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Title: La venganza de Don Mendo
Author: Seca, Pedro Muñoz
Language: Spanish
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*** Start of this LibraryBlog Digital Book "La venganza de Don Mendo" ***


made available by the HathiTrust Digital Library.)



  LA VENGANZA DE DON MENDO



  PEDRO MUÑOZ SECA

  LA VENGANZA DE DON MENDO

  CARICATURA DE TRAGEDIA

  EN CUATRO JORNADAS, ORIGINAL, ESCRITA
  EN VERSO, CON ALGÚN QUE OTRO RIPIO

  Estrenada, con gran éxito, en el Teatro de la Comedia, de Madrid,
  la noche del 20 de Diciembre de 1918.

  SEGUNDA EDICIÓN

  MADRID
  SUCESORES DE HERNANDO (EDITORES)
  CALLE DEL ARENAL, 11.
  1920



  ES PROPIEDAD

  Copyright by Pedro Muñoz
  Seca, 1920.


  Imprenta Helénica. Pasaje de la Alhambra, núm. 3, Madrid.



REPARTO


  PERSONAJES          ACTORES

  _Magdalena_         Sra.  Jiménez.

  _Azofaifa_          Srta. Carboné.

  _Doña Ramírez_      Sra.  Alba.

  _Doña Berenguela_         Mesa.

  _Marquesa_          Srta. Redondo.

  _Duquesa_                 Rey.

  _Raquel_            Sra.  Villa.

  _Ester_             Srta. León.

  _Rezaida_                 Lobo.

  _Aljalamita_              Jiménez (J.)

  _Ninón_                   Caba.

  _Mencías_                 Delgado.

  _Don Mendo_         Sr.   Bonafé.

  _Don Pero_                Zorrilla.

  _Don Nuño_                Espantaleón.

  _Moncada_                 González.

  _Abad_            }
  _Don Alfonso VII_ }       Del Valle.

  _Bertoldino_      }
  _Froilán_         }       Asquerino.

  _Clodulfo_        }
  _Girona_          }       Moreno.

  _Don Lupo_                Riquelme.

  _León_                    De Marcos.

  _Sigüenza_        }
  _Manfredo_        }       Pereda.

  _Marcial_                 Morilla.

  _Alí-Faféz_               Caba.

  _Don Juan_        }
  _Don Lope_        }       García.

  _Don Gil_         }
  _Lorenzana_       }       Insúa.

  _Don Suero_       }
  _Aldana_          }       Granja.

  _Don Cleto_       }
  _Oliva_           }       Lozano.

  _Don Tirso_               Granja.

  Damas, pajes 1.º y 2.º, heraldos 1.º y 2.º, tamborilero, pifanero,
  frailes, escuderos, ballesteros y halconeros.

NOTA.—Para facilitar el reparto de esta obra, sepan los directores
de compañías que un mismo actor puede interpretar los papeles de
Lorenzana, Abad y Alfonso VII; otro, los de Bertoldino, Clodulfo,
Froilán y Alí-Faféz; otro, los de Aldana, Don Juan y Don Lope; otro,
los de Oliva, Don Tirso y Don Lupo; y lo mismo ocurre con los de
Sigüenza y Manfredo; León y Girona; Marcial y Don Suero, etc., etc.



  A su querido amigo y protector el Excelentísimo Señor Don José
  Sánchez Guerra,

  _El autor._



JORNADA PRIMERA


Sala de armas del castillo de don Nuño Manso de Jarama, Conde del
Olmo. En el lateral derecha, primer término, una puerta. En segundo
término y en ochava, una enorme chimenea. En el foro, puertas y
ventanales que comunican con una terraza. En el lateral izquierdo,
primer término, el arranque de una galería abovedada. En último
término, otra puerta. Tapices, muebles riquísimos, armaduras, etc.,
etc. Es de noche. Hermosos candelabros dan luz a la estancia. En la
chimenea, viva lumbre. La acción, en las cercanías de León, allá en
el siglo XII, durante el reinado de Alfonso VII.

