que agregar
los maestros rurales del comienzo. El personal docente fundador de la
escuela, estuvo constituído por profesores normales para los cursos
superiores y maestros para los grados de aplicación.... Actualmente, en
el personal hay dos médicos, dos abogados, un doctor en filosofía y
letras, profesores normales, profesores de enseñanza secundaria y
algunos maestros normales. Del sexo de los maestros normales que se
forman en esta escuela, un 90 por ciento corresponde al femenino. En los
cursos de aplicación están equilibrados.

El colegio nacional, que está llamado a desempeñar un papel
importantísimo en el territorio como base de cultura profesional, ha
comenzado recién su primer curso. Su primer aula se ha llenado de
educandos. Este año se tonificará con nuevos elementos que han salvado
su instrucción preliminar. Debemos hacer notar que había un poco de
pesimismo a raíz de la fundación de este establecimiento. Este ambiente
de resistencia, se afirmaba en el precedente de otras localidades. En la
mayor parte de las capitales de provincia, al inaugurarse sus colegios
nacionales, rara vez se pudo ordenar de inmediato el funcionamiento de
su primer curso, dado la escasez de educandos. El colegio nacional de
Santa Rosa resultó una revelación en tal sentido, pues su registro de
matrículas cubrió con creces el número requerido para comenzar las
clases con regularidad.

En el territorio de la Pampa hay más de 100 escuelas de carácter y
dependencia nacional. El personal de todas, sin excepción, es diplomado.
Los maestros están equiparados a los de la capital federal, con sueldos
correspondientes a las categorías 1.ª, 2.ª y 3.ª: 240, 216 y 190 pesos,
respectivamente. Es decir que tienen haberes más remunerativos que los
de las escuelas Láinez. Una característica que hemos podido comprobar,
es que el personal docente de las escuelas es homogéneo. Hasta el seno
de la escuela no ha llegado aún la influencia política, lo que no puede
decirse de la mayor parte de las provincias. Los establecimientos de
educación tienen carácter idéntico a los de la provincia de Buenos
Aires, y es común encontrar escuelas con personal preparadísimo y en
donde la enseñanza sigue el camino progresivo de las mejores
iniciativas. No faltan los edificios de primer orden como el de la
escuela elemental de Santa Rosa, donde se han llenado cumplidamente las
necesidades de la pedagogía moderna; ni edificios primorosos como la
escuela de Santa Aurelia, en Pico; ni establecimientos donde al buen
local y mejor enseñanza, se une una otra segunda escuela de la palabra
escrita--el periódico infantil--como ocurre en la urbana de Jacinto
Arauz.

La acción privada, contribuye por otra parte, muy eficazmente a la
cultura del mundo infantil. Son numerosos los establecimientos
particulares distribuídos en los principales núcleos de población. Pero
como tipo-modelos, ahí están las escuelas salesianas con asiento en
diversas poblaciones y en donde una numerosa masa escolar recibe
instrucción sana y fecunda. La escuela salesiana de General Acha, que
hemos tenido oportunidad de visitar, es un establecimiento de primer
orden y nos hacemos un deber en aseverarlo, desposeídos de todo
prejuicio.

No hemos de entrar en mayores detalles sobre la instrucción pública en
el territorio. La organización completa del organismo escolar llenará
los claros paulatinamente. Lo importante, lo inmediato y que corresponde
al campo de la sociología, es saber que en la entraña de este gran
territorio, se está fundiendo una raza nueva que será, tal vez, la más
definida de todas en nuestras provincias. Y si por sus contornos
generales encontramos que el entrevero moldea y uniforma su étnica
especial, no hay razón para pensar que el pueblo que sabe organizarse
por sí mismo no esté capacitado para gobernarse por sí mismo dentro de
las mayores franquicias de la constitución.


VOCABULARIO


=Evolución.= Desarrollo gradual de una cosa.

=Sociológico.= Perteneciente a la sociología.

=Consorcio.= Unión.

=Amalgama.= Mezclas del mercurio con los metales, formándose nuevos
cuerpos. Está usada en sentido figurado.

=Fusión.= Efecto de fundir o fundirse. En el sentido del texto significa
la unión íntima de gentes de distintas razas.

=Entrevero.= Mezcla.

=Vertiginosa.= Tan rápida que produce vértigo.

=Plasmar.= Formar.

=Arquetipo.= Modelo.

=Sagacidad.= Astucia y prudencia de ciertas personas, que les permiten
darse cuenta rápida de las cosas y aun preverlas antes de que ocurran.

=Premisa.= Afirmación.

=Orbe.= El mundo.

=Chato.= De cortos alcances y sin energía.

=Fanegada.= Chacra pequeña.

=Vaticinio.= Profecía.

=Haz.= Conjunto.

=Diseñan.= (Ya se). Ya se advierten.

=Brega.= Lucha.

=Trajín.= Actividad.

=Promisorio.= Que es una promesa.

=Crisol.= Vasija que resiste mucho la acción del fuego y que sirve para
fundir los metales, el vidrio, etc. Está en sentido figurado.

=Eclosiona.= Revienta, brota, aparece, se muestra.

=Progenie.= Prole, descendencia, los hijos.

=Etapa.= Grado.

=Fructificar.= Dar fruto.

=Segregado.= Separado.

=Redentora.= Que redime.

=Sedimento.= Residuo, sobrante.



LA PAMPA MODERNA


Tal es la Pampa de hoy, bajo las diversas aristas de su fisonomía, como
la concibe nuestra semblanza honesta y augural. Y seamos francos: ¿la
sabía de tal magnitud el país? Es posible que no. Impregnados estamos
del prejuicio porteño sobre esta “factoría” territorial, para que
caigamos en la ingenuidad de creer que no tiene mucho de paradojal ese
conocimiento de la Pampa. En las deficiencias de la enseñanza está, sin
duda, el fundamento de este pecado original. Ningún educando concibe el
territorio pampeano--para su clase de composición--si no como “esa
llanura extendida, inmenso piélago verde”, con el gaucho legendario y el
ombú. Son los errores del romance vulgarizados en la escuela por el
criollismo invertebrado que se revuelca todavía entre las cenizas del
fogón. Son resabios de maestros indolentes, pegados al fabulario de los
payadores, más que al proceso de la geografía política del país. ¡Ni la
eterna llanura, ni gauchos, ni ombúes! Entre los campos ondulados,
grávidos de cereales y teñidos en verde de alfalfar, zigzaguean los
caminos dóciles y decisivos. Ya el coturno de la bota de potro se borró
entre las arenas frágiles del médano, al paso del ramplón tachuelado del
gringo. Hasta allí no alcanzó la sombra bienhechora y egoísta del ombú
“sin dar al rancho madera, ni al fuego una astilla dar". Son caldenes
los soberanos de la selva pampeana, contra cuyos troncos seculares se
afila la herramienta talar, abriendo predios vírgenes a Céres y la
pradería artificial.

Sobre la base de estos errores que competen a la geografía elemental y
que--pese al optimismo declamatorio--siguen difundiéndose en los
establecimientos de enseñanza, gravita el desorientado preconcepto que
se tiene del territorio. Pero no es solo el error de “bona fide” el que
ha dado cauce al juicio irrazonado sobre las características generales
de la Pampa y su grandioso porvenir. Hay otros factores especiosos que
tientan con malicia mantener el concepto insustancial que se tiene
formado de la Pampa, de manera de no descorrer el velo de esta recóndita
virginidad, fuente poderosa de riqueza y de vigor.

Contiene este libro el aporte veraz y desapasionado que necesita el país
para orientar su juicio sobre la Pampa. Pero si la objetividad con que
han sido recogidas estas informaciones y la honradez periodística que
prestigia sus capítulos, no tradujeran con suficiente elocuencia el
grado de progreso alcanzado por este gran territorio, completaríamos la
nota personal con las revelaciones de la estadística. Así, en guarismos
globales, diríamos al país que la Pampa según la información del censo
de 1912 excede en población de 108.000 habitantes, sobre una extensión
de 14.000.000 de hectáreas de tierras aptas para toda clase de cultivos
y explotaciones ganaderas; que la agricultura ha extendido sus
sementeras en una superficie no menor de 2.000.000 de hectáreas,
mientras la industria pecuaria, con el prestigio de la tecnificación
reclamada por la ciencia moderna, abarca todo el resto del territorio,
desde las notables invernadas de Pico hasta las márgenes del Colorado y
los campos ovejeros de la Copelina; que los ferrocarriles han irradiado
su sistema colonizador en líneas y ramales cuya longitud marca una
extensión superior a 1.700 kilómetros, lo que excede en mucho a la mayor
parte de las provincias argentinas, salvo Buenos Aires, Córdoba y Santa
Fe; que posee más de cien escuelas nacionales, colegio nacional y
escuela normal y veinte y cinco publicaciones periódicas entre diarios,
hebdomadarios y revistas; que alienta la vida institucional de veinte
comunas constituídas y otro número igual de pueblos que aguardan las
revelaciones del censo para incorporarse al organismo municipal. Y a
esta demostración de potencialidad, material y moral, que informa de un
organismo poderoso vitalizado por las grandes industrias, hay que
agregar la fuerza económica del acervo privado que excede de los 300
millones y su contribución impositiva al fisco nacional muy vecina a los
5 millones de pesos.

Corto se ha quedado el panegírico de los pampeanistas al buscar, para el
proceso evolutivo, de este territorio el simil de las tierras
estadounidenses que complementaron y aureolaron con su incorporación a
los trece estados fundadores, la bandera constelada del Norte.
Reclamamos para la Pampa la originalidad de un Estado absolutamente
nuevo y sin precedentes en las demás naciones del orbe. Ya lo hemos
dicho al comienzo de este libro: la Pampa no ha tenido adolescencia.
Después de la desposesión al aborigen--ayer nomás--ha quedado
incorporada de hecho a la cultura nacional, sin ese interregno
semi-bárbaro que caracterizó las tierras nuevas de los Estados Unidos.
El problema del indio cayó en liquidación con la campaña al desierto que
constituye el episodio interno más notable en la vida militar del país.
Y si aún se sostiene la fantasía selvática del Chaco, nada de extraño
sería, que poniendo en evidencia las razones de este pseudo-problema, se
encontrara en nuestro norte lejano el pretexto de una gimnasia militar
para computar servicios y ganar presillas, a título de movilizar la
institución armada de suyo burocrática en nuestro país, para
tranquilidad y grandeza de la República...

Nosotros no tenemos ni el problema del indio, ni menos “the black
problem” que es una pesadilla para los Estados Unidos.

Ningún territorio de la Unión, al incorporarse como Estado autónomo
alcanzaba a la densidad demográfica de nuestra Pampa. Ni Ohio, ni
Mississipí, ni Illinois, ni Missouri, ni Michigan, ni Florida, ni Iowa,
ni Oregón, pudieron alcanzar esta cifra elocuente de 108.000 habitantes
con que podemos presentar a la Pampa en su justo anhelo de
provincialización. Todos aquellos Estados, con extensiones territoriales
iguales o mayores que la Pampa, oscilaban parcialmente, en población de
45 a 80.000 habitantes. Solo Kansas, al operarse su transición política
de territorio a Estado, tenía una población igual que la Pampa. Y
Montana, que ocupa su sitio en el concierto federal en 1889, arroja una
población de 130.000 habitantes pero sobre un territorio tres veces
superior que la Pampa.

No puede haber parangón posible entre el caso argentino y el
norteamericano. Aquellos Estados se incorporan a la constelación por una
apremiosa necesidad política, frente al problema separatista que era
fundamental. Nuestra Pampa debe incorporarse espontáneamente por obra y
gracia de la civilización. Su sistema cultural ha sido más completo que
el de los territorios unionistas del oeste. Aquí, operada la conquista
indiana, el progreso orgánico abrió con su cultura, el ciclo franco de
la colonización, sin las escenas de aquella California desalmada de los
buscadores, ni la justicia típica del “far west” con el código de Lynch
y los desbordes de la chusma incivil.

Balanceadas en el transcurso de este libro las fuerzas vivas del
territorio, fluye de una manera evidente la necesidad de elevar la
categoría institucional de la Pampa, bajo el concepto federativo de
nuestra carta fundamental y de acuerdo con el desarrollo de sus fuerzas
productivas, su vitalidad económica y su densidad de población. Sobre la
base de la constitución, la ley territorial número 1532, en su artículo
4.º, estatuye en forma clara y terminante que “cuando la población de
una gobernación alcance a sesenta mil habitantes, constatados por el
censo general y los censos suplementarios sucesivos, tendrá derecho para
ser declarada provincia argentina". Tal es la situación de la Pampa.
Todo esfuerzo para violentar ese derecho legítimamente conquistado,
sería atentatorio para la civilización y regresivo para la ley.


VOCABULARIO


=Impregnados.= Llenos, convencidos.

=Prejuicio.= El juicio que se forma sobre una cosa sin conocerla.

=Factoría.= Establecimiento exclusivamente comercial.

=Paradojal.= De “paradoja”: aserción falsa que se presenta con aspecto de
verdadera.

=Invertebrado.= Que no tiene columna vertebral. Está en sentido figurado.

=Fogón.= El fuego que en el campo se enciende para preparar las comidas.

=Fabulario.= Conjunto o colección de fábulas.

=Zigzaguean.= Que hacen zigzag, es decir, camino quebrado.

=Coturno.= Especie de calzado usado por los griegos y los romanos.

=Ramplón.= Grosero, inculto, vulgar. Calzado tosco, de suela muy gruesa y
ancha.

=Tachuelado.= Claveteado con tachuelas.

=Seculares.= Con siglos de vida.

=Preconcepto.= Juicio sobre una cosa antes de conocerla.

=Bonafide.= Expresión latina: de buena fe.

=Factores.= Elementos.

=Recóndita.= Escondida.

=Veraz.= Verdadero, que dice la verdad.

=Guarismos globales.= La cantidad, expresada en números redondos, que
indica la suma de varias más pequeñas.

=Hebdomadarios.= Semanario, o semanal.

=Acervo.= Riqueza, capital, fortuna.

=Panegírico.= Elogio.

=Interregno.= Un espacio de tiempo.

=Pseudo-problema.= Problema que sólo lo es en apariencia.

="The black problem".= En inglés: el problema negro. Pronúnciase: di blac
problem.

=Parangón.= Comparación.

=Separatista.= Partidario de la separación.

=Unionista.= De la “Unión”, nombre abreviado que suele darse a los Estados
Unidos.

=Estatuye.= Dispone, ordena.

=Gringo.= Muchos autores se ocupan del origen de esta palabra. Hay quienes
aseguran que esta expresión tiene su origen en una canción triste que
entonaban los prisioneros ingleses, hechos durante las invasiones de
principios del siglo pasado. Estos prisioneros, cuando al caer la tarde
regresaban de Quilmes a Buenos Aires, después de las labores a que
habían sido confinados, cantaban en coro una canción cuyo motivo
principal de letrilla sonaba eufónicamente a los criollos con esta
expresión: “gringo".--Se hizo popular entonces, la manifestación de “ahí
vienen los gringos". Pero esto es absolutamente hipotético. Hemos podido
observar que en Chile, Bolivia, Perú, etc., que ni de reflejo han
recogido este modismo, se usa la palabra “gringo” para designar al
extranjero; sea alemán, inglés, italiano, etc. Para nosotros, la palabra
“gringo” viene de “grincu”, expresión araucana que significa extranjero.
Nada más evidente y claro.

=Cumilao.= Nombre de capitanejo indígena.

=Curacó...= Agua de la piedra.

=Mapuches.= Mapú (tierra); che (gente).

=Nahuel-Huapí.= Terreno del tigre.

=Neuquén.= Río grande y correntoso en esta parte.

=Puelén.= Valle profundo.



HACIA LA PROVINCIALIZACION


Planteado el problema de la provincialización pampeana, nada de extraño
fué que el retardatarismo sacudiera su molicie para contrarrestar el
avance de la idea nueva. Para la vieja feudalidad, esta autonomía
gubernativa significaba una revisación de valores materiales que pondría
en evidencia el máximo de las ganancias sobre la base del mínimo de las
contribuciones fiscales. De ahí que el latifundista indolente, que vive
del terrazgo, sobre canon no siempre libérrimo, goza de la vida muelle
de la metrópoli y conoce la Pampa por las tranqueras de su heredad,
buscara en la operación “outrance”, recursos ni muy expeditivos, ni muy
convincentes para constreñir y desviar la opinión del país. Pero no se
necesita mucho esfuerzo para especificar la estratagema. Los campos de
la Pampa, cuya valuación territorial, no ha sufrido aparentemente
modificaciones fundamentales desde muchos años hasta hoy, gravarían por
cierto, su contribución de acuerdo con su valorización. Y esto es, en
suma, lo que no desean los terratenientes, para quienes el usufructo del
predio está en la locación parcelaria, fuente cómoda de sus más seguros
ingresos. Es sospechosa, a fe, la discrepancia de opiniones entre el
potentado tenedor porteño y el propietario pampeano, laborador sobre el
surco o el gramillal, de sus dos, tres o cinco mil hectáreas, en defensa
cada cual del interés privado. El terrateniente, que tiene una tasación
oficial sobre su fundo de 20 pesos por hectárea, sabe que su precio
positivo es de 200 y aboga porque la remoción institucional a que está
avocada la Pampa, en su anhelo provincialista, no venga a nivelar el
valor ficticio de la tierra que constituye la riqueza más firme y
cuantitativa de la nación. Es, por lo común, un caso de cerrada
sordidez, sin la más remota idea de la evolución progresiva que se opera
en el país. Pero a fuerza de estirar el concepto se va a repetir la
fábula de la gallina de los huevos de oro. El impuesto territorial
burlando el sistema de los terratenientes, va nivelando paulatinamente
el tributo impositivo de la propiedad raíz. De ahí que la contribución
territorial de la Pampa se haya acrecentado en más de un millón y medio
de pesos en lo que va corrido de los dos últimos años. ¿A qué, pues,
tanta oposición a la autonomía pampeana, sobre la premisa del impuesto
territorial, cuando el impuesto territorial se ha de gravar lo mismo por
la propia e inevitable valorización de la tierra? El propietario
rústico, por el contrario: nervio y motor de su predio, colono o
criador, siente la necesidad de que la opinión oficial venga a consagrar
el verdadero valor de su tierra. En consecuencia es un partidario
ferviente de la provincialización pampeana. Con toda la honradez que
caracteriza nuestra labor, debemos consignar que en numerosas ocasiones
hemos comprobado este contraste significativo; y más de una vez algún
vasco analfabeto del oeste o algún italiano progresista del sur--a veces
un criollo--ha exaltado nuestro entusiasmo, al enaltecer, con argumentos
verdaderamente eficaces, la necesidad de coronar el esfuerzo de los
labradores pampeanos con la autonomía del territorio, como el medio
legítimo de orientar sus destinos, disponer de sus rentas, y alcanzar el
desiderátum de los deberes y derechos que acuerdan el trabajo, la
civilización y la ley. Contra esta amplia doctrina que emana del capital
y del trabajo a la vez, no vemos el argumento fundamental que puedan
oponer los grandes tenedores de tierra.

Los lectores que hayan seguido la capitulación de este libro, echarán de
ver que no nos dejamos arrastrar por pasiones estrechas al exteriorizar
nuestro juicio sincero sobre el latifundio. No hay prevención mezquina
en este caso. Sabemos que el latifundio es un resultado de la
despoblación. Por las proximidades de los grandes centros se va
conjurando poco a poco con la subdivisión testamentaria, el ferrocarril
y la colonia. No ocurre lo propio todavía--y por desgracia--ni en los
campos cordilleranos, ni en algunas provincias del norte donde, como en
Jujuy, existen feudos como el de Yavi, que no es otra cosa que el
marquesado de Campero de hace doscientos años, indiviso aún y con todos
los derechos feudales sobre el autóctono, manumitido pero servil. En
momentos de escribir este capítulo, el director general de Economía
Rural y Estadística, don Emilio Lahitte, cerebro potente y gran
argentino, pone en nuestras manos su atlas sobre el proceso del
latifundio en el país. Más que todo lo que dicen los economistas sobre
la evolución de la tierra argentina, nos han enseñado estos gráficos que
siguen el curso de la subdivisión territorial iniciada, sin duda, con
los ferrocarriles. Por los mapas del señor Lahitte nos hemos
compenetrado del proceso pampeano y podemos asegurar que es tan
fundamental la evolución, que la Pampa feudataria, se redimirá en muy
corto plazo con el aumento vegetativo de su población y el expandimiento
de sus ferrocarriles.

Nuestras objeciones sobre el fundo tienen su especificación capitalísima
para aquellas heredades que, enclavadas al margen de los pueblos,
desconciertan y trastornan la evolución progresiva de los núcleos de
colonización, cierran los caminos y circunscriben su labor a la crianza
cerrada o a la monocultura, ajenos a toda orientación reformista, a todo
expandimiento civilizador. Cabañas como las del norte donde las
industrias rurales se combinan con espíritu franco, donde se busca en la
tecnificación el triunfo de la ganadería nacional; colonización como la
de Trenel, donde se ha llegado al cooperativismo por propia iniciativa
del capital en íntimo consorcio con el trabajo, no pueden despertar otro
sentimiento que de simpatía ni otra palabra que el aplauso estimulador.

Sostienen los impugnadores de la Pampa provincia, que la creación de un
organismo autónomo irrogaría ingentes egresos al nuevo Estado. Para el
metropolitanismo acaparador es más cómodo y productivo centralizar las
rentas de la Pampa antes que entregarlas a su arbitrio y distribución.
No basta el procedimiento inconstitucional y absorsivo de los impuestos
internos que restan a las provincias sus recursos legales; es necesario
amamantar la burocracia con el tributo colonial de la Pampa,
indianizando, a la antigua usanza, un territorio que vale, en peso
específico y por sí más que algún trio de provincias, tan precarias que
aguardan periódicamente el giro federal para cubrir sus descalabros
financieros. ¿Cómo se significa la Pampa en el presupuesto de gastos de
la Nación? Es probable que su sostenimiento administrativo no origine
una cantidad mayor de 80.000 pesos, englobando a la suma el margen de
los imprevistos federales que tengan atingencia con el territorio. En
cambio, su contribución al erario bien puede calcularse alrededor de
5.000.000 de pesos por concepto de contribución directa, patentes, papel
sellado, derechos sucesorios, etc. La elocuencia de estos guarismos ha
de poner en claro el juicio “a priori” o calculado de los que pretenden
sostener este factoraje. Y no sería extraño que la influencia política
de las “provincias pobres” tuviera su participación en este
estancamiento provincialista de la Pampa, por temor a las comparaciones
y por propio instinto de conservación...

Otra de las objeciones--la más inocente quizá--del oposicionismo a todo
trapo, se relaciona con la supuesta carencia de hombres de talento
cultivado, en el territorio. Es pueril la premisa. El centralismo
federal jamás puso medida para liquidar los pleitos del interior e
imponer a las provincias sus hombres dirigentes. Es vieja práctica, en
nuestras artes de gobierno, malgrado nuestra plataforma federativa, el
sistema de someter al cerebro de la capital lo que siente el corazón del
país. Fué común desde antaño, ungir gobernadores desde los estrados de
la Casa Rosada, salvo en los nobles tiempos del patriciado. ¡Y ahora
ponemos el grito en el cielo porque el futuro estado de la
Pampa--provincia de experimentación democrática--pudiera iniciar su
proceso autonomista bajo la dirección administradora de los hombres de
Buenos Aires!

