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Title: Catálogo Monumental de España; Provincia de Álava - Inventario general de los monumentos históricos y artísticos - de al nación.
Author: Castro, Cristóbal de
Language: Spanish
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CATÁLOGO MONUMENTAL DE ESPAÑA

PROVINCIA DE ÁLAVA


[Illustration: Catálogo monumental de España]



MINISTERIO DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA Y BELLAS ARTES

CATÁLOGO MONUMENTAL

DE

ESPAÑA

INVENTARIO GENERAL DE LOS MONUMENTOS

HISTÓRICOS Y ARTÍSTICOS DE LA NACIÓN

PROVINCIA DE ÁLAVA

POR

CRISTÓBAL DE CASTRO


EDICIÓN OFICIAL

[Illustration]

MADRID

EST. TIPOGRÁFICO SUCESORES DE RIVADENEYRA

Paseo de San Vicente, núm. 20.

1915

Reservada la propiedad artística
y literaria.

Queda hecho el depósito que
marca la ley.

[Illustration: MAPA-CROQUIS

DE LA

PROVINCIA DE ÁLAVA

SITUACIÓN DE LOS LUGARES QUE SE CITAN EN ESTA OBRA]



PRÓLOGO

      Estos, Fabio, ¡ay dolor!, que ves ahora
    Campos de soledad, mustio collado,
    Fueron un tiempo Itálica famosa...

    (RODRIGO CARO.--_A las ruinas de Itálica_.)


Inventariar los monumentos de un país es renovar su Poesía y acrecer su
Historia. El pasado, como el espíritu, no muere, sino que, libre de las
impurezas materiales, se ennoblece y enseñorea con el escudo de armas
del recuerdo.

«Recordar--dice Eurípides--es resucitar.» La Arqueología bien puede
llamarse «ciencia de las resurrecciones»; porque un dolmen, un hacha de
silex, una columna rota, una lápida descifrada, pueden ser una teogonía,
una batalla, una raza, un pueblo puestos en pie.

De todo el patrimonio artístico, el lote más fecundo es el del recuerdo.
Porque el recuerdo de una guerra esculpe el Partenón y dicta la Ilíada;
el recuerdo de un Hombre-Dios llena el mundo de catedrales y de
oraciones; el recuerdo de una mujer escribe la _Divina Comedia_, pinta
la _Gioconda_ y compone la _Novena Sinfonía_. Porque el recuerdo, en
fin, es tan humano, que recordando vive la Humanidad, y cuando muere,
muere tan sólo para dar vida al recuerdo.

El predominio evocador se dilata por todas las naciones cultas. Paralelo
al florecimiento económico desenvuélvese, activo como él y con fiebre
investigadora más alta y más noble, el florecimiento histórico-artístico.
Los pueblos rivalizan en maquinaria y en documentación. Se diría que,
junto a las «guerras de tarifas», nacen las «guerras arqueológicas»;
que, para ennoblecer sus nuevas riquezas, cada cual busca su blasón.

De esta hidalga ansiedad moderna surge la Historia, armada de todas
armas, como Palas surgió de la cabeza de Zeus. Las ciencias y las artes
forman el «coro espléndido» de la Evocación; bibliografía, antropología,
numismática, geología, códices, palimpsestos, iconografía, arquitectura,
heráldica, toda la espesa fronda del boscaje histórico surge con
exuberancia tropical.

La paciencia del monje, la audacia del explorador, el experimento del
sabio, aportan a la Historia sus ansiedades. Y cuando en nuestros días
levantan Mommsen y Ferrero, Rambaud y Lavisse, sus admirables monumentos
de reconstrucción, la Historia no es ya un sangriento reflejo de la
Epopeya ni un mudo archivo paleográfico, sino que, abarcándolo todo con
sus ojos de Argos conmovido, convierte el estilete ingenuo de Herodoto
en la pluma polígrafa de Maspero y de Paul Guiraud.

La riqueza monumental y artística de España estaba amortizada por la
incuria, oculta por la «mano muerta» de la ignorancia o del desdén. El
Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, con noble aliento de
cultura y de modernidad, inicia esta labor desamortizadora, creando los
_Catálogos monumentales y artísticos_ de todas y cada una de las
provincias. España, en este punto de honor patrio está, pues,
incorporada a Europa.


RECORRIDO DE LA PROVINCIA. DOCUMENTACIÓN Y PLAN DEL CATÁLOGO.

La provincia de Álava es pobre de extensión, pero riquísima en poblados.
En sus 3.044 kilómetros cuadrados se asientan con la capital 85 villas y
348 aldeas, en muchas de las cuales hay algún testimonio de arqueología.

La empresa, pues, de recorrerla escrupulosamente, registrando sus
monumentos y archivos, tomando apuntes y fotografías, aconsejándonos de
sus hombres más insignes, hubo de ser tan larga como trabajosa.

Y más lo hubiera sido, al punto de rendir nuestros entusiasmos, de no
habernos favorecido tan hidalgamente, ya con libros, ya con fotografías,
ya con sus provechosas indicaciones, los señores gobernador civil, D.
Salvador Aragón, que nos guió en las excursiones a las basílicas de
Armentia y de Estíbaliz; el señor obispo de la diócesis, D. José Cadena
y Eleta, que, tras de dispensarnos su cooperación personal,
facilitándonos Memorias, planos, folletos, manuscritos y fotografías de
la grandiosa catedral en construcción, puso a disposición nuestra, por
una orden a los arciprestes, todos los archivos parroquiales del
obispado; el presidente de la Diputación, D. Federico Baráibar, quien
tras de acompañarnos con su amable y profunda ciencia de poeta y de
arqueólogo a la Diputación, al Museo provincial, a varios otros
monumentos de la provincia, nos hizo el don valioso de sus libros,
folletos, planos y apuntes, autorizándonos para reproducir la numerosa
colección de fotografías que remitiera hace años a la Real Academia de
Bellas Artes; y los arquitectos de la catedral nueva, en construcción,
D. Javier de Luque y D. Julián Apraiz, a quienes por igual debemos
gratitud, en su frecuente y reiterada cooperación a la presente obra.

Después de varios días de estancia en Vitoria, donde con tan amable y
sabia compañía, no solamente recorrimos y estudiamos sus monumentos de
más nota y valor, sino que compusimos el plan de excursión a los pueblos
y las aldeas que ostentan un prestigio de arqueología, realizamos ya
fácilmente las excursiones a Armentia, Estíbaliz, Arriaga, Eguílaz,
Maestu, Antoñana, El Ciego, La Guardia, Labastida, Zambrana, Amurrio,
Ayala, Arciniega, Lezama, Altube, Amézaga, Murguía, Ondátegui,
Villarreal, Mendíbil, Elorriaga, Matauco, Echábarri, Salvatierra,
Urabain, Vicuña, Gauna, Alegría, El Burgo y otras.

De regreso a Madrid, lozanas aún y palpitantes nuestras impresiones,
procedimos a la investigación documental en archivos y bibliotecas,
acudiendo a la autoridad y saber de los Sres. Conde de Cedillo, D.
Narciso Sentenach, D. Antonio Garrido y D. Adolfo Herrera, que componen
la Comisión mixta, organizadora de las provinciales de Monumentos, todos
los cuales nos favorecieron con sus consejos y bondades en términos que
exceden, aun siendo mucha, nuestra gratitud.

Por sus indicaciones y con la diligencia que pedía nuestro entusiasmo,
nos fuimos orientando a través del espeso bosque de la Bibliografía,
habiendo conseguido examinar, además de los _clásicos_ en la
materia--Quadrado, Ponz, Carderera y Ceán Bermúdez, entre otros,--el
extensísimo _Viaje a las Iglesias de España_, de D. Joaquín Lorenzo
Villanueva, y la _España Sagrada_, del P. Flores; el tomo IV
(Vascongadas) de la magna obra _España, sus monumentos y artes_; _su
naturaleza e historia_, redactado, como se sabe, por D. Antonio Pirala;
el rico, extenso y elocuente _Diccionario geográfico histórico_, de la
Academia de la Historia; obras todas de consulta general; la
bibliografía especial, geológica, geográfica, histórica, eclesiástica,
monumental y artística de la provincia de Álava, en la cual bibliografía
descuellan la _Historia civil_ e _Historia eclesiástica de la M. N. y M.
L. provincia de Álava_ y los _Compendios históricos de las ciudades y
villas de Álava_ (Vitoria, 1798; Pamplona, 1797, y Pamplona, 1798), de
D. Joaquín José de Landazuri y Romarate; las _Noticias sobre las vías,
poblaciones y ruinas antiguas, especialmente de la época romana, en la
provincia de Álava_ (Madrid, 1875), de D. F. Coello y Quesada; los
_Estudios monumentales y arqueológicos de las provincias Vascongadas_
(Revista de España, 1871), de D. José Amador de los Ríos; los _Apuntes
arqueológicos de Álava_ (Vitoria, 1872), y _El libro de Álava_ (Vitoria,
1877), de D. R. Becerro de Bengoa; la _Crónica general de España_, de D.
José Bisso (Madrid, 1868); _Armentia, su obispado y su basílica de San
Andrés_, y _Vitoria y los 43 pueblos de su jurisdicción_, de Blas Díaz
de Arcaya; la clásica y crédula _Vida de San Prudencio_, de Bernardo
Ibáñez de Echavarri; el _Camino romano de Álava_, del sabio clérigo
Lorenzo del Prestamero; la _Epigrafía armentiense_ y _En el dolmen de
Arriaga_, de D. Federico Baráibar; el _Discurso de los dólmenes
alaveses_, de D. Julián Apraiz; los _Alaveses ilustres_, de D Vicente G.
de Echavarri; la _Espeleología de Álava_, de D. Luis Heintz y Lloll; el
_Obispado y fueros de Álava_, de D. F. Carrera y Candi, y la _Geografía
de Álava_, de D. Vicente Vera, obras estas tres últimas incluídas en la
voluminosa _Geografía del país vasco-navarro_, dirigida por el Sr.
Carrera y Candi y copiosamente enriquecida con planos, mapas,
fotografías y estadísticas, que acrecen su valor científico, artístico y
literario.

Ordenados nuestros apuntes, planos, mapas, fotografías y manuscritos,
hemos dispuesto el plan de la presente obra, procurando seguir los
métodos históricos modernos, esto es, ir evocando cronológicamente la
aparición de las diversas civilizaciones y con ellas las de sus
monumentos y gesta de arte.

Tocante a las fotografías, siguen al texto como su resumen plástico, y,
conforme a justicia, las que nos han sido diligentemente facilitadas,
llevan al pie los nombres de sus generosos prestatarios.

En tales condiciones, ya que no de saber, de escrupulosa investigación
emocional y documental, hemos acometido la honrosa y, para nuestros
cortos medios, difícil empresa que el Ministerio de Instrucción Pública
y Bellas Artes se sirvió confiarnos, por Real orden de 31 de julio de
1912, y que señalará, por sus aciertos, el saber y la autoridad de
nuestros consejeros y auxiliares, y marcará, en sus deficiencias, las
huellas desafortunadas, pero diligentes, de nuestros grandes
entusiasmos...

[Illustration]



ÁLAVA

[Illustration]



CAPÍTULO PRIMERO

MONUMENTOS PREHISTÓRICOS

...Antes que una voz tan solo diera
    El nacimiento al mundo
    Y la tierra arrancara del profundo
    Abismo de los mares...

    (MILTON.--_El Paraíso perdido._)


[Illustration: E]vocamos las noches de la Prehistoria, el nacimiento del
planeta, la hora divina en que, según el Génesis, «Dios, viendo que era
buena su obra, descansó»; la hora caótica en que, según la Geología, o
por el agua o por el fuego cristalizó el mundo terrestre.

La vista natural nada distingue entre las sombras infinitas; pero los
ojos sobrenaturales del creyente, del geólogo y del poeta, han
proyectado, en las negruras angustiosas, claridades de fe, de ciencia y
de mito.

Porque allí donde el mísero cuerpo humano duda y flaquea, allí está
prepotente el alma, encendiendo en las sombras sus luminarias
fulgurantes...

Hasta la aparición del hombre, la Historia, que es archivo de la
Humanidad, está increada. Pero la Religión, la Ciencia y la Poesía son
tres hadas hermanas que aguardan al que va a nacer, rezando, meditando y
cantando junto a la cuna...


APARICIÓN DEL HOMBRE EN LA TIERRA. TEORÍAS DE LOS MÁS CÉLEBRES GEÓLOGOS.
AHASVERUS Y TOPSIUS.

¿Cuándo aparece el hombre en el planeta?

La autoridad de Carlos Vogt lo señala, como es sabido, en el período
diluvial. «Hasta ahora--dice en su famosa obra _Prelecciones sobre el
hombre_--no se ha encontrado huella alguna que suponga su aparición más
antigua; por todas partes sólo hemos hallado pruebas de la aparición del
hombre después del gran período glacial, después del terreno glacial de
la península escandinava, de Inglaterra, de Suiza..., etcétera, etc.»

El geólogo español Sr. Vilanova, en su _Manual de Geología_ y en las
interesantes conferencias que sobre «El hombre fósil» dió en el Ateneo
de Madrid, sostiene la simultaneidad del origen del hombre y del período
cuaternario.

Prehistoriadores tan insignes como el P. Laurent, como Veiht, como
Vorizio, afirman que la historia de la creación cabe dentro de la
cronología bíblica. Otros no menos prestigiosos, como Carpenter,
Prestwich, Delesse, Milne, Edwars, Lartet y Quatretages, defienden una
cronología independiente del Génesis y anterior a él en miles de años.

Pero esta confusión de teorías racionalistas o católicas, acrecentada
hasta el mareo por el caos de hipótesis modernas--las cuales, ordenadas
y resumidas por sir John Luboock en su reciente obra _El hombre antes de
la Historia_, nos abruman, pero no nos persuaden,--mantienen el problema
en pie.

Tras de sus afanosas incursiones por el espeso bosque bibliográfico, el
investigador moderno se halla en perplejidad idéntica a la en que se
encontraron los sorprendidos por las _Listas de Manatón_ o por _Los
fósiles_, de Boucher de Phertes.

Nada hay cierto; todo es hipótesis. Escriturarios y geólogos disputan a
lo largo de los siglos como un grupo de ciegos a lo largo de rutas
infinitas. Diríase que el Tiempo, único juez inapelable en la vida como
en la muerte, se resiste a ser enjuiciado por ese prisionero suyo que
llamamos Humanidad.

Hasta los testimonios materiales--cortes de tierras, cavernas huesosas,
hachas, uñas, pedazos de arcilla cocida, trozos de grafito...,
etcétera,--son, en lugar de pruebas definitivas, alegatos que se
incorporan a esta dialéctica secular. Los períodos geológicos, que antes
eran como las lucecillas del camino, hoy, tras las exploraciones de E.
Martel revelando el mundo subterráneo y creando la nueva ciencia
espeleológica, apenas si dan luz en estas jornadas. Y la Prehistoria,
noche del planeta y noche de la Humanidad, se ofrece a los espíritus
melancólicos como una evocación de Ahasverus en su avatar, que no
acabará nunca, y a los espíritus escépticos, en aquel perfil de cigüeña
con anteojos, que llamó Eça de Queiroz «el sabio Topsius, miembro del
Instituto imperial de excavaciones históricas».

Que se trate del hombre bíblico o del hombre darwiniano; que se acepte
el período terciario o el cuaternario, en ningún caso la cronología
humana deja de ser lo que es: tinieblas.

¿Qué antigüedad asignar al hombre? ¿En cuál región terrestre apareció
primero? ¿Cuáles huellas señalan sus primeros pasos?

Las tres hadas que se disputan al recién nacido--Religión, Ciencia y
Poesía--han tejido con oro de ilusiones tres evangelios diferentes. La
Biblia y sus exégetas de todos los tiempos nos hablan del Paraíso
terrenal, situado entre el Eufrates y el Tigris, y de Asia, «cuna del
género humano».

La Geología y sus patriarcas más ilustres señalan, unas veces,
continentes desaparecidos, como la Atlántida, otras, las capas de
acarreo de la Florida; otras, las praderas flotantes del Nilo; otras,
las cuevas subterráneas del canal Sodertel, en Finlandia. Es decir, que
las interpretaciones geológicas sobre el lugar de aparición del hombre
son tantas, no ya como continentes actuales y desaparecidos, sino como
naciones vivas y muertas.

La Poesía, por su parte, más rica de invenciones y de emociones, ha
repartido los tesoros de sus leyendas, donando una leyenda a cada raza y
un poema originario a cada idioma. Ahora es el Ramayana; ahora las
tradiciones incas; ya es Walmiki; ya son los Nibelungos. ¿Qué pueblo no
se cree el mayorazgo de la Humanidad? ¿Qué idioma no se juzga el
precursor o el heredero directo del precursor?

El último Congreso de Prehistoria celebrado en Tolosa, de Francia,
después de discutir el misterio de la cronología humana con la
solemnidad, la ciencia y la dialéctica de un Concilio, no solamente dejó
sin formular un dogma o cuando menos una teoría, sino que, al intentar
fijar la talla del hombre de las cavernas--en vista de hachas, huesos,
púas, vasijas y diversos fósiles de excavaciones recientísimas,--hubo de
repetir al mundo expectante la sentencia atribuída a Sócrates por
Plutarco: «Sólo sé que no sé nada.»

La revista contemporánea _L'homme préhistorique_ vino a decir lo mismo
en un artículo de su redactor-jefe Marcelo Baudouin.

La Geología encuentra en Álava huellas características de la «Serie
terciaria» en el sistema eoceno inferior o numilítico de las cuevas y
peñas del castillo de Marquínez, en los bancos de conglomerados de
Páriza y Ajarte y en los páramos y mesetas de La Guardia, y de la
«Serie cuaternaria» en los depósitos diluviales de la llanura de
Vitoria.

La aparición del hombre se acusa en las grutas, cavernas y simas de
Arrate, de Basocho, de Laño y de Marquínez. Hay huellas de trabajo
humano en las cuevas de los Gentiles, de Basocho; hornacinas, huesos y
cerámica en las de Laño, y sepulturas en las de Marquínez. En la
monumental _Geografía del país vasco-navarro_, al estudiar la geología y
paleontología de Álava, expone D. Vicente Vera muy curiosas
observaciones sobre el particular.

Y en la parte de dicha obra «Obispado y fueros», encomendada al sabio
erudito Sr. Carreras Candi, se dice que «en los tiempos ante-romanos,
una raza autóctona pobló el territorio de las actuales provincias
vascongadas, cuyas huellas aun hoy se descubren por su lenguaje y
escrituras característicos y también por la fisiología».

«De los períodos prehistóricos--continúa el citado Sr. Carreras
Candi--se han hallado diversidad de objetos y armas de piedra,
semejantes a los encontrados en las demás regiones de España.

»Su cultura artística, de tanto relieve en las cuevas santanderinas de
Altamira y del Castillo, no ha dejado rastro de esta índole en la
provincia de Álava. Merecen, sin embargo, un lugar en la reseña, las
esculturas de la cueva de Marquínez, por la rareza de estas obras de
arte, si bien su antigüedad parece menor que la de aquellas pinturas.»


ESCULTURAS PREHISTÓRICAS.

¿Qué esculturas son estas de las cuevas de Marquínez? Son figuras toscas
y sin relieve apenas, más que labradas, como arañadas en la piedra.
Ofrecen la rigidez del primitivismo, la casi ausencia de curvas y la
actitud hierática.

La desproporción de cabeza y tronco les da un sello de primitiva
ingenuidad. Una de ellas, los brazos sobre el pecho, tiene la
verticalidad de una momia. La otra, sentada sobre un caballo, apoya su
diestra en el pescuezo.

[Illustration: Esculturas prehistóricas de Marquínez.]

Ambas, como arañadas en el bloque de un gran peñasco, despiertan en el
visitante honda emoción, y su ingenuidad ruda y toscos trazos nos hablan
de hombres fabulosos, gigantescos, que cubiertos de pieles y los
cabellos en desorden, penetran en la cueva dando gritos y esgrimiendo
las hachas de pedernal.

¿Qué antigüedad se asigna a estas esculturas? ¿Son de los aborígenes o
de los invasores? Los eruditos alaveses D. Sotero Mantelli, don Ricardo
Becerro de Bengoa, D. Miguel Rodríguez Ferrer y D. Ladislao Velasco, no
dilucidan la cuestión. El Sr. Amador de los Ríos, que tan prolijamente
abogó por considerar el monumento megalítico de San Miguel de
Arrechinaga, en Vizcaya, «cual misterioso lazo que uniendo, dentro del
suelo vascongado, en indestructible cadena, las edades prehistóricas con
los tiempos históricos, perpetúa y transmite hasta nuestros días la
memoria de aquellos hombres a quienes fué dado acaso el asentar su
planta por vez primera en sus encrespados valles y montañas», no
menciona las esculturas de Marquínez.

Solamente el Sr. Carreras Candi, en su monumental _Geografía del país
vasco-navarro_, sostiene que esas tallas de la piedra son esculturas
protohistóricas, inclinándose a que los hombres que las trabajaron
fueron los primitivos, los primeros habitantes del suelo alavés.

[Illustration]



CAPÍTULO II

MONUMENTOS CELTAS

     El dolmen tal vez fué al mismo tiempo túmulo y altar, porque para
     los celtas la muerte no era el fin de la vida, sino el comienzo de
     la oración a sus dioses.

     (JOAQUÍN COSTA.--_La poesía popular española y Mitología y
     Literatura celto-hispanas._)


[Illustration: L]os estudios, tan admirables como desconocidos, del
glorioso polígrafo español no esclarecen, es cierto, el vasto enigma
planteado a los historiadores más ilustres por la invasión celta; pero,
en sus relaciones con la Poesía, con el rudo espiritualismo de aquella
raza, acaso es la obra de Costa única y más útil al poeta y al artista
que los estudios de Humboldt, de Arbois de Jubainville y de Carnoy.

Sabido es que los modernos historiadores consideran la época celta como
absolutamente histórica, esto es, como sometida a las disciplinas del
archivo y del documento.

Como quiera que nuestra misión se reduce sencillamente a catalogar
monumentos y en modo alguno a investigar problemas históricos, damos
por admitido que la invasión celta está bajo la potestad científica y
consideramos los monumentos de aquella raza, no prehistóricos, sino
históricos.

Acerca de la antigüedad de aquella invasión, como de casi todas las
primitivas, en cada historiador hay una cronología diferente. Mil
ochocientos, mil setecientos, mil quinientos años antes de Jesucristo,
la fijación exacta de una fecha que en cualquier caso es hija de una
hipótesis, no puede en modo alguno detenernos.

Los celtas invadieron la Península y ocuparon con otros el territorio
que hoy es Álava.

¿Qué civilización traían? Pueblos llegados de la Umbría romana, según
unos, y de las Galias, según los más, no eran ya simples hordas
desorganizadas que, cubiertas de pieles y manejando la quijada bíblica,
corrían la tierra, sembrando entre los aborígenes el espanto y la
muerte.

Eran pueblos ya patriarcales, con régimen de tribus, con sacerdotes, con
caudillos, con jerarquía familiar y social. Sabían armar naves y
construir habitaciones, organizar la guerra y la caza, explotar las
minas y los bosques; tenían sus dioses y sus héroes, su mitología y su
tradición. No eran hordas, sino hombres.

¿Qué rastro dejan en el territorio de Álava? Examinando el curioso mapa
de los «Dólmenes y vía romana» que trae la ya citada _Geografía del país
vasco-navarro_, podemos ver que hubo numerosos dólmenes celtas, algunos
de los cuales, como los de Arrízala y Eguílaz, se conservan al cabo de
treinta siglos.

Estos dólmenes, que, como afirma D. Joaquín Costa, así eran piedras
tumulares como aras de sacrificio, se marcan en el mapa de esta manera
(V. pág. 31):

Dos, que existían por los años de 1879 en los cerros de Capelamendi y
Escalmendi, a tres kilómetros de Vitoria, y que sirvieron al Sr. Becerro
de Bengoa--guiado falsamente por las etimologías, dice el Sr. Carreras
y Candi--para suponer la existencia de una batalla entre galos y celtas.

Otros cuatro, también ya desaparecidos, que había en Zuazo, cerca de las
tierras de Guillarte.

Otro, que ya tampoco existe, que se descubrió en Laminoria, junto al
pueblo de Cicujano.

Y otros dos, los que se conservan, verdaderamente notabilísimos, y
celtas sin ninguna duda histórica: el de Arrízala, tan cuidadosamente
estudiado por el Sr. Baráibar en dos leyendas publicadas por el
semanario _Irurac-bac_, y el de Eguílaz, muy prolijamente descrito por
el Sr. Apraiz en su conferencia «Los dólmenes alaveses».

Sobre el dolmen de Eguílaz, descubierto en 1831 al abrirse la carretera
de Vitoria a Pamplona, escribe el Sr. Amador de los Ríos: «En una
pequeña colina, conocidamente artificial, hiciéronse catas a fin de
buscar piedra para el afirmado de la carretera que se empezaba a abrir;
dió esta operación por resultado el hallazgo de una enorme peña, que,
levantada por los trabajadores, ofreció una gran cavidad, llamando
vivamente la atención de los mismos.

»Encendió, no obstante, el descubrimiento, más que la curiosidad, la
codicia de los que lo hicieron, deslumbrados por la idea de que habían
tropezado con un tesoro; y sin respeto a lo que pudiera significar
diéronse a revolver los objetos allí escondidos, excitados cada vez más
por aquella esperanza.

»Grande fué sin duda el desplacer de los descubridores al convencerse de
que sólo existían en aquel hueco numerosos esqueletos, los cuales
hubieron de pagar su desencanto siendo despedazados y esparcidos sobre
el montículo.

»La noticia del hallazgo llegó entretanto a oídos de personas
entendidas, y pudo averiguarse que los expresados esqueletos aparecieron
todos colocados en dirección al Oriente y vueltos hacia la entrada del
sepulcro; mientras se fijaban las dimensiones de éste y se determinaba
su construcción, si es lícito expresarse de esta suerte, poniéndose al
par en claro que no eran solamente esqueletos lo que el ya reconocido
túmulo encerraba.

»Era éste por extremo sencillo, ocupando el centro del montículo
indicado; formábale un cuadrángulo como de tres metros de largo por dos
de ancho, compuesto de seis grandes piedras, sin labra alguna; la mayor,
asentada al Norte, era silícea, y calizas las otras cinco.

[Illustration: Dolmen de Eguílaz.]

»Elevábase en el exterior, todo descubierto, a unos tres metros
cincuenta centímetros, presentando al interior sobre cuatro metros; el
grueso de las piedras no excedía de 0,75 metros, siendo de una sola
pieza la cubierta.

»Entre los rotos esqueletos se habían encontrado hachas de piedra,
lanzas y cuchillos de cobre, con algunas puntas de flechas silíceas, que
los primeros descubridores, y aun después la Comisión provincial de
Monumentos, calificaban en 1845, diciendo que eran «corazoncillos
pequeños con dientes muy finos de pedernal durísimo». Al lado de estas
armas halláronse también número no escaso de piedrecitas de mármol
verde claro, «a manera de anillos de forma irregular, con cuatro caras o
facetas».

»Como se ve, el túmulo de Eguílaz es un verdadero dolmen sencillo, tal
como han descrito este linaje de monumentos los cultivadores de la
arqueología céltica.»

La escrupulosidad característica del Sr. Amador de los Ríos lo lleva a
largas y confusas disertaciones acerca de si el dolmen es efectivamente
celta o si es aborígen, y si puede incluirse entre los monumentos
históricos o entre los prehistóricos. Pero modernamente se ha fallado el
pleito en el sentido de que habiendo ya una bibliografía de la historia
céltica, y siendo el monumento celta, no hay duda de que el dolmen de
Eguílaz ha de incluirse entre los monumentos históricos, que es lo que
respetuosamente hacemos.

[Illustration: Dolmen de Arrízala.]

Cuanto al dolmen de Arrízala, llamado por los naturales «sorguiñeche»,
esto es, «casa de las brujas», se conserva mucho mejor que el de
Eguílaz, y es bastante más pequeño. No tiene más que cinco piedras,
todas calizas, y la de la cubierta es estriada, y ofrece en los
rebordes como un labrado sin relieve, producido por instrumento más
rayador que penetrante.

Sea cualquiera el combate erudito que se entable en torno de los celtas,
de su cronología y de su civilización, lo que nadie discute ya es que
entrambos dólmenes, el de Arrízala y el de Eguílaz, son monumentos
celtas, de los pocos, poquísimos que se conservan hoy en todo el mundo.

[Illustration]

[Illustration]



CAPITULO III

MONUMENTOS DE LA CIVILIZACIÓN ROMANA

     España, el primer país del Continente que invadieron las armas
     romanas, fué el último que se les sometió.


     (TITO LIVIO.--_Las décadas._)



[Illustration: M]editando en el texto de Tito Livio, llegamos a Iruña,
capitalidad militar de la famosa Vía romana que, según el itinerario de
Antonino, iba de «Astúrica ad Burdigalam», atravesando de Oeste a Este
la llanura de Álava.

Era al anochecer; y una emoción intensa por las melancolías del paisaje
y por hondos suspiros de la Historia, nos hacía evocar el paso de
Augusto, escoltado por sus lictores a caballo y seguido de sus
pretorianos con jabelinas. Por aquella misma explanada, bajo aquel mismo
cielo adusto, tal vez en una tarde desabrida y hostil como aquella
tarde, caminaron, hacía veinte siglos, las legiones en retirada...

El César llegó a Roma desalentado. Todo el Imperio, sometido, miraba
ansiosamente al templo de Jano. La paz sólo esperaba la sumisión de
cántabros y astures. Augusto entonces confirió la empresa al vencedor de
los germanos, y el joven y glorioso Agripa, impetuoso como Escipión y
sagaz como Fabio Máximo, se puso al frente de sus tropas con dirección a
España.

Llegaron las legiones con millares de esclavos picapedreros, y bien
pronto la indómita llanura apareció llena de castros. En cada uno de
estos fuertes, dejó Agripa un destacamento y la calzada militar se
ofreció pronto al estratega.

Agripa, tras restablecer la disciplina, diezmando las legiones galas,
acometió briosamente a los cántabros. Decuriones y centuriones formaron
grupos sueltos, aceptando combates de guerrillas y asolando
espantosamente el territorio. Como en los tiempos crueles del pretor
Galba, las matanzas eran frenéticas y los incendios iluminaban,
trágicos, la noche.

La Cantabria fué sometida, Agripa llegó a Roma con la paz. Pero el
austero Tácito pudo escribir: _Ubi solitudinem faciunt, pacem
appellant_. La paz era el silencio, la soledad, la muerte.

Cuando se abrió el templo de Jano, algún cuestor rechazó su nombramiento
para la Cantabria. «Allí--dicen que dijo--no quedan más que ruinas y las
ruinas no pueden tributar.»

La conquista, pues, de Cantabria, fué «por el hierro y por el fuego». En
el resto de la Península la civilización romana tendió su red sutil y
amable. En Hispalis y Corduba, los circos y los puentes testimoniaban la
sumisión de toda la Bética. Santarén y Emérita Augusta difundían los
arcos y las termas por la Lusitania. César Augusta, Ausona y Tarraco
eran urbes romanas de la Tarraconense.

De los incendios de Sagunto y de Numancia apenas si quedaba un
resplandor heroico. Roma había recibido y aclamado a los poetas y
filósofos de Córdoba; Horacio celebraba la gracia y la sonrisa de las
danzarinas de Gades; en el Senado vibraban aún los acentos de Cicerón
cantando los paisajes de la Bética. En toda la Península, el Imperio,
tras sus legiones, llevó sus magistrados, sus cuestores, sus gramáticos,
sus artífices, sus baños, sus tocados y sus cortesanas. En Cantabria no
pudo sostener Roma más que legiones siempre en pie de guerra.

En toda la Península sometida abundan los monumentos romanos; en
Cantabria, no. Aquella civilización no dejó rastro alguno monumental. Su
testimonio más considerable, la Vía, tiene carácter militar. Ni un
templo, ni un acueducto, ni un circo, ni un palacio, ni una terma. Nada
que indique una obra de paz, de tiempo, de dominio. Toda España está
llena de puentes romanos; pues en Álava no existe uno. Diríase que allí
no estuvo Roma, sino que pasó por allí a marchas forzadas.

Todo lo que de aquella civilización se advierte en Álava tiene carácter
transportable, transitorio, interino. Alguna estatua, algún mosaico,
relieves ornamentales, piedras miliarias, muelas de trigo, vasijas de
barro... Pero nada grandioso, nada estable, nada que indique permanencia
y dominación. La única perdurable huella de Roma es el paso de sus
legiones, la Vía militar.


LA VÍA MILITAR.

La Vía militar--estudiada prolijamente por D. Lorenzo del
Prestamero--está descrita por el _Diccionario Geográfico-Histórico de la
Academia de la Historia_ (sección primera, tomo I) y conforme al
itinerario de Antonino, en esta forma: «La Vía militar de Astorga a
Burdeos dirigíase desde Vindelaya hasta el Ebro y pasaba por Puente
Larrá, Comunión y Bayas, en cuyas inmediaciones debió estar Deóbriga.

»Desde aquí seguía por Estavillo, Burgueta, Puebla de Arganzón, Iruña,
donde situamos a Beleya; sigue luego por Margarita, Lermanda, Zuazo,
Armentia o antiguo Suisacio, de Antonino; después por Arcaya, Ascarza,
Argandoña, Alegría, en cuyas inmediaciones dijimos estar situada la
mansión de Tulonio; de donde continuaba por Gaceo, cercanías de
Salvatierra, de San Román y Albéniz; luego por Barduya y Eguino, último
pueblo de Álava, continuando desde aquí por Ciordia, primer pueblo de
Navarra, hasta Araceli, hoy valle de Araquil.

»La antedicha Vía romana, según los restos encontrados en Comunión y en
otros puntos, tuvo una anchura de 24 pies; estaba rellena de gruesa
grava, recubierta por una capa más menuda y tenía en sus bordes filas de
piedras que le servían de apoyo.» (V. pág. 31.)

Aun cuando el Sr. Amador de los Ríos, por manifestaciones que le hizo el
entonces gobernador de Álava, D. Florencio Janer, se inclina a creer que
las ruinas de Iruña acusan una población romana importante, el
testimonio más moderno y más documentado, por consiguiente, del Sr.
Baráibar, fundándose en que las ruinas carecen de cimientos, de trazados
de calles, de alineación, etc., etc., refuerza nuestra modestísima
afirmación de que Roma no dejó en Álava conventos, colonias, ni
municipios, ni, por lo tanto, poblaciones; sino castros, mansiones,
faros, esto es, la huella pasajera, la huella militar.

A pesar de esto, como el testimonio del Sr. Amador de los Ríos, aun
cuando fuese en este punto equivocado, siempre sería interesante,
copíamoslo a continuación:

«A dos leguas al Occidente de Vitoria se eleva una colina rodeada
totalmente por el río Zadorra; sus desiguales líneas, no menos que los
grandes frogones que la contornan y los despedazados sillares, piedras
de construcción y numerosos fragmentos de ladrillos, tejas y vasijas que
en su centro se muestran, autorizan la constante tradición de que
existió allí no insignificante población romana, excitando vivamente la
curiosidad de los doctos.

»Cedieron a este noble estímulo en octubre de 1866 el referido
Gobernador y la Comisión provincial de Monumentos, y realizaron en Iruña
un ligero ensayo de excavación, que si produjo «el conocimiento de la
importancia de la población que un día allí existiera, por la extensión
de los trozos de muralla que aun se sostienen, alcanzando en algunos
puntos hasta catorce pies de grueso», sólo daba al gabinete provincial
de antigüedades algunos fragmentos ilegibles de inscripciones, un aro o
virola de metal, una punta de espada y varios clavos antiguos, sumamente
enmohecidos.

[Illustration: ÁLAVA]

»El Gobernador afirmaba que un pavimento «embaldosado de mármoles
jaspeados» que encontró a poco más de un metro de profundidad era lo más
notable del descubrimiento.»

Hasta aquí el Sr. Amador de los Ríos, que, como se ve, comienza por la
ufana creencia de que en Iruña hubo «una no insignificante población
romana», y acaba con el desencanto de ser un pavimento de mosaico «lo
más notable del descubrimiento».

En el citado _Diccionario de la Academia de la Historia_ se habla
también de otro descubrimiento en las cercanías de Cabriana, donde se
supone que estuvo Deóbriga. «Se acaba de descubrir--habla el
diccionario--en las heredades labrantías de Cabriana, un edificio romano
con diferentes pavimentos mosaicos, entre los que sobresale uno con las
cuatro estaciones del año, representadas por mujeres hasta medio cuerpo,
con los atributos correspondientes a cada estación y dos grifos, todo
repartido en seis cuadros, adornados con grecas del mejor gusto,
entrelazadas con mucha gracia por todo el pavimento.

»Las piedrecitas de que se componía éste eran negras, verdes y blancas,
de mármol, y otras, amarillas y encarnadas, de tierra cocida.

»El otro pavimento, a más de las grecas que corren por los extremos,
tenía en el medio un cuadro de Diana cazadora, con su arco en la mano
izquierda, tomando con la derecha una flecha del carcaj cargado de
flechas, por encima del hombro derecho.

»Parte de la vestimenta de la diosa era de cristales menudos, de color
azul y verde, bastante regazada; su calzado parecía a las sandalias, con
una especie de botín o media con su atadura encima de la pantorrilla,
asegurada con lazadas pendientes a la parte delantera.

»Detrás de la diosa, un ciervo con su brida o freno, que arrastraba por
el suelo. Los otros pavimentos eran más o menos ricos, según lo exigían
las circunstancias a que estaban destinados.»

Glosando el diccionario, escribe, esperanzado nuevamente, el señor
Amador de los Ríos: «No es, en consecuencia, temerario el deducir que
hubo de elevarse, en el sitio ocupado por los mosaicos, una suntuosa
villa.» Pero, casi a continuación, y como si le hubiesen acometido los
escrúpulos que tanto y tan autorizadamente lo condicionan, el señor
Amador de los Ríos, refiriéndose a los romanos, añade: «No pudieron
dejar claras e inequívocas reliquias de su grandeza, allí donde no les
fué dado asentar su planta vencedora, ni hacer su dominación respetable
y duradera.»

Nada grandioso, nada estable, nada que indique permanencia y dominación,
dijimos al comienzo de este capítulo.


ESTATUA DE MUJER.--SU DESCUBRIMIENTO.

Un labrador que guiaba su yunta cerca de Iruña, en 1845, advirtió que la
reja del arado tropezaba con algo fuerte y duro; y al remover la tierra,
con auxilio del azadón, desenterró una estatua de mármol blanco,
representando por las vestiduras a una mujer.

La estatua no tenía cabeza y le faltaban, además, los antebrazos, los
pies y parte de las piernas.

Conducida a Vitoria y examinada, entre otras personas inteligentes, por
D. Miguel Medinaveitia, este concienzudo erudito la describió en un
artículo publicado por el semanario alavés _El Lirio_, que también
reprodujo un bonito dibujo del hallazgo.

Para el Sr. Medinaveitia, esta estatua pertenece al período clásico y
representa a Ceres, a juzgar por el traje y la apostura.

El doctor alemán Emilio Hübner, en su famoso _Inscritionum Hispaniae
Latinarum Supplementum_, la atribuye al siglo II, esto es, a la época de
Adriano. Parécele de Ceres o de la Fortuna, deduciendo del manto y de la
actitud, que tuvo en la derecha la cornucopia y en la izquierda el
_gubernaculum_.


DESCRIPCIÓN DE LA ESTATUA.

El Sr. Amador de los Ríos, en sus _Estudios monumentales y arqueológicos
de las provincias vascongadas_, la describe de esta manera:

«La estatua de Iruña es mayor del natural y de mujer, y sobre la
subtúnica y túnica ostenta un _pallium_ o manto que envuelve la parte
superior del pecho, derribándose sobre la espalda en amplios y bien
dispuestos pliegues.

