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Title: Diario del viaje al rio Bermejo
Author: Morillo, Francisco
Language: Spanish
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*** Start of this LibraryBlog Digital Book "Diario del viaje al rio Bermejo" ***


by the Bibliothèque nationale de France (BnF/Gallica) at
http://gallica.bnf.fr)



[Nota del transcriptor:  Se conservaba la ortografía original de la obra]



DIARIO

DEL

VIAGE AL RIO BERMEJO,

POR

FRAY FRANCISCO MORILLO,

DEL ORDEN

DE SAN FRANCISCO.

=Primera Edicion.=

BUENOS-AIRES.

IMPRENTA DEL ESTADO.

1837.



PROEMIO

AL

DIARIO DEL P. MORILLO.


Lo que nunca pensó hacer el poder colosal de España durante su larga
dominacion en el Nuevo Mundo, lo egecutó un pobre religioso, que en su
fragil canoa se lanzó entre un enjambre de bárbaros por una senda
desconocida.

Destinado á egercer las funciones de capellan en la expedicion
proyectada en 1780 para reconocer la posibilidad de navegar el Bermejo,
el P. Morillo, cuja relacion publicamos ahora, cargó con la
responsabilidad, y usurpó la gloria de esta empresa: y sin empeñarnos en
justificar los arbitrios de que se valió para realizarla, nos
corresponde exponer las ventajas que pueden sacarse de tan importante
descubrimiento.

Esta investigacion nos conduce á examinar una opinion de Azara sobre los
proyectos de colonizacion del Chaco, que declaró, si no imposibles,
almenos estériles en sus resultados:--opinion falsa, vertida en un
momento de irritacion contra el gobernador Alós y el obispo Cantillana
que los patrocinaban.

El crédito de este escritor ha bastado para hacer dudar de lo que nos
parece evidente, ni se necesitan muchas pruebas para impugnarlo.
Apoyaremos nuestras conjeturas en los hechos mas óbvios, porque lo que
mas importa es popularizar una idea provechosa.

Antes de engolfarnos en estos cálculos, sentimos la necesidad de
presentar en bosquejo los tres ensayos de navegacion practicados hasta
ahora en el rio Bermejo.--El mas antiguo es precisamente el que forma el
objeto del presente diario. Empezó el 17 de Noviembre, y se acabó el 16
de Febrero, cuyos meses corresponden á los de Junio, Julio y Agosto en
el otro hemisferio, y por consiguiente á la estacion mas cálida del año.
De estos 92 dias hay que rebajar 67, pasados en las reducciones de San
Bernardo el Vertiz, y de Lacangayé; quedando apenas 25 dias útiles para
el viage emprendido desde los arranques navegables del Bermejo hasta su
desembocadura en el rio Paraguay.

En este intérvalo recorrió el P. Morillo la distancia de 352-1/2 leguas,
mientras que el coronel Cornejo habia empleado 30 dias para sacar sus
canoas del rio de Ledesma, y otros 34 para llegar poco mas allá de las
juntas del rio Colorado con el de Jujuí.

En el diario que examinamos, esta distancia se halla distribuida del
modo siguiente:--

_Leguas._
________

 70. Desde las juntas del rio de Jujuí con el de Tarija[1], hasta
     los Caymanes.

146. Desde los Caymanes, hasta la reduccion de San Bernardo el Vertiz.

 25. Desde San Bernardo, hasta la reduccion de Lacangayé.

 61-1/2. Desde Lacangayé, hasta el Paso de los Guaycurús.

 33. Desde el Paso de los Guaycurús, hasta el Salto de Isó.

 18. Desde el Salto de Isó, hasta la confluencia del Bermejo con
     el Paraguay.
________
353-1/2

[Nota 1: Este punto de reunion del Rio Grande de Jujuy con el de
Tarija ó Bermejo, se llama _Juntas de San Francisco_, ó simplemente _las
Juntas_. Dista cerca de 70 leguas de Tarija, 50 de Jujuy, y 16 de Oran.
Nos valdremos en adelante del nombre de _Juntas_ para señalar este
punto, que es tambien donde el Bermejo empieza á ser navegable.]

Las naciones, ó tribus, establecidas en ambas orillas, eran los
Mataguayos hasta los Caymanes; los Matacos, los Chunupíes, los
Malbaláes, los Sinipíes, los Atalaláes, y los Tobas, hasta Lacangayé; y
estos últimos mesclados con los Mocobíes, desde esta reduccion hasta el
rio Paraguay.

La profundidad del rio, que fué sondeado diariamente con el mayor
esmero, era (donde menos) en las orillas 6 cuartas, y en el medio, de 3
hasta 9 varas; excepto en un solo parage donde quedaba reducida á 2.--

El diario de Cornejo (cuyo viage empezó el 9 de Julio, y se acabó el 20
de Agosto de 1790) no está del todo conforme con estos detalles: en lo
que mas discrepa es en las distancias; por ejemplo:--

                                    _Segun Morillo._   ----  _Segun Cornejo._
                                       __________                 _________
Desde las Juntas, hasta el arroyo
  del Cayman                              70           ----         85-1/2
Desde este arroyo, hasta
  San Bernardo el Vertiz                 146           ----        112
Desde San Bernardo, hasta Lacangayé       25           ----         26
Desde Lacangayé, hasta el Paso de
  los Guaycurús                           60-1/2       ----         88-1/4
Desde el Paso de los Guaycurús,
  hasta el Salto de Isó                   33           ----         27-1/4
Desde el Salto de Isó, hasta la
  confluencia del Bermejo con
  el rio Paraguay                         18           ----         26-3/4
                                       __________                 _________

Distancia total, desde las Juntas hasta la
  desembocadura del Bermejo en
  el rio Paraguay                        352-1/2       ----        366-1/4

                                       ==========                 =========

La sonda, que forma la parte mas esencial del reconocimiento de Morillo,
se halla confirmada por Cornejo en la introduccion de su diario, donde
dice: "que por mucho que esplaye el rio no le falta canal, y en ella
_tres varas_ de fondo."--

El último esplorador del Bermejo ha sido el Sr. Soria, que tuvo la
desgracia de caer en poder del Dictador del Paraguay en donde permaneció
por espacio de cinco años. El informe que publicó[2] al salir de su
cautiverio, se funda en los pocos recuerdos que le quedaban de este
viage, por haber sido despojado de sus papeles: la misma suerte cupo al
Sr. Descalzi que lo acompañaba en clase de piloto. Los pormenores de
esta empresa, en lo que toca al rio, pueden reducirse á los
siguientes.--La navegacion duró 59 dias, desde el 15 de Junio hasta el
12 de Agosto de 1826, estando el rio en estado de decrecencia, á lo que
debe atribuirse la lentitud del viage. El barco era plano, de dos proas,
con 52 pies de quilla, 16 de manga, y 3-1/2 de puntal, medida de París.
Calaba 22 pulgadas, y en ninguna parte tenian las aguas menos de 25
pulgadas, elevándolas las corrientes, donde menos, hasta 4 varas. Las
lluvias empiezan en Octubre, y duran hasta fin de Marzo. Los rios crecen
desde Noviembre hasta Marzo, y decrecen desde Abril hasta Octubre. Los
meses de mayor caudal son Enero, Febrero, Marzo; y los de mas baja,
Julio, Agosto y Setiembre, sin que deje el rio de ser navegable. Sus
corrientes son mansas, y ni aun cerca del Salto de Isó pueden decirse
violentas.

[Nota 2: _Informe del Comisionado de la Sociedad del rio Bermejo á
los Sres. Accionistas._ Buenos Aires, 1831, en 4.º]

Este último trozo del Bermejo fué navegado tambien por el coronel Arias,
acompañado del P. Morillo, que se le juntó en Lacangayé; y por
consiguiente esta excursion debe considerarse como el complemento del
viage de aquel religioso. Salieron de la reduccion de Lacangayé el 9 de
Febrero de 1781, y desembocaron al rio Paraguay el 16 del mismo mes;
recorriendo en estos siete dias, (ó mas bien seis, por haber empezado el
viage á las 4 de la tarde del primer dia, y concluídose en el Bermejo al
mediodia del último) una distancia de 120-1/2 leguas, á saber:

                                                      _Leguas._
                                                       ________

De Lacangayé al Paso de los Guaycurús                   53-1/2
Del Paso de los Guaycurús al Salto de Isó               49
Del Salto de Isó á la confluencia del Bermejo
  con el rio Paraguay                                   18
                                                       ________
                                                       120-1/2
                                                       ========

La sonda varió desde nueve cuartas hasta nueve varas, y en la
desembocadura del rio no alcanzó á su fondo. El único tropiezo de esta
navegacion fué el Salto de Isó,--banco de greda, de 6 á 7 pies de
elevacion perpendicular, formado en un punto donde se divide el rio al
rededor de un islote de cerca de media cuadra de largo. Si, como nos
parece probable, este obstáculo debe su órigen á la acumulacion sucesiva
del sedimento de las aguas, producida por algun tronco atravesado en la
canal, nada mas fácil que removerlo para dejar desembarazada en todas
sus partes la navegacion del Bermejo: aunque no pueda decirse que el
banco la estorbe, puesto que pasaron por encima de él, Morillo, Cornejo
y Soria, y los dos últimos, estando el rio en estado de decrecencia.

Para que se cotejen las épocas, y la duracion respectiva de estos
reconocimientos, las reasumiremos en la siguiente tablilla.

                   EMPEZÓ.                 SE ACABÓ.             DURÓ.
_El viage de_
                                     |                         |
_Morillo_--el 17 de Noviembre de 1780|el 16 de Febrero de 1781 |25 dias
                                     |                         |   útiles.
_Cornejo_--el 9 de Julio de 1790     |el 20 de Agosto siguiente|42 ----
_Soria_--el 15 de Junio de 182[?]    |el 12 de Agosto siguiente|58 ----

Resulta, pues, que de las tres navegaciones, (que son hasta ahora las
únicas que se han emprendido en el rio Bermejo) la mas rápida fué la
primera, y la mas lenta la última, guardando un órden inverso del que
suele presentar esta clase de empresas.

En todos los diarios se pondera la extension de los campos, la feracidad
del suelo, y el aspecto pintoresco de las vegas, sombreadas de una
variedad de árboles, tan lozanos como corpulentos. Los cedros, los
vinales, los lapachos, los algarrobos, etc. ostentan dimensiones
colosales, y cuentan siglos, de existencia.