Empero no ha de ocurrir tal cosa. Un territorio de labor como la Pampa,
no ha de necesitar de elementos extraños para el gobierno propio. Las
delegaciones que acudieron al certámen agrícola de Santa Rosa en el mes
de diciembre--algunas espectables, como la que representaba al
ministerio de agricultura--pudieron darse cuenta exacta de la entidad
representativa del territorio en lo que concierne a sus fuerzas
productoras, base fundamental para el prestigio y la estabilidad de su
gobierno. Es hipotético, egoísta y propio del desconocimiento que se
tiene del país, pensar que no hay hombres en la Pampa, capaces de
encarrilar sus destinos en la senda de su política institucional. Tal,
la estratagema partidista imputaba incapacidad administradora, a los
territorios de la Unión en vísperas de abrogarse facultades estadoales
para gloria y concierto de los Estados del Norte. Y sépase bien, que de
aquellos territorios noveles y semibárbaros del oeste, salieron
estadistas y presidentes y ministros y fué el voto de uno de sus
ciudadanos el que dirimió en el Capitolio la abolición de la esclavitud,
el sillar más firme sobre el cual la gran república del Norte aseguró su
porvenir.

Seamos justos; seamos grandes; seamos, en fin, argentinos.

La Pampa debe ser incorporada al concierto provincial de la República.
Lo sanciona la ley, lo reclama su progreso, lo impone la civilización.
¿Qué marginará nuevos problemas de política interna? Para eso hemos
cimentado nuestro sistema federativo. ¿Que creará un presupuesto
dispendioso? Es el destino más legítimo que puede dar a sus rentas,
antes de entregarlas al tesoro nacional para sostener con ellas el
orfelinato de las provincias pobres. ¿Que concentrará el éxodo en
menoscabo del país? Ojalá pudiera hacerse sentir en bien de la
descongestión de Buenos Aires, hipertrofiado de miseria, arrastrando
hacia sus campiñas promisorias, la juventud inactiva y el proletariado
sin hogar! Hasta por nuestro propio buen nombre en el exterior, debemos
crear esta provincia. La Pampa argentina es universal, pero bajo la
envoltura del prejuicio, como la llanura incivil materializada por el
geógrafo francés impresionado en la semblanza de “La Cautiva". Es una
vergüenza que sobre el meridiano de la primer provincia argentina, se
extienda todavía la colonia, secularizando el concepto del desierto
cerril de hace cuarenta años. Y, tenedlo seguro, que para el extranjero
ilustrado que nos visite, esta dilación en dar a la Pampa sus derechos
autónomos no será otra cosa que un expediente de política criolla. Y
pensará, es posible, y en menoscabo de nuestros hombres de gobierno,
sobre la “necesidad política” de mantener un territorio de asilo,
válvula de expansión para el compadrazgo político y la frondosidad del
presupuesto nacional; y hasta podría sospechar--¡tan mal nos
conocen!--que el territorio pampeano es un desahogo de la provincia de
Buenos Aires, reclamado por épocas regresivas, para zafar las
jurisdicciones de la ley...

De la Pampa autónoma, grande y floreciente como es, se podría organizar
la provincia de experimentación, el Estado-modelo, asegurando para su
constitución las más bellas prácticas de la democracia, y para su
legislación general, las más nobles conquistas del trabajo. Ojalá los
materiales de este libro puedan ilustrar el criterio del país,
proporcionando a nuestros hombres de gobierno el aporte necesario para
afrontar en definitiva el problema de la provincialización.


VOCABULARIO


=Retardatarismo.= La tendencia a retardar el progreso.

=Molicie.= Abandono, pereza, indolencia.

=Feudalidad.= Régimen feudal.

=Terrazgo.= Lo que el labrador paga al dueño de la tierra que aquél
trabaja.

=Libérrimo.= El más liberal.

="Outrance".= Palabra francesa. A toda costa, muy empeñosamente.
Pronúnciase: utrans.

=Estratagema.= Ardid, trampa, engaño.

=Locación parcelaria.= El arrendamiento por parcelas, por fracciones de
campo.

=Cuantitativa.= Relativa a cantidad.

=Analfabeto.= Que no sabe leer.

=Manumitido.= Libertado de la esclavitud.

=Egresos.= Gastos.

=Factoraje.= Relativo a factoría (establecimiento comercial bajo
explotación tiránica, por lo común).

=Federativo.= De federación, federal.

=Hipotético.= Dudoso.

=Estadoales.= Perteneciente a los estados.

=Hipertrofiado.= Henchido, repleto.

=Compadrazgo político.= Camaradería y muchas veces complicidad entre los
políticos y sus agentes.

=Zafar.= Eludir, esquivar, librarse.



EL TERRALFAR PUNTANO


El “terralfar”[1] puntano, abarca, casi sin desperdicios, la gran
llanura comprendida entre Villa Mercedes y Buena Esperanza. En 600.000
hectáreas, por lo menos, se extendió la conquista del inmenso prado que
dominó al guadal. La sequía asoladora de 1916, puso su nota cruel sobre
la verde maravilla de los campos. Las arenas, domadas paulatinamente,
con el refinamiento forrajero y la rotación de los ganados, se
entregaron a merced de los vientos, como una honda revelación contra la
fuerza civilizadora que asentó su vagoroso peregrinar por el desierto.
La gran zona convalece de la pavorosa epidemia. Los médanos viejos
bravean aun al borde de los caminos y ondulan por los campos
aprovechando el descuido de los ganaderos indolentes. Contra su acción
arrasadora, impelida por los vientos del Sur, están los carrizales, los
tamariscos, los sorgos y el centeno, remedios heróicos incorporados
definitivamente a la práctica rural. El problema de las dunas pampeanas
no existe en nuestro país. Solo la imprevisión y el despego a la tierra
pueden fomentar estas temibles migraciones. Los viejos vecinos
comarqueños recuerdan todavía la agreste primitividad de estos campos,
tan sueltos, tan deleznables, que era preciso transitar por la angosta
huella de los ganados, so pena de arruinar las cabalgaduras en una legua
de trayecto. Con el curso de los años, casi insensiblemente se ha
operado la transformación. Los cultivos de forrajes, el apeñuzcamiento
de los vacunos, la subdivisión territorial que fomentó atenciones
pastoriles y el esfuerzo defensivo de los pobladores, han contribuído,
de consuno, a estabilizar la superficie, dando vida a la gran pradera
artificial. Ya no se forman médanos. Solo algún viejo arenal porfía aún
contra el esfuerzo civilizador hasta que cae atrincherado por el cerco
de alambre y aplaca sus veleidosos nubarrones de polvo bajo la acción de
los cultivos. Y es llegado el momento, entonces, cuando la misma
naturaleza, cual si quisiera favorecer el esfuerzo humano, termina la
obra empenachando al médano vencido con matorrales de paja blanca,
síntoma inequívoco de que el implacable arenal ha encontrado su eterna
esclavitud. Los pobladores de la comarca que sufrieron la gran sequía
(1910), debieron suponer que los médanos reconquistarían el
desierto--tan despiadado fué el azote.--Pero sobre la pérdida de grandes
alfalfares, cuando el suelo inconsistente entregaba sus arenas a los
vendavales, cuando la torpeza salvaje de los campos parecía enseñorearse
de nuevo y arrasar con la última mata de alfalfa, vinieron las lluvias
del año 17, se remozaron las praderas, reverdecieron los bosques, y
sobre la tierra sedienta y aplacada, se extendió como una red una yerba
silvestre y amorosa, la “yerba del pollo"--la “yerba meona”, del
paisano--síntoma modesto de salud y de vida con que significaba la
naturaleza en su promisoria maternidad. Y al amparo de esta
yerba-providencia que rastreó el suelo humildemente, con la sencillez de
una liana cordial, se criaron los tupidos gramillales, tan sanos, tan
inmensos, tan incitadores, que cayeron bajo la cortadora y fueron a
reponer los almiares, a sustituir el forraje artificial que agonizaba en
los predios.

¡Qué año terrible aquel! Lo recuerda el país entero que sufrió en forma
proporcional, la implacable epidemia. Esta comarca, cuyos progresos
rurales venían acrecentándose de una década atrás, sintió como ninguna
el rudo golpe de la adversidad. Los ventarrones fijos, persistentes,
desatados, castigaban la tierra sin compasión. Los primeros meses de
sequía, resistieron valerosamente los alfalfares; luego cejaron las
furias del viento que removía el guadal. Zona salpicada de lagunas,
dulces y perdurables, barrancosas y hondas, mantuvo sus ganados mientras
el agua fué complemento de nutrición. Pero cuando faltaron los pastos,
cuando quedaron rasos como la mano los potreros de alfalfa, cuando se
secó el olivillo salvaje y se achicharraron hasta las pencas, bajo las
brasas del sol, no fué el agua de las lagunas la que salvó al ganado. La
faena rural se circunscribió al cueraje de las bestias caídas en el lomo
de los médanos, a la orilla del agua, junto a los molinos, al margen de
los alambrados... ¡Qué horas amargas debieron pasar estos valientes
pobladores! Las peonadas recorrían los campos tristes, despellejando sin
tregua aquella hacienda mestizada ya, producto paciente de la acción
tesonera de los criadores en aquel proceso civilizador desde los pastos
punas al alfalfar, desde la represa primitiva al molino, al pozo sin
medida y al tanque australiano. Por muchos años se recordará en la
comarca el caso del inglés X, que después de esfuerzos inauditos para
evitar la mortandad de su hacienda, vió--tal vez con lágrimas de rabia y
de desesperación--que el médano vecino se había arrastrado alevosamente
hasta cubrir por completo la charca de hierro galvanizado que almacenaba
las aguas de su pozo. Solo el molino asomando su abanico circular, en
lucha de muerte, seguía sus furiosos giros bajo el ala del aquilón...

Después de esta gran experiencia que trajo consigo el año 16, asistimos
a la hora mortecina de los médanos comarcanos. Frente a Lavaisse, rumbo
al sur, el camino que se encajona entre dos alambrados se ve de pronto
interceptado por la duna, extendida como un inmenso reptil en tres
kilómetros, por lo menos. Cautelosamente, erradizo, avanza el arenal
sobre los campos del Oeste. El peón conductor del sulky en que
practicamos la travesía, un ítalo-criollo andariego y conocedor, nos
informa sobre las pretensiones de este endiablado arenal.

--Es atropellador, como él solo--nos dice.--Ya ve: va comiendo el campo
sin ningún miramiento. Y si lo dejan, créame, se va a ir hasta las
casas, nomás...

Pero antes de que peregrine, la trinchera de cañaverales de Castilla lo
habrá estabilizado. Por el Este, junto al alambrado del camino, el
saucedal, que ha resistido a las inclemencias del viento y de la sequía,
se afirma como una muralla contra las arenas deleznables. Falta
circunscribir la zona peligrosa que se abre a merced de los vendavales
ordinarios y del pampero. A nuestro paso encontramos las carretas
cargadas de caña que van a iniciar la defensa, enterrando en el guadal
bulbos y carrizos. Es oportuno este saneamiento de la zona que anticipa
de aquí a un par de años la posibilidad de poner remedio a esta molesta
travesía, siempre que una cuadrilla de camineros--el camino de Lavaisse
es carril nacional--distraiga su atención en cubrir con ramas silvestres
esta duna endiablada, tendida como un dragón entre el ferrocarril y el
país de los alfalfares.

El proceso civilizador del terralfar puntano data de quince
años a esta parte. En 1902, de Villa Mercedes al sur--salvo raras
excepciones--aquella zona estaba comprendida por campos de estepa,
cubiertos de paja amarga y poblados de ovinos “chilludos”
(semi-criollos, de lanas lacias, con extremidades y barriga peladas).
Los establecimientos rurales eran, en su mayor parte, abiertos, de un
criollismo inveterado en sus crianzas. Apuntaba apenas el modernismo
rural en tres o cuatro estancias: Las Isletas, Santa Ana y Buena
Esperanza, muy al sur, establecimiento de una compañía holandesa.
Planicie constelada de lagunas, los pastizales duros estaban salpicados
por pequeños oasis de gramillas tiernas en la vecindad de los
manantiales; y este fué, sin duda, el incentivo firme para los
pobladores de las grandes estancias. Con la tecnificación de las
praderas, ha sufrido una transformación fundamental la fisonomía del
país. La cebadilla, que jamás medrara en aquellos campos salvajes,
erizados de yerbas bravas se manifiesta en 1907 con su primer
inmigración arrastrada por los vientos del estuario. La alfalfa, que va
conquistando los predios, mata en 1908 el cebadillal incipiente, domina
poco a poco la comarca y llega a culminar en la inmensa pradera que nace
en Mercedes y remata en el paralelo 35, servida por las líneas del
Pacífico. La crisis rural del 16 lo trastorna todo arteramente,
despiadadamente. Y cuando las lluvias de 1917 aplacan las arenas, cuando
ni rastros quedan de las praderías artificiales, vuelve el copioso
cebadillal, tupido y fresco a extender su manto como una bendición. Y
junto a la cebadilla que se prodiga con la intensidad de un cultivo, se
extiende al ras del suelo una roseta peculiar, firme y espinosa, que
resulta excelente gramínea y contribuye a afirmar los campos levantizos.
Vinieron otras yerbas, además, aprovechando el resurgimiento de las
especies con la lluvia bienhechora; nutricias algunas, como el pasto de
araña, el salvavidas y el almorejo; nocivas otras, como el abrojo grande
y la cepa de caballo. Pero bien pronto echaron de ver los hacendados que
las plantas tóxicas desarrolladas y floridas el primer año, perdían su
fuerza germinativa desapareciendo como por ensalmo.

Después de la pavorosa epidemia del año 16 que a punto estuvo de
convertir estas fértiles tierras en el “país del nunca jamás” que
descorazonaba al agricultor australiano, vuelve a tonificarse la
extendida comarca. Florecen nuevamente los alfalfares. Se pueblan, se
dividen, se hermosean los campos; se civilizan y se enriquecen las
estancias con las comodidades zootécnicas; se refinan los ganados.
Arranca de 1902 el progreso firme del terralfar puntano. Don Roberto,
Los Pozos, La Helvecia, Capelén, Alfaland, Las Meladas, Los Césares, El
Nassau, etc., son las estancias que continúan el problema de la
renovación pecuaria planteado por los primeros establecimientos de cría
que se poblaron a renglón seguido de la conquista del riel.

Hablar de arvicultura en esta zona, es decir, del cultivo de la tierra
con relación a los cereales exclusivamente, sería, sin duda, aventurarse
hacia el fracaso. Mientras no se afirmen las tierras, mientras siga
siendo guadal el guadal con su corteza de más de cincuenta metros de
espesor, mientras no se atemperen los vientos con el arbolado
artificial, toda cultura agrícola sería como arar en el océano o aventar
la semilla al espacio. Hasta aquí no alcanza la previsión del
“dry-farming”, con sus fórmulas maravillosas. Esta zona, será por muchos
años país de invernadas, tierra de alfalfar.


VOCABULARIO


=Terralfar.= Palabra nueva: significa la tierra cubierta de alfalfares o
que puede estarlo.

=Vagaroso.= Errante.

=Consuno (de).= Juntamente.

=Liana.= Enredadera.

=Olivillo.= Pasto de la Pampa.

=Pencas.= La hoja carnosa de la tuna.

=Cueraje.= Cuerear, quitar el cuero a las reses muertas.

=Represa.= Estanque.

=Inauditos.= Nunca oídos, extraordinarios.

=Erradizo.= Que anda errante.

=Bulbos.= Parte jugosa y redonda de la raíz de algunas plantas.

=Carrizos.= Especie de caña.

=Oasis.= Los parajes fértiles, con árboles y agua, diseminados en los
desiertos.

=Arteramente.= Astutamente, engañosamente, con picardía.

=Floseta.= Pequeña rosa silvestre. (Forraje).

=Levantizos.= Movedizos, arenosos.

=Pasto de araña.= Pasto de la Pampa.

=Salvavidas.= Idem.

=Almorejo.= Idem.

=Tóxicas.= Venenosas.

="Dry farming".= Expresión inglesa: cultivo de tierra excesivamente seca.
Pronúnciase: drai fármi.



BOCETO DE UN “RANCHMAN” (hacendado)


Nuestras primeras investigaciones sobre las características del
terralfar las comprobamos en el establecimiento Don Roberto, a cinco
leguas de la estación Lavaisse. Administrador de esta estancia es don
Edmundo W., propietario a su vez, de campos vecinos, y, sin duda, el
hombre más progresista y emprendedor de la zona.

Nos sentimos realmente cómodos en compañía de este caballero argentino,
prototipo del hacendado moderno que une, a la versación de las prácticas
rurales, todo cuanto un espíritu cultivado puede aquilatar en achaques
mundanos y vida de ciudad. No es un universitario en ciencias
agropecuarias, pero es un técnico de verdad, un hombre práctico en la
amplia acepción. En la observación, en los viajes, en la vida intensa
del campo, en el laboratorio, en la experimentación, robusteció sus
estudios. Posee, a conciencia, cinco idiomas modernos. Y en el noble
deseo de tonificar su auto-educación, para capacitarse en el origen de
sus temas predilectos, habla y escribe en latín--no “en latines”, como
la vulgaridad de los hurones de biblioteca.--Nada de extraño, entonces,
que este espécimen de “ranchman” que sabe a maravillas de arte y de
ganados, domine a perfección con todo casticismo su idioma natal y dé a
la estampa, por deporte, a los cincuenta años (“pardon”!) uno de los
libros más sabrosos, más bellos, más fieles, que ha producido la
literatura campera--“Memorias de un portón de estancia"--sin hablar en
gaucho, ni usar de las tintas recargadas de nuestros revisteros y
criollistas de “bureau".

Amablemente se desliza nuestra breve estada en su establecimiento
acompañados, además, por don Enrique H., distinguido caballero e
inteligente hacendado, que suponemos desertor de Florida, para gastar su
bizarra juventud en la noble sencillez del campo, al frente de los
intereses de su señor padre, en su establecimiento Los Pozos.

Anfitrión y huésped nos proporcionan los veraces informes de este
capítulo. Es larga y amable la sobremesa, después de haber gustado el
sabroso pejerrey de las lagunas puntanas, sin rival, posiblemente, en el
país.

--Hace diez y seis años--nos dice don Edmundo--poblamos estos campos.
Fué una extensión de 10.000 hectáreas la superficie adquirida. Eran
campos de paja amarga en toda su amplitud. El refinamiento forrajero se
verificó paulatinamente, como era lo propio, llegando a cultivar 6.000
hectáreas de alfalfa. Antes que se tirara la línea de Beazley, nuestra
estación próxima era Villa Mercedes. Los campos valían una bicoca
entonces. Nosotros pagamos a razón de seis pesos con cincuenta centavos
por hectárea, suma que se conceptuaba un precio fabuloso. Hoy el campo
bruto vale en esta zona de 65 a 70 pesos, como nada, y alfalfado no se
paga a menos de 120. El ganado preferido por entonces, era el vacuno
pero uniformemente criollo, sin asomos de tecnificación. Criar ovinos
hubiera sido una rémora por la flojedad del terreno guadaloso. Sólo las
necesidades del consumo podían imponer uno que otro rebaño.

--¿Y la tierra, en general?--interrogamos.

--Es esencialmente guadalosa en toda la zona de la alfalfa. Del estudio
químico-analítico realizado sobre suelos de estas estancias--estudio con
aplicación a toda la comarca, sin duda--resultan las siguientes
conclusiones: que la tierra es netamente arenosa, muy suelta, compuesta
de arena fina cuyo diámetro de partículas oscila entre 0.0495 y 0.2475
milímetros, siendo la proporción de arcilla casi insignificante. La
riqueza en humus, aun cuando no es muy grande, es normal. La tierra es
pobre en ázoe y en potasio asimilable y su contenido en calcio y ácido
fosfórico no es pequeño. Además las condiciones de porosidad y
capilaridad de la tierra son buenas. Se desprende de estas condiciones
físicas que la tierra es apta para ser abonada, absorbiendo bien a las
diversas sustancias alimenticias.

--¿Y qué profundidad calcula usted a la capa guadalosa?

--De 54 a 80 metros y más. Ahora bien: conviene hacer notar que este
subsuelo es de excelentes condiciones higrométricas. La profundidad del
agua, puede calcularse, como base general, entre 2 y 7 metros. Las aguas
pluviales son generalmente escasas, pero más que por escasez los
perjuicios agropecuarios suelen estribar en la inoportunidad de las
lluvias. Un año de 550 milímetros repartidos en 74 días de lluvia fué
bueno en resultados agrícolas. El factor negativo es el viento, que a no
mediar este elemento bravío y familiar, con lluvias precarias, nomás, se
asegurarían los cultivos. El viento permanente en la zona toma de N. E.
a S. O., pero el más perjudicial para el arranque de las plantas es el
del sur.

--¿En materia de cultivos de cereales, se han hecho algunos ensayos?

--Sí, señor. Desde 1906 se sembró avena, centeno y cebada en varios
establecimientos. El centeno resistió grandemente a la sequía. La avena
rindió bien, pero se echa de ver que necesita de lluvias oportunas.

En 1917 hubo excelente producción de estos cereales. Ese año se sembró
especialmente centeno que ha dado resultados dignos de mención. Estas
comprobaciones agrícolas han convencido a los propietarios que los
terrenos de la zona, aún perdidos los alfalfares, conservan su valor por
la invasión circunstancial de la cebadilla y el buen rendimiento de los
cereales. Todas estas siembras se han verificado simplemente a máquina,
habiéndose practicado algunos cultivos a voleo, con grandes resultados.
Tengo como cosa bien sabida que el trigo empobrece la tierra, razón por
la cual no se siembra con abundancia en la región, lo que no obsta para
asegurar que se han levantado copiosas cosechas.

--¿Entonces usted no cree que el “dry farming” pudiera tener resultados
prácticos en la zona de los alfalfares, como sistema cultural cerealero?

--No, señor. Y me afirmo al responder tan categóricamente, en la
flojedad de la tierra. Los vientos, sin duda, harían estragos con la
semilla recién sembrada. Cuando hay cultivos, suelen ser excepcionales
como rendimiento. Pero lo difícil es vaticinar sobre la prosperidad de
los cultivos de cereales, por las veleidades de los fenómenos
meteóricos. El alfalfar es otra cosa: cuando se arraiga, puede decirse
que se ha estabilizado de verdad. Soy un convencido de la eficiencia del
“dry farming". Pero para implantar este sistema hay que obrar con
precaución y sobre las tierras apropiadas. He oído decir que en Kansas y
Arizona, ha habido sus tropiezos al trabajar las tierras flojas,
revolviéndolas para producir el “mulch”, o sea “tierra suelta”,
sucediendo lo que hemos temido siempre aquí: se produjeron médanos. Y
esto, como usted vé, no ha debido ser nada halagüeño para los
experimentadores.

--Sin duda--respondemos;--pero se habrán tratado los cultivos sobre
tierra de guadal como ésta.

--Recuerdo que hace años traje para esta misma estancia, a un argelino
horticultor. Sus prácticas, que sin duda se afirmaban en razones de
orden científico, se circunscribían a desmenuzar, carpir y aporcar.
Cuando le pedí informes sobre estos procedimientos, me respondió,
enfáticamente, con la conciencia de un hortelano que sabe bien lo que
hace:

--“¡Ah monsieur: le sarclage vaut mieux que l’arosage!...” (La carpida
vale más que el riego).

--¿Y dió resultado?

--Sí, señor. Pero la necesidad de dedicar preferente atención a otras
tareas rurales, desvió un poco el cuidado de la huerta. Y todo pasó...
Ya ve: ni jardín cultivamos... Los vientos no perdonan... Nuestras
flores, señor--y no vaya a juzgarme de prosaico--suelen ser los
pejerreyes de nuestras lagunas y los pollos suculentos...

Sin duda alguna, el argelino recordado por nuestro interlocutor, sabía
bien la verdad comprobada por Jethro Tull, en su “Ensayo sobre los
principios de la labranza y de la vegetación". El famoso agricultor
inglés había, ciento cincuenta años antes, sintetizado su esfuerzo
experimental en la famosa locución discutida y alabada en nuestros
días: “la labor equivale al abono”, o lo que es lo mismo, en su
relatividad: “la labor es el riego". El huertano de don Edmundo traía su
ciencia del setentrión africano, en donde el “dry farming” tiene patria
inmemorial con sus famosos olivares. En la vecindad tunecina es de fama
que en el siglo VII, se cultivaba más de 1.000.000 de hectáreas de
olivo, por el procedimiento del secano. De que los resultados fueron
óptimos lo prueba el hecho de que en tiempos de César, Túnez pagaba a
Roma, como tributo anual, 13.500 hectólitros. La producción de aceite
era tan importante--según Kearney--que desde algunos pueblos lo
conducían por tubos de madera al puerto vecino, para su embarque.