»Cíñese la túnica perfectamente al desnudo con noble estilo estatuario,
y revélase aquél con bellas y grandiosas proporciones, sin detrimento
alguno, antes bien con mayor gracia y perfección en el movimiento, del
plegado. Únese a estas prendas cierta majestuosa proporción que hace más
sensibles las indicadas mutilaciones, y sirve como de corona a tales
virtudes artísticas una ejecución no menos franca que esmerada.»

La estatua, tal y como se ha descrito, se conserva en el Museo
incipiente del Instituto general y técnico de Vitoria, donde su sabio
director, don Federico Baráibar, nos la ha mostrado en la visita que
guiados por él hicimos.

[Illustration: Estatua mutilada de Iruña.

(Fot. L. Elerza, de un dibujo de D. F. Baráibar.)]


LÁPIDAS ROMANAS.--SU DESCUBRIMIENTO.

Al mismo tiempo que la estatua, fueron hallados en las ruinas de Iruña
trozos de mármoles, piezas de mosaicos, fragmentos de ladrillos, tejas,
vasijas, monedas y hasta treinta y dos lápidas completas o rotas, de las
cuales se guardan, y hemos visto en dicho Museo, las que pasamos a
describir.


LÁPIDA ROJA Y BLANCA.

Es un trozo de mármol blanco y rojo, con inscripciones fragmentarias
que, epigrafistas tan autorizados como Hübner, el P. Fita y Baráibar, no
han podido ni completar ni interpretar. Mide 0,28 por 0,11, y aun cuando
el P. Fita la atribuye al siglo I, los caracteres de sus letras y
ciertos signos intermedios que la adornan parecen indicar que sea
posterior.


LÁPIDA SONROSADA CON VETAS BLANCAS.

Mide 0,25 por 0,14. La inscripción, completada e interpretada por el Sr.
Baráibar, dice:

    (Honore) (co)ntentu(s) (im)pensam (remisit.)
    (Satisfecho con el honor, dispensó el gasto.)

[Illustration]

A juicio del Sr. Baráibar, lo interpretado es el término de la
inscripción total, donde probablemente se expresaría una memoria
acordada por alguna Orden, Municipio o Corporación. El interesado aceptó
con satisfacción el honor, y la hizo a su costa.

Inscripciones o fórmulas idénticas se leen, según dice el Sr. Hübner, en
lápidas de Alcacer de Sal, Málaga, Sevilla y otras poblaciones de la
Península.


LÁPIDA ROSA, VETAS BLANCAS.

Se recogió del pueblo de Tres Puentes, cercano a Iruña, donde la
empleaban los mozos para colocar sobre ella el llamado «cantón», del
juego de bolos.

Es un trozo aproximadamente circular, de 0,85 metros en su mayor
diámetro, que en su cara plana ostenta siete elegantes letras, no
interpretadas por la epigrafía.


LÁPIDA ROSA.

Tiene forma de triángulo, cuyos lados mayores miden 0,15 por 0,19. Las
letras del primer renglón son más altas que las del segundo. Tampoco ha
sido descifrada.


FRAGMENTOS DE PIEDRA ARENISCA.

En las excavaciones que se hicieron a costa del presbítero y arqueólogo
D. Jaime de Verástegui, también por los alrededores de Iruña,
aparecieron cuatro fragmentos de piedra arenisca que, reunidos, forman
dos trozos de un epígrafe en grandes caracteres, altos de 21
centímetros, y también, como los anteriores, sin descifrar.


CAPITEL HISPANO-ROMANO.

Se descubrió también en las excavaciones del señor de Verástegui, y es
de piedra caliza.

Su altura es de 0,65. Sobre su antigüedad se han suscitado diferencias
muy curiosas. Hay quien lo considera obra latino-bizantina, del siglo
VIII al IX, y quien la cree genuinamente romana, del siglo III al IV.

El sabio arqueólogo Sr. Gómez Moreno, examinando la fotografía, encontró
anómalo el desarrollo del collarino, que roba al conjunto la usual
elegancia de proporciones; pero, a juicio del Sr. Baráibar, la anomalía
de ir el collarino incorporado al capitel, se da con frecuencia en
piezas romanas de carácter indígena.

Puede estimarse el capitel, por consiguiente, obra hispano-romana de
bajo tiempo, probablemente; pero en modo alguno visigoda, y mucho menos
posterior.

[Illustration: Capitel hispano-romano.]

El capitel tiene fidelísimo parecido con los capiteles de antigüedad
incierta de San Román de Hornija (Valladolid), y con los seguramente
romanos de Córdoba, donde se hallan los prototipos clásicos que imita el
de Iruña.


LÁPIDA DE LUZCANDO.

También de caliza, donativo de D. Sandalio Oquiñena.

Tiene un metro por 0,66. Sirvió de antepecho a una ventana en la casa
cural de Luzcando, pueblo de la jurisdicción de Acilu, en la hermandad
de Iruráiz, a 24 kilómetros de Vitoria y cinco de Salvatierra.

Dicha casa cural, ya desaparecida, y la parroquia, que aun subsiste, se
construyeron en gran parte con materiales allegados de la Vía romana.

[Illustration: Lápida de Luzcando.


(_Fot. L. Elorza._)]

Trátase de un hermoso cipo sepulcral que, a juicio del Sr. Baráibar, es
obra curiosísima del arte provincial ibero-romano. El disco y los
sarmientos que la embellecen son adornos frecuentes en las lápidas
encontradas en Salvatierra, San Román, Ibarguren, Contrasta, Ocáriz y
Urbina de Nasabe, todas ellas citadas por el Sr. Hübner en su
_Suplemento_, y por el Sr. Baráibar en su _Museo incipiente_; pero ni
una sola existente en el Museo, ni en parte alguna conocida, a menos de
nosotros.

La inscripción de esta lápida, complementada y comentada por el Sr.
Baráibar, es así:

     D(is) M(anibus) M(arco) Sem(pronio) Fusco oculati f(ilio) an(norum)
     LV Fuscinus fr(ater) M(arco) s(uo) f(ecit) H(ic) s(itus) e(st).

     (A los Dioses Manes. A Marco Sempronio Fusco, hijo de Ocualto, de
     cincuenta y cinco años. Fuscino hizo este sepulcro a su hermano
     Marco. Aquí está sepultado.)


LÁPIDA DE NARBAJA.

También de caliza, de 0,52 por 0,46.

Se descubrió cuando se estaba abriendo la carretera vecinal de Narbaja a
Mendíjur. Al ser transportada al palacio del senador don Carlos de
Ajuria, la rompieron los canteros, por lo que se perdió la mayor parte
de la inscripción.

De la impronta que en el instante de hallarla, y antes, por
consiguiente, de que se rompiera, obtuvo el Sr. Baráibar, se ha podido
transcribir íntegra. Las dos figuras de hombres con bastones,
conduciendo un objeto cuadrangular, y los ramitos de laurel que exornan
a uno y otro lado la inscripción, dan a esta lápida de Narbaja
caracteres curiosos y singulares.

De otra parte, la epigrafía, reconstruida y comentada por el señor
Baráibar con su reconocida ciencia, indica que se trata de una lápida
sepulcral que, por estar labrada en piedra caliza, testimonia, o la
humildad, o la pobreza, o entrambas cosas a la vez del que la costeó.

La inscripción, que copiamos del _Museo Incipiente_, es así:

        Greca de aspas pequeñas
    D. luna en creciente. M.
      Dos figuras de hombre con
        bastones, llevando entre
      ambos un objeto cuadrangular.
        A uno y otro lado ramas de
        laurel, hasta el pie del
              epígrafe.

    MARITVS ANTI
    CVS /// SQV MARCE
    LINVS ANN XX
    SHM ROMVLVS
      /////// MAR // FILIO
      ////////// O POSVET
                MR MONV V

     D(is) M(anibus) Maritus Anticus (e) squ(ilina) Marcelinus ann(orum)
     XX s(itus) h(ic). M(arcus) Romulus M(arito) filio(piiisim)o posuet
     m(oe) r(ens) monu(mentum) V(ale)

     (Marito Antico, de la tribu esquilina, de veinte años de edad, yace
     aquí. Marco Rómulo, apenado, puso a su piadosísimo hijo Marito este
     sepulcro. ¡Adiós!)


LÁPIDA DE ANGOSTINA.

Lindando con Navarra, por la parte de Marañón, está, en jurisdicción de
Angostina, la ermita de San Bartolomé, en cuyo altar, en el ángulo de la
mesa, estaba la lápida.

Dicha ermita carece de mérito artístico; pero ofrece algún interés, por
haberse utilizado en su construcción lápidas romanas. Una de ellas, en
piedra caliza, de 0,50 por 0,36, que por disposición del párroco fué
trasladada al Obispado, y de orden del Obispo cedida al Museo de
Vitoria, conserva casi íntegra la inscripción, que dice así:

Æmilius Maternus Flori filius ann (rum) XX h(ic) s(itus) e(st).

(Emilio Materno, hijo de Floro, de veinte años. Aquí yace.)


ÁRULA DE ARAYA.

Fué donada al Museo por el Senador D. Carlos de Ajuria, y es, con la
estatua ya descrita, lo más interesante de la colección.

Es de piedra arenisca: alta, o,68; ancha, 0,56; gruesa, 0,27.

[Illustration: Arula de Araya.


(_Fot. L. Elorza._)]

Se halló con otras tres en «El nacedero», de donde fluye el río
Ciraunza, á 120 metros sobre la fábrica metalúrgica de Araya. Las letras
casi se hallan desvanecidas por la acción del agua, en donde el ara
estuvo sumergida.

    C /// PITO /. AR
    NYM////// IS
    //////// SVIT
        IBENS MER
    ITO.

     C(a)pito ar(am) nym(ph)is d(e) s(uo) po(suit) (l)ibens merito.

(Capitón, gustosamente y con motivo, puso a sus expensas esta ara a las
ninfas.)

«El lugar donde se hallaban las piedras--dice el Sr. Baráibar--es por
demás escabroso y esquivo, al pie de una roca que se alza, vertical y
desnuda, sobre la límpida, fresca y copiosa fontana.»

Con esta dedicatoria son cinco los númenes a quienes en Álava se rendía
culto durante la época romana: dos de la mitología grecorromana, las
ninfas en Araya y Donela en Iruña, y tres de la mitología indígena:
Uvarna, en Zambrane; Tullonio en Alegría de Duranci, y Sandao Baelisto,
en Angostina, según anota Hübner en su tantas veces citado
_Supplementum_.

Dedicatorias semejantes a las de Capitón se han descubierto en árulas de
los baños de Montemayor (Cáceres), descifradas por el Padre Fita en el
_Boletín de la Academia de la Historia_.

Otra lápida a las ninfas apareció en Quintanilla de Somuñó (Burgos), y
también, en el propio _Boletín_, la ha traducido el sabio epigrafista.


LÁPIDA DE ASSA.

Donada por D. Ángel León Lores. Es de piedra caliza, de 0,75 por 0,56,
con hermosos caracteres del siglo I.

Se halló en Assa, a ocho kilómetros de Laguardia, en la frontera de
Navarra. Estuvo en la derruída ermita de Santa María, de donde fué
llevada a la llamada «Casa del monte», y de allí al Museo de Vitoria,
donde se conserva.

A la cabeza de la lápida, en una extensión de 45 centímetros, obsérvanse
vestigios de dos sencillas grecas, entre las cuales, rebajada a cincel,
hay una faja, donde acaso esculpió el cuadratario las siglas D. M.

La lectura de las tres primeras lineas se hace sin gran dificultad. La
laguna del último renglón la llenó felizmente el Sr. Baráibar, siendo
aceptada por el P. Fita y por Hübner, según consta en el _Boletín de la
Academia_.

La inscripción, conjeturalmente complementada, dice así:

         d.                 m.
      a VRELLÆ            BOVTI
    æ . FLACCI           ATTESV
    CLO/. F. AN            XXX
  h s. e. flaccVS          PAT
          h. m. f. c.

D(is) M(anibus) Aureliæ Bouti(æ) Flacci Attesuclo f(ilia) an(norum) XXX
h(ic) s(ita) e(st). (Flacc)us pa(ter) h(oc) m(onumentum) f(aciendum)
c(uravit).

(A los manes de Aurelia Boucia, hija de Flaco Atesuelo, de treinta años
de edad. Aquí yace. Su padre Flaco cuidó de que se le hiciese este
sepulcro.)

Tales son las reliquias que Álava conserva de la dominación romana en el
Museo que tan diligentemente ha formado el Sr. Baráibar. Ni en nuestras
excursiones por casi todo el territorio, ni en las detenidas pesquisas
que a través de una extensa bibliografía llevamos hechas, nos fué
posible encontrar más. Después de todo, esta misma escasez de monumentos
romanos viene a corroborar los autorizados juicios del señor Amador de
los Ríos sobre que los romanos «no pudieron dejar claras e inequívocas
reliquias de su grandeza allí donde no les fué posible asentar su planta
vencedora ni hacer su dominación respetable y duradera», y a justificar
en cierto modo la observación de Tito Livio, que nos sirvió de
orientación y lema.

[Illustration]

[Illustration]



CAPÍTULO IV

MONUMENTOS DE LA CIVILIZACIÓN CRISTIANA

     Así, pues, del siglo IV al XI se efectuó en todo el mundo antiguo
     un trabajo enorme, doloroso, pródigo en vidas de hombres y de
     Imperios, pero que realizó algo tan firme, que todavía dura y
     parece destinado a permanecer.

     (ALFREDO RAMBAUD Y ERNESTO LAVISSE.--_Historia Universal, Los
     orígenes._)


[Illustration: E]l paso de las nuevas civilizaciones visigoda y árabe
por el territorio alavés fué, como había sido el de la romana, casi
exclusivamente militar.

La invasión de las huestes godas sorprende a los vascos en momentos de
crisis honda, cuando aun convalecientes de sus duras batallas con los
romanos, no habían tenido tiempo de constituirse y de organizarse.

Al comenzar el siglo V, aun subsiste el régimen embrionario del
patriarcado y de la tribu. Vascófilos tan eminentes como D. Ladislao de
Velasco, D. Miguel Rodríguez Ferrer y D. M. de Larramendi, interrogaron
vanamente a la esfinge histórica. Ni el monumento ni el archivo han
podido suministrar aquellos elementos categóricos equivalen a la
afirmación.

¿Cómo se gobernaban estos pueblos? ¿Quién los regía? ¿Cuáles eran su
religión, sus costumbres, su agricultura y sus ejércitos? Ante el
silencio de la Historia, la Leyenda, menos prudente o más efusiva, nos
habla de los primitivos señores vascos, de solar y fuero, que rigen
pueblos de vasallos labradores, se ocupan en la caza, guerrean con
señores fronterizos y hasta reciben embajadas de los jefes galos.

Las hordas de Alarico, al franquear las gargantas del Pirineo, tal vez
oyeron ya los sones de aquella trompa épica que había de sonar luego en
Roncesvalles. El señor de Altabiscar, héroe de un poema, es acaso
también el símbolo de una época de la Historia.

Sea como fuere, la investigación tiene que consignar su esfuerzo inútil.
La civilización goda no deja en Álava más rastro que la llamada
fortaleza de Victorica, construída por Leovigildo--según cree el señor
Pirala en el tomo correspondiente de _España; sus monumentos y artes, su
naturaleza é historia_,--y algún que otro vestigio arquitectónico, de
los que, según Amador de los Ríos, han surgido «de entre las ruinas de
ciertas construcciones románicas, inequívocos, aunque ya débiles
reflejos, del arte latino-bizantino».

Otro tanto cabe decir de la dominación árabe. En las crónicas del
Tuldense, del obispo D. Sebastián, del monje de Albelda y del arzobispo
D. Rodrigo, que son, como se sabe, asilos ingenuos y zonas neutras en
donde se entrevistan la Leyenda y la Historia, no hay una sola página
que registre un solo monumento árabe en la región.

El testimonio del arzobispo D. Rodrigo es tan rotundo como categórico:
«Los sarracenos--dice el Prelado--se apoderaron de toda España, menos de
algunas pocas reliquias que se conservaron en las montañas de Asturias,
Vizcaya, Álava, Guipúzcoa, Roconia y Aragón.»

A lo largo de cancioneros y de cronicones, vemos cómo Alfonso III,
perseguido por los árabes, se refugia en Álava.

Las guerras fronterizas de castellanos y navarros sobresalen, dividen y
perturban a los vascuences. Sanchos y Alfonsos se alían o guerrean con
los señores de Álava, que unas veces son de unos y otras de otros. Las
villas y lugares alaveses se incorporan o se desmembran, según los
pactos o las declaraciones de guerra de cada año y aun de cada mes. La
región, por el fatalismo topográfico y por la independencia de sus
moradores, no descansa de su avatar bélico. La agricultura, la caza, la
pesca, el pastoreo, el tráfico industrial y comercial, la explotación de
bosques y minas, todos los dones próvidos que desfilan por las escenas
de _La Paz_, en Aristófanes, han desaparecido de Álava. Durante un siglo
y otro siglo, la comarca es como una clínica de enfermedades de la
guerra...

¿Qué artes se podrían desarrollar allí donde las trompas y atambores, el
relinchar de los caballos y el recio estruendo del chocar de armas y
escudos no cesaban ni un día su rumor?

El Islam amenaza la independencia de toda la Península; el Califato
cordobés crece y se ensancha, como un río desbordado; la inundación que
viene de Andalucía, sube con Almanzor hasta las márgenes del Duero...
Por valles y montañas, huestes de León y de Castilla, poseídas del
espanto de la derrota, irrumpen en el territorio vasco, rotas las mallas
y destrozadas las lorigas, pidiendo asilo y hermandad.

«Desde aquel instante--anota con su buen sentido proverbial el Sr.
Amador de los Ríos,--hermanados con los naturales en la empresa de
rechazar el yugo del enemigo común, por un mismo sentimiento y una misma
esperanza, quedaba establecida entre castellanos, navarros y vascuences
una alianza tanto más sincera y durable cuanto mayores iban a ser los
obstáculos que el poderío árabe opusiera al triunfo de aquella generosa
esperanza y de aquel nobilísimo sentimiento.

»Ruda, terrible y cada día mayor era la lucha trabada entre el creciente
imperio mahometano y las despedazadas reliquias del visigodo; frecuentes
y desoladoras las invasiones sarracenas que partiendo del suelo andaluz,
arrojaban una y otra vez sobre los valles vascongados el removido
oleaje de la conturbada población cristiana; más grande, más insistente
y abrumador el peligro que a todos amenazaba y afligía, y no menores,
por tanto, la mutua lealtad y confianza que de todos solicitaban la
salvación y defensa de aquellos baluartes que les había brindado la
Naturaleza.

»Recogíanse, merced a este rudo golpear del Califato andaluz, los
antiguos moradores del suelo vasco, en lo más cerrado de sus asperezas;
tomaban asiento los hijos de la España central en los valles y llanuras
más cercanos a las regiones centrales donde nacieron, no sin que
penetraran a veces en el centro mismo del territorio, y poníanse todos
bajo la bandera de la independencia arbolada por los Reyes de Asturias,
animados sin tregua unos y otros por el heroico anhelo de redimirse y de
redimir a la patria de la servidumbre islamita.

»Esto nos dice la Historia y esto nos revelan también, con viva aunque
muda elocuencia, los monumentos arquitectónicos.

»Puéblanse desde entonces las montañas del pueblo vasco de ermitas,
pobres, agrestes, desprovistas de ornato y de reducidas dimensiones; sus
valles ostentan en cambio gallardas basílicas, enriquecidas con todas
las galas de un arte que había realizado o realizaba aún las más
preciadas conquistas en otras comarcas.»

¿Por qué fases había pasado el espíritu religioso de Álava antes de que
su conversión al cristianismo le llevase a elevar estas ermitas y
basílicas cristianas?

«Difícil es--nos dice el Sr. Carreras y Candi en su _Obispado y fueros
de Álava_--el estudio y conocimiento de la religión que profesaban los
íberos o cúskaros, aborígenes.

»Difícil es seguir la evolución religiosa de los antiguos tiempos cuando
falta toda fuente histórica. Dentro del terreno de la hipótesis es
creíble que, tanto el paganismo romano como el cristianismo, se
introducirían por Álava de las provincias vascongadas.

»De los primitivos siglos cristianos no ha quedado ni en Álava ni en
territorio vasco, un solo monumento que pueda decirnos en qué época se
introdujeron allí las doctrinas de Jesucristo.»

Por su parte, el P. Enrique Flórez, en su _España sagrada_, habla de que
en la división de Constantino, al tratar de los cinco metropolitanos de
España, se incluyen obispados en esta región.

Don Ladislao de Velasco, en _Los Eúskaros_, refiriéndose al santo más
antiguo de Álava, San Prudencio, dice que «unos le hacen figurar en el
siglo III, otros en el IV y así sucesivamente hasta el siglo XII».

A pesar de esta incertidumbre, acaso no sería descaminado el asentar que
el primitivo rito vasco fué el rito celta, el cual duró hasta la venida
a España de Santiago apóstol. Discípulos de Santiago tal vez fueron
iniciadores de los primeros cultos y tal vez la primera generación
cristiana alzó en Álava, como en otras partes, el primer testimonio de
su ardor neófito: los calvarios. Los panoramas, tan propicios para
representar el Monte de las Calaveras; la abundancia de árboles, tan
próvida para suministrar las cruces; el contraste de aquella raza
belicosa, ruda y feroz, con la divina suavidad evangélica del Sermón de
la Montaña.

Española, porque en su unión con castellanos y navarros había echado
frente al moro los cimientos de la Reconquista, que inició Asturias;
cristiana, porque Santiago o sus discípulos labró o labraron su alma
ingenua con los cinceles catequistas; al comenzar el siglo VIII comienza
Álava a incorporarse a la cultura de su tiempo.

«Testigos del primer movimiento de la cultura eúskara en las vías de
civilización propiamente española--escribe Amador de los Ríos--habían
sido las construcciones románicas, de entre cuyas ruinas hemos visto
brotar inequívocos, aunque ya débiles reflejos, del arte latino
bizantino.

»Intérpretes de aquella más amplia y duradera alianza debían ser, y lo
fueron realmente por tres centurias, los monumentos del estilo ojival,
que se levantaban a la sazón con el imperio de las artes y que
empezaban a enaltecer las antiguas ciudades de la Iberia central, con
maravillas tales como las iglesias metropolitanas de Burgos y Toledo.

»Y, cosa muy digna en verdad de tenerse en cuenta, tratándose de las
artes españolas, mientras en el transcurso de las tres indicadas
centurias impone el arte ojival, en sus distintos desarrollos, su no
dudoso sello, su fórmula, así a las construcciones religiosas como a las
civiles y militares que se alzan en el estado vascongado, ni en uno solo
de aquellos templos, castillos y casas señoriales, por más que apunte
alguna vez en las últimas, domina la influencia del estilo mudéjar, que,
arraigando en Toledo, Zaragoza, Córdoba, Valencia y Sevilla, se
generalizaba en toda España, con tal eficacia y predominio, que
constituía una verdadera manifestación de arte, trascendiendo a todas
las esferas de la industria.

»No existen, en efecto, en las ciudades, villas, pueblos y anteiglesias
de Álava, Guipúzcoa y Vizcaya, templos como la iglesia parroquial de
Santiago, en Toledo, o la basílica de la Seo, en Zaragoza; fortalezas y
torres como las de Cervantes, San Román y Santo Tomé, en la ciudad de
Wamba, o las de Santa Catalina, San Marcos, San Miguel y San Nicolás, en
Córdoba; alcázares como el de D. Pedro I, en Sevilla; el de los Ayala,
en Toledo; el de los Mendoza, en Guadalajara, o el de Segovia, en que
pareció apurar sus riquezas aquel maravilloso estilo arquitectónico.

»En cambio pueden reconocerse sin fatiga en las tres provincias hermanas
los pasos del arte ojival, mal llamado gótico, en no escasas
construcciones y monumentos secundarios, pertenecientes a sus tres
principales edades, no sin que preponderen los que representan el
crecimiento de la monarquía española bajo el glorioso cetro de los Reyes
Católicos.

»Ni es de desdeñar, en orden a los monumentos ojivales del territorio
vasco, el que, así como los de las regiones colindantes de Aragón y
Castilla se hermanan estrechamente con los erigidos en estas comarcas,
pronúnciase, sobre todo en los que visiblemente pertenecen al último
período y existen en la zona más inmediata al Pirineo, cierta influencia
ultramontana, merecedora, en verdad, de atento estudio.

»Algo de esto nos dicen también las construcciones del Renacimiento, no
faltándonos, por cierto, respecto de algunas, el testimonio histórico
que acredite y esclarezca esta enseñanza, deducida inmediatamente de las
observaciones arqueológicas.

»Pero el conjunto general de aquellas fábricas arquitectónicas, aun en
lo que tienen de derivado de ciertas reacciones operadas en las esferas
del gusto, en días más cercanos a los nuestros se consocia y aun hermana
con el aspecto universal de las varias manifestaciones artísticas que la
España central ofrece en los mismos períodos; y en esta relación
trascendental no es dudoso que si la proximidad de Francia, pueblo de no
insignificante iniciativa en todas las esferas de la actividad humana,
influye alguna vez en el proceso de la cultura vascongada, refléjase en
ella más viva y directamente y con más constante perseverancia la idea
de la civilización propiamente española.»

En la historia monumental y artística de Álava no existen, por lo tanto,
en maneras bien definidas, puras y _per se_, las huellas visigodas del
arte latino-bizantino, ni tampoco las huellas árabes del mudéjar. Si
algún vestigio del latino-bizantino aparece en ciertos relieves del
pórtico de Armentia, aparece mezclado y domeñado por el románico
español. Si algún labrado mudéjar se distingue en ciertas casas
señoriales de Vitoria, se distingue con gran trabajo entre las
floraciones ojivales del edificio. Ni el árabe, ni el godo han logrado
más que el romano. A las tres civilizaciones opuso Álava igualmente su
independencia montaraz. De ninguna de las tres guarda más que reliquias
transportables, como aquellas «piedras viajeras» de que habla Plinio el
viejo.

A cuatro épocas arqueológicas reducimos la historia de Álava: la ÉPOCA
ROMÁNICA, que, según el Sr. Apraiz, podríamos llamar «indígena»; la
ÉPOCA OJIVAL, que al decir de Amador de los Ríos, «por carecer de un
templo de primer orden, careció del primer elemento educador y dejó en
bárbara libertad a los retocadores, reconstructores y profanadores»; la
ÉPOCA DEL RENACIMIENTO, donde junto a los templos y colegiatas aparecen
ya, decorados y exornados con las galas maravillosas del plateresco,
ciertos palacios señoriales, y la ÉPOCA MODERNA, que aun cuando
bastardeada por la servidumbre a que la utilidad ha sometido a la
belleza, se purifica de estas culpas de leso arte con la grandiosa
Catedral nueva de Vitoria, en construcción tan avanzada ya, que al cabo
de unos pocos años alzará sus agujas y rosetones ojivales, maravillando
a España y al mundo.

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ÉPOCA ROMÁNICA


Ya hemos testimoniado con la autoridad erudita del Sr. Carreras Candi la
carencia de fuentes históricas en todo cuanto se refiere a la cronología
de los primeros siglos cristianos de Álava.

«No podemos aceptar--dice--como afirmación histórica, que se viene
copiando por la mayor parte de los autores, la de que en el siglo VIII
huyeron los hispanogodos de la dominación sarracena refugiándose en
territorio alavés. Como no hubo persecución religiosa al ocurrir la
invasión árabe, ha de rechazarse la existencia de tales fugitivos.

»Con respecto a los primeros establecimientos cristianos--añade--daremos
los siguientes datos:

»En el año 804 se estableció en Añes el Monasterio de SAN VICENTE DE
ANNIES, que posteriormente se sumó con el de San Millán.

»A mediados del siglo X fundóse el monasterio de Santa María de
Estíbaliz.

»En el siglo XII, sin que se conozca con certeza la fecha de su
fundación, ya existían los monasterios de San Clemente y Santa Cecilia
de Obaldia, en Madaria; en Apérregui, el de Santa María de Barica; en
Zuazo, el de San Miguel; en Zuya, el de Santa María de Oro; en Gurendes,
el de San Víctor y San Salvador; en Mañarrieta, el de Santa Gadea; el de
Santo Tomé, en Rivabellosa; el de Yula, de Salvatierra, y los de
Albéniz, Lasarte, San Román y las abadías de San Andrés de Bolívar y
Santa Pía de Cicujano...»

Un prestigio arqueológico, D. Ángel Apraiz, que ha estudiado
prolijamente la cuestión, como historiador y como arqueólogo, nos dice
en el interesantísimo trabajo «El románico en Álava», publicado el 30 de
agosto de 1911 en la revista de San Sebastián _Euskal-Erria_:

«Existe un arte alavés. Por todos los montes y valles de nuestra tierra
se encuentran esparcidos restos de una arquitectura, religiosa en su
casi totalidad, que con las tradiciones a ella unidas y la significación
de sus monumentos, puede constituir, ante una mirada inteligente y
amorosa, la completa resurrección de un glorioso pasado.

»Forma tal arte, producido en los siglos XII y XIII, hermosa ejecutoria
de la nobleza de este pueblo, del cual certifica en tan remotas fechas
la vigorosa fe y la cultura que se extendía a los más apartados rincones
de este suelo.»

Como se ve, entre la afirmación del Sr. Carreras Candi, que habla de
Armentia, como existente ya en el siglo X, y la del Sr. Apraiz, que fija
las producciones románicas alavesas en los siglos XII y XIII, surge, a
primera vista, el abismo de dos siglos.

Sin embargo, para quien ahonde en la cuestión, tal vez haya una
explicación satisfactoria. En las iglesias y basílicas románicas más
antiguas se han registrado, como observa el Sr. Amador de los Ríos,
«vestigios indudables, aunque ya débiles reflejos, del arte
latino-bizantino», anterior en dos y tres siglos al románico.

¿Quién dice que la basílica de Armentia, por ejemplo, no sea, al
construirse en el siglo X, un arte latino-bizantino, ya adulterado por
las primeras manifestaciones prerrománicas? ¿Quién, en cambio, puede
negar que iglesias como las de Tuesta y Leorza, son románicas aun cuando
en ellas aparezca el arte ojival?

Sabido es que el románico, estilo de una civilización incierta, arte de
transición, como la época que lo engendra, tiene diversas
manifestaciones que hemos de detallar oportunamente. Ahora sólo nos
toca, en sus apreciaciones generales, señalar el contraste entre la
afirmación del Sr. Apraiz, al asegurar «que existe un arte alavés» y las
diversas fórmulas románicas que por tan vario modo acusan la carencia de
esta su pretendida uniformidad. Entre la basílica de Armentia (siglo X)
y la de Estíbaliz (siglo XII) el estilo románico pasa de una niñez
ingenua, ruda y lóbrega, a una florida y gallardísima juventud.

Invocando la autoridad que en cuestiones históricas y arqueológicas
reconoce el mundo erudito a los Sres. D. Federico Baráibar, D. Jaime
Verástegui y al padre jesuíta Indalecio Llera, el citado Sr. Apraiz
realizó un trabajo utilísimo, «en el que se describen y registran con
exposición de croquis, medidas y relaciones con otros monumentos,
discutiendo los problemas que plantea el románico, unas setenta muestras
de ese arte que por toda nuestra tierra se extiende con variedades que
lo llenan de encanto y de vida».

Ese trabajo, que el Sr. Apraiz remitió a un certamen, está inédito. Pero
el autor, amablemente, nos ha suministrado un índice, en el interesante
estudio, ya citado, «El románico en Álava», que apareció en la revista
_Euskal-Erria_. Además, las bondades del Sr. Baráibar nos permiten
incluir entre nuestras fotografías, las 70 a que se refiere el señor
Apraiz y muchas más, que personalmente obtuvimos en nuestras excursiones
por la provincia, unas y otras de monumentos románicos, que son, como se
sabe, los más numerosos en Álava, y, por tanto, en nuestro Catálogo
provincial.

«En el arte románico alavés--escribe el Sr. Apraiz,--entre la vieja
basílica de Armentia (que no lo es tanto como se ha pretendido) y la de
Estíbaliz, cuya terminación debe pertenecer al siglo XIII, se nos
muestran con su ingenuidad de obras primitivas, entre otras, la actual
ermita de San Martín de Avendaño, que evoca una leyenda de venganzas
como la de los héroes griegos, y cuyo sistema constructivo al estilo de
la llamada Escuela Provenzal, es muy curioso; la ermita de San Juan de
El Burgo, y el ábside de la parroquia de Trocóniz, hoy muy transformada;
el Cristo de Labastida, cuya masa teñida de siena por el sol de la
Rioja, se destaca sobre una colina escarpada, recordando el nombre
militar de la villa; la iglesia de Ezquerecocha; la de Hueto de Arriba,
con su pila bautismal llena de preciosos relieves de época no muy
anterior a la que ese templo representa; la de Nanclares de la Oca y la
que fué parroquia de Urrialdo, envuelta con las tradiciones del
basilisco, en un muy adecuado ambiente.

»Próxima a Estíbaliz se alza la iglesia de Argandoña que, al igual de
otras abajo mencionadas, ostenta detalles idénticos a los de aquella
fábrica, privándola de cierta singularidad que en ella se ha pretendido
ver.

»En la misma escuela podemos agrupar la bella ermita de San Juan de
Marquínez. Y contemporáneas suyas deben de ser las ermitas de San Martín
y Santa María de Maestu, que con la parroquia de Leorza forma un grupo
interesante, pues en todas las ahora citadas, como en las que vamos a
enumerar, aparece el arco ojival, demostrativo de época gótica, entre
otros caracteres genuinamente románicos o transitivos.

»Así son: las iglesias de Abechuco y Betoño; las de Lasarte con
espléndidas estatuas en una ventana; las de Miñano Menor, Olano, Añua,
Gamarra Menor y Urrúnaga; las de Durana y Otazu, con hermosas portadas,
muy semejantes entre sí; la de Arzubiaga, la de Ullívarri-Arrazua, en la
cual, sobre los arcos de su ingreso, aparece algún motivo realista; las
de Lezama, Amurrio, Unzá, Oyardo, Gújuli, Guillerna, Catadiano, Pipaón y
Heredia; la ermita de Nuestra Señora de Ayala, en Alegría, que conserva
un curioso pórtico del mismo estilo; lo mismo que las parroquias de
Erenchun y Nanclares de Gamboa; las iglesias de Gaceo, de
Ullívarri-Viña, Hueto de Abajo, Legarda, Mendiguren, Belunza, Bernedo y
Lubiano, y las aun más pobres en ornamentación de Gardelegui,
Aberásturi, Mendizábal, Gojain, Nafarrete y Elosu.

»Hay que añadir a este índice de ejemplares románicos las murallas de
Salvatierra y de Laguardia; las vírgenes de Yurre, de la Esclavitud, en
Vitoria; de Arriaga, de Ocón, de Anadoya y de Barajuen, y algunos
crucifijos y ornamentos que oportunamente describiremos por separado.»

Se ve, pues, que la gran riqueza monumental de Álava está principalmente
en sus iglesias románicas, tan numerosas como en la región donde haya
más, aunque la mayoría reconstruídas ojivalmente, y algunas de ellas,
como Armentia y Estíbaliz, por la pureza de su estilo ingenuo,
verdaderamente admirable y dignas del estudio detenido que las hemos de
consagrar.

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ÉPOCA OJIVAL


Una observación general formulada por el Sr. Amador de los Ríos, y que
hemos comprobado personalmente en nuestras excursiones investigadoras,
nos da bien definida la época ojival de Álava.

Esta observación dice que bastantes templos románicos fueron
reconstruídos y exornados, al andar del tiempo, conforme al arte
singular, gallardo y elegante de la ojiva. Muchas bóvedas y portadas
fueron sustituyendo fenestras y muros; muchas iglesias que aun guardaban
las reliquias estatuarias de su vieja construcción románica alzaron la
gallarda nave ojival. Casi todos los monumentos románicos del siglo XIII
fueron--dice el citado arqueólogo--«dolorosamente adulterados».

«La falta de un templo ojival de primer orden--continúa--que, como en
Burgos y León, Valencia y Barcelona, Toledo y Sevilla, cimentara y
tuviera siempre despiertos entre aquellos naturales en una gran
metrópoli el respeto y la admiración que infunden sin cesar en el ánimo
aquellas sublimes construcciones, las más adecuadas y aptas para
interpretar la creciente exaltación del sentimiento religioso, fué, sin
duda, no pequeña causa de que, cediendo más de lo justo al espíritu de
la novedad, apenas respetaran las siguientes edades los monumentos
debidos, durante el indicado siglo XIII, ya a la iniciativa de Reyes tan
ilustres como un Fernando _el Santo_ y un Alfonso X, ya al noble anhelo
de imitarlos mostrado por muy egregios magnates y valiosas
ricas-hembras, ya al celo paternal de muy insignes prelados.»

Explica en gran manera esta falta de un elemento educador de tal estima
en el suelo eúskaro, más que en otra comarca, cómo porque no han podido
triunfar, no ya de las necesidades sucesivas de los institutos
religiosos, que pudieron a veces demandar satisfacción legítima, pero ni
aun de los meros caprichos de los hombres y del tiempo, aquellas
construcciones que, a ser respetadas de lleno, nos harían hoy leer en
sus venerables muros, como en otros tantos libros sagrados, cuanto
hicieron el arte y la cultura de la España central en beneficio del país
vascongado bajo los gloriosos auspicios de los conquistadores de Córdoba
y Sevilla, de Murcia y de Cádiz.

No escasearon por cierto, dada la influencia característica de la
población vascongada, los edificios pertenecientes a la primera época;
entre los que llevan en las historias locales la fecha referida, sería
notable injusticia olvidar los templos de Santa Clara (1232) Santo
Domingo (1235) y San Francisco (1248), construcciones erigidas en la
creciente villa de Vitoria durante el reinado del Rey santo, y que han
guardado hasta nuestros días algunos miembros arquitectónicos, tales
como las bóvedas y las portadas, el noble sello de aquel arte juvenil y
grandioso que disputaba el dominio del mundo religioso al ya vencido
estilo románico.

Tampoco fuera loable el pasar por alto en esta enumeración, que tanto
dificultan las expresadas causas, las iglesias parroquiales de Santa
María de Suso y de San Ildefonso, en la dicha villa de Vitoria, con
otras de Vizcaya y Guipúzcoa, que ora llamaron en torno suyo, como las
basílicas románicas, la derramada población de los valles, ora se vieron
desdichadamente abandonadas o trocadas en solitarias ermitas, y siempre
sujetas a la dura mano del infortunio.

Entre estas construcciones, que forman todavía el mayor grupo de las que
guardan el inequívoco sello del siglo XIII, merece especial mención la
iglesia de Santa María de Tolosa, antiguo asiento del arciprestazgo
mayor de Guipúzcoa, y tan infelizmente tratada, que movía, al comenzar
el siglo XIX, a los redactores del Diccionario geográfico-histórico a
manifestar que su construcción, «aunque suntuosísima en su género, ni
bien era gótica, ni bien regular», entendiéndose aquí por gótico lo
ojival o apuntado, error común de que todavía no se ven libres los
mismos escritores de Bellas Artes.

El siglo XIII, pues, parte en Álava sus esfuerzos arqueológicos
dedicando su mitad primera a cimentar y perfeccionar el arte románico
que le entregara niño el siglo anterior, y su mitad segunda a preparar
el desarrollo natural e inevitable que iba a ostentar la ojiva durante
todo el siglo XIV.

