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Title: Descripción Geografica, Histórica y Estadística de Bolivia, Tomo 1.
Author: Orbigny, Alcides de
Language: Spanish
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*** Start of this LibraryBlog Digital Book "Descripción Geografica, Histórica y Estadística de Bolivia, Tomo 1." ***


by the Bibliothèque Nationale de France (BnF/Gallica) at
http://gallica.bnf.fr.



[Nota del Transcriptor: Este texto digital ha conservado las
irregularidades en las puntuación, acentuación y ortografía del libro
original.]



DESCRIPCION GEOGRÁFICA, HISTÓRICA Y ESTADÍSTICA DE BOLIVIA


DEDICADA A SU EXCELENCIA EL GENERAL DON JOSÉ BALLIVIAN PRESIDENTE DE LA
REPUBLICA

POR ALCIDES DE ORBIGNY

TOMO PRIMERO

1843



INTRODUCCION


Habiendo nacido con muy particulares disposiciones para las ciencias
naturales, debo á los consejos y á las doctas lecciones de un padre,
cuyo nombre es digna y honrosamente conocido entre los sabios, el
temprano desarrollo de ese instinto poderoso que al estudio de ellas me
impulsaba. Vine por último á París, en donde, fiel á mi vocacion, pude
seguir estos mis estudios predilectos de una manera mas especial,
procurando iluminar mi inteligencia y beber la instruccion en esta
fuente, verdadero emporio de las luces y del saber. En 1825 presenté á
la Academia de ciencias mi primer ensayo, el cual fué muy favorablemente
acogido, mereciendo la aprobacion del Instituto, como él lo manifestó en
su informe.

Tuvo á bien mi gobierno elegirme, en el mismo año, para efectuar por la
América meridional un viage de exploracion, que fuese útil á las
ciencias naturales y á sus numerosas aplicaciones. Semejante propuesta
despertó en mí la aficion por correr mundo, al mismo tiempo que me llenó
de regocijo; mas este fué mi luego moderado por el convencimiento en que
yo estaba, de que aun no habia llegado mi instruccion á la sazon debida,
para poder llenar, tan dignamente como convenia á mis ambiciosos
anhelos, una mision de esta naturaleza. Queria pues dedicarme al trabajo
por algunos años mas, con el fin de obtener, á lo ménos en parte, los
diversos conocimientos absolutamente indispensables para el viagero, que
desea examinar y dar á conocer un pais bajo todos aspectos.

Nombrado formalmente á fines del citado año de 1825, tuve que activar
mis tareas para hacerme acreedor á tan honrosa prueba de confianza,
siendo ciertamente mi cargo tanto mas difícil de llenar, cuanto que
yo no contaba entónces sinó veintitres años. Por otra parte, la sola
idea de recorrer la América bajo tan lisonjeros auspicios me alhagaba
sobremanera, y encendia mi ardiente imaginacion, ofreciéndome de
antemano mil cuadros á cuales mas seductores. Merced á los benévolos
consejos de los señores Cuvier, Brongniart, Cordier, Isidoro Geoffroy
Saint-Hilaire, y del célebre viagero baron de Humboldt, me fué dado
entrever cual seria el circulo de mis investigaciones. Las ciencias
naturales eran el objeto principal; mas considerando como complemento
indispensable la geografía, la etnología y la historia, me propuse no
desechar nada, cuando estuviese en aquellos lugares, para traer conmigo
el tesoro mas completo de materiales relativos á estos ramos importantes
de los conocimientos humanos.

El 29 de julio de 1826 me embarqué en Brest á bordo de _la Meuse_,
fragata del Estado, y dí principio á mi peregrinacion trasatlántica.
Hice escala en las Canarias, en donde durante algunos dias pude
estudiar, á la vista del famoso pico de Teide, las producciones de la
isla de Tenerife, así como sus crestas desgarradas. Dos meses despues
divisábamos las costas del Brasil, y un ambiente embalsamado con el
perfume de mil flores llegaba ya hasta mi, haciéndome gustar inefables y
dulces emociones. Iba yo al cabo á echar pié sobre el mundo de Colon,
sobre esa tierra de prodigios, cuya exploracion habia siempre ansiado
aun en medio de los sueños de mi infancia. Tomé finalmente asiento en
América por espacio de ocho años.

El Rio Janeiro con sus montañas de granito y sus bellas y vírgenes
selvas fué el primer teatro de mis exploraciones. Montevideo, Maldonado
y toda la república oriental del Uruguay, ocupada entónces por los
Brasileros, me enseñó luego sus campos, que se asemejan á los de
Francia. Atravesando la Banda oriental pasé á Buenos-Aires, y me
embarqué en seguida en el Paraná, para trasportarme á las fronteras de
la provincia del Paraguay, declarada hoy dia Estado independiente. Subi
como trecientas cincuenta leguas por este inmenso rio, cuya magestuosa
corriente es de esperar que algun dia se verá surcada por centenares de
embarcaciones, las que impulsadas por el vapor ascenderán hasta
Chiquitos, haciendo así mas inmediata la comunicacion de Bolivia con la
Europa.

Las ondas de este caudaloso rio, que tiene mas de una legua de ancho,
corren sobre un lecho cuyas márgenes é innumerables islas se ven
adornadas de vistosos boscages, en donde la graciosa palmera entretege
su follage con el de los árboles mas variados y bellos.

Recorrí durante un año entero todos los puntos de la provincia de
Corrientes y de Misiones, y despues de haber penetrado en el Gran-Chaco,
dí la vuelta por las provincias de Entre-Rios y de Santa-Fé. De regreso
á Buenos-Aires, quise encaminarme á Chile ó á Bolivia; mas calculando lo
difícil que me seria atravesar el continente con toda seguridad, por las
turbulencias que, despues de la paz con el Brasil, minaban aquel estado,
me decidí á pasar á la Patagonia, tierra misteriosa, cuyo solo nombre
encerraba en ese entónces un no sé que de mágico. Me transporté pues
allí á fines de 1826, y permanecí en ella durante ocho meses.

Pude efectuar mis primeras investigaciones con bastante sosiego, por mas
penoso que fuese el recorrer un pais de los mas áridos, y en donde la
falta de agua se hace sentir á cada paso en el corazon de esos monótonos
é interminables desiertos; pero los indios Puelches, Aucas y Patagones
se sublevaron inopinadamente contra la naciente colonia del Cármen,
situada á orillas del rio Negro, y me ví entónces precisado á reunirme á
sus habitantes para cooperar á la defensa comun. Habiendo vuelto por
segunda vez á Buenos-Aires, hallé este pais en tan completa anarquia,
que, reconociendo la absoluta imposibilidad de pasar á Chile atravesando
las pampas, tomé el partido de doblar el cabo dé Hornos. A mi llegada á
Valparaiso encontré tambien á la república Chilena en un estado de
agitacion nada propicio para los viages científicos, y provisto entónces
de las recomendaciones del cónsul general de Francia en este Estado,
pasé á Bolivia, de cuyo gobierno debia yo esperar una buena acogida, y
los medios de proseguir mi exploracion continental.

Cobija, puerto de Bolivia, me saludó desde luego con el imponente
aspecto de las montañas que lo coronan. Poco despues me desembarqué en
Arica para dar principio á mis viages por tierra. Abandonando bien
pronto las costas, me encaminé á Tacna, y en seguida emprendí mi
ascension á las cordilleras por el camino de Palca y de Tacora; mas, en
vez de tropezar allí con esas empinadas y agudas crestas, que se ven
figuradas en los mapas, me encontré sobre una dilatadísima planicie,
colocada á la altura de cuatro mil quinientas varas sobre el nivel del
mar, y en la que únicamente se apercibian de trecho en trecho algunas
moles cónicas cubiertas de nubes. Atravesando este encumbrado llano,
vine á encontrarme luego en la cima de la cadena del Chulluncayani. Al
contemplar desde allí la dilatadísima extension que se desplegaba ante
mis ojos, y la tan grande variedad de objetos que las miradas alcanzaban
á dominar á la vez, yo saboreaba un sentimiento de indefinible
admiracion. Es cierto que se descubren paisages mas pintorescos en los
Pirineos y en los Alpes; pero nunca ví en estos un aspecto tan grandioso
y de tanta magestad. El llano Boliviano, que tiene mas de treinta leguas
de ancho, te dilataba á mis piés por derecha é izquierda hasta perderse
de vista, ofreciendo tan solo pequeñas cadenas paralelas, que parecian
fluctuar como las ondulaciones del Oceano sobre esta vastísima planicie,
cuyo horizonte al norueste y al sudeste no alcanzaba yo á descubrir, al
paso que hácia el norte veia brillar, por encima de las colinas que lo
circunscriben, algunos espacios de las cristalinas aguas del famoso lago
de Titicaca, misteriosa cuna de los hijos del sol. De la otra parte de
tan sublime conjunto se divisaba el cuadro severo, que forma la inmensa
cortina de los Andes, entrecortados en picos agudos, representando la
figura exacta de una sierra. En medio de estas alturas se levantaban el
Guaina Potosí, el Illimani y el nevado de Sorata mostrando su cono
oblicuo y achatado, estos tres gigantes de los montes americanos, cuyas
resplandecientes nieves se dibujan, por sobre las nubes, en el fondo
azul oscuro de ese cielo el mas transparente y bello del mundo. Hácia el
norte y el sud la cordillera oriental va declinando poco á poco hasta
perderse totalmente en el horizonte. Si me habia yo sentido lleno de
admiracion en presencia del Tacora, aquí me hallaba transportado, y sin
embargo no era esta sino una de las faces de aquel cuadro; pues
volviendo hácia otra parte, se me revelaba un conjunto de no menores
atractivos. Yo descubria aun el Chipicani, el Tacora, y todas las
montañas del llano occidental, que acababa de trasponer, y sobre las que
mi vista se habia tantas veces detenido durante los tres dias de mi
tránsito por la cordillera.

Bajé al llano Boliviano, situado aun á la altura de cuatro mil varas
sobre el nivel del mar, y que es la parte mas poblada de la república.
Llegué á la ciudad de La-Paz, la antigua Choquehapu (campo de oro),
nombre que, por su abundancia de minas en este metal, le dieron los
Aymaraes. Este valle favorecido por la proximidad de los Yungas, y que
se encuentra á tres mil setecientas varas de elevacion, ostenta á un
mismo tiempo en sus mercados todos los frutos de los paises frios, de
los templados y de la zona tórrida. Escribí inmediatamente al gobierno,
remitiéndole mis cartas de recomendacion. En respuesta me ofreció él su
proteccion, y fondos si los necesitaba, proponiéndome ademas un oficial
del ejército y dos jóvenes para acompañarme. No queriendo abusar de tan
generosas ofertas, acepté, con la mayor gratitud, solamente los dos
últimos, así como las facilidades de trasporte por toda la república; y
desde aquel instante, me consideré ya seguro de poder recorrer con fruto
esta bella y rica parte del continente americano.

Impaciente por ver la provincia de Yungas, de la que se me decian tantas
maravillas, dirijíme á Palca, y una vez puesto sobre la cumbre de la
cordillera oriental, me sentí deslumbrado de tal manera por la magestad
del conjunto, que desde luego no vi sinó la extension inmensa, sin poder
darme cuenta de los detalles. Ya no era una montaña nevada la que yo
creia asir, ya no era un dilatado llano, sin nubes como sin vegetacion
activa.... Todo era aquí distinto. Volviéndome hácia el lado de La-Paz
aun vela las áridas montañas y ese cielo siempre puro, característico de
las elevadas planicies. Por todas partes, al nivel en que me hallaba,
alturas vestidas de hielo y de nieve; mas qué contraste por el lado de
los Yungas! Hasta quinientas ó seiscientas varas debajo de mí, montañas
entapizadas de verde terciopelo, y que parecian reflejarse en un cielo
transparente y sereno á esta altura, una cenefa de nubes blancas, que
representaban un vasto mar azotando los flancos de las montañas, y por
sobre las cuales se desprendian los picos mas elevados, figurando
islotes. Cuando las nubes se entreabrian, yo descubria á una
inconmensurable profundidad debajo de esta zona, límite de la vegetacion
activa, el verdor azulado oscuro de las vírgenes selvas, que guarnecen
por todas partes un terreno tan accidentado. Lleno de regocijo al verme
rodeado de una naturaleza, tan diferente de la que me habian presentado
la vertiente occidental y los llanos de la cordillera, quise, ántes de
ocultarme bajo esta bóveda de nubes, vagar libremente algunos instantes
por sobre la region del trueno.

Visité sucesivamente Yanacachi, Chupi, Chulumani, Irupana, etc., pasando
alternativamente del lecho de los rios á la cumbre de las montañas. La
pomposa vegetacion del Rio Janeiro se vé reproducida en estos sitios,
pero con mas esplendor; una caliente humedad fomenta en ellos, hasta
sobre las mas escarpadas rocas, plantas prodigiosas. Despues de haber
estudiado detalladamente esta provincia, tan abundante en producciones,
seguí por la misma vertiente occidental, recorriendo el terreno
desigual, pero rico en minas de plata, de las provincias de Sicasica y
de Ayupaya, pasando por Cajuata, Suri, Inquisivi, Cavari y Palca hasta
trepar nuevamente la cordillera oriental, de donde cayeron de repente
mis miradas, á algunos millares de piés, sobre los ricos valles de
Cochabamba y de Clisa. Qué singular contraste aquel con el de los riscos
donde me encontraba! Era la imágen del caos al lado de la mas grande
tranquilidad: era la naturaleza triste y silenciosa en presencia de la
vida mas animada. Yo veia pues, en medio de áridas colinas, dos
extendidos llanos cultivados y guarnecidos por todas partes de casuchas
y bosquecillos, entre los que se distinguian gran número de aldeas, y
una grande ciudad á la que hacian sobresalir sus edificios como á una
reina en medio de sus vasallos. Nada puede efectivamente compararse á la
sensacion que produce el aspecto de esas llanuras, cubiertas de
caseríos, de plantaciones y de cultura, circunscriptas por una
naturaleza montañosa y estéril, que se extiende á mas de treinta leguas
á la redonda perdiéndose confusa en el horizonte. Se creeria ver allí la
tierra prometida en el seno del desierto. Si habia yo probado ántes
vivísimas impresiones en presencia de las bellezas salvages de esa
naturaleza grandiosa del llano Boliviano, y de la cordillera oriental,
en donde la vida no entra para nada en el conjunto, pues que nada se
encuentra allí de lo que respecta al hombre, cuánto mayores no serian
ellas, al descubrir yo estos lugares animados, estas llanuras sembradas
de edificios, esos campos ricos y abundosos que despertaban en mi mente
la imágen de mi patria!

Cochabamba y sus cercanías fueron por algun tiempo el teatro de mis
investigaciones; prosiguiendo luego mi marcha hácia el este, traspuse
cien leguas de montañas bastante áridas, pero cortadas por fértiles y
profundos valles. Durante este viage reconocí sucesivamente las
provincias de Clisa, de Mizqué y del Valle-Grande, siguiendo por el
camino de Punata, Pacona, Totora, Chaluani, Chilon, Pampa-Grande y
Samaypata (el poyo del descanso), último punto habitado de las montañas,
de donde solo distaban treinta leguas las fértiles pampas del centro
continental. Pocos dias despues se descubria, de la cumbre de la cuesta
de Petaca, el extendido horizonte de unos llanos calurosos cubiertos de
bosques, en cuyo centro se ve sentada la tranquila ciudad de
Santa-Cruz-de-la-Sierra.

El estudio de esta ciudad y de sus notables contornos ocupó mi atencion
por algunos meses: pasados estos, me resolví á penetrar mas adentro en
las tierras habitadas. Me encontraba ya como á trecientas leguas del
mar; pero anhelando tambien conocer las poblaciones puramente indígenas,
volví mi marcha al este, hácia la provincia de Chiquitos, atrevasando el
_Monte-Grande_, cuya espesa frondosidad cubre una extension de mas de
sesenta leguas, y en donde vanamente se buscarian otros huéspedes que
los animales salvages.

La provincia de Chiquitos, colocada en el centro del continente
americano, tiene mas de diez y ocho mil leguas de superficie, y siendo
muy fértil su terreno, pueden cultivarse en ella todos los frutos de los
paises cálidos, al mismo tiempo que en las montañas de Santiago pudieran
sembrarse trigos y plantarse la viña. Visité sucesivamente San-Javier,
Concepcion, San-Miguel, Santa-Ana, San-Ignacio, San-Rafael, San-José y
Santiago, y precisamente vine á encontrarme sobre esas montañas, en la
primavera de aquellas regiones.

En tanto que un sol abrasador tostaba las llanuras circunvecinas,
algunas benéficas nubes, posándose sobre la cima de las montañas, habian
operado un cambio total en el aspecto de la naturaleza. Los árboles se
cubrian de un tierno follage y de diversidad de flores; la campiña
desplegaba lujosamente sus primorosos ropages. En nada absolutamente
pudiera compararse la bella estacion de Europa á un tal momento bajo las
zonas tórridas. En Francia, por ejemplo, las hojas van brotando poco á
poco, y el frio y la ausencia de dias hermosos se hacen frecuentemente
sentir aun despues de bien entrada la primavera. En aquellos lugares,
esta no es sino el cambio súbito de una decoracion. La naturaleza se
halla muerta, inanimada; un cielo demasiado puro ilumina un campo triste
y casi desolado; pero sobreviene un aguacero, y al punto, como por
encanto, todas las cosas toman una vida nueva. Bastan pocos dias para
esmaltar los prados de verdura y de flores olorosas, y revestir los
árboles con esas hojas de un verde tierno, ó con las flores que las
preceden, dando á cada uno de ellos un color vivo y uniforme. Si la
campiña, ostentando su bella alfombra, embalsama el aire con los mas
suaves perfumes, los bosques presentan otro carácter no ménos halagüeño
de belleza y variedad. Aquí un árbol cargado de largos racimos purpúreos
contrasta con las copas, ya celestes, ya del dorado mas puro; allá
sobresale una cima blanca como la nieve junta al rosado mas tierno. Con
cuánto regocijo trepaba yo por esas laderas, donde tan lindos vegetales
se engalanaban, con sus joyeles, ó recorria los prados sin saber á que
sitio dar la preferencia, pues que cada uno de ellos me ofrecia un
encanto que le era particular, un tipo diferente. Confieso que nunca me
habia sentido tan maravillado en presencia de las bellezas de ese suelo,
cubierto por un dosel tan espléndido.

Dejando muy luego el pueblecillo de Santiago, y atravesando bosques
inmensos y el rio de Tucabaca, destinado probablemente á suministrar
ricas minas de oro, llegué á Santo-Corazon, que es el punto mas oriental
de los lugares habitados de la república. Santo-Corazon era
efectivamente por aquella parte el extremo del mundo, pues que nadie
podia entónces pasar mas adelante. Así pues, calculando las grandísimas
ventajas que resultarian de la navegacion del Paraguay para el tráfico
comercial y para la civilizacion de la provincia de Chiquitos, y
anhelando ser el primer instrumento de esta gigantesca empresa, recogí
todos los datos posibles de los indígenas acostumbrados á recorrer las
florestas, é hice abrir un camino hácia las ruinas del antiguo
Santo-Corazon, en donde corre el Rio Oxuquis, formado de los rios
San-Rafael y Tucabaca, llegando á cerciorarme que los altos ribazos de
esta corriente podrian proporcionar, en todas estaciones, un puerto
cómodo y situado á muy poca distancia del Rio Paraguay, en el cual
desemboca un poco mas arriba del fuerte de la Nueva-Coimbra. En 1831
comuniqué estos importantes datos al gobierno de Bolivia, haciéndole ver
el cambio favorable que, para aquella provincia y para toda la
república, resultaria de una nueva via de comunicacion, por el Rio de la
Plata, con el Oceano atlántico.

Deseoso de recorrer otro punto de Chiquitos, atravesando bellas selvas
me puse en la mision de San-Juan, y retorné en seguida á San-Javier, de
donde me aparté diciendo tambien adios á la provincia, al cabo de seis
meses que me habia dedicado á su estudio.

En medio de las inmensas y sombrías selvas que separan las vastas
provincias de Chiquitos y de Moxos, y en un espacioso recinto, que se
halla indicado en nuestros mejores mapas como desconocido, corre un rio
tambien ignorado aunque navegable: este rio es el San-Miguel. Sus
orillas cubiertas de una vegetacion tan lujosa como activa, están
habitadas por una nacion muy notable; tales son los Guarayos, que
realizan en América, por su franca hospitalidad y por sus costumbres
sencillas y enteramente primitivas, el poético ensueño de la edad de
oro. Entre estos hombres de la simple naturaleza, á quienes jamas
atormentó la envidia, el robo, esta plaga moral de las civilizaciones
mas groseras como de las mas refinadas, tampoco es conocido. Si algunas
veces habia yo suspirado viendo yacer en el abandono campos magníficos,
miéntras que en Europa tantísimos infelices labradores perecen de
miseria, cuánto mas agudo no debió ser mi sentimiento en presencia de
aquellos lugares, los mas abundosos que yo habia encontrado hasta
entónces, y en donde una naturaleza tan prodigiosa, y de un lujo de
vegetacion extraordinario, parece estar pidiendo brazos que vengan á
utilizarlos por medio del cultivo productor!

Al dejar el pais de los Guarayos, me embarqué y anduve ocho dias bogando
sobre las aguas del San-Miguel, cuyas márgenes se ven cubiertas ya de
altos bambúes ya de palmas motacúes. El rio se halla bien encajonado por
todas partes; así es que las embarcaciones de todo tamaño pueden navegar
allí fácilmente en todo tiempo. De este modo me puse en la mision del
Cármen de Moxos, y visité esta vasta provincia, donde, sobre una
superficie de trece á catorce mil leguas, treinta y tres rios navegables
estan ofreciendo al comercio y á la industria vias ya trazadas en medio
de una sola llanura, que da orígen á todas las grandes corrientes
meridionales, tributarias del famoso Rio de las Amazonas. Viven allí,
divididos en diez naciones diferentes y que hablan distintas lenguas,
unos pueblos, todos ellos dedicados á la navegacion, y que conocen
perfectamente las mas pequeñas vueltas y revueltas de esos canales
naturales, diariamente cruzados por ellos en canoas hechas de un solo
tronco de árbol, el cual es ahuecado á fuerza de hierro y de fuego.

Navegando por el Rio Blanco y el Rio Itonama, y atravesando sobre una
canoa llanos inundados, hasta llegar al Rio Machupo, pude visitar
sucesivamente Concepcion, Magdalena, San-Ramon y San-Joaquin, restos del
esplendor pasado de los jesuitas.

Cerca del último punto encontré unas minas de hierro, las que abrazando
un espacio de dos leguas, han sido colocadas por la naturaleza como
para facilitar su laboreo y dar vida á aquellas regiones, no léjos del
rio, é inmediatas á grandísimos bosques.

Bajé por el Machupo hasta el Itonama, su confluente, y desemboqué luego
en el Guaporé ó Iténes, por el cual suben los Brasileros desde el Rio de
las Amazonas hasta Mato-Groso, llevando en sus _gariteas_ las mercancias
procedentes de Europa. Encontré efectivamente dos de esas barcas en el
_Forte-do-principe-de-Beira,_ donde hay una guarnicion brasilera. Tiene
el Guaporé en este punto mas de media legua de ancho; sus aguas corren
magestuosamente en medio de bellas márgenes y por entre islas
guarnecidas de árboles muy pintorescos. Descendiendo por él, yo
comparaba mentalmente esos desiertos, hoy dia tristes y silenciosos, con
lo que llegarán á ser cuando una poblacion industriosa venga á animarlos
y á sacar un provecho de sus dones, y cuando el comercio con los
Europeos, puesto en plena actividad, cubra esas aguas de barcos de vapor
destinados á llevarles la abundancia y la vida intelectual.

Llegué finalmente á la confluencia de los rios Guaporé y Mamoré, y
colocado en la punta misma del ángulo formado por la reunion de los dos
mas grandes rios de aquellas regiones, yo abrazaba de una sola ojeada
las corrientes de uno y otro. Existe entre ámbos el mas prodigioso
contraste. A un lado, presenta el Guaporé el símbolo de la quietud:
bosques sombríos se extienden hasta el borde de sus cristalinas aguas,
las que corren con lentitud y magestad: al otro, me ofrecia el Mamoré la
imágen del caos y de la instabilidad de las cosas. Sus rojas aguas,
sumamente agitadas, arrastraban, borbollando, innumerables trozos de
vegetacion, y hasta troncos gigantescos, arrancados violentamente á los
ribazos por la corriente. Nada hay estable sobre su paso. Si una de sus
riberas está cubierta de terromoteros casi desnudos de vegetacion, y en
donde crecen algunas plantas anuales, la otra, pertrechada de barrancas
arenosas, se desmorona de tiempo en tiempo minada constantemente por las
aguas, arrastrando en su caida árboles que cuentan siglos, por lo que se
ven las ensenadas llenas de troncos, que las crecientes estraordinarias
han ido amontonando.

El Mamoré, tan ancho como el Guaporé, me enseñó sobre sus riberas y
sobre las de sus tributarios, en el curso de una navegacion como de cien
leguas, las hermosas misiones de la Exaltacion, de Santa-Ana, de
San-Xavier, de la Trinidad y de Loreto.

Las comunicaciones que existian entre Cochabamba y Moxos eran largas, y
sobre todo muy arriesgadas, siendo esto un grandísimo obstáculo para el
comercio establecido entre ámbos puntos. Así pues me propuse buscar,
para obiar tales inconvenientes, un camino mas abreviado, ó una via de
navegacion por en medio de selvas y montañas, persuadido de que con esto
haria yo á Bolivia un servicio capaz de dar á su gobierno un testimonio
de mi gratitud, por las muchas favores de que le era justamente deudor.

Un poco mas al sud de la Trinidad, habia yo notado sobre la orilla
occidental del Mamoré la embocadura del Rio Securi, no marcado en los
mapas, y cuyo curso hasta en el mismo pais era desconocido. Este
caudaloso rio, que viene mas directamente de las montañas del este de
Cochabamba, debia ayudarme á poner en práctica mi proyecto; mas quise
ante todo asegurarme por mí mismo, de si no eran exageradas las
dificultades de la comunicacion existente hasta entónces.

Abandoné en efecto los llanos abrasadores de la provincia de Moxos,
inundados una parte del año; y embarcándome en una canoa, ayudado por
los indios Cayuvavas, los mejores remeros de la comarca, subí por el rio
Mamoré hasta su confluencia con el Chaparé, y por este, en seguida,
hasta su union con el Rio Coni. Finalmente, á los quince dias de una
penosa navegacion, durante los cuales no habia yo visto otra cosa sinó
bosques, y la pequeña parte de cielo correspondiente al profundo surco
abierto por los rios en medio de ese oceano de perenne verdor, vine á
encontrarme con la nacion de los Yuracarees, al pié de las últimas
faldas de la cordillera oriental.

Las florestas vírgenes del Brasil, que con tanta perfeccion y gracia ha
trasladado al lienzo el pincel de uno de los mejores artistas franceses,
en nada se parecen á las de los lugares donde yo me hallaba. En estos,
ayudada la naturaleza por un temperamento cálido y constantemente
húmedo, ha tomado un desarrollo tal, que no hay cosa que pueda
comparársele. El todo de la vegetacion cuenta allí cuatro ánditos
diferentes. Arboles de ochenta á cien varas de elevacion forman una
perpetua bóveda de verdura, frecuentemente esmaltada con los mas vivos
colores ya de las flores purpurinas, de que algunos árboles se hallan
enteramente revestidos, ya de las enredaderas, que caen como cabelleras
hasta el suelo. Allí es donde infinitas especies de higueras, de
nogales, y de moreras se confunden con una muchedumbre de árboles, cada
uno de los cuales representa un verdadero jardin botánico por las
plantas parásitas que los cubren. Debajo de este primer rango, y como
protegidos por él, se elevan á la altura de veinte á treinta varas los
troncos delgados y derechos de las palmeras, cubiertas de un follage muy
vario en sus formas, y de racimos de flores ó de frutos que cortejan á
porfía los pájaros mas bellos. Mas abajo, todavía, crecen, como de tres
á cuatro varas de alto, otras palmas algo mas delgadas que las primeras,
y á las que el menor soplo de viento echaria por tierra; pero los
aquilones solo agitan la cima de los gigantes de la vegetacion, los que
rara vez permiten que algunos rayos de sol puedan llegar basta el suelo,
el cual se halla tambien adornado con las plantas mas variadas,
miscelánea de helechos elegantes á hojas recortadas, de pequeñas palmas
con hojas enteras, y sobre todo de marrubios de una levedad y delicadeza
extraordinarias. No se halla un tropiezo debajo de esta sombra perpetua,
pudiendo uno recorrer todos los puntos sin ser molestado por los espinos
y las zarzas. ¿A quién le fuera dado pintar este admirable espectáculo,
y exprimir las sensaciones que él infunde? El viagero se siente
transportado, su imaginacion se exalta; pero, si despertando de su
arrobamiento desciende dentro de sí mismo, y osa medirse en cotejo con
una creacion tan imponente, cuán nulo y exiguo se encuentra! ¡Y cuánto
entónces, por la conciencia de su pequeñez y de su debilidad en
presencia de tamañas grandezas, viene á desmayar su orgullo!

Dejando estas bellísimas comarcas, dí principio á mi ascension sobre las
montañas por entre mil precipicios, y á medida que me levantaba, veia
cambiar rápidamente á la naturaleza de forma y de aspecto. Los árboles
que se encumbraban hasta el cielo, las elegantes palmeras, y demas
plantas arbóreas iban desapareciendo poco á poco: unos y otros eran
reemplazados por los zarzales, luego por algunas plantas gramineas, y
finalmente la nieve habia sucedido á los encantadores sitios de las
regiones cálidas, que alborozan con su algazara mil pintados pajarillos.
Tres dias despues de haber dejado la zona tórrida, pasaba la noche
tendido sobre la nieve, en un punto que está casi al nivel del
Monte-Blanco.

Doce leguas de crestas enmarañadas, separadas por gargantas profundas,
detienen frecuentemente al viagero en medio de sus riscos; y cuando cae
la nieve en abundancia por la noche y llega á encubrir los desfiladeros,
es necesario aguardar á que el sol de algunos dias serenos la derrita
para ver despejados los senderos que, aun entónces, solamente en fuerza
de la habitud pueden encontrar los guias. La famosa gruta de
_Palta-Cueva_, colocada entre dos crestas que era preciso traspasar,
manifiesta bastante, por las osamentas de mulas que se ven por todas
partes en sus alrededores, lo peligroso que es el detenerse en ellos;
peligro difícil de evitarse por lo muy largo del tránsito y por lo
escabroso del camino. Palpando pues los daños á que se expone el
negociante, aventurándose á pasar, para transportarse á Moxos, por un
tal camino, el solo conocido á no ser que se anden como trescientas
leguas tocando de paso en Santa-Cruz-de-la-Sierra, formé seriamente el
proyecto de buscar nuevas y ménos arriesgadas comunicaciones.

Bajé rápidamente á los valles de la vertiente meridional, y atravesando
las lugares habitados por los indios Quichuas, me puse en la ciudad de
Cochabamba, donde á la sazon se hallaba el gobierno, al que presenté el
proyecto que acababa de concebir. Aprobó el plan que me habia yo
propuesto, haciéndome sin embargo entrever las dificultades que habria
que allanar, y los peligros á que yo me exponia en el corazon de
regiones desconocidas, en donde tendria que luchar á la vez con los
obstáculos de la naturaleza y con las naciones salvages. Pero inflexible
en mi determinacion, y hechos mis preparativos, emprendí un mes despues
este viage de descubrimiento.

El 2 de julio de 1832 salí de Cochabamba, dejando otra vez la
civilizacion de un pueblo para aventurarme nuevamente en el seno de los
desiertos, donde debia encontrarme solo conmigo mismo. Me acompañaban en
esta expedicion, mandados por el gobierno, un religioso encargado de
convertir á la fe cristiana á los salvages que encontrásemos, y el señor
Tudela, que debia seguir mis instrucciones para abrir el camino
proyectado, y entenderse en quichua con los indios conductores de
víveres.

Subí por la cuesta de Tiquipaya y llegué á unas altas planicies de donde
me encaminé, por un llano que ocupaba la cumbre de la cordillera
oriental, hácia el punto culminante, que traspusé fácilmente, y comencé
á bajar dirigiéndome al lugarejo de Tutulima. Yo habia pues pasado sin
obstáculos la cordillera, y ya una de las dificultades de mi empresa
quedaba allanada. Comparando este camino con el de Palta-Cueva y con
todos los puntos de mi tránsito anterior, me pareció que, si podia
continuar por tal senda hasta Moxos, esta nueva direccion reemplazaria á
la otra, con la grande ventaja de no exponer á tantísimos peligros, ni
al hombre ni á los animales.

El 8, despues de muchas dificultades, nacidas de la mala voluntad de mis
indios, dejé Tutulima, último punto habitado, para internarme en el
desierto y pisar una tierra virgen todavía. Conociendo, que me seria
imposible trepar por las escarpadas laderas, y que, con la variacion
este de 8 grados 28 minutos, la quebrada de Tulima, dirijida al
nornorueste de la brújula, me ofrecia un buen camino, me dirijí por él.
Caminé durante seis dias consecutivos por la misma quebrada, variando mi
direccion de norte á nornorueste, pero haciendo apénas cuatro leguas por
dia. Aumentábanse los obstáculos á cada paso, y no teníamos ni el tiempo
necesario ni los medios para allanarlos; era por tanto indispensable el
vencerlos. Tan pronto el torrente se hallaba de tal suerte encajonado
que nos veiamos forzados á trepar por las laderas y á andar de
precipicio en precipicio; tan pronto el desagüe de nuevos rios venia á
engrosar de tal modo ese mismo torrente, que teníamos que pasarlo y
repasarlo, luchando contra la corriente mas impetuosa y metiéndonos en
el agua hasta la cintura. Aquí, era preciso construir una balsa para
atravesarlo, acullá, abrirse paso con hacha en mano por entre bosques
enmarañados.

Hasta entónces bien podia yo creerme sobre uno de los tributarios del
Mamoré, y la direccion tomada era buena; mas de repente se presenta
delante de nosotros una cadena de elevadas montañas, y el rio por el que
seguíamos, recibiendo un otro curso de agua, que venia del estesudeste,
dió vuelta bruscamente hácia el nornorueste. Creí pérdida toda
esperanza; pues indudablemente aun debia ser este un tributario del
Beni. Así es que al siguiente dia, determiné pasar la cordillera, y al
cabo de una penosa jornada y de muchas detenciones forzadas, llegué al
punto mas encumbrado de aquellas montañas; mas cuál fué mi desesperacion
al encontrarme envuelto entre nubes, que nada de cuanto me rodeaba me
dejaban ver! Mi única esperanza de suceso dependia de la eleccion que yo
hiciese de una corriente de agua, la cual solo me era permitido
reconocer desde la altura en que me hallaba: dejé que mi tropa se
adelantase y me quedé esperando. Una hora de inquietud se me hizo un
siglo y empezaba ya á desalentarme, cuando, por una dicha inesperada, se
entreabrieron las nubes un momento, y se me reveló un horizonte inmenso:
los últimos repechos de las montañas, como surcos irregulares cubiertos
de árboles, bajaban serpenteando lentamente hácia un mar de verdura sin
límites, el cual era formado por las florestas de la llanura, que
contornean las montañas en un espacio de mas de cuarenta leguas. Seguia
yo avidamente con la vista, lleno de ansiedad, la direccion de las
profundas quebradas, buscando el punto de su reunion, para ver si
hallaba en él una via de agua navegable. Un rayo del sol vino á
revelármela, haciendo brillar á una apartada distancia, y en la
direccion del norte 15 grados este, las sinuosidades de un rio en medio
de la selva. Era este, como el puerto que aparece al navegante al cabo
de una prolongada travesía; era el resultado de mis cálculos, el triunfo
de mis ideas, un tributario en fin del Rio Securi, que yo habia dejado
cerca de la Trinidad de Moxos.

Por el espacio de dos dias continué, pero en descenso, por la cresta de
las mismas montañas, bajo una bóveda perpetua de ramas entrelazadas que
forman una masa de veredura impenetrable al sol, y llegué á la poblacion
de los salvages Yuracarees, quienes me acogieron perfectamente en sus
cabañas, manifestándose decididos á cooperar á mis proyectos. Partí con
ellos luego, ántes que este celo se enfriase, y me interné en el corazon
de la selva mas hermosa del mundo en busca de un árbol, que bastase él
solo para construir una canoa. Mis salvages, que conocian uno por uno
todos aquellos árboles, me llevaron en derechura hasta el mas grueso de
ellos, cuyo tronco, de veinticinco piés de circunferencia, quizas habia
visto pasar muchos siglos. A los golpes del hacha saltan luego sus
astillas, pero al llegar la noche solamente, y á impulsos de un trabajo
tenaz, cae por fin haciendo estremecer la tierra, derribando todo cuanto
encuentra por delante, y empujando unos objetos á otros, lleva la
destruccion á mas de doscientos pasos. Los golpes redoblados del hacha
hicieron resonar el bosque durante siete dias consecutivos; dirigia yo
entre tanto los trabajos de los indios y trabajaba á la par de ellos
para animarlos con mi ejemplo, hasta que el soberano de los árboles de
aquellos contornos se vió trasformado en una lancha bastante espaciosa.
Hubo despues que allanar, por entre el bosque, los obstáculos que se
oponian á su marcha, de cerca de un cuarto de legua, hasta lanzarlo
sobre el rio; lo que se efectuó victoriosamente. Me felicitaba ya del
buen éxito de mis deseos; pues que para llenar la mision que me habia yo
impuesto, no me faltaba otra cosa que hacer sinó bogar hácia Moxos.

Mis promesas determinaron á tres Yuracarees á seguirme hasta Moxos,
sirviéndome de remeros; y sin mas provisiones que algunas yucas y otras
raices, nos pusimos en marcha, abandonando las selvas. Las aguas estaban
demasiado bajas y el rio lleno de saltos: en cuatro dias, solo pudimos
andar tres leguas hasta la confluencia del rio Icho. Metidos siempre en
el agua para arrastrar la canoa y casi descalsos, durante el dia éramos
devorados por las picaduras ponzoñosas de los quejenes, á los que
reemplazaban, por la noche, enjambres de mosquitos mas encarnizados
todavía. Finalmente, en la confluencia en que los dos rios reunidos
forman el rio Securi, siempre navegable, me fué preciso abandonar del
todo los lugares habitados, y entregarme, casi falto de provisiones, á
las contingencias de una navegacion cuyo término y obstáculos no me era
dado prever; sobre todo acompañado de gentes inexpertas, que, por no
saber guardar solamente el equilibrio, exponian á volcarse á cada paso
nuestra débil embarcacion. La abundancia reinó desde luego, gracias á
los buenos resultados de la pesca y de la caza; pero, á medida que
adelantábamos, la selva se hallaba cada vez mas y mas desierta, y bien
pronto nos vimos reducidos al pescado, sin sal, por todo alimento. En
fin, despues de haber visto muchos rios considerables, todos ellos
desconocidos, reunirse al que surcábamos, y al cabo de tres dias de una
navegacion penosa, continuamente al rayo abrasador del sol, ó expuestos
á las lluvias tan abundantes en las regiones calurosas, se presentó
nuevamente delante de nosotros el Mamoré en toda su grandeza. Entónces
me olvidé de los pasados sufrimientos. Me encontraba en Moxos, blanco de
mis afanes, y á la mañana siguiente, despues de una ausencia de cuarenta
dias, volvi á ver la capital de la provincia, donde apénas me
reconocieron, tal era la alteracion que los trabajos habian causado en
mi semblante.

Trazado el plano de este último itinerario me daba ménos camino que por
el Chaparé, y á mas, habia yo descubierto un tránsito no tan arriesgado
como el de Palta-Cueva. Mis votos, en esta ocasion, se veian tambien
cumplidos; y me era permitido ofrecer al gobierno de Bolivia, en la
delineacion de una nueva via para sus transaciones comerciales, un
presente digno de sus beneficios; sin creerme por esto exento de la
imprescriptible obligacion de conservarle mi eterno reconocimiento.

Terminadas pues mis investigaciones en la provincia de Moxos, me
embarqué nuevamente y volvi á subir por el Mamoré hasta su confluencia
con el rio Sara, y en seguida por este hasta su reunion con el rio
Piray, el cual me condujo, al cabo de una molesta navegacion de quince
dias, al puerto de los Cuatro-Ojos, situado á treita leguas de
Santa-Cruz-de-la-Sierra. El 17 de noviembre de 1832, á los cincuenta
dias de permanencia en esta ciudad hospitalaria, me separé de ella
penetrado de reconocimiento por los muchos favores de que sus
habitantes me habian colmado. Dirigíme de nuevo á las montañas, y
trepando hasta Samaypata me encaminé á Chuquisaca, que distaba ciento
catorce leguas. Visité de paso las bellas comarcas de Valle Grande,
donde terminan los últimos ramales de la cordillera oriental, y bajé
luego hácia el Rio Grande, que recibe todas las aguas de las provincias
de Cochabamba, Mizqué, Arque, Chayanta, y de una parte de las de la
Laguna y de Yamparaes en los departamentos de Cochabamba, de Potosí y de
Chuquisaca. Atravesando las montañas y los fértiles valles de las
provincias de la Laguna y de Yamparaes, y pasando sucesivamente por el
Pescado, por Tomina, Tacopaya, Tarabuco y Yamparaes, llegué finalmente á
la capital de Bolivia, antiguo asiento de la audiencia de Charcas, hoy
dia residencia de una corte suprema y de una universidad. La ilustrada
ciudad de Chuquisaca ó La-Plata, circundada de montañas y de campos
cultivados, ofrece enteramente la misma temperatura de la Provenza, en
Francia, y podria producir los mismos frutos.

Dejando esta ciudad, atravesé el Cachimayo y el Pilcomayo, y bien pronto
elevándome cada vez mas sobre las montañas llegué á Potosí, ciudad de
riqueza proverbial; la que por el producto extraordinario de sus minas
de plata, ha dado á la España una parte del lustre de que esta ha gozado
durante los últimos siglos. Admiré en ella sus grandes lagunas
artificiales, sus numerosos ingenios, su casa de moneda, y trepé luego
sobre su cerro cribado de boca minas, de las que han salido tantísimos
millares de pesos, sin que haya esto mejorado la condicion de los pobres
indígenas, instrumentos indispensables de esos penosísimos laboreos. En
la cumbre de este cerro, me hallé ochenta varas mas arriba del nivel del
Monte-Blanco.

Despues de haber escrupulosamente examinado los alrededores de Potosí,
me dirigí á Taropaya, á Yocalla, y á la garganta de Tolapalca: en
seguida bajé al profundo valle de Ancacato, que desemboca en el Lago de
Pansa, y continuando por el valle de Cóndor-Apacheta, me encontré en
unas llanuras espaciosas que me condujeron hasta Oruro, la segunda
Potosí, cuyas minas, ricas tambien en otro tiempo, cesaron mas pronto de
producir sus tesoros. La ciudad, bien decaida al presente, no suministra
ya sinó metales de estaño, ó algun poco de oro arrancado, dirémos así, á
sus vecinas montañas.

Me encontré de nuevo sobre el llano Boliviano, la parte mas poblada de
aquellos parages. Allí es en donde el cultivo de las papas, por una
parte, y la cria de las llamas y de las alpacas por otra, han sido los
elementos de esa gran sociedad, que dominada por los Incas, civilizó á
todos los pueblos montaraces. En un viage que hice á la provincia de
Carangas, vi por todas partes, en medio de unas colinas paralelas,
abundantes en minas de cobre, los vestigios de la poblacion antigua:
jamas habia yo encontrado tantas _pucaras_ (antiguas fortalezas), y
tantos grupos de tumbas (_chulpas_) todavía en pié. Noté sobre todo las
inmediatas al Crucero, cerca de Totora, y las de _Pataca-Chulpa_ (las
cien tumbas) cerca de Huaillamarca.

De regreso á Oruro, continué mi exploracion por el llano, y me encaminé
por Caracollo, Sicasica y Calamarca hasta La Paz, de donde pasé á
visitar Tiaguanaco, tan célebre por sus ruinas. Allí he visto edificios
inmensos que testifican una civilizacion tal vez mas adelantada que la
de los Incas, y que ciertamente debe serle anterior. Estos monumentos
son notables, sobre todo, por las enormes dimensiones de los pedruscos
tallados de que se compone su fábrica. En medio de una vasta llanura,
donde se eleva un túmulo á mas de cuarenta varas, se ven, rodeados de
pilastras colosales, los restos de algunos templos cuadrados mirando
hácia el oriente, que tienen como ciento ochenta varas de frente á cada
lado, y cuyos pórticos están cubiertos de bajos relieves chatos
representando el sol, y el cóndor su mensagero: se advierten tambien
allí, todavía, algunos fragmentos de estatuas gigantescas. Todos estos
monumentos, colocados muy cerca de las orillas del famoso lago de
Chucuito, cuna de Manco-Capac, son bien diferentes de los que se notan
en las islas de Coati y de Titicaca, donde fueron estos últimos
edificados por los Incas, despues que llegaron ellos á verse dueños, por
la conquista, de los paises que habitaba la nacion Aimará, primera
simiente de la civilizacion de los Andes.

Habiendo recorrido con exámen los contornos del inmenso lago de
Chucuito, que, situado á la altura de cuatro mil varas sobre el nivel
del Oceano, se extiende á mas de treinta y tres leguas geográficas de
largo sobre quince á veinte de ancho, presentando el aspecto de un
pequeño mar, volví á pasar por la postrera vez la cordillera occidental,
dirigiéndome al puerto de Arica. Mas de tres años habia yo pues
empleado en la exploracion de la república de Bolivia, y me aparté de
esa bella y rica parte del continente americano llevando conmigo, no
solamente materiales inmensos y de todos géneros para hacerla conocer
bajo sus diversos aspectos, sinó tambien el mas vivo agradecimiento
hácia su gobierno y hácia sus habitantes, que me habian siempre colmado
de civilidades, y dádome, junto con la hospitalidad, finas pruebas de
estimacion.

Despues de haber visitado los puertos de Islay y del Callao (Perú), me
embarqué definitivamente en Valparaiso para pasar á Francia, en compañía
de seis jóvenes bolivianos, nombrados por su gobierno para estudiar en
Europa la metalurgia. Nos dimos á la vela en los primeros dias de
octubre de 1833, y á principios de 1834 volví á ver mi patria despues de
una ausencia de ocho años[1].

[Nota 1: En la parte histórica de mi obra, _Voyage dans L'Amérique
méridionale_, puede verse mi itinerario completo.]

Pasé inmediatamente á París, en donde me apresuré á someter al juicio
del Instituto un álbum de mas de quinientas planchas iluminadas, que
habia yo dibujado en aquellos lugares, copiando de la misma naturaleza;
gran número de manuscritos; é inmensas colecciones geológicas,
zoológicas y botánicas. Se nombró una comision compuesta de los señores
de Blainville, Geoffroy Saint-Hilaire, Adolphe Brongniart, Savary y
Cordier, y el 21 de abril de 1834 presentó esta, sobre dichos
materiales, una relacion de la que copiaré aquí algunos pasages.


ZOOLOGIA.--_Relatores, los SS. de Blainville y Geoffroy_.

«Por los detalles en que acabamos de entrar, detalles que habríamos
podido doblar y triplicar, siendo tan copiosos los materiales puestos á
nuestra disposicion, la Academia habrá visto sin duda que las
observaciones zoológicas del señor de Orbigny, ya redactadas en parte y
frecuentemente acompañadas de figuras iluminadas, copiadas de lo
viviente, así como las colecciones de animales en apoyo, deben llenar
muchos vacíos que habia en nuestra coleccion; lo que adelantará
notablemente la zoologia de muchos puntos de Sud-América, muy mal
conocidos hasta el presente, como la Patagonia, las provincias del
Paraguay y las del alto Perú.

«Reconocemos que el señor de Orbigny ha tenido un acierto completo en
los espaciosos límites de su mision, de una manera tan importante para
nuestras colecciones como para la ciencia misma.»


BOTÁNICA.--_Relator, el Sr. Adolphe Brongniart_.

«En fin, la tercera region que él ha explorado con un cuidado muy
especial, comprende toda la república de Bolivia y algunos puntos del
Perú; ella abraza, entre los grados 13 y 22 de latitud sud, una
extension mayor que la de la Francia entera, y presenta las alturas mas
variadas, desde el nivel del mar al oeste y las llanuras inundadas de la
provincia de Moxos al este, hasta las cimas cubiertas de nieves
perpetuas de la parte mas elevada de los Andes.

«Tres años ha pasado en esta interesante comarca, la que ha recorrido
por todas partes. En medio de las investigaciones de toda especie, á las
que este laborioso viagero se habia entregado, ha podido hallar todavía
el tiempo suficiente para recoger y preparar con cuidado mas de mil
seicientas especies de plantas, de entre las cuales muchas serán de un
grande interes para la ciencia.

«Esa inmensa cordillera de montañas, que costea el gran oceano Pacífico,
desde el cabo de Hornos hasta el istmo de Panamá, está bien léjos de
haber sido estudiada en toda su extension con respecto á sus
producciones naturales; Mutis, Ruiz y Pavon, Dombey, Haenke, y mas
recientemente los señores de Humboldt y Bonpland han explorado su parte
norte, desde Panamá hasta Lima, es decir, hasta los 12 grados de latitud
sud. Por otra parte, Ruiz y Dombey antiguamente, y en los tiempos
modernos el infortunado Bertero, muchos botánicos ingleses y alemanes, y
nuestros compatriotas los señores de Urville, Lesson, Gaudichaud y Gay
habian estudiado con cuidado las riquezas vegetales de Chile desde los
30 hasta los 38 grados de latitud sud; pero todo el espacio comprendido
entre los 12 y los 30 grados de latitud austral, no habia sido visitado
por botánico alguno conocido. Es en esta parte sin embargo en donde se
encuentran las alturas mas elevadas de la cordillera de los Andes; es en
ella en donde las vastas planicies, vecinas al límite de las nieves
perpetuas, se extienden sobre una grande superficie. Es de esta region,
casi desconocida para los naturalistas, que el señor de Orbigny ha
visitado una grandísima parte, comprendida entre los 12 y los 22 grados
de latitud. Mas él no se ha limitado á recorrer solamente esa cadena de
montañas tan notable por sus producciones vegetales, ha estudiado
igualmente la vegetacion de las partes bajas y abrasadoras que se
extienden hasta las fronteras del Brasil; y si sus investigaciones sobre
otros ramos de historia natural no le han permitido, como nos lo dice él
mismo, recoger todas las innumerables plantas que encontraba en esos
parages, mas de mil seiscientas especies distintas, colectadas de un
modo muy inteligente en los sitios que podian presentar mayor interes á
la geografía botánica, testifican á un mismo tiempo su celo activo para
todos los puntos de las ciencias, y el tino que lo guiaba en aquellas de
que él no habia hecho un estudio especial.

«Muchas plantas recogidas, sea en las provincias centrales ó sobre las
cordilleras, son evidentemente nuevas; y aunque seria preciso entrar en
un exámen mas escrupuloso que el nuestro para fijar el número con
exactitud, pueden contarse, sin riesgo de mucho engaño, mas de
trescientas ó cuatrocientas especies totalmente desconocidas, que ha
recogido en esta parte de su viage; y todas, nuevas ó ya conocidas,
serán de un grande interes para la geografía botánica, suministrando un
eslabon que faltaba para unir la vegetacion de Chile con la del Perú y
con la de Colombia.

«Lo que da todavía mas valor á estos objetos, son las notas precisas
sobre las localidades, las alturas y los carácteres fugitivos de todas
esas plantas que ofrecen los catálogos del señor de Orbigny. Estas notas
y la atencion escrupulosa con la cual se ve que, en los lugares
importantes, este celoso viagero ha recogido las especies mas pequeñas y
ménos aparentes, prueban que el señor de Orbigny, aunque no habiéndose
ocupado especialmente de botánica, no era estrangero á esta ciencia.
Pero réstame señalar un verdadero trabajo científico, emprendido y
continuado por este naturalista con una perseverencia y un talento que
merecen los mayores elogios: quiero hablar de sus investigaciones sobre
las palmeras.

«La imposibilidad de conservar como corresponde en herbario, á manera de
las otras plantas, esos inmensos vegetales, habia hecho, hasta estos
últimos tiempos, que su conocimiento fuese imperfecto; solamente los
frutos de algunos de ellos se registraban en nuestras colecciones, y
habian podido ser estudiados por nuestros botánicos. Para formarse una
idea de sus otras calidades era necesario recurrir á las obras de
algunos antiguos naturalistas, que habian dibujado estos árboles,
tomando copia de la naturaleza, tales como Rumphius, Rheede, Plumier:
estas nociones eran bien imperfectas á causa del poco adelanto de la
botánica en la época en que esas obras se ejecutaron.

«Se ha dado un gran paso en estos últimos tiempos con la publicacion de
la magnífica obra del señor Martius sobre las palmeras del Brasil; pero
esta obra apénas estaba publicada y aun no existia en Francia cuando
partió el señor de Orbigny. Muchos botánicos le aconsejaron que diese
toda su atencion al estudio de esta hermosa familia, y que aprovechase
de sus talentos en el dibujo y de su habilidad en imitar la naturaleza
con una rara exactitud, para traer á Europa los materiales mas completos
que le fuese posible recoger, durante su largo viage, para una historia
sobre las diversas especies de esta hermosa familia.

«Nuestra esperanza á este respecto ha sido mas que colmada, y una serie
de dibujos de cuarenta y ocho especies de palmeras, representadas, no
solamente en entero para hacer conocer su porte, la forma de sus troncos
y la disposicion de sus hojas, sinó tambien en los menores detalles de
sus flores y de sus frutos, son unos materiales importantísimos; si se
considera sobre todo que estos dibujos están acompañados, para todas las
especies, de una description muy detallada hecha en los mismos lugares,
y de notas sobre su uso y su distribucion geográfica; y para la mayor
parte de entre ellas, de porcion de tallos, de hojas secas, de frutos y
de flores que ayudarán á verificar y completar lo que los detalles de
los dibujos del señor de Orbigny dejasen por desear. Mas zoologista que
botánico, en medio de investigaciones y observaciones de toda especie,
este sabio viagero ha hecho lo que muchos botánicos habian descuidado,
por la dificultad que presenta el estudio de estos vegetales tan
notables. Merced al señor de Orbigny las palmeras de Bolivia son mejor
conocidas que las de la Guayana.

«Por todo lo que precede se ve que las colecciones botánicas del señor
de Orbigny, junto con las notas y los dibujos, que las acompañan pueden
extender muchísimo nuestros conocimientos sobre la vegetacion de la
América meridional. Permítasenos, al concluir, manifestar un deseo que
sentimos vivamente: este es de que no se dejen tan preciosos materiales
guardados por largos años en las colecciones públicas, ó en los
cartapacios del autor, para publicarse luego por fragmentos que les
quitarian todo el interes del conjunto geográfico.

«Cuando se ve que las bellas colecciones, hechas antiguamente por
Commerson y por Dombey en paises vecinos á los visitados por el señor de
Orbigny, están todavía en gran parte inéditas, y que algunas porciones
solamente han sido descriptas en veinte obras diferentes, no es nada
estraño el temor que manifestamos.

«Si se reflexiona, por otra parte, en la suerte que cabe al mayor número
de jóvenes doctos á quienes la pasion por el estudio de la naturaleza
arrastra á esos viages peligrosos; si se recuerda que en diez y ocho
años corridos desde que la paz general ha vuelto á abrir los mares,
sobre ocho viajeros naturalistas del Museo de historia natural que han
emprendido largas espediciones, cinco, Godefroy, Havet, Plée, Duvaucel,
y ha muy poco todavía, el infortunado Jacquemont, han perecido léjos de
su patria; que Lalande y Leschenault sucumbieron al cabo de pocos años á
las enfermedades contraidas en sus penosísimos y largos viages, y que
por tanto el señor de Orbigny es acaso el único, entre los que han
vuelto á Francia con sus colecciones, que tiene la posibilidad de hacer
conocer por si mismo los resultados de sus investigaciones, se convendrá
en que es muy justo esforzarse, cuanto sea posible, para hacerle gozar
de la recompensa mas dulce que él debe esperar despues de tan larga
peregrinacion; tal es la publicacion de materiales conseguidos á costa
de tantos riesgos y fatigas; sobre todo, cuando una profunda y vasta
instruccion de parte del viagero anuncia de antemano toda la utilidad
que las ciencias habrán de sacar de tan importante trabajo.»


GEOGRAPHÍA.--_Relator, el señor Savari_.

«Es bien raro que un naturalista viagero dé su atencion, con el mismo
interes que á los objetos tan variados de sus estudios especiales, á un
asunto de investigaciones no ménos útil, pero mas árido, la
configuracion exacta y detallada de los parages que recorre. Es mas raro
que este viagero extienda así voluntariamente el circulo de sus tareas,
cuando sin preparacion, sin guia y casi sin instrumentos arrostra nuevas
dificultades. Esto es lo que con un celo infatigable ha hecho el señor
de Orbigny.

«A la llegada de este señor á Bolivia da principio en cierto modo su
segundo viage. La república de Bolivia, compuesta de la mayor parte del
antiguo alto Perú, es un pais poco mas ó ménos igual á la Francia en
superficie: pais notabilísimo bajo su aspecto geográfico. Un lago
inmenso; grandes ciudades casi tan elevadas sobre el nivel del mar como
la cima de las mas altas montañas de Europa; montañas que dominan este
lago como el Monte-Blanco domina el Ródano y Ginebra; sobre esas
montañas, ricas minas y las mas encumbradas de cuantas beneficia el
hombre: de la otra parte de las cordilleras, vastas llanuras cruzadas
por grandes rios, navegables en una extension de unas de doscientas
leguas, y cuyas corrientes, poco conocidas hasta de los habitantes
mismos, en nada se asemejan á las representaciones trazadas al acaso en
nuestros mapas; un clima frio en la proximidad del ecuador: sobre una
vertiente de las montañas, tempestades periódicas cada dia durante una
parte del año, en el resto de él un cielo constantemente despejado;
sobre la otra vertiente, una humedad perpetua; tal es el pais para la
formacion de cuyo mapa detallado el señor de Orbihny ha recogido allí
mismo los elementos minuciosos.

«Estos elementos son reconocimientos ejecutados, para las direcciones,
con ayuda de la brújula, para las distancias recorridas, con el relox en
la mano. Las formas del terreno, dibujadas sobre una grande escala, han
sido hechas á pincel con un talento admirable. No trepido en comparar
estos reconocimientos con lo que el depósito de la guerra posee de
mejor, en este genero, sobre muchos puntos de España.

«Para dar, en cuanto á la configuracion del pais, una idea de las
rectificaciones que, segun el señor de Orbigny, requieren los mapas
actuales mas desparramados, bastará citar la posicion de una grande
ciudad (La Paz) trasportada de un lado de la cordillera principal sobre
el lado opuesto. Esto es lo mismo, poco mas ó ménos, que si un mapa de
Europa presentase á Turin sobre la vertiente de los Alpes que mira á la
Francia.

«Un asunto de investigaciones, que toca ménos directamente á la Academia
de ciencias, pero que será siempre de un interes general, esto es, el
estudio de las lenguas y de las antigüedades del pais, ha dado
resultados muy curiosos al señor de Orbigny: mas de treinta y seis
vocabularios distintos; rastros de sistemas de numeracion, cuya base es
unas veces el número cinco, otras el doce; singularidades sorprendentes
y características, tales como una lengua hablada en una extension
considerable del pais, y en la que cada objeto tiene dos nombres
exclusivamente empleados, el uno por los hombres, el otro por las
mugeres: todos estos datos, de los que muchos se ligarán tal vez á las
conexiones y á las grandes emigraciones de los pueblos, darán
probablemente mas realce á la narracion que debe esperarse del señor de
Orbigny. La historia de las artes encontrará tambien en ella algunos
documentos preciosos.

«Volviendo al objeto especial de este informe, y para hacer apreciar en
una palabra el trabajo que me ha sido sometido, diré que los materiales
topográficos del señor de Orbigny unidos á las posiciones determinadas
por el señor Pentland, harán que pueda construirse el mapa detallado de
un pais, que es tan grande como la Francia, con una exactitud comparable
á la de nuestros mapas de la España; yo expresaré el deseo de que las
minutas de este trabajo, que acaso no volverá á ejecutarse jamas, sean
conservadas en una de nuestras colecciones nacionales: el autor se
encuentra en el caso de terminar la redaccion y el dibujo, de publicar
en fin sobre una escala reducida, aunque bastante grande todavía, el
mapa de las regiones que ha recorrido. Semejante publicacion seria
ciertamente la mejor y mas propia demostracion de agradecimiento que la
Francia dirigiese al gobierno de Bolivia, por la proteccion ilustrada
que ha prestado este al señor de Orbigny, poniendo constantemente á su
disposicion todo genero de recursos[1].»

[Nota 1: Se nombró igualmente una comision en la Sociedad de geografía,
la que segun el informe de sus comisarios, tuvo á bien acordarme, en
1834, la medalla de oro del gran premio annual de 1832.]


GEOLOGÍA.--_Relator, el señor Cordier_.

«Los materiales geológicos presentados por el señor de Orbigny, se
componen, de un itinerario detallado que encierra buen número de
observaciones y de consideraciones generales; de un átlas de ocho hojas,
mostrando por medio de recortes figurativos la disposicion de los
terrenos; y de mas de seiscientas muestras de rocas, escogidas con
dicernimiento y acompañadas de catálogos circunstanciados.

«Estos materiales nos hacen conocer de una manera satisfactoria la
constitucion de dos grandes regiones de la América meridional, cuya
extension reunida es tres veces mayor que la de la Francia; y á mas, sus
resultados puestos en combinacion con las observaciones anteriormente
recogidas en esa parte del mundo por otros viageros, nos dan las
probabilidades mas justas sobre la naturaleza, hasta entónces ignorada,
de los terrenos de las otras regiones, que componen el interior de ese
inmenso continente. Entrarémos en algunos detalles que justifiquen esta
asercion....

«Para apreciar los variados y numerosos resultados de las
investigaciones del señor de Orbigny en las provincias de Bolivia, seria
preciso seguirlo en sus itinerarios, sea cuando traspasaba por repetidas
veces la doble cordillera de los Andes, sea cuando costeaba las
montañas, que parten desde los Andes, atravesando casi sin interrupcion
el interior de la América, para ir á reunirse con las del Brasil, sea
cuando recorria las pampas de Moxos y de Madeira.

«Puede juzgarse por lo que antecede, del alto interes que ofrecen las
investigaciones geológicas del señor de Orbigny. Seria bien sensible que
de tantos materiales preciosos, adquiridos á costa de tan grandes
esfuerzos, de fatigas, perseverancia y sacrificios, no quedase otra cosa
sinó una coleccion de fragmentos de rocas que existe depositada en el
Museo. Es pues de desear que el señor de Orbigny redacte sus
observaciones, para deleitar con ellas al mundo ilustrado, publicándolas
junto con un mapa geológico que resuma los resultados mas importantes.»


CONCLUSIONES GENERALES DE LOS CINCO COMISARIOS.

«La Academia ha oido sucesivamente los informes, que los miembros de la
comision estaban encargados de presentarle sobre los diferentes puntos
de las investigaciones, á que se ha entregado el señor de Orbigny
durante su apartada y laboriosa expedicion. Resta solo hacer conocer
las conclusiones generales de la comision.

«La comision tiene la honra de proponer á la Academia:

«1° De expresar al señor de Orbigny su alta satisfaccion por el número y
la importancia de los materiales y de las observaciones que ha traido de
su viage;

«2° De declarar que seria utilísimo para la ciencia el que los
resultados de este viage se publicasen;

«3° De decidir que ella contribuirá por su parte á fomentar y facilitar
esta publicacion;

«4° De enviar al señor ministro de la instruccion pública una copia del
presente informe, manifestándole cuán importante seria que él tomase las
medidas necesarias para facilitar dicha publicacion;

«5° De llamar la atencion del señor ministro sobre los títulos, que
tiene el gobierno de Bolivia, para ser acreedor al reconocimiento de
todos los amigos de las ciencias, y particularmente al de los sabios
franceses, por la proteccion tan ilustrada, tan generosa y eficaz que ha
prestado al señor de Orbigny, durante su viage por los diferentes
lugares que dependen de la república.»

El señor ministro de la instruccion pública tuvo á bien acordar, por tan
favorables informes, la publicacion de mi viage, principiada muy luego
bajo los auspicios del señor Guizot.

Me puse pues á trabajar con toda la actividad posible; pero me parecia
que un complemento á mis estudios americanos era indispensable, para que
mi obra fuese tan útil como yo lo deseaba. Me era necesario establecer,
por una comparacion positiva, las conexiones ó las diferencias que
podian existir entre la configuracion orográfica, la composicion
geológica, y sobre todo las posibilidades agrícolas é industriales de
las cordilleras de Bolivia, y nuestras montañas de los Pirineos y de los
Alpes. Deseaba recorrer tambien, bajo estos mismos puntos de vista, los
campos del norte, del oeste y sobre todo del mediodía de la Francia, á
fin de poder señalar con conocimiento de hecho, al tratar de cada
provincia americana, las mejoras que en ellas podrian introducirse. Bien
se concibe que era preciso invertir mucho tiempo en investigaciones de
esta especie, tanto mas cuanto que, sin ser ayudado en manera alguna á
este respecto, debí imponerme toda clase de sacrificios para conseguir
mi objeto. Finalmente á fuerza de perseverancia y armado de una firme
voluntad, pude vencer poco á poco las dificultades, y estos viages de
exploracion, hechos á mi costa, y reiterados en todos los puntos de
Francia, en Saboya, en Suisa, en Alemania y en Bélgica, me han permitido
el poder fijar mi juicio sobre una multitud de cuestiones, concernientes
á la mejora de los paises que yo habia recorrido, y principalmente de
Bolivia, á la que sobre todo deseaba ser útil, sin que ella soñase en la
tarea penosa que me habia yo impuesto en su favor. Estos han sido los
motivos que me han hecho suspender por tanto tiempo la publicacion de la
narracion histórica de mi viage, relativa á las montañas bolivianas.
Pero, á pesar de todos estos atrasos, mi obra[1] está ya para
terminarse. Ella se compone de una serie de volúmenes que contienen:

1° La parte histórica ó la narracion de mi viage;

2° La geografía;

3° La geología;

4° La paleontología;

5° El hombre americano;

6° Los mamíferos;

7° Las aves;

8° Los peces;

9° Los moluscos y los caracoles;

10° Los crustáceos;

11° Los insectos;

12° Los foraminíferos;

13° Los polipos;

14° Las palmeras;

16° Los criptógamos.

[Nota 1: Historia intitulada _Voyage dans l'Amérique méridionale_ (le
Brésil, la république orientale de l'Uruguay, la république Argentine,
la Patagonie, la république du Chili, la république de Bolivia, et la
république du Pérou.)]

Tal era el estado de cosas relativo á mis publicaciones sobre el nuevo
mundo, cuando S.E. el general don José Ballivian, presidente de Bolivia,
animado del mas ardiente celo por el adelanto y la mejora de su bella
patria, tuvo á bien acordarse de mí, encargándome de dar á luz una
completa descripcion geográfica, estadística é histórica sobre aquella
república. Honrado con esta nueva prueba de confianza de parte de un
gobierno al que deseaba ser útil, acepté gustoso semejante tarea, á
pesar de mis otros trabajos científicos, aprovechando esta ocasion, que
yo anhelaba, para dar á Bolivia un testimonio público de mi gratitud,
haciendo conocer su suelo, y las principales y mas útiles producciones
de este, al mismo tiempo que el provecho que podria sacarse, conforme á
nuestra industria y agricultura, de sus diversos modos de beneficio.
Tenia pues la posibilidad de publicar muchísimos y muy preciosos
documentos recogidos en mis exploraciones trasatlántica y Europea,
diversidad de aplicaciones muy importantes para la industria local y
para el comercio; todo lo cual, siendo de un interes demasiado especial
para Bolivia, no me habria sido permitido imprimirlo en la obra general
de mi viage.

Al emprender esta particular, totalmente exenta de preocupaciones
políticas, habré conseguido el objeto que me propongo, siempre que pueda
cooperar á los nobles pensamientos de mejora y de progresos para
Bolivia, que ocupan incesantemente á S.E. el general Ballivian, como
tambien si alcanzo, con este largo trabajo, á dar á los Bolivianos una
prueba de mi agradecimiento y de mi adhesion á todos.

       *       *       *       *       *


PLAN DE LA OBRA.

Una descripcion geográfica, estadística, é histórica de Bolivia puede
considerarse de dos modos diferentes: ó debe darse principio á ella por
la exposicion de las generalidades relativas al conjunto, entrando luego
en los detalles parciales y peculiares á cada departamento y á cada
provincia; ó seguir una marcha inversa, describiendo primeramente las
especialidades, es decir, las provincias, para dar en seguida el
resúmen por departamentos, y terminar la obra por consideraciones
generales que pueden deducirse de todos los hechos particulares. Este
segundo método de redaccion es el que adoptaré para mi trabajo, por ser
mas apropiado que el anterior, así como tambien el mas lógico; pues que
de deducciones en deducciones viene á resumir las circunstancias de
hechos ya conocidos, agrupándolos para sacar las consecuencias.

Adoptado este plan, trazaré primeramente la circunscripcion de un
departamento; luego me ocuparé detalladamente de cada provincia dando á
conocer su situacion geográfica en latitud y longitud, su extension en
superficie, sus límites, su configuracion, sus accidentes orográficos;
la direccion, la forma y la composicion geológica de sus montañas, las
de sus valles y llanuras: haré despues una descripcion completa de los
rios que la cruzan, de los lagos y pantanos que la cubren, de la
naturaleza de sus terrenos y de su temperatura. Para completar mi
cuadro, procuraré por último dibujar á grandes rasgos el conjunto de su
fisonomía animal, vegetal y mineral, segun sus diversas regiones.

Despues de dar á conocer el pais bajo el aspecto de sus caracteres
naturales, principiaré la historia. La primera época contendrá, segun
los primeros escritores y conforme á mis observaciones, los detalles
sobre las naciones americanas que ántes de la conquista del nuevo mundo
habitaban la provincia. Describiré sus límites antiguos, sus divisiones,
sus emigraciones, sus costumbres, procurando escudriñar lo que respecta
á la parte verdadera ó fabulosa de su historia y de su religion.

Delineado este primer cuadro, pasaré á la historia de la conquista.
Seguiré en sus excursiones á esos atrevidos y valerosos aventureros
españoles, que sedientos del oro cruzaban el pais por todas partes,
haciendo conocer á las hordas salvages, ó á pueblos medio civilizados,
el poder de las armas europeas. Acompañaré tambien á los perseverantes
apóstoles de la fe evangélica, que no temian arrostrar, con tal de
conseguir el objeto de su mision religiosa, tantos peligros como á cada
paso veian brotar bajo sus piés. Procuraré, á mas, dar una descripcion
de esas nacientes colonias, señalando sus progresos, y su tránsito del
yugo de la España á la independencia nacional: finalmente, atravesando
todas las épocas y los diferentes grados de civilizacion, llegaré al
estado actual, que merece un mas amplio desarollo.

Habrá primero un capítulo que trate de la poblacion segun las divisiones
políticas y las castas, y en el cual se dará una ligera reseña de los
usos, de la manera de vivir de los habitantes, de sus diversiones, de
sus costumbres en general y en particular. En seguida haré una
descripcion de todos los lugares habitados, tratando de sus recursos, de
su comercio, de las vias de comunicacion que unen á los unos con los
otros. Considerando la provincia en su conjunto, me ocuparé de los
productos de su industria actual, de las producciones naturales que
podrian utilizarse en los reinos animal, vegetal y mineral.

Otro capítulo indicará las mejoras agrícolas, industriales y comerciales
de que cada provincia es susceptible, haciendo conocer en lo possible,
por medio de la comparacion con las diferentes regiones de la Europa,
qué procederes debieran aplicarse de preferencia á cada ramo, en los
puntos de Bolivia que se asemejan mas á aquellas, á fin de aprovechar
todos los recursos locales tan multiplicados, y en gran parte
desconocidos hasta el presente. En estas últimas consideraciones, que
son las mas importantes, analizaré la cuestion de las grandes vias de
comunicacion, y la de los conductos para el tráfico comercial, dando el
mas amplio detalle sobre la navegacion interior, y sobre la posibilidad
de entablar una correspondencia directa entre Bolivia y la Europa, ya
sea bajando por los rios Madeira y el de las Amazonas, ya sea por los
rios Pilcomayo, Paraguay y el de La-Plata; abriendo así un manantial
inagotable de riquezas tanto para Bolivia, como para el gobierno europeo
que quisiere emprender esta obra gigantesca, tan digna de un siglo de
progresos.

Despues de haber hecho la descripcion sucesiva de todas las provincias,
conformándome al órden que acabo de indicar, terminaré la obra por las
generalidades de conjunto, que bajo los mismos puntos de vista abrazan
toda la república. Este último resúmen comprenderá la historia y la
geografía antigua de los Incas, cuya misteriosa cuna sobre las riberas
del lago de Chucuito pertenece igualmente á Bolivia. Es en Tiaguanaco,
entre la nacion Aymará, en donde se ha desarrollado desde luego la vida
agrícola y pastoral, en donde las ideas sociales han germinado, en donde
ha nacido el primer gobierno monárquico y religioso del Perú. Es tambien
en Bolivia (en La-Paz) donde se dieron los primeros gritos de la
libertad y de la independencia de Sud-América, el 16 de julio de 1809.


ÓRDEN DE LA PUBLICACION.

Dos circunstancias me determinan á empezar la descripcion de Bolivia por
los departamentos del Beni y de Santa-Cruz-de-la-Sierra, ó diré mejor
por las provincias interiores de Caupolican, de Yuracáres, de Moxos y de
Chiquitos. Consiste la primera en que las provincias del centro del
continente son las ménos conocidas por la masa de la poblacion
boliviana, y en que es importantísimo para el gobierno como para
los especuladores el saber las ventajas que ellas ofrecen, á los
diversos géneros de beneficio ó á sus transaciones comerciales,
independientemente del interes que inspira siempre al ciudadano amante
de su patria, el conocimiento de una parte de su propio pais, que acaso
nunca se verá en el caso de visitar. Confio en que se comprenderá
igualmente el segundo motivo; él estriba sobre el deseo bastante natural
que yo experimento, de hacer que la obra que he sido llamada á redactar,
sea lo mas completa posible. Si me son familiares todos los
detalles concernientes á las provincias de Moxos, Chiquitos,
Santa-Cruz-de-la-Sierra y Yuracáres, estoy bien léjos de poseer todos
los datos que yo quisiera sobre los departamentos de Chuquisaca, de
La-Paz, de cochabamba, de Potosí, de Oruro y de Tarija. Doi pues
principio á la obra por las provincias interiores esperanzado en que
podré obtener, durante su publicacion, por la cooperacion activa de
tantos hombres instruidos como posee Bolivia, el complemento
indispensable de mis particulares observaciones.

Con el objeto de dar á luz una obra mas completa, hago desde hoy un
llamamiento general al patriotismo de los Bolivianos, pidiéndoles:

1° Documentos antiguos ó modernos sobre la historia, consistiendo, ya en
manuscritos, ya en notas que contengan los datos precisos de los cambios
de gobierno bajo el régimen español, durante las guerras de la
independencia, ó despues de la gloriosa batalla de Ayacucho.

2° Indicaciones relativas á los antiguos restos de la civilizacion de
los indígenas; todos los objetos de aquellos tiempos, como vasos, armas,
ornamentos, etc. Sera preciso adjuntar algunas notas sobre el estado y
demas circunstancias en que dichos objetos se hubieren recogido.

3° Descripciones parciales ó generales de las provincias, ciudades y
pueblos, y finalmente todos los datos pertenecientes á la geografía, á
la estadística, á la agricultura y á los productos de las diferentes
comarcas.

4° Detalles especificados sobre todas las minas, ya beneficiadas ó por
beneficiarse, de oro, plata, estaño, cobre, plomo, etc. Muestras de
minerales, á fin de hacer los análisis químicos, y poder indicar, segun
los actuales conocimientos metalúrgicos de la Europa, si deben aplicarse
nuevos métodos para su laboreo. En fin, todos los documentos sobre la
direccion y riqueza de las vetas, y sobre los productos antiguos y
modernos de las minas.

5° Me atrevo á reclamar aun, entre los objetos que pertenecen á los tres
reinos, aquellos que pudieran presentar algun resultado útil, ó
interesar á la curiosidad por su naturaleza, formas y colores.

Cuidaré entre tanto durante el curso de la obra, de inscribir siempre en
las correspondientes páginas, los nombres de todos aquellos que se
hicieron acreedores al reconocimiento público, suministrándome cualquier
clase de datos, ó objetos antiguos y de historia natural. A este
respecto que desde ahora me sea permitido nombrar á Don Antonio Acosta,
quien ha tenido la bondad de proporcionarme documentos muy preciosos
sobre las provincias de Esquivel, de Muñecas, de Caupolican y sobre
otros muchos puntos de la República.

Ayudado pues por el generoso é ilustrado concurso de todos los
Bolivianos amantes de su patria, no dudo que mis esfuerzos lleguen á
verse coronados, haciendo que esta obra sobre Bolivia, sea un monumento
nacional digno de la riqueza prodigiosa de esta bella parte del
continente americano.

       *       *       *       *       *

Teniendo que hacer uso de un idioma que no es el mio, debe prestarme su
cooperacion en la parte literaria de este trabajo el joven Boliviano DON
RICARDO BUSTAMANTE, cuya solicitud recomiendo muy particularmente á la
consideracion de sus compatriotas, en atencion al noble deseo que lo
anima de servir á su pais. DESCRIPCION GEOGRÁFICA, HISTÓRICA Y
ESTADÍSTICA DE BOLIVIA


DEPARTAMENTO DEL BENI[1].

Hay casos en que la dependencia política de un pueblo influye
considerablemente sobre la marcha progresiva de su civilizacion. Cuando
Moxos, por egemplo, que dista mas de doscientas leguas de
Santa-Cruz-de-la-Sierra, pertenecia al departamento de este nombre, no
hay duda que estaba condenada á no poder salir de su condicion
estacionaria; bastaba para ello la sola circunstancia de no comunicarse
con otro punto sinó con su capital, lo cual hácia que, tanto sus
necesidades, como la abundancia de sus recursos, fuesen totalmente
ignoradas por el gobierno. Para cambiar este estado lamentable de cosas,
para cortar los abusos y aplicar un remedio á tantos males, para
utilizar, en fin, los cuantiosos bienes con que la naturaleza ha dotado
á esta provincia, el general Don José Ballivian, presidente actual de la
república, tomó el partido de formar de ella, bajo el nombre de Beni, un
departamento separado, reuniéndola con los territorios de Caupolican y
de Yuracáres.

[Nota 1: _Beni_, significa viento, en la lengua tacana.]

La creacion de este departamento, en 1842, es una de las numerosas
medidas que anuncian la entrada del pais en la senda del progreso, al
mismo tiempo que el celo ardiente, por el bien general, que anima á su
actual gobierno.

Acrecer el valor intrínseco de un pueblo, y realzarlo á sus propios ojos
es darle ciertamente una existencia nueva, es infundirle el ánimo
necesario para que pueda salir de su funesto adormecimiento, y
encaminarse rápidamente hácia las mejoras de toda especie. Esperemos
pues que semejantes previsiones no dejarán de cumplirse, y que estas
tres comarcas, que se veian reducidas á un estado medio salvage,
constituyendo hoy en dia el nuevo departamento del Beni, mudarán
enteramente de condicion: yo, por mi parte, confio en ello tanto mas,
cuanto que, por la próxima apertura de su navegacion con la Europa, por
sus minas de hierro, y por mil otros recursos naturales que las
caracterizan, estas tres provincias han de llegar á ser,
indispensablemente, el centro de grandes especulaciones comerciales, y
quizas el foco de industria mas considerable que tendrá Bolivia.

El departamento del Beni encierra, en su circunscripcion, esa inmensa
superficie de llanos y de montañas, que compone la estremidad norte de
la república. Bajo una forma oblonga, esta superficie, que se dirige de
nordeste á sudeste, viene á limitarse al oeste y al norueste en las
provincias de Guancané y de Carabaya, pertenecientes al Perú; al norte,
siguiendo los antiguos límites con el Brasil, en la reunion del rio Beni
con el Mamoré, como á los 10 grados de latitud sud: sírvele en seguida
de límite el curso del Mamoré hasta su confluencia con el Guaporé, como
asimismo el rumbo de este, dirigiéndose hácia sus cabeceras, hasta el
punto en que el rio Verde deposita en él sus aguas. Dejando la
frontera del Brasil, el departamento se halla separado de la
provincia de Chiquitos (comprendida siempre en el departamento de
Santa-Cruz-de-la-Sierra) y tambien de la provincia de Santa-Cruz, por
una línea ficticia, que atraviesa los lugares inhabitados de la parte
sud y sudeste de las llanadas de Moxos.

La vertiente de la cordillera oriental de las provincias del
Valle-Grande y del departamento de Cochabamba lo limitan al sud y al
sudeste, así como, mas adelante, el rio de los Mocetenes: finalmente,
las montañas que están al norte de Muñecas lo separan de las provincias
de Yungas y de Muñecas, pertenecientes al departamento de La-Paz[1].

[Nota 1: Véase el mapa general de Bolivia.]

Circunscripto pues, de la manera que acabamos de ver, el departamento
del Beni, tiene una superficie oblonga como de veintiuna mil leguas
cuadradas (de á veinticinco el grado de superficie) comprendidas entre
los 64 y 73 grados de longitud occidental del meridiano de París, y
entre los 10 y 16 de latitud sud. Esta superficie se compone, al este y
al norte, de vastas llanuras bañadas por innumerables rios navegables,
todos ellos tributarios del rio Madeira, y por consiguiente del rio de
las Amazonas; y al oeste ó al sudoeste por las montañas de la vertiente
oriental de las Cordilleras, montañas, que se ven siempre revestidas de
la vegetacion mas prodigiosa del mundo.