--¿Y respecto al peligro de los médanos y la manera de combatirlos, qué
opina usted?--interrogamos.

--Como presidente de la Sociedad Rural Río V, con asiento en Villa
Mercedes, me he ocupado con verdadera dedicación de este asunto. Los
graves efectos de las tierras movedizas se sienten con más intensidad en
los caminos públicos. Opino que es allí donde debe circunscribirse con
mayor empeño la acción defensiva y especialmente la obra del gobierno.
Se impone, sin duda, la mayor vigilancia por parte de los ministerios de
obras públicas tanto el nacional como provincial. Debe organizarse una
“dirección de caminos”, con atribuciones bien definidas para reglamentar
el tráfico. Creo que para el beneficio del sur puntano, la dirección de
caminos de San Luis, debe tener su asiento en la ciudad de Villa
Mercedes y estar formada por cinco miembros, siendo miembro nato el jefe
político del departamento; delegados domiciliados en la campaña correrán
con la vigilancia de zonas.

“Podría reproducir con detalles lo que alguna vez dije sobre la
intervención que correspondería al ministerio de agricultura y la
necesidad de una seria legislación nacional, pero sería largo y tal vez
engorroso para su labor de difusión. Me limitaré a hacerle notar que es
preciso que los ingenieros agrónomos regionales respectivos, con
preferencia a las conferencias, se dediquen a hacer ensayos para el
cultivo de médanos, y se les facilite medios para establecer viveros de
cañas, sorgo, etc. para la repartición de plantas y raíces para las
cuales debe reducirse el flete a su mínimum (para raíces de cañas ya
concedió rebaja el F. C. P.) y en caso necesario o para el mayor
estudio, el ministerio adquirirá en propiedad cierta zona medanosa. El
ministerio debe contar con una sección de médanos, bien en la división
de enseñanza o en la futura división de defensa agrícola: en Francia, si
estoy bien informado, es el departamento de “pons et chaussés” que se
ocupa de este asunto, con preferencia del cultivo práctico, y en
Alemania el estudio y cultivo está a cargo de las “Dünenbankomission”
dependientes del “Forstwesen” (departamento forestal), y sería del caso
pedir a los gobiernos de estos países los informes, publicaciones y
vistas respectivas aunque allí el problema es sólo de médanos de costa,
pero donde son maestros en la acción precursora del cultivo: la defensa
contra los vientos y afirmado del suelo.”

Después del almuerzo, nos disponemos a incursionar por el campo en un
cómodo “buggy”, o cosa parecida. Nos acompañarán don Edmundo y don
Enrique.

La estancia “Don Roberto” que forma parte de los primeros exponentes de
civilización agropecuaria en la iniciación del terralfar puntano, no se
destaca como edificio estilizado, aun cuando el confort interno y la
hospitalidad tradicional de la casa dejan una amable recordación en el
espíritu del viajero. Está sombreada y guarecida por arbolados que
representan un enorme esfuerzo cultural. Son álamos erectos y
tamariscos, las plantas de rigor. Ocupó, sin duda, una isleta de
chañares, el sitio en que se levanta esta población, pues algunos
ejemplares de esta flora aborigen, semi-urbanizados por la propia
convivencia de los árboles exóticos, extienden sus elegantes copas
matizando el tono desteñido de los tamariscos con su verde primaveral.

--Esta zona--nos asegura el señor W.--no brinda facilidades para la
arboricultura. Los primeros pobladores de estos campos, nos hemos
ocupado con verdadero tesón, no sólo de atender a los trabajos rurales,
sino de practicar los más convenientes para los terrenos arenosos bajo
este clima recio, de manera de fomentar los arbolados. Se trató siempre
de conseguir una vegetación de aclimatación fácil y de rápido
desarrollo, pues los árboles silvestres no sólo se resisten al
trasplante sino que tienen el inconveniente de su crecimiento paulatino.

“Las experiencias, como digo, han sido consecutivas. Pero los amantes
del árbol han podido notar, con desaliento a veces, raros fenómenos que
han venido a malograr sus más bellas energías. Por ejemplo, algún vecino
que ha podado en tiempo oportuno, con toda la prudencia racional
aconsejada por la arboricultura científica, ha observado con tristeza en
la primavera, sus alámos y sauces mustios y achaparrados, si no secos
del todo. Otro poblador, que plantó en época oportuna las estacas de
tamariscos recogidas en su propio establecimiento, malogra un cincuenta
por ciento de sus arbolitos. Sin embargo, no falta algún vecino, que por
imprevisión, corta a destiempo y con impiedad los gajos de tamariscos,
con sus yemas hinchadas ya, y logra salvar casi todas sus estacas. ¿Es
anómalo esto? Estoy, no obstante, con la razón científica, pero hay que
tener muy en cuenta este resultado experimental y seguir plantando
árboles, plantando sin medida y con fe sincera.”

--¿Y cuál es el principal enemigo de los árboles?

--El viento del sur. Los árboles que pueden resistir el frío intenso del
invierno, quedan debilitados para cualquier contingencia en la época
estival; los vendavales, la sequía, la langosta o el granizo. Es
menester, entonces, fomentar los cercos vivos o reparos artificiales
contra el sur. Creo que las grandes casas de venta de plantas deben
instalar viveros regionales; y los terratenientes harán obra útil y
patriótica favoreciendo con sus pedidos a comerciantes y productores de
árboles locales.

--¿Y se planta mucho en la zona?

--Muchísimo. Pero es grande el porcentaje de plantas que se malogran. ¡Y
no nos desalentamos! Cuando escucho los desahogos de tantos que juran de
no malgastar más su tiempo, paciencia y dinero, me llamo a silencio; sé
que llegada la época de plantar renace la esperanza y vuelven a la
empresa. ¡Qué mágico poder del árbol y su extraño dominio sobre nuestra
alma! Un pequeño arbolito que con gallardo crecimiento agradece el
cuidado y promete sombra y alegría para lo futuro, borra el recuerdo de
todos los sinsabores. ¡Con cuánta razón el color verde es el emblema de
la esperanza!

Y don Edmundo después de esta explosión de generoso entusiasmo, nos dice
con cierta languidez sentimental.

--Vea ese alamito. ¿Cuántos años le calcula?... Tiene cinco. Haga la
prueba de arrancarlo con las manos... haga la prueba.

Nos parece una ironía la invitación. Tiene cuatro metros de altura el
ejemplar. Sin embargo, y a trueque de un papel deslucido, nos aferramos
a la planta como quien va a descuajar una cizaña del jardín. Y ¡oh
sorpresa! cede el tronco al primer envión, se descoyunta en su unión con
la raíz precaria y cae desvanecido. Es la venganza del guadal que no se
aviene a los desplantes de la civilización.

--Cuando escriba sobre nuestros campos, amigo mío--nos dice don
Edmundo--encomiende a los “snobs” de Buenos Aires, a los rentistas
cómodos de la República, que si alguna vez cruzan esta región y
contemplan nuestras cuasi-marchitas arboledas, no se sonrían con desdén,
ni apliquen a sus moradores los calificativos de “atraso, rutina,
dejadez". Dígales que se detengan ante esa incipiente arboricultura y
saluden en ella a una de las manifestaciones del trabajo nacional.

La visita al campo remata las enseñanzas del día. Cruzamos los potreros
en donde amarilleaba la alfalfa bajo un sol de julio, ardoroso y
cordial.


VOCABULARIO


="Ranchman".= Palabra inglesa: hacendado. Pronúnciase: ranchman.

=Prototipo.= Modelo.

=Auto-educación.= La educación de sí mismo.

=Casticismo.= Pureza, corrección.

="Pardon".= Palabra francesa. Equivale a: disculpe usted.

="Bureau".= Palabra francesa: escritorio, oficina. Pronúnciase: buró.

=Bicoca.= Pequeñez.

=Higrométrica.= De “higrometría”: medida de la cantidad de vapor de agua
que hay en la atmósfera o en el terreno.

=Aporcar.= Cubrir las plantas con tierra.

=Anómalo.= Fuera de lo común, lo que es natural.

=Trueque (A).= A cambio.

=Cizaña.= Las plantas inútiles y perjudiciales que crecen en los jardines
y sembrados.

="Snobs".= Palabra inglesa sin equivalencia exacta en español. “Snob” se
dice del hombre presuntuoso, esclavo de la moda, que pretende sin
fundamento estar al tanto de toda novedad, petulante y tonto.



POR TIERRAS SEMI-ARIDAS


La más notable comprobación sobre el éxito del “dry farming”, en el
transcurso de nuestra gira, la encontramos en la Pampa del Tigre, sobre
la línea del Pacífico, plena región pampásica del oeste.

Tienen estas tierras alguna similitud con la región del Pencoso, que
motejamos de Palestina, sobre todo en la exigüidad de sus lluvias, ya
que no en su constitución agrológica. Aquí el suelo es arenoso y
uniforme, en una profundidad que varía entre 5 y 7 metros de espesor,
últimas manifestaciones, hacia el occidente, del inmenso guadal que
arranca desde el norte pampeano.

La primer impresión cultural la recogemos desde el tren. El verde
profundo de un sembrío, recostado junto a la estación, hacia el sur, nos
anticipa el valiente ensayo en aquella angustiosa travesía. Cabe la
iniciativa, al propietario del campo, doctor P. S., secundado por su
paciente experimentador, un muchacho porteño, connaturalizado con fe a
la agreste región y hecho “farmer” en el amplio sentido.

De entrada, nos parece demasiado arriesgada la tentativa de maternizar
el suelo reseco de la zona, habilitándolo para los cultivos cerealeros.
Pero el optimismo franco borra el prejuicio, al hacer memoria sobre la
acción colónica del propietario de este campo, en la región del Río
Negro, sobre tierras de condición agrológica inferior y con el mínimo de
lluvias aceptado por el “dry farming". En efecto, a este propietario
corresponde la iniciativa de las prácticas del secano en Río Negro, en
1914, con lluvias de 200 milímetros y con resultados alentadores. En
esta sistematización cultural que fué, por cierto, de grandes
enseñanzas--ya que las teorizaciones agrícolas sobre el aprovechamiento
de nuestras tierras semi-áridas, pasaban por primera vez al campo
experimental--afianza el éxito de sus nuevos cultivos en la Pampa del
Tigre, donde las condiciones meteóricas y la calidad del suelo, ofrecen
las perspectivas de una auspiciosa maternidad.

Este cultivo, que tonaliza con el verde matiz, la llanura grísea por
donde corre el tren, se nos antoja un labrantío de Utah, entre la aridez
apenadora del desierto, en cuyas hazas florecientes, un labrador sagaz
ha venido a poner en práctica la demostración de Alway, que comprobó el
valor del almacenamiento de la humedad, como pudiera hacer un
comerciante previsor con las reservas de su ganancia anual. El
administrador, colaborador eficiente en aquella tarea de domeñar el
predio bruto, nos habla con entusiasmo sobre el “stock” de humedad,
capital confiado a la tierra, merced a los rastreos oportunos, como a
una caja de ahorros, que devolverá, con réditos, centavo sobre centavo.

--A mediados del año anterior--nos dice--se puso en condiciones de
cultivo, un cuadro de veinte hectáreas, comenzando a almacenar el agua
de las lluvias caídas, por medio de rastreos con rastra de dientes.
Llegada la época oportuna, se procedió a la siembra de maíces y sorgos,
operación un tanto retrasada, debido a las huelgas y otros factores de
fuerza mayor. La operación de sembrar la practicamos a fines de octubre
con sembradora sistema “Lister”, maquinaria que llena todas las
necesidades y hace una labor perfecta.

--¿Qué clase de maíz sembró?--interrogamos.

--Las variedades conocidas por Golden Beauty, o sea “amarillo grande” y
“colorado de polenta".

--¿Y cuáles fueron los resultados?

--En cuanto a calidad, inmejorables. El peligro que nos amenazó con
insistencia, fué la sequía de diciembre y enero pasados, tan cruel para
las zonas agrícolas de la República. Los fuertes vientos también se
dejaron sentir sin interrupción en la comarca. Felizmente cuando
creíamos malograr todas las sementeras totalmente, una lluvia de
febrero, oportuna, como una bendición, puso a salvo las cosechas.

--¿Y en sorgos?

--Se ha sembrado todas las variedades convenientes: kafir, milo,
feterita y pasto ruso. De estos cultivos hemos recogido semillas muy
superiores a las traídas a la región. Vea usted si estos no son
sementales de primer orden.

Y nos alcanzó unas panojas dignas de ser expuestas en cualquier
exposición agrícola de Buenos Aires, por la profusión, calidad y
limpieza de sus granos, blancos y grandes, de feterita; copiosos y
pequeños, de kafir; frondosos y ligeramente anaranjados, de milo.

--Con esta aclimatación regional--nos asegura el administrador--hemos
salvado uno de los más grandes escollos: conseguir semillas nativas.

--¿Y sobre cereales, qué experiencias se han hecho?

--Con intención de ensayar cereales, se resolvió destinar una parcela,
practicando el barbecho con excelentes resultados, habiendo almacenado,
aproximadamente, dos metros de humedad. Las semillas germinaron y
crecieron las plantas, sin haber recibido una sola gota de agua,
mientras que en algunas zonas húmedas y subhúmedas, los agricultores no
podían arar porque la tierra estaba seca. Es posible que no se pueda
arribar a una comprobación más eficaz sobre los resultados del “dry
farming".

“A fines de abril de este año, dispuso el dueño del campo que se
sembrara varias semillas importadas de Norte América: trigo turco,
centeno, cebada y avena. Los cultivos salvo las avenas y cebadas que se
perdieron, se encuentran en estado muy próspero, prometiendo rindes muy
remuneradores, pues se ha desarrollado un sistema radicular admirable.
En estos días--fines de septiembre--se han repetido los cultivos de
maíces, sorgos, papas y porotos.”

--¿Y qué cantidad de lluvia cae en la región?

--Muy poca, pero la suficiente para que la tierra produzca, siempre que
se ponga cuidado en la labor.

“Tengo fe--termina su información--en que estas campiñas hoy incultas,
han de caer bajo la redención de los cultivos, por el procedimiento del
“dry farming". Las tierras de esta vecindad, labradas convenientemente,
han de producir cosechas de primer orden, tanto en forrajeras de
ensilaje como en cereales y hortalizas.”

Es sano y tonificante el optimismo de este agricultor, que valientemente
viene a secundar la bella iniciativa del doctor P. S., iniciativa
que--tenemos fe--provocará la transformación del desierto. Con el
esfuerzo y en labores consecutivas, podrá arribarse en estos campos a la
comprobación verificada en las estaciones experimentales de Utah, de que
cuando se remueve la tierra virgen para dedicarla al “dry farming” y se
cultiva con esmero, la lluvia penetra más y más, después de cada año de
cultivo, como si la naturaleza próvida quisiera vincularse amorosamente
al esfuerzo del hombre.

Widtsoe, atribuye un cuidado mayor al distrito de Great Plains para
conservar la humedad del suelo, que al de Great Basin, precisamente
porque aquel se caracteriza por las lluvias de estío, en la época de los
vientos cálidos y la mayor evaporación. Algo de esto tiene la Pampa del
Tigre. Pero tenemos confianza en que todo se ha de dominar con la
energía y la labor.

Después de esta comprobación objetiva sobre los cultivos de la Pampa del
Tigre, departimos en Buenos Aires con el doctor P. S., gestor de tan
valioso procedimiento cultural y, posiblemente, el primer ensayador
técnico del secano, en cereales, en la República.

Queríamos cerrar nuestro capítulo sobre la Pampa del Tigre con algunas
apuntaciones marginadas en el producto de su observación y su
experiencia.

--En diciembre de 1917 pedí a Estados Unidos--nos dice--semillas de
cereales procedentes de la región de Great Plains, que, como usted sabe,
es análoga, en calidad agrológica y en fenómenos atmosféricos, a nuestra
zona semi-árida del interior. Mi propósito tendía a la fácil
aclimatación de la simiente, con el fin de conseguir semilla nativa. Las
avenas y cebadas se han perdido totalmente. No así los trigos que se
desarrollan con toda lozanía y el centeno norteamericano, cuya parcela
es la más destacada de las sementeras.

“El “dry farming”, como procedimiento agrícola--continúa nuestro
interlocutor--es absolutamente eficaz y seguro, siempre que se ponga en
práctica de acuerdo con las características del suelo y los factores
meteorológicos. Un agricultor experto, no puede fracasar jamás, salvo
por contingencias imprevistas, puesto que al iniciar sus cultivos, debe
conocer perfectamente la cantidad de humedad de que dispone.”

--¿Y en lo que respecta a prácticas culturales, cree usted que se debe
introducir algunas modificaciones que difieran de los procedimientos
aconsejados por los experimentadores de Estados Unidos?

--Sí, señor. La experiencia me está dando material para aconsejar
algunas reformas en la preparación y cultivo del suelo. Por ejemplo, yo
creo que en nuestras tierras arenosas de secano, la rastra de discos
debe ser suplantada por la rastra de dientes, después de sembradas las
semillas.

Es esta, sin duda, una interesante observación relacionada con la
operación más trascendental en tierras semi-áridas. Macdonald--tan
conocido por los técnicos--asegura que la escardadora es más a propósito
para gradar el trigo u otros granos pequeños, que la grada común de
dientes rectos u oblícuos. Pero si el terreno es medianamente
firme--dice--la grada ligera ordinaria hará buen trabajo. Según este
profesor, todo labriego deberá poseer una grada de palanca para poder
graduar con ella la inclinación de los dientes. Sin embargo, su consejo
categórico es el siguiente: “la grada de discos es absolutamente
indispensable para los cultivos de secano".

El doctor P. S., compenetrado de la constitución de nuestros suelos en
estudio, contraviene el consejo de Macdonald, dando prioridad a la
rastra de dientes, afianzado sin duda, en la flojedad de las tierras
arenosas. De todas maneras, su gran consejo se circunscribe a usar
consecutivamente este instrumento. Coincide en esto con aquel gran
cultivador de Valle Cache, en Utah--G. L. Farrel--a quien, en cierta
ocasión, le interrogó un grupo de agricultores:

--¿Qué haría usted con un cultivo que estuviese demasiado ralo?

--Gradarlo--respondió.

--¿Y si estuviese demasiado espeso?

--Gradarlo también.

En Utah se grada de tres a cinco veces, durante el crecimiento, para
evitar la consolidación del terreno y la expansión de yerbas
adventicias. El doctor P. S. opina que se debe rastrear cinco, seis,
ocho veces, si es necesario, teniendo en cuenta, además, que esta
operación, aparte de ser utilísima, es poco costosa. El éxito de esta
tarea está en dejar las tierras en sazón (tempero), produciendo el mayor
acopio de humedad.

Los norteamericanos tienen por norma de conducta en los cultivos de
secano, este precepto: “el arado debe seguir a la segadora". En nuestras
tierras, según nuestro interlocutor, debe esperarse para dar comienzo a
la roturación hasta los primeros días de enero.

--El problema--nos dice--está en tener vegetación sobre rastrojo durante
los meses de noviembre y diciembre, estado que trae como consecuencia,
la supresión de las atadoras y el uso de las espigadoras para mantener
una sementera alta.

--¿Y en cuanto a los gastos de labranza y demás faenas agrícolas, ha
hecho usted alguna observación de importancia?

--La práctica me ha llevado al convencimiento que en nuestras tierras,
el cultivo de secano cuesta menos que en Estados Unidos. En los Estados
de “dry farming”, de la América del Norte, el procedimiento agrícola
cuesta un 50 por ciento más que en las zonas subhúmedas y que la labor
por otros métodos. Aquí cuesta menos. Se debe esto a la facilidad de
arar. Además no hay que poner como gasto adicional las rastreadas,
porque, además de que cuestan poco, cada rastreada supone una lluvia
vital.

Encomiamos sin reservas la labor que se ha impuesto el doctor P. S. y
cuyos resultados han de ser altamente benéficos para la zona sometida a
nuestro estudio. Su entusiasmo sobre el “dry farming”, es sobre la base
racional de los cultivos y el estudio de los métodos más eficaces, con
aplicación a las necesidades de nuestro suelo. Con entusiasmo, nos
habla de la necesidad de una institución de propaganda del secano y de
carácter nacional. Será, indudablemente, una hermosa iniciativa capaz de
abrir un ciclo nuevo a la agricultura nacional.


VOCABULARIO


=Similitud.= Semejanza.

=Motejamos.= Calificamos, llamamos.

=Sembrío.= Sembrado.

="Farmer".= Palabra inglesa: chacarero, colono, granjero.

=Secano.= Cultivo de la tierra sin aprovechar otro riego que el de las
lluvias.

=Hazas.= Porción de tierra de labranza.

=Panojos.= Conjunto de espigas.

=Barbecho.= Tierra arada.

=Radicular.= Perteneciente a la raíz.

="Great Plains".= En inglés: Llanuras grandes. Pronúnciase: grit plens.

="Great Basin".= En inglés: Gran Hoya. Pronúnciase: grit besn.

=Vital.= Que da vida.



EL LLANO DE LAS LAGUNAS


Para el litoral argentino, que tiene en mucho su vitalidad
representativa, como zona de producción ha de parecer paradógico este
vaticinio: San Luis será, dentro de pocos años, un emporio pesquero.

Sin duda, los que ignoran--y son muchos en la República--que en la zona
que hemos dado en definir con el nombre de “terralfar puntano”, hay
trescientas lagunas, recibirán con sonrisa irónica el aserto. Con
geografías hechas a tirones por burócratas y no por geógrafos; con mapas
deficientes; nada de extraño que la planicie de las lagunas, lo más
mediterráneo del país, muy poco interés hubiese despertado hasta hoy en
el sentido de crear y explotar la industria piscícola. El estudio
cartográfico de Lallemant, pudo haber influído en la difusión ventajosa
de la comarca; pero, desgraciadamente, intereses particulares han
retenido--quizá hasta las calendas griegas--la edición de esta obra que
tan ingente labor costó al espíritu meditativo del sabio y a la
disciplina profesional del ingeniero.

Estas lagunas, de agua dulce y permanente, que tachonan como las
Pléyades del cielo, la gran pradera, son hijas de los vientos. Los
“huaicos” o erosiones, han formado, a través de los siglos, estas
hoyadas alrededor de los manantiales. Y prueba de ello es que los bordes
de las lagunas son médanos empastados, propicios a las isletas de
piquillines, de molles morados y talas, de quebracho blanco y cedrón,
con suave bajada al naciente y bordes altos en la ribera opuesta. Las
lagunas Capelen, Soven, Tastú y Los Leones, son las Cabrillas del grupo,
por su tamaño y profundidad. Las demás, en todo lo que abarca la zona
comprendida entre Villa Mercedes y Buena Esperanza, Paunero y Villa
Valeria de Córdoba, tienen, por lo común, extensiones que no exceden de
diez y siete hectáreas, como término general, y se encajonan entre
barrancas sobre lechos profundos, arenosos y firmes. Muchas son de agua
ligeramente salobre y todas abundantes de totoras y aneas donde se
prodigan los crustáceos, alimento nutritivo de los peces.

De esta constelación de lagunas, cuarenta, por lo menos, están pobladas
de pejerreyes, dando lugar a una nueva industria con perspectivas
remuneradoras. Arranca esta civilización lacustre de 1902, época en que
el vecino don Carlos G., persuadido de que podía ser factible la crianza
de peces, llevó agua de estas lagunas al ministerio de agricultura,
deseoso de conocer los resultados de un análisis prolijo, requisitoria
que--a estar a informes oficiosos--no despertó mayor interés en el
gobierno nacional. Dos años más tarde--en junio de 1904--los señores
Roberto y Edmundo W., se dirigían a la misma autoridad insistiendo sobre
la necesidad de iniciar la piscicultura regional con especies
apropiadas.