En medio de las inconcebibles adulteraciones ya señaladas, muchos
templos reproducían los rasgos más característicos de este admirable
estilo ojival. Cierta severa grandeza y virilidad, que se reflejaban y
traducían igualmente en la proporción y el movimiento de las líneas
generales; cierta sobriedad no exenta de riqueza, que dejaba campear
libremente las grandes masas, sin el embarazo de ornamentos inútiles;
cierta noble rudeza de ejecución, que, sometida vigorosamente a la
supremacía de la idea, no deja aún entrever síntoma alguno de
vacilación.

«A la décimacuarta centuria cabía, lo mismo en la Península Ibérica que
en los demás pueblos meridionales de Europa--nos dice Amador de los
Ríos,--el empeño de proseguir y llevar a su mayor grandeza aquella
revolución artística que iba a transformar el aspecto de las antiguas
ciudades.

»Y mientras las incipientes poblaciones de las tres provincias hermanas,
lejos de repugnar el tributo de sus creaciones en el orden civil, se
acaudalaron de notables casas fuertes y palacios que ostentaban el sello
de aquel varonil estilo, enriqueciéndose también de muy notables templos
de nueva planta, o veían llegar a su término los comenzados en la última
mitad del siglo XIII.

»Era así como las futuras ciudades de Vitoria y Orduña lograban
contemplar acabadas las obras de las antiguas iglesias que, bajo la
devoción de Santa María, se habían levantado en sus primitivos recintos,
acostadas a los muros de su defensa militar, no sin que las esperasen
en lo porvenir otras transformaciones o aditamentos; como la de San
Vicente Mártir, de Arriaga, trocaba sus modestas galas románicas, de que
guarda aún notables ejemplos, por las bóvedas y arcos de la ojiva; como
la parroquia de San Pedro, edificada en la villa de Inso, se
transformaba por completo, bien que guardando algunos vestigios de su
primitiva fábrica, hasta competir con Santa María de Suso en grandeza,
venciéndola, sin duda, en la severidad de sus líneas.»

Largo catálogo de iglesias parroquiales, monasterios, conventos,
colegiatas y abadías de estilo ojival, debe España al reinado de sus
Monarcas predilectos, los Reyes Católicos, y algunas de estas fábricas
bellísimas, ya rehechas sobre antiguas construcciones románicas, ya de
nueva planta construídas, conserva la provincia de Álava, señalándose
entre las primeras el lujoso y elegante pórtico de Santa María de Suso,
y entre las segundas, la rica, espaciosa y señoril iglesia de San
Miguel, ambas en Vitoria.

Podríamos, por consiguiente, resumir la época ojival de Álava en forma
semejante a la que empleamos al hacer el resumen de la románica, esto
es, señalando el gran número de templos románicos que fueron exornados
con decoraciones ojivales y las contadas fábricas de estilo que se
alzaron de nueva planta, juntamente con la carencia--ya anotada por
Amador de los Ríos--de un templo ojival de primer orden.

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ÉPOCA DEL RENACIMIENTO


Sabido es que el Renacimiento llegó a España con los claros e ilustres
varones de la fastuosa Corte de Carlos V.

Aquellas insignes pléyades de poetas, pintores y escultores que habían
redactado en Italia el grandioso _Corpus artis_ del Renacimiento, y que
tienen su más gallarda crónica contemporánea en _El Cortesano_, de
Baltasar de Castiglione, traducido por Boscán y prologado por Garcilaso
de la Vega, introdujo en la Corte de Toledo los gustos, las maneras, la
indumentaria, la poesía, la pintura, la arquitectura, todo el espíritu
gallardo, altivo, elegante, delicado y prócer de la estética que
Leonardo había formulado con la divisa del león milanés: «Gracia y
fuerza.»

El testimonio, tan repetidamente invocado del Sr. Amador de los Ríos,
nos releva con su prestigio y ciencia de todo comentario sobre el
particular. El notable y escrupuloso arqueólogo enjuicia esta época del
Renacimiento en Álava del modo siguiente: «Con el desarrollo postrero
del estilo, sin duda más vario y fastuoso, aunque el menos razonado, del
arte ojival, enlazábanse, entretanto, la aparición y el crecimiento de
otro arte que, así en la Península Ibérica como en las demás naciones
occidentales, buscando la fuente de su inspiración en la antigüedad
clásica, venía a realizar en las esferas arquitectónicas la ambicionada
obra del Renacimiento.

»Y no eran, por cierto, las tres provincias hermanas, que rechazaron en
otras edades, cual vitando y peligroso, cuanto parecía respirar
influencias extrañas, las últimas comarcas españolas que recibían como
buenas las aplaudidas conquistas de Bruneschelli. Desde los primeros
años del siglo XVI empezaron ya a iniciarse de un modo evidente
aquellas vigorosas y deslumbradoras influencias que iban a interpretar
en los valles del Pirineo el favor y ascendiente alcanzado en la corte
del emperador Carlos V y sostenidos en la de su hijo D. Felipe por muy
ilustres varones alaveses, guipuzcoanos y vizcaínos.

»Significábase este hecho, altamente expresivo en la historia de la
cultura vascongada, ya en la reconstrucción de antiguos templos y
basílicas, cual sucedía por los años de 1510 a 1519 en Arrazola y
Begoña, con las de San Miguel y Santa María, ya en la fundación de
nuevas parroquias, como la de Santa María, en Ulibarri, la de San
Miguel, en Izpazter (1519), la de San Juan Bautista, en Lejona, y la de
Santa María, en Mañaria, ya en la erección de capillas adheridas a los
antiguos templos, o en la construcción de nuevos coros, novedades de que
daban razón casi todas las grandes iglesias del país eúskaro.

»Al lado de estas producciones, que guardan todavía alguna parte de su
riqueza, alzábanse también otras más sobrias y severas que, esclavas de
la majestad de la línea, representaban en el territorio vasco a los
imitadores de Miguel Ángel, de que se hacían en la España central
denodados intérpretes los Toledos y los Herreras, y para muestra de
estas construcciones en Álava, bastáranos citar la «Casa de
Misericordia», de Vitoria, fábrica de grandioso trazado y enriquecida de
colosales estatuas, empezada por los años de 1590 y llevada a cabo,
aunque no por completo, en 1653.

»Seguía, pues, paso a paso la cultura de las provincias vascongadas,
reflejada en los monumentos arquitectónicos, el movimiento de la
civilización española, puesta siempre en contacto con la de las demás
naciones occidentales; pero esta conformidad no se mostraba sólo en las
ya indicadas edades, que habían determinado el desarrollo y
florecimiento del ingenio español, merced al sucesivo engrandecimiento
del Estado, sino que aparecía y aun se acentuaba con mayor fuerza en la
época de triste decadencia que se inauguraba al cerrarse la segunda
mitad del siglo XVII.

»Primero, con el extravío y amaneramiento incalificable que sucede a la
un tanto excesiva libertad del plateresco; después, con el frío y
sistemático compaseo de las cartillas viñolescas, que llegan a reducir
las creaciones de la arquitectura a meras fórmulas algebraicas, veía
aquel pueblo, tan apasionado un día de su libertad y de su
independencia, sin protesta y tal vez no sin aplauso, afeadas y casi del
todo desnaturalizadas sus antiguas basílicas románicas, sus templos
ojivales y aun sus construcciones del Renacimiento.

»La sustitución extraordinaria de portadas, calcadas sobre un mismo e
infelicísimo patrón; la construcción de torres o campanarios de costosos
mármoles, pero sin proporción ni elegancia alguna, y vaciados todos en
una misma turquesa; el blanqueo o enjalbegamiento universal del interior
de los templos, precedido las más de las veces de la impía destrucción
de los ornatos que antes los enriquecían, infundiendo monótona cuanto
dolorosa fisonomía a las obras de arte debidas a los siglos precedentes,
revelaban con muda elocuencia que, aherrojadas al carro de un nepotismo
centralizador, sufrían las provincias hermanas, a pesar de la decantada
égida de sus fueros, la misma suerte que las restantes de la infeliz
España.»

¿Qué podríamos añadir a tan escrupuloso, sabio y sagaz juicio sobre el
carácter y la historia de los monumentos alaveses, desde los primitivos
románicos hasta los de final del siglo XVII?

Lo que sólo nos resta, en la ojeada preliminar que escribimos, es anotar
algunas consideraciones sobre los monumentos posteriores al
Renacimiento, estudiando los que se deben a la Época Moderna, que no
trató en su estudio el Sr. Amador de los Ríos, tal vez por estimarlos
insignificantes, y que acaso merecerían el olvido a no haberse iniciado,
muchos años después de la muerte del gran arqueólogo, esa grandiosa y
admirable fábrica, verdaderamente monumental y artística, de la nueva
Catedral de Vitoria, cuya primera piedra se bendijo solemnemente a 4 de
agosto de 1907, y cuyas obras, que llevan invertidas a la fecha siete
millones de pesetas y han de invertir aún otros tantos, quedarán
terminadas dentro de pocos años, para mayor honra de la ciudad, de la
provincia, de España entera y del arte ojival florido, que tendrá en la
Catedral nueva de Vitoria uno, si no el mejor, de sus grandiosos
monumentos.

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ÉPOCA MODERNA


El paréntesis de fatiga y de tosquedad que en el orden artístico se
inicia a la segunda mitad del siglo XVII, mantiénese durante el XVIII y
el XIX con el abominable gusto de las decadencias.

Desde que los artífices platerescos abandonan sus andamiajes y buriles,
la Arquitectura es el desorden o la arbitrariedad. Sus dos musas--el
paganismo clásico y el cristianismo medioeval--vuelan hacia el Olimpo,
huyendo la tierra. Y la tierra, huérfana de gracias, pasa a ser feudo de
la extravagancia o del mal gusto, del churriguerismo y del barroquismo,
del pseudoclasicismo que levanta pórticos jónicos ante una casa con
persianas, o del llamado estilo grecorromano, el más vitando de los
hibridismos arquitectónicos.

Las agudas observaciones de Bayard sobre la personalidad de los estilos
son de una exactitud absoluta. Cada estilo tiene una cara, porque cada
estilo tiene su alma diferente.

El espíritu religioso, que joven y viril venció a la Reforma, no ha
renovado los estilos porque no ha renovado los ideales. El siglo XVII
muere entre las carcajadas de Voltaire; el XVIII, entre los aullidos del
Terror. Y cuando el siglo XIX, recién nacido, intenta reaccionar contra
la Enciclopedia, las huestes de Napoleón, entrando en Álava, renuevan
ferozmente los ciclos bélicos.

Tras la expulsión de los franceses, el país queda fatigado, como
cataléptico; pero bien pronto liberales y serviles inician con Fernando
VII la guerra civil que, durante otro medio siglo, ha de arrasar el
territorio en aquella contienda de horror y sangre entre el ros liberal
y las boinas del Pretendiente.

La arquitectura de la fe está ociosa en tan largo tiempo. Solamente como
una consecuencia y como un símbolo, en los fragores de la Independencia
y de las guerras carlistas, se insinúa la arquitectura civil,
testimoniando con sus hospitales, cárceles, asilos, cuarteles, teatros,
plazas de toros y palacios de la Diputación y de los Municipios la
realidad del arte social, «arte que es para todos menos para el arte»,
según escribió a Ruskin su amigo y protegido Dante Gabriel Rosetti.

Entre las construcciones de esta época, tan varias, tan desordenadas y
tan poco elegantes, en general, destacan el Hospital de Santiago, con su
capilla ojival moderna; la plaza Nueva y el Ayuntamiento, de un estilo
grecorromano acentuadísimo; el Palacio de la Diputación, de sencillez,
más que severa, adusta; la Cárcel celular, primera que se construyó en
España; el Monasterio de la Visitación, que reproduce en su fachada los
ojivales del siglo XIV; el Palacio episcopal, de un deplorable gusto
moderno; el Teatro, con bonita fachada de orden jónico, y algunos,
pocos, edificios más, todos ellos alzados en la capital, Vitoria.

La Plaza de toros, el Matadero, los cuarteles de Artillería y de
Caballería, no ofrecen más particular monumental y artístico que el de
su arte, absolutamente societario, en donde la belleza es mandataria de
la utilidad.

Mas de todos estos errores, abdicaciones o claudicaciones se purifica,
como en un Jordán, el arte alavés en las obras de su grandiosa Catedral
nueva, que dentro de unos años alzará sus agujas y rosetones,
asombrando, como hemos dicho, a España y al mundo con las maravillas
ojivales de su fábrica.

Como quiera que el orden alfabético tiene, entre otros inconvenientes,
el gravísimo de que se han de mezclar por él, no solamente los estilos,
sino los historiales de monumentos heteróclitos, sin que se pueda hacer
justicia de preferencia, ni anteponer lo principal a lo secundario,
hemos determinado prescindir de él, a lo menos en cuanto dice a
catalogar los monumentos y reliquias de arte de la capital, Vitoria, y
de las dos basílicas de Armentia y de Estíbaliz, consideradas como
verdaderas joyas por los doctos, y de tal importancia, singularmente la
de Armentia, que pasan de veinte los libros a ella sola consagrados.

Con las tres excepciones razonadas, el Catálogo, en todo lo demás,
seguirá el orden alfabético, según uso, costumbre y parecer de nuestros
consejeros y auxiliares.

[Illustration]

[Illustration]



VITORIA

SUS MONUMENTOS Y RELIQUIAS DE ARTE

IMPRESIÓN GENERAL


En llegando el tren a Vitoria, el viajero que lleve en si preocupaciones
arqueológicas o prehistóricas, recibe una impresión de modernidad
sorprendente.

Por la calle de la Estación, ancha, igual y tirada a cordel, circulan
carruajes y automóviles como por una gran vía moderna. Los comercios,
lujosos, ostentan sus escaparates y anaqueles brillantes a la luz de
focos eléctricos. Hay una profusión de transeuntes que, llenando
entrambas aceras, prestan animación de urbe a la calle, en cuyos
edificios, casi iguales, de balconajes suntuosos y tachadas ricas, una
arquitectura burguesa hace la ostentación de su dinero.

Un hotel, confortable, con su calefacción central, sus teléfonos y sus
baños, colma en nosotros el asombro. ¿Qué venimos a investigar
arqueología, aquí donde parece todo construído ayer, donde, entre los
pregones de diarios con los últimos telegramas, el rodar de los
carruajes y el bocinar de los automóviles, no hay más huellas históricas
visibles que esa pareja de miñones, con sus bigotes veteranos y sus
boinas rojas?

Como el devoto y férvido Topsius, de _La Reliquia_, al entrar en su
hotel de Jerusalén, nosotros percibimos «el ultraje de la civilización».
En el vagón que hace unas horas nos conducía, ordenando libros y planos,
mapas y folletos, hemos ido evocando el paso de la Historia por estas
tierras venerables. Tubalistas, iberos, celtas, romanos, visigodos,
árabes, todas las razas invasoras fueron surgiendo a nuestra fervorosa
evocación. Desde el hombre de las cavernas, con sus pieles y su quijada
bíblica, hasta los alarifes medioevales, con su tabardo y su montera,
las épocas históricas se nos aparecían como en sueños.

Saturados de la emoción por nuestros conjuros, pensando en dólmenes y
lápidas, en lucillos y en cresterías, en árulas y en capiteles, henos
aquí, desencantados del divino encanto, enfrente de esta realidad
civilizada y confortable del hotel, con alfombras ricas, damas lujosas y
camareros correctísimos bajo el frac.

Se nos anuncian las visitas de un familiar del señor Obispo, que viene a
darnos hora para la audiencia; del director de _La Libertad_, que se
apresura a saludar al compañero en periodismo; del Gobernador civil, que
en persona acude a ser ya nuestro inseparable consejero. Las cartas de
presentación que previamente fuéronle enviadas por amigos nuestros de
Madrid, originaron la bondad de estas valiosísimas visitas, en las
cuales se concertó el programa de nuestras excursiones e
investigaciones.

Ya en estas entrevistas preliminares, sobre todo en las celebradas con
el gobernador civil, D. Salvador Aragón, con el obispo, D. José Cadena y
Eleta, y con el presidente de la Diputación provincial e insigne poeta y
arqueólogo, D. Federico Baráibar, fué poco a poco resurgiendo la Vitoria
monumental y artística que buscábamos.

Las primeras visitas a la Catedral vieja, con su portada y atrio ojival,
sus estatuas con doselete y sus capillas; los sepulcros de San Pedro,
labrados con suntuosidad florentina; la parte escalonada de la ciudad,
con recinto murado y calles estrechas por donde aun esperamos ver el
paso de las viejas merindades; la casa del Cordón, en cuyos umbrales oyó
el cardenal Adriano la noticia de su elección para la Silla gestatoria;
toda la red gremial de calles que se llaman, como en los cronicones y
ordenamientos, de la Cuchillería, de la Herrería, de la Zapatería, de la
Pintorería, de la Correría; el palacio, con torreón cuadrado y soberbio
escudo, ante cuya portada, de labrada piedra, tal vez se ha detenido el
nupcial cortejo de D. Pedro Martínez de Álava y de D.^a María Díaz de
Esquivel; los diversos conventos, colegiatas, asilos, hospitales,
asentados en edificios en donde un capitel, una fenestra, un arco o
simplemente un pretil, tienen poder y fuerza de conjuros, nos revelaron
bien pronto la Vitoria monumental y artística que pasamos a describir.



CATEDRAL VIEJA

SANTA MARÍA DE SUSO

HISTORIA


Fué, según el Sr. Carreras Candi, en su _Obispado y fueros de Álava_,
uno de los templos-fortalezas que hacia los años de 1181 fundara el rey
de Navarra D. Sancho, _el Sabio_.

La obra primitiva era románica; pero ni de ella ni de la fortificación
se conserva hoy nada.

Las obras del actual templo datan de la segunda mitad del siglo XIV.


ESTILO

Es ojival, aun cuando en la portada y atrio ofrece, por acción de varios
revoques, ciertas muestras de modernismo tan irrespetuoso como deforme.

[Illustration: VITORIA Vista exterior de la Catedral vieja.]

[Illustration: VITORIA Planta de la Catedral vieja. (Plano de D. Vicente
Lampérez.)]


DESCRIPCIÓN (Láminas 1 y 2)

La portada, bellísima, nos ofrece un arco triple de entrada con estatuas
bajo doseletes. La archivolta es sencilla y tiene primorosos remates
clásicos. Pero la torre que Amador de los Ríos en sus _Estudios_
califica de «desdichada», es más que una desdicha, una verdadera
profanación.

El pórtico, espacioso, denota por sus inscripciones que se le incorporó
la antigua capilla de Paternina, y es muy labrado y elegante.

[Illustration: Lámina 1.

VITORIA Santa María de Suso (Catedral vieja): Portada.]

[Illustration: Lámina 2.

VITORIA Santa María de Suso (Catedral vieja): Pórtico.]

El templo consta de tres naves. En la de la Epístola están los altares
del Nacimiento de San Bartolomé y de San José, de tallas muy poco
notables e imágenes lamentablemente modernas. En la del Evangelio hay
cinco capillas, que son: San Juan, Entierro, Óleos, Concepción y
Victoria, esta última de la Casa de Verástegui.

En la nave del centro existe un altar frontero de Jesucristo, antes de
la Esclavitud. En esta capilla está el sepulcro de su fundador, don
Francisco de Galarreta, ministro de España en Flandes, el cual sepulcro
tiene unos relieves italianos dignos de mención.

En la parte central del crucero se levanta la capilla mayor con un
hermoso tabernáculo y un retablo altísimo, obra del Santero de Payueta,
famoso escultor alavés.

Detrás del altar mayor están los sepulcros de Martín Salinas, tesorero
de Isabel, _la Católica_, y de su hijo, del mismo nombre, embajador del
Rey de Hungría.

Cerca del mismo altar se alzan dos elegantes púlpitos labrados, y sobre
ellos se ven algunos trofeos militares de la primera guerra de África;
la bandera del tercio alavés, y una espingarda y una gumía, tomadas en
la batalla de Wad-Rás.

En el ábside están las capillas de San Ramón, San Marcos, el Pilar y el
Rosario; en esta última hay una lápida conmemorativa de la erección de
la Catedral, con la inscripción en latín, vascuence y castellano.

En la sacristía hay un cuadro representando una Piedad ó Descendimiento,
que por el asunto, por la ejecución y por la soberana elegancia de
ciertas figuras, se atribuye a Van-Dyck. También hay una Concepción y
una Magdalena de Carreño.

La capilla de Santiago, ahora templo parroquial, tiene un altar estilo
Renacimiento, con dos cuadros, uno de la Virgen y otro del fundador, D.
Francisco Antonio de Echávarri, capitán general que fué de Nueva España;
las tallas de un retablo de las ánimas, de un San Judas y de una
Soledad, todas son del dicho Santero de Payueta, cuyo nombre fué
Valdivieso. En el guardajoyas hay una cruz de plata, cuyas soberbias
labores se atribuyen a Benvenuto.

La única obra románica que se conserva en este templo es una
sencillísima Virgen de la Esclavitud, escultura que guarda grandes
analogías con la de Nuestra Señora de Avendaño, que se venera en la
ermita de San Martín, próxima a Vitoria. (Láminas 3 y 4.)



TEMPLO DE SAN VICENTE


HISTORIA

También, como Santa María de Suso, fué de antiguo una fortaleza,
transformada en templo a principios del siglo XIII, y de la que fué
alcaide D. Juan de Mendoza.

El templo actual se edificó en los comienzos del siglo XV.


ESTILO

Ojival, como el de Santa María de Suso, aunque menos exornado y rico.


DESCRIPCIÓN

Edificado el templo ex fortaleza en la parte más alta de la ciudad, hay
que llegar a él subiendo la cuesta de su nombre.

La fachada es sencilla, casi pobre, y la torre, de construcción moderna
y estilo bizantino, se edificó sobre la que servía de telégrafo óptico.

[Illustration: Lámina 3.

VITORIA Ntra. Sra. de la Esclavitud en la Catedral vieja.]

[Illustration: Lámina 4.

VITORIA Ntra. Sra. de Avendaño en la ermita de San Martín.]

No tiene pórtico, ni ábside, ni crucero, y las tres naves de que se
compone son estrechas y reducidas.

Hay varios altares y capillas, de las cuales la más hermosa se llama de
la Cruz o de los Pasos. El coro y los retablos carecen de valor
artístico.

El altar mayor es semichurrigueresco, y se compone de tres cuerpos, con
una iconografía detestable.

Son de notar en esta iglesia las pilas bautismales, dos hermosas conchas
de cerca de 70 kilos cada una. Entre ambas pilas hay sendas sepulturas,
en las que antes se enterraban en una los ajusticiados y en otra los
verdugos.

En la citada capilla de los Pasos se guardan los de las procesiones de
Semana Santa, alguno atribuído a Gregorio Hernández, de bastante mérito.


TEMPLO DE SAN MIGUEL


HISTORIA

En el fuero dado a Vitoria por el rey D. Sancho, _el Sabio_, de Navarra,
se menciona ya una capilla románica fuera de las murallas de la antigua
Villasuso, la cual capilla se convirtió en templo al ensancharse la
ciudad, y por la altura de su emplazamiento hubo que hacer grandes
desmontes y terraplenar gran parte de las viejas murallas, quedando, a
pesar de todo, muy sobre el nivel de las calles que la rodean.


ESTILO

Como las anteriores, ojival, pero más moderno y elegante.


DESCRIPCIÓN

La fachada es airosa, y tiene una portada de gusto románico. El pórtico,
muy alto, luce una doble puerta dividida por un machón central, sobre el
cual, en su hornacina de jaspe, está la Virgen Blanca, patrona de
Vitoria.

Consta el templo de tres naves y crucero.

La puerta principal da a la nave de la Epístola, adornada con la estatua
de San Miguel, y el tímpano ostenta primorosas labores.

En esta nave de la Epístola están los tres altares de la Virgen y el de
San Nicolás, con tallas estimables, y una pila lustral labrada, de gran
mérito.

En la nave del Evangelio hay otros tres altares pequeños, con
enterramientos, y una capilla consagrada a la Virgen Blanca.

El altar mayor es magnífico. Se compone de un gran retablo de tres
cuerpos, todos tres con esculturas, hecho por Juan de Velázquez y
dirigido por Gregorio Hernández. Se contrató en 1624, y fué entregado en
1632.

El estofado y pintado de las imágenes de San Miguel, la Concepción y los
Ángeles los hicieron Diego de la Peña y Diego Valentini Díaz; el retablo
lo pintó y doró el vitoriano Diego de Cisneros, y el zócalo, de mármol
negro de Anda, lo hizo el cantero Sebastián de Amezti. Toda la obra
importó 82.190 reales con 82 maravedises.

En la parte exterior del ábside está la hornacina, en donde se guardaba
el célebre machete vitoriano sobre el cual juraba el síndico cumplir
leal y fielmente su cometido.


TEMPLO DE SAN PEDRO


HISTORIA

Es el templo parroquial de construcción más moderna, pues se edificó a
fines del siglo XV.


ESTILO

Ojival, con labores delicadísimas que le dan un mérito extraordinario.


DESCRIPCIÓN

La fachada, cuya puerta principal da a la calle de la Herrería, tiene un
pórtico ancho adornado con doseletes, en cuyas hornacinas faltan las
estatuas. (Lám. 5.)

Se compone de tres naves y un crucero. A entrambos lados del crucero hay
dos capillas, la bautismal y la de los Reyes, ésta de estilo plateresco,
donde hay algunos lienzos atribuídos a Ribera.

A la derecha del altar mayor se encuentran las capillas del Amor
Hermoso, de la Soledad y del Pilar, con esculturas de Gregorio
Hernández.

En la nave del Evangelio están los altares de San Isidro, San Antonio y
San Cristóbal, con tallas de algún mérito, y en la sacristía se guarda
una mesa de mármol negro de Cuartango, larga de 13 pies y ancha de cinco
pies y medio.

Pero lo verdaderamente notable en la iglesia de San Pedro son sus
monumentos funerarios, de los cuales ha dicho Amador de los Ríos:

[Illustration: Lámina 5.

VITORIA Portada de la iglesia de San Pedro.]

«Ninguna iglesia vascongada ha atesorado tantos y tan preciosamente
artísticos como la iglesia de San Pedro, de Vitoria, que constituye en
este punto un interesante, aunque breve, museo arqueológico.»

En el altar mayor, a ambos lados y en las capillas laterales, puestos
sin orden, hay gran número de sepulcros de tres centurias: del siglo
XIV, del XV y del XVI.

Carcomidos los unos por el tiempo y por la humedad, rotos los otros por
la incuria humana, dos sólos, de entre tantos, se conservan en buen
estado.

Son éstos los sepulcros de D. Pedro Martínez de Álava, guerrero insigne
que acaudilló en la conquista de Granada las huestes alavesas, y de D.
Diego de Álava y Esquivel, su hijo, obispo, sucesivamente, de Astorga,
Ávila y Córdoba, el cual tuvo no escasa intervención en la Corte de
Felipe II.

Entrambos monumentos funerarios son de bronce y ejecutados
primorosamente con las más ricas galas del Renacimiento.

A la rara importancia artística de estas dos joyas tumulares consagró
Amador de los Ríos los siguientes párrafos:

«Levántase la capilla mayor de la iglesia de San Pedro sobre el
pavimento de la iglesia como unos 30 centímetros y elévase el
presbiterio sobre la misma en análoga proporción, formando, en
consecuencia, dos distintos planos.

»En el primero, bajo el arco apuntado que señala el intercolumnio, y al
lado del Evangelio, existe el sepulcro de D. Pedro Martínez; en el
segundo, ya tocando el retablo mayor, se halla el de su hijo D. Diego.

»Compónese el sepulcro de D. Pedro de un lecho mortuorio, cuyo perfil
apenas puede gozarse, de borroso que está, y de la estatua yacente del
capitán insigne, cubierta de una completa armadura y sobre ella una
túnica o dalmática; apoya su cabeza en un rico almohadón, ostentando en
la diestra la espada o montante (de que sólo se ha conservado la
empuñadura, que es preciosa) y dibujados de resalto sobre el pecho los
escudos de armas de su familia y de su esposa, doña María Díaz de
Esquivel.

»A los pies y sobre el lado derecho, siguiendo la antigua usanza, mírase
recostado un pequeño perro, el cual luce un collar elegante con los
escudos de la Casa. En el frente del expresado lecho se ve grabada una
leyenda castellana, que consagra la memoria del guerrero, declarando que
pasó de esta vida «a XX de Enero de MDXXX».

»A esto se reduce, en suma, el monumento sepulcral de D. Pedro Martínez
de Álava. La proporción general de la estatua, el exquisito modelado de
la cabeza y manos, el gusto de la ejecución en armas y túnica y el
acabamiento y gracia de todos los pormenores, lo elevan, sin embargo, a
la categoría de una de las más preciosas joyas que durante la primera
mitad del siglo XVI tributaron las artes italianas al Imperio de Carlos
V.

»En un nicho, cerrado por sencillos balaustres de hierro y próximo al
altar mayor, cual ya indicamos, guárdanse los restos mortales del obispo
D. Diego de Álava y Esquivel; y sobre el mencionado nicho, bajo un arco
redondo de sillería, contémplase el ya indicado sepulcro.

»Fórmase, como el de D. Pedro, de una cama o lecho funerario, y de la
estatua yacente del Prelado, vestido de pontifical. Mucha es la belleza
de este monumento, donde pareció el estatuario apurar así las grandes
máximas del arte, como las galas de ejecución, y no faltará alguno que,
pagado del noble partido de los paños y demás ventajas del hábito talar,
prefiera la estatua del Obispo a la del guerrero. Nosotros nos
inclinamos, sin embargo, a esta última, por representar más inmediata y
genuinamente los buenos tiempos de la escuela florentina.

»Una y otra fueron fundidas en Italia; la de D. Pedro antes de 1540; la
de D. Diego, después de 1526, en que el Obispo fallece; pues según
expresa el epígrafe latino que exorna el sepulcro, fué costeada por su
sobrino y homónimo. De todos modos son las más notables estatuas del
siglo XVI que hemos visto en el país vasco.

»Entre los varios monumentos mortuorios que además de los dos citados
hemos dicho que hay en San Pedro, también merece mencionarse la estatua
de mármol que se ve en la segunda nave.

»Representa a un guerrero tendido en lecho funeral y cubierto todo de
armas, las cuales aparecen enriquecidas por bellos y gallardos relieves
y pertenecen a la mitad del siglo XVI.»


CONVENTO DE SAN FRANCISCO


HISTORIA

Según los cronistas de la Orden Fr. Lucas Vadingo y Fr. Francisco
Gonzaga, asegura la tradición que este convento lo mandó construir el
santo fundador cuando en su romería a Santiago pasó por Vitoria, por los
años de 1214.

Un documento que se conservaba en el archivo hacía saber que ya existía
el edificio en el año de 1248 «reinante el rey don Fernando de Castilla,
don Diego teniendo a Álava por mano del rey».

En sus comienzos fué una modesta iglesia románica, que después quedó
reducida a capilla del convento.

No tardó éste en tener poderosos protectores, como D.^a Berenguela
López, hija de D. Diego de Haro, señor de Vizcaya, y doña Leonor, esposa
del célebre cronista Ayala, y con sus auxilios se construyó un edificio
de mucha capacidad, con un templo de estilo ojival, con trece capillas,
siendo las mejores las de la Magdalena y la Asunción. En todas ellas
existen aún enterramientos de varios alaveses ilustres.

El retablo del altar mayor era una hermosa obra de dos cuerpos; el
primero, corintio, de 24 pies de altura, y el segundo de 16, de orden
compuesto, dirigidos por el artífice Victoriano José Moraza.

Junto a la cabecera del altar mayor había una magnífica urna de
alabastro, cuya inscripción, aunque borrosa, permitía leer:

[simbol-cruz] AQI: YAZE: DONNA: ISABEL: QU: DIOS: PDONE: AMEN: NIETA:::
NOBLE: REI: DON: ALFONSO: DE: CASTIELLA: E: FIJA: DEL: CONDE: DON:::
LLO: E: MUGIER: QE: FUE: DE: PERO: VELAZ: DE: GUEVARA: FIJO: DE: DON:
BEL RAN: DE: GUEVARA: ET: FINO: XXX: DE: DECIEMBRE: ANNO: DEL:
NASCIMIENTO: DEL: SALVADOR: IHUXPO: DE: MIL: CCCC: I: ANNOS.

En el oratorio de lo que fué enfermería del convento se guardaba un
cuadro de la Purísima Concepción de unos diez palmos de alto por siete
de ancho, debido al pincel de Carreño.

Fué este convento el principal que la Orden de San Francisco tenía en el
Norte de España y uno de los mejores que había en nuestra nación,
contando con magnífica biblioteca y cátedras de Teología, muy
concurridas en su tiempo. También se celebraron en él las juntas
generales de Álava y sesiones del Ayuntamiento.

Al incautarse de él el Estado lo destinó a cuartel, almacenes y hospital
de Ejército. Actualmente se ha transformado en cuartel de Infantería.



CONVENTO DE SANTO DOMINGO


HISTORIA

Lo fundó el vitoriano Fr. Pedro Ochoa, reduciéndolo a forma de
monasterio el año 1235.

Su local primitivo fué la casa-fortaleza, los palacios que el rey don
Sancho, _el Fuerte_, de Navarra, poseía en Vitoria, y la ermita de Santa
Lucía, próxima a ellos.

Su iglesia, de una sola y hermosa nave, se construyó en estilo ojival
del siglo XV.

Aun se conservan entre la belleza de sus ruinas, arcadas de gallardos
capiteles que se alzan, sin techumbre, bajo el cielo azul; y apuntaladas
entre andamiajes con dos órdenes de columnas a cada lado, aun quedan las
magnificencias de su portada, testimoniando el primor de la fábrica
ojival.

El haber traído de Flandes, a principios del siglo XVI, el vitoriano D.
Diego Martínez de Maestre, la imagen de la Virgen del Rosario, dió
bastante importancia al convento por la gran devoción que despertó.
Aumentaron las limosnas y donativos que permitieron edificar el
claustro, mejorar las obras del templo y construir la bonita portada.

En lo que fué capilla del Noviciado había hermosos cuadros de Ribera,
que hoy se conservan en la Diputación, regalados por el ministro de
Carlos II, D. Pedro de Oreitia, natural de Vitoria, a quien se le
enterró en el templo.

Actualmente el convento de Santo Domingo, en ruinas, conserva todavía la
portada y gran parte del primoroso claustro ojival.



CONVENTO DE LAS BRÍGIDAS


HISTORIA

Se llamó antes de la Magdalena, y se ignora la fecha exacta de su
fundación.

Por escritura otorgada entre la Cofradía de Arriaga y el Concejo de
Vitoria, en 24 de noviembre de 1291, pasó la iglesia a ser del
patronato y señorío de la ciudad, y en ella los canónigos y
beneficiados de la colegiata dijeron misa los domingos y días festivos.

Después de hacer en el edificio algunas obras de importancia, en 1589 se
establecieron en él cinco religiosas carmelitas descalzas, procedentes
del convento de San José, de Santa Ana (Burgos), previa capitulación con
la ciudad.

No pudiendo los frailes carmelitas de Logroño trasladarse a Vitoria y
ocupar el convento de la Concepción, se marcharon las monjas a la
capital riojana en 1651. Al siguiente año, las monjas de Santa Brígida,
residentes en Valladolid, pidieron permiso a la ciudad para establecerse
en el abandonado convento, y habiéndosele concedido, lo ocuparon en 15
de marzo de 1653.

Poco tiempo después aumentó bastante el número de religiosas, y de aquí
salieron algunas para Méjico y otros países del Nuevo Mundo.

En 1784 se hicieron en el edificio importantísimas mejoras por el
arquitecto D. Justo Antonio Olaguibel.


ESTILO

Ofrece una fachada hermosísima de estilo jónico. En el frontis, bajo la
sencilla cornisa que sustenta un escudo con las armas de Álava, se mira
una portada de resalto que representa el milagro de Lázaro el leproso.
(Lám. 6.)

El edificio estaba en el lugar donde ahora se levanta la Catedral nueva.
Actualmente, reedificado en las Cercas Bajas, no conserva del antiguo
convento más que la portada ya descrita.



CONVENTO DE SAN ANTONIO


HISTORIA

Se llamó antiguamente de la Concepción, y está en la plaza del General
Loma.

Lo fundaron D. Carlos de Álava y D^a María Vélez de Ladrón de Guevara,
condesa de Tripiana, la cual mandó en su testamento que se erigiese en
Vitoria un convento de religiosos recoletos de la Orden de San Francisco
por los años de 1604.

En 15 de noviembre de 1627 los religiosos carmelitas de la provincia de
Castilla tuvieron pleito con los franciscanos, y lo ocuparon por
resolución a su favor.

Recayó el patronato en el Marqués de Mortara, como heredero de los
fundadores, y se continuaron las principales obras de fábrica bajo la
dirección de los arquitectos D. Juan Vélez de la Huerta y su hijo don
Pedro.


ESTILO

La fachada, de estilo grecorromano, tiene a entrambos lados del frontis
dos grandes hornacinas, con dos colosales estatuas de San Francisco y
San Antonio, atribuidas a Gregorio Hernández. (Lám. 6.)


DESCRIPCIÓN

El templo es de una sola nave, con ocho altares.

En el altar mayor hay un retablo de talla dorada con varios huecos,
donde en su tiempo aparecían estatuas de la Virgen y de los Apóstoles,
que han desaparecido y que, como el retablo y las estatuas de la
portada, se creen de Gregorio Hernández.

[Illustration: Lámina 6.

VITORIA Convento de las Brigidas.]

[Illustration: Convento de San Antonio.]

A uno y otro lado del altar mayor se ven, en mármol negro, los sepulcros
de D. Carlos de Álava y de la Condesa de Tripiana, fundadores.

Hasta la exclaustración hubo siempre en el edificio de 12 a 20
religiosos profesos y varios legos y novicios.

Al desamortizarse los bienes eclesiásticos pasó a ser propiedad de la
Condesa de Monte Hermoso, que lo destinó a almacenes, y luego lo
ocuparon las monjas de Santa Clara.



CASA DE MISERICORDIA (Hospicio)


HISTORIA

Ocupa lo que fué antiguo Colegio de San Prudencio, fundado por el
vitoriano D. Martín de Salvatierra, obispo de Segorbe y Ciudad-Rodrigo,
quien por los años de 1580 y 1602 hizo varias donaciones para construir
un buen Seminario; pero las obras no comenzaron hasta 1638,
dirigiéndolas el religioso franciscano Fr. Lorenzo Jordanes, reputado
como uno de los mejores arquitectos de su época.


ESTILO

Dórico-jónico, en donde resplandecen por su severidad grandiosa y su
elegancia austera los ideales arquitectónicos de Juan de Herrera y de
Toledo. (Lám. 7.)

[Illustration: Lámina 7. VITORIA Casa de la Misericordia.]

[Illustration: Portada de la iglesia de la Misericordia.]


DESCRIPCIÓN

La fachada principal es sencillamente un primor. Su primer cuerpo es
dórico, con ocho columnas de piedra negra caliza, de Anda. El segundo
cuerpo es jónico, y tiene el mismo número de columnas.

El cimborrio, de forma octogonal, está adornado por columnas pareadas de
orden jónico. El vestíbulo, amplio, hermosísimo, es de un buen gusto,
verdaderamente notable.

En la capilla hay una estatua de D. Martín de Salvatierra, en piedra
blanca, con ropaje pontifical, colocada en un nicho junto al Evangelio,
y atribuida a Gregorio Hernández.

El templo se compone de una rotonda y de una nave recta, con un coro
poco notable. Los departamentos para asilados y demás dependencias, aun
cuando están dotados de todos los modernos adelantos higiénicos, tampoco
son, artísticamente, dignos de singular mención.



HOSPITAL CIVIL DE SANTIAGO


HISTORIA

Fué trazado y dirigido por el arquitecto D. Mateo de Garay.

Se comenzó en 1803, y las obras se dieron por terminadas en 1807. Su
coste subió a más de 400.000 pesetas.