  Al levantarse el telón están en escena el CONDE DON NUÑO,
  MAGDALENA, su hija, DOÑA RAMÍREZ, su dueña, DOÑA NINÓN,
  BERTOLDINO, un joven juglar, LORENZANA, ALDANA, OLIVA, varios
  escuderos y todas las mujeres que componen la servidumbre del
  castillo, dos FRAILES y dos PAJES. El CONDE, en un gran sillón,
  cerca de la lumbre, presidiendo el cotarro, y los demás formando
  artístico grupo y escuchando a BERTOLDINO, que en el centro de la
  escena está recitando una trova.

NUÑO

(_A BERTOLDINO muy campanudamente._)

  Ese canto, juglar, es un encanto.
  Hame gustado desde su principio,
  y es prodigioso que entre tanto canto
  no exista ningún ripio.

MAGDALENA

  Verdad.

NUÑO

(_A BERTOLDINO._)

          Seguid.

BERTOLDINO

(_Inclinándose respetuoso._)

                  Mandad.

NUÑO

(_Enérgico a varios que cuchichean._)

                          ¡Callad!

[Ilustración: Don Nuño]

BERTOLDINO

  Oíd.

(_Se hace un gran silencio y recita enfáticamente._)

  Los cuatro hermanos Quiñones
  a la lucha se aprestaron,
  y al correr de sus bridones,
  como cuatro exhalaciones,
  hasta el castillo llegaron.
  ¡Ah del castillo!—dijeron—.
  ¡Bajad presto ese rastrillo!
  Callaron y nada oyeron,
  sordos sin duda se hicieron
  los infantes del castillo.
  ¡Tended el puente!... ¡Tendello!
  Pues de no hacello, ¡pardiez!,
  antes del primer destello
  domaremos la altivez
  de esa torre, habéis de vello...
  Entonces los infanzones
  contestaron: ¡Pobres locos!...
  Para asaltar torreones,
  cuatro Quiñones son pocos.
  ¡Hacen falta más Quiñones!
  Cesad en vuestra aventura,
  porque aventura es aquesta
  que dura, porque perdura
  el bodoque en mi ballesta...
  Y a una señal, dispararon
  los certeros ballesteros,
  y de tal guisa atinaron,
  que por el suelo rodaron
  corceles y caballeros.

(_Murmullos de aprobación._)

  Y según los cronicones
  aquí termina la historia
  de doña Aldonza Briones,
  cuñada de los Quiñones
  y prima de los Hontoria.

(_Nuevos murmullos._)

NUÑO

  Esas estrofas magnánimas
  son dignas del estro vuestro.

(_Suena una campana._)

BERTOLDINO

  Gracias, gran señor.

NUÑO

(_Levantándose solemne._)

                       ¡Las ánimas!

(_Todos se ponen de pie._)

  Padre nuestro...

(_Se arrodilla y reza._)

TODOS

(_Imitándole._)

                   Padre nuestro...

(_Pausa. La campana, dentro, continúa un breve instante sonando
lastimosamente._)

NUÑO

  Y ahora, deudos, retiraos,
  que es tarde, y no es ocasión
  de veladas ni saraos.
  Recibid mi bendición.

(_Los bendice._)

  Magdalena y vos, quedaos.

(_MAGDALENA y DOÑA RAMÍREZ se inclinan y se colocan tras él, en tanto
desfila ante el CONDE toda la servidumbre._)

  Adiós, mi fiel Lorenzana
  y Guillena de Aragón...
  Buenas noches, Pedro Aldana.
  Descansad... Hasta mañana,
  Luis de Oliva... Adiós, Ninón...

(_Quedan en escena el CONDE, MAGDALENA y DOÑA RAMÍREZ. Bueno, el
CONDE, que ya es anciano, es un tío capaz de quitar, no digo el hipo,
sino la hipoclorhidria; MAGDALENA es una muchacha como de veinte
años, de trenzas rubias, y DOÑA RAMÍREZ una mujer como de cincuenta,
algo bigotuda y tal._)

  Ahora que estamos solos, oídme atentas.
  Necesito que hablemos un instante
  de algo para los dos muy importante.

(_MAGDALENA toma asiento y el CONDE la imita, diciéndola sin
reproche:_)

  Me sentaré, puesto que tú te sientas.