Las tribus litorales son agrestes, pero no feroces, y ninguna de ellas
se ha resistido al deseo de colonizarlos. El mal exito de estos ensayos
debe buscarse en otras causas, y algunas de ellas hemos indicado en
nuestros precedentes articulos.

Es prueba del índole dócil de estos indígenas, la facilidad con que se
prestaron á las insinuaciones de Matorras, á los planes de Arias, al
tránsito de todos los que han explorado el Bermejo, mal escoltados y sin
influjo en los gefes de estas tribus. Cornejo pasó con 32 individuos,
Soria con 21, y el P. Morillo con 4, incluso su _pagecillo_.

En el _Informe á los accionistas_, etc.[3] se hace mencion de un viage
de Azara al Bermejo:--viage, del que no se halla vestigio alguno en sus
obras, y tampoco en los papeles inéditos que dejó en manos de su amigo
Cerviño, y que forman ahora parte de nuestra coleccion. La poca
exactitud con que habla el Sr. Soria de los que le precedieron en su
navegacion, y la omision muy notable que en la reseña histórica hace del
viage del P. Morillo, nos inducen á dudar del que atribuye á Azara. No
seria estraño que hubiese equivocado las 20 leguas andadas por este
marino en el Pilcomayo, con las que supone haya navegado en el rio
adyacente. Sea de esto lo que fuere, nada agregaria este hecho á los que
hemos alegado para demostrar la posibilidad de navegar el Bermejo; y en
cuanto á su conveniencia, procuraremos dar á nuestros argumentos toda la
fuerza de una verdad demostrada.

[Nota 3: Pág. 6.]

Dos grandes caminos cruzan el territorio argentino: el uno sirve á las
comunicaciones mercantiles de Buenos Aires con las provincias de San
Luis, Mendoza, y la república de Chile: el otro, para las que la misma
ciudad mantiene con Córdoba, Santiago, Tucuman, Salta, y Jujuy, cuya
prolongacion conduce á las provincias del Alto Perú, ó Bolivia. El
primero cuenta 319-1/2 leguas de extension hasta Mendoza, ademas de
otras 104 para pasar de esta ciudad á la de Santiago de Chile por el
desastroso paso de Uspallata en la Cordillera: y el segundo, abraza una
extension de 528 leguas, hasta Laquiaca, que en esta direccion marca el
punto de contacto de la República Argentina con la Boliviana.

Esta última distancia se subdivide en el modo siguiente:

De Buenos Aires á Córdoba            192
-- Córdoba á Santiago del Estero     130
-- Santiago á Tucuman                 40
-- Tucuman á Salta                    89
-- Salta á Jujuy                      18
-- Jujuy á Laquiaca                   59
                                    ______

                                     528 leguas.
                                    ======

Veintinueve leguas antes de llegar á Laquiaca, saliendo de Jujuy para el
Perú, se halla Humahuaca, que segun Cornejo, dista 22 leguas de las
juntas del rio de Jujuy con el de Tarija, donde ambos rios, con el
nombre de _Bermejo_, empiezan á ser navegables.

Las Provincias Argentinas no tienen mas medios de conduccion que los
carros, de los que hay grandes talleres en Tucuman; y á pesar de la
buena calidad de las maderas que se emplean en esta clase de obras, asi
como de su fuerte construccion, no duran arriba de dos años, por la
aspereza de los caminos, y la accion alternativa del sol y de las
lluvias, á que quedan expuestos continuamente. Puede sentarse que en
este bienio una carreta hace cuatro veces el camino de Buenos Aires á
Salta, (dos de ida y dos de vuelta, lo que llaman en el pais _dos viages
redondos_). No todos los meses del año son á propósito para estos
viages, aunque ninguno esté exceptuado para emprenderlos. Los troperos
prefieren salir de Salta en el mes de Abril, ó Mayo, en que disminuyen
los arroyos y las cañadas, y evitan hacerlo en los de Julio, Agosto,
Setiembre y Octubre, por la suma escasez de aguas y pastos.

Es muy notable que no sigan la misma regla en su regreso: por que el
tiempo que consideran mas á propósito para cargar en Buenos Aires, es
desde Abril hasta mediados de Noviembre. Talvez se explique esta
anomalia por la necesidad de aprovechar el tiempo y de no aumentar los
gastos de cada viage _redondo_, como sucederia si se tuviese que
aguardar en Buenos Aires los meses mas favorables.

Estas expediciones suelen hacerse en _tropas_ de 14 carretas, cuyo
número adoptaremos por base de nuestros cálculos.

El precio ordinario de una carreta, comprada en Tucuman, es de 50
pesos[4], y por consiguiente el costo total de las 14 carretas será de
700 pesos, las que, segun digimos, quedan inutilizadas al cabo de dos
viajes _redondos_: y por consiguiente cargaremos á cada uno de ellos la
mitad, ó                                                             $350

El viage de Salta á Buenos Aires se hace con tres _mudas_ de bueyes. La
1.ª de 100 animales, de Salta á Tucuman; la 2.ª de 130, de Tucuman á los
arroyos de Buenos Aires; y la 3.ª de 84, de los arroyos á la capital. La
segunda de estas _mudas_ suele ser propiedad del tropero, y cuesta á su
dueño 910 pesos, á razón de 7 pesos cada buey: cuyo interes, al 1-1/2
por ciento al mes, suman en cada año                                  163 6

Los demás bueyes los obtiene, fletándolos al precio de 2 pesos cada uno;
y por consiguiente, por los 184 que le faltan, tendrá que desembolsar
368 pesos para llegar á Buenos Aires, y otros tantos para volver á
Salta, total en cada viage redondo                                    736

Entre animales extraviados ó muertos, y el salario de los peones para
devolver los que quedan á sus respectivos dueños, debe calcularse,
cuando menos, un quebranto de                                         500

Salario de 21 sirvientes, incluso el capataz                        1,210

Importe de 60 reses para su manutencion durante un viage
_redondo_                                                             300

Derechos de peages, pasaportes, etc.                                  266
                                                                   ________
                                                                   $3,525 6
                                                                   ========

[Nota 4: Todos los gastos estan regulados en pesos fuertes, de á 20
reales de vellon cada uno.]

[Nota 5: El flete de 14 carretas de Buenos Aires á Salta, inclusos
los derechos de tránsito, es 2,800 pesos, y 2,100, á la vuelta.--Importe
de los fletes de un viage _redondo_ 4,900.]

En el viage de Salta á Buenos Aires se emplean de 80 á 90 dias, y algo
menos en la vuelta. Sin embargo, las paradas, las _invernadas_, los
descansos, absorven otros seis á siete meses: asi es que en último
resultado se tiene que invertir un año entero en cada viage redondo,
cuyos beneficios para el tropero, á pesar de ser muy subidos los
fletes[5], no corresponden ni á sus erogaciones, ni á sus afanes.
Agregúense las dificultades que ofrecen en estos viages, el paso de
infinitos arroyos, las averias que ocasionan, y á veces los peligros que
presentan, y se convendrá en la necesidad de arbitrar medios de
conduccion mas prontos y menos costosos.

No es posible calcular con la misma precision los trasportes por agua,
por ser insuficientes los datos que nos han transmitido los navegadores
del Bermejo. Ninguno de estos reconocimientos lleva el carácter de
científico, y vano seria buscar en ellos los elementos necesarios para
determinar el estado normal del rio, las causas y los efectos de sus
alteraciones, la fuerza de las corrientes, los vientos periódicos ó
dominantes, los auxilios ú obstáculos que presentan á la navegacion;
siendo hasta problemática la verdadera profundidad de las aguas, que
Morillo y Cornejo regulan, cuando menos, en 3 varas, mientras que Soria
y Descalzi la reducen de 20 á 25 pulgadas.

En la imposibilidad de verificar estos cálculos, nos vemos obligados á
preferir los mas desfavorables, aunque dudamos de su exactitud: y por
consiguiente á los barcos de 8,000 arroba, que los primeros exploradores
del Bermejo consideraron á propósito para esta navegacion,
substituiremos las balandras de 25 á 26 toneladas, que necesitan menos
fondo que el indicado por Soria.

Talvez convendria adoptar el principio, recien admitido en Francia por
la _Compañia general de la navegacion de los rios_, etc., de aplicar á
los trasportes maritimos las fuerzas locomotivas de los terrestres;
estableciendo convoyes, ó _tropas_ de barcos, como las hay de carretas,
y poniendo al remolque de un buque de vapor muchos otros de carga, del
mismo modo que un carro de vapor arrastra á los _waggons_ en los
carriles de fierro. De este modo se obtendria un grande ahorro en los
gastos, y podrian reducirse notablemente las dimensiones de los barcos.
Pero, aun cuando tuviesemos que circunscribirnos á los medios ordinarios
de conduccion, siendo susceptibles los barcos (en nuestra hipótesis de
ser de 25 á 26 toneladas) de recibir la carga de 14 carretas,[6]
resultará que el flete de una balandra deberia subir á 3,525 pesos 6 rs.
metálico, para igualar el de una tropa de carretas, lo que no necesita
demostracion para probar que es imposible.

[Nota 6: Cada 80 arrobas componen una tonelada, y por consiguiente
un barco de 26 toneladas admitirá 2,080 arrobas, carga casi igual á la
que recibe una tropa de 14 carretas.]

El costo principal de un barco de 25 toneladas, es de 4,500 pesos, al
que no daremos mas duracion que 15 años, en los cuales se necesitarán
otros 400 pesos anuales para conservarlo en buen estado de servicio.

Gastará pues el empresario de un barco, cada año:

Interes de los 4,500 pesos invertidos en la compra del barco, al 1-1/2
  por ciento al mes                                                810

Gastos de manutencion del barco                                    400

Salario, y víveres de la tripulacion[7]                          1,500

Derechos de peages, pasaportes, etc., para dos viages
  (suponiéndolos iguales á los que paga un tropero)                532
                                                              __________
                                                                 3,242

                                      Los que multiplicados por     15
                                                              __________
                                      Dan un total de           48,630
                                                              ==========

Mientras el tropero, en el mismo periodo, tendrá que desembolsar
  cada ano                                                       3,525 6

                                      Los que multiplicados por     15
                                                              __________

                                      Dan un total de           52,886 2
                                                              ==========

[Nota 7:

Sueldo del patron       300 al año
  --   del práctico     300
  --   de 4 marineros   480
  --   provisiones      500
                      _____
Por cada dos viages   1,580
                      =====
]

Pero con esto hará 15 viages redondos, cuando al otro realizará 30. Y
no solo se conseguirá mas actividad en las transacciones mercantiles, lo
que es de suma importancia en un pais donde el interes del dinero es tan
alto, sino que se evitarán las averias tan frecuentes como perjudiciales
en el actual sistema de conduccion.