ESTILO

Indeterminado, con remates, labores y ventanales de cierta elegancia.


DESCRIPCIÓN

Situado en el camino de Salvatierra, se compone de un extensísimo
paralelógramo, que en un principio constaba de dos martillos laterales y
una galería central; después se le agregó un cuerpo saliente, de iguales
dimensiones que el primitivo.

Carece de fachada principal y la entrada la tiene por la parte Oeste,
donde hay una puerta sencillísima y un portal con columnas pareadas y
algún adorno.

La capilla, de construcción más moderna, está fuera del edificio, con el
que se comunica por una galería cubierta.



PALACIO DE LA DIPUTACIÓN


HISTORIA

Los planos son del arquitecto D. Miguel de Saracibar. Comenzaron las
obras en 1833; surgió a poco la guerra civil y se suspendieron. Se hizo
la paz, y hacia el año de 1844 se terminó el primer cuerpo del edificio.
Luego se le añadió un segundo cuerpo, y por fin, hacia 1858, dióse el
edificio por terminado.


ESTILO

Dórico moderno, pero sin particular gusto ni elegancia.


DESCRIPCIÓN

Se asciende por una ancha escalera de piedra, con descansos y antepechos
laterales, vigilados por las estatuas de los ilustres alaveses Álava y
Verástegui.

[Illustration: VITORIA Palacio de la Diputación.]

La portada, de orden dórico, como hemos dicho, se compone de seis
columnas de una sola pieza, que sirven de sostén a la gallarda
balaustrada, tallada en piedra, del piso superior. Sobre la cornisa de
la parte central se alza, esculpido también en piedra, el escudo de la
provincia.

A los lados sobresalen los cuerpos laterales, teniendo en cada uno de
los dos pisos que los forman tres balcones a la plaza, otros tres a las
calles laterales y uno a la escalinata. En los adornos que coronan los
balcones, y entre ondas de esculpido follaje, se ven los escudos de las
principales villas y pueblos. Las paredes de la fachada son de piedra de
sillería.

Tras de subir la escalinata y atravesar un corto vestíbulo, se entra en
el salón de sesiones, que tiene una rotonda con precioso artesonado de
luz cenital.

Cerca del testero principal está la mesa y asiento del diputado general;
a los costados, y formando casi una elipse, los bancos de los antiguos
procuradores; en las paredes hay seis grandes hornacinas con las
estatuas de Vela Giménez, Fernán González, Alfonso XI de Castilla,
Isabel _la Católica_, Carlos V y Felipe V: las seis de tamaño natural.

Los respaldos de los escaños y la baranda tienen tallas de gusto.

En los cuerpos salientes de la planta baja están, a la derecha, la
biblioteca y el archivo, y a la izquierda, los despachos del Presidente
y de la Comisión provincial. En el despacho presidencial están el _San
Pedro_ y _San Pablo_, ambos maravillosos lienzos de Ribera, y en el
salón de sesiones, el verdaderamente excepcional y admirable lienzo del
mismo pintor, _Cristo en la agonía_. La restauración de este lienzo,
hecha con gran respeto y fortuna por Nicolás Gato de Sema, costó más de
25.000 reales.

Frente al palacio, en un jardín con verja, se alza la estatua de don
Mateo Benigno de Moraza; los dos primeros árboles de la entrada son dos
retoños del famoso Árbol de Guernica.



PLAZA NUEVA


HISTORIA

Empezó a construirse en 1781 y se acabó en 1791. Fué dirigida por el
arquitecto D. Justo A. de Olaguibel.


ESTILO

Grecorromano, sin el menor adorno, de una sobriedad casi lúgubre.


DESCRIPCIÓN

Se compone la plaza Nueva, como la Mayor de Madrid, por la que se diría
planeada, de cuatro lienzos grandes de sillería, sustentados por otros
tantos pórticos, de numerosos arcos.

[Illustration: VITORIA Plaza Nueva y Ayuntamiento.]

Su planta es un cuadrado perfecto, de unos 61 metros de lado. Cada
lienzo mural tiene 19 arcos, y la elevación de éstos es de 12 metros.

Los pórticos, de cuatro metros de anchura, están bien enlosados, y
tienen bovedillas que dividen los pilares.

Todas las casas son de construcción igual: planta baja y dos pisos. Las
fachadas que dan a la plaza son de mampostería, y las laterales de
sillar. Los mejores comercios están situados en los pórticos, y los
soportales son el paseo predilecto de invierno.



AYUNTAMIENTO


HISTORIA

La misma que la de la plaza Nueva, puesto que su edificio está en el
centro del lienzo sur.

ESTILO

Se diferencia de los demás edificios de la plaza en que las columnas de
su pórtico, que sobresale un poco de la línea general, son de orden
toscano. Sostienen una balaustrada de piedra y sobre ella el balcón
corrido del piso principal. En el ático está el escudo de armas de la
ciudad, y debajo de él, una lápida con la inscripción: «¡Viva Alfonso
XIII!»

La escalera es magnífica, y las dependencias, instaladas con cierto
lujo. En la sala capitular se guardan numerosas reliquias de las pasadas
guerras civiles, descollando entre todas la bandera que regaló la Reina
Gobernadora a la milicia urbana por su heroico comportamiento al
rechazar las fuerzas carlistas, que, al mando de Zumalacárregui, habían
entrado en la ciudad el 16 de marzo de 1834.



CASA DEL CORDÓN


HISTORIA

En la calle de la Cuchillería, como su edificio más característico y más
notable, está la llamada «Casa del Cordón» (lám. 8), cuya antigüedad se
remonta al siglo XVI, y en la que el cardenal Adriano de Utrech recibió
la noticia de su elevación al Pontificado cuando pensaba en rendir a
Fuenterrabía.

ESTILO Y DESCRIPCIÓN

Ojival, de la época florida, según se advierte en los adornos de su
fachada, entre cuyos dos típicos arcos, rodeados por un cordón de
piedra, hay una puertecilla con la inscripción: «Ave María», en
caracteres góticos.

Sobre uno de los arcos, y también rodeada del cordón, está la imagen,
esculpida en piedra, de San Francisco, arrodillado y recibiéndo la
inspiración divina. Sobre el otro arco, tallado en piedra, se ve un sol,
y más arriba de él, primorosamente esculpido, un escudo de armas.



PALACIOS DE VENDAÑO, ÁLAVA Y OTROS


HISTORIA

Aun cuando en lamentable estado de ruina, en la citada calle de la
Cuchillería está el palacio de los Marqueses de Vendaño, que tuvo un
magnífico torreón cuadrado, de fortísima sillería, obra del siglo XV,
hoy derruída casi por completo.

[Illustration: Lámina 8.

VITORIA Casa del Cordón.]

El aspecto exterior del edificio es el de una fortaleza medioeval y
representó un papel importante en las discordias intestinas que tantas
veces ensangrentaron las calles de la ciudad. La construcción interior
también está en ruinas, transformada en inverosímil casa de vecindad;
pero, a juzgar por algún detalle que el ojo escrutador percibe, debió
ser suntuosa, y este palacio de Vendaño uno de los mejores de Álava y
aun del reino.

[Illustration: VITORIA Patio del Palacio de Vendaño.]

Al lado de la Casa del Cordón hay otra, cuya fachada, estilo
Renacimiento, es curiosísima, y más abajo otras dos, con portadas en
piedra de bastante mérito.

[Illustration: Lámina 9.

VITORIA Palacio de Álava.]

En la calle de la Correría también hay varias casas con escudos
interesantes de rancio abolengo.

En la de la Pintorería existe un palacio, de fachada plateresca, con un
hermoso escudo de armas labrado en su frontis. Se edificó en el siglo
XVII sobre el propio solar en donde estuvo el palacio de los reyes
Alfonsos, _el Sabio_ y _el Justiciero_.

Especialmente digna de mención entre tanto edificio notable es la
llamada de los Álava, emplazada entre las calles de la Zapatería y de la
Herrería. Por lo que de ella resta se comprende que debió ser un
soberbio y espléndido palacio de hacia la mitad del siglo XV. (Lám. 9.)

La fachada que da a la calle de la Zapatería es de estilo serio, formada
de grandes sillares, y en ella hay dos amplias puertas con arcos
apuntados y ventanales con escudos de armas, follajes y labrados de
imponderable gusto. La otra fachada está formada por una galería ojival,
de arcos elegantes y columnas de esbeltez noble.

Toda esta parte alta de la ciudad, tan señoril, tan típica y tan
melancólica está llena de ruinas verdaderamente interesantes.

Aun podríamos glosar ciertos edificios, como la cárcel, los mercados, el
teatro y la plaza de toros, si hubiese en ellos algo digno de mención.
Pero son tan vulgares, que el buen gusto impone sobre ellos una previa
censura y será prudente callarlos.



CATEDRAL NUEVA

(EN CONSTRUCCIÓN)


HISTORIA

La extensión de la Diócesis alavesa, que comprende, como se sabe, las
tres provincias vascongadas; lo insuficiente de la Catedral vieja, según
vimos al describirla, y el propósito, ya de luengos años, de dotar al
Episcopado y a Vitoria de una Catedral digna de tan amplia diócesis,
fueron razones que abonaron la actividad del prelado Sr. Cadena y Eleta,
el cual acometió la empresa magna de construir la nueva Catedral.
(Láminas 10 a 16.)

El 24 de febrero de 1900 convocó en el Palacio Episcopal a los
representantes de las fuerzas vivas y entidades intelectuales y
artísticas de la población, exponiéndoles el proyecto, que fué acogido
con entusiasmo.

Se designó una ponencia técnica, compuesta de los arquitectos Sres.
Iñiguez de Betolaza, Aguirre y Apraiz, los que dictaminaron como lugar
más apropiado para el emplazamiento de la Catedral nueva el convento de
las Religiosas Brígidas, situado entre las calles del Prado, de Castilla
y de la Magdalena.

Se resolvió la celebración de un concurso, y el 27 de febrero de 1906
publicó las bases la _Gaceta_. El coste de las obras se fijaba en cinco
millones de pesetas. El jurado, compuesto de los Sres. D. Augusto Font,
profesor de Composición y Proyectos de la Escuela de Arquitectura de
Barcelona; de D. Ricardo Magdalena, arquitecto municipal de Zaragoza; de
D. Joaquín Pavía, arquitecto de San Sebastián; de D. Fausto Iñiguez de
Betolaza, arquitecto diocesano de Álava, y de D. José María Basterra,
arquitecto de Bilbao, acordó, por unanimidad, premiar el proyecto de los
Sres. D. Javier de Luque y D. Julián Apraiz, que es el que se está
ejecutando.

La colocación de la primera piedra--con asistencia de los Reyes, del
Nuncio, a nombre de Su Santidad, de los Arzobispos y Obispos de Burgos,
de Sevilla, de Santander, de Pamplona, de Vitoria, de León y de
Tarazona, y de todas las autoridades civiles, militares y eclesiásticas
de la provincia,--fué una efemerides gloriosa, y la fecha del 4 de
agosto de 1907 va unida al nacimiento oficial de la grandiosa fábrica.

[Illustration: Lámina 10.

VITORIA Proyecto de la nueva Catedral en construcción.]


ESTILO Y DESCRIPCIÓN

Según el proyecto de los Sres. Luque y Apraiz, el estilo de la nueva
Catedral será el ojival puro del siglo XIII, con todo el adorno,
filigrana y riqueza de líneas que dicho estilo permite y sin perjuicio
de la severa gravedad que lo caracteriza.

[Illustration: VITORIA Catedral nueva: Detalle de un ventanal de la
cripta.]

La fachada principal, lo mismo que las laterales, situadas en los
extremos de la nave transversal del crucero, serán primorosos trabajos
de calado y crestería, de igual modo que los pináculos, ventanales y
agujas.

Tendrá la Catedral una innovación muy conveniente; la de que el coro
estará rodeando el ábside, y así no quitará la vista del altar y capilla
mayor, como sucede en la Catedral vieja de Vitoria y en otras varias.

[Illustration: VITORIA Catedral nueva:

Detalles del pórtico.]

La planta de la Catedral tendrá la forma de una cruz latina. Le precede
un gran pórtico, compuesto de tres bóvedas, cuya magnificencia anunciará
la riqueza y grandiosidad interior.

Sobre los tramos extremos se alzarán las dos torres que, desde su planta
a la cúspide, tendrán 97 metros de altura y serán muy ligeras y
afiligranadas. El cimborrio, también bellísimo, está, por su estructura,
inspirado en el célebre de Burgos.

El pórtico da acceso por tres grandes puertas al interior, que se
compone de cinco naves.

El coste de la Catedral será de siete a ocho millones de pesetas.

Se instalará calefacción por el sistema de vapor y tuberías de agua
condensada.

El alumbrado eléctrico será espléndido, conforme a los últimos
adelantos.

Las cinco naves han de ser muy espaciosas; la central, de 14 metros de
anchura, de eje a eje; las dos laterales inmediatas, de ocho metros, y
las otras dos laterales alejadas, de seis metros y medio.

[Illustration: VITORIA Catedral nueva:

Capitel del pórtico.]

[Illustration: Lámina 11.

VITORIA Detalles del pórtico de la Catedral nueva.]

[Illustration: Detalle de un capitel de la nave baja.]

El futuro templo ocupará una extensión total de 118 metros de largo por
48 de ancho.

Adosada a la Catedral, y en el lado correspondiente a la calle de la
Magdalena, por la cual tendrá su entrada principal, se construirá la
parroquia, que ocupará una extensión de 40 metros de largo por 24 de
ancho.

A la derecha de la entrada de la parroquia se hallará la capilla
bautismal y siguiendo la misma línea y hacia el fondo, el comulgatorio,
la sacristía, el archivo parroquial, la colecturía y un vestíbulo.

En el costado izquierdo de la parroquia se habilitarán, entre otras
dependencias, el vestuario, sala de monaguillos, despacho del Director y
salón de ensayo de los músicos. En el fondo, detrás del altar mayor, un
hermoso patio y a continuación el almacén y taller.

En la parte posterior izquierda, o sea con orientación al Mediodía, se
construirá el claustro, que será cuadrado, tendrá grandes arcadas y
ocupará una extensión de 900 metros cuadrados. En el fondo del claustro,
la sacristía de canónigos y la sala capitular.

Detrás de la sala capitular el archivo y la secretaría; a la derecha, el
despacho del Secretario, con antesala y vestíbulo, y a la izquierda, la
sala particular del Obispo, con antesala y vestíbulo también.

En total, el claustro y sus dependencias ocuparán una extensión de 1.600
metros cuadrados.

Entre las adosadas a los muros y las aisladas, el templo constará de 82
grandes columnas.

[Illustration: Lámina 12.

LA IRA LA CARIDAD LA FALSA AMISTAD LA PEREZA

VITORIA Capiteles simbólicos de la Catedral nueva.]

La cripta ocupa la extensión de la girola, y tanto las torres como el
cimborrio y el crucero rematarán en cruces de hierro esbeltas y
airosísimas.


LA CRIPTA.

La cripta de la nueva Catedral, que hemos visitado varias veces,
acompañados del arquitecto, Sr. Luque, el cual, con el Sr. Apraiz, es
autor, como ya se ha dicho, del proyecto en obras, se destina a panteón
de los Obispos de la diócesis vascongada, y está situada debajo del
espacio que en la Catedral propiamente dicha constituirá la girola.

Es la cripta de forma semicircular, y se compone de la nave de
circulación y de siete capillas, entre las cuales se destacan por su
arte primoroso y suntuario las del Rosario, la de Vizcaya, la de la
Virgen de Begoña y la capilla de Navarra.

En la capilla central se ha colocado el altar del Cristo de la Buena
Muerte, labrado todo en mármol de Carrara por el notabilísimo escultor
D. Emilio Molina. En los entrepaños están los sepulcros de los Prelados
y varios bocetos en barro que dan perfecta idea de cómo quedarán el día
en que estén terminados.

El estilo general de la cripta es el mismo que ha de presidir en toda la
obra, o sea el ojival del siglo XIII, con las influencias modernas que,
necesariamente, han de prestarle los progresos artísticos conseguidos.

Todos los arcos ojivales son rebajados, de una gran robustez, y están
reunidos en los centros de las bóvedas por 14 enormes claves de
afiligranadas y variadísimas tracerías.

[Illustration: Lámina 13.

VITORIA Gárgolas de la Catedral nueva.]

[Illustration: Lámina 14.

VITORIA Catedral nueva: Friso de un ventanal ornamentado con motivos de
la guerra de Melilla.]

[Illustration: Lámina 15.

VITORIA Cripta de la nueva Catedral.]

[Illustration: Lámina 16.

VITORIA Catedral nueva: Estado de las obras en octubre de 1912.]

Los capiteles de las columnas, que son, como las bases, de mármol de
Escobedo, representan: los unos, asuntos religiosos, como los
Mandamientos, las Obras de misericordia, los Pecados capitales; los
otros, asuntos profanos, escenas y pasajes de historia y guerra; y
algunos están compuestos de figuras grotescas y animales fantásticos,
entrelazados por hojas de cardo, laurel, roble, etc., según el
simbolismo del capitel.

La cripta recibe luz durante el día por 21 vidrieras (tres por cada
capilla), cada una de las cuales reproduce un pasaje bíblico. Por fuera,
los arcos de cada ventanal están también decorados en delicadísimas
tallas de hojarascas y figuras grotescas del propio estilo.

El pavimento de la cripta es de mármol blanco, contorneado por fajas del
mismo material y de color salmón.

La cripta es aneja á la Catedral, y cuando el templo esté acabado se
descenderá a ella por un tramo de escalera que, arrancando detrás de la
capilla mayor conducirá a la mesilla que actualmente sirve de pórtico de
ingreso, y en la cual la escalera se bifurca en otros dos tramos que
terminan en el suelo de la cripta.

Esta escalera va provista en toda su longitud de un monumental pasamanos
de mármol de Escobedo con tracería ojival y cubierta por bóvedas de
crucería rampantes. La clave de la bóveda de la escalera está exornada
de los atributos episcopales.


JUICIOS SOBRE EL PROYECTO.

El juicio que tan grandiosa fábrica ha merecido a las autoridades más
doctas, nos excusa de todo comentario.

La impresión que lo hasta ahora construído, la cripta, nos produjo las
varias veces que la visitamos, es de grandiosidad, de suntuosidad, de
austeridad, de elegancia, de arte majestuoso, severo y rico.

Críticos de arte tan reputados como los Sres. D. José Ramón Mélida, D.
Francisco Alcántara y D. Rafael Domenech, juzgaron la instalación de
fotografías y modelos en yeso de las obras de esta Catedral nueva en la
Exposición de Arquitectura de Madrid, por abril de 1911, como algo
extraordinario por su arte y su magnificencia. Y la Sociedad Central de
Arquitectos, en oficio suscrito por su presidente, Sr. Lampérez, se
dirigió con tal motivo al Presidente de la Junta de Obras de la nueva
Catedral de Vitoria, felicitándole calurosamente por lo grandioso y
acabado del proyecto, el cual, terminado en su ejecución, será, como tan
repetidamente hemos dicho, honor de Vitoria, de su diócesis y de España
entera.



BASÍLICA DE ARMENTIA


HISTORIA

«En lo más alegre, sano y ópimo de la llanura de Álava»--según Ibáñez en
su _Vida de San Prudencio_--está situada Armentia, aldea del
Ayuntamiento de Vitoria, a dos kilómetros de la capital.

La tarde en que, guiados por el Gobernador de la provincia, don Salvador
Aragón, visitamos la admirable basílica, pudimos gratamente testimoniar
el ambiente de campo y de égloga que D. Federico Baráibar señala en su
_Epigrafía armentiense_.

«El caserío--dice el Sr. Baráibar--disperso en planos distintos, es
ventilado y sano, y el paisaje que le sirve de fondo, abierto,
amenísimo, con alternativas de tierras de labor, cerrados bosques y
todas las incomparables bellezas de la Llanada de Álava.

»A las casas y palacios han sucedido nogales gigantescos; a las calles y
plazas, muros de madreselvas y abillurris, y setos de perenne brusco. No
hay bullir de gentes como cuando aquello fué refugio de cristianos
batidos por los árabes; pero tampoco deprimente silencio; al contrario,
las simpáticas voces de los campos suenan por allí libres y señoras,
descollando entre todas, dulcísima y perpetua, la de la fuente que brota
en Mendibe, y corriendo por el pueblo, se para a veces y forma remansos
apacibles.»

¿De dónde viene el nombre de Armentia? Para Hernao, Larramendi y otros
convencidos tubalistas, es simplemente variante del de Armenia, e
impuesto por el propio Túbal, estirpe obligada de otras poblaciones
españolas. Ibáñez dice que Armentegui quiere decir en vascongado «lugar
de armenios», y que en las llanuras de Álava estableció Túbal su
colonia, cuya capital fué Armentia.

Para el Sr. Baráibar la composición del vocablo Armentia da una
etimología razonable. En vascuence _arr_ es piedra y _mendi_ monte; y el
artículo _ad_, sufijado o pospuesto, dieron el término de Armentia, que
significa «monte pedregoso o cantera», aludiendo a alguna notable en
aquel lugar.

Según el Sr. Carreras Candi, en su _Obispado y fueros de Álava_, hacia
el año 871, aparece ya como Obispo de Álava o de Armentia, puesto que
con entrambos nombres figura el prelado Bivere, oriundo de una noble
familia leonesa, refugiada en Álava.

«Bivere--escribe el Sr. Carreras Candi--debió ejercer muchos años el
episcopado o hubo algún Obispo intermedio del cual nada se sabe hasta
ahora.» Después, en la cronología episcopal hasta el siglo XII Armentia
es sucesivamente incorporada y desmembrada de la Sede de Calahorra,
hasta que D. Rodrigo de Cascante, al firmar en 1181 el Fuero que otorgó
a Vitoria D. Sancho, _el Sabio_, de Navarra, se tituló _Armentiensis
episcopus_.

«Consagrada la basílica bajo la advocación de San Andrés--dice el Sr.
Amador de los Ríos,--y mientras Calahorra está en poder del sarraceno,
Armentia es respetada desde los últimos días del siglo VIII como una
nueva diócesis. Sólo en 1088, muerto el obispo Fortunio II, uno de los
sabios Prelados que defienden en Roma el Rito Isidoriano, es agregada
por autoridad de Alfonso VI a su antigua matriz, rescatada ya Calahorra
del poder árabe.

»Desposeída de la silla episcopal, fué convertida la basílica de
Armentia en colegiata, cuyo carácter conservó hasta 1498, en que
trasladaron título y autoridad los Reyes Católicos a la parroquia de
Santa María de Suso, armados al propósito de una bula pedida a Alejandro
VI.

»Así pasó la importancia jerárquica de la basílica de San Andrés de
Armentia; trescientos sesenta y tres años ha servido de parroquia,
cuatrocientos diez fué colegiata; sobre dos siglos alcanzó la categoría
de sede episcopal.»


ESTILO Y DESCRIPCIÓN

¿Ha conservado en tantas vicisitudes la integridad y la pureza de su
primitiva construcción? Las investigaciones arqueológicas del señor
Amador de los Ríos han realizado en este punto una empresa tan ardua
como inmejorable. Gracias a los desvelos del insigne erudito podemos hoy
trazar la historia de este glorioso monumento, verdadera joya románica,
aun cuando profanada por dos reconstrucciones incalificables e
increíbles.

[Illustration: Planta de San Andrés de Armentia.

(Plano de D. Vicente Lampérez.)]

Desde el siglo VIII, en que se construyó, hasta los años de 1776, en
que, según la Academia de la Historia, «se mudó enteramente el semblante
de la antigua fábrica», en el larguísimo trayecto de diez centurias, la
basílica de Armentia ha sido despojada y trastornada de modo bárbaro.

[Illustration: Lámina 17.

ARMENTIA Vista exterior de la basílica.]


FACHADA.

«La fachada principal, esto es, la imafronte--dice el Sr. Amador de los
Ríos,--tal como había llegado a los tiempos modernos, constaba de dos
cuerpos; encerraba el primero la portada, compuesta de un arco
adintelado, sobre el cual se levantaba un tímpano de medio punto, ornado
de relieves y coronado por bella cimbra; mostraba el segundo cuerpo, en
su centro, al Salvador, rodeado de los Apóstoles, en figuras de alto
relieve, y veíase a los lados otros relieves, que en más antiguas
esculturas representaban pasajes del Nuevo Testamento.

»Quedó la imafronte, en 1776, despojada de toda decoración y cerrada
enteramente al acceso público; los miembros arquitectónicos y los
relieves que la enriquecían fueron trasladados a un pórtico viñolesco,
de cinco arcos redondos, el cual ofrece ahora entrada a la iglesia, y
colocados allí con cierto desorden, que produce, en verdad, muy extraño
efecto. (Lám. 17.)

»Entretanto, las impostas que, adornadas de un falso ajedrezado o de
vástagos y flores, y siempre dispuestas en bisante, señalaron la
división de los referidos cuerpos, y los canecillos y modillones, que
recibieron y formaron el primitivo tejaroz, fueron distribuídos en la
nueva fachada de 1776, ya para recibir las jambas de las ventanas, ya
para servir de asiento a la cornisa que sostiene la armadura de aquella
desdichada construcción, arrimada a la antigua basílica, para dar posada
al párroco. Esta singular dislocación de miembros arquitectónicos
aumenta por extremo el raro y desagradable efecto del pórtico.»


PÓRTICO.

Fijando en él la investigadora mirada no es difícil reconocer, sin
embargo, que esas inarmónicas incrustaciones, en que se muestra cierto
loable respeto a los restos de la basílica, cuyo exterior se destruía,
dan claro testimonio de tres diferentes edades artísticas, las cuales
abarcan por entero la época más floreciente de la historia de Armentia.

[Illustration: Lámina 18.

ARMENTIA Pórtico de la basílica.]

Compruébase esta observación en el muro lateral de la cabeza del
pórtico, dentro de dos arcos de medianas dimensiones que allí pudieron
armarse.

Vese la parte central de los mismos ocupada por preciosos fragmentos de
los relieves que, antes de 1776, llenaban las extremidades del segundo
cuerpo de la imafronte, y que pertenecieron, sin duda, a la primera
construcción de la basílica, debida a los cristianos acogidos en el
suelo alavés durante la segunda mitad del siglo VIII o primeros años del
IX. (Lám. 18.)


RELIEVES DEL PÓRTICO.

Difícil es determinar hoy lo que estos relieves individualmente figuran,
reducidos como están a inconexos fragmentos y asentados en el muro de
una manera tan fortuita.

Como se ha insinuado ya, todos estos relieves representan pasajes de la
vida de Jesucristo; y por la disposición especial del conjunto; por la
rara proporción de las figuras, que revela un arte que se transforma o
tiende a desaparecer; por la rudeza del diseño; por el plegado
característico de los paños, y, finalmente, por la manera tradicional de
ejecución y la forma típica de producir el claroscuro, no vacilamos en
colocar tan singulares esculturas bien andado ya el referido siglo IX.

Así, pues, los relieves pertenecieron a la basílica, que ya era Catedral
en tiempos de Alfonso, _el Casto_, en los últimos días del arte latino
bizantino y primeros del románico. (Lám. 19.)

[Illustration: Lámina 19.

ARMENTIA Relieves del pórtico de la basílica.]


LÁPIDAS E INSCRIPCIONES DEL PÓRTICO.

Al estilo románico, en las dos épocas de su largo desarrollo, pertenecen
las columnas y capiteles, que indican su mayor florecimiento, y los
arcos, que muestran su decadencia, iniciada ya en ellos la manifestación
ojival.

Muéstranse los fustes adornados por monumentales estatuas adheridas, que
hacen oficio de cariátides, como en la Cámara Santa de Oviedo y en otras
construcciones religiosas de los siglos XI y XII; apúntanse los arcos
ligeramente, como en algunas iglesias parroquiales de Asturias y
Castilla y en todas las que se construyeron en Sevilla y Córdoba, recién
conquistadas por San Fernando. La basílica, pues, había experimentado
dos transformaciones dentro de los siglos XI y XII. ¿Qué documentos
positivos podían confirmar esta deducción arqueológica? Con sólo volver
la vista a los relieves y miembros arquitectónicos incrustados en el
muro longitudinal, nos era dado, por fortuna, hallar camino para
autorizar históricamente la hipótesis.


LOS TÍMPANOS.

Contémplase, en efecto, en la parte central, el gran tímpano que hasta
1776 decoró el segundo cuerpo de la imafronte; en él se halla
representado el Salvador rodeado de los doce Apóstoles. Jesús, cuya
figura es harto mayor que las de sus discípulos, aparece como éstos, en
pie, vistiendo amplia túnica talar y cubriendo sus hombros afibrado
manto.

Para quien, guiado de espíritu investigador y crítico haya estudiado los
monumentos que se erigen en Asturias, León y Castilla durante los siglos
XI y XII, no puede ser dudoso que este interesante relieve si no
pertenece de lleno a la gloriosa era del imperio español, inaugurada
por un Fernando I y cerrada por el no menos esclarecido Alfonso VII
(1038 a 1157), lleva impreso profundamente el sello de aquel arte que
tantas maravillas había producido en la basílica de San Juan Bautista,
consagrada desde 1032 al preclaro Isidoro de Sevilla, y en la ya
referida Cámara Santa de la Catedral ovetense, ampliada por la
magnificencia de Alfonso VI.

A la derecha de este gran tímpano mírase asimismo el de la portada, que
constituía la decoración del primer cuerpo del imafronte; el arquitecto
de 1776 armóle allí de tal manera, que semejó con él cierta especie de
sepulcro, en cuyo centro colocó un bulto o estatua yacente del siglo
XIV. Delante, sin exceder de la línea del muro, poníale varias columnas
ochavadas, que tomó tal vez de otros monumentos interiores del
trastornado templo. (Lám. 20.)

Sobre este remedo de enterramiento, que no han vacilado en señalar como
tal sepulcro entendidos investigadores, asentóse, pues, el referido
tímpano, obra en verdad muy digna de detenido examen.

Fórmalo un arco de medio punto, orlado en su periferia externa de una
franja enriquecida de vástagos serpenteantes y de flores, que acusan su
origen bizantino, y enriquecido en la interna por una inscripción de
caracteres latinos, todavía isidorianos, la cual ofrece la lección
siguiente:

[Illustration: +REX SABBAOTh MAGNVS DEVS EST ET DICITVR AGNVS]

Ocupa el semicírculo una tabla de piedra, dividida en dos zonas; hállase
la superior ennoblecida por la representación simbólica del inmaculado
Cordero, y la Cruz dominicana, encerrado todo en un nimbo sencillo con
este expresivo verso leonino, grabado en su contorno:

[Illustration: Lámina 20. ARMENTIA Lucillo del pórtico de la basílica.]

[Illustration: +MORS EGO SVM MORTIS VOCO R AGNVS SVM LEO FORTIS]

«El primer verso--escribe el Sr. Baráibar--alude, sin duda, a las
proféticas palabras de Oseas (c. 13, v. 14); _Ero mors tua, o mors_. En
el segundo, el león simboliza a Cristo: _Ecce vicit leo de tribu Juda,
radix David_. (De _Apocalipsis_, v. 5.) Este victorioso león, de la
tribu de Judá, descendiente de David, siempre se ha entendido que es del
Salvador del mundo.

El cordero, representación profética de Jesús, desde el Génesis y el
Éxodo, y su más augusta figuración en la ley de gracia, es emblema
frecuente en los monumentos cristianos y presta al de Armentia
extraordinario realce. El verso grabado en el nimbo consuena con el _Ego
sum resurectio et vita_, palabras de Jesús antes de que resucitara a
Lázaro.

A una y otra parte del nimbo se ve arrodillada una figura, coronadas las
dos por nimbos aconchados; la de la derecha del espectador es de Isaías,
ostentando un pergamino, donde se lee: PAX VOBIS; y la de la izquierda
un San Juan Bautista, presentando el mote: ECCE AGNUS DEI. En la faja
que separa las dos zonas hállase esta leyenda, que también forma un
verso leonino:

[Illustration: +PORTA P HANC CELI FIT PERVIA CUIQVE FIDELI]

La traducción de Baráibar, corrigiendo las de Amador de los Ríos y
Becerro de Bengoa, que leyeron e interpretaron equivocadamente, es así:
«Por ésta se hace accesible a todo fiel la puerta del cielo», en
relación con el versículo del Génesis: «Aquí está la casa de Dios y la
puerta del cielo», palabras de Jacob, muy frecuentes en las portadas de
los templos en aquella época.

[Illustration: Lámina 21.

ARMENTIA Puerta de entrada a la basílica.]

En el centro de la zona interior del tímpano, se ve el divino monograma
de Cristo, nimbado como el Cordero y exornado del alfa y omega,
pendientes de los brazos superiores del aspa. Sostienen el nimbo dos
ángeles, cuyos pies se pierden entre nubes, como para mostrar que
descienden del cielo, y en la mitad de la faja, en caracteres iguales a
los de la periferia, esta inscripción, que Amador de los Ríos da
incompleta, y Baráibar, tras eruditas disquisiciones, tampoco pudo
interpretar completamente:

[Illustration: HUJUS OPERIS AUTHORES RODERICYS EP (...)]

Hay otros epitafios de menor significación e importancia, por los
cuales, como por los citados y descifrados anteriormente y por la
dispersión arbitraria de los miembros decorativos del pórtico, se
confirma, sin duda de ningún género, la primera modificación de la
basílica, realizada en el siglo XII.


INTERIOR DE LA BASÍLICA.

Descriptos la fachada y pórtico, penetramos en la basílica por una
puerta--colocada tal vez desde la restauración, hecha por el obispo D.
Rodrigo de Cascante--en el hastial o muro del lado derecho del crucero,
o sea en el extremo izquierdo del pórtico actual. (Lám. 21.)

Esta puerta se halla exornada con sencillas jambas latinas, que la
adintelan; el dovelaje está enriquecido por una gallarda serie de hojas
de acanto, perfectamente adheridas a la forma general del arco, que es
de medio punto.

[Illustration: Lámina 22.

ARMENTIA Interior de la basílica.]

[Illustration: Lámina 23.

ARMENTIA Detalle del crucero de la basílica.]

La sencillez y belleza de esta decoración; la especial manera de su
talla y la naturaleza misma de sus elementos en relación con la forma
total de la portada, hicieron sospechar a Amador de los Ríos si esta
puerta sería la primitiva de la imafronte.

Apenas se penetra en el templo, recíbese una impresión de estupor.
¿Quién dirá que aquel templo fué románico? Primero, la desproporción
entre la portada y el pórtico, entrambos de pequeña altura, y la altura
elevadísima de su bóveda. Después, la discordancia arquitectónica de lo
de afuera con lo de adentro.

«Cualquiera--anota Amador de los Ríos,--acostumbrado a estudiar las
basílicas románicas de los siglos XI y XII, al penetrar en la de
Armentia juzgaría que iba a encontrarse debajo de una media naranja o de
un suntuoso «domo». Esta racional esperanza queda, sin embargo,
desvanecida apenas se entra en el recinto.»

El templo está cubierto de bóvedas ojivales, que, como en Las Huelgas de
Burgos, en la de Santa María de Vadedios (Asturias), en la de San
Vicente, Cristeta y Sabina, de Ávila, revelan ya el triunfo de un nuevo
y fastuoso estilo arquitectónico. (Lám. 22.)

El crucero ostenta asimismo un agrupamiento de tres bóvedas apuntadas,
elevándose la central sobre las laterales, bien que mucho menos de lo
que había menester para constituir el característico cimborrio de las
grandes construcciones del mencionado estilo. ¿Era esto una falta del
artista o el resultado de una transformación? (Lám. 23.)

Las investigaciones personales del Sr. Amador de los Ríos dieron ya por
resuelto este interesante problema. El insigne arqueólogo lo explica
así:

«A la verdad, aunque alterada la planta, pues que ante el arco triunfal
se colocó, sin duda, en 1776 un retablo que cierra el antiguo
presbiterio formado por el ábside, no es difícil reconocer que la
disposición general de la basílica y su decoración hasta el arranque de
las precitadas bóvedas han triunfado de las últimas transformaciones.

[Illustration: Lámina 24.

ARMENTIA Capiteles bajo el coro de la basílica.]

»Elévanse, en efecto, en la intersección sobre característico basamento
ocho columnas dispuestas de dos en dos y coronadas de grandes y tallados
capiteles de follajes, aves y cuadrúpedos, hasta recibir una imposta
general de falso ajedrezado; y no cabe dudar que toda esta obra es
fruto, y muy apreciable, del último desarrollo en que el estilo románico
desplegó cierta grandeza y magnificencia. (Lám. 24.)

»De allí en adelante, nada armoniza ya con esta construcción, incluso el
coro, exornado de columnas pareadas y de capiteles que parecen pugnar
por asociársele.»

La iglesia, tal como hoy existe, ofrece huellas, signos, pruebas
indudables de dos construcciones diferentes, correspondiente cada cual á
un diverso estilo. Por si ello no bastase, el Sr. Amador de los Ríos, en
unión de alaveses tan ilustres como D. Sotero Manteli, D. Ricardo
Becerro de Bengoa, D. Cristóbal Vidal, D. Obdulio Perea y otros,
investigó personalmente sobre las bóvedas del cuerpo de la iglesia y del
crucero.

Sus hipótesis fueron confirmadas. La armadura total que cubre al
exterior la fábrica no era la de la antigua media naranja, ni la del
cuerpo de la basílica en restauración por D. Rodrigo de Cascante; el
muro sobre que había estribado el primitivo cerramiento de la iglesia,
alzábase más de dos metros sobre las bóvedas ojivales; y sobre la
central del crucero se levantaban por completo los cuatro tímpanos, que
recibieron un día el anillo del «domo». También en las enjutas se
apoyaban los cuatro evangelistas simbólicos, cuyas estatuas tocaban con
sus cabezas el mencionado anillo, haciendo, por tanto, el oficio de las
trompas sobre las cuales descansaban, como se sabe, las más antiguas
construcciones de este género.


LOS EVANGELISTAS.

Constituyen el tetramorfo más interesante de las iglesias románicas, y
como los evangelistas de los frescos de San Isidoro, de León, ostentan
cada uno la cabeza nimbada del animal cuya propiedad simbolizan.

San Juan está representado por un águila, símbolo del arrebatado y
majestuoso vuelo de su lenguaje; San Marcos, por un toro, que representa
la fortaleza indomable del estilo; San Mateo, por un ángel, que
personifica su candidez encantadora, y San Lucas, por un león, que
retrata su generosa energía. (Láminas 25 y 26.)


LOS DOS ESTILOS.

Del minucioso examen realizado por Amador de los Ríos, primero, y
después por Díaz de Arcaya, por Baráibar y por el arquitecto diocesano
Sr. Iñíguez de Betolaza, resulta comprobado hasta la evidencia que la
actual basílica se compone de dos cuerpos, correspondientes cada cual a
un estilo característico e inconfundible.

El primer cuerpo o zona de la construcción es románico, y el segundo
cuerpo y las bóvedas, de estilo ojival. Y la razón de que las bóvedas y
el crucero, siendo ojivales, tengan tan poco desarrollo, está bien
apuntada por Amador de los Ríos. «Concibiérase--escribe,--concibiérase
en verdad holgadamente, siguiendo las leyes de su respectivo desarrollo,
una basílica románica dentro de un templo ojival; pero un templo ojival
dentro de una basílica románica, ni se concibe sin una dolorosa historia
de guerras con otras diócesis, como la de Armentia con Calahorra, ni se
contempla sin la fatiga que produce en el ánimo de todo ilustrado
espectador, la iglesia de San Andrés, sucesora de la antigua Catedral
alavense.»

[Illustration: Lámina 25.

ARMENTIA

El Tetramorfo: San Juan con la cabeza de águila.

El Tetramorfo: San Marcos con la cabeza de toro.]