MAGDALENA

  Dime, padre y señor.

NUÑO

                       Digo, hija mía,
  y al decirlo Dios sabe que lo siento,
  que he concertado al fin tu casamiento,
  cosa que no es ninguna tontería.

(_MAGDALENA se estremece, casi pierde el sentido._)

  ¿Te inmutas?

MAGDALENA

(_Reponiéndose y procurando sonreír._)

               ¡No, por Dios!

NUÑO

(_Trágicamente escamado._)

                              Pues parecióme.

MAGDALENA

  No extrañes que el rubor mi rostro queme;
  de improviso cogióme
  la noticia feliz... e impresionéme.

NUÑO

  Has cumplido, si yo mal no recuerdo,
  veinte abriles.

MAGDALENA

                  Exacto.

NUÑO

                          No eres lerda.
  Pues toda la familia está de acuerdo
  en que eres mi trasunto, y si soy cuerdo,
  siendo tú mi trasunto, serás cuerda.
  Eres bella... ¿Qué dije? Eres divina,
  como lo fué tu madre doña Evina.

MAGDALENA

  Gracias, padre y señor.

NUÑO

                          Modestia aparte.
  Sabes latín, un poco de cocina,
  e igual puedes dorar una lubina
  que discutir de ciencias y aun de arte.
  Tu dote es colosal, cual mi fortuna,
  y es tan alta tu cuna,
  es nuestra estirpe de tan alta rama,
  que esto grabé en mi torre de Porcuna:
  «La cuna de los Manso de Jarama,
  a fuerza de ser alta cual ninguna,
  más que cuna dijérase que es cama.»

MAGDALENA

(_Atajándole nerviosamente._)

  ¿Y con quién mi boda, padre, has concertado?

NUÑO

  Con un caballero gentil y educado
  que es Duque y privado del Rey mi señor.

MAGDALENA

  ¿El Duque de Toro?...

NUÑO

                        Lo has adivinado,
  El Duque de Toro, don Pero Collado,
  que ha querido hacernos con su amor, honor.

MAGDALENA

  ¿Y te habló don Pero?...

NUÑO

                           Y don Pero hablóme
  y afable y rendido tu mano pidióme,
  y yo que era suya al fin contestelle;
  y él agradecido besóme, abrazóme,
  y al ver el agrado con que yo mirelle
  en la mano diestra cuatro besos dióme;
  y luego me dijo con voz embargada:
  Dígale, don Nuño, que presto mi espada
  rendiré ante ella, que presto iré a vella,
  que presto la boda será celebrada
  para que termine presto mi querella...

(_Levantándose._)

  Conque, Magdalena, tu suerte está echada,
  mi palabra dada y mi honor en ella;
  serás muy en breve duquesa y privada;
  no puedes quejarte de tu buena estrella.

MAGDALENA

  Gracias, padre, gracias.

NUÑO

                           Noto tu alegría.

MAGDALENA

  Haré lo que ordenas.

NUÑO

                       De tu amor lo espero.

MAGDALENA

  Puesto que lo quieres, seré de don Pero.

NUÑO

  Serás de don Pero.

(_La besa._)

                     Adiós, hija mía.

(_Se va por la puerta de la derecha._)

MAGDALENA

(_Aterrada, dejándose caer sin fuerzas en una silla, digo sin
fuerzas, porque si se deja caer con fuerza puede hacerse daño._)

  ¡Ya escuchaste lo que dijo!...

RAMÍREZ

  Claro está que lo escuché,
  y sólo a fuerza de fuerzas
  me he podido contener,
  que tal temblor dió a mi cuerpo,
  tal hormiguillo a mis pies,
  que no sé cómo don Nuño
  no lo advirtió, no lo sé.
  ¡Casarte tú con el Duque
  siendo amante del Marqués!...
  ¡Ser esposa de don Pero
  la que de don Mendo es!...
  ¡Si el Marqués lo sabe!...

MAGDALENA

                             ¡Calla!

RAMÍREZ

  ¡Si el Duque se entera!...

MAGDALENA

                             ¡Bien!

RAMÍREZ

  ¡Si al Conde le dicen!...

MAGDALENA

                            ¡Cielos!