Este departamento se divide en tres provincias: la de Caupolican, que
ocupa la raya norueste, en las montañas y los llanos que están al pié;
el pais de Yuracáres, que no es sinó la continuacion meridional de las
mismas montañas y llanuras; la de Moxos, en fin, que solo comprende la
llanada del nordeste. Diferenciándose estas tres comarcas acerca de
muchos puntos, quiero dar de ellas, por separado, una descripcion
bastante detallada.


DEPARTAMENTO DEL BENI

PROVINCIA DE CAUPOLICAN[1].

_Circunscripcion y estension._

Como dejo dicho, la provincia de Caupolican ocupa la parte norueste del
departamento comprendida entre los 10 y los 16 grados de latitud sud, y
entre los 70 y 73 de longitud occidental del meridiano de París. Ella
forma una superficie oblonga, dirigida de nornordeste á sudsudoeste, que
tiene ciento veinte leguas marinas de largo, y sobre sesenta de ancho,
tomado el término medio. Esta superficie es tambien, poco mas ó ménos,
de seis mil doscientas cincuenta leguas cuadradas, de veinticinco el
grado[2].

[Nota 1: Los materiales, de que compongo la relacion concerniente á esta
parte de la república, son debidos, primeramente á los preciosos é
interesantes datos que me ha suministrado el señor don Antonio Acosta,
quien ha recorrido la provincia como observador inteligente; 2° á un
opúsculo manuscrito, sin nombre de autor é intulado _Descripcion de la
provincia de Caupolican_, que encontré en La-Paz en 1833; 3° á otro de
la misma condicion, cuyo título es _Adiciones por un ciudadano residente
en Caupolican_; y finalmente á los datos que he podido recoger yo mismo.
Pero el señor Acosta es ante todo acreedor al reconocimiento público,
por los documentos muy positivos que me ha dado sobre la geografía, los
cuales me han servido para rectificar y formar el plano de la provincia,
contenido en el mapa general de Bolivia.]

[Nota 2: El tamaño de las leguas de camino, en las montañas, es
ordinariamente doble que el de las leguas marinas, y en los llanos, solo
una tercera ó una cuarta parte mayor.]


_Límites._

Los límites de la provincia de Caupolican son: al sud, la cadena
trasversal de montañas, que la separa de la provincia de Muñecas
(departamento de La-Paz); al oeste y al sudoeste, la gran cordillera
oriental, que la circunscribe netamente por la parte de las provincias
de Guancané y de Carabaya (república del Perú); hácia el norte, ella no
tiene otro límite, por el lado del Brasil y del Perú, que los inmensos
desiertos todavía desconocidos, y habitados solamente por algunas tribus
salvages; finalmente, el curso del rio Beni la limita al este por la
parte de Moxos.


_Montañas._

La provincia de Caupolican es una de las mas curiosas bajo su aspecto
orográfico. Su territorio empieza en esas nevadas y agudas cimas que
forman, al oeste y sudoeste, la cordillera oriental. En efecto, esta
imponente cadena de montañas, entre las que figuran las dos mas
encumbradas de América, el Illimani y el _Ancco-unca_ ó Nevado de
Sorata[1], cuyos picos se elevan á la altura prodigiosa de mas de siete
mil seiscientas noventas y seis varas sobre el nivel de los mares, va,
de norueste á sudeste, desde La-Paz hasta traspasar los límites de
Bolivia, circunscribiendo la provincia al sudoeste. Otra cadena situada
al sud, mucho ménos alta y trasversal á la cordillera, parte como un
estribo de esta, y se dirige al estenordeste, declinando progresivamente
hasta terminarse al norueste de Apolo y á poca distancia de este lugar.
Una tercera cadena de montañas, paralela á esta segunda, y que sirve
tambien de estribo á la cordillera oriental, continúa girando hácia el
norte de la provincia. De estas tres cerranias principales resulta una
vertiente central, trasversal á la direccion de la cordillera, y que
viene á formar el gran valle de Pelechuco y del Tuyche, hácia el cual
convergen las pendientes y los ramales laterales de las otras dos
cadenas. Efectivamente el declive del valle central está al nordeste, el
de la falda del sud al norueste, en tanto que el de los repechos del
norte se encuentra al este. Todas estas montañas van gradualmente en
descenso hasta terminarse un poco al este de Aten y de Apolo, donde hay
todavía un eslabon independiente y elevado; este es el _Altuncama_, cuyo
temperamento, muy apropiado para el cultivo de las papas, indica que su
altura sobre el nivel del oceano es de mas de dos mil quinientas varas.
Mas allá de esta gran mole desprendida de las otras montañas, y que ya
se encuentra sobre un suelo mas bien ondeado que montañoso, comienzan
las llanadas que sin interrupcion se estienden hácia el norte sobre
todo el resto de la provincia, y en cuyo espacio apénas se descubren de
vez en cuando algunas simples colinas.

Exceptuando el Altuncama, que es una especie de muro, todas estas
montañas cuanto mas contiguas están á las cordilleras son tanto mas
escarpadas. Cerca de Pelechuco, no se ven sino pendientes rapidísimas,
paredones, diremos así, perpendiculares, crestas agudas ó precipicios
horrendos formados por la dislocacion del terreno, lo cual es un efecto
de las revoluciones geológicas del globo. A medida que uno se aleja de
esos lugares tan imponentes, las montañas van siendo ménos riscosas,
hasta llegar al cabo á ser reemplazadas hácia el este por
insignificantes collados.

[Nota 1: El señor Acosta ha tenido ocasion de contemplar, de un punto
muy inmediato, situado al sudoeste de Apolo, esta montaña, que domina
todo el llano boliviano y el lago de Chucuito.]


_Geologia._

Aunque no poseo dato alguno positivo sobre la geología de la provincia
de Caupolican, por lo que he visto en sus inmediaciones sobre la
cordillera, hácia el norte de La-Paz, debo creer que la parte contigua á
Pelechuco pertenecer á la misma edad geológica, de lo que serian tambien
una prueba los numerosos lavaderos de oro de aquellas regiones. Creo,
pues, que los dos lados de la cordillera, en toda la parte de Suches y
de Pelechuco, y aun hasta los lugares adyacentes á los rios Motosolo y
de Moxos, dependen del terreno _siluriano_, representado por pizarras y
por filados de un color azulino. Creo todavía que mas abajo, lo mismo
que en Yungas, las montañas, compuestas de una materia arenisca,
pertenecen ó al órden _devoniano_ ó al órden _carbonifero,_ así como
pudiera tambien creerse que las llanadas, ni mas ni ménos que en Moxos,
están cubiertas de aluviones modernos, ó de terrenos diluvianos[1].

[Nota 1: Véase, para todas estas comparaciones, la geología general de
la república.]


_Rios._

De la configuracion orográfica de un pais depende siempre la direccion
de sus rios, siendo las cadenas de montañas las que determinan los
grandes valles, y las pendientes de estos los valles secundarios. Tengo
ya dicho que el declive general, partiendo de la cordillera, daba orígen
al valle de Pelechuco y de Tuyche, que se estiende hácia el nordeste;
esta es igualmentente la direccion del rio de este último nombre. Este
rio, que es el mayor de todos los de la provincia de Caupolican,
arranca, bajo el nombre de rio de Pelechuco, desde las cumbres nevadas
que están al este de Suches, y formándose de muchos pequeños torrentes,
desciende hasta el valle que lo denomina. Hácia la izquierda recibe el
tributo de algunos arroyuelos, en tanto que por la derecha vienen á
arrojarse en él los torrentes de Santa Ana y de Pilcobamba: algo mas
abajo, y por este mismo lado, se le reunen el rio del Puente Grande,
bastante caudaloso para ser atravesado por medio de un puente, y el rio
de Amantala, mas considerable todavía, y que toma su orígen, lo mismo
que el rio de Pata, en la cadena del norte. Vienen tambien á desaguar en
él, por la ribera izquierda, el riachuelo de Motosolo, célebre por sus
minas de oro, y mas adelante el rio de Moxos. Desde el punto en que el
rio de Pata se arroja en el Pelechuco, este es ya bastante caudaloso
para que no se le pueda pasar sinó en balsas, de las que á lo ménos es
indispensable hacer uso en la época de las crecientes. Es tambien en ese
punto donde él toma el nombre de Tuyche, y baja en seguida haciendo mil
rodeos, pero llevando siempre su direccion general hácia el
estenordeste. Poco á poco vase engrosando aun, recibiendo, por la
derecha, ricos tributos del rio de Santa-Cruz y del rio Tupili, sobre
todo de este último, que es el mas considerable. Hácia el este, á una
gran distancia, llega luego, por el lado izquierdo, á reunirse con la
corriente del rio de Chupiamonas. Finalmente, despues de haber
acaudalado casi todas las aguas de la region montañosa de la parte
habitada de la provincia, acaba por incorporarse, como á cinco leguas
del este de San-José, al rio de los Mocetenes, y forma entónces el rio
Beni.

Cuando este rio pasa cerca de San-José, se encuentra ya depositario de
todos los raudales de las provincias de Muñecas, de Yungas de Sicasica y
de Ayupaya, de las cuales me ocuparé mas tarde: sigue luego
majestuosamente por la llanura, hácia el norte, dando numerosos giros y
acreciéndose todavía, por su izquierda, con las aguas del riachuelo de
Tumupaza, y con las de los rios Itaca y Tequije, cerca de Isiamas; y en
Cavinas, con el tributo del rio Madidi que nace en la provincia de
Carabaya, perteneciente al Perú, y que corre en una direccion paralela á
la del rio Tuyche. El Beni continúa en seguida, corriendo por el llano,
inclinándose al nordeste hasta los 10 grados de latitud, en donde se une
finalmente al Mamoré, formando el rio de Madeira, que es uno de los
principales tributarios meridionales del rio de Las Amazonas.

El riachuelo que pasa por Aten es el único que no desagua en el rio
Tuyche: él se dirije hácia el sud hasta caer en el rio Mapiri.


_Lagos_.

Si se esceptúan algunos muy pequeños, que se encuentran sobre los puntos
mas encumbrados, hácia el oeste de la cordillera, bien pudiera decirse
que la provincia de Caupolican carece de lagos. El mas espacioso de
todos, situado en las inmediaciones de Suches, solo tiene una legua de
largo, y como un cuarto de legua de ancho. Se ven otros dos, mas
pequeños, cerca de Cololo: las aguas de todos ellos son muy heladas y
enteramente desprovistas de pescado.


_Temperatura y clima_.

La provincia de Caupolican, primeramente por su situacion entre los
trópicos, y en segundo lugar por sus montañas, las que elevándose hasta
el nivel de las nieves perpetuas van luego declinando considerablemente
hasta igualarse con los llanos, encierra en sí todos los temperamentos y
todos los climas. Efectivamente, si se desea una temperatura la mas
fria, y bajo de la cual caigan noche por noche fuertes heladas,
acompañado todo esto de una sequedad grandísima, no hay mas que fijarse
en Suches. Si se desea estar en un clima, al mismo tiempo que muy frio,
lleno de nieblas y cerrazones, ó cubierto de esas nubes húmedas que se
ven constantemente detenidas por la cordillera, no hay mas que
encaminarse á Pelucho. A mas de estos dos estremos del frio seco y del
frio húmedo, que resultan de la rarefaccion del aire, debida tambien
esta á la demasiada elevacion de las montañas sobre el nivel de los
mares, allí se encuentran, si se quiere, todos los temperamentos
intermedios entre los ya mencionados y la zona tórrida, hasta llegar á
los calores mas insoportables partiendo de los frios mas rigurosos. Así
pues, Santa-Cruz, Aten, Apolo, Pata y Moxos participan de la temperatura
de los límites tropicales, es decir, que hace en ellos todo el calor de
los climas cálidos; pero al mismo tiempo se respira un aire templado por
la elevacion de las montañas. No sucede así mas al interior, en los
distritos de Tumupaza, de Isiamas y de Cavinas, en donde se esperimenta
un calor tanto mas sofocante, cuanto que no hay en ellos sino llanuras
uniformes y horizontales.

Si uno puede á su antojo encontrar en la provincia de Caupolican, ora el
frio de los polos, ora el calor de las zonas tórridas, si ella participa
en fin de todos los temperamentos, ofrece tambien, en cuanto á las
lluvias, una grande variabilidad, segun la distinta posicion de los
lugares. En Suches, por ejemplo, que está al oeste de la cordillera,
reina un cielo enteramente raso; su temperatura es seca, y en el verano
solamente, desde el mes de diciembre hasta el de marzo, caen algunos
aguaceros ó un poco de granizo. Entretanto, si se pasa al otro lado de
la cordillera, se halla, poco mas ó ménos á la altura de tres mil varas
sobre el Oceano, un nivel permanente de nubes. Allí, lo mismo que en
Pelechuco, hay casi siempre una especie de neblina que encapota el aire;
y las lluvias en aquel punto son muy frecuentes. Mas abajo, en donde ya
el cielo se despeja del todo, llueve principalmente en un período fijo,
que cuenta desde diciembre hasta marzo. Sucede otro tanto en los llanos,
donde aun se observa mucha mas regularidad acerca de las estaciones
lluviosas.

Los vientos que reinan en la provincia son generalmente el norte ó el
nordeste, que traen consigo un aire húmedo y caliente, muy favorable en
todo para la naturaleza; pero si llegan despues de alguna tempestad á
ser súbitamente reemplazados por el viento del sud, que sopla entónces
con mucha violencia, baja al punto la temperatura de 10 grados por lo
ménos; lo que es tan pernicioso para el hombre y los animales, como
puede serlo para la misma vegetacion.


_Fisonomía vegetal y animal_.

Como era de esperar, en razon de las diversa» zonas de temperamento y de
altura, las producciones naturales y el aspecto de la provincia varian
segun esas zonas, y segun los climas que estas determinan. En Suches, al
oeste de la cordillera, el suelo, que aun participa de la gran planicie
boliviana, es seco y bastante árido, y su vegetacion pobre y desmedrada
por consiguiente. La zoologia y la botánica ofrecen allí un aspecto de
particular tristeza, análogo y muchas veces idéntico al de la Patagonia
[1].

[Nota 1: Ocuparéme á fondo de la descripcion de esta zona, al hablar mas
adelante del departamento de La-Paz, donde hay dos provincias, la de
Pacajes y la de Omasuyos, que se hallan situadas sobre las altas
planicies.]

Al este de la cordillera, en un punto superior á la region de las nubes,
hay primeramente una zona vestida de menuda yerba [1]. Algo mas abajo
empieza á manifestarse la vegetacion leñosa, que poco á poco va
cubriendo aun las rocas mas escarpadas: es entónces cuando se descubren,
por todas partes, árboles notabilísimos tanto por su follage como por
su elevacion, entremezclados ya con las enredaderas[2], ya con infinita
variedad de plantas cubiertas de lucidas flores; por otros lados se ven
graciosas palmeras, descollando entre los grupos de verdura como para
ostentar sus elegantes y ligeros penachos. Donde quiera que se lleve la
vista, se admiran los mas prodigiosos contrastes, los paisages mas
pintorescos, y sobre todo la animacion constante producida por el
movimiento y la algazara de esos seres, tan varios en sus formas y
colores, que alegran á la madre naturaleza compitiendo con las flores
para ser de ella uno de los mas bellos ornamentos[3]. Hay allí
efectivamente una muchedumbre de pájaros á cual mas preciosos: los loros
parleros, los _tunquís_ ó gallos de roca de color de fuego [4], el
cefaloptero de plumage oscuro, pero de una configuracion muy
caprichosa[5], los _cotingas_, los recamados _tangaras_[6], los
veleidosos picaflores y tantísimos otros que pueblan esas hermosas
campiñas. No son ménos abundantes los cuadrúpedos en aquella comarca.
Sobre los encumbrados llanos se encuentra la dócil llama y tambien la
alpaca, tan útiles ámbos cuadrúpedos á los indígenas de las montañas:
hay mas abajo, venados, ciervos, javalíes, gran-bestias, variedad de
monos, y una gran multitud de animales que seria demasiado largo el
mencionar uno por uno[7].

[Nota 1: Habiendo estudiado en Yungas esta zona y la siguiente, haré su
descripcion al tratar de dicha provincia.]

[Nota 2: Véase lámina 1.]

[Nota 3: Véase lo que digo sobre la provincia de Yungas en general, y
principalmente lo tocante á los alrededores de Chulumani.]

[Nota 4: Véase la lámina 1.]

[Nota 5: Véase la lámina 2.]

[Nota 6: Véase la lámina 3.]

[Nota 7: Escasamente me ocupo aquí de los animales y de la
vegetacion, por no tener, sobre esto, otros conocimientos que los que me
suministran las comparaciones con la provincia de Yungas. Al ocuparme de
esta, daré una noticia positiva de lo que acerca de estas materias he
recogido en ella.]

No es tanta la variedad que se nota en las llanadas bajas, donde se
halla el suelo por todas partes entrecortado, ya por espesos bosques tan
antiguos como el mundo, ya por estendidos herbazales. Aquí la
naturaleza, aunque no tan pródiga, es siempre demasiado rica, y abunda
sobre todo en animales selváticos, y en toda especie de plantas[1]. En
suma, la provincia de Caupolican reune á la vez, por sus diversas zonas
de altura, todas las producciones naturales de Bolivia.

[Nota 1: Siendo este espacio de llanuras muy semejante á Moxos, y
participando de las mismas condiciones, con respecto á su vegetacion y á
sus animales, puede verse mas adelante la descripcion particular de esta
provincia.]

       *       *       *       *       *


HISTORIA

_Primera época, ántes de la llegada de los Españoles._

Si hemos de juzgar por el estado presente y por las tradiciones
populares, la provincia de Caupolican parece haber sido en todos tiempos
habitada por tres naciones diferentes: los _Quichuas_, los _Apolistas_
y los _Tacanas_.

Atraida sin duda por la abundancia de minas de oro, y de pastos para la
cria de las llamas y de las alpacas, la nacion quichua habia fundado
desde tiempos muy atrasados los pueblos de _Suches_ y de
_Puyo-cucho_[1]. Estos indígenas permanecieron bajo la dominacion de los
Incas hasta la llegada de los Españoles, dependiendo sus poblaciones de
la provincia de Guancané ó de la de Carabaya[2].

[Nota 1: Que en quichua significa _rincon de nieblas_: por corrupcion ha
venido á llamarse _Pelechuco_ entre los españoles.]

[Nota 2: Véanse, la historia general de los Incas al fin de esta obra;
la descripcion particular de los Quichuas en las secciones que tratan de
Cochabamba y de Chuquisaca; y sobre todo, el mapa antiguo de estas
naciones ántes de la conquista.]

La nacion de los Apolistas ocupaba el lugar llamado por ella, en su
idioma particular, _Hahuachili_[3], el cual se halla situado no léjos
del punto en que se encuentran hoy los pueblos de Apolo y de Santa-Cruz.
Estos indios eran de un color bastante atezado, de mediana estatura y de
facciones muy afeminadas; su carácter era apacible y dócil; nada se sabe
por lo demas acerca de sus costumbres ántes de la conquista. El idioma
de que hacian uso era enteramente distinto de la quichua y de la lengua
tacana.

[Nota 3: Que quiere decir _interior_.]

La nacion de los Tacanas habitaba, al este y al nordeste de la nacion
Apolista, en esas regiones de montañas y de llanos que en su idioma
llaman estos indios _Irimo_[4]. Su territorio se estendia desde Aten
hasta mas allá de Cavinas; es decir, sobre una banda que va de norte á
sud, y que se encuentra comprendida entre los últimos repechos de las
cordilleras y el rio Beni, desde los 11 hasta sobrepasar los 13 grados
de latitud sud. Las tribus septentrionales de esta nacion se denominaban
_Toromonas_; su dialecto, llamado lengua tacana, es uno de los mas duros
de América.

[Nota 4: Que significa _lugar de su orígen_.]

La tez de estos indígenas era mas morena que la de los Mocetenes; pero
no tanto como la de los Apolistas, y mucho ménos todavía que la de los
Aymaraes, los que comparativamente consideraban á los Tacanas como si
fuesen blancos. Del mismo modo que los Mocetenes y los Yuracarees, los
Tacanas tenian casi todos la piel, por el cuerpo y en el rostro,
maculada de pintas blancas. Su estatura los asemejaba á los Yuracarees,
ó á lo ménos era idéntica á la de los Mocetenes: habia hombres que
tenian cinco piés y dos ó tres pulgadas de alto; pero la generalidad de
ellos no pasaba de la estatura ordinaria de cinco piés y una pulgada.

Sus formas eran iguales en todo á las de los Mocetenes; sus cuerpos
robustos y bien proporcionados; todos sus miembros redondos y fornidos;
su manera de andar era elegante y desembarazada. Por el modo como se
halla constituida esta nacion, todavía salvage, debemos creer que en
aquellos tiempos estaba tambien dividida en tribus que vivian dispersas,
sea en el interior de las húmedas selvas que se encuentran sobre las
montañas inferiores, sea en las llanuras que costean á estas. Su
principal ocupacion era la de la caza; pero se dedicaban tambien á la
agricultura. Cada hombre estaba obligado á construir por sí solo la casa
en que debia habitar con su familia; si alguno faltaba á este uso, que
para ellos constituia una ley, perdia el título de hombre, y venia á ser
el ludibrio de sus conciudadanos.

Las mugeres utilizaban el algodon, haciendo gruesos tegidos, que servian
para cubrirles algunas partes del cuerpo; miéntras que los hombres
andaban enteramente desnudos, y solo se cubrian la cabeza con una
especie de turbante[1] muy vistoso, compuesto de plumas; obra que
tambien estaba encomendada á las indias, las que disponian estos
sencillos adornos, matizando los colores con una gracia admirable.

[Nota 1: Los que usaban los hombres se llamaban _panizas_, y los de las
mugeres _toromayas_.]

Cada tribu tenia su gefe para conducirla á la guerra, ó á las
espediciones apartadas, así como tambien sus espertos en la cura de las
enfermedades; pero estos indios no componian, propiamente hablando, un
cuerpo de nacion, aunque todas las tribus observasen entre ellas la paz
y armonía mas perfectas.

Existian, á mas de estas tres naciones, algunas otras que nos son
desconocidas: entre ellas, los _Huacanahuas_, los _Suriguas_ y los
belicosos _Machuis_ hácia el norte; los _Ultume-cuana_ ó hombres rojos,
y los _Chuntaquiros_ hácia el nordeste[2].

[Nota 2: No hago aquí mencion de los _Araomos_ y de los _Pacaguaras_ que
habitan las riberas del Beni y dependen de la provincia de Moxos.]
_Segunda época, desde la llegada de los Españoles hasta nuestros dias_.


La provincia de Caupolican, colocada fuera de los caminos transitados
por los primeros aventureros españoles que llegaron al Perú, permaneció
totalmente ignorada durante largo tiempo. Es probable que los pueblos de
Suches y Pelechuco hayan pasado de la dominacion de los Incas al poder
de los diversos conquistadores, que con tanta frecuencia se sucedian en
medio de las multiplicadas contiendas de aquellos tiempos tempestuosos
de la historia de América, y que no cesaron hasta el siglo
décimo-séptimo. No es posible penetrar esta parte de la historia de
Caupolican, pues en ninguna parte existe un solo documento impreso que
nos suministre el mas ligero indicio: debemos creer, sin embargo, que
alguno de aquellos, á quienes esta provincia cupo en propiedad en el
repartimiento de las tierras conquistadas, se haya internado en ella con
la mira de esplorarla y ver si encerraba algunas minas; y que á estas
escursiones y trabajos es debida la fundacion, hecha por los indios
quichuas, de los pueblos de Pata y de Moxos, sin que podamos fijar la
data precisa de estos acontecimientos.

La entrada de los Padres franciscanos es el primer hecho seguro y
constante en la historia de esta provincia. Prevenidos sin duda estos
religiosos de que existian en ella muchas naciones salvages, se
decidieron á ensayar la conquista espiritual; así es que en 1750
penetraron en Caupolican, y fundaron fácilmente con la nacion de los
Apolistas, cuya sumision pudieron ganar desde luego, las misiones de
Apolo y de Santa-Cruz de Valle-ameno. Fué tal el ascendiente que
llegaron á tener sobre estos indígenas, y el buen éxito coronó de tal
manera sus esfuerzos, que bien pronto las cabañas dispersas de aquella
poblacion salvage se vieron reemplazadas por multitud de hermosos
caseríos, que respiraban el órden y la limpieza, y en medio de los
cuales se levantó una espaciosa iglesia con su convento.

No limitando sus conquistas á este primer paso, internáronse aun mas los
franciscanos, llevados por un celo digno de los mayores elogios; y
habiendo logrado reunir en la mision de Aten á los altivos Tacanas, se
abrieron un vasto campo para proseguir su trabajosa empresa. Desde
luego, acompañados por estos últimos, pudieron adelantar hácia las
llanuras, en donde otros Tacanas dispersos los aguardaban. De este modo,
y haciendo frente á las mas penosas fatigas, penetraron estos religiosos
en el corazon de los desiertos para aumentar el número ya bastante
crecido de sus procélitos. Como á treinta leguas largas hácia el este,
formaron con los Tacanas la mision de San-José, se encaminaron en
seguida por tierra, y crearon sucesivamente las de Tumupaza y de
Isiamas. Finalmente, embarcándose sobre el Boni, se trasportaron hasta
el confin de las poblaciones salvages, y fundaron todavía la mision de
Cavinas.

Aunque no hayan procurado los Padres franciscanos introducir en sus
misiones ni el lujo en los templos, ni la industria entre los
habitantes, como lo han practicado los Jesuitas en Moxos y Chiquitos, no
por eso han dejado de prestar grandes y muy señalados servicios á la
humanidad, haciendo pasar á un considerable número de hombres, desde la
vida enteramente salvage al principio de la vida social.

La direccion de estas misiones era del cargo exclusivo de la comunidad:
el convento de Apolo, que dependia de la ciudad de La-Paz, suministraba
los hermanos necesarios para la conservacion y el buen gobierno de estos
establecimientos, cada uno de los cuales poseia uno ó dos religiosos, á
cuyo cuidado estaba encomendada la administracion de la iglesia y la
práctica de sus ritos. Sea que no les fuese posible, ó que no lo
creyesen conveniente, no enseñaban estos misioneros á los indígenas otra
industria que la de cultivar la tierra; así pues, solamente aprovechaban
los productos de esta, que consistian en cacao, coca, y multitud de
otros frutos naturales estraidos de las florestas.

Las cargas ligeras que los franciscanos se veian obligados á imponer á
los indígenas, á fin de procurarse los medios que eran menester para
proveerlos de instrumentos de labranza, y demas útiles, cargas
indispensables al bienestar de la sociedad, parecieron no obstante
demasiado pesadas á algunas naciones. El hombre enteramente salvage,
dueño absoluto de todas sus acciones, con dificultad llega á penetrarse
de los deberes que una sociedad en su infancia debe imponerse á sí
misma, si desea entrar en la senda del progreso; por eso se impacienta y
mortifica cuando pesa sobre él la mas leve contribucion. Habiendo pues
los franciscanos llegado á convertir la tribu de los Toromonas, que
habitaba de la otra parte de Cavinas, y tambien algunos cuantos
Pacaguaras, estos indígenas, injustamente desconfiados, ó porque les
fuese muy duro someterse á llenar tal cual imposicion, esparcieron la
voz de que los misioneros, so pretesto de enseñarles las doctrinas de la
verdadera religion, solo trataban de reunirlos para hacerlos trabajar en
beneficio de sus intereses personales: en consecuencia de esto los
espulsaron de su nacion, suplicándoles que jamas volviesen á presentarse
en ella.

A fines del siglo décimoctavo, habian ya conseguido los franciscanos
todo lo que podian pretender en la provincia. Sin embargo hácia la misma
época, ántes del año de 1800, esta órden religiosa abandonó su obra, se
ignora bajo que pretesto, ó con cual motivo: entónces todas las misiones
que con Suches, Pelechuco, Pata y Moxos entraron bajo el dominio
español, vinieron á formar la provincia de Caupolican, dependiente de la
intendencia de La-Paz. Inmediatamente colocó el mandatario real un cura
y un alcalde en cada parroquia ó distrito, y nombró un subdelegado para
gobernar y cuidar de los intereses de la nueva provincia, á la que se
dió el pueblo de Apolo por capital.

En aquella época, el mas grande mérito que podian contraer los empleados
españoles á los ojos de la autoridad suprema, era el trabajar por el
acrecimiento de las rentas del estado; todo cuanto concurria á este
objeto era especialmente recompensado por ella. El primer subdelegado,
D. José Santa-Cruz, padre del general Santa-Cruz que fué mas tarde
presidente de la república de Bolivia, al hacerse cargo del mando de la
provincia, puso todo su conato en obligar desde luego á los indígenas
que hasta entónces se habian eximido de las imposiciones regulares, á
que en adelante pagasen una contribucion personal de cinco pesos por
cada hombre, á lo cual daban entónces el nombre de _real tributo_. Esta
contribucion, á cuya práctica y cumplimiento estaban tambien sujetas las
demas naciones de los altos llanos, fué puntualmente satisfecha por los
indígenas de todas las misiones, que se sometieron á ella sin grande
resistencia. El subdelegado Santa-Cruz recibió del rey de España, en
recompensa de este servicio, el título de Maestre de Campo; pero el
principal resultado de semejante medida fué hacer que desde aquel
instante las naciones, que ya parecian dispuestas á salir del estado
salvage para entrar en el camino de la civilizacion, se apartasen de él,
procurando alejarse á lo mas escondido de los bosques, á fin de
sustraerse al tributo anual, y sobre todo á las vejaciones de todo
género y á las torpes violencias, frecuentemente empleadas por aquellos
que estaban encargados de recaudarlo. La mision de Cavinas, en razon de
hallarse tan alejada, fué la única que durante la dominacion española se
vió exenta de la contribucion personal.

Tal era el estado de cosas hasta el año de 1814, en cuya época, á
consecuencia de la lucha encarnizada que existia entre los patriotas,
que anhelaban por la independencia nacional, y las tropas españolas, que
creian sostener los derechos de su soberano, vino Muñecas á la provincia
con el intento de sublevarla en favor de la causa de los libres.
Apoderóse de la capital y de algunas otras parroquias; pero bien pronto
perseguido por el ejército español que mandaba el capitan D. Agustin
Gamarra, presidente años despues de la república del Perú, tuvo que huir
de Apolo, y mas tarde de Aten, donde el último resto de sus partidarios
prefirió morir ántes que rendirse[1]. Fué en ese entónces cuando un
indio tacana, para libertarse de los terribles castigos impuestos por
Gamarra á los amigos de la libertad, huyó llevando consigo treinta
familias y permaneció siete años escondido, sin que fuese posible dar
con él ni con una sola persona de las de su séquito en el seno profundo
de las selvas[2].

[Nota 1: Véase lo que digo de esta lucha al ocuparme de Aten.]

[Nota 2: Véase, en la parte que trata de Aten, la relacion especial de
esta historia.]

En 1824, despues de la memorable y gloriosa batalla de Ayacucho,
Caupolican, bajo la denominacion de provincia, hizo parte del
departamento de La-Paz, uno de los seis que compusieron la república de
Bolivia. Un gobernador reemplazó al subdelegado; pero la condicion de
los habitantes no cambió en lo mas mínimo, quedando ellos sometidos á
las mismas imposiciones. En el año de 1830, el acopio de la cascarilla
vino á dar una nueva vida á la provincia, por el comercio que este
precioso vegetal atrajo á su interior, y solamente desde entónces los
habitantes, acostumbrados al simple comercio de trueque, empezaron á
conocer el valor del metal amonedado. Repitiendo lo antedicho,
señalarémos por último, entre las medidas mas eficaces para la mejora de
la provincia de Caupolican, su separacion, en 1842, del departamento de
La-Paz, para pasar á ser una de las partes que han compuesto el nuevo
departamento del Beni.

       *       *       *       *       *


ESTADO ACTUAL DE LA PROVINCIA.

_Division política_.

Con la mira de dar á conocer esta provincia lo mas ampliamente posible,
voy á ocuparme por separado de cada una de sus poblaciones.

Se ha divido generalmente la provincia de Caupolican en dos partidos: el
primero, que se compone de Suches, Pelechuco, Pata, Moxos, Apolo-Bamba,
Santa-Cruz de Valle-Ameno y Aten, es conocido bajo el nombre de
_Partido-Grande,_ ó _pueblos de Caupolican_; el segundo, compuesto de
San-José de Chupiamonas, Tumupaza, Isiamas y Cavinas, se llama
_Partido-Chico, ó pueblos interiores_.


_Partido grande, ó pueblos de Caupolican_.

SUCHES.

Esta aldea, que es un anejo de Pelechuco, pertenece á la vertiente
occidental de la cordillera oriental, y se encuentra situada sobre la
pendiente misma de esta cordillera, entre dos montañas escarpadas, que
son el asiento de perpetuas escarchas. Ella es una de esas numerosas
colonias, cuya fundacion, tanto entre los Incas como entre los
conquistadores, solo pudo ser determinada por la sed insaciable del oro.
Su colocacion en medio de los escombros de antiguos é innumerables
lavaderos, manifiesta efectivamente que no ha debido su creacion sino á
esos laboreos mineralógicos, que han dado tantísimos productos, y que
hoy mismo bastan para que mas de treinta y dos familias de indios
quichuas, acostumbradas á este género de faenas, puedan procurarse el
sustento necesario. El escesivo frio que reina constantemente en aquel
parage, y la aridez de las montañas, no dan lugar á ninguno especie de
cultivo, así es que la única industria de sus habitantes consiste en
saber descubrir y arrancar de las entrañas de la tierra el preciado
mineral.

Unas cuantas chozas, colocadas sin órden y agenas de toda comodidad,
componen el pueblecillo de Suches, que por otra parte no presenta la mas
mínima esperanza de mejora, á no ser que algunos hombres inteligentes
vayan allí á beneficiar en grande, y de un modo mas simple y ménos
costoso, las riquezas que encierra todavía el suelo frio é inanimado de
aquellas regiones.

Viniendo de Escoma para Suches, que como ya se ha dicho es un anejo de
Pelechuco, no hay que pasar por este lugar, al cual se deja á la
izquierda.

Los arroyuelos que toman su orígen en Suches, se dirigen al rio Cojata.
Este se reune despues al lago de Titicaca, cerca de Escoma.


PELECHUCO.

Pelechuco, cuyo nombre es una corrupcion de _puyo-cucho,_ que en lengua
quichua significa _rincon de niebla_, está situada á siete leguas de
Suches, sobre la vertiente este de la cordillera oriental. Esta es entre
las parroquias de la provincia la que se encuentra mas elevada sobre el
nivel de los mares. Efectivamente, apénas se ha pasado la estrecha
garganta de _Cololo,_ rodeada de nieves eternas, cuando en medio de
montañas escarpadas, sobre una pendiente rápida y peñascosa y á la
derecha de un torrente, se tropieza con el canton de Pelechuco. A mas de
que llueve en él frecuentemente, su posicion, tan próxima á las nieves
perpetuas, lo hace demasiado frio para que su morada pueda tener el
menor atractivo.

Nada tiene de notable este pueblo, edificado sin ninguna alineacion
sobre un terreno en declive, el cual se halla regado por un raudal de
agua escelente. Una parte de la poblacion se compone de indios quichuas,
ocupados sobre las alturas vecinas en la cria y el pastoreo de ganados,
que consisten en vacas, ovejas y llamas; ó en cultivar en los
alrededores algunos frutos de las regiones frias, como las papas y la
cebada, y algo mas abajo, en los valles templados, la racacha, los
camotes, los sapallos, la yuca ó mandioca y el maiz: siembran igualmente
estas mismas plantas en los valles cálidos, al mismo tiempo que el maní,
el arroz, los plátanos, los papayos, la gualuza, el tabaco, la coca, la
caña-dulce, el algodon y la piña, conocida mas comunmente fuera de
Bolivia bajo el nombre de _ananá_.

Si el temperamento sano de las dos primeras regiones permite que puedan
realizarse en ellas toda clase de mejoras, no se puede esperar otro
tanto de la region calurosa, en donde reinan, sobre todo en el fondo de
los valles, fiebres intermitentes que atacan con vigoroso encono á todos
los que fijan allí su residencia.

Por lo demás, siéndoles dobladamente mas fácil á estos indígenas el
ganar mucho dinero, con ir solamente á buscar sobre las montañas de
Motosolo, del fuerte de Amantala, de Yuncapampa y de los alrededores de
Tapi, la cascarilla en ellas tan abundante, descuidan casi enteramente
la agricultura, lo cual hace que los frutos de primera necesidad sean
escasisimos y muy caros. Hay otra porcion numerosa de indígenas, cuya
ocupacion consiste en conducir las tropas de llamas, con las cuales
trasportan los artículos, ya de importacion, como producciones naturales
de los otros puntos de la provincia, ya de esportacion como la quina,
etc.

La poblacion de Pelechuco, unida con la de Suches y la de los lugarejos
adyacentes, es de dos mil quinientas almas poco mas ó ménos.

Hallándose sobre el tránsito mismo de la única entrada de la provincia,
su posicion comercial no puede ser mas aventajada. Así pues, todas las
mercancias y los objetos de trueque llevados por los comerciantes, como
tambien todos los frutos de los demas cantones interiores, pasan
indispensablemente por su plaza: razon por la que el gobierno ha creido
conveniente colocar en este punto un recaudador de aduanas, dependiente
de la administracion principal de La-Paz.

El camino que se trae para venir de Suches á Pelechuco es el siguiente.
Se suben primero como tres leguas por los collados hasta el _alto de
Cololo,_ en seguida se anda una legua bajando la cuesta por un camino
nuevo; despues legua y media de collados practicando al fin una breve
ascension hasta Calantica; hay que bajar por último dos leguas y media
hasta la Garita, de donde solo falta una legua para llegar á Pelechuco.
Este camino muy mal atendido, y por el que se percibe, sin embargo, un
derecho de peage, seria muy fácil mantenerlo en un buen estado, por la
abundancia de toda clase de materiales, propios para el efecto, que se
encuentran allí tan á la mano. De Pelechuco hasta Pata que está al
nordeste, hay treinta y tres leguas de camino. Empieza este por la
costanera derecha del valle de Pelechuco, y sigue constantemente ya
bajando, ya subiendo del lecho de los rios á la cumbre de las lomas que
separan á estas dos poblaciones. He aquí para mejor inteligencia los
detalles de este camino, junto con sus distancias.

                                                         Leguas

Partiendo de Pelechuco, se sigue siempre en descenso
por la pendiente de las montañas hasta
llegar, despues de haber pasado por Piguara
y Lavanara, al rio de _Santa-Ana._                         6

Del rio de Santa-Ana se sube una cuesta de media
legua hasta _Gocotica_.                                      1/2

Luego se sigue por la ladera de la montaña hasta
_Pasto-Grande_.                                            1

Se baja de la montaña por pendientes muy ásperas
hasta llegar á _Taunaza_.                                  1

De donde solo falta practicar una bajada muy
fácil para ponerse en el rio de _Pilcobamba_.                1/2

Despues de haber pasado el rio, que no es sino un
torrente poco caudaloso, se trepa la montaña
hasta un sitio llamado _Huancapata_.                       1-1/2

Se baja en seguida por un camino pedregoso hasta
_Quichara_.                                                1-1/2

Practicando subidas y bajadas de poco tiro, se llega
á _Chamaljata_;                                            1

Y siguiendo por la ladera de la montaña, á _Culi_.           1/2

De allí, tan pronto subiendo tan pronto bajando
por las mismas laderas, á _Mamaljata_.                     2

De donde solo falta que bajar hasta el rio del
_Puente-Grande_, el cual, mas considerable que los
otros, se pasa en efecto por medio de un puente
de leños entretegidos y bien afianzados.                   2

Dejando el rio del _Puente-Grande,_ se suben algunas
cuestas, y se sigue por la ladera hasta _Paracorin_.       1

Se suben y bajan algunas pequeñas cuestas hasta
_Huayamacan_.                                              2-1/2

Se sigue despues por la ladera, y por cuestas poco
espaciosas, hasta al lugarejo del _Fuerte_.                1

Hay que subir una pequeña cuesta, y descenderla
en seguida, por un sendero de los mas escabrosos,
hasta _Sampulo_.                                           1

Se suben y bajan otras dos, cuyos caminos son
igualmente malísimos, hasta el rio de _Amantala_,
el cual bastante ancho, arrastra siempre un caudal
considerable de agua.                                      1

Del rio de Amantala se trepa una montaña por el
espacio de una legua, y se anda otro tanto, siguiendo
por su ladera, hasta llegar á _Ayapata_.                   2

Se baja luego á _Raqui-Raqui_.                             1

Despues el collado hasta _Santa-Rosa_.                     1

Hay que subir todavía á _Cuquiputa_.                         1/2

Y á _Cruz-Pata_ ó _San-José_.                                1/2

En seguida se baja, se sube y se anda por la ladera
de los collados hasta _Petiapo_.                           2

Despues de haber descendido al valle de Pata, se
camina una legua.                                          1

Y atravesando el rio del mismo nombre, lleno de
atolladeros, solo falta que subir otra legua para
encontrarse finalmente en el pueblo.                       1
                                                         _______

                        TOTAL                             33


PATA

Este canton, situado sobre una colina cubierta de plantas gramineas y de
tal cual boscage ralo, se compone de unas cuantas chozas puestas en
hilera: sus habitantes, que son los indios quichuas, alcanzan apénas al
número de ciento sesenta y cinco. Esta pequeña poblacion disfruta, en
medio del pais mas fértil del mundo, de un temperamento húmedo y
abrigado, muy agradable por lo tanto. A pesar de la carestía de agua que
se esperimenta, aun en la misma aldea, los lugares circunvecinos ofrecen
inmensos recursos, tanto para la cría de ganados, como para el cultivo
de las plantas tropicales. Las anchas playas del rio Tuyche qué está á
poca distancia, los bosques de sus orillas, las llanuras de Piliapo, la
quebrada de San-Antonio, y otros muchos parages donde los habitantes
usurpan á la accion constante de la vegetacion silvestre algunas
partículas de terreno para sus labranzas, prueban en efecto la grande
feracidad de aquellas regiones casi desiertas. Nada mas que con el
cultivo de la tierra, podria mantenerse allí una numerosa poblacion,
miéntras que al presente solo hay un puñado de hombres que se encuentran
perdidos, por decirlo así, sobre ese suelo virgen todavía.

Hoy los habitantes recogen la cantidad suficiente para ellos, de arroz,
de maiz, de yucas, de bananas, de caña dulce y de maní; mas su comercio
consiste solamente en un poco de arroz y de tabaco, que suelen cambiar
por géneros y vestidos. Hay algunos, sin embargo, que prefieren ir á
esplorar las selvas para recoger las producciones naturales, como la
cascarilla, la copaiba, el estoraque, el incienso y el copal. Estos
indígenas se ocupan tambien en la pesca de sábalos y de bagres que
abundan en el rio Tuyche, así como en cazar los innumerables pájaros,
los monos de diversas especies, los venados, ó mil otros cuadrúpedos que
andan errantes por los bosques.

Las colinas podrian ciertamente proporcionar el alimento necesario para
el pastoreo de numerosas tropas de ganado vacuno; pero actualmente no
poseen los habitantes arriba de treinta vacas, por los estragos que les
causan los tigres[1] tan abundantes en aquellas comarcas, y los que no
pudiendo perseguir libremente en la estacion lluviosa sus presas
selváticas, se van á los lugares altos, donde para alimentarse tienen
que atacar á los ganados.

[Nota 1: _Felis onca_.]

Pata se encuentra siete leguas al este sudeste de Santa-Cruz de
Valle-Ameno: para encaminarse de aquel á este último punto, se toma una
senda trazada para las mulas, llevando el itinerario siguiente:


                                                          Leguas.

Partiendo de Pata se sube por una pendiente fácil
hasta _Huichu-huichu._                                     1-1/2
Se sigue luego la ladera de la montaña hasta _Tentacion_.  1-1/2

En seguida se baja por un camino muy malo hasta
  _la Palizada_.                                             1/2

Hay despues un llano pantanoso y lleno de hoyos,
  en el cual han tenido que colocar multitud de
  troncos atravesados para facilitar la circulacion:
  sin embargo, la mala construccion de este camino
  y el poco cuidado que se tiene de él, hacen
  que su tránsito sea muy dificultoso para las mulas,
  sobre todo en la estacion de las lluvias. Atravesando
  este llano se llega á _San-Juan-Pampa_.                  3

De donde no hay sino una mala calzada que andar
  para ponerse en Santa-Cruz de Valle-Ameno.                 1/2
                                                        --------
                                  TOTAL leguas             7


Doce leguas al norueste de Pata se encuentra su anejo de Moxos: para
transportarse á este lugar hay que atravesar el rio Tuyche, siguiendo
despues por las montañas hasta llegar á un valle, en el cual está
situada la aldea.


MOXOS.

Edificada sobre una colina cubierta en partes por plantas gramineas,
esta aldea cuyos alrededores son fértiles y muy propios para la labranza
de la tierra y para la cria de ganados, sobre todo en los valles y las
quebradas, reune por lo visto poco mas ó ménos las mismas circunstancias
en que se encuentra su parroquia: pero aunque su poblacion no es tan
crecida como la de esta, pues que solo consta de ciento veintidos almas,
su posicion es mucho mas ventajosa con respecto á las condiciones de
existencia. Colocada efectivamente en un sitio mas elevado, sus valles
pueden producir las plantas tropicales, y sus montañas circunvecinas las
plantas de las zonas templadas, tales como el trigo, las papas, etc. Los
llamas, estos dóciles cuadrúpedos, penetran hasta Moxos llevando las
mercaducarías, lo cual es una ventaja mas para el comercio, siendo el
costo de las mulas mucho mayor.

Pudieran tambien criarse allí ganados con grande provecho; así como
estenderse los trabajos de laboreo y de lavaderos de oro sobre las
montañas mas inmediatas á la cordillera.


APOLO-BAMBA[1].

El pueblo de Apolo, hoy dia capital de la provincia, fué fundado á
mediados del siglo anterior por los misioneros franciscanos, que
reunieron en aquel punto á los indígenas de la nacion apolista, y
formaron una mision, la cual habiendo sido adherida en el año de 1800 á
las otras poblaciones comarcanas, vino á componer la provincia de
Caupolican.

[Nota 1: _Bamba_ es una corrupcion de _Pampa_, que en lengua quichua
significa _llanura_.]

Apolo se halla situado en el centro de una llanura ligeramente ondeada y
cubierta de plantas gramineas. Esta llanura, limitada al sud por unas
montañas á las que sus valles y los recodos que estos forman, dan un
aspecto muy pintoresco, tiene como de cinco á seis leguas de ancho, y su
largo se estiende de norte á sud, como de doce á catorce, figurando un
cuadrilongo. Al este se levanta, semejante á una pared, una grande
montaña que se dirige de norte á sud, y á la que por su mucha elevacion
se ha denominado _Altuncama_. Hay al oeste una colina baja, interpuesta
entre las llanuras de Apolo y las de Santa-Catalina que vienen á ocupar
la parte oeste y sudoeste. Este último valle horizontal, que tiene doce
leguas de largo sobre cinco de ancho, está cubierto en parte de
_pajonales_, y lo atraviesa el rio Tupili, cuyas orillas se ven
adornadas de anchurosos y espesos bosques, los cuales contrastan de tal
manera con lo raso del resto, que parecen haber sido plantados por la
mano del hombre.

El pueblo está formado de tres grupos distintos. El primero se encuentra
situado ántes de pasar el rio, y se compone de casas diseminadas: en
este grupo, que se llama la parcialidad de la Concepcion, es donde se
hallan establecidos los mercaderes de toda especie de frutos, y á
quienes los habitantes nativos dan en su lengua particular el nombre de
_mataguas_, es decir, forasteros. El segundo grupo, colocado en el
centro y sobre un ligero promontorio de greda rojiza, está de la otra
parte del rio, y encierra la casa consistorial, la iglesia parroquial y
el convento de los franciscanos, cuya fachada que mira al este, da sobre
una plaza en la que los lados norte y sud se componen de varios
edificios, y la parte del este, frontera al convento, de una serie de
casas habitadas por los indígenas: estas casas, cada una de las cuales
tiene una sola puerta y como de quince á veinte varas de largo, se
hallan colocadas sobre la colina en forma de anfiteatro, de suerte que
desde el convento se descubre todo cuanto pasa en el interior de ellas.
Tal era el modo como las habian dispuesto los franciscanos, con el
objeto de estar á la mira de todos los pasos de los indios, y de poder
velar sobre sus acciones. En aquel entónces, los comerciantes que venian
á la provincia, estaban obligados á hospedarse en el convento para
efectuar sus trueques en presencia de los religiosos. Un arroyo separa
esta segunda parte, del tercer grupo que se encuentra situado sobre el
camino de Aten, y dispuesto en el mismo órden que acabamos de ver en
aquella.

La temperatura de Apolo es agradable y sana; sin embargo, como sus
llanuras dejan libre acceso á todos los vientos, el aire viene á ser mas
seco que en Santa-Cruz. Allí se cultivan los mismos frutos que en los
otros distritos; pero la coca es el solo objeto importante del comercio
de trueque. Tambien hay en Apolo como de dos mil á dos mil quinientas
cabezas de ganado, y si fuesen sus habitantes algo mas hacendosos y
prolijos, tendrian ciertamente todo género de bienes en abundancia. Un
solo hecho bastará para justificar este aserto, por lo tocante á la gran
procreacion de los ganados. Un indio llamado Pedro Chambi, habia reunido
con el producto de su industria unas quince vacas, á cuya cria
dedicándose luego con esmero, llegó de tal modo á multiplicarlas, que
fuera del gran número vendido por él mientras vivió, aun dejó en 1828,
al terminar sus dias, como mil cabezas. Se ve pues que con algun cuidado
las llanadas y las colinas podrian fácilmente cubrirse de ganados, tanto
vacunos como lanares, y aun acaso de caballares. Seria igualmente
posible que las montañas de Altuncama, en vista de su elevacion,
produjesen la viña y las papas.

La estraccion de la cascarilla ha modificado algun tanto la manera de
ser de estos habitantes, enseñándoles á estimar el valor positivo de las
cosas, y dándoles una idea del dinero. Por el comercio de este
específico han llegado á conocer tambien otros muchos objetos, que les
eran enteramente ignorados, y con cuya posesion disfrutan hoy en dia de
mayores comodidades. Si hubiese continuado este comercio, no hay la
menor duda que los habitantes de Apolo estarian ya bastante avanzados en
el camino de una civilizacion, contra la que luchan incesantemente
aquellos que se han constituido en directores de estos indígenas, bajo
el necio pretesto de que la relacion comercial con los estrangeros
corrompe sus costumbres. Aunque pueda esto verificarse algunas veces, no
por eso se han de negar las inmensas ventajas que necesariamente debe
traer consigo la frecuencia de estas relaciones. El natural de estos
habitantes, indígenas todos ellos de la nacion apolista, y cuyo número
no pasa de dos mil setecientos setenta y cinco, es el mas apacible, y
dócil: amantes de los placeres, buscan ante todo las diversiones. Las
numerosas festividades del cristianismo, aumentadas todavía por los usos
locales, les proporcionan frecuentemente la ocasion de reunirse para
entregarse á las dansas alegres y jocosas, estimuladas por las repetidas
libaciones de aguardiente, del cual abusan algunos hasta privarse de la
razon. Tal es el modo como pasan la vida, sin pensar en ocuparse, ni en
su porvenir, ni en el de sus hijos, confiados probablemente en la
riqueza natural del pais, cuyos productos bastan para la satisfaccion de
sus necesidades. Con un carácter vivo y ligero, tienen muchísima
habilidad para imitar cuanto se les presenta: así es que reunen todas
las cualidades que los hacen susceptibles de civilizarse, mas ántes,
quizas que las mismas naciones indígenas de los Andes. Falta únicamente
para que pueda esto llevarse á cabo, que algunos hombres benévolos,
despojándose de sus intereses particulares, quieran consagrarse al
desarrollo de las facultades intelectuales de estos Indios y á su
educacion social, gobernándolos moral y físicamente.

Al sudeste de Apolo se encuentra el pueblo de Aten, que dista nueve
leguas por el itinerario siguiente:

                                                        Leguas.

Saliendo de Apolo, se anda por la llanura hasta
_Puente-Chico_.                                            1

De aquí hasta _Puente-Grande_.                             2

Y hasta llegar á _Pampa-Tupili_.                           3

Se sube luego la cuesta de _Chímasacro-Grande_,            1

En seguida se baja, de ella y se toma la falda de la
montaña hasta _Chímasacro-Chico_.                          1

Y se anda finalmente hasta Aten.                           1

                                                        --------
                                                     TOTAL 9


SANTA-CRUZ DE VALLE AMENO.

Su deliciosa posicion le ha hecho merecer á Santa-Cruz el sobrenombre de
_Valle-Ameno._ Nada efectivamente puede haber de mas encantador, de mas
pintoresco y alegre que sus alrededores, ni que sea mas apacible y
risueño que su morada. Situado en un llano, sobre una pendiente apénas
perceptible que se inclina al sud, y al pié de un cerro de forma cónica,
este pueblo se halla tambien circundado por colinas bajas, pero que van
levantándose gradualmente hácia el norte hasta llegar á formar altas
montañas, las que se ven coronadas de palmeras cuyo elegante follage se
entremezcla con las copas gigantescas de los árboles mas robustos. El
contraste que presentan los llanos con las colinas cubiertas de una
vegetacion primorosa y variada, la corriente del rio de Santa-Cruz que
atraviesa el conjunto de este cuadro, esparciendo un saludable frescor,
todo en fin concurre para hacer que este lugar sea el punto mas
agradable de la provincia.

Aunque pequeña, pues que solo contiene novecientos cuarenta y un
habitantes, parte de ellos de la nacion apolista, la parroquia de
Santa-Cruz es muy aseada, y mirando sus bellísimos contornos, fácilmente
se desvia la atencion de la irregularidad de sus calles y edificios. El
terreno que la circunda produce con abundancia todos los frutos de la
zona tórrida; así es que sus habitantes son todos labradores, y no
solamente recogen lo suficiente para su consumo, sino que hacen tambien
algun comercio con lo que les sobra; para lo cual ponen á curar al aire
y al sol los frutos del plátano, cortándolos primeramente en tiras ó
tajadas largas, que despues de secas se trasforman en escelentes
orejones. Preparan asimismo el tabaco y la coca, y todos estos productos
vienen á servirles para operar sus trueques, á falta del dinero
amonedado, que aun no ha entrado allí en circulacion. Se ocupan
igualmente los moradores de Santa-Cruz en la cria del ganado vacuno, lo
que se consigue con muchísimo provecho sobre las colinas. Hay épocas en
que se dedican activamente al acopio de la cascarilla, esplorando los
bosques de las montañas vecinas; pero se encuentran estos ya tan
destruidos, que al presente se ven obligados á correr diez ó doce leguas
para llegar á encontrarla. En cuanto á la pesca y á la caza esta comarca
es tan abundante como la de Pata, y sus producciones naturales son
enteramente las mismas: se ha descubierto, sin embargo, en los bosques
de Santa-Cruz, una infinidad de maderas de ebanistería las mas finas y
hermosas, tales como el guayabo, el granadillo, etc.

En resúmen, si esta poblacion quisiese aprovechar todos los recursos de
que se encuentra rodeada, dedicándose con mas ahinco, á la cria de los
ganados, á la agricultura en el seno de esa tierra tan fértil y en donde
la naturaleza le brinda sus tesoros á manos llenas, á la estraccion
juiciosamente graduada de la cascarilla y al laboreo, en fin, de las
minas de oro y de plomo, que se dice haber en la sierra de Santa-Clara,
no hay duda que conseguiría duplicar sus riquezas; mas para esto seria
preciso vencer primero esa apatía natural, que conduce á estos indígenas
á no trabajar sino lo muy medido para procurarse las cosas
indispensables á la existencia. Verdad es tambien que fuera menester,
para mover y activar su ambicion, una poblacion mas numerosa y mercados
de esportacion mas estendidos.

Santa-Cruz era un lugar muy salubre hasta el año de 1830, en que ya
empezaron á sentirse algunas enfermedades, desconocidas hasta entónces,
y las que atacaban con rigor á los habitantes. Hoy en dia las fiebres
intermitentes han asentado allí su dominio. Algunas personas han creido
que provenia esto de la introduccion de árboles pertenecientes á los
valles calurosos[1]; pero segun mis observaciones sobre la provincia del
_Valle-Grande[2],_ pienso que semejante cambio es mas bien debido al
desmonte causado por los incendios, que los habitantes tienen la
costumbre de promover cada año con el objeto de renovar la yerba de los
llanos y de las colinas. Lo cierto es que muchos lugares, muy sanos en
otro tiempo, se hallan al presente invadidos por esa peste destructora,
que va en aumento á medida que el desmonte se estiende. Es pues un deber
del gobierno el tomar alguna sabia medida para cortar los progresos de
semejante mal, y mejorar en lo posible los lugares inficionados.

[Nota 1: Esta es la opinion de uno de los autores de las notas
manuscritas, que poseo sobre la provincia.]

[Nota 2: Mas adelante detallaré con amplitud estas observaciones.]

Santa-Cruz está situado al oeste sudoeste de Apolo-Bamba. Para venir á
este lugar se andan cinco leguas por el itinerario siguiente:

                                                         Leguas.

Se sube la cuesta de _Santa-Teresa_.                       1

Se baja despues esta, hasta _Huilipisa_.                   1

Y se sigue luego por un llano hasta _Bacqueria_.           1

De donde hay que andar, por un terreno igual,
hasta llegar á Apolo.                                      2
                                                         ________

                                                   TOTAL   5


ATEN.

Este pueblo, antigua mision de los franciscanos, se halla situado en
medio de montañas, en una hondonada bastante igual, y sus casas, aunque
regulares, están desparramadas. Su clima es caliente y húmedo, muy sano
por consiguiente, á pesar de las lluvias que caen allí con frecuencia.
Su cultivo, sus producciones y su comercio son de la misma naturaleza
que en Apolo: críanse tambien algunos ganados en las llanuras herbosas
de Tupili.

El número de sus habitantes alcanza poco mas ó ménos á mil treinta y
tres; estos indígenas pertenecen á una nacion diferente de la de los
Apolistas, y hablan la lengua tacana, tal vez una de las mas chocantes y
duras, así como de las mas guturales de América. Su carácter, análogo al
lenguaje, es irascible, tenaz, lleno de altanería, y muy poco alegre;
son sin embargo mas inclinados al trabajo que los Apolistas, sobretodo á
la agricultura y á las correrías escudriñadoras en el seno de las
florestas. Cada individuo de esta poblacion, como ya hemos dicho en otra
parte, está obligado á construir él mismo, sin ayuda de otros, la casa
que mas tarde ha de habitar con su familia; si llega á faltar á esta
costumbre, probablemente conservada desde su estado salvage, se llena de
oprobio, despojándose de la dignidad de hombre. En estremo pródigos y
amigos de la ostentacion, y ansiando siempre poder adquirir ornamentos
lucidos para engalanarse ellos y sus mujeres, no hay trabajos, por
penosos que sean, que no estén dispuestos á emprender á fin de
procurarse tal satisfaccion. Prefieren sobre todo los vasos y demás
vajilla de plata, para colocarla como un adorno sobre sus mesas, ó las
vestimentas estrañas, cubiertas de galones y de bordados relucientes,
con que se componen para salir á las procesiones del culto católico,
tratando de distinguirse de los demás por lo brillante y singular de
tales arreos.

Las facciones de los Atenianos son bastante toscas, sin que haya en esto
diferencia alguna entre ámbos sexos: tienen la nariz corta y chata, la
tez demasiado trigueña, y casi todos ellos están salpicados de manchas
blancas por el cuerpo y en la cara, lo que contribuye á darles un
aspecto muy estraño.

Un episodio de la historia de la provincia, particular á Aten, hará
conocer la índole de sus habitantes[1]. En 1811, en consecuencia de
haber sido derrotado por los Españoles el destacamento del ejército
patriota, que bajo las órdenes del general Pinelo se encaminaba del
Cuzco hácia La-Paz, el doctor Muñecas, secretario de aquel jefe y
eclesiástico de mucho mérito, se refugió con algunos otros oficiales y
patriotas en el valle de Larecaja, donde logró con su influencia
sublevar en tropel á los habitantes contra los Españoles. Despues de una
lucha larga y encarnizada, despues de haber combatido con un valor
heroico por la causa de la libertad y de la independencia, estos
soldados improvisados habiendo sido finalmente vencidos por las tropas
aguerridas y ordenadas de los Españoles, vióse forzado Muñecas á dejar
Larecaja, de donde se encaminó, con algunos de los suyos, por el rio
Iuyo hasta Aten. Inmediatamente sublevó á los indios atenianos y logró
con ellos apoderarse de Apolo. Los Españoles, que no lo perdian de
vista, poco tardaron en mandar tropas para combatirlo. El capitan D.
Agustin Gamarra fué comisionado para esta empresa; y habiendo llegado á
vencer en todos los encuentros á los patriotas, tan inferiores en
número, tan poco aguerridos, y desprovistos enteramente de armas, se
aprestaba para la toma de Aten, que debia coronar su triunfo. Doce
Atenianos, mandados por el capitan Pariamo, no pudiendo resistir en
campo raso á cien soldados de tropa veterana y á quinientos flecheros,
se emboscaron á distancia de una legua del pueblo, en un espeso monte[2]
que se halla situado sobre una colina, resolviéndose á morir allí ántes
que rendirse al enemigo. Despues de un combate de dos horas, el capitan
Pariamo fué el único que llegó á salvarse, y Gamarra, que se vió dueño
del campo, siguiendo la costumbre de los Españoles, empezó por castigar
de la manera mas atroz á todos aquellos que él suponia haber tomado las
armas para alistarse en el ejército patriota.

[Nota 1: Este interesante pasage pertenece al señor Acosta, que ha
tenido la bondad de comunicármelo.]

[Nota 2: Este bosque, uno de los mas impenetrables, ha recibido por esta
circunstancia el nombre de _Ecoto-sacho_, que quiere decir montón
cerrado de árboles.]

Aumentándose las persecuciones de dia en dia, y cada vez con mas rigor,
un indígena llamado José Pacha, que era uno de los mas comprometidos,
propuso á veinte ó treinta familias el abandonar sus moradas para ir á
buscar la quietud en lo mas escondido de las selvas. Esta poblacion
emigrante se alejó pues, conducida por Pacha, en busca de un recinto
donde no pudiese llegar á ser descubierta; y habiendo traspasado los
desiertos, finalmente se detuvo en una hondonada, á la que dio el nombre
de _Irimo:_ en este lugar, situado como doce ó catorce leguas al este de
Aten, permanecieron estos indios mas de siete años sin que se les
pudiese descubrir. Como el cauto Pacha habia tenido gran cuidado de que
se tomasen todas las medidas necesarias, nada le faltaba á la nueva
colonia. Para poder vestirse plantaron algodon, y mientras que se
ocupaban los hombres en la caza y en labrar las tierras, las mujeres
tejian y cuidaban de las faenas caseras. Pacha, que se constituyó jefe
de la colonia, estableció una policía interior muy severa, distribuyendo
los empleos segun la edad y los sexos; y todos los trabajos se hacian en
comun, alternándose de modo que los que un dia se ocupaban del cultivo,
al siguiente iban á la caza, y vice versa; así es que todos los
productos se repartian por igual, como si no hubiese mas que una sola
familia.

Para no renunciar á la religion católica, los moradores de esta pequeña
república construyeron una capilla, colocando en ella algunas imágenes
de santos, que hablan tenido cuidado de traer tambien consigo en su
emigracion. Pacha, investido ya de los poderes civiles, quiso reunir á
ellos el desempeño de las funciones religiosas: él era quien bautizaba,
quien santificaba los matrimonios y enterraba los muertos, siendo á la
vez el cura, el juez y el legislador de su colonia. Entre las medidas
rigurosas tomadas por él, para no ser descubiertos, habia dictado una
ley, la cual mandaba que fueran enterrados vivos todos aquellos que,
bajo cualquier pretesto, llegasen á ponerse en contacto con los
habitantes de Aten; así es que pudieron vivir ignorados por tan largo
tiempo, sin que nadie fuese tan imprudente y audaz para quebrantar una
ley de esta naturaleza, y cuya infraccion traia en pos tan horribles
consecuencias. Hubo, sin embargo, una circunstancia que vino á ponerlos
al cabo en descubierto.

Aconteció que una muchacha de trece años de edad, hija de un Manuel
Cito, cuya familia se componia de su muger y de esta sola niña, habiendo
muchas veces oído hablar del gusto sabroso que da la sal á los
alimentos, concibió el deseo, y con este el proyecto, de procurarse esta
sustancia. Sin que sus padres se apercibiesen, escapóse del lugarejo y
tomando la direccion de Aten, llegó á este pueblo, donde, sin ser vista,
se introdujo en una casa aislada, y apoderándose de toda la sal que pudo
encontrar, volvió á Irimo con el producto de su robo. Durante su
ausencia, que fué de tres dias, el vigilante jefe no dejó de apercibirse
de la falta de la muchacha, practicando mil pesquizas para saber de su
paradero, é instando estrechamente á los padres para que le dijesen qué
era de ella. En medio de estas investigaciones se aparece la joven
fugitiva; y por el contenido de su carga se descubre que venia de Aten,
donde, por otra parte, ella misma confesó haber estado. Inmediatamente
mandó Pacha que la castigasen con todo el rigor de la ley; pero en el
momento de la ejecucion, todos los habitantes reunidos imploraron su
gracia con tanta instancia, y la pobre niña hizo tantas protestas, que
al fin otorgóle el jefe su perdón. A los seis ó siete meses, enteramente
olvidada de que habia escapado á la muerte, tentó una segunda escursion
con el mismo fin, y habiéndola hecho espiar Pacha por todas la
direcciones con la órden terminante de aplicarle las terrible pena
decretada por él, fué prendida cuatro dias despues, y ni sus lágrimas,
ni su desesperacion pudieron enternecer á sus aprehensores, que la
hicieron pasar incontinenti por el horrendo suplicio de ser enterrada
viva.

Los infelices padres, sobrecogidos de horror á la nueva de tal
acontecimiento, huyeron precipitadamente de Irimo, y fueron á Aten á
quejarse al juez del espantoso castigo que acababa de sufrir su hija;
poniendo así en descubierto la mansion de Pacha. Ordenó la autoridad que
inmediatamente se aprehendiese á este, lo cual así que se efectuó, se le
condujo á La-Paz para ser juzgado; pero se tardó tanto en ajusticiarlo,
que en 1823, cuando esta ciudad cayó en poder de los patriotas, Pacha se
vió comprendido en el indulto general y pudo entónces volver á su pais.

Irimo existe todavía, y se compone de las mismas familias, sometidas al
presente á la jurisdiccion civil y eclesiástica de Aten. Sus habitantes,
por la grande fertilidad del terreno disfrutan de todas las comodidades
de la vida, bajo un temperamento suave y en una posicion deliciosa.

Las aguas del rio de Aten van á reunirse al Mapiri, uno de los
tributarios del Beni: por lo demás, esta es la sola corriente del centro
de la provincia que no se dirige al Tuyche.


PARTIDO CHICO Ó PUEBLOS INTERIORES.

Bajo esta denominacion reunen generalmente las poblaciones del interior,
tales como San-José de Chupiamonas, Tumupaza, Isiamas y Cavinas,
separadas todas ellas, por inmensos desiertos, de las que acabamos de
examinar. Voy pues á describir tambien estos pueblos, misiones antiguas,
fundadas igualmente, como queda dicho, por los padres franciscanos.


SAN-JOSÉ DE CHUPIAMONAS.

Saliendo al estenordeste de Apolo, y atravesando por caminos
espantosos, llenos de peligros de todo género, en medio de unos
desiertos sin término, y al cabo de treinta y ocho leguas de una marcha
penosísima, se llega finalmente á San-José de Chupiamonas, que ha tomado
su nombre de un rio cuyas aguas rojizas van á reunirse, no léjos de
allí, con las del rio Tuyche. El pueblo compuesto de setenta y tres
indígenas, en todo semejantes á los Atenianos, y que hablan la misma
lengua, está situado cerca de la confluencia que forma el mencionado rio
con el Tuyche, el cual es tan ancho en aquel punto, que es menester
pasarlo en balsas: así es que los habitantes son muy útiles á los
viageros y á los comerciantes, ocupándose en pasarlos de una banda del
rio á la otra. En razon del número tan escaso de sus habitantes, se
habia pensado en reunir esta poblacion con la de Aten; pero las justas
reclamaciones de los negociantes la han hecho conservar como un punto
indispensable para el comercio.

La temperatura de San-José es muy cálida, sin que por esto se conozcan
allí en manera alguna las enfermedades: su morada no puede ser mas
agradable, pues parece que la naturaleza se hubiese complacido en
derramar sus dones en aquellos lugares salvages, con una prodigalidad
digna de la tierra de promision. El estrangero que llega á San-José
quéda pasmado de admiracion al contemplar una vegetacion tan hermosa, y
la variedad infinita de frutos que allí abundan. Efectivamente sus
bosques ofrecen por todas partes la vainilla, el aceite de copaiba,
recinas, cortezas aromáticas, gomas, la cera y la miel de abeja y
multitud de plantas medicinales. Críanse allí espontáneamente los frutos
mas esquisitos, y entre ellos el cacao, que sin ser plantado crece
silvestre por todas partes dando abundantes cosechas. La caza ofrece
cantidad prodigiosa de pájaros y de cuadrúpedos: entre estos pueden
citarse la gran-bestia, el oso-hormiguero, los perico-ligeros, muchos
venados y javalíes, y una especie de cerdos muy pequeñitos, que llaman
en el pais _quebo-queres_. El Tuyche abunda tambien en pescados. Por
último, esta tierra extraordinariamente fértil produce arroz, maiz,
yucas, maní, bananas, ananáes, algodon y caña-dulce; mas todas estas
producciones sirven tan solo para el consumo de la poblacion, y de
ninguna manera para el comercio.


TUMUPAZA.

Doce leguas al nordeste de San-José, sobre una ligera colina compuesta
de pedregales blanquiscos y en medio de un campo horizontal, cubierto de
bosques ó de pequeños herbazales, se encuentra situada la mision antigua
de Tumupaza[1], convertida al presente en una parroquia. Cuando por los
meses de agosto, setiembre y octubre sube uno sobre las colinas,
apercibe á lo léjos, sobre muchos puntos diferentes, la humareda
producida sin duda por los fuegos de los salvages, que viven
desconocidos hasta hoy, en esos lugares tan fértiles circunvecinos á
Tumupaza. Esta parroquia, compuesta de ochocientas-ochenta y cinco
almas, reune, con respecto á sus producciones de cultivo y naturales,
absolutamente las mismas circunstancias que San-José.

[Nota 1: _Tumu-paza_, en lengua tacana, significa piedra blanca.]

Estos Indios, pertenecientes á la nacion tacana, son bien constituidos y
elegantes de talle, tienen el cabello negro y muy fino, la cara regular
y la tez de un blanco pálido; su fisonomía es agradable y espresiva, y
todo anuncia en ellos la alegría. Son por lo demás muy sóbrios: todo su
vestido consiste en una túnica hecha de un tejido de algodon, la cual
les cae hasta las rodillas, y no tiene sino medias mangas: andan siempre
descalzos, y tampoco se cubren la cabeza. Las mujeres son muy aseadas, y
gustan mucho de los afeites: queriendo sacar á la naturaleza, á este
respecto, de sus límites ordinarios, desde su juventud empiezan á
ponerse brazaletes y ligas de tejidos de algodon, para modificar por
este proceder sus brazos y piernas, y aparecer mejor formadas de lo que
son. Tambien se adornan el cuello con corales falsos, y son tan
exageradas en este punto, que si les fuera posible llevarian sobre sí un
almacén de semejantes atavíos. Vístense lo mismo que los Indios con una
túnica de algodon, pero sin mangas, á la que dan el nombre de _dapi_.
Esta túnica, blanca, azul ó roja, la reemplazan, cuando pueden, por un
vestido de zaraza floreada á grandes ramages y de fondo punzó: andan
igualmente descalzas. Todo el haber de una familia consiste, por lo
demás, en una casa, en algunos utensilios de cocina, en instrumentos de
caza, como el arco y las flechas, en dos ó tres túnicas, en otras tantas
dapis, y en algunas mantas, con que se cubren al acostarse sobre el
suelo desnudo.

Los terrenos de Tumupaza son muy productivos; pero la falta de comercio
hace que sus habitantes no cultiven sino lo muy preciso para satisfecer
sus necesidades. El dinero[1] no es aun conocido entre ellos,
reemplazándolo hasta el presente, para procurarse los objetos que
necesitan, sus frutos que dan en cambio. El escelente cacao[2], que se
cria silvestre hoy en dia por todas partes, puede suministrar lo
suficiente para dar abasto á las ciudades mas populosas. Los Españoles
creian que, plantado primitivamente este vegetal, habia sido
desparramado entre los bosques por los innumerables monos que en ellos
abundan: como quiera que sea, él cubre actualmente superficies inmensas,
y la sola faena de recogerlo rendiria un producto anual considerable. A
pesar de esta abundancia, que va continuamente creciendo por la
estension que toman los cacahuales, los indígenas solo recogen lo que
les basta para pagar la contribucion personal de seis libras de cacao en
pepita por año, para darle su racion de ocho libras al cura, á mas,
como de diez á quince libras para trocarlas por los vestidos necesarios
á la familia: lo restante, es decir, millares de libras se pierden todos
los años, quedando abandonadas á los pájaros y otros animales
selváticos. Es muy fácil comprender que hay sin embargo un motivo, para
que no quieran los habitantes recoger lo sobrante del cacao: esto es,
porque el cura ó el alcalde no los fuercen á llevar sobre las espaldas,
por el espacio de sesenta ó ochenta leguas hasta la capital, el acopio
de estos frutos. Efectivamente, estos pobres desgraciados son las solas
bestias de carga de su pais, y se les fleta de igual modo que á las
mulas: cada hombre tiene que llevar, junto con sus víveres, treinta y
tres libras de carga, en una cesta llamada _chiquito_, por un salario
tanto mas mínimo cuanto que se paga en mercancias, y que no representan
estas sino la mitad del valor real. Cuando hacen estos viajes de
transporte, por cuenta del estado ó en servicio del cura ó del alcalde,
se les retribuye con la cantidad de _catorce reales_; y cuando lo hacen
por cuenta de los comerciantes reciben _tres pesos_ partiendo de
Tumupaza, y _tres y medio_ desde Isiamas.

[Nota 1: Designan la plata bajo el nombre de _chipilo_]

[Nota 2: Véase la lámina 2]

Es evidente que la onerosa ocupacion que en la actualidad pesa sobre
estos infelices, no solamente los entorpece y los hace echar ménos su
estado salvage, en el que siquiera se veian libres, sino que contribuye
tambien á paralizar uno de los ramos mas productivos del comercio de la
república.

Si en el estado actual se ocupasen mas activamente los habitantes en la
cosecha del cacao, llegarian á centuplicar sus recursos; pero para esto
seria menester, ante todo, abrir caminos practicables para las mulas, ó
emprender la navegacion por el Tuyche. Una pequeñísima parte del año
invertirian en esta faena, pudiendo dedicar el resto al tejido de los
algodones, para no tener que pagar un duro por la vara de esos malísimos
géneros de algodon que les llevan los comerciantes.


ISIAMAS.

El pueblo de este nombre, antigua mision de los franciscanos, se halla
situado diez y nueve leguas al nornordeste de Tumupaza, en el seno de
una inmensa llanura entrecortada por bosques y pajonales. El puesto
central que ocupa relativamente á los otros pueblos interiores, le hecho
merecer la preeminencia de capital del Partido-Chico, y es por lo tanto
un vicariato distinto del de Apolo.

En cuanto á la agricultura y á la caza, Isiamas goza de los mismos
privilegios que Tumupaza: hay ademas en su distrito una especie de
ciervos muy grandes, y suele ser tambien mucho mayor el producto de su
pesca en el rio Beni, el cual solo dista de allí, cuando mas unas trece
leguas hácia el este. Todos los años, por los meses de agosto y
setiembre, bajan los indios á este rio, para recoger gran cantidad de
huevos de tortuga, que se encuentran con prodigiosa abundancia sobre sus
orillas. Pescan igualmente en los vecinos rios de Tequije y de Itaca, y
en una infinidad de estanques y de charcos que se forman cuando los rios
salen de madre.

Los habitantes de esta poblacion, que asiende al total de mil ciento
setenta, pertenecen á la nacion tacana, y tanto sus costumbres como sus
trajes los asemejan enteramente á los Tumupaceños.

Los bosques de Isiamas están llenos de árboles cuya madera es muy
estimada para la ebanistería; podemos citar entre ellos el jacarandá y
la caoba: hay tambien allí multitud de árboles resinosos, tales como el
sandragon, y de plantas oleaginosas como el _tumijojo_ (nombre
equivalente á _pepita de piedra_) que es una palmera, cuyos cocos
sumamente duros, contienen almendras llenas de aceite: este se estrae
solamente para alimentar las lámparas de las iglesias, y muy rara vez
para el comercio. Sacan tambien el aceite de otras especies diversas de
palmeras, como del _comoruru_, por ejemplo, que tiene la corteza
espinosa, y de la _tuema_ y del _asajo_. Esta última es la que de
preferencia plantan, hasta en las mismas poblaciones, cerca de las
casas; en donde se suelen ver igualmente algunos tamarindos.

Es poco notable la cria de ganados en Isiamas; se encuentran allí, sin
embargo, algunos caballos.


CAVINAS.

Esta parroquia, situada á una distancia inmensa de Isiamas[1], es la
última mision que se encuentra al norte de la provincia. Partiendo del
pueblo que acabo de nombrar, se llega á Cavinas navegando por el rio
Beni, el cual pasa hácia el este á poco trecho de este lugar. Aunque
seria muy fácil entablar por tierra una comunicacion, abriendo un camino
en medio de los llanos, no hay duda que la navegacion es preferible,
siempre que se sustituyan á esas balsas formadas de troncos amarrados,
de que se sirven actualmente, embarcaciones cómodas y regulares.

[Nota 1: El autor de una nota dice que esta distancia es de cien leguas,
lo que me parece demasiado.]

El pueblo de Cavinas, habiendo sido reducido posteriormente á las otras
parroquias, se halla exento de pagar tributos; su poblacion compuesta de
Tacanas, en el número de mil, no tiene mas gefe que su cura, quien está
encargado de regirlos tanto en lo espiritual como en lo civil; él es
quien conduce sus frutos para cambiarlos por los objetos que ellos
desean. Por lo demas, este distrito cuenta con las mismas producciones
que Tumupaza, habiendo de particular en él, un árbol gigantesco, que
produce cierta especie de almendras contenidas por grupos en una cáscara
muy gruesa. Las llanuras servirian ventajosamente para la cria de
ganados, si no fuera la inmensa muchedumbre de murciélagos[1] que se
ceban por las noches en chupar la sangre á los pobres animales, siendo
esto hasta el presente un grande obstáculo para su progreso.

[Nota 1: Especie perteneciente al genero de los vampiros.]

El rio Madidi, que toma su orígen cerca de Carabaya (en el Perú) pasa
hácia el norte de Cavinas y no léjos del pueblo, el cual se halla
precisamente construido sobre el ángulo muy agudo formado por la reunion
de aquel rio con el Beni.

La posicion tan apartada de esta poblacion la pone cuasi en contacto con
muchas tribus todavía salvages, pero que se encuentran en las mejores
disposiciones para convertirse al cristianismo. Ya en 1830, setenta
indios de esas tribus vinieron por su propia voluntad á someterse al
régimen providencial de la parroquia; así es que si protegiese el
gobierno su conquista, no tardarian todas ellas en constituir nuevas y
grandes poblaciones, y esto con tanta mas espontaneidad, cuanto que se
sustraerian entónces á las incursiones de los belicosos _Machuis_, sus
implacables enemigos.


_Poblacion de la provincia_.

Como acabamos de ver, la provincia de Caupolican se compone de diez
parroquias, cuya poblacion dividida en tres naciones distintas, es la
siguiente, segun las reseñas tomadas en el año de 1832.


+-----------------------------------------------------------+
|   NOMBRES   | NOMBRES DE LAS NACIONES, |      TOTAL       |
|             | y número de la poblacion |                  |
|     de      |     de cada distrito.    |        DE        |
|             |--------------------------|  LOS HABITANTES  |
| LOS PUEBLOS |QUICHUAS|APOLISTAS|TACAÑAS| de cada distrito.|
|-------------+--------+---------+-------+------------------|
|Suches       |        |         |       |                  |
|Pelechuco    |  2.500 |         |       |           2.500  |
|Pata         |    165 |         |       |             165  |
|Moxos        |    122 |         |       |             122  |
|Apolo        |        |  2.775  |       |           2.775  |
|Santa-Cruz de|        |         |       |                  |
|  Valle-Ameno|        |    941  |       |             941  |
|Aten         |        |         | 1.033 |           1.033  |
|San-José de  |        |         |       |                  |
|  Chupiamonas|        |         |    73 |              73  |
|Tumupaza     |        |         |   885 |             885  |
|Isiamas      |        |         | 1.170 |           1.170  |
|Cavinas      |        |         | 1.000 |           1.000  |
|             |--------+---------+-------+------------------|
|      Totales|  2.787 |  3.716  | 4.161 |          10.664  |
+-----------------------------------------------------------+


Esta planilla nos demuestra que la poblacion, enteramente indígena á
escepcion del alcalde y del cura de cada distrito, asciende á diez mil
seiscientos sesenta y cuatro habitantes, de cuyo número, dos mil
setecientos ochenta y siete pertenecen á la nacion quichua, tres mil
setecientos diez y seis á la nacion apolista, y cuatro mil ciento
sesenta y uno á la nacion tacana. Si se agregan á estas cantidades como
tres mil indígenas, todavía salvages, que habitan hácia el norueste,
hácia el norte y hácia el nordeste de Tumupaza y de Cavinas, resultará
un total general de trece mil seiscientas sesenta y cuatro almas.