[Illustration: Lámina 26.


ARMENTIA

El Tetramorfo: San Mateo con la cabeza de ángel.

El Tetramorfo: San Lucas con la cabeza de león.]

[Illustration: Lámina 27.


ARMENTIA Ábside de la basílica.]

Tenemos, pues, como reliquias del románico, la imafronte, el pórtico,
los tímpanos del «domo», las estatuas y el ábside, y como testimonio de
la reconstrucción ojival, las bóvedas y el crucero. Es decir, los dos
cuerpos de la basílica; los dos siglos que se la disputaron: el XI y el
XII. (Lám. 27.)



BASÍLICA DE ESTÍBALIZ


HISTORIA


NUESTRA VISITA.

Uno de los más bellos panoramas que hemos visto es el que contemplamos
desde la colina donde se alza la basílica de Estíbaliz.

Llegamos al mediar la tarde de un día espléndido de otoño. El coche que
nos conducía desde Vitoria hizo las dos escasas leguas de camino en
media hora, y durante tan corto tiempo las sensaciones fueron tantas y
tan intensas, que al llegar ante la basílica hubimos de implorar
descanso a nuestros guías.


EL PANORAMA.

¿Por qué las sensaciones? Porque unas horas antes intentábamos respirar
en el irrespirable ambiente de Madrid, y horas después, en pleno monte,
bajo la libertad de un cielo altísimo y entre robles, hayas y maleza,
pudimos olvidar el Congreso por la Horaciana y la conversación de los
políticos por las estrofas de _García del Castañar_.

Desde la altura en que se asienta el templo, al sol poniente del otoño,
el campo se extendía, verde y fértil, en inmensas llanuras plácidas. Los
expedicionarios, todos a nuestro modo artistas, hubimos de gustar «el
divino silencio del paisaje», sintiendo el alma de las arboledas, como
Rousseau o como Amiel.

El llanete, como atalaya, domina la campiña de Vitoria, pintorescamente
sembrada de aldeas, pueblos, villas, bosques, alquerías, maizales,
huertos.... No recordamos de un paisaje igual o parecido, a no ser el
que se divisa desde las torres del Generalife en la histórica vega
granadina.


LOS JUICIOS DE DIOS.

Largo rato permanecimos gustando las bellezas del panorama, y bien
pronto surgió la evocación, animándolo y como resucitándolo. Fue allí,
en aquel mismo carrete, delante de la airosa fábrica cuya portada es
vieja, de diez siglos, donde se celebraban «los juicios de Dios».

Precisamente el día 1.º de mayo, de sol á sol, el Justicia y cofrades de
Arriaga presidían la patriarcal ceremonia.

«Aquel día--nos dice el Sr. Carreras Candi--las campanas de Estíbaliz no
sonaban como en señal de luto. Los que acudían al «juicio de Dios» iban
acompañados de sus amigos y parientes, atravesando los caminos
diligentemente, a fin de estar en el santuario al amanecer.

»A esa hora el abad de Estíbaliz, que ya estaba en la puerta de la
basílica, saludaba a los que venían a presidir:

»--Dios guarde al Justicia mayor y cofrades del campo de Arriaga.

»Los que llegaban respondían:

»--Dios guarde al señor abad de Estíbaliz.

»Unos y otros, los cofrades como el abad, tomaban asiento en un banco de
piedra situado al final de una explanada frente a la puerta del templo,
y el Justicia mayor decía:

»--Pueden llegar a mí los agraviados.

»Los querellantes se acercaban a decirles quién o quiénes les habían
ofendido y las razones que tenían para batirse. El tribunal examinaba
las armas para ver si eran o no de las admitidas por la ley. Luego, el
abad, dirigiéndose a la congregada multitud, decía:

»--En nombre de nuestra santa religión, yo os requiero que penetréis en
la iglesia.

[Illustration: Lámina 28.

ESTÍBALIZ Fachada del mediodía de la basílica.]

»Entraban todos y comenzaba la misa. Una vez terminada, el abad
exhortaba varias veces a los rivales para que se reconciliasen, y si no
lo lograba, salían todos del templo, cuyas puertas cerrábanse, quedando
dentro solamente el abad.

»La lucha se efectuaba entonces peleando los contendientes hasta que el
tribunal la daba por concluída.

»Al ponerse el sol, el Justicia mayor decía a grandes voces:

»--Quedan conclusos los agravamientos y desafíos hasta que el sol de
mayo vuelva a surgir entre esos montes.»


LA BASÍLICA.

Se ignora a ciencia cierta el año de su fundación. Ni Amador de los
Ríos, ni Carreras Candi se atreven a fijarla con exactitud. Sin embargo,
por documentos irrefutables se sabe que existía ya en el siglo XI,
erigida como monasterio, o de los canónigos regulares de San Agustín o
de los monjes de San Benito, únicas Órdenes religiosas existentes en la
Península en aquella época.

Según una escritura del año 1074, Alvar González hizo donación «del
altar de la derecha» del monasterio de Santa María de Estíbaliz. Otro
documento de por entonces hace referencia a un Conde, bajo cuya
protección estaba el templo.

Andando ya el año de 1138 la ricahembra D.^a María González López, hija
tal vez de Alvar González, dona, con otras posesiones, «todo el
Monasterio» al Superior de los benedictinos de Nájera.

Durante cerca de tres siglos el monasterio fué propiedad de estos
benedictinos, los cuales, en precio de dos mil maravedises de renta
sobre las alcabalas de Nájera y mil florines de oro del cuño de Aragón,
al contado, poníanlo con todas sus pertenencias en poder de D. Fernán
Pérez de Ayala, hijo y heredero del Gran Canciller de Castilla, a 5 de
julio de 1431.

¿Habían hecho en la fábrica estos monjes alguna obra o modificación
importante antes de enajenar la donación de la ricahembra alavesa?

Amador de los Ríos se inclina a creer que, «a excepción de algunos
miembros decorativos, los cuales dan razón de la centuria oncena, en que
se erigió, sin duda, todo cuanto constituye desde el siglo XI la iglesia
de Santa María de Estíbaliz fué debido a los abades de Nájera.


ESTILO Y DESCRIPCIÓN DEL TEMPLO


LA FACHADA.

La fachada principal, o sea la del Mediodía, se compone de tres cuerpos
diferentes. El primero lo constituye la portada; el segundo, un
riquísimo ventanal; el tercero, es el de la espadaña o campanario.
(Lámina 28.)

La puerta es un primor de elegancia y buen gusto. Hállase decorada por
gallardas columnas, cuajadas en su totalidad de entrelazos, dados y
flores cuatrifolias de apacible relieve; de capiteles que se alzan entre
hojas bellamente picadas y pájaros bizarramente esculpidos; de
baquetones que se desenvuelven con notable galanura y gracia, formando
en semicírculo la archivolta y en el extremo superior de la misma, de
una proporcionada cimbra, ennoblecida de follajes tallados
asombrosamente. (Láminas 29 y 30.)

Esta primera zona o cuerpo está cerrada por una imposta suntuosísima,
todavía dispuesta en bisante y exornada de vástagos serpenteantes, hojas
y flores esculpidas con valentía, con lo que se completa la decoración
fastuosa del primer cuerpo.

Menos rico y proporcionado el segundo, ostenta, cobijada por un arco
redondo, una ventana destinada a dar luz al crucero. Son las jambas que
la decoran muy sencillas y sencillísimos también los volteles que
describen sus intradós.

[Illustration: Lámina 29.

ESTÍBALIZ Puerta del hastial del sur de la basílica.]

[Illustration: Lámina 30.

ESTÍBALIZ. Detalle de la portada de la basílica.]

[Illustration: Lámina 31.

ESTÍBALIZ Interior del ábside de la basílica.]

La ventana sustituyó sin duda a los característicos rosetones de que
hacían gala los templos románicos, y por las proporciones de su abertura
cree Amador de los Ríos que cuando se trazó «no se cubría ya aquel
espacio con láminas de yeso ni con otras cristalizaciones naturales».

El tercer cuerpo es la espadaña o campanario, que se componía de tres
arcos; pero que por haber destruído el central una centella, quedaron
reducidos a dos. No ofrece el menor particular, ni por los arcos, ni por
las campanas.

El muro que forma en toda su extensión el cuerpo de la iglesia
mostrábase enteramente liso y únicamente animaban su tejaroz algunos
modillones y canecillos semejantes a los de Armentia.


LOS ÁBSIDES.

Son tres, y corresponden a la fachada de Levante. Semejantes a los de
Armentia, presentan la disposición, decorado y formas generales de esta
clase de cerramientos en las basílicas románicas de tres naves,
construídas durante el siglo XII; mas abiertos los arcos de las
fenestras, que daban templada luz al santuario, parecen indicar, según
observaciones de Amador de los Ríos, que «se acercaba el momento en que
la aplicación del vidrio iba a transformar aquellas construcciones
impulsando el desenvolvimiento de un nuevo y más grandioso estilo
arquitectónico». (Lám. 31.)


INTERIOR DEL TEMPLO.

No tiene, como la de Armentia, pórtico. Entre la puerta ya descrita y el
interior del templo, hay un recinto, como de dos varas en cuadro, de
paredes lisas, cerrado por puertas de madera, lisas también.

Entrando ya en la iglesia, se advierte a simple vista su carácter
completamente románico. La planta, como la de Armentia, es de cruz
latina, y también de una sola nave, aun cuando está cerrada por los tres
ábsides ya descritos.

[Illustration: ESTÍBALIZ

Capiteles del crucero de la basílica.

(Lado del Evangelio.)]

El desarrollo de su alzado hasta el arranque de los arcos, determinado
por una cornisa muy saliente, ajústase a las prescripciones del estilo
románico en su postrera época; embasamento, columnas, capiteles,
muestran, por cierto, extremada variedad y pertenecen al gusto
predominante en la parte románica de la basílica de Armentia; y los
arcos torales, elevándose ligeramente sobre el medio punto, acentúan ya
de un modo inequívoco el desenvolvimiento natural de la ojiva, que
siguen de igual modo las bóvedas.

[Illustration: ESTÍBALIZ

Capiteles del crucero de la basílica.

(Lado de la Epístola.)]


LA VIRGEN.

La Virgen de Estíbaliz se levanta sobre un altar lleno siempre de cirios
y de flores, produciendo, por la desproporción y tosquedad de su
tallado, cierta impresión de primitivismo.

Está sentada en un sillón, teniendo en su regazo al Niño Jesús y
sosteniéndolo con su mano izquierda. Mide 1,18 metros de altura por 0,30
centímetros de ancho, y el pintado y la talla de sus ropas acusa una
antigüedad que se remonta al siglo XII.


EL FRONTAL.

En el altar donde se alza la Virgen, situado a la derecha del
presbiterio, y único de la iglesia, hay un frontal notabilísimo.

Consiste en una gran tabla de mármol, enriquecida de labores caladas,
que descubren a simple vista ser derivaciones, no muy lejanas, del arte
latino-bizantino, cuyo florecimiento, como se sabe, se realiza bajo la
dominación visigoda, después de la conversión de Recaredo.

El mármol, trabajado primorosamente, está, como decimos, cuajado de
calados lindos, en dos circunferencias tangentes, muy caprichosas y
notables.


LA PILA BAUTISMAL.

También es una obra de arte por su riqueza y delicadísimas labores, la
pila bautismal, de una sola piedra, tallada en doce arcos separados por
columnitas, representando extraños mascarones y descansando sobre tres
columnas de caprichosos capiteles. Se desconocen el artífice y la
antigüedad; pero se juzga, generalmente, obra muy posterior a la del
templo. (Lám. 32.)

[Illustration: Lámina 32.

ESTÍBALIZ Pila bautismal de la basílica.

(_Fot. L. E._)]

[Illustration: Lámina 33.

ABERÁSTURI Puerta de la iglesia.

(_Fot. L. E._)]



ABERÁSTURI


EL LUGAR.

A unos siete kilómetros de Vitoria, en un paraje poco fértil, entre
tierras de labrantío y monte bajo, está el lugar de Aberásturi,
compuesto de 40 edificios, con escuela incompleta y unos 200 habitantes.


LA IGLESIA.

Su iglesia parroquial, de entrada, está bajo la advocación de San
Esteban. Además tiene dos ermitas: una en el mismo pueblo y otra en el
sitio que se denomina de Uriarte, distante poco más de un kilómetro.

La iglesia está clasificada entre las románicas por D. Ángel de Apraiz,
en su autorizado estudio sobre _El románico en Álava_.

Es una fábrica cuya antigüedad data de los comienzos del siglo XII. Muy
pobre de ornamentación, lo único verdaderamente notable en ella es la
portada, exornada con tres órdenes de columnas a cada lado, sencillas,
con los capiteles desnudos y una archivolta muy severa y muy
característica. (Lám. 33.)

El interior del templo es, igualmente, sobrio y acusa por la sencillez
de sus elementos y la adustez de sus bóvedas, el carácter arqueológico
de la centuria que lo construyó.



ALEGRÍA


LA VILLA.

Situada en la llanura de Álava, como a tres leguas de Vitoria, entre
huertas, poblados y alamedas fértiles; su nombre es adecuado al paisaje
risueño y encantador.

Tiene en la actualidad unos 140 edificios y cerca de 700 habitantes. Su
parroquia, dedicada a San Blas, es de entrada, y pertenece al
arciprestazgo que da nombre a la villa; además tiene las ermitas de
Nuestra Señora de Ayala, de San Miguel de Henayo, de Nuestra Señora de
Larraza, de San Julián, de San Pedro Larraz y de San Martín, y un
convento de religiosas clarisas, cuya fundación data de 1581.


RUINAS DE LA FORTIFICACIÓN.

En un cerrete próximo a la iglesia de San Blas quedan aún vestigios del
recinto amurallado que, flanqueado por cuatro grandes cubos en los
ángulos, y por otros cuatro menores en los centros, defendía a la villa
de las incursiones enemigas.

Notabilísima era esta obra de fortificación, pues la base de
circunferencia de los cubos grandes llegaba a 37 metros, y la de los
pequeños a ocho. De cubo a cubo había siete metros de distancia, y el
perímetro de la fortificación alcanzaba 124. Había 15 troneras con
emplazamiento para la artillería gruesa, y el recinto tenía tres puertas
empotradas en el murallón.


HISTORIA

Se ve, pues, que la villa alcanzó tiempos memorables y que su historia
es digna de recordación.

En la antigüedad Alegría se llamó Dulanci, y por sus cercanías pasó la
famosa Vía romana de Astorga a Burdeos, registrada en el _Itinerario_ de
Antonino.

En diferentes excavaciones se han encontrado monedas de Augusto y de
Tiberio, y alguna lápida.

Por privilegio que otorgó en Sevilla D. Alfonso XI, dado a 20 de octubre
de 1375, se decía:

[Illustration: Lámina 34.

ALEGRÍA Ermita de Ntra. Sra. de Ayala: Exterior.]

[Illustration: ALEGRÍA Ermita de Ntra. Sra. de Ayala: Fachada del sur y
ábside.

(_Fotografías L. E._)]

_«Y porgue la dicha villa sea mejor poblada, e los moradores de ella
valan más é hayan mejor con qué nos servir, tenemos por bien que la
dicha villa haya nombre Alegría de Dulanci... é que hayan el fuero de
las leyes, según que le habían primero, porque sean mantenidos en paz e
en justicia, é que se juzguen todos por él los que moraren, é que los
alcaldes dende que libren é judguen los pleitos criminales e civiles por
el dicho fuero.»_

Además, el propio Alfonso XI les concedió que sus vecinos nombrasen
todos los años alcalde y merino del pueblo, y pudiesen tener todos los
lunes un mercado franco.

Don Fernando, _el Católico_, les confirmó estos privilegios en 1480, y
años después, en 1501, la reina D.^a Isabel compraba en 600.000
maravedises las fortalezas de Alegría a la casa de Lazcano.

En la guerra con la primera República francesa, por los años de 1795, el
ejército francés, vencido en Azcárate, fué perseguido hasta Alegría y
obligado a abandonarla.

En la guerra civil de los siete años, el 27 de octubre de 1834, se libró
también en la villa un combate sangriento, que ocasionó la célebre
derrota de los liberales al mando del brigadier O'Doyle, por los
carlistas que mandaba Zumalacárregui. Las bajas liberales fueron más de
1.000 muertos, y las de los carlistas, más de 700.


ERMITA DE NUESTRA SEÑORA DE AYALA.

El monumento más característico y notable de esta villa histórica es,
sin duda, la ermita de Nuestra Señora de Ayala, uno de los contados
templos románicos que se conservan sin huellas de reconstrucción, ni en
su fachada, ni en su pórtico. (Lám. 34.)

Tanto el citado Sr. Apraiz, como D. Federico Baráibar, la diputan por
una verdadera joya. Y el ilustre arquitecto D. Vicente de Lampérez, que
tan sabia y prolijamente la describió, también proclama las bellezas
características de su pórtico.

Por la parte del Mediodía, entre un verde pretil de rosales y los
penachos de ramaje de algún árbol, blanquea la gentil arcada de su
pórtico.

Forma el pórtico como el primer cuerpo de la fábrica y está adosado a
ella, más bajo, y recubierto de un tejado sin cornisa, ni canecillos, ni
impostas de ninguna especie. (Lám. 35.)

Tres arcos de elegante y severa faz, apuntados ligeramente en ojiva dos
de ellos, y el tercero, desarrollado en la natural curva románica,
prestan su luz al pórtico de la ermita. Los dos de los extremos,
tapiados en su base por gruesos muros, ostentan verjas de barrotes
primitivos; el arco central tiene tres escalones que dan acceso al
interior del pórtico.

Los pilares de tan severa arcada forman un haz macizo de columnas
sencillas, rematadas en capiteles muy de la época, y el tono general de
la fachada, por la disposición de sus elementos y el orden primitivo de
la sillería, es de un carácter sorprendente.

El interior del pórtico (lám. 36) ofrece las bellezas de sus tres arcos
y la adustez de sus paredes lisas. El lienzo que es frontero de la
arcada nos presenta la puerta del Santuario (lám. 37), enriquecida con
cinco órdenes de columnas que descansan en basamentos de rica talla y
terminan en capiteles de un ajedrezado purísimo.

El interior del templo ofrece ya, en el desarrollo de sus columnas y en
la resolución de sus bóvedas, la influencia ojival. La nave donde, en un
altar de talla relativamente moderna está Nuestra Señora de Ayala, no
conserva apenas carácter románico. (Lám. 38.)

En el ábside semicircular (lám. 39) abre una ventana de arco muy
abocinado y ojival.

Cuanto a la imagen, por su expresión, pintado y talla, parece una
escultura del siglo XV.

[Illustration: Lámina 35.

ALEGRÍA Ermita de Ntra. Sra. de Ayala: Pórtico.

(_Fot. L. E._)]

_Lámina 36._

[Illustration: ALEGRÍA Ermita de Ntra. Sra. de Ayala: Interior del
pórtico.

(_Fot. L. E._)]

[Illustration: Lámina 37.

ALEGRÍA Ermita de Ntra. Sra. de Ayala: Puerta de entrada al templo.

(_Fot. L. E._)]

[Illustration: Lámina 38.

ALEGRÍA Ntra. Sra. de Ayala: Interior de la ermita.

(_Fot. L. E._)]


OBJETOS ARTÍSTICOS.

Existen en la ermita, a uno y otro lado del altar de Nuestra Señora, dos
lienzos de factura muy diferente, pero de cierto mérito los dos. El de
la izquierda representa la Coronación y el de la derecha la Concepción
de Nuestra Señora. A pesar de los buenos oficios del arcipreste de
Alegría, D. Galo Ladrón de Guevara, y de nuestros esfuerzos propios, nos
fué imposible discernir sobre los autores, aun cuando no fuera
arriesgado el asentar que son por su factura dos lienzos de distinta
mano, por más que en el asunto y ejecución parezcan de la misma escuela
española.

Hay además en la iglesia parroquial de San Blas un hermoso relieve
policromado, en piedra, representando a Nuestra Señora del Rosario,
sentada, con el niño en su regazo, a la manera de las _Madonas_ de
Rafael.

El perfil aguileño de la Virgen, la gracia con que se desrizan sus
trenzas sobre el plegado del manto, la actitud risueña y graciosa del
Niño Jesús, asentado uno de sus pies sobre la cabeza de un angelito, de
los dos que rematan el relieve por su parte inferior, así como la paloma
que en lo alto presta al cuadro su candor simbólico, avaloran
extraordinariamente esta obra, que está preciosa y noblemente ejecutada,
así en la parte de relieve como en la del policromado, cuyo autor y
época, aunque desconocidos, creemos sean del siglo XVI.

En la dicha iglesia parroquial nos mostró su amable Arcipreste unos
santorales, con las hojas de piel, verdaderamente extraños y curiosos.

A más, en la parroquia de Echábarri-Urtupiña, hay un cuadro en relieve
sobre madera, «con varias figuras representando la Purificación», y un
copón, de plata, con tallas de indudable mérito.

[Illustration: Lámina 39.

ALEGRÍA Ntra. Sra. de Ayala: Abside.

_(Fot. L. E.)_]

En la parroquia de Argomániz se guarda un Crucifijo con diadema, que
tiene carácter de las tallas del siglo XIII.

Ni la iglesia parroquial, donde no hay nada de notable más que el
relieve de piedra ya descrito, ni las ermitas de San Miguel de Henayo,
de Nuestra Señora de Larraza, de San Julián, de San Pedro Larraz y de
San Martín--todas ellas muy semejantes por su insignificancia,--ni el
convento de las Clarisas, donde no fué posible alcanzar visita, a pesar
de los buenos oficios del Arcipreste, merecen singular mención.

Únicamente hay que citar, más por su antigüedad y valor histórico que
por sus excelencias artísticas, la Casa-Ayuntamiento, que ostenta en su
fachada los tres arcos de un pórtico severo y el escudo de esta gloriosa
villa, que D. Alfonso, _el Justiciero_, mandó poblar.



AMURRIO


EL PUEBLO.

Se llega a Amurrio de Vitoria por la carretera de Bilbao. A la entrada
del pueblo hay un precioso grupo de _chalets_, de tipo suizo, que le dan
un aspecto exótico.

Está situado Amurrio en una llanura rodeada de montañas; tiene 98 casas
y cerca de 500 vecinos, que se dedican a la agricultura y ganadería.

Se compone este Municipio de los lugares, aldeas y barrios de Amurrio,
Aldama, Alday, Alturriaga, Arisqueta, Arrechoncho, Arrieta, Berganza,
Cerrajería, La Calle, Landaburo, Larra, Mendíjur, Olaco, Onsoña, Orúe,
Oscate, Pardio, Sagalíbar, Sargarribay, San Roque, Saracho, Ugarte y
Zamora, los cuales, esparcidos por el término, en la llanura de sus
prados, ofrecen un hermoso y pintoresco panorama.


HISTORIA

La fundación de Amurrio es antiquísima, tomando parte en las obscuras
epopeyas de los primeros tiempos de la invasión goda. Los anales y
cronicones registran este nombre de Amurrio junto al de merindades y
cofradías de la Reconquista, sobresaliendo el nombre del fundador de la
casa-solar de Mariaca, D. Juan de Mariaca, de quien, según el Sr.
Carreras Candi, se registran hazañas comparables a las de Hércules.

Hasta el año 1839 existió en Amurrio una torre antiquísima que
perteneció al Duque de Berwick, el cual percibía por juro los frutos
decimales.

En 1813 se reunió allí la división española, al mando de D. Pedro Girón,
encaminándose a Vitoria para tomar parte en la batalla de este nombre.

Durante la guerra civil Amurrio sirvió más de una vez de cuartel general
a las tropas del Pretendiente.

[Illustration: AMURRIO Capiteles de la portada de la iglesia.]


MONUMENTOS.

Entre sus edificios notables merecen ser citados: el palacio de Guinea,
del antiguo linaje de los Cejudo, que tiene una fachada con notables
pórticos ojivales y dos escudos labrados primorosamente en piedra; el
Ayuntamiento, construcción de severas líneas grecorromanas, con tres
arcos de entrada al pórtico en su planta baja, y otros tres que dan al
balcón de su planta principal; y la iglesia parroquial hermoso
testimonio románico, notabilísimo por su fachada, con tres columnas
rematadas en capiteles muy característicos y una archivolta valentísima,
de airosas curvas y elegante sencillez.


OBJETOS ARTÍSTICOS.

Según nuestras investigaciones, refrendadas por el autorizado testimonio
del párroco D. Faustino de Mendieta, no existen tallas, ni lienzos, ni
ornamentos, dignos de mención, fuera de un cáliz, con un sol entre dos
águilas, repujado con gracia y delicadeza.



ANDAGOYA


EL LUGAR.

Está en el Municipio de Cuartango, enclavado en paraje agreste, a la
izquierda del ferrocarril de Miranda a Bilbao, cerca de las canteras de
Anda y entre pinos y robledales.

Tiene unos 24 edificios y 120 vecinos. Su situación es pintoresca, y sus
vecinos, muy industriosos.


HISTORIA

En lo antiguo del valle de Cuartango y todos sus lugares, entre ellos el
de Andagoya, formaron hermandad con la cuadrilla de Zuya, y
pertenecieron al señorío de los Condes de Salvatierra.

Uno de éstos, D. Pedro de Ayala, que se alió a la causa de los
Comuneros, fué despojado del señorío por el emperador Carlos V, y para
que Andagoya no volviese al poder de ningún Señor, sus habitantes
compraron al Monarca los derechos.

Se gobernaba por dos alcaldes, ambos con iguales atribuciones,
nombrados: uno, por los labradores, y otro, por los nobles. Éstos
celebraban sus juntas en la hoy derruída iglesia de San Vitores, y el
estado llano, en la que ahora es parroquia de la Asunción.


MONUMENTOS.

A más de las iglesias desaparecidas de San Vitores y San Mamés, se
registra la subsistente de Nuestra Señora de la Asunción; como las
anteriores, de carácter románico, pero bastante más pequeña, sin
pórtico, con el ábside medio derruído, notable únicamente por la Virgen,
hermosa talla del siglo XIII.

Nuestra Señora está sentada dentro de la hornacina en un sillón, y tiene
en su regazo al Niño-Dios, con la diestra erguida en actitud profética y
un libro en la siniestra mano. (Lám. 40.)

Ambas imágenes están primorosamente talladas, sobre todo el Niño Jesús,
cuyo pelo, rizado en forma de diadema, denota el buen gusto del
artífice.


OBJETOS ARTÍSTICOS.

Fuera de la citada talla, ninguno hay digno de especial mención.



ANGOSTINA


EL LUGAR.

A la orilla izquierda del Ega, y a dos kilómetros de Bernedo, de cuyo
Municipio forma parte, está el lugar de Angostina, compuesto de 70 casas
y unos 130 vecinos.

[Illustration: Lámina 40.

ANDAGOYA Imagen de Nuestra Señora.

(_Fot. L. E._)]

[Illustration: Lámina 41.

ANGOSTINA Imagen de Nuestra Señora.

(_Fot. L. E._)]


HISTORIA

Agregado desde su fundación a la merindad de Bernedo, su historia
arranca del fuero que á esta villa otorgó D. Sancho, _el Sabio_, de
Navarra, por los años de 1118.


MONUMENTOS.

Su único monumento digno de mención es la ermita de San Bartolomé, donde
se guarda una imagen de Nuestra Señora, tan semejante a la de Andagoya
que se diría una réplica.

Iguales actitudes, la misma sensación de naturalismo, se diferencian
solamente en que el cetro que ambas sostienen en la mano diestra es en
la de Angostina más floreado y el rostro de facciones más bastas. En
todo lo demás ambas imágenes son de tan asombroso parecido y de un
bizantinismo tan pronunciado, que su clasificación no ofrece dudas de
ninguna clase. (Lám. 41.)



AÑÚA


EL LUGAR.

Distante dos kilómetros de El Burgo, a cuyo Ayuntamiento pertenece,
consta de 17 casas y unos 75 habitantes, lo cual dice su
insignificancia.


MONUMENTOS.

Merece mencionarse la ermita de Santa Lucía, adonde acuden los romeros
de toda la comarca en peregrinaciones famosas.

[Illustration: Lámina 42.

AÑÚA Ábside de la iglesia.

(_Fot. L. E._)]

Es un templo, como los anteriores, pequeño, de pronunciado estilo
románico, que tiene ábside ojival, de notabilísimas fenestras, y portada
severa y elegante, igualmente ojival. (Láminas 42 y 43.)

Las columnas de esta portada ostentan capiteles exornados de
interesantes mascarones, y en la archivolta, enriquecida de cordelajes,
aparece ya la elegancia de las ojivas.

La ermita en su interior no ofrece nada de particular, ni en imaginería
ni en ornamentos.



ARCINIEGA


LA VILLA.

En la llanura que se extiende al pie de la sierra de la Encina, muy
poblada de huertas y arbolado, está la villa de Arciniega.

Se compone de 152 edificios y de unos 500 habitantes, los cuales se
dedican principalmente al pastoreo.


HISTORIA

Según un privilegio de D. Alfonso, _el Sabio_, otorgado en 1272, se
concedió «a los pobladores de la puebla de Arciniega el fuero e las
franquezas que han Vizcaya e el concejo de Vitoria».

Los Reyes Católicos confirmaron el privilegio en 1480.

Cuando, en la guerra de la Independencia, los franceses suprimieron el
fuero, representantes de todo Álava, reunidos en el monasterio de
Arciniega, nombraron diputado general de su provincia a D. Miguel
Ricardo de Álava.

[Illustration: Lámina 43.

AÑÚA Puerta de la iglesia.

(_Fot. L. E._)]


MONUMENTOS.

A más de los edificios modernos levantados por las Hermanas Carmelitas y
de la Compañía de María, y por los Hermanos Maristas y de las Escuelas
Cristianas, todos sujetos al «arte social» de que hablábamos en el
prólogo para lamentar que anteponga la utilidad a la belleza, existen en
la histórica villa monumentos de arqueología muy notables.

El convento de las Agustinas, fundado en 1586 por Pedro Ruiz de
Montellano y su esposa, Inés de Oribe, ostenta una portada de estilo
jónico y un sobrearco con un notable escudo en piedra.

Los dos palacios de Álava y de Murga, entrambos con fachadas platerescas
y relieves muy elegantes en sus escudos, tienen aún restos de murallas y
algún cubo con aspillera casi intacto.

La ermita de la Virgen de la Encina, que se alza en la sierra, es un
templo ojival relativamente espacioso, con sus tres naves, su crucero y
un retablo magnífico, en el que se destaca la Virgen, menos apreciable
en su talla descuidada y en el estofado de sus telas.


OBJETOS ARTÍSTICOS.

Al lado del Evangelio hay un túmulo en piedra, labrada primorosamente, y
sobre él, de rodillas, vestido de pontifical y a su tamaño, está la
estatua del que fué obispo de Salamanca y de Canarias don Cristóbal de
la Cámara y Murga, hijo de Arciniega.



ARGANDOÑA


EL LUGAR.

Como a siete kilómetros de Vitoria, junto a la carretera de Estella,
entre álamos y frutales, está Argandoña, lugar compuesto de unas 16
viviendas, agregado a la capital con sus 75 habitantes.


LA IGLESIA.

Su parroquia, de categoría rural, pertenece al arciprestazgo de Armentia
y está consagrada a Santa Columba. Además, en el caserío que llaman
barrio de Arriba, hay una ermita dedicada a San Miguel.

«Próxima a Estíbaliz--nos dice D. Ángel Apraiz en su curioso estudio _El
románico en Álava_--álzase la iglesia de Argandoña que, al igual de
otras mencionadas abajo, ostenta detalles idénticos a los de aquella
fábrica, privándola de cierta singularidad que en ella se ha
pretendido.»

La iglesia de Argandoña, efectivamente, es más rica, más elegante, más
airosa de portada y ábside que muchas iglesias románicas de Álava, las
cuales, en su mayoría, son la sobriedad, cuando no la pobreza misma.
Pero acaso no pueda sostenerse, sin evidente exageración, su cotejo con
la basílica de Estíbaliz, fuera de cierta semejanza en la esbeltez de su
portada y en el exornado de sus columnas.

Esta portada, no tan ricamente labrada como la de Estíbaliz, carece de
las hojas, pájaros y flores que tanto avaloran la basílica; pero ofrece
en los dados de sus columnas y en el entrelazo y figuras de sus
capiteles una suntuosidad realmente inesperada por la insignificancia y
pequeñez del edificio, que en todo lo demás--amén de su ábside, muy
hermoso y bien conservado, con ricas fenestras,--que en todo lo demás,
repetimos, no ofrece nada digno de mención. (Láminas 44 y 45.)

[Illustration: Lámina 44.

ARGANDOÑA Puerta de la iglesia.

(_Fot. L. E._)]

[Illustration: Lámina 45.

ARGANDOÑA Ábside.

(_Fot. L. E._)]



ARZUBIAGA


EL LUGAR.

Es una agrupación de siete viviendas, con unos 26 habitantes,
perteneciente al Municipio de Arrazua.


LA IGLESIA.

Su iglesia, de categoría rural de segunda clase, está dedicada a la
Asunción, y tiene una riquísima portada, muy parecida a las de Estíbaliz
y Argandoña, por la riqueza de sus capiteles, labrados con entrelazos y
figuras del mejor románico alavés. (Lám. 46.)



BELUNZA


EL LUGAR.

Lugar con 27 casas y 136 almas, situado en un repecho fértil del término
municipal de Urcabustaiz.


LA IGLESIA.

Su iglesia parroquial, de pintoresco aspecto, rural de segunda clase,
pertenece al arciprestazgo de Ayala, y es de las más notables por el
buen gusto que preside las labores de su portada, por las elegantísimas
fenestras de su ábside, por la severidad de su pórtico, y por todo el
conjunto señoril, rico y fastuoso de este templo románicoojival. (Lám.
47.)

[Illustration: Lámina 46.

ARZUBIAGA Portada de la iglesia.

(_Fot. L. E._)]

El pórtico, formando un cuerpo añadido, se apoya sobre el cuerpo de la
torre y sobre el ábside; es bajo, recubierto por un tejado moderno, y
ofrece una bonita arcada del más puro románico.

La portada del templo, donde se inicia ya la ojiva, es de finas labores,
acaudaladas primorosamente por la riquísima archivolta, de notable
resolución y elegantes curvas, y por sus catorce columnas, de capiteles
sorprendentemente calados por hojas, flores, animales y figuras
extrañas. (Láminas 48 y 49.)

Las columnas, finas, esbeltas, ágiles, son lisas y de extraordinaria
distinción. Los capiteles, en sus calados admirables, nos ofrecen las
flores cuatrifolias, características de la transición románicoojival.

Cuanto al ábside, acaso es, con los de Estíbaliz y Armentia, el más
notable de cuantos figuran en este CATÁLOGO. Su primera particularidad
es que no cierra, sino que prolonga el templo. La primitiva construcción
debió ser, como todas las de esta índole, un cuerpo auxiliar con sus
tres fenestras: la del centro y las de ambos lados o fachadas. Más
tarde, y con el fin sin duda de agrandar el templo, unieron a este
primer cuerpo del ábside otro segundo, como se prueba por las cimbras
del tejado, por las fenestras y por los lienzos interiores.

De todas suertes, este ábside de Belunza es notabilísimo, y la pureza de
sus arcos fenestrales, románicos sin detrimento ni corrupción alguna, de
lo más notable del templo. (Lám. 50.)



BERNEDO


EL PUEBLO ACTUAL.

Está emplazado en una altura, dominando el valle del Ega, y su comarca
es rica en pastos, por lo que sus vecinos se dedican a la ganadería
principalmente.

[Illustration: Lámina 47.

BELUNZA Vista general de la iglesia.

(_Fot. L. E._)]

[Illustration: Lámina 48.

BELUNZA Portada de la iglesia.

(_Fot. L. E._)]

[Illustration: Lámina 49.

BELUNZA Detalle de la portada de la iglesia.

(_Fot. L. E._)]

[Illustration: Lámina 50.

BELUNZA

Ventana del sur de la iglesia.

Ventana del ábside de la iglesia.

(_Fotografías L. E._)]

Dista unos 38 kilómetros de Vitoria y tiene 156 edificios con 300 almas.


HISTORIA

Se ha dicho que esta villa es de origen griego; pero el Sr. Carreras
Candi, en su tantas veces citada obra _Obispado y fueros de Álava_, lo
niega, así como el que se llamase Veleia y la fundaran los mismos
griegos focenses establecidos en Marsella.

Los datos más antiguos se refieren al fuero que le concedió don Sancho,
_el Sabio_, de Navarra, casi igual al que había concedido a las villas
de Antoñana y de Laguardia, por los años de 1182.

Este fuero de Bernedo se conserva en la Cámara de los Comptos, de
Pamplona, y en él se prohibe el empleo de las pruebas del hierro
caliente y del agua hirviendo, como también los desafíos y los juicios
de Dios. El Rey manda que los agravios y pleitos se diriman con la
presencia de testigos traídos por las partes que se querellen.

Bernedo, como se atestigua aún por su castillo en ruinas y por sus
lienzos de muralla en pie, fué plaza fuerte de importancia. El
gobernador de Navarra Alfonso de Novelay concedió al vecindario en 1306
la exención de pagar por cuanto sacasen del reino. A consecuencia de
haber mandado Carlos II de Navarra que volviesen los habitantes a pagar
portazgo, acudió la villa al rey D. Pedro de Castilla, el cual respondió
así al pliego que le enviaron a Valladolid, donde se encontraba a la
sazón:

_«A lo que me pidieron por merced en razón de portazgo que el Rey de
Navarra dicen que puso en Bernedo... a eso respondo que yo enviaré mi
carta al Rey de Navarra sobre esto e le enviaré rogar que si nuevamente
fué puesto el dicho portazgo que lo faga tirar, e creo que lo fará...»_

En los pactos hechos en Burgos, entre los Embajadores de Carlos, _el
Malo_, de Navarra, y el rey D. Enrique II de Castilla, Bernedo fué
entregada en rehenes al Monarca castellano y hasta 1476 no se incorporó
definitivamente a la Corona de Castilla.

[Illustration: Lámina 51.

BERNEDO Portada de la Iglesia.

(_Fot. L. E._)]

Autorizado por la villa, Diego Martínez de Álava pidió que se la
concediese el fuero, ordenanzas y privilegios que gozaba Vitoria, a lo
cual accedieron los Reyes Católicos por los años de 1491.

En 1521 era gobernador de la fortaleza el dicho Martínez Álava, quien en
la guerra de Comunidades permaneció fiel al Emperador. Poco después se
nombró castellano perpetuo a D. José Tomás de Rivas y Berástegui, y, por
fin, al mediar el siglo XVI, pasó al marquesado de Legarda.


MONUMENTOS.

Hasta hace dos siglos, y en uno de los cerros inmediatos, se alzaba la
iglesia de San Esteban, en la que, con arreglo al fuero local, se
prestaban los juramentos en juicios civiles y criminales.

Actualmente, no hay más monumento digno de mención que la iglesia
parroquial, de entrada, perteneciente al arciprestazgo de Campezo, y que
está dedicada a la Natividad de la Virgen.

Esta iglesia es tan semejante a la de Belunza, que se diría una
reproducción. Su portada es más fastuosa, y la riqueza de sus arcos y
capiteles, cuajados de figuras apostólicas, de grifos, de flores y de
vástagos, acusa, más que en la de Belunza, la magnífica influencia
ojival. (Lám. 51.)



BETOÑO


EL LUGAR.

Se halla a dos kilómetros de Vitoria, cruzado por la carretera de
Vergara, en un paraje llano de tierras labrantías, con abundancia de
aguas y árboles.

Es una aldea de 28 viviendas y unas 150 almas, famosa en nuestros días
por la caza de codornices y aves de invierno.


HISTORIA

Betoño es una de las llamadas «aldeas viejas» y figura en el _Catálogo
de San Millán_ con el nombre de Betonín.