RAMÍREZ

  ¡Y si tú lo ocultas!...

MAGDALENA

(_Nerviosa, cargada._)

                          ¡Eh!
  ¡Basta ya, doña Ramírez!
  ¿No ves que sufro? ¡Rediez!

RAMÍREZ

  Muda seré si lo ordenas.
  Si lo mandas, callaré;
  pero ante Dios sólo puedes
  casarte con el Marqués,
  porque al Marqués entregaste
  tu voluntad y tu fe;
  porque te pasas las noches
  en tierno idilio con él;
  porque esa escala maldita
  le arrojaste una vez
  sólo por darle una mano
  y él se ha tomado los pies.

(_A un gesto de MAGDALENA._)

  No te ofendas, Magdalena,
  mas yo sé, porque lo sé,
  que la mujer que recibe
  en su castillo a un doncel,
  con él se casa, o no tiene
  todo lo que hay que tener.

MAGDALENA

  Me insultas, doña Ramírez.
  No sé cómo en mi altivez
  me contengo.

RAMÍREZ

               Reflexiona
  que lo digo por tu bien.

MAGDALENA

  ¡Pero si ya no le amo;
  si ya no tengo en él fe;
  si es de mi padre enemigo!
  ¡Si no sé por qué le amé!

RAMÍREZ

  El te idolatra.

MAGDALENA

                  ¿Qué importa?
  ¿Qué puedo esperar de él,
  si carece de fortuna
  y no es amigo del Rey?
  No, doña Ramírez, nunca:
  no me conviene el Marqués.
  Quiero triunfar en la corte,
  quiero brillar, quiero ser
  algo que mucho ambiciono.
  ¡Quiero serlo y lo seré!

RAMÍREZ

  ¿Pero y don Mendo, señora?

MAGDALENA

  Yo sabré librarme de él.

RAMÍREZ

  ¿Y si don Pero se entera
  de aqueste engaño?

MAGDALENA

                     ¿Por quién?

RAMÍREZ

  ¿Y si don Nuño?...

MAGDALENA

                     Mi padre
  dió su palabra antiayer
  al de Toro, y yo por fuerza
  le tengo que obedecer.

(_Suena dentro un laúd que toca el conocido cuplé de El Relicario._)

RAMÍREZ

  Entonces...

MAGDALENA

              ¡Calla!

(_Escucha._)

RAMÍREZ

                       ¡Dios mío!
  ¡Esa música!...

MAGDALENA

                  ¡El Marqués!
  Arroja presto la escala.
  Déjame a solas con él.

(_Se sienta pensativa. DOÑA RAMÍREZ abre una de las puertas del foro,
se asoma a la terraza y arroja una escala._)

  Quisiera amarle y no puedo.
  Fué mi amor una mentira,
  porque no es amor, es miedo
  lo que don Mendo me inspira.

RAMÍREZ

(_Haciendo mutis por la galería de la izquierda._)

  Pues lo mandan, es razón
  que sea muda, ciega y sorda,
  pero me da el corazón
  que aquí se va a armar la gorda.

(_Vase. Por la puerta del foro que deja abierta DOÑA RAMÍREZ, entra
en escena DON MENDO, apuesto caballero como de treinta años, bien
vestido y mejor armado._)

MAGDALENA

(_Yendo hacia él y cayendo en sus brazos._)

  ¡Don Mendo!

MENDO

(_Declamando tristemente._)

              ¡Magdalena!
  Hoy no vengo a tu lado
  cual otras noches, loco, apasionado...
  porque hoy traigo una pena
  que a mi pecho destroza, Magdalena.

MAGDALENA

  ¿Tú triste? ¿Tú apenado? ¿Tú sufriendo?
  ¿Pero qué estoy oyendo?
  Relátame tus cuitas, ¡oh, don Mendo!

(_Ofreciéndole una dura banqueta, bastante incómoda._)

  Acomódate aquí.

MENDO

                  Preferiría
  aquel, de cuero, blando catrecillo,
  pues del arzón, sin duda, vida mía,
  tengo no sé si un grano o un barrillo.

[Ilustración: Magdalena]

MAGDALENA

  ¡Y has venido sufriendo!