Las tres lenguas primitivas de la provincia se hablan aun en ella por
todas partes: así en Suches, Pelechuco, Pata y Moxos los habitantes se
entienden solamente en quichua; los de Apolo y Santa-Cruz de Valle-Ameno
siguen espresándose en apolista; miéntras que en Aten, y en todos los
pueblos interiores, la lengua tacana es la sola que está en uso. Como
los franciscanos tenian precision de comunicarse continuamente con los
indígenas, en cada poblacion se encuentran intérpretes, á mas de que las
relaciones comerciales, debidas al acopio de la cascarilla, irán
contribuyendo poco á poco á generalizar el uso del castellano entre los
indios, que no dejan ya de comprender algunas palabras.

Estos indígenas, generalmente hablando los mas dóciles, se sujetan, sin
quejarse jamas, á las leyes que se les impone, siendo al mismo tiempo
aptos para todo, tanto por su carácter, como por la facilidad de
comprension que es en ellos natural. Lo que dejo dicho en el detalle de
cada parroquia bastará para dar una idea de sus costumbres y de sus
hábitos; podria solamente añadir que los Caupolicanos son todos pobres,
sin que los aflija semejante pobreza, pues que poseen lo necesario para
alimentarse á saciedad y para vestirse y procurarse algunos placeres, no
pudiendo inquietarlos por otra parte el porvenir de sus hijos, en el
seno de esa naturaleza tan fértil. Su pobreza relativa es una verdadera
riqueza en el actual estado de cosas; pues ¡como desear los objetos de
que no se tiene la menor idea! ¿y porqué trabajar mas de lo que es
preciso para procurarse las pocas cosas que les son hoy en dia
conocidas? El espíritu de posesion de riquezas, y de ir haciendo acopio
de medios para procurarse en el porvenir toda especie de goces, es ya,
por decirlo así, un principio de civilizacion desconocido para los
pueblos que se aproximan, tanto como el de Caupolican, al estado
primitivo. El único modo de remediar esa apatía natural, esa indolencia
que se les echa en cara á todas las naciones todavía medio salvages, es
hacer nacer entre ellas, por la frecuencia de relaciones comerciales,
las necesidades que les son hasta el presente desconocidas. En seguida,
el deseo de satisfacerlas, determinará necesariamente los esfuerzos del
trabajo, con el que se han de proporcionar los medios.

Debe decirse, en elogio del carácter de estos habitantes, que todos
ellos se consideran como si perteneciesen á una misma familia, viviendo
en la mas estrecha fraternidad: así, por ejemplo, cuando hay alguno cuya
cosecha llega á ser insuficiente para su provision del año, solicita
como una cosa muy natural el ausilio de su vecino, quien con la mayor
buena voluntad del mundo parte con él todo cuanto posee. Contando pues
con los suyos, jamas un indígena pide á los estrangeros la mas mínima
cosa. Si dan ellos tan generosamente á sus compatriotas lo necesario á
la subsistencia, no se hallan ménos dispuestos á prodigar lo superfluo á
los que son sus amigos.

El abuso de las funciones, que con motivo del gran número de
festividades religiosas ha introducido el clero en Caupolican, lo mismo
que sobre el llano boliviano, es sin duda la causa principal de la ruina
y del desórden. Si en semejantes dias los indígenas de los _pueblos
interiores_ se contentan con ataviarse grotescamente y llevar sobre sus
personas los variados plumages de los pájaros de sus florestas, sin
beber otra cosa que la _chicha_, líquido fermentado, hecho de yucas, el
cual ni es muy fuerte ni pernicioso, no sucede así con los naturales de
Caupolican, que vestidos con igual estravagancia hacen uso del
aguardiente, ocasionándoles esta bebida grandes gastos al mismo tiempo
que la pérdida de su salud. Por otra parte, estas festividades
religiosas (durante las cuales se ocupan continuamente en beber con sus
amigos, pasando así muchos dias consecutivos) son tan multiplicadas, que
casi no les queda tiempo para la labranza y demas faenas agrícolas,
resultando naturalmente de todo esto grandísimos desórdenes.


_Insalubridad de la provincia._

La provincia de Caupolican es generalmente muy sana: jamas se han
esperimentado en ella epidemias, y hasta las enfermedades endémicas son
raras, ó se hallan confinadas en puntos muy limitados. Decimos esto,
porque las dos únicas pestes, que por ahora perjudican al aumento de la
poblacion, pueden desaparecer tan luego como se quieran aplicar algunos
remedios. La introduccion de la vacuna llegará fácilmente á estirpar la
primera de estas pestes, que son las viruelas. La segunda, que hace sus
estragos en el interior, es ocasionada por el viento frio del sud.
Estraordinaria suele ser la desolacion que causa entre los habitantes de
las regiones calurosas la aparicion de este viento, el cual hace bajar
inmediatamente la temperatura como de quince á veinte grados, sobre todo
cuando sopla despues del viento abrigado del norte. El viento del sud,
que trae consigo un frio penetrante, no puede ménos de ser riguroso para
unos hombres cuyas vestimentas son siempre las mismas, siendo entretanto
muy fácil de concebir que bastaria arroparse un poco mas para moderar
sus molestos efectos, cosa que no practican los indígenas, y contraen
por ello, como es natural, reumas y pleuresías; ocasionando estas una
grande mortandad particularmente entre las criaturas, á las que no se
tiene el cuidado de precaver por medio del abrigo contra tan funesto
influjo. Hé aquí pues la sola causa de la lentitud con que se acrece la
poblacion, á pesar de la fecundidad de las mugeres del pais[1].

[Nota 1: El viento del sur no solamente es pernicioso á los habitantes
de los pueblos del interior, sino que destruye tambien algunas veces la
cosecha venidera de cacao. Parece que influye igualmente sobre los
animales; pues se han encontrado monos muertos de frio, en las actitudes
mas singulares y con todas las facciones descompuestas.]

Hay en los llanos una enfermedad llamada _espundia_, que no es otra cosa
que una afeccion sifilítica muy susceptible de propagarse con el
contacto. Hasta el presente se ha visto que, cuando ella ataca la boca,
la nariz ó otras partes del cuerpo, tanto los naturales como los
estrangeros sucumben al cabo de diez ó veinte años de crueles
padecimientos. Con la práctica de los métodos curativos, empleados en
Francia, llegaria sin dificultad á estinguirse del todo esta dolencia, ó
á minorar considerablemente, por lo ménos, sus fatales electos. Algunos
rios de las montañas, como el de Amantala, por ejemplo, suelen causar
fiebres intermitentes á los moradores de sus orillas, sobre todo en las
estaciones lluviosas; pero son contados los lugares donde esto sucede, y
el resto de la provincia se halla exento de tales daños. Por lo demás,
se ha notado que solamente de pocos años á esta parte, la poblacion de
Santa-Cruz de Valle-Ameno se ve infestada por semejantes fiebres, cuya
existencia habia sido siempre desconocida. Creo llenar un deber llamando
particularmente la atencion del gobierto acerca de este punto. Tambien
las provincias de Misqué y de Valle-Grande, que eran muy sanas en otro
tiempo, son hoy en dia casi inhabitables; y habiendo observado yo mismo
que el mal se aumentaba á proporcion del desmonte ocasionado en las
montañas por los incendios, que anualmente se practican para renovar
los pastos, estoy persuadido que, haciendo cesar esta práctica,
disminuirian desde luego las fiebres intermitentes, y se restituiria su
natural y antigua salubridad á esas comarcas.


_Productos naturales._

La provincia de que vamos hablando, en razon de sus diversas zonas de
temperamento y de altura, y por los accidentes de su terreno ya llano,
ya montañoso, presenta los productos mas variados. En Suches y Pelechuco
críanse los mismos animales que en el distrito de La-Paz; pero á medida
que se baja hácia los valles calurosos, vanse multiplicando las
especies. Abundan allí sobre todo los mamíferos: multitud de monos
traviesos pueblan los inmensos bosques, ofreciendo á los cazadores
indígenas su carne tan sabrosa para estos, y sus pieles no poco
estimadas en el comercio[1]: ciervos de todas clases y tamaños[2],
gran-bestias[3], javalíes y otros muchos cuadrúpedos, entre los que
citaremos el _hayupas_[4], pueden suministrar una caza abundantísima.
Encuéntranse ademas animales muy raros, tales como el perico-ligero[5] y
los osos hormigueros[6].

[Nota 1: _Mycetes seniculus_ y _Caraya_.]

[Nota 2: _Cervus paludosus, campestris, rufus_, etc.]

[Nota 3: _Tapirus americanus_.]

[Nota 4: Este es el Paca, _Coelogenus fulrus_, animal de color _obero_,
bastante parecido al conejo.]

[Nota 5: El _Bradypus didactylus_ y _tridactilus_.]

[Nota 6: _Myrmecophaga jubata_.]

A pocos paises ha favorecido la naturaleza tanto como á esta provincia
en cuanto á la variedad y belleza del plumage de los pájaros: sus
montañas están animadas por millares de ellos, distinguiéndose, entre
los mas notables, los brillantes _tunquís_[1], los cefalopteros[2], los
picaflores, los _tanagras_[3], los _ampelies_, á cual mas bellos; y una
infinidad de loros y de guacamayos habladores[4] que anidan tanto sobre
las montañas, como en los llanos. Encuéntranse en estos los
_surucúes_[5] y multitud inmensa de otras especies, admirabilísimas por
el lucido matiz de sus plumages. Vecinos á estos, es decir, en las
llanuras, se presentan al cazador, como un bocado esquisito, los
_paujos_ ó pavas del monte[6], los _manacaracos_, ó gallinetas
montaraces[7], los _huangues_ ó palomas torcazas[8].

[Nota 1: _Rupicola peruviana_.]

[Nota 2: _Cephalopterus ornatus_.]

[Nota 3: Una multitud de clases del género _Tanagra_.]

[Nota 4: Muchas especies del género _Ampelis_.]

[Nota 5: Especies del género _Trogon_.]

[Nota 6: Es una especie de _Penelope_.]

[Nota 7: Es una especie del género _Tinamus_.]

[Nota 8: _Columba_.]

Los reptiles son raros en Caupolican, y casi nunca hacen daño á los
habitantes.

Entre tanto, cada año se recogen allí en copiosa cantidad los huevos de
tortuga de agua dulce[1], tan abundantes en las orillas del rio Beni.
Ademas, todos los rios de la provincia están llenos de pescados de
diversas especies, entre los cuales los sábalos[2], que suben muy arriba
hácia las cabeceras, son los mas numerosos; despues de ellos, el _mucie_
de los Quichuas, llamado tambien velador (pez salpicado de manchas
pardas y negras), los bagres[3], los sollos, los suches, y una infinita
variedad, que seria demasiado largo mencionar. Hoy en dia pescan los
indígenas á flechazos, ó valiéndose de una planta llamada _manuno_, cuyo
jugo difundido en el agua, hace morir inmediatamente los pescados. Por
cierto que este último medio puede solo emplearse en un pais en donde no
se teme destruir al mismo tiempo la pesca venidera: en Francia, como en
otras partes de Europa, tendria buen cuidado la policía de tomar sus
medidas para vedarlo.

[Nota 1: Probablemente una especie del género _Emys_.]

[Nota 2: _Paca lineatus_.]

[Nota 3: Especies del género _Pimelodus_ y _Bagrus_]

La vegetacion ofrece en sus variedades infinitas una porcion de plantas
utilísimas al hombre. Abundan allí sobre todo las maderas de
construccion, y pueden citarse, entre las mas convenientes para la
fabricacion de mubles de lujo, el _granadillo_ y el _guayabo_[1]. Un
árbol enteramente parecido al box europeo, tan útil para los grabados,
se encuentra entre otras muchas especies, aplicables á diversos objetos
y que allí se presentan á escoger. Las numerosas palmeras, á la vez que
suministran una madera dura como el hierro, de la que se sirven los
indígenas para hacer sus flechas, producen frutas jugosas y cocos
aceitosos, susceptibles de utilizarse con grande provecho: hay otros
árboles, tales como el que da las almendras apiñadas, de cuyos frutos se
estraeria tambien gran cantidad de aceite. El copaibo, y los árboles que
crian las resinas mas variadas, como el estoraque, el copal, el
incienso, la sangre de drago, la grimilla, el _acco-acco_, etc., etc.,
son abundantísimos en los bosques: mencionarémos asimismo los árboles
productores de la goma elástica ó cautchuc, y algunos otros, tales como
el yusuma ó canelon, que brindan sus cortezas aromáticas, del mismo modo
que el campeche y el yarunilas ofrecen sus materias propias para teñir.
Finalmente, la inmensa variedad de formas botánicas presenta toda clase
de recursos industriales y comerciales.

[Nota 1: Llamado comunmente en Francia _palixandre_ ó _palissandre_]

Entre los productos de las plantas silvestres, aun podemos citar el
cacao, que ha llegado á formar en los pueblos interiores bosques
considerables, que se estienden cada dia mas y mas, prometiendo recursos
inagotables al comercio: sucede otro tanto con la vainilla, que crece
naturalmente en las selvas.

Las plantas medicinales son multiplicadas; colocarémos en el primer
rango la cascarilla[1], que abunda sobre todas las montañas vecinas á
los pueblos de Pata, Moxos, Santa-Cruz de Valle-Ameno, Apolo y Aten, en
donde se acopia solamente la que se cria en los alrededores, mientras
que superficíes inconmensurables, tanto al norte como al sud, están
vírgenes todavía, sin que jamas se haya efectuado en ellas el corte. Hay
otras plantas medicinales, conocidas tan solo en el pais, como el
matice[2] de los Españoles, que los indios llaman _moco-moco_, y cuyas
hojas astringentes cierran las heridas, cortan la gangrena, y son
antiescorbúticas; el vejuco[3], antídoto famoso en el pais contra la
picadura ponzoñosa de las serpientes; el _ebacua-ruro_, nombre que
significa, en lengua tacana, _simiente de hijos_: esta planta se compone
de unos bulbos pequeños, que los indios echan en infusion en el vino,
dando á beber el líquido resultante á las mujeres estériles con muy
eficaz resultado. El _tribi-cirué_ tiene entre tanto una virtud
contraria á la del _ebacua-ruro_. Los indios del interior de la
provincia, en vez de la _llipta_ (pasta dura compuesta de cenizas llenas
de potasa) que mascan junto con la coca los indígenas de los altos
llanos, se sirven de una planta llamada _chimacro_. Emplean igualmente
el _chepereque_ como un medicamento escelente.

[Nota 1: Especie del género _Cinchona_]

[Nota 2: Especie de _Piperace_.]

[Nota 3: Especie del género _Aristoloquia_.]

Hay tambien allí multitud de plantas venenosas, entre las cuales es muy
notable el árbol del _manuno_, que se cria en las inmediaciones de Pata:
cuando se toma del negro, y en una dósis copiosa, es un veneno
sumamente activo; pero si se toma del blanco, no es otra cosa que un
simple purgante. Se hace mucho uso de esta planta para pescar en los
estanques, donde tan luego como se arroja, da la muerte á todos los
pescados, sin que la carne de estos llegue con tal motivo á ser dañosa:
suelen llevar tambien al interior este vegetal, para emplearlo, ya en la
pesca, ya en la destruccion de los gusanos, que atacan á las bestias
valiéndose de las heridas que les dejan los sanguinarios murciélagos.

De todos estos productos naturales de la vegetacion, solo se esportan,
tal cual madera de ebanistería, cuando expresamente se hacen algunos
pedidos de ella; cierta porcion de aceites de coco, de almendra y de
copaiba; las recinas del estoraque, del copal y del incienso; y sobre
todo, mucha cascarilla y buena cantidad de cacao.

No son menores las ventajas naturales que presenta en aquel pais el
reino mineral. El oro abunda particularmente, estendiéndose sobre una
superficie considerable: se encuentran muchas minas de lavadero, ó
aventaderos de este preciado metal, en las cercanías de Suches, donde
los Incas las beneficiaban antiguamente, y siguen hoy beneficiándola los
actuales moradores; pero la carestía de agua es un grande obstáculo para
este género de laboreos. Hay ademas mineros de veta en el rio
_Mutu-Solo_, sobre las playas de Pelechuco, y mas arriba de la aldea de
este nombre. Las montañas de _Suni-chuli_, en la direccion de
_Charasani_ hácia el norte de Pelechuco, encierran las venas mas ricas:
las ofrece igualmente el rio de Amantala. Se hallan tambien algunos
lavaderos sobre las colinas del rio de Santa-Rosa y en el rio de Aten,
sin que se practique el laboreo en ninguno de estos puntos. En todos los
lugares donde se encuentran rocas silurianas, representadas por pizarras
azulinas, puede afirmarse la existencia del oro; pues que este metal,
cuando se halla en el fondo de los valles, proviene de la _denudacion_
geológica de esas rocas. En las montañas de Santa-Clara, cerca de
Santa-Cruz-de-Valle-Ameno, se ha descubierto últimamente una mina de
plata y de plomo, la que tampoco se beneficia.


_Productos industriales._

Tanto en Suches como en los alrededores de Pelechuco se dedican los
habitantes de Caupolican á la cria de las llamas. Los otros pueblos
poseen cierto número de vacas, algunos rebaños de ovejas y unos cuantos
caballos mulas y burros; pero están muy distantes todas estas
poblaciones de tener lo suficiente en ganados para proveer á sus
necesidades, así es que se ven obligadas á comprar algunos mas á los
comerciantes que van á la provincia.

Los productos de labranza son algo mas considerables: en las cercanías
de Suches y de Pelechuco cultivanse las papas, la cebada para el
pastoreo, el trigo, la quinua, la oca[1] y todas las plantas de las
regiones frias. En los demas distritos, donde la temperatura es mas
caliente, se siembran, el maiz, el arroz, la coca[2], el café, superior
á todos los del mundo, el tabaco, el algodon, la caña-dulce y otros
muchos frutos, como el papayo, los sapallos, las sandías, la racacha,
los camotes, la gualuza, la yuca ó mandioca[3], juntamente con el maní,
los ananáes, la palta, el banano ó plátano y los naranjos. En algunos
pueblos del interior se ha introducido ademas el tamarindo.

[Nota 1: Especie del género _Oxalis_ que hoy se planta en Europa.]

[Nota 2: Al ocuparme de la provincia de Yungas hablaré sobre la cultura
y el empleo de esta planta.]

[Nota 3: Es una especie del género _Janipha_]

Estas producciones agrícolas, sirven para el consumo de la misma
provincia, esceptuando solamente la coca, el tabaco, el café, el arroz y
las bananas de que se hacen orejones; frutos con que los indios efectuan
sus trueques por mercancias estrangeras.


_Comercio_.

Los frutos de toda especie, que se aplican al comercio de la provincia
de Caupolican, pueden avaluarse como sigue.


Coca,  20,000 arrobas á 4 pesos.                        80,000
Cacao, 10,000 libras á 1 peso en trueque.               10,000
Tabaco, 1,00 mazos á 4 reales en trueque.                5,000
Arroz, 100 quintales á 8 pesos.                            800
Diversas drogas, maderas, pieles de monos, loros, etc.   1,000
Cascarilla, 3,000 quintales á 8 pesos[1].               33,000
                                                      --------
                                                TOTAL  129,800

[Nota 1: Cuando el Gobierno llegue á entablar el Banco de rescate de
cascarilla, no hay duda que su producto se verá doblado, pudiendo contar
entónces la provincia con una renta anual de 66,000 pesos.]

El presupuesto de gastos de la provincia es el siguiente:


Contribucion personal de los indígenas.           7,800
Derechos de aduana.                              16,000
Sueldos de los curas, en frutos y en dinero.     12,000
                                                -------
                                         TOTAL   35,800


Se ve pues, por la diferencia de ámbos totales, que la provincia dispone
todavía de 94,000 pesos; sirviendo esta cantidad á sus habitantes para
la adquisicion de las mercadurías que les vienen del esterior.

El comercio de esportacion se practica con las provincias vecinas,
situadas sobre la alta planicie del departamento de La-Paz, y con
algunos puntos del Perú. Este comercio, como ya se dijo al hablar de las
parroquias en particular, es puramente de trueque, arreglado sobre
valores ficticios bien inferiores al valor positivo, redundando por lo
tanto en pingüe provecho de los mercaderes ambulantes, que van al efecto
hasta Caupolican. Los artículos comerciales de importacion son: la
carne fresca ó salada, el sebo, los quesos, el pan, la sal, la harina,
el aguardiente: toda clase de gruesos tegidos indígenas de lana y de
algodon para el uso de los indios, cierta porcion de telas europeas para
los empleados: las mulas, los caballos y algunos burros de carga para
los trasportes.

Las facilidades de comunicacion son en todo pais el primer requisito
para el adelanto del comercio y de la civilizacion. A este respecto, y
como debe haberse ya entrevisto por los itinerarios que quedan
detallados, los malos caminos han sido siempre en la provincia de
Caupolican el principal obstáculo á la propagacion del comercio: este
estado de cosas era entretanto mantenido de propósito por los empleados
seculares ó religiosos, á fin de conservar esclusivamente para ellos el
monopolio de trueques. Habiendo pues el gobierno descuidado del todo y
por largo tiempo la reparacion de los caminos, no podia ciertamente
existir el comercio sinó á riesgo de los hombres y de los animales; así
es que el negociante, al realizar sus ventas, se veia precisado á contar
en el presupuesto de pérdidas las mulas que se estropeaban y las que
perecian por causa de los malos caminos. Los inmensos espacios de
terreno pantanoso, sobre los que se colocaban algunos troncos
atravesados para facilitar la circulacion, eran sobre todo los tránsitos
de peligro, porque donde llegaba á faltar un tronco caia luego la pobre
mula, quebrándose la pierna, ó sumiéndose hasta los encuentros en el
profundo lodazal. Felizmente el actual gobierno se aplica ya con mucho
conato en mejorar estos caminos, deseoso de dar mayor impulsion al
comercio. Se han renovado algunos antiguos, y hase abierto uno nuevo de
veintidos leguas, que va de Apolo hasta Guanay.

Entre tanto, los gravámenes personales que pesan sobre los indios del
interior, obligados como están á reemplazar á los animales de carga,
trasportando sobre las espaldas y por larguísimas distancias toda clase
de mercancias, son sin duda alguna, la causa que hace mas tardío el
adelanto comercial en aquellas comarcas, paralizando hasta el deseo
mismo de cosechar los frutos que la naturaleza ofrece espontaneámente
por todas partes.

_Mejoras, agrícola, industrial y comercial de que la provincia es
suceptible._

Este capítulo deberia ser muy largo, en razon de la variedad del terreno
y de las diversas zonas de altura que presenta la provincia; mas como
tengo que examinar, al hablar de Moxos, la cuestion concerniente á las
llanuras cálidas, y en la seccion de Yungas lo que respecta á las
montañas arboladas, calurosas y templadas, así como en la de La-Paz lo
tocante á las encumbradas planicies y á las montañas rasas y estériles,
me remito á estas diversas provincias para la indicacion de las mejores
que les son comunes con Caupolican, siéndome permitido el apreciarlas
con tanto mas acierto en aquellos lugares, cuanto que por mí mismo he
recogido en ellos notas muy prolijas sobre la materia. Me ocuparé pues,
por ahora, solamente de aquellas modificaciones importantes, que me
parecen mas especiales á la provincia de Caupolican.

Acaba de verse que hoy en dia, á pesar de la abundancia de pastos
escelentes que presenta la naturaleza sobre las alturas de Pelechuco, en
las cercanías de Pata, de Santa-Cruz de Valle-Ameno, de Apolo y de Aten,
á pesar de los que ofrecen con profusion los llanos de los distritos
interiores, la carne fresca y el tasajo se cuentan entre los artículos
de importacion comercial.

Si se fomentase la cria de ganado vacuno, es indudable que en vez de
recibirlo del esterior, vendria á ser él un ramo importante del comercio
de salida: otro tanto sucederia con los rebaños de ovejas, que llegando
á multiplicarse suministrarian á la vez su carne y sus lanas en
abundancia. Aumentándose en igual proporcion los caballos y las mulas,
se activaria considerablemente la esportacion de los frutos,
contribuyendo esta circunstancia al acrecimiento de las rentas de la
provincia, y á la cesacion de esa penosa y degradante servidumbre que
hoy abate á los indios del interior, obligados como están de ir á puntos
apartados haciendo el oficio de las bestias; libres ya de semejante
cargo estos infelices, emplearian entónces sus jornadas en labrar la
tierra, ó en cosechar simplemente las producciones naturales del pais,
sin que les asistiese el temor bastante justo que ántes los forzaba á
desecharlas.

La dilatada estension de las llanuras del interior seria como en Moxos
el centro de la cria de toda especie de ganados; ellas mudarian
completamente de aspecto al cabo de pocos años, cubriéndose de millares
de vacas y de caballos. Con la posesion de estos, veriase el gobierno de
Bolivia hartamente provisto de recursos para su ejército; recursos que
están bien distantes de poseer las repúblicas de Chile y del Perú.

Por otra parte, la solicitud en buscar los animales vestidos de hermosas
pieles, tales como los marimonos negros y rojos, no dejaria de producir
grandes provechos, del mismo modo que la conservacion de las pieles de
gran-bestia, que con el curtido se transformarían en cueros los mas
convenientes para los arneses de coches; dirémos otro tanto de la piel
de los venados, que es tan elástica y suave como el cuero de la gamuza,
del que fabrican en Europa los guantes mas estimados, ó el calzado de
mayor comodidad.

Los huevos de tortuga que se encuentran sobre las orillas del Beni,
darian, por medio de la preparacion empleada en las riberas del Orinoco,
la excelente manteca de tortuga, uno de los elementos de la cocina de
los indígenas.

Vista la sin igual abundancia de pescado que se encuentra en el rio Beni
y en sus tributarios, podria entablarse sobre algunos puntos la pesca
en todas reglas; conservando luego por medio de la salazón los productos
de ella, de manera que se viniese á crear un nuevo y muy importante ramo
de esportacion, el cual no dejaria de ser estimado, sobre todo en las
poblaciones de las altas planicies, como las ciudades de Oruro, de
La-Paz, etc.

La vegetacion es lo que principalmente ofrece mejoras considerables. Tan
luego como la industria de las ciudades se apodere de los productos
naturales del interior, llegarán á verse llenas las plazas comerciales
de maderas las mas preciosas para la ebanistería, beneficiando así los
bosques inmensos que cubren las montañas y los llanos. El box,
actualmente tan escaso y tan caro en Europa, y del que no se pueden
conseguir grandes planchas, se veria remplazado por esos maderos
amarillos, abundantísimos en aquellas comarcas, y que, á mas de ser tan
sólidos y compactos como aquel, tienen la ventaja de poder suministrar
láminas de todos tamaños á los grabadores.

En cuanto á las paleras, no solamente reportaria de ellas el comercio
sus cocos esquisitos y su rica madera para la ebanistería, sinó tambien
sus aceites utilísimos á la industria; igual provecho se sacaria de los
almendros de cavinas.

Grandísimas ventajas se obtendrian con buscar escrupulosamente las
varias y útiles resinas, sobre todo el copal, que es el primer elemento
del barniz mas hermoso que se confecciona en Europa.

La importancia de la goma elástica, empleada en el continente europeo
para la fabricacion de diversos artículos, como los corsees, las ligas y
los tirantes ó suspensores, se aumenta de dia en dia, constituyendo el
mas importante ramo del comercio y de la industria de los habitantes de
Para, que van esclusivamente á dedicarse á su cultivo en grande, ¿qué
impedimento hay para que la rica provincia de Caupolican no pueda hacer
otro tanto, siendo tambien poseedora de este vegetal?

La cascarilla, que durante algunos años ha dado millones al comercio,
aun no tiene cuando agotarse. Hasta el dia de hoy solo se ha practicado
el corte en las inmediaciones de los lugares habitados, y mucho
importaría el estraerla de lodos los sitios en donde se encuentra. Segun
informes que he podido recoger, los indios dedicados á esta faena se
dispersan por las montañas, y así, aislados uno á uno entre los bosques,
cortan la preciosa planta sin ningún género de precauciones, sin elegir
siquiera la estacion mas apropiada para el caso. Desprovistos ademas de
parages donde ponerla en depósito y á cubierto contra las frecuentes
lluvias, les acontece muy á menudo el malograr completamente sus
acopios, ó el verlos en gran parte averiados. Siendo pues evidente que
la cosecha de la cascarilla está destinada á ser uno de los ramos mas
seguros de las rentas del Estado, convendria mucho que las autoridades
reglasen el modo de practicar el corte, dictando para ello ciertas
ordenanzas, cuyo principal objeto fuese poner un término á la
destruccion que se generaliza y cunde por todas partes, dejando marcada
en algunas la huella de su tránsito, con la ausencia total de los
árboles que la mano de la naturaleza habia plantado.

La necesidad de conservar sus maderos de construccion, de carpintería y
hasta los que se destinan para servir de leña, ha obligado á la Francia,
hace ya mucho tiempo, á crear la _Administracion de Bosques,_ que tiene
por objeto cortar los abusos de todo género á fin de conservar recursos
para el porvenir. Tiempo es ya tambien de que Bolivia, en donde aun
pertenece al Estado mas de la mitad de los terrenos, trate de crear un
cuerpo vigilante y activo que tenga á su cargo;

1° Poblar de árboles europeos, tales como el abeto, el abedul ó álamo
blanco, etc., las montañas vecinas á La-Paz, á Chuquisaca y á Potosí, á
fin de proveer á estas grandes ciudades de leña y de maderas de
carpintería;

2° Prohibir, bajo las penas mas rigurosas, el desmonte por medio del
fuego; lo cual impidiendo detenerse á las nubes acrecenta de dia en dia
la falta de humedad, y priva por lo tanto á los campos de su riego
natural, haciéndolos estériles, ó deja que los aguaceros impetuosos,
teniendo el paso libre, arranquen y arrastren sobre las alturas la
tierra vegetal, á la que suceden rocas desnudas é infecundas en los
lugares donde crecian los árboles mas hermosos;

3° Evitar que los indígenas arranquen en vez de cortar los arbustos que
suministran la leña y el carbon, para que puedan estos volver á echar
renuevos; disponiendo, ademas, que los cortes se afecten por tablones
sucesivos, lo cual impedirá la destruccion completa que se hace ya
sentir sobre muchos puntos donde crecen plantas leñosas;

4° Practicar la estraccion de la cascarilla en grande, pero con arreglo
á ciertas ordenanzas, y fijando ante todo la estacion mas propicia, para
que al mismo tiempo que se aproveche en la totalidad el producto de las
cosechas anuales, pueda siempre conservarse esta planta para el
porvenir. Entre tanto, las medidas mas eficaces que creo deber señalar,
para la conservacion y regular beneficiacion de este ramo importante de
las entradas del erario, son las siguientes.

1ª Puede el gobierno de la república hacer contratar en Europa un
empleado de _Bosques_, inteligente y versado en el manejo y la
aplicacion de mejoras sobre la materia, para confiarle la inspeccion
general de los bosques de cascarilla, el cual transportándose de un
punto á otro vigile y dirija continuamente á los empleados subalternos
colocados en cada provincia.

2ª El empleado subalterno estará encargado de ordenar y dirijir la
estraccion de la cascarilla en cada una de las parroquias de la
provincia. Para que la cosecha se haga con la perfeccion debida, será
preciso empezar desde luego por abrir caminos en direccion á todos los
valles donde se cria este vegetal, dividiendo en seguida el territorio
en diez _secciones,_ por ejemplo, á fin de no beneficiar sinó una por
año, dando tiempo de este modo á las otras de volver á poblarse para
cuando les llegue su turno.

3ª La cosecha debe tener lugar solamente en los meses de junio, julio y
agosto, que es cuando los tallos se encuentran en un estado mas perfecto
de madurez, y cuando la planta contiene mayor cantidad de savia, sin que
sea de temer que llegue á secarse en consecuencia del corte.

4ª Es menester dar principio en cada parroquia á la operacion del corte,
trazando ante todo un sendero de extraccion, y construyendo una ó muchas
barracas en el centro de la _seccion_ que se beneficia, para que los
jornaleros dispersos puedan ir depositando en estos sotechados el
producto diario de sus faenas, y hacer que se seque allí la cascarilla
sin los accidentes de averias ó de completo malogro.

5ª Para no destruir los arbustos al efectuar los cortes, será preciso
elegir el momento de su mayor sazon, y cortarlos un poco mas arriba de
las raices, sirviéndose para ello de podones; teniendo despues la
precaucion, si la cepa no echase retoños, de dejar en reserva algunas
plantas de trecho en trecho, las que sembrarán de nuevo y naturalmente
sus alrededores, en el trascurso de los diez años intermedios entre cada
corte de la _seccion._

Si el Gobierno boliviano dictase medidas análogas á las tomadas en
Francia para el corte regular de los bosques del Estado, es indudable
que nunca se veria en la necesidad de suspender las cosechas de
cascarilla, único medio que hoy emplea para impedir la total destruccion
de este específico. Todos los años se recogerian productos considerables
y de mejor calidad: estos productos conservarian siempre el mismo valor
comercial, en ver, de bajar de golpe, como sucede cuando el corte
abandonado al arbitrio y discrecion de los indígenas se practica con tal
desórden, diriase mejor, con tal desenfreno, que los acopios llegan á
sobrecargar las factorías y luego los mercados de Europa, haciendo que
se dejen de mano las cosechas en general, durante algunos años.

Finalmente, para que el comercio de la cascarilla tome una estension
conveniente, para que pueda, á mas de ser duradero, producir las
incalculables ventajas de que es capaz bajo una buena administracion,
seria menester que el Gobierno instituyese un régimen severo y bien
reglamentado acerca de las cosechas, y que tratase de establecer cuanto
ántes el _Banco de rescates_ proyectado, del cual depende la
regularizacion de este comercio en el estrangero.

El segundo ramo importante del comercio de la provincia, que tambien
puede recibir una inmensa estension, es sin duda alguna el cacao. Se ha
visto que cerca de los pueblos interiores de San-José, de Tumupaza, de
Isiamas y de Cavinas, los bosques se encuentran poblados de cacahuales,
suministrando anualmente abundantísimas cosechas, de que no hacen caso
los indígenas por no verse obligados á trasportar su producto sobre las
espaldas. Bastaria para poner un término á tal estado de cosas, abolir
desde luego esa servidumbre personal, y establecer en cada parroquia,
sea factorías particulares al comercio, sea oficinas encargadas de dar á
los indígenas, por cuenta del gobierno, un valor equitativo en cambio de
las arrobas de cacao que ellos pudiesen recoger. Ademas, haciéndoles
familiares ciertas necesidades que aun no conocen, se despertaria entre
estos indígenas el deseo de adquirir los medios para la satisfaccion de
aquellas, empeñándolos por este medio á no desechar esos productos
inmensos y de tanta valía, que todos los años sirven solo para el regalo
de los animales de las selvas.

Aunque pudiera la provincia de Caupolican dar incremento á la cultura de
su coca, sin llegar por esto y en esto, sea dicho de paso, á competir
jamas con las provincias de Yungas y de Muñecas; aunque seria posible
fomentar en ella el cultivo del arroz, del café, del maiz y del tabaco,
así como ocuparse en el laboreo de las minas de oro que abundan en las
montañas, sacando de ellas los especuladores no pocas ventajas; aunque
seria dable utilizar tambien el algodon, aplicándolo á la industria
fabril para surtir á sus habitantes de géneros de vestimenta, creo que
estos ramos comerciales é industriales deben ser de un órden secundario
en esta provincia.

Para que cada una de las diversas partes de un territorio rinda el
máximum de sus productos, para que el comercio tenga allí un interes,
una tendencia especial, es menester dar, en detrimento de los otros
ramos comerciales, una amplitud sin coto á el que con ménos trabajo
puede producir mas pingüe utilidad; sobre todo cuando no tiene
competencia vecina.

En último análisis, diré que fomentando esclusivamente en la provincia
de Caupolican, por una parte la cultura de la cascarilla en las
montañas, por otra la del cacao en los llanos, los dos solos frutos que
presentan un interes de utilidad general á la república, por la
estension que pueden recibir en su comercio, se tendria en vista el bien
y el adelanto de las otras provincias de las altas planicies, dándoles
mayor cabida para el despacho de los productos de su industria
particular, ya sea fabril ya solamente agrícola. De este modo los
Caupolicanos tendrian tambien un campo libre para dedicarse con estímulo
á la cosecha regular y ordenada de la cascarilla, y á la copiosa y
activa del cacao.

Si fuese posible acantonar definitivamente los productos por provincias,
dejando, por ejemplo, á la industria de los altos llanos de Bolivia, en
los departamentos de La-Paz, de Oruro y de Potosí la fabricacion de los
tejidos de lana y la cria de ganado lanar; á las provincias de Chiquitos
y de Moxos los tejidos de algodon; á las provincias de Yungas y de
Muñecas el cultivo de la coca; á los valles templados de Sicasica, de
Apupaya, de Cochabamba y de Chuquisaca la siembra del trigo, el fomento
de los gusanos de la seda y la plantacion de viñas; á Santa-Cruz de la
Sierra, á Moxos y á Chiquitos la cría de toda especie de ganados y el
cultivo de la caña de azúcar; finalmente, á Caupolican la cascarilla y
los cacahuales, se obligarla, por decirlo así, á sus respectivos
habitantes á un tráfico interior, ó comercio mutuo de esportacion, que
haria cundir por todas partes, al mismo tiempo que la riqueza, los
gérmenes fecundos de la civilizacion.

Los estados europeos tienen necesidad de esta clase de comercio
recíproco, para utilizar cada uno sus producciones especiales. A este
respecto, y en parangón de lo pequeño con lo grande, las mas altas
cuestiones de porvenir comercial pueden aplicarse á la república de
Bolivia; presentando ella en sus diversas provincias todas las zonas,
todos los temperamentos, y pudiendo producir con el fomento de la
industria todo cuanto producen los otros pueblos y paises del mundo.

Entre tanto, la primera medida que debe tomarse para el adelanto y las
mejoras de la provincia de Caupolican, y para hacer que ella adquiera
prontamente el grado de importancia comercial á que se ve destinada, es
el establecimiento de las vias de comunicacion con las provincias del
interior, y tambien el de las que deben mediar entre los diversos puntos
habitados. Es fácil abrir sobre todas las montañas senderos de no mucho
costo para el tránsito de las mulas, pues que las piedras (el material
mas preciso) se encuentran á la mano, no exigiendo por lo demás la
conservacion de estas vias sinó un ligero cuidado. En los lugares donde
se ha establecido al presente, sobre un espacio considerable de leguas,
el abominable sistema de palizadas ó de troncos atravesados, se podian
construir terraplenes ó calzadas de piedra; y á fin de impedir que,
acequiándose estas con el pasage continuo de las bestias, se llenasen de
aguas llovedizas, darles una forma convexa y abrir una pequeña sanja á
cada lado para el derrame de aquellas, como se practica en la
construccion de caminos reales en toda Europa.

Estos caminos que indicamos, no necesitan de una anchura desmedida, y
por consiguiente no exigen grandes gastos; á mas de esto, la imposicion
de un derecho de peage, nada gravosa por su modicidad á los transeuntes,
cubriria fácilmente los desembolsos anticipados del Gobierno. Los
ingenieros en el ramo de puentes y caminos, actualmente en ejercicio en
la república, podrán por lo demas, en vista de los recursos locales,
hacerse cargo de los medios mas económicos que sean menester para
establecer cuanto ántes, con la cooperacion y buena voluntad de los
indios, esas vias de comunicacion, únicos medios de estimular la
industria v el comercio, y de activar la civilizacion de la provincia.

Caupolican es á este respecto quizas la mas favorecida de todas las
provincias de Bolivia, hallándose cruzada por rios navegables de cuya
utilidad é importancia parece que no se hiciera el menor caso. ¿Como es
posible creer, por ejemplo, que desde muy antiguo (mas de sesenta años)
se esté haciendo llevar en hombros de los infelices indios, por el
desmesurado tiro de cincuenta ó sesenta leguas, hasta la capital de la
provincia, todos los frutos de los pueblos interiores de Ysiamas, de
Tumupaza y de San-José, siendo tan fácil embarcarlos y hacerlos subir
por el Rio-Beni hasta un punto poco distante de Apolo? Ni como será
creible que, teniendo á su disposicion un vehículo de tanta importancia,
un rio tan caudaloso como el Beni, no se haya hecho uso hasta el
presente, para ir desde Ysiamas á Cavinas, sinó de mezquinas balsas,
miéntras que se cuenta mas de siglo y medio desde que en Moxos se navega
en canoas? Es pues muy probable que semejante estado de atraso en
Caupolican, aun relativamente á las provincias vecinas, no provenga sinó
de la falta de relaciones comerciales. Y sucede efectivamente que hablar
de la provincia de Caupolican, á un Potosino por ejemplo, es ocuparlo de
una cosa de que solo conoce el nombre, como conoce los de la China y de
la Turquía, sin que ni por pienso esté al cabo de lo que allí se pasa.

Con medios tan sencillos como la navegacion ya puede imaginarse lo que
llegarán á ser Cavinas, Ysiamas y Tumupaza cuando embarcaciones de vela
ó de vapor trasporten sus productos, en cantidades del mayor peso que se
quiera, tanto hasta cerca de Apolo por el rio Tuyche, como hasta un
corto tiro de La-Paz por los rios Mocetenes y Bogpi. Bastaria, sin
embargo, para hacer cesar desde luego la triste servidumbre de los
indios, en entablar la navegacion de barcas; mas, para que la
construccion de estas fuese cómoda y no costosa, seria menester que el
Gobierno hiciese venir de Europa hombres inteligentes en el arte, á fin
de que, economizando gastos inútiles, pudiesen dirigir á los indígenas
en la construccion, en el armamento y en la manera de servirse de tales
embarcaciones. Sin esta precaucion, la inesperiencia de los habitantes
puede todavía retardar, por largo tiempo, la ejecucion de una medida que
es de primera necesidad para la mejora de la provincia.

Pudiera yo decir en este lugar una palabra sobre las ventajas que le
están reservadas á la provincia con la navegacion del rio Beni hasta el
de las Amazonas, bajando en seguida hasta el mar para encaminarse á
Europa; mas, como tengo que tocar este punto al ocuparme de la provincia
de Moxos, que se halla igualmente cruzada por el rio Beni, dejaré para
entónces la esposicion y el exámen de cuestion tan importante.

Réstame hablar de algunas otras mejoras indispensables al bienestar de
los moradores de Caupolican. Se conseguirá restituir al pais su
salubridad, cortando el mal ocasionado por los frios del viento sud tan
mortifero para las criaturas de los pueblos interiores, así como los
estragos causados por las viruelas entre las personas de mayor edad,
cuando las aulas de medicina de la República suministren un número tal
de discípulos, que pueda el Estado colocar en cada provincia un
facultativo fija y suficientemente retribuido, para que con el ausilio
de los curas trate de preservar á los infantes de la atroz mortandad, y
propague la aplicacion de la vacuna, juntamente con los otros
preservativos de sanidad.

Misioneros instruidos y llenos de celo podrian igualmente, con el apoyo
del Gobierno, tomar á su cargo la conversion de las castas salvages que
se encuentran al norte y norueste de Tumupaza, Isiamas y Cavinas,
creando pequeñas poblaciones, donde estos indígenas empezasen á gustar
de los beneficios de la vida social; lo que contribuirá no poco al bien
general del pais.

Actualmente el uso inmoderado de los licores fuertes, tales como el
aguardiente, que en las festividades religiosas beben con demasía, trae
consigo la ruina pecuniaria de los indígenas, el grandísimo deterioro de
su salud, y, como consecuencia indispensable, el desarreglo en las
costumbres. Muy fácil seria, sin embargo, remediar males de esta
naturaleza, imponiendo fuertes derechos á la introduccion de tan
perniciosos líquidos, ó tomando cualquier otra medida que su buen tino
le dictase al Gobierno; porque nada hay tan lastimoso como el ver cuanto
perjudican semejantes escesos al adelanto social, embruteciendo moral y
físicamente á los que se dejan dominar por ellos.

Por último, el establecimiento de una escuela de primeras letras en
cada parroquia, medida cuya urgencia ha sido ya juiciosamente sentida
por el Gobierno, contribuirá poco á poco á propagar en toda la República
el idioma nacional, estinguiendo totalmente las lenguas indígenas,
usadas todavía en algunos puntos, donde, por otra parte, la estension
de las relaciones comerciales irá alterándolas de dia en dia. En tanto
que esas lenguas subsistan, no dejarán de ser un poderoso estorbo para
la marcha progresiva de la civilizacion.


PROVINCIA DE MOXOS

_Circunscripcion y estension._

La provincia de Moxos, una de las mas espaciosas de Bolivia, pues que
abraza ella sola tanto terreno como uno ó dos departamentos de las
regiones montañosas, ocupa el estremo norte de la república y del
departamento del Beni, representando una superficie oblonga, que se
dirige de norueste á sudeste, hallándose comprendida entre los grados 10
y 16 de latitud sud y los 64 y 70 de longitud occidental del meridiano
de París. Esta superficie, que tiene poco mas ó ménos veintidos grados
cuadrados, ó sean trece mil setecientas cincuenta leguas, de á
veinticinco el grado, se encuentra limitada hácia el norte por el
Guaporé ó Iténes y por el Beni (rios que trazan los límites entre
Bolivia y el Brasil), siendo el último el que la separa de la provincia
de Caupolican por la parle norueste. Sus límites naturales hácia el
oeste, por el lado del pais de las Yuracarees, son las llanuras
desiertas que están situadas al pié de las últimas faldas de la
cordillera. Finalmente, la provincia de Moxos se halla circunscripta
hácia el sud, sudeste y este por bosques impenetrables ó por inmensos
pantanos interpuestos, sin límite determinado, entre ella y las
provincias de Santa-Cruz de la Sierra y de Chiquitos.


_Montañas._

A pesar de hallarse la provincia de Moxos bastante vecina á las colinas
de Chiquitos por el este, así como por el norte á las montañas
brasileras, que contornean la orilla derecha del rio Iténes, y por el
oeste á las últimas faldas de la cordillera de los Yuracarees, no
encierra en su circunscripcion una sola montaña, ni aun siquiera
insignificantes colinas, formando por lo tanto una superficie llana, que
se reune al sud con las inmensas planicies de Santa-Cruz de las Sierra,
y al norueste con las de la provincia de Caupolican. Sobre este
horizonte sin límites, apénas se descubren cuatro puntos culminantes que
se elevan á la altura de treinta varas sobre lo restante del terreno, y
los que, á no hallarse en medio de un pais tan sumamente llano, pasarian
acaso inapercibidos. Estos cuatro puntos son unos morones aislados; el
primero, que es el cerro del Cármen, está situado como doce ó quince
leguas al sudeste de la mision de su nombre, y entre los rios Blanco y
de San-Miguel; el segundo, colocado sobre la ribera derecha del rio
Machupo, y vecino á la mision que lo denomina, es el cerro de San-Ramon;
el tercero es un pequeño morro situado mas abajo de Exaltacion, sobra la
orilla derecha del Mamoré: finalmente, el cuarto, que es el cerro de
San-Simon, se descubre al este de Magdalena; su reputacion de muy rico
me parece dudosa, como debe serlo la de todo lugar inaccesible; se
asegura, sin embargo, que está lleno de minas de oro y de diamantes.


_Rios_.

En un pais montañoso los relieves determinan la direccion de las
corrientes; per en Moxos, cuyo territorio no presenta mas que una sola
llanura uniforme y sin asperidades, donde las pequeñas eminencias que
separan á los rios desaparecen bajo la inundacion en las estaciones
lluviosas, permitiendo atravesar en canoas una gran parte de la
provincia, todas las corrientes serpentean por la llanura convergiendo
del circuito hácia el centro, y encaminándose á la vertiente del
Amazonas, despues de haberse reunido en tres principales, que son el
Guaporé ó Iténes, el Mamoré y el Beni.


_Tributarios del Guaporé ó Iténes._

El _Rio Barbados_ nace en la provincia de Chiquitos[1], á una distancia
bastante apartada de Moxos: esta corriente, la principal entre las que
dan nacimiento al Guaporé, es navegable hasta mas arriba de Casalbasco.
Como ella arranca de un marjal en donde toma tambien orígen el rio
Paraguay, seria muy factible unir el primer tributario de este rio con
el Guaporé, abriendo para ello un canal de cuatro mil ochocientas varas
solamente. De este modo se darian la mano los dos rios gigantes de la
América meridional, el Plata y el Amazonas, viniendo á formar un canal
natural de mas de mil doscientas leguas.

[Nota 1: Al describir la provincia de Chiquitos hablaré mas estensamente
sobre esto rio y los cuatro que siguen.]

El _Rio Verde_ toma orígen al norte de San-Ignacio de Chiquitos, y
dirigiéndose hácia el norueste, va á reunirse al rio Barbados, cerca de
los 64 grados de longitud y de los 14 de latitud, formando con este el
rio Guaporé ó Iténes: barcos de vapor pueden libremente navegar en él y
subir muy arriba hácia sus cabeceras.

El _Rio Serre_ nace al norte de Concepcion de Chiquitos, y siguiendo la
misma direccion que el rio Verde, se incorpora al Guaporé como
veinticinco leguas mas abajo. Es igualmente navegable para barcas de
alguna dimension.

El _Rio Blanco ó Baures_ toma su orígen tambien al norte de Concepcion
de Chiquitos; y como los dos anteriores se encamina hácia el norueste,
pasando inmediato al Cármen y á Concepcion de Moxos, para ir á desaguar
en el Guaporé, cerca del fuerte de Beira. Se puede navegar por este rio
hasta Chiquitos.

El _Rio Itonama_ recibe, bajo el nombre de rio de San-Miguel, gran parte
de las aguas de Chiquitos; se une luego al _Huacaré,_ cerca de Guarayos,
y sigue en paralelo al rio Blanco hasta incorporarse al Guaporé
juntamente con el rio Machupo, cerca del fuerte de Beira. Los buques de
vapor pueden por todas partes navegar sobre sus aguas hasta Chiquitos.

El _Rio Machupo_ acaudala los tributos de muchos riachuelos que parten
del seno de las llanuras inundadas de Moxos: estos riachuelos son, el
de _San-Juan,_ navegable desde San-Pedro, el _Moocho_, el _Molino_, el
_Machupo_ y el _Chananoca_, todos ellos ya reunidos al Machupo cuando
este rio pasa por delante de las misiones de San-Ramon y de San-Joaquin,
para ir á juntarse con el rio Itonama, y á par de este arrojarse despues
en el Guaporé, cerca tambien del fuerte de Beira.

El rio Guaporé, una vez depositario de todos estos caudales de agua,
corre en direccion al oestenorueste hasta llegar á incorporarse con el
Mamoré, hácia los 12 grados de latitud sud y 68 de longitud occidental
del meridiano de París.


_Tributarios del Mamoré._

El rio _Mamoré_ recibe todas las aguas de la vertiente oriental de las
cordilleras: sus tributarios, empezando por aquellos que se encuentran
mas al oriente, son los que siguen.

El _Rio Ivary_ nace en las llanuras inundadas que están al oeste del
pais de los Guarayos, y dirigiéndose hácia el norueste, recibe por su
izquierda las aguas de los rios _Tico_ y de _San-Antonio,_ yendo á
reunirse con el Mamoré un poco mas arriba de la Trinidad de Moxos. Ente
rio es navegable casi en todo el largo de su curso.

El _Rio Grande_ reune todas las aguas de las provincias montañosas de
Chayanta, de Cochabamba, de Mizqué y de Valle-Grande, descendiendo en
seguida á la llanada de Santa-Cruz, y adunándose con el Piray para
formar el rio _Sara_ hácia el norte de la provincia. Se puede navegar en
sus ondas hasta muy cerca de Santa-Cruz de la Sierra.

El _Rio Piray_ nace en las montañas de Samaypata, provincia de
Valle-Grande, desemboca en el llano de Santa-Cruz de la Sierra, y pasa
inmediato á la ciudad de este nombre, recibiendo por todas partes
pequeños tributos, y continuando en seguida paralelo al rio Grande hasta
juntarse con él para formar el rio Sara, muy al sud de los 15 grados de
latitud. Siendo muy rápida su corriente en algunas partes, solamente
cuando sale de madre pueden navegar en sus aguas los barcos de alguna
dimension.

El _Rio Ibabo_ toma orígen bajo el nombre de _Yapacany_ en la
cordillera orienta, hácia el este del pais de los Yuracarees, y continúa
corriendo, paralelo á los rios Grande y Piray, hasta arrojarse en el rio
Sara, unas cuantas leguas mas abajo del punto en que desagua, en este
mismo, el último de aquellos. El rio Ibabo es navegable en su mayor
parte.

El _Rio Mamoré_ nace al este del rio Ibabo, sobre las montañas de la
vertiente oriental de las cordilleras y en el pais de los Yuracarees. Su
corriente, que recibe desde luego los caudales del _Chimoré_, se
encamina por la llanura de Moxos hácia el norte, inclinándose unos
cuantos grados al oeste. Este rio, recibiendo el tributo de los demás
rios de la provincia, conserva el nombre de Mamoré hasta los 10 grados
de latitud sud, en cuyo término incorporándose con el Beni, toma la
denominacion de rio de Madeiras. El Mamoré puede servir de vehículo á
los paquebotes hasta el pié de las cordilleras.

El _Rio Chaparé_, formado de los rios _Coni, San-Mateo, Paracti_ y otros
muchos, nace en el pais de los Yuracarees, al oeste del Mamoré sobre la
vertiente oriental de la cordillera, y dirigiéndose al norte se reune al
Mamoré hácia el sud de los 15 grados de latitud meridional. Se puede
navegar por él casi hasta la confluencia del rio Coni, es decir, hasta
el punto donde empieza la llanura.

El _Rio Securi_, formado por los rios _Chipiriri, Samucebeté, Isidoro,
Yaniyuta, Securi y Sinuta_, navegables todos ellos hasta el pié de las
cordilleras, recibe los raudales de la vertiente oriental de estas,
desde los 68 hasta los 70 grados de longitud occidental, y se incorpora
al Mamoré mas arriba de la Trinidad, hácia el norte de los 15 grados de
latitud.

El _Rio Tijamuchi_ que nace en la cordillera oriental, al oeste de los
últimos tributarios del rio Securi, recibe las aguas del rio _Taricuri_
y atraviesa la llanura de la provincia por la parte nordeste hasta el
Mamoré, al cual se reune como á los 14 grados de latitud, un poco mas
arriba de la mision de San-Pedro. Grandes barcas pueden ascender por él
hasta el pié de las montañas.

El _Rio Aperé_ toma orígen, al oeste del anterior, sobre las mismas
montañas: recibiendo luego el tributo del rio de _San José_ se encamina
hácia el nordeste para ir á incorporarse con el Mamoré, mas abajo del
Tijamuchi, distante ménos de medio grado el uno del otro. Es igualmente
navegable este rio hasta muy arriba de su corriente.

El _Rio Yacuma_ nace tambien al oeste del Aperé y en la misma cerranía;
adunándose luego con el rio _Rapulo_, pasa inmediato á la mision de
Santa-Ana y va á reunirse con el Mamoré muy al norte de los 14 grados.
Se puede subir por él hasta el confin de las llanuras.

El _Rio Iruyani_ tiene sus cabeceras en la llanura, y recibiendo el
caudal del rio _Bococa_ se arroja en el Mamoré hácia el norte de los 13
grados.

El Mamoré, despues de haber atesorado los caudales de estas once
corrientes principales, se aduna como á los 12 grados con el rio Iténes
ó Guaporé; continúa en seguida su marcha hácia el norte hasta recibir el
desagüe del Beni y formar el rio de Madeiras. _Tributarios del Rio
Beni._

El rio Beni, del que ya se ha hecho larga mension al hablar de
Caupolican, arranca de las montañas situadas al nordeste de la
cordillera, en las provincias de Cochabamba, de Sicasica, de Yungas, de
Muñecas y de Apolobamba; y desembocando en la llanura como á los 14
grados de latitud, recibe por el oeste los tributos del rio _Mapiri,_
del rio _Tuyche,_ etc. Sigue luego corriendo hácia el norte hasta los 11
grados, en donde cambia de rumbo, torciendo al nordeste para ir á
incorporarse con el Mamoré á los 10 grados de latitud.

Cuando se consideran en su conjunto las corrientes que cruzan la
provincia de Moxos, no se puede ménos de admirar que haya una superficie
de diez y ocho grados, ó sean diez mil leguas, surcada por treinta y
cuatro rios, navegables casi en todo el largo de su curso, no teniendo
entretanto otro conducto para su desagüe que el rio Mamoré. Resulta
naturalmente de esta singular disposicion territorial, que en la
estacion lluviosa la mayor parte de las aguas de las provincia de
Chiquitos, del centro de Bolivia y de la vertiente oriental bajan á la
vez, con mas ó ménos ímpetu, á depositarse en el fondo de ese gran
receptáculo, diremos así, que forma la provincia de Moxos, en donde no
encontrando fácil y natural conducto para su derrame, cunden por la
llanura, ocasionando inundaciones periódicas, de que pocos parages están
á cubierto: así es que puede recorrerse casi toda la provincia en tal
estacion, bogando en canoas que pasan sin impedimento alguno por sobre
las pequeñas eminencias que separan á los rios. Mas, si en el tiempo de
lluvias hay solamente pequeñas lenguas de terreno, que hallándose al
abrigo de las inundaciones forman una especie de islas en donde se crian
ganados y se labra la tierra, todo cambia de aspecto en la estacion de
la seca: los rios se encajonan en sus cauces, prados magníficos
sustituyen á los fangosos bañados, y la provincia presenta por todas
partes un suelo virgen que se brinda á la agricultura. Su territorio es
un conjunto de llanuras sobre las que se aperciben de trecho en trecho
boscages aislados, ocupando terrenos mas altos, á donde no alcanzan las
aguas de las crecientes anuales.

La perfecta igualdad del terreno de Moxos determina en esta provincia
una disposicion geográfica muy particular. No solamente las pequeñas
eminencias que deberian encontrarse entre las diversas corrientes, son
enteramente agenas de su territorio, sino que tambien rios diferentes
toman orígen en un mismo pantano, como sucede con el rio Machupo y el
rio de _Huarichona_ (tributario del Itonama), que nacen ámbos en el
mismo lago. ¿No seria esta una ocasion oportuna para preguntar á los
geógrafos demasiado sistemáticos, que en todas partes quieren que haya
indispensablemente montañas entre cada surco de agua, cómo es que en
este lugar no existen?

A mas de los rios que acabo de mencionar hay todavía multitud de
arroyos, ramificaciones de esos troncos principales, y de los que no doy
aquí la nomenclatura. Sus corrientes solo pudieran servir para la
navegacion en las épocas de crecientes: en el resto del año se mantienen
casi totalmente secos.


_Lagos_.

Si en tiempo de crecientes la provincia de Moxos, inundada casi por
todas partes, forma, por decirlo así, una sola sábana de agua; en la
estacion de seca las llanadas quedan enjutas, y únicamente se ven sobre
las partes mas hundidas del suelo, numerosos pantanos, particularmente
al este y al oeste de la provincia, sin que se encuentren muchas lagunas
permanentes. Pueden citarse algunas sin embargo:

La _Laguna de Chitiopa,_ que está situada mucho mas arriba del Cármen, y
en la misma cabecera del rio Blanco, al que da orígen por consiguiente.

La _Laguna de Itonama,_ que se halla colocada sobre el rio del mismo
nombre, como veinticinco leguas mas arriba de Magdalena: tiene esta
laguna cerca de dos leguas de ancho, sobre cuatro á cinco de largo y
está formada por un ensanche estraordinario del rio. Solamente en un
tiempo sereno se aventuran los indios á navegar en ella; pero siempre
con cierto recelo que no deja de ser fundado, pues las oladas que suele
de improviso levantar el viento, sumergiría infaliblemente sus canoas.

Cerca de San-Ramon, se ven dos lagos permanentes, el uno situado á
distancia de media legua y el otro á poco ménos de dos leguas. Ambos
tienen una forma oblonga y como una legua de diámetro á lo mas. Es muy
esquisito el pescado que se saca de ellos; pero la multitud de caimanes
estorba mucho á los pescadores. Encuentrase todavía, en las cercanías de
la mision de San-Joaquin, otro lago de la misma dimension que el
anterior y que tambien contiene pescados en abundancia.

Por el tiempo de la seca se ven finalmente á mas de los citados, sea en
medio de la llanura, sea inmediatos á los rios, infinidad de pequeños
lagos ó estanques, cuya demasiado estrechez hace que carezcan de
importancia: por otra parte, aquellos que se encuentran sobre la orilla
de los rios, como por ejemplo los que están sobre las riberas del
Mamoré, cambian frecuentemente de sitio segun los terromonteros ó las
avenidas de tales rios.


_Geologia._

La provincia de Moxos no presenta pues, por lo visto, otro aspecto
geográfico que el de una llanura, circunscripta hácia el sud, por las
montañas de los Andes y las colinas de Chiquitos, hácia el norte, por
los montes brasileros del Diamantino y del Iténes. Esta llanura, en la
que vienen á rematar todas las corrientes de la vertiente oriental de
las cordilleras y de las vertientes occidental y septentrional de la
provincia de Chiquitos y de la Capitania General de Mato-Grosso, se
reune con las pampas por medio del Monte-Grande, al paso que
prolongándose por la parte norte, establece en aquel punto la
comunicacion con la gran fuente del Amazonas: de modo que la provincia
de Moxos no es otra cosa que la continuacion septentrional de las
pampas, la continuacion meridional de las llanuras del Amazonas, ó mas
bien, una prosecucion de ese inmenso bajo que está situado entro las
últimas faldas de las cordilleras y los montes del Brasil, y que abraza
de norte á sud todo el centro del continente meridional de América,
interrumpido solamente, del noveno al decimo grado de latitud, por la
cerranía poco elevada que determina las numerosas cachuelas y las
cascadas del rio de Madeiras.

Cuando el rio de San-Miguel sale de madre, lo que se verifica todos los
años, sus ribazos ofrecen aluviones terrosos, mezclados con arena muy
fina ó con una arcilla negruzca, y depositados en capas horizontales.
Estos terrenos vanse levantando gradualmente con la adicion de las
partículas arrancadas á los lugares altos de la provincia de Chiquitos.
Hay entre los rios de San-Miguel y de Baures pantanos considerables,
cubiertos de aluviones fangosos modernos, y de arcillas cenagosas rojas
que creo tienen alguna relacion con mi terreno _pampeano_, aunque no
haya visto yo en ellas animales fósiles: estas arcillas forman en aquel
lugar la capa inferior á los aluviones actuales; pues no se les echa de
ver sinó cuando estos aluviones, compuestos de tierra negruzca ó de
arena muy fina, llegan á ser arrancados por las _erosiones_. Estos
terrenos son notables sobre todo en el arroyo de San-Francisco y algo
mas adelante, en direccion á la mision del Cármen. Segun me aseguraron,
estas mismas arcillas se estienden, subiendo hácia el sud, sobre una
vasta superficie que se encuentra entre los rios Blanco y de San-Miguel.
En medio de ellas se levanta, como á distancia de doce leguas al
sudsudeste, un pequeño moron de piedra arenisca de la _formacion
devoniana_, que tiene mucha analogía con la de los Guarayos.

El rio Blanco no atraviesa sinó por sobre aluviones modernos; he hallado
sin embargo sobre muchos puntos de las cercanías de Concepcion, y
principalmente en los contornos inmediatos á la mision, algunos retazos
de terreno _pampeano_ debajo de la arena finísima de recientes
aluviones. Todas las llanuras, que se estienden desde Concepcion y desde
Baures hasta Magdalena, están formadas de aluviones, á escepcion de los
lugares poblados de pequeños boscages en donde se descubre un poco de
arcilla cenagosa roja: los ribazos de _Guacaraje_ y varios puntos de los
alrededores de Magdalena tambien la manifiestan. Estos pequeños retazos
de terreno _pampeano,_, diseminados por todas partes, me dieron una
prueba inequívoca de que ese limo cubre la parte oriental de la
provincia, y que si no está visible en otros puntos es porque ha sido
tapado. En aquellas planicies, una vara de diferencia en el nivel es
bastante para que lo encubran los aluviones, haciéndolo desaparecer
totalmente. Hay al este, 20 grados norte de la brújula y como á diez
leguas de Magdalena, un morro bastante alto que no alcancé á visitar;
pero que, segun me aseguró un Cura que la habia examinado, debe
componerse tambien de piedra arenisca.

Entre Magdalena y San-Ramon se ven todavía llanuras cubiertas de
aluviones, advirtiéndose solamente cerca de la hacienda de San-Cárlos, y
entre los rios Machupo y Huarichona, algunas manchas de arcilla rojiza.
En San-Ramon se descubre debajo de esas arcillas cenagosas, una
verdadera arcilla que contiene gran número de pepitas de hierro
_hidratado_, y que ofrece en todo la capa de mi terreno _guaraniano_. Es
efectivamente el mismo envoltorio, y entran en su composicion los mismos
granos redondos. Puesta la una junto á la otra estas dos rocas no
presentan la mas mínima diferencia. Sobre los ribazos del rio Machupo se
manifiestan arcillas rojas, cubriendo todos los puntos en seco, de los
contornos de San-Joaquin. Sin embargo, sobre el sitio mismo de la mision
y en su circuito, así como siete leguas mas al norte, y tambien cerca de
la confluencia de los rios Machupo é Iténes, he notado bajo terrenos
_pampeanos_ retazos considerables del _terciario guaraniano_ con
pepitas de hierro _hidratado_. Estas arcillas, llenas de negras y
lustrosas pepitas de _hidrato_ de hierro, cubren, segun mis particulares
observaciones, una superficie de cerca de veinte leguas de largo, en
donde el mas rico mineral de hierro se muestra á flor de tierra sin que
jamas se haya pensado en beneficiarlo. Al efectuar este descubrimiento
el año de 1832, inmediatamente calculé las pingües ventajas que podria
reportar á la república el laboreo de estas minas; y no cabe la menor
duda en que se operaria un cambio favorable de cosas, proporcionando á
sus habitantes el material y los medios para entregarse á todo género de
empresas industriales.

La ribera izquierda del Guaporé, cerca del Fuerte de Beira, se compone
de terrenos bajos inundados en tiempo de crecientes, ó de retazos de
terreno _guaraniano_ con sus pepitas de hidrato de hierro: la ribera
derecha, por el contrario, se va levantando en colinas hácia la serranía
formada por uno de los ramales del Diamantino, la cual serranía,
dirigiéndose en paralelo con la corriente del rio Iténes hácia el
oestenorueste y estesudeste, continúa hasta un punto bastante apartado
en medio de las selvas, donde viene á determinar las cachuelas y las
cascadas del rio de Madeiras. Compónese esta serranía de piedras
areniscas desmoronantes, muy ferruginosas y generalmente rojas, análogas
en todo á las de la Sierra de San-José de Chiquitos y tambien á las de
las últimas faldas de la cordillera, que bajan hácia el norte y nordeste
de Cochabamba. Esta piedra arenisca forma un todo compacto de capas que
se esconden bajo un ángulo de doce ó quince grados. Estas capas, que
parecen estenderse hasta muy léjos hácia el norte, van á rematar cerca
del rio Iténes, donde son encubiertas, sobre una anchura de mas de una
legua, por conglomeraciones ferruginosas, en vetas perfectamente
horizontales, y que contienen mucho hidrato de hierro. Estas
conglomeraciones, enteramente idénticas á las de Chiquitos, y aun diré
tambien á las de la provincia de Corrientes, representan exactamente mi
terreno _guaraniano_. He hallado pues, en esta parte de la provincia,
las conglomeraciones ferruginosas del _terciario guaraniano_ como nivel
de los terrenos antiguos; en la arcilla, la capa con sus pepitas de
hierro _hidratado_, análogas á las de Corrientes; y por último, el
terreno _pampeano_ con sus limos: todo lo cual se encuentra cubierto por
aluviones modernos.

La corriente del Guaporé me ha presentado por todas partes, sobre su
ribera izquierda, aluviones modernos, que se estienden hasta un punto
que está diez leguas ántes de llegar á la confluencia, en donde he
creido notar nuevamente una capa considerable de arcilla cenagosa
rojiza, mezclada con aluviones: la orilla derecha se compone entretanto,
por el espacio de algunas leguas, de conglomeraciones ferruginosas
frecuentemente encubiertas por aluviones, luego de aluviones solamente y
de terrenos inundados hasta la confluencia del Mamoré. No me ha ofrecido
este sobre sus riberas, durante casi todo el largo de su curso, otra
cosa mas que aluviones modernos arenosos. He notado sin embargo, algunas
leguas mas abajo de Exaltacion, en medio de un bosque situado á poco
trecho del rio, una pequeña colina aislada en el llano, á la que no pude
acercarme; pero me aseguraron que se componia de piedra arenisca
desmoronable, análoga tal vez á la piedra arenisca carbonífera. Encontré
tambien arcillas cenagosas rojizas, debajo de aluviones, en los
alrededores de las misiones de Exaltacion, de Santa-Ana, de San-Pedro,
de San-Xavier, de Trinidad y de Loreto.

La corriente del rio Chaparé me ha enseñado por todas partes aluviones
modernos arenosos; he creido notar sin embargo, sobre muchos puntos,
que bajo estos aluviones se ocultaban arcillas cenagosas, pero sucede
esto tan solo á una gran distancia de las montañas. Los primeros
quijarros se manifiestan en la confluencia de los rios Coni y de
San-Mateo. He visto realizado esto mismo en el rio Securi. En todos los
parages donde la corriente no transita por sobre los terrenos ya
recorridos por las aguas, he visto una espesa capa de terreno de
aluvion, formada de arena muy fina ó de arcilla parda, hornaguera, la
cual encubre una arcilla cenagosa, amarilla ó rojiza, de una época bien
distinta y que anunciaba evidentemente provenir de causas anteriores al
actual estado de cosas. Un documento histórico sobre la edad de los
aluviones me lo aseguró completamente. Sobre un ribazo del rio Securi,
algo mas abajo de su reunion con el rio Sinata, llegué á descubrir una
barranca, poco mas ó ménos, de ocho varas de alto, que habia quedado á
descubierto por estar las aguas enteramente bajas. Esta barranca se
componia; de dos varas de arcilla cenagosa amarilla rojiza, un poco
untuosa y en la que no vi resto alguno de cuerpos organizados; de una
capa de seis varas de arena muy fina, frecuentemente entremezclada con
arcilla y con arcilla hornaguera negruzca. En la parte inferior de estas
últimas capas, y en un pequeño trecho lleno de carbon de leña, encontré
gran número de fragmentos de vagilla de barro cocido, cuyas formas
revelaban aun el uso á que estaban probablemente destinados los vasos y
demás útiles que tales tiestos debieron componer. Estos vestigios de una
morada antigua de la raza indígena, que descubrí enterrados como cinco
varas mas abajo del terreno actual, sobre el cual se alzan hoy en dia
árboles corpulentos y que cuentan muchos siglos, dióme un seguro
testimonio de que la existencia de toda aquella arena menuda ó de esa
arcilla hornaguera debia ser posterior al establecimiento del hombre en
aquellos lugares; siéndome permitido por lo tanto, considerar con
evidencia esas capas de aluvion como enteramente análogas á las capas
formadas por los fenómenos todavía existentes.

La corriente del rio Grande me ha presentado aluviones hasta la
confluencia del rio Piray; pero muy luego hame ofrecido este por todas
partes arcillas cenagosas, ó levemente pegajosas, amarillentas ó
rojizas, las cuales componen todo el álbeo del rio y sus ribazos. Son
estas arcillas las que toda vez que las aguas se encuentran bajas
determinan esa especie de cachuelas, en donde la diferencia súbita del
nivel haciendo que la corriente sea mas rápida, obliga á los navegantes
á retirar del agua sus canoas y á trasportarlas por tierra hasta salvar
la cachuela, para volver á emprender su marcha por el rio. Esta especie
de resaltos de media vara á dos varas de altura se componen totalmente
de arcilla amarilleja poco cenagosa y en la que no están muy marcadas
las capas. He notado en esta arcilla concreciones calizas, análogas á
las de las pampas; y he descubierto ademas, en el álbeo mismo del rio,
osamentas de grandes mamíferos fósiles en un estado algo desmenuzable,
las cuales me dieron una prueba inequívoca de que todas esas arcillas,
mas ó ménos cenagosas, ó los limos de la provincia, pertenecen
evidentemente al mismo periodo geológico que el gran depósito de las
pampas, y que por lo tanto deben resultar de una causa comun.

Para dar un resúmen sobre la composicion geológica de la provincia de
Moxos, voy á pasar sucesivamente en revista las diferentes épocas
geológicas, que se ven marcadas en el vasto recinto que ella forma.

En ninguna parte se encuentran allí vestigios de rocas de orígen ígneo.

Los _gneiss_ y los _filados_ de la época _siluriana_, son igualmente
desconocidos.

El terreno _devoniano_, representado por piedras areniscas compactas, es
la parte mas ínfima que allí se advierte. Estos terrenos no presentan
grandes superficies: dos pequeños retazos que pertenecen á series
ocultas bajo los aluviones, se muestran tan solo, la una inmediata á la
mision del Cármen, la otra al este de Magdalena; ámbos dos al este de la
provincia.

Los terrenos carboníferos presentan en medio de aluviones, y bajo la
forma de piedras areniscas rojas y desmenuzables, dos pequeños morones,
el uno cerca de San-Ramon, y el otro no léjos de Exaltacion. Estos
terrenos constituyen, por la parte del norte, la cerranía de Beira,
inmediata al rio Iténes, y que se dirige de oestenorueste á
estesudeste: ellos componen tambien, por el sud, las últimas colinas
de la vertiente oriental de la cordillera, que forman la otra estremidad
de la provincia. Es ciertamente una circunstancia muy notable el que
esas dos estremidades de la gran llanada de Moxos[1] estén formadas par
cerranias. La primera de estas, que es la de Iténes, va á perderse hácia
el sudoeste, al paso que la otra se inclina al nordeste; de lo cual
debiera acaso inferirse que ántes de las dislocaciones que han colocado
á estos terrenos en el sitio donde hoy se encuentran, no formaban ellos
sino un solo depósito. Dichos terrenos _carboníferos_ se hallan
cubiertos, ya por aluviones modernos, ya por _conglomeraciones
ferriferas_ pertenecientes á los terrenos _terciarios_.

[Nota 1: Véase en la lámina 10, fig. 1, el corte geológico trasversal de
la provincia, y el mapa geológico de Bolivia.]

Entre tanto no he visto en Moxos una sola capa que pueda corresponder á
los rangos, _triásico, jurásico,_ ó cretáceo.

Los primeros depósitos, que han nivelado las dislocaciones del rango
_carbonifero_ son _conglomeraciones_ ferruginosas de hierro _hidratado_
ó de arcillas llenas de ese mismo hierro en pepitas. Estos depósitos, de
que se ven á descubierto algunos retazos en San-Ramon, San-Joaquin y
sobre las riberas del rio Iténes, cerca del fuerte de Beira, me han
parecido idénticos á mi terreno _guaraniano_, que tan desenvuelto se
manifiesta en Corrientes sobre el rio Paraná; y en efecto, él se compone
tambien de _conglomeraciones ferriferas_ ó de arcilla llena de pepitas
de hierro _hidratado_. Como quiera que sea, estos terrenos forman capas
perfectamente horizontales, las que en el fuerte de Beira se sobreponen
inmediatamente á las piedras areniscas de los terrenos _carboníferos_.
En todas las otras partes, ellos se encuentran encubiertas por arcillas
cenagosas.

La provincia de Moxos carece en su conjunto de todos los terrenos
_terciarios_ marinos.

Se diria que las capas _pampeanas_ cubren totalmente la provincia, y
efectivamente, en los lugares donde los aluviones se ven arrancados,
están ellas representadas por un depósito horizontal, compuesto de limo
rojizo, ó de arcilla cenagosa amarilleja, algo pegajosa. El limo parece
dominar ménos aligado con otras materias en la parte este de la
provincia, mientras que en el sud las arcillas tienen la supremacía.
Estas capas me han ofrecido en el rio Piray osamentas de _mamíferos_
fósiles característicos de su época. He tenido ocasion de ver este
depósito en varias partes; entre el rio Blanco y el rio San-Miguel,
entre este y el Machupo, sobre la corriente y al oeste del último; cerca
de la confluencia del rio Iténes en el duodécimo grado, cerca de
Exaltacion y de Santa-Ana al oeste del Mamoré; al este del mismo, en
San-Pedro, en Trinidad y en Loreto; lo he reconocido luego bajo los
aluviones del rio Securi y del rio Chaparé, y en el rio Piray sobre una
dilatada superficie. Cuando se hallan á descubierto las capas inferiores
se advierte que están sobrepuestas al grado _terciario guaraniano_. Por
todas partes se encuentran tales capas mas ó ménos encubiertas por los
aluviones modernos. Los innumerables puntos donde se manifiestan, me
indicaron que deben ellas haber venido á llenar las desigualdades y á
nivelar las inmensas llanuras de la provincia, tal cual se ve que ha
sucedido en las pampas: la superficie que abrazan en aquella, es acaso
igual á la mitad de estas. Esta superficie parece hallarse sobre el
grado _guaraniano_ en vez de estar sobrepuesta al grado _patagoniano_,
del cual carece la provincia de Moxos.

En la parte superior á las capas pampeanas y en todas las depresiones
formadas por las denudaciones de tales capas, son aluviones los que
cubren la mayor parte del suelo de la provincia. Estos aluviones
consisten ya en arena muy fina, ya en arcilla ó en limo hornaguero,
compuesto de despojos vegetales. La estension de estos aluviones, así
como su espesor, que es de diez á doce varas, harian presumir que
algunas conmociones violentas los hubiesen producido; pero es evidente
que se forman todos los años por las avenidas de los rios que bajan
rápidamente de las montañas, trayendo consigo partículas terrosas y
areniscas que se desparraman por la llanura, y dejan anualmente en ella
una nueva capa. No se encuentra un solo guijarro sobre la superficie de
la provincia de Moxos, y hasta pudiera yo decir que jamas he notado en
toda ella un solo grano de arena un poco gruesa. Es menester acercarse
al pié de la cordillera para tropezar con las primeras guijas.

En último análisis, la provincia de que tratamos, representa un grande y
profundo receptáculo, una especie de gran lago al cual llegan por todas
partes los rios y arroyos, arrastrando materias terrosas ó arrenáseas,
que en la época de las inundaciones cunden por la esplanada, y
contribuyen á levantar gradualmente el suelo. Estos aluviones parecen
venir en mayor abundancia de las regiones occidentales, en donde vierten
sus aguas todos los torrentes de los Andes; así es que por tal lado, en
poquísimas partes llegan á descubrirse las capas _pampeanas_, al paso
que dichos aluviones son comparativamente de muy exigua importancia.

En las estaciones lluviosas, los innumerables rios que por todos lados
se precipitan con ímpetu sobre la llanura, trasforman á esta en un lago,
hasta tanto que desparramado por los campos ese volúmen inmenso de
aguas, llega á derramese por el único evacuadero natural de la
provincia, que es el rio de Madeiras.

Algunos autores, propensos á ver por todas partes riquezas imaginarias,
han sentado que los jesuitas habian estraido del cerro de San-Simon
cantidades considerables de oro y de diamantes. Otros se han adelantado
á creer que se encontraban piedras preciosas en las orillas de los rios
Beni, Mamoré y Guaporé. Las investigaciones geológicas que he
practicado yo mismo me han asegurado que no pueden absolutamente existir
en Moxos materias tales: seria por consiguiente trabajo perdido el
ponerse á buscar allí, tanto los diamantes, como el oro, la plata ó todo
otro metal de esta naturaleza. Entre tanto, la provincia de Moxos
encierra en su seno un tesoro de mucha mas valía; tal puede decirse de
las minas de hierro que he descubierto cerca de San-Ramon y de
San-Joaquin. Si estos mineros llegan á beneficiarse, es de esperar que
sus productos sustituirán ventajosamente á esos preciados minerales,
dando al pais una riqueza ménos efímera, y por lo tanto mas positiva.


_Temperatura y clima_.

El clima de Moxos, como el de todos los lugares situados bajo la zona
tórrida, es tanto mas caluroso cuanto que la provincia entera solo
consta de una grande llanura, ó por mejor decir, está formada por una
fuerte depresion del suelo sin asperidades. Cuéntanse en ella dos
estaciones totalmente distintas, que son el verano ó la estacion
lluviosa, y el invierno ó la estacion de secas. La provincia de Moxos
tiene pues que participar única y esclusivamente ó de la una ó de la
otra de esas estaciones. En el tiempo de seca es menester bajar á los
rios para encontrar agua, mientras que, durante los seis meses de
lluvias, la inundacion abraza de tal modo el territorio, que se puede
navegar en canoas casi por todo él, sin hallar el menor embarazo.
Presentando entónces la provincia el aspecto de una vasta laguna, con
dificultad se descubren sobre ella algunos puntos, que á manera de islas
permanecen á cubierto contra la invasion de las aguas. En semejante
estacion, sopla contantemente el nordeste, el cielo se muestra de
continuo totalmente encapotado, y solo á intérvalos muy distantes asoma
de vez en cuando el sol. Hay ocasiones en que llueve á destajo durante
dos ó tres dias consecutivos, cayendo perpendicularmente los chorros de
agua sin ser desviados por el menor soplo de viento: otras veces,
nubarrones colosales se cruzan en tumulto por las bóvedas etéreas, y
cuando llegan á entreabrirse, torrentes de lluvia se desploman con tal
ímpetu y abundancia por el espacio de algunas horas, que la tierra se ve
cubierta, hasta la altura de un pié, de aguas que se derraman luego muy
lentamente.