Si no nos retrajese el temor de fastidiar con detalles minuciosos á los
que solo se fijan en los resultados, probariamos que en esta larga y
penosa travesia de Buenos Aires á Salta, casi no hay paso que no sea un
tropiezo.

Sin poner en cuenta los temporales, los huracanes, las _polvaderas_ por
un lado, la falta de agua, de abrigo y de recursos por otro, son
imponderables las dificultades que presenta el vado de los infinitos
arroyos y cañadas que inundan todo el camino; sobre todo el de los rios
de Santiago, del rio Pasage, del Tercero de Córdoba en el verano, de los
arroyos de Buenos Aires en el invierno. Hay cañadas que no pueden
transitarse en un dia, y en que los animales tienen que trasnochar,
hundidos en el agua hasta el vientre. Cuando el viage es feliz se
descargan dos veces las carretas en la provincia de Santiago, una
tercera vez en Tucuman, y muy pocas son las tropas que llegan á su
destino sin que se le vuelque algun carro, cuyos accidentes, ordinarios
ó fortuitos, ocasionan crecidos gastos, trabajos y quebrantos.

Pero ¿de qué serviria ponderar mas los inconvenientes de los transportes
terrestres, cuando son palpables las ventajas que ofrecen los marítimos?
Los comprenderemos en pocos renglones para hacerlas mas evidentes.

Un tropero gasta 52,886 pesos 2 rs. para hacer 15 viages _redondos_ de
Buenos Aires á Salta; _y_ un barquero, 48,630 para duplicarlos: en otros
términos, la conduccion de 2,100 arrobas costará

               ---- en carretas                         3,525 ó

               ---- en barco, la mitad de 3,242, ó      1,621

Lo que importa un ahorro de mas de la mitad en los fletes.

Pero estos cálculos por demasiado rigurosos son inexactos. Ninguna
reduccion puede hacerse en los gastos de una tropa de carretas, mientras
que todo es susceptible de economia en un barco. Su capacidad, por el
nuevo sistema de construccion adoptado en esta clase de embarcaciones,
puede ser casi doble; y con el auxilio del vapor los seis meses que
hemos asignado á cada viage redondo, talvez alcancen á emprender tres.

La vida de un barco es tambien mas larga que la que le hemos supuesto,
sobre todo si se emplean, (como es natural) en su construccion las
exquisitas maderas de Corrientes, ó del Paraguay. Queda por último el
casco del que puede sacarse una tercera parte de su costo en su mayor
deterioro.

De esta empresa pende en gran parte el porvenir de estas provincias. El
primer buque que descargue á la vista de las serranias de Centa,
producirá un cambio total en las relaciones mercantiles de esta parte
del globo. La facilidad de extraer del corazon del Perú los ricos
productos que abriga, fecundizará muchos gérmenes de prosperidad,
desatendidos ó ignorados; la civilizacion se difundirá con la industria,
y una y otra mejorarán la suerte de tantos pueblos sumidos aun en su
primitiva barbarie. El aislamiento en que yacen es un obstáculo
insuperable á sus progresos. Los Abipoues, los Tobas, los Chiriguanos,
los Juracares, vagan ahora, como vagaban en los primeros años de la
conquista, por los hermosos campos que se desplegan desde las orillas
del Paraná, hasta las fuentes del Mamoré y del Guapay. Insensibles á los
encantos de la naturaleza, se arrastran tristemente por aquellas
soledades, que solo aguardan la mano del hombre inteligente para
convertirse en una mansion deliciosa.

Cuando esto suceda, se preguntará, ¿Quien fué el audaz argonauta que
surcó primero las aguas del Bermejo? ¿Qué fruto recogió de sus trabajos?
y ¿dónde está el monumento que se levantó á su memoria...?

Hemos interrogado á varios contemporaneos del P. Morillo, y todos los
datos que nos ha sido posible adquirir acerca de su persona se reducen á
los siguientes.

Nació en el reino de Andalucia, y vistió temprano el hábito de los
Recoletos. Movido del deseo de emplearse en la conversion de los
infieles, pasó á América, donde llegó á ser prelado de su órden en la
provincia de Salta. La parte que tomó en la expedicion del Coronel
Cornejo aparece en su diario, y por mas fundadas que sean las quejas de
este gefe, no bastan á arrebatarle la gloria de un importante
descubrimiento.

La enemistad de un rival poderoso le obligó á separarse de sus hermanos
de Salta, y fue á buscar un asilo á Montevideo, donde acabó su vida en
el claustro al rayar de la presente centuria.

Si algun pensamiento mundano se mezcló á las últimas efusiones de su
corazon religioso, el recuerdo de la navegacion del Bermejo debió
llenarlo de esperanzas, y arrancarle el grito consolador de

                         _Non omnis moriar_............

                                 =PEDRO DE ANGELES.=

_Buenos Aires, Julio de 1838._



DIARIO DE MORILLO.


El año del Señor de 1780 de la era vulgar, salí con el capitan
subalterno, D. Adrian Cornejo, del nuevo astillero del Rio de Ledesma,
distante de la ciudad de Salta 38 leguas, y de la de Jujuy 26, en
compañia de 20 individuos, que era el número de esta fluvial
tripulacion: en un barco de ocho varas de quilla y dos canoas; siendo
nuestra derrota hasta la ciudad de Corrientes, descubriendo este camino
hasta hoy no descubierto. Dicha expedicion era á costo; y costas del
referido Cornejo, por haberlo así prometido al Soberano, salvo á mi su
Capellan, que venia sin pré alguno.

Salimos, pues, del astillero citado, á medio acabar el barco, y
caminando por dicho Rio de Ledesma, por espacio de treinta dias,
avanzamos tan solo tres leguas de camino por lo pobre de sus aguas, é
igual pobreza de peones.

El 4 de Setiembre llegamos al Rio de Jujuy, cuyo curso gira de S. á N,
en el que se incorpora dicho Rio de Ledesma: siendo su nacimiento de una
sierra así llamada, á la parte del poniente; y á sus márgenes á la parte
del S, distante dos leguas, se halla una reduccion llamada _San Ignacio
de Tobas_, á cargo de los religiosos de mi orden; y un presidio llamado
_San Bernardo_: y á la parte del N, en distancia de una legua, se halla
el Fuerte de Nuestra Señora del Rosario de Ledesma, construidos uno y
otro en la jurisdiccion de Jujuy.

Caminando á las 6 leguas, llegamos á las juntas del Rio de Ocloyas,
habiendo caminado tres dias para avanzar dichas 6 leguas; y el dia 7 de
Setiembre llegó Cornejo á dichas juntas. A la sazon me hallaba yo en
este sitio á la expectativa de dicha embarcacion, y al cuidado de los
víveres que aquí estaban: y el mismo dia de su arrivo se bendigeron por
mí el barco y canoas: y cargando los mantenimientos, avisó el práctico
Guzman, de nacion paraguayo, ser cortos, y el camino dilatado: á lo que
respondió el capitan Comandante, _que en la entrada que habia hecho
Pizarro su gente se habia mantenido con perros: que en Lacangayé le
proveeria el Comandante General Arias_.

Este Rio de Ocloyas es de mas aguas que el de Ledesma: debe su origen al
famoso Cerro de Calilegua, que está á la parte del poniente, y su curso
va al naciente.

El 8 de Setiembre, á la una de la tarde, salimos de la incorporacion de
este rio con el de Jujuy; y navegando por este, al cuarto de legua se
encalló el barco, y fué preciso sacar la carga y parar hasta el
siguiente dia.

El 9, como á las once del dia, se puso el barco en franquia, y caminando
aquel dia y tres mas.

El 13 llegamos á las juntas del Rio de Sora, observando en nuestro Rio
de Jujuy continuas vueltas de poniente á oriente; y en sus riberas
sauzales y cejas de montes de pacaráes, cedros, lapachos, &a. Este Rio
de Sora se hace famoso por sus aguas; son gustosas y saluberrimas, á mas
de ser tan delgadas y esquilmadas. Nace este, como el antecedente, del
Cerro de Calilegua, y dista ocho leguas de las antecedentes juntas, las
que caminamos en cinco dias. Aquí paramos hasta el dia 16, y en este
parage se calafateó parte del barco, y se le puso techo de palos de
sauces y cueros. Dista el Rio de Sora del de Ocloyas, por tierra, 4
leguas. Tiene el Rio de Sora su ingreso al oriente en el de Jujuy.

El 17, como á las once del dia, salimos de las juntas de Sora, y
caminando este con cinco dias mas, y encontrando dilatadas playas el 23,
llegamos al rio que llaman _de las Piedras_: habiendo observado en estas
márgenes pasadas los mismos cañaverales, sauzales y montes, que antes se
han notado en los demas rios, y á sus riberas mucha palizada, que
arrebata en tiempo de sus crecientes, distando estas juntas de las
pasadas 13 leguas. Hasta aquí ha tenido de sonda el Rio de Jujuy, (que
es el de nuestra navegacion) media vara de agua, siendo sus playas
continuadas. Debe este Rio de las Piedras sus caudales al citado Cerro
de Calilegua: dista del de Sora 7 leguas por tierra.

El 24 salimos de estas juntas de nuestro rio. El 27 llegamos al Rio
Seco: no tributa este anuales pechos al de Jujuy, porque siendo sus
arenales excesivos por donde pasa, convierte sus aguas en propia
substancia, dando mérito á llamarle _Seco_, pues solo pecha en tiempo de
crecientes; debiendo su origen al ya citado Cerro de Calilegua. Dista
este rio 9 leguas por agua del de las Piedras, y cinco por tierra. A la
entra de este rio con el de Jujuy, á la parte del poniente, observamos
una barranca de tierra gredosa y colorada, de altura de 16 varas, y de
longitud de media cuadra. En las márgenes de nuestro rio se hallan
famosas cejas de montes de todas maderas: continúan sus playas, y la
sonda de estas poco mas de media vara.