Por aquel entonces, el gobierno había contratado al ictiólogo
norteamericano Titcomb, con la misión de introducir peces exóticos en
nuestros ríos y lagunas, y al afamado piscicultor don Eugenio Tulliam,
norteamericano también. Estos experimentadores quedaron asombrados al
conocer la excelencia del pejerrey argentino, superior, en mucho, a
cualquiera de las especies que pululan en ríos y lagos del continente
septentrional. Sin embargo, tuvo la opinión de los técnicos sus
tropiezos, frente al juicio pesimista de la repartición ministerial. Y
sin duda, hubieran fracasado aquellos preliminares, a no mediar la
actitud resuelta del general Roca, asesorado por Ronaldo Tidblom,
director entonces de ganadería y agricultura.

Sobre esta seguridad alentadora, Tulliam verifica el primer ensayo de
fecundación artificial de pejerreyes en la laguna Chascomús. Los
primeros huevos, genitores de los copiosos cardúmenes que hoy prosperan
en las lagunas puntanas, fueron depositados el 6 de noviembre de 1904
por el mismo piscicultor. Venía Tulliam, el piscicultor, a sancionar en
la práctica la expresión gráfica que el anecdotario atribuía a Titcomb,
el ictiólogo:

--Francamente, no sé para qué me han llamado ustedes... ¡Ojalá Estados
Unidos tuviera el pejerrey de las lagunas argentinas!

Pasó el tiempo. Comprobado, más tarde, que aquellas gestas artificiadas
por la ciencia, habían caído en aguas piadosas y fecundas, lleva don
Edmundo W. los primeros ejemplares de pejerrey puntano a la dirección de
piscicultura del ministerio. Estaba tan arraigado el prejuicio que
negaba éxito a la fecundación artificial, que poco faltó a los técnicos
para proclamar la impostura del señor W. De lo que estamos seguros es
que alguien dijo, con sospechosa ironía, mirando los pescados:

--¡Qué hermosos... y qué fresquitos!... Cualquiera diría que vienen del
Mercado del Plata...

Pero triunfó la buena fé del propagandista. Y fué una comisión técnica a
la laguna Los Barriles, en Lavaisse. El 2 de octubre de 1907, en tres
tiradas de red, se obró el milagro de los peces. Sesenta y cuatro
pejerreyes cayeron en las mallas arteras. Y entre los incautos,
representantes de más de tres generaciones, se dejaron coger ejemplares
de 27 centímetros de largo.

Pero, ni aun sobre la comprobación indubitable, se encontró el apoyo
oficial reclamado. Entonces los hermanos W., creyéndose moralmente
obligados a no cejar en tan empeñosa gestión, comenzaron a poblar las
lagunas de la zona, usando el sistema de trasladar en toneles y de una a
otra laguna, los peces vivos. En esta forma se logró un transporte
eficaz hasta a distancias de doce leguas y en lo más riguroso del
verano. Es así como se han poblado cuarenta lagunas del terralfar
puntano y frontera de Córdoba. Con la población del semillero de lagunas
hondas y perdurables, que vitalizan y alegran la comarca, vendrá, sin
duda, la gran empresa con mercado franco en las capitales y centros del
interior y hasta en el mismo Buenos Aires.

En nuestra reciente jira por la línea de Beazley hemos visitado la
laguna Los Barriles, que será célebre en su auspiciosa hospitalidad,
hemos presenciado las pintorescas escenas de su pesquería y, sobre todo,
hemos gustado, en mesa de franca camaradería, en la estancia “Don
Roberto”, de sus pejerreyes, que no por ser adoptivos dejan de ser menos
sabrosos...


VOCABULARIO


=Paradójico.= De paradoja. Ficción que parece verdad.

=Tachonan.= Están esparcidas.

=Pléyades.= Una de las más notables constelaciones de estrellas.

="Huaicos".= Hoyadas hechas por los vientos en los terrenos guadalosos o
arenosos de la zona pampásica.

=Empastado.= Con pastos.

=Isleta.= Bosquecillos.

=Cabrillas.= Las “cabrillas” son las siete estrellas más brillantes de la
constelación de las Pléyades.

=Totora.= Matas de paja que crece en las lagunas.

=Anea.= Especie de líquenes o plantas acuáticas.

=Constelación.= Grupo de estrellas. Está en sentido por extensión, de
otras cosas.

=Piscicultura.= Cría o cultivo de los peces.

=Ictiólogo.= El entendido en ictiología, o ciencia de los peces.

=Pululan.= De “pulular”: abundar extraordinariamente.

=Genitores.= Padres.

=Cardúmenes.= Enjambres de peces.

=Anecdotario.= Colección de anécdotas.

=Gestas.= Hechos.

=Indubitable.= Sin dudas.



MILICIA Y COLONIZACIÓN

El valle del Río Negro


Con la conquista del desierto y la llegada de las armas de la Nación a
los grandes ríos patagónicos, se inician en el valle del Alto Negro las
primeras labores agrícolas. Venía el ejército jalonando de pueblos la
pampa. Por el norte se echaban las bases de Victorica, con Racedo, de
jefe, y los soldados de la caballería por población. Era menester
afianzar los dominios del sur, con una nota civilizadora y pacífica que
clausurara dignamente el epílogo de Choele-Choel. Fué así, que a renglón
seguido de la jornada militar, vienen al valle los primeros
agricultores, militares también.

Iniciada la colonización que fué, conviene decirlo, ensayo cultural y
premio a la fatigosa labor de las tropas, se tira el primer canal de
regadío, hecho a ojo de buen cubero, sin bases planimétricas ni
fundamentos de nivelación. Pero, aún estos estudios preliminares, que no
admitiría hoy, en nuestro progreso, la más insignificante obra
hidrológica, llenó el canal las necesidades para que había sido trazado,
sirviendo, veinticinco años después, de base al sistema de riego que
beneficia, bajo el carácter de cooperativismo, las tierras de Allen y
General Roca. El viejo canal, cavado por presos y “milicos”, arrancaba
seis kilómetros arriba del puente del F. C. S. sobre el Neuquen (margen
izquierda) y venía a morir en el pueblo viejo de General Roca, después
de un recorrido de más de 50 kilómetros.

Por largos años, el canal del ejército, acequiado previsoramente, cubrió
las exigencias de aquella agricultura cuasi aborígen, tan abandonada por
el calor oficial. Pero debían por fin el desarrollo de la región y la
conquista del riel, orientado desde Bahía Blanca a las Cordilleras,
sacudir la molicie de los poderes públicos y abrir un nuevo horizonte
para estas tierras feraces. Por decreto de 27 de septiembre de 1907, el
Poder Ejecutivo de la Nación reglamenta la concesión de chacras en la
Colonia General Roca, iniciando con ello el verdadero ciclo cultural de
la zona.

Se afianza esta disposición gubernativa en la conveniencia pública de
establecer condiciones especiales de población para esta colonia.
Considera, pensando con simpática tolerancia, que las sinuosidades del
terreno exigen erogaciones pesadas en las labores de nivelación, antes
de ser entregadas a la agricultura. Esta circunstancia y la
característica arborescente del suelo, constituyen factores negativos
que se oponen al arraigo de los colonos sin capital.

Observa el ejecutivo, que debido a estas circunstancias, han permanecido
baldías muchas tierras de la colonia, a pesar del buen propósito de sus
propietarios de someterlas a la labor. En cambio, las chacras de los
colonos pudientes denuncian una sintomática prosperidad. Conviene
entonces, a juicio del decreto, limpiar y perfeccionar el viejo canal de
riego, aumentando su caudal y prolongándolo de manera que pueda permitir
el riego de numerosas chacras que no gozaban de sus beneficios. Estas
obras, según el gobierno, debían ser ejecutadas por los mismos
propietarios, ya que el Estado no estaba, momentáneamente, en aptitud
para su realización.

En el decreto, al propio tiempo que se encarrilaba la acción oficial
tendiente a incrementar la Colonia General Roca, tan injustamente
olvidada hasta entonces, se anticipaban los fundamentos de una
cooperativa de riego, dando calce a la sociedad que debía organizarse
incontinenti.

Con este aliciente, auspiciado por el compromiso gubernamental, se funda
una Cooperativa de Irrigación Limitada, en General Roca. Las primeras
acciones de la Cooperativa responden a un capital de 800.000 pesos que
importan la diferencia entre el precio fijado de 50 pesos por hectárea y
la reducción al mínimum de 2.50 pesos, de acuerdo con el artículo 5.º El
gobierno, por su parte, recién extiende títulos definitivos cuando los
colonos estuvieran en las condiciones establecidas por el decreto, es
decir con sus propiedades alambradas, desboscadas y niveladas,
abarcando los cultivos, por lo menos, una cuarta parte de la extensión
total de sus predios.

A partir de esta época se significa el florecimiento de la Cooperativa
como entidad económica. Su primer servicio reglamentado abarca una
extensión de 1.200 a 1.300 hectáreas. Esto ocurría durante los años 1910
y 11. Paulatinamente va bifurcando sus canales y distribuyendo por el
valle su red de acequias hasta llegar a completar un servicio aproximado
de 17.000 hectáreas, que es la superficie actual bajo su beneficio.

He aquí una ligera estadística de los cultivos comprendidos en la
extensión irrigada por la Cooperativa: Alfalfa, 11.000 hectáreas; viña
en producción, 1.600; viña nueva, 150; avena y cebada, 450; trigo, 500;
arvejas, 400; maíz, 300; frutales, 350; hortalizas, 700; cultivos
nuevos, 1.400. Total: 16.850 hectáreas.

La red completa de los canales y acequias de la Cooperativa, tiene una
extensión de 400 kilómetros. El canal matriz tiene 65 kilómetros de
longitud y se extiende a lo largo del valle, por la parte prominente,
desprendiendo diez canales secundarios, de los cuales dos van hacia el
norte y los demás al sur. Es de boca-toma provisoria. No tiene dique.
Esto no sería un inconveniente, si se conociera a ciencia cierta el
régimen de las aguas del río. Pero las investigaciones hidrológicas
relacionadas con el Neuquen, puede decirse que recién se inician con
método y objetividad.

Los 800.000 pesos iniciales que formaron la base de la institución,
fueron suma exigua para la expansión de la zona regable y el aumento
vertiginoso de los plantíos. Fué menester entonces, recurrir a un
empréstito bancario de 300.000 pesos, dinero que fué invertido en
importantes obras de ampliación y mejoramiento. Esta deuda sigue sin
tropiezos su amortización regular, según se desprende de los últimos
balances. Bastarían sólo estos detalles numéricos para demostrar el
acierto con que se desenvuelve la Cooperativa vigilando el interés de
los asociados y colonos y propendiendo a incrementar la zona con la
civilización del agua.

El canon de riego fijado por la Cooperativa, es de 8 pesos por hectárea
para los accionistas y 10 pesos para los no accionistas. Estos últimos,
tienen sometido a riego una extensión de 4.000 hectáreas,
aproximadamente.

En compañía del administrador, recorremos los canales, deteniéndonos en
algunos saltos y compartos donde la obra de mampostería revela cautelosa
previsión contra los arrebatos del caudal. En algún punto, donde el agua
se vuelca y cambia de nivel, la corriente ha socavado los bordes
amenazando continuar con su derrumbe. Viene allí, de inmediato, la
reparación disciplinando la corriente que lleva toda la impetuosidad de
un río.

Y, realmente, parece río esta arteria vital que se derrocha en las
huertas por la raigambre circulatoria de sus acequias. Pero un río
rumoroso y alegre, festoneado de verdura y ensombrecido por el fresco
alamedal cuyas paralelas se proyectan eternamente, bajo la serena
grandeza del cielo siempre claro y azul.


VOCABULARIO


=Talonando.= Situando.

=Epílogo.= Final.

="A ojo de buen cubero"...= Expresión usual para indicar las cosas que se
hacen sin medida exacta, sin estudios, y a bulto.

=Hidrogógica.= De “hidrogogía”: arte de canalizar aguas.

=Acequiado.= Canal del que se ha derivado acequías.

=Erogación.= Gasto.

=Incontinenti.= En latín: inmediatamente.

=Boca-toma.= La intersección de un canal con el río.

=Exigua.= Insuficiente.

=Raigambre.= Conjunto de raíces trabadas entre sí. Está en sentido
figurado.

=Acequía.= Pequeño canal o zanja que conduce el agua para el riego de las
tierras.



EL GRAN DIQUE DEL NEUQUEN


Frente al gran dique del Neuquen--que acabamos de visitar--la obra
hidráulica más importante del país y, quizá, del mundo, recorramos, en
ligera semblanza, el proceso cultural de estas tierras, desde la llegada
del ejército que plantó el primer rancho sobre la salvaje heredad, hasta
la civilización de los ríos y el triunfo de las industrias rurales.

Después de la revolución del 80, el general Conrado Villegas--figura
legendaria de la expedición al desierto, reclamada por la eternidad del
bronce--regresó a Buenos Aires con dos regimientos. Quedó el 5.º de
caballería en Patagones a las órdenes del coronel Wintter. Encariñado
Villegas con la gloriosa campaña, iba a tentar el avance definitivo
hasta el remoto Nahuel Huapí, segunda etapa militar después de la
concentración de Choele Choel con Roca--ministro y héroe--a la cabeza.

Regresó Villegas a Río Negro a principios del 81 con el plan general de
la nueva cruzada. El 82 se inicia la expedición al lago. La primer
brigada, que sale de Ñorquin en recorrida por los valles cordilleranos,
va al mando del coronel Ortega. Está constituída por el 11 de caballería
y el 12 de infantería. La segunda, sale de General Roca, al mando del
comandante Godoy. Esta fuerza cruza el Neuquen y costea el Limay hasta
sus fuentes. La tercer brigada, con el general Villegas a la cabeza,
parte de Choele Choel. Comprende el 6 de infantería, que manda Bernal y
cruza, en treinta leguas, la travesía desolada de Valcheta. Esta
concentración, operada en el sur con marchas en forma de abanico, barrió
las indiadas peligrosas, realizó investigaciones geográficas de
importancia y puso el punto final a la empresa conquistadora iniciada
con el foso de Alsina, años atrás y seguida con el plan militar de Roca,
todo bajo el gobierno previsor de Avellaneda. Con el jalón de Nahuel
Huapí, quedaban veinte mil leguas de territorio argentino rescatado a
la civilización y al trabajo. Esta expedición al sur duró el verano del
82. Se dejó junto al lago un destacamento al mando del comandante
Rosario Suárez y regresó el grueso de las tropas al alto valle del Río
Negro, dispuestas a seguir, en la paz y el trabajo, la era de
civilización que acababa de abrir la empresa militar.

Y se trocaron en colonos los soldados.

Como medida previa para encarrilar las industrias del campo, reclamadas
por la tierra generosa y feraz, se imponía la disciplina del agua. Fué
así que se cavó el primer canal por iniciativa del comandante don
Enrique E. Godoy, que llegó más tarde, como todos sabéis, a ministro y
teniente general. Esa primer obra hidrológica, que es la que actualmente
administra la Cooperativa de Irrigación de Colonia Roca, fué realizada,
técnicamente, por el ingeniero Hilarión Furque. El gobierno nacional
prestó todo su apoyo a esta primer tentativa en el sentido de difundir
la agricultura en la región. El general Roca, que acababa de asumir la
presidencia, tuvo un vaticinio augural: “Aquellas tierras, dijo, serán
la futura Mendoza". Fué así que puso todo su empeño en favorecer la
colonización. Los primeros agricultores fueron franceses, ingleses y
rusos. Llegaron a la zona en número de ochenta familias, traídos por
Godoy. Nuclearon sus pequeñas chacras en el paraje conocido por Sauce
Ladeado, entre lo que es hoy General Roca y Allen. De aquel primer
contingente, vive aún uno de los precursores de la agricultura regional,
don José Escale, que tiene una chacra importante, sin contar el coronel
Mallea, a la sazón teniente, que todavía gasta sus veranos a la sombra
familiar del huerto que formó en su mocedad.

Iniciadas las labores agrícolas con los beneficios del riego artificial,
se tropezó, de inmediato, con los inconvenientes de la administración
del agua. Era demasiado grande el canal para alimentar predios laborados
tan incipientes. Los trabajos de monda y sostenimiento de aquella
arteria y sus confluentes, complicados con el desconocimiento absoluto
del régimen de las aguas fluviales, debieron desalentar a los primeros
colonos. Se inició un ligero éxodo. Pero la feracidad de la tierra pudo
más que el pesimismo; y a pesar de las deficiencias de la compuerta del
canal y las bajantes del río, en verano, y sus desbordes incontenibles
en invierno, se reinició la población del valle, alentada por vecinos
progresistas como el doctor Marcos Zorrilla, uno de los más sinceros y
eficaces propagadores de la región.

Uno de los vecinos más viejos del valle--don Enrique L.--que ha
presenciado la obra del canal desde su primer palada, nos habla con
entusiasmo, de aquellos preliminares de la colonia, significándonos, al
propio tiempo, la lucha eterna que ha debido sostenerse para aprovechar,
en forma sistemada y eficaz, los beneficios del agua. La Cooperativa no
ha salvado aún los inconvenientes, según nuestro informante. Y es
justicia añadir que hay una opinión muy difundida en el alto valle,
según la cual esta institución de riego debía incorporarse a la acción
del gobierno, no bien se inaugurasen las obras del canal grande. En
nuestro reciente viaje por la zona nos hemos enterado de la petición
vecinal, elevada al gobierno, en el sentido de oficializar el giro de
esta Cooperativa.

Tal es, según este mal perjeñado boceto, el proceso cultural del alto
valle o sea el Departamento General Roca de Río Negro. Las industrias
rurales han tomado un vuelo de tal consideración, que han debido imponer
obras fundamentales en lo que se relaciona con la civilización de los
ríos y el aprovechamiento industrial de sus aguas. De ahí el gran dique
sobre el Neuquen y el canal grande que arranca en Cordero y terminará en
Chichinales.

El dique del Neuquen tiene por razón capital desviar hacia la cuenca
Vidal o sea el lago Pellegrini, las aguas sobrantes del río. Constituye,
propiamente, el primer paso en firme, dado en el sentido de evitar las
inundaciones en Río Negro. Con el apresamiento y civilización del
Limay--cuyo régimen dará margen a otros procedimientos debido a su
diversidad de caracteres fluviales y lacustres--se habrá completado
definitivamente un gran plan de defensa y aprovechamiento de las aguas,
base segura del gran porvenir industrial del valle.

Las más temibles inundaciones del Río Negro, han demostrado, sin duda,
la simultaneidad en las crecientes de los dos ríos Limay y Neuquen. Tan
abundoso caudal procedente de los lagos del sur y de los aluviones
cordilleranos, volcado sobre el Negro, debía producir la catástrofe. El
dique del Neuquen viene a asegurar científicamente la docilidad de este
río, por más turbulenta y arrolladora que sea su arremetida. Detenida su
corriente por los grandes portalones y la fortaleza de sus muros, el
agua buscará dos salidas: hacia la cuenca que es una hoyada como un mar,
o hacia el canal grande, domesticada por las obras de ingeniería y
bifurcada en su raigambre de canales y acequias fecundizadores. De
manera que con esta obra, realmente gigantesca, desaparece todo temor de
inundación por parte del río Neuquen. Con el estudio y apresamiento del
Limay, se complementará la obra hidráulica reclamada por el amplio
valle.

Por lo pronto, esta gran barrera de dique, opuesta a las aguas bravías
del río y complementada con el amplio canal que corre junto al
Ferrocarril del Sur en una longitud de ciento veinte kilómetros,
significa el punto de partida en donde afianzará su verdadero porvenir
la zona al orientar sus industrias en la explotación segura de la
tierra, sin zozobras, sin desesperanzas, sin precipitación.


VOCABULARIO


=Nahuel-Huapí.= (Voz araucana). Nahuel (tigre); huapí (terreno).

=Chinchinales.= (Voz araucana). Lugar del plomo. Chinchinal, es, además,
una cebollita silvestre.

=Jalón.= Estaca que usan los agrimensores. Por extensión se dice de lo que
señala el límite a que se ha llegado en una empresa.

=Monda.= Limpieza.

=Éxodo.= Emigración.

=Perjeñado.= Dibujado.

=Lacustre.= Perteneciente a los lagos.



UNA BODEGA EN RIO NEGRO


Acabamos de visitar la bodega de mayor capacidad del alto valle.

Como todas las de la zona, esta bodega se inició con cubas de madera, de
mucha capacidad, elemento no muy favorable en Río Negro para la buena
fermentación. Actualmente ha construído y sigue construyendo pilones de
mampostería de dimensiones, tipo y paredes comunes. Quedan, sin embargo,
algunas cubas de madera del país, lo que prueba que hay maderas
argentinas, de clima frío, aptas para suplir ventajosamente a las
antiguas cubas de álamo, siempre que se atienda con esmero la
construcción. Estas cubas pueden contener 80 hectólitros y dan un
resultado excelente, según nos manifiesta el administrador. La madera de
que están construídas es raulí patagónico. Sus duelas ofrecen algunas
vetas muy porosas. Esta condición hace sospechar que la madera no sería
muy eficaz para la construcción de cascos comunes. Ignoramos si se ha
ensayado en esta clase de vasijas.

La maquinaria de este establecimiento vinícola es absolutamente moderna.
Llama, sin embargo, la atención, de que no se disponga de un alambique
que le permita agotar sus orujos, perdiendo, en consecuencia, un
porcentaje elevado de vino y por ende, de alcohol y cremor tártaro. No
obstante, se ha iniciado la elaboración de algunos tipos de imitación
licorosos, que requerirán mejoramientos.

Gustamos en la bodega algunos vinos de tipo corriente, gruesos. Se ha
iniciado la elaboración de un clarete y otros más delicados y armónicos
que no admiten “bautismos” ni desdoblamientos en el mostrador...

Un vino blanco, nos sabe a bueno. También nos agrada un pinot de tres
años. Probamos, asimismo, un tipo licoroso, discreto.

Nos inicia en esta recuesta--pase el arcaismo--el viejo bodeguero,
marchito por los años, pero alegre y parlador, como conviene a un amigo
de Baco--en el amable decir.

Se percata del juicio técnico con cierta inquietud. Pero tiene fe en su
pericia. Más que con la boca nos pregunta con los ojos:

--¿Le agrada?

--Sí--respondemos.

--Este blanco--asegura el ingeniero A.--es de “folle blanche” y
semillón...

--Justo...--confirma el viejo.

Y a renglón seguido interroga:

--¿Usted es de Mendoza?... Yo he estado en Mendoza... ¡Ah, qué
tierra!... ¿Conoce la bodega de Escudero... de don Isidro?... Pues
allí...

El vinificador de ley, añoraba, con emoción sin duda, el hermoso país de
las vides. Allí aprendió a enderezar sus mostos y a hacer néctares
nobles con la ciencia que dá el duro bregar.

Recorremos la bodega. Nos llama la atención, en primer término, las
condiciones del techo, sistema cuyano, con cabriadas de pino tea,
tirantería de álamo, y cubierta de varillas de sauce embarrado, hecho
impermeable con una delgada capa exterior de argamasa. Lamentamos que
este techo no se asiente sobre paredes de adobe, en vez de mampostería,
que son más durables pero que no reunen, como las paredes “criollas”,
las condiciones exigidas por la temperatura.

Esta bodega elabora, actualmente, 5.000 bordelesas. Este año elevará su
producción a 7.000. Sus plantaciones abarcan 170 hectáreas, con 100 de
viñedos y el resto de frutales.