Las misiones de la provincia han sido fundadas sobre los pocos puntos
que están al abrigo de las inundaciones; es en ellas donde se han
establecido las haciendas para la cria de ganados y para las labranzas.
Hay igualmente algunos boscages, que siendo los únicos lugares del
centro de las llanuras á donde no alcanzan las aguas, sirven de refugio
en la predicha estacion á los reptiles de las cercanías, y á todos los
animales salvages que ofrecen entónces fácil y buena caza; pero sucede
frecuentemente que los tigres, huyendo tambien de las inundaciones,
vienen á buscar allí la segura presa que le brindan las manadas de
ciervos de diversas especies, y la cantidad variada de mamíferos; así es
que los Indios, careciendo de armas para defenderse, no se atreven á
llegar allí cuando están solos, y oyen con espanto los frecuentes
bramidos de esos animales feroces. Los pájaros ribereños y acuáticos,
qué se ven diseminados á lo largo de los rios todo el tiempo que dura la
estacion de seca, se reunen en los periodos lluviosos, los primeros,
sobre los terrenos no inundados, los otros, sobre el lago que forma la
llanura. Millares de estos seres aligeros pueblan el territorio de
Moxos. Encuéntranse en los parages ménos hondos las garzas azules y
blancas, los jabirus, etc., y en todos los otros puntos bandadas de
patos tan numerosas, que forman una inmensa nube cuando levantan el
vuelo.

En el mes de marzo se van ya minorando las lluvias; los terrenos
comienzan á orearse; las diversas corrientes naturales arrastran en su
curso las aguas que cundian por la llanura, reemplazándolas por toda
ella magníficos herbazales. A principios de abril ya no desbordan los
rios, y las llanadas ostentan solamente una multitud de lagunillas
circunscriptas. Hácia este periodo del año se advierten por los aires, á
una altísima distancia, innumerables bandadas de grandes y pequeñas
garzotas que se encaminan invariablemente de sud á norte, formando cada
bandada dos hileras de la misma dimension, que unidas por un estremo
representan la figura de un ángulo. Este es el periodo de una de esas
emigraciones generales, en que los pájaros ribereños abandonan las
regiones del sud, ya demasiados secas, para ir á buscar los bañados de
Moxos y del Amazonas que empiezan á despejarse, dejando sobre la llanura
cantidad de pescados, cuya fácil adquisicion presenta pasto abundante á
esos volátiles viageros, que llegan allí á millares. Es digno de
admiracion el espectáculo que presenta á la vista tanta diversidad de
pájaros confundidos; el jabirú de collarin punzó se enmarida
graciosamente con la blanca garzota, con la espátula rosada, con los
disformes _savacúes_, con los _tántalos_, con los esparavanes ó garzas
reales y con los _socos_. Todos ellos se disputan á porfía y metiendo
una bulla espantosa la presa que yace en tierra[1]. Auméntase entretanto
el número por instantes con la llegada de otras bandadas que se
presentan atraidas por esa ralea general; y cuando ya todos se
encuentran hartos, el jabirú, sin abandonar el campo, se retira
gravemente hácia un lado, miéntras que las garzas blancas y azules y
otras aves de la misma familia, levantándose en tropel, van á posarse
desparramadas sobre los bosques vecinos. Es tal la abundancia de
garzotas en la provincia, que se suelen ver sobre sus campos, bosques
enteros blanquando á lo léjos como si estuviesen cubiertos de nieve.

[Nota 1: Véase la lámina 7.]

Cuando los bañados se encuentran enteramente secos, esta numerosa
familia los abandonan para ir á tomar su asiento cerca de los rios; así
es que las orillas del Mamoré se ven por todas partes animadas por
multitud inmensa de pájaros ribereños: allí el _tántalo,_ en bandadas de
algunos millares, se pasea con mesurado andar sobre las partes fangosas,
acompañado de la espátula rosada, ó de las garzas blancas; al paso que
se ven los bancos de arena cubiertos de _rayadores_ y de gaviotas, que
hacen rezonar el aire con sus graznidos, si acierta á pasar por allí
alguna embarcacion, á la que persiguen unidos con los chotacabras,
temorosos acaso de que los navegantes les destruyan sus nidales.

La distribucion de las tormentas segun las varias regiones, no deja de
ser un fenómeno curioso. Durante elestío, torrentes de lluvia inundadan
la tierra; jamas se oye entretanto el estampido de un trueno, y hasta el
viento parece mantenerse quedo. En la estacion del invierno, es decir,
desde mayo hasta setiembre, el tiempo es generalmente hermoso, y los
vientos varian de norte á nordeste. En tal periodo, las tempestades se
forman de repente por la parte del sud: se oye entónces tronar
estrepitosamente por todos lados: ruge el viento sud, y á par que cae el
rayo, un verdadero diluvio inunda todo el suelo. Es necesario haber
presenciado esas tormentas de las regiones tropicales, para tener una
verdadera idea de la violencia con que sopla el viento, y de los
torrentos de agua que se desprenden sobre la naturaleza espantada. Un
frio rígido y penetrante sucede á semejantes borrascas, que hacen
declinar súbitamente la temperatura como de veinte grados, manteniéndola
en el mismo punto uno ó dos dias, pasados los cuales renace la calma.
Estas tempestades son tanto mas singulares, cuanto que son desconocidas
sobre las montañas, donde solo reinan en el verano (el cual empieza por
noviembre y termina en mayo), siendo entónces casi periódicas como
sucede en Chuquisaca. La impetuosidad con que sopla el viento del sud
promueve inmediatamente en los grandes rios gruesas oleadas, que obligan
á los viageros á suspender su marcha para no verse irremisiblemente
sumergidos junto con sus canoas.

La seca acompañada de tempestades se prolonga hasta el mes de agosto, y
la provincia, casi enteramente enjuta, no posee mas agua que la
correntosa de los rios, ó la muy escasa que se mantiene estancada en lo
interior de los inmensos bañados. La tierra se encuentra talmente seca,
que se raja por todas partes, y la naturaleza entera parece calcinada
con el solo reflejo de un sol abrasador. Por este tiempo se pueden
recorrer á caballo todas esas llanuras poco ántes inundadas; los ganados
retozan libremente por los verdosos y dilatados campos, y finalmente, la
provincia de Moxos muestra con ufanía todo el completo de su vasta
superficie.

Una nueva estacion principia en los meses de noviembre y diciembre: la
vegetacion, que habia suspendido su crecimiento durante la estacion de
seca, desenvuelve un tierno y lucido follage con el fomento de algunos
aguaceros de primavera: la naturaleza entera desplega ostentosamente sus
mas primorosas galas. ¡Cuán deliciosas son entónces las mañanas bajo la
zona tórrida! Al despejarse con los primeros rayos del sol la espesa
niebla que cubria las campiñas, con cuánto regocijo se respira el aire
fresco de la atmósfera, y el perfume que por todas partes despiden de su
seno las flores recien abiertas, ó las hojas que se desarrollan bajo la
doble influencia del calor y de la humedad! Los pajarillos celebran
alborozados el retorno de la aurora, saltando de hoja en hoja, y
cortejando á esas hijas predilectas de la primavera, cuya diversidad de
coloridos presenta los mas admirables contrastes. Aquí, matas enteras de
la púrpura mas viva ó del dorado de mayor pureza, allí, los acacias cuyo
olor es idéntico al de la bainilla, acullá, enfin, la pudorosa sensitiva
con sus leves penachos color de rosa, lisongean agradablemente á la
vista y sonrien á la imaginacion.


_Fisonomía animal._

Las inundaciones hacen que el centro de la provincia caresca algun
tanto de mamíferos; pero subiendo los rios hácia todas direcciones, se
encuentra multitud considerable de monos[1] que ofrecen pieles
magníficas, particularmente los de la especie mas grande: son tambien
abundantes y muy notables por la hermosura de su piel los marimonos[2] y
los monos chillones[3]. Cerca del Cármen hay muchedumbre de murciélagos
que se alimentan de mosquitos[4]. No son nada escasos los tigres[5],
sobre todo en las selvas; y al paso que rara vez se ven allí
jabalíes[6], abundan prodigiosamente los antas[7] ó gran-bestias, los
ciervos[8] y los venados[9]. Suelen tambien encontrarse á veces algunos
borochis[10] ó lobos colorados, cuyos dientes, en virtud de una
preocupacion popular, se emplean frecuentemente como un antídoto contra
la picadura ponzoñosa de las víboras. Los rios se hallan entre tanto
llenos de carpinchos[11] y de delfines ó bufeos[12].

[Nota 1: Especies de los géneros _Lagothrix, Cebus fulvus, Calitrix
antomophagus_.]

[Nota 2:_Ateles paniscus._]

[Nota 3:_Mycetes seniculus y Caraya_.]

[Nota 4:_Noctilio rufipes affinis,_ etc.]

[Nota 5:_Felis onca._]

[Nota 6:_Dicotyles torquatus y labiatus._]

[Nota 7:_Tapirus americanus._]

[Nota 8:_Cervus paludosus._]

[Nota 9:_Cervus campestris, rufus y nemorivagus_.]

[Nota 10:_Canis jubatus._]

[Nota 11:_Hydrochoerus capibara._]

[Nota 12:_Inia boliviensis,_ de Orb.]

Hay allí, en cuanto á los pájaros, mucha ménos variedad que en los
paises montañosos. Abundan, empero, en los bosques y cerca de los
lugares habitados, cantidad de gallinazos[1] y diversidad de aves de
rapiña diurnas[2] y nocturnas[3]. Los carpinteros[4], los varios
picaflores y multitud de loros habitan las florestas; así como en los
bañados, á la par que los patos[5], muchedumbre considerable de pájaros
ribereños, tales como el _jabirú_[6], los _tántalos_,[7] las _garzas
azules[8]_ y _blancas_[9], el _soco_[10], los _savacúes_[11], las
_gallinetas de agua[12]._ Encuéntranse finalmente, sobre las orillas de
los rios, los _rayadores_[13], las _gaviotas_[14], los _caprimulgus_[15]
y las _espátulas._[16]

[Nota 1: _Cathartes urubu y aura._]

[Nota 2: Especies de los géneros _Falco, Buteo, Nisus, Maiagua,_ etc.]

[Nota 3: Especies de los géneros _Noctua, Strix y Bubo_ (sobre todo el
_Bubo magillanicus)._]

[Nota 4: Especies del género _Picus_.]

[Nota 5: Especies del género _Anas_.]

[Nota 6: _Micteria americana._ Véase la lám. 7]

[Nota 7: _Tantalus leuculatur._ Véase la lám. 7.]

[Nota 8: _Ardea americana._]

[Nota 9: _Ardea pealei._]

[Nota 10: _Ardea violacea._]

[Nota 11: _Cancroma cochelaria_.]

[Nota 12: _Galeonila y Fulica._]

[Nota 13: _Ryncops niger._]

[Nota 14: Especies del género _Sterna_.]

[Nota 15: _Caprimulgus arenarius,_ de Orb.]

[Nota 16: _Platalea ajaja._]

Los reptiles terrestres son rarísimos en Moxos, y bien pudieran contarse
las ocasiones en que se encuentra una que otra serpiente venenosa: de
vez en cuando se ven algunos boas acuáticos, no pocas tortugas[1], y
los caimanes de que los rios y bañados están lleños; estos feroces
anfibios destruyen el pescado y son el terror de los moradores de la
provincia.

[Nota 1: Especies del género _Emys_.]

Los viageros que costean los rios se hallan espuestos al punzante
aguijon de las rayas[1] y aveces á la mordedura de la _palometa_[2];
pero tambien están seguros de encontrar pesca fácil y abundante para su
alimento, pues por todas partes se presentan á la mano del pescador, y
casi voluntariamente, los enormes _surubies[3]_, los sustanciosos
_pacus_, considerable número de bagres[4] y sábalos[5], y otras muchas
especies de que se ven atestados, diremos así, todos aquellos rios.

[Nota 1: _Trygon histrix._ Véase la lám. 14, fig. 1.]

[Nota 2: _Serrasalmus marginatus._ Véase la lám. 5, fig. 2.]

[Nota 3: _Platistoma pardalis_, y _Orbignyanus_. Véase la lám. 5, fig.
2.]

[Nota 4: _Simelodus maculatus, pati_, etc.]

[Nota 5: _Paca lineatus_.]

Es bastante exigua la variedad de insectos en la provincia de Moxos, y
solo se conocen aquellos que afeccionan la humedad. Hay entre tanto
muchedumbre de xejenes y de tábanos, que se complacen en torturar
durante el dia al pobre viagero, mientras que por la noche enjambres de
mosquitos no le permiten gustar un solo instante de reposo.

Por causa de la estension de los bañados, inundados una parte del año,
la vegetacion de esta provincia es mucho ménos variada que la de las
demás que componen el departamento. Las llanadas se hallan guarnecidas
de plantas gramineas muy convenientes para el pastoreo: en los lugares
pantanosos crecen los juncos, y esa admirable planta acuática que es el
gigante de aquellas comarcas, y cuyas hojas de dos varas de diámetro, se
tienden pintorescamente sobre las aguas[1]. Los ribazos ostentan una
variedad inmensa de vegetales; y miéntras que los terrenos recientemente
abandonados por las aguas se ven cubiertos de cañaverales ó del
_chuchio_ de los indígenas, tan útil á estos y á los viageros; miéntras
que los puntos un poco mas elevados ofrecen por todas partes á la vista,
tan pronto los _lisos_, tan pronto los sauces; abundan los terrenos mas
antiguos, del _lambaiba_[2] de jugosas frutas; del _bibosi_[3], cuya
corteza suministra la materia principal para los trages de los Moxeños;
de diversas especies de nogales, y de infinita variedad de árboles y
plantas, tales como el acacia, las _mimosas_, etc., etc.

[Nota 1:_Victoria regina_. Véase la lám. 9.]

[Nota 2: Especie de _Piperace_.]

[Nota 3: Especie de _Ficus_. Véase lám. 7.]

La palmera es el vegetal que mas abunda. Las llanuras inundadas están
pobladas de un árbol llamado _carandai_[1], cuyas hojas en forma de
abanico se columpian con suma gracia sobre su tronco esvelto; crecen
entre tanto, en los llanos secos, el _totai_[2], utilísimo en los
tiempos de penuria; el vistoso _tarampabo_[3]; el _cuci_[4], de frutos
aceitosos. Se ve tambien sobresalir entre los bosques el variado follage
de los _motacúes_[5] mas comunes; el del _marayahu_[6], cuyos frutos
saben muy bien al paladar; el de la _chonta_[7], de tronco tan duro como
el hierro; el de la palma real[8], la mas hermosa que se conoce por la
forma de sus hojas; el del _vinte-pes_[9] de raices muy estrañas; el del
empinado _sumuque_[10]; el de la _palma de rosario_[11]; el del
_chuco_[12], de hojas lustrosas; y los de la _palma chica_[13] y de la
_palma enredera_[14].

[Nota 1: _Copernicia cerifera_. Véase lám. 9.]

[Nota 2: _Cocos totai_. Véase lám. 6.]

[Nota 3: _Oenocarpea tarampabo_.]

[Nota 4: _Orbignia phalerata_.]

[Nota 5: _Maximiliana princeps_.]

[Nota 6: _Bactris maraja_.]

[Nota 7: _Astrocarium chonta_. Véase lám. 12.]

[Nota 8: _Mauritia vinifera_.]

[Nota 9: _Iriartea Orbigniana_, Martius. Véase lám. 13.]

[Nota 10: _Cocos botryophora_.]

[Nota 11: _Euterpe precatoria_. Véase lám. 6.]

[Nota 12: _Thrinax chuco_.]

[Nota 13: _Mauritia armatum_. Véase lám. 6.]

[Nota 14: _Desmoncus rudentum_.]

A mas de estas plantas leñosas, las llanadas, las selvas y la orilla de
los rios están cubiertas de plantas de mediana altura, entre las que se
cuentan la pudorosa sensitiva, varias clases de índigo, y cantidad
prodigiosa de frutos silvestres.


HISTORIA.

_Primera época, ántes de la llegada de los Españoles._

Los primeros historiadores que han escrito sobre la provincia de Moxos,
hacen mencion de un gran número de naciones distintas. El padre Diego de
Eguiluz[1] cita las siguientes: los _Cunacurees_, los _Mayumanas_, los
_Huarayus_, los _Tapacuras_, los _Baures_, los _Yuguehuares_, los
_Toros_, los _Chumacas_, los _Pudayares_, los _Fundibularios_, los
_Panuanas_, los _Punoboconos_, los _Canacurees_, los _Casaveones_, los
_Morohionos_, los _Camies_, los _Chiriguas_, los _Humuhuanas_, los
_Canicianas_, los _Cayuvavas_, los _Ducricumas_, los _Curaguanas_, los
_Caridionos_, los _Marochinas_, los _Cayapimas_, los _Suruguanas_, los
_Paririnas_, los _Barisinas_, los _Carivinas_, los _Carecomoros_, los
_Chucucipeonos_, los _Chuminanas_ y los _Maporoaboconos_, es decir,
treinta y siete naciones diferentes. Estudiando sus idiomas, haciendo la
comparacion de los unos con los otros, y reuniendo todos los dialectos,
he conseguido, despues de tantas investigaciones, poder reducirlas á
diez: los _Moxos_, los _Itonamas_, los _Canichanas_, los _Movimas_, los
_Cayuvavas_, los _Itenes_, los _Pacaguaras_, los _Chapacuras_, los
_Maropas_, y los _Sirionos_, de cuyo exámen vamos á ocuparnos por
separado.

[Nota 1: _Relacion de la Mision apostólica de los Moxos,_ publicada en
1696. _Choix des lettres édifiantes_, t. VII. _Missions de l'Amérique,_
t. I. p. 308: t. II, p. 64.]

NACION DE LOS MOXOS.[2]

He creido deber conservar, por nombre de la nacion mas numerosa de la
provincia, el de su tribu principal, que ha tomado de aquella misma esta
denominacion de Moxos. Antes de haber comparado los idiomas indígenas
entre sí, yo estaba en la persuasion de que los Moxos constituian una
nacion diferente de las otras: en igual creencia estaban todos los
Españoles que conocen el pais; empero, la comparacion de los idiomas me
ha hecho reconocer que los Baures ó Bauros, considerados como nacion
enteramente distinta, no son sinó una tribu cuyo lenguage, aunque no
tiene arriba de una octava parte de palabras análogas al idioma de los
Moxos, no hay la menor duda en que no es otra cosa que una variante de
este. Sucede otro tanto con los _Muchojeones_, que se dicen aliados de
los Baures. Los nombres de Baures y Muchojeones son de orígen
americano: el de Moxos fué dado á lo que parece, por los primeros
Españoles que entraron en la provincia. Cada una de las grandes tribus
que voy á mencionar, se subdividen aun, en multitud de secciones que
llevan diferente denominacion. Los solos Baures cuentan hasta veinte.

[Nota 2: Todos los detalles relativos á los indios, ántes de la
conquista, son tomados de la obra ya citada del padre Eguiluz, que lleva
por título: _Relacion de la mision apostólica de los Moxos,_ 1696.]

Esta nacion, segun mis conjeturas particulares, habitaba toda la parte
sud de la provincia de Moxos, en medio de esas llanuras, frecuentemente
inundadas, que se estienden entre el curso de los rios Guaporé y Mamoré,
y que se hallan limitadas por un lado, en la entrada de los bosques del
pié oriental de los Andes bolivianos, y por el otro en las selvas de
Santa-Cruz de la Sierra y de Chiquitos, ocupando una ancha banda de este
á oeste, desde los 13 hasta los 16 grados de latitud sud, y desde los 64
hasta los 69 de longitud oeste. Estos indígenas, los primeros habitantes
del sud de Moxos, veianse, hácia esta parte, separados de los otros
Americanos, por un centenar de leguas de bosques inundados en tiempo de
lluvias, y enteramente inhabitables. Tenian sus moradas en los lugares
ménos espuestos á las inundaciones, como por ejemplo sobre las riberas
del rio Mamoré, del rio Aperé, del rio Securi y del rio Tijamuchi, hácia
el oeste; sobre las riberas de los rios Baures, de San-Simon, y hasta
el Guaporé, por el este. Hácia el sud se comunicaban con los _Sirionos_
de las selvas de Santa-Cruz; al sudeste con los _Chapacuras_; al oeste
con los _Yuracarees_, y hácia el norte con los _Movimas, _los
_Canichanas_ y los _Itonamas_. Separados por inmensos desiertos, los
Baures y los Moxos habian cortado sus relaciones desde muy largo tiempo.

La tez bronceada de los Moxos, no tan subida como la de los Chiquitos y
de los Chapacuras, tira un poco al amarillo; sin embargo, es tan poco
marcada la diferencia, que solamente puede notarse comparando un gran
número de individuos juntos.

Su estatura, mayor que la de los Chapacuras, es de cinco piés y seis
pulgadas; pero tomado un término medio, queda reducida á cinco piés y
dos pulgadas.

Sus formas son en general desvahidas y esveltas, sus cuerpos robustos,
todos sus miembros bien fornidos y rollizos, sus espaldas muy anchas,
sus pechos graciosamente combados; y tal es la robustez de estos
naturales, que suelen ser propensos á la obesidad.

Las mugeres guardan la proporcion relativa ordinaria en cuanto á la
estatura, y por lo demás participan de las mismas formas: tienen un aire
elegante, y sus anchas caderas revelan en ellas una constitucion de las
mas robustas: sus manos y piés son pequeñísimos, y su cintura no tan
tosca como la de las Chiquiteñas.

Por lo tocante á las facciones, tienen comunmente estos indígenas una
cara ménos redonda que la de naturales de Chiquitos, y el carácter de su
fisonomía, aunque abierta y llena de dulzura, es ménos alegre. Hay
muchos hombres que pueden pasar por arrogantes mozos, y algunas mugeres
son realmente bonitas, sin que cambie por esto el detalle de las
facciones. En general los hombres son lampiños.

Su habla difiere esencialmente de la de los Chapacuras y de las otras
naciones de Moxos. Léjos de ser dura, pudiera decirse que es eufónica:
casi todas las palabras tienen una acentuacion muy fuerte que termina en
_a, e, i, o,_ particularmente en las tres primeras vocales. Hay un
pequeño número que tiene al fin una consonante; mas estas son la _m_ y
la _n_ que casi siempre forman diptongos en _on an, am,_ que no se
pronuncian tan fuertemente como en las lenguas derivadas del latin. El
sonido gutural de la _j_ española es poco usado, y el de la _u_ nasal
muy raro. Las únicas consonantes totalmente desconocidas son la _f_ y la
_x_. La _ch_ francesa, del mismo modo que la de los Españoles, se emplea
con frecuencia. Rara vez se encuentra la _e_ muda de los Franceses, como
tampoco su _z_. Hay una particularidad muy notable en el idioma moxo, y
es que los nombres de todas las partes del cuerpo principian por una
letra determinada, como puede verse en la planilla siguiente.


+--------------------------------------------------------------------+
|         |    NOMBRES BAURES    |    NOMBRES MÓXOS      |  NOMBRES  |
| NOMBRES |---------+------------+-----------+-----------|MUCHOJEONAS|
|ESPANOLES|Escritos |Sacados de  | Escritos  |Sacados del| escritos  |
|         |por mi   |la gramática| por mi    |diccionario| por mi    |
|         |en 1831. | manuscrita | en 1831.  |           | en 1831.  |
|         |         |  de 1831   |           |           |           |
|---------+---------+------------+-----------+-----------+-----------|
|Carillo  |Ichemira |   "        |Humiro-raki|  Numiro   |Ichemira   |
|Oreja    |Ichacaney| Chacané    |Huichoca   |  Nuchoca  |Ichacanan  |
|Ojos     |Ikisé    | Kisé       |Yuki       |  Nuuqui   |Ikise      |
+-------------------+------------+-----------+-----------+-----------+


He notado ademas que á estas palabras, escritas tal cual lo están en el
diccionario, se encuentra unido un pronombre posesivo[1], cosa que debe
existir tambien entre las otras tribus. Cada una de ellas tiene algunas
palabras que le son peculiares; así pues, sobre cuatrocientos vocablos
muchojeones, ciento quince tienen analogía con los de los Baures, y
cuarenta y nueve son idénticos; al paso que, sobre el mismo número,
cincuenta palabras de los Baures tienen analogía con las de los Moxos, y
solamente cuatro son idénticas. El sistema de numeracion, que llegan
hasta veinte entre los Baures y Muchojeones, está basado sobre el número
de dedos de las manos y los piés. Los Moxos solo cuentan hasta el número
tres.

[Nota 1: El pronombre posesivo _nu_, mi, lo mio, se adjunta sin duda
alguna al nombre propio de las partes. Véase al Padre Marban, _Arte de
la lengua moxa, con su vocabulario_: Lima; 1704; págs. 8 y 9.]

La sociabilidad y alegría, y una paciencia imponderable, son las
cualidades características que distinguen á los Moxos. Mucho se aman
entre ellos mismos, siendo susceptibles de un apego estremado para con
los estrangeros. Son enemigos de la indolencia, defecto inherente á los
moradores de los paises cálidos; así es que pasan la vida siempre en
continua actividad. Sus numerosas poblaciones, compuestas de chozas muy
bajas, se hallaban situadas por lo regular, sobre las riberas de los
anchurosos rios, al borde de las lagunas, cerca de los bañados, en el
centro de las llanuras y en medio de los bosques. Una supersticion
religiosa los hácia creerse hijos del rio, del bosque ó del lago
inmediatos al lugar donde habian nacido; por cuya razon consideraban á
este como sagrado, y jamas se apartaban de él, viviendo siempre reunidos
en grandes familias, y ocupándose activamente ya en la agricultura, ya
en la pesca ó la caza. Efectuaban sus siembras y plantaciones en medio
de los bosques, é iban á cazar y pescar en unas largas canoas, hechas de
un tronco ahuecado, de las que tambien se servian para comunicarse,
siguiendo el curso de los rios, ó cruzando, en tiempo de lluvias, los
llanos inundados. Diestros navegantes, conocian perfectamente esas
sinuosidades interminables de los numerosos rios de su territorio; y si
guerreaban con sus vecinos, se presentaban al combate en sus canoas,
armados del arco, de las flechas y de la pesada macana. En los momentos
que les dejaban libres sus graves y laboriosas ocupaciones, gustaban de
danzar y divertirse: casi todos ellos eran músicos y tenian unas
flautas, semejantes á la zampoña, pero largas de mas de seis piés. El
deseo de beber los licores fermentados, preparados de antemano para las
fiestas religiosas á que asistian los vecinos y toda la aldea, motivaba
casi siempre sus reuniones, que tenian lugar en un recinto comun,
reservado para el caso.

Tolerábase entre ellos la poligamia, y no habia sumision recíproca entre
los esposos, los que se desuinan, cada cual á su antojo, bajo el
pretesto mas fútil, y muchas veces por formar otros lazos. La muger
adúltera era castigada entre tanto, no solamente por su marido, sino
tambien por todos sus deudos ¡tan grande era la veneracion que se tenia
por la pureza de costumbres! Si durante la ausencia de un marido su
muger llegaba á serle infiel, se consideraba de suma gravedad semejante
falta, y los parientes se veian en la obligacion de vengar el honor de
la familia, temerosos (en virtud de una estraña supersticion) de que el
marido ó sus compañeros de viage fuesen víctimas de algun animal feroz;
de que les sucediese cualquier otra desgracia, ó de que no se viesen
favorecidos en el objeto de su espedicion. Si por acaso algo de esto
acontecia á los ausentes, á su vuelta indagaban inmediatamente cuál era
la culpable que les habia acarreado tal fracaso; y muy á menudo tocábale
en suerte á la inocente el ser maltratada, ó verse cuando ménos obligada
á divorciarse; empero, como el celibato era una cosa vergonzosa, ámbos
esposos volvian desde luego á contraer matrimonio.

Es muy estraño que con un carácter tan apacible, tuviesen los Moxos
algunos usos que deben reputarse de sumamente bárbaros. So pretesto de
que los animales tan solo daban á luz muchos hijos á la vez, mataban á
los gemelos. Habia madres que enterraban vivas á las criaturas porque
nacian débiles, porque eran lloronas, y muchas veces solamente por no
tener el trabajo de criarlas. Cuando llegaba á morir una india dejando
algun hijo en edad tan tierna que necesitase aun del cuidado materno,
sus parientes lo sepultaban juntamente con la que le diera el ser. Si
alguna muger tenia la desgracia de malparir, sus deudos y todos los
habitantes de la aldea conspiraban cruelmente contra la infeliz para
arrojarla al rio, y ahogarla sin misericordia, persuadidos de que si así
no lo hacian, se verian todos ellos atacados de disenteria: por lo
tanto, la pobre muger, á quien tal accidente llegaba á suceder, se veia
en la precision de ponerse inmediatamente en salvo, yendo á buscar en
otra parte la conservacion de una existencia amagada por sus mismos
parientes.

La industria estaba muy adelantada entre estos indígenas: los hombres
fabricaban sus armas, iban á la caza, cultivaban la tierra con
instrumentos de madera[1], pescaban á flechazos y construian sus canoas.
Segun el decir de un autor no muy antiguo, pero recomendabilísimo por su
veracidad[2], tenian tambien una especie de escritura. Esprímese á este
respecto el mencionado autor, en estos términos: «_Un indio moxo escribe
los anales de su pueblo en una tabla ó pedazo de caña por medio de
varios signos, cuya inteligencia y manejo pide mucha convinacion y una
memoria feliz._» Entre tanto, los varones cultivaban la música. Las
mugeres hilaban, tegian las vestimentas y las hamacas indispensables en
un pais continuamente anegado, confeccionaban la vagilla de barro, y
ayudaban á recoger las cosechas, ocupándose al mismo tiempo de las
faenas domésticas. En sus festividades se adornaban todos ellos la
cabeza con plumas de colores: los hombres se presentaban desnudos, ó
cubiertos solamente con una especie de camisa sin mangas; las mugeres
vestian la misma camisa, llevaban los cabellos sueltos y se pintaban la
cara de negro y de rojo á imitacion de los indios; quienes se
agujereaban ademas los labios y la nariz para adornarse con argolletas:
un collarin, hecho con los dientes de sus enemigos muertos en el
combate, era entre tanto el adorno que ostentaban con mas ufanía.

[Nota 1: Robertson, _Historia de América_, edic. españ., t. II, p. 104,
se equivoca ciertamente cuando dice que los Moxos no conocian la
agricultura.]

[Nota 2: Francisco Viedma, _Informe general de la provincia de
Santa-Cruz_ (manuscrito cuyo original poseo), 1787, pág. 89.]

Respecto du su organizacion gubernativa, vivian divididos estos indios
en una multitud de aldehuelas, independientes las unas de las otras; y
tenian á su cabeza un cacique ó gefe, cuya autoridad no les imponia el
menor respeto; así es que en su primitivo estado no componian
verdaderamente un cuerpo de nacion.

Su religion era una de las mas complicadas. Creíanse, como tengo dicho,
hijos del lago, del bosque ó de la orilla del rio en que vivian, por
cuya razon nunca se alejaban de su recinto. Por lo demas, cada pueblo
tenia una creencia diferente; confiaban los unos en la merced de ciertos
dioses solteros ó casados que presidian á las siegas, á la pesca y á la
caza; otros profesaban un respeto temeroso á los dioses del trueno. Las
sectas eran variadas en sumo grado. La mas general, y que tenia un
culto esterior mas aparente, reverenciaba al tigre, erigiéndole altares
cuyos sacerdotes ó _Comocois_ eran aquellos individuos escapados al
furor del sangriento animal. Efectivamente, cuando alguno llegaba en sus
viages á libertarse de las garras de esta fiera, se le consideraba como
un favorito del Dios, y digno por lo tanto de desempeñar en lo sucesivo
el cargo de su sacerdote, poseyendo desde luego el don de sanar las
enfermedades, y siendo una de sus atribuciones saber el nombre de todos
los tigres de la comarca. No obstante, para ser investidos de tan alta
dignidad, los nuevos sacerdotes tenian que someterse durante dos años á
un régimen de ayunos, de continencia absoluta en sus relaciones con las
mugeres, y á la abstinencia de comer pescado so pena de ser devorados
por el tigre. Cuando algun individuo mataba un tigre, ó le acertaba un
flechazo, tenia que buscar en el instante al sagrado ministro, á fin de
saber el nombre del animal muerto ó herido para adoptar este nombre por
suyo, dejando el que sus padres le dieran al nacer.

Hacian entretanto pomposas ceremonias á la muerte de un tigre, creyendo
que de este modo se mantendrian siempre en la gracia del Dios de estos
animales. Cada indio daba principio á un largo ayuno, se cortaba una
parte del cabello, y permanecia muchos dias sin traspasar el umbral de
su habitacion. Colocábase la cabeza del difunto, adornada con una peluca
de algodon de varios colores, en el gran cuarto destinado para beber en
comunidad la _chicha_ que se preparaba para el caso, y de la que venian
todos á participar en el punto de reunion; donde los sacerdotes del
tigre brindaban á los dioses, sirviéndose de vasos especiales, y
anunciando que por la noche conversarian con los manes de la fiera.

A mas del _Comocois_, ó sacerdote del tigre, habia otros sacerdotes
llamados _Tiarauquis_ (los de la vista perspicaz). Estos ministros, los
mas venerados, eran elegidos entre los _Comocois_, cuando algun
espíritu, invisible para los demas, se presentaba á ellos y los
aletargaba por algunos instantes. Tenian finalmente infinidad de sectas,
y hasta profesaban estos indios un politeismo que habian recibido de sus
padres. En su religion dominaba el temor á la esperanza, por lo que se
dejaban llevar del fanatismo, y de mil necias supersticiones que
influian sobre las acciones de su vida privada. Los sacerdotes eran
reputados por médicos y practicaban succiones curativas. Todos creian en
la existencia de otra vida.


ITONAMAS.

Bajo esta denominacion existia una nacion que era de las mas numerosas
de la provincia de Moxos. Esta nacion, que probablemente se dió ella
misma el nombre que lleva, habitaba la parte nordeste de la provincia,
sobre las riberas del rio Itonama, desde la laguna grande hasta cerca de
su confluencia con el rio Machupo; es decir entre los grados 13 y 14 de
latitud sud, y los 65 y 67 de longitud oeste de París. Desparramados en
otro tiempo en varias tribus sobre los terrenos ménos inundados y en
medio de las selvas que guarnecen las orillas de su rio, tenian por
vecinos, hácia el norte, á los Ites ó Iténes; hácia el este á los
Baures; hácia el oeste á los Canichanas; y hácia el sud á los Moxos.

La tez de los Itonamas, mas oscura que la de los Moxos, es igual á la de
los Chapacuras. Su estatura parece ser por lo general una de las mas
pequeñas de la provincia: los mas altos tienen apénas cinco piés y
cuatro pulgadas: las mugeres guardan la proporcion ordinaria.

Los Itonamas difieren tambien muchísimo de las otras naciones de Moxos
en cuanto á las formas. Muy léjos están ellos de tener esa estructura
herculánea, esa bizarra corpulencia de los otros indígenas; y si bien
sus espaldas son bastante anchas, el resto de su cuerpo, flaco y
endeble, parece estar revelando la falta de fuerzas. Sus piernas son tan
delgadas y con unas articulaciones tan sobresalientes, que fácilmente se
distinguiria á un indio de la nacion itonama entre los naturales de las
otras naciones. Las mugeres, aunque tambien enjutas, lo son sin embargo
en un grado ménos aparente que los hombres: por el contrario, siendo de
menor corpulencia, parecen mejor formadas que las de los pueblos
comarcanos.

Si se advierte una diferencia muy marcada en la estatura y las formas de
los Itonamas, comparadas con las de los Moxos, no es ella tan notable
en cuanto á las facciones: no obstante, la cara de los Itonamas, aunque
con el mismo detalle de formas, parece ser ménos rolliza y mas larga que
la de aquellos naturales; los juanetes del carrillo son mas
sobresalientes; la cabeza en general es mas chica y su frente mas
estrecha. Tienen los ojos pequeños y horizontales. El aspecto de los
varones es afeminado, y su barba, cuando la tienen, sumamente
despoblada. Su fisonomía, que anuncia por lo comun la timidez y la
tristeza, es vivaz sin embargo, y ofrece el tipo de la falsedad y de la
astucia: empero las facciones de los hombres nada tienen de repugnante,
y hasta hay algunos que pueden pasar por agraciados. No es dable decir
otro tanto de las mugeres, que son generalmente feas.

El idioma de los Itonamas, enteramente distinto de los dialectos de las
otras naciones de la provincia, no carece de armonía; y si bien es duro
para la pronunciacion de muchas palabras, la gran cantidad de vocales
que emplea lo hacená veces eufónico. La mayor parte de los vocablos, que
componen este idioma acentuado, terminan en vocales, y los muy contados
que se apartan de la regla general, acaban en _t, m, s, y_ en la _ch_
francesa: la _j_ española es poco empleada, y casi siempre toma el
sonido compuesto de las letras que la acompañan, como _jna, jle_, etc.;
la _u_ nasal es rara, la _f_ y la _x_ son absolutamente estrangeras;
tambien se encuentra la _e_ muda de los Franceses, pero poquísimas
veces. No existe, entre tanto, ninguna anomalía con respecto á los
nombres de las partes del cuerpo. La terminacion de los adjetivos es
inalterable, ya se adhieran á un sustantivo masculino, ya á un femenino.
Carecen por lo demas estos naturales de un sistema de numeracion, y solo
saben contar hasta dos.

El carácter de los Itonamas, comparado con el de los Moxos, tambien
presenta una diferencia notable: en vez de ser como el de estos, franco,
leal, sociable y bueno, es un conjunto de todos los defectos contrarios
á tales virtudes; los varones abrigan un estremado egoismo, y su astucia
para las raterías no admite prioridad.

Vivia esta nacion, poco mas ó ménos como la de los Moxos, repartida en
grandes tribus sobre las orillas de esos rios continuamente surcados por
sus naturales, los que se ocupaban ya en la pesca ya en la caza ó la
agricultura. Sus armas se componian del arco, de las flechas y de una
macana de dos filos. Eran estos indígenas muy aficionados á la música,
la danza, y mas que todo á los festines, donde reinaba el desórden,
fomentado por el abuso de las bebidas fermentadas. En tales reuniones la
inmoralidad llegaba á tanto, que se brindaban recíprocamente sus
mugeres, obligándolas á prestarse ya al uno ya al otro de los
concurrentes.

La sola particularidad que se advertia en cuanto á los trages de estos
indios, era la desnudez de las criaturas de ámbos sexos, que hasta la
época de su pubertad no llevaban otra cosa que una liga mas abajo de la
rodilla, y otra en el empeine del pié; las niñas se ponian ademas un
cinturon.

Es de suponer que el régimen gubernativo de los Itonamas no debia
diferenciarse del de los Moxos. En cuanto á sus creencias religiosas, se
asegura que no tributaban adoraciones á ninguna divinidad bienhechora;
que temian sí, y muchísimo, á un espíritu maligno llamado _Chukiva_:
creian, por lo demas, en la existencia de otra vida.

Cuando alguna persona caia enferma, se ponia inmediatamente en camino
para ir á buscar asistencia en la casa donde habia nacido, por mucha que
fuese la distancia. Si sus parientes presentian la proximidad de su
fallecimiento, gran cuidado tenian de cerrarle herméticamente la boca,
la nariz y los ojos, á fin de que la muerte no pasase de aquel á los
otros cuerpos; y muy á menudo acontecia que, sofocando la respiracion de
los pobres enfermos, se les daba la muerte cuando esta no era tal vez
llegada.


CANICHANAS.

Esta es la denominacion que se han dado los naturales de la nacion mas
guerrera, mas temible y anómala que se encuentra en la provincia de
Moxos. Los Españoles que habitan las provincias circunvecinas no los
designan bajo otro nombre: los Jesuitas los llamaban _Canicianas_[1].

[Nota 1: El P. Eguiluz, loc. cit., pág. 35 á 36.]

Si hemos de dar crédito á las tradiciones, la nacion canichana habitaba
en las riberas del Mamoré, muy cerca de los raudales que dan orígen al
rio Machupo, y tambien sobre el curso de este mismo, estendiéndose hasta
el lugar donde hoy se encuentra la mision de San-Joaquin. Todavía se
notan en las llanuras del oeste del Machupo, entre San-Joaquin y
San-Ramon, las trincheras que estos indios habian construido para
resguardarse de sus enemigos. Sus numerosas poblaciones[1] se hallaban
comprendidas entre los grados 13 y 14 de latitud sud y los 67 y 68 de
longitud oeste de París; y aunque enteremente aislados de todos sus
vecinos, se mantenian siempre en guardia contra sus asechanzas: lindaban
hácia el este con los Itonamas, al oeste y norte con los Ites, al sud
con los Moxos, y al norueste con los Cayuvavas.

[Nota 1: El P. Eguiluz dice (pág. 55) que componian 70 pueblos.]

La tez de los Canichanas, mas morena que la de los Moxos, es poco mas ó
ménos como la de los Chapacuras.

Tan altos como los Moxos, su estatura llega por lo regular á cinco piés
y dos pulgadas. Las mugeres son pequeñas en proporcion á la altura de
los hombres.

Sus formas corporales, idénticas á las de los Moxos, son algo mas
rollizas y no tan desvahidas; tienen la espalda ancha, y sus fornidos
miembros revelan la fuerza, sin estar espuestos á la obesidad. Las
mugeres guardan las mismas proporciones que se advierten entre los
Moxos.

Muy léjos están los Canichanas de tener como los antedichos un semblante
abierto y revestido de dulzura; su aspecto es feroz y duro; su cabeza
muy grande; su cara oblonga como la de los Tobas del Gran-Chaco; tienen
los pómulos muy pronunciados; la frente pequeñísima y combada; la nariz
ancha, corta y aplastada, y sus ventanas muy abiertas; la boca grande;
los labios gruesos; los ojos hundidos, pequeños é inclinados por la
parte de arriba á su ángulo estremo; las orejas chicas; las cejas
arqueadas; el cabello y la barba lo mismo que los demás indígenas de la
provincia de Moxos. Su fisonomía es triste y de una fealdad repugnante;
pero en vez de manifestar abatimiento esprime una ferocidad salvage. Las
mugeres no tienen el menor atractivo; en ellas se descubren los mismos
rasgos característicos que en los hombres: entre los niños tambien se
nota la ausencia de la jovialidad y alegría; llevan entre tanto en sus
semblantes la enseña de la malignidad é indisciplina.

El idioma de los Canichanas, que no contiene una sola palabra semejante
á las de los otros idiomas de la provincia, es musical, muy acentuado, y
duro á la audicion algunas veces por los sonidos guturales que resultan
de ciertos vocablos compuestos de muchas consonantes juntas, como _jl,
tz, ts._ Casi todas sus palabras terminan en vocal: esceptúanse algunas,
cuyas terminaciones en _ac, ec, ip, ij_ y _ch_ son muy ásperas. La _j_
española se emplea frecuentemente y conserva toda su dureza, sobre todo
cuando se une con la l, como en la sílaba _jla_. La _u_ nasal no existe,
y los sonidos de la _x_ y de la _f_ son desconocidos, al paso que se
hace mucho uso de la _ch_ francesa y de la española. La lengua canichana
es acaso la que presenta mas anomalías en cuanto á la manera como
principian las palabras. Si en los idiomas de Chiquitos los nombres de
las partes del cuerpo empiezan con una letra determinada, nótase la
misma singularidad en el lenguage de las Canichanas, como se ve en los
nombres _eicokena_ (carrillo), _encomete_ (oreja), _culot_ (ojos),
siendo esto comun á todo lo que respecta al físico del hombre. Hay
empero una anomalía todavía mas singular, y es que las denominaciones de
todos los objetos materiales, pertenecientes á los animales, á las
plantas, á los minerales, y tambien á los astros, principian
invariablemente por la letra _n_, como por ejemplo _nicolara_ (mono),
_nitij_ (algodon), _nisep_ (lago), _nicojli_ (sol). Las otras
consonantes se emplean solamente en los pronombres, verbos, etc. Los
adjetivos pertenecen á los dos géneros. El sistema de numeracion solo
alcanza al número tres. Finalmente, la pronunciacion se asemeja mucho á
la de los Moximas y de los Itonamas.

El carácter de estos indios es tan estraño como sus facciones y su
lenguage; léjos de ser sociable y lleno de franqueza como el de los
Moxos, ó pusilánime como el de los Itonamas, es atrevido por demás,
emprendedor, independiente, frio, disimulado, triste, taciturno,
insociable, y sobre todo poco escrupuloso. Inclinados al hurto como los
Itonamas, roban con tanta mas osadía cuanto que tienen la conciencia de
ser temidos por las otras naciones, hasta el estremo de que se les deje
impunemente entrar á saco en sus poblaciones. Debe entretanto hacerseles
justicia de una bella prenda, su consecuencia y fidelidad, de que han
dado repetidas pruebas. Mas á pesar de esto, no dejará de considerarse
como un hecho maravilloso, el que con un tal carácter se hayan sometido
tan fácilmente al yugo de los Jesuitas.

Segun los informes que he recogido, sus costumbres debieron ser
sumamente guerreras. Tenian fortificaciones rodeadas de fosos, en las
que moraba una parte de la nacion, operando de allí sus incursiones en
el territorio de sus vecinos, los Itenes, los Cayuvavas y los Itonamas:
estos últimos eran sobre todo los mas perseguidos, por ser los que ménos
contrarestaban su pujanza. Si hemos de dar crédito á algunas relaciones,
los prisioneros que caian en manos de estos indios eran comidos por
ellos en solemnes festines. Dedicados principalmente á la pesca y á la
caza, descuidaban la agricultura: su industria consistia únicamente en
la construccion de canoas y en la fabricacion de armas; eran muy dados á
la bebida y hacian uso de licores fermentados. Vestíanse de igual modo
que las otras naciones de la provincia.

Nótase de particular en sus costumbres el ayuno riguroso de ocho dias
que imponian á las muchachas que entraban en la edad núbil, y el
regocijo y las libaciones con que celebraban en seguida este feliz
acontecimiento. El temor que les inspiraba un genio maléfico, llamado
_Yinijama_, era la base principal de su religion.

En cuanto á la tez, las formas y la estatura, los Canichanas no se
apartan de los Moxos: por lo tocante á las costumbres y á la fisonomía,
se parecen mas bien á los Tobas y Mbocobis del Chaco. Las singularidades
de su idioma los pone en paralelo con los Moxos y Chiquiteños. Creo, por
último, que los Canichanas pertenecen al ramal moxeño, pero que
constituyen una anomalía tanto mas estraña, cuanto que se hallan
circundados por pueblos que reunen un carácter de notable uniformidad
bajo todas sus conexiones físicas.


NACION DE LOS MOVIMAS.

Por el tiempo de la conquista de la provincia de Moxos, los Movimas
habitaban las llanuras del oeste del Mamoré, sobre las riberas del
Yacuma, como á los 14 grados de latitud sud, y entre los 68 y 69 de
longitud oeste de París. Hallábanse divididos en numerosos pueblos,
situados sobre las orillas de los rios, y tenian por vecinos, hácia el
sud y sudoeste á los Moxos, hácia el este á los Canichanas, y hácia el
norte á los Cayuvavas; separándolos de estas naciones llanos inundados y
selvas espaciosas.

La tez de los Movimas es idéntica á la de los Moxos.

Su estatura regular es de cinco piés y dos y media pulgadas; son por lo
general de arrogante presencia, tanto los hombres como las mugeres; hay
muchachas de diez y seis á diez y siete años que pueden competir con los
varones en robustez y bizarría. La estatura ordinaria de las mugeres es
de cinco piés, muy superior por consiguiente á la proporcion que
debieran guardar con los hombres.

Las formas de los Movimas son por lo ménos tan robustas como las de los
Moxos, y enteramente las mismas en cuanto á los detalles, con la sola
diferencia de que las mugeres participan algo de las de los hombres. Los
rasgos de su fisonomía, llenos de la mayor dulzura, tambien los asemejan
á los citados indios: hay empero gran número de mugeres, que no
solamente tienen un aspecto varonil, sino que carecen de esas facciones
delicadas que caracterizan al sexo masculino de esta nacion: por lo
regular la nariz de los Movimas es un poco mas ancha que la de los
Moxos.

El idioma de los Movimas, aunque diferente de los otros de la provincia
en cuanto al fondo, se parece mucho, por la dureza de sus sonidos y lo
difícil de su pronunciacion, al de los Canichanas y de los Itonamas,
siendo quizas aun mas duro que estos. Tiene tambien en la composicion de
sus vocablos muchas consonantes juntas, como _tch, ch, chl, jn, jl, jr,
lj_ y _ts_, que producen sonidos sumamente ásperos: casi todas las voces
terminan en vocal; las muy contadas que se apartan de la regla,
finalizan en las consonantes _l, n, w, p, s,_ en _ch_ francesa y en
_ch_ castellana. Empléase con frecuencia la _j_ de los españoles: la _u_
nasal y la _f_ son desconocidas. Por lo demas, no ofrece este idioma
anomalías aparentes: los adjetivos se acomodan á los dos géneros. El
sistema de numeracion no pasa del cuatro, tampoco tiene relacion alguna
con el número de los dedos.

El carácter de los Movimas, que en todo se parece al de los Moxos, está
animado de una exesiva bondad y del mas pronunciado instinto de
sociabilidad. A juzgar por su manera actual de vivir, sus costumbres
debieron ser tambien idénticas á las de los Moxos, consistiendo sus
ocupaciones en la pesca, la navegacion, la caza y la agricultura. Su
industria, su sistema gubernativo y su religion los asemejaban aun á la
nacion citada. El genio maléfico, que determinaba sus desgracias, se
llamaba _Canibaba Kilmo_. Temeros de cubrirse de lepra, nunca mataban
estos indios una serpiente, y los que enviudaban se guardaban bien de
dar muerte á un tigre, persuadidos de que si así lo hacian, sucumbirian
ellos tambien.

Finalmente, la total conformidad de circunstancias físicas y morales que
existe entre los Movimas y los Moxos, me hace creer que arrancan ámbas
naciones de la misma rama, no diferenciándose sino por un lenguage
enteramente distinto, y tal vez por la mas ó ménos fuerza corporal.


NACION CAYUVAVA[1]

Habitaba esta nacion sobre la ribera occidental del Mamoré, quince
leguas mas arriba de la confluencia de este rio con el Guaporé ó Iténes,
en esas llanuras entrecortadas por bañados y pequeños boscages que
caracterizan aquellos terrenos. Vivian los Cayuvavas repartidos en
pequeñas tribus, cuyas poblaciones se estendian sobre las orillas de
aquel grande rio, y sobre los pequeños tributarios de las llanadas del
oeste[2], entre los grados 12 y 13 de latitud sud, y hácia los 68 de
longitud occidental de París. Tenian por vecinos hácia el sud á los
Movimas, á los Itenes hácia el este, á los Maropas de Reyes hácia el
oeste, á los Pacaguaras del Rio Beni hácia el norte, hallándose
separados, particularmente de las dos últimas naciones, por
dilatadísimos desiertos[3].

[Nota 1: Algunos Españoles escriben _Cayubaba._]

[Nota 2: Si se ha de dar fé á los materiales con que Brué ha levantado
sus mapas de América meridional, los Cayuvavas, segun el de 1826,
estendian sus posesiones hasta el duodécimo grado de latitud sud,
mientras que en el de 1854 alcanzan basta el décimo.]

[Nota 3: Es en esta nacion donde el P. Eguiluz (pág. 33) ha coleado el
gran _Paititi, Dorado ó Pais de los Césares_ de aquellas comarcas.]

Por la tez, el alto porte de los hombres, sus robustas formas, sus
miembros fornidos, sus facciones regulares y agraciadas, su fisonomía
dulce, los Cayuvavas se asemejan á los Moxos; y si su aspecto general
está revestido de un poco mas de seriedad, en cuanto al resto reunen
todos los caracteres físicos de esta nacion.

La lengua cayuvava se diferencia de los demas dialectos de la provincia
en el fondo de las palabras; pues aunque tiene alguna analogía con los
idiomas itonama, canichana y movima por la asperidad de muchos sonidos,
es sin embargo mas eufónica. La complicacion del sonido de consonantes
reunidas es demasiado frecuente: la de las consonantes unidas _dx_ y
_dj_, antepuestas á vocales, es un poco dura; no obstante, la consonante
segunda conserva siempre el sonido suave de la pronunciacion francesa ó
castellana. Tambien se advierten, entre los sonidos peculiares á la
lengua, la _u_ débilmente nasal, la _x_, la _a_ muda, la _ch_ y algunas
terminaciones en _an_ y _ain,_ las únicas que se notan al fin de un
número limitado de voces, pues todas acaban invariablemente en vocal. El
sonido gutural de la _j_ española es muy comun, así como la _ch_ de esta
lengua, faltando únicamente la _l_ en el alfabeto de este idioma, exento
por otra parte de anomalías. Los adjetivos se adhieren á los dos
géneros. El sistema de contar no tiene relacion con el número de los
dedos; pero presenta una particularidad notable. Los números, que
ordinariamente solo se unen á los otros despues del diez, en el sistema
de los Cayuvavas empiezan á juntarse desde el seis. Todas las lenguas
americanas poseen nombres diferentes para las unidades, y cuenten luego
_diez y uno_, etc., mientras que los Cayuvavas llegan hasta el cinco
solamente, y prosiguen diciendo, para el seis, _carata ribobo_ (uno y
cinco), para el siete, _mitia ribobo_ (dos y cinco), y de este modo
hasta diez; empezando despues las decenas, y contando por todo,
solamente hasta ciento.

El carácter de los Cayuvavas tiene muchísima analogía con el de los
Moxos, y bien pudiera decirse que es mas noble. En estremo valientes,
atrevido», emprendedores, industriosos, francos y leales, eran estos
indígenas los guerreros mas temidos por las otras naciones: sus armas
consistian en el arco y las flechas; manejaban tambien la lanza, y
marchaban al combate organizados en falanges capitaneadas por gefes
especiales.

Su religion se fundaba en la creencia de un ser protector de todas las
cosas, llamado _Idaapa,_ y de un genio maléfico, autor de todas las
desgracias, llamado _Mainajé_. Admitian estos indios la inmortalidad del
alma; y como los Itonamas, creian deber impedir que la muerte se
escapase del cuerpo de un agonizante, tapándole bien la boca y la nariz.
Los hombres interrumpian sus trabajos durante la indisposicion mensual
de sus mugeres, y no se atrevian á emprender cosa alguna mientras
permanecian viudos.

A pesar de la diferencia de lenguage, los Cayuvavas se parecen demasiado
á los Moxos, en el carácter y otras circunstancias físicas y morales,
para que no pertenezcan á la misma rama que estos.


NACION DE LOS ITENES.

Esta nacion parece haber dado su nombre al rio que baja del este para
ir á reunirse con el Mamoré hácia los 12 grados de latitud sud. Los
Itenes ocupaban el territorio comprendido entre los rios Iténes y
Mamoré, estendiéndose treinta leguas hácia el norte, desde el ángulo
formado por la reunion de estos rios: su poblacion se componia de
pequeñas aldeas, dispersas en el interior de las tierras, en medio de
los bosques, ó sobre las orillas de los arroyos que desaguan en el
Mamoré. Circunscriptos entre los grados 12 y 13 de latitud sud, y los 67
y 68 de longitud occidental, tenian por vecinos hácia el sud á los
Canichanas; hácia el norueste á los Movimas; hácia el oeste á los
Cayuvavas.

En nada se diferencian estos naturales de los Moxos y Cayuvavas; su tez,
sus formas y facciones son totalmente idénticas; diriase solamente que
su fisonomía está revestida de alguna mas seriedad.

El idioma de los Itenes difiere de los otros idiomas de la provincia en
cuanto al fondo y á la pronunciacion; pero algunas palabras de su
dialecto y del de los Chapacuras, cuya estrecha analogía no puede ser
efecto de la casualidad, me hacen creer que hubo en otro tiempo algun
contacto entre estas dos naciones, sin que por esto deje de notarse una
diferencia muy marcada en sus respectivos lenguages. El de los Itenes
sin duda alguna es el mas lacónico, el mas dulce y eufónico de todos los
idiomas americanos; todas sus palabras terminan en una vocal, y no se
encuentra una sola que encierre en su composicion consonantes duras. Los
sonidos guturales y nasales son desconocidos, y los compuestos de
consonantes resultan solamente de la union de la _b_ con la _z_
francesa, pero no hieren desagradablemente al oido. Las letras _f, g, j,
l, x_ son del todo estrangeras. No se advierte la menor anomalía en los
sustantivos; los adjetivos pertenecen á un mismo tiempo á los géneros
masculino y femenino. Finalmente, de todas las lenguas, la iténes es la
mas simple en su pronunciacion, así como la mas lacónica en sus formas;
frecuentemente una sola emision de sonido basta para designar un objeto.
El sistema de numeracion alcanza solamente al cinco, y no tiene relacion
con el número de los dedos.

Si el carácter de estos naturales se parece poco al de los Moxos, tiene
alguna semejanza con el de los Canichanas. Independientes y altaneros
por demas, valientes hasta ser temerarios, guerreros indómitos, no
carecian entre ellos de franqueza y de bondad.

Cazadores intrépidos y pescadores infatigables, son al mismo tiempo
buenos agricultores. Estos indios nunca fueron antropófagos.

Su industria se limitaba á poca cosa. Sabian teger y pintar, pero su
mayor habilidad consistia en la fabricacion de armas: sus flechas tenian
en la punta un hueso muy agudo, y estaban adornadas con mil labores
curiosas. Sus canoas eran, como hoy en dia, muy largas y angostas; sus
trages parecidos á los de los otros indios de la provincia: llevaban la
cara pintada, y en los dias de gala se adornaban la cabeza con plumas
artísticamente colocadas.

A decir verdad, su gobierno se reducia á nada: los caciques no tenian
la menor autoridad, y su cargo se limitaba á capitanear las huestes que
se encaminaban al combate.

Toda su religion se fundaba en el temor que les infundia un genio
maligno llamado _Tumeké_.

Las circunstancias físicas de los Itenes son enteramente idénticas á las
de los Moxos; sus costumbres los asemejan á los Canichanas; miéntras que
su lenguage, el mas suave y sonoro de toda la provincia, contiene, á
pesar de la diferencia de pronunciacion, algunas voces análogas al
idioma de los Chapacuras. Por último, los Itenes pertenecen
evidentemente á la misma rama que los Moxos.


NACION DE LOS PACAGUARAS.

Los Pacaguaras, que habitaban en la confluencia del rio Beni y del
Mamoré, hácia los 10 grados de latitud sud, y entre los 67 y 68 de
longitud oeste, componian grandes poblaciones situadas en el interior de
las selvas que guarnecen las orillas de esos anchurosos rios.
Encontrándose fuera, por decirlo así, del territorio de la provincia,
pertenecen estos indígenas á esas numerosas naciones diseminadas sobre
las riberas del rio Madeira, y sobre las del Amazonas y de sus
tributarios. Lindaban por el sud con los Itenes y los Cayuvavas, y solo
se relacionaban con los últimos.

Su tez es igual á la de los Moxos; su estatura parece menor; pero sus
formas y facciones reunen totalmente los mismos caracteres, aunque por
la gravedad que respira su fisonomía tal vez se asemejen mas á los
Cayuvavas.

Si su lenguage difiere, en cuanto al fondo, del de estos últimos, tiene
sin embargo algunas conexiones con él, por lo tocante á la
pronunciacion, así como no deja de tener por su dureza un poco de
analogía con los idiomas itonama, canichana y movima. Hay tambien en el
pacaguara complicacion de sonidos de consonantes reunidas, tales como
_tz, ts, dj_ y _jn_, ora con la pronunciacion enteramente gutural,
castellana, ora con la suave de los Franceses. Encuéntranse con
frecuencia la _z_ y _ch_ de estos, así como su _u_ nasal. Casi todas las
palabras finalizan en vocal, y solo se esceptuan los sonidos compuestos,
terminados en _on, an_ y _ch_ francesa, sin que ninguno de ellos sea
duro. Las letras _f_, _l_ y _x_ son desconocidas. Los adjetivos sirven á
la vez á los dos géneros. El sistema de numeracion se estiende solamente
hasta diez, y probablemente se aviene al número de los dedos.

El carácter de los Pacaguaras se asemeja al de los Cayuvavas; como
estos, practican la hospitalidad, y abrigan benevolencia, franqueza y
lealtad, uniendo á estas virtudes la intrepidez y valentía.

Por lo que respecta á sus costumbres, existe tambien entre ellos y los
Moxos una grande conformidad. Constantemente ocupados en la navegacion,
la pesca, la caza y la agricultura, se mantenian siempre pacíficos, y
evitaban toda enemistad con sus vecinos, viviendo con ellos en perfecta
armonía. Su industria se limitaba al tegido de géneros para sus
vestimentas, á la fabricacion de armas, y á la construccion de canoas
semejantes á las de los Moxos.

Sus gefes eran considerados como simples consejeros; su religion les
enseñaba á creer en un ser benéfico llamado Huara, y en un espíritu
maligno conocido bajo el nombre de Yochina; mas no profesaban un culto
esterior.

En resúmen, es de creer que los Pacaguaras pertenecen positivamente á la
rama de los Moxos, en razon de la semejanza de caracteres físicos y
morales.


NACION DE LOS CHAPACURAS[1]

Los Chapacuras vivian dispersos sobre las riberas del rio Blanco ó
Baures, no léjos de una grande laguna, y en medio de las selvas que
separan á las provincias de Chiquitos y de Moxos, mas allá de las
últimas colinas de la primera provincia, y poco mas ó ménos hácia los 15
grados de latitud sud, y entre los 64 y 65 de longitud occidental del
meridiano de París. Tenian por vecinos (con los que no se comunicaban
por la exesiva distancia) á los Chapacuracas y Paiconecas hácia el sud,
y las hordas de la tribu de los Baures hácia el norte.

[Nota 1: He encontrado, bajo el numbre de Chapacuras, una nacion, que en
1794 salió de los bosques de las orillas del rio Blanco á poblar la
mision del Cármen, en la provincia de Moxos. Usándose actualmente este
nombre para designar la citada mision, he creido deber conservarlo,
aunque no es tal la denominacion que se daban los naturales, llamándose
en su lengua _Huachi_. Cuando se condujo á estos indios al Cármen se les
llamó impropiamente _Guarayos_, nombre tomado de una seccion de los
Guaraníes, vecina á Chiquitos (bajo tal nombre se halla mencionada esta
nacion en la sumaria que sobre la fundacion del Cármen levantó el
gobernador Zamora, documento que he visto en los archivos de la mision).
Mas tarde el cura y el administrador les dieron el de Chapacuras,
originado tal vez de los Tapacuras que se encuentran en los autores
antiguos. Por el cotejo de los dialectos he llegado á descubrir que los
Chapacuras no hablaban el mismo idioma, sinó que se servian del de los
Quitemocas de Concepcion de Chiquitos, que segun mis investigaciones,
traen su orígen de los mismos lugares; por consiguiente los _Chapacuras_
ó Tapacuras y los Quitemocas deben componer una sola nacion.]

La tez de los Chapacuras es bronceada ó de un moreno verdoso, idéntica
por lo tanto á la de los Chiquitos. Su estatura tiene tambien alguna
analogía con la de estos: la mediana es de cinco piés y una y media
pulgadas; los mas altos no pasan de cinco piés y cinco pulgadas. Las
mugeres guardan en su porte una proporcion relativa.

Sus formas corporales son semejantes á las de los Chiquitos; sin embargo
el talle de los hombres parece mas desvahido, y aunque tienen los
miembros bien fornidos, y sin músculos visibles, el pecho saliente, las
espaldas anchas, y todo su cuerpo en estremo robusto, no son propensos á
la obesidad. Las mugeres, mejor formadas y mas graciosas que las
Chiquiteñas, tienen las caderas y las espaldas anchas, la cintura mas
conforme á las proporciones europeas, y unos piés y unas manos
admirables por su pequeñez.

Sus facciones son tambien algun tanto diferentes: en ámbos sexos se
encuentran, una cabeza grande, una cara ancha, pero ménos llena que la
de los Chiquitos, los juanetes de esta mas pronunciados, una frente
escasa y ligeramente combada, una nariz corta, chata aunque poco ancha,
y sus ventanas muy abiertas, una boca mediana, labios poco gruesos, ojos
pequeños y horizontales, orejas chicas, cejas estrechas y arqueadas,
cabellos negros, largos, nada finos y muy tiesos. Su fisonomía es
melancólica, y ménos animada que la de los Chiquitos. Por lo general,
los hombres son feos, y tienen la barba muy negra, poco poblada y lacia,
lo mismo que el bozo: entre las mugeres rara vez se encuentra una cara
regular, pero no por esto inspiran aversion: entre tanto, el aspecto
general de los dos sexos cautiva la confianza, y todo anuncia en ellos
la dulzura.

Su idioma es enteramente distinto de las lenguas de Chiquitos en cuanto
á la forma de las palabras, y aunque bastante duro, es agradable al
oido: tiene muchas voces terminadas en vocal; el número de las que
acaban en las solas consonantes _n, m, p, t_ y _j_ es reducido. El
sonido gutural de la _j_ española y el nasal de la _u_ se encuentran á
menudo. Muchas consonantes, tales como la _b_, la _f_, la _c_ y la _x_,
son al parecer totalmente desconocidas; y miéntras que la _ch_ francesa
es rara, la castellana se emplea con frecuencia. En esta lengua se
observa como en la de los Chiquiteños, una particularidad relativa á los
nombres de las partes del cuerpo, que en lugar de principiar por una
letra determinada, acaban en una partícula uniforme, como se ve en
_urutarachi_ (carillo) _taipatachi_ (oreja), _tucuchi_ (ojos), objetos
que los Quitemocas de Chiquitos designan con las palabras _urutaraché,
tatiataché_ y _cuché_. No he notado distincion alguna entre el masculino
y femenino en los adjetivos, ni tampoco una forma especial para los
plurales. El sistema de numeracion, que alcanza solamente á diez, está
basado sin duda sobre el número de los dedos. La tribu de los Quitemocas
posee muchos términos enteramente diferentes de los de la lengua
chapacura, lo que acaso proviene de antiguas relaciones con alguna
nacion estrangera.

Los Chapacuras, aunque dejados por temperamento, tienen un carácter
estremadamente bondadoso, y su docilidad los predispone al servilismo;
hospitalarios con los estrangeros, son quizas los indígenas mas
sociables de la provincia, aun careciendo de la alegría de los
Chiquiteños.

Sus costumbres se parecen á las de estos naturales, y vivian como ellos,
desparramados por pequeñas tribus, en el interior de los bosques vecinos
á las orillas del Rio Blanco ó Baures, ocupándose ya en la caza, ya en
cultivar la tierra, ó en construir las pajizas chozas donde moraban sus
familias. Sus armas, ni mas ni ménos que las de los Chiquitos, se
componian del arco, de las flechas, y de una macana ó clava de dos
filos. Construian ademas, ahuecando los árboles, esas canoas con que
recorrian el rio Blanco para ir á la caza y á la pesca, sus ocupaciones
favoritas despues de la cosecha del maiz. Estos indígenas gustaban
tambien de reunirse para beber licores fermentados, siendo esto un
motivo perpetuo de danzas y de juegos, ménos animados por cierto que los
de los Chiquiteños. Pacíficos en estremo, rara vez se malquistaban con
sus vecinos.

Los hombres andaban enteramente desnudos, y cuando mas, se cubrian la
parte superior de las piernas con una piel cualquiera. Las mugeres
vestian el _tipoy_, especie de camisa sin mangas que les caia hasta los
tobillos. Ambos sexos se dejaban crecer el cabello, bañándoselo
constantemente con aceite de motacú.

Hallábanse entre tanto gobernados por gefes, cuya autoridad se limitaba
á dar el consejo, y á colocarse al frente de cada tribu en caso de
guerra.

Cuando alguno de los suyos fallecia, tenian la precaucion de enterrarlo
junto con sus armas, lo que prueba que creian en otra vida: finalmente,
respetaban el fallo y pronósticos de sus médicos, y eran esclavos de un
sin fin de supersticiones.


NACION DE LOS MAROPAS.

Los Maropas ocupaban el gran valle del rio Beni, al pié de las montañas
arboladas y húmedas de los últimos repechos de los Andes bolivianos: sus
poblaciones estaban situadas sobre el curso mismo del Beni, teniendo por
vecinos á los Tacanas hácia el sud y oeste, á los Cayuvavas de Moxos
hácia el este, y algunas tribus salvages, poco conocidas, hácia el
norte.

Los Maropas tienen poco mas ó ménos la tez de los Mocetenes, tal vez un
tanto mas trigueña, sin llegar empero al color característico de los
Moxos. Su estatura no sobrepasa la de los Tacanas, siendo, por lo
regular, de cinco piés y una pulgada. Sus formas los asemejan tambien á
los Tacanas y Mocetenes; y sus facciones, mas afeminadas que las de los
primeros, se aproximan mayormente á las de los segundos: su semblante se
halla revestido, como el de estos, de una espresion notabilísima de
dulzura; su cara es redonda, y el conjunto de su fisonomía nada
desagradable.

La lengua maropa me ha parecido bastante suave: algunas palabras, que he
llegado á recoger, me hacen creer que es diferente de la de los
Mocetenes.

Finalmente, tanto por lo apacible y dócil de su carácter, como por sus
costumbres y trages, los Maropas son idénticos á los Mocetenes.

Nada se sabe por lo demás acerca del gobierno y de la religion
primitiva de esta nacion, cuyos rasgos fisiológicos la colocan en el
rango de los Mocetenes, y por consiguiente en el ramal antisiano.


TRIBU DE LOS SIRIONOS DE LA NACION GUARANÍ[1].

Esta tribu, ménos numerosa que la de los Guarayos, habitaba en el seno
de las sombrías florestas que separan el rio Grande del rio Piray, entre
Santa-Cruz de la Sierra y la provincia de Moxos, desde los 17 hasta los
18 grados de latitud sud, y como sobre los 68 de longitud oeste de
París. Sus diversas poblaciones ocupaban una grande superficie de
terreno.

[Nota 1: Véase la descripcion completa de los Guaraníes en la _provincia
de Cordillera_, departamento de Santa-Cruz de la Sierra.]

No hay un solo historiador que haya hablado de estos naturales, cuyo
nombre figura como por acaso en algunos mapas antiguos de los Jesuitas.
Por los datos que he podido recoger en el pais, creo que los Sirionos,
que despues de la conquista han vivido siempre en las mismas selvas,
deben descender de los Chiriguanos, ó no son sino los restos de esta
antigua nacion combatida en el siglo quince por el inca Yupanqui[1], y
obligada mas tarde, á principios del decimosexto, á ceder el campo á los
Guaraníes, que llegaron del Paraguay á usurparles su territorio[2] y
acabaron con ellos, segun los historiadores[3]. Sea de esto lo que
fuere, debe suponerse que los Sirionos, aun ántes que los Chiriguanos,
vinieron tambien del sudeste, y se adelantaron en su emigracion hasta
esas comarcas apartadas de la cuna de la nacion guaraní.

[Nota 1: Véase á Garcilaso de la Vega, _Comentario real de los Incas_,
págs. 226 y 244.]

[Nota 2: El P. Fernandez, 1726, _Relacion historial de los Chiquitos_,
pág. 4--El P. Lozano, _Historia del Paraguay_, cap. II, lib.
11.--Lozano, _Historia del Gran Chaco_, pág. 57.]

[Nota 3: Lozano, loc. cit., pág. 57, dice que cientoron los Guaraníes
mas de ciento cincuenta mil de sus adversarios, lo que sin duda alguna,
debe ser exagerado, como muchas alegaciones de este autor: Rui Díaz de
Guzman sienta que fueron cien mil.]

Sus condiciones de existencia, así como la pálidez de su rostro, su
estatura y demas bellas proporciones los asemejan á los Guarayos: los
rasgos de su fisonomía son tambien idénticos en cuanto al conjunto, y
solamente difieren por su aspecto salvage y tímido, y por una espresion
de frialdad que no tienen los Guarayos.

Su idioma es una corrupcion del guaraní; mas no tan alterado, que dejen
de entenderse muy bien con los Chiriguanos.

El carácter de esta nacion es totalmente distinto del de los Guarayos:
en vez de ser dulces y afables como estos, son muy poco dados, y viven
en el corazon de las selvas mas impenetrables, errantes y divididos en
pequeñas familias, sin otra ocupacion que la de la caza. Las chozas en
donde moran están formadas de ramas entretegidas, y léjos de tener
alguna comodidad, solo revelan el estado salvage mas completo. Su
industria se limita á la fabricacion de sus armas, que se componen de
arcos de ocho piés de largo, con flechas de igual dimension: hacen uso
de tales armas, sentándose en tierra, y sirviéndose de piés y manos para
lanzar las flechas con mas violencia. Ambos sexos andan totalmente
desnudos, y no llevan adornos de ninguna especie ni se pintan el rostro.

En sus jornadas ordinarias jamas de sirven de canoas: si tienen que
atravesar algun rio, lo hacen por medio de un puente colgante, formado
para el caso de la manera siguiente. Clavan primero, sobre el ribazo, un
grueso horcon destinado á soportar una soga que amarran en varias
estacas, oblicuamente clavadas en tierra detras del horcon; terminada
esta maniobra, cubren la soga de bejucos, fijándolos, para que no los
arrastre la corriente, en esos espigones que suelen encontrarse en medio
de los rios. Una vez afianzada la soga en ámbos ribazos, queda bien
tirante, y entónces las mugeres y niños agarrándose de los bejucos que
cuelgan encima de las ondas, consiguen pasar el rio sin peligro de ser
arrebatados por la corriente.


_Resúmen_.

Todas la naciones de la provincia de Moxos estaban divididas en pueblos:
su manera de regirse era uniforme. Cada nacion se repartia en tribus,
y cada tribu tenia un gefe, cuya autoridad se limitaba á muy poca cosa:
á decir verdad, no formaban todos estos indígenas un cuerpo de nacion.
Las únicas atribuciones de los gefes nombrados por cada tribu,
consistian en ir al frente de los guerreros que marchaban al combate, en
emitir su dictámen en casos arduos, y en servir de médicos ó sacerdotes;
pero sin ejercer nunca los dos últimos cargos á la vez.

La religion se diferenciaba, no solamente segun las naciones, sino
tambien segun las tribus; todas ellas tenian un sin número de fiestas y
solemnidades, cuyo no menor objeto era el reunirse para beber sin tasa
licores fermentados. Frecuentemente su culto no era otro que el de la
naturaleza.

Por la esposicion que acabo de hacer sobre las costumbres de los
naturales que han habitado la provincia de Moxos, ántes de ser
conquistada por los Españoles, se ve que todos estos indígenas poseian
poquísimos elementos de prosperidad, y sobre todo de civilizacion
progresiva.


_Segunda época, desde la llegada de los Españoles hasta la entrada de
los Jesuitas (de 1562 á 1667)_.

La oscuridad mas completa reina entre los historiadores acerca del
descubrimiento de la provincia de Moxos. Se sabe únicamente que los
aventureros españoles, compañeros de Chavez, tuvieron noticia de ella en
el año de 1562[1], y que Diego Aleman penetró hasta allí, por
Cochabamba[2], en el de 1564.

[Nota 1: Viedma, _Informe de la provincia de Santa-Cruz_, pág. 39, §
494.]

[Nota 2: Garcilaso de la Vega, _Comentario real de los Incas_, pág. 242,
hablando de una incursion de los Incas en _Musu_, hace mencion de la
entrada de _Diego Aleman_, por el año de 1564, á la provincia de _Musu_,
llamada _Moxos_ por los Españoles; mas como es probable que confunda
este autor dos paises distintos en las denominaciones de _Musu y Moxos,_
no se sabe qué partido tomar. Sin embargo, parece cierto que Diego
Aleman emprendió una espedicion á Moxos.]

Empero, lo mas verídico es que despues de la translacion de la ciudad de
Santa-Cruz al lugar donde hoy se encuentra, los gobernadores de esta
ciudad trataron de someter á los naturales de Moxos. Se vé de manifiesto
tal intencion en el acto por medio del cual, el 2 de octubre de 1607,
Martin de Almendras Holguin, entónces gobernador, dio _en encomiendas_
la provincia de Moxos á Gonzalo de Solis Holguin y á los suyos, _durante
dos vidas_, con la condicion de fundar en ella una ciudad bajo el nombre
de _Santísima Trinidad_, y de enseñar las doctrinas del cristianismo á
sus habitantes[1]. No supieron los Españoles proceder acertadamente en
esta empresa, y exasperaron por lo tanto á los indígenas, quienes
cortaron toda correspondencia con los moradores de Santa-Cruz.

[Nota 1: Viedma, _Informe_, págs. 139 y 145, §§ 494 y 520.]

Cuarenta años mas tarde, es decir, en 1647, deseosos los indios Moxos de
procurarse algunas herramientas, cuya utilidad habian aprendido á
conocer desde el tiempo de sus primeras relaciones, subieron el Piray ó
rio Grande, con la mira de ir á buscarlas en las poblaciones de los
Chiriguanos; mas habiendo encontrado en el camino á los Cruceños,
compráronles estos las plumas y los tegidos de algodon que llevaban para
operar el trueque por aquellos utensilios. Satisfechos de esta
especulacion comercial, y exhortados á continuarla, no tardaron mucho en
volver en mayor número á Santa-Cruz; así es que estrechando mas de dia
en dia sus relaciones con los moradores de esta provincia, no solamente
dieron al olvido sus antiguos recelos, sinó que llegó á tanto su
confianza, que en 1667[1], hallándose en disension con los salvages
Canacurees, sus vecinos, apelaron al auxilio de los Cruceños; los que
aspirando siempre á tener á los Moxos bajo su predominio, no desecharon
ocasion tan oportuna para mezclarse en sus asuntos, y por este medio
conseguir tales fines. Acompañados del Padre jesuita Juan de Soto, que
desempeñaba el cargo de cirujano, marcharon pues solícitos los naturales
de Santa-Cruz contra los enemigos de los Moxos, y no tardaron en
regresar triunfantes.

[Nota 1: El P. Diego de Eguilus, _Relacion de la mision apostólica de
los Moxos_(1696), pág. 3.]


_Tercera época, desde la entrada de los Jesuitas hasta su espulsion (de
1667 á 1767)_.

Durante la espedicion de que acabo de hablar, Juan de Soto habia
empleado todos los medios de captarse la benevolencia de los Moxos,
ofreciéndoles volver á su nacion, junto con otros religiosos, tan luego
como le fuese posible. En virtud pues del beneplácito de estos indios, é
inmediatamente despues de haber recibido tan favorable nueva, mandó el
Padre provincial á los hermanos José Bermudo y Julian de Aller que
acompañasen á Juan de Soto que regresaba á Moxos. Entraron á la
provincia estos tres religiosos en 1668, y emplearon un año entero en
solo tomar las primeras nociones del idioma moxo, sin darse por
entendido de sus miras posteriores: apercibiéronse los Indios, sin
embargo; y recelosos de verse nuevamente bajo el duro yugo á que los
habian sujetado los primeros Españoles, é instigados por sus sacerdotes
se sublevaron amenazando de muerte á los Jesuitas; pero por temor á los
Cruceños se contentaron con ir á despedirlos hasta Santa-Cruz,
declarándoles formalmente que no querian hacerse cristianos.

Habiendo el gobernador de Santa-Cruz encomendado oficialmente en 1671 la
conquista espiritual de estos indios[1] á los Jesuitas del Perú,
hicieron estos otras dos tentativas tambien infructuosas. Empero al
Padre José del Castillo, léjos de ceder á tanta resistencia, se
determinó á entrar el solo en Moxos, en el año de 1674, y empezó por
hacer cuantiosos presentes á sus habitantes, prometiéndoles muchos mas
si consentian en ir á buscar junto con él algunos otros religiosos.
Habiendo logrado tal consentimiento, regresó al año siguiente en
compañía de los hermanos Pedro Marban, Cipriano Baracé y José Bermudo,
quienes recibieron muy favorable acogida[2]. Estos cuatro religiosos
visitaron el espacioso distrito ocupado por la nacion de los Moxos,
distribuyendo por todas partes regalos y presentes los mas estimados por
aquellos naturales, como cuentas de cristal (_chaquiras_), cascabeles,
anzuelos, navajas, cuchillos, etc., regresando de su correría atacados
de las fiebres intermitentes. Consagráronse luego dos años consecutivos
al estudio de la lengua, y á merecer poco á poco la entera confianza de
los indígenas; mas, á pesar de haber llegado á ser absolutamente
necesarios para aquella nacion por sus conocimientos en medicina, y de
haberse grangeado por sus buenos procederes el afecto de todos los
moradores, tuvieron que valerse de la astucia para determinarlos á la
conversion. Aseguraron á los gefes de su pronta partida si no consentian
en constituirse en pueblos donde se profesase el cristianismo. Semejante
amenaza produjo el efecto deseado, haciendo tomar á los indios el
partido de la obediencia. Un cuchillo era la recompensa ofrecida á cada
individuo que contrajese matrimonio y renunciase á la poligamia. El
Padre Marban recorrió en seguida todas las poblaciones, arrancando de
los _Camacois_ y _Tiaraukis_ todos los ídolos, para quemarlos
publicamente. Encontróse entónces un caliz sustraido tiempos atras á los
Franciscanos, y del que por el momento se servian los hechiceros. Los
_bebederos_ ó templos donde se colocaban las cabezas de los tigres y de
los enemigos muertos en el combate, fueron tambien destruidos.

[Nota 1: Viedma, _Informe_, etc., pág. 139, § 494.]

[Nota 2: El P. Eguiluz, págs. 5 y 7.]

En 1682 habiendo llegado á Moxos otros muchos misioneros, se dedicaron á
dar la última mano á la conversion de los naturales. Administraron el
sacramento del bautismo á mas de quinientas almas: un año despues
hicieron otro tanto con la poblacion de tres aldeas que deseaban reunir
en un solo pueblo. Buscando para realizarlo un lugar á propósito y á
cubierto contra las inundaciones, fundaron en 1684[1], al cabo de siete
años de infatigables esfuerzos, la mision de Nuestra Señora de Loreto en
las llanuras del norte y sobre la ribera sud del rio Mamoré,
construyendo con adobes una hermosa iglesia de tres naves y de sesenta
varas de largo sobre veinte de ancho.

[Nota 1: El P. Eguiluz, pág. 16.]