El 27, saliendo de esta jornada, y siguiendo nuestro rio, el dos de
Octubre llegamos al rio que llaman _Colorado_. Debe este su ser al
expresado Cerro de Calilegua, y al tributar este aguas al de Jujuy,
forma una grande laguna al lado del poniente. Tiene á sus riberas gran
copia de maderas que arrebata el rio en sus crecientes: es este rio muy
pantanoso, y con dificultad lo pasan á caballo en sus pasos. Su sonda en
la entrada tiene poco mas de cuarta de agua, y esta es encarnada como
sangre: dista esta junta de la antecedente 8 leguas por agua, y por
tierra 5.

En estas juntas paramos dia 3 y 4, sin haber podido aventurar mas camino
que dos cuadras, pues la sonda de sus playas no llegaba á cuarta de
agua. Esta noche determinó el Capitan comandante, que fuese uno á
reconocer la distancia que habia al Rio de Tarija, y las playas del
nuestro de Jujuy; y ofreciéndome yo á esta empresa, y pidiéndole me
diese alguna regalia para gratificar los indios que encontrase,
respondiome: _no traia mas que pólvora y balas_. Y haciéndole presente
ser preciso el cebo del regalo para sosegar á los indios, respondió:
_que si los demas entraban en sus conquistas con regalos, él no_.

El 5, como á las ocho de la mañana, salí con el práctico Francisco
Miguel Guzman, en una pequeña canoa, quedando en este lugar dicho
Capitan comandante, con ánimo de caminar paulatinamente, y siguiendo
aguas abajo el Rio de Jujuy: á las nueve de la noche llegué á las juntas
del Rio de Tarija, con distancia de 12 leguas de donde dejé el barco.

El 6, habiendo reconocido las juntas de dichos rios, caminé dos leguas
mas abajo, ya incorporados, reconociendo sus playas, y en estas tenian
de sonda seis cuartas; y en los demas, de á cuatro y cinco varas.
Regresé á buscar mi expedicion, rio arriba de Jujuy, y paramos entre
unos sauzales á hacer noche.

El 7, á las cinco de la tarde, llegué á donde estaba el barco, que solo
habia caminado una legua escasa. A mi llegada, con las nuevas favorables
que dí de ser el rio navegable desde las juntas con el de Tarija, se
hizo una salva. Dijo el práctico Guzman al Capitan que de allí en
adelante, hasta llegar á las juntas del Rio Tarija, por causa de sus
playas, gastaria cerca de un mes: que ya no habia mas que una petaca de
bizcocho y otras dos menos de media, y de charque muy poco: que el
camino era dilatado, que precisaba proveerse de comida, porque en
adelante no habia esperanzas de hallar auxilios, y que le avisaba esto,
porque era de su obligacion.

Impuesto de todo el Capitan comandante, con consejo de los demas,
determinó mandar letra al capitan del real Presidio de Centa, D. Rafael
Arias, para que le diese socorro. No sabimos de cierto donde caia dicho
presidio; y haciéndome cargo de la presente necesidad, me ofrecí á
practicar esta diligencia: y el dia 8, al romper el sol, salí en una
canoita en compañia de dicho práctico y un muchacho llamado Quinteros.
Tiré con estos rio abajo, buscando las juntas del Rio de Tarija, para
que por él me pudiese conducir rio arriba á mi destino.

El 9 llegamos al Rio de Tarija como á las once del dia, y caminando rio
arriba, observamos á su entrada tener á la parte del N una sierra alta.
A la legua otra sierra al lado del S, una y otra montuosas; y por el
medio de ellas corre este rio. Se registran á una y otra márgen
cuantiosas maderas de nogales, laureles, cedros, quina-quina, pacaràes,
lapachos, &a. La sonda de este dia, de á cinco cuartas en lo menos, y lo
restante de tres varas, salvo una canal de á tres cuartas su sonda: aquí
paramos en un recodo à la parte del S, habiendo caminado este dia 5
leguas.

El 10 salimos de este parage, y caminando hácia el poniente, dá el rio
dilatadas vueltas de N á S, y á la parte de este le entra un rio llamado
_Santa Cruz_, que debe su origen al dicho Cerro de Calilegua. Hállense
en medio de este rio unas piedras pómez: divídese el rio en dos brazos,
uno á la parte del S, y este tiene de dichas piedras; su sonda, de mas
de dos varas, y otro á la parte del N, que fué por donde pasamos; su
sonda tres cuartas de agua. Hállanse diferentes piedras en medio del
rio, pero dan seguro paso. Al ponerse el sol paramos en una de estas
piedras, junto á una barranca que está al lado del N: caminamos este dia
6 leguas. Su sonda, de mas de tres varas, salvo las dichas canales:
tiene el rio barrancas altas y maderas de las ya dichas.

El 11 caminamos al salir el sol: reconocimos bojeaba el rio con mucha
variedad, y tenia en sus márgenes barrancas tan eminentes que pasaban de
treinta varias de altura; y á la legua encontramos una rápida canal que
entraba por el N, y traia piedras menudas. Su sonda, de cuatro cuartas;
y á la parte del S está una vistosa isleta, llena de árboles y laureles
y otros árboles: tenia esta isleta como una legua de largo. Observamos
ser tanta la copia de tigres este dia, que de cinco y de seis paseaban
las riberas. Se encuentra en medio del rio una piedra pómez, de altura
de dos varas, y de longitud doce, y de ancho dos y media varas;
dividiendo el rio en dos brazos: el del S con menos agua, y el del N con
tres varas de agua.

Caminabamos escasos de comida, por habersenos mojado la pólvora, que la
caza era nuestro alimento; y sin saber como, de lo alto de una barranca
cayó, al pasar, al rio una cierva, y atracando la canoa, la tomamos
viva, sin mas lesion que estar desquijarada, quizá de la caida. Acordéme
con este prodigio, de la promesa de mi Seráfico Patriarca, y le rendí
las gracias con el _Te-Deum_ al Supremo Proveedor de todas las cosas.
Paramos este dia à puestas del sol, al lado del S, junto á unas
saucerias; y la sonda de este dia, salvo las canales, fué de mas de tres
varas. Anduvimos 5 leguas.

El 12, al salir el sol, seguimos nuestra navegacion: á la legua
encontramos una canal; la sonda de á vara. Hace aquí una vistosa isla de
monte al S y N: aquí se divide el rio en dos brazos; el del S es de mas
aguas. Observamos una barranca que mira al poniente, de desmedida
altura; su cimiento de piedra pómez: aquí paramos. La sonda de tres
varas; salvo las expresadas canales. Anduvimos este dia tres leguas, por
haber parado á mediodia.

El 13 caminamos al salir el sol, y á poco paré, por haber enfermado, y
me mantuve el 14.

El 15 caminé á las diez del dia: á la legua se halla una canal, con
sonda de menos de vara: sigue una encumbrada barranca al lado del N,
como de una legua. Hace una isla de famosa arboleda, de largo media
legua: dá aquí el rio una vuelta al S de legua; vuelve al N, que es su
giro. Hace el rio dos brazos, y en medio forma una isla de nogales; el
del lado del N es de mas agua. Vuelve á la legua á dividirse en dos
brazos; el del N de mas agua: su sonda dos varas; y lo demas de este
dia, salvo la expresada canal, de á tres varas. Anduvimos este dia 4
leguas.

El 16, salimos al salir el sol: dá el rio vueltas de N á S, y al
poniente á una y otra márgen hay elevadas barrancas con algunas cuevas,
criaderos de tigres; y los hay con tal abundancia, que los veiamos de
cinco y seis, pero sin hacer daño. A la parte del N vimos una indiada;
vino uno de ellos á la canoa, y díjome ser chiriguano. Los demas con la
novedad se quedaron admirados: diéronme paso. A la media legua se divide
el rio en tres brazos: el del medio es de mas agua, pues tiene cinco
cuartas: aquí hace una dilatada playa, y aquí finalizan las dos sierras
de N á S. A la media legua, á puestas del sol, llegamos al Rio de Centa,
que hasta este parage llaman _Grande_ al Rio de Tarija.

El Rio de Tarija corre del N: pasa por una elevada sierra, y es su curso
muy despeñado hasta incorporarse al de Centa, que viene del poniente, á
quien contribuyen sus aguas los rios de San Andres, San Ignacio é Iruya,
cuyas vertientes vienen del Perú, y juntos componen el de Centa, así
llamado: porque antes de llegar al frondoso Valle de Centa se llama de
_San Andres_; y aquí pierde el nombre este, y toma el de Centa, en cuyas
márgenes está construido un fuerte y reduccion de vistosa fabrica, que
el año de 1779 hizo el Señor D. Andres Mestre, actual Gobernador y
Capitan General de la provincia del Tucuman: tiene este fuerte 40
plazas. La reduccion es de indios Mataguayos y Orejones, que estan al
cargo de religiosos de mi órden.

Y caminando rio arriba de Centa, sin saber donde estaba dicho fuerte y
reduccion, á la media legua encontré una senda. Aquí atamos la canoa, y
salí á pié con el práctico à reconocer terreno: á poco encontramos con
un paso del rio y lo pasé desnudo; á poco encontramos con otro paso é
hice lo mismo; y al otro paso me quedé á dormir esta noche.

El 17 al amanecer roguéle al práctico Guzman fuera á ver si encontraba
dicho fuerte, y que me trajése caballo para conducirme, pues me hallaba
algo enfermo. Salió en dicha solicitud, y á las ocho de la mañana
trajéronme caballos dos partidarios, y á la legua de camino llegué á
dicho fuerte, que dista de las juntas del Rio de Tarija con el de Centa
dos leguas. Entregué á mi llegada á dicho capitan la carta de mi
comision, y enterado de ella, dijo: que dicha carta contenia condujose
seis reses vivas al mismo sitio donde estaba el barco; y no pudiendo
verificar esta remesa, respondió en carta dicho capitan no podia ser por
causa de los montes. Que en aquel fuerte daria las que necesitase, pues
estaba pronto al socorro, como obra de servicio del Rey su Señor; pues
conducirlas donde ordenaba no era posible.