Dedicamos preferente atención a los cultivos. Nos entusiasma, en verdad,
el esmero con que se cuidan las viñas, la clasificación ordenada y la
disposición regular de sus liños de tres alambres. Sin duda, este
plantío es de los más florecientes y armoniosos de la zona. Los postes y
varillas de sostén son de cemento armado con alma de hierro. Los
cabeceros cuestan 1 peso m|n. y tienen 2.50 metros de alto (1 metro va
bajo tierra); y las varillas son de 70 centímetros. Esta clase de
material se ha comenzado a usar en Mendoza con buenos resultados. Es
más económico y tan seguro como el de madera. Tratándose de terrenos
lavados, sin salitre ya, es seguro que esta clase de puntales se difunda
en la región. Las principales variedades que comprende este viñedo son
malbec, semillón, pinot y cabernet. Hay también un poco de criolla, que
según el administrador de la finca--contrariamente a la opinión
vulgarizada en la zona--da un vino de primera. Es original, sin duda,
este resultado, pues la uva criolla de vino, sazona demasiado tarde y no
sería difícil que en esta parte del valle tuviera un formidable enemigo
en las heladas de otoño con su anticipo cruel. Ya lo dijo el adagio
español: “vendimia enjuto, cogerás vino puro”, aconsejando la cosecha de
las vides antes de las lluvias y heladas otoñales.

El cultivo de las viñas en este establecimiento, se practica por
administración. Sin embargo, parece resuelto que se pondrá en práctica
en adelante el procedimiento usado en Mendoza y San Juan, es decir, por
intermedio de contratistas al porcentaje de la producción.

La huerta de frutales comprende diversas variedades de durazneros,
manzanos, perales y ciruelos. Existe el propósito de secar la producción
de duraznos, para lo cual se ha adquirido un secador moderno. El resto
de la fruta será destinado a exportación o conservación, según convenga.
Como este año se ha perdido totalmente la fruta de esta zona del valle,
debido a las heladas de primavera, el problema de su industrialización
queda postergado para la nueva cosecha.


VOCABULARIO


=Cuba.= Vasija grande de madera, para contener vino.

=Raulí.= Arbol de la cordillera de los Andes (en el sud).

=Duelas.= Las tablas encorvadas de que se componen las cubas, barriles,
pipas, etc.

=Alambique.= Aparato que sirve para extraer por destilación las esencias o
espíritus que haya en un líquido.

=Cremor tártaro.= Bitartrato de potasio que se obtiene de los toneles de
vino y se purifica para la venta.

=Orujo.= El hollejo de la uva después de exprimida.

=Desdoblamiento.= Manipulación delictuosa que se hace con los vinos
añadiéndoles agua y diversas sustancias para aumentar la cantidad.

=Recuesta.= Requerimiento, intimación. Investigación.

=Percata.= De “percatarse”: enterarse, darse cuenta.

="Folle blanche".= En francés: loca blanca. Pronúnciase: fol blan.

=Cabriada.= (Cabrial o cabrío). Vigas o maderos dispuestos para asegurar
el suelo o techo de una casa o galpón.

=Argamasa.= Mezcla de arena y cal para obras de albañilería.

=Adobe.= Ladrillo sin cocer.

=Liño.= Hilera de plantas.



LAS BODEGUITAS DEL ALTO VALLE


Después de visitar las bodegas más importantes del valle del río Negro
superior, hemos recorrido las pequeñas bodegas, donde se sigue para la
elaboración de los vinos, los procedimientos más elementales. Todo el
mundo hace vino en la región. Pero, por lo común es el vino “de
garrote”, como se dice en buen romance, destilado a fuerza de viga,
torno y prensa rudimental. A veces un vinillo abocado, de buen paladar,
nos confunde frente al aspecto desorbitado y poco pulcro de la bodeguita
que lo produce. Nada es simpático en el local, pobre, mal oliente,
sucio. Y sin embargo es genuino el producto. Sólo la uva, nada más que
la uva, ha sido la sustancia vinócula que dió sus nobles mostos al
mísero lagar. Es la mano de obra sin duda, la que ha sabido suplir
airosamente a la pobreza mecánica bajo la pericia de algún viejo viñador
que trajo sus remembranzas de la tierra andaluza o de la Italia
septentrional.

--¿Qué le parece mi vinejo?--nos interroga con cara de triunfador, un
viejo valenciano de quien gustamos el producto de su pequeña vid.--Este
es un aloque de lo mejor, sin cristianar... Vea qué transparencia... Vea
qué nitidez...

Por no desconcertarle, ingerimos su licor sin una queja. Pero “su
vinejo” no es ni “de pasto”, ni peleón, como llamarían en su tierra, por
su baja calidad. Es un vinagrillo acedo, simplemente.

La escena se repite a menudo.

--Este es de solera, por lo guapo y fortificante--nos dice un malagueño,
mientras en un jarro de lata nos da a beber su vino.--Hasta para el
cáliz de la misa quedaría bien... Con un litro puede usted vigorizar
hasta cincuenta...

De entrada a algunos locales de conservación, el ojo alerta descubre en
los barriles mal apilados, la procesión de mosquitos que se escurre
entre los intersticios de las duelas. Es una colonia de “musca
cellaris”, que nos anticipa, de primera intención, el estado del
líquido que contienen las vasijas. Aquello es vinagre, evidentemente.

El enólogo que nos acompaña en esa incursión valletana, trató hace años
de encarrilar en la zona del Río Negro, la industria vitivinícola,
respondiendo a la misión que le encomendara la Dirección general de
agricultura. Respondiendo a nuestro deseo de conocer aquellos
preliminares de la región, nos hace el siguiente bosquejo:

--El pisado y molienda de la uva, ocho años atrás, se practicaba con los
pies en lagares de madera. Una vez molida se echaba en conjunto en las
bordelesas o pipones de un solo fondo, colocadas en posición vertical.
Por lo común no se procedía a la especificación de las clases de uva.
Sólo la uva blanca, se vinificaba aparte. La fermentación, tan
inapropiada, en locales mal dispuestos, en recipientes sucios, tenía que
resultar un desastre. La corrección de los vinos, era un procedimiento
poco menos que desconocido. Lo propio ocurría con el cuidado de los
vinos, una vez elaborados. El relleno no se practicaba en ninguna
bodega. Los trasiegos, se reducían, por lo general, a uno, comunmente
efectuado tres o cuatro meses después del descubre. La clarificación y
filtración eran palabras muertas. Se explica entonces que aquella
industria, tan incipiente, tan falta de manipuleo, de tecnificación y de
higiene, produjera tan malos brevajes, una especie de parodia de vinos
imposible de clasificar.

“Felizmente--agrega el enólogo--la industria noble ha venido a marcar
nuevos derroteros a la zona, con la selección cultural de las especies
de vid, los procedimientos científicos en la elaboración y la maquinaria
moderna.”

--Quedan, sin embargo, algunos rezagos de aquella
primitividad--argüimos, ante la evidencia de nuestra investigación.

--Es cierto--nos responde;--pero la reglamentación oficial y sobre todo
las exigencias de la demanda, han de barrer bien pronto con la mala
producción. Salvo los establecimientos de importancia que están
cimentando sobre hormigón, el crédito de sus vinos, estas a manera de
bodeguillas tienen que fracasar poco a poco, dando paso a la industria
noble y ordenada. Por lo pronto, es evidente el perjuicio que irrogan
con la mala calidad de sus productos. Los mismos mercados del interior
del Neuquen, poco exigentes de suyo, prefieren pagar más caros los vinos
de Mendoza, o introducirlos de Chile por los pasos de la Cordillera, a
llevarlos de esta zona, desacreditados por los pésimos vinificadores.

Es evidente que no todos los bodegueros modestos elaboran sus vinos en
condiciones antihigiénicas, siendo de notar que algunos de ellos tienen
verdadero acierto en la manipulación aun cuando se vean imposibilitados
por la falta de comodidad y elementos mecánicos a sentar tipos definidos
capaces de acreditar una marca.

El italiano Juan F., viejo viñatero, con tres décadas de residencia,
entre Río Negro y Neuquen, nos sorprende con un vino cocido, tirando a
marsala cuya fórmula, que es una verdadera “trouvaille”, según su
jubilosa afirmación, sólo la saben las parras pampanosas que ensombrecen
su risueña casita.

--¿Cómo lo hace?--le interrogamos.

--Ma... de uva. ¿No vé?

Y ríe francamente, poseído de que en su garrafa dadivosa ha escanciado
el néctar divino.

Después nos invita con un guindado excelente y un mal “chartreusse” de
fabricación doméstica a base de agua de las Carmelitas.

--Yo no soy bodeguero--nos asegura;--soy hombre de campo. Hace treinta
años cuidaba ovejas en las nacientes del Limay...

--¡Tan lejos!... ¿Y no tenía miedo a los indios?

--¡Qué esperanza!... Nunca me hicieron nada los indios. Ahora sí que
tendría miedo ir por allá entre los cristianos...

Y vuelve a reír nuevamente. Y reímos todos de la gran verdad de este
viejo, tan viejo y tan fuerte, mientras el sol, próximo al ocaso, juega
con las copas de los álamos y en los racimos lujuriosos que comienzan a
pintar.


VOCABULARIO


=Vinillo abocado.= Vino sencillo, pero suave y agradable al gusto.

=Vinócula.= Que produce vino.

=Lagar.= El pisadero de la uva.

=Aloque.= Vino tinto claro.

="De pasto".= Expresión italiana: vino común.

=Peleón.= Vino ordinario.

=Acedo.= Agrio.

=Solera.= Se llama así--vino de solera--al vino añejo que sirve para dar
sabor al nuevo.

="Musca cellaris".= La mosca que se cría en el vinagre.

=Trasiego.= De “trasegar”: mudar el vino de una vasija a otra.

=Manipuleo.= Diversas operaciones que se hacen con el vino (u otro
producto) hasta ponerlo en condición de ser consumido.

=Hormigón.= Mezcla compuesta por piedras pequeñas, cal y de cemento, la
cual es tan fuerte como la piedra.

="Trouvaille".= En francés: hallazgo, descubrimiento. Pronúnciase:
truvaill.

=Garrafa.= Botellón de cuello muy largo.

=Escanciado.= De “escanciar”: servir, verter.

=Néctar.= Licor delicioso.

=Lujuriosos.= Abundantes y bien desarrollados.



LAS FINCAS HUMILDES


El apresuramiento con que se organizó la colonización oficial en el alto
valle del Río Negro, debió obrar como factor negativo en la intensidad
de las labores agrícolas y el parcelamiento de las tierras. Se
favoreció, inconscientemente, el acaparamiento de chacras y la incuria
de los pobladores. La isla de Choele Choel, fraccionada en lotes de 100
hectáreas, como base colónica--y en donde los adquirentes afortunados,
han podido adjudicarse, merced a la liberalidad oficial, hasta diez y
más chacras--nos dá un ejemplo de estacionamiento industrial muy digno
de tomarse en cuenta. En cambio, en la vecindad de La Picasa, en Allen,
y aún en las colonias incipientes del Limay, vecinas a la confluencia,
el fraccionamiento de la tierra y la diversificación agrícola han
fundamentado los cultivos intensivos, marcando orientaciones a las
industrias derivadas de la agricultura y asegurando el bienestar de
innumerables colonos.

La isla de Choele Choel y los terrenos adyacentes son de una
constitución agrológica insuperable. Es imposible encontrar en el país
tierras más prodigiosamente feraces, como que no sólo son de origen
aluvional, sino que por la misma bifurcación del río, con su raigambre
confluenciaria, constituyen el conglomerado más rico de materias
vegetales. Pero esto no es suficiente para la prosperidad agrícola e
industrial de la comarca. Falta el parcelamiento en predios ínfimos como
medio de intensificar la población, tecnificar los cultivos y dar vida
estable a numerosas industrias reclamadas por la huerta, por el viñedo y
por la fruticultura.

Felizmente la zona cabecera del alto valle va evolucionando hacia las
pequeñas chacras. Los colonos de la margen izquierda del Limay, con sus
finquitas no menores de 2 hectáreas ni mayores de 15, vivirían en el
mejor de los mundos si tuvieran los beneficios discrecionales del agua,
a pesar del cánon gravoso por concepto de riego y la evidente
mediocridad de sus tierras. Allí está la verdadera agricultura
intensiva de la región. Y sería una falta de tino del gobierno de que no
mejorara a la brevedad las condiciones precarias en que se desenvuelven
estos agricultores, por la carencia del agua debido al dispendioso
sistema de su aprovechamiento.

En Allen hemos encontrado el ejemplo más elocuente del pequeño
cultivador. Se trata del vecino M. C., helvético, arboricultor
competentísimo, que trabaja, sin ninguna ayuda, las cinco hectáreas
escasas de su propiedad. Con toda complacencia hemos visitado la
finquita de este agricultor recogiendo la impresión más halagadora.
Dedica una atención especial a los frutales y a la huerta. Pero el
renglón más lucrativo de sus productos, lo constituye el cultivo de
rosales con destino a plaza. ¡Rosales, a doscientas leguas de Buenos
Aires! ¡Eso es valentía! Alguna vez el escepticismo de la metrópoli se
manifestó en nota chispeante, cuando el poeta Guido Spano, desde su
puesto eventual en el ministerio de agricultura, aconsejaba a los
agricultores del país que plantaran rosales para perfumar el acíbar de
la vida... Se confirma aquí la razón del viejo Anacreonte; y no a la
vera de la urbe estupenda, en el cómodo “faubourg”, sino en el valle
lejano, más allá del “far west” argentino y donde la fantasía porteña
cree ver todavía las mesnadas de los hijos de Caupolicán afilando sus
lanzas, bajo las salvajes sauzaledas del río...

Y no sólo cultiva C. rosales para la exportación de ejemplares vivos,
con rumbo a las jardinerías de la metrópoli, y con rendimientos
aceptables, sino que se propone establecer, de acuerdo con la medida de
sus fuerzas, una pequeña destilería de esencia de rosas. Si no
hubiéramos visitado su chacrita, que es una monada; si no hubiéramos
departido largamente con este agricultor--con este grande y hazañoso
agricultor;--si no hubiéramos puesto en juego su tecnicismo, bien
cimentado en su propia huerta de frutales, podríamos pensar que era el
lirismo de un visionario, este pujo industrial de hacer suaves esencias
donde los cerdos dan valiosas gorduras y los alfalfares invernan ovinos
de alta selección...

Pero ahí está la comprobación en su finca. La recorremos con deleite,
con emoción. Se recuesta sobre el canal de la cooperativa, como un
ingerto promisorio sobre vigoroso patrón. ¡Qué aprovechamiento más
meticuloso el de su predio! ¡Qué sencillez encantadora la de su casita!
El agua se desparrama con equidad sobre los camellones. Prosperan
maravillosamente las plantas. De primera intención se advierte en los
frutales la mano experta del podador. Hay manzanos que no se levantan un
metro del suelo y cargan abundosas pomas. Allí está la ciencia del
huertano, evitando las ramazones inútiles, que demandan su parte de
savia ineficaz y donde la parasitología encuentra un refugio
inapreciable. Persigue C., con verdadero afán, la variedad de pomacea
que resista al famoso pulgón, enseñoreado de los huertos valletanos. Y
ensaya, ensaya siempre con la pertinacia de un benedictino, en procura
del ejemplar inmune que pueda dar al traste con la terrible plaga.

Su finca, aparte del rendimiento en producción que asegura su modesto
bienestar económico y el de su familia, es, en pequeño, todo un campo de
experimentación. Se multiplican por ensalmo, variedades y familias,
siguiendo un plan sistemado de observación bajo el más escrupuloso
aprovechamiento de la finca. No hay desperdicio en su tierruca. Después
del jardín de rosales, viene el huerto. Allí, entre las hileras de
manzanos, perales y durazneros, se refugian las hortalizas, los
espárragos, el pradito de maíz y el frutillal y conviven hasta las
plantas exóticas, los kakis, las frambuesas...

Cuando visitamos esta finca, encontramos a C. en la faena de arraigar un
enjambre de abejas que se había asentado sobre una planta de membrillo.
Su colmenar es modesto, muy modesto, construído toscamente de cajones.
Pero esta iniciación, que se incorpora a la intensa labor de la
propiedad, ha de ser industria lucrativa dentro de poco, dado el
carácter técnico que piensa C. imprimirle a su apicultura. Recorriendo
la huerta de frutales, nos invade el recuerdo de La Vegetariana, aquella
finquita de Astorga, en Guaymallén, también de cinco hectáreas,
trabajada intensivamente, con rendimientos de quince hectáreas merced a
la distribución de sus plantíos: los frutales, alineados, sirviendo de
rodrigones al parral; y entre los camellones, de fila a fila, las
acelgas, las cebollas, los tomates, toda la variedad hortícola, base de
su apostolado y su alimentación.

No entramos en las interioridades de la casita del colono, pero tenemos
la certeza de que reina la felicidad dentro de aquellas paredes
humildes. Hay alegría en el solar. La obra de este hombre diligente ha
sabido hacer un paraíso de aquella lengüita de tierra, adherida al canal
como pidiendo una caricia a sus aguas. Y no sólo suponemos bienandanza
en el hogar; suponemos holganza económica y sospechamos hasta los
ahorrillos previsores que darán más tarde a este granjero fuerzas
vitales para afrontar empresas mayores. Ya en Neuquen, encontramos otro
colono--un valenciano--digno de tomarse como modelo de agricultor
intensivo. Pero en el caso de C., se une la labor del labriego al
tecnicismo del arboricultor, al tino del granjero inteligente que
distribuye su labor diaria entre sus plantas, a pleno sol, y el libro de
consulta; que pone sobre la rutina una nota cultural propia, sustantiva
y quizá trascendental para la comarca.

Recorremos la finca. Con toda buena voluntad nos asesora C. sobre el
resultado de sus experimentos. Su obsesión, su pesadilla es, hoy por
hoy, el pulgón lanígero que ataca sus manzanos. Regresamos luego a su
casita. Mientras reposamos a la sombra de un sauce, su esposa nos
obsequia con un plato de frambuesas frescas con vino y azúcar, delicioso
y sencillo manjar que no habíamos probado nunca...


VOCABULARIO


=Incuria.= Abandono, descuido.

=Incipiente.= Que comienza.

=Aluvional.= De “aluvión”: terreno formado por la acumulación de cieno,
arena, etc., después de las avenidas.

=Conglomerado.= Mezcla.

=Discrecional.= A discreción, a voluntad.

=Mediocridad.= Calidad mediana.

=Precario.= Inseguro, escaso.

=Dispendioso.= Costoso.

=Helvético.= Suizo.

=Arboricultor.= El que cultiva árboles.

=Excepticismo.= Duda, desconfianza.

=Eventual.= Temporario.

="A la vera".= Al lado.

=Urbe.= Ciudad.

="Far-West".= En inglés: el lejano Oeste, expresión con que se designa la
región occidental de los Estados Unidos. Pronúnciase: far úest.

=Pujo.= Alarde.

=Meticuloso.= Cuidadoso de los detalles.

=Poma.= Manzanas, o fruta, en general.

=Huertano.= El que cultiva la huerta.

=Parasitología.= El estudio de los parásitos.

=Pomácea.= Familia vegetal que comprende a los manzanos y otras plantas
afines.

=Pulgón.= Insecto perjudicial a los frutales.

=Benedictino.= Monjes de una orden europea. Por extensión, se aplica a las
personas capaces de realizar trabajos largos y pacientes.

=Inmune.= Libre.

=Dar al traste.= Acabar con una cosa, destruírla.

=Trascendental.= De la mayor importancia.



LA ISLA DE CHOELE-CHOEL


“¡Qué noche aquella del 24 de mayo, primera que pasamos en Choele
Choel!”, recuerda el comandante Prado en su sabrosa memoria “La guerra
al malón". “Hizo un frío tan espantoso--agrega y era tan grande nuestra
desnudez, que al recordarla después de veintiocho años, se me ocurre que
va a echarse a tiritar todo mi cuerpo. A orillas del fogón parecían los
milicos fantásticos asados en banquete de caníbales, girando
automáticamente al calor de la lumbre, para evitar que mientras se
calentaba el pecho se escarchase la espalda. Los centinelas eran
relevados cada veinte minutos, y cuando los retenes volvían al cuerpo de
guardia, era necesario apelar a las fricciones para desentumecer la
tropa. Al amanecer del 25 y cuando formamos para saludar la salida del
sol, el dilatado valle ofrecía el aspecto de una inmensa sabana, cuya
superficie crujía con siniestro ruído al quebrarse la escarcha al paso
de los soldados. Y cortando en dos aquella espléndida llanura, alzábase
serpenteando en caprichoso zigzag, la columna de vapor escapada del río
Negro, en espesa e impenetrable neblina".

Iba a epilogar el ejército su brillante jornada. Junto al río huraño se
levantaría el primer pueblo del sur, jalonando la concentración
victoriosa y a manera de avanzada de la nueva empresa militar, rumbo al
lago Nahuel Huapí y a las cordilleras del Neuquen.

Se eligió el terreno para la nueva población. Contraviniendo la
información popular, que atribuía al río crecidas arrolladoras, autorizó
la ciencia de un ingeniero el local propicio y hasta donde no llegarían
las aguas iracundas. Y se comenzó afanosamente, febrilmente, la
construcción del pueblo. Se convirtieron los soldados en carpinteros,
albañiles y mecánicos. El cuartel pasó a ser una gran maestranza.
Conrado Villegas, Teodoro García, Manuel Campos, Wintter, Fernández Oro,
Montes de Oca, Nadal, Cerri, Moritan--jefes de la cruzada--se convertían
en proyectistas y horneros, arquitectos y leñadores. Y así fué tomando
cuerpo la población, sobre un recodo del río, ensombreada por los sauces
cerúleos, dominando el valle desde la barranca florida. Al mes y medio
ya el caserío había tomado aspecto urbano. Pero un día comenzaron a
subir las aguas. Nadie prestó atención al fenómeno, puesto que la
seguridad del pueblo estaba basada en las matemáticas del ingeniero. Y
siguieron las aguas derramándose por las vegas del valle. El río, lleno
de braveza, se desbocaba por los ramblizos, cubría los islotes, se
empinaba como un potro ensoberbecido junto a las barrancas, abatía sin
piedad los sauces ribereños y se precipitaba como un furioso turbión
hacia el mar...

No llegó la primavera para este pueblo fortalecido por el amor a la
patria y por la fe. El 17 de julio amaneció el pueblo rodeado de agua...

--Se agotaron las provisiones de carne--dice el comandante Prado,
testigo ocular.--Entonces se apeló al racionamiento extraordinario
consistente en un puñado de harina que cocíamos, amasándola sin sal
algunas veces, al rescoldo y a una que otra piltrafa de caballo que nos
tocaba por milagro. Al hallarnos aislados por la creciente, y no
sabiendo el tiempo que duraría esa situación, el General Villegas
dispuso que se reunieran los caballos que habían quedado en el
campamento pertenecientes al servicio de la proveeduría y a los
ayudantes, a fin de distribuirlos para el consumo, moderadamente. Entre
tanto, casi a la vista de todos, las caballadas se ahogaban en sus
rodeos, se ahogaban las novilladas del proveedor, sorprendidas en su
marcha, y dentro de poco nos ahogaríamos también nosotros. Y para que no
entrase el desaliento en los espíritus, la división hacía constantes
ejercicios durante el día, hundiéndose en el fango formado por el agua
que brotaba del suelo. Por la noche esos mismos milicos lo pasaban
bailando al compás de las bandas de música que tocaban, de orden
superior, las más alegres piezas de sus repertorios...

La inundación arrasó con todo.

Mes y medio después, a fines de septiembre, se habían tirado las bases
de otro nuevo campamento, un poco más al oeste, sobre las barrancas del
río, hasta donde parecía imposible que llegaran las crecidas. No fué
esta la población definitiva. Acabamos de visitar Choele Choel y sus
alrededores. Ahí están las ruínas de este campamento. Sólo ha quedado en
pie la comandancia que ocupó el general Villegas y una media docena de
robustos álamos que resisten como atalayas, los embates del tiempo.