Pusieron los Jesuitas su mayor empeño en familiarizarse con el idioma; y
fué por ese entónces cuando el Padre Marban redactó su diccionario de la
lengua moxo[1], con la mira de generalizarla en la provincia y hacer por
este medio desaparecer en lo posible el considerable número de dialectos
diferentes; pues sin ir mas léjos, en el mismo canton de Loreto
hablábanse varios. Se dedicaron tambien á enseñar á los niños el
castellano y la música. Cautivando así mas y mas la voluntad de los
indios, poco les faltaba para realizar la conversion general. Con el
objeto de completarla, penetraron aun, cincuenta leguas mas adentro,
prodigando siempre las seductoras dádivas. En 1687 formaron con la tribu
de los Mayumanas la reduccion de la _Santísima Trinidad_, en la orilla
del Mamoré, como doce leguas mas abajo de Loreto, edificando una iglesia
de tres naves, larga de sesenta varas y adornada con esculturas. En 1689
fundaron tambien sobre las llanuras de la otra parte del Mamoré, catorce
leguas al oeste de Trinidad, la mision de San Ignacio de los Punuanas,
poblada por los belicosos _Canacurees_. Refiere el Padre Eguiluz que el
dia de la inauguracion de su iglesia precedian á la procesion mas de
cien _bailarines_, revestidos con los disfraces usados en el Perú para
tales ceremonias. Tan grande era la solicitud con que trabajaban los
indios, que todo se levantaba, como por encanto, en las nuevos pueblos
formados por tribus que hablaban diferentes dialectos.

[Nota 1: _Arte de la lengua moxa_, etc., impreso en Lima (1701).]

Poco mas ó ménos hácia esta época (1688) los PP. Antonio Orellana y José
de Vega emprendieron una peregrinacion por órden del Superior de la
hermandad, subiendo por el pais de los Yuracarees, desde Moxos hasta
Cochabamba. En esta espedicion lograron pacificar á los _Casaveones_ y á
otros pueblos que hablaban el idioma moxo, y aun penetraron hasta el
valle del Beni, llegando á la nacion de los _Morohionos_.

Llevando adelante sus trabajos con toda perseverancia, fundaron en
1689, al oeste del Mamoré, entre la embocadura de los rios Tijamuchi y
Aperé y como ocho leguas al norte de Trinidad, la cuarta mision bajo el
nombre de _San Francisco Xavier_, en la que construyeron al rededor de
una plaza, como siempre acostumbran hacerlo, una hermosa iglesia, una
casa para ellos, y habitaciones cómodas para los indígenas. Tambien
fundaron en el mismo año, al pié de la cordillera, con los _Maharenos_ y
_Churimas_, tribus de Moxos, la mision de San José; que colocada sobre
las llanuras del nordeste, á diez y seis leguas de San Ignacio y como á
setenta de Cochabamba, lindaba por el norte con las naciones salvages de
_Gumapalca_ y _Tocomanes_.

En 1691, el gobernador y capitan general de la provincia de Santa-Cruz
de la Sierra, don Benito Rivera y Quiroga, visitando los nacientes
cantones para dar cuenta al Virey de Lima de los trabajos de los nuevos
vasallos, halló, en las cinco misiones creadas, el número siguiente de
habitantes:


En Loreto,      3,822
En Trinidad,    2,253
En San Ignacio, 3,014
En San Xavier,  2,361
En San José.    2,036
        Total. 13,486


Con un celo digno de toda alabanza prosiguieron los Jesuitas en su
conquista espiritual, y fundaron en 1693, bajo el nombre de
_San-Francisco de Borja_, la sesta mision, compuesta de mas de tres mil
indios de la nacion _churimana_ y de los _Moporoaboconos_ que hablaban
un dialecto distinto del moxo. El pueblo fué edificado sobre las riberas
del rio Maniqui, como doce leguas al norte de San-José, é inmediato á
las últimas faldas de la cordillera.

El Padre Cipriano Baracé emprendió, en el mismo año, un viage por las
llanuras del este y del sudeste hasta una distancia de sesenta leguas,
llegando á visitar á los _Guarayos_ que hablan el idioma guaraní[1], y á
los _Tapacuras_ y pacíficos _Baures_; mas no pudo hacer otro tanto con
los _Yaguehuares_, nacion de un carácter feroz. Encontró este Jesuita,
segun lo dice él mismo en su relacion, sesenta y seis poblaciones de
Guarayos, cincuenta y dos de Tapacuras, sesenta y cinco de Baures; es
decir, el total de ciento noventa y tres[2]. Hizo despues, por el
espacio de dos años, muchos viajes consecutivos á este pais, y adquirió
la certeza de que existian al este las tribus de los _Toros, Chumacacas_
y _Pudayares_, y al norte los _Fundibularios_.

[Nota 1: Véase en la provincia de Chiquitos lo que se dice de la tribu
de los _Guarayos_.]

[Nota 2: Número probablemente exagerado, á ménos que no se haya
considerado cada familia como una aldea.]

En 1693, el Padre Agustin Zapata salió de San-Xavier para ir tambien á
descubrir otras naciones salvages; y encaminándose veinticinco leguas al
norte de esta mision, por los lugares que habitaban los antropófagos
_Canicianas_ (hoy en dia Canichanas), visitó cuarenta y ocho aldeas, y
los caciques de otras muchas (pues componian setenta y dos poblaciones,
del total de cinco mil almas poco mas ó ménos) vinieron á su encuentro.
El Padre Zapata les hizo varios presentes, aconsejándoles que cambiasen
su manera de vivir; y habiendo sabido que tenian mas al norte unos
enemigos llamados Cayuvavas, continuó su marcha hácia esta parte, y
encontró mas de dos mil indígenas distribuidos en siete poblaciones,
cuyo cacique, llamado Paytiti, se hácia notar por su mucha y muy crecida
barba. Volviendo por el norueste, halló á los _Duevicumas_, los
_Curuguanas_ y los _Caridionos_ que consintieron en reunirse para formar
una mision. Al siguiente año se dirigió por las llanuras del norte á
visitar las naciones de los _Cayapimas, Suruguanas, Parinas, Barisinas,
Marochinas_ y _Carivinas_, que componiendo un total de siete mil almas,
convinieron en hacerse cristianos. En 1695 partió nuevamente y conoció á
los Canichanas, que se habian reunido, formando un pueblo bastante
grande, para llamar la atencion de los Padres jesuitas, con cuyo auxilio
deseaban instruirse en la doctrina cristiana y recibir el bautismo, lo
que no se pudo llevar á cabo desde luego, por falta de religiosos.
Pasando mas adelante, nos dice haber visto pueblos bien edificados, y
templos donde se adoraban ídolos vestidos de plumas.

El Padre Juan de Espejo salió de la mision de San José en 1694 para ir á
visitar las naciones de los _Correcomeros_ y _Chucupupeonos_, enemigos
mortales de los Moxos, y logró con dádivas ser bien recibido.

Finalmente, en 1696 se contaban ya, en la nacion de Moxos, segun el
decir del Padre Eguiluz, diez y nueve mil setecientos ochenta y nueve
indios cristianos. Cuando se considera que desde el año de 1674, no
habian penetrado en la provincia sino _veintitres_ Jesuitas, no se puede
ménos de admirar el resultado á que habian llegado, en el cortísimo
tiempo de veintidos años, cambiando totalmente el aspecto del pais y
reformando los usos y costumbres de unos hombres enteramente salvages.

Veíanse combinados en esta conquista espiritual dos elementos de
prosperidad: el hierro, que por vez primera se ponia en manos de los
indígenas, y que llegó á ser la moneda corriente con que se ganaba á los
hombres; y esa dulzura, esa paciencia con que se portaban los
misioneros, á quienes sus variados conocimientos le permitian hacer al
mismo tiempo, de médicos, de cirujanos y de enfermeros, curando
indisposiciones y dolencias mortales como la disentería, etc. Era pues
muy justo que se grangeasen mas y mas la gratitud y buena voluntad de
los indios, que deseaban con ansia convertirse al cristianismo para
gozar, como se les prometía, de mayores ventajas que las conocidas. Por
otra parte, no habia trabajos manuales, por penosos que fuesen, á los
que no se entregasen estos Jesuitas con la mas noble solicitud á fin de
instruir á los naturales, ejerciendo en sus misiones los oficios, de
arquitecto, de albañil, de carpintero, de pintor, de tornero, de
herrero, de cerragero, de sastre, de zapatero, y finalmente, la
profesion de todas las artes mecánicas.

Entre tanto, hablan ya logrado su primero y mas esencial objeto, que era
modificar las costumbres y cimentar la buena moral. La poligamia habla
dejado de existir entre los indígenas, que temian el enojo de Dios: la
infinidad de supersticiones de su estado salvage, así como las bárbaras
costumbres que á ellas se ligaban, habian tambien desaparecido
completamente. Ya no se exedian en el uso de las bebidas espirituosas; y
observando religiosamente casi todas las reglas de conducta que los
Padres les dictaban, hasta habian llegado á no desear los bienes agenos.

Habiendo sido en el estado salvage fanáticos y crueles en el mas alto
grado para guardar la observancia de sus creencias supersticiosas, no
pudieron abrazar la religion católica, sin dejarse llevar de igual
exageracion; por lo que fué muy fácil sujetarlos á todas la reglas del
cristianismo. Los indios que aun no estaban bautizados de dirigian en
tumulto á oir los sermones diarios de los misioneros; y los que ya lo
estaban, asistian puntualmente á la misa en los dias de fiesta, y alguna
vez en los ordinarios, particularmente los sábados para cantar y rezar
en coro mañana y tarde, ya en español, ya en moxo. Puede decirse empero,
á este respecto, que los Jesuitas dejaron ir muy léjos á los fanáticos
Moxos, sometiéndolos á ese régimen severo, reservado únicamente para el
claustro. Un inmenso espacio de tiempo era empleado por estos indios en
los ejercicios de iglesia, comulgaban á menudo, y por la mas mínima
falta religiosa se les azotaba á ruego de ellos mismos como por
cualquier delito ordinario[1]. El Padre Eguiluz, hablando de la semana
santa, dice que todos los individuos, sin distincion de edad, se
confesaban y comulgaban. El viérnes santo, miéntras duraba el sermon de
la pasion, dábanse todos «muchas bofetadas y golpes de pechos ...»
«Luego se ordena la procesion por la plaza, y calles principales,
llevando en unas andas la imágen de bulto de Cristo crucificado, y en
otras la de la Santísima Virgen, con mas de doscientas luces, en un
silencio y compostura tan grande que no se oye una palabra, sinó los
azotes de un crecido número de penitentes de sangre, arrastrando sogas y
palos pesados, y otros vestidos de nazareno, con cruces á los hombros,
cantando los coros de músicos el miserere ...» «Varios coros en la
iglesia cantan lamentaciones, mientras duran las penitencias y
penitentes que van pasando delante del monumento, haciendo reverencia y
mas recia disciplina á vista de la imágen de Cristo crucificado[2].»
Cuando sobrevenía una peste, inmediatamente se rezaba una novena,
acompañada de ayunos y otras penitencias; entónces;--«cada noche hay
plática y acto de contricion, y se van siguiendo las parcialidades á
hacer disciplina, y si algunos por viejos, ó por la novedad del
ejercicio, su dan con poca fuerza, se enojan los oyentes, y le riñen que
apriete la mano[3].» Así pues, segun el estado de exageracion religiosa
de la España en aquella época, los Jesuitas á mas de los principios de
sana moral y de la religion católica, impusieron á los fanáticos Moxos
esos castigos corporales, que los ultrajaban, quitándole no poco á su
dignidad de hombres.

[Nota 1: Cuando delinquian los indios en lo mas mínimo, ellos mismos
pedian el castigo. Se les ponia en el cepo, y recibian sobre el cuerpo
desnudo un número de azotes proporcionado al delito.]

[Nota 2: _Relacion de la mision apostólica de los Moxos_ (pág. 62),
impresa en 1696.]

[Nota 3: _Id._, pág. 63.]

No dejaron entre tanto los Padres jesuitas, desde el mencionado año de
1696, de llevar adelante sus conquistas; y aprovechando de la fama, ya
muy divulgada, del bien estar de que disfrutaban los Moxos cristianos,
formaron sucesivamente, San-Pedro con los _Canichanas_; Santa-Ana con
los _Moximas_; Exaltacion con los _Cayuvavas_; San-Joaquin, Concepcion,
San-Simon y San-Martin con los _Baures_ y sus tribus; finalmente,
Magdalena con los _Itonamas_. Parece, sin embargo, que la conversion de
estas naciones salvages no se efectuó sin que costase la vida á algunos
religiosos[1]; pero esto nunca hizo flaquear la constancia de los
Jesuitas, que persistieron en su propósito hasta someter la provincia
entera.

[Nota 1: El P. Cipriano Baracé fué muerto por los Baures en 1702.
(_Choix de lettres édifiantes_, t. VII, pág. 322.)]

En 1742, los aventureros portugueses de San-Pablo, que ocupaban la
provincia de Mato-Groso, hicieron su primera espedicion bajando el rio
Iténes ó Guaporé. Entónces, fué cuando Manuel de Lima, acompañado de
cinco indios, tres mulatos y un negro, bajó en una canoa por los rios
Guaporé, Mamoré, Madeira y Marañon hasta el pueblo de Para[1].

[Nota 1: _Corografía brasilica_, t. I, pág. 259.]

Poco mas ó ménos hácia la misma época, calculando los Jesuitas la
importancia de la navegacion de los rios, habian establecido la mision
de San-Simon, muy inmediata al Guaporé; y mas tarde, en 1743, la de
Santa-Rosa, en el mismo sitio donde se encuentra hoy en dia el Fuerte de
Beira perteneciente á los Brasileros, es decir, sobre la ribera derecha
del rio Iténes; pero celosos los Portugueses de semejante empresa,
espulsaron en 1752 á los Jesuitas[2], so pretesto de que estos les
impedian el paso sobre sus propias posesiones; y don Antonio Rolin, para
apoderarse definitivamente del dominio del rio, mandó construir la
fortaleza que allí se ve actualmente.

[Nota 2: _Corografía brasilica_, t. I, págs. 259 y 262.]

Despues de todo esto, el primer cuidado de los religiosos fué consolidar
la existencia de sus misiones, introduciendo todas las mejoras posibles:
con este fin, trageron de Santa-Cruz numerosos ganados; estimularon á
los habitantes á los trabajos de labranza; perfeccionaron el tegido, ya
en práctica entre los Baures; enseñaron toda clase de oficios manuales;
y multiplicaron las ceremonias religiosas como para dar con ellas un
intervalo de agradable reposo á los trabajadores. Enseñáronles la música
y á tocar todos los instrumentos europeos, sacando tambien algun partido
de los usados en el pais ántes de su llegada. Crearon muchos empleos
para premiar con la concesion de ellos, tanto la buena conducta, como
los adelantos industriales. Bien pronto, los inmensos campos de
cacahuales dieron abundantísimas cosechas, los varios talleres
produjeron tegidos y otros objetos de fabricacion, que llevados á
Santa-Cruz, y luego al Perú, daban en retorno de mercancias, lo
suficiente para abastecer á la provincia. Cada iglesia llegó á ser un
templo suntuoso, lleno de ornamentos, de estatuas, y sobre todo de
numerosas chapas de oro y plata. Casas de un piso alto brindaban á los
religiosos cómodo alojamiento, al mismo tiempo que servian de espaciosos
talleres para los artesanos: las viviendas de los naturales, colocadas
en hilera alrededor de una plaza, estaban dispuestas del mejor modo
posible para la ventilacion. Por último, en los cincuenta años
trascurridos desde la entrada de los Jesuitas, las diversas naciones
salvages que ocupaban el territorio de Moxos, llegaron á formar quince
misiones ó grandes pueblos, en donde florecian la industria agrícola y
fabril.

Es menester por tanto que la administracion de los Jesuitas en la
provincia de Moxos, cuyas misiones dependian del Perú, haya sido tan
progresiva como en Chiquitos que dependía del Paraguay. Desde luego no
se consiguió como se deseaba generalizar en ella un solo idioma. Esta
provincia tenia, lo mismo que la de Chiquitos, un superior subordinado
al colegio de Cochabamba ó de Charcas, y cada una de sus misiones, dos
religiosos, encargado el uno del gobierno espiritual, y el otro de la
administracion y de los talleres. Empero, léjos de gozar todos los
indígenas de igualdad de privilegios, como sucedia en Chiquitos, estaban
divididos en dos clases hereditarias; _las familias,_ compuestas de
artesanos de todo oficio; y los soldados, encargados de las faenas
ordinarias; clase denominada _el pueblo_ y considerada como inferior á
la primera. Esta distincion hereditaria, que escluia de los adelantos y
empleos de primer órden á una parte de la nacion, debia ser
necesariamente un obstáculo para la marcha progresiva de la civilizacion
y de la industria.

El órden de las atribuciones respectivas del mando entre los indígenas
de cada mision, comparativamente á lo que digo de Chiquitos[1], era como
sigue.

[Nota 1: Véase la descripcion de esta provincia.]

El _cacique_, gefe de la mision, recibia de los Jesuitas instrucciones
inmediatas relativamente á todos los ramos de la administracion, y tenia
bajos sus órdenes, para hacer sus veces, un _alferes_ y dos _tenientes._
Ademas de estos empleados, habia dos _alcaldes de familia_ y dos
alcaldes del pueblo, dependientes tambien del cacique. Estos ocho
magistrados componian el _cabildo_ y se distinguian por el baston con
puño de plata que llevaban.

La _familia_ se componia, en cada ramo de industria, de un mayordomo y
de su segundo, quienes ocupaban, lo mismo que en Chiquitos, los lugares
inmediatos al del maestro de capilla y del sacristan mayor. Habia
mayordomos de los oficios de pintor, de carpintero, de tegedor, de
tornero, de herrero, de platero, de zapatero, etc.

El _pueblo_ se dividia en _parcialidades_, cada una de las cuales estaba
subordinada á un capitan y su segundo. Estos capitanes eran los
comandantes de las embarcaciones, y dirigian en las espediciones á los
soldados ó remeros. Habia luego varios otros cargos, como el de _alcalde
de estancia_, individuo comisionado para cuidar las haciendas y atender
á la cria de ganados; y el de _fiscal_, título que se daba al ejecutor
de las sentencias dictadas en los juicios. Todos estos empleados
subalternos llevaban en señal de distincion una vara negra, y en las
grandes festividades religiosas marchaban entre las corporaciones del
_colegio_.

Si se ha de juzgar del estado de industria de Moxos, por lo que aun
queda de ella á pesar de los atrasos debidos á la ignorancia y á la
negligencia de los curas y administradores que se han sucedido desde la
expulsion de los Jesuitas, se vé que á mediados del siglo anterior, no
debió quedarse muy atras en sus progresos esta provincia entre los
demas pueblos hispano-americanos. Fabricábanse en ella tegidos finos de
todas clases y diversidad de otros objetos. La comunidad proveia de
vestuario á todos los indígenas; y tanto los hombres como las mugeres
llevaban el _tipoi_ de algodon: ámbos sexos tenian la costumbre de
dejarse crecer la cabellera. Para el trabajo en comun, sea en los
campos, sea en los talleres, todo se hallaba arreglado á la manera que
en Chiquitos: era permitido entretanto á cada indio el labrar por su
cuenta un campo particular.

Las horas de devocion se sucedian mas á menudo que en la citada
provincia; y como ya se dijo, las penitencias corporales iban de par con
el fanatismo; de lo que se infiere que los Jesuitas debieron ser mucho
mas rígidos para las prácticas religiosas en sus misiones de Moxos.
Tambien es verdad que los naturales, estremadamente supersticiosos, se
prestaban á ello, como sucede hoy en dia, con una especie de entusiasmo
que rayaba en frenesí. Acostumbrados á martirizarse en los ejercicios de
su culto primitivo, nada tenia de estraño que al convertirse al
cristianismo hubiesen conservado el mismo fervor, y sobre todo la misma
insensibilidad física. El hombre que en su estado salvage no trepidaba
en sacrificar su muger y sus hijos á necias supersticiones, y en
someterse espontáneamente á todos los sufrimientos, no podia tener
ciertamente el menor escrúpulo en hacerles aplicar por el fiscal, á la
mas leve falta, azotes ó otro género de correccion, y en hacerse
castigar él mismo toda vez que creia haber ofendido á la divinidad. Por
lo demás, parecerá ménos sorprendente semejante fanatismo, si se
considera el estado de aquellos tiempos, en que la inquisicion dominaba
en España, y en que los actos esteriores, muy al contrario de lo que
sucede actualmente, eran todo en materias de religion[1].

[Nota 1: Aun se ven hoy en dia, en el palacio de la Favorita, cerca de
Báden, los instrumentos de suplicio que durante la semana santa se
aplicaba voluntariamente la favorita.]

La comunidad suministraba tambien la manutencion á los indios,
distribuyendo cada quince dias una racion de carne: cada mision se
hallaba provista de los utensilios necesarios para toda clase de
trabajos. La buena memoria que los Moxeños han dejado del tiempo de los
Jesuitas, entre sus descendientes, nos hace ver que se reputaban por muy
felices á pesar de la estrecha dependencia en que vivieron. Los actuales
moradores, que conservan religiosamente la tradicion de aquel entónces,
suspiran por una existencia que no han conocido, mas venturosa que la
presente, y agena sobre todos de las tristes inquietudes del porvenir.

En el año de 1767, la provincia de Moxos se encontraba en el estado mas
floreciente con respecto á su industria y á sus monumentos. Sus
productos anuales ascendian á la suma de sesenta mil pesos poco mas ó
ménos; y en el pueblo de San-Pedro, mision la mas central y capital de
aquel vasto territorio, se veia una magnífica iglesia, rica de
esculturas y resplandeciente de ornamentos de plata[1] y de piedras
preciosas, de que se hallaban cubiertas las imágenes de los santos.
Viedma, cuya imparcialidad era conocida, hablando de los Jesuitas,
escribia en 1787[2]. «Estos religiosos, á impulsos de una fina política
y dedicada aplicacion, consiguieron poner aquellos pueblos en el mayor
estado de prosperidad, con los frutos de sus fértiles terrenos
cultivados por los indios, é industriosas manufacturas que les fueron
enseñando para el beneficio de ellos con maestros hábiles. El sumo grado
de felicidad á que llegaron las misiones de Moxos en tiempo de su
espulsion, está de manifiesto en la entrega que hicieron de los quince
pueblos que componia el todo de ellas.»

[Nota 1: No bajaba ciertamente de veinte quintales el total de la plata
invertida en los adornos de esta iglesia.]

[Nota 2: _Informe_, Descripcion de Santa-Cruz, pág. 140, § 496.]

Tal era el estado de Moxos en el citado año de 1767 en que fueron
espulsados los Jesuitas de todas sus posesiones. Obedeciendo á una
simple órden que les fué trasmitida por la audiencia de Charcas,
retiráronse estos misioneros, un siglo despues de su primera entrada en
esta dilatada provincia, dejando en ella, en vez de tribus hostiles y
salvages, una poblacion medio civilizada y en las mas completa armonía.


_Cuarta época, desde la espulsion de los Jesuitas hasta 1832._

Tan luego como se alejaron los Padres jesuitas, Francisco Ramon de
Herboso, obispo de Santa-Cruz, dió un reglamento, aprobado por la
audiencia de Charcas, el cual ordenaba que se conservasen todas las
instituciones de aquellos religiosos, siendo estos reemplazados por
curas, á cuya arbitrio se abandonó el gobierno espiritual y temporal de
las misiones. Este reglamento autorizaba tambien la libertad del
comercio con los habitantes de Santa-Cruz. La provincia de Moxos recibió
ademas, un gobernador escogido entre los capitanes de la real armada,
pero sin poderes para intervenir en la administracion de los curas, de
donde resultaron naturalmente grandísimos desórdenes. Estos curas,
careciendo de una educacion especial para la direccion de los ramos de
industria, y sin conocimiento alguno del lenguage, no se ocuparon de
otra cosa que de sus intereses personales. En los veintidos años que
permanecieron en sus curatos, «los efectos,» como dice Viedma[1],
«fueron muy contrarios á las esperanzas de conservar y aun adelantar
aquellas misiones, pues en el tiempo que gobernaron los pueblos sus
curas, vinieron á quedar un triste esqueleto de lo que habian sido. Los
quince de Moxos se redujeron á once, y su opulencia, parte de ella
trasplantada á los dominios portugueses, causando los progresos de sus
establecimientos que tanto nos perjudican. Los infelices indios
perdieron aquella inocencia de su buena educacion. El vicio florecia á
la sombra del ocio, con el olvido de las preciosas artes que solo para
la utilidad del cura hacian despertar aquellos miserables con el rigor y
la violencia. Los gobernadores autorizados testigos de tantos
desórdenes, no podian poner remedio por serles prohibido mezclarse en el
gobierno económico de los curas, y las quejas y representaciones no
alcanzaban la fuerza necesaria.»

[Nota 1: _Informe_, pág. 140, §498.]

Las misiones de San-José, de San-Borja, de San-Martin y de San-Simon
fueron entónces abandonadas por los curas.

Siguiendo adelante los abusos, llegaron á ser intolerables; empero,
entre los gobernadores españoles, mudos testigos de tan lamentable
estado de cosas, á que no les era dado poner remedio, hubo uno que se
atrevió á levantar la voz: este fué don Lazaro de Rivera, quien presentó
sucesivamente á la audiencia de Charcas, en 1786 y 1787[1], varias
memorias, expresando el voto de los habitantes de San-Pedro, de Trinidad
y de Concepcion, que deseaban pagar el _real tributo_, y sustraerse al
estremado rigor con que se veian tratados por los curas, quienes
frecuentemente los hacian azotar por mero capricho, en tanto que
escandalizaban al pueblo con la depravacion de sus costumbres. En uno de
estos actos, los jueces de Trinidad declararon, que su cura habia
mandado poner en el cepo, despues de haberle hecho dar cien azotes, á un
indio, cuyo delito era haber obedecido, sin su licencia, á una órden del
teniente-cura.

[Nota 1: Tengo en mi poder todas estas memorias, de que estraigo las
circunstancias referidas.]

Habiendo sido infructuosas las diligencias practicadas por don Lazaro de
Rivera para hacer que los indios fuesen sometidos al tributo, logró á lo
ménos, en 1789, que se adoptase un nuevo plan de reforma, que consistia
en dejar á cargo de los curas el poder espiritual, miéntras que la
direccion industrial de cada mision seria confiada á un administrador
secular, encargado de servirse para ello de las antiguas reglas
establecidas por los Jesuitas. Este nuevo reglamento prohibia el
comercio bajo las penas mas rigurosas; por manera que los indios
vinieron á verse mas esclavos que lo habian sido ántes, y á tener, en
vez de un absoluto señor, dos, cuyas continuas disidencias y mala
conducta hicieron mas rápida la ruina de las misiones. No obstante, en
el primer año que rigió el nuevo reglamento, todavía pudo la provincia
suministrar al Estado la suma de cuarenta y seis mil duros.

Don Francisco Viedma[1], intendente de Cochabamba, movido por los
sentimientos mas liberales, quiso sustraer de la esclavitud á los
habitantes de Moxos; pidió la emancipacion de esta provincia, y su
sometimiento á las leyes que regian las demas posesiones españolas del
nuevo mundo; pero la audiencia de Charcas sostuvo el reglamento de
Rivera, que en 1832 aun servia de régimen á los administradores.

[Nota 1: _Informe_, pág. 142, § 505.]

Si la medida tomada por la audiencia de Charcas ha contribuido por una
parte á la conservacion de las misiones de Moxos, por otra, la rivalidad
entre los poderes religioso y secular, así como la ninguna instruccion
de los mandatarios, han sido un manantial de funestos desórdenes. Casi
todos los empleados, dejándose dominar por la avaricia, sobrecargaban,
en beneficio de sus particulares intereses, las penosas tareas de los
indígenas, en tanto que el Estado veia disminuir poco á poco sus rentas,
sin poder proveer de lo necesario á las misiones para que llevasen
adelante su ya decaida industria; por manera que desde entónces la
provincia no hizo mas sino vegetar.

Los primeros gobernadores, elegidos entre los capitanes de la real
armada, ensayaron todavía algunas mejoras. En 1792, bajo el gobierno de
Zamora se dividió la poblacion de Magdalena para formar San-Ramon; en
1794 se fundó la mision del Cármen con los indios Chapacuras; y en 1796
se transfirió San-Joaquin; pero poco despues ya se contentaron con
enviar habitantes de Santa-Cruz para gobernar á Moxos.

Miéntras duró la guerra de la independencia, la provincia de Moxos se
vió del todo abandonada, y permaneció fuera de las contiendas políticas
que desde 1810 hasta 1824 sacudieron el resto del continente.
Acordáronse de ella sin embargo para hacerla contribuir con los tesoros
de sus iglesias. Las alhajas de las vírgenes y de los santos habian sido
arrancadas anteriormente, y solo quedaban los enchapados de plata de los
altares, que acaso no pudieron sustraer por haberse entregado al peso en
los inventarios; mas en 1814 el general Aguilera, falto de recursos para
sostener las tropas españolas, envió de Santa Cruz á su hermano para que
despojase á cada iglesia de una parte de sus ornamentos: la de San-Pedro
solamente dió setecientas cuatro libras de plata maciza.

La rigidez del gobernador Velasco suscitó en 1820 la primera pendencia
entre los indígenas y la autoridad. Injustamente quejoso este
gobernador, del cacique de San-Pedro, llamado Marasa, lo hizo venir á su
presencia y le mandó deponer el baston, distintivo del poder. Négose á
ello el cacique, alegando que Dios le habia conferido aquel privilegio.
Ciego de cólera al verse desobedecido por un indio, mató Velasco al
infeliz Marasa de un pistoletazo en el pecho. El hijo de la víctima,
atraído por los gritos de los jueces, vino á recoger el cuerpo de su
padre, y sublevó inmediatamente á los Canichanas contra el gobernador,
que se encerró con sus soldados en el antiguo colegio de los Jesuitas,
haciendo de vez en cuando algunas descargas sobre los indígenas, cuya
irritacion subiendo de grado, les arrancaba gritos de desesperacion y de
venganza. Finalmente, no pudiendo penetrar en el colegio, amontonaron al
rededor de él, á pesar del fuego activo de los sitiados, cuanto sebo
encontraron en los almacenes, y las llamas no tardaron en apoderarse del
edificio. Forzado á salir el gobernador murió á manos de los indios
junto con la mayor parte de sus soldados. Los preciosos archivos de la
provincia, que contenian todos los trabajos manuscritos de los Jesuitas,
fueron enteramente consumidos en este incendio.

Mas tarde se mandaron tropas de Santa-Cruz para sugetar á los Canichanas
de San-Pedro, y esta mision, que habia sido hasta entónces capital de la
provincia, cedió su rango á Trinidad y fué transferida á otro punto.
Moxos ha decaido constantemente, y en 1829 sus rentas no alcanzaban á
veinte mil pesos, miéntras que en tiempo de los Jesuitas habian llegado
hasta sesenta mil.

En 1830 se hallaba gobernada esta provincia por don Matias Carrasco,
hombre instruido y benévolo, que cuidó mucho de reformar los abusos;
pero descontento de la comportacion de los empleados subalternos,
abandonó su puesto, y de regreso á Cochabamba, su patria, publicó bajo
el título de _Descripcion sinóptica de Moxos_ un interesante opúsculo[1]
en el que señala infinidad de abusos, y aboga enardecidamente por la
libertad en favor de los habitantes de Moxos.

[Nota 1: Este escrito consta de veintiuna páginas impresas.]

En 1831, durante mi permanencia en Chiquitos, propusé al gobierno el
entablar entre esta provincia y la de Moxos una permuta de sal por
caballos; lo que tuvo á bien acordar desde luego.

Al siguiente año, despues de haber recorrido todo el territorio de Moxos
con el objeto de examinarlo circunstanciadamente, volvi á encaminarme
por sus llanuras hácia la cordillera, llevado del intento de buscar una
via de comunicacion ménos peligrosa que la de Palta-Cueva, y deseoso, al
mismo tiempo, de dar alcance en Cochabamba al Presidente de la
república, á fin de someter á su exámen mis proyectos de mejora y
reformas, aplicables á la administracion general de la provincia de
Moxos en beneficio particular de sus moradores. Habiéndome visto en el
caso de poder apreciar el excelente carácter y la buena índole de los
Cayuvavas, pedí al gobernador que se me diesen algunos remeros de
Exaltacion para conducir mis canoas, y preparado para este largo viage
de trecientas á cuatro cientas leguas á lo ménos, empecé por subir hasta
el pais de los Yuracarees, de donde me encaminé por paises salvages, los
mas accidentados del mundo, hasta llegar á Cochabamba en 10 de junio de
1832. Pasé á ver sin pérdida de tiempo al Presidente y le hablé de la
provincia de Moxos, dándole parte de los numerosos abusos que allí se
cometian, y esponiendo los medios de reforma que me parecian
convenientes. Despues de haberme escuchado atentamente me encomendó la
redaccion de una memoria detallada, de acuerdo con el señor Carrasco,
para que sirviese de guia al nuevo gobernador que iba á mandar, y al
obispo de Santa-Cruz, á quien se imponia el deber de visitar la
provincia cuidando de reformar los abusos religiosos. Presentéle
igualmente mi proyecto de abrir una nueva senda de comunicacion con
Moxos, plan que aprobó, manifestando algun recelo por los riesgos á que
iba yo á esponerme. Tuve por último la satisfaccion de ver que todo
salia al tenor de mis deseos, y que no habia yo interpuesto en vano mis
buenos oficios por el bien de los pobres indígenas de estas misiones.

Salí de Cochabamba el 2 de julio para llevar á cabo mi empresa. Trepé
primeramente la montaña de Tiquipaya, y hasta Tutulima no encontré
obstáculos en mi marcha. Dejando este lugar, el último habitado,
traspusé el vertiente del rio de Tutulima y la cerranía del Paracti,
encontrando de la otra parte la nacion de los Yuracarees, con quienes
hice construir una canoa; continuando en seguida por el rio Securi,
llegué, á los cuarenta dias de un viage penosísimo, á la provincia de
Moxos, completamente satisfecho del feliz éxito de mi aventurada
resolucion.

Entre tanto, mi empresa habia sido mal vista por algunos empleados de
Moxos, los que siendo mandados de Santa-Cruz de la Sierra, no dejaban
de inquietarse con el establecimiento de una comunicacion mas abreviada
por via de Cachabamba. Despertáronse las antiguas rivalidades; y un
triste acontecimiento vino entónces á desbaratar todo la proyectado.

El coronel Dávila, á quien yo habia dejado en Cochabamba, ya pronto á
partir para Moxos con la mision de operar las numerosas reformas, que de
concierto con el señor Carrasco le habiamos indicado en beneficio de los
infelices habitantes de esta provincia, acababa de sucumbir á impulsos
de un fuerte cólico que le habia sobrevenido en la antevíspera de su
salida, á las pocas horas de estar en su casa de regreso de una
tertulia. Tal fué la triste nueva traida por las canoas, que habian ido
á buscarlo á Isiboro. Vi pues con sentimiento que se inutilizaban tantos
esfuerzos como habia yo hecho para conseguir la mejora de la condicion
de los indígenas que habitan esas lejanas comarcas.

El 8 de setiembre, siguiendo el curso del rio Piray, encontré al señor
obispo de Santa-Cruz, que iba encargado por el gobierno á visitar la
provincia de Moxos, para estirpar en ella los abusos religiosos. Un
banco de arena nos sirvió de retrete por veinticuatro horas, en cuyo
período tuvimos una larga conferencia con el illustrísimo señor Córdova,
personage instruido y muy amable, sobre el lamentable estado de la
provincia de Moxos, indicándole yo los medios que me parecian as
conducentes á la refría de abusos de todo género, que iban diariamente
en auento. Probé entónces un momento de satisfaccion, encontrando en
este digno prelado un protector solícito de la humanidad, dispuesto á
poner en juego todos los resortes para llegar al fin que tanto
deseabamos, la mejora de la condicion de los indígenas.

Hallándome en Moxos en 1832, don Carmelo Rivera, gobernador interino de
la provincia, trató de reprimir los desórdenes y purgar el pais de esos
empleados especuladores y poco honrados, tomando para ello una medida
enérgica. Mandó apostarse, sobre todos los caminos, emisarios encargados
de apoderarse de las canoas cargadas, para luego verificar en la capital
los productos del año que ellas conducian. Esta medida no dejó de
producir el efecto deseado. Todos los administradores fueron
sorprendidos con mayor cantidad de frutos en su propiedad, que la parte
destinada para el Estado; no se necesitaba testimonio mas claro del uso
inicuo que hacian de sus funciones, y del partido que sacaban de los
pobres indios, valiéndose de la autoridad que tenian sobre ellos para
hacerlos trabajar como á esclavos. Convictos plenamente de tamaña
culpabilidad, fueron todos destituidos en el acto.


ESTADO ACTUAL DE LA PROVINCIA

_Division política._

Es de creer, por lo acontecido con las misiones del Paraguay[1], que la
conservacion de las instituciones de los Jesuitas, bajo los diferentes
gobiernos que se han sucedido en el periodo de sesenta y cinco años, ha
evitado la destruccion de las misiones de Moxos; así, al visitar yo la
provincia en 1832, hallé, con otros hombres por gobernantes, con
diferentes costumbres y una prosperidad bien inferior, intactas todavía
todas las instituciones administrativas y religiosas que aquellos
misioneros habian dejado en 1767, época de su espulsion.

[Nota 1: Véase lo que digo á este respecto al ocuparme de la provincia
de Chiquitos, que dependia del Paraguay.]

Con la supresion de cuatro misiones, bajo la administracion de los
curas[1], y la creacion del Cármen y de San-Ramon en tiempo de los
gobernadores[2], la provincia consta actualmente de trece lugares
habitados, que se dividen generalmente en dos partidos, el uno
denominado _Mamoré_ y _Pampas_ y el otro _Itonamas_ y _Baures_. El
primero se compone de Trinidad, de Loreto, de San-Xavier, de
San-Ignacio, de San-Pedro, de Exaltacion, de Santa-Ana y de Reyes. El
segundo encierra las misiones de San-Ramon, de San-Joaquin, de
Magdalena, de Concepcion y del Cármen.

[Nota 1: Véase la pág. 192.]

[Nota 2: Véase la pág. 195.]


_Partido del Mamoré y Pampas._

TRINIDAD.

La mision de Trinidad, una de las mas antiguas de la provincia, fué
fundada por los Jesuitas en 1687. Ella ocupa el centro de una inmensa
llanura que se encuentra tres leguas al este del Mamoré, y como á dos
del rio Ivari: sus alrededores, muy secos en invierno y anegados en el
estío, carecen de arbolado: hay hácia el este un grande lago, distante
un cuarto de legua del pueblo. Su poblacion, compuesta de indios moxos,
ascendia, en 1691, al número de dos mil doscientos cincuenta y tres[1],
y en 1824 vino esta mision á ser capital de la provincia.

[Nota 1: Véase la pág. 178.]

Su iglesia es muy vasta y de bella arquitectura, aunque un tanto
recargada de esculturas en madera. La casa de gobierno, que tiene un
piso alto, es grande y bastante cómoda. Este pueblo, semejante á todos
los demás por lo que respecta á su distribucion, ejerce el mismo género
de industria que Concepcion y San-Xavier. Sus habitantes oriundos todos
de la nacion moxa, y que llegan á dos mil y cuatro, son bondadosos en
estremo, empiezan á civilizarse y se visten ya como en las ciudades del
interior. Algunas mugeres han adoptado tambien el vestido de cinturon,
ajustado al talle.

Todos los años, por la pascua, dejan los administradores de la provincia
sus misiones respectivas, para encaminarse á la capital, conduciendo las
producciones del año. Al arribo de cada canoa, multitud de mercaderes,
venidos de Santa-Cruz, procuran engañar á los pobres indios, que no se
curan de ello ignorando totalmente el valor de los objetos que reciben
en cambio del cacao y de otros frutos.

Trinidad es la residencia del vicario general de la provincia, del
gobernador, y de un secretario que lleva el título de administrador
general.

_Camino de Trinidad á San-Xavier._

Hay doce leguas de Trinidad á San-Xavier, que está hácia el norte: para
encaminarse á este lugar, es menester atravesar á caballo la llanura
sembrada aquí y allí de palmas carondais, miéntras que para la
conduccion de mercancias se baja como legua y media, por la llanada del
oeste, hasta el rio Ivari por el cual se sigue, llevando los cargamentos
en canoas. Este rio nace en el pais de los Guarayos, y cruza por el
sudeste toda la llanura, sobre mas de dos grados de largo, recibiendo en
su curso muchos tributarios, y pasando luego á cuatro leguas de la
mision de Loreto, y no léjos de la mision de Trinidad, para ir á
perderse en un brazo del Mamoré; corriendo todavía algun tiempo mas,
paralelo á este rio, ántes de reunirse á él definitivamente. La isla que
forman estos dos rios, se halla cubierta de hermosas plantaciones de
bananos, de mandioca y de otras varias frutas, como el cacao, que
tambien se cria silvestre en los boscages de la ribera, dando cada año
abundantes cosechas. Despues de haber seguido durante medio dia los
innumerables rodeos del Ivari, se llega al Mamoré. La confluencia
formada por estos rios es acaso, de todos los puntos de la provincia, el
mas peligroso para los navegantes; pues chócanse en él ámbas corrientes
con suma violencia, levantando marejadas espumosas y formando remolinos,
donde se hunden las endebles canoas: todos los años hay numerosos
ejemplos de semejantes fracasos. Desde esta confluencia las orillas del
Mamoré se ven guarnecidas de magníficos bosques, y tambien de bañados,
hasta el puerto de San-Xavier, que dista como dos leguas de la mision.


_Caminos de Trinidad á Loreto._

Loreto dista poco mas ó ménos doce leguas al sudeste de Trinidad. En la
estacion de seca se hace este viage cruzando las hermosas llanuras
cubiertas de trecho en trecho de palmeras carondais. Primeramente se
costea el arroyuelo de Trinidad; se pasa este en seguida por un punto,
como una legua distante de una estancia de la mision; se encuentra luego
un delgado arroyo que atraviesa por un bañado, y un poco mas adelante la
estancia de San-Miguel donde se ven muchos ganados. Dejando este lugar
que marca la mitad del camino, se cruza el _Curichi_ de San-Miguel,
bañado espacioso, y despues de haber andado dos leguas se presenta el
rio Ivari que en todo tiempo es menester pasarlo en canoas: otras dos
leguas mas adelante está la estancia de San-Antonio y el arroyo del
mismo nombre, en medio de unos matorrales, donde tambien se crian
hermosos pastos. Una legua de llanuras es lo que resta de camino desde
este punto hasta Loreto.

La distancia que hay de Trinidad á Loreto, yendo por el rio, es tres
veces mayor, y generalmente se emplean dos dias en hacer este viage. Se
sube primeramente el rio Ivari hasta su confluencia con el brazo del
Mamoré. Muy notable es el contraste que en aquel punto se presenta á los
ojos del viagero. El Ivari, que baja de los marjales situados al este
del pais de los Guarayos, lleva lentamente sus aguas claras, aunque de
viso negruzco, en tanto que las del brazo del Mamoré, fangosas y cuasi
rojas, corren con exesiva rapidez. Se tiene que andar por este brazo
como una legua, atravesando por en medio de campos cubiertos de
plátanos, hasta desembocar en el Mamoré. Algunos de sus recodos están
llenos de árboles arrancados por la corriente, y que han ido
amontonándose poco á poco en aquellos lugares. En la estacion de seca se
pasa la noche sobre un banco de arena, teniendo á derecha é izquierda
arenosos y escarpados ribazos, que minados continuamente por las aguas,
suelen desplomarse con estrépito, promoviendo corpulentas oleadas que si
no echan á fondo las embarcaciones, las llenan de agua, averiando los
cargamentos; por lo que se ven obligados los indios á velar toda la
noche, á fin de evitar semejentes daños. Prosiguiendo el viage se pasa
por la embocadora de dos inmensos lagos que están á la derecha, y bien
pronto se presenta la boca de un grande rio llamado Securi, que baja de
la cordillera de Yuracáres: este rio, tan ancho como el Mamoré, y cuyo
álveo es mucho mas encajonado, fué el que descubrí al abrir el nuevo
camino de Cochabamba para Moxos. Apartándose de la embocadura del rio
Securi, se sigue adelante por el Mamoré has llegar finalmente á un
bañado que está á la derecha, y sobre cuya orilla se encuentra el puerto
de Loreto, situado unas siete leguas al sudsudeste de la mision.

Compónese dicho puerto de dos casas; la una que no es sino un espacioso
galpon para hospedar á los viageros, y la otra destinada al alcalde del
puerto. De este punto, al cual, de paso para Santa-Cruz de la Sierra ó
Cachabamba, concurren necesariamente los viageros para proveerse de
víveres, se va á Loreto atravesando á caballo un estendido cacahual, y
luego un cañaveral hasta salir á un bañado cubierto de árboles, donde es
menester agacharse á cada paso para evitar los enredaderas, cuidando
ademas de no tropezar en las abultadas raices que guarnecen todo el
suelo. Luego se presenta una llanura anegada, en la que los caballos se
meten hasta las rodillas. A una legua del puerto se ve la estancia de
Nieves, donde hay mucho ganado; y despues de atravesar un arroyo
bastante hondo, se prosigue por un boscage ralo y lleno de agua,
desembocando por último en un pantano inundado, en el cual llega el agua
á los encuentros del caballo. Es preciso ir á galope por en medio de los
bañados y de los bosques de palmas carondais hasta ponerse en Loreto.
Los caballos están de tal manera acostumbrados á estos caminos, que
andan por ellos tan seguros como las mulas por las montañas; y es cosa
que realmente sorprende verlos salvar con tanta destreza los agujeros
que cubren todo aquel terreno. Finalmente, despues de haber atravesado
el rio Tico, por medio de un puente de leños, se echa pié á tierra en
Loreto.


LORETO.

Nuestra Señora de Loreto, mision la mas antigua de la provincia, fué
fundada por los Jesuitas en 1684[1], no léjos del Mamoré y bastante
apartada del sitio que ocupa hoy en dia. Compuesta de indios que
hablaban los dialectos de la lengua moxa, contaba en 1691 tres mil
ochocientas veintidos almas. Habiendo cambiado de lugar por diferentes
veces, ha sido definitivamente establecida, despues de la espulsion de
los Jesuitas, entre los rios Tico é Ivari, distante como diez leguas de
la reunion de este último rio con el brazo del Mamoré, y en el seno de
una hermosa llanura guarnecida en parte de arbolados, pero demasiado
húmeda en estío.

[Nota 1: El P. Eguiluz, pág. 16.]

Construida como las otras misiones de Moxos, Loreto posee una vasta y
bella iglesia, y una capilla colocada en la parte esterior, cerca del
cementerio. En paises donde los habitantes se contentan con los frutos
silvestres, parece muy raro el encontrar plantaciones de árboles
frutales, como sucede en esta poblacion, que tiene una hermosa huerta en
la cual se encuentran _guaporus, guyavos, chirimoyas_ y otros arbustos
revestidos de las flores mas vistosas. Los moradores, pertenecientes á
la nacion de los Moxos, y que actualmente se hallan reducidos al número
de dos mil ciento cuarenta y cinco, son muy industriosos y honrados. Por
lo demás, esta mision participa de las mismas condiciones que las otras
que componen la provincia.


SAN-FRANCISCO XAVIER.

Fundaron los Jesuitas la mision de este nombre en 1690, sobre la ribera
oeste del rio Mamoré, entre las bocas de los rios Aperé y Tijamuchi y
distante como ocho leguas al norte de Trinidad. Al visitarla el
gobernador de Santa-Cruz en 1691, encontró en ella dos mil trescientas
sesenta y una almas; número que se acreció mas tarde hasta tres mil.
Despues de la espulsion de los Jesuitas, fué transferida esta mision á
la ribera opuesta, sobre una dilatada llanura anegada en partes, y donde
un pequeño arroyo que comunica con el Mamoré facilita la navegacion en
el período de las lluvias. Los edificios de San-Xavier de Moxos son
todavía provisorios; el colegio se compone solamente de un piso bajo, y
lo único que hay allí de notable, es un cruz de coaba, incrustada con el
brillante nácar de las conchas de agua dulce. Su industria, comparada
con la de los otros cantones, se halla en muy buen estado: los tegidos
son superiores, y las labores de ebanistería y de embutidos de nácar se
ejecutan con mucha maestría. Su poblacion, que consta hoy en dia de mil
quinientos quince habitantes de la nacion moxa, es tambien agricultora y
cosecha anualmente gran cantidad de cacao. Estos naturales son en
general de buena índole, pero algun tanto fanáticos. En 1833 tenian por
cacique á un indio bastante instruido para desempeñar perfectamente el
cargo de administrador, y cuya integridad á toda prueba era las mas
estimable de sus prendas. San-Xavier es el lugar mas incómodo por los
mosquitos, á cuyos porfiados ataques ya están acostumbrados los
moradores, pero que son un tormento para los viageros recien llegados.
La abundancia de estos insectos proviene de las inmensas llanuras
anegadas, donde se forman pantanos y lagos temporarios cubiertos de
juncos.

En 1832 poseia esta mision seis mil ciento setenta y una cabezas de
ganado vacuno, ciento cuarenta y tres caballos, ocho burros, ciento
cuarenta y seis cabras, cincuenta y un carneros y diez y ocho cerdos.


_Camino de San-Xavier á San-Pedro._

San-Pedro se halla situado doce leguas al norte de San-Xavier, en el
prolongamiento de las llanadas orientales del rio Mamoré. Este viage que
se hace á caballo en tiempo de secas, en la estacion lluviosa y para el
transporte de mercancias, es menester hacerlo bajando en canoas por el
rio Mamoré. Saliendo de San-Xavier, se toma un arroyo que serpentea en
la llanura por entre alamedas de palmas carondais; y despues de haber
andado como dos leguas, se desemboca en un bañado en el cual está el
puerto, que solo se distingue por su barraca y por el sin número de
embarcaciones amarradas en él: de allí se entra inmediatamente al
Mamoré. Ofrece este vasto rio en aquel punto, el mismo aspecto que mas
arriba; es decir, que sus orillas se componen tambien de terrenos
modernos, y están cubiertas de bañados por los cuales se atraviesa
muchas veces para abreviar el camino, ó para no tener que luchar contra
la corriente cuando se viaja rio arriba. De este modo se llega al puerto
de San-Pedro, distante mas de una legua de la poblacion, á donde se va á
caballo. En tiempo de crecientes, hay que pasar dos arroyos en balsas de
cuero, que un indio desnudo conduce á nado hasta la ribera opuesta. En
la provincia de Corrientes, y en casi toda la América, su sirven de esta
vacilante embarcacion, en la que no es posible hacer un solo movimiento
sin riesgo de volcarla.


SAN-IGNACIO.

Esta mision, que fundaron los Jesuitas en 1689 con los indios _Paunanas_
(tribu de los Moxos), y que es una de las mas hermosas y antiguas de la
provincia, contenia ya, en 1691, tres mil catorce habitantes. Edificóse
su iglesia en 1694, y el P. Eguiluz refiere que el dia de su
consagracion, iba un coro de danzantes á la cabeza de la procesion, como
era de costumbre en el Perú. Para encaminarse por tierra, de esta mision
á la de Trinidad, que se encuentra al este, se andan como quince leguas.
Se puede tambien ir en canoa, subiendo el Tijamuchi, que recibe mas
arriba de San-Ignacio el tributo del rio Taricuri, igualmente navegable
hasta el pié de las últimas montañas.

El pueblo de San-Ignacio está situado en medio de una espaciosa llanura
entrecortada por reducidos boscages: su iglesia y demas monumentos
construidos por los Jesuitas aun se conservan en buen estado. Sus
habitantes que ascienden al número de mil ochocientos setenta, y seis,
pertenecen á la nacion de los Moxos, y reunen á un carácter exelente y á
una afabilidad estremada, una actividad la mas industriosa en el ramo de
agricultura. Ayudados durante diez años por un buen administrador, los
moradores de San-Ignacio han hecho inmensas plantaciones de cacao y de
otros árboles productivos. Para demostrarlo, presentaré aquí los números
comparativos de varias plantas, entre los años de 1828 y 1831.


                         NUMERO DE PLANTAS   NUMERO DE PLANTAS
                              EN 1828              EN 1831
Plantas de cacao.               8,704               48,616
Algodoneros.                   11,377               24,947
Tamarindos.                        38                3,456
Plantas de café.                   86                  733
Plátanos.                      37,850               38,800


Los ganados pertenecientes al Estado se componian, en 1830, de tres mil
trescientas noventa y cuatro vacas, cincuenta y cinco caballos, cuatro
mulas, sesenta ovejas y veintinueve cerdos.


SAN-PEDRO.

Esta mision se encuentra situada en una llanura bastante elevada,
cubierta en parte de bañados, que dan orígen á los dos primeros
tributarios del Machupo, el rio Tamucu y el rio de San-Juan. Los
actuales edificios de esta poblacion no son sino provisorios y nada
tienen de notable.

Los Jesuitas descubrieron en 1693 la nacion de los Canichanas[1], que
habitaba entónces los bordes del Mamoré y del Machupo. Tres años
despues, reuniéronse espontáneamente sus naturales para edificar un
pueblo, llamando á los religiosos que vinieron á convertirlos al
cristianismo. Se ha dicho que eran antropófagos y que continuamente
hacian guerra encarnizada á las Cayuvavas y á los Itonamas, para quienes
son todavía un objeto de temores tradicionales. Establecieron los
Jesuitas la mision de San-Pedro en el sitio donde hoy se descubren sus
ruinas: su posicion central la hizo ser bien pronto capital de la
provincia; y concentrando en ella los misionero todos sus tesoros y sus
grandezas, San-Pedro llegó á rivalizar, por sus monumentos, por el
número de sus estatuas de santos, por las alhajas con que resplandecian
las imágenes de la Virgen y del niño Jesus, por las chapas de plata que
adornaban sus altares, y sobre todo, por las ricas esculturas en madera
de su iglesia, no solamente con las catedrales de Europa, sino tambien
con los suntuosos templos del Perú. Cuando la mision fué encomendada á
los curas en 1767 despues de la espulsion de los Jesuitas se
inventariaron ochenta arrobas de plata maciza.

[Nota 1: Véase al P. Eguiluz, págs. 54 y 56, quien los llama
_Canicianas_.]

Bajo la direccion de los curas, y mas tarde de los gobernadores, la
iglesia de San-Pedro fué perdiendo poco á poco su esplendor: otro tanto
sucedió bajo el régimen de los administradores. En la guerra de la
independencia víose despojada todavía de una parte de sus riquezas para
sostener al ejército español mandado por Aguilera, quien hizo sacar de
ella veinticinco arrobas de plata.

En 1820, esta mision fué, como ya se dijo, el teatro de una pequeña
revolucion, ocasionada por la muerte que con su propia mano dió el
gobernador al cacique Marasa, y cuyas consecuencias fueron el incendio
del colegio y la total destruccion de los preciosos archivos de la
provincia. Algun tiempo despues, transferida su poblacion al lugar donde
actualmente se encuentra, se instaló provisariamente en casuchas
construidas al efecto. El haber dejado de ser capital, despues de la
muerte de Marasa, para ceder este rango á Trinidad, tantísimas
dilapidaciones, y sobre lodo, el cambio de local, han reducido á esta
mision á la mas lastimosa miseria, siendo indudablemente hoy en dia la
mas pobre de todas. Sus habitantes que se hallan cuasi desnudos y
carecen hasta de víveres, se ven obligados á robar; por lo que son
temidos de sus vecinos, cuyos campos devastan y saquean sin hallar quien
ponga obstáculo á sus rapiñas. Finalmente la industria de este canton se
reduce á muy poca cosa, aunque, desde el tiempo de los Jesuitas, se han
reservado sus naturales la fundicion de campanas y de calderas.

Los indios canichanas, moradores de San-Pedro, que alcanzan hoy en dia
al número de mil novecientos treinta y nueve, se asemejan en todo á los
indios tobas del Gran-Chaco, y algunas de sus costumbres son enteramente
idénticas. Su exesiva indigencia, haciéndoles arrostrar á veces los
mayores peligros, los induce á salir á la caza de tigres, con cuya carne
se alimentan: con este mismo fin persiguen cruelmente á los caimanes.
Para apoderarse de uno de estos animales, se echa un indio al agua,
nadando con un solo brazo y llevando con el otro una vara bastante
larga, en cuyo remate va fijada la estremidad de un lazo de cuero:
acercándose luego muy pausadamente al feroz reptil, que se mantiene
inmóvil y con los ojos fijos en su presa, procura envolverle el lazo
alrededor del cuello; si logra su intento, los indios que están en la
orilla teniendo la otra punta del lazo, tiran inmediatamente de él para
sacar al animal á tierra; pero si se yerra el golpe, no le queda al
cazador otro recurso de salvacion que perseguir al caiman, echándosele
resueltamente encima, para asustarlo y tener tiempo de ganar la orilla
mientras él se zambulle. Hay otros que cazan el mismo animal con un palo
corto, y puntiagudo en ámbas estremidades, en medio del cual está
amarrado el lazo: armados dé este modo salen al encuentro del caiman,
que abre su horrenda boca para tragar el brazo del nadador, quien
aprovechando de este movimiento introduce perpendicularmente su palo,
quedando este clavado en las quijadas que cierra vorazmente el animal.
En seguida lo sacan á tierra tirando del lazo. Esta caza es sumamente
peligrosa, y raro es el año en que no ocasione algunas muertes.

Todas las esculturas de la antigua iglesia de los Jesuitas se conservan
amontonadas en un galpon. Hay, entre varios otros objetos, un púlpito y
un confesonario todavía enteros, y cuya profusion y riqueza de
esculturas los harian distinguir ciertamente como bellísimos adornos en
los templos mas notables. Es pues muy sensible que se dejen así perder
estas ricas producciones del arte, en vez de hacerlas trasportar á las
grandes poblaciones, en cuyas catedrales hallarian muy apropiada
colocacion. La iglesia actual de San-Pedro, edificada tambien
provisoriamente, está recargada con demasía de imágenes de santos y de
ornamentos de plata: se notan empero, entre estos objetos, muchas
estatuas de madera, trabajadas en Italia por los mejores maestros del
siglo pasado.


_Camino de San-Pedro á San-Ramon._

Hay de veintiocho á treinta leguas, hácia el nornordeste, de la mision
de San-Pedro á la de San-Ramon, distancia que en tiempo seco se recorre
á caballo, tomando la ribera izquierda del Machupo para no tener que
atravesar sus innumerables tributarios orientales. Se han colocado de
trecho en trecho, sobre todo el largo de este camino, barracas donde se
detienen á descansar los viageros.

En la estacion de lluvias, ó cuando se llevan mercancias, se baja por el
rio de San-Juan, que se encamina al nornordeste, cruzando las llanuras y
recibiendo sucesivamente por el este los rios de Moocho, de Cocharca, de
Molino, y en fin el Machupo que le da su nombre. Siguiendo adelante
recibe tambien por el mismo lado, cerca de San-Ramon, el randal del rio
Chananoca, y ensanchándose tanto como el rio Blanco, lleva su curso por
en medio de coposos y altos arbolados. En todo tiempo seria navegable
este rio, hasta mas arriba de San-Ramon, para embarcaciones de vapor;
pero en la estacion lluviosa, solamente hasta San-Pedro.


_Camino de San-Pedro á Santa-Ana._

Hay veinticinco leguas, en línea recta al nordeste, de San-Pedro á
Santa-Ana; mas, como allí generalmente se viaja en canoas, los numerosos
giros del Mamoré hacen doble la distancia, por cuya razon es menester
emplear en este tránsito dos dias cuando se anda rio abajo, y tres ó
cuatro cuando se tiene que subir. Saliendo de San-Pedro, se camina hácia
el este como una legua de llanuras hasta pasar por un puente el arroyo
de Tamucu, no léjos del cual se encuentra el puerto en un bañado
bastante grande, sobre cuyos bordes aparece la casucha del guarda: se
andan todavía tres cuartos de legua, cruzando por este bañado hasta que
se presenta el Mamoré, el cual se costea hasta la embocadura del rio
Tijamuchi, situado sobre la ribera izquierda. Este rio, que baja de las
cordilleras, tiene como cien varas de ancho y es bastante profundo;
circunstancias que lo hacen navegable en todo tiempo hasta para los
barcos de vapor. Por ser su giro demasiado tortuoso, se emplean cinco ó
seis dias para subir por él hasta San-Ignacio. Algo mas abajo de la
embocadura del Tijamuchi, forma el Mamoré un gran recodo, fácil de
evitar entrando en un bañado que se presenta sobre la orilla izquierda,
y cuyas aguas, casi siempre corrompidas en algunos parages, causan
fiebres intermitentes, al paso que ostentan en algunos otros, numerosos
grupos de la magnífica planta llamada victoria. A pocas leguas de allí,
divídese el Mamoré en tres brazos, que forman islas anegadas, por entre
las cuales se transita con muchísima dificultad, tropezando con árboles
flotantes, arrancados por las corrientes. Algo mas adelante, se pasa por
en frente de la arruinada mision de San-Pedro, de la cual no han
quedado mas vestigios que algunos cacahuales. Ya no presentan las
orillas del Mamoré en este punto, esa belleza salvage tan notable cerca
de la confluencia del rio Iténes. Aparece luego por el este, á una
distancia bastante grande, mas abajo de los tres brazos del Mamoré, la
embocadura del rio Aperé, apartado como una jornada de navegacion de su
tributario el rio de San-José: ámbos rios son navegables para barcos de
alguna carga, hasta el pié de las montañas. Por el mismo lado desemboca
tres ó cuatro leguas mas abajo el rio Yacuma, tambien navegable como los
anteriores, y cuyo profundo álveo tiene como de setenta á ochenta varas
de ancho; sus márgenes, guarnecidas de matorrales, no contrastan
notablemente con las llanuras circunvecinas, que se hallan cuasi
desnudas de boscage: tres cuartos de legua mas adelante, se llega á la
confluencia del rio Rapulo, el que no por ser mas angosto deja de
ofrecer las mismas facilidades para la navegacion, pues en tiempo de los
Jesuitas se subia por él hasta la mision de San-Borja. Finalmente un
poco mas arriba de dicha confluencia, se presenta la mision de
Santa-Ana, situada entre estos dos últimos rios, un cuarto de legua
distante del Yacuma.


SANTA-ANA.

En 1700, cuando los Jesuitas fundaban la mision de reyes, no léjos del
rio Beni, creyeron conveniente formar al mismo tiempo la de Santa-Ana,
para fomentar en lo posible la navegacion de aquel rio. Esta mision,
poblada por la nacion movima, tuvo su asiento una legua mas al oeste del
sitio que actualmente ocupa; y fué transferida, so varios pretextos, en
tiempo de los gobernadores españoles. Al verla tal cuales hoy dia, desde
luego se conoce que no ha sido obra de los Jesuitas: empero, á pesar de
su colocacion en medio de una llanura, y de la temporaria inundacion de
sus contornos, nada tiene de insalubre. Las casas de los indígenas están
en desórden, y la puerta de la iglesia en vez de dar sobre la plaza,
mira hácia el campo. La industria se encuentra muy poco adelantada; y
los terrenos de cultivo están confinados en el interior de algunos
bosquecillos, sobre las riberas del Rapulo y del Yacuma; posee sin
embargo esta mision hermosos establecimientos para la cria de ganados.
Sus habitantes, que en 1831 ascendian á mil ciento cincuenta y seis, son
muy notables por sus hermosas proporciones: la vigorosa corpulencia de
las mugeres y hasta sus facciones, aun en la juventud, nada tienen de
femenino. Entre tanto, el carácter de los Movimas es apreciabilísimo por
su bondad y mansedumbre, calidades que llevan pintadas en el semblante
con signos inequívocos.

La pobreza de los trages de las mugeres pone en manifiesto la grande
miseria de esta mision, donde son rarísimos los terrenos propios para el
cultivo del algodon; así es que se ven obligados sus moradores á
procurarse tegidos de lana venidos de Cochabamba para confeccionar sus
_tipois_.

Todavía subsisten algunas supersticiones entre estos indios: cuando
enviudan, por ejemplo, creen que hallarán la muerte si van á la caza del
tigre, y que se cubrirán de lepra si matan una vivora. Cuéntanse allí
como once mil cuatrocientas once cabezas de ganado vacuno,
pertenecientes al Estado, y tres mil ochocientos cinco caballos.

El rio Yacuma abunda en palometas, pescado de forma ancha y algo chata,
esmaltado de colores amarillos muy vivos, y cuyos dientes triangulares y
cortantes atemorizan á los indios, que no por ello dejan de tentar la
pesca con anzuelos fijados en la punta de un alambre. Desde los tiempos
mas remotos, los dientes de la palometa han sido las tigeras de los
indígenas de aquellas regiones, y aun se sirven de ellos los tejedores
para recortar los hilos[1].

[Nota 1: Véase la lám. 5, fig. 2.]


_Camino de Santa-Ana á Exaltacion._

Exaltacion queda al norte de Santa-Ana, distante como quince leguas. En
la estacion de seca este camino se hace atravesando la llanura á
caballo; pero en la época de lluvias es menester bajar en canoa por el
rio Yacuma hasta su entrada en el Mamoré, el cual, muy tortuoso en este
punto, enseña sobre sus hermosas riberas infinidad de lagos y bañados,
por los cuales se suele pasar para abreviar el camino evitando los
rodeos: se llega por último al trapiche de Exaltacion que está unido por
medio de un foso al bañado del puerto. Es menester emplear un dia para
hacer este tránsito, y dos cuando se sube de Exaltacion á Santa-Ana.
_Camino de Santa-Ana á Reyes._

Para ir á Reyes, se tiene precisamente que pasar por Santa-Ana, de donde
se cuentan doce dias de camino, en direccion al oeste. En la estacion
seca y cuando se viaja sin equipage, se va por tierra, atravesando á
caballo como setenta leguas por llanadas magníficas, pobladas de ganados
salvages; mas en tiempo de lluvias, ó cuando se llevan mercancias, se
sube en canoas el rio Yacuma, hasta encontrar sus primeros tributarios;
desde cuyo punto solo faltan ocho leguas de tránsito por la llanura para
ponerse en Reyes.


REYES.

Esta mision, una de las últimas que establecieron los Jesuitas, está
situada en una espaciosa llanura, distante algunas leguas del rio Beni,
y diez y ocho al este de Isiamas, canton de la provincia de Caupolican.
Sus moradores, oriundos de la nacion de los Maropas, tienen el rostro
afeminado, bastante regular y muy semejante al de los Mocetenes. Estos
indios mascan la coca; y llevan una camiseta mas corta que la de los
Moxos.

En 1830 su poblacion constaba de mil y una almas; y poseia la mision
siete mil setecientas veintidos cabezas de ganado vacuno, mil
trescientos noventa y nueve caballos y veintitres cerdos. Sus
alrededores abundan en ganados salvages que seria muy fácil domesticar.


EXALTACION DE LA CRUZ.

Esta mision, que fué fundada por los Jesuitas con los indios
Cayuvavas[1], habitantes de las riberas del Mamoré, aun no existia en
1696. Edificada sobre una llanura y en medio de bañados, se ve á
cubierto contra las avenidas del Mamoré por un dique circular que
hicieron construir aquellos misioneros. La plaza, con sus palmeras, sus
capillas y las casas de los jueces, se parece á las de las otras
misiones. La iglesia, construida en el estilo de la edad media, está
llena de ornamentos y esculturas del mejor gusto, y sus paredes, hechas
de adobe, se ven adornadas con pinturas. El colegio que tiene un piso
alto, no puede estar mejor distribuido. Los Jesuitas habian trazado
sobre las paredes de este edificio el mapa muy detallado de la
provincia, que debieron ellos conocer perfectamente; pero años ha que el
capricho de un administrador hizo desaparecer este monumento precioso,
para que ocupasen su lugar caricaturas groseras, ó la representacion,
copiada de grabados europeos, de la caza del jabalí y del ciervo.
Exaltacion de la Cruz es, por los productos de su industria, una de las
mas ricas misiones; sus tegidos son excelentes, y su cacao no cede acaso
en calidad á ningún otro.

[Nota 1: El P. Eguiluz, _Relacion de la mision apostólica de los Moxos_,
págs. 35 y 37, cita esta nacion, como la única salvage en 1696.]

Los indios cayuvavas que pueblan esta mision, son sin réplica los
mejores hombres de la provincia, tanto por la franqueza que los
caracteriza, como por su sobriedad y amor al trabajo. Sus facciones son
regulares, y sus cuerpos robustos. Remeros infatigables, sus pilotos son
los mejores prácticos del pais. Entusiastas y atrevidos no dejan por eso
de ser circunspectos, respetuosos, dóciles y de una complacencia
estremada. Han conservado entretanto algunas supersticiones de su estado
primitivo, las que se advierten principalmente entre los hombres
encargados de cuidar el ganado: así, por ejemplo, cuando un Cayuvava
sabe que su muger se encuentra en cierto estado de salud, nunca monta á
caballo, ya sea por temor de dar una caida, ya sea por no comprometer el
estado de la enferma. Los que enviudan se encierran durante un mes, y
renuncian á montar á caballo miéntras permanecen viudos, temerosos de
espantar al ganado.

En 1830, la poblacion indígena de Exaltacion ascendia á dos mil setenta
y cinco almas, y estaba dividida en ocho secciones: los _Maisimaees_,
los _Maidebochoquees_, los _Maidepurupiñees_, los _Mairoañas_, los
_Maiauquees_, los _Maidijibobos_, los _Maimajuyas_ y los _Maimorasoyas_.
El ganado vacuno llegaba, en el citado año, al número de once mil ciento
seis, y el caballar á quinientas veintiseis cabezas.

Una calzada de un cuarto de legua conduce de la mision al puerto,
especie de bañado en donde se ven amarradas las canoas, confiadas á la
vigilancia de una familia indígena. Este es el parage donde van tambien
á bañarse diariamente los indios y las indias, seguros de no ser
molestados por los caimanes.

En virtud de sus antiguas supersticiones, toda vez que estos naturales
salen salvos de algun peligro, echan á tierra un espiga de maiz, como
para dar gracias á la providencia de haberlos favorecido con su
proteccion.


SAN-RAMON.

La mision de este nombre fué fundada en 1792 por órden del
gobernador Zamora, con el sobrante de la poblacion itonama de
Santa-María-Magdalena: el pueblo, edificado á imitacion de las misiones
de los Jesuitas, pero sin ornamentos, ocupa una posicion deliciosa,
estendiéndose sobre un terreno sólido, lleno de hidrato de hierro, y
bastante elevado para estar siempre á cubierto contra las avenidas del
rio Machupo, que pasa no muy léjos de allí. En sus cercanías se ven
algunos plantíos de bananos, mientras que las otras partes cultivadas
están algo distantes, sobre todo, la perteneciente á los indios, que se
avecina mas bien al rio Iténes. La industria de esta poblacion no se
diferencia en nada de la de Magdalena.

A distancia de media legua del pueblo hay un hermoso lago; se ve otro de
al misma naturaleza á dos leguas: tienen ámbos una forma oblonga, y su
diámetro abraza cuando mas una legua. El pescado que se saca de ellos es
muy esquisito; pero la multitud de caimanes no deja de ser un grande
estorbo para la pesca. Estos feroces anfibios son tambien muy comunes en
el rio Machupo, pero el modo de darles caza es diferente del que hemos
visto empleado por los Canichanas de la mision de San-Pedro. Los
moradores de San-Ramon atan un perro á la orilla del rio, colocando por
delante de él una lazada abierta, de manera que el caiman no pueda
acercársele sin entrar en ella; dispuesto de tal manera el armadijo, se
ocultan á poco pasos, teniendo en la mano la otra punta del lazo. A los
aullidos del perro no tarda en presentarse algun caiman, mostrando
primeramente sobre el agua las órbitas salientes de sus ojos y la
estremidad del hocico: permanece desde luego algunos instantes en
observacion, y con la vista clavada en su presa; en seguida se zambulle
para reaparecer sobre la orilla, donde se arrastra lentamente hácia el
pobre perro, que, magnetizado por tan terrible enemigo, queda sin
movimiento, algunas veces tiembla, otras, en fin, hace los mas violentos
esfuerzos para romper las cuerdas que lo sugetan, y escapar á la
horrenda boca que se abre para tragarlo. Afortunadamente sus temores
duran poco[1]; pues los indios se apresuran á tirar del lazo y arrastran
al caiman, aturdido talmente de verse capturado, que ya ni siquiera
intenta defenderse. Como no puede darse vuelta, acercánsele los indios
por detras, y le quitan la vida de dos ó tres hachazos. El tamaño
ordinario de estos reptiles es de cinco varas; pero en general son
proporcionados á la estension y anchura de los rios en donde moran.
Jamas se encuentran grandes caimanes en los riachuelos, ni pequeños en
los grandes rios.

[Nota 1: Véase la lám. 6]

La poblacion de San-Ramon, totalmente itonama, se componia, en 1804, de
cuatro mil doscientos cinco individuos, en 1808, de cuatro mil cincuenta
y cinco; pero una peste de viruelas vino á destruir gran parte de ella
reduciéndola á solo mil novecientos ochenta y cuatro. El pueblo está
dividido en las nueve parcialidades que siguen: _Bechua, Gualane,
Guachara, Iaca, Pacasnane, Muchusmo, Morochia, Guacleca_ y _Yaracaca_.

En 1830 se contaban allí, ocho mil trescientas cabezas de ganado vacuno
y mil cuatrocientos caballos, de la propiedad del Estado. Se recogen
igualmente en esta mision, el cacao, la cera, el sasafras, el algodon,
y se hacen los mismos tegidos que en los otros cantones de la provincia.
Sus producciones dieron al Estado, en el citado año de 1830, la cantidad
de mil seiscientos noventa y cuatro pesos. _Camino de San-Ramon á
Magdalena._

Para ir de San-Ramon á Magdalena, se cuentan veinticinco leguas en línea
directa hácia el este; mas como se tienen que hacer muchos rodeos, esta
distancia se aumenta de una tercera parte. En la estacion de seca se
transitan á caballo las dilatadas llanuras, deteniéndose en diferentes
puntos donde se han construido cabañas para hospedar á los viageros: se
encuentran ademas, en este camino, varias haciendas establecidas sobre
las hermosas llanadas que separan al rio Itonama del rio Machupo. Si ha
de emprenderse este viage, en la citada estacion, para conducir
mercancias, es menester ir embarcado, y entónces la distancia se
duplica; pues hay que bajar el rio Machupo hasta su confluencia con el
Itonama, y subir por este en seguida hasta Magdalena, trazando un ángulo
agudo.

En tiempo de lluvias este camino se abrevia, atravesando en canoa las
llanuras inundadas. Se bajan entónces por el rio Machupo como tres
leguas, hasta entrar por la derecha en un arroyo, muy incómodo para la
navegacion, por estar guarnecido de árboles, entre los que es menester
abrirse paso con hacha en mano y luchando contra una corriente
rapidísima: pero muy luego las ondas se aquietan, el arroyo se ensancha,
sus ribazos se despejan del arbolado, viniendo por último á formar una
laguna de medio cuarto de legua de ancho y de una legua de largo. De la
otra parte de esta laguna, las aguas, que se mantienen un momento
paradas, cambian de direccion; así es que en vez de proseguir aguas
arriba, se sigue el curso natural de la corriente. Se advierte
entretanto que el mencionado lago, cuyas ondas se encaminan por un lado
al este, en direccion al rio Huarichona, y por el otro al oeste, hácia
el rio Machupo, representa la altura de separacion de aquellas dos
vertientes; disposicion que es muy notable. Avanzando camino, se bajan
todavía cuatro leguas por el mismo arroyo, que primeramente se presenta
bastante ancho, y va luego angostándose cada vez mas, hasta verse
nuevamente guarnecido de ramages, continuando así para ir á reunirse con
otro brazo. Este arroyo, que tiene el mismo nombre del rio Huarichona,
es navegable solamente en tiempo de lluvias, y desagua en el rio
Itonama, diez leguas mas abajo del punto de su reunion con el nuevo
brazo indicado, por el cual es menester subir como dos leguas,
prosiguiendo el viage á Magdalena. Los ribazos de este segundo arroyo se
encuentran tambien guarnecidos, como los del anterior, de árboles tan
inmediatos los unos á los otros, que con dificultad se abren paso las
canoas por en medio de ellos, sobre todo, hallándose las aguas casi á la
altura de sus copas. Terminado este arroyo, se entra en una llanura
inundada, navegando por ella como dos leguas, en cuyo tránsito se
descubren cerca de un bosque las chozas de parada de la travesía por
tierra. Despues de haber dejado atras dos boscages aislados, escentos de
inundacion, se sigue bogando por la llanura en direccion al
estesudeste, hasta llegar á un arroyo, llamado Chunanos, por el que se
baja hasta la primera encrucijada, atravesando dos bosquecillos cerca de
los cuales aparece sumergida en el agua otra choza de alto para la
estacion de seca. Hay luego que subir por otro brazo hasta desembocar
nuevamente en la llanura, donde el pobre viagero tiene que pasar una
jornada, espuesto á los ardores de un sol abrasador ó á los impetuosos
aguaceros. La inundacion general de toda esta comarca prueba el perfecto
nivel de sus terrenos y la ausencia total de puntos culminantes entre
las diversas corrientes: por todos lados no se ve mas que agua; pero
sucede muchas veces que no hay la suficiente para poder bogar, siendo
entónces forzoso arrastrar las canoas. Estas llanadas están cubiertas en
algunos parages de grandes yerbas, cuyas penachos, que salen fuera del
agua, sustentan unos pelotones rojizos, formados por las hormigas; las
que no pudiendo vivir sodre la tierra anegada, se agrupan de este modo,
para esperar durante dos ó tres meses el retorno de la seca: mas al
menor choque suelen deshacerse tales grupos, desparramándose las
hormigas, cuando no en el agua, adentro de las canoas; lo cual se agrega
á las otras molestias del viagero navegante.

Terminada la llanura, se baja por un arroyo hasta llegar á la estancia
de San-Cárlos. Apartándose de esta, se continúa en descenso por el mismo
arroyo (cuyas orillas empiezan á cubrirse desde allí de matorrales casi
enteramente anegados), hasta desembocar en el rio Itonama. Para ponerse
en Magdalena es necesario navegar todavía cinco leguas subiendo por este
rio, el cual baja con alguna rapidez hácia el noroeste, atravesando una
llanura inundada y desnuda de arbolado, para ir á reunirse con el
Machupo.


_Camino de San-Ramon á San-Joaquin._

Este tránsito por tierra es de ocho leguas hácia el norte, y de doce
yendo por el rio Machupo, cuya corriente, tortuosa y muy profunda por
todas partes, se halla guarnecida de hermosos boscages: hay en este rio
muchedumbre considerable de bufeos. En la estacion de seca se atraviesa
á caballo la llanura sin la menor dificultad tomando la ribera izquierda
del rio.


SAN-JOAQUIN.

Esta mision fué fundada por los Jesuitas al este del rio Blanco y á una
distancia muy apartada del sitio que actualmente ocupa, en una época
posterior á 1700. En marzo de 1796, so pretesto de que los indios
Baures, que componian su poblacion bajo el régimen de los
administradores, se veian continuamente perseguidos y robados por los
salvages, fué trasferida al lugar donde se encuentra, es decir, sobre
una ligera plataforma rodeada de bañados y situada en la ribera
izquierda, á un cuarto de legua del Machupo. Los edificios provisorios
del pueblo, al que se sube por una calzada, son de construccion sencilla
y de un solo piso. Por lo demás, nada tiene de notable esta mision; cuya
industria no se diferencia de la de las otras misiones. El punto que
ocupa San-Joaquin está cubierto de mineral en pepitas de hierro
hidratado. Los campos cultivados por cuenta del gobierno, y que se
encuentran á una legua del pueblo, en el interior de un bosque, abrazan
un grande espacio de terreno, donde crecen plantas llenas de vigor: el
plátano, la caña-dulce, el cacao, la mandioca y el maiz son de exelente
produccion. Como media legua distante de la mision hay una hermosa
laguna que nunca está seca. Se encuentra tambien á la parte nordeste,
despues de haber cruzado un pantano de una legua de ancho, un terreno
seco, muy notable por la gran cantidad de pepitas de hierro hidratado
que cubren el suelo, y de las que se podria sacar un pingüe provecho
para el establecimiento de herrerías catalanas ó de altas fraguas,
hallándose poblados de bosque todos sus contornos. Es muy estraño que
los Jesuitas, tan sumamente industriosos, no hayan beneficiado estas
riquezas mineralógicas que habrian duplicado sus recursos, y dado una
grande impulsion al adelanto de aquellas comarcas. Estas capas
horizontales y á descubierto, se estudien como dos leguas, siempre
circundadas por bosques, como si la naturaleza hubiese colocado de
propósito, al lado de las minas, los medios de practicar su laboreo.

La vegetacion de las inmediaciones de San Joaquin es maravillosa. Se ven
en los bosques árboles gigantescos y de un follage el mas variado:
distínguense allí entre los motacúes y otras plantas conocidas, unas
hermosas palmas, llamadas de _rosario_[1], por servir sus cocos para
hacer cuentas de rosarios. Esta palmera, cuyo tronco liso y derecho está
coronado de grandes hojas graciosamente arqueadas, es sin disputa una de
las mas elegantes. El suelo se ve cubierto por todas partes de
magníficos helechos, en tanto que los gajos de los árboles sostienen los
tallos crecidos de una especia de _Palma christi_, cuyo fruto es diez
veces mayor que el de la especie ordinaria. Nótanse ademas en las
orillas de los bosques otras dos especies de palmas; la una muy elevada
y que sostiene sus hojas en una sola línea repartida á los dos lados
del tronco, formando un abanico de verde hermosísimo[2] y la otra,
espinosa[3] y de hojas semejantes, aunque mas pequeñas, á las de la
palma real de Chiquitos. Algo mas cerca de la mision, se cria un fruto
silvestre de la forma de una pera, que solo se come cuando está negro de
maduro: su sabor es semejante al del níspero, y sus pepitas tienen mucha
analogía con las de la pera.

[Nota 1: La _Euterpe precatoria_]

[Nota 2: La _Oenocarpea tarampabo_.];

[Nota 3: La _Mauritia armata._]

La poblacion de San-Joaquin se componia en 1823 de setecientos sesenta y
seis indios baures; pero los estragos causados en 1832 por las viruelas
y el sarapion, la redujeron al número de seiscientas noventa almas. El
pueblo consta de cinco parcialidades, conocidas bajo los nombres de
_Paschiono, Caparebocono, Tacarano, Abeabano_ y _Tocono_.