Esta carta, con otra que yo escribí, remití á mi Capitan comandante, en
la que le decia, que distaba su casa 50 leguas de este fuerte, que
suspendiese el viage y se proveyese de manutenciones, que en doce dias
le era fácil proveerse. Esta carta la entregué al práctico Guzman, y
habiendo conchabado dos indios ladinos, acompañaron por tierra al dicho
práctico, y por las señales que les dimos vinieron en conocimiento donde
estaba el barco, y de su distancia, que serian 12 leguas. Salieron con
las cartas á las diez del dia: aquella tarde extendíose un rumor entre
los indios, que venian en el barco indios Tobas, sus contrarios: y
armados unos 50 indios, fueron en alcance de dicho Guzman, al que no
permitieron llegase al barco sin que primero ellos lo bombeasen, y
registrasen qué gente venia en el barco: y habiendo visto no venian
indios Tobas, lo condujeron al sitio del barco.

El 18 llegó dicho Guzman donde estaba el barco, y habiendo tirado un
tiro antes de llegar, viendo el acompañamiento de indios, los soldados
de la expedicion se asustaron, á caso por ser los primeros indios que
habian visto. Entregó las cartas que llevaba; las leyó dicho Capitan
comandante, y leidas dijo á dicho práctico, "caminemos, y mas que se
quede el P. Capellan y la comitiva." A que respondió el práctico:--"yo
no camino, á no dar providencias de comida; pues ya no tiene mas que
petaca y media de bizcocho: que dejase el barco, que él se quedaria
custodiándolo con dos peones, interin se proveia de todo lo necesario."
Pasado tiempo escribió dos cartas, la una para el capitan de dicho
fuerte, en que le pedia caballos y mulas para conducir al fuerte su
gente y equipaje; y otra para mí, en que me suplicaba intercediese con
dicho capitan para que con brevedad las despachase: estas dos cartas las
trajo dicho práctico.

El 19 llegó al fuerte dicho práctico, y entregando la carta al capitan,
sin aguardar mas oficios, despachó con dos partidarios y dicho práctico
las cabalgaduras que le pedia: y con ellas, puesto en camino dicho
Capitan comandante y algunos de los suyos, llegó al presidio el dia 21,
y su equipaje el 24, donde se mantuvo hasta el 26.

Hablé á dicho Capitan comandante, animándole á la secuela de nuestro
fluvial viage, haciéndole presente, qué dirian de nosotros en asunto de
tanto honor. Que despachase á Salta por comestibles; que sentia hubiese
arrojado el barco y canoa sin dejar custodia alguna, que nos
mantuviesemos en aquel fuerte. A lo que me respondió con bastante
enfado; _que él sabia lo que debia de hacer_: por lo que, no pudiéndolo
persuadir, busqué caballo y me vine al Fuerte de Ledesma, que dista 30
leguas del de Centa.

El 29 llegó al Fuerte de Ledesma dicho Capitan comandante con sus hijos
y el Asesor; y volviéndole á instar á la secuela de nuestro viage, y á
hacerle cargo como habia dejado arrojado al práctico Guzman en el de
Centa, y que habia fletado un caballo para venirse; que lo llamase, y se
hiciese cargo que no encontraria otro práctico; que ¿como no dejaba
quienes custodiasen el barco?--- Respondíome á esto, "que ya habia
gastado bastante, y que no se le habia olvidado lo que habia de hacer."
A lo que respondí, que tomaba el camino á descubrir el rio, y cumplir
con las órdenes de capellan y licencia de mis prelados. Fúese este dia
para su casa, y nos dejó allí á mí y al práctico.

Reflexionando hallarme con despachos del Superior Gobierno, con patentes
de mis Prelados regulares, y que á costa de los reales erarios habia
sido conducido de Europa à estas Américas el año de 1771, con el objeto
de emplearme en la conversion de infieles; y que me hallaba _ex-lege_,
sin asignacion conventual, resolví por estos motivos el caminar, aviarme
de lo preciso y seguir la navegacion iniciada, con el fin de reconocer
los indios y descubrir si el Rio Bermejo era navegable; para que
descubiertas y conocidas las naciones de sus orillas, pudiesen entrar
misioneros apostólicos á cultivar la copiosa mies de la viña del Señor,
y otras utilidades que pudiesen resultar á favor del Rey, Nuestro Señor.

Ayudóme á esta resolucion el ver al práctico Guzman determinado á venir
conmigo sin interes alguno, y al práctico D. Juan Nuñez con el
estipendio de 80 pesos, y D. José Parrilla europeo, y mi pajecillo: y
habiendo suplicado á unos amigos me habilitasen de avios y regalias para
los indios, lo egecutaron con presteza, y haciéndome una remesa de seis
cargas, clavos y herramientas para hacer una canoa, llegué al Fuerte de
Centa, y sacando certificacion del desistimiento de dicho Capitan
comandante, de los oficiales de dicho fuerte, llegué el 15 de Noviembre
de 1780 al mismo sitio, donde habia dicho Cornejo dejado el barco con mi
gente, cargas y cuatro arrieros, con el fin de trabajar mi canoa: cuando
hallé la canoa que traia dicho Cornejo hacheada en un lado, y habiéndola
compuesto, determiné caminar en esta. A las cuatro de la tarde seguí por
el Rio de Jujuy, y á poco trecho me salieron como unos 100 Mataguayos de
la reduccion de Centa, y dándoles unas regalias me despedí de ellos. Dá
el rio vueltas de naciente á poniente, y sus orillas pobladas de sauces
y montes: habiendo andado 7 leguas, paramos entre unos sauces al lado
del poniente. En estas 7 leguas se forman diversas playas, y sus sendas
algunas de dos cuartas: en una fué preciso descargar la canoa. Hallamos
en una canal unas piedras, que son las únicas que tiene este rio, de
media vara de alto; estas están al lado del naciente. Esta noche cayó
una fuerte tormenta de agua y viento, y me llevé el sombrero que lo
necesitaba: pero en recompensa díole al rio lo que le faltaba para
darnos paso franco.

El 16 salimos al ser de dia, y encontramos tres playas; su senda de tres
cuartas: dejábanse ver por una y otra orilla vistosas cejas de montes
con famosas maderas. A la parte del naciente salíome una indiada de mas
de 300 de toda chusma, de nacion Mataguaya, un ladino llamábase
_Mariano_. Exortéles á que abrazasen la Fé de Jesu-Cristo, ponderándoles
las ventajas que lograban, y los males de que salian: á que me
respondió, queria reduccion en el parage llamado _Mayjol_, próximo de
allí: díles buenas esperanzas, y regalándoles tabaco, cuchillos, gualcas
y ropas, seguí mi camino.

A las ocho del dia llegué al Rio de Tarija, que por el poniente se
incorpora con el de Jujuy, que viene del S. En estas juntas hace una
anchurosa playa el rio, que al lado del S está poblada de sauces y
cañaverales: al lado del N es monte alto: aquì se acaban los montes, y
desde aquí se llama este rio el _Bermejo_, ó _Colorado_. Da el rio
diversas vueltas de N á S: divisamos entre unos sauces, al lado del N,
un indio á caballo, quien, para llamar los suyos, tocó una corneta: y
como no viniesen, se desapareció de nuestra vista, por mas que lo
llamamos. Hay á la parte del N una laguna grande. Anduvimos este dia por
el Rio de Jujuy; 4 leguas, y por el Bermejo 7. Paramos á puestas del
sol: la sonda de este dia por la playa, seis cuartas, y lo restante de
tres y cuatro varas; á una y otra orilla todo es campo.

El 17 salimos de esta jornada, caminamos 19 leguas hasta que paramos en
un recodo, y en este espacio de navegacion observamos que nuestro rio dá
diversas vueltas y revueltas al S, N y O. A las 6 leguas de camino entra
un rio llamado _Santa Rita_, ó _Mais Gordo_, que debe su nacimiento á la
Sierra del Alumbre, ó Santa Bárbara. A las 2 leguas, dejando el rio su
natural vereda, rompe por estraño giro, y caminando poco mas de legua,
vuelve á la madre natural. Hay diversas cejas de montes y campañas de
una y otra banda. Al lado del N nos salió una indiada Mataguaya de unos
350, y entre ellos algunos Orejones; y habiendo practicado con ellos el
mismo evangélico y piadoso oficio que con los pasados, é instándoles se
redujesen, todo era decir: _dáme_, _Padre_. Díles taladro, cuchillos y
gualcas, y me dieron paso franco: se arrojaron 6 indios de estos al
rio, diciendo, no les habia dado á ellos: regalélos, y uno algo ladino
se fué embarcado con nosotros como dos leguas. Al ponerse el sol, por la
parte del N nos salió otra indiada Mataguaya, de unos 200 indios de toda
chusmas: arrojáronse al rio, y tomando la canoa la llevaron á donde
estaban. Repartíles algunas cosas, y habiendo dado unas varas de ropa á
uno que al parecer era el que mas mandaba, le dije: _toma capitan_; y
cuantos habia querian ser capitanes, porque les diese mas: dos de estos
se vinieron embarcados con nosotros como una legua. La sonda de este dia
en las playas, de mas de á seis cuartas, y lo demas de tres varas: y
habiendo parado de noche junto á unos sauces al lado del S, ví cenar á
mis cuatro convidados, y habiendo llovido esta noche, se valieron de la
obscuridad para robarme mis gergas, unos calzones de un peon y otras
cosas.

El 18 salimos de aquí como á las ocho del dia, y caminando como 4
leguas, entraba en nuestro rio, entre unos sauzales, otro por la parte
del S con sonda de media vara, que dicen ser el _Dorado_, que debe sus
vertientes al Cerro del Alumbre. De esta entrada, á la media legua, el
rio, dejando su antigua madre, se extraña hácia la parte del S por
espacio de una legua, y vuelve á su natural cajon. A la parte del N
registramos una rancheria, en la que se dejó ver un indio, y al vernos
echó á huir. Aquí topamos algunos _tilbes_ armados para pescar: su
construccion es de palos parados, tejidos con juncos, y les dejan una
puerta, y entra por ella el pescado, y cerrada la puerta le toman con
abundancia.