Así fueron los preliminares civilizadores de Choele Choel. Después de
esta primer tentativa del ejército, vinieron los colonos. Se dividieron
y cultivaron las tierras. Se organizó el regadío. Y pasó por fin el
ferrocarril intensificando la nota de cultura y trayendo población y
bienestar.

La isla de Choele Choel constituye hoy, uno de los centros rurales más
importantes del valle. Las condiciones agrológicas de la tierra son
insuperables. El clima es benigno. Su situación junto al ferrocarril,
contribuye, como primer factor, en el estímulo de sus industrias
agropecuarias. Su población, que se densifica sensiblemente, puede
calcularse en más de 3.000 habitantes, colonos todos. Las crecidas del
río Negro, que fueron hasta no ha mucho tiempo, un formidable enemigo de
la agricultura isleña, incipiente pero augural, van a ser sometidas con
las grandes obras hidráulicas del valle. Ya el formidable dique del
Neuquen, puesto como una barrera sobre el río veleidoso, se encarga de
docilizar la corriente iracunda, enviando hacia la hoyada Vidal, el
exceso pernicioso de las aguas que solían, en los meses de invierno,
malograr las vigilias ribereñas. Con este gran alivio, que representa el
primer paso formal en el sentido de regimentar los grandes ríos de la
alta Patagonia, se asegura la tranquilidad de la comarca interín se
formalizan los estudios para poner reparo a las turbulencias del Limay.

Este paso en firme dado por la civilización del agua, inicia un nuevo
ciclo cultural para Choele Choel.

La acción oficial, después de un lamentable abandono de más de veinte
años, se significa en 1904 con un decreto de colonización. Se divide la
isla en chacras de 100 hectáreas. El loteo era previsor, sin duda, pero
mientras la disposición gubernativa daba facilidades de pago para la
adquisición de las chacras, no se puso límite con el máximo prudencial
de tierra que pudiera adquirir cada colono. De ahí que los
adjudicatarios pudientes acapararan diez y veinte chacras, en menoscabo
de la agricultura intensiva reclamada por las condiciones del suelo y el
espíritu oficial que autorizó la colonia. No creemos que los grandes
tenedores de tierra en la isla puedan alegar ninguna razón fundamental
en su descargo. La producción frutícola, que es excepcional, no da
margen aún a una industria lucrativa, a pesar de su excelencia. Y su
éxito irrefragable en los certámenes de la metrópoli, no ha logrado
mover el lirismo de sus cultivadores que se limitan a pequeñas parcelas,
mientras la fruta del Paraná, domina la plaza; y sigue nuestra novelería
pendiente de las manzanas de California, llenas de color y de vida, pero
costosas, uniformes y antipáticas... Ninguno de los terratenientes de la
isla tiene una huerta de frutales superior a 4 hectáreas de extensión.
En estas condiciones, la fruticultura que debiera ser, por la validez
calitativa de sus ejemplares, el primer renglón agrícola de Choele
Choel, deja su carácter de empresa industrial para convertirse en
deporte ornamenticio con rumbo a las ferias de exhibición y a los
torneos platónicos de la capital. ¡No, pues! Esta isla llena de belleza
y de maternidad, donde el río pletórico, dejó con sus resacas, por
centurias, sus fecundizantes aluviones, está reclamando extendidos,
ubérrimos plantíos, civilizados por la ciencia agraria, tecnificados por
la industria y ennoblecidos por el riego racional.

Mientras tanto, los fruteros siguen aferrados a sus cultivos
incipientes, sin extender sus huertos ni buscar en la selección de sus
variedades, tipos que salven los inconvenientes de la distancia y
respondan a las exigencias del mercado.

Está en la conveniencia de todos los propietarios isleños, dar
incremento definitivo a esta industria, buscando los tipos de
exportación embellecidos por el tamaño, la consistencia y el sabor. La
obsesión por la monocultura--vale decir, “la fiebre de la
alfalfa"--tiene que ir suavizándose poco a poco, frente a la necesidad
de las industrias combinadas y la implantación de la chacra mixta. La
alfalfa, como cultivo, asegura, ciertamente, la especulación inmediata,
traducida en producción ganadera, en reses de frigorífico, en textil.
Pero, sería muy pobre el porvenir de estas tierras, si fincara solamente
en aplicaciones pastoriles. El riego artificial, que es científico, que
es dispendioso, que importa el más alto exponente de la cultura
agrícola, puesto que vitaliza hasta los suelos más tenaces, salobres y
áridos, tiene otra misión más eficiente que alimentar la hierba de los
rebaños, en un país como el nuestro, de húmedas vegas y llanuras
feraces. En Europa, donde toda corriente de agua es una fuente de
maternidad para los prados ribereños, sólo justificarían esta
prodigalidad del riego, en la propia juventud de nuestras industrias
rurales. Esta gran riqueza del agua, que importa el resultado de una
energía trascendental, aplicada por la nación en bien de su progreso,
reclama fuentes de producción más intensas, más científicas, más
complejas que los potreros de alfalfa, librados a la rutina del
sembrador y a las veleidades del tiempo...

De acuerdo con la calidad de la tierra, la producción de hortalizas es
excepcional. Como suena: excepcional. Son inmejorables las arvejas. Los
porotos, las cebollas, las patatas, los garbanzos, rinden
prodigiosamente. Dan bien los tomates y el pimentón. Por error tal vez,
se ha difundido en la isla, la arveja de ojo negro, en lugar del “petit
pois". Aquella se prodiga con mayor abundancia, pero ésta podría
constituir una industria de gran rendimiento, dada su salida.

El maíz rinde de 6 a 7.000 kilos por hectárea, elevándose a mayor
cantidad. No ocurre esto en la parte alta del valle, en Roca y Allen por
ejemplo, donde la producción maicera es inferior. Sin embargo, nadie
dedica mayor atención al maíz. Se siembra escasamente lo necesario para
el consumo. El maíz, por lo general, se cultiva sin riego en la isla,
aprovechando los terrenos de regadío para la alfalfa.

Algunas fincas han sido acotadas por mimbreras, como valladares,
anticipando, tal vez, la industria de la canastería. Por lo común los
cercos vivos en la isla, son descuidados. No hay parangón posible entre
las calles de la isla y las calles arborizadas de Cipolletti, La Picasa,
Allen o Roca, con sus primorosas alamedas y sus trincheras de
tamariscos.

En la estación de Choele Choel, mientras aguardamos la llegada del tren,
departimos con un maestro: el director de la escuela de Colonia Galense,
en la isla. Coinciden los informes que nos habían anticipado sobre este
educacionista, con el juicio que nos merece la interlocución. Se trata
de un maestro en el amplio concepto. Es joven. Ha estado en Patagones de
vice director de la escuela normal, si mal no recordamos. Este año se ha
sustraído al encanto de las vacaciones dedicándose al negocio de frutas.
Ha acaparado la producción de la isla. En la estación dirige,
personalmente, el embarque de los cajones a General Roca, a Bahía
Blanca, a Allen, a Cipolletti, a Neuquen. Todos los días la misma faena.
Y todos los días hace extender con sus peones, sobre una jerga, en el
suelo, el montículo de sabrosos duraznos, en obsequio a los “habitués”
de la estación, a manera de refacción comunal.

Nos interesa, por cierto, algunos pormenores sobre el carácter de “sus
niños”, retoños de ingleses e italianos, de españoles y rusos, de
criollos y de indios.

--Los rusitos--nos dice--son aplicados e inteligentes. Asimilan con
extraordinaria rapidez las lecciones. Los niños criollos, parecieran, “a
priori”, más retardados, pero una vez que se compenetran de las cosas,
retienen las explicaciones admirablemente.

--¿Y los aborígenes? Porque ha de tener algunos niños indígenas...

--Son dóciles, atenciosos e inteligentes. Concurren a las clases con
asiduidad y aprenden bien sus lecciones. Hace algún tiempo, me llamaron
la atención dos niñitas, hijas de indios. Había notado en ellas cierto
retraimiento, cierto dolor oculto, tanto en las horas de clase como en
los recreos. Quise escrutar estos pequeños corazoncitos: “¿Por qué
estáis tristes?"--“Porque las otras niñas nos dicen que somos negras y
no quieren juntarse con nosotras"--me respondieron.--Me pareció la
odisea de una raza que no había acabado todavía con su último dolor.
Horas más tarde, tocaba en clase el sentimiento de los niños explicando
la muerte de un perrito aplastado por la rueda de un carro, frente a la
escuela. Los niños habían presenciado la escena. Les hablé de la
utilidad de los perros y de la piedad que debemos tener con los
animales. Cuando terminé la clase, todos los niños estaban
apesadumbrados, pendientes de la dolorosa tragedia. Sólo las niñas
indias lloraban...


VOCABULARIO


=Choele-Choel.= (Voz araucana). Significa ruídos extraños o raros.

=Fogón.= Hoguera en el campo, en la que los soldados preparan su alimento
y con cuyo calor se defienden del frío.

=Retenes.= Pequeños grupos de tropa que recorren los puestos de
centinelas.

=Desentumecer.= Quitar la torpeza de los miembros entumecidos.

=Epilogar.= Hacer o realizar el final de una cosa.

=Contraviniendo.= Oponiéndose, obrando en contra.

=Iracundas.= Furiosas; impetuosas.

=Maestranza.= Fábrica o talleres de construcción de armas u otros efectos.

=Cerúleos.= Del color azul del cielo. Por extensión: lo que es o parece
ser del cielo.

=Ramblizos.= El sitio, por donde corren las aguas de los turbiones y
avenidas.

=Ribereños.= De la orilla.

=Turbión.= Aguacero corto y muy violento, acompañado de viento fuerte.

=Rescoldo.= Ceniza caliente que conserva alguna brasa.

=Proveeduría.= Oficina militar que provee los víveres y efectos comunes a
la tropa.

=Preliminares.= Primeros pasos.

=Docilizar.= Volver dócil, dominar, regularizar.

=Interín.= Mientras tanto.

=Turbulencias.= Alborotos, perturbaciones. En sentido figurado: desbordes.

=Adjudicatario.= Aquel a quien se atribuye la propiedad de una cosa.

=Menoscabo.= Daño, detrimento.

=Irrefragable.= Lo que no se puede contrarrestar.

=Platónicos.= Puramente idealistas, sin finalidad práctica.

=Pletórico.= Repleto, rebosante.

=Resacas.= Depósitos que dejan las crecidas avenidas de mareas.

=Centurias.= Siglos.

=Aluviones.= Terrenos formados por los depósitos que dejan las aguas.

=Ubérrimos.= Los más productivos, los más fértiles.

=Textil.= Dícese de lo que da material para hacer tejidos.

=Mimbreras.= Hileras de mimbres.

=Valladares.= Cercos, barreras.

=Parangón.= Comparación.

=Interlocución.= Conversación.

=Montículo.= Monte pequeño, montón.

=Compenetran.= De “compenetrarse”: darse cuenta.

=Asiduidad.= Frecuencia continuada.

=Escrutar.= Observar, conocer.

=Odisea.= En sentido figurado: destino.

=Apesadumbrados.= Doloridos, apenados.



LOS SAUCES PATAGONICOS


Cuando las tropas nacionales que batieron el desierto, llegaron, después
de penosa travesía, a las márgenes del Colorado, el saucedal silvestre
les brindó su amable abrigo. Sobre la copa del sauce más viejo y más
alto, la gratitud nacional que ya comenzaba a tejer la corona a sus
muertos ilustres, puso un nombre: Alsina. “Paso Alsina” se denominó
aquel vado del río. Por allí cruzó el ejército, rumbo a Choele Choel. El
sauce patagónico fué el primer amigo que recibió cariñosamente,
campechanamente, a nuestras armas victoriosas y fatigadas. A su sombra,
sentimental y alegre--supervivencia aborigen del territorio conquistado,
que reclamaba ranchos criollos para perpetuarse en su aspecto
familiar--debía sentar sus bases la colonia.

Y fué así nomás. Los sables mellados de nuestra caballería, volvieron al
arsenal. La tierra reclamaba el brazo de los héroes para abrirse en su
estupenda maternidad. Y mientras se trocaban las carabinas por las
palas, y las cureñas por las carretillas de mano, en la empeñosa tarea
de sangrar al río por canales fecundizadores, con las ramas
de los sauces patagónicos se levantaban las viviendas de los
labriegos--soldados de ayer--y se construían las estevas de los arados.

¡Qué árbol más expresivo, más lleno de dolor y de amor, más hospitalario
y más humilde, más generoso y más eterno! El caldén pampeano es la
fortaleza; el sauce patagónico, la bondad. Se complementan los dos en el
simbolismo autóctono y en la leyenda salvaje. Aquél tiene la braveza
indomable del indio, hosco, retorcido, huraño; éste tiene la generosidad
de la tierra virgen. Si fueran pájaros, serían el carpintero y el
chingolo; si fueran bestias, serían el puma y el guanaco; si fueran
hombres, serían el soldado y el labrador...

Vosotros, los porteños burócratas, no lo conocéis. Cuando los hayáis
trasportado a vuestros jardines; cuando exornéis vuestros parques con
sus bosquecillos elocuentes y sentimentales; cuando le cobréis el amor
que reclama, veréis que ningún árbol como el sauce patagónico más digno
de dar el gajo que pide el bronce para plasmar la corona a los héroes de
la Pampa, Río Negro y Nahuel Huapí...

El sauce llorón tiene un aspecto único. Parece el dolor de una vidalita.
Llora sobre la huesa de sus muertos, sobre la acequia que corre a su
pie, sobre el rebaño que ramonea su follaje, sobre el rancho que cobija.
El cielo le da el rocío para la fuente de sus lágrimas. El sauce
patagónico, tiene otra expresión y otro lenguaje. Hay en su aspecto un
seducente panteísmo que llama al contemplamiento, a la silenciosa
invocación. Tal el efecto que nos hizo un grupo de sauces, vecino a la
ribera del río, en la isla de Choele Choel. Cada planta adoptaba una
actitud diferente. Aquel sauce, después de levantarse cuatro metros, se
inclinaba hacia el suelo, en una gran comba, como un misterioso signo de
interrogación. Aquel otro, parecía retar al cielo, empinado y sombrío a
la vez, como un Prometeo avasallador. El de más allá era un eremita
achacoso y beatífico encapuchado en su mustio jergón. Otro parecía
hincado en el suelo, levantaba el tronco central, decapitado en su copa,
y se abría desde abajo en dos ramas inmensas, como dos brazos de piedad.
Y todos así: adoloridos, quejumbrosos, extraños...

Y hemos pensado en el drama silencioso de estas plantas y en la burla
cruel del río que dejó la amistad de sus sauces ribereños para
escurrirse por un nuevo canal. ¡Y así está de angustiada la fronda!...

Pero, dejemos el ensueño. La industria reclama su prosa vil en el
aprovechamiento de las plantas, así sea el laurel de Apolo, los árboles
hespéridos o el olivo augural. Estos sauces que bordean los ríos de la
Alta Patagonia, constituyen sin duda, una de las riquezas naturales más
firmes de la zona. Los bosques de ñire, de lenga, de araucarias, de
coihué, de cipreses y de raulí, que comprenden sin desperdicios la
inmensa zona cordillerana, desde el río Agrio hasta la Tierra del Fuego,
representan un valioso tesoro. Pero su industria es mediata, cuando se
pueble, cuando se lleve el ferrocarril hasta aquel gran país de las
montañas, casi desconocido para el resto de la República. Y no sólo es
mediato el aprovechamiento industrial de las florestas--salvo ensayos de
poca trascendencia--sino que la repoblación de aquellos bosques, de
nobles maderas, es gravosa en dinero y eterna en tiempo.

El sauce patagónico, es la carne de perro puesta al margen de los
pueblos valletanos, corriendo en interminable cenefa, junto al Negro y
al Colorado, a la vera del ferrocarril del Sud. No tiene el sauce el
problema de la repoblación que tienen las maderas duras de las demás
especies patagónicas. Una explotación sobre determinada superficie, que
posea ejemplares maderables para trabajar de cinco a ocho años, puede
formalizar una labor ininterrumpida sin solución de continuidad, debido
al crecimiento rápido de los árboles jóvenes. El ingeniero forestal Max
Rothkugel, ha publicado recientemente, bajo el patrocinio de la oficina
de bosques y yerbales del ministerio de agricultura, un interesante
volumen titulado “Los bosques patagónicos”, con numerosos cuadros, mapas
y fotografías. Sin embargo, en esta labor, que debe ser dispendiosa para
el gobierno, no dice una palabra sobre el sauce patagónico, a pesar de
la importancia industrial que representa, tal vez el primer renglón en
el aprovechamiento eficaz e inmediato de nuestras florestas australes.

No es nuestro propósito desvirtuar la obra de referencia que para
nosotros tiene, a pesar de esta omisión, un ponderable significado como
aporte científico al estudio de nuestra flora. Queremos, simplemente,
justificar nuestra aseveración con el concreto. Y el concreto más
eficiente nos presenta el aserradero de sauce patagónico que acabamos de
visitar en Choele Choel.

Este establecimiento explota los sauzales ribereños de la margen del Río
Negro--brazo norte--desde Paso Lescano, a 6 leguas de Choele Choel,
hasta Paso Peñalva, en la confluencia de los dos brazos del río. Calcula
la empresa que sobre el bosque en pie, de plantas adultas, puede
trabajar sin descanso, por espacio de seis años. Interín se harán
replantes y se pondrán en condiciones maderables los arbustos.

Complacidos recorremos el establecimiento. Nos seduce, en verdad, esta
industria que ha venido a abrir un nuevo horizonte a la comarca,
mientras se tecnifica el cultivo de las vides, se regimenta el regadío y
se formaliza la industria frutal. Es una empresa netamente criolla, por
la nacionalidad de sus sostenedores y el carácter de su explotación. El
monte indígena ha sentido en su entraña el golpe del hacha invasora.
Pero el jugo vital de sus heridas alimentará nuevos retoños que
eternizarán la floresta alegre, marginando por siempre los ríos
patagónicos. Es una transfusión que se opera en su generosidad sin
reatos. Ya no dará sus ramas al rancho ni a la hoguera, entregado en
cuerpo a la evolución civilizadora. Con su aserrín se fabricarán adobes
con destino a las construcciones modernas que reclama el progreso del
valle; con sus tablas se fabricarán los cajones para arrastrar hasta los
mercados del Plata, las deliciosas frutas de las huertas ribereñas. Y la
poesía perdurará en la fronda, junto a los ríos pletóricos, remozando la
añoranza de la vieja heredad...


VOCABULARIO


=Vado.= Paso.

=Supervivencia.= Acción y efecto de sobrevivir.

=Huesa.= Sepultura.

=Ramonea.= De “ramonear”: pacer los animales las hojas de las plantas y la
punta de las ramas.

=Seducente.= Que seduce.

=Eremita.= Ermitaño.

=Avasallador.= Dominador.

=Beatífico.= Santo.

=Encapuchado.= Que lleva capucha; fraile.

=Jergón.= Tela burda con que se hace el hábito de los frailes.

=Ñire.= Arbol patagónico de la región de los lagos.

=Lenga.= Id., íd.

=Araucaria.= Id., íd.

=Coihué.= Id., íd.

=Ciprés.= Id., íd.

=Rauli.= Id., íd.

=Repoblación.= De “repoblador”: poblar de nuevo.

=Desvirtuar.= Negar, rectificar.

=Aseveración.= Afirmación.

=Eficiente.= Eficaz, probatorio.

=Replante.= Nueva plantación.

=Netamente.= Completamente; visiblemente.

=Invasora.= En sentido figurado: destructora.

=Transfusión.= Operación que tiene por objeto hacer pasar cierta cantidad
de sangre de un hombre a otro o de un animal a un hombre. Está en
sentido figurado.

=Añoranza.= Aflicción o pena por la ausencia o pérdida de persona o cosa
muy querida.



UNA FINCA DEL LIMAY


La finca Los Canales, a tres leguas largas de la capital del Neuquen
frente a la estación Plottier, enmarcada entre la ferrovía y el Limay,
nos da una idea clara de las tierras ribereñas y su feracidad.

Data de nueve años la iniciación agrícola de este establecimiento.

El macizo de cultivos, con la casa familiar, la administración y demás
dependencias del establecimiento, se levanta al lado de un lago pequeño
y transparente, antiguo remanso del río, separado del cauce por los
terrenos de aluvión. Cuando los hermanos P. iniciaron la finca, sólo un
sauce patagón empenachaba el barranco. Hoy el árbol genitor oculta sus
achaques entre el copioso alamedal de importación que bordea y embellece
el lago y entre cuyas abaras se refugia algún alfalfarcito de
experimentación o algún liño de vid alza sus sarmientos en procura de un
rayito de sol...

--A este cultivito le llaman en la casa “la viña del doctor"--nos dice
uno de los propietarios.--Lo he plantado entre los árboles para retrasar
su vendimia y comer uva fresca en los comienzos del invierno...

Felizmente, el pecado de mezquinar el sol a las plantas, se reduce a
este plantel minúsculo, lo que no autoriza para advertir en su poseedor,
un rasgo de sibaritismo, sino una manifestación de buen tono en los
halagos de la mesa.

Actualmente los viñedos de esta finca cubren una extensión de veinte
hectáreas, correspondiendo las principales plantaciones a las clases
francesas cabernet, malbec y semillón, sin olvidar la criolla y
moscatel. El doctor P. nos informa que cultiva más de sesenta variedades
a título de comprobación, sobre la prosperidad y adaptación climatérica
de las especies y la conveniencia de expandir los tipos más
vinificables. Esta diversidad en los cultivos vitícolas es un achaque de
la región, no siempre de resultados eficaces para el manipuleo
industrial.

Cuando se inició esta finca, no había pasado el tren para Zapala. El
campo virgen reclamó para su desfloramiento, una pujante energía
apuntalada por el capital. Era menester primero asegurar la fecundación
del predio con el riego, antes de iniciar las plantaciones. Mientras se
proyectaba el plantel del establecimiento, se traía, en carros, la
maquinaria hidráulica. Los primeros trabajos de elevación mecánica de
las aguas del Limay, se realizaron a bomba. Solucionado el problema del
riego, con una red de canales y acequias que debía amplificarse después
con las obras definitivas, se da cuerpo a los primeros cultivos.
Mientras se inician los potreros de alfalfa, se ensaya la convivencia de
los frutales, el jardín de hortalizas y los primeros barbechos de vid,
oriundos de Mendoza y el valle del Río Negro. Conjuntamente se levantan
las poblaciones. Estos prolegómenos duran dos años. A partir de 1912,
comienzan a producir los prados de alfalfa y la huerta. La primera
cosecha vitícola se verifica en 1915. Y a raíz de esta producción, pasan
las uvas primigenias al lagar para producir la primer bordelesa de vino.

Es así como se inicia la bodeguita que ha venido ensayando y
seleccionando sus mostos hasta acreditar con discreción y en plena
juventud, algunos tipos de sauternes, bordeaux y jérez. Esta bodega es
la más austral de la zona andina.

Recorremos la propiedad, gratamente impresionados de la buena
distribución de los cultivos y el estado floreciente de las
plantaciones. La laguna, de riberas peladas diez años atrás, como un
retazo que volcó el río sobre las arenas sedientas, es hoy una
maravilla, enguirnaldada por el saucedal. A su vera se alza la casa
familiar, de ligera elegancia, construída en firme al fondo del jardín
estilizado, amplio, tipo francés.