El ganado vacuno de la propiedad del Estado ascendia, en 1830, á tres
mil ochocientas ocho cabezas, y el caballar á trescientas treinta y
cinco. En el citado año el producto de la mision fué de seiscientos
setenta pesos.


_Caminos de San-Joaquin á Exaltacion._

Para ir de San-Joaquin á San-Pedro, se sigue (como se dijo al hablar de
esta mision) el curso del rio Machupo, pasando por San-Ramon. Para ir en
tiempo de lluvias á Exaltacion, que está á veintisiete leguas en línea
recta hácia el oeste, es menester atravesar en canoa una llanura cruzada
en todas direcciones por varios arroyuelos que se encaminan, los unos
al rio Machupo, los otros al Mamoré. En tiempos secos se lleva el mismo
camino transitando á caballo las magníficas llanadas; mas para la
conduccion de mercancias no hay otro vehículo que el de los rios, y el
camino se prolonga entónces hasta ciento veinte leguas. Se bajan
primeramente treinta por el rio Machupo, hasta su confluencia con el
Iténes ó Guaporé; en seguida cuarenta por este hasta su confluencia con
el Mamoré, el cual es menester subir, siguiendo sus largos rodeos por el
espacio de cincuenta leguas, hasta llegar á Exaltacion. Para hacer
conocer mejor estos vehículos de transporte, que son al mismo tiempo los
raudales mas hermosos de la provincia, voy á describirlos
detalladamente.

Saliendo de San-Joaquin se navega durante dos dias por el Machupo,
descendiendo hácia el nornordeste. Las orillas de este rio están
guarnecidas de bosques muy tupidos, que revelan el vigor de una
vegetacion activa. El aspecto salvage, pero variado, de estas soledades,
no carece de cierta grandeza. A un lado, el tinte verdinegro de las
selvas, las sinuosidades multiplicadas del rio, las tropas de monos, los
numerosos bufeos que viajan á par de las canoas, y al otro la
muchedumbre de pájaros ribereños y terrestres, animan el paisage
haciéndolo mas interesante. El rio, cuya anchura es de cien varas,
recibe los tributos de un sin número de arroyuelos que ayudan al desagüe
de las llanuras inundadas. A las doce del segundo dia se pasa por un
sitio en donde ámbas riberas se ven cultivadas y cubiertas de plantíos
pertenecientes á los indios de San-Ramon y de San-Joaquin. Los ribazos
del rio Machupo son bastante altos sobre un largo espacio de su curso,
circunstancia que debe favorecer al cultivo de sus orillas, siendo de
estrañar por lo tanto que no se haya pensado en situar las misiones á
ménos distancia. A poco mas de las dos de la tarde se presenta la
confluencia del rio Itonama, bajo cuyo nombre continua corriendo el
Machupo hasta reunirse con Guaporé ó Iténes. Entónces se descubre hácia
el norte, por encima de los árboles, la prolongacion occidental de la
Sierra del Diamantino. Desde este punto empiezan á mostrarse millares de
bufeos jugando sobre las ondas, y en el tránsito de algunas leguas, se
ven tres hermosas especies de palmas, que no se encuentran en ninguna
otra parte[1]. A eso de las cinco se desemboca en el rio Iténes, en cuya
confluencia habria sido muy conveniente establecer una poblacion, vista
la mucha elevacion de la ribera izquierda del Itonama; pero
indudablemente no han dado lugar á ello las interminables discusiones
entre Españoles y Portugueses, sobre los límites de sus posesiones
respectivas; y queda ya referido que, deseosos estos últimos de
conservar el monopolio de la navegacion de esos rios, espulsaron á los
Jesuitas que trataban de establecerse sobre sus orillas[2].

[Nota 1: _Maximiliana regia. Martius. Bactris socialis, Martius_.]

[Nota 2: _Corografía brasilica._]

El rio Iténes tiene como un cuarto de legua de ancho en este punto, y
sus magestuosas aguas corren con bastante rapidez por entre islas de un
aspecto el mas pintoresco. Sobre una de sus orillas, pobladas de
arbolados, hay un puesto brasilero: para dirigirse á él, es menester
luchar contra la corriente de los rios Iténes é Itonama; que chocándose
con fuerza forman una barrera movible, de un aspecto imponente. El
puesto se halla ocupado par un sargento y cuatro soldados, que tienen
órden de no dejar pasar embarcacion alguna sin el previo consentimiento
del comandante del fuerte de Beira, que está situado dos leguas mas
abajo. Es pues indispensable escribir de antemano á este mandatario en
solicitud de un permiso para pasar por delante del fuerte. Aunque la
ribera izquierda pertenece en toda propiedad á la República de Bolivia,
los Brasileros se consideran dueños absolutos de todo el curso del rio.
Los soldados que guardan el puesto, apénas están vestidos, y viven en la
mayor miseria: un puñado de _farinha de pao_ es la racion diaria que se
les da para su manutencion, y cada ocho dias reciben algunos cartuchos
de pólvora con que cazan los antas y otros animales selváticos cuya
carne les sirve tambien de alimento.


_Fuerte del Príncipe de Beira._

Cuando se ha conseguido el indicado permiso, se desciende el Guaporé ó
Iténes, admirando lo pintoresco de sus márgenes, y las montañas que
dominan su ribera izquierda. A dos leguas, poco mas ó ménos, se presenta
el fuerte del Príncipe de Beira sobre el cual tremola el pabellon
brasilero. Este fuerte, de forma cuadrada y rodeado de fosos, tiene
ademas un baluarte en cada flanco. La piedra arenisca carbonífera, de
que se componen las montañas adyacentes, es el material empleado en su
construccion, la que ha sido muy bien ejecutada por un ingeniero
europeo. Su guarnicion se reduce actualmente á treinta hombres. Era este
fuerte en su fundacion, un presidio para los asesinos; mas hoy en dia
está destinado á servir de destierro á los condenados políticos, que
viven privados de todo género de recursos en este lugar apartado, donde
gozan sin embargo, de alguna soltura.

El pueblecillo de Santa-Rosa, dependiente del fuerte, y que
primitivamente distaba media legua hácia el oeste, se halla colocado al
presente háacia el norte y á ménos distancia, componiéndose de una sola
hilera de casas, cuyos habitantes, que son todos negros y mulatos,
ascienden al número de cuatrocientos. Ocúpase esta poblacion en traficar
con los gariteas, que suben desde el Pará, por el rio de Madeiras y en
seguida por el Guaporé, hasta Mato-Groso. Estas grandes barcas, toldadas
y de fondo plano, son del porte de una chalupa de veinticinco á treinta
toneladas; y aunque en proporcion á la profundidad del rio pudieran
tener mas capacidad, el sin número de saltos del rio de Madeiras (que
toda vez que se presentan obligan á los navegantes á retirar del agua
sus embarcaciones para llevarlas por tierra con la ayuda de unos troncos
redondos, colocados á guisa de ruedas) hace que se minore su tamaño. Por
lo demás esta es la única dificultad que ofrece la navegacion de este
rio, el cual tiene por todas partes la hondura suficiente para servir de
vehículo á los barcos de vapor de la mayor dimension.

Partiendo del Pará suben las gariteas á la vela ó á remo hasta la
embocadura del rio de Madeiras, luego á remo solamente hasta tropezar
con las primeras cachuelas, que es menester salvar del modo que dejo
dicho; operacion que se renueva mas de veinte veces, y en la que se
pierde mucho tiempo[1]. Habiendo salvado la última cachuela se rema con
grandísimo trabajo hasta la confluencia de los rios Iténes y Mamoré, y
desde este punto, hasta el fuerte de Beira, donde se toman víveres para
subir en seguida hasta Mato-Groso. Siendo indispensable emplear un año
entero en la ida y vuelta de estas espediciones, se prefiere llevar
directamente por tierra del Rio Janeiro ó de Santos las mercadurías de
valor; y aunque la distancia que se transita en mulas es de ochocientas
leguas, la economía de tiempo no deja de ser considerable; de manera que
las gariteas, estando reservadas solamente para el transporte de los
efectos de mucho volúmen ó peso, no hacen sino tres ó cuatro
espediciones por año del Pará á Mato-Groso.

[Nota 1: Los traficantes, que hacen muy á menudo esta navegacion,
siembran algunos de los campos por donde atraviesan llevando sus
embarcaciones; así es que á su regreso encuentran abundante provision en
los frutos que recogen.]

Los alrededores del fuerte del Príncipe de Beira se hallan poblados de
bosques espaciosos, donde sobresalen las palmeras: las colinas
inmediatas, colocadas en forma de anfiteatro, se levantan gradualmente
hácia el nordeste, viniendo á quedar su punto culminante bastante
retirado. El suelo, enteramente compuesto de despojos de piedra
arenisca, es infecundo, y únicamente algunos retazos contiguos á la
orilla del rio Iténes se prestan á la agricultura y producen muy buenos
frutos.

Al dejar el fuerte de Beira, el rio Iténes ó Guaporé[1] tiene cerca de
media legua de ancho; sus aguas claras, pero de viso negruzco, corren
con lentitud por entre bosques magníficos y de un aspecto mas bien
salvage que pintoresco. La naturaleza en este parage es demasiado grande
y magestuosa para que puedan comprenderse sus detalles. Entre tanto, muy
rara vez llega á perturbar algun viagero esta hermosa soledad, que no
ostenta mas adornos que la rica vegetacion de sus sombrías florestas,
pues hasta los pájaros solo cruzan por acaso y sin jamas detenerse. Sin
embargo, la uniformidad del paisage se ve de vez en cuando interrumpida
por algunas islas guarnecidas de árboles, y por las montañas azuladas de
la ribera derecha, que resaltan á lo léjos sobre el fondo verdinegro de
los frondosos bosques.

[Nota 1: El nombre de Iténes, que le dieron los Españoles, ha sido
tomado de los indios salvages que habitan sus riberas en el espacio
comprendido entre el fuerte de Beira y la confluencia con el Mamoré.
Guaporé es el nombre que le han dado los Brasileros.]

Despues de haber andado una larga jornada, bogando con toda la rapidez
de la corriente, se hace alto al anochecer, ó sobre la orilla derecha
donde hay una selva muy tupida cuyo terreno debe ser exelente para el
cultivo, ó sobre la izquierda que está poblada de magníficos bosques.
Los Brasileros del fuerte suelen verse atacados muy á menudo en estos
parages por los indios itenes que habitan las dos riberas, y que
aprovechan todas las ocasiones de procurarse, por la violencia, las
armas y el hierro que les son de absoluta necesidad desde el tiempo de
su contacto con los Españoles y Portugueses. Estos salvages, de un
carácter independiente y altanero, han conservado su entera libertad,
prefiriendo verse diezmados todos los dias desde mas de un siglo, ántes
que someterse al celo religioso de los Jesuitas ó al yugo de los
Españoles. Hoy en dia son aun lo que eran en tiempo del descubrimiento,
y deben la conservacion de su independencia á la estrecha union que
parece reinar entre ellos.

Esta nacion ocupa todo al ángulo formado por la confluencia de los rios
Iténes y Mamoré. Las tribus que la componen viven diseminadas en el seno
de unos desiertos circundados por inmensos pantanos y por selvas
impenetrables. Estos indígenas, cuyas costumbres son en extremos
singulares, solo hacen caso de la mediana civilizacion que los rodea,
para deslizarse astuta y ocultamente con sus canoas en los pequeños
tributarios del Mamoré y del Iténes, donde asechan á los indios de las
misiones ó á los soldados brasileros del fuerte de Beira, atacándolos al
descuido, muchas veces al favor de las sombras de la noche, sin otro
intento que el de procurarse algunas herramientas.

En la segunda jornada, aparece el rio tan ancho y hermoso como la
víspera, pero mucho mas tortuoso y casi enteramente desembarazado de
islotes: se ve entre tanto guarnecida su ribera izquierda de palmeras
motacúes, al paso que sobre la derecha se presenta entre multitud de
árboles muy variados, una nueva especie de palmas, conocida bajo el
nombre indígena de _chuco_, y notabilísima por sus hojas, cuya figura es
igual á la de un sol, pues se componen de infinidad de hojuelas que á
manera de rayos parten de un punto céntrico al cual están sugetas[1].

[Nota 1: Este vegetal es el _Thrinax chuco._]

Al arribar al ángulo formado por la reunion del Iténes con el Mamoré, un
espectáculo el mas imponente se presenta á la vista, la que abrazando de
un solo golpe el magestuoso giro de ámbas corrientes puede fácilmente
compararlas y admirar el maravilloso contraste[1].

[Nota 1: Véase la _Introduccion_, pág. xix.]

El rio Iténes, que, como ya se dijo, recibe todas las aguas de la
provincia de Mato Groso y del norte y norueste de Chiquitos, y cuyos
tributarios, bajando de colinas poco elevadas, corren mansamente por una
superficie inmensa de llanuras, donde tienen sólidos ribazos, conserva
sus ondas casi siempre puras y jamas acarrea despojos vegetales; al paso
que el Mamoré, no solamente se mantiene turbio y fangoso todo el año,
sino que arrastra borbollando troncos, hojas, raices, y á veces árboles
enteros; pues, á mas de tener sus fuentes sobre las altas cerranías de
las provincias de Cochabamba, de Mizqué y de Valle Grande, ó sobre la
vertiente norte de las últimas faldas de la cordillera, todos sus
tributarios se forman de torrentes impetuosos y cruzan la llanura con
tal rápidez que arrancan al pasar los ribazos de uno de sus bordes.
Resulta de esta disposicion tan diferente, que el Iténes presenta por
todas partes sobre sus riberas un terreno muy conveniente para fundar
aldeas estables y florecientes, miéntras que las orillas del Mamoré no
dan lugar á establecimiento seguro de ninguna clase, ni aun se prestan
siquiera para la agricultura: razon por la que todas las misiones del
Mamoré ocupan tan solo las riberas de algunos tributarios laterales.

Las aguas del rio Iténes despues de estar reunidas con las del Mamoré,
corren por un largo espacio sin mezclarse y conservando todavía su viso
particular.

Del punto de reunion de estos dos grandes rios hay que hacer una
navegacion de seis jornadas en canoa para llegar á la confluencia del
rio Beni, el cual bajando del oeste viene á incorporarse por la
izquierda con el Mamoré, que lleva adelante su magestuoso curso bajo el
nombre de rio de Madeiras[1].

[Nota 1: Véase lo que digo de este rio, al hablar de las grandes vias de
comunicacion fáciles de entablarse entre la provincia y la Europa por el
vehículo del Amazonas.]

Las orillas del Mamoré se encuentran ya desnudas en este parage de
selvas antiguas, y por todas partes ofrecen terrenos de aluvion, en
donde se cria la planta que los Españoles han llamado _chuchio_[1], así
como el _lambaiva_, cuyas hojas blanquizcas y recortadas en forma de
dedos resaltan sobre el verde tierno de los sauces, ó sobre el verde
amoratado de los _lisos_. Entre las muchas especies de palmas ya
conocidas, que cubren los terrenos mas encumbrados, se distingue una
nueva, peculiar á este distrito, donde se cria en abundancia,
particularmente sobre los ribazos. Este vegetal, al que los Brasileros
dan el nombre de _vinte pes_ (veinte piés) es uno de las mas elegantes
de la familia de las palmeras; sus raices, que sirven de sosten al
tronco, bajan desde la altura de tres varas, separándose unas de otras á
proporcion que se aproximan al suelo: esta es la circunstancia que le
ha hecho dar el nombre bajo el cual es conocida en el pais. Del remate
de su tronco liso y empinado, que generalmente llega á la altura de
quince á veinte varas, parten hácia todos lados sus grandes hojas
graciosamente recortadas, formando un elegante penacho: sírvense los
indios de sus frutos para hacer cuentas de rosarios[2].

[Nota 1: De esta especie, perteneciente á la familia de las cañas, hacen
sus flechas todos los indios cazadores.]

[Nota 2: Esta palma es la denominada _Iriartea Orbigniana_, Martius.]

En esta primera jornada por el Mamoré, se avistan varios campamentos de
indios salvages, y á cada paso se notan en las barrancas los angostos
senderos por los que bajan al rio, particularmente sobre la ribera
derecha, cuyos terrenos son mas elevados.

Viene entre tanto á reunirse al Mamoré, por la izquierda, el rio
Iruyani, frecuentemente surcado por los Cayuvavas de Exaltacion, que
suben aveces hácia el oeste, hasta muy cerca de la mision de Reyes. Un
poco mas arriba, se encuentra tambien la embocadura del Matucaré, sobre
cuyas orillas habitan algunas tribus itenes, que han formado en aquel
punto una especie de aldea donde se cultivan hermosos plantíos de maiz,
de mandioca y de plátanos: estos belicosos indios hacen frecuentes
incursiones, por el tiempo de la seca, en el distrito de la mision de
Exaltacion con el objeto de procurarse armas y herramientas.

Cuando las lluvias que caen en las fuentes del Mamoré son algun tanto
copiosas, se acrecen considerablemente sus ondas, arrastrando consigo
mayor cantidad de árboles que de ordinario; por lo que se ven algunos
espacios, particularmente en medio del rio, de tal manera cubiertos de
despojos vegetales que parecen grandes islas flotantes. Para tener que
luchar ménos contra la corriente, se costea siempre la orrilla que le es
opuesta; mas las multiplicadas sinuosidades que forma el rio, obligan á
los navegantes á cruzar muy á menudo de un lado al otro, lo que no deja
de ser sumamente peligroso, pues al mas leve choque contra esos troncos
flotantes pueden sumergirse las endebles canoas: empero el tino y la
destreza con que los pilotos y remeros ejecutan sus maniobras en los
momentos difíciles, triunfan de lodos los obstáculos.

En este tránsito se descubren siempre bosques enmarañados, en los cuales
hay un árbol corpulento, que suele tener basta trece y quince varas de
circunferencia. Los Españoles le han dado el nombre de _higueron_[1],
por ser una especie de higuera gigantesca; pero en la provincia de
Santa-Cruz es conocido mas bien bajo el de _bibosi._ Emplean los indios
la corteza de este árbol para hacerse camisas; y de sus raices chatas,
las que se encuentran divididas en láminas verticales, se sacan tablas
naturalmente recortadas que sirven para hacer los cajones en que se
espiden las mercancias de la propiedad del Estado. Todos estos bosques,
poblados de una diversidad prodigiosa de plantas casi desconocidas,
abrigan tambien en su seno tigres y otros animales feroces.

[Nota 1: Véase la lám. 8.]

Las orillas del Mamoré presentan á cada paso paisages pintorescos, y á
los que la variedad de vegetacion da un aspecto el mas risueño. Los
lugares bajos se ven siempre revestidos de sensitivas de flor rosada,
miéntras que en los parages algo mas secos abunda una planta, cuyos
tallos tienen la forma de un abanico, y están coronados de penachos
blanquizcos, que ondeando uniformemente al capricho del viento
contrastan con las mimosas en flor, con el lambaiva de azucarados
racimos, ó con las enredaderas que cuelgan por todas partes de los gajos
entrelazados con las palmeras. Todo maravilla al viagero que transita
por en medio de esas encantadoras orillas, donde reposa plácidamente sus
ojos sobre una vegetacion tan lujosa, ó se detiene á contemplar con
interes esas colonias de martin-pescadores, los que saliendo de sus
casillas ocultas en los agujeros de las barrancas arenosas, siguen de
léjos el rumbo de las canoas.

En la tercera jornada se tiene que arrostrar una de las mayores
dificultades que presenta el Mamoré para su navegacion; pues hay un
punto en el que estrechándose mucho su corriente, viene á ser mas
impetuosa, y forma unos remolinos en embudo, demasiado rápidos para que
las canoas puedan salvarlos sin aventurarse demasiado: es tal la
violencia con que azota el agua al pasar por encima de ellas, que la
débil embarcacion vacila y se bambolea como si hubiese chocado contra
una roca. A un corto tiro de este punto se encuentra el primer campo
sembrado de Exaltacion, distante dos jornadas todavía del sitio donde
está la aldea: los plantíos de este campo, que vigilan cuatros indios
cuya casucha se ve allí cerca, se componen de plátanos y de cacahuales.

En esta parte de las riberas del Mamoré se observa cierta variedad en la
vegetacion: de tiempo en tiempo se ven sobresalir entre sus bosques la
palma _cuchis_ y las cañas _tacuaras_, que se presentan algunas veces
totalmente aisladas: entre tanto, nada hay allí de tan singular como la
sucesion de plantas sobre los terremonteros del rio. Los terrenos que se
van levantando hasta quedar fuera de las aguas, se cubren, en el espacio
de un año, de lisos que se anticipan siempre á los otros vegetales; pero
bien pronto desaparecen sofocados por los sauces, que crecen con mas
vigor. A los cuatro años, los sauces, despues de haber protegido el
crecimiento de los lambaivas y de las higueras bibosis, desaparecen á su
vez, dejando á estos enteramente dueños del campo. Los demás árboles, y
particularmente las palmeras, no se manifiestan sino al cabo de muchos
años, y cuando el terreno ya bastante elevado, solo llega á inundarse en
las crecientes accidentales.

Para abreviar el camino, que seria interminable si no se economizasen de
algun modo los grandes recodos del rio, y á fin tambien de tener ménos
corriente, se atraviesa por unos bañados que se presentan sobre la
ribera derecha. En uno de estos bañados, ó grandes lagos, se cria la
planta acuática mas hermosa de América: sus hojas circulares, de dos
varas de diámetro, rectamente levantadas en sus bordes, verdes en la
parte de arriba y rojas en la de abajo, se estienden graciosamente sobre
las aguas á la manera de las hojas del nenúfar de los bañados de Europa,
ofreciendo á la vista, con sus magníficas flores de un pié de ancho, ya
rosadas, ya blancas, un conjunto maravilloso digno de la vegetacion
grandiosa de aquellas regiones[1]. El padre Lacueva, y tambien uno de
los intérpretes que me acompañaban en mi espedicion á Moxos, me han
asegurado que el naturalista Hainck, al ver esta planta por la primera
vez, trasportado de admiracion, se habia puesto de rodillas para dar
gracias á la Providencia por una creacion tan prodigiosa[2]; y
efectivamente, nada hay comparable á la alta idea que nos da esta planta
de la fuerza productiva de la vegetacion.

[Nota 1: Esta planta es la
misma que han llamado los Ingleses, en 1836, _Victoria regina_, la cual
fué recogida en la Guayana inglesa por el viajero Chonburk. La especie
que encontré en Corrientes en el año de 1827, era conocida en Francia en
el de 1829: así pues, soy yo el primero que la haya enviado á Europa.]

[Nota 2: Véase la lám. 9.]

Entre tanto, no deja de ser bastante incómodo el tránsito por los
bañados, á causa de los enjambres de hormigas de que ya hemos hablado;
así es que se sale de ellos con placer para proseguir la marcha por el
rio; en el cual tambien hay que evitar otro peligro que amenaza á las
pequeñas embarcaciones. Resulta este del desmoronamiento repentino de
las barrancas arenosas, que alterando el rumbo natural de las aguas,
promueven fuertes oleadas de proyeccion. En el punto donde se hace alto
al anochecer, es menester, ante todo, derribar con el mayor cuidado
posible estas frágiles y empinadas barrancas, hasta dejarlas
gradualmente en declive, para evitar de este modo que lleguen durante la
noche á desmoronarse de golpe, y echen á fondo las canoas. Esta
navegacion, á mas de los peligros que hemos señalado, tiene no pocas
molestias; la abundancia de mosquitos es una de las principales, sobre
todo por las noches, en que no puede el viagero abrir la boca sin
tragarse algunas docenas.

Al tocar en la última jornada, los terrenos, siempre removidos por la
corriente, van siendo cada vez mas bajos: muy á menudo las avenidas
arrastran consigo las plantaciones, y en diversas ocasiones los indios
cayuvavas, viendo devastados sus campos de cultivo, han tenido que
alimentarse durante un año entero con el tronco de la palma total, que
es en los tiempos de penuria, el maná de aquellas comarcas. El puerto de
Exaltacion aparece finalmente, al cabo de siete ó ocho dias de
navegacion desde la salida del fuerte del Príncipe de Beira.


SANTA-MAGDALENA.

Esta mision fué fundada por los Jesuitas, en el año de 1700, con la
nacion itonama que hablaba una lengua totalmente distinta de las otras
lenguas de la provincia. Bajo el régimen de estos religiosos su
poblacion se acreció de tal manera, que en 1792 mandó el gobernador
Zamora que se fundase con el excedente de ella el pueblo de San-Ramon,
cerca del rio Machupo. El pueblo de Magdalena, situado sobre la ribera
izquierda del rio Itonama, se ve circunscripto por llanuras anegadas en
la estacion de las lluvias, formando entónces un islote, de poco mas de
una legua, en direccion al nornordeste. Colocado en la estremidad sud de
esta parte no inundada, la que sin embargo, apénas tiene de una á dos
varas de elevacion sobre el resto del terreno, está distribuido de la
mejor manera posible: su iglesia, construida en el mas bello estilo
gótico de la edad media, es muy vasta, y notable sobre todo por sus
esculturas en madera. El colegio, que tiene un piso alto, es de forma
cuadrada, y está dividido en grandes salas, mas hermosas que cómodas. El
resto no difiere en nada de las otras misiones. Una calzada de
quinientas varas de largo conduce de la mision al puerto, donde habita
con su familia un indio encargado del resguardo.

Aunque la industria de esta mision se halla en general ménos adelantada
que la de Concepcion, sus tegidos son mucho mas finos. En el campo
vecino á la poblacion, se ven inmensos plantíos, de cañadulce, de
algodon, de tamarindos y sobre todo de cacao: indicaremos el modo como
se cultiva este último vegetal. Primeramente se planta una huerta de
plátanos, y cuando estos están ya bastante crecidos, se siembra el cacao
al pié de cada uno de ellos: los cacahuales brotan y van creciendo poco
á poco, protegidos en su primera edad por la sombra que les hacen los
plátanos, hasta que al cuarto ó quinto año du su plantacion fructifican
abundantemente. Estas huertas, que son de la propiedad del Estado,
sirven para el abasto del colegio. Los plantíos de los indios están á
distancia de cuatro jornadas de camino, bajando el rio Itonama hasta
cerca de su confluencia con el rio Machupo. Como los pobres indígenas
dependen absolutamente de los administradores, apénas consiguen al año
un permiso de quince dias para ir á efectuar las siembras, y de otros
quince para recoger sus frutos; pero precisamente la estacion de las
cosechas suele ser la del comercio y del transporte de mercancias, por
lo que acontece generalmente que no pudiendo ir en el debido tiempo á
retirar los productos de sus sembrados, pierden la mayor parte, y pasan
un año entero sumidos en la mas profunda miseria.

Esta poblacion se compone solamente de indios itonamas, cuyo lenguage
gutural se asemeja por la dureza de sus sonidos á los idiomas quichua y
aymará, siendo en todo lo demás enteramente distinto. La estatura dé los
Itonamas es bastante elevada, y aunque tienen las piernas muy delgadas,
no por eso dejan de ser los hombres mas activos de la provincia.

El egoismo es uno de los rasgos distintivos del carácter de estos
naturales, que son incapaces de partir entre ellos ni aun siquiera lo
superfluo. Un solo hecho bastará para probarlo. Un indio que habia
obtenido una vela, la tenia encendida en uno de esos vastos galpones
donde viven muchas familias reunidas; y no queriendo que sus vecinos
participasen de la luz, habla colocado á su familia de manera que la
ocultase enteramente para todos aquellos. A pesar de esto, son por lo
general muy bondadosos, y la grande miseria en que viven casi de
continuo, disculpa en cierto modo su propension al robo. Son dóciles
hasta el servilismo para con los blancos, á quienes profesan, sin
embargo, un odio quizas no injusto. Su manera de vestir nada tiene que
los distinga de los naturales de las otras misiones; el color negro es
el de predileccion para los tipois que llevan las mugeres.

Bajo el régimen actual empiezan nuevamente los Itonamas á contraer todas
las superticiones y costumbres singulares de su estado primitivo: así,
por ejemplo, los padres desposan á sus hijos desde que nacen, y
considerándolos ya como legítimos esposos, los instruyen, tan luego como
atinan á comprender las cosas, de las relaciones recíprocas y mas
íntimas que deben existir entre ellos, acostándolos muchas veces en una
misma hamaca. Esta costumbre, que se trata de estirpar, obliga entre
tanto á los curas á unir en la mas tierna edad á los jóvenes, con el
objecto de cohonestar en cierto modo la conducta de estos y la de sus
deudos; por lo que se ven niñas de ocho años formalamente casadas con
mancebos de doce. El culto religioso de estos naturales no es sino
esterior; de modo que su conciencia está enteramente agena de todo
género de escrúpulos. Los hombres se franquean espontáneamente sus
mugeres, las que por su parte se entregan tambien cuando quieren á todos
sus parientes. He hablado ya, en otro lugar, de las supersticiones que
los dominan con respecto á las enfermedades, y de la bárbara conducta
que estas supersticiones los obligan á observar para con los enfermos.

La poblacion dé la mision de Magdalena ascendia, en 1820, á dos mil
ciento y ocho almas, en 1832, á dos mil setecientas ochenta y una; por
manera que en el espacio de once años el acrecimiento de ella habia sido
solamente de seicientas setenta y tres almas.

En 1832, las haciendas del Estado tenian siete mil setecientas cincuenta
cabezas de ganado vacuno, y dos mil novecientos veinte caballos.

Hay al este 20 grados norte de Magdalena, una montaña cuya cima se ve
desde muy léjos sobre el horizonte: para encaminarse á ella es menester
aprovechar la estacion seca, y cuando no, aquella en que la inundacion
general permite la libre navegacion por la llanura.


_Camino de Magdalena á Concepcion._

Concepcion de Baúres dista de Magdalena unas veinte leguas hácia el sud.
En la estacion de seca se va á caballo, atravesando la llanura; mas en
tiempo de lluvias se suben nueve leguas por el rio Itonama, muy tortuoso
cerca de Magdalena y que transita por unas praderas anegadas en parte,
pero pobladas de millares de ganados pertenecientes á las estancias de
San-Antonio y de San-Miguel que se descubren á un lado del rio. De
tiempo en tiempo se aperciben tambien sobre el ribazo algunos carpinchos
y caimanes que salen fuera del agua. Los bordes de este rio, que es
bastante anchuroso, están desnudos de arbolado hasta llegar á su
confluencia con el riachuelo del Guacaraje, por el cual se suben tres
leguas hasta el puerto de Concepcion, situado sobre la ribera. Este
puerto, nueve leguas distante de Concepcion, y en el cual hay un capitan
encargado de su vigilancia, es el punto de partida para las misiones de
Moxos y del Mamoré, no siendo posible continuar por el rio Blanco cuyos
grandes y numerosos rodeos alargarian muchísimo el camino. Al dejar el
puerto se sigue por una hermosa calzada de dos leguas de largo,
construida por los Jesuitas en medio de un pantano. Esta calzada, hecha
nada mas que con tierra, perfectamente trazada, y de un tránsito fácil
en todo tiempo, conduce á una selva tambien de dos leguas de largo, y
poblada de palmas motacúes y de variedad de árboles muy hermosos, que
guarnecen un suelo arenoso, lleno de tierra negruzca, muy conveniente
para las labranzas. Pasada la selva, se encuentra otra calzada casi tan
larga y bien construida como la primera, luego algunos boscages, y
finalmente una llanura, anegada en partes, que conduce hasta el rio
Blanco. Pásase este en canoas, despues de haber hecho pasar á nado los
caballos, que muchas veces suelen ahogarse espantados por los caimanes,
tan abundantes en todos aquellos rios. Una tercera calzada de la misma
naturaleza que las anteriores, conduce por último, cruzando en línea
recta un hondo pantano, hasta el pueblo de Concepcion.


PURISIMA CONCEPCION DE BAÚRES.

La mision de Purísima Concepcion de Baúres fué fundada por los Jesuitas,
posteriormente al año de 1700, con los indios de la nacion baúres, que
eran en aquel tiempo, al igual de los Moxos, los indígenas mas
industriosos de aquellas comarcas, pues sabian teger, y fabricarse
vestimentas ó túnicas de tegidos de algodon. El pueblo, y los hermosos
campos cultivados que lo rodean, ocupan un terreno bastante espacioso y
muy parejo, el cual manteniéndose siempre seco y estando rodeado de
pantanos, viene á formar en la estacion lluviosa una especie de isla,
que dista poco mas de un cuarto de legua del riachuelo llamado Negro,
por el cual van los indígenas á los campos sembrados por su cuenta. Una
calzada de tierra, que tiene como dos leguas de largo, une á este
riachuelo con el rio Blanco.

Entre los edificios de esta mision se distinguen, su iglesia construida
con madera y adobes, y su colegio que se compone de muchos patios; en el
primero de ellos tiene el edificio un piso alto; las salas bajas que
forman la periferia de los otros, sirven de talleres. En cada una de las
cuatro esquinas de la plaza, que es bastante espaciosa, hay una capilla;
el centro está ocupado por una grande cruz rodeada de hermosas palmeras
_cuchis_; en los costados se ven las numerosas casas de los indios,
puestas en hilera y colocadas del modo mas conveniente para facilitar su
ventilacion.

Estos indios que son, como ya dije, los mas industriosos de aquellas
misiones, hacen unos tegidos de algodon muy finos y de muchísima
estimacion en la república: las hamacas que fabrican no pueden ser de
mejor calidad; pero tambien es verdad que exigen un trabajo asiduo, y
que entre seis mugeres emplean uno ó dos meses en la fabricacion de una
sola hamaca. Hay talleres de tegedura, de pintura, de ebanistería, en
los cuales se admiran, ya los manteles pintados á la pluma, obra muy
original, ya los cofres y cajas prolijamente trabajadas, ya mil otros
objetos hechos de jacarandá con embutidos de nácar. Fabrícanse tambien
baules, camas de viage, etc. Otros artesanos se ocupan en trenzar
hábilmente una paja muy fina y nada quebradiza, con la que hacen
sombreros, cofrecillos é infinidad de objetos primorosos. Finalmente,
esta poblacion, la mas industriosa de la provincia, sabe sacar partido
de todo para sus curiosos trabajos, sin servirse muchas veces de otras
herramientas que sus cuchillas, lo que no hace sino duplicar el mérito:
allí se utilizan las calabazas, transformándolas en jarras ó vasijas
pintadas, que tienen una apariencia tan hermosa como las de China; los
cocos, convirtiéndolos en cajitas torneadas; y otros muchos materiales,
como las astas, los huesos, los dientes del caiman, etc., en pequeños
objetos de lujo y de provecho.

Las plantaciones de la mision son vastísimas, y como están muy bien
cuidadas, producen con abundancia algodon, maiz, mandioca, arroz,
cañadulce y cacao; frutos que son de la propiedad del Estado.

Las plantaciones pertenecientes á los indios están algo apartadas de la
mision, sobre las orillas del riachuelo Negro.

En 1830, las haciendas del Estado encerraban nueve mil trescientas
cuarenta y dos cabezas de ganado vacuno, y dos mil trescientos
veintinueve caballos.

Concepcion ha variado algun tanto bajo el gobierno de la república. La
diferencia de los productos, tanto fábriles como de labranza, que se
observa entre los años de 1803 y de 1830, dará una prueba de ello.


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|                                    | 1804. | 1830. |
|                                    |-------+-------|
|Cacao.                     arrobas. |   118 |   120 |
|Cera virgen.                  "     |    21 |     7 |
|Sebo.                         "     |    80 |    40 |
|Sasafras.                     "     |    11 |     " |
|Algodon blanco en pepitas.    "     |   197 |   925 |
|Algodon despepitado.          "     |     " |    33 |
|Lienzo.                      varas. | 2,411 | 2,154 |
|Paños de mano.                      |    60 |    29 |
|Manteles.                           |     5 |    32 |
|Sábanas.                     pares. |    28 |    24 |
|Sobremesas.                         |    18 |    30 |
|Medias.                       "     |    36 |     6 |
|Gorros.                             |    80 |     " |
|Ponchos.                            |    10 |    62 |
|Servilletas.                        |     " |    32 |
|Pañuelos de pescuezo.               |     " |    23 |
+----------------------------------------------------+


Los indios baures, habitantes de Concepcion, unen por lo general á su
robustez y fuerza corporal, un carácter muy bondadoso y apacible, pero
desgraciadamente tan pusilánime que el solo temor del castigo los
determina á ceder y doblegarse á todo. El cacique, cuya autoridad raya
en el absolutismo, es el déspota mas rígido, y jamas sale sin ir
acompañado de su teniente y del intérprete. Los indios le profesan un
respeto servil; así es que cuando le ven venir, se sacan el sombrero
desde muy léjos, y cruzan los brazos sobre el pecho: á no hacerlo así
tal vez serian castigados severamente como ha sucedido muchas veces. Los
administradores y los curas, no ocupándose mas que de sus intereses
particulares, abandonan todos sus derechos de autoridad á estos
orgullosos caciques, que no tienen el menor escrúpulo en abusar de ella
á su antojo; y como hoy en dia ni la religion, ni las costumbres severas
de los Jesuitas ponen freno á sus desarreglos, beben continuamente la
chicha de maiz hasta embriagarse, administrando entónces la justicia
segun sus caprichos. Se ha notado que los individuos de Concepcion viven
muy poco tiempo cuando han llegado á obtener el cargo de caciques;
circunstancia que resulta necesariamente del abuso brutal que hacen de
todos los goces que les proporciona el nuevo rango, el cual al mismo
tiempo que destruye su salud, los ensoberbece de tal manera, que no
cambiarian ciertamente sus insignias de cacique por un trono imperial.

El mal ejemplo que resulta de la depravacion sin freno de los
superiores, engendra la corrupcion en un pueblo que apénas columbra en
su horizonte la primera alborada de la civilizacion; así pues los
habitantes de Concepcion se han llenado ya de viciosos vergonzosos, y la
inmoralidad ha llegado á su mas alto grado.

Las muchachas, enteramente desnudas hasta la edad núbil, no conocen el
pudor; por lo que nada puede refrenar mas tarde su mala conducta; sobre
todo, habiéndose ya estinguido los principios de sana moral que
profesaban ántes estos naturales, y vuelto á dominar entre las mugeres
la costumbre de hermosas palmas confundidas con otros muchos árboles de
bella apariencia. Como les está prohibido á los indios de todas las
misiones de Moxos el ir armados, desde la rebelion que tuvo lugar en
San-Pedro, la caza abunda en todos estos parages, aumentándose mas y mas
no siendo perseguida. Los monos se presentan á cada paso divirtiendo á
los viageros con sus muecas y brincos: hay tambien allí una especie de
monos nocturnos. El rio está lleno de bufeos ó delfines de una clase muy
estraña que habita constantemente en el agua dulce: su piel es rosada ó
salpicada de pintitas. Es una cosa que sorprende realmente el encontrar
estos animales á mas de ochocientas leguas del mar, cuando las especies
conocidas viven siempre en los oceanos, ó solo suben á unas pocas leguas
de la embocadura de los rios.

Cuando la estacion lluviosa se halla muy avanzada, se puede ahorrar una
tercera parte de camino saliendo en canoa desde la misma mision, y
cruzando la llanura en línea recta hasta llegar á un arroyuelo llamado
Oquire, que va á desembocar por la derecha en el rio Blanco, el cual
conduce luego hasta el Cármen.


NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN.

El pueblo de este nombre, que dista, como acabo de indicarlo, quince
leguas al sud de Concepcion de Baures, está situado sobre la ribera
derecha y á poca distancia del rio Blanco, ocupando el centro de una
llanura á donde jamas alcanzan las inundaciones. La iglesia es sencilla:
las casas del Estado, lechadas con tejas, son provisorias: las
habitaciones de los indígenas que tienen techos de paja se encuentran en
muy mal estado. Cuatro palmas totais, que rodean la cruz colocada en
media de la plaza, es acaso lo que hay de mas notable en esta mision.

Quizas en ninguna parte haya tantos murciélagos como en el Cármen.
Durante el dia permanecen ocultos debajo de los techos, exhalando un
fuertísimo olor, semejante al del almizcle. Cuando llega la noche,
millares de ellos salen á vagar por el aire persiguiendo
encarnizadamente á los mosquitos sin llegar jamas á destruirlos.

Los alrededores del pueblo deben ser pintorescos en tiempo de seca; mas
en la estacion lluviosa, solamente las orillas del rio Blanco ofrecen un
aspecto agradable por los plantíos de cacao que las guarnecen. Una
calzada bastante cómoda conduce de la mision al rio.

En 1792, habiendo sido informado el administrador de Concepcion que
cerca de las cabeceras del rio Blanco existia una tribu de indios
salvages, dio parte de esta circunstancia al gobernador Zamora, quien
dispuso se les fuese á buscar, tomando para ello todas las medidas
necesarias[1]. En 1794, haprimitiva de la nacion, de entregarse sin
reserva á todos sus deudos.

[Nota 1: Puedo asegurar que todos estos datos son auténticos, pues que
los he recogido yo mismo en los archivos de la mision.]

En las misas cantadas que se dicen en la iglesia de Concepcion,
celebradas todavía con todo el aparato que empleaban los Jesuitas, la
música instrumental es de tal naturaleza, que sorprende realmente,
cautivando el gusto á par que la admiracion. Los tonos bajos son
producidos por un instrumento de la invencion de los indígenas, especie
de zampoña á flauta pastoril, de una ó dos varas de largo y hecha de
hojas de palma, ligadas unas á otras, formando trece tubos de diferente
tamaño y grosor: nueve de estos tubos están puestos sobre una línea para
las notas enteras, y cuatro sobre otra para los medios tonos. Para tocar
este instrumento, cuyas notas bajas producen un sonido estraordinario,
es menester colocarlo horizontalmente y no en direccion vertical como la
zampoña ordinaria. Acabada la misa, algunos indios, coronados de plumas,
con las piernas llenas de cascabeles y llevando en la mano un gran sable
de madera, ejecutan delante de la iglesia una danza religiosa y guerrera
muy monótona; terminada esta, se presentan mas de sesenta músicos,
provistos de flautas de todos los tonos, desde las notas mas agudas
hasta las mas bajas; y colocándose en dos filas, se ponen en marcha
lentamente y al compaz de una música singular, acompañada de
tamboras[1]. Cada uno de los músicos hace producir á su instrumento una
sola nota particular; y el conjunto de estos acordes enteramente
salvages suele lisongear muchas veces al oído por su mucha armonía. Esta
tropa de músicos, seguida por el pueblo, se detiene á hacer oracion
delante de las capillas que adornan las cuatro esquinas de la plaza.

[Nota 1: Véase la lám. 10.]

En 1830, la poblacion de Concepcion se componia de tres mil ciento
veintiseis individuos, y estaba dividida en veinte secciones ó
parcialidades, cuyas denominaciones son las siguientes: _Gimoboconos,
Hompaceboconos, Escrinos, Tirajabanos, Nipocenos, Coriceboconos,
Choyinobenos, Itapimuyiros, Taramuinos, Chaquionos, Muchogeonos,
Choromonos, Cabiripoyanos_, _Abejanos, Arayamanos, Amoriciboconos_,
_Paresabanos, Paromoconos, Abenbanos, Joboconos._


_Camino de Concepcion al Cármen._

Cuéntanse como quince leguas de distancia de Concepcion al Cármen, que
está hácia la parte del sud; ó si se quiere, dos jornadas de navegacion,
subiendo en canoa por el rio Blanco que es muy profundo, bastante
encajonado y mucho mas ancho que el rio de San-Miguel, pues tiene
cuando ménos ciento cincuenta varas de banda á banda. Aunque con poca
diferencia su aspecto parece el mismo, su corriente es algo mas
tortuosa, y se va aumentando con el tributo de los arroyuelos que bajan
de los bañados vecinos. Sus orillas se ven guarnecidas bien construido
los Baures un número de canoas, suficiente para llevar á cabo esta
espedicion, se encaminaron al indicado lugar, donde encontraron algunos
centenares de indios, resto de la nacion tapacura, sometida por los
Jesuitas en Concepcion de Chiquitos; y llevando consigo de grado ó por
fuerza doscientos individuos, los juntaron con noventa y cinco familias
de Concepcion de Moxos, las que componian un total de trecientos catorce
Baures, creando con esta poblacion mixta el pueblecillo del Cármen. Este
fué construido primeramente cerca de las orillas del rio Blanco, como
doce leguas al sudeste del lugar que actualmente ocupa; pero por la
insalubridad del sitio, lo transfirieron en el año de 1801 al punto
donde hasta el presente existe.

Los Tapacuras se avinieron fácilmente á las costumbres de las misiones,
y bien pronto se les vio tan sumisos á todas sus reglas como los mismos
Baures.

La poblacion del Cármen se componia, en la época de su fundacion, de
quinientos quince habitantes; pero habiendo las fiebres intermitentes
impedido su acrecimiento, en 1801 era casi la misma á pesar de que se
contaban diez y siete indígenas que pasaban de setenta años[1]. En 1815
habia llegado al número de seicientos sesenta y seis habitantes; en
1822, al de setecientos sesenta y ocho; y en 1830, al de novecientos
treinta y dos. Este aumento es muy poco proporcionado á la fecundidad de
las indias que paren casi todos los años; pero las tres cuartas partes
de los hijos mueren generalmente á los ocho dias de su nacimiento. Esta
poblacion se componia, en el citado año de 1830, de los indígenas
siguientes


      Quitemocas ó Chapacuras.     340
      Muchojeones.                 230
      Baures.                      362
                                  -----
                                   932

Los Quitemocas, Chapacuras, ó Tapacuras han conservando su lenguage
primitivo, aunque hacen uso del idioma baúres que se ha generalizado en
todas las misiones del este de Moxos: los Muchojeones hablan un dialecto
algo diferente del de los Baures. Todos estos naturales son bondadosos
en estremo.

[Nota 1: Es de notar que estos diez y siete individuos pertenecen todos,
al sexo masculino: las mugeres viven mucho ménos, y es rarísima la que
llega á la edad de sesenta años.]

La poblacion del Cármen es la mas atrasada de toda la provincia por lo
tocante á la industria fabril; sus tegidos son muy ordinarios. El cacao
tampoco rinde los abundantísimos productos que debiera, por la mucha
negligencia con que se cultiva. En los bosques vecinos se recoge grande
cantidad de exelente vainilla.

En 1830, las haciendas del Estado se componian de tres mil seicientos
animales vacunos, y de tres mil docientos noventa y dos caballos. Todas
las llanuras situadas al sud del Cármen y en la orilla del rio de
San-Miguel, se hallan tambien pobladas de ganados enteramente salvages,
y se calcula que su número debe pasar de diez mil.


_Grandes vias de comunicacion entre la provincia de Moxos y las
provincias vecinas._

Actualmente la provincia de Moxos comunica; con la de Chiquitos por el
rio de San-Miguel; con Yuracáres y Cochabamba por el rio Chaparé, y
tambien por el camino practicado por mí bajando el rio Securi; con
Santa-Cruz de la Sierra por los rios Grande y Piray. Voy á dar aquí una
indicacion de estos diversos vehículos de comunicacion.


_Camine de Guarayos á Moxos por el rio de San-Miguel._

Siete ó ocho dias se emplean para ir del pais de los Guarayos al Cármen
de Moxos; bajando en canoa, como sesenta leguas hácia el norueste, por
el rio de San-Miguel, cuyos bordes en la proximidad de Guarayos
presentan un aspecto sumamente variado. Sobre sus mismos ribazos se
descubren algunas vírgenes selvas, entre cuyo follage de diversos tintes
sobresalen los penachos de los agigantados mambúes ó cañas tacuaras,
contrastando con la hoja elegantemente recortada de los lambaibas, ó con
el verde oscuro de la palmas motacúes. Frecuentemente se descubren
árboles inclinados sobre las aguas, y cuyos gajos cayendo
perpendicularmente han llegado á tomar raices, y formado grutas
naturales de una apariencia deliciosa. En la primavera casi no hay árbol
que no contenga un nido hecho con suma prolijidad[1]; y muy á menudo se
presentan algunos totalmente cubiertos de bolsitas pendientes de las
ramas.

[Nota 1: Los nidos del _Furnarius rufus_ son los mas notables.]

El campo, enteramente llano y parejo, se halla cubierto de mantillo
negruzco, tierra vegetal muy fértil, de la que no se ha hecho uso
todavía, á pesar de ser eficacísima para la agricultura. En la segunda
jornada de navegacion se descubre sobre la ribera derecha una pequeña
colina de piedra arenisca de una edad geológica antigua; pasada esta
colina, continúa la llanura poblada siempre de arbolados. Aunque el rio
es angosto, su álveo, que por todas partes se halla bien encajonado, es
bastante profundo para prestarse en todo tiempo á la navegacion de las
grandes barcas, ó de los buques de vapor. Sus orillas guarnecidas
primeramente, empezando desde Trinidad, de vistosos mambúes, se van
poblando poco á poco de árboles variados, que en cierto modo desaparecen
á la quinta jornada cerca de la confluencia del Huacari. Este rio,
conocido entre los habitantes de Moxos bajo la denominacion de rio
Negro, por el color de sus aguas, baja de una grande laguna situada
entre la Ascension y Trinidad de Guarayos, y corre en seguida paralelo á
la corriente del San-Miguel, distando algunas leguas el uno del otro. El
Huacari recibe en su tránsito, que es de grado y medio poco mas ó ménos,
una infinidad de arroyuelos que bajan del este.

El viagero que llega á poner su planta sobre un suelo casi enteramente
virgen, prueba una satisfacion de que nunca podrán tener idea los que no
han salido de los lugares habitados. Los animales selváticos, agenos
todavía del temor que debiera inspirarles la presencia del hombre, léjos
de ponerse en salvo cuando le ven por la primera vez, parecen mas bien
salir á su encuentro como atraidos por la curiosidad: así es que en
aquellos lugares, por donde quiera que pasa el viagero, descubre las
manadas errantes de javalíes, de ciervos, de gran-bestias, á par de las
tropas de monos de diversas especies[1], que andan retozando alegres
sobre los árboles, y se detienen un momento llenos de admiracion, para
brincar y hacer en seguida las muecas y contorciones mas estrañas y
risibles; miéntras que en todos los bosques resuena constantemente la
algazara de los pájaros de variados tamaños y colores.

[Nota 1: Entre ellas el _Callithrix entomophagus_, de Orb.]

A medida que se adelanta camino, los ribazos del San-Miguel van
disminuyendo de elevacion, y los bosques de ámbas riberas, que tenian en
su principio de una á dos leguas de ancho, se van estrechando poco á
poco hasta llegar á guarnecer solamente las orillas del rio, rematando
por último, sobre la ribera derecha, en un punto donde se abre una
llanura espaciosa y totalmente anegada: este lugar es el puerto del
Cármen, distante siete leguas de la mision, á la que en tiempo de seca
se va á caballo, atravesando la distancia que separa los rios Blanco y
de San-Miguel; pero en la estacion lluviosa se hace este camino cruzando
primeramente en canoa por un bañado, del tiro de una legua, hasta llegar
á un boscage que se estiende en paralelo con el rio de San-Miguel.
Apartándose de este boscage, se entra en otro bañado que tiene como tres
leguas de ancho, y por el cual se anda á caballo, aunque en ciertos
parages suele llegar el agua hasta los encuentros del animal: este
bañado termina en el rio de San-Francisco, que es menester pasar en
canoa: en seguida se atraviesa una pradera, luego un bosque, mas allá
del cual hay una hacienda para la cria de caballos. El resto del camino
desde este punto hasta la mision del Cármen se halla poblado de palmeras
carondais y de otros vegetales.


_Camino de Moxos á Yuracáres por el rio Chaparé._

Partiendo del puerto de Loreto se anda primeramente una legua,
atravesando en canoa por un bañado que conduce al rio Mamoré, cuyos
ribazos, muy elevados en tiempo de seca, están guarnecidos de bosques
espaciosos. Al fin de la primera jornada se hace alto en un banco de
arena, ó si se quiere en los bosques de la orilla.

Al siguiente dia, el Mamoré se muestra ménos ancho pero mucho mas
encajonado: á las pocas horas de marcha se llega á la confluencia del
rio Sara[1], que es simplemente, como he tenido yo mismo la ocasion de
verificarlo, una continuacion de los rios Grande y del Piray reunidos,
los cuales tienen sus cabeceras en los departamentos de Chuquisaca, de
Cochabamba y de Santa-Cruz. Cuando se viaja con destino á Santa-Cruz de
la Sierra, se toma el rio Sara; pero encaminándose á Cochabamba se
continúa siempre por el Mamoré que es mucho mas caudaloso, y que
conserva todavía, mas arriba de su confluencia, su anchura magestuosa y
sus ondas cristalinas. El rio Sara corre entre tanto llevando sus aguas
rogizas constantemente turbias.

[Nota 1: En los mapas de Brué, del año de 1825, se halla marcado este
rio como si se formara del rio de San Miguel de Chiquitos.]

A la mitad de la tercera jornada se llega á la confluencia del rio
Chaparé; dejando entónces el Mamoré se sigue por la nueva corriente,
que es mucho mas angosta; pero cuyas riberas, en vez de hallarse
guarnecidas de esos boscages modernos que crecen sobre los
terromonteros, están pobladas de selvas tan antiguas como el mundo. El
álveo del Chaparé, mas firme que el del Mamoré, es tambien profundo y
bastante bien encajonado; sus aguas se mantienen siempre cristalinas, y
toman el tinte verde sombrío de los árboles tan variados que las
guarnecen. Sobre la ribera izquierda se presenta luego la embocadura de
un rio al que los indios han dado el nombre de Santa-Rosa: se cree que
este rio, cuya corriente apacible tiene un viso negruzco, baje de una
laguna que está situada á seis leguas de aquel punto, sobre una
magnífica llanura, donde moraban, á la llegada de los Jesuitas, las
tribus moxos con las que se ha formado la mision de San-Xavier.

Al cuarto dia de camino, las selvas de las orillas del Chaparé se van
encumbrando cada vez mas, componiéndose enteramente de árboles
antiquísimos, hasta que apénas llega ya á descubrirse la pequeña parte
de cielo correspondiente al profundo surco abierto por el rio en medio
de aquel oceano de perenne verdor. De tiempo en tiempo distraen la
atencion del viagero, que transita maravillado por aquella imponente
soledad, los agudos chillidos de los monos de diversas especies, y la
confusa algazara de la multitud de pájaros de variado plumaje: empero,
el tránsito por este lugar suele ser sumamente incómodo, pues rara vez
deja de llover en él con abundancia. Los cueros de vaca, que forman los
toldos bajo de los cuales se guarecen los viageros, llegan á corromperse
de tal manera con la accion continua de la humedad y de aquel aire tan
caliente y constantemente encerrado, que exhalan un mal olor
insoportable; casi otro tanto sucede con la carne salada (única
provision de boca que se lleva en estas espediciones) la que se altera
hasta ponerse inservible.

En el espacio que se recorre al quinto dia, se distinguen dos especies
de palmas[1], desconocidas en Moxos. Por la tarde, empiezan á mostrarse
en lo vago del horizonte las cimas de la Cordillera, que bien pronto
desaparecen detras de los inmensos bosques, despues de haber consolado
al pobre viagero cambiando la monotonía del paisage.

[Nota 1: Las _Geonoma Brongniartiana_ y _Macrostachia_.]

Al séptimo dia, el aspecto uniforme y grandioso de este lugar, por en
medio del cual se sigue vogando lentamente, se embellece mas y mas, á
medida que se adelanta camino, y la vegetacion aparece mucho mas
variada: entretanto, apénas descienden de tiempo en tiempo algunos rayos
de sol por entre las densas nubes que constantemente encapotan el aire,
descargando á menudo torrentes de lluvia; circunstancia que, unida al
excesivo calor de aquella zona, determina esa maravillosa actividad con
que se desarrollan todas las plantas, llenas de vigor y lozanía.

En esta misma jornada el bosque ostenta el hermoso follage de un gran
número de palmas de nuevas y diferentes especies, entre las cuales se
distinguen la palma _viña_ y la de _vinte pes_. El rio se manifiesta
entretanto mas angosto, y ya se advierten sobre sus orillas algunas
otras plantas, como las cañas y los lisos, cuyas hojas blanquizcas
resaltan sobre el fondo oscuro del sombrío boscage.

Al llegar la noche del octavo dia de navegacion, se advierten ya sobre
la playa los primeros guijarros: esta circunstancia suele regocijar en
estremo á los indios moxeños, no solamente por que ella es un anuncio de
la proximidad del pais de los Yuracarees, sino tambien por la novedad
que les causa la vista de un objeto enteramente desconocido para ellos;
pues como ya dije, no se encuentra en la provincia de Moxos el mas
mínimo pedernal; por cuya razon siendo los guijarros un verdadero
hallazgo, los recogen, sea para sacar fuego, sea por mera curiosidad,
con la misma importancia con que recogerian piedras preciosas. Toda vez
que un objeto nuevo hiere nuestros sentidos, esperimentamos al punto una
satisfaccion, un contento inesplicables: así los naturales de Moxos se
extasian contemplando los pedregales, como un habitante de las montañas
se anima á la vista de los hermosos arbolados, como un Cruceño siente un
gozo desconocido en presencia de las rocas. En esta misma jornada las
playas se ensanchan, las montañas parecen aproximarse mas y mas, y las
riberas se manifiestan cubiertas enteramente, tan pronto de vejucos
matizados de flores ya amarillas ya moradas, tan pronto de innumerables
palmeras, de vainilla y de otras plantas aromáticas, tan pronto de esos
árboles desconocidos, cuyas copas, totalmente despojadas de follage, no
contienen sino flores purpurinas las mas vistosas. Todos los lugares por
donde se transita en esta jornada, ofrecen á la admiracion del viagero
un conjunto grandioso de maravillas. Entretanto, solo á la mañana
siguiente se avista la confluencia de los rios Coni y de San-Mateo, de
cuya reunion se forma el rio Chaparé: la corriente de este es rápida en
este punto y ya acarrea piedras de algun volúmen. El rio de San-Mateo
corre con estrépito sobre un lecho pedregoso y por entre magníficos
boscages; mas para ir á Yuracáres se sube el rio Coni que es ménos
considerable y sobre todo poco profundo. Barcos de vapor de todos
tamaños pueden navegar sin obstáculo por el Chaparé, basta la embocadura
de los dos rios que le dan orígen. Cuando se entable la navegacion de
aquellos rios, y el tráfico directo del comercio de esas regiones con la
Europa, este punto, que está al abrigo de las inundaciones, podrá servir
ventajosamente para el establecimiento de un puerto, donde se embarcarán
los frutos procedentes de las montañas situadas al nordeste de
Cochabamba, y de Valle-Grande.

La subida por el rio Coni es bastante trabajosa, porque hay que luchar
contra una corriente á veces rapidísima, y salvar muy á menudo algunas
cachuelas cubiertas de guijarros: entre tanto el espectáculo que
presentan las orillas es siempre el mismo, imponente á la par que
risueño. Finalmente, á los once dias de marcha se hace alto sobre la
ribera izquierda, y echando pié á tierra se caminan tres leguas por
entre el bosque mas hermoso del mundo, siguiendo el rumbo de un estrecho
sendero que conduce al pueblecillo de la Ascension de Isiboro,
perteneciente al pais de los Yuracarees.


_Camino de Yuracáres á Moxos, por el rio Securi._

Cuando en el año de 1832 me propuse abrir una nueva via de comunicacion
entre el pais de los Yuracarees y la provincia de Moxos, emprendí mi
viage por el siguiente itenerario. Bajé primeramente al rio Moleto,
donde me embarqué en una canoa que habia yo mandado construir para el
efecto. Las aguas de este rio estaban muy bajas, y á cada paso
tropezábamos ademas con las cachuelas de que está lleno; por cuya razon
empleamos tres dias para llegar á la confluencia del rio Icho que solo
dista tres leguas. Metidos casi siempre en el agua para arrastrar la
canoa y enteramente descalzos, durante el dia nos veiamos atormentados
por las picaduras ponzoñosas de los jejenes á los que reemplazaban por
la noche enjambres de mosquitos mas encarnizados todavía. Mis compañeros
de viage se quejaban con mucha razon, y solamente el ejemplo de mi
resignacion y mi constante cooperacion á sus trabajos podian darles el
ánimo suficiente para seguir adelante. En este intervalo, el rio Moleto
recibe por la parte de oriente las aguas del _Ipuchi_, y por la de
occidente las de los rios _Solotosama_ y _Eñesama[1],_ que corren por
entre colinas bajas, mas prominentes hácia el oeste. Estas colinas no
son otra cosa que las últimas faldas de la Cordillera.

[Nota 1: El nombre de este rio se compone de dos palabras del idioma
yuracáres: de _eñe_ (nombre del pescado conocido en otras partes bajo el
nombre de _sábalo)_ y de _sama_, que significa _rio_: es decir, rio _de
los sábalos._]

En la confluencia de los dos rios que forman el rio Securi, las aguas se
ensanchan y su hondura es mayor; sin embargo, para poder navegar en
grandes barcas, es menester que sean estas de poco fondo. Encontramos en
este punto algunos indios ocupados en la pesca, y que se determinaron á
seguirnos: bien pronto aconsejándonos hacer alto, nos mostraron detras
de unas zarzales de la ribera izquierda un sendero que no hubiéramos
podido descubrir desde el rio. Encaminándonos por él, encontramos en
medio de un bosque, á un cuarto de legua de distancia, unas cuantas
casas que tenian un piso alto, construccion propia para el lugar que me
pareció muy húmedo. Con la esperanza de conseguir algunos plátanos y
raices de mandioca, únicas provisiones que se encuentran en aquellos
lugares salvages, me instalé desde luego en una de esas casas,
recientemente abandonadas por sus habitantes, quienes se habian
transferido diez leguas al oeste, huyendo de una enfermedad que segun
ellos existia en el lugarejo. Al siguiente dia, á poco mas de las once,
viendo que aun no volvian los comisionados que habian salido en busca de
víveres, resolví regresar al rio para embarcarme y proseguir mi viage;
pero no tardaron mis tres indios en llegar tras de mi con algunas
provisiones. Inmediatamente nos pusimos en marcha, dejando el pais de
los Yuracarees y vogando resueltamente hácia regiones desconocidas.

En el espacio de una legua tuvimos que salvar algunos encalladeros, y
despues de haber dejado atras un islote guarnecido de árboles,
encontramos el rio ya franco y totalmente desembarazado. Entónces llegué
á conocer que seria muy fácil la navegacion de esta corriente, aun para
las embarcaciones de vapor. Este punto, cuyos terrenos son los mas
feraces que pudieran encontrarse, me ha parecido muy conveniente para el
establecimiento de un puerto cuando lleguen á entablerse las
comunicaciones comerciales con la provincia de Moxos. El rio es
abundantísimo en pescados: cada vez que echábamos nuestros anzuelos, sin
pérdida de tiempo sacábamos de á pares enormes pescados, entre los que
se distinguian principalmente los pertenecientes á la familia de los
_siluroides_, y tambien los numerosos _pacus_, pez de los mas esquisitos
de América[1]. Al dia siguiente, despues de haber evitado algunos
hacinamientos de troncos que obstruian el paso en algunos parages, el
rio fué ensanchándose poco á poco, y su profundidad llegó á ser mayor:
los jejenes desaparecieron, las palmas viñas eran mas raras, hasta que
fueron reemplazadas por las palmas motacúes. Cada banco de arena se veia
cubierto de rayadores, de gaviotas y de _caprimulgus_, que anidan en las
playas, depositando simplemente sus huevos sobre la arena.

[Nota 1: En este parage del rio saqué un pescado que tenia dos varas de
largo. Este animal, conocido en el Brasil bajo el nombre de _pirarara_,
es un _siluroide_ muy largo, que tiene la cola roja, el vientre amarillo
y la parte de encima de un color pardo negruzco.]

Las jornadas se sucedian lentamente por las frecuentes paradas que
hacian mis remeros, los que á pesar del ascendiente que yo habia llegado
á tomar sobre ellos, saltaban muchas veces á tierra, sin querer
obedecerme, para perseguir por entre los bosques, ya las bandadas de
pavas del monte, ya los javalíes, ya una tropa de grandes marimonos, que
agenos de conocer el daño parecian salir á nuestro encuentro brincando
alegremente por sobre los árboles, hasta que una tardía y dolorosa
esperiencia les enseñaba á desconfiar del hombre.

Entretanto, las riberas se veian constantemente animadas por toda
especie de animales selváticos, que salian de los bosques á retozar
sobre la playa ó sobre los árboles de los ribazos. Muy á menudo un
gran-bestia, sorprendido de improviso con nuestra llegada, se ponia
precipitadamente en fuga; otras veces un carpincho, deslizándose con
presteza de la barranca, se escondia en el agua; mas léjos, un ciervo
dormido, despertando de pronto, echaba á correr por entre el bosque
volviendo de tiempo en tiempo la cabeza para examinarnos de nuevo. De
vez en cuando oiamos tambien á la distancia el bramido del tigre.

Al cabo de algunas jornadas de marcha por la corriente profunda, pero
poco rápida del rio Securi, llegamos á la confluencia del rio que los
Yuracarees llaman _Yaniyuta_, el cual, bajando del este, viene á dar mas
ensanche al Securi. La abundancia de víveres que habia reinado hasta
entónces, gracias á la buena pesca y á la caza, nos fué abandonando poco
á poco; pues la selva iba siendo cada vez mas desierta, y por otra
parte, la pólvora que yo llevaba alterada sin duda por la humedad, se
habia puesto inservible; por manera que bien pronto la falta de caza nos
redujo al pescado sin sal por todo alimento, y mas tarde á unas pocas
espigas de maiz que nos proporcionaron los Yuracarees, y á los palmitos
que pudieron derribar mis indios.

Lo largo del camino y la monotonía de esta navegacion empezaban ya á
desalentarme cuando el 8 de agosto, á eso de las once de la mañana,
llegamos por fin á la confluencia de un rio que baja del oeste, y es
mucho mas considerable que el Securi. Los Yuracarees le dan el nombre de
Isiboro, y segun el decir de los que me acompañaban, esta caudalosa
corriente, formada de los rios _Isiboro, Samucebeté_ y _Chipiriri_,
recibe todas las aguas del vertiente oriental de la cadena del
_Iterama_ ó del Paracti, comprendidas entre el rio San-Mateo, y el rio
Yaniyuta, por delante del cual habiamos pasado tres dias ántes. Viendo
pues que el rio Securi tomba ya un ensanche igual al que habia yo notado
en el punto de su confluencia con el Mamoré, recobré el ánimo, esperando
llegar bien pronto á encontrarme con este rio.

Al siguiente dia se deslizaba tranquilamente nuestra canoa por entre
islas guarnecidas de bosques, cuando se presentó derrepente, posada
sobre un árbol del ribazo, la mas hermosa, la mas corpulenta, la mas
noble de todas las aves de rapiña, una verdadera harpía[1], que
levantaba su bello copete, mirándonos detenidamente sin parecer
inquietarse de nuestra presencia. No pudiendo hacer uso de mi escopeta
por falta de buena pólvora, dejé á la destreza de mis Yuracarees, que
saltaron inmediatamente á tierra, la gloria de capturar aquel soberbio
animal. Uno de ellos le asertó desde luego un flechazo: á pesar de este
golpe, echóse á volar el pájaro; pero embarazado con la flecha que
llevaba clavada, (la cual tenia como dos varas de largo) cayó bien
pronto dentro del bosque á donde la siguieron mis cazadores. Me
regocijaba ya con la idea de poder llevar á Francia esta rara presa,
cuando vi regresar á mis indios trayendo el pájaro con la cola y las
alas enteramente desplumadas, y el cuerpo casi pelado. Los Yuracarees
estiman en mucho las plumas de este pájaro; ya para empenar sus flechas,
ya para adornarse en los dias de gala[2]; así es que sin perder tiempo
se habian apoderado de ellas, dejando burladas mis esperanzas. Despues
de haberlos reñido asperamente por esta conducta, ordené que me tragesen
al animal, que creiamos muerto; y sentado en la canoa lo coloqué delante
de mí. Aturdido solamente por los golpes que habia recibido en la
cabeza, volvió en sí poco á poco sin que nos apercibiésemos de ello, y
cuando yo ménos lo pensaba, se arrojó sobre mí, haciéndome de un solo
golpe ocho heridas con sus enormes garras, una de las cuales, de mas de
tres pulgadas de largo, me atravesó el brazo de parte á parte, entre el
_cubitus_ y el _radius_, desgarrándome uno de los tendones. A los gritos
que dí, acudieron mis compañeros de viage, y lograron con muchísimo
trabajo quitarme de encima al furioso animal. Bañado en sangre y sin
medicamentos para curar mis heridas, mi estado no dejaba de ser
peligroso. Entretanto, continuamente espuesto al calor del dia ó á la
nociva humedad de la noche, la fiebre se apoderó bien pronto de mí. Por
otra parte el temor de que me atacase un pasmo, y la duda de si quedaria
estropeado por causa de la adherencia de la piel al tendon, aumentaban
sobremanera mis sufrimientos. Gracias á la Providencia el solo mal
positivo que me resultó de todo esto, fué la imposibilidad de servirme
de mi brazo durante algun tiempo.

[Nota 1: El _Falco destructor_. Esta especie es de un tamaño casi doble
que el de la águila real de Europa. Véase la lám. 13.]

[Nota 2: Empenan sus flechas con las grandes: las pequeñas se las
ponen á modo de peluquín empolvado.]

En la noche de ese mismo dia llegamos á la confluencia del rio Sinuta,
último tributario occidental del Securi. Saliendo de este punto, hicimos
todavía dos jornadas mas, y mis inquietudes ya tocaban á su colmo,
cuando se presentó por fin el rio Mamoré, desplegando á nuestra vista
toda su grandeza. Inmediatamente dí al olvido mis padecimientos, pues me
encontraba en Moxos, blanco de mis afanes, y al dia siguiente, despues
de haber remado toda la noche vogando rio abajo, desembarcamos en
Trinidad, capital de la provincia.

Habiendo hecho el plano de este itinerario, resultó claramente, como yo
lo esperaba, que el nuevo tránsito practicado por mí era mucho mas
corto, y no tan peligroso como el de Palta-Cueva.


_Camino de Moxos á Santa-Cruz de la Sierra por el rio Grande y el rio
Piray_.

Para encaminarse de Loreto, último punto habitado de la provincia de
Moxos, hácia Santa-Cruz de la Sierra, es necesario hacer primero, lo
mismo que para ir á Cochabamba, un tránsito de tres dias hasta la
confluencia de los rios Sara y Mamoré. Se sigue luego por el primero de
estos rios, que no es otro que el rio Grande cuyo numbre cambia
momentáneamente en la confluencia del rio Piray hasta el punto de su
reunion con el Mamoré. Sus aguas rogizas forman un contraste con las
cristalinas de este último: por lo demas, las riberas del rio Sara
presentan, aunque con ménos terrenos bajos, absolutamente el mismo
aspecto; pues se hallan cubiertas de igual modo que las del Mamoré, de
bosques muy variados por la diversidad de árboles de que se componen, y
entre los que sobresalen las palmas motacúes. Solo en la estacion de
seca se ven á descubierto los altos ribazos de esta corriente;
entretanto, la línea del nivel á que alcanzan las inundaciones, queda
siempre marcada sobre los troncos de los árboles inmediatos, como á una
vara de altura desde su pié.

Al fin de la quinta jornada, se presenta la confluencia del riachuelo,
llamado _Maravo_, que baja por la izquierda, de las llanuras inundadas.
En la mañana de la sesta jornada se pasa la confluencia del rio Ibabo,
cuyas fuentes se encuentran en Tasajos, en Pampa-Grande y en Vilca,
puntos de las montañas de la provincia de Valle-Grande. Esta corriente
formada de los rios Surutú y Yapacani, toma el nombre de Ibabo cuando
baja á serpentear por la llanura, siendo navegable hasta el pié de las
montañas. Al cabo de una jornada de navegacion por el rio Sara, se llega
á la confluencia del rio Piray. En tiempo de los Jesuitas se subia por
el rio Sara ó rio Grande hasta el lugarejo de Payla, situado al este de
Santa-Cruz; pero este camino, que obligaba á los viageros á dar una
vuelta considerable, siendo al mismo tiempo no poco peligroso en tiempo
de crecientes por causa de las avenidas que ocultan enteramente el álveo
del rio, ha sido abandonado, harán como cincuenta años, para dirigirse
mas bien por el Piray, el cual, aunque mucho mas angosto que el rio
Grande, es ménos propenso á las crecientes devastadoras; razon por la
que se le prefiere aun á pesar de los saltos que suele tener en tiempo
de seca. Es probable que cuando las endebles canoas sean reemplazadas
por barcos de vapor, se volverá á tomar el rio Grande, abandonando el
Piray, ménos conviente para la navegacion de grandes embarcaciones.

En los dias séptimo y octavo del viage se sube el Piray, con muchísimo
trabajo si la estacion es de seca: el álveo de este rio, bastante
profundo desde luego, se halla de trecho en trecho obstruido por árboles
que las corrientes amontonan, ó por espigones permanentes en el fondo
del rio, contra los que tropiezan á menudo las canoas; lo que ocasiona
no pocos desastres. Sobre el espacio que se recorre en estas dos
jornadas se ven ademas algunos puentes construidos por los salvages
Sirionos[1], que moran en las selvas circunvecinas, sin jamas inquietar
á los naturales de Moxos. Hasta llegar á la undécima jornada se tienen
que salvar sucesivamente muchas cachuelas, formadas por una especie de
saltos de arcilla amarilleja endurecida; esto obliga á perder un tiempo
considerable por la necesidad que hay de descargar las canoas, para
hacerlas subir por en medio de la corriente, tirándolas con sogas. Al
ejecutar esta maniobra, algunos de los indios que tienen precision de
caminar por entre el agua, suelen ser gravemente heridos por el punzante
aguijon de las rayas armadas[2]. Tienen estos pescados en la cola, como
las pastinacas de las costas marítimas de Francia, una lanceta de cuatro
pulgadas, muy filosa, y guarnecida de dientes retorcidos para adentro
con los que desgarran las carnes, causando dolores agudísimos y muchas
veces ataques de tétano: por desgracia estos accidentes son muy comunes,
sobre todo en las cabeceras de los rios. En tiempo de crecientes, cinco
ó seis varas de agua cubren estos puntos salientes, y se pasa entónces
por encima de ellos sin que se les eche de ver.

[Nota 1: Véase la lám. 12.]

[Nota 2: Véase la lám. 14, fig. 1.]

A la duodécima jornada, los bosques de las riberas del Piray cesan de
pronto, y son reemplazados por unos pantanos á donde vienen á perderse
dos riachuelos, el de _Palacios_ y el _Palometas_, que nacen en la
llanura de Santa-Cruz de la Sierra. Estos pantanos ó bañados anuncian
que ya no dista mucho el término del viage.

Al décimocuarto dia se pasan de seguida, una tras otra, cuatro
cachuelas, no léjos de las cuales se presenta el puerto situado sobre la
ribera izquierda, y que no tiene mas habitacion que un espacioso rancho
techado con hojas de palma: desde este puerto, separado del lugarejo de
los Cuatro-Ojos por un hondo pantano que tiene como una legua de largo,
hay que andar todavía treinta leguas para llegar á Santa-Cruz de la
Sierra. En la estacion lluviosa se emplean solamente diez dias para
hacer este camino, subiendo por el Piray; y seis dias, yendo rio abajo
desde Cuatro-Ojos hasta Loreto.


POBLACION.

Si comparativamente á lo que dije en la primera época de la historia de
Moxos ántes de la llegada de los Españoles, trato de saber en lo que han
venido á parar las naciones primitivas de aquellas comarcas, hallaré los
resultados siguientes.

_La nacion de los Moxos_ ocupa todavía los lugares que ántes habitaba,
con la sola diferencia de encontrarse reunidos en las misiones de la
provincia de la manera que sigue.


Muchojeones del Cármen.                         230

Baures del Cármen de Moxos.           362
  "    de Concepcion de Moxos.      3,126
  "    de San-Joaquin de Moxos.       690
  "    todavía salvages.            1,000
                                   ------
                                              5,178

Moxos de Loreto de Moxos.           2,145
  "   de Trinidad.                  2,604
  "   de San Xavier.                1,515
  "   de San Ignacio.               1,948
                                   ------
                                              8,212
                                             ------
Total.                                       13,620


Se ve pues por esta esposicion que si la cuasi totalidad de los Moxos se
halla sometida al cristianismo, todavía existen algunos en el estado
salvage: estos (de lo cuales un pequeño número perteneció á las
misiones, en tiempo de los Jesuitas) viven divididos en familias
establecidas no léjos del rio Guaporé, y al este de las misiones de
Concepcion y del Cármen, sin comunicarse jamas con sus compatriotas
convertidos. Se ve tambien el número relativo de las diferentes tribus
de los Moxos, Baures y Muchojeones, y puede calcularse la importancia
que debe tener, en el seno de un pais anegado, una nacion cuyos
habitantes aun pasan de trece mil, hablando todos ellos el dialecto
moxo.

Acostumbrados á la obediencia, los Moxos tienen un carácter bondadoso,
sociable, alegre, y mas que todo paciente; pero así como están siempre
en disposicion de reír por la menor fruslería cuando se hallan
entregados á sí mismos, de igual modo la servidumbre los ha hecho
tímidos y taciturnos en presencia de los superiores.

Estos naturales tienen una aficion particular por el dibujo, la que no
deja de estar acompañada de bastante habilidad: sus pinturas representan
animales y plantas regularmente copiadas. Escultores, torneros ,
carpinteros, tejedores prácticos, fabrican infinidad de objetos
curiosos que se llevan para vender en algunas ciudades del Perú. Muchos
de entre ellos han aprendido el español y saben escribirlo muy
correctamente: en una palabra, la nacion de los Moxos es quizas la mas
susceptible de civilizacion. Entre todos los indios de la provincia, los
Moxos son en la actualidad, no solamente los católicos mas decididos,
sino que llevan el fanatismo á tanto, que todos los años, en la semana
santa, se les ve regar las plazas públicas con la sangre que se sacan á
fuerza de azotes. Son igualmente supersticiosos en sumo grado.

_La nacion de los Itonamas_ se encuentra totalmente sometida, y no queda
un solo salvage. En 1830 se contaban:


En Magdalena.      2,831
En San-Ramon.      1,984

       Total.      4,815


Estos indios, de cuyo carácter he hablado ya mas de una vez en los
capítulos anteriores, conservan todavía sus inclinaciones y costumbres
primitivas, que la religion católica no ha podido desarraigar. Los
tegidos que ellos fabrican son los mejores de la provincia. La lengua
itonama está siempre en uso en ámbas misiones.

_La nacion de los Canichanas_, enteramente cristiana, forma hoy en dia
la mision de San-Pedro. El número de su poblacion alcanzaba en 1830 á
mil novecientos treinta y nueve individuos[1].

[Nota 1: Segun el P. Eguiluz, en 1694 este número era de cuatro á cinco
mil. Es de creer que los misioneros hayan exagerado considerablemente la
poblacion de cada una de sus misiones, ó que todas las naciones hayan
disminuido desde entónces por lo ménos de una mitad.]

Estos naturales han conservado hasta hoy, en el seno mismo de las
misiones, muchas de sus antiguas costumbres, y son todavía el terror de
las otras naciones, cuyos campos devastan robándoles todos sus frutos,
sin que se atrevan estas á aventurar una sola queja por el miedo
estramado que les tienen. Los Canichanas son bruscos, y jamas usan de
cortesía con los estrangeros. Actualmente su poblacion es la ménos
industriosa de la provincia, y la sola que se alimenta con la carne del
caiman, para cuya caza se vale de mil ardides.

Profesando el catolicismo, no han podido desprenderse de una infinidad
de supersticiones de su condicion salvage: son por otra parte muy malos
cristianos. El lenguage de que hacen uso es el mismo de su estado
primitivo.

_La nacion de los Movimos_ ha sido reunida por los Jesuitas en la mision
de Santa-Ana: no queda de ella un solo salvage. Segun el padrón del año
de 1830, su poblacion ascendia á mil docientos treinta y ocho
individuos. Estos indios se egercitan en la caza, la pesca, la
navegacion y la agricultura. Su industria, poco mas ó ménos igual á la
de los Moxos, aun no ha llegado al mismo grado de adelanto, á escepcion
solamente de los tegidos.

Rastro ninguno queda ya hoy en dia de su religion primitiva; no
obstante, suelen manifestar de vez en cuando que no han olvidado todas
las supersticiones de que estaban imbuidos ántes de su conversion. Su
idioma nacional no ha cambiado.

_La nacion de los Cayuvavas,_ convertida totalmente al cristianismo, se
halla reunida al presente en la mision de Exaltacion. En 1830 el total
de su poblacion llegaba á dosmil sesenta individuos[1].

[Nota 1: El P. Eguiluz calculaba en 1793 que su poblacion no debia bajar
de tres mil almas.]

Francos y leales los Cayuvavas, se hacen querer de todos los que se
relacionan con ellos. En toda la provincia no hay otros que conozcan la
navegacion mejor que estos indios, remeros hábiles y pilotos los mas
esperimentados en el rio Mamoré. Respecto de su industria, en nada se
dejan aventajar por los Moxos, siendo quizas superiores á estos en el
ramo de agricultura.

_La nacion de los Itenes_ aun permanece en el estado salvage, ocupando
el mismo territorio que ántes de la entrada de los Jesuitas, á cuyo celo
religioso jamas quisieron someterse, y ménos todavía al yugo de los
Españoles, prefiriendo verse mas bien diezmados; por manera que son hoy
en dia lo mismo que eran en tiempos anteriores al descubrimiento. Por
los informes que he recogido de algunos Itenes, prisioneros en
Exaltacion, el número de individuos de esta nacion debe ser de mil á mil
docientos.

Los Ites ó Itenes son conocidos en la provincia bajo el nombre de
Guarayos, denominacion aplicada tan pronto á los Guaraníes, tan pronto á
los Chapacuras, y que del mismo modo que la de Guaycurúes, aplicada á
todas las naciones del Chaco y á muchos pueblos del Brasil, ha servido
vulgarmente entre los Españoles para designar á los indígenas todavía
salvages de aquellas comarcas.