Durante toda la Edad Media sigue la suerte de la Cofradía de Arriaga, y
por fin los Reyes Católicos la incorporan definitivamente a Vitoria.


MONUMENTOS.

Existen en Betoño la ermita de Santa Eufemia, que debió ser construída a
comienzos del siglo XIII y que hoy, por sus retoques y desmembramientos,
apenas tiene otra importancia que la histórica, y la iglesia parroquial,
adscrita al arciprestazgo de Armentia, que perteneció al patronato de
las monjas dominicas de San Juan, y que hoy está bajo la advocación de
San Esteban. Es de ornamentación más pobre que las anteriores, pero de
un estilo románico más puro. Su portada, donde los capiteles apenas
tienen otro adorno que unas hojas, nos ofrece unos arcos más acentuados
y una severidad más característica. (Lámina 52.)


OBJETOS ARTÍSTICOS.

En la iglesia de San Esteban hay dos arcones de curiosas tallas y
relieves, y en la de San Andrés, de la inmediata aldea de Bolivar, se
guardan en otra arca, no menos primorosamente tallada, los restos de San
Segismundo, rey de Borgoña.

[Illustration: Lámina 52.

BETOÑO Puerta de la iglesia.

(_Fot. L. E._)]



CATADIANO


EL LUGAR.

Situado a la izquierda del río Bayas, en un paraje pintoresco del
término municipal de Cuartango, es una pobre aldea de 16 viviendas y de
unas 60 almas.


MONUMENTOS.

La iglesia parroquial, dedicada a San Pedro, es pequeña, desnuda de
ornamentación, y caracterizada únicamente por el ábside, el cual ofrece
una fenestra románicoojival, cuyas columnas esbeltísimas rematan en
labrados capiteles con jimias, canecillos y monstruos primorosamente
labrados.



CICUJANO


EL LUGAR.

Hállase en un paraje agreste, de montañosas lejanías, y se compone de 23
casas y 80 almas. Es cabecera del Ayuntamiento de su nombre.


MONUMENTOS.

La iglesia, dedicada a la Degollación del Bautista, es rural, de segunda
clase, y pertenece al arciprestazgo de Maestu.

Adosado al cuerpo de la torre hay un pórtico de construcción bastante
más moderna. La única particularidad notable del templo es su portada,
tan pobre de ornamentación como rica por su severidad y sencillez, de
carácter románico.

[Illustration: CICUJANO Iglesia.]



CONTRASTA


LA VILLA.

En las estribaciones de sierra Andía, casi lindando con Navarra, en
tierras montañosas y de labor pobre, está la villa de Contrasta, que
tiene actualmente 78 edificios y más de 300 almas.


HISTORIA

Es, como villa fronteriza, de un historial interesante y agitado.
Poblada por Alfonso, _el Sabio_, que la otorgó fuero, confirmado más
tarde por Alfonso XI en carta dirigida desde Toro al merino mayor de
Álava, Juan Ruiz Gauna, en 1344, y por Enrique II en las Cortes de Toro,
sostiene años y años pleito con San Vicente de Arana, a la que
considera aldea suya, que, de orden del rey Alfonso XI, es ya
considerada como independiente.

Don Enrique, _el de las Mercedes_, para premiar servicios que en la
batalla de Nájera hubo de prestarle Rui Fernández de Gauna, le dió a
Contrasta en señorío. Luego pasó la villa al marquesado de Campovillar.


MONUMENTOS.

Fué riquísima en monumentos la villa de Contrasta. Palacios, templos,
fortalezas y ermitas tuvo en número y calidad, y hoy las ruinas de los
más y el testimonio de alguno en pie, publican la memoria de su poderío.

Lo que ahora, a la entrada de la villa, son las eras, no ha más de un
siglo eran palacios ostentosos.

Lo que ahora, en el cerro de Elizmendi, es la ermita de Nuestra Señora,
fué, según el Sr. Carreras Candi, construcción romana, que consistía en
un cuadrilátero de piedra labrada.

Para hacer la actual ermita, se cortó el cuadrilátero en semicírculo, a
fin de colocar en él el altar mayor y adosarlo a la nueva obra.

Cuando se hacía esto, pudo notarse, tanto por la argamasa con que
estaban unidas las piedras, como por algunos relieves y lápidas
sepulcrales, que la construcción se había levantado con materiales
procedentes de obras de época romana. Las paredes estaban llenas de
inscripciones tan borrosas, que apenas se han podido descifrar cuatro de
veinte.

La ermita, además del altar mayor, tenía otros dos altares: los de San
Salvador y San Adrián, traídos de las ermitas que con dichos nombres
existieron, la primera hasta el siglo XVIII, y la segunda hasta el año
1827. Uno de ellos está formado por un notabilísimo tríptico. (Lám.
53.)

[Illustration: Lámina 53.

CONTRASTA

Ábside de Ntra. Sra. de Elizmendi.

Tríptico del altar.

(_Fotografías L. E._)]

Hay además en los alrededores de Contrasta vestigios y ruinas de otras
ermitas, dedicadas a San Esteban, San Martín, San Salvador, San Vicente,
San Cristóbal y Ostia.

Lo único subsistente de tanto y tanto monumento es la iglesia, situada
en el centro de la villa, con sus restos de fortaleza y sus bastiones.

El ábside es de poca altura, y tiene un tejaroz de imposta ajedrezada,
con canecillos toscos, de un admirable y raro primitivismo.

El interior del templo-fortaleza es rígido, sombrío, amenazador y
lóbrego. La escasa luz que entra por las aspilleras del ábside y por
algunos ventanales de la nave, apenas si permite ver los cuatro altares
de la Concepción, Virgen del Rosario, Ánimas y San Sebastián.


OBJETOS ARTÍSTICOS.

En el altar mayor hay un retablo verdaderamente notable. Trátase de un
soberbio díptico del siglo XIV, con remates mordidos y tres pisos en
cada lado, representando, junto a escenas bíblicas, los más extraños y
confusos simbolismos. Por la soltura del tallado, el pulimento de las
peanas y arquillos, la rara perfección de las figuras y la elegante
asimetría de los huecos, se diría este hermoso díptico obra
probablemente de Miguel Zitoz o de Antonio del Rincón.



DONÁS


RUINAS Y CAPITELES.

El pueblo ya no existe, pero aun no hace diez años, en una meseta de los
montes de Encía, cerca del Puerto de San Juan, entre Salvatierra y
Onraita, a la cual meseta se llega por una senda temerosa, cuya
pendiente disimulan bojes, enebros y madroños, subsistían los muros del
derruído templo y el dovelaje de la puerta del Mediodía, con sus tres
capiteles sobre fustes cilíndricos.

Estos curiosos capiteles, bellísimos ejemplares románicos, se conservan
y guardan en el Museo de Vitoria.

[Illustration: DONÁS Capiteles de la desaparecida iglesia.]



DURANA


EL LUGAR.

Al pie del cerro de Urcagacha, en la confluencia del río Zadorra con el
Urquiola, muy cerca de la vía férrea de Vitoria a Salinas de Léniz, está
Durana, pintoresco y fértil lugar de unas 30 viviendas y 120 almas.


HISTORIA

Incorporada a la Hermandad de Mendoza, formó en una de sus cuadrillas,
uniéndose y desmembrándose de aquel señorío en las contiendas de
Castilla y de Navarra.

A comienzos del siglo XVI pasa a poder de los Condes de Salvatierra, uno
de los cuales, que tomó el partido de los Comuneros, fué derrotado por
las tropas imperiales al mando de D. Juan Manrique de Lara, en 1521, a
la entrada del soberbio puente de siete arcos de piedra que hay sobre el
Zadorra.

[Illustration: Lámina 54.

DURANA Puerta de la iglesia.

(_Fot. L. E._)]


MONUMENTOS.

Además de este puente histórico, tiene Durana el templo parroquial,
edificado en una altura que domina el caserío y que, bajo la advocación
de San Esteban, pertenece al arciprestazgo de Armentia.

Lo más notable de esta construcción, cuyo carácter románicoojival
subsiste en toda su pureza, es la portada, de elegante severidad, con
los capiteles llenos de pájaros y flores y una arcada riquísima de
ornamentos. (Lám. 54.)



EL BURGO


LA VILLA.

A diez kilómetros de Vitoria, en la carretera de Alegría y en un paraje
abundantísimo en árboles y fuentes, está El Burgo, villa de 24 casas y
unas 100 almas.


HISTORIA

Figura El Burgo en las «aldeas viejas» de la famosa _Reja de San Millán_
con el nombre de Burgella y perteneció a la Hermandad de Hiraszaeza.
Alfonso XI, para engrandecerla, le otorgó el título de villa y títulos
jurisdiccionales sobre varios pueblos inmediatos, por Real privilegio
fechado en Sevilla a 20 de octubre de 1337.

Los Reyes Católicos, a 8 de enero de 1483, la incorporaron a Vitoria,
que tuvo desde entonces señorío y jurisdicción sobre El Burgo, hasta en
los nombramientos de sus alcaldes.


MONUMENTOS.

Su capilla del cementerio, como casi todas las rurales de Álava, es
digna de mención por su carácter románico. Está bajo la advocación de
San Pedro, y en la capilla de la Virgen, que corresponde al ábside, se
inicia ya la influencia ojival en la bóveda de cascarón, que aun cuando
de pequeñas dimensiones es muy característica.

El ábside, notabilísimo, tiene bajo una severa imposta que sigue todo el
tejaroz, canecillos y mascarones, de algún mérito. (Lám. 55.)



EL CIEGO


LA VILLA.

A 43 kilómetros de Vitoria, casi lindando con Logroño, en la comarca más
feraz del antiguo condado de Treviño, está El Ciego, villa industriosa y
rica que tiene cerca de 300 viviendas y más de 1.500 almas.


HISTORIA

El Ciego perteneció a Navarra, y en el apeo o censo de 1366 se le
llamaba Il-Ciego y tenía 15 fuegos de pecheros, seis de hijosdalgo y uno
de clérigos. Felipe II le concedió el título de villa, permitiéndola
separarse de la jurisdicción de La Guardia a la que perteneció hasta
entonces.

En El Ciego nació el famoso cronista, obispo de Mondoñedo, don Manuel
Navarrete Ladrón de Guevara, tan ponderado en el prólogo del _Quijote_.

[Illustration: Lámina 55.

EL BURGO

Ábside de la capilla del cementerio.

Interior de la capilla del cementerio.

(_Fotografías L. E._)]

[Illustration: EL CIEGO Iglesia parroquial.]


MONUMENTOS.

Las ermitas de Nuestra Señora de la Plaza, de San Roque y de San
Vicente, distribuídas por el término, carecen de importancia artística,
y únicamente puede mencionarse por su categoría histórica la de San
Vicente, situada a orillas del Ebro, que antiguamente fué parroquia y
cuyo estilo es también románicoojival, aunque insignificante de
ornamentación.

La iglesia parroquial, perteneciente al arciprestazgo de La Guardia, es
un amplio edificio, flanqueado por dos airosas torres de tres cuerpos, y
de bastante elevación.

El templo, propiamente dicho, consta de otros tres cuerpos, donde se
mezclan los estilos grecorromano y dórico-jónico, característicos del
siglo XVIII. La portada, severa y dura, está exornada por dos órdenes de
columnas gruesas y lisas, con sus correspondientes estatuas colocadas en
hornacinas a uno y otro lado.

El interior no ofrece más cosas notables que la prolijidad de sus
retablos churriguerescos, alguno de los cuales llena un lienzo mural de
arriba a abajo.


OBJETOS ARTÍSTICOS.

En la ermita de San Vicente hay un Cristo tallado en madera, que parece
del siglo XV, y en la parroquia de San Andrés, un viril con las aureolas
de plata, algunas de las cuales rematan en miniaturas representando
escenas de la Pasión.



EGUILETA


EL LUGAR.

Está situado entre bosques de hayas, a cinco kilómetros de Vitoria, con
la cual comunica por la carretera de Campezo. Es un lugar de 16
viviendas y unas 60 almas. Pertenece al Ayuntamiento de Alegría.


MONUMENTOS.

En los despoblados de Ayala, Henayo, Holga, Ilárraza y Larrara,
contiguos todos a Eguileta, hay cuatro ermitas insignificantes.

El solo monumento digno de mención es la parroquia, dedicada a San Ramón
Nonnato, verdaderamente admirable por la pureza de su estilo románico,
que a través de los siglos se ha conservado intacto, así en la portada
como en el interior.

[Illustration: Lámina 56.

EGUILETA Interior de la iglesia.

(_Fot. L. E._)]

La nave, baja y lóbrega, tiene un crucero ejemplarísimo, y en el altar
mayor luce un notable tríptico que por su ejecución y la limpieza de sus
tallas parece de la escuela flamenca. (Lám. 56.)



ERENCHUN


LA VILLA.

A unos 20 kilómetros de Vitoria, en la antigua Hermandad de Iruraiz,
enclavada en parajes montañosos, está la villa de Erenchun, con 30 casas
y unas 150 almas de población.


MONUMENTOS.

La iglesia parroquial, dedicada a San Andrés, y las ermitas de la
Asunción y de San Juan Bautista.

Las ermitas son insignificantes, aun cuando tienen cierto mérito
artístico por conservar intactas sus fachadas románicas, sobre todo la
de la Asunción.

La iglesia de San Andrés tiene derecho a figurar en este CATÁLOGO, aun
cuando sólo fuera por su pórtico, que, descontando los relieves del
apostolado, ya descritos en el de Armentia, es tan característicamente
románico como aquél y más rico y fastuoso en sus arcadas. (Lámina 57.)



ESTABILLO


LA VILLA.

Situada en las cercanías del Zadorra, junto a la carretera de Vitoria a
Miranda; es una villa con 53 edificios y 120 almas de población. Su
término es feraz y el paisaje risueño y pintoresco.

[Illustration: Lámina 57.

ERENCHUN Pórtico de la iglesia.

(_Fot. L. E._)]

[Illustration: ESTABILLO Portada de la iglesia parroquial.]


HISTORIA

Estabillo formó Hermandad con Armiñón y es una de las villas más
antiguas de Álava.

En la _Reja de San Millán_ se cita una escritura del año 871, por la
cual se cedía al monasterio de San Vicente de Ocoizta--hoy Acosta--las
iglesias de Santa Engracia y de San Martín, que existían en Estabillo.

En el año de 1270 era una aldea del condado de Treviño, que gozaba fuero
de villa.

La Hermandad de Estabillo perteneció al señorío del Duque de Frías, el
cual no tenía sobre ella más derecho que el de percibir anualmente 25
fanegas y ocho celemines de trigo y 205 reales de vellón con 30
maravedises.

La Hermandad se gobernaba por dos alcaldes ordinarios, dos regidores y
dos procuradores generales, elegidos por los respectivos Cuerpos.


MONUMENTOS.

La iglesia parroquial del arciprestazgo de la Ribera, puesta bajo la
advocación de San Martín, es uno de los pocos ejemplares que con los de
Oyon, Salvatierra y algún otro, representa en Álava el soberbio arte
plateresco.

Cierto es que carece de la suntuosidad y magnificencia que en los
grandes templos de este sin par estilo siembra en portadas, tímpanos y
archivoltas la rica sementera de sus filigranas.

Pero aun cuando no tiene rosetones, ni doseletes, ni franjas, ni
piñones, ni agujas de crestería, ni riqueza de estatuas, ni calados, la
gracia fina y delicada de sus hacecillos de columnas; el primor de los
arcos concéntricos de su fachada, los dos mediorrelieves de su tímpano y
la elegante sencillez de su archivolta, avaloran notablemente esta
modulación del Renacimiento, en su forma menos suntuosa, pero también
menos decadente.

El interior del templo no responde al estilo ni a la expresión de su
fachada. Las naves, el crucero y los retablos son de una abrumadora
vulgaridad, donde se mezclan abigarradamente los estilos en una especie
de aquelarre de revocos, desmembraciones y alteraciones que producen
triste impresión.



EZQUERECOCHA


EL LUGAR.

Situado a 20 kilómetros de Vitoria, en la fértil llanura del Municipio
de Iruraiz; se compone de 18 casas y tiene 80 almas de población.

[Illustration: EZQUERECOCHA Ventana del abside.]


MONUMENTOS.

La iglesia, dedicada a San Román, es rural, de segunda clase, y
pertenece al arciprestazgo de Salvatierra.

Como tantas de la provincia, es románica, del siglo XIII, y aun cuando
su portada no ofrece grandes particularidades, su ábside, en cambio, es
verdaderamente notable, por la riqueza de sus fenestras.

Las fenestras son dos, y están labradas con tan exuberante fantasía, que
cada uno de sus cuatro arcos tienen exorno variado, y las ocho columnas
de esta admirable arquería rematan cada una en sus capiteles con un
motivo diferente. De entre tanta y tanta fenestra románica como hemos
visto en la provincia, ninguna supera, y pocas se pudiera decir que
igualan, a las dos del templo de Ezquerecocha, verdaderas y raras joyas
de un estilo.


OBJETOS ARTÍSTICOS.

El retablo del altar mayor de esta iglesia ofrece la rarísima novedad de
ser tallado en piedra, aunque la talla es tosca y las figuras, que
representan pasajes de la vida y muerte de Jesús, no presentan gran
mérito ni mucho gusto.



GACEO


EL LUGAR.

Lindante con el anterior, forma parte del mismo término municipal y
tiene aproximadamente el mismo número de casas y de vecinos.


MONUMENTOS.

La iglesia parroquial de Gaceo, perteneciente como la anterior al
arciprestazgo de Salvatierra, está bajo la advocación de San Martín, y
también es románica, aunque más pobre de ornamentación. (Lám. 58.)

[Illustration: Lámina 58.

GACEO Iglesia.

(_Fot. L. E._)]


OBJETOS ARTÍSTICOS.

Se guarda en esta iglesia un tríptico de cierto mérito por la limpieza
de su talla y una capa encarnada con broches de oro, representando a San
Miguel y al dragón.

[Illustration: GÁCETA Detalle de la portada de la iglesia.]



GÁCETA


EL LUGAR.

Está en tierras fragosas, inmediatas a los robledales de Gacetabaso, y
se compone de unas 15 viviendas con 60 almas de población.


MONUMENTOS.

La iglesia parroquial, del arciprestazgo de Alegría, está dedicada a San
Martín, y pertenece al período de transición entre el románico y el
ojival.

Su portada, de severas columnas rematadas en capiteles con entrelazos,
es notable por los adornos de su arquería, que acusan ya la influencia
del nuevo estilo.


OBJETOS ARTÍSTICOS.

Merecen anotarse unos juegos de revestir, con las casullas bordadas al
realce en oro y plata, y un arcón vestido de tapicería, con extrañas
escenas campestres.

Particularmente el arcón, por cierto muy bien conservado, se hace notar
por el contraste de sus asuntos con el lugar y aun con el uso de
cajonería que, desde largos años, probablemente desde siglos, viene
prestando en dicha iglesia.



GAMARRA-MAYOR


EL LUGAR.

A unos cuatro kilómetros de Vitoria, en la hermosa y feraz llanura que
riega el Zadorra, está la aldea de Gamarra-Mayor, con 37 viviendas y
unas 100 almas de poblado.


MONUMENTOS.

Su iglesia parroquial, del arciprestazgo de Alegría, está dedicada a la
Asunción de Nuestra Señora, y es también de carácter y estilo románicos.

En esta iglesia es de notar una capilla fundada y dotada por el hijo de
la aldea D. Francisco de Gamarra, cuyo sepulcro, con una estatua de
tamaño natural, de rodillas y en actitud de orar, tiene una lápida que
dice:

_Aquí yace el señor don Francisco de Gamarra, natural de este lugar,
capellán del rey don Felipe III, cura de su real palacio, obispo de
Cartagena y después de Ávila._



GAMARRA-MENOR


EL LUGAR.

A un kilómetro de la anterior está la aldea de Gamarra-Menor, con siete
viviendas y unas 28 almas de población.

[Illustration: Lámina 59.

GAMARRA-MENOR Puerta de la ermita.

(_Fot. L. E._)]


MONUMENTOS.

Tiene un puente moderno, magnífico, de siete ojos y macizos pilares
sobre el Zadorra. En él tuvo lugar uno de los más sangrientos episodios
de la batalla de Vitoria.

La ermita de San Juan, adscrita a la iglesia parroquial de
Gamarra-Mayor, es notable por su portada, severa, sin adornos, de una
gran pureza románica. (Lám. 59.)



GARDELEGUI


EL LUGAR.

En la llanura de Vitoria, a kilómetro y medio de la capital, en terreno
abundante de aguas y árboles, está el caserío de Gardelegui, con nueve
viviendas y unas 50 almas de población.


MONUMENTOS.

Incluímos en este Catálogo su iglesia parroquial, del arciprestazgo de
Armentia, y dedicada a San Pedro, no ciertamente por los méritos
artísticos de tan pobre fábrica, sino por su historial arqueológico.

Gardelegui, en efecto, es una de las «aldeas viejas» incluídas en la
_Reja de San Millán_ con el nombre de Gardelihi. Su iglesia, pues, tiene
lo menos una antigüedad de once siglos, antigüedad atestiguada por los
documentos y refrendada por la sencillez de su construcción.

Nada, por cierto, más sencillo que este templo, con apariencias de
mesón, cuyas bardas terrosas, mal cubiertas por tejadillos sin cornisa,
nada tienen que ver con el arte, y en cuyo portalón de posada nadie
puede ni remotamente sospechar que el pórtico estrecho y mezquino
alberga en la puerta de entrada una decoración de piedra, tan
característicamente románica, que acaso pueda disputarse, con la de
Tuesta, por el más memorable testimonio del arte y del espíritu de la
Reconquista. (Lám. 60.)



GAUNA


LA VILLA.

A 14 kilómetros de la capital, forma, con la ya descrita villa de
Erenchun, el Municipio de Gauna, abundantísimo en aguas y alamedas.
Gauna se compone de 23 viviendas y unas 130 almas de población.

[Illustration: GAUNA Palacio de los Condes de Salvatierra e iglesia
parroquial.]

[Illustration: Lámina 60.

GARDELEGUI Iglesia.

(_Fot. L. E._)]


MONUMENTOS.

Perteneció al antiguo señorío de los Condes de Salvatierra, uno de cuyos
palacios, reconstruído y transformado en Ayuntamiento, ostenta aún su
escudo en piedra, enfrente de la iglesia, en la plaza pública.

La iglesia, de construcción antiquísima, pues debe remontarse al siglo
X, tiene también todo el carácter de sencillez y de primitivismo pobre
que hemos registrado en la de Gardelegui.

Sin embargo, la de Gauna, más posterior, sin duda, en un siglo, ofrece
en los dos arcos de su pórtico mayores amplitudes decorativas, y en la
elevación de su nave más grandeza.

Es un monumento estimable por su venerable antigüedad y por testimoniar
en su construcción el carácter de aquel estilo románico tan sobrio, tan
hidalgo y tan español.



GOJAIN


EL LUGAR.

Tan insignificante, que sólo tiene cinco casas y unos 20 vecinos; está a
dos kilómetros de Villarreal, en las estribaciones del puerto de
Arlabán, entre matorrales y barrancos.


MONUMENTOS.

Incluímos en el Catálogo su iglesia, dedicada a Santa Ana y adscrita a
la parroquia de Urbina, porque, como las de Gardelegui y Gauna, la de
Gojain es vieja, de once o doce siglos.

Gojain es otra de las «aldeas viejas» incluída en la _Reja de San
Millán_ con el nombre de Gohiain, y la portada de su iglesia, que no
tiene el menor adorno ni el relieve más ligero, es otro gloriosísimo
testimonio del arte arquitectónico español. (Lám. 61.)

[Illustration: Lámina 61.

GOJAIN Puerta de la iglesia.

(_Fot. L. E._)]



GUILLERNA


EL LUGAR.

A unos 20 kilómetros de Vitoria, en las vertientes de la sierra de
Maracalde, está el lugar de Guillerna, compuesto de unas 18 viviendas y
70 almas de población.


MONUMENTOS.

La iglesia parroquial del arciprestazgo de Cigoitia, dedicada a Santiago
Apóstol, es del período románico avanzado y tiene en los adornos de sus
fenestras la influencia ojival de los primeros tiempos. (Lámina 62.)



GUEVARA


LA VILLA.

Célebre villa histórica, en otro tiempo pobladísima e influyente, y hoy
reducida a un caserío de 16 viviendas, diseminadas en la llanura de
Ozaeta, con 70 vecinos y una iglesia pobre y mezquina.


RUINAS DEL CASTILLO.

Guevara, de antiquísimo abolengo, fué cuna de los Ladrón de Guevara, y
dió nombre a su marquesado, vinculado desde hace muchos años en la casa
de Oñate, cuyos primogénitos son Marqueses natos de Guevara.

No quedan testimonios arqueológicos ni artísticos de esta villa
histórica, más que las ruinas del que fué célebre castillo, descrito
así en el _Semanario Pintoresco_, como una copia del famoso castillo de
Sant'Angelo, en Roma:

«En el macizo de los muros y torreones exteriores corren galerías
embovedadas que reciben claridad por las saeteras destinadas a la
defensa, abiertas hacia el interior.

»En la cortina del frente, a la derecha, se ve el arco que forma la
entrada principal, donde existió sin duda una rampa levadiza que
reforzaba la puerta. Otro portillo, de cinco pies de altura y tres de
ancho, abierto al Norte, servía de puerta de socorro.

»El gran torreón central es imponente por su masa. Tiene una sola
entrada y a la altura de 14 pies se halla en la pared interior un
boquete al que se subía por una escalera de madera.

»Desde este portillo hasta la mayor elevación, que alcanza 130 pies, se
ascendía por una cómoda escalera de piedra, dispuesta en caracol, que
daba entrada a varias estancias abovedadas, en las que se reconocía su
destino para cuerpo de guardia, cocina y habitaciones del gobernador del
castillo.

»Había dentro del recinto magníficos aljibes para abundante repuesto de
agua, que, a pesar de la gran altura, alimentaba un manantial.

»Allí vi abandonado en la pradera de la que fué plaza de armas, un cañón
hecho de chapas de hierro batido, reforzado con aros; tenía seis pies de
largo y 11 pulgadas de diámetro igual en toda su longitud cilíndrica;
monumento curioso de los primeros ensayos de la artillería y digno, por
esta circunstancia, de figurar en un museo.»

Las ruinas, todavía en pie, redúcense a unos lienzos de muralla que, de
trecho en trecho, se alzan en el cerrete donde el castillo se asentó,
hasta comienzos del pasado siglo en que, cuando la guerra de la
Independencia, fué acabado de derruir por los franceses.


RUINAS DEL PALACIO.

También hay, mejor conservadas dentro de su extinción parcial, ruinas
del que fué palacio de los Marqueses de Guevara, las cuales dan idea por
su extensión de la magnificencia del edificio primitivo.

[Illustration: GUEVARA Ruinas del Palacio de los Marqueses del mismo
título.]



GÚJULI


EL LUGAR.

Situado entre encinares y monte bajo, este lugar de 17 casas,
diseminadas una a una por el llanete, se compone de 60 vecinos.


MONUMENTOS.

Además de una ermita dedicada a San Antonio Abad, pequeña e
insignificante en todos sus aspectos, Gújuli tiene digna de mención su
iglesia parroquial, puesta bajo la advocación de Santiago, y adscrita al
arciprestazgo de Ayala.

[Illustration: Lámina 62.

GUILLERNA Ventana de la iglesia.

GÚJULI Ventana de la iglesia.

(_Fotografías L. E._)]

Esta iglesia es románicaojival y su ábside ofrece en el característico
ornato de las fenestras los más precisos e inconfundibles elementos de
transición. (Lám. 62.)

[Illustration: HUETO DE ABAJO Portada de la iglesia.

(_Fot. L. E._)]



HUETO DE ABATO


EL LUGAR.

A la derecha de la carretera de Vitoria a Zuazo, en tierras labrantías
muy feraces, está el lugar de Hueto de Abajo, que con el de Hueto de
Arriba y la villa de Mártioda forma Municipio.

Hueto de Abajo, cabeza de este Municipio, se compone de 20 viviendas y
tiene unos 75 vecinos.


MONUMENTOS.

La iglesia parroquial, del arciprestazgo de Armentia, está puesta bajo
la advocación de San Vicente, y data de principios del siglo IX, puesto
que en el _Catálogo de San Millán_, Hueto figura con el nombre de Oto y
forma parte de la merindad llamada «Divina» del señorío de la Casa de
Mártioda.

La iglesia es, pues, románica y así lo dicen su portada y su interior
que tienen, como las fenestras de su ábside, todos los elementos
característicos de las primeras construcciones de aquel arte. (Lám. 63.)



HUETO DE ARRIBA


EL LUGAR.

A menos de un kilómetro del anterior, ofrece el mismo aspecto pobre y
rústico, aun cuando tiene más viviendas--25--y casi el doble número de
habitantes, que pasan de 100.


MONUMENTOS.

Su iglesia parroquial, perteneciente, como la anterior, al arciprestazgo
de Armentia, y dedicada a la Natividad de Nuestra Señora, es también de
la misma antigüedad, aun cuando más pobre de ornamentación en sus
portadas y en las fenestras de su ábside. (Lám. 64.)


OBJETOS ARTÍSTICOS.

En la iglesia de Hueto de Arriba hay una pila bautismal de gran mérito
artístico. Figura una gran copa de mármol blanco, que tiene más de un
metro de altura y parece por las labores que la adornan obra del siglo
XII o XIII.

[Illustration: Lámina 63.

HUETO DE ABAJO Ábside.

(_Fot. L. E._)]

[Illustration: Lámina 64.

HUETO DE ARRIBA

Ábside de la iglesia.

Pila bautismal.

(_Fotografías L. E._)]

El hemisferio o recipiente aparece dividido en tres zonas; la superior
ostenta, separadas por finas columnitas, numerosas figuras apostólicas,
unas en pie y otras arrodilladas, todas en oración y labradas muy
toscamente.

En la franja central hay ocho cuadros, separados también por columnitas,
cada uno con un dibujo diferente, a cuál más delicado y fino,
representando hojas, flores y animales, de una gracia de ejecución que
contrasta notablemente con la tosquedad primitiva de la franja anterior.

La última franja asentada sobre el pie de la copa, es de bastante menos
mérito, pues sólo tiene algún relieve insignificante.

De todos modos, la pila bautismal de Hueto de Arriba es positivamente
una verdadera joya artística. (Lám. 64.)



IGOROIN


EL LUGAR.

Forma parte del Ayuntamiento de Laminoria y se compone de seis viviendas
diseminadas en un paraje quebrado, seco y pobre.


MONUMENTOS.

La iglesia, del arciprestazgo de Maestu, dedicada a San Miguel, es digna
de mención únicamente por su portada, de un estilo románico
característico, que se acusa en la sobriedad de su arquería, desnuda de
ornamentación y en la ausencia de todo miembro decorativo de su fachada,
adusta y solemne en su pobreza. (Lám. 65.)

[Illustration: Lámina 65.

IGOROIN Puerta de la iglesia.

(_Fot. L. E._)]



LA BASTIDA


EL LUGAR.

A 41 kilómetros de Vitoria, y al pie de la sierra de Toloño, en paraje
agreste, vecino de montes y encinares, está La Bastida, villa de cerca
de 400 casas y más de 2.000 vecinos.


HISTORIA

Fué antiguamente plaza de armas importante, como puede advertirse en
nuestros días examinando en los vecinos riscos de Toloño las ruinas del
castillo de su nombre.

Hasta el año 1200 perteneció La Bastida al reino de Navarra, y en dicha
fecha es incorporada al de Castilla. Por privilegio de Fernando, _el
Santo_, en 1242, se concede a sus habitantes «_que hayedes aquellos
montes para cortar y para facer como soliades haber en días del rey don
Sancho y en días de mi abuelo el rey don Alonso_».

Otro privilegio del mismo Rey, dice: «_Sean de la villa de La Bastida no
sólo los términos que poseyó en tiempo del rey de Navarra don Sancho,
sino es también los que obtuvo en vida del de Castilla don Alonso._»

Cuando en 1288 fué D. Alonso de la Cerda proclamado Rey de Castilla,
siguió su partido la villa, y Sancho IV la recuperó castigando
cruelmente a sus principales caudillos.

En el Congreso de Olerón de 1388 el rey Carlos II de Navarra pidió que
La Bastida volviese nuevamente a su corona. En 1370 don Enrique II de
Castilla la donó a su repostero mayor D. Diego Gómez Sarmiento,
juntamente con su castillo, vecinos y moradores, ventas, aldeas,
alcabalas pertenecientes al Rey, con el señorío y jurisdicción criminal
y civil, donación que fué confirmada por D. Juan I en 1379.

Del señorío de Diego Pérez Sarmiento pasó la villa al condado de
Salinas, pero como el Conde, en 1554, nombrase un corregidor contra el
deseo del vecindario y éste acudiese a la Chancillería de Valladolid,
ocurrió que la Chancillería condenó al Conde a no poner nunca en la
villa Alcalde mayor que conociese en previa instancia; y aunque le
autorizaba a enviar jueces de residencia por espacio de treinta días,
ordenaba que no se molestase en nada al Alcalde mayor elegido por el
vecindario. Del Conde de Salinas pasó al señorío de Híjar, última Casa
solariega que la dominó.


MONUMENTOS.

Una excursión por La Bastida y sus alrededores, paseando la villa
histórica, el cementerio antropoideo de San Martín de los Monjes, las
ruinas del castillo de Toloño, el claustro derruído del que fué convento
de San Francisco, y a dos kilómetros de las ruinas del convento, los
restos de algún arco de los diez que formaban el acueducto por donde se
traían al convento las aguas de la sierra, nos refrendó la sensación de
riqueza arqueológica que la lectura de historias y cronicones nos había
dado.

La Bastida es, con Armentia, Estíbaliz, La Guardia y Salvatierra, lugar
propicio a la investigación del arqueólogo y a las evocaciones del
poeta, y uno de los florones artísticos de Álava.


RUINAS DEL CONVENTO Y DEL ACUEDUCTO.

Como a un kilómetro hacia el Sur de la villa, en parajes tan solitarios
como melancólicos, están las ruinas del antiguo convento de San
Francisco, llamado de San Andrés de Murga por haberse construído en el
mismo lugar donde se alzaba la ermita de este nombre, cedida en 1477 por
el obispo de Calahorra D. Pedro de Castro.

En pie no quedan más que los lienzos del claustro y el esqueleto de su
arquería; alguna torre que sonríe por sus ventanas derruídas, como una
calavera por su desdentada boca; tal cual machón robusto, afianzado a la
eternidad como el brazo de un titán al suelo; aquí un muro, donde las
claraboyas desoladas producen el dolor de pupilas ciegas; allá un ara de
altar por donde, como en la oda de Rodrigo Caro a Itálica, crece y se
extiende el jaramago...

Las crónicas nos hablan de que el convento fué uno de los más grandes
que tenían los franciscanos en la provincia de Cantabria; de que llegó a
reunir 50 religiosos y a ser famosa escuela de Teología y Artes; de que
el edificio tenía un templo muy capaz, y, en fin, de la riqueza
artística de este monumento fenecido.

Hasta bien entrado el siglo XIX, por los años de 1835, el convento de
San Andrés de Murga estuvo regido por franciscanos; después, cuando la
primera matanza de frailes, los del convento de San Andrés huyeron y
quedó abandonada la hermosa fábrica al furor y a la tea de las guerras
civiles, que dejaron en pie las ruinas que hoy visita melancólica y
desoladamente todo viajero evocador...

Del acueducto restan, como dijimos, uno solo de los diez puentes que lo
componían y varios pilares de sillería, que denotan la consistencia y
solidez de construcción tan interesante, por ser tal vez la única de
este género en toda la provincia de Álava.


ERMITA DEL CRISTO.

En lo alto de un cerrete que domina la población, está la interesante
ermita del Cristo, que fué durante mucho tiempo la iglesia parroquial.

[Illustration: Lámina 66.

LA BASTIDA Puerta de la ermita de El Cristo.

(_Fot. L. E._)]

Por su situación; por el espesor de sus bóvedas; por los machones que de
trecho en trecho sostienen el terreno donde la fábrica se asienta; por
el carácter agrio, seco, realmente militar de la fachada; por las
aspilleras que sustituyendo a los ventanales hay en sus muros, es
indudable que esta ermita del Cristo fué uno de los templos-fortalezas
que, como Santa María de Suso, de Vitoria, y alguno más, fundara el rey
D. Sancho, _el Sabio_, de Navarra.

Da cierta autoridad a estas conjeturas el examen de la portada,
magnífico, soberbio ejemplar románico, donde el viejo estilo español se
manifiesta en toda su elegante severidad. Las columnas son bajas--seis a
cada lado--y descansan sobre cenefas de sillería, y los capiteles, que
forman como un tercio de los fustes, están labrados de hojas, vástagos,
canes y baquetones de rara y característica labor.

Los arcos desenvuelven severamente su curva románica, en toda su pureza
española, sin el menor adorno ni el más ligero rastro de ajeno estilo.
(Lám. 66.)

La portada, por consiguiente, es un rarísimo y purísimo ejemplar
románico. El interior del templo no es menos característico, con su
bóveda baja, sus machones recios, su aspecto lóbrego y sombrío de
calabozo o de catacumba. En la sacristía se atesoraban numerosos y
valiosos objetos artísticos, que desaparecieron cuando la ermita fué
saqueada en la primera guerra civil.


IGLESIA PARROQUIAL.

Está situada en el centro de la villa, en uno de los frentes de la plaza
Mayor.

Su fábrica es de piedra de sillería y su estilo característico de fines
del siglo XVII y principios del XVIII, mezcla el grecorromano con el
dórico en forma de agradable ornamentación.

La portada, flanqueada por dos columnas embutidas que se elevan hasta el
tejado, forma un arco de altísima cimbra que deja tres zonas o cuerpos.
La del piso bajo o entrada al templo, tiene dos puertas divididas por un
machón, completamente desprovistas de adorno. Sobre las puertas corre
una barandilla que separa a este cuerpo bajo del piso principal, donde
se ostenta una estatua de Nuestra Señora, encuadrada por columnitas
dóricas.

El tercer cuerpo, rematado por el arco, no tiene más adorno que una
ventana, guarnecida de un frontis liso.

El interior del templo es de una sola nave amplísima y tiene algún
adorno de relativo mérito. La torre, baja, pero airosa, forma una
especie de templete a la italiana, rematado en una terraza octogonal
verdaderamente curiosa.


SAN MARTÍN DE LOS MONJES.

De la antigua ermita de este nombre, situada en las afueras de la villa,
queda en pie solamente un lienzo de dos arcos románicos, separados por
un machón lleno de aspilleras, que denotan el templo-fortaleza de los
tiempos del rey D. Sancho, _el Sabio_, de Navarra. (Lám. 67.)

Delante de esta arcada en pie, extiéndese el notable y raro cementerio
antropoide, cuyos sillares, levantados por la excavación, dejan al
descubierto numerosas sepulturas, de carácter aborigen. (Lám. 68.)


OBJETOS ARTÍSTICOS.

Como la villa fué saqueada por los franceses en la guerra de la
Independencia y por los carlistas en la primera y segunda guerra civil,
los tesoros artísticos que en sus iglesias y ermitas se guardaban fueron
llevados por los saqueadores en términos que ni el arcipreste de La
Bastida, D. Guillermo Corcuera; ni el de Zambrana, D. Eugenio Olarte; ni
el de Mijancas, D. Ignacio Fernández; ni el de Ocio, D. Ramón Corcuera;
ni el de Peñacerrada, D. Braulio Beltrán; ni, en fin, ninguno de los
adscritos a la parroquia han podido mostrarnos objetos artísticos dignos
de mención.

[Illustration: Lámina 67.