Dentro de la investigación práctica que exige nuestra visita a “Los
Canales”, nos interesamos especialmente sobre la producción forrajera y
frutal. Aquellos alfalfares resisten cuatro cortes anuales, a
conciencia. Estas prácticas de siega obedecen, por lo común a la
condición de tener personal disponible para la faena, sobre todo en los
predios grandes. La hectárea de viña rinde alrededor de 10.000 kilos de
uva para vinos comunes. Las clases de mesa dan rendimientos más
apreciables. En lo que se refiere a fruticultura, la producción, cuando
no se malogra por fenómenos meteóricos, suele ser excepcional. La
cosecha de ciruelas y duraznos fué enorme el año anterior, no así este
año, debido a la fuerte helada del 7 de octubre, con una temperatura de
siete y medio grados bajo cero. Los manzanos y perales resisten con
mayor firmeza a los fríos intensos. No hay granizo. Ninguna enfermedad
criptogámica ha atacado aun las plantaciones. No hay filoxera, ni
antracnosis en las vides. Es una admirable salubridad la de todo el
huerto. La tierra, trabajada convenientemente, desleídas sus sales y
regadas con equidad, se materniza sin reatos, produciendo alamedas
sombreadas, frutales vigorosos y tupidos alfalfares. La sequedad de la
atmósfera contribuye a esta intensa vida vegetal, lozana y fresca, no
obstante los rigores de la temperatura en los períodos culminantes de
las estaciones. Sólo la cuncuna merodea por los alfalfares. Pero la
cuncuna es plaga universal.

El suelo pedregoso de la finca contribuye a que el drenaje de las aguas
sea perfecto. El agua del subsuelo, perfectamente potable, corre entre
tres y medio y cuatro metros de profundidad, entre una capa de
pedregullo y arena. Se explica así que convivan un alfalfar y un pequeño
cuadro de vid, sin riego, cultivados en las proximidades de la laguna y
a título de experimentación.

Hemos gastado con sumo placer la mañana en la amable incursión. El
edificio de la úsina, construído con toda solidez, junto a un remanso
del río, con sus maquinarias en acción, con el juego poderoso de sus
motores, con sus compuertas de acero, con su armazón de mampostería,
enclavado en el suelo como una inmensa garra, nos da idea del poder
económico de la heredad y su gran porvenir. Allí está el alma mater de
la finca, traducido en el caudal de agua hurtado al río. De allí
arranca el canal matriz que se bifurca en la raigambre de acequias, que
llevan frescura y vigor a las huertas y al prado.

Ya calienta el sol de mediodía, cuando nos ponemos en marcha, de regreso
a la capital. Una suave quietud, un silencioso amodorramiento, ponen en
nuestro espíritu su nota de laxidad, mientras cruzamos los caminos
umbrosos bordeados de álamos que acortan las vides. Se acentúa, con el
sol, el olor persistente y melífero de las flores de alfalfa y se
insinúa el olor de los rosales confinados en la sombra. En el borde de
un cuadro, donde pintan ya las primeras uvas, nuestro amable cicerone
nos presenta las cepas de Corinto, cargadas de incipiente producción y
en donde el grano genitriz de cada racimo, se destaca con su poderosa
fecundidad, anheloso de salvar la progenie con la denuncia de su semilla
vital. Y el pensamiento vuela al pasado ante esta perpetuidad
cordillerana, de un gajo de la Grecia milenar, trasunto de las vides
helénicas que elogiaron los ditirambos de Areón, cuando las doncellas
corintianas tejían, en versos trocaicos, las aventuras de Dionisos...


VOCABULARIO


=Limay.= (Voz araucana). Significa: liso, plano, parejo.

=Enmarcada.= Comprendida.

=Ribereñas.= Propias de la ribera, de la orilla del río.

=Remanso.= El sitio en que se detiene una corriente de agua.

=Sibaritismo.= Vida regalada y sensual, como la de los antiguos sibaritas.
Sibaris fué una colonia griega del sud de Italia, fundada ocho siglos
antes de la era cristiana, y que habiendo alcanzado gran poderío y
esplendor, se hizo famosa por la molicie y afeminamiento de sus
ciudadanos.

=Manipuleo.= Manejo de un negocio o de los útiles y materiales de una
industria.

=Desfloramiento.= En sentido figurado: dar a un campo la primera labor.

=Primigenias.= Las primeras de todas.

=Mostos.= Zumo exprimido de la uva, antes de hacerse el vino. Por
extensión, se llama mosto al vino.

=Siega.= El corte de las mieses.

=Criptogámica.= Enfermedades criptogámicas, son las producidas por las
plantas criptógamas.

=Mampostería.= Obra hecha de piedra y cemento.

=Bifurca.= De bifurcarse: repartirse, dividirse un río o camino en varios
menores.

=Laxidad.= Flojedad, laxitud.

=Acotan.= Limitan.

=Melífero.= Propio de la miel, que lleva miel.

=Cepas de Corinto.= Corinto es una ciudad de Grecia, célebre en la
antigüedad. Está rodeada de collados en que se cosechaban uvas famosas
por el vino que con ellas se fabricaba.



ACCION AGRICOLA PRIVADA


En la vecindad de Cinco Saltos--Colonia La Picaza--acaba de iniciar la
empresa del Ferrocarril del Sud, una chacra experimental bajo la
dirección de un competente agrónomo.

Se propone la empresa al organizar esta estación agronómica, cumplir dos
misiones reclamadas por el incremento agrícola e industrial que va
tomando la comarca: la una, de experimentación; de enseñanza la otra.
Los numerosos problemas del alto valle, que reclaman un estudio
inmediato para, por lo menos, marginar soluciones definitivas, pueden
englobarse en estas dos expresiones: riegos y cultivos. Finca en tales
enunciados la razón fundamental de esta chacra.

En materia de aprovechamiento de las aguas fluviales, falta en la zona
del Alto Río Negro estudios para su sistematización agrícola. Abunda el
agua hasta ser un peligro la revenición de los terrenos. El temor de las
sequías, que suelen ser angustiosas para los regantes del Limay,
supeditados a la elevación mecánica de las aguas del río, ha aguzado en
los colonos de la zona el espíritu de conservación y fomentado el riego
excesivo. Pero es elemental que no todos los cultivos reclaman la misma
dosis de agua ni en todas las épocas del año tiene el agua la misma
provechosa oportunidad. A disciplinar los beneficios del riego tenderán
los ensayos experimentales de la estación, estableciendo medidores de
agua que fijarán, con la distribución en las diversas parcelas, la
necesidad de cada cultivo. Estos resultados podrán servir de norma a los
colonos para ordenar sus riegos, sobre bases ecuánimes, en procura
siempre de los mayores rendimientos y la mejor calidad de los productos.

En lo que respecta a los cultivos, estudiará la estación agronómica,
sobre bases de comparación, todas las variedades que “a priori” se
adaptan al valle del Río Negro. De acuerdo con los resultados de esta
investigación experimental, distribuirá entre los chacareros, las
semillas aptas para su divulgación en la zona. Lo propio ocurrirá con
los cultivos arborícolas, disponiendo, al efecto, de un vivero. Ensayará
variedades forestales y frutales, dedicando especial atención a las
pomáceas, en procura de una selección conveniente, inmune al pulgón
lanígero y otras plagas que pueden difundirse en la región si no se
evitan con medidas previsoras.

En cuanto al cultivo de la vid, ensayará las variedades más propias del
clima. Sobre este particular, aboga el agrónomo por los planteles de
cepa americana. No existe la filoxera en el valle; pero es conveniente
precaverse con tiempo. Para evitar este terrible flagelo, es
indispensable plantar sobre pie americano, rompiendo con la incuria de
muchos colonos y el sistema inveterado de cultivar las vides a la buena
de Dios. La estación agronómica, una vez en funciones, facilitará a los
colonos los tipos de cepa apropiados para vino y para exportación.

La misión didáctica la llenará este establecimiento por medio de una
intensa labor de propaganda, por conferencias y clases prácticas,
visitas a las chacras de la región, distribución de monografías sobre
cultivos, variedades de plantas y semillas, sistemas agrícolas y
pequeñas industrias.

--Puedo garantirle--nos dice el agrónomo--que, en términos generales, se
desconoce en la zona los métodos de poda de los frutales. En las viñas,
las deficiencias de esta labor fundamental son menos notorias. La
estación agronómica ha traído un arboricultor francés muy competente,
quien durante la época de la poda va a recorrer chacra por chacra para
enseñar prácticamente los mejores procedimientos a seguir.

“Como resolución básica--nos dice--para poner en práctica un plan de
experimentación y enseñanza, se ha dispuesto la confección de una
estadística de las colonias Picasa y Lucinda, detallando minuciosamente
cada cultivo, de manera de capacitarse sobre las deficiencias anotadas
para aconsejar los reactivos de oportunidad.”

Tal es, en síntesis, la orientación cardinal de este campo de
experiencia que, ageno a todo propósito de lucro, acaba de iniciar la
empresa del Ferrocarril del Sud en una extensión de 24 hectáreas.

En el terreno de la práctica y a medida que lo reclamen las exigencias
de la región, ampliará sus experiencias en el campo de la industria.
Establecerá su pequeña bodega con el único fin de enseñar a los colonos
vecinos, los procedimientos de la vinificación. Incorporará, además, la
industria lechera con tendencias a estabilizar el tipo de queso que
convenga a la zona, atendiendo a los planteles de lecheras convenientes,
a su cultura industrial y la calidad de los forrajes. Es probable que la
implantación de este tambo experimental se inicie dentro de un año.

--Soy un acérrimo partidario--nos dice el agrónomo--de la propagación en
el valle, del trébol violeta, como planta forrajera. Mis ensayos me han
dado rendimientos excepcionales. El trébol violeta en esta zona tiene un
sistema foliáceo admirable. Una sola de sus hojas, equivale, en tamaño,
a tres del trébol violeta cultivado en Europa. Se tupe en forma
inextricable y resiste, sin desmedro, hasta siete cortes anuales.
Conceptúo a este forraje en mejores condiciones que la alfalfa para la
región.--Y nuestro interlocutor robustece su entusiasta panegírico,
mostrándonos un cuadro donde ha ordenado, secos ya, algunos ejemplares
de hojas y de flores de “su trébol". Y pone, al propio tiempo, en
nuestras manos, un tratado agrícola francés, donde la tricromía del
trébol violeta, de tamaño natural, nos permite la comparación con la
forrajera auténtica, marcando una enorme superioridad para la planta de
nuestro valle.

En cierta ocasión nuestro interlocutor enseñó las hojas frescas del
trébol a un experimentado agrónomo francés que visitaba la zona del Río
Negro, interrogándole sobre su clasificación.

--Esto, sin duda, es trébol--dijo el técnico, después de un minucioso
análisis al magnífico ejemplar trifolio;--pero, le mentiría a usted si
dijera a qué variedad pertenece. No conozco este trébol...

Era, sin embargo, el “trefle rouge”, vulgarizado en las praderas de
Francia. ¡Tal era la diferencia de la leguminosa!

No participamos del todo con el optimismo del agrónomo, convencidos de
que ningún forraje puede superar a la alfalfa, pero aceptamos, como
razón de peso, el excedente cuantitativo de aquella apreciable planta,
ya que no la calidad nutritiva de la alfalfa.

En lo que estamos muy de acuerdo con el agrónomo es en la necesidad de
dedicar una atención preferente al cultivo de la remolacha azucarera. El
suelo de la región y el clima se prestan admirablemente para dar
carácter de industria a sus cultivos. Las tierras de aluvión profundas,
la facilidad de riegos metódicos y la intensa radiación solar, son
factores eficacísimos para la prosperidad de esta hortaliza. La
experiencia de algunos ensayadores comarcanos, ha probado este aserto.
La compañía de tierras del sur, por intermedio de su agrónomo arribó a
interesantes comprobaciones. Ensayaron asimismo X. y X.... No conocemos
la suerte que corrieron los cultivos de estos últimos afincados.

Calcula nuestro informante que la remolacha azucarera puede rendir en la
región, por hectárea, hasta 30.000 kilogramos, cantidad que
industrializada podría dar un resultado de 4.000 kilos de azúcar. Cree,
además, ateniéndose a las facilidades del cultivo y razones agrológicas
muy atendibles, que se podría realizar dos cultivos en el año, resultado
desconocido en las regiones remolacheras de Europa. Sin duda esta sola
circunstancia vendría a ser el mayor incentivo para tentar la
propagación de esta salsolácea, con rumbo hacia la industria azucarera.
Se aseguraría con ello, los cultivadores permanentes, lo que no ocurre
en Europa, con una sola cosecha debido a la rotación de los braceros.

En compañía de nuestro informante, visitamos la chacra de
experimentación, iniciada en diciembre de 1918. Todo es incipiente, en
consecuencia. El terreno, un tanto quebrado, se presta admirablemente
para la experimentación disciplinada de riegos y desagües. Conocidos con
precisión sus niveles, se ha comenzado a desbrozar el terreno salvaje y
a preparar convenientemente la tierra ya laborada, para desarrollar de
inmediato el plan general de cultivos. Nos asegura el director que
piensa tener hechos los edificios e instalaciones y practicadas las
siembras de otoño e invierno para el mes de julio del corriente año.
Esta chacra, adquirida por el Ferrocarril a la Compañía de Tierras del
Sud tiene excelentes condiciones, no sólo por su ubicación sino por su
aspecto, por la calidad de su suelo, con muy pequeños manchones de
salitre que desaparecerán con los primeros lavajes y el emparejamiento;
y hasta por la perspectiva panorámica que presentará en el futuro, de
acuerdo con el plan resuelto de distribución de sembríos y arborización
general.

El edificio de la administración, que será construído en seguida,
mientras se dociliza el predio y se ejecutan las diversas suertes de
cultivos y plantaciones, será de corte sencillo y elegante. Afirmado en
el alto borde de una vieja arroyada--que se utilizará como desagüe,
civilizada convenientemente--dominará el conjunto de la finca. Según el
plan del agrónomo director, quien tiene amplias facultades de la empresa
para disponer la ordenación general de la chacra, se buscará unir al
aspecto educativo y experimental del predio, la nota cultural exigida
por la estética, combinando los factores utilidad y belleza. Prima
facie, el agrónomo nos supone el técnico reflexivo y el hábil
proyectista. La práctica afianzará, sin duda, nuestro juicio, pues no se
trata de un novicio en la región, sino de un experimentado cultivador
con el éxito franco de su finca vecina, una de las más bien organizadas
de la colonia.

Anticipamos el florecimiento de la chacra puesta al servicio de esta
zona tan nueva y tan promisoria. Campo de experimentación y escuela,
granja y laboratorio, mentoría de inexpertos y estímulo de labradores
eficaces, mientras satisface la misión didáctica y experimental para que
ha sido creada, enriquecerá con nuevos cultivos sus parcelas, comprobará
la razón de industrias proficuas, regimentará el aprovechamiento
sistemado y eficaz del riego y pondrá en su belleza conjuntiva el tono
amable de los arbolados, con ejemplares exóticos y de la región. Será
chacra y viñedo, cortijo y huerta, con mucho de parque y mucho de
jardín.


VOCABULARIO


=Marginar.= Apuntar, indicar, iniciar.

=Enunciados.= Condiciones, datos o puntos esenciales de una cuestión.

=Revenición.= Hundimiento.

=Supeditado.= Sujeto, dependiente.

=Aguzado.= De “aguzar”: despertar el ingenio.

=Ecuánime.= Equitativo.

=Arborícolo.= De los árboles.

=Filoxera.= Insecto perjudicial para la viña.

=Flagelo.= Azote, plaga.

=Orientación cardinal.= Propósito principal.

=Vinificación.= Elaboración del vino.

=Sistema foliáceo.= Conjunto de las hojas de una planta.

=Inextricable.= Que no se puede desenredar.

=Desmedro.= Perjuicio.

=Trifolio.= De tres hojas.

="Trefle rouge".= En francés: trébol rojo. Pronúnciase: trefl ruch.

=Leguminosa.= Familia de plantas cuyo fruto va encerrado en vainillas.



¿EL NILO ARGENTINO?


El Alto Valle del Río Negro es una de las zonas del país destinadas al
más grandioso porvenir. Se ha dado en motejarla de “Nilo argentino”,
aludiendo, sin duda, a las crecidas periódicas del Río Negro, pero sin
tener en cuenta la diferencia agrológica con las tierras del Egipto. El
parangón puede relacionarse con el régimen de las aguas, no con la
influencia fecundizante que puedan ejercer los propios desbordes. El
Nilo limifica las tierras, las enriquece, las adiciona. El Negro las
depura, las corrige, las salubrifica. Aquél, da con su limo la materia
tonificante reclamada por las tierras pobres de su cuenca. Este, obra en
sentido contrario: elimina de las tierras gordas, los salitres y las
sustancias nocivas que pudieran trabar, a flor de suelo, los cultivos.
De manera, que si para los campos egipcios las crecidas del gran río
africano, son de una necesidad imprescindible, para nuestro valle
conviene, en cambio, la disciplina de los canales para metodizar el
aprovechamiento de las tierras aptas y corregir, con la eliminación de
los lavajes, las materias que puedan entorpecer los cultivos. Con la
civilización hidráulica de las grandes arterias fluviales que surcan y
enriquecen este valle, habrá desaparecido por completo tan paradógica
comparación.

Este valle no es el Nilo ni por la condición de sus ríos ni por la
calidad de sus tierras, ni por su clima, ni por su ventajosa situación.
Es único en el caudal de sus riquezas y será único en su futura
potencialidad. Lo han reconocido tal, los estadistas, los geógrafos y
los viajeros ilustres. Después de su visita a la Argentina, pudo
suscribir este concepto sir Charles E. Smith, director en Londres del
Ferrocarril del Sud: “Aseguro que los valles del río Negro son
maravillosos, estupendos. Llevo de mi viaje la impresión de una cosa
colosal.” Se explica entonces, que quien era capaz de propalar una
impresión tan franca y categórica sobre las tierras valletanas, tuviera
influencia para reflejar en la gran empresa de su Directorio, la
necesidad de poner todo el empeño posible en beneficio de la zona,
estimulando la colonización, amplificando la superficie de cultivos,
nucleando, en fin, los centros urbanos y propendiendo en forma directa,
al mayor aprovechamiento cultural del agua.

Es obra de justicia demostrar la gran influencia del Ferrocarril del Sud
en toda la zona cultivada y cultivable de este valle. Sin el
ferrocarril, que tiende sus líneas desde Bahía Blanca hasta los
contrafuertes andinos, recorriendo valientemente cerca de 1.500
kilómetros por campos de ganadería criolla y de agricultura rudimental,
no se habría jamás operado el prodigio de la transformación. Con sus
rieles fué la población y el capital; sus estaciones provocaron la
colonia y el centro urbano. Valorizó las tierras y obligó al
parcelamiento y al cultivo. Con la facilidad del transporte, ennobleció
los productos del suelo en calidad y en valer, fomentó las explotaciones
agropecuarias facilitando los mercados del litoral bahiense y creó--ésta
es la palabra--las industrias del forraje y la elaboración del vino. Y
como todos estos nuevos exponentes de progreso que vitalizaban la gran
zona, debían necesitar, como elementos básicos, de los beneficios del
agua, complementa su obra cultural la gran compañía, construyendo bajo
su dirección y por cuenta del Estado, el gran canal de riego que arranca
en Cordero y terminará en Chichinales, arteria central que unificará más
tarde el aprovechamiento de las aguas y que constituye, con el dique del
Neuquen, la obra hidráulica más importante y trascendental que se ha
realizado en el país.

He ahí en dos palabras la influencia decisiva del Ferrocarril del Sud en
el progreso de los valles del Río Negro. Uno de los factores más
eficientes en esta acción civilizadora--don Fernando G., presidente del
Ferrocarril del Sud y gran argentino--nos trasmite, a nuestro
requerimiento, su juicio sobre las orientaciones cardinales que tomará
la comarca. Esta opinión, que nos merece confianza por la autoridad que
la sustenta, tiene, en suma, puntos de contacto con la síntesis de
nuestra observación. Tiene una clara visión del futuro el señor G.,
cuando atribuye al porvenir definitivo de la zona un carácter
eminentemente industrial dentro de la producción agrícola y sus
especulaciones derivadas. Para llegar a este desiderátum, cerrando el
ciclo cultural de las tierras del valle, tiene que desaparecer
paulatinamente el acaparamiento de las tierras, a menos que sus
tenedores ejerciten la policultura en forma intensiva. La alfalfa
constituye, sin duda, un apreciable cultivo de rendimientos inmediatos.
Bien está cubriendo extendidas parcelas; pero mientras no se formalice
definitivamente el aspecto industrial de la zona. En efecto: en nuestra
gira hemos encontrado fincas de consideración, no muy prósperas debido a
su empecinamiento monocultor, con la fiebre de la alfalfa por única
orientación productora. La abundancia de lluvias en el litoral,
propicias a los cultivos forrajeros, suelen provocar ligeras crisis en
los alfalfares del valle, cuando no se ha dispuesto con previsión de su
aprovechamiento. Esta ligera consideración, nos hace converger con el
juicio del señor G., encauzado hacia el desarrollo de las industrias
granjeras y la diversificación agrícola.

En lo que respecta al riego de la región colónica del Neuquen (río
Limay), opina nuestro destacado interlocutor que se solucionaría
airosamente las dificultades en el aprovechamiento del agua, entregando
a los vecinos regantes la administración de este servicio. Se
organizaría, en consecuencia, las juntas de riego, evitando así los
pleitos y desavenencias con la autoridad. La región valenciana nos da
idea de la bondad de este sistema. Con tal procedimiento se extendería
la superficie cultivada hasta desaparecer el baldío que no tiene
justificación posible en las zonas de riego.

Una observación de carácter social muy digna de tomarse en cuenta, es la
que nos trasmite el señor G., sobre los caracteres generales de la
población del valle. El fenómeno--que tal puede llamarse al desarrollo
demográfico de la zona--merece una atención especial. “Por lo
común--opina el señor G.--las zonas de regadío, no atraen de inmediato a
los pobladores. Todo suelo que necesita riego artificial, es conceptuado
pobre, de primera intención. Habiendo tierras fértiles y
fáciles,--piensan los agricultores--¿para qué aventurarnos a estas
regiones con la incertidumbre del favor o la adversidad de la suerte?
Aquí, en el alto valle del Río Negro, ocurre una evidente concentración.
Todo el mundo se arraiga, y no bien se ha puesto en disposición de
productividad una tierra, ya tiene compradores o locatarios. Si se
realizara un censo en la zona, o sea en el Departamento General Roca,
sus guarismos serían una revelación. Nada de difícil sería que en
población, nomás, se alcanzara a un total de 30.000 habitantes. En toda
época del año, tanto durante la preparación de las tierras, como durante
los cultivos y cosechas, nunca faltan brazos, lo que comporta la
facilidad de convivir que encuentra el proletariado.”

En efecto: hemos hablado con todos los afincados pobres y ricos. Nadie
está descontento del solar. Y si vienen los años malos, nunca son tan
fatales como para que los siniestros sean aplastadores y agoten las
fuerzas económicas de la región. Numerosos son los concretos que
podríamos citar, de agricultores locatarios--no ya afincados--que nos
hacen notar el triunfo de su esfuerzo, traducido en bienestar económico
y en salud familiar.

Tiene una esperanza bien fundada el señor G. en el emporio azucarero que
será la zona, no bien se formalicen los cultivos de remolacha sobre la
base de empresas industriales bien montadas.

“Es posible--nos dice--que ninguna región del mundo pueda llenar más
cumplidamente las exigencias reclamadas por la industria del azúcar.
Aquí están reunidos los cuatro factores esenciales, sobre la base de la
mayor economía: tierra apta, agua, combustible y cal. No necesito hacer
notar la importancia hidráulica de los saltos producidos por el canal
grande. Ahí está la hulla blanca, que suple con ventaja a todo
combustible en baratura y en oportunidad. No necesito tampoco demostrar
la enorme existencia de cal en diversos puntos de la zona y
especialmente en la vecindad de Roca. Con tales elementos, además de las
ventajas agrológicas del terreno, queda demostrado que ninguna industria
derivada de la agricultura puede estar más capacitada que la azucarera
para formalizar en esta zona su gran centro de producción.” Tales
opiniones nos dan la oportunidad para manifestar que los recursos
hidráulicos de los canales, anticipan a las industrias una fuerza
propulsora superior a 20.000 caballos, sin contar los accidentes
propicios de los ríos. ¡Ya hay dinamismo para vitalizar la comarca!