_La nacion de los Pacaguaras_ habita hasta hoy en la confluencia de los
rios Mamoré y Beni. Por repetidas veces se habia logrado conducirlos á
Exaltacion para efectuar su conversion al cristianismo; mas habiéndose
visto siempre engañados han vuelto á su asilo primitivo, á excepcion de
unos doce que no quisieron abandonar la mision. Su número no pasa de
mil. Estos naturales se han manifestado siempre dispuestos á servir á
los Españoles y Portugueses, sin jamas tomar parte en los disturbios de
entrámbas naciones. Es muy estraño ciertamente que hallándose dispuestos
á someterse sin resistencia á las reglas de conducta que se les quiera
imponer, permanezcan hasta el presente en el mismo estado que en tiempos
anteriores.

Una parte de _la nacion de los Chapacuras_ abrazó el cristianismo en
tiempo de los Jesuitas, incorporándose, bajo el nombre de Chapacuras, á
la mision del Cármen de Moxos, y bajo el de Quitemocas á la de
Concepcion de Chiquitos. Pocos son los individuos, todavía salvages, que
se encuentran en los lugares primitivamente ocupados por esta nacion,
cuyo número es bastante limitado: en el Cármen de Moxos hay trecientos
cuarenta; en Concepcion de Chiquitos, como setecientos; y, si debe darse
fé al decir de los naturales, el número de individuos todavía salvages
alcanza á trecientos. Resulta pues que el total de la nacion entera es
de mil trecientos cincuenta individuos.

Los Chapacuras son bondadosos en estremo, al mismo tiempo que muy
sociables y mas que todo hospitalarios para con los estrangeros.
Obedientes hasta el servilismo se han sometido fácilmente á la
conversion, observando con humildad todas las reglas de las misiones.
Estos indios hablan la lengua chapacura, su idioma primitivo; y
comparativamente á las otras naciones de Moxos son muy mediocres
remeros.

_La nacion de los Maropas_ que consta de mil y un individuos, todos
cristianos, compone la mision de Reyes. Esta nacion ha modificado en
cierto modo algunas de sus primitivas costumbres, y á mi modo de ver,
semejante resultado es debido al régimen de uniformidad, establecido por
los Jesuitas en las misiones de Moxos. A las instituciones de estos
misioneros deben tambien los Maropas las ventajas industriales de que
gozan, y la sustitucion de canoas á esas balsas de que se servian en
otro tiempo para la navegacion. Se observan igualmente algunas
modificaciones en su manera de vestir.

_Los Sirionos,_ amantes de su independencia primitiva, prefieren el
estado salvage, y jamas han querido comunicarse con los cristianos, los
que toda vez que se han aproximado á estas tribus, ha sido con las armas
en la mano. Se cree que el número de individuos que componen esta
nacion, alcanza solamente á mil. El sitio que ocupan hoy en dia es el
mismo que ántes de la conquista. Estos altivos salvages, á quienes se
les hace la guerra por Bibosi, provincia de Santa-Cruz de la Sierra,
nunca malogran la ocasion de atacar al descuido las canoas de Moxos,
matando á los remeros para apoderarse de las hachas y demás
herramientas que llevan estos consigo.

Recapitulando todos los elementos de la poblacion actual de Moxos, se
obtienen los siguientes resultados.


+------------------------------------------------------------------------+
|NOMBRES    | NOMBRES DE LAS NACIONES Y NUMERO  |        |    TOTAL      |
| DE LAS    |   DE HABITANTES DE CADA MISION    |        |   DE LOS      |
|MISIONES   |===================================|        | HABITANTES    |
|           |MOXOS|CAYU-|CHA- |PACA-|ITE-|SIRIO-|BOLIVIA-| POR MISION.   |
|           |     |VAVAS|PACU-|GUA- |NES | NOS  |  NOS   |------+--------|
|           |     |     |RAS  |RAS  |    |      |BLANCOS | 1830 | 1831   |
|-----------+-----+-----+-----+-----+----+------+--------+------+--------|
|Trinidad   | 2604|     |     |     |    |      |   8    | 2612 | 2645   |
|Loreto     | 2145|     |     |     |    |      |   6    | 2156 | 2014   |
|San-Xavier | 1515|     |     |     |    |      |   4    | 1519 | 1389   |
|San-Ignacio| 1948|     |     |     |    |      |   4    | 1830 | 1948   |
|Concepcion | 2426|     |     |     |    |      |   5    | 2431 | 3033   |
|San-Joaquin|  690|     |     |     |    |      |   3    |  693 |  690   |
|El Cármen  |  592|     | 340 |     |    |      |   3    |  935 |  897   |
|Exaltacion |     | 2060|     |  12 |   3|      |   5    | 2075 | 3073   |
|Indios     |     |     |     |     |    |      |        |      |        |
|  salvages | 1000|     |     | 1000|1200| 1000 |        | 4200 |        |
|           |-----+-----+-----+-----+----+------|        |      |        |
|           |12920| 2060| 340 |1,012|1203| 1000 |        |      |        |
|           |-----------------------------------|        |      |        |
|           |===================================|        |      |        |
|           |ITONAMAS|CANICHANAS|MOVIMAS|MAROPAS|        |      |        |
|-----------+--------+----------+-------+-------|        |      |        |
|Magdalena  |  2831  |          |       |       |   5    | 2836 | 2669   |
|San-Ramon  |  1984  |          |       |       |   3    | 1987 | 1893   |
|San-Pedro  |        |    1939  |       |       |   4    | 1943 | 1576   |
|Santa-Ana  |        |          |  1238 |       |   4    | 1242 | 1156   |
|Reyes      |        |          |       |  1001 |   3    | 1004 |  900   |
|           |--------+----------+-------+-------+--------+------+--------|
|           |  4815  |    1939  |  1238 |  1001 |  57    |27513 |23883[1]|
+------------------------------------------------------------------------+


[Nota 1: El número de blancos y de indios salvages no está comprendido
en este total.]

En resúmen, se ve por la planilla precedente que en el año de 1830
encerraba la provincia de Moxos.


Bolivianos blancos descendientes de Españoles.              57
Bolivianos indígenos cristianos.                        23,313[1]
Bolivianos indígenos todavía salvages.                   4,200


[Nota 1: Segun Viedma, _Informe_, etc., en 1788 la poblacion de Moxos se
componia de veintidos mil almas; de lo cual se deduce que su aumento ha
sido casi nulo.]


_Movimiento de la poblacion y estadística de la raza americana_.

Jamas habian podido obtenerse hasta el presente datos precisos sobre la
poblacion puramente americana: ni siquiera una sola de las partes
conocidas del nuevo mundo habia ofrecido circunstancias favorables,
necesarias para la reunion de los elementos de un buen trabajo sobre la
materia. Para hacer debidamente un estudio útil sobre la estadística de
los indígenas, era menester que todas las naciones se presentasen por
separado y sin mezcla de razas, dependiendo de un gobierno cualquiera,
que facilitase la consecucion de datos positivos. Ningun punto me
ofrecia á este respecto tantas garantías como las antiguas misiones de
los Jesuitas, comprendidas en las provincias de Chiquitos y de Moxos, en
donde una poblacion puramente americana se halla sometida á la
república; he querido por lo tanto hacer de estas dos provincias el
centro de mis observaciones especiales sobre los movimientos de la
poblacion, así como sobre todo lo concerniente á la estadística de los
aborígenes. Ayudado en mis investigaciones por los curas y gobernadores,
creo poder presentar como evidentes los datos que siguen; pues los he
tomado con toda exactitud de los registros de cada parroquia. Los
empleados actuales mantienen la policía demasiado escrupulosa que
instituyeron los Jesuitas, observándola tambien los indios cutre ellos
mismos, por manera que no hay allí quien ignore el número y otras
circunstancias de todos los que nacen ó mueren.

Los resultados que presento, sin estar basados sobre una poblacion
bastante numerosa para fijar definitivamente la opinion sobre el objeto
á que se refieren, suministran observaciones interesantes para la
estadística comparativa de los lugares; y el antropologista que las
consulte, podrá saber quizas con su ayuda, si entre los hombres de razas
diferentes y casi salvages, las cosas se pasan del mismo modo, ó sujetas
á las mismas leyes que en el seno de las sociedades civilizadas.

Los elementos numéricos de la poblacion cristiana de la provincia de
Moxos, sin hacer especial mencion de las diferentes naciones indígenas,
daban en 1831 los resultados siguientes.


+------------+----------------------+----------------------+------+
|NOMBRES     |SEXO MASCULINO        |SEXO FEMENINO         |TOTAL |
|            |-----+-----+---+------+-----+-----+---+------+------|
|de las      |de 14|Casa |Viu|      |de 12|Casa |Viu|      |de la |
|            |años |dos  |dos|TOTAL |años |das  |das|TOTAL |POBLA |
|MISIONES.   |para |     |   |      |para |     |   |      |CION  |
|            |abajo|     |   |      |abajo|     |   |      |      |
|------------+-----+-----+---+------+-----+-----+---+------+------|
|Loreto      |  453|  494| 81| 1,028|  471|  494| 21|   986| 2,014|
|Trinidad.   |  672|  658| 51| 1,384|  597|  658|  6| 1,261| 2,645|
|San-Xavier. |  292|  371|  5|   668|  315|  371| 35|   721| 1,389|
|San-Pedro.  |  328|  420| 56|   804|  329|  420| 23|   772| 1,576|
|San-Ignacio.|  414|  514| 37|   965|  381|  514| 88|   983| 1,948|
|Santa-Ana.  |  255|  300| 16|   571|  268|  300| 17|   585| 1,156|
|Reyes.      |  192|  266|  2|   460|  120|  266| 54|   440|   900|
|Exaltacion. |  461|  473| 19|   953|  583|  473| 64| 1,120| 2,073|
|San-Ramon.  |  550|  443| 65| 1,058|  373|  443| 19|   835| 1,893|
|San-Joaquin.|  137|  194|  5|   336|  147|  194| 13|   354|   690|
|Magdalena.  |  672|  658| 54| 1,384|  621|  658|  6| 1,285| 2,669|
|Concepcion. |  606|  682| 37| 1,325|  882|  682|144| 1,708| 3,033|
|Cármen.     |  165|  235|  3|   403|  216|  235| 43|   494|   897|
|------------+-----+-----+---+------+-----+-----+---+------+------|
|    TOTALES.|5,197|5,708|434|11,339|5,303|5,708|533|11,544|22,833|
+------------+-----+-----+---+------+-----+-----+---+------+------+


Antes de establecer comparacion alguna, debo explicar la circunstancia
de no haber individuos solteros que pasen, de catorce años entre los
hombres, y de doce entre las mugeres. Esta singularidad proviene de la
costumbre establecida desde el tiempo de los Jesuitas, de casar
regularmente á las muchachas á la edad de diez años, y á los jóvenes á
la de trece. Llevan los indios á tal estremo semejante costumbre, que he
conocido en Moxos un viudo de doce años y una viuda de diez: es pues muy
raro encontrar, en cualquiera de estas misiones, individuos solteros ó
viudos que pasen de tal edad.

Por la planilla anterior vemos que existen las siguientes relaciones
entre los individuos casados y solteros, comparados con el total de la
poblacion.


+-----------+-----------+-------------------------+
|INDIVIDUOS |INDIVIDUOS |ESCESO                   |
|SOLTEROS.  |CASADOS    |en favor de los casados. |
|-----------+-----------+-------------------------|
|  10,500   |  12,383   |        1,883            |
+-----------+-----------+-------------------------+


Si sobre una poblacion total de veintidos mil ochocientas ochenta y tres
almas, el escedente en favor de los casados llega á mil ochocientos
ochenta y tres individuos, puede esplicarse este hecho por la
circunstancia de que en la provincia de Moxos muere mayor número de
varones ántes de llegar á los quince años, como puede verse por la
planilla de fallecimientos; esto obliga probablemente á muchas jóvenes á
retardar su matrimonio, é impide tambien á las viudas el volver á
casarse.


_Movimiento de la poblacion durante los años de 1828, 1829 y 1850._


+-----+------+-----------------+-----------------+---------+
|     |      |   NACIMIENTOS.  | FALLECIMIENTOS. |AUMENTO  |
|     |      |-----------------+-----------------+---------|
|AÑOS.|MATRI |MASCU|FEME |TOTAL|MASCU|FEME |TOTAL|DE LA    |
|     |MONIOS|LINOS|NINOS|     |LINOS|NINOS|     |POBLACION|
|-----+------+-----+-----+-----+-----+-----+-----+---------|
|1828 |      |  767|  805|1,572|  590|  500|1,090|    482  |
|1829 |      |  807|  733|l,540|  574|  501|1,075|    465  |
|1850 |  551 |  807|  784|1,591|  562|  560|1,122|    469  |
|     |      |2,381|2,322|4,703|1,726|1,561|3,287|  1,416  |
+-----+------+-----+-----+-----+-----+-----+-----+---------+


Esta planilla, que demuestra comparativamente el movimiento de la
poblacion durante los años de 1828, 1829 y 1830, es tanto mas
importante, cuanto que presenta los resultados obtenidos sobre una
poblacion, de la que ningún miembro puede ser incapaz de contribuir al
aumento de la sociedad; primeramente, por la circunstancia de hallarse
bajo la zona tórrida y en unos lugares donde se encuentran reunidos casi
todos los medios mas eficaces para la reproduccion de la especie; en
segundo lugar, por cuanto los curas y administradores cuidan de que no
haya, á escepcion de los ancianos, una sola persona que deje de vivir en
consorcio[1].

[Nota 1: Existe tambien una costumbre singular, instituida por los
Jesuitas, que es la de despertar á todos los habitantes una hora ántes
de la misa, pero sin forzarlos á dejar la cama. Esta costumbre puede
favorecer al sistema indicado.]

La relacion de los elementos anuales de la poblacion es muy curiosa, y
no lo seria ménos la pariedad de estos elementos con aquellos que
existen en las ciudades europeas, donde, en ciertas esferas de la
sociedad, la falta de comodidades, la desigualdad de fortunas y mil
otros motivos, impidiendo casarse á muchos individuos de ámbos sexos,
dan lugar á un sin número de nacimientos ilegítimos; mientras que en
las provincias de Moxos y de Chiquitos, casándose todos los individuos
desde que tienen la suficiente edad, no se encuentran hijos naturales.

En razon de la causa misma que acabo de esponer, el número anual de
matrimonios, comparado con la poblacion, ofrece resultados bien
diferentes á los de las poblaciones europeas. En 1830 hubo en la
provincia de Moxos quinientos cincuenta y un matrimonios, que si se
comparan con la poblacion de veintidos mil habitantes, darán por
resultado

Un matrimonio por cada 41,--053 habitantes.

El _Annuaire du Bureau des longitudes_ para el año de 1835, demuestra
(pág. 108), segun las conclusiones del señor Mathieu, que el número de
matrimonios celebrados en Francia, comparado con la poblacion de este
reino, da por resultado

Un matrimonio por cada 131,--6 habitantes.

ó mas de tres veces el número de habitantes por matrimonios de la
provincia de Moxos.

En la isla de Cuba, segun las observaciones del señor de la Sagra,
consignadas en su importante obra estadística (_Historia
económico-política y estadística de la Isla de Cuba_, pág. 24) en 1827
se ha registrado un matrimonio por cada ciento noventa y cuatro
individuos. Semejante diferencia de resultados proviene evidentemente de
las condiciones del estado social.

Estos números son tal vez lo sumo que puede obtenerse de una poblacion
cualquiera.

Si comfrontamos ahora el número anual de los matrimonios con los
nacimientos, verémos que en 1830, por ejemplo, se han registrado
quinientos cincuenta y un matrimonios y mil quinientos noventa y un
nacimientos, lo que determina

Hijos por cada matrimonio, 2.--090

El señor Mathieu (loc. cit., pág. 108), dice que hay en Francia

Hijos legítimos por cada matrimonio, 3,777

Número superior á lo que existe en la provincia de Moxos; empero la
diferencia parecerá mucho mayor por poco que se trate de compararla con
el estado que presenta el señor Benoiston en su _Notice sur l'intensité
de la fecondité en Europe, etc., An. des cie. nat._ (Dic. de 1826, pág.
5.)

En Portugal, hijos por cada matrimonio 5--14 En Bohemia 5--27 En Savoya
5--65

Sin dejar de creer que un calor moderado puede ser favorable para la
fecundacion en el matrimonio, como tuve ocasion de notarlo en la
frontera del Paraguay, y sin desentenderme de las influencias
perturbadoras, me hallo bien distante de ver confirmada en la provincia
de Moxos la observacion del señor Benoiston, _que la fecundidad es mayor
en los paises cálidos_.

La fecundacion matrimonial en esta provincia, es pues inferior á la
mediana observada en Europa; pero hay muchas causas que esplican este
hecho. Primeramente el que la mayor parte de individuos de ámbos sexos
se casan mucho ántes de ser aptos para la reproduccion, lo que puede
ejercer una influencia negativa sobre la fecundidad de las mugeres. En
segundo lugar, en un pueblo donde no existe la desigualdad de
condiciones no hay amas de leche que se encarguen de criar los hijos
agenos; así es que las mismas madres les dan el pecho; y como los
alimentos del pais son bastante groseros, tienen estas que seguir
criando por mas de tres años, en cuyo intervalo no se comunican los
esposos por temor de que un nuevo embarazo obligue á la madre á destetar
su criatura. De todo lo cual resulta que rara vez llega á tener una
muger en toda su vida mas de cinco ó seis hijos, número que tampoco es
ordinario.

El señor Quetelet ha señalado la primera de estas causas como conducente
á la esterilidad ó á la procreacion de hijos que tienen ménos
probabilidad de vivir (_Sur l'homme_, etc., t. I, pág. 65.). La segunda
causa es muy evidente en el pais de que me ocupo. Por último, todas las
mugeres de Moxos ni son absolutamente estériles, ni tampoco muy
fecundas.

Los nacimientos, comparados con la poblacion, presentan poco mas ó ménos
los mismos términos que los matrimonios. Para dar una prueba de ello
pondré en cotejo los resultados obtenidos en Francia con los que ofrece
la provincia de Moxos.


+-----------------------------------------------+
|       |            |          | 1 NACIMIENTO  |
| AÑOS. |NACIMIENTOS.|POBLACION.|por HABITANTES |
|-------+------------+----------+---------------|
| 1828  |   1,572    |  22,883  |    14,050     |
| 1829  |   1,540    |  22,883  |    14,070     |
| 1850  |   1,591    |  22,883  |    14,045     |
|-------------------------------+---------------|
| Términos  medios  ...         |    14,055     |
+-----------------------------------------------+


El señor Mathieu sienta que hay en Francia (loc. cit., pág. 108).

Un nacimiento por cada 32--4 habitantes.

Número doble mayor que el hallado por mí en la provincia de Moxos como
término medio.

Segun el señor Quetelet (loc. cit., pág. 84.) hay

En Prusia, un nacimiento por cada 25--1 habitantes.

En Bélgica, 50--0.

El señor de la Sagra dice, en la pág. 21 de su _Historia
económico-política y estadística de la Isla de Cuba_, que la proporcion
de los nacimientos en este pais es de

Uno por cada 25, entre los blancos.

22, entre los individuos de color, libres.

22, entre los esclavos.

Todo lo cual está muy distante de ser comparable con lo que presenta
Moxos.

Así pues, aunque la fecundacion en los matrimonios sea un poco menor que
en Europa, la fecundidad de la poblacion es relativamente doble mayor:
resulta esto de que cada individuo concurre á ello necesariamente, no
habiendo uno solo que sea inútil como en Europa, donde la insuficiencia
de medios de subsistir y algunas otras causas se oponen al matrimonio de
todos los individuos. La poblacion de Moxos se acreceria pues
rápidamente si los medios de conservacion fuesen proporcionados al
número de nacimientos.

El número de nacimientos, comparado con el de los fallecimientos, está
muy léjos de presentar siempre resultados satisfactorios; esto es una
consecuencia de lo que acabo de esponer. Se ve seguir á la poblacion
una progresion bastante rápida durante algunos años consecutivos; pero
una peste de viruelas ó alguna fiebre eruptiva destruyen en pocos meses
semejantes adelantos. El estado siguiente demostrará estas grandes
variaciones.


+------------------------------------------------------------------+
|                  |   NUMERO    |     NUMERO     | FALLECIMIENTOS |
|      AÑOS.       |   de los    |     de los     |  por cada 100  |
|                  | NACIMIENTOS.| FALLECIMIENTOS.|  NACIMIENTOS.  |
|------------------+-------------+----------------+----------------|
|                  |             |                |                |
|           / 1828 |    1,572    |     1,090      |     69--034    |
|  Años     |      |             |                |                |
|          <  1829 |    1,540    |     1,075      |     69--064    |
|regulares  |      |             |                |                |
|           \ 1830 |    1,591    |     1,122      |     70--052    |
|                                                 |                |
|     Término medio de los tres años regulares.   |     69--084    |
|                                                 |                |
|                  |             |                |                |
|  Año      /      |             |                |                |
|          <  1831 |    1,385    |     2,798      |     202--02    |
|anómalo    \      |             |                |                |
+------------------------------------------------------------------+


El señor Mathieu (loc. cit., pág. 108), da por resultado, en Francia

Para cada nacimiento, 0--82 fallecimientos.

Número seguramente mayor que el de los años regulares de Moxos.

El señor de la Sagra (loc. cit., pág. 22) sienta que hay en Cuba.

Un fallecimiento para 1--8 de nacimiento.

Se ve por la anterior planilla, que los años regulares de 1828, 1829 y
1830 han dado, comparativamente á lo que sucede en Francia, una hermosa
proporcion; pero las pestes de 1831 destruyeron en gran parte el
acrecimiento anual de Moxos; y como estas pestes son por desgracia muy
frecuentes, la poblacion, segun mis observaciones, ha disminuido en vez
de aumentar, aun desde la época de la espulsion de los Jesuitas (1767).
Esta poblacion, que reune en sí todas las ventajas posibles en cuanto á
los medios naturales de prosperidad, se halla pues privada por otra
parte, de recursos para sanar la enfermedades, y de todos los
preservativos que pudieran emplearse contra las pestes.

Los fallecimientos, comparados con el número de habitantes, dan los
siguientes resultados.


+--------------------------------------------------------+
|           |                |           | FALLECIMIENTO |
|   AÑOS.   |FALLECIMIENTOS. |POBLACION. |     por       |
|           |                |           |  HABITANTES.  |
|-----------+----------------+-----------+---------------|
|   1828    |       1,090    |  22,883   |   29--099     |
|   1829    |       1,075    |  22,883   |   21--028     |
|   1830    |       1,112    |  22,883   |   20--039     |
|----------------------------------------+---------------|
| Término medio de los tres años  ...    |   20--086     |
+--------------------------------------------------------+


El señor Mathieu demuestra que hay en Francia (loc. cit., pág. 108).

Un fallecimiento por cada 39--0 habitantes.

El señor Quetelet (loc. cit., pág. 84) sienta que hay

En Inglaterra, un fallecimiento por cada 49--0 habitantes.
En Prusia.                               36--2

Está reconocido, hace mucho tiempo, que tanto en Europa como en otras
partes, los lugares pantanosos aumentan el número de fallecimientos,
conforme á la poblacion (Véanse las juiciosas investigaciones del señor
Villermé, _Annales d'Hygiène_; y del señor Quetelet, loc. cit., t. I,
pág. 150). Es muy notable encontrar una escepcion á este hecho en la
provincia de Moxos comparada con la de Chiquitos.

El señor de la Sagra ha notado en la isla de Cuba (loc. cit., pág. 22).

Un fallecimiento por cada 40--8 entre los blancos;
              --          27--9 entre los individuos de color, libres;
              --          35--9 entre los esclavos.

Lo cual, aunque inferior al término medio de los resultados obtenidos en
Francia, es superior al que presenta la provincia de que trato, situada
en un punto cuya temperatura es poco mas ó ménos igual á la de la citada
isla.

Si por una parte se ve que el número de los nacimientos, comparado con
el número de la poblacion, da resultados estraordinarios, pero siempre
en relacion directa con las costumbres locales y los medios de
reproduccion; vemos tambien por otra, que la mortandad comparada con la
poblacion, presenta términos bien inferiores á los que en Europa se
obtienen; lo cual debe atribuirse á la falta de socorros medicales, y de
recursos que suministra la civilizacion para reprimir en cierto modo las
causas del despoblamiento.

Los fallecimientos masculinos, comparados con los femeninos, se
encuentran en las proporciones siguientes.


+-------+--------------------------+-----------------+
|       |      FALLECIMIENTOS      | FALLECIMIENTOS  |
| AÑOS. |--------------------------|    FEMENINOS    |
|       | MASCULINOS. | FEMENINOS. |    para cada    |
|       |             |            | 100 masculinos. |
|-------+-------------+------------+-----------------|
| 1828  |     590     |    500     |     84-074      |
| 1829  |     574     |    505     |     87-028      |
| 1830  |     562     |    560     |     99-061      |
|----------------------------------+-----------------|
|Término medio de los tres años ...|     90-044      |
+----------------------------------+-----------------+


El señor Mathieu ha encontrado en Francia las proporciones siguientes
entre los

Fallecimientos masculinos     55.
Fallecimientos femeninos      54-066.

Las proporciones observadas en Europa son pues bien diferentes de las
obtenidas en la provincia de Moxos: pudiera á irse este hecho al trabajo
fabril de los Moxeños, y tambien á la circunstancia de estar mas
espuestos á las fiebres intermitentes, ó á los muchos accidentes
inseparables de su manera de vivir, casi siempre navegando por los rios,
ó atravesando á remo las llanuras inundadas.


_Nacimientos masculinos comparados con los femeninos._


+---------+--------------------------+------------+
|         |       NACIMIENTOS        |  VARONES   |
|  AÑOS.  |--------------------------|  por CADA  |
|         | MASCULINOS. | FEMENINOS. |100 MUGERES |
|---------+-------------+------------+------------|
|  1828   |     767     |    805     |    95-28   |
|  1829   |     807     |    755     |   110-10   |
|  1830   |     807     |    784     |   102-93   |
|  1831   |     695     |    690     |   100-72   |
|------------------------------------+------------|
|Término medio de los cuatro años ...|   102-12   |
+------------------------------------+------------+


Segun los trabajos publicados por el señor Quetelet, en su interesante
obra (_Sur l' homme et le développement de ses facultés_, etc., París,
1835, t. I, pág. 45), se observan las siguientes proporciones;

En Rusia   108-91

En Francia 106-55

En Suecia  104-62

Segun esto, siendo el término medio en Europa de 106-00, es
considerablemente mayor que el resultante en la planilla que acabo de
presentar.

En la Havana se ha obtenido, segun el señor de la Sagra, (loc. cit.,
pág. 28) en el periodo de cinco años un término general de 1-0288
varones por cada muger; lo cual, aunque inferior á los resultados
obtenidos en Europa, es siempre mayor que lo obtenido por mí en la
provincia de Moxos.

No fijándose mas que en los resultados generales, el término medio seria
en Moxos solamente de 102-12 varones por cada 100 mugeres; y si es
permitido adelantar un juicio sobre estos números, se sacaria por
conclusion que en las zonas muy cálidas el número de varones,
relativamente al de las mugeres, es menor que en los paises templados y
aun en los frios.

Existe un hecho que puede tener una grande influencia sobre el número
comparativo de los nacimientos masculinos y femeninos; y es que
haciéndose los matrimonios en una edad muy temprana para ámbos sexos, y
la diferencia de esta entre los consortes siendo apénas de dos ó tres
años, la muger es siempre núbil, por lo ménos este número de años ántes
que el varón haya llegado á la pubertad, aunque sea sobre la latitud de
que nos ocupamos: por consiguiente, la muger en su primer estado de
preñez, se halla mucho mas formada que el hombre; y aun es evidente que
debe haber llegado al completo de su crecimiento, cuando el hombre está
bien léjos todavía de alcanzar al suyo.

Si trato de indagar la influencia que pueden tener las estaciones sobre
los nacimientos, encuentro el resultado en la siguiente planilla.


_Estado comparativo de los nacimientos, por mes, de la provincia de
Moxos, en los años de 1828, 1829 y 1837._

+----------+------------+------------+------------+---------------+
|          |            |            |            |  CANTIDADES   |
|  MESES.  |    1828.   |    1829.   |    1830.   |  reunidas de  |
|          |            |            |            |los tres meses.|
|          |------------+------------+------------+---------------|
|          |Mas|Fem| Tot|Mas|Fem| Tot|Mas|Fem| Tot|Mas |Fem | Tot |
|----------+---+---+----+---+---+----+---+---+----+----+----+-----|
|Enero.    | 50| 55| 105| 62| 62| 124| 46| 51| 97 | 158| 168| 326 |
|Febrero.  | 49| 39|  88| 55| 42|  97| 44| 56| 100| 148| 137| 285 |
|Marzo.    | 72| 55| 127| 66| 52| 118| 67| 53| 120| 205| 160| 365 |
|Abril.    | 60| 66| 126| 64| 69| 133| 72| 81| 153| 196| 216| 412 |
|Mayo.     | 81| 94| 175| 79| 71| 150| 59| 65| 124| 219| 230| 449 |
|Junio.    | 64| 66| 130| 68| 50| 118| 63| 66| 129| 195| 182| 377 |
|Julio.    | 69| 70| 139| 93| 79| 172| 76| 67| 143| 238| 216| 454 |
|Agosto.   | 70| 63| 133| 67| 55| 122| 91| 76| 167| 228| 194| 422 |
|Setiembre.| 69| 91| 160| 81| 88| 169| 90| 79| 169| 240| 258| 498 |
|Octubre.  | 67| 74| 141| 59| 63| 192| 71| 68| 139| 197| 205| 402 |
|Noviembre.| 61| 63| 124| 63| 61| 124| 65| 65| 130| 189| 189| 378 |
|Diciembre.| 55| 69| 124| 50| 41|  91| 63| 57| 120| 168| 167| 335 |
|----------+---+---+----+---+---+----+---+---+----+----+----+-----|
|          |767|805|1572|807|733|1540|807|784|1591|2381|2322|4703 |
+----------+------------+------------+------------+---------------+


Para averiguar cuales son las causas que pueden influir sobre el número
de los nacimientos, segun las estaciones, voy á presentar el máximo de
cada año de los mencionados.


+-----------+--------------------+--------------------+
|   AÑOS.   |  MESES del MÁXIMO  |  MESES del MÍNIMO  |
|           | DE LOS NACIMIENTOS | DE LOS NACIMIENTOS |
|-----------+--------------------+--------------------|
|           |   Mayo      175    |   Febrero    88    |
|   1828    |   Setiembre 160    |   Enero     150    |
|           |   Octubre   141    |   Diciembre 124    |
|-----------+--------------------+--------------------|
|           |   Julio     172    |   Diciembre  91    |
|   1829    |   Setiembre 169    |   Febrero    97    |
|           |   Mayo      150    |   Marzo     118    |
|-----------+--------------------+--------------------|
|           |   Setiembre 169    |   Enero      97    |
|   1830    |   Agosto    167    |   Febrero   100    |
|           |   Abril     153    |   Diciembre 120    |
|-----------+--------------------+--------------------|
|Resúmen de |   Setiembre 498    |   Febrero   285    |
| los tres  |   Julio     454    |   Enero.    326    |
|   años.   |   Mayo      459    |   Diciembre 345    |
+-----------+--------------------+--------------------+


Aunque la temperatura sea relativamente poco variable en el pais de que
me ocupo, siéntese en él sin embargo muy vivamente la influencia de las
estaciones, que depende del estado meteorológico del lugar. Una de
ellas, la estacion de seca, empieza en el otoño, es decir, en el mes de
abril y acaba en la primavera, en setiembre: la naturaleza cambia de
aspecto; los árboles echan hojas nuevas y flores muy vistosas; una
vegetacion la mas activa se ostenta por todas partes sobre aquel suelo
poco ántes amortiguado por la sequedad del invierno y al que las lluvias
vuelven á fecundar. Cómo pues no ha de sentir el hombre los poderosos
efectos de ese instante en que la naturaleza entera sale de su estéril
adormecimiento, recobrando una vida nueva? Si buscamos una prueba de
esta accion de las estaciones sobre el número de hijos que nacen nueve
meses despues, la hallarémos bien terminante, y verémos por el estado
precedente, que en Moxos, durante los tres años indicados, los
_resultados máximos_ pertenecen á los meses intermedios entre mayo y
octubre, es decir, que los hijos han sido concebidos de agosto á
noviembre; ó desde la primavera, que es cuando principian las lluvias,
hasta el momento en que llegan estas á ser tan abundantes que inundan el
pais. El término medio de estos tres años, sobre los que ejercitamos
nuestras observaciones, da por _resultado máximo_, setiembre, julio y
mayo, que corresponden, para las concepciones, á enero, noviembre y
setiembre (primavera y verano).

La mas ó ménos cantidad ó abundancia de alimentos no parece ejercer
siempre una influencia directa sobre el número de nacimientos; pues
vemos que los _resultados mínimos_ corresponden á la estacion de las
cosechas (febrero, marzo y abril).

La época del _resultado máximo_ en Bélgica, segun el señor Quetelet,
(loc. cit., t. II, pág. 319) es en el mes de febrero; así pues, las
concepciones deben realizarse en aquel pais por los meses de mayo y
junio, precisamente en la primavera, lo mismo que en Moxos.

Por lo tanto, los resultados obtenidos por mi son diferentes de los
obtenidos en la Havana por el señor de la Sagra, quien nos dice (loc.
cit., pág. 35) que los meses de frio han sido mas favorables para las
concepciones que aquellos en que reina un escesivo calor; circunstancia
que bien pudiera emanar de causes locales.

La esplicacion que acabo de dar relativamente á los _resultados
máximos_, concuerda en cierto modo con lo que pudiera yo decir respecto
de los _mínimos_; sin embargo, puedo indicar todavía algunas causas
especiales. No debe atribuirse influencia alguna á la abundancia de
alimentos; pues que el _resultado máximo_ de las concepciones tiene
precisamente lugar en la época de las sementeras, y en el momento mas
distante de las cosechas; miéntras que los _mínimos_ se verifican
siempre por diciembre, enero y febrero, que corresponden, para las
concepciones, á los meses de abril, mayo y junio, subsiguientes á las
cosechas.

Hay allí entre tanto, á mi modo de ver, dos influencias distintas: la
una tal vez resultante del temperamento; pues que las concepciones se
han operado en los meses mas frios del año, período en el cual se
levantan de las inmensas superficies desecadas emanaciones pútridas: mas
¿no pudieran considerarse tambien como una causa influyente esos ayunos
austeros, esas rígidas penitencias que las creencias religiosas llevadas
hasta el fanatismo imponen todos los años, por el tiempo de la cuaresma,
á los moradores de esta provincia; al propio tiempo que la coincidencia
de la época en que todos los indios parten de sus misiones respectivas
para conducir á la capital los productos anuales? Siendo poco sensible
el cambio de temperatura, me inclino á creer que la cuaresma, y mas que
todo las enfermedades que suceden á esta, combinadas con la ausencia de
cierto número de hombres, sean las causas positivas de la disminucion en
el número de habitantes.

El señor Quetelet dice que en Bélgica el _resultado mínimo_ de los
nacimientos tiene lugar en el mes de julio; lo cual correspondiendo,
para las concepciones, al principio de los frios del invierno, concuerda
tambien con mis observaciones en los lugares que se encuentran bajo la
zona tórrida.

El señor Villermé (_Annales d'Hygiène_, enero de 1831) ha observado que
las emanaciones de los pantanos ejercian cierta influencia sobre el
número de las concepciones. Esta observacion concuerda igualmente con lo
que acontece, en la provincia de Moxos.

Falta averiguar si el estado siguiente, que es un resúmen de mis
conocimientos locales, me dará alguna esplicacion sobre la época anual
de los _resultados máximo_ y _mínimo_ de los fallecimientos.


ESTADO COMPARATIVO DE LOS FALLECIMIENTOS POR MES EN LA PROVINCIA DE
MOXOS, EN LOS AÑOS 1828, 1829 Y 1830.

+-----------+-----------------+-----------------+----+
|  1828     |   MASCULINOS.   |    FEMENINOS.   |    |
|           |-----------------+-----------------|    |
|  MESES    | [A]|[B]|[C]| [D]| [A]|[B]|[C]| [D]| [E]|
|-----------+----+---+---+----+----+---+---+----+----|
|Enero.     |  33|  7|  6|  46|  31|  9|  3|  43|  89|
|Febrero.   |  37|  6|  8|  51|  22|  5|  3|  30|  81|
|Marzo.     |  44|  6|  8|  58|  34|  7|  4|  45| 103|
|Abril.     |  35| 10|  4|  49|  31|  9|  8|  48|  97|
|Mayo.      |  39|  6|  7|  52|  34|  6|  2|  42|  94|
|Junio.     |  51| 22|  8|  81|  43| 12| 10|  65| 146|
|Julio.     |  34| 12| 11|  57|  37|  7|  6|  50| 107|
|Agosto.    |  33|  8|  6|  47|  20|  5|  4|  29|  76|
|Setiembre. |  34|  1|  4|  39|  24| 12| 10|  46|  85|
|Octubre.   |  15|  2|  4|  21|  23| 12|  7|  42|  63|
|Noviembre  |  30| 13|  7|  50|  10|  9|  1|  20|  70|
|Diciembre. |  18| 14|  7|  39|  25|  6|  9|  40|  79|
|-----------+----+---+---+----+----+---+---+----+----|
|1828 Total | 403|107| 80| 590| 334| 99| 67| 500|1090|
+-----------+-----------------+-----------------+----+

+-----------+-----------------+-----------------+----+
|  1829     |   MASCULINOS.   |    FEMENINOS.   |    |
|           |-----------------+-----------------|    |
|  MESES    | [A]|[B]|[C]| [D]| [A]|[B]|[C]| [D]| [E]|
|-----------+----+---+---+----+----+---+---+----+----|
|Enero.     |  24|  8|  5|  37|  24| 12|  5|  41|  78|
|Febrero.   |  37| 11|  6|  54|  28|  9|  4|  41|  95|
|Marzo.     |  31|  5| 11|  47|  25| 14|  5|  44|  91|
|Abril.     |  39|  8|  4|  51|  26|  8|  5|  39|  90|
|Mayo.      |  36| 13|  3|  52|  22| 10|  3|  35|  87|
|Junio.     |  49|  9|  7|  65|  34| 12| 10|  56| 121|
|Julio.     |  35| 11|  4|  50|  36| 15|  2|  53| 103|
|Agosto.    |  21|  5|  6|  32|  19|  8| 10|  37|  69|
|Setiembre. |  35| 17|  2|  54|  21| 10|  7|  38|  92|
|Octubre.   |  29| 16|  2|  47|  31|  6|  4|  41|  88|
|Noviembre  |  36| 11|  4|  51|  36|  8|  6|  50| 101|
|Diciembre. |  23|  3|  8|  34|  19|  5|  2|  26|  60|
|-----------+----+---+---+----+----+---+---+----+----|
|1829 Total | 395|117| 62| 574| 321|117| 63| 501|1075|
+-----------+-----------------+-----------------+----+

+-----------+-----------------+-----------------+----+
|  1830     |   MASCULINOS.   |    FEMENINOS.   |    |
|           |-----------------+-----------------|    |
|  MESES    | [A]|[B]|[C]| [D]| [A]|[B]|[C]| [D]| [E]|
|-----------+----+---+---+----+----+---+---+----+----|
|Enero.     |  25|  4|  2|  31|  14| 17|  "|  31|  62|
|Febrero.   |  31|  5|  6|  42|  23| 10|  3|  36|  78|
|Marzo.     |  34|  8|  2|  44|  31|  7|  1|  39|  83|
|Abril.     |  29| 13|  2|  44|  36|  8|  6|  50|  94|
|Mayo.      |  41| 15|  1|  57|  32| 17|  5|  54| 111|
|Junio.     |  32|  9|  2|  43|  33| 12|  4|  49|  92|
|Julio.     |  29| 11|  1|  41|  35| 12|  2|  49|  90|
|Agosto.    |  47|  6|  2|  55|  38|  6|  7|  51| 106|
|Setiembre. |  39|  8|  4|  51|  31| 13|  4|  48|  99|
|Octubre.   |  40| 13|  3|  56|  30| 15|  1|  46| 102|
|Noviembre  |  40| 10|  4|  54|  42| 12|  2|  56| 110|
|Diciembre. |  30|  9|  5|  44|  39|  8|  4|  51|  95|
|-----------+----+---+---+----+----+---+---+----+----|
|1830 Total | 417|111| 34| 562| 384|137| 39| 560|1122|
+-----------+-----------------+-----------------+----+

+-----------+-----------------+-----------------+----+
|  1828      CANTIDADES REUNIDAS DE LOS TRES AÑOS    |
|  1829     +-----------------------------------+    |
|  1830     |    MASCULINOS.  |    FEMENINOS.   |    |
|           |-----------------+-----------------|    |
|  MESES    | [A]|[B]|[C]| [D]| [A]|[B]|[C]| [D]| [E]|
|-----------+----+---+---+----+----+---+---+----+----|
|Enero.     |  82| 19| 13| 114|  69| 38|  8| 115| 229|
|Febrero.   | 105| 22| 20| 147|  73| 24| 10| 107| 254|
|Marzo.     | 109| 19| 21| 149|  90| 28| 10| 128| 277|
|Abril.     | 103| 31| 10| 144|  93| 25| 19| 137| 281|
|Mayo.      | 116| 34| 11| 161|  88| 33| 10| 131| 292|
|Junio.     | 132| 40| 17| 189| 110| 36| 24| 170| 359|
|Julio.     |  98| 34| 16| 148| 108| 34| 10| 152| 300|
|Agosto.    | 101| 19| 14| 134|  77| 19| 21| 117| 251|
|Setiembre. | 108| 26| 10| 144|  76| 35| 21| 132| 276|
|Octubre.   |  84| 31|  9| 124|  84| 33| 12| 129| 253|
|Noviembre  | 106| 34| 15| 155|  88| 29|  9| 126| 281|
|Diciembre. |  71| 26| 20| 117|  83| 19| 15| 117| 234|
|-----------+----+---+---+----+----+---+---+----+----|
|     Total |1215|335|176|1726|1039|353|169|1561|3287|
+-----------+-----------------+-----------------+----+

[Nota A: De 15 años para abajo.]
[Nota B: De 15 á 50 años.]
[Nota C: De 50 años para arriba.]
[Nota D: Total.]
[Nota E: Total del mes.]


No habiendo encontrado épocas bien distintas, de los fallecimientos
segun las edades y los sexos, me limito á presentar aquí, sin distincion
entre los _resultados máximo_ y _mínimo_, los totales estraidos del
estado precedente.


+-------------------------------------------------+
|         |         FALLECIMIENTOS.               |
|  AÑOS.  |---------------------------------------|
|         |RESULTADO MÁXIMO. |  RESULTADO MÍNIMO. |
|---------|---------------------------------------|
|         |Junio     146     |  Octubre    63     |
|  1828   |Julio     107     |  Noviembre  70     |
|         |Marzo     183     |  Agosto     76     |
|---------|---------------------------------------|
|         |Junio     121     |  Diciembre  60     |
|  1829   |Julio     103     |  Agosto     69     |
|         |Noviembre 101     |  Enero      78     |
|---------|---------------------------------------|
|         |Mayo      111     |  Enero      62     |
|  1830   |Noviembre 110     |  Febrero    78     |
|         |Agosto    106     |  Marzo      85     |
|---------|---------------------------------------|
| Resúmen |Junio     559     |  Enero     229     |
| de los  |Julio     300     |  Diciembre 234     |
|tres años|Mayo      292     |  Agosto.   251     |
+-------------------------------------------------+


En la provincia de Moxos, los _resultados máximos_ de los fallecimientos
han tenido siempre lugar durante los meses de mayo, junio y julio; es
decir, en el período de los tres meses mas secos y frios del año, época
subsecuente á aquella en que las aguas que cubren la provincia se
evaporan dejando superficies inmensas llenas de pantanos y de charcos
estancados y fétidos. Bien pudiera por lo tanto atribuirse el _resultado
máximo_ de los fallecimientos, durante la estacion de seca; 1° á los
vientos del invierno, naturalmente frios para unos hombres acostumbrados
á un temperamento tan caluroso y que andan siempre casi desnudos; 2° á
las enfermedades (fiebres intermitentes) que determinan los miasmas
mortíferos de que se halla entónces recargado el aire.

Es ciertamente curioso que el _resultado máximo_ de los fallecimientos
se produzca en Europa, de igual modo que bajo la zona tórrida, en la
estacion mas fria del año. (Véase la obra ya citada del señor Quetelet,
t. II, pág. 310 y t. I, pág. 188.) Así pues, haciendo abstraccion de las
influencias locales que acabo de indicar, acontece en Europa, respecto
de los fallecimientos, lo mismo que se observa en América.

En Moxos, la época del _resultado mínimo_ de los fallecimientos
concuerda con el momento en que abundan las lluvias; es decir, con el
período en el cual las faenas del navegante son ménos penosas, siendo
mas cortas las comunicaciones, y en el que cesan tambien las
exhalaciones pútridas de los lugares pantanosos.


_Salubridad de la provincia._

Si como corolario de lo que acabo de decir relativamente al movimiento
de la poblacion y á los fallecimientos, se quiere echar una rápida
ojeada sobre la salubridad de la provincia, veremos que su dilatada
superficie es mucho mas sana de lo que pudiera suponerse en vista de la
gran cantidad de pantanos que por el tiempo de seca exhalan todos los
años vapores corrompidos: y efectivamente, no se conoce en la provincia
una sola enfermedad especial; y el número de personas atacadas por las
fiebres intermitentes, en los meses de marzo y abril, es ciertamente muy
reducido, sobre todo en las orillas del Mamoré. Estas fiebres no
presentan jamas un carácter maligno y son mucho ménos intensas que en
las provincias de Mizqué y de Valle Grande.

Algunas veces el esceso de humedad suele causar disenterias. Esta
enfermedad, en otro tiempo muy temida por los indígenas, es hoy en dia
mucho ménos frecuente, y pasa fácilmente con los refrescos.

La estraordinaria mortandad que se advierte en Moxos proviene de dos
accidentes; ó del frio, tan pernicioso para las criaturas; ó de alguna
de las muchas fiebres eruptivas, como las viruelas, el sarampion y la
escarlatina que hacen sus estragos entre las personas de todas edades.
Todos los indígenas atacados por la fiebres de invasion, sintiendo
interiormente un calor que los abrasa, creen hallar algun alivio con ir
á tomar un baño; de donde resulta desde luego una repercusion hácia el
interior, que ocasiona la muerte. Entre tanto, para hacer cesar
semejante mortandad bastaria que los curas y administradores ejerciesen
una vigilancia activa.

Una gran parte de las criaturas mueren á los diez dias de haber visto la
luz, ya por la falta de cuidados, ya por la accion demasiado fria de los
vientos del sud. Las mugeres entregadas sin descanso á las faenas que
les imponen los administradores, sea por su propia cuenta, sea por
cuenta del gobierno, se ven obligadas á desatender á sus reciennacidos,
que mueren por los sufrimientos á que los espone su edad y esta especie
de abandono.


_Administracion de la provincia._

Hasta 1842, la provincia estubo regida por gobernadores subordinados al
prefecto de Santa-Cruz, y que ejercian sus funciones tan despóticamente
como se le antojaba. Un gobernador tiene bajo sus órdenes, en la
capital, un administrador general que hace las veces de secretario, y en
cada poblacion, un administrador particular investido de ciertos poderes
de que abusa con tanto mas descaro cuanto que se encuentra apartado de
los que pudieran reprender su conducta, no haciendo caso de las órdenes
que les transmiten los superiores. Son ellos los jueces y árbitros de
los indígenas á quienes hacen castigar algunas veces sin escuchar mas
voz que la de sus caprichos. Bajo las órdenes de cada uno de estos
administradores hay un cacique indígena y varios otros gefes subalternos
que existian en tiempo de los Jesuitas, no habiéndose alterado á este
respecto, como ya lo dije, las instituciones de aquellos religiosos.

Tiene la provincia de Moxos un vicario general, nombrado por el obispo
de Santa-Cruz; y hay en cada mision uno ó dos curas encargados del
gobierno espiritual. Muy á menudo suelen hallarse estos en rivalidad de
poderes con los administradores, lo que origina mil disturbios y
disputas que escandalizan y sirven de mal ejemplo á las misiones.


_Costumbres, usos y estado moral de la provincia._

Si bajo la administracion de los curas se viéron obligados los indios de
Concepcion[1] á hacer oficio de caballos, tirando del carruage en que
iba el cura de esta mision ; si mas tarde los gobernadores españoles no
se sentaban á la mesa sin mandar venir una tropa de músicos que los
divirtiesen durante la comida, ó no se dejaban ver de sus súbditos sino
sentados bajo un dosel; aun se tributan hoy en dia muchos de estos
honores exagerados á los mandatarios de la provincia.

[Nota 1: Segun el testo del _Informe de Don Lazaro de Rivera_, del 2 de
julio de 1787, que tengo en mi poder.]

Cuando el gobernador de la provincia va de viage, los administradores y
curas de las misiones hacen adornar con flores las canoas, colocando en
ellas un tambor para anunciar la alta categoría del viagero. Así que
este avista el puerto suenan las cajas, y los curas y administradores,
seguidos de los principales magistrados de la mision, se adelantan á su
encuentro. Monta el gobernador á caballo, y se encamina al pueblo con
toda esta comitiva, á la que precede un indio que toca la caja yendo á
todo galope. Al aproximarse á la mision repican las campanas para dar
aviso de la llegada del gefe de la provincia, y salen entónces los
jueces y demas empleados á recibirlo con acompañamiento de músicos.
Conducido triunfalmente hasta el colegio, se van presentando á él
sucesivamente todas las autoridades indígenas, cuyas harengas le son
traducidas por un intérprete. En seguida vienen á ofrecerle flores las
jóvenes indias. Miéntras dura la comida no cesa la música un solo
instante; y cuando llega la noche se organiza un baile en el que muchas
veces hacen bailar por fuerza á los indios jóvenes y á las muchachas.
Las tambores anuncian con un redoble la llegada de los bailarines que
entran por parejas, al compas de la marcha ejecutada por la música que
los precede: atravesando luego toda la sala con mesurado andar y
afectando una gravedad imperturbable, desfilan por delante del
gobernador, y despues de haberlo saludado van sucesivamente á colocarse
en línea para bailar la contradanza española. En Trinidad y en Loreto
las mugeres bailan descalzas y llevan un vestido de zaraza, ó
simplemente el tipoi, de esta misma tela, ceñido á la cintura; su
cabello va sostenido por un peine colocado en la parte superior de la
cabeza. Los danzarines, mancebos por lo regular de catorce años, visten
pantalon y camisa, y llevan un gorro blanco ni mas ni ménos como las
mugeres de Normandía. Despues de haber ejecutado su contradanza con
mucha seriedad, saludan otra vez al gobernador y toman todos asiento.
Los negociantes y los otros blancos que se encuentran por acaso en la
mision, suelen tomar parte en estas diversiones, cortejando á las
bailarinas, las que se animan un poco cuando llega el ponche, y no se
hacen ya de rogar para ejecutar las diversas danzas usadas en
Santa-Cruz.

Los Bolivianos blancos que viajan en la provincia van en canoas hechas
de un solo tronco ahuecado: estas embarcaciones que tienen generalmente
de nueve á doce varas de largo, sobre una ó dos de ancho, son muy bajas
de bordo en el medio y rara vez, estando cargadas, sobrepasan de dos ó
tres pulgadas á la superficie de las ondas; por manera que al menor
choque contra algun árbol flotante, entra en ellas el agua con
abundancia. Las canoas de un tamaño regular admiten generalmente cuatro
ó cinco baules, y á lo mas tres pasageros que se ponen á cubierto del
sol ó de las intemperies bajo un toldo de cuero donde apénas se puede
estar sentado. El número de remeros varia segun el largo de la
embarcacion; para dirigirla, se mantienen de pié en la parte trasera el
capitan de la canoa y su ayudante; otros dos indios van sentados en el
estremo opuesto, cuidando de prevenir y evitar los embarazos. Los
remeros, colocados en medio de á dos en dos, no dejan de mano en todo el
dia los grandes y anchos remos de que se sirven para impulsar la pequeña
barca. Todos estos indios principian la jornada dándose un baño, y al
rayar el el dia están ya en marcha: hacen alto á cosa de las ocho para
almorzar, y ántes de pasar adelante toman un segundo baño. Al medio dia
se detienen otra vez por una hora para comer, y navegan en seguida hasta
la noche. Cuando el viagero es un personage de distincion, envian los
administradores una canoa cargada de comestibles, en la que se prepara
la comida á las horas de regla, sin perder tiempo en detensiones. En
todo el tránsito desempeñan los indios sus tareas con el mayor celo
posible, y no es dado hacerse una idea de los prolijos cuidados con que
atienden á los viageros, estando siempre alertas para adivinar y
prevenir sus menores deseos.

Cuando se tiene que subir un rio, generalmente se andan de ocho á diez
leguas por dia; y cuando se voga rio abajo suele doblarse esta
distancia; mas esto depende de la mayor ó menor rápidez de la corriente,
variable en cada rio, y tambien de los remeros, cuya destreza y
actividad no en todas partes son de igual grado. Cada nacion tiene su
manera particular de remar: los Itonamas van sentados y reman con mucha
precipitation; los Cayuvavas, tambien sentados, reman pausadamente pero
con fuerza, en tanto que los Baures se mantienen de pié como para dar
mayor impulsion á los remos. De todas estas naciones los Cayuvavas son
los remeros mas afamados, y tratan de conservar su reputacion,
esforzándose por sobrepujar en celeridad á todas las embarcaciones
estrangeras que encuentran sobre su paso. Tienen la costumbre estos
naturales de bañarse tres veces al dia cuando van de viage; para
practicarlo, se detienen de pronto, se arrojan al agua, zambullen y
vuelven, á vestir su camisa de cortezas, continuando en seguida la
marcha. Toda vez que los Moxos entran á bañarse, enseñan sus espaldas
cubiertas de cicatrices que parecen quemaduras, y que no son sino el
resultado de las flagelaciones de la semana santa. Entre ellos mismos se
manifiestan ufanos de llevar sobre sus cuerpos semejantes señales,
mofándose con cierta ironía de aquellos que no las tienen.

Cuando el tiempo es hermoso, el calor que reina á eso del medio dia en
el estrecho callegon formado por los árboles coposos y antiquísimos, que
guarnecen las orillas de los rios, jamas llega á ser templado por la mas
leve y pasagera brisa; el viagero echando entónces de ménos el aire
vivificador de la pasada mañana, desea la noche con impaciencia; pero
tan luego como esta envuelve la tierra, densos vapores se levantan del
rio, y se encuentra uno tan mojado por la mañana como si hubiese
llovido de recio toda la noche. Cuando en el curso del dia llueve sin
que haya tempestad, salen de los bosques millares de mosquitos, y
refugiándose en las canoas, torturan á los pobres viageros que demasiado
sufren por las noches semejante molestia. Si el tiempo se pone sumamente
malo, construyen los indios á toda prisa una choza de cañas, bajo la
cual se ponen los viageros á cubierto contra los torrentes de lluvia; si
esta continúa, construyen tambien para ellos cabañas espaciosas; de modo
que en pocos instantes se transforma el campamento en una aldehuela
donde permanecen muchos dias hasta que se apacigua el viento. Las
fuertes oleadas que promueven los vientos en los grandes rios no son,
como ya lo hemos dicho, los únicos peligros á que está espuesto el
viagero que transita por aquellos lugares. Las barrancas arenosas suelen
desplomarse derrepente sobre las aguas, arrastrando en su caida alguno
de los árboles gigantescos que se alzan en las orillas, y cuyas enormes
raices llevan tras sí una inmensa mole de terreno. Si todos estos
escombros caen por casualidad sobre la frágil embarcacion, la hacen
desaparecer completamente; pero cuando esto no suceda, bastarian para
hacerla zozobrar las olas de proyeccion, que tales derrumbamientos
exitan en el seno de las ondas.

Algunas veces, subiendo los rios en la estacion lluviosa, se aventuran
los indios á pasar por en medio de los brazos que forman las islas, y en
los que la corriente se manifiesta ménos rápida; empero, estos brazos
suelen hallarse obstruidos en sus remates por gruesos troncos que han
amontonado las aguas; si los remeros tratando de salvar el paso se meten
por los pequeños estrechos donde la corriente es muy impetuosa, se
enreda la canoa entre las ramas, y se llena de agua en un momento:
justamente alarmados se echan desde luego al rio, y ya nadando, ya
soliviándose sobre las ramas, sostienen la embarcacion sin que se hunda,
hasta que llegan en su ausilio las demas canoas. Es en tales ocasiones
cuando los superticiosos Cayuvavas echan por tierra una espiga de maiz
en accion de gracias á la suprema Providencia por haberlos libertado del
peligro.

Si estos viages son penosos para los Españoles, lo son aun mucho mas
para los pobres indios, continuamente espuestos á las intemperies, y
obligados muchas veces á pasar la noche en las llanuras anegadas,
suspendidos sobre el agua en sus hamacas.

Innumerables trozos de vegetacion, ocultos bajo las aguas, hacen
zozobrar á menudo las canoas: detiénense entónces los indios sobre algun
banco de arena para poner á secar las mercancía. Muy rara vez llega
algun indio á perecer en estos trances; pues todos ellos nadan como si
las ondas fuesen su elemento natural. Pero hay otros peligros á que está
espuesta su vida en estos viages: citaré como uno de los principales el
encuentro con los tigres. Cuando descubren sobre las playas los rastros
de esta fiera, levantan inmediatamente su campamento, yendo á buscar
mas léjos la no muy completa seguridad; y si en medio de la noche oyen
sus bramidos, van á recoger inmediatamente toda la leña que pueden, y
encienden grande fogatas; pero esto no siempre los pone á cubierto
contra los funestos accidentes, sobre todo cuando la espedicion ne se
compone mas que de indios. Un administrador de Magdalena habia enviado
en cierta ocasion unos cuantos indios, para que fuesen á recoger en los
bosques los gajos de un árbol, cuya ceniza suministra una potasa
escelente para la fábrica del jabon. Muchas dias habia que estos indios,
enteramente desprovistos de armas, se hallaban acampados y contraidos á
su trabajo, cuando de improviso se presentó una noche en medio de ellos
un tigre hambriento, y arrojándose sobre un indio que yacia dormido en
su hamaca, se lo llevaba para devorarlo léjos de allí; empero, asustado
con la grita tumultuosa de los otros indios que despertaron á los
quejidos de la víctima, echó á correr, dejando en tierra al pobre indio
con la cabeza hecha pedazos y con muy pocos instantes de vida. Este
hecho es como un reproche á esa medida absurda, que, so pretesto de
evitar las pendencias con los blancos, prohibe[1] llevar armas á unos
hombres constantemente espuestos á los mayores peligros en medio de esos
desiertos, cuyo imperio pertenece todavía á los animales feroces. Es de
notar que el tigre jamas enviste á las personas cuya cabeza no alcanza á
ver, y no hay un solo ejemplo de que algun viagero, estando bien
escondido bajo su mosquitero, haya perecido víctima de su voracidad.

[Nota 1: Esta prohibicion data desde la sublevacion de los indígenas de
San-Pedro, cuya relacion puede verse en la pág. 196.]

Las riberas del Mamoré, de ordinario sumamente silenciosas, ven pasar
una vez al año infinidad de canoas reunidas que se dirigen de Moxos á
Santa-Cruz, y dando eco á la grita tumultuosa y alegre de los
navegantes, cobran una animacion que bien puede llamarse deliciosa. Hizo
la casualidad que yo me hallase tambien de viage en el momento de una de
estas espediciones. Copiaré aquí el punto de mi diario que á este pasage
se refiere.

«... Mas de cuarenta canoas se aprestaban á partir á la vez del puerto
de Loreto, componiendo una verdadera flota. Los curas y negociantes que
iban incorporados á la espedicion, quisieron que yo me encargarse de
conducir la marcha, viajando en compañía; y como podia practicarlo tanto
mejor, cuanto que mis remeros eran los mas hábiles, acepté desde luego
el honor que se me conferia. Al fin de la jornada hicimos alto para
pasar la noche sobre un espacioso banco de arena, no léjos de un bosque.
Entónces me fué dado gozar de un halagüeño punto de vista, mientras
llegaban las canoas poco á poco y sucesivamente, saludadas por los
gritos triunfales ó de mofa de los que se hablan anticipado. Todos los
indios se dispersaron luego dentro del bosque, y volvieron trayendo
leña, algunas cañas con que armaron camas para los viageros, y gruesas
estacas que clavaron simétricamente en tierra para suspender, por grupos
separados, las hamacas pertenecientes á los remeros de cada canoa: en el
centro de estos grupos se encendió una fogata; y en la parle de afuera
brillaban ya de trecho en trecho otros fuegos donde se preparaba la
cena.»

«Nuestro campamento, que reunia mas de seiscientas personas, presentaba
el aspecto mas curioso que pudiera imaginarse. Hablábanse en él casi
todas las lenguas de la provincia, sin confundirse unas con otras las
diferentes naciones. Todos los blancos nos habiamos congregado en el
centro, en tanto que, aquí y acullá, los Baures, los Itonamas, los
Movimas, los Cayuvavas, los Canichanas y los Moxos formando diversos
grupos, platicaban en sus respectivos dialectos. La playa poco ántes
solitaria era el transuto del teatro mas animado. Cada grupo de hamacas
blanquecinas, colgadas en derredor de una hoguera encendida, contrastaba
con los mosquiteros de los viageros y con la hilera de piraguas que se
estendia magestuosamente á lo largo de la orilla[1]: sentados todos
sobre la arena cenamos luego en comunidad, suscitando mil alegres
conversaciones, á que la estrañeza de los diferentes lenguages daba mas
originalidad. Cada individuo, apartándose de Moxos, se hallaba ya
escento de temores y dejaba ir libremente su lengua; las indiscreciones
de los unos daban pié á las recriminaciones de los otros; así es que me
fueron revelados en aquella noche todos los secretos sobre la conducta
privada de los empleados, y supe mas cosas en una sola hora, que en
algunos meses de permanencia en la provincia.»


[Nota 1: Véase la lám. 11.]

«Acabada la cena, todos los indios se reunieron como de costumbre para
orar en comunidad. Estos cánticos religiosos que tantas veces me habian
sorprendido agradablemente en medio de aquellas soledades, resonaron á
mi oído en aquel momento con tal discordancia, que tuve que retirarme á
un lado; y no podia resultar ménos de la confusion de aquellas
entonaciones en diferentes dialectos, que se producian todas á la vez en
el silencio de la noche. Los indios, sin cubrirse con otra ropa que sus
tipois, se acuestan en sus hamacas, y pasan la noche espuestos á las
picaduras de los encarnizados mosquitos, y sobre todo al fuerte rocio
que cae en las regiones calurosas sobre las orillas de los rios. Apénas
raya el dia, se levantan y despues de haber descolgado sus hamacas,
entonan en coro y con el mayor recogimiento la súplica de la mañana.»

Cuando se viaja con un séquito compuesto de una sola nacion, y que se
hace alto en el bosque de las riberas, estas preces de la noche suelen
tener un encanto inexplicable. No puedo prescindir de traer al caso la
espresion consignada en mi diario, de las sensaciones que la solemnidad
de un acto semejante imprimió una vez en mi espíritu. «La noche era
ciertamente una de las mas oscuras, y su lobreguez aun parecia mayor
bajo la bóveda formada por el tupido follage. Brillaban de distancia en
distancia los fuegos de los indios acampados, esparciendo una claridad
incierta sobre los objetos que nos rodeaban y dando un colorido mágico
al silvestre recinto. A cosa de las ocho mis setenta indios entonaron en
coro sus cánticos religiosos, que en el silencio de la noche y en
aquellos lugares tomaron un carácter de tanta magestad que me sentí
profundamente conmovido; jamas me habian parecido tan sencillos á la par
que imponentes: su duracion fué demasiado corta para mi arrobamiento, y
largo tiempo despues que habian cesado, aun buscaba mi oido sus místicos
acordes. Apoderóse de mi espíritu una dulce melancolía que se armoniaba
con la vaguedad de mi pensamiento y sobre todo con el respeto que me
inspiraba la belleza virginal de aquellos lugares. Muy en breve mis
compañeros de viage se entregaron al reposo; los fuegos se apagaron;
creció la oscuridad, y el silencio magestuoso de la selva era apénas
interrumpido por el susurro de las hojas levemente agitadas en la copa
de los árboles, ó por el murmullo de las aguas. Solo yo habia quedado
despierto sin poder olvidar las felices impresiones de esta velada, cuyo
recuerdo ha venido mas de una vez en lo sucesivo á deleitar nuevamente
mi espíritu.»

El trage que usan los indios moxeños para viajar, se compone solamente
de una camisa muy larga y sin mangas, hecha de la corteza del _bibosi_
que abunda, como ya se dijo, en las riberas del Mamoré, principalmente
mas abajo de Exaltacion: la corteza de una especie de moral, que se
encuentra sobre las orillas de todos los rios vecinos al pais de los
Yuracarees, sirve tambien para lo mismo. Cuando transitan los indios por
tales parages, siempre se detienen para proveerse de camisas, haciendo
resonar todo un bosque por algunos instantes con el menudeo de los
hachazos y con el ruido que hacen los árboles al caer á los forzudos
golpes. Elígense de preferencia aquellos mas nuevos y ménos nudosos,
cortando primeramente un pedazo para reconocer su calidad. Una vez
puesto en tierra el árbol escogido, se le arrancan los gajos, señalando
luego sobre el tronco el largo de cada camisa por medio de una incision
circular: despues de haber practicado una abertura longitudinal, se
introduce por debajo de la corteza un palo pequeño, bien liso y afilado,
para desprenderla de la parte leñosa sin desgarrarla. Terminada esta
operacion, resulta un corte de camisa, cuyas estremidades es menester
doblar para afuera con el objeto de separ la parte esterior, áspera y
dura, de la interior, blanca y compacta. Sin embargo, falta todavía el
trabajo de la preparacion, nada costoso por cierto, y al que se procede
de la manera siguiente. Cada indio trae consigo del bosque un trozo de
árbol sobre el cual coloca, en la orilla del rio, la corteza que debe
prepar; y provisto de un mazo cuadrado, estriado trasversalmente,
golpea sobre ella fuertemente, tan pronto con una mano tan pronto con la
otra, para desprender unas de otras todas las fibras: despues de haberla
maceado por ámbos lados, la estira, lavándola en seguida en el rio:
vuelve luego á macearla todavía por algunos instantes, y finalmente la
estiende como una pieza de lienzo, no faltando mas, para que la camisa
pueda llenar su oficio, sino coserla por los lados y practicar una
abertura para hacer pasar la cabeza.

Hay en el pais de los Yuracarees una planta llamada _itira_, de la que
se sirven los Moxos para teñir de un morado escelente estas camisas.
Cuando las cortezas se encuentran ya preparadas, las doblan de un modo
particular, para empaparlas luego en aquella tintura, resultando de la
disposicion de los dobleces, cuadros cuasi perfectamente iguales. Todos
los navegantes indígenos que bajan de aquel pais llevan esta camisa
morada, y de léjos se creeria ver en ellos un coro de obispos.

Si en estas correrías llegan á encontrarse dos canoas de la misma
nacion, dividen los indios entre sí, con un desprendimiento fraternal,
todo cuanto poseen: verdad es que todos ellos se consideran como
miembros de una sola familia cuando son oriundos de la misma nacion.

Los infelices indios gozan en Moxos de mucha ménos libertad que en
Chiquitos, no teniendo un solo dia del que puedan disponer á su antojo;
pues los dias de reposo, como los domingos y otros de festividad, están
enteramente consagrados á las prácticas religiosas. El resto del año se
les supone ocupados en beneficio del Estado, cuando no hacen realmente
sino trabajar sin descanso en provecho de los empleados; guardando
estos, en las exigencias del trabajo, todavía ménos consideraciones con
las mugeres, que se resienten de ello, esterilizándose desde temprano.
Jamas se ha visto mayor esclavitud y despotismo bajo un gobierno
liberal. Es de advertir que ántes de 1832 los gefes de la república
ignoraban completamente lo que sucedia en las provincias apartadas del
centro, consideradas en cierto modo como posesiones particulares de los
empleados, á cuyos intereses cuadraba mucho el poco celo manifestado por
los supremos gobernantes.

Cada quince dias se distribuye una cantidad de algodon en pepitas, dando
á cada india un copo de veinte onzas que á la vuelta de quince dias debe
esta presentar hilado. La entrega se efectua del modo siguiente.
Colócase el cacique en la puerta del colegio con unas balanzas para
verificar si la madeja de hilo, que depone cada india al entrar, tiene
el peso exigido de cuatro onzas. A medida que van pasando instálanse las
indias bajo los corredores para devanar el hilo: terminada esta
operacion, las vuelven á llamar por lista á fin de verificar nuevamente
el peso y tambien la finura, dando de chicotazos á la que lo presenta
demasiado grueso. Recibe luego cada india, en cambio de su ovillo de
hilo, un pedazo de jabon fabricado en la misma mision. En Chiquitos ya
no se castiga á las mugeres desde el tiempo en que administró esta
provincia el gobernador Don Marcelino de la Peña. En Moxos la codicia de
los empleados ha perpetuado y aun multiplicado los rigurosos castigos
impuestos á los indígenas, y por la menor falta ó por el mero antojo de
un administrador, de un cura ó de un cacique, cuando no los atan á un
poste los hacen tenderse de barriga para azotarlos. Hay ejemplos de
indios que han sido castigados por haberse distraido y no saludado al
cacique.

Como los ganados abundan en Moxos, cada quince dias, en el dia sábado,
se hace una distribucion de carne. Se matan regularmente desde quince
hasta veinte animales, segun la poblacion de las distintas misiones.
Para proceder á esta distribucion, instituida por los Jesuitas, conducen
los pastores al matadero el número de animales que es menester; y
despues de haberlos degollado, hacen tantas porciones cuantas son las
familias, colocando luego en hileras, sobre piebles tendidas por tierra,
todas estas porciones. El cacique por un lado y los alferes por otro dan
la voz á los intérpretes para que llamen por secciones, primeramente á
todas las mugeres casadas, en seguida á las viudas, luego á las solteras
y á los niños, que llegan á tomar su racion pasando por entre dos
hileras de _fiscales_ armados de un chicote para mantener el órden, el
cual es estrictamente observado.

Divierte mucho en estas ocasiones el ver la familiaridad de los
gallinasos, estos parásitos del hombre civilizado y del salvage, que se
acercan con una audacia increible como si reclamasen tambien su parte,
mezclándose con los indios y disputando muchas veces con ellos la
pocesion de un pedazo de carne. Uno de estos pájaros, que era el mas
atrevido de la banda, y muy conocido por algunas señales,
particularmente por que cojeaba, asistia siempre á las distribuciones de
Concepcion. Apénas comparecia por el aire, saludábanlo con gritos de
alegría todos los indios, para quienes era ya un objeto de diversion;
así es que jamas se le hácia el menor daño. Este bien venido huesped no
habia faltado una sola vez en el espacio de diez años consecutivos, y
estaba ya tan consentido que se llevaba la carne hasta de los canastos
de los indios.

El dia en que celebran la fiesta de la mision, se les dobla á los indios
la racion ordinaria: los administradores gozan entretanto del privilegio
de tener carne fresca cada dos dias. Todo este consumo reunido al
estraordinario que se hace para la provision de las canoas, cuando
viajan personas de alguna categoría, presenta en cada mision un total
poco mas ó ménos de quinientas á novecientas cabezas por año.

En la mision de Baúres y en la del Cármen, todavía se observa una
costumbre, ya enteramente olvidada en las otras misiones. Cuando llega
algun viagero de distincion, todos los indígenas van á visitarlo el dia
domingo despues de la misa, llevándo cada cual un presente, que
consiste en cacao, vainilla, pieles de mono, patos, gallinas, ó en
cualquier otra cosa que pueda llamar la atencion del forastero, quien á
su turno tiene que corresponder con otros regalos; mas si la fama abulta
sus liberalidades, el pueblo entero se agolpa á sus puertas, y es
menester valerse de un fiscal para poner fin á tal asalto de majaderías.

Las mugeres usan el tipoi[1] sin ningún adorno, pero de un tejido
bastante fino; algunas lo suelen llevar pintorreado de negro. Los indios
se visten lo mismo que las mugeres para asistir el domingo á los oficios
religiosos: unos y otros dejan sueltas sus cabelleras que están
empapadas en un aceite, cuyo olor, difundiéndose por toda la iglesia,
incomoda á los estrangeros. Uniformados de tal manera hombres y mugeres,
difícil es distinguir los sexos, sobros todo siendo estos indios
enteramente lampiños. El trage ordinario que usan los jornaleros, se
reduce á la camisa de corteza del bibosi, de que no ha mucho hice
mencion.

[Nota 1: Véase la lám. 10.]

En las misiones de Moxos, se emplea mucho mas tiempo que en Chiquitos
para las prácticas religiosas. Los jóvenes van mañana y tarde á la
iglesia, á instruirse sobre la religion: á los ocho de la noche se reza
siempre el rosario en comunidad. Segun la costumbre establecida por los
Jesuitas, sacan el dia sábado en procesion á la virgen María, y dan una
vuelta por la plaza precedidos por un coro de danzantes adornados con
plumas, y cuyo aspecto grave forma un singular contraste con sus
ridículos atavíos[1].

[Nota 1: Esta costumbre de bailar delante de las procesiones, con la
cabeza cubierta de plumas, es general en todo el Perú, y tambien sobre
los altos llanos de los Andes.]

Es en la semana santa sobre todo cuando se puede tener una idea mas
completa de la exageracion á que han llegado en Moxos los actos
esteriores de la religion católica. El domingo de ramos todas las
iglesias se encuentran dispuestas para los ejercicios de la semana, y
adornadas con varios grupos de estatuas pintadas, representando las
escenas de la pasion. La flagelacion, la coronacion de espinas, la via
sacra y finalmente la crucifixion, representadas por estos grupos,
ocupan el medio de la iglesia; mas, como los Españoles han exagerado
siempre todo lo que es ostensible en materias de religion, apénas se
descubren formas humanas entre la multiplicidad de llagas y entre la
sangre de que se ven cubiertas las imágenes del Redentor.

Despues de las vísperas, una tropa de indios, vestidos como volatines
con los colores mas vistosos recorren toda la mision haciendo de judíos
que van en busca de Jesus. Divídense para ello en varios grupos, y por
donde quiera que pasan, se prosterna el pueblo delante de ellos. Por la
noche vuelve á reunirse la tropa y se pone en marcha, acompañada de la
música mas triste. Los sonidos lúgubres de las cajas destampladas, y los
tonos plañideros de las flautas y de otro instrumento que produce
ciertos sonidos de _trémolo_, forman un acorde musical tristísimo. Este
instrumento, que se sopla de una manera particular y que solo se emplea
en esta circunstancia, se compone de un tubo largo, cuya estremidad está
cubierta por una grande calabaza.

Llegado el miércoles santo, guardan todos los habitantes el ayuno mas
riguroso, es decir, que se abstienen absolutamente de tomar un solo
bocado; esto es á lo que llaman ayunar al _traspaso_.

El viérnes santo se agolpan todos á la iglesia para oir el sermon de la
agonía que empieza ántes de las tres de la tarde: en el momento de sonar
esta hora, llega el cura al punto en que espira el divino Salvador; la
iglesia resuena entónces con los golpes de pecho mezclados á los ayes de
dolor y á los arrebato de la desesperacion se dan contra el suelo, se
tuercen los brazos, se arrancan los cabellos, se hieren el rostro ó se
sacan sangre á fuerza de azotes. Por la noche sale la procesion llevando
en andas los diferentes grupos de estatuas, y lodos todos los
habitantes, sin distincion de edad ni de sexo, van con las espaldas
desnudas dándose recios azotes con unas correas de cuero llenas de
nudos: segun las penitencias que se les ha prescrito, algunos indios se
azotan con disciplinas guarnecidas de pedazos de vidrio ó de clavos
aguzados y en forma de gancho, que penetran en las carnes y que es
menester arrancar con esfuerzos, haciendo correr la sangre en
abundancia. Detras de la procesion, que da una vuelta muy pausada en
torno de la plaza, marcha una multitud de penitentes; los unos
arrastrando con sumo trabajo enormes y pesados leños por medio de sogas
atadas á la cintura, y las que propósito están cubiertas de gruesos
nudos que se meten en las carnes; los otros, andan de rodillas, llevando
al mismo tiempo sobre los hombros gruesas vigas á las que van amarrados
sus brazos abiertos en cruz. Muchos de ellos, en consecuencia de la
pérdida de su sangre y de la total abstinencia de alimento, se quedan
desmayados sobre el sitio. Los indios de San-Xavier y los de Trinidad
son los mas fanáticos de toda la provincia: en esta última mision, un
indio anciano se presta voluntariamente para representar á Jesus, y el
jueves santo sale atado á una columna, y escoltado por una tropa de
judíos armados de lanzas, de azotes y de otros instrumentos de suplicio,
con que es torturado sin misericordia en las cuatro esquinas de la
plaza. Don Matias Carrasco, gobernador que fué de la provincia, habla en
estos términos, en su _Descripcion sinóptica de Moxos_, pág. 20. «En la
época de la cuaresma hacen estos naturales penitencias públicas, y es
tanto lo que se azotan, mortifican y maceran, que los mismos faquires de
la India quedarian admirados. Las estaciones del jueves santo sigue un
anciano que sacan de nazareno desnudo y amarrado á una columna escoltado
de un piquete de judíos armados de lanzas, chicotes y otros
instrumentes, que le aporrean, escarnian y lo azotan con mano feral.»

Sorprende ciertamente tanta exaltacion religiosa entre los indios de la
nacion de los Moxos al paso que en las otras naciones de la provincia se
advierte mucho ménos fanatismo. En las misiones de Chiquitos, fundadas
igualmente por las Jesuitas, la ceremonias de la semana santa se hacen
con la misma simplicidad que en Santa-Cruz; y aun en las otras misiones
de la provincia de Moxos, jamas han llegado á tanto semejantes escesos.
La antigua religion de los Moxos pudiera tal vez esplicar esta
circunstancia. Unos hombres que en su estado salvage hacian voto de
castidad y se imponian el mas riguroso ayuno para obtener el cargo de
sacerdotes del tigre; unos hombres á quienes la supersticion impulsaba
hasta el bárbaro estremo de inmolar á sus hijos y mugeres, debian
naturalmente ser fanáticos bajo el régimen de un culto exagerado: debian
serlo mucho mas todavía, obedeciendo á unos eclesiásticos interesados en
aumentar los abusos para tener sobre ellos mayor ascendiente que los
mismos administradores, y para gobernarlos despóticamente por el temor
de las rígidas penitencias que les imponian bajo los pretextos mas
pueriles. Por desgracia son muy comunes hoy en dia semejantes abusos, y
rara vez se encuentra un hombre de conciencia y de buen juicio entre
aquellos que ocupan los empleos públicos de la provincia, donde por lo
regular, el espíritu de especulacion se antepone al deseo de mejorar la
posicion social de los indígenas. El sábado santo, el silencio mas
profundo reina en las misiones. Todo cambia de aspecto el domingo de
pascua: cada familia saca la chicha fabricada de antemano para celebrar
el regocijo de aquel dia: se reparte doble racion de carne á todos los
indios, que ántes de la misa, pálidos y estenuados por tanto ayuno y
penitencia parecen unos esqueletos ambulantes, arrastrándose apénas en
vez de caminar. Acabados los oficios, una alegría sin límites reemplaza
á tantas escenas de dudo, y ya no se oyen por todas partes sino risa y
voces de contento; empero, tal es el efecto que produce la cincha sobre
unos estómagos debilitados por la prolongada abstinencia, que por la
noche casi no queda un solo indio sin haber perdido la cabeza. Los
funestos resultados de estos abusos de todo género, deben tener
indispensablemente una grande influencia sobre la salud de los
habitantes; muchos de ellos permanecen largo tiempo enfermos en
consecuencia de las penitencias de la semana santa y de los escesos del
dia de pascua.

La actual poblacion indígena de la provincia aun se divide en diez
naciones diferentes, que han conservado sus respectivos idiomas. La
nacion de los Moxos, con sus tribus adherentes (los Baures) no por ser
la mas numerosa ha llegado á dar su idioma á la provincia, como han dado
el suyo los Chiquitos en la provincia vecina, que lleva tambien su
nombre. Los Jesuitas trataron, sin embargo, de confundir las naciones
para reducir los dialectos; pero no habiéndolo consiguido, cada nacion
conserva todavía su lenguage; de lo cual tambien resulta que á escepcion
del cura, del administrador y de algunos indígenas intérpretes, nadie
habla el castellano. Los curas y administradores se comunican con los
indios por medio de intérpretes, á ménos que los primeros no se sirvan,
para los deberes religiosos, de ciertos formularios que dejaron los
Jesuitas, en los que las preguntas y respuestas se hacen en las lenguas
indígenas.

Un autor[1] ha dicho: «Reducidos los Moxeños hace dos siglos á una vida
comun y monacal, sujetos todos á un gobierno, con unos mismos párrocos,
una misma religion, casi con iguales hábitos y costumbres, es muy
estraño que no se hubiesen identificado en su lenguage. _Los esclavos
han hablado siempre como sus amos_; y los pueblos conquistados,
perdiendo su idioma han aprendido el de sus conquistadores.... Casi toda
la Europa y la América forman el testimonio de esta verdad, y solamente
los Moxeños hacen una escepcion y presentan un fenómeno muy raro en esta
parte.»

[Nota 1: Descripcion sinóptica de Moxos.]