Encontramos á la parte del N una laguna grande, cuyas aguas, aunque en
pequeña copia, se entran en el rio. A la parte del N encontramos cinco
rancherias desiertas. Paramos esta noche en una península: anduvimos
este dia 15 leguas. La sonda en la playa es de seis cuartas; lo demas
del rio, de mas de tres varas: sus márgenes todo campos y sauzales. Bien
anochecido, pasaron 10 indios de la banda del S á la nuestra. Repartíles
algunas cosas: me dijeron que su ladino era _Amaya_, y contentos se
despidieron.

El 19 caminamos siguiendo nuestro rumbo al oriente, y de allí á corta
distancia se divide el rio en dos brazos, que se juntan á las dos
cuadras. A la parte del S se halla una rancheria grande despoblada, que
se supone ser de indios Mataguayos: á la parte del N se incorpora un rio
con el nuestro, que llaman unos de _San Antonio_, y otros de las
_Conchas_, cuyo giro viene del N, y su nacimiento totalmente incógnito:
en la entrada tiene de sonda media vara.

A las 3 leguas de este rio, á la parte del N, salió una indiada
Mataguaya, de unos 200 de toda chusmas tenian lenguarás en la lengua
_quichua_, y por medio de mi paje exhortèles á la conversion de la Fé: y
haciendo poco aprecio, solo aspiraban á pedir tabaco y otros cosas.
Regaléles y quedaron contentos: mas unos 12 de estos, ocultándose entre
los sauces, me siguieron dos leguas, y arrojáronse á la canoa. A este
tiempo, saltó de la banda del S, otra indiada de mas de 300 Matacos de
toda chusma, y huyeron los 12 que me seguian. Son todos de una misma
nacion, pero enemigos declarados los del S con los del N; y suelen decir
los del S: _Mataco bueno_, _Mataguayo malo_, y al contrario los del N.
Estaban todos bebidos, cayeron sobre la canoa, y apoderados de ella, nos
llevaron donde estaba la chusma. Salté á tierra, y preguntéles: ¿qué
querian? que yo era su amigo, que los regalaría, que no hiciesen daño á
los mios. Hablaban con enojo en su lengua, y al cabo de un buen rato
dijo el ladino: _saca, Padre, mucho tabaco, bizcochos y cuchillos_.
Díles con abundancia, y no hubiesen quedado contentos, si no hubiese
dado á algunos de los capitanes un sombrero y unas varas de ropa. De
allí, como á la legua, salió otra indiada, como de unos 200 de toda
chusma: practicaron la misma diligencia que los antecedentes, quisieron
llevarselo todo: pero habiendo dado á un capitan, que mandaba entre
ellos, unas varas de ropa y seis cuchillos, los contentó el capitan con
unas gualcas, charque y bizcochos que les dí, y me dieron paso. A la
media legua, á la parte del S, topamos una rancheria á las márgenes del
rio, que era de un indio ladino llamado _Francisco_: recibíome este
indio con mucho agrado, á quien exhorté acerca de su reduccion: hícele
presente nuestra santa ley; y me dijo, que su hermano Estevan, y él con
el indio Mariano, querian reduccion en _Mais Gordo_. Díles algunas
cosas: serian de toda chusma poco mas de 100: paramos junto á la misma
ranchería. La sonda, de á seis cuartas: anduvimos este dia, por las
continuas paradas, 8 leguas; todo es campo en las márgenes de este dia,
con algunas cejas de monte.

El 20 amaneció lloviendo con fuerte viento, mas por huir de los indios
caminamos como una legua: y lloviendo como estaba, de la parte del N se
arrojaron al rio, entre hombres y mugeres, mas de 200, que algunos
estuvieron ya para ahogarse. Llegaron á la canoa, y apoderados de ella,
querian llevarlo todo: díles algunas cosas, y dejáronme. Arrimème á un
recodo de la parte del N, donde pudimos refugiarnos del agua y del
viento. Todo este dia paré, é iban y venian los indios, á quienes les
mostraba por su ladino las verdades de Jesu-Cristo, y las mentiras de
Satanás. Este dia á D. José Parilla le dió un accidente, que quedó mas
de una hora por muerto; y salimos poco despues por haberse aliviado
dicho Parilla. Anduvimos una legua: la sonda de tres varas.

El 21, saliendo al amanecer, á la legua de camino encontramos una
rancheria de 150 indios de toda chusma, al lado del N, que nos estaban
aguardando dentro de unos sauces, y uno de ellos en voz alta, dijo: si
_no hay tabaco, no hay caballo_. Comprendíle el misterio, y atracando la
canoa donde estaban, dándoles tabaco y otras cosas, parè. A poco
volvieron á salir 6 indios, de los que ya dejábamos atras, diciendo, que
á ellos no les habia dado tabaco: volvíles á dar, y se fueron. Aquí el
rio da vuelta á la parte del N por espacio de dos leguas, y vuelve al
naciente. A la parte del S salió una indiada Mataca: su ladino se
llamaba _Luis_, á quien antes conocia; pues este con su gente trabajó en
Salta en el convento, estando yo de guardian; y de toda chusma habria
220. Tratéles de su conversion, y me respondió que ya habia tratado con
su amigo el Señor Arias. Regalélos, y me regaló dicho ladino un poco de
miel: paramos junto á unas rancherias á la parte del S. Dijéronme los
indios que serian como unos 200 de toda chusma, que su ladino era
_Lopez_, que vendria presto, (conocia á este indio) y lo mandé llamar.
Anduvimos este dia 13 leguas: la sonda de á mas de 6 cuartas en la
playa, y lo demas de tres varas. Las orillas del rio en este dia son
campos, sauzales y cejas de monte: díles á estos indios bizcocho y carne
para cenar.

El 22 por la madrugada llegó el dicho ladino Lopez, habléle á él y á los
suyos, exhortándolos á que pidiesen reduccion, y me dijo, que èl, con el
hijo del difunto José Antonio, habian hablado al Señor Arias, cerca de
reduccion. Preguntéles donde estaba el José Antonio, y qué familia
tenia: y me dijo, "ya lo has pasado, pues está dentro, en unas lagunas,
y tiene mas de 200 indios". Regaléles cuchillos, ropa, tabaco y otras
cosas: diéronme unos zapallos, y me despedí de ellos.

A la legua de camino, al lado del N de un bosque espeso de sauces, salió
un indio: huyó al vernos, y habiendo ido á llamar á sus compañeros, como
á la legua, nos salió una comitiva de indios, que serian 50, todos con
armas. Pidiéronme tabaco; mas un viejo con desagrado daba voces en su
lengua, y me quitò de la mano el tabaco que tenia, como enfadado: díles
otras cosas y se fueron. Da el rio muchas vueltas de N á S por campos
abiertos. A la parte del N salieron 12 indios con tu ladino: díles
tabaco y bizcocho, y todo era preguntar ¿donde parábamos aquella noche?
Siguiéronnos, ocultándose á trechos mas de dos leguas, y habiendo
encontrado á la parte del S dos indios de la rancheria de _Josengo_, les
dije lo llamasen. Seguíannos los del N, ocultándose á veces, y habiendo
llegado Josengo con su gente, luego que vieron á estos, dispararon los
12 que nos seguian.

Hablé con dicho Josengo, y otro ladino llamado _Ignacio_, acerca de su
conversion, y me dijeron ambos, que ya habian tenido tratados con dicho
Señor Arias, que en fé de su deseo le habian dado cuatro muchachos hijos
suyos, para que los tuviese como en rehenes. Regaléles algunas cosas, y
paramos en este parage, que dijeron llamarse los _Caymanes_: anduvimos
este dia 14 leguas. La sonda por las playas de mas de seis cuartas, y lo
restante de mas de tres varas: pobladas las márgenes del rio de campos y
sauzales.

El 23 al amanecer regalé á toda la chusma que habia llegado esta noche,
que serian 250. Despedíme de mis amigos: nuestro rio da vueltas y
revueltas, sin perder su natural giro al naciente. A las dos leguas, del
lado del N, salieron como 80 indios Mataguayos, arrojáronse al rio,
apresáronme la canoa, y furiosos querian estorbar nuestro tránsito: pero
al cabo del tabaco y otras regalías se rindieron, y nos dieron paso
franco. Como á las 5 leguas, á la parte del S, encontramos con la
rancheria de _Lope Mozo_, de nacion Mataca, que componia el número de
130 indios de toda chusma: recibíome con agrado: demostróme el gozo que
tenia de la oferta de reduccion que les habia hecho el Señor Arias, y
habiéndolos regalado, en recompensa dièronme una lechiguana, y gustosos
se despidieron.

Como á las tres leguas de esta rancheria, á la parte del S, encontré con
la del ladino _Tineo_, que se compondrá de mas de 300 indios, entre
chicos y grandes: díles á entender por dos ladinos que tenian, la
ceguedad en que vivian; los daños que les habian de resultar de la
idolatria á sus almas, y por esta las necesidades que pasaban: que
prestasen vasallaje al Rey, mi Señor, de las Españas, que este Señor los
favoreceria: y siendo estos, como los judios, carnales, expliquéles con
ejemplos materiales las ventajas que lograrian en nuestra religion, de
presente y de futuro. Díles á entender la hermosura de la gracía, y la
fealdad del pecado, la eternidad consabida en uno y otro extremo de pena
y gloria, con la duracion del alma, y otros puntos que juzgué por
convenientes, los que oyeron con gusto: y tratándoles de reduccion, un
ladino, llamado _Lorenzo_, me respondió lo mismo que ya me habia
informado Ignacio, su compañero; por lo que conocí de cierto en estos
deseo de reducirse.

Preguntéles por su caudillo Tineo, y me dijeron, que estaba muy enfermo,
y distante de allí 15 leguas, por lo que con harto dolor mio no pude ir
á socorrerle en su mayor necesidad. Díles á todos varias regalias,
especializándome con los dos ladinos: quedarónse gustosos, y despedíme
de ellos. A la legua, á la parte del N, salieron unos 50 indios
Mataguayos; díles tabaco y unas gualcas, y quedaron contentos. Paramos
este dia en un recodo que hace el rio á la parte del S. Anduvimos 18
leguas: la sonda, por lo menor, seis cuartas, lo mas cuatro varas.
Llaman á este parage _la Esqina_: las orillas del rio son campos y cejas
de montes.