LA BASTIDA Puerta de la ermita de San Martín de los Monjes (interior).

(_Fot. L. E._)]

[Illustration: Lámina 68.

LA BASTIDA Cementerio antropoide de San Martín de los Monjes.

(_Fot. L. E._)]



LA GUARDIA


LA VILLA.

A 30 kilómetros de Vitoria, en una altura que domina la Rioja alavesa,
está situada la histórica villa de La Guardia, célebre por su fuero, por
sus murallas y por su Hermandad. Actualmente tiene unas 400 casas y más
de 2.500 habitantes.


HISTORIA

Fué Hermandad de la cuadrilla de su nombre, la cuarta de las seis en que
estuvo dividida Álava.

Ya en el siglo IX, antes de la creación del obispado de Vitoria,
dependía de la diócesis de Calahorra, formando un vicariato.

El primitivo origen de La Guardia fué una fortaleza mandada edificar por
los Reyes de Navarra, en la cordillera de Sonsierra. Desde mediados del
siglo XII se la consideró como plaza fuerte.

El rey D. Sancho, _el Sabio_, la aumentó dándola el célebre Fuero (25 de
mayo de 1165) y nombrando gobernador de la villa a D. Rodrigo Martínez.

A pesar del fuero de que gozaba durante los reinados de los Teobaldos,
los habitantes de La Guardia sufrieron muchos atropellos, según consta
en la escritura de privilegio otorgada por D. Enrique II de Castilla,
confirmando a La Guardia en sus fueros y exenciones.

El rey D. Juan I conservó la villa en rehenes hasta el año 1386, en que
la devolvió a su cuñado D. Carlos II, y tras de largas y cruentas
guerras entre Navarra y Castilla, y después del famoso sitio de La
Guardia, por D. Diego de Estúñiga, sobrino del Obispo de Calahorra, pasó
la villa a ser de Navarra.

Nuevamente, por D. Enrique IV volvieron a ser rotas las treguas y La
Guardia rindióse a D. Rodrigo de Mendoza, fecha en que la reina D.^a
María, mujer de D. Enrique, se la mandó entregar al Conde de Tendilla,
D. Íñigo López de Mendoza, y quedó incorporada al principado de Viana.

[Illustration: LA GUARDIA Restos de las murallas.]

Por fin el Rey Católico, D. Fernando V, tras las luchas habidas entre
agramonteses y beaumonteses, ordenó en su famosa carta de 4 de Enero de
1486, escrita a D. Rodrigo de Mendoza, que La Guardia «_entrase en
hermandad con la dicha provyncia de bitoria et hermandades de Álava ó
con otra provyncia que más en comarca vos quepa_.» Desde entonces La
Guardia pertenece a Álava.


RUINAS DEL CASTILLO Y DE LAS MURALLAS.

Quedan en pie gran parte de las murallas, fabricadas de recia y sólida
sillería, flanqueadas por II torreones y un castillo pequeño, y
adornadas de trecho en trecho por cubos y castilletes con almenas y
saeteras.

La muralla tenía cinco puertas, llamadas: de San Juan, de Santa
Engracia, de Páganos, de las Carnicerías y del Mercadar.

La altura de esta vieja fortaleza, su situación casi inexpugnable, pues
desde ella se domina una gran extensión de terreno, y los pactos y
guerras a que su posesión dió lugar, confirman plenamente su importancia
histórica.


MONUMENTOS.

Tiene La Guardia, a más de sus murallas y castillo, iglesias y palacios
de una notable antigüedad y de gran valor arqueológico y artístico.

La iglesia de Santa María de los Reyes, la de San Juan Bautista o del
Pilar, los palacios y casas solariegas de los Mendozas y Zurbanos, la
casa en que nació el afamado fabulista D. Félix María Samaniego, el
notable edificio que es hoy la residencia municipal, atestiguan el
abolengo nobilísimo de esta villa y justifican el largo espacio que en
el CATÁLOGO le concedemos.


SANTA MARÍA DE LOS REYES.

La iglesia parroquial de Santa María de los Reyes comenzó a construirse
en el siglo XII, conforme al estilo ojival florido.

[Illustration: Lámina 69.

LA GUARDIA Portada de Santa María de los Reyes.]

En el siglo XVIII sufrió grandes reformas y transformaciones,
agregándosele una nave muy grande con varias capillas.

Su portada, magnífica, exuberante, forma una quíntuple arquería, con 12
estatuas laterales bajo doseletes labrados, representando los apóstoles
y atribuídas a Gregorio Hernández.

Los arcos asimismo están llenos de estatuas, puestas bajo doseletes,
éstos y aquéllas mucho más pequeños que las laterales.

El tímpano tiene tres zonas, exornadas profusamente de relieves
elegantísimos, con escenas bíblicas. (Lám. 69)

El interior, como se ha dicho, mezcla el estilo puro ojival con adornos
grecorromanos de poco gusto. En el altar mayor hay un retablo
gigantesco, que se llama de los tres Juanes, porque lo construyeron por
los años de 1632 Juan de Arizmendi, Juan de Iralzu y Juan Vascardo, y
tiene algunas tallas apreciables. La torre o campanario es un castillete
abacial muy elegante.


SAN JUAN BAUTISTA O CAPILLA DEL PILAR.

Se ignora cuándo fué construído el templo de San Juan Bautista, aun
cuando «ciertos rasgos bizantinos de su interior» le asignan una
antigüedad de doce o catorce siglos, según el sorprendente juicio del
Sr. Carreras Candi, y probablemente de algunos siglos menos, a juzgar
por los capiteles y esculturas de su atrio, que está hoy convertido en
capilla del Pilar.

La portada, de acentuado carácter dórico-jónico, tiene una puerta
flanqueada por dos columnas de basamento y capiteles característicos, y
un frontón liso, sobre el cual hay un bajo relieve entre adornos de
piedra inconfundibles.

Sobre este bajo relieve, que está ceñido por un arco, se mira una
hornacina, entre dos columnitas con adornos, en donde hay una bella
estatua de la Virgen. A uno y otro lado de la hornacina vense dos
claraboyas elipsoideas y toda la decoración de la portada está, como
es frecuente en las obras del siglo XVIII, guarnecida de un gigantesco
arco superpuesto. (Lám. 70.)

[Illustration: Lámina 70.

LA GUARDIA Portada de la capilla del Pilar.]

La portada da entrada al antiguo pórtico, que hoy es capilla de la
Virgen. La transformación se hizo de 1731 a 1741. La capilla, de forma
octogonal, muy semejante a la que Azpeitia dedicó a San Ignacio de
Loyola, es verdaderamente hermosa y notable.

Ocho airosas columnas sostienen los arcos del primer cuerpo, y sobre
ellos se alzan otros ocho iguales que dejan en su parte posterior un
amplio coro rodeando toda la capilla.

Toda la obra es de un gusto y distinción admirables.



LANDA


EL LUGAR.

Se alza sobre una altura que domina un llano. Tiene 25 casas; su
población, que hace un siglo era de 200 almas, ha descendido a 50 que
tiene hoy.


MONUMENTOS.

Son notables la ermita de San Miguel, en la actualidad medio derruída, y
de la cual se conserva gran parte del ábside, con fenestras románicas
características, y la iglesia parroquial, del arciprestazgo de Gamboa,
que tiene una bellísima portada románicoojival y está bajo la advocación
de San Bartolomé. (Láminas 71 y 72.)

[Illustration: Lámina 71.

LANDA Ermita de San Miguel.

(_Fot. L. E._)]

[Illustration: Lámina 72.

LANDA Puerta de la iglesia parroquial.

(_Fot. L. E._)]



LASARTE


EL LUGAR.

A tres kilómetros de Vitoria, en terreno montuoso, rico en ganadería,
está la aldea de Lasarte, con 20 casas y unos 100 vecinos.


MONUMENTOS.

Es digna de catalogarse la iglesia parroquial, dedicada a la Asunción de
Nuestra Señora y adscrita al arciprestazgo de Armentia.

En la iglesia de la Asunción, de cuya antigüedad nos habla el privilegio
otorgado en Burgos por D. Sancho IV, en los años de 1286, ofrece una
portada románica en donde apunta ya la ojiva, y un ábside tan
singularmente exornado, sobre todo en sus ventanas del centro, que acaso
es el más interesante de los muchos interesantes de la provincia, y sin
duda el más bello entre los más bellos.

Es de sillería de piedra, recio, fuerte, macizo, y sus ventanas
laterales presentan un triple arco románico, de finísimas labores, y
seis suntuosas columnas, en cuyos capiteles ricos parece que el artífice
agotó los primores del estilo. (Lám. 73.)

Las ventanas centrales son aún más notables y de más extraña labor. En
ellas, las columnas están sustituídas por estatuas que descansan sus
pies en labrados basamentos y sostienen con sus cabezas capiteles de
magnificencia extraordinaria. (Lám. 74.)



LEZA


LA VILLA.

Al pie de la sierra de Cantabria, entre frondosas arboledas surcadas de
arroyos, está Leza, villa con cerca de 300 viviendas y unos 500
habitantes.

[Illustration: Lámina 73.

LASARTE

Puerta de la iglesia.

Ventana lateral del ábside.

(_Fotografías L. E._)]

[Illustration: Lámina 74.

LASARTE Ventana central del ábside.

(_Fot. L. E._)]


MONUMENTOS.

Además de la ermita de San Esteban, situada en las afueras, y en la que
no se celebra culto ni hay nada interesante que anotar, está la iglesia
parroquial adscrita al arciprestazgo de La Guardia, bajo la advocación
de San Martín.

[Illustration: LEZA Iglesia parroquial.]

Tiene esta iglesia una portada ojival de la primera época, notable por
la arcada, llena de adornos muy sencillos; y por la torre, cuyo cuerpo,
de época posterior, es elegante y de bastante altura.



LEZAMA


EL LUGAR.

Situado a dos kilómetros de la vía férrea de Miranda a Bilbao, en la
extensa comarca que riega el río Altube, tiene 92 viviendas y cerca de
500 vecinos.

[Illustration: LEZAMA Palacio de Larraco.]


MONUMENTOS.

A más de las ermitas de San Sebastián, Santa Marina y Santa María
Magdalena, ninguna de las cuales ofrece nada digno de mención, tiene
Lezama una iglesia parroquial que, por la portada y el ábside, es
ingenuamente románica; pero que en su interior, innoblemente mutilado y
modernizado, no presenta los caracteres de ningún estilo definido.

La portada, con un bonito arco apuntado, tiene seis elegantes columnas
típicas, y el ábside, cuyos capiteles y ventanas están caprichosamente
labrados de grotescos, entre los que se destacan perros y enanos limpia
y graciosamente esculpidos, es sumamente extraño y curioso. (Lám. 75.)

También hay en Lezama un palacio, el de Larraco, que tiene un bello
pórtico de cinco arcos frontales y dos laterales, separados por machones
de sillería.



LEGARDA


LA VILLA.

Situada en la falda del puerto de Arrato, es de origen antiquísimo, pues
figuraba ya en el Catálogo de San Millán como perteneciente a la
merindad de Divina. Tiene no más de doce casas y cuarenta vecinos.


MONUMENTOS.

A más de la famosa ermita de San Antonio, en donde se celebra una
tradicional romería, y que nada ostenta de artístico, tiene Legarda una
interesantísima iglesia parroquial adscrita al arciprestazgo de
Armentia, bajo la advocación de San Andrés, notable por ser uno de los
más puros ejemplares románicos, y por la rara elevación de su esbelta y
airosa torre, con aspilleras y una imposta almenada verdaderamente
curiosa. (Lám. 76.)

[Illustration: Lámina 75.

LEZAMA

Puerta de la iglesia.

Ventana.

(_Fotografías L. E._)]



LEORZA


EL LUGAR.

Enclavado en un territorio de las minas de asfalto de Maestu, a orillas
del río Ega, se compone de 20 viviendas y unos 80 vecinos.


MONUMENTOS.

La iglesia parroquial del arciprestazgo de Maestu está dedicada a Santa
Eugenia, y solamente ofrece de particular su portada, de estilo
románicoojival, con adornos ajedrezados de mucha sencillez y gusto.



LOPIDANA


EL LUGAR.

Está situado en una meseta que domina el valle, regado por el Zadorra.
Tiene 10 casas y 60 vecinos.


MONUMENTOS.

La iglesia parroquial, adscrita a Armentia, bajo la advocación de la
Purificación de la Virgen, también es románicoojival, muy bella y muy
interesante.

Su portada tiene un triple arco, que ofrece la notable particularidad de
no estar exornada más que en sus líneas del centro, con labradas hojas.
Las tres columnas de estos tres arcos son labradas con entrelazos
delicadísimos, distintos los de la central e iguales los de las columnas
de ambos lados.

Los capiteles, por el mismo orden, tienen hojas iguales en los extremos
y distintas el capitel del centro. (Lám. 77.)


[Illustration: Lámina 76.

LEGARDA Iglesia parroquial.

(_Fot. L. E._)]

El interior también es muy notable, aun cuando ya en las bóvedas se
acusa, mucho más que en la portada, el estilo ojival. El retablo del
altar mayor parece obra más moderna, y se compone de tres cuerpos o
zonas. La inferior, donde está el Sagrario, entre dos columnas lisas,
tiene a uno y otro lado dos relieves representando escenas del
apostolado. La zona media, que ostenta en su parte central una hornacina
con la estatua de Nuestra Señora, tiene a un lado la Anunciación y al
otro el Descendimiento. Y la tercera zona remata en solo un cuadro, que
corresponde a las hornacinas centrales, ya descritas, y representa la
resurrección de Cristo.

El retablo, que es mixto de relieve y talla, está preciosamente
trabajado y sus figuras son de elegancia y finura admirables. (Lám. 78.)

También debemos mencionar el ábside, cuyas ventanas ojivales ostentan
capiteles con preciosos grotescos y arquería ojival de la primera época.

[Illustration: LOPIDANA Ventana de la iglesia.]

La iglesia de Lopidana, pues, aun cuando pertenece al período
románicoojival, que fabrica, como hemos visto, la mayoría de los templos
alaveses, puede decirse que es más ojival que románica.

[Illustration: Lámina 77.

LOPIDANA Puerta de la iglesia.

(_Fot. L. E._)]

[Illustration: Lámina 78.

LOPIDANA Interior de la iglesia.

(_Fot. L. E._)]

De románica tiene poco; la portada apenas, pues ya hemos visto que aun
cuando sus arcos son románicos propiamente, sus columnas labradas y sus
capiteles suntuosos delatan claramente la preponderancia ojival.

En cambio, desde el interior al ábside, desde las bóvedas a las
ventanas, el estilo a que diera nombre la ojiva se acusa en términos
inconfundibles. Por tanto, aun cuando propiamente no se pueda decir que
la iglesia de Lopidana sea ojival enteramente, menos puede afirmarse que
sea románica, como quieren algunos alaveses del linaje fanático, que
tanto molestara un tiempo al Sr. Amador de los Ríos.



MAESTU


LA VILLA.

A 25 kilómetros de Vitoria, hacia el sudeste, está la villa de Maestu,
que tiene cerca de 100 casas y unos 500 habitantes.


MONUMENTOS.

Hasta el siglo pasado se conservaban las ermitas de Santa Eufemia, San
Juan, San Vicente, San Anastasio, San Martín y Nuestra Señora del Campo.

Actualmente, de la ermita de San Martín no queda en pie más que la
portada, que ofrece una arquería ojival de arcos labrados muy
sencillamente y de columnas lisas y delgadas, muy propias de la primera
época del estilo. (Lám. 79.)

La ermita de Nuestra Señora del Campo parece más antigua. Para el Sr.
Carreras Candi se fundó por los siglos VI o VII; pero el no tener
rastros bizantinos, ni siquiera un carácter románico puro, sino del
tiempo en que se mezclaba con la ojiva, hace lógicamente sospechar que
la supuesta antigüedad del siglo VI es, más que un documento
irrefutable, una ilusión plausible, y que la ermita de Nuestra Señora
del Campo, como la mayoría de los templos alaveses, es románicoojival,
esto es, de fines del siglo XII y comienzos del XIII.

[Illustration: Lámina 79.

MAESTU Portada de la ermita de San Martín.

(_Fot. L. E._)]


OBJETOS ARTÍSTICOS.

En la iglesia parroquial de Maestu, que no tiene importancia ni
monumental ni artística, nos mostró el arcipreste D. Niceto de Ajuria,
un bellísimo cáliz, con su juego, todo ello de oro macizo y guardado en
un estuche muy caprichoso; un terno blanco, con su capa y sobrehombros,
admirablemente bordado en oro y plata, y una rejilla secular, larga de
treinta y seis centímetros y ancha de treinta y uno y medio, que se cree
sea obra del siglo VIII.



MANURGA


EL LUGAR.

En las faldas del monte Gorbea, y en un terreno feracísimo, regado por
varios arroyuelos, está el lugar de Manurga, patria de aquel insigne
poeta, historiador, capitán, diplomático y cortesano que se llamó don
Diego Hurtado de Mendoza.


MONUMENTOS.

Hay que anotar, como una curiosidad artística, el palacio de Berástegui,
con sus cuatro grandes fachadas de sillería pequeña y un magnífico
escudo con relieves en piedra.



MAROÑO


EL LUGAR.

Lugar del Municipio de Ayala, está situado en una eminencia muy poblada
de árboles. Se compone de 25 viviendas diseminadas por la cumbre, y
tiene unos 60 vecinos.


MONUMENTOS.

Notabilísima es su iglesia, de un románico donde apenas se inició la
ojiva, ornando su portada, elegantísima, con una arcada sobria y unas
columnas de capiteles suntuosamente labrados. En el resto de la fachada
el templo es de apariencia mucho mayor que suelen serlo los rurales, y
sus ventanas, caprichosamente decoradas con arcos y columnas con
grotescos, son realmente notabilísimas.



MARQUÍNEZ


LA VILLA.

A 28 kilómetros de Vitoria, en las riberas del Ayuda, está la villa de
Marquínez, una de las más antiguas de Álava, puesto que se la cita en el
Catálogo de San Millán.

Perteneció al señorío de los Condes de Salinas, quienes la vendieron al
obispo D. Diego de Álava. Actualmente se compone de 74 viviendas y de
unos 250 vecinos.


MONUMENTOS.

Hay en Marquínez y su término: la iglesia parroquial, bajo la advocación
de Santa Eulalia, y las ermitas de Nuestra Señora de Violarra y de San
Roque, ninguna de las cuales es digna de especial mención.

[Illustration: MARQUÍNEZ. Ventana de la ermita de San Juan.

(_Fot. L. E._)]

Pero además hay una ermita, la de San Juan, que merece párrafo aparte.
En esta ermita de San Juan, que, según el Sr. Apraiz en sus estudios
sobre _El Románico en Álava_, se puede comparar con las de Argandoña y
Estíbaliz, se nos muestra la construcción románica en su ingenuidad
primitiva. (Láminas 80 y 81.)

La portada, compuesta de seis arcos labrados primorosamente, con hojas,
entrelazos y escamitas, ostenta en sus columnas lisas, de capiteles con
acantos, la severa elegancia característica de este estilo.

[Illustration: MARQUÍNEZ Inscripción latina de la ermita de San Juan.]

La fachada, desnuda de ornamentación, tiene varias fenestras ricamente
exornadas y características. Debajo de una de ellas hay una lápida muy
curiosa, con una inscripción latina, donde se dice que la ermita fué
construída el año de 1226, siendo José obispo de Calahorra y reinando en
Castilla el rey D. Fernando, con los nombres del Archidiácono de
Armentia y del Archipresbítero de Treviño.



MENDIZÁBAL


EL LUGAR.

Está situado en un cerrete, a la izquierda del río Zadorra, dominando un
paisaje muy pintoresco. Es de tal insignificancia, que sólo tiene siete
casas y 20 vecinos.

[Illustration: Lámina 80.

MARQUÍNEZ Ermita de San Juan.

(_Fot. L. E._)]

[Illustration: Lámina 81.

MARQUÍNEZ Puerta de la ermita de San Juan.

(_Fot. M. Ugarte._)]


MONUMENTOS.

La iglesia, dedicada a San Pedro, adscrita a la parroquia de Landa,
tiene una puerta tapiada que es digna de mención, por la pureza de su
estilo románico y por los caprichosos grotescos de sus capiteles, donde
se admiran leones, grifos, enanos, mascarillas, etc., con un alarde de
fantasía y de graciosa ejecución. (Lám. 82.)



MENDOZA


LA VILLA.

Enclavada en las faldas de la sierra de Badaya; es de las villas más
antiguas de la provincia. En otro tiempo, más rica, populosa y pudiente,
hoy tiene apenas 40 casas y unos 200 habitantes.


HISTORIA

Mendoza dió su nombre a una de las seis cuadrillas en que estaba
dividida la provincia de Álava. Se componía de dos barrios, Mendoza y
Mendívil, que eran dos lugares diferentes, según se lee en el Catálogo
de San Millán, llamándoles Mendioza, que en vascuence significa cuesta o
monte frío, y Mendívil, monte comunal.

Dichos lugares se fundieron en uno solo por los años de 1332. El señorío
de Mendoza se lo disputaron el Duque del Infantado y don Álvaro Hurtado
de Mendoza; pero la Chancillería de Valladolid, por sentencia de 2 de
octubre de 1567, condenó a entrambos «a perpetuo silencio».

[Illustration: Lámina 82.

MENDIZÁBAL Puerta cegada de la Iglesia.

(_Fot. L. E._)]


MONUMENTOS.

De su pasado gloriosísimo conserva Mendoza el artístico «rollo»
levantado en la plaza de la villa, testimonio sombrío y lúgubre de su
poder señorial, notable por sus tres escudos, cada uno con dos leones y
castillos en el medio y además dos casas fuertes con sus torreones, una,
perteneciente al Conde de Orgaz, y otra, al Duque del Infantado. Esta
última conserva aún restos de las antiguas fortificaciones que la
rodean, y todavía están bien acusados los cubos, cortinas y baluartes.



MEZQUÍA


EL LUGAR.

Dista un kilómetro de Eguílaz, y tiene 17 casas y unos 60 vecinos.


MONUMENTOS.

La iglesia parroquial, del arciprestazgo de Salvatierra, está consagrada
a la Asunción de Nuestra Señora y es muy notable por su antigüedad y por
su estilo genuinamente románico, muy característico en todo el templo y
singularmente en la puerta y en su torre, cuadrada y recia, con cuatro
arcos redondos en sus cuatro lienzos y una portada, de maciza sillería,
con arcada y columnas lisas muy de la época. (Lámina 83.)



MIÑANO-MENOR


LA ALDEA.

A unos siete kilómetros de Vitoria, en la llanura de este nombre, está
la aldea de Miñano-Menor, con siete viviendas y cerca de 20 vecinos.

[Illustration: MIÑANO-MENOR Bóveda de la iglesia.

(_Fot. L. E._)]


MONUMENTOS.

La iglesia parroquial, dedicada a San Vicente, es un admirable y
bellísimo ejemplar románico, aun cuando su portada, donde los arcos se
apuntan ya ligeramente, testimonia la influencia ojival.

[Illustration: Lámina 83.

MEZQUÍA

Puerta de la iglesia parroquial.

MIÑANO-MAYOR

Detalle de la puerta de la iglesia.

(_Fotografías L. E._)]

[Illustration: Lámina 84.

MONASTERIOGUREN La iglesia.

(_Fot. L. E._)]

El templo es grande y espacioso, y en el crucero de sus bóvedas--bajas,
macizas y de gesto de mazmorra ó de catacumba--está, más que en su
portada el inconfundible testimonio románico.

Otro tanto cabe decir de sus fenestras, de arcos redondos y perfectos,
exornados con elegante suntuosidad de joyas, ajedrezados, vástagos y
escamas, y más aún de sus columnas, donde los capiteles con mascarones y
grotescos interpretados con limpieza increíble, pregonan el carácter
románico de esta interesantísima iglesia. De Miñano-Mayor merece citarse
una portada de transición al gótico. (Lám. 83.)

[Illustration: MIÑANO-MENOR Ventana del sur.

(_Fot. L. E._)]



MONASTERIOGUREN


LA ALDEA.

A cinco kilómetros de Vitoria, en las faldas del monte de Treviño, está
la aldea de Monasterioguren, compuesta de unas 20 viviendas y 100
vecinos.

[Illustration: Lámina 83.

MONASTERIOGUREN Exterior del pórtico de la iglesia.

(_Fot. L. E._)]

[Illustration: Lámina 86.

MONASTERIOGUREN Interior del pórtico de la iglesia.

(_Fot. L. E._)]


MONUMENTOS.

Su iglesia parroquial, del arciprestazgo de Armentia, está dedicada a
San Pedro, y es, como muchas de las anteriores, de purísima construcción
románica, teniendo sobre casi todas ellas la notable ventaja de su
pórtico, raro y artístico ejemplar de la época, conservado
admirablemente. (Lám. 84.)

Este pórtico, bajo, rematado en un tejadillo de tiempo muy posterior, se
compone de cinco arcos redondos, formando cuerpo entre la torre y el
templo, propiamente dicho.

[Illustration: MONASTERIOGUREN Interior de la iglesia.

(_Fot. L. E._)]

En el interior forma el pórtico un bonito y severo claustro, por uno de
cuyos costados se abre una puerta, muy característica. Un zócalo de
sillería que corre por los muros como a una altura de dos metros, presta
al pórtico gran ambiente de época. (Láminas 85 y 86.)

También la iglesia en su interior, por su severidad y sobriedad, es
totalmente románica. En el altar mayor hay un retablo que coge todo el
lienzo y se levanta hasta las bóvedas, que por sus tallas y
enrevesamientos y recargados parece de la escuela de Churriguera.



MURGA


EL LUGAR.

Está situado a la derecha del río Izoria, en una llanura al pie de los
montes de Respaldiza, y tiene 36 viviendas con cerca de 200 vecinos.

[Illustration: MURGA Palacio románico restaurado.]


MONUMENTOS.

Su iglesia parroquial, dedicada a San Juan Bautista, y su ermita,
consagrada a San Martín, carecen de valor arqueológico y artístico. En
cambio el palacio--que, por corresponder al señorío de Murga, lleva el
nombre de este lugar,--es de gran interés arqueológico, puesto que data
de los años de 1270, y de bastante interés artístico por ser tal vez el
único palacio románico de la provincia.

La construcción, característica, es baja y achatada, pero maciza y
recia, como ciertos palacios de Simancas y de Tordesillas. Se trata de
un edificio aislado de dos pisos: el piso bajo tiene un ancho pórtico
formado por cinco arcos redondos, separados por elegantes y severas
columnas, y el piso principal, en cuya fachada con ventanas y balcones
de época muy posterior, se ostenta, labrado en piedra, el escudo
solariego de los Murga.



NAFARRATE


EL LUGAR.

Está situado Nafarrate a unos 20 kilómetros de Vitoria, y aun cuando
todavía en el siglo pasado manteníase en las 200 almas de población,
actualmente apenas tiene 50.


MONUMENTOS.

Su iglesia, del arciprestazgo de Villarreal, consagrada a la Asunción,
está incluída, entre las románicas de ornamentación pobre, por el Sr.
Apraiz en sus tantas veces citado estudio _El románico en Álava_.

Ciertamente que su portada, de sencillísimos arcos y columnas lisas, no
puede ser más sobria; pero acaso esta sobriedad, acentuada, si es
posible, en el interior, le dé el «sabor de época» que tanto admira en
este templo. (Lám. 87.)

[Illustration: Lámina 87.

NAFARRATE Puerta de la iglesia.

(_Fot. L. E._)]



NANCLARES DE GAMBOA


EL LUGAR.

Enclavado a la izquierda del río Zadorra, entre los montes Guipúzcoa y
Ullibarri, se compone de 30 casas y unos 120 vecinos.


MONUMENTOS.

Su iglesia, del arciprestazgo de Gamboa, consagrada a San Pedro Apóstol,
es de carácter románico de la última época, pues sus arcos apuntan ya la
ojiva, y se distingue, sobre todo, por la sobria elegancia de su torre,
cuyas ventanas, exornadas de columnas, forman al interior valientes y
admirables bóvedas. (Lám. 88.)



NANCLARES DE LA OCA


LA VILLA.

Está al sur de la Sierra de Badaya, como a 13 kilómetros de la capital,
y tiene un bonito puente moderno sobre el Zadorra, 88 casas y 400
habitantes.


MONUMENTOS.

Perteneció la villa al señorío del Conde de Orgaz, que tenía derecho a
confirmar en sus cargos a los alcaldes y regidores.

[Illustration: Lámina 88.

NANCLARES DE GAMBOA Base de la torre de la iglesia.

(_Fot. L. E._)]

Tenía antiguamente dos parroquias: la de la Asunción y la de San Martín;
esta última, situada en las afueras, está hoy en ruinas.

[Illustration: NANCLARES DE LA OCA Ventana de la parroquia de la
Asunción.

(_Fot. L. E._)]

La parroquia de la Asunción, del arciprestazgo de Cuartango, es románica
y tiene un hermoso ábside, con fenestras ricamente adornadas según el
gusto del estilo.

[Illustration: OCIO Ruinas del castillo.]



OCIO


LA VILLA.

Está situada en un valle rodeado completamente de montañas y atravesado
por el río Inglares. Tiene unas 100 viviendas y 220 vecinos.


MONUMENTOS.

Ni la ermita de Santa Marina, ni la parroquia, consagrada a San Andrés y
adscrita al arciprestazgo de La Bastida, ofrecen nada singular.

El monumento más considerable, aunque está en mucha parte derruído, es
el castillo de Ocio, edificado hace siete siglos en los riscos de Lano,
con arenisca unida por argamasa, pero tan sabiamente, que parece
construído de una sola pieza.

Este castillo fué asaltado y retenido por Don Sancho, _el Bravo_, de
Castilla, cuando pasó el Ebro para castigar a los que habían seguido la
causa de D.^a Juana. Perteneció, como la villa, al señorío de los Duques
de Híjar, y a más de su valor arqueológico, le asignan los inteligentes,
por la posición y terrenos que domina, un extraordinario valor militar.



OLANO


EL LUGAR.

Está compuesto de unas 15 viviendas y tiene 45 vecinos. Situado cerca de
Manurga, en tierra llana, seca y pobre.


MONUMENTOS.

Tiene cierto interés su iglesia, perteneciente al arciprestazgo de
Cigoitia, y dedicada a San Bartolomé, principalmente por el ábside, que
es de una altura desusada y ofrece en la decoración de sus fenestras la
pureza del románico primitivo, con las columnas lisas y los capiteles
caprichosamente exornados de grotescos, mascarillas, perros, águilas,
etc. (Lámina 89.)



OTAZU


EL LUGAR.

Está a cuatro kilómetros de Vitoria, en la fértil llanura que riega el
Zadorra, y tiene 26 viviendas y unos 100 habitantes.


MONUMENTOS.

Su iglesia parroquial, adscrita al arciprestazgo de Armentia y
consagrada a San Martín, y la ermita de San Antonio Abad, son dos
interesantes construcciones románicas del tercer período, esto es, de su
conjunción con el ojival.

[Illustration: Lámina 89.

OLANO Hastial del sur de la iglesia.

(_Fot. L. E._)]

[Illustration: Lámina 90.

OTAZU Puerta de la iglesia.

(_Fot. L. E._)]

[Illustration: Lámina 91.

OYARDO La iglesia parroquial.

(_Fot. L. E._)]

La portada de San Martín es curiosa por la finura de su dovelaje, que
forma delicadamente la ojiva con precisión magistral, y también porque
de sus tres arcos solamente ofrece adornado el central. También son de
notar, por lo característicos y repetidos que se ofrecen en numerosos
templos, según ya vimos, los capiteles adornados, como los de Olano, con
mascarillas, aves, hojas, flores, etc. (Lám. 90.)



OYARDO


EL LUGAR.

Está situado en las faldas del monte Altube y tiene unas 26 casas y 80
habitantes.


MONUMENTOS.

Tiene algún interés artístico su iglesia, dedicada a San Juan Bautista y
adscrita al arciprestazgo de Ayala.

Es un templo de construcción indefinida, donde se mezclan absurdamente
varios estilos; pero que ofrece en su ábside, de notables fenestras
exornadas, los caracteres esenciales del románico. (Lám. 91.)



OYON


LA VILLA.

Está al sudeste de Vitoria, en el punto de cruce de las carreteras a
Yécora, Labraza, Moreda y Logroño, y se compone de 300 edificios y unos
1.000 habitantes.


MONUMENTOS.

Es notable su iglesia parroquial por la rareza de su estilo plateresco,
del cual existen en la provincia contadísimos ejemplares.

[Illustration: OYON Portada de la iglesia parroquial.]

Está la iglesia dedicada a Santa María y pertenece al arciprestazgo de
La Guardia. Toda ella es de sillería de piedra, ofreciendo un conjunto
de cierta grandiosidad.

La portada, de un plateresco no muy recargado, tiene tres arcos
florenzados flanqueados por pirámides de crestería y rematados en la
intersección de sus lóbulos por grandes piñones.

En el tímpano hay un curioso relieve, con una escena de la vida del
Bautista, y toda la portada se encierra bajo un gran arco altísimo
apoyado en dos contrafuertes paralelos a las pirámides de crestería.

El interior del templo corresponde exactamente al estilo plateresco de
su portada y lo mismo el interesante retablo del altar mayor.

La torre, esbelta y airosísima, es posterior, de mediados del siglo
XVIII.



PÁGANOS


LA VILLA.

Situada al sur de Vitoria, en tierra llana de labor, cuenta 60 casas y
unos 230 vecinos.

[Illustration: PÁGANOS Iglesia.]


MONUMENTOS.

Su iglesia, dedicada a Santa María y adscrita al arciprestazgo de La
Guardia, es románica y ha sufrido varias transformaciones importantes,
entre ellas la de haberle añadido un segundo cuerpo a su torre, que en
la actualidad tiene considerable altura y remata en una terraza a la
italiana, con adornos grecorromanos.

También es de notar en dicha iglesia el arco que une el cuerpo de la
torre al de la iglesia propiamente dicha, y cuya altura alcanza el nivel
del segundo cuerpo de la torre.



PEÑACERRADA


LA VILLA.

Está situada al norte de la sierra de Toloño, en una altura rodeada de
peñas por todas partes, testimoniando su historial de villa-fortaleza.

En la actualidad se compone de unas 130 casas y 300 vecinos.


MONUMENTOS.

Son notables los restos de las murallas, que todavía conserva intactos
algunos cubos y torreones, por cierto de una elevación desusada, y la
iglesia parroquial, consagrada a la Asunción de Nuestra Señora, y
perteneciente al arciprestazgo de La Bastida.

Esta iglesia, fundada por el obispo de Calahorra, D. Gonzalo de Mena,
data del siglo XIII, de la época románica de transición. Pero ha sufrido
en diferentes ocasiones grandes reformas y actualmente tiene caracteres
románicos y ojivales, grecorromanos y del Renacimiento, en pecadora
confusión.


OBJETOS ARTÍSTICOS.

En la iglesia hay varias capillas con sepulturas muy notables,
distinguiéndose la de San Bartolomé, que guarda los restos de mosén Juan
Ramírez, llamado el caballero de Montoria, que costeó las obras del
templo, y de su mujer, D.^a Ocenda Ruiz.

[Illustration: PEÑACERRADA Restos de las murallas.]

También tiene retablos de algún mérito, entre ellos el de la Asunción,
muy curioso por el estofado y la pintura. Además en el mismo templo se
guarda, en un labrado cofre, un hueso de Santa Lucía, sacado del
sepulcro que en Roma tiene la santa.



PORTILLA


LA VILLA.

Semejante a Peñacerrada, tiene una situación muy parecida, entre
peñascos, delatando también su condición de villa-fortaleza.

Actualmente consta de 34 viviendas y unos 70 vecinos.


MONUMENTOS.

Portilla fué plaza fortificada con dos castillos situados al Este y al
Oeste, únicos puntos por los cuales podía ser la villa atacada.

[Illustration: PORTILLA Iglesia.]

Estos castillos, hoy en ruinas, pregonan la gloriosa antigüedad de
«Portiella de Ida», nombre con que la repobló Fernando IV, dándole
fuero.

Su iglesia parroquial, perteneciente al arciprestazgo de La Bastida, y
consagrada a la Santísima Trinidad, es de origen románico, aun cuando
está notablemente transformada, sobre todo en el cuerpo de su torre, y
tiene digno de mención el pórtico, cuyos arcos han sido sustituídos
irrespetuosamente por una verja deplorable.



QUEJANA


EL LUGAR.

Está situado como a kilómetro y medio de Respaldiza y consta de 30 casas
y de unos 115 habitantes.


MONUMENTOS.

Notabilísimo por su fachada, donde aparecen los motivos de
fortificación, y por lo extenso de sus cinco cuerpos o edificios,
comunicándose entre sí, es el antiguo monasterio de San Juan, ahora
iglesia parroquial del arciprestazgo de Arciniega y también convento de
las monjas de Santo Domingo.

[Illustration: QUEJANA Ábside del monasterio de San Juan.]

La iglesia, como algunas de las anteriores, es un compuesto extraño de
épocas y estilos, denotando las muchas y hondas reformas que en el
transcurso de los siglos experimentó.

A pesar de la pobreza de su fachada, de admirable sencillez románica, el
ábside, con sus ventanas ojivales y su torreón almenado, le da cierta
prestancia y apariencia de gran templo.


OBJETOS ARTÍSTICOS.

En la nave hay dos panteones, uno al lado de la Epístola y otro al del
Evangelio, que tienen cuatro escudos de armas de los Ayala y de los
Sarmiento.

El panteón del lado de la Epístola tiene dos sepulcros labrados, con
estatuas yacentes de tamaño natural, representando a los fundadores del
monasterio. Una es la de D. Fernán Pérez de Ayala y la otra de su
esposa, D.^a María Sarmiento. Estos sepulcros estuvieron antes debajo
del coro y al trasladarlos al lugar que ocupan ahora, enterraron y
transformaron las inscripciones.

[Illustration: QUEJANA Panteón del canciller López de Ayala y de su
mujer.]

Cerca del altar mayor hay otros dos sepulcros que se cree pertenecen a
la familia de los Ceballos y sean de otro Fernán Pérez de Ayala y de
D.^a Elvira Álvarez de Ceballos, su mujer, fallecidos en los años de
1385 y de 1378, respectivamente.

En uno de los edificios aislados que forman parte del monasterio y se
comunican con la iglesia, edificio que por sus trazas parece una
casa-fuerte, existe una capilla, dedicada a Nuestra Señora del Cabello.
La imagen de este nombre es de oro, con un peso de 14 marcos, y se la
llama así por tener en la coronilla un cabello de la Virgen, regalos de
los fundadores.

Al lado del altar mayor hay dos estatuas yacentes de alabastro, que son
del célebre canciller D. Pero López de Ayala y de su mujer, doña Leonor
de Guzmán, fundadores de la capilla.

El panteón y las estatuas, por las finísimas labores y calados, por los
bien tallados leones que rodean ambos sepulcros, y sobre todo por la
delicadeza de las figuras y la gracia gentil con que están representados
los perros que cada estatua tiene a sus pies--uno, de gran tamaño, la
del canciller, y dos la de D.^a Leonor,--es una obra artística de gran
mérito.

Debajo del coro de esta capilla hay una inscripción en relieve, con
letras primorosamente talladas en oro, donde se lee:

«_Esta capilla mandaron facer don Pero Lopez, señor de Ayala é
Salvatierra et Chanciller mayor del rey et donna Leonor de Guzmán, su
mujer, anno del nacimiento de nuestro salvador Jesucristo, de mil e
trescientos noventa e nueve annos._»

Es, por tanto, el monasterio de San Juan de Quejana uno de los templos
alaveses de mayor interés arqueológico y artístico; pues aun cuando no
sea de un estilo muy definido, sino mezclados y alterados por el tiempo
y las restauraciones el románico, el ojival y el grecorromano, el
carácter de su ábside-torreón, la amplitud de sus cinco cuerpos, el
número de sus labrados panteones y el primor con que se tallaron sus
estatuas yacentes, diputan a esta iglesia como una interesante
reliquia.