El autor sienta en este punto un principio falso, sin embargo de tener á
la vista, en su mismo pais, numerosos ejemplos que destruyen su sofisma.
Si los pueblos, como él cree, toman siempre el idioma de los
conquistadores, cómo es que en el espacio de tres siglos, no han podido
los Españoles estirpar las lenguas primitivas que hasta el presente se
hablan en algunos puntos de América? Porqué, despues de la conquista y á
pesar de una dependencia de trecientos años, los habitantes de
Cochabamba, de Chuquisaca y de Potosí, hablan siempre la lengua quichua;
así como los indígenas de La-Paz, de Oruro y de los altos llanos el
dialecto aymará?--Sucede con las lenguas lo que con la civilizacion: es
el número lo que determina su tardía ó mas pronta propagacion. En
Chiquitos los dialectos de la minoría han sido reemplazados por la
lengua de la nacion mas numerosa; mas para que sucediese otro tanto en
Moxos, habria sido menester que una de las naciones se hubiese
desparramado mucho mas que las otras, confundiéndose en cierto modo con
todas ellas. En general, para que un idioma se pierda, es indispensable
que sea doble mayor el número de los individuos que hablan aquel con que
se halla mezclado, y que trascurran ademas algunos siglos. La provincia
de Moxos no se encuentra en semejante caso respecto del castellano; pues
apénas hay en ella de treinta á cincuenta personas que hablen este
idioma europeo, entre mas de veintidos mil indígenas que se sirven hasta
el presente de varios dialectos americanos.

Debe igualmente equivocarse el mencionado autor en creer que los
Jesuitas hayan empleado este medio por que--«era de temer en efecto que
pueblos salvages y feroces entendiéndose y comunicándose mutuamente,
conociesen sus cadenas, y las rompiesen muy presto:»--al contrario,
enseñaron el español estos religiosos en cada una de sus misiones, de lo
que dan testimonio los documentos de aquella época; y no solamente esto,
sino de que trataron de generalizar una de las lenguas indígenas, como
lo practicaron en la provincia de Chiquitos estinguiendo los diversos
dialectos que se hablaban en ella. Si no pudieron hacer otro tanto en
Moxos no ha sido pues por falta de voluntad y de reiterados esfuerzos.

Halléme por acaso en Trinidad en una de las ocasiones en que bajan á
esta capital todos los administradores de la provincia, conduciendo los
productos anuales de sus respectivas misiones. Esta reunion fortuita de
indígenas de todas las naciones del pais fué la única oportunidad que se
me presentó para poder comparar de hecho los rasgos y demás
circunstancias físicas que caracterizan á las diferentes naciones
establecidas en el territorio de Moxos. El cobarde Itonama parecia mas
enjuto al lado del robusto y feroz Canichana, al paso que el Cayuvava se
distinguia por su fisonomía dulce y por su grave porte, hasta entre los
Moxos y Baures que tienen los mismos rasgos. El lenguage tan diverso de
estos indígenas, naturales todos ellos de un territorio bastante
limitado, presenta un fenómeno singular y misterioso. ¿Cómo esplicar en
efecto el que unos hombres, habitando una misma llanura cruzada en todos
sentidos por caudalosas corrientes, vehículos naturales de
comunicacion, hayan podido aislarse tan completamente los unos de los
otros, para que hablen unos idiomas, no solamente distintos, sino agenos
de la mas pequeña analogía hasta en sus palabras? Si esta raza proviene,
como es de creer, de las antiguas emigraciones que vinieron de diversos
puntos del continente, cómo es que no se encuentran en sus variados
dialectos algunas palabras que nazcan de las lenguas mas generalizadas
en otra parte? Semejantes reflexiones me han ocupado muy á menudo al oir
producirse á la vez los distintos idiomas de estas naciones; el
dialecto, duro y lleno de sonidos compuestos de consonantes, que hablan
los Movimas, y el lenguage dulce y armonioso de los Baures. Por lo
demas, los vocabularios que yo mismo he redactado de cada una de estas
lenguas, me han ayudado á conocer mejor sus grandísimas diferencias.

Hay actualmente en cada mision un maestro de escuela que enseña á leer y
escribir el castellano; pero bien se calcula cuanto deben ser ineficaces
sus esfuerzos, entre gentes que hablan un idioma distinto. Encuéntranse,
sin embargo, algunos intérpretes que hablan el castellano con bastante
facilidad y aun con cierta correccion, y entre ellos uno que otro que
sabe escribirlo.

En general son aptos los indígenas de Moxos para toda clase de
adelantos, y tienen muchísima habilidad para imitar las obras manuales,
siendo por otra parte muy capaces de alcanzar á la mas alta perfeccion
moral. Hoy en dia son poco próvidos; pero las relaciones comerciales y
el contacto de la civilizacion no tardarán en hacerles conocer que deben
serlo, forzándolos á dar este primer paso hácia la vida social. Todos
ellos son por lo demas, activos, industriosos, de costumbres pacíficas,
y sumamente dóciles cuando se les trata con bondad.

Muchas personas, no queriendo ó no pudiendo estudiar los idiomas y las
costumbres de los Americanos, se han contentado con adoptar, sin
discutirlas siquiera, las ideas erróneas y sistemáticas de ciertos
escritores. Cuando sepultaban los Españoles, por la mita, millares de
indígenas en el seno de la tierra para el laboreo de las minas,
despoblando el suelo del nuevo mundo por enriquecer á la península, era
menester que de algun modo justificasen este acto de inhumanidad y de
avaricia, demasiado ventajoso á la metrópoli para que fuese jamas
abolido. En ese entónces publicó Diego de Avalos y Figueroa su
_Miscelánea austral_[1], en la que consideraba á los pobres Americanos
como á verdaderos brutos. Antonio Ulloa copia y exagera en sus _Noticias
americanas_[2], siempre con igual objeto, las mismas ideas, y presenta á
los indígenas, como unos seres del todo irracionales, moviéndose y
ejecutando las cosas maquinalmente. Dos autores europeos del siglo
pasado, sin estar al cabo de los motivos que tenia el autor de las
_Noticias americanas_ para hablar tan poco lisongeramente de los
naturales de América, adoptaron sin exámen sus mentirosos asertos. Pauw
_(Recherches sur les Américains)_ y Robertson _(Histoire de l'Amérique)_
no solamente copiaron al pié de la letra las ideas de Don Antonio Ulloa,
sirio que las exageraron aun, hasta el estremo de hacer de los
Americanos unos entes, tan nulos en lo moral como en lo físico. Si tales
ideas han prevalecido en el viejo continente, entre los llamados
filosofos sistemáticos, poco solícitos en indagar por si mismos la
verdad, debe parecer ciertamente mucho mas estraño verlas caer de la
pluma de un Americano, protector el mas celoso de la libertad individual
de los habitantes de Moxos. Para juzgar con la debida cordura sobre el
estado de un pueblo, es menester vivir con él y seguirlo constante en
todos sus pasos, familiarizándose para mayor acierto con sus costumbres
y hasta con su lenguage. Esto es por desgracia lo que no ha practicado
el autor á que me refiero, dando una prueba de ello en la demasiada
facilidad con que adopta el parecer injusto de Robertson.

[Nota 1: Impresa por la primera vez en Lima, 1602.]

[Nota 2: Impresas en Madrid, 1772.]

No solamente se hallan dotados los indígenas de talento natural, sino
que se reconocerá en sus lenguas, si se quiere tener el trabajo de
estudiarlas, un grado de perfecion, nada inferior á la esfera de sus
conocimientos actuales.

Estos indios, escelentes padres de familia, soportan todos los ultrages
que se les quiere hacer, y cediendo á la autoridad despótica de los
mandatarios que los rigen, se prestan muchas veces á ejercer actos
inmorales, no sin escandalizarse y sentir amargamente la triste
necesidad á que se ven sujetos. Son por lo regular sumamente sóbrios,
pero gustan de reunirse entre ellos para buscar la alegría, bebiendo con
algun esceso la chicha de yuca ó de maiz. Reina siempre la mejor armonía
en el interior de las familias, que son sumamente hospitalarias para con
los estrangeros; poro se han visto ya tantísimas veces correspondidas
con procederes inicuos, que hoy en dia desconfian de ellos con sobrada
razon. Las mugeres, generalmente bonitas, tienen casi siempre la sonrisa
en los labios.

Las viviendas de los indios forman cuerpos de edificio cuadrilongos,
llamados _cuarteles_, donde se alojan muchas familias en cuartos
separados por simples tabiques. El maiz, la yuca, los plátanos, los
sapallos, algunas frutas silvestres y un poco de pescado componen los
alimentos ordinarios de estos naturales, á mas de la racion de carne que
se les da cada quince dias. Los hombres se ocupan alternativamente, ó en
conducir á los viageros y trasportar de un punto á otro los productos de
las misiones, ó en hacer tegidos y labrar los campos del Estado. Las
mugeres hilan, tegen las hamacas, preparan el cacao, el algodon y el
tamarindo, sin perder de vista sus quehaceres domésticos. Si no tuviesen
que temer constantemente estas infelices los castigos y el azote de sus
directores, gozarian, á pesar de lo mucho que se les hace trabajar, de
una vida mas blanda y llevadera que la de las mugeres de la clase
artesana en la Europa civilizada.

En resúmen, los habitantes de Moxos se encuentran regidos hoy en dia,
por lo que respecta á la parte religiosa, del minino modo que en tiempo
de los Jesuitas; mas por lo tocante al trabajo, léjos de mejorar su
condicion, se han aumentado los gravámenes. Todo su tiempo se emplea en
servicio del Estado, y apénas tienen quince dias de soltura por año para
sembrar y recoger sus frutos, teniendo ademas que procurarse ellos
mismos sus vestimentas y otros objetos que les son necesarios, y de que
no tenian que ocuparse bajo el gobierno de los Jesuitas. Su existencia
es pues al presente la mas menesterosa, y la relajacion ha penetrado en
sus costumbres.


_Productos industriales._

Los ganados introducidos por los Jesuitas en la provincia de Moxos se
han multiplicado considerablemente. En 1830 presentó el administrador
general el estado siguiente, muy inferior á la existencia positiva.


+---------------------------------------------------------------------+
| 1830      |       GANADO VACUNO        |     GANADO CABALLAR        |
|           |                            |                            |
|MISIONES   | Vacas Bueyes Terneros Total|Yeguas Caballos Potros Total|
|-----------+----------------------------+----------------------------|
|Loreto     | 28050   570    6337   34957|  6161   835    1373   8369 |
|Trinidad   |  9335   132    2258   11725|   119    69      30    218 |
|San-Xavier |  4359   161     591    5111|    95    13      15    123 |
|San-Pedro  |  5018    69     830    5917|   229    29      27    285 |
|San-Ignacio|  2844    57     493    3394|    45     5      15     65 |
|Santa-Ana  | 10605    96     710   11411|  2995   612     198   3805 |
|Exaltacion |  8788   111    2207   11106|   263   177      86    526 |
|Reyes      |  6957    94     671    7722|   844   304     251   1399 |
|San-Ramon  |  7000   100    1200    8300|   900   303     200   1403 |
|San-Joaquin|  3043    94     671    3808|   206    59      70    335 |
|Magdalena  |  7040    49     596    7685|  2676   391     153   3220 |
|Concepcion |  7491    91    1760    9342|  1814   220     295   2329 |
|Cármen     |  3201    79     392    3672|  2705   193     394   3292 |
|-----------+----------------------------+----------------------------|
|  Totales  |103731  1703   18716  124150| 19052  3210    3107  25369 |
|           |                            |                            |
|En 1825    | 75714  1461    5549   83724| 17722  2159    1061  21242 |
+---------------------------------------------------------------------+

+-------------------------------------------------+
| 1830      |                                     |
|MISIONES   | MULAS BURROS CARNEROS CABRAS CERDOS |
|-----------+-------------------------------------|
|Loreto     |          34      631    154     10  |
|Trinidad   |    1      4                         |
|San-Xavier |           7       77    143     29  |
|San-Pedro  |    2               4     28     24  |
|San-Ignacio|    4              60            29  |
|Santa-Ana  |                                     |
|Exaltacion |                         111     24  |
|Reyes      |    1                      5     23  |
|San-Ramon  |                                 16  |
|San-Joaquin|                                 29  |
|Magdalena  |           7        2     24      4  |
|Concepcion |                                     |
|Cármen     |                                     |
|-----------+-------------------------------------|
|  Totales  |    8     52      774    465    188  |
|           |                                     |
|En 1825    |   61     51      389    212    114  |
+-------------------------------------------------+


Del estado comparativo de 1825 hasta 1830 resulta un aumento
considerable en la cantidad de ganados, y por lo tanto un progreso
positivo que ha hecho la provincia de Moxos en este ramo; sin embargo de
no estar comprendidas, en estas cantidades, como diez mil cabezas de
ganados salvages que pueblan las llanuras del Cármen, y otras tantas,
poco mas ó ménos, que se pudieran contar en los desiertos vecinos á la
mision de Reyes.

Los ramos de beneficiacion agrícola, cuyos productos concurren á
aumentar las entradas del crario, son los que siguen.

Los algodonales, que se cultivan en cada mision solamente por cuenta y
provecho del Estado. Con la práctica de un método particular de cultura,
introducido por los Jesuitas, se ha llegado á obtener un algodon, suave
como la seda, lustroso y sumamente fino. En lugar de plantar el
algodonal, y de dejarlo crecer naturalmente, como se hace en el Perú,
todos los años se renuevan los tallos de la plantas cortándolos á raiz
de la tierra; resulta de este proceder que las vainas producidas por los
gajos del año, contienen un algodon de escelente calidad. Las mugeres
recogen, despepitan, é hilan luego con husos todo el algodon para teger
en seguida las hamacas. Los hombres se sirven de bastidores para los
tegidos cuya ejecucion les está destinada; estos tegidos consisten en
_lienzo, cotonia, listadillo, manteles sin costuras, medios manteles,
paños de mano, pañuelos de pescuezo, ponchos, sábanas, sobre-mesas,
servilletas, cortes de vestidos, medias_, etc. Las sobre-mesas llevan
por adorno dibujos hechos á la pluma y coloreados con pincel. Estos
dibujos, sin embargo de hallarse bien distantes de tener la regularidad
del estampado, dan mas valor al artículo por el trabajo de mano, que no
deja de ser prolijo : el gusto de ellos es enteramente de principios del
siglo pasado, pues basta ahora se copian los diseños de la invencion de
los Jesuitas. Como todos estos tegidos son de la propiedad esclusiva del
Estado, se ha prohibido absolutamente á los indígenas el hacer su
comercio. Entre tanto, los administradores y los curas atienden
principalmente á este ramo productivo, por ser el mas considerable de la
provincia; y puede asegurarse que sus productos son doble mayores de lo
que se indica en los estados anuales; pues como dejo dicho en varios
puntos, casi todos los empleados reservan para sí una parte de las
rentas del Estado en perjuicio de los infelices indios.

El cacao es el artículo comercial que se beneficia con mas provecho
despues del algodon. Cada mision tiene sus plantaciones; y como los
cacahuales no crecen sino á la sombra, plantan primero, en los terrenos
destinados á su cultivo, una huerta de plátanos: cuando estos han
llegado á cierta altura, siembran al pié de cada uno el cacao, que no
tarda en brotar, y crece luego con tanto mas prontitud cuanto que se
halla protegido por la sombra del plátano, dando frutos á los cinco años
de su plantacion. En Guarayos donde la tierra es mas fértil, los
cacahuales producen frutos á los tres años. La flor en vez de mostrarse
en el remate de las ramas, como en las plantas ordinarias, brota del
tronco y de los gajos mas gruesos[1], dando luego un fruto cuya pulpa es
gustosísima al paladar. Las mugeros están encargadas de recogerlo para
descascararlo y ponerlo á secar; y mas tarde, despues de tostado y
molido, lo convierten en pasta. La arroba de cacao, preparado de este
modo, vale doce pesos, y seis cuando se vende en pepitas. A mas de los
cacahuales del Estado, cultivan los indios para sí algunos plantíos,
pero en cantidad muy exigua. Las riveras del rio Ivari producen tambien
cacahuales silvestres que rinden abundantes cosechas.

[Nota 1: _Véase la lám. 2._]

Los indígenas recorren de tiempo en tiempo los numerosos bosques con el
objeto de recoger la cera de abejas (del género _melipona_), que abunda
en aquellas comarcas. Despues de preparada la materia primera con solo
esponerla al aire, resulta una cera bastante fina, que despide un aroma
muy agradable cuando se echa en el fuego una pequeña cantidad. En 1830
se recogieron veintisiete arrobas.

El tamarindo plantado en las misiones rinde una cosecha abundante, que
se lleva á las montañas donde lo emplean como un remedio. En 1830 se
cosecharon cincuenta y siete arrobas, vendias luego á razon de diez y
ocho pesos por arroba.

La vainilla se cria silvestre en medio de los bosques, á donde van los
indios á recogerla algunas veces. En 1828 se vendieron por cuenta del
Estado ocho libras al precio de seis pesos la libra.

La caña de azúcar, que da ricos productos, no se beneficia sino para el
consumo de los empleados.

El café se cultiva en algunas misiones. En 1830 se recogieron cuarenta y
seis arrobas vendidas á seis pesos por arroba.

La grasa de los ganados que se matan anualmente para abastecer á las
misiones de la provincia, es tambien un artículo productivo de
esportacion. La cantidad espedida en 1830, fué de mil ciento setenta y
tres arrobas; y vendióse cada una al precio de tres pesos.

Se estraen de los bosques varias clases de aceite: 1° el aceite de las
almendras que produce un árbol gigantesco; este aceite se vende á ocho
pesos la libra; 2° el aceite llamado _María_, de igual precio que el
anterior; 3° el aceite de copaiba, que se esporta á razon de seis pesos
la libra.

Tambien se curten los cueros para la esportacion. En 1830 se vendieron
trecientas cincuenta y tres suelas enteras, á un peso cada una.

El tabaco, que se cosecha algunas veces, produjo en 1828 cuatrocientas
libras vendidas al precio de un real por libra.

Fabrícanse ademas infinidad de pequeños objetos de madera con embutidos
de nácar, etc., cuyo producto jamas se registra en estos estados, siendo
como un privilegio de los empleados el disponer de ellos para
regalarlos á sus protectores.

Los estados siguientes, presentan en resúmen, los productos obtenidos en
1830, segun cuenta dada por el gobernador al ministerio de hacienda.


+-------------------------------------------------------------------------+
|Nombres    |          ARTÍCULOS TEGIDOS DE ALGODON                       |
|de las     |-------------------------------------------------------------|
|misiones   | [A] [B]  [C] [D] [E] [F] [G] [H] [I] [J] [K] [L] [M] [N] [O]|
|           |vara var vara var núm núm núm núm núm núm núm núm núm núm núm|
|-----------+-------------------------------------------------------------|
|Trinidad   | 300                                    6      30            |
|Loreto     |                                               43            |
|San-Xavier | 200 100  100                          12      24            |
|San-Pedro  | 616  52   52       2           2       6      48           5|
|San-Ignacio|  79                       40  40      54      11  11        |
|Santa-Ana  |  97                                   50      40            |
|Exaltacion |1200 106       50                      24     100            |
|Reyes      |                                                       71    |
|San-Ramon  |1741                                           62            |
|San-Joaquin| 644                                           25            |
|Magdalena  |2127      414      20   1      21              84            |
|Concepcion | 482 104  732 128  15   2      17  32      23  54      33  16|
|Cármen     | 483                9           9  31          61            |
|           |---- --- ---- --- --- --- --- --- --- --- --- --- --- --- ---|
|   Totales |8685 362 1192 178  46   3  40  89  63 152  23 582  11 104  21|
+-------------------------------------------------------------------------+

[Nota A: Lienzo     á  6 rs. vara]
[Nota B: Cotonia    á  6 rs. vara]
[Nota C: Listadillo á  7 rs. vara]
[Nota D: Macana     á  7 rs. vara]
[Nota E: Manteles             á 26 ps.]
[Nota F: Manteles             á 12 ps.]
[Nota G: Cortes de vestido    á  7 ps.]
[Nota H: Manteles                     ]
[Nota I: Servilletas          á  6 rs.]
[Nota J: Paños de mano        á  6 ps.]
[Nota K: Pañuelosde pescuezoá á  3 ps.]
[Nota L: Ponchos              á  6 ps.]
[Nota M: Sábanas              á 10 ps.]
[Nota N: Sobremesas.                  ]
[Nota O: Medias               á  6 rs.]


+-----------------------------------------------------------+
| NOMBRES                                                   |
| DE LAS       [A]     [B]   [C]   [D]     [E]   [F] [G] [H]|
| MISIONES   arr lib arr lib arr arr lib arr lib arr arr lib|
|-----------+-------+-------+---+-------+-------+---+---+---|
|Trinidad   |       |       |   | 16   3|  5   9|   |   |   |
|Loreto     |  5   4| 60    |360|       | 90    |   |   |   |
|San-Xavier |       |       |   |       | 93   4|   |   |   |
|San-Pedro  |       |       |   |       | 50    |   |   |   |
|San-Ignacio|  2  12| 16    | 80|       |198   7|   |   |   |
|Santa-Ana  |       | 36    |135|       | 35    |   |  3|   |
|Exaltacion | 44    | 44 20 |120| 12    |100    | 24|   |  4|
|Reyes      |       | 12    | 95|       |  5    |   |  5|   |
|San-Ramon  |  3    |       |   |       | 50    |   |  8|   |
|San-Joaquin|       |       |   |       | 28    |   |   |   |
|Magdalena  |       |  8    | 20| 10    |105    |  5|   |   |
|Concepcion | 3     | 10    | 40| 40    | 80    |   |   |   |
|Cármen     |       | 32    |125|       | 25   5|   |   |   |
|-----------+-------+-------+---+-------+-------+---+---+---|
|  Totales. |57   16|218  20|955| 67   9|873  19| 29| 16|  4|
+-----------------------------------------------------------+

[Nota A: TAMARINDO          á 18 ps. arroba.]
[Nota B: GRASA              á  3 ps. arroba.]
[Nota C: SEBO               á  2 ps. arroba.]
[Nota D: CACAO EN GRANO     á  6 ps. arroba.]
[Nota E: CHOCOLATE EN PASTA á 12 ps. 4 rs. arroba.]
[Nota F: CERA blanca        á 25 ps. arroba.]
[Nota G: CERA amarilla      á 12 ps.]
[Nota H: ACEITE DE ALMENDRAS á 8 ps. libra. ]

+-----------------------------------------------------------+
| NOMBRES                                       VALOR       |
|  DE LAS                                    de TODOS los   |
| MISIONES     [I]     [J]   [K]   [L]   PRODUCTOS REUNIDOS.|
|-----------+-------+-------+---+-------+-------------------|
|           |lib    |lib on.|núm|       | pesos.   reales.  |
|Trinidad   |       |       |   |       |   456     5-1/2   |
|Loreto     |       |       | 49|       |  1779     7       |
|San-Xavier |       |  3   4|   |       |  1757     3-1/2   |
|San-Pedro  |       |       | 30|       |   196     2       |
|San-Ignacio|     13|  1   5|   |  2    |  2895     4       |
|Santa-Ana  |       |       | 30|  9  20|  1250     6-1/2   |
|Exaltacion |       |       |104|       |  4858     5-1/2   |
|Reyes      |  1   5|       | 50| 20    |  1378     4       |
|San-Ramon  |       |       |   |       |  1696     4       |
|San-Joaquin|       |       | 30|       |   670             |
|Magdalena  |       |       | 50| 15    |  2970     7-1/2   |
|Concepcion |       |       | 30|       |  4488     4       |
|Cármen     |       |       |   |       |  1399     2-1/2   |
|-----------+-------+-------+---+-------+-------------------|
|  Totales. |  2   2|  4   9|373| 46  20| 26845             |
+-----------------------------------------------------------+

[Nota I: ACEITE DE COPAIBO   á 6 ps. libra.]
[Nota J: ACEITE MARÍA        á 8 ps. libra.]
[Nota K: SUELAS]
[Nota L: CAFÉ                á 6 ps. arroba.]


Esta planilla demuestra la desigualdad que existe en la distribucion de
los trabajos, y da á conocer que no siempre están los productos en
conformidad con la poblacion respectiva de las misiones. Por lo demas,
la cantidad de productos bien puede ser doble mayor, sin aumentar por
esto las rentas del Estado, siendo evidente que los empleados sacan
siempre, de cualquier esceso resultante, un provecho particular en
detrimento de aquellas.

Las planillas que siguen presentan los productos comparativos de la
provincia en los años de 1823 y en los siguientes hasta el de 1830,
inclusive.


+-----------------------------------------------------------+
|     | ARTÍCULOS TEJIDOS DE ALGODON.                       |
|     |-----------------------------------------------------|
|AÑOS.|LIENZO  |COTONIA |LISTADILLO|MACANA|MANTELES|MANTELES|
|-----+--------+--------+----------+------+--------+--------|
|     | varas. | varas. |  varas.  |varas |  núm.  |   núm. |
| 1825|1046 1/2|2009 1/4| 2933     |  410 |   11   |     7  |
| 1826|6274 1/2|1125    | 1315 3/4 |  336 |   26   |    12  |
| 1827|2922    | 620    |   65     |  149 |   18   |     1  |
| 1828|6392 1/2|1008    |  670     |  162 |   12   |     5  |
| 1829|7709 1/4| 371 1/4|  816 1/2 |  605 |   40   |     "  |
| 1830|8683 1/2| 362    | 1198 1/2 |  378 |   28   |     3  |
+-----------------------------------------------------------+

+-----------------------------------------------------------------+
|     | ARTÍCULOS TEJIDOS DE ALGODON.                             |
|     |-----------------------------------------------------------|
|     |PAÑOS DE|PAÑUELOS DE|       |       |          |           |
|AÑOS.|  MANO. | PESCUEZO. |PONCHOS|SABANAS|SOBREMESAS|SERVILLETAS|
|-----+--------+-----------+-------+-------+----------+-----------|
|     |  núm.  |    núm.   |  núm. |  núm. |   núm.   |   núm.    |
| 1825|   80   |     33    |  124  |  27   |    30    |    69     |
| 1826|  190   |      "    |  183  |   6   |    39    |    47     |
| 1827|  896   |      "    |  629  |  98   |    18    |     "     |
| 1828|  680   |      "    |  678  |  75   |    27    |   127     |
| 1829|  179   |      "    |  240  |  57   |     "    |   183     |
| 1830|  152   |     23    |  582  |  11   |   104    |    63     |
+-----------------------------------------------------------------+

+----------------------------------------------------+
|     | ARTÍCULOS TEJIDOS DE ALGODON.                |
|     |----------------------------------------------|
|     |CORTES DE|       |CORDONCILLO|ESPALDAS|HAMACAS|
|AÑOS.| VESTIDO |MEDIAS.|  á 1 ps.  | á 1 ps.|á 1 ps.|
|-----+---------+-------+-----------+--------+-------|
|     |   núm.  |  par. |    var.   |        |       |
| 1825|    57   |   30  |    144    |    1   |   2   |
| 1826|    27   |   12  |      "    |    "   |   3   |
| 1827|    48   |   10  |      "    |    "   |   "   |
| 1828|    45   |    1  |      "    |    "   |   "   |
| 1829|    35   |    6  |      "    |    "   |   "   |
| 1830|    40   |   21  |      "    |    "   |   "   |
+----------------------------------------------------+


+-------------------------------------------------------------------------+
|AÑOS|VAIN-|CACAO EN|CACAO EN|TAMA- |GRASA | SEBO  | CERA |CERA    |CERA  |
|    |ILLA |PASTA   |GRANO   |RINDO |      |       | FINA |AMARILLA|FUERTE|
|----+-----+--------+--------+------+------+-------+------+--------+------|
|    |lib o| ar. lib|ar. lib.|arrob.|arrob.| arrob.|arrob.| arroba.|arrob.|
|1825|     | 25   9 |367     | 25 19| 11   | 123  1| 4    |24   1  |      |
|1826|     | 37   5 |359   3 |  1 15| 66 22| 215   |12    |15  12  |      |
|1827|     |  6  19 |351     | 37 10|192 11| 396   |92 1/2|        |22  22|
|1828| 8  6|        |898     |140  1|306  8| 915 16|35  2 | 8  10  | 5    |
|1829| 6   |        |453  15 |159 12|293 22|1049   |36  9 |10      | 9    |
|1830|     | 67   9 |875  19 | 57 16|218 20| 955   |29    |11      | 5    |
+-------------------------------------------------------------------------+

+-------------------------------------------------------------------------+
|AÑOS|ACEITE DE|ACEITE|ACEITE DE|SUELAS| CAFÉ  |PALILLO|TABACO |VALORES   |
|    |ALMENDRAS|MARÍA |COPAIBO  |      |       |á 3 ps |       |PRODUCIDOS|
|----+---------+------+---------+------+-------+-------+-------+----------|
|    | libras. | lib. |  lib.   |  núm.| arrob.| lib.  |libras.|          |
|1825| 1 19-1/2| 2  2 | 2  13   |  222 |20   13| 1     |844    |24531 6   |
|1826| 2  6    |      |         |  252 |24  1/2|       |593    |23701 4.5 |
|1827|16       |      | 3       |  285 | 9   12| 1   3 |723    |49721 5   |
|1828| 1  8    |      | 2   5   |  521 |27    2|       |400    |26932     |
|1829|         |      |         |  269 |16     |       |       |19905 4.5 |
|1830| 4       | 4  9 | 1  18   |  373 |46   90|       |       |26845     |
+-------------------------------------------------------------------------+


A pesar de la grande intermision que se advierte en las rentas de la
provincia durante el transcurso de estos seis años, existe una mejora
progresiva. Entre tanto, no debe darse crédito á las sumas inscriptas en
los recaudos; pues no son ellas sino la tasa convencional del precio á
que se apropian los empleados las diferentes mercancias en pago de sus
sueldos, y de ninguna manera el valor real que estas producen cuando son
adjudicadas á otros compradores. Despues que cada empleado ha tomado una
parte de los efectos en cobro de su sueldo, el sobrante se espide para
Santa-Cruz, donde se vende por cuenta del gobierno; quien á título de
socorros da en cambio, cada año, cuatrocientos panes de sal, docientas
frezadas de lana, dos mil libras de hierro, trecientas de acero,
cuatrocientos cuchillos, algunas resmas de papel, un saco de harina y
setenta libras de vino para los oficios de las iglesias. Bien se calcula
cuan insuficientes deben ser tales porciones para una poblacion de
veintitres mil almas.

A mas de las plantas productivas para el Estado, cultivan los habitantes
de Moxos para el consumo de la provincia, todas aquellas que son
propias de las regiones cálidas, como el arroz, el maiz, el maní, los
porotos, los sapallos, la mandioca, los camotes, los papayos, los
ananáes, el naranjo y los plátanos.


_Productos naturales._

La provincia de Moxos, en razon de la elevacion de su temperatura,
ofrece todas las producciones naturales de los paises cálidos del centro
de la América. Sus bosques están poblados de diversas especies de monos
cuyas pieles son verdaderamente magníficas; de números ciervos que se
prestan á la caza con mucho provecho; de gran-bestias, abundantes sobre
todo al este de la provincia, y cuyo cuero, muy conveniente por su
duracion y flexibilidad para los arneses de los coches, seria de mucha
importancia en el comercio. Los _pericoligeros_ son tambien notables por
su piel, de la que se sacarian grandísimos provechos.

La caza en general no puede ser mas abundante. Los bosques contienen
millares de pájaros, lo mismo que las llanuras, donde para darles caza
se les persigne á pié ó en canoa, segun las estaciones.

Siendo tantísimos los rios y lagos, el pescado abunda de tal manera, que
bastaria él solo para satisfacer una gran parte de las necesidades de
los habitantes de Moxos, si conociesen estos un método cualquiera para
hacer una pesca regular. Los rios están llenos de conchas que contienen
un nácar tan lustroso y brillante como el de las madre-perlas de las
Islas Oceánicas y de Panamá.

Las maderas de carpintería y ebanistería son numerosas y variadas, así
como las palmeras que guarnecen las orillas de todos los rios, y entre
las que se distingue _el totai_, recurso principal de los indígenas en
los tiempos de penuria. Las hojas de las palmas, motacú, sumuque, totai
y cucis, sirven para techar las casas de los indios ó para teger
sombreros y otros objetos. El tronco del carondai se emplea en la
construccion de techos sólidos, dándole para ello el corte y forma
convenientes. La palma denominada chonta, es utilísima por la dureza de
su medera negra y hermosa: otras muchas palmeras, entre las que
señalarémos el marayahu, dan frutos jugosos y agradables, como dan
tambien el motacú, totai y cucis sus escelentes aceites de coco. El
corazon de todos estos árboles puede suministrar ademas un alimento sano
y gustoso.

Hay infinidad de árboles y de plantas que destilan resinas y aceites
diversos, aplicables á la industria: los indígenas para teñir los
objetos de amarillo, rojo y negro, se valen de algunos simples que les
son particularmente conocidos. El añil se cria por todas partes en los
terrenos á donde no alcanzan las inundaciones. El copaibo es muy comun,
así como el salsáfras, el guayacan ó palo santo, etc.


_Comercio_.

Siendo el comercio actual de la provincia, como ya lo dije, casi
esclusivamante una atribucion lucrativa del Estado, apénas se determian
á bajar una vez por año á su mercado, algunos especuladores de corto
capital, ya sea por via de Cochabamba, ya sea por la de Santa-Cruz; pero
mas frecuentemente por este último punto, que es el mas ventajoso para
los mercaderes por la mejor acogida que se les da.

Los comerciantes que desean entrar á la provincia con efectos de venta,
mandan pedir canoas, que se les envian inmediatamente á Cuatro-Ojos,
puerto de Santa-Cruz, ó á Yuracáres, puerto de Cochahamba. Los derechos
impuestos á estos comerciantes son de dos hasta diez por ciento: deben
pagar ademas por su alojamiento y manutencion en mesa redonda, un real
diario: cuando se sirven de las canoas para pasar á otros puntos, el
jornal asignado á cada remero es de tres reales. Todo esto se paga en
mercancias al precio corriente admitido en la plaza, el cual es tres
veces mayor que el verdadero y racional; un pan de sal, por ejemplo,
representa dos pesos, una frezada, cuatro, etc., etc.

Los efectos mas vendibles son; el hierro; el acero; las frezadas de
lana; las herramientas de agricultura, como hachas, machetes, palas,
etc.; la sal; los géneros de algodon; el hilo de lana de varios colores;
las _chaquiras_ ó cuentas, principalmente las amarillas; los rosarios;
las medallas de plata ó la plata sellada que los indígenas se cuelgan
al cuello en vez de medallas; los cuchillos de cabo de palo; las tigeras
ordinarias; los pañuelos de algodon de colores muy vivos, etc., etc.

Segun el sistema actual, los empleados se empeñan en neutralizar el
ingreso de mercancias por Cochabamba, con el objeto de reservar á
Santa-Cruz solamente el comercio con Moxos; limitándose este, hasta el
presente, á las simples permutas sobre valores supuestos; pues aun no ha
entrado á circular el dinero en las plazas de la provincia. Cuando los
negociantes quieren acopiar algunos frutos, se encaminan directamente á
la capital en la época en que bajan á ella de costumbre los
administradores, conduciendo los productos anuales de sus respectivas
misiones. Todos estos empleados venden entónces las mercancias que han
recibido en pago de sus sueldos, miéntras que los indios efectuan
tambien algunas negociaciones, dando sus cosechas de cacao en cambio de
diversos artículos cuyo valor positivo es para ellos totalmente
desconocido: en tales actos emplean toda su astucia los comerciantes
para engañar á los indios, quienes por su parte toman mil precauciones
para no ser engañados; contienda muy desigual ciertamente. Para medir
porciones de cacao sírvense los indígenas de una calabaza pequeña,
llamada _herepo_; medida equivalente poco mas ó ménos á dos libras de
pepita: ántes de proceder á la permuta, cada efecto estrangero se estima
en tantos herepos. Mediante este tráfico, el número de arrobas de cacao
que se esporta cada año, es cuando ménos de cinco mil.

Los otros productos que se benifician hoy en dia, consisten; en cueros
de vaca ó de animales selváticos, artículo de poco valor hasta el
presente; en cera, añil, vainilla, azúcar, café; en maderas de
ebanistería; en palo de teñir; en aceites de coco y de copaibo; en
diversas resinas, de copal, incienso, etc., etc.

Actualmente solo se comercia en Moxos con el departamento de Cochabamba,
y mas particularmente con el de Santa-Cruz, cuyos prefectos han
prohibido casi siempre las comunicaciones y relaciones comerciales con
la provincia de Chiquitos.

El comercio con Santa-Cruz de la Sierra, que á decir verdad es el único
regular y activo, se practica subiendo, ya por el rio Piray hasta el
puerto de los Cuatro-Ojos, ya por el rio Grande hasta Payla ó Bibosi,
que dista como ciento cincuenta leguas de la mision de Loreto. El
primero de estos rios tiene algunas cachuelas, difíciles de salvar en
tiempo de seca, pero que desaparecen en la estacion lluviosa: el secundo
alarga demasiado la distancia por sus muchos rodeos.

El comercio con el departamento de Cochabamba es casi nulo, y jamas se
ha pensado hasta el presente en lo fácil que seria entablar algun
comercio con los Brasileros del fuerte de Beira, ó con los del Pará
bajando por el rio de Madeiras.

Sin embargo, en las actuales circunstancias los saltos y numerosas
cascadas de este rio presentan grandes dificultades para su franca
navegacion, de la que daré aquí una ligera reseña á fin de que puedan
apreciarse hasta cierto punto semejantes dificultades. Mas abajo de la
confluencia del Mamoré y del Guaporé, es dable navegar por el espacio de
algunos dias sin hallar el menor embarazo, partiendo del punto ya
indicado en el camino que se lleva para ir de San-Joaquin á Exaltacion
por el vehículo de estos rios. Hácia el decimo grado se encuentra el
punto de reunion del Iténes con el Mamoré[1], y no léjos de allí una
isla, especie de roca bastante elevada y espaciosa donde se puede
construir un fuerte. Desde este punto hasta la embocadura del rio de
Madeiras se cuentan docientas sesenta leguas; en las sesenta primeras se
tropieza con doce cascadas ó cachuelas.

[Nota 1: Aquí se reconoce cuan erróneos son los mapas de Brué, pues se
ve en ellos prolongarse el giro del rio Beni hasta el Yucavali. Yo he
sido el primero en rectificar tal error en 1834.]

1ª La primera cascada, que lleva el nombre de _Madeira_, se encuentra un
poco mas abajo de la isla mencionada, y está formada de tres saltos ó
gradas que abrazan media legua de largo. Para salvarla es menester
descargar las canoas, é irlas tirando con sogas por el espacio de
seicientas varas.

2ª Media legua mas abajo se tropieza con la de la _Misericordia_. El
trabajo que cuesta al navegante el pasage de esta cascada, así como los
riesgos á que lo espone, dependen de la altura del rio.

3ª Otra media legua mas adelante, se presenta la cachuela de _Ribeirao_,
formada de cinco saltos que ocupan el espacio de legua y tercia. Para
pasarla, descargan los viageros sus canoas, trasportando las mercancias
sobre los hombros por un tiro de tres mil varas, al mismo tiempo que
remolcan la embarcacion aligerada, ó la arrastran por tierra.

4ª Cuatro leguas mas abajo se encuentra la cascada de _Figueira_,
formada de islotes y de rocas que no se pueden salvar sino á impulsos de
un grande trabajo y de mucha maña.

5ª Preséntase luego la de _Pederneiras_ doce leguas mas adelante, punto
en donde el rio está lleno de peñascos que se manifiestan á flor de
agua, poniendo al navegante en la necesidad de descargar la embarcacion
para remolcarla, miéntras se llevan las mercancias por tierra, andando
un trecho de cuatrocientas ochenta varas.

6ª Tres leguas mas léjos se tropieza con la cachuela de _Paredao_, donde
se estrecha el rio y corre rápidamente por entre rocas; pero por corto
trecho.

7ª Seis leguas despues, se encuentra la de los _Tres hermanos_, formada
por algunos saltos de poca importancia que abrazan un cuarto de legua,
sin ser de grande estorbo para la navegacion.

8ª Ocho leguas mas abajo se presenta la cachuela de _Giran_, donde
siendo muy angosto el rio y estando encajonado entre dos cerros, corre
con tal rápidez que es menester descargar las canoas, sacarlas á tierra
y arrastrarlas por una distancia de cien varas. Compónese esta cachuela
de cinco saltos muy cortos.

9ª Sigue luego la cachuela _del Infierno_, distante legua y media de la
anterior: esta cachuela, que tiene como una legua de largo, se compone
de un cierto número de remolinos, sumamente peligrosos, y cuyo tránsito
exige mucho tino y grandísimo trabajo.

10ª Seis leguas despues se presenta la cachuela de los _Morrinhos_,
denominada así por la circunstancia de estar situados á poco trecho de
allí, sobre la ribera occidental, tres pequeños morros cubiertos de
zarzaparrilla.

11ª Cuatro leguas mas adelante, se encuentra la cachuela de _Theotonio_,
que es un resalto de rocas de veintiseis piés de altura, en donde las
aguas repartiéndose en cuatro brazos muy anchos, pasan con suma rápidez
por entre las hendiduras de la roca. Sobre la ribera oriental, en frente
de este soberbio dique se ve un conjunto de peñascos, cuyo remate
occidental estando cerrado, hace que se reunan en un estrecho las aguas
de los tres canales, entre la estremidad de las rocas y la ribera
izquierda del rio. Hay pues que sacar indispensablemente á tierra las
embarcaciones y arrastrarlas con muchísimo trabajo por un trecho de
quinientas varas.

12ª A poco mas de una legua se tropieza con la cachuela de
_San-Antonio_, donde pasan las aguas divididas en tres canales formados
por dos islotes de rocas. Es menester descargar las canoas para poder
salvar este paso. Esta cachuela, la primera que se presenta á los
viageros que navegan rio arriba, está situada bajo los 8 grados 48
minutos de latitud sud.

Empléanse por lo regular tres meses en subir desde esta cascada hasta el
Guaporé. Desdo la cachuela de San-Antonio hasta la embocadura del rio de
Madeiras se cuentan mas de treinta islas, que tienen generalmente tres
leguas de largo, y se hallan pobladas de árboles los mas hermosos : hay
ademas una infinidad de islas de menor tamaño; la mas grande, entre
estas, es la llamada de _las Minas_, que se estiende como dos leguas y
media á lo largo y cuyo ancho es poco mas ó ménos de una legua: esta
isla se encuentra situada diez y siete leguas mas abajo de la embocadura
del rio de _Marmellos_.

Las aguas del rio de Madeiras y del rio negro forman el rio Marañon, que
tiene una legua de ancho en los puntos donde no hay islas, pues abraza
dos y á veces mas en aquellos donde las hay. Sesenta leguas mas abajo
del rio de Madeiras, yendo en derechura, ó noventa, siguiendo las
sinuosidades, viene á reunirse al Marañon el famoso rio de _Tapajoz;_ y
sesenta leguas mas abajo de este último, el rio _Xingú_, tambien muy
caudaloso, y que baja de la provincia de Cuyaba.

El Marañon ó Amazonas sigue luego ensanchándose progresivamente hasta
arrojarse en el mar.


_Mejoras administrativas y morales de que la provincia es susceptible_.

Siendo ahora la provincia de Moxos cabeza de un departamento, es
probable que prosperará sin interrupcion bajo todos respectos y en todos
los ramos; particularmente si cuida siempre el gobierno de encomendar su
prefectura á hombres instruidos y capaces de hacerla marchar de frente,
introduciendo en ella desde luego, y á la vez, todas las mejoras
posibles.

Es ante todo indispensable reformar los abusos religiosos que he
señalado; pero es menester obrar á este respecto con el mayor tino, y
tomando las mayores precauciones á fin de no hacer pasar á los indígenas
de un estremo al otro; de sus creencias fanáticas á una irreligion
completa. Todas las reformas de esta especie no deben introducirse sino
muy poco á poco, sin valerse de reglamentos absolutos, y haciendo que la
transicion sea insensible hasta lo sumo. El medio mas eficaz seria de
colocar en estas misiones eclesiásticos instruidos, que hiciesen
sobresalir la sana y bien entendida moral del catolicismo en las
creencias religiosas de los Moxeños, aboliendo sucesivamente las
penitencias exageradas y los castigos sangrientos, indignos y agenos ya
del ilustrado siglo en que vivimos. Entre tanto, no dejaria de ser
perjudicial, á mi modo de ver, que la administracion civil se mezclase
ostensiblemente en la ejecucion de estas reformas, pues seria de temer
que llegando los Moxos á despojarse de ese fondo de religion que los
mantiene en el buen camino, se corrompiesen del todo. Por último, la
ejecucion de semejante reforma es sumamente difícil, y requiere todo el
tino, toda la sabiduría de un gobierno ilustrado, que deberá conducir el
carro de las mejoras con la mayor mesura y precaucion posibles.

La reforma administrativa no exige ménos tacto y prudencia. Un pueblo
que ha vivido, durante casi dos centurias, acostumbrado al mas humilde
servilismo, y á no poseer cosa alguna en propiedad, no puede pasar de un
golpe á la independencia completa sin esponerse á mayores males que los
que se trata de remediar. Seria pues menester colocar al mismo tiempo,
en cada mision, un hombre capaz de enseñar con el debido cuidado á estos
infantes de la civilizacion á dar los primeros pasos hácia la libertad
de accion, hácia la propiedad individual, y sobre todo, hácia las
relaciones sociales que determina esta mutacion de cosas. Entretanto, es
evidente que si el comercio en toda su actividad no viene á impulsar á
los Moxeños, á estimularlos al trabajo para adelantar su industria,
haciéndoles conocer al mismo tiempo ciertas necesidades que todavía
ignoran, siendo demasiado sóbrios por naturaleza, y muy poco ambiciosos,
abandonarian ciertamente toda ocupacion lucrativa tan luego como se
viesen libres; y resultaria de este hecho, en vez de la civilizacion
quizas su mayor entorpecimiento. Hay que considerar ademas una
circunstancia importantísima; y es que los habitantes de Moxos no son
otra cosa que simples artesanos, y que esta clase de individuos, aun en
la misma Europa, no puede hacer progreso alguno sino bajo la direccion
de hombres instruidos y capaces de entablar toda género de mejoras. Es
necesario que un pueblo se vea ya en un alto grado de civilizacion para
sugetarse al trabajo fabril; así es que los Moxeños, viéndose libres
ántes de que se estableciesen manufacturas en la provincia para ocupar
los brazos, acabarian, lo repito, por perder lo poco que saben hoy en
dia, al mismo tiempo que sus hábitos industriales. Esta es una de las
mas altas cuestiones de economía política que el gobierno sabrá
probablemente apreciar como es debido, tomando medidas que redunden en
provecho del interes general de los habitantes, al paso que tiendan al
adelanto del pais.

Volviendo siempre al mismo tema, insisto y creo que las frecuentes
relaciones determinadas por el comercio, así como el continuo contacto
de las naturales de Moxos con hombres que les sean superiores por la
educacion, las costumbres y la industria, pueden solamente operar entre
ellos poco á poco una reforma natural y positiva; en tanto que, toda
medida fuera de tiempo, traeria quizas resultados bien funestos. Urge
pues ante todo fomentar el comercio, aboliendo ciertas imposiciones para
facilitarlo; y entónces, los Moxos, conociendo lo que valen, y lo que
pueden hacer para procurarse el bienestar, se civilizarán y marcharán
hácia un estado social próspero y estable.

Para ayudarlos en esta marcha progresiva, es indispensable establecer,
como ya lo ha practicado el actual gobierno, escuelas en donde se
enseñe, no solamente la lengua castellana, sino tambien las matemáticas
y el dibujo, con el objeto de hacer que marchen juntas, la instruccion
moral, industrial y comercial. Para estimularlos al estudio seria
preciso, allí mas que en ninguna otra parte, distribuir como una
recompensa honrosa premios proporcionados al talento y á la índole de
los individuos, toda vez que hubiese algunos que se distinguiesen por
cualquier clase de méritos. Es necesario no perder de vista que los
Moxeños son unas criaturas grandes, y que se conseguirá de ellos todo
cuanto se quiera, con tal que la voluntad de bien obrar sea
oportunamente recompensada de algun modo.

Una de las medidas indispensables para la mejora de esta provincia, es
muy particularmente la que tenga por objeto el evitar la mortandad de
las criaturas, y la peste de viruelas que ataca á los adultos.
Semejantes males diezman la poblacion, cuando deberia acrecerse
considerablemente por las condiciones tan favorables bajo las que se
encuentra colocada. Es pues de absoluta necesidad dar asiento en cada
canton á un facultativo pagado por el gobierno y encargado de
administrar los preservativos de sanidad correspondientes.

Los curas, á quienes su ministerio pone mas en contacto con el pueblo,
deberian tomar á su cargo el propagar la vacuna, y en las epidemias,
vigilar constantemente las acciones de los indios á fin de impedir que
salgan estos de sus casas para ir á bañarse, como lo hacen siempre,
comprando con la vida un pasagero alivio. Podria encomendarse tambien á
los curas, el cuidado de tomar las mayores precauciones para preservar á
las criaturas recien nacidas de la accion del viento sud, tan pernicioso
en esta provincia como en la de Caupolican.

Siendo un deber natural de toda sociedad prestarse con algun sacrificio
para tomar medidas conducentes á su mejora y bienestar, nada mas justo
que el empleo de todos los medios que para llevarlas á efecto fueren
menester; aun cuando esto exigiere la imposicion de fuertes
contribuciones, pues que de otro modo muy difícil seria hacer frente á
los numerosos gastos. Empero, poco gravosas serán estas contribuciones
si se reparten en una proporcion la mas equitativa, y con la mesura y el
discernimiento convenientes.

A medida que un pais adelanta en civilizacion, crecen tambien por grados
sus imposiciones; mas estando entónces juiciosamente penetrado el
contribuyente de los motivos que determinan astos nuevos gravámenes, se
aviene á soportarlos con tanta mas solicitud, cuanto que disfruta el
mismo de la parte que por ello le cabe en la suma de beneficios
sociales.

_Mejoras agrícola, industrial y comercial de que la provincia es
susceptible._

La provincia de Moxos tiene en sí todos los elementos de mejora,
aplicables á los ramos de agricultura, de industria y de comercio.
Citaré entre estos, aquellos que pueden recibir principalmente una
impulsion nueva y mas productiva.

El objeto principal, indispensable por cierto para la cria de ganados,
para la agricultura, y aun para la salubridad, seria la construccion de
pequeños canales, tan fáciles de abrirse en una tierra en estremo
blanda. Estos canales, sirviendo para el pronto derrame de los bañados,
harian que se agrandase considerablemente la superficie beneficiable.
Para aumentar las tierras bastaria practicar de trecho en trecho algunas
sangrías, segun lo juzgasen conveniente los ingenieros, en vista de la
nivelacion. Esta medida es acaso una de las mas urgentes, pues que
contribuiria á duplicar los recursos y á disminuir la mortandad de los
habitantes.

En casi toda la América meridional, las haciendas están muy atrasadas
respecto de las medidas de fomento para la cria de ganados. Los animales
viven abandonados y andan errantes, sin que jamas se les procure algun
seguro bienestar. En Moxos, en los parages intermedios entre los rios,
los terrenos están enteramente desprovistos de agua durante las secas, y
los ganados se resienten muchas veces del sufrimiento que esta
circunstancia les acarrea; miéntras que en las estaciones lluviosas, se
ven forzados á buscar un abrigo sobre los pocos y estrechos puntos no
invadidos por las aguas, viviendo allí comprimidos y casi faltos de
alimento; así es que se les ve bajar trabajosamente á los bañados para
pacer una parte del dia, y volver despues al estrecho rodeo donde no
tienen espacio bastante para echarse y rumiar cómodamente. Grande es
pues la mortandad de los ganados en ámbas estaciones; cosa que muy
fácilmente se evitaria estableciendo depósitos de agua en algunos
puntos, y canales de desagüe en muchos otros. En aquellos lugares
todavía no ha entrado el arte á dar ayuda á la naturaleza, por cuya
razon no se sacan de Moxos ni aun la mitad de los beneficios que puede
producir esta tierra virgen y privilegiada. La ejecucion de las mejoras
que acabo de indicar, multiplicaria pues considerablemente el ganado
vacuno, que componiéndose hoy en dia de mas de ciento veinte mil
cabezas, procrearia en cada año una mitad mas de su número. Las grasas y
los cueros darian entónces una renta muy crecida á los particulares y al
erario.

Aunque la cria de caballos seria mas apropiada, por varias razones, á la
provincia de Chiquitos, es menester no perderla totalmente de vista en
la provincia de que nos ocupamos: por el contrario, habiendo ya en ella
mas de veinticinco mil caballos, seria muy conveniente cuidar de su
mejora y aumento; lo que se conseguirá mas fácilmente, cuando se dilaten
los terrenos de pastoreo con el establecimiento de los canales de
desagüe. Estos animales criados en las llanuras pantanosas, fortificarán
sus vasos tan luego como se les traslade sobre las montañas, donde el
suelo pedregoso modificará sin duda alguna sus hábitos.

Lo que digo de los caballos es tambien aplicable á la cria de mulas,
industria aun no conocida, y que debiera introducirse sin pérdida de
tiempo, á fin de economizar las sumas de dinero que todos los años hace
salir de Bolivia la introduccion de estos útiles cuadrúpedos, traidos de
Salta, Tucuman, Santiago del Estero, etc.

En 1830 habia ya en Moxos como setecientas setenta y cuatro ovejas: por
poco que se cuidase del fomento y propagacion de este ganado, se
obtendria muy pronto lana suficiente para proveer á los telares; y
entónces, no solamente se abasteceria por sí misma la provincia de
frezadas de lana, que les llevan los comerciantes, sino que fabricaria,
en vez de géneros de algodon, tegidos de lana mucho mas ventajosos para
su comercio.

En un pais, cuyo territorio es inmenso, pudiera criarse mayor número de
cerdos con solo dejarlos pacer en los alrededores de las haciendas, de
modo que sin ocuparse mucho de ellos, se multiplicasen para dar abasto
de provisiones á los navegantes en las espediciones apartadas, salando
al efecto su carne, como en Europa se practica para el consumo de las
tripulaciones de la marina de guerra y de la marina mercante.

La cera de las abejas daria tambien resultados no poco lucrativos; sin
embargo de que, para tener un escelente alumbrado, bastaria entablar en
la provincia una fábrica de bugías, aprovechando el sebo que se
desperdicia anualmente en los mataderos.

El añil de diversas especies, crece naturalmente en los parajes ménos
anegados, sin que se piense en utilizarlo de algun modo. Esta planta
abunda particularmente en el pais de los Yuracarees, y su calidad es
superior.

El cultivo de la vainilla, que se cria silvestre en el interior de los
bosques, seria sumamente ventajoso para el comercio con la Europa, donde
se hace un inmenso consumo á pesar de su crecido costo. Lo mismo digo de
los otros árboles que suministran drogas y especias muy estimadas, tales
como la canela, el clavo, la nuez moscada, el gengibre, etc.

Las plantaciones renovadas del tamarindo, rendirian con poquísimo
trabajo cosechas abundantes, al mismo tiempo que formarian hermosas
alamedas en las cercanías de los lugares poblados.

El cacao que ya se cria silvestre en los bosques vecinos á Trinidad,
deberia plantarse, puesto que nada cuesta, en todos los bosquecillos que
se encuentran á cada paso en el territorio de la provincia; preparando
de este modo, para el porvenir, rentas naturales al igual de las de
Caupolican.

El café es tambien susceptible de una nueva impulsion, y centuplicaria
sus productos con un método de cultura bien ordenado. Otro tanto
sucederia con el maiz, el arroz, etc. La provincia de Moxos convendria
finalmente para el cultivo de toda especie de plantas tropicales.

La caña-dulce brotaria, sobre todo en esas llanuras anegadas, con un
vigor prodigioso y rendiria productos considerables; y cuando las
comunicaciones entre Moxos y los departamentos de Cochabamba y de La-Paz
se hiciesen mas fáciles y frecuentes, habria mercados seguros y
ventajosos para el despacho de los azúcares, de que hoy en dia carecen
estas ciudades, haciendo traer del Cuzco la mayor parte de los
necesarios para su consumo, sin poder evitar que se sustraiga en cambio
el numerario de Bolivia para enriquecer al Perú.

Jamas se han empleado las maderas de Moxos sino en los pequeños trabajos
de ebanistería que hacen los indígenas con incrustaciones de nácar; y
bien pudiera sacarse de ellas un partido ventajoso remitiéndolas á
Europa, ó llevándolas á los departamentos de las montañas; pues á mas de
ser abundantísimas son de la mejor calidad.

La goma elástica, que crece naturalmente en las selvas, constituye hoy
en dia un ramo importante del comercio del Pará. Seria pues menester, no
solamente utilizar las plantas silvestres, sino tambien hacer
plantaciones en grande para sacar todo el provecho posible de este
artículo de suma valía.

Infinidad de otros vegetales, conocidos por su virtud para teñir,
deberian beneficiarse, haciendo de ellos un ramo importante del comercio
interior y esterior.

Las palmas motacú y cucis darian al comercio abundante cantidad de
aceites, sin mas trabajo que recoger anualmente los cocos caidos del
árbol, y estraer la sustancia por medio de máquinas análogas á las que
en Europa se emplean para la estracion del aceite de nuez. De este modo
se aprovecharian esos frutos que se pierden todos los años, y su aceite
serviria; ya para sustituir en las mesas, despues de clarificado, al de
aceitunas; ya para el alumbrado, alimentando las lámparas hechas á
propósito, y cuyo uso es actualmente general en Europa; ya para el
empleo que puede hacerse de él en la industria y en las manufacturas.

Estimulando á los indios al trabajo, podria igualmente cosecharse mucho
aceite de almendras, que hoy en dia se pierde por falta de brazos que
recojan estos frutos.

El copaibo daria mayores productos si su cosecha presentase algun
beneficio á los indígenas, quienes lo recogen tan solo para ofrecerlo á
los administradores, ó para el gobierno.

Hay muchos vegetales que dan por medio de la incineracion una escelente
potasa, empleada para la fábrica del jabon; podria hacerse de ellos
igualmente un ramo comercial muy importante.

Si no hubiera yo conocido la ley de prohibicion vigente bajo el régimen
español, habria tenido motivo para admirarme que los Jesuitas, de suyo
tan industriosos, no hubiesen beneficiado el ramo de industria mas
importante del pais, y que debe en el porvenir operar un cambio
prodigioso en el órden de cosas: hablo del hierro, el móvil principal,
la vida, diré así, de la civilizacion de un pueblo.

En los alrededores de San-Ramon, en los de San-Joaquin, y sobre el sitio
mismo de esta última mision, el suelo se halla por todas partes cubierto
de hierro hidratado en pepitas, cuyo laboreo seria tanto mas fácil,
cuanto que la projimidad del rio Machupo presenta el mejor lavadero que
pudiera desearse. Toda la operacion consistiria en estraer el mineral á
cielo abierto, efectuando el lave en el mismo sitio, y estableciendo en
seguida, para su fundicion, fraguas catalanas ó otras en que se hiciese
uso del carbon de leña de los inmensos bosques de aquel sucio tan feraz:
de manera que la provincia no solamente se proveyese del hierro
necesario para su industria, sino que diese abasto á las ciudades del
interior, que reciben de Europa este renglón importantísimo, empleando
en su adquisicion, cada año, sumas considerables.

Volviendo la vista á esa multitud de rios que cruzan en todos sentidos
el territorio de esta provincia, una existencia nueva y maravillosa se
presenta á la nacion, siempre que sin el ausilio de las manufacturas
europeas, el hierro beneficiado suministre el material primero para la
construccion de las máquinas de vapor, aplicables á la industria y
principalmente á la navegacion de toda la region superior del Amazonas.
Moxos seria entónces la provincia mas importante de Bolivia; y no cabe
la menor duda que el bienestar producido por las minas de hierro,
desdeñadas hasta el presente, así como el empuje dado por él á la
civilizacion, serian duraderos, y superiores mil veces á las ventajas de
esa riqueza proverbial de las minas de oro y plata de La-Paz, de
Tipoani, de Chayanta, de Oruro y aun del famoso Potosí; no siendo
menester entretanto, para realizar esta mudanza, sino la asistencia de
un ingeniero práctico en este genero de laboreos, muy comun en los
Pireneos orientales y en todo el este de la Francia.

Nunca inculcaria yo demasiado sobre este punto; por consiguiente, séame
permitido repetir que el gobierno boliviano debe atender ante todo á
esta cuestion de la mayor importancia para su porvenir industrial y
comercial. En tanto que los hierros sean importados de Europa, no habrá
jamas prosperidad alguna en el pais; pues la falta de estos metales de
primera necesidad, hasta es un obstáculo para el adelanto de la
agricultura y de la industria fabril. _La medida mas urgente en el
actual estado de cosas es el establecimiento de fraguas en la provincia
de Moxos._ Para llevar á cabo como conviene semejante empresa, es
indispensable hacer venir de Europa, por los rios Amazonas y Madeira, á
mas de los ingenieros y operarios habituados á esta clase de laboreos,
los utensilios correspondientes, como yunques, martillos, fraguas, y
principalmente una máquina fuelle de vapor. De este modo, y sin el
inconveniente del tránsito por las cordilleras, se conseguirán todos los
objetos que son de primera necesidad para beneficiar cuanto se quiera.

Si la república de Bolivia desea marchar á la par de las naciones
industriosas, debe, al mismo tiempo que trata de hacerse de hombres y de
utensilios necesarios para el establecimiento de una fragua, crear un
_taller de fundiciones_ donde puedan fabricarse infinidad de
herramientas, y todo cuanto se requiere para constituir un _taller de
mecánica_, destinado á suministrar los elementos y resortes de todas las
máquinas movidas por el vapor: solo así llegarán á facilitarse la
empresa de navegacion y demas adelantos industriales.

Calculo que para la adquisicion de los instrumentos necesarios, y de
todo el material correspondiente al establecimiento de estos dos
talleres, no habria que gastar arriba de treinta mil pesos; esto es,
limitando el número de máquinas á las mas útiles, y tambien á las de
ménos fuerza, por presentar mayores facilidades para el trasporte, cuyo
costo debe ser mas moderado al mismo tiempo. Una vez establecidos con la
fragua estos dos talleres, se puedan ir construyendo poco á poco y
sucesivamente máquinas de fuerza mayor, así como todos los instrumentos
para tornear y labrar el hierro.

Si por la poca desigualdad de nivel que presentan sus llanuras, la
provincia de Moxos no puede encontrar en los raudales de su centro,
tantos motores naturales para las fábricas como tiene la de Chiquitos,
los hallaria indudablemente, no ménos numerosos, si la industria se
apoderase de esta inmensa multitud de arroyos y de torrentes que bajan
de la cordillera al pais de los Yuracarees. Por lo demas, la abundancia
de aguas y de leña vendria á ser siempre, por medio del vapor, el
elemento de una grande prosperidad industrial, tan luego como se
reemplazasen los imperfectos telares empleados en Moxos por máquinas
europeas. La aplicacion del vapor á la industria fabril, dejó en su
principio muchos brazos inútiles en Europa, cuya poblacion es inmensa
relativamente á su territorio; pero en Moxos, donde por el contrario la
poblacion es nada para la superficie de sus terrenos, conviene con mucha
mas razon hacer uso de medios que centupliquen los productos, sin haber
menester de un crecido número de hombres.

En medio de dar á la provincia la impulsion comercial de que es
susceptible, seria de aumentar su industria con la introduccion de los
nuevos ramos que acabo de indicar, abriendo al propio tiempo
comunicaciones con Chiquitos, Santa-Cruz, Cochabamba, el Brasil y sobre
todo con la Europa por las corrientes tributarias del Amazonas.

Para restablecer las comunicaciones, cerradas hoy en dia, entre
Chiquitos y Moxos, no habria mas que hacer, sino subir por el rio de
San-Miguel[1] y el rio Blanco hasta cerca de San-Xavier y de Concepcion
de Chiquitos. Podria entónces traerse de Chiquitos la sal, abundante en
esta provincia, y de que carece la de Moxos.

[Nota 1: Véase la pág. 268.]

Las actuales comunicaciones con Santa-Cruz sirven para la conduccion de
los artículos de recepturías, citados en las planillas precedentes[2], y
los que con alguna mas industria llegarian á centuplicarse. Para hacer
ménos penoso este camino, es indispensable sustituir á las canoas, de
que actualmente se sirven los traficantes, barcas ligeras y de bordes
mas levantados; mandando construir ademas, en los puertos de Cuatro-Ojos
y de Bibosi, calzadas seguras para atravesar en todo tiempo esos
inmensos pantanos donde casi siempre se averian los efectos, no
habiéndose hecho cosa alguna hasta el presente para la mejora de
caminos.

[Nota 2: Véanse las págs. 363 y 364.]

La dificultad que presentan las comunicaciones, han anulado hasta cierto
punto el comercio de Moxos con la ciudad de Cochabamba, en menoscabo de
las grandísimas ventajas que se reportarian llevando directamente sus
productos al centro de la república. La navegacion actual por el rio
Chaparé[1] es larga y penosa, y mucho tambien el riesgo que presenta la
travesía de la cordillera de Palta-Cueva. Con la mira de allanar
semejantes dificultades abrí yo por Tiquipaya y por el rio Securi[2], la
nueva via de comunicacion ya mencionada en diferentes puntos, y á la que
solo falta para su mejora la construccion de un camino para las mulas,
que puede efectuarse sin mayores gastos con la cooperacion de los indios
de Moxos, interesados en el establecimiento de esta via destinada á dar
un valor efectivo á las producciones de su agricultura y de su
industria. Por otra parte, la apertura de esta comunicacion contribuiria
tambien á civilizar á los indios yuracarees, y determinaria otras muchas
mejoras, proporcionando recursos que faltan hoy en dia en todo el largo
de este tránsito de cien leguas. Cochabamba, no produciendo otros frutos
que los de paises templados, carece totalmente de los que se recogen en
Moxos; esta circunstancia da todavía mayor incremento á la conveniencia
de hacer directamente el comercio con esta ciudad, sin pasar por la de
Santa-Cruz como se practica en la actualidad, triplicando inútilmente la
distancia. Soy pues de parecer que sin destruir el comercio de
Santa-Cruz, en verdad muy importante, deberia el gobierno boliviano
ocuparse tambien del de Cochabamba, mas capaz, por el carácter
emprendedor de sus habitantes, de estimular á los Moxos, y de darles
sobre todo una idea ménos equivocada de las relaciones comerciales, tal
cual se practican en los otros paises.

[Nota 1: Véase la pág. 271.]

[Nota 2: Véase la pág. 277.]

La navegacion del rio Iténes ó Guaporé hará que se comunique la
provincia con Mato-Grosso y Cuyaba, cuando ámbos paises, el Brasil y
Bolivia, olvidando las antiguas rivalidades entre Españoles y
Portugueses, se avengan para entablar el comercio interior de sus vastas
posesiones respectivas.

La rivalidad y las contiendas, que no han cesado de existir entre las
naciones portuguesa y española sobre los límites de sus posesiones
respectivas en América, han hecho que los Españoles se fijasen siempre
léjos de las fronteras. No ocupándose sino de las minas, y
menospreciando la industria y el comercio, la España ha mirado con
negligencia en todos tiempos esas fuentes de prosperidad futura que
tenia entre sus manos. Los Portugueses, léjos de imitar esta conducta,
se han valido de semejantes disposiciones para constituirse dueños de
todos los grandes vehículos de comunicacion, construyendo fuertes para
ser los absolutos señores de la navegacion interior: así es que despues
de varios tratados, y particularmente del celebrado en 1777, edificaron
el fuerte de Coimbra sobre el rio Paraguay, y el fuerte del Príncipe de
Beira sobre el rio Iténes ó Guaporé á fin de apropiarse el comercio del
Amazonas y del Pará. Cuando se vuelve la vista á la América del Norte, y
se considera el territorio de los Estados-Unidos cruzado en todos
sentidos por ferrocarriles y surcado por barcos de vapor, no es posible
dejar de manifestarse sorprendido del grande atraso en que están las
naciones de la América del Sud, sin dar un solo paso para entrar en la
senda del progreso. Esperemos pues que las viejas ideas de los colonos
portugueses, cediendo bien pronto su preponderancia, entre los
Brasileros, á intenciones y miras vastas, y que tiendan á dar mayor vida
al comercio y á propagar la civilizacion en aquellos paises salvages,
determinarán, de par con los esfuerzos de la república de Bolivia, la
navegacion de todos esos rios que se verán surcados por los naturales de
dos naciones, tan dignas ámbas de marchar de frente en la via de las
mejoras generales.

En cuanto al comercio, no habiendo aun entrado el dinero á circular en
la provincia de Moxos, los primeros negociantes europeos que lleguen
allí, efectuarán cambios tanto mas ventajosos, cuanto que los
especuladores actuales realizan inmensos beneficios con la permuta por
mercancias europeas que han pasado ya por diez manos.

Existen, como se ha visto no há mucho, doce cascadas ó cachuelas en el
rio de Madeiras. Si en la actualidad se emplean tres meses, con
embarciones á la vela y á remo, para recorrer la distancia que ellas
abrazan, no cabe la menor duda que muchas de estas dificultades
desaparecerian navegando en pequeños buques de vapor, sobre todo en
tiempo de crecientes, momento en que por todas partes suben las aguas de
tres hasta cinco varas mas de altura, sobre su nivel ordinario. Se
podria entretanto navegar cómodamente todo el año si fuese dable, ó por
mejor decir si se intentase abrir, con los socorros del arte, canales
laterales á las cachuelas, encerrando las aguas por medio de esclusas.
De este modo la navegacion se haria directamente desde Europa,
atravesando el Atlántico y subiendo inmediatamente por el Amazonas y el
rio de Madeiras hasta la provincia de Moxos. A decir verdad, nada mas
fácil y ménos costoso que la construccion de estas esclusas, siendo
tanta la abundancia de maderas escelentes, que por todas partes
suministran los bosques contiguos á los rios. Empero, para llevar á
efecto esta empresa de navegacion, seria menester ante todo que el
Brasil tuviese á bien convenir en ello.

Entre tanto, una medida bastante sencilla pudiera facilitar toda clase
de trabajos. Tengo indicado que la nacion de los Pacaguaras habita la
confluencia de los rios Beni y Mamoré, bajo el décimo grado de latitud
sud: he dicho ademas que frecuentes veces se han dejado conducir estos
naturales á Exaltacion, donde muchos de ellos han abrazado el
cristianismo incorporándose á la mision: bien pues, uno de los primeros
pasos que, á mi juicio, debieran darse, es de mandar religiosos
instruidos para convertir á estos indios, y fundar con ellos una nueva
mision sobre el punto de la confluencia que pertenece á Bolivia. El fin
de semejante medida no seria solamente de civilizar un pueblo todavía
salvage, sino tambien de proporcionarse recursos inmensos; pues si
actualmente los Pacaguaras se prestan con la mejor buena voluntad á
servir á los Brasileros en sus navegaciones, es de creer que ayudarian
de igual modo á los Bolivianos, y aun con mas deferencia todavía, desde
que se considerasen ellos mismos ciudadanos de Bolivia. Los Pacaguaras
son ademas muy prácticos en la navegacion del rio Beni, segun me lo han
asegurado algunos de ellos; y hasta para esto serian utilísimos,
sirviendo de pilotos en los ensayos que deberán hacerse cuando se quiera
poner en planta esta navegacion.

Ya se concibe que no es posible apreciar, sin haberlas visto, las
dificultades de todo género que pueden resultar del reconocimiento
exacto del rio de Madeiras. Con la mira de prestar á su pais tan
señalado servicio, el señor don Antonio Acosta se preparaba á partir de
Inglaterra para ir á verificar este reconocimiento, difícil y sumamente
penoso, pero indispensable para el engradecimiento de Bolivia, y al que
no hubieran dejado de aplaudir con la mas viva satisfaccion los demas
pueblos americanos y las adelantadas naciones de la Europa. Yo no dudo
que, dirigida esta empresa por una persona tan capaz de valorar las
cosas y, mas que todo, apasionada por la gloria de su patria, hubiese
tenido los ventajosos resultados que se esperaban. En todo caso, esta
espedicion habria sido digna del siglo de progresos en que vivimos[1].

[Nota 1: Este proyecto fué abandonado para hacer la espedicion por el
rio de La Plata y el rio Pilcomayo; empresa cuya ejecucion tambien se
halla suspensa por el momento.]

Los últimos tributarios del Amazonas se confunden, por decirlo así, con
los primeros del rio de la Plata: en la estacion lluviosa se puede pasar
en pequeñas barcas de una vertiente á la otra, y bastaria abrir un canal
de cuatro mil ochocientas varas, por en medio de un bañado, para
completar un canal natural que empezase en la embocadura del rio de las
Amazonas y terminase en la entrada del rio de la Plata, despues de haber
recorrido treinta y cuatro grados de latitud, ó poco mas ó ménos mil
docientas leguas de largo, atravesando todo el centro de la América
meridional[1].

[Nota 1: Debo á la amabilísima condescendencia del señor Ferdinand
Denis, á quien es deudora la geografía de trabajos muy importantes sobre
el Brasil, la comunicacion de un mapa manuscrito, obra de los ingenieros
encargados de fijar los límites entre las posesiones americanas de
Portugal y de España. Esta mapa, intitulado _Carta limitrofe do paiz de
Mato-Grosso e Cuyaba_, 1782 á 1790, contiene la nota que sigue, relativa
al nacimiento del rio Paraguay y del Guaporé: _Istmo de 2400 brazas
entre ó rio da Prata e as Amazonas onde ó governador Luis Pinto de
Souza, no anno de 1772 mando passar huma embarcação de carga, de seis
remos por banda, comonicando, ó mar de Equinoxial como do paralelo de 36
graos de latitude austral, por un canal mais de 00 legoas, formada pela
naturaleza._]

Este documento me hace esperar que si á pesar de todas las
probabilidades favorables á la empresa de navegacion por el rio de
Madeiras, las dificultades que se presenten fuesen insuperables, le
quedarian siempre á Bolivia vehículos de navegacion muy fáciles para
comunicarse con la Europa: tales son el rio de la Plata y el rio del
Paraguay.

Las mayores distancias habiendo llegado á ser ya de ninguna
consideracion desde que se navega en buques de vapor, fácilmente se
entablaria un tráfico comercial desde Europa hasta Moxos por el rio de
la Plata, practicando para ello en las cabeceras de los rios, Barbados y
del Paraguay, la apertura del canal indicado.

Una vez allanados todos estos obstáculos, por cualquier lado que se
entre, sea por el rio del Paraguay ó por el rio de Madeiras, un inmenso
laberinto de rios navegables se presenta sobre aquella superficie, donde
pueden navegar buques de alto bordo y barcos de vapor de la mayor
dimension posible, fomentando por todas partes las relaciones
comerciales.

1° Por el rio Beni se pueden ir á buscar hasta el pié de las montañas,
las ricas producciones de las provincias de Caupolican, de Muñecas, de
La-Paz, de Yungas y de Sicasica: por manera que la cascarilla y todos
los demas productos de la cordillera embarcándose sin demora, saldrian
por este vasto rio y se pondrian directamente en los mercados de Europa,
ahorrando centenares de leguas de transporte con mulas hasta los puertos
del grande Oceano, y la larga y peligrosa navegacion del cabo de Hornos.
Entónces La-Paz y las otras ciudades del centro de Bolivia se verian
tambien, en cierto modo ménos distantes de la Francia para sus
comunicaciones, que lo que actualmente están para comunicarse con la
república de Chile.

2° Por el rio Iténes ó Guaporé se subiria hasta Chiquitos, entrando en
los rios Verde, Serre, Blanco, Itonama y de San-Miguel, para ir á
estraer los ricos frutos de esta vasta provincia, que darian una pingüe
utilidad. Navegando por el rio Barbados se va hoy en dia hasta muy
arriba de Mato-Grosso; y por el canal proyectado se bajaria al Plata
para encaminarse á los paises de ultramar.

3° Por el rio Mamoré se puede guiar hácia todos lados, ya subiendo por
el rio Grande y el rio Piray hasta muy cerca de Santa-Cruz de la Sierra,
ya por los rios Mamoré, Chimoré, Chaparé, Securi, Isiboro, Tijamuchi,
Aperé, Yacuma, Iruyani y sus tributarios (es decir, sobre todo el largo
de la cordillera oriental, desde Santa-Cruz de la Sierra, siguiendo el
pais de los Yuracarees, hasta andar seis grados hácia el norueste) para
ir á buscar los numerosos productos comerciales de las provincias de
Valle-Grande, de Mizqué y de Cochabamba.

En resúmen; los rios Beni, Guaporé y Mamoré ofrecen, sobre el espacio de
algunos miles de leguas, grandes facilidades para que puedan navegar en
sus aguas buques de vapor de todas dimensiones; miéntras que la
provincia, por sus minas de hierro y por sus innumerables bosques, se
halla en posesion de los recursos que son de primera necesidad para
mantener en un pié de progreso toda empresa de navegacion. Es pues muy
probable, por cuanto queda dicho, que la provincia de Moxos venga á ser
con el tiempo una plaza central de operaciones comerciales, practicadas
sobre una escala vastísima, y destinadas á utilizar los productos de
tanta valía, que en la actualidad se desechan y pierden en ese suelo
privilegiado del centro de la América.

En un siglo en que ya no hay dificultades que no allane el genio de los
hombres de industria y de saber; en un siglo en que las sabias medidas
de los gobiernos y las grandes asociaciones han hecho tantísimo por el
bien general y por la grandeza de los pueblos, es de esperar que se
presentará al cabo una nacion europea, guiada por su propio interes y
celosa por los adelantos de la civilizacion, á prestar su apoyo á la
república de Bolivia, dando principio á esta grande metamórfosis, y
haciendo de un pais, hoy en dia casi desierto, el foco de operaciones
comerciales é industriales las mas ventajosas.

[Ilustración: lám. 1.]

[Ilustración: lám. 2.]

[Ilustración: lám. 3.]

[Ilustración: lám. 4.]

[Ilustración: lám. 5.]

[Ilustración: lám. 6.]

[Ilustración: lám. 7.]

[Ilustración: lám. 8.]

[Ilustración: lám. 9.]

[Ilustración: lám. 10.]

[Ilustración: lám. 11.]

[Ilustración: lám. 12.]

[Ilustración: lám. 13.]

[Ilustración: lám. 14.]


FIN DEL TOMO PRIMERO.



TABLA DE LAS MATERIAS.


INTRODUCCION

PLAN DE LA OBRA

Orden de la publicacion


DEPARTAMENTO DEL BENI.

PROVINCIA DE CAUPOLICAN.

Circunscripcion y estension

Límites

Montañas

Geologia

Rios

Lagos

Temperatura y clima

Fisonomía animal y vegetal

HISTORIA.

Primera época, ántes de la llegada de los Españoles

Segunda época, desde la llegada de los Españoles hasta
nuestros dias

ESTADO ACTUAL DE LA PROVINCIA.

Division política

PARTIDO GRANDE Ó PUEBLOS DE CAUPOLICAN.

    Suches

    Pelechuco

    Pata

    Moxos

    Apolo-Bamba

    Santa-Cruz de Valle-Ameno

    Aten

PARTIDO CHICO Ó PUEBLOS INTERIORES.

    San-José de Chupiamonas

    Tumupaza

    Isiamias

    Cavinas

Poblacion de la provincia

Insalubridad de la provincia

Productos naturales

Productos industriales

Comercio

Mejoras agrícola industrial y comercial de que la provincia
es susceptible

PROVINCIA DE MOXOS.

Circunscripcion y estension

Montañas

Rios

Tributarios del Guaporé ó Iténes

Tributarios del Mamoré

Tributarios del Rio Beni

Lagos

Geologia

Temperatura y clima

Fisonomía animal

HISTORIA.

Primera época, ántes de la llegada de los Españoles

    Nacion de los Moxos

Itonamas

    Canichanas

    Nacion de los Movimas

    Nacion Cayuvava

    Nacion de los Itenes

    Nacion de Pacaguaras

    Nacion de los Chapacuras

    Nacion de los Maropas

    Tribu de los Sirionos de la nacion Guaraní

Segunda época, desde la llegada de los Españoles hasta la entrada de los
Jesuitas (de 1,562 á 1657)

Tercera época, desde la entrada de los Jesuitas hasta su espulsion (de
1667 á 1767)

Cuarta época, desde la espulsion de los Jesuitas hasta 1832

ESTADO ACTUAL DE LA PROVINCIA.

Division política

PARTIDO DEL MAMORÉ Y FAMPAS.

    Trinidad

Camino de Trinidad á San Xavier

Caminos de Trinidad á Loreto

    Loreto

    San Francisco Xavier

Camino de San Xavier á San Pedro

    San Ignacio

    San Pedro

Camino de San Pedro á San Ramon

Camino de San Pedro á Santa Ana

    Santa Ana

Camino de Santa Ana á Exaltacion

Camino de Santa Ana á Reyes

    Reyes

    Exaltacion de la Cruz

    San Ramon

Camino de San Ramon á Magdalena

Camino de San Ramon á San Joaquin

    San Joaquin

Caminos de San Joaquin á Exaltacion

Fuerte del Príncipe de Boira

    Santa Magdalena

Camino de Magdalena á Concepcion

    Purísima Concepcion de Baúres

Camino de Concepcion al Cármen

    Nuestra Señora del Cármen

Grandes vias de comunicacion entre la provincia de Moxos y las
provincias vecinas

Camino de Guarayos á Moxos por el rio de san Miguel

Camino de Moxos á Yuracáres por el rio Chaparé

Camino de Yuracáres á Moxos por el rio Securi

Camino de Moxos á Santa-Cruz de la Sierra por el rio

Grande y el rio Piray

POBLACION.

Movimiento de la poblacion y estatística de la raza americana

Movimientos de la poblacion durante los años de 1828, 1829 y 1830

Salubridad de la provincia

Administracion de la provincia

Costumbres, usos y estado moral de la provincia

Productos industriales

Productos naturales

Comercio

Mejoras administrativas y morales de que la provincia es susceptible

Mejoras agrícola, industrial y comercial de que la provincia es
susceptible

FIN DE LA TABLA.





*** End of this LibraryBlog Digital Book "Descripción Geografica, Histórica y Estadística de Bolivia, Tomo 1." ***

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