El 24 salimos al ser de dia: á las dos leguas encontramos una caja de
monte alto, con árboles de palo santo, á la parte del S, y á la del N,
eminentes palmares que siguen como 6 leguas. Encontramos este dia á la
parte del S, una rancheria despoblada, cuya construccion indicaba ser de
Chunupíes, con algunos pescaderos que tenian en el rio: aquí paramos en
esta rancheria, habiendo caminado 18 leguas. La sonda lo menos de dos
varas, lo mas de cinco y seis. Registramos en sus orillas este dia
montes, palmares y campos.

El 25, caminando de esta jornada, llegamos á la rancheria del famoso
General de los Chunipíes, Sinipés y Malbaláes, _Antecapibax_, á quien
encontré con sus dos valerosos capitanes, _Chinchin_ y _Guanchil_, y
habiéndoles hablado sobre su conversion, me diò á entender dicho General
el deseo de su conversion, y cuanto placer habia tenido de conocer al
español, y haber tratado á su amigo, el General Arias; y que hacia muy
poco habia mandado mensage acerca del sitio de su reduccion, avisándole
de su grave enfermedad que habia padecido, en la que imaginó morir; pero
que el Dios de los cristianos le habria otorgado tiempo para cumplir sus
deseos: que él y las tres naciones de su mando estaban prontos á cumplir
su escritura. Agradóme mucho esta gente, que es agigantada, hermosa de
rostro, blanca, despejada, muy culta y aseada en su vestido. Es dicho
General muy circunspecto y afable, sin que desmienta su señorio á su
gratitud: es temido y respetado de los suyos; pues, queriendo bajar
algunos solteros y solteras á la canoa, para verla por curiosidad,
mandóles en su lengua se estuviesen quietos, y lo practicaron, y á
súplicas mias se les permitió paso á su curiosidad, que á nó, no lo
consiguiesen.

Hízome presente, que su amigo, _el español_ Arias, les habia recomendado
á los que viniesen por agua, y que en su poder habia dejado una vaca
para que la diese á nuestra pasada: que estaba pronta, y que ya habia
enviado por ella. Agradecíles, y les dije que la comiesen en mi nombre.
Gratifiquéles cuanto pude, y suplicáronme quedase allí aquel dia con
ellos, á cuyo ruego no pude condescender. Al despedirme, me abrazó dicho
General, y me suplicó intercediese mi respeto para que su amigo Arias
les diese reduccion en aquel parage, y le persuadiese que esta mudanza
no era veleidad de su parte, sino buscar para los suyos su mayor
comodidad: que estuviese cierto de su constante amistad, y rogóme una y
muchas veces fuese yo su cura. A una y otra súplica le ofrecí el sí.
Regalóme un cordero, que á la verdad estaba hermoso de gordo, y
despedíme. Se compone esta rancheria de Chunupíes y Malbaláes, de 330
indios de toda chusma.

De esta rancheria, en distancia de 5 leguas á la parte del N, salió otra
de Mataguayos, de 130 indios de toda chusma. No tenia ya tabaco que
darles, que es lo que mas aprecian, y se contentaron con sal, bizcocho,
charque y unos clavos que traia. Encontramos por la parte del S tres
rancherias de Chunupíes, despobladas: paramos en la última á hacer
mediodia; y estando comiendo, pasó una india Sinipé á caballo, cerca de
nosotros: llaméla y vino á donde nosotros estábamos. Díle un poco de
bizcocho y unas cintas, y generosa, echando mano á sus mochilas, me
regaló todos los choclos y zapallos que traia, y se fué: estando
comiendo llegaron otros dos indios Sinipés: comieron conmigo, y se
fueron. Seguimos nuestro camino, y habiendo andado 16 leguas este dia,
paramos junto á unas barrancas salitrosas; su altura de tres varas. La
sonda de este dia, por ir el rio recogido, de mas de dos varas en lo
menos, y en lo mas, de seis y siete varas: las márgenes del rio están
pobladas de palmares y cejas de montes. Ya anochecido, pasò de la banda
del N un indio Mataguayo: convidéle á cenar conmigo, y despues de haber
cenado bien, se despidió con señales de amigo, y á la media noche vino
por el agua con otros cinco indios, y nos hurtaron la caldera de
calentar agua, un plato de estaño y otras cosas.

El 26 vino un indio Sinipé, con su lanza á caballo: díle un cuchillo, y
díjome: _yo Sinipé bueno, Mataguayo malo_: _yo guapo_: siguió la orilla
del rio en pos de nosotros. A poca distancia salió de la parte del N una
indiada Mataguaya, de ciento y mas indios, siendo su caudillo el
antecedente convidado y ladron nocturno: se arrojaron á la canoa, y el
indio Sinipé que nos acompañaba, se arrojó al rio y pasó donde yo
estaba, y habiéndoles regalado charque, bizcocho y gualcas, quedaron
contentos. Siguiéronnos unos 12, y nunca se atrevieron á llegar,
temerosos del indio Sinipé que á caballo nos acompañaba: fuése el indio
Sinipé. Este dia caminamos 16 leguas; su sonda por las playas, de seis
cuartas, lo demas de tres varas. Las orillas del rio son campos
abiertos, palmares y árboles de palo santo: gira su curso derecho de
poniente á naciente, con solo una vuelta que da, como de una legua,
hácia el poniente.

El 27 caminamos 18 leguas: la sonda como el antecedente dia, y lo mismo
las márgenes del rio. Encontramos unas rancherias desiertas, y en una de
ellas habia dos perros que nos siguieron. Observamos en adelante una
gran quemazon á la parte del N, y á la del S nos salieron 6 indios
Sinipés, que habiéndolos gratificado, uno de ellos recomendó su caballo
á sus compañeros, se encontró en la canoa, y nos acompañò todo este dia
y esta noche.

El 28, habiendo salido con el sol, á las dos leguas de camino a la parte
del S, nos salieron unos indios Sinipés; uno de ellos era algo ladino:
preguntéle por su capitan, y díjome que se llamaba _Dupulem_; que estaba
allí cerca, que le iria á llamar. Con efecto, á las dos leguas salió
dicho capitan, con su ladino é indiada de mas de 200 de chusma.
Exhortéles á la Fé de Jesu-Cristo; respondiéronme que su General, y _el
español_ Arias habian tratado sobre este punto; y aunque sus soldados
habian variado cuanto al sitio, habia sido con pesar suyo, porque él
quedó con _el español_ en salir _á la Cañada del Padre Roque_: pero que
su General y soldados habian mudado de consejo en esta parte, y que él
estaba en ánimo de pasar á Lacangayé á dar cuenta al _Apú_ (que así
llaman al superior en su lengua.)

Me dió una carta, que el Auditor de la expedicion reduccional habia
dejado para el de la fluvial: regalóme un cordero y unos zapallos,
quedándome corrido á vista de esta generosidad no tener mucho que
regalarles. Solo esta indiada, como la pasada, es hermosa, culta, bien
criada y vestida: despedíme de ellos, y aquí se quedó el indio que me
vino acompañando.

A poco, al lado del S, salió una indiada de nacion Atalulá, de unos 60
de toda chusma, de la reduccion de Macapilo, y su ladino se llamaba
_Pascual_. Enterado de sus apostasias, exhortéles con amor fuesen á su
reduccion: y me respondieron, que al regreso de su cura, el P. Fray
Antonio Lapa, del órden seráfico, tenian tratado su vuelta. Propúsele me
acompañase hasta donde estaba el Señor Arias, y le daria unas varas de
ropa, aceptó el partido, y se embarcó con nosotros: y habiendo dado á
los suyos bizcocho, sal y yerba, seguimos por el rio; y saltando por dos
veces en tierra, reconocimos en estas dos partes el nuevo carril que
habia abierto la expedicion reduccional. Anduvimos este dia 12 leguas,
la sonda, de mas de seis cuartas en las playas, y lo restante de cuatro
varas. Observamos á una y otra márgen cejas de montes, campos y algunos
palmares: todo este dia el rio corre al naciente.

El 29, acompañados del indio, anduvimos 18 leguas: observamos á una y
otra banda del rio famosos campos, cejas de monte y palmares que lo
hermosean. La sonda como en la antecedente jornada: da el rio este dia
tres vueltas, dos al N y una al S, y vuelve á su natural giro, que es el
naciente.

El 30 caminamos 17 leguas, y en distintas partes se observan barrancas
salitrosas, y en ellas el nuevo carril. La sonda, de siete cuartas lo
menos, lo mas de cinco varas. Observamos á una y otra márgen del rio
repetidas cejas de monte y barrancas salitrosas: da el rio repetidas
vueltas de N á S, y una al poniente.


DICIEMBRE.

El 1.º de este mes caminamos 13 leguas: á las 6 leguas encontré con una
rancheria de Mataguayos, á la parte del N, como unos 100: regaléles un
poco de bizcocho, y caminé. Como á las dos leguas encontré con una
rancheria de Tobas á la parte del S. Dijéronme que eran del pueblo que
se estaba haciendo: serian como 200 de toda chusma, y habiéndoles pedido
un indio para que acompañase á D. Josè Parrilla, por tierra, adonde
estaba el Comandante General D. Francisco Arias, y darle aviso de mi
llegada, franquearon indio y caballo, y dijéronme distaba el nuevo
pueblo cinco leguas: regalélos, y á la media legua habia á la parte del
N una rancheria de 100 Mataguayos. Arrojóse un Mataco tuerto al rio,
pidiendo tabaco; metieron prisa á la canoa mis remeros, y no nos pudo
dar alcance. En las márgenes este dia eran mas frecuentes las cejas de
montes y algunos campos, y da vueltas el rio de N á S: la sonda de este
dia, de siete cuartas. Al ponerse el sol paré en frente del nuevo pueblo
de _San Bernardo el Vertiz_, que se principiaba á edificar: dejé mi
canoa distante como media legua del pueblo, y pasé á ver al Señor Arias.

Recibíome este con alguna suspension; y preguntóme ¿como no venia el
Comandante Cornejo? Informéle de su regreso á Salta y desistimiento de
su empresa. Mandó dicho Señor se tomase sumaria informacion del suceso,
y que interin se producia, yo y los mios nos mantuviesemos á raigo en
dicho pueblo. Prodújose la informacion mandada, y por auto definitivo
resolvió S. S. ser mi relacion verídica, y no haber embarazo para mi
transporte: pero que, atendiendo al piadoso fin que me trajo, y que
estos pueblos estaban escasos de operarios apostólicos, por no haber
venido los curas doctrineros, me mantuviese en dicho pueblo para dar el
pasto espiritual á los indios, y finalizados que fuesen, seguiría mi
viage. Este mandato era en nombre del Exmo. Señor Virey de Buenos Aires,
de quien en este particular tenia por cartas sus facultades. Obedecí el
mandato.