VOCABULARIO


=Limifica.= De limificar: arrojar, depositar el limo sobre la tierra.

=Adiciona.= Agrega.

=Nucleando.= Formando núcleos.

=Básicos.= Fundamentales.

=Tenedores.= Ocupantes.

=Policultura.= Diversidad de cultivos.

=Monocultor.= El que sólo cultiva una sola especie de vegetales, una sola
clase de cereal, etc.

=Hidráulica.= Parte de la hidrodinámica que trata del modo de elevar y
conducir las aguas.

=Hulla blanca.= Se aplica esta denominación al agua considerada como
fuerza empleada para la producción de energía eléctrica.

=Dinamismo.= Fuerza activa.



EL VALLE GEÓRGICO


Se nos ocurre pensar que la amplia zona cultivada del Río Negro
superior, puede llamarse, algún día el “valle geórgico". De primera
intención el calificativo ha de parecer una paradoja. El poema
virgiliano no puede ensamblar en una comarca donde la vida rural,
orientada hacia la industria, aspira a rendir los nobles frutos
reclamados por sus dispendiosas obras de regadío. La tecnificación
agrícola, las fuerzas mecánicas y el procedimiento cultural en las
rústicas labores, han sometido científicamente los predios salvajes,
pero a trueque del sentimiento afectivo a la heredad. No se conocen
términos medios en la transformación agropecuaria de este largo valle
circunscripto entre el saucedal ribereño y la meseta pampásica. La gran
lonja de tierra, parcelada en amplios lotes, después de la llegada del
ejército, y a raíz, más tarde, de la colonización oficial, no muy
austera, ha realizado una evolución trascendental, pero inconsulta y
agena a los principios más elementales de la economía rural. Entre el
baldío selvático y el sometimiento del río Neuquen, a base de la obra
hidrográfica más perfecta del mundo, se ha interpuesto el gran predio,
la chacra fundadora, solariega e indivisa, perpetuada en detrimento de
la densidad colónica y la fuerza intensiva de las industrias. A este
valle pintoresco y umbroso, le ha faltado, en el transcurso de su
proceso rural, la pequeña finca, la chacrita combinada, el labrantío
modesto con especulaciones policulturales, a manera de granja o de
clásico cortijo español. Le ha faltado, entrando francamente en el
terreno sociológico, esa infancia propia de todos los valles de riego
artificial, donde cada acequia es un tesoro y un vivero cada estadal de
tierra. Le ha faltado, en suma, esa convivencia intensiva del pequeño
hogar rústico que no solo es base de bienestar económico, si no que
forma el fundamento sentimental del amor a la tierra.

Creemos conocer como nadie, esta portentosa región de la alta
Patagonia; y en estos largos andares, ha sido una de nuestras firmes
preocupaciones estudiar el alma de este núcleo rural, sedimentado por
todas las razas. Falta aquí la conexión social de los valles regados de
Cuyo, en donde las industrias han culminado con un arraigo admirable,
merced a ese proceso paulatino de la pequeña propiedad, sistematizada en
vinculación familiar desde los tiempos del dominio español. Este valle,
a semejanza de los pueblos del Far West, levantados de la noche a la
mañana por la especulación de un terrateniente o la urgencia de un
ferrocarril poblador--hacinamiento de casas, no exponente de cuerpo
social--es todavía un conglomerado de chacras adheridas a un rosario de
pequeñas poblaciones que ha enhebrado el ferrocarril, en su afán de
conquistar el desierto. El “valle geórgico” sospechado, es una
ensoñación del futuro. Vendrá, sin duda, pero cuando se intensifique el
predio; cuando se entreveren las razas pobladoras; cuando se ame
fuertemente la tierra; cuando se ponga en práctica el consejo del poeta
mantuano--“admira la gran propiedad, pero cultiva la pequeña"--clásico
aforismo que ha formado el cimiento de la moderna economía rural.

Las primeras manifestaciones de la transformación valletana podemos
admirarlas ya en aquel horticultor helvético cuya finquita de cinco
hectáreas hemos semblanteado ya.

Nuestro diligente cultivador helvético, bien pudo ser el Coricio del
“rubio y espigoso llano del Tarento”, héroe rústico en el IV libro de
las “Geórgicas”, disciplinando las pocas yugadas de un campo antes
reacio a vides y sementeras, y en donde, acotada la propiedad por cercas
espinosas, ordenaba sus camellones de hortalizas, cultivaba sus rosales,
sus jacintos y sus verbenas. Tal le suponemos en el retorno a la casuca,
rendido por la diaria labor, aderezando su mesa “con manjares no
comprados” o segando en primavera la primera rosa y en el otoño la
primera fruta.

    “Coricio era el primero
    en ver multiplicarse las abejas
    en precoces enjambres; el primero
    en coger, de panales quebrantados
    miel espumosa...”

Y he aquí, que sin pensarlo, la recordación de Virgilio nos ha traído al
maravilloso mundo de las abejas, modelo eterno de socialización y de
virtudes domésticas. Ya hemos tenido oportunidad de decirlo otra vez: es
raro encontrar una finca en el Alto Valle del Río Negro, donde no se
cultive un colmenar, aunque sea en forma rudimentaria. Poco importa que
en la finca haya elementos de alimentación para los enjambres. Se
prospera con la flora común, con el alfalfar de los vecinos y las flores
de cualquier huerto. Lo importante para la incrementación de esta
industria, es que hay néctares todo el año en las praderas artificiales,
en las plantas y en el campo silvestre. La primavera ofrece su flora
copiosa en los perales, los manzanos, los durazneros y el jardín. Luego
viene el manto violeta de los alfalfares, extendido en leguas de
superficie. Y cuando cuajan su semilla los prados y se insinúa el
invierno ventoso y gris, el “jume”, extendido sin solución de
continuidad en los campos salitrosos, se encarga de brindar sus
alimentos a aquel simpático proletariado, aquel mundo de los antófilos,
según la calificación poética de Latreille. Con este incentivo de la
alimentación silvestre, sin erogaciones ni trastornos en la economía
doméstica, se explica que en toda chacra del valle exista un abejar, sin
rumbosos cuadros tipo Standard ni cajas de apareamiento Benton--tan
cómodas para favorecer la producción melífera y simplificar la
cosecha--si no bajo el abrigo elemental de la barrica y el cajón de
kerosene...

Es decir, que mientras las abejas, por la especulación humana y la obra
misteriosa de la partenogénesis, se difunden por toda la inmensa hoyada
de este río, anticipan los rumbos cardinales del valle geórgico, con sus
hábitos de labor intensiva, de orden y de sociedad, la explotación
industrial no pone ningún esfuerzo en facilitar la vida de estos
maravillosos insectos, ni en seleccionar y difundir sus plantas
preferidas, cuajadas de néctares, ni en higienizar sus viviendas, ni en
cobijarlos bajo la sombra protectora de los árboles y darles solaz con
verdes remansos y a la vera del agua transparente y correncia...
Expliquémosnos, entonces, que libradas las abejas del valle, al esfuerzo
instintivo, simplemente, en la búsqueda de sus alimentos, emigren de la
zona cultivada, impelidas por los vientos y al amor de los crespos
sauces, que bordean el gran río hasta el mar. No por otra razón han
arraigado enjambres extraviados la mayor parte de los vecinos ribereños
del bajo valle hasta Viedma y Patagones y cuyo origen arranca en los
dispersos colmenares de “apis ligustica” (italiana), llevados hace
tiempo por un prestigioso vecino a la isla de Choele-Choel. Falta, en
suma, para la consagración de la industria apícola, un factor subjetivo
que debe ponerse en juego, por que así lo reclama la inteligencia de los
insectos; falta el amor a las abejas, siquiera sea por su utilidad, por
su generosidad, por su convivencia casera; el amor que se tiene a los
animales domésticos, al caballo de labor, al perro guardián, a las
gallinas o al gato; amor, que en el precepto rural del Mantuano, es el
árbol que saliendo al paso de la novel colmena que gira ociosa fuera del
panal nativo, con frondoso hospedaje la detiene en su tentativa de
incierto peregrinar...

Muchas, pero muchas veces, ávido de conocer cosas nuevas de las abejas,
nos hemos detenido en las fincas del valle para interrogar a los colonos
apicultores. Se ha progresado en procedimientos técnicos, en utilería,
en manualidad. Pero nadie adelanta una información nueva que delate
observaciones juiciosas en el régimen de vida de este minúsculo gran
pueblo. Un industrial italiano, que cosecha de su apiario, anualmente,
algo así como treinta mil kilogramos de miel, que ha montado su ingenio
con los materiales más modernos, que clarifica, que envasa a la
perfección, que es técnico y experimentador a la vez, nos responde entre
sorprendido y confuso y en su medialengua ítalo-criolla, cuando le
pedimos alguna observación nueva sobre sus admirables pensionistas:
“Ma... que quiere que le diga?... que dan miel... e ya’stá...”

Decididamente, desde Huber no se ha escrito nada nuevo sobre la vida de
las abejas. Ni Reamur, ni Labtock, ni De Buen, ni Bates han podido
destruir las teorías de aquel honrado y sagaz observador. Maeterlink,
tan dilecto de los aficionados a la apicultura, no es más que un
glosador con rasgos de naturalista a lo Michelet. Sus observaciones,
románticas las más--como la de sostener la falsedad que en las antenas
del insecto está el sentido de orientación--ya las hizo Virgilio, dos
mil años atrás, en profundas y sabias páginas llenas de verdad y poesía.
Y en sus “Geórgicas”, recordando la comarca del Cánopo--ciudad del delta
del Nilo y de origen macedón--“toda aquella región que abejas cría y que
ha cifrado en este arte su esperanza”, al hablar de los usos antiguos
para la curación de las abejas enfermas, termina así:

    “¿Cuál Dios de los mortales
    esta traza enseñó por vez primera?
    ¿Cuándo ellos a aplicarla principiaron?
    Vosotras lo decid, divinas musas.”

Observamos que a medida que se difunde la apicultura con los nuevos
procedimientos científicos y con tendencias exclusivamente
usufructuarias, se dejan de mano enseñanzas populares sancionadas por la
experiencia secular y que han debido tener su influencia decisiva en el
perfume y sabor de este delicioso producto de bosques y vergeles. Desde
los huertos paganos a los huertos frutales de la Normandía, la ciencia
popular ha venido trasmitiendo de generación en generación, la necesidad
de obviar y embellecer la vida de la abeja facilitando y seleccionando
sus fuentes de alimentación, civilizando su vida tan doméstica, tan
útil, con elementos de solaz y de higiene. La miel de nuestros abejares
no puede ser nunca la deliciosa de las granjas itálicas de “illo
tempore”, ni menos la de los tiempos de la Grecia eglógica. Aquellos
pueblos, realmente sabios, por que eran paneístas y geófilos, dominaban
la ciencia de los cultivos como nosotros hoy dominamos las fuerzas
mecánicas. Basta leer cualquier tratado de “re rústica"--no ya los
poetas bucólicos del ciclo comprendido entre Anacreonte y Teócrito--para
darse cuenta del amor trascendental que los huertanos ponían en sus
cultivos. Se explica uno, a través del tiempo, la delicadeza de los
vinos de Corinto o de Falerno y la razón por qué la hidromiel fué licor
de los dioses, puesto “que las mieles no eran solo dulces si no también
puras y a templar llamadas el áspero sabor al don de Baco...”

En nuestras incursiones por las comarcas regadas del país, empeñosamente
hemos tratado de descubrir en los apicultores algo que no fuera la
vocación adocenada puesta al servicio de sus abejares. Por lo común, no
hemos encontrado más que el interés industrial--comercial, mejor
dicho--cuando no el interés simplemente deportivo, hogareño y a la buena
de Dios. En este valle suelen poner en práctica los industriales, el
sistema de establecer “apiarios sucursales” en zonas de alfalfar, sin
adelantarse con los cultivos aromáticos y las comodidades de higiene
excreta reclamados por las ciudades alígeras, inteligentes y copiosas.

Nosotros nos permitimos concitar a los apicultores argentinos a que nos
digan con franqueza, si hay algún industrial que, aparte de las
prácticas modernas usadas en sus cultivos, ha tomado en consideración
alguna vez, el clásico consejo de los viejos libros agrícolas. Nos
conformaríamos con solo saber que alguien ha puesto en práctica en el
país, los consejos de Virgilio, fragmentados de una de sus “Geórgicas”,
relacionados con la ubicación y alimentación de las abejas.

    “El asiento, ante todo y la morada
    que a las abejas oficioso eliges
    al abrigo de vientos
    estén, que con sus soplos importunos
    acarrear impiden materiales;
    allí, donde ni ovejas, ni traviesos
    cabritos, a las flores hagan daño;
    allí, do la becerra
    que por el campo yerra,
    no sacuda el prolífico rocío
    nacientes hierbas con el pie tronchando.
    De la miel y sus ricos almacenes
    lejos demore el de escabrosa espalda
    dibujado lagarto; lejos anden
    el impío abejarruco y los dañinos
    pájaros sus cognados; sobre todo
    procne fugaz, la que manchado ostenta
    el pecho con la sangre de sus manos;
    que ellos, en largo espacio a la redonda
    hacen tala implacable y de revuelo
    se llevan en el pico a las abejas,
    sabrosas presas a inclementes nidos.
    Haya, eso sí, líquidas fuentes; haya
    remansos con tapiz de verde musgo,
    y un arroyuelo puro
    corra lerdo y sutil entre la grama,
    y alguna palma o acebuche ingente
    del colmenar la frente
    con la sombra proteja de su rama.
    En medio al agua, ora apacible duerma,
    ora inquieta circule, atravesados
    leños de sauce pon y piedras grandes,
    do puedan fatigadas las abejas
    con sus contínuos puentes
    parar el vuelo, u a orear aborden
    al sol estivo las abiertas alas,
    si con soplo importuno
    el Euro las dispersa rezagadas,
    o en los senos las hunde de Neptuno.
    Verde romero y sérpol oloroso
    en torno abunden y fragancia esparza
    floreciente ajedrea
    y de sedientas violas el plantío
    de larga fuente humedecer se vea.”

Cuando vinieron los españoles, encontraron en Méjico y en los valles
nordoccidentales del continente Sur, una variedad de abejas muy
melíferas, clasificadas después con el nombre de “melipondios". Es de
suponer que los pueblos autóctonos de América, de la época
precolombiana, cultivaron estos himenópteros, a título de alimentación o
tal vez, para sus ofrendarios religiosos. Y si los cultivaron, es seguro
que supieron favorecer su convivencia con la difusión en flora
perfumada. La hipótesis desaparecerá como tal, para ser una verdad
inconcusa, el día que investiguemos la razón por qué los príncipes
incásicos importaron a las tierras altas del Titicaca la flora odorífera
de los valles profundos y calientes del Sorata. Cuando visitamos aquella
región lacustre, hace cinco años, fué para nosotros sorpresa evocativa
en la isla de la Luna o de las Ñustas, la cantidad de yerbas y arbustos
aromáticos difundidos en todas partes, como la prolongación de una
botánica montaraz seleccionada por los viejos pobladores. Notamos,
entonces, que junto a los acebos espinosos y la esparceta silvestre, se
confundían con su efluvio suave, gramas medicinales y aromados hisopos;
que la menta piperita, buscando su poco de humedad, se enseñoreaba por
todas partes; que la malva y el hinojo se confundían en copiosos
matorrales; que cada planta, cada arbusto, cada yerba rastrera, emanaba
su perfume intenso o sutil; que de cuando en cuando un bálsamo suave,
como de vainillas, como de genciana, sobresalía, dominador, del
concierto polifloro en aquel viejo huerto abandonado... Y hemos pensado,
que así como estos incas supieron cosechar de aquellas islas zumos
medicinales y esencias balsámicas para sus oficios religiosos y
galantes, bien pudieron perfeccionar la vida de sus silvestres abejares,
con las nobles flores de sus plantas de importación con que supieron
embellecer la aridez de la comarca...

Viene de lejos el ejemplo. Y no creemos que los apicultores de hoy se
desdoren en su competencia industrial con poner en juego un poco del
sentimiento clásico tan vecino a la grande y sabia naturaleza, fuente de
vida y de verdad. Remocemos nuestras viejas lecturas; y aun cuando la
mecanización de las industrias modernas, nos aparte cada día más del
sentimentalismo bucólico de antaño, pensemos que en las especulaciones
rústicas del campo y de la huerta, ningún factor más eficiente para el
bienestar colectivo, que el amor a la naturaleza y el amor a las cosas.
Sigamos pensando que la miel de las abejas, más que el azúcar que
fabrican los humanos con máquinas no tan perfectas como la geometría de
sus alveolos, sigue siendo manjar de dioses a través de los tiempos. Y
recordemos--también recurriendo al gastado patrón helénico, a Teócrito y
su VII idilio--aquel magnífico episodio de las fiestas talisias,
mientras caen las últimas frutas en la mano del hombre. A Comatas,
cabrero siciliano, poeta rústico que sabe ofrendar a las musas sus
blancos cabritillos, el granjero su amo, le encierra en su estrecho
cofre, en castigo a sus poéticos sacrificios que van diezmando su
hacienda. Dos meses después, al levantar la tapa de aquel ataud, los
campesinos encontraron vivo a Comatas. Por un resquicio del cofre habían
penetrado las musas a tejer sus panales. Las musas con las alas sutiles
de las abejas...

Este valle del Alto Río Negro, será geórgico para engrandecimiento de
nuestra tierra. Será geórgico por que se subdividirá, se socializará, se
cubrirá de huertos, de granjas y praderías a lo largo de su río
providencial. Será geórgico, por que en el anticipo de su vida futura ya
han venido a rumorear las abejas entre los saucedales, como si fueran
las musas del pastor siciliano...


VOCABULARIO


=Geórgico.= Alusión a las Geórgicas, celebrado poema del gran poeta latino
Virgilio.

=Ensamblar.= Unir, juntar.

=Regadío.= El terreno que se puede regar; las obras para regar un terreno.

=Saucedal.= Por sauzal; monte o grupo de sauces.

=Conexión.= Unión.

=Yugada.= Pequeño terreno.

=Proletariado.= La clase de los trabajadores.

=Antófilos.= Amante de las flores.

=Partenogénesis.= Reproducción de la especie sin necesidad de que
intervengan los dos sexos.

=Solaz.= Diversión, entretenimiento.

=Correntía.= El agua que corre.

=Apícola.= Perteneciente o relativo a las abejas.

=Apiario.= Criadero de abejas para el aprovechamiento de la miel.

=Glosador.= Repetidor.

=Románticas.= Poéticas, novelescas.

=Musas.= Fabulosas deidades greco-romanas, a las que se atribuía un
especial influjo en la poesía, las ciencias y las artes.

="Illo témpore".= Expresión latina: en aquel tiempo.

=Eglógica.= Campestre.

=Geófilos.= Amantes de la tierra.

="De re rústica".= En latín: de cosas (asuntos) rurales. Es el título de
una obra de agricultura escrita por Columela, el más sabio agrónomo de
la antigüedad, hace unos 19 siglos.

="El don de Baco".= Frase poética: el vino. Baco en la mitología
greco-romana, era el dios de las vendimias y del vino.

=Hidromiel.= Aguamiel; bebida ligeramente alcohólica, compuesta con agua y
miel.

=Adocenado.= Vulgar, de poco mérito, ramplón.

=Hogareño.= Relativo al hogar.

=Excreta.= La higiene pública, colectiva.

=Alígeras.= Con alas. Ciudades alígeras, se dice en el texto, aludiendo a
que las colmenas son habitadas por las abejas, seres dotados de alas.

=Abejarruco.= Pájaro que persigue a las abejas.

=Cognados.= Parientes por la sangre.

=Ingente.= Grande, pesado.

=Euro.= El viento del este.

=Neptuno.= Dios del mar en la mitología greco-romana.

="Los senos de Neptuno".= Frase poética: el mar.

=Sérpol=, =ajedrea=, =viola.= Plantas olorosas.

=Autóctonos.= Los más antiguos habitantes de un país.

=Himenópteros.= Orden del la clase de los insectos.

=Ñustas.= Palabra quéchua, que significa “doncellas".

=Remocemos.= De remozar: rejuvenecer, renovar.

=Alvéolos.= Las celdillas de los panales.

=Patrón helénico.= Es decir: según el modelo griego.

=Fiestas talisias.= Fiestas griegas, en honor de Ceres, diosa de la
Agricultura.



ÍNDICE


La lectura moderna                                                     5

Preliminares de la conquista del desierto                             13

La Pampa de ayer y la de hoy                                          21

A la Pampa                                                            31

Un tren madrugador                                                    33

Santa Rosa                                                            38

Pueblo y campaña                                                      42

El valle frutícola                                                    46

Una estancia señorial                                                 54

Naturaleza y arte                                                     60

Una famosa cacería                                                    62

Una colonia judía                                                     65

Detalles de la colonia                                                68

El arraigo del colono                                                 74

Un plan de economía rural                                             78

La chacra experimental                                                81

Colonos rusos                                                         86

Los vascos de “La Cornelia”                                           90

Cooperativismo hebreo                                                 96

Los bosques de caldén                                                100

Visita al obraje leñatero                                            104

La explotación forestal                                              108

Minería pampeana                                                     113

Las lagunas de sal                                                   116

Winifreda y las colonias vecinas                                     123

La cadena de pueblos                                                 128

El pueblo de General Pico                                            133

Florecimiento urbano                                                 138

Un día de agitación electoral                                        142

La zona rural                                                        147

Una estancia moderna                                                 149

Trebolares                                                           154

Las grandes cabañas                                                  158

Una visita a “Santa Aurelia”                                         162

Una invernada perfecta                                               166

Por los prados de alfalfa                                            171

Las estancias modernas                                               173

Las grandes colonias                                                 178

Los campos colonizados de Trenel                                     182

Silueta de un “pioneer” pampeano                                     187

Un plan de colonización                                              192

El porvenir de Trenel                                                199

Un plan previsor de economía rural                                   202

Por los pueblos del norte                                            208

Hacia Victorica                                                      214

Perfiles de un pueblo simpático                                      219

La heroica jornada de Cochicó                                        224

Un error judicial                                                    230

Las huertas providentes                                              234

Ganaderos criollos                                                   237

En “La Morocha”                                                      239

Un poblador de garra                                                 243

El Oeste lejano                                                      247

Los ferrocarriles pampeanos                                          250

La fiesta del grano                                                  254

La justicia pampeana y el problema agrario                           258

Los agrónomos                                                        264

Niños y escuelas                                                     272

La Pampa moderna                                                     279

Hacia la provincialización                                           284

El terralfar puntano                                                 290

Boceto de un “ranchman”                                              296

Por tierras semi-áridas                                              305

El llano de las lagunas                                              312

Milicia y colonización                                               316

El gran dique del Neuquen                                            320

Una bodega en Río Negro                                              324

Las bodeguitas del Alto Valle                                        328

Las fincas humildes                                                  332

La isla de Choele Choel                                              337

Los sauces patagónicos                                               344

Una finca del Limay                                                  349

Acción agrícola privada                                              353

¿El Nilo argentino?                                                  359

El valle geórgico                                                    364


NOTAS:

[A] _Completando la fisonomía de nuestra pampa, geográficamente
considerada, cerramos el libro con varios capítulos sobre la zona sur
de San Luís que fué dominio ranquelino, y sobre el alto valle del
Río Negro, donde las armas de la Nación remataron con brillo la gran
cruzada conquistadora del desierto._

[B] Especialmente se recomienda a los profesores de lectura, que
si emplean esta poesía como elemento de declamación prefieran como
intérprete a una niña, por la suave sentimentalidad que se ha tratado
de imprimir al verso.





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