RESPALDIZA


EL LUGAR.

A 46 kilómetros de Vitoria, en la carretera de Valmaseda, está el lugar
de Respaldiza, cabecera del Municipio de Ayala, con 85 viviendas y unos
300 habitantes.


MONUMENTOS.

La iglesia parroquial, consagrada a la Asunción de Nuestra Señora,
pertenece al arciprestazgo de Ayala, y consta de un cuerpo central
flanqueado por las dos torres.

La fachada de este edificio presenta en su parte baja cinco arcos
redondos, de un carácter románico inconfundible. Los tres centrales
forman el pórtico del templo, y los dos de los extremos pertenecen a
cada cuerpo de las torres.


OBJETOS ARTÍSTICOS.

Junto al altar mayor de esta iglesia hay un sepulcro de piedra cubierto
por una lápida prismática de más de dos metros de largo por cerca de uno
de ancho, con una ya borrosa inscripción, que es como sigue:

  ERA  M.  CC. V
  HIC   CON
  TINEMT
  VR  ABAS
  PET?  VS

Al lado de esta lápida hay una figura, también borrosa, que parece
representar un monje, y se cree que la inscripción se refiere a él.

Según la tradición, en el altar mayor y junto a la lápida, están los
restos de D. Vela, primer señor de Ayala, y de un su hijo, llamado
Velázquez.

[Illustration: RESPALDIZA Iglesia.]

También es muy notable, sobre todo históricamente, el lienzo almenado
que, ostentando sobre la puerta de las murallas un hermoso escudo
labrado en piedra, señala, en las inmediaciones de Respaldiza, el lugar
donde se celebraban las juntas de la famosa Hermandad de Ayala.



SALINILLAS DE BURADÓN


LA VILLA.

Está situada al sur de las peñas de Buradón, en terrenos montuosos de la
sierra de Toloño y de los riscos de Bilibio, de los cuales la separa el
Ebro.

Actualmente se compone de unas 180 viviendas y cerca de 400 vecinos.

[Illustration: SALINILLAS DE BURADÓN Torre y puerta de las murallas.]


MONUMENTOS.

Lo que más llama la atención son las murallas, de las que todavía a
fines del pasado siglo estaban en pie las troneras, almenas y saeteras.

En nuestros días aun subsisten dos hermosos torreones del recinto
murado, con sus arcos que fueron puertas, y algunos cubos que flanquean
los restos de las cortinas.

Cuanto a la iglesia, consagrada a la Purísima, y las ermitas de San
Miguel y de San José, son ejemplares vulgarísimos de un románico
desfigurado por imperdonables y arbitrarias reconstrucciones.



SALVATIERRA


LA VILLA.

A 24 kilómetros de Vitoria, en la carretera de Pamplona y cerca del
ferrocarril de Madrid a Francia, está la villa, en otro tiempo
famosísima, de Salvatierra, que hoy tiene unos 200 edificios y poco más
de 1.000 habitantes.


HISTORIA

Salvatierra se llamó originariamente «Hagurahin», que en vasco significa
«sitio de adiós ó despedida».

Se hace mención del fuero de esta villa, en el que D. Alfonso, _el
Batallador_, concedió a Salinas de Añana, el cual pasa por ser el más
antiguo de la provincia, puesto que se firmó en el año de 1126.

Según dice el Sr. Carreras Candi en su _Obispado y fueros de Álava_, es
probable que Salvatierra sea la antigua «Alba» de los romanos, de la que
pudo originarse Álava.

En todo caso es indudable que Salvatierra es una de las villas más
antiguas, y que existía ya al comenzar el siglo XI.

El Rey _Sabio_ le concedió el fuero y franquicias de Vitoria, por los
años de 1256. Al donar la Cofradía de Arriaga siete pueblos a dicho Rey,
éste los cedió a Salvatierra, por privilegio otorgado en Segovia, año de
1258.

Por ser Salvatierra villa realenga, e independiente, por tanto, de la
Cofradía de Arriaga, sostuvo un pleito, que falló D. Alfonso XI mandando
fuesen de la villa 15 aldeas.

En 1371, estando D. Enrique II en las Cortes de Toro, acordó, según dice
la _Crónica_, «enviar gentes suyas contra la villa de Vitoria e Logroño
e Salvatierra que estaban por el Rey de Navarra». Salvatierra capituló,
con la condición de que nunca sería incorporada a la Corona, lo que
confirmó el Monarca en cédula fechada en Burgos el 22 de octubre de
1371.

Faltando a estas promesas D. Juan I, por privilegio firmado en Zamora en
1382, cedió la villa de Salvatierra, con el título de Condado, a D.
Pedro López de Ayala.

Quedó la villa sometida a los Condes de Salvatierra, y cuando uno de
ellos abrazó la causa de los Comuneros y pidió a Salvatierra gente, como
la villa se negase, la cercó, y el valeroso Martín Martínez Oquérruri
rechazó el asalto.

Vencido que fué el Conde en Durana por las tropas del Emperador, éste le
despojó de cuanto poseía e incorporó la villa a su Corona. Últimamente,
por sentencia de la Chancillería de Valladolid, en 1537, se declaró que
Salvatierra no volvería a depender de ningún señor.

En la guerra de la Independencia, y luego en las dos guerras civiles,
Salvatierra sufrió varios saqueos, siendo bárbaramente memorable la
destrucción que en sus templos, archivos y murallas causó el ejército
francés al retirarse, tras de haberla ocupado durante seis años.

También queda como efemérides bárbara la destrucción de las murallas, en
la primera guerra carlista. De nueve a diez mil carros de piedra sacaron
de las fortificaciones para restaurar el castillo de Guevara, y después
el propio Ayuntamiento, sacando piedra para obras municipales, acabó de
desmantelar aquellas murallas de tan rara antigüedad y gloriosa
historia.


MONUMENTOS.

Aunque por los saqueos y destrucciones a que nos hemos referido, el
caudal artístico y arqueológico de Salvatierra mermó bastante, aun
quedan testimonios valiosísimos en templos, palacios y monumentos de
varia índole.

Son notables y dignos de mención: la Cruz de piedra que se alza a la
entrada de la villa, cruz formada de una columna lisa, apoyada en un
ancho basamento, también de piedra, y rematado en collarino y ábaco de
estilo ojival, que sostienen el trofeo, con hermosos relieves y una
labrada cruz del mismo estilo; algunos lienzos de la primitiva
fortificación, que era de sillería de piedra blanca, con sus cubos y
baluartes; la llamada casa de los Eulates, palacio solariego, de
sencilla fábrica de piedra, que ostenta en su fachada un hermoso escudo
labrado, donde campean una cruz y un león rampante con corona, y el
palacio municipal, que se comenzó a construir en el sitio más alto de la
villa, por los años de 1606, junto a la antigua iglesia de San Martín.

[Illustration: SALVATIERRA Cruz de piedra.]

Entre los templos de la villa merecen mencionarse los de Santa María y
San Juan, y entre las ermitas y monasterios de los alrededores, los
conventos de carmelitas descalzas y de las Hijas de María, entrambos
dedicados a la enseñanza, y el beaterio de la Magdalena, donde estuvo
el Hospital de San Lázaro, que hoy está, desgraciadamente, casi en
ruinas.

De las iglesias de Santa María y de San Juan, ambas parroquiales, dice
D. Fortunato Grandés en sus _Apuntes históricos de Salvatierra_:

«Son ambas iglesias de estilo ojival del siglo XV, advirtiéndose en la
de Santa María la transición del Renacimiento, y siendo de notar que en
ella, desde los cimientos a la veleta, todo es piedra de sillería,
traída probablemente de la cantera de Encía.

»Las dos tienen tres naves esbeltas; y si la de San Juan llama la
atención por sus grandes y proporcionadas dimensiones en el artístico
pórtico y templo, rico en altares y ropero, especialmente las dalmáticas
y casullas encarnadas del siglo XVI, la de Santa María nos pone de
manifiesto, desde las columnas del coro, frontis de este retablo, toda
la exquisitez, paciencia, afiligranada labor y buen gusto de verdadero
artista, en la multitud de adornos platerescos, finos, elegantes,
airosos, expresivos; en el tamaño, figura y colores del bajo relieve y
esculturas que constituyen una verdadera joya del arte.»


OBJETOS ARTÍSTICOS.

Además de las admirables tallas en piedra del bajo relieve del coro, a
que hace referencia el Sr. Grandés, las cuales tienen toda la graciosa
distinción del Renacimiento, el arcipreste Sr. Fernández de Basterra nos
hizo notar las delicadísimas labores de la puerta que da al jardín, en
Santa María; una imagen de Santa Ana, sentada, teniendo en brazos a la
Virgen, que parece del siglo XIV y está retirada del culto hace más de
sesenta años; el retablo del altar mayor, construído en los años últimos
del siglo XVI y primeros del XVII, por un escultor natural y vecino de
Salvatierra, llamado D. Lope de Larrea, y un notabilísimo frontal de
moaré verde, bordado en sedas de colores, representando flores y
pájaros, obra del siglo XVIII, que fué, según la tradición, la falda de
una dama muy principal, quien tras de algunos años pecadores,
arrepentida y contrita de sus culpas, hizo voto de penitencia y alcanzó
la gracia especial de que sus ropas, todas de seda y terciopelo, y sus
joyas, todas riquísimas, fuesen, en remisión de sus pecados,
incorporadas al culto de la parroquia.

En otros templos del arciprestazgo de Salvatierra existen los siguientes
objetos artísticos:

En Ilarduya, una pila bautismal, semejante, por la belleza de sus
relieves, a la de Hueto de Arriba.

[Illustration: SALVATIERRA

Iglesia de Santa María.

Iglesia de San Juan.]

En Eguino, un terno encarnado de estameña y otra casulla de seda de
igual color, ambos bordados con singular primor y maestría,
representando pájaros y flores.

En Audícana, un tríptico del siglo XVI, con escenas de la Pasión y
muerte de Jesús y una capa encarnada, bordada al realce.

En Araya y en la capilla de los Carrillos, un túmulo de mármol blanco,
con la estatua yacente de un guerrero esculpida con gran limpieza; un
altar del Carmen, con su Purgatorio, cuyas figuras de madera, en bajo
relieve, están preciosamente talladas, y una linda caja de concha, con
sus cantoneras, asa, cerrajilla, cadenas filigranadas y otros objetos de
plata, que servía de urna o sagrario para la Custodia.



SOJOGUTI


EL LUGAR.

Está situado como a dos kilómetros de Arciniega y lo forman diez casas
dispersas, con cincuenta y tantos habitantes.


MONUMENTOS.

Su iglesia, dedicada a la Asunción de Nuestra Señora, es insignificante,
y lo sólo digno de mención es el torreón, único testimonio en pie del
antiguo castillo de Sojoguti.

[Illustration: SOJOGUTI Restos de Torreón.]

El torreón, de gran altura, fabricado de piedra sillería, tiene hasta
cinco pisos, que interiormente están marcados por su escalera de caracol
y exteriormente por las líneas de sus aspilleras y saeteras.



ULLÍBARRI-ARRAZUA


EL LUGAR.

Está enclavado a 10 kilómetros de Vitoria, y tiene 25 viviendas y unos
100 vecinos.


MONUMENTOS.

Es digna de mención su iglesia parroquial, consagrada a San Esteban, de
estilo románico de transición, puesto que ya en sus arcos se inicia la
ojiva.

La portada representa una ornamentación más rica y suntuosa que la
mayoría de los templos de este período, con la notable singularidad--ya
señalada por el Sr. Apraiz en sus _Estudios del románico en Álava_--de
que en los adornos de su arcada aparecen motivos realistas, de
mascarones, gimias, canes, etc. (Lám. 92.)



UNZÁ


EL LUGAR.

Está al sur de las sierras de Guibijo, junto a la carretera de Vitoria a
Orduña, y tiene 20 casas y 127 habitantes.


MONUMENTOS.

[Illustration: Lámina 92.

ULLÍBARRI-ARRAZUA Puerta de la iglesia.

(_Fot. L. E._)]

[Illustration: Lámina 93.

URRÚNAGA Puerta de la iglesia.

(_Fot. L. E._)]

La iglesia parroquial, del arciprestazgo de Ayala, está dedicada a San
Fausto, y es digna de mención por la pureza de su estilo románico,
manifiesto en la severidad de su portada, de grandes dovelas sin el
menor ornato, descansando sobre machones bajos y recios, y de columnas
lisas, bajas y sólidas, con capiteles muy característicos.



URRIALDO


EL LUGAR.

Es un pequeño caserío, dependiente del Municipio de Mártioda y agregado
a él. Tiene cinco viviendas y unos 20 vecinos.


MONUMENTOS.

La ermita de Nuestra Señora de la Asunción es un bellísimo ejemplar
románico. Se compone del cuerpo de la nave y del ábside, adosado a él,
no circular, sino en prolongación.

Esta ermita, de pobre, de miserable aspecto, esconde en la
insignificancia de su fachada uno de los pórticos románicos más
elegantemente sobrios de los centenares que en Álava hemos contemplado.
(Lám. 94.)

[Illustration: URRIALDO Ventana del sur de la ermita.]

El ábside--que ya hemos dicho se hace notar por no tener la forma
circular corriente--ofrece al investigador tres admirables,
delicadísimas fenestras, cuyos arcos, orlados de baquetones ajedrezados
y conchas, se apoyan en columnas de una elegancia incomparable.



URRÚNAGA


EL LUGAR.

Se encuentra a tres kilómetros de Villarreal y tiene 39 casas y unos 160
vecinos.


MONUMENTOS.

Es notable su iglesia parroquial, perteneciente al arciprestazgo de
Villarreal, y dedicada a San Juan Bautista.

Como la mayoría de los templos rurales alaveses, el de Urrúnaga más
parece mesón o venta. Sin embargo, la portada llama bastante la atención
por su estilo románicoojival; no es, como en tantas otras, sencillo y
pobre, sino tan suntuoso y rico, que sorprende.

Los arcos, como en La Bastida y en Estíbaliz, ofrecen cada cual un
motivo de ornamentación diverso; ahora son baquetones, luego conchas,
luego frutas, luego vástagos.

En las columnas puede estudiarse el mismo alarde de fantasía ornamental
y de ejecución primorosa y delicada.

En los fustes se ven labrados entrelazos, cada uno diferente y todos
bellísimos; y los calados de los capiteles tan asombrosos, tan pasmosos,
son verdaderamente admirables. (Lám. 93.)



ZALDUENDO


LA VILLA.

Está situada al noreste de Vitoria, con la que comunica por el camino
vecinal de Salvatierra. Tiene cerca de 100 viviendas y 300 almas.

[Illustration: Lámina 94.

URRIALDO Puerta de la ermita de la Asunción.

ZUAZO DE ÁLAVA Puerta de la iglesia.

(_Fotografías L. E._)]


MONUMENTOS.

Zalduendo es una de las más antiguas villas alavesas, pues figura en el
_Catálogo de San Millán_ con el nombre de Zalduhondo, situado en la
merindad de Eguílaz. Don Alfonso XI, en 1332, otorgó a Salvatierra el
señorío sobre Zalduendo, y más tarde, cuando D. Pedro López de Ayala
casó a su hija D.^a Constanza con D. Pedro de Guevara, la dió en dote la
villa de Zalduendo, por lo que Zalduendo, desde entonces, perteneció a
los Condes de Oñate. La Casa solariega de éstos es lo único notable de
la villa.

[Illustration: ZALDUENDO Casa solariega de los Villafranca.]

Trátase de un antiguo palacete, de un solo piso, que tiene una bonita
portada, con un frontón liso y dos órdenes de columnas dóricojónicas.

Sobre el frontón y sosteniendo otras dos columnas más pequeñas que
encuadran el escudo de armas, hay dos estatuas de Hércules. El escudo,
en relieve, ostenta esculpidos los blasones de Oñate y de Villafranca.



ZAMBRANA


LA VILLA.

Está situada a 29 kilómetros de Vitoria, en un terreno fértil, regado
por el Ebro, el Zadorra y el Inglares. Se compone de 120 viviendas y 380
habitantes.


MONUMENTOS.

La villa de Zambrana es antiquísima, pues con el nombre de Cembrana
figura ya en los comienzos del siglo XI, según consta por escritura de
donación hecha por el Rey de Navarra a favor de Fortunio Sánchez,
cediéndole los solares y divisas que en ella tenía.

Con el mismo nombre de Cembrana figura en el _Catálogo de San Millán_.
Fué aldea de Berantevilla hasta el año de 1744, en que Felipe IV le
concedió el título de villa con jurisdicción propia. Perteneció al
señorío del Marqués de Mirabel.

[Illustration: ZAMBRANA Ruinas de la ermita de San Roque.]

Su iglesia parroquial del arciprestazgo de La Bastida, está consagrada a
Santa Lucia y ha sufrido diversas transformaciones, con la consiguiente
mezcla de estilos. En cambio, las ruinas de la vieja ermita de San
Roque, en las afueras de la villa, dan la impresión de un estilo
románico purísimo.



ZUAZO DE ÁLAVA


EL LUGAR.

Está a cuatro kilómetros de Vitoria, en la fertilísima llanura de este
nombre y tiene 25 casas y unos 70 vecinos.


MONUMENTOS.

Su iglesia parroquial, dedicada a San Millán y adscrita al arciprestazgo
de Armentia, es uno de los pocos monumentos románicos anteriores a la
influencia ojival.

La fachada, sencilla y pobre, con aspecto de venta o de mesón, ofrece
una portada característica por la regularidad de sus arcos de sobrio
dovelaje y columnas lisas, sin otra ornamentación que las sencillas
hojas de sus capiteles. (Lám. 94.)

El interior responde exactamente al espíritu adusto, noble y ascético
que informara las construcciones románicas, por lo cual la iglesia de
Zuazo de Álava--no incluída, por cierto, en el catálogo del señor
Apraiz--es una de las más interesantes de la provincia.



ZUAZO DE CUARTANGO


EL LUGAR.

Cercano a la vía férrea de Bilbao a Miranda, como a siete kilómetros de
Andagoya, está Zuazo de Cuartango, lugar de 17 viviendas y 60 vecinos.

[Illustration: Lámina 95.

ZUAZO DE CUARTANGO Puerta de la iglesia.

(_Fot. L.E._)]


MONUMENTOS.

Su iglesia, que es aneja a la parroquia de Aprícano, está dedicada a San
Pedro y es un curioso monumento románicoojival.

La portada, compuesta de un cuádruple arco formando con sus elegantes y
atrevidas dovelas una ojiva bastante pronunciada, es rica de
ornamentación en sus labrados capiteles y en las conchas y baquetones de
su arcada. (Lám. 95.)

El templo, en su interior, ha sufrido ciertas reformas, que no
corresponden a las esperanzas artísticas que su hermosa portada hace
concebir.

[Illustration: ZURBANO Estatua.]



ZURBANO


EL LUGAR.

Está a cinco kilómetros de Vitoria, en terrenos fértiles regados por el
río Alegría y varios arroyos, y tiene unas 50 casas y cerca de 300
vecinos.


MONUMENTOS.

Son dignos de mención en este lugar: la iglesia parroquial, del
arciprestazgo de Armentia, que está consagrada a San Esteban y es de
las contadísimas modernas de la provincia, con su portada y torre de un
estilo imitando al Renacimiento; el llamado «palacio de los
hijosdalgo»--con un cuerpo central de dos pisos y dos cuerpos laterales
que lo flanquean, más altos y bastante más modernos,--que ofrece en su
portada las señales de un severo arco románico, y encima de él, grabado
en piedra toscamente, un escudo de armas sostenido por dos figuras como
de leones, una estatua mutilada, de análogo carácter a las de Armentia,
y, finalmente, la curiosísima «columna de Zurbano»--especie de trofeo
situado en las afueras del lugar, a campo libre,--que es uno de los
monumentos más extraños y singulares.

Sobre un ancho sillar de piedra se eleva un pedestal sencillo, de
carácter completamente moderno, que desdice del resto del monumento y
aun hace sospechar que en nada se relacione con él.

El monumento propiamente dicho, es simplemente una columna de altura
como de unos cinco metros, formando una pirámide invertida.

[Illustration: ZURBANO Columna.]

Esta pirámide, cuadrangular, tiene dos caras lisas y dos labradas,
puestas alternativamente. Las caras lisas arrancan del pedestal y suben,
rectamente, hasta el remate, donde aparecen cobijadas por un tejadillo
labrado en la misma piedra. Las caras con labores arrancan desde el
pedestal y ofrecen: la del Norte, un mascaroncillo entre dos piernas;
luego una mujer desnuda, en actitud de sujetarse el vientre y, por fin,
un medio cuerpo humano que asciende, por esfuerzo de sus piernas y tiene
entre ellas, en la región posterior, otro mascaroncillo burlesco.

La cara de la columna que da al Sur ofrece en el arranque del pedestal
una figura semejante, casi diríamos idéntica, al San Lucas del
Tetramorfo, de Armentia; y luego, como cabalgando sobre él, abrazado a
la columna y en actitud de ir escalándola, un precioso desnudo que tiene
colocada burlescamente una cabeza de asno.

El realismo de estos grotescos sorprendentes parece indicar un origen
románico, como tantas otras figuras semejantes estudiadas en la
ornamentación de portadas y fenestras. De todas suertes, la «columna de
Zurbano», cuyo origen, ni documental ni fabuloso, hemos podido
averiguar, es un interesante y curiosísimo monumento.



LÍNEAS FINALES


Al terminar este CATÁLOGO, tras de un esfuerzo personal que hubiera sido
inútil y baldío, de no haber sido bondadosamente aconsejados, inspirados
y aun dirigidos, por aquellas personas que se enumeran en el Prólogo,
queremos refrendar el testimonio de nuestra gratitud, recabando para
ellas cuantos aciertos se advirtieren y pidiendo para nosotros el cargo
de los desaciertos que se hallaren en esta obra.

[Illustration]



ÍNDICE DEL TEXTO


                                                                Páginas.

PRÓLOGO.                                                               7

CAPÍTULO I.--_Monumentos prehistóricos._                              15
  Aparición del hombre en la Tierra.--Teorías de los más célebres geólogos.
    Ahsverus y Topsius.                                               16
  Esculturas prehistóricas.                                           19

CAPÍTULO II.--_Monumentos celtas._                                    21

CAPÍTULO III.--_Monumentos de la civilización romana._                27
  La vía militar.                                                     29
  Estatua de mujer--Su descubrimiento.                                33
  Descripción de la estatua.                                          34
  Lápidas romanas--Su descubrimiento.                                 35
  Lápida roja y blanca.                                               35
  Lápida sonrosada con vetas blancas.                                 35
  Lápida rosa, vetas blancas.                                         36
  Lápida rosa.                                                        36
  Fragmentos de piedra arenisca.                                      36
  Capitel hispanorromano.                                             36
  Lápida de Luzcando.                                                 37
  Lápida de Narbaja.                                                  38
  Lápida de Angostina.                                                39
  Árula de Araya.                                                     40
  Lápida de Assa.                                                     41

CAPÍTULO IV.--_Monumentos de la civilización cristiana._              43
  _Época románica._                                                   51
  _Época ojival._                                                     56
  _Época del Renacimiento._                                           60
  _Época moderna._                                                    64
  VITORIA.--_Sus monumentos y reliquias de arte._                     67
    Catedral vieja (Santa María de Suso).                             69
    Templo de San Vicente.                                            75
    Templo de San Miguel.                                             78
    Templo de San Pedro.                                              80
    Convento de San Francisco.                                        84
    Convento de Santo Domingo.                                        85
    Convento de las Brígidas.                                         86
    Convento de San Antonio.                                          88
    Casa de Misericordia (Hospicio).                                  90
    Hospital civil de Santiago.                                       92
    Palacio de la Diputación.                                         93
    Plaza Nueva.                                                      95
    Ayuntamiento.                                                     97
    Casa del Cordón.                                                  98
    Palacios de Vendaño, Álava y otros.                               98
    Catedral nueva (en construcción).                                102
  BASÍLICA DE ARMENTIA.                                              116
  BASÍLICA DE ESTÍRALIZ.                                             139
  ABERÁSTURI.                                                        153
  ALEGRÍA.                                                           153
  AMURRIO.                                                           164
  ANDAGOYA.                                                          166
  ANGOSTINA.                                                         167
  AÑUA.                                                              170
  ARCINIEGA.                                                         172
  ARGANDOÑA.                                                         175
  ARZUBIAGA.                                                         178
  BELUNZA.                                                           178
  BERNELO.                                                           180
  BETOÑO.                                                            187
  CATADIANO.                                                         190
  CICUJANO.                                                          190
  CONTRASTA.                                                         191
  DONÁS.                                                             194
  DURANA.                                                            195
  EL BURGO.                                                          197
  EL CIEGO.                                                          198
  EGUILETA.                                                          201
  ERENCHUN.                                                          203
  ESTABILLO.                                                         203
  EZQUERECOCHA.                                                      207
  GACEO.                                                             208
  GÁCETA.                                                            210
  GAMARRA-MAYOR.                                                     211
  GAMARRA-MENOR.                                                     211
  GARDELEGUI.                                                        213
  GAUNA.                                                             214
  GOJAIN.                                                            216
  GUILLERNA.                                                         218
  GUEVARA.                                                           218
  GÚJULI.                                                            220
  HUETO DE ABAJO.                                                    222
  HUETO DE ARRIBA.                                                   223
  IGOROIN.                                                           226
  LA BASTIDA.                                                        228
  LA GUARDIA.                                                        236
  LANDA.                                                             242
  LASARTE.                                                           245
  LEZA.                                                              245
  LEZAMA.                                                            249
  LEGARDA.                                                           250
  LEORZA.                                                            252
  LOPIDANA.                                                          252
  MAESTU.                                                            257
  MANURGA.                                                           259
  MAROÑO.                                                            260
  MARQUÍNEZ.                                                         260
  MENDIZÁBAL.                                                        262
  MENDOZA.                                                           265
  MEZQUÍA.                                                           267
  MIÑANO-MENOR.                                                      268
  MONASTERIOGUREN.                                                   271
  MURGA.                                                             275
  NAFARRATE.                                                         276
  NANCLARES DE GAMBOA.                                               278
  NANCLARES DE LA OCA.                                               278
  OCIO.                                                              281
  OLANO.                                                             282
  OTAZU.                                                             282
  OYARDO.                                                            286
  OYON.                                                              286
  PÁGANOS.                                                           288
  PEÑACERRADA.                                                       289
  PORTILLA.                                                          291
  QUEJANA.                                                           292
  RESPALDIZA.                                                        295
  SALINILLAS DE BURADÓN.                                             297
  SALVATIERRA.                                                       298
  SOJOGUTI.                                                          303
  ULLÍBARRI ARRAZUA.                                                 304
  UNZÁ.                                                              305
  URRIALDO.                                                          307
  URRÚNAGA.                                                          308
  ZALDUENDO.                                                         308
  ZAMBRANA.                                                          311
  ZUAZO DE ÁLAVA.                                                    312
  ZUAZO DE CUARTANGO.                                                312
  ZURBANO.                                                           314

  LÍNEAS FINALES.                                                    316



ÍNDICE GENERAL DE GRABADOS


                                                                 Páginas.

MAPA-CROQUIS DE LA PROVINCIA DE ÁLAVA.                                 5

MAPA DE LA VÍA ROMANA Y DE LOS DÓLMENES.                              31

ABERÁSTURI.--Puerta De La Iglesia. (Lámina 33.)                      152

ALEGRÍA.--_Ermita De Nuestra Señora De Ayala:
  Exterior._--Fachada del sur y ábside. (Lámina 34.)                 155
  Pórtico. (Lámina 35.)                                              158
  Interior del pórtico. (Lámina 36.)                                 159
  Puerta de entrada al templo. (Lámina 37.)                          160
  Interior de la ermita. (Lámina 38.)                                161
  Ábside. (Lámina 39.)                                               163

AMURRIO.--Capiteles De La Portada De La Iglesia.                     165

ANDAGOYA.--Imagen De Nuestra Señora. (Lámina 40.)                    168

ANGOSTINA.--Imagen De Nuestra Señora. (Lámina 41.)                   169

AÑUA.--Ábside De La Iglesia. (Lámina 42.)                            171
  Puerta De La Iglesia. (Lámina 43.)                                 173

ARAYA.--Arula.
                                                                      40
ARGANDOÑA.--Puerta De La Iglesia. (Lámina 44.)                       176
  Ábside. (Lámina 45.)                                               177

ARMENTIA.--Planta De _San Andrés_.                                   118
  _Basílica:_ Vista Exterior. (Lámina 17.)                           119
  Pórtico. (Lámina 18.)                                              121
  Relieves Del Pórtico. (Lámina 19.)                                 123
  Lucillo Del Pórtico. (Lámina 20.)                                  126
  Puerta De Entrada. (Lámina 21.)                                    128
  Interior. (Lámina 22.)                                             130
  Detalle Del Crucero. (Lámina 23.)                                  131
  Capiteles Bajo El Coro. (Lámina 24.)                               133
  El Tetramorfo: San Juan, San Marcos. (Lámina 25.)                  136
  El Tetramorfo: San Mateo Y San Lucas. (Lámina 26.)                 137
  Ábside. (Lámina 27.)                                               138

ARRÍZALA.--Dolmen.                                                   125

ARZUBIAGA.--Portada De La Iglesia. (Lámina 46.)                      179

BELUNZA.--_Iglesia:_ Vista General. (Lámina 47.)                     181
  Portada. (Lámina 48.)                                              182
  Detalle De La Portada. (Lámina 49.)                                183
  Ventana Del Sur.--Ventana Del Ábside. (Lámina 50.)                 184

BERNEDO.--Portada De La Iglesia. (Lámina 51.)                        186

BETOÑO.--Puerta De La Iglesia. (Lámina 52.)                          189

CICUJANO.--Iglesia.                                                  191

CONTRASTA.--Ábside De Nuestra Señora De Elizmendi.--Tríptico Del Altar.
    (Lámina 53.)                                                     193

DONÁS.--Capiteles De La Desaparecida Iglesia.                        193

DURANA.--Puerta De La Iglesia. (Lámina 54.)                          196

EGUÍLAZ.--Dolmen.                                                     24

EGUILETA.--Interior De La Iglesia. (Lámina 56.)                      202

EL BURGO.--Capilla Del Cementerio: Ábside.--Interior De La Capilla. (Lámina
    55.)                                                             199

EL CIEGO.--Iglesia Parroquial.                                       200

ERENCHUN.--Pórtico De La Iglesia. (Lámina 57.)                       204

ESTABILLO.--Portada De La Iglesia Parroquial.                        205

ESTÍBALIZ.--_Basílica:_ Capiteles Del Crucero (Lado Del Evangelio)   148
  Capiteles Del Crucero (Lado De La Epístola.)                       149
  Fachada Del Mediodía. (Lámina 28.)                                 141
  Puerta Del Hastial Del Sur. (Lámina 29.)                           144
  Detalle De La Portada. (Lámina 30.)                                145
  Interior Del Ábside. (Lámina 31.)                                  146
  Pila Bautismal. (Lámina 32.)                                       151

EZQUERECOCHA.--Ventana Del Ábside.                                   207

GACEO.--Iglesia. (Lámina 58.)                                        209

GÁCETA.--Detalle De La Portada De La Iglesia.                        210

GAMARRA-MENOR.--Puerta De La Ermita. (Lámina 39.)                    212

GARDELEGUI.--Iglesia. (Lámina 60.)                                   215

GAUNA.--Palacio De Los Condes De Salvatierra.--Iglesia Parroquial.   214

GOJAIN.--Puerta De La Iglesia. (Lámina 61.)                          217

GUEVARA.--Ruinas Del Palacio De Los Marqueses De Guevara.            220

GUILLERNA.--Ventana De La Iglesia. (Lámina 62.)                      221

GÚJULI.--Ventana De La Iglesia. (Lámina 62.)                         221

HUETO DE ABAJO.--Portada De La Iglesia.                              222
  Ábside De La Iglesia. (Lámina 63.)                                 224

HUETO DE ARRIBA.--Ábside De La Iglesia--Pila Bautismal. (Lámina 64.) 225

IGOROIN.--Puerta De La Iglesia. (Lámina 65.)                         227

IRUÑA.--Estatua Mutilada.                                             34
  Lápida Sonrosada.                                                   35
  Capitel Hispanorromano.                                             37

LA BASTIDA.--Puerta De La Ermita De El Cristo. (Lámina 66.)          231
  _San Martín De Los Monjes:_ Puerta De La Ermita. (Lámina 67.)      234
  Cementerio Antropoide. (Lámina 68.)                                235

LA GUARDIA.--Restos De Las Murallas.                                 237
  Portada De Santa María De Los Reyes. (Lámina 69.)                  239
  Portada De La Capilla Del Pilar. (Lámina 70.)                      241

LANDA.--Ermita De San Miguel. (Lámina 71.)                           243
  Puerta De La Iglesia Parroquial. (Lámina 72.)                      244

LASARTE.--Puerta De La Iglesia.--Ventana Lateral Del
    Ábside. (Lámina 73.)                                             246
  Ventana Central Del Ábside. (Lámina 74.)                           247

LEGARDA.--Iglesia Parroquial. (Lámina 76.)                           253

LEZA.--Iglesia Parroquial.                                           248

LEZAMA.--Palacio De Larraco.                                         249
  Puerta De La Iglesia.--Ventana. (Lámina 73.)                       251

LOPIDANA.--Ventana De La Iglesia.                                    254
  Puerta De La Iglesia. (Lámina 77.)                                 255
  Interior De La Iglesia. (Lámina 78.)                               256

LUZCANDO.--Lápida.                                                    37

MAESTU.--Portada De La Ermita De San Martín. (Lámina 79.)            258

MARQUÍNEZ.--Esculturas Prehistóricas.                                 20
  _Ermita De San Juan:_ Ventana.                                     261
  Inscripción Latina.                                                262
  La Ermita. (Lámina 80.)                                            263
  Puerta De La Ermita. (Lámina 81.)                                  264

MENDIZÁBAL.--Puerta Cegada De La Iglesia. (Lámina 82.)               266

MEZQUÍA.--Puerta De La Iglesia Parroquial. (Lámina 83.)              269

MIÑANO-MAYOR.--Detalle De La Puerta De La Iglesia. (Lámina 83.)      269

MIÑANO-MENOR.--Bóveda De La Iglesia.                                 268
  Ventana Del Sur.                                                   271

MONASTERIOGUREN.--Iglesia: Interior.                                 274
  La Iglesia. (Lámina 84.)                                           270
  Exterior Del Pórtico. (Lámina 85.)                                 272
  Interior Del Pórtico. (Lámina 86.)                                 273

MURGA.--Palacio Románico Restaurado.                                 275

NAFARRATE.--Puerta De La Iglesia. (Lámina 87.)                       277

NANCLARES DE GAMBOA.--Base De La Torre De La Iglesia. (Lámina 88.)   279

NANCLARES DE LA OCA.--Ventana De La Parroquia De La Asunción.        280

OCIO.--Ruinas Del Castillo.                                          281

OLANO.--Hastial Del Sur De La Iglesia. (Lámina 89.)                  283

OTAZU.--Puerta De La Iglesia. (Lámina 90.)                           284

OYARDO.--La Iglesia Parroquial. (Lámina 91.)                         285

OYON.--Portada De La Iglesia Parroquial.                             287

PÁGANOS.--Iglesia.                                                   288

PEÑACERRADA.--Restos De Las Murallas.                                290

PORTILLA.--Iglesia.                                                  291

QUEJANA.--Ábside Del Monasterio De San Juan.                         292
  Panteón Del Canciller López De Ayala Y De Su Mujer.                293

RESPALDIZA.--Iglesia.                                                296

SALINILLAS DE BURADÓN.--Torre Y Puerta De Las Murallas.              297

SALVATIERRA.--Cruz De Piedra.                                        300
  Iglesia De Santa María.--Iglesia De San Juan.                      302

SOJOGUTI.--Restos Del Torreón.                                       303

ULLÍBARRI ARRAZUA.--Puerta De La Iglesia. (Lámina 92.)               305

URRIALDO.--_Ermita De La Asunción._--Ventana Del Sur.                307
  Puerta De La Ermita. (Lámina 94.)                                  309

URRÚNAGA.--Puerta De La Iglesia. (Lámina 93.)                        306

VITORIA.--Vista General De La Ciudad.                                 67
  _Catedral Vieja:_ Vista Exterior.                                   70
  Planta.                                                             71
  Portada. (Lámina 1.)                                                72
  Pórtico. (Lámina 2.)                                                73
  Nuestra Señora De La Esclavitud. (Lámina 3.)                        76
  _Catedral Nueva._--Detalle De Un Ventanal De La Cripta.            105
  Detalles Del Pórtico.--Capitel Del Pórtico.                        106
  Detalle De Un Capitel De La Nave Baja.                             108
  Proyecto De La Nueva Catedral En Construcción. (Lámina 10.)        104
  Detalles Del Pórtico. (Lámina 11.)                                 107
  Capiteles Simbólicos. (Lámina 12.)                                 109
  Gárgolas. (Lámina 13.)                                             111
  Friso De Un Ventanal Ornamentado Con Motivos De La Guerra De Melilla.
    (Lámina 14.)                                                     112
  Cripta. (Lámina 15.)                                               113
  Estado De Las Obras En Octubre De 1912. (Lámina 16.)               114
  Palacio De La Diputación.                                           94
  Plaza Nueva Y Ayuntamiento.                                         96
  Patio Del Palacio De Vendaño.                                      100
  Nuestra Señora De Avendaño En La Ermita De San Martín. (Lámina 4.)  77
  Portada De La Iglesia De San Pedro. (Lámina 5.)                     81
  Convento De Las Brígidas.--Convento De San Antonio. (Lámina 6.)     89
  Casa De Misericordia.--Portada De La Iglesia De La Misericordia.
    (Lámina 7.)                                                       91
  Casa Del Cordón. (Lámina 8.)                                        99
  Palacio De Álava. (Lámina 9.)                                      101

ZALDUENDO.--Casa Solariega De Los Villafranca.                       310

ZAMBRANA.--Ruinas De La Ermita De San Roque.                         311

ZUAZO DE ÁLAVA.--Puerta De La Iglesia. (Lámina 94.)                  309

ZUAZO DE CUARTANGO.--Puerta De La Iglesia. (Lámina 95.)              313

ZURBANO.--Estatua.                                                   314
  Columna.                                                           315

[Illustration]

      ESTE LIBRO, CUYA PUBLICACIÓN ORDENÓ EL MINISTRO,
         EXCMO. SEÑOR CONDE DE ESTEBAN COLLANTES,
     SE ACABÓ DE IMPRIMIR EL DÍA VEINTE DE NOVIEMBRE
        DEL AÑO DEL SEÑOR MIL NOVECIENTOS QUINCE,
  EN EL ESTABLECIMIENTO TIPOGRÁFICO «SUCESORES DE RIVADENEYRA»,
   BAJO LA INSPECCIÓN DEL DIRECTOR GENERAL DE BELLAS ARTES,
       EXCMO. SEÑOR DON PEDRO POGGIO Y ÁLVAREZ,
       SIENDO MINISTRO DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA
     EL EXCMO. SEÑOR DON RAFAEL ANDRADE Y NAVARRETE.

       *       *       *       *       *


errores corregidos:

se ha descripto=> se ha descrito {pg 34}

la incripción=> la inscripción {pg 40}

las singlas=> las siglas {pg 41}

Alava=> Álava {9 veces}





*** End of this LibraryBlog Digital Book "Catálogo Monumental de España; Provincia de Álava - Inventario general de los monumentos históricos y artísticos - de al nación." ***

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