Matúveme en el ministerio de la conversion, á que se me habia destinado
en dicho pueblo de San Bernardo, hasta el 26 de Enero; en cuyo dia salí
conduciendo en mi canoa, con mis prácticos y remeros, al Comandante
General, y siete de sus oficiales, al pueblo de los Mocobíes de Dolores
de Santiago: nos dimos á la vela el referido dia, como á las 11: dá el
rio vueltas de N. á S. Como á las cuatro leguas á la parte del N habia
una rancheria: manifestáronse algunos indios, mas ninguno llegóse junto
á la canoa. Dá una vuelta el rio de una legua hácia el N: vuelve á su
natural giro: paramos al lado del N, junto á un sitio que llaman _la
Laguna Quemada_. La sonda de este dia, lo menos de tres varas, lo mas de
seis. Caminamos 11 leguas: las márgenes del rio son cejas de montes y
campos.

El 27, caminamos al salir el sol: á las 4 leguas á la parte del S, sale
del rio una laguna grande: como á las 2 leguas hay en el rio una isla
pequeña. Encontramos al lado del N una rancheria de Tobas, como de unos
200. Deja el rio el curso antiguo que corria al N, y rompe al oriente:
anduvimos este dia 14 leguas: la sonda y márgenes del rio como en el
antecedente dia: paramos media legua enfrente del pueblo de Dolores de
Lacangayé, al que nos fuimos todos.

Mantúveme en este pueblo hasta que se hizo la colocacion de la iglesia,
cuyo sermon prediquè; y habiendo mandado hacer el Comandante General una
canoa, aunque pequeña, con la nuestra hicimos una balza, y en ella se
embarcó S. S. en compañía de otros 18 mas, el dia 9 de Febrero del
presente año á puestas del sol. Anduvimos media legua por causa del
viento; la sonda, de tres varas.

El dia 10 salimos al salir el sol: dá el rio vueltas de N á S, todo
campo y tales cuales cejas de montes: la sonda de este dia, de tres
varas lo menos, y lo mas seis y siete: anduvimos este dia 12 leguas.

El 11, salimos al romper el dia, y dá el rio repetidas vueltas de N á S.
aunque no muy dilatadas: vuelve á su giro natural que es el naciente.
Encontramos unas rancherias viejas: la sonda de este dia y márgenes del
rio, como en el antecedente dia: anduvimos 14 leguas.

El 12, salimos al salir el sol: bojea el rio á todos rumbos: al lado del
N estaba la rancheria del capitan _Nogoniti_, de nacion Toba, con unos
80 de toda chusma del pueblo ya fundado. A este rumbo del N sale del rio
una laguna grande: al lado del S encontramos con los caciques
_Dadignoti_ y _Quiniguayquin_ de nacion Mocobís, con sus familias. A
este rumbo hace el rio barrancas de altura de seis varas, y el cimiento
de tierra negra: aquí hace el rio una herradura, y angosta por espacio
de 8 leguas, siendo su anchura de 50 varas. Aquí salió al lado del S una
indiada, de unos 80 indios Mocobíes del cacique _Almelcoy_: paramos
anochecido al lado del N. La sonda, de tres varas lo menos: anduvimos
este dia 18 leguas: todo es campo este dia, cejas de monte, y solo sigue
á uno y otro márgen el monte como unas 5 leguas.

Dia 13, salimos al amanecer, sigue el rio recogido y su anchura de mas
de 60 varas: su rumbo de S á N con repetidas vueltas, y otras al
naciente: á un lado y otro algunas cejas de monte y sauzales. Hállase al
lado del N una rancheria despoblada: paramos con una hora de sol al lado
del S, en el sitio que llaman el _Paso de los Guaycurús_: anduvimos este
dia 16 leguas: la sonda de mas de 3 varas lo menos.

Dia 14, salimos al amanecer: á la legua de camino al lado del N,
encontramos un madrejon que le administra agua al rio. A las 10 leguas
se divide el rio en dos brazos, el del S de mas agua, y el del N de
menos: hace aquí el rio un remanso grande: no entra este dia el brazo
que se apartó. Todo este dia son cejas de montes, y sauzales las
márgenes de nuestro rio: paramos á puestas de sol: anduvimos este dia 18
leguas: la sonda de mas de tres varas lo menos, y lo mas de ocho y
nueve.

Dia 15, salimos al amanecer, sigue el rio estrecho. A las 3 leguas
encontramos una division del rio en dos brazos, junto á este un remanso,
y en él tuvimos alguna demora para salir, por la violencia de las aguas
y la desigualdad de las canoas: á poco entra este en el rio: sale al
lado del N un poco de agua del rio, y gira su curso hasta dos cuadras:
sale á la parte del N un brazo del rio, y entra este à la media legua.
Todo este paraje es barrancas de tierra negra: ábrese el rio en dos
brazos, uno al S y otro al N, el del S de mas agua. Se halla en medio
del rio una isla de ocho varas de largo y seis de ancho: divídese en
otros dos brazos, uno al S y otro al N, y entra á las 6 cuadras: entra
al lado del N un rio de los brazos antecedentes, que habian salido de
este rumbo. Sale un brazo de este rio al lado del S, en medio hay una
barranca de 12 varas de altura y hace isla, y vuelve á entrar en el rio.
Anduvimos este dia 15 leguas: la sonda, de mas de tres varas: se
componen las orillas del rio de sauces, cejas de montes y algunos
palmares.

Dia 16, salimos al romper el alba: sigue el rio todo palmares sin
barrancas: á las 3 leguas al lado del S sale un madrejon con un poco de
agua, al lado del N hay una laguna grande, entra por la parte un brazo
de agua que es el primero que se apartó, aunque este dicen sale cerca de
la nueva reduccion de _Remolinos_. Se acaban los palmares, que tendrán 7
leguas de largo: entran sauzales y montes: entra en el Rio del Paraguay
al ESE: su anchura de mas de 100 varas: á su entrada hace una laguna al
lado del S. Anduvimos esto dia 18 leguas, habiendo entrado como á la
una del dia en el Rio del Paraguay. Dista esta entrada del Fuerte de
Curupaytí de los Correntinos, 11 leguas, de Corrientes, 23.

No se halla en Rio Bermejo, desde las juntas del Rio de Jujuy con el de
Tarija, una piedra ni palizada.

Siguiendo por el Rio del Paraguay, á las 11 leguas de navegacion
encontramos á la parte del S un Fuerte, llamado _Curupaytí_ de
Correntinos: siguiendo de este fuerte el rio, y entrando en un brazo que
vá á juntarse con el Paraná-Miní, navegando por dicho Paraná, á las 13
leguas de navegacion llegamos á la ciudad de San Juan de Vera de las
Siete Corrientes.


_Noticias de las leguas, maderas, géneros de peces, animales terrestres
y aquátiles que se observan en los rios de Tarija, Cenia, Jujuy y
Bermejo._

Desde las juntas del Rio de Ledesma con el de Jujuy, que este corre de S
á N por un dilatado valle, entre las dos famosas sierras de Calilegua y
del Alumbre, ó Santa Bárbara, hasta juntarse con el Rio de Tarija, hay
por agua 47 leguas, y por tierra 27. Desde el Fuerte de Nuestra Señora
de las Angustias de Centa, hasta las juntas de dicho rio con el de
Tarija, por agua 3 leguas, por tierra 2; y de estas á las juntas del de
Jujuy, por agua 26 leguas.

Juntos los referidos rios, que desde aquí se llaman _el Bermejo_, hasta
el nuevo pueblo de San Bernardo el Vertiz, y el de Dolores de Santiago,
hay por agua 222 leguas, y por tierra 115. De estos pueblos á la entrada
del Bermejo con el del Paraguay, hay 85 leguas por agua, y por tierra
50. De la entrada en el del Paraguay al Fuerte de Curupaytí, por agua 11
leguas: de este fuerte á la ciudad de Corrientes, 12; que en su resumen,
desde la ciudad de Corrientes hasta las juntas del Rio de Jujuy con el
de Tarija, que es hasta donde es navegable el rio en embarcaciones de
seis á ocho mil arrobas, (segun el parecer de mis dos prácticos) hay por
agua 281 leguas, y por tierra 173. El Rio de Jujuy nunca es navegable,
por lo extenso de sus playas y palizadas: desde donde es navegable el
rio, hasta el pueblo de Humaguaca por camino transitable, hay 28
leguas.

En el valle que forman los dos rios de Jujuy y Tarija, hay de S á N, 80
leguas de latitud, y de longitud 28, y en este sitio hay famosas maderas
de cedros, pacaráes, nogales, laureles, lapachos, quina-quina y otras
mas. En las márgenes del Bermejo y sus campos se hallan vinales, palo
santo, algarrobos y palmas.

Se hallan en dichos rios pescados con abundancia, como son dorados
pacúes, robalos, surubíes, armados, rayas, patíes, sabalos, palometas y
bagres.

En la misma forma se hallan animales aquátiles, como son lobos blancos,
negros y bermejos, nutrias, capirabas: y de los terrestres, tigres,
leones, osos hormigueros, corzos, venados, jabalíes y liebres.


_Naciones de indios que se hallan á las márgenes del Bermejo._

A la parte del S, caminando de poniente á naciente, Matacos, Chunupiés,
Sinipés, Malbaláes, Corroas, Atalaláes, Pasaynes, Tobas, Mocobíes: á la
parte del N, Mataguayos, Orejones, Chiriguanos, Pelichocos, Pitaleáes,
que en lengua de indios se ha corrompido en _Pitelahas_, Cocolotes,
Inimacás, Muchicois y Sotenahás, Tocoyteís, que así llaman á los que
llamamos _Tobas_, Cayjafáes, que á todos los de estas naciones llamamos
los españoles _Guaycurús_, no porque haya nacion de Guaycurús, sino
porque esta voz _Guaicurú_ significa inhumanidad ó fiereza. Están estas
naciones entre el Bermejo y Pilcomayo, y tienen el mismo idioma que los
Tobas.





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