MENDO

                           ¡Mucho!... ¡Mucho!

MAGDALENA

  ¿Cómo no quieres, di, que te idolatre?
  Apóyate en mi brazo, ocupa el catre
  y cuéntame tu mal, que ya te escucho.

(_Ocupa DON MENDO un catrecillo de cuero y MAGDALENA se arrodilla a
su lado. Pausa._)

  Ha un rato que te espero, Mendo amado,
  ¿por qué restas callado?

MENDO

  No resto, no; es que lucho,
  pero ya mi mutismo ha terminado;
  vine a desembuchar y desembucho.
  Voy a contarte, amor mío,
  una historia infortunada:
  la historia de una velada
  en el castillo sombrío
  del Marqués de la Moncada.
  Ayer... ¡triste día el de ayer!...
  Antes del anochecer
  y en mi alazán caballero
  iba yo con mi escudero
  por el parque de Alcover,
  cuando cerca de la cerca
  que pone fin a la alberca
  de los predios de Albornoz,
  me llamó en alto una voz,
  una voz que insistió terca.
  Hice en seco una parada,
  volví el rostro, y la voz era
  del Marqués de la Moncada,
  que con otro camarada
  estaba al pie de una higuera.

MAGDALENA

  ¿Quién era el otro?

MENDO

                      El Barón
  de Vedia, un aragonés
  antipático y zumbón
  que está en casa del Marqués
  de huésped o de gorrón.
  Hablamos... ¿Y vos que hacéis?...
  Aburrirme... Y el de Vedia
  dijo: No os aburriréis;
  os propongo, si queréis,
  jugar a las siete y media.

MAGDALENA

  ¿Y por qué marcó esa hora
  tan rara? Pudo ser luego...

MENDO

  Es que tu inocencia ignora
  que a más de una hora, señora,
  las siete y media es un juego.

MAGDALENA

  ¿Un juego?

MENDO

             Y un juego vil
  que no hay que jugarle a ciegas,
  pues juegas cien veces, mil,
  y de las mil, ves febril
  que o te pasas o no llegas.
  Y el no llegar da dolor,
  pues indica que mal tasas
  y eres del otro deudor.
  Mas ¡ay de ti si te pasas!
  ¡Si te pasas es peor!

MAGDALENA

  ¿Y tú... don Mendo?

MENDO

                      ¡Serena
  escúchame, Magdalena,
  porque no fuí yo... no fuí!
  Fué el maldito cariñena
  que se apoderó de mí.
  Entre un vaso y otro vaso
  el Barón las cartas dió;
  yo vi un cinco, y dije «paso»,
  el Marqués creyó otro el caso,
  pidió carta... y se pasó.
  El Barón dijo «plantado»;
  el corazón me dió un brinco;
  descubrió el naipe tapado
  y era un seis, el mío era un cinco;
  el Barón había ganado.
  Otra y otra vez jugué,
  pero nada conseguí,
  quince veces me pasé,
  y una vez que me planté
  volví mi naipe... y perdí.
  Ya mi peculio en un brete
  al fin me da Vedia un siete;
  le pido naipe al de Vedia,
  y Vedia pone una media
  sobre el mugriento tapete.
  Mas otro siete él tenía
  y también naipe pidió...
  y negra suerte la mía,
  que siete y media cantó
  y me ganó en la porfía...
  Mil dineros se llevó,
  ¡por vida de Satanás!
  Y más tarde... ¡qué sé yo!
  de boquilla se jugó,
  y me ganó diez mil más.
  ¿Te haces cargo, di, amor mío?
  ¿Te haces cargo de mis males?
  ¿Ves ya por qué no sonrío?
  ¿Comprendes por qué este río
  brota de mis lagrimales?

(_Se seca una lágrima de cada ojo._)

  Yo mal no quedo, ¡no quedo!
  ¡Quien diga que yo un borrón
  eché a mi grey que alce el dedo!...
  Y como pagar no puedo
  los dineros al Barón,
  para acabar de sufrir
  he decidido... partir
  a otras tierras, a otro abrigo.

MAGDALENA

(_Ocultando su alegría._)

  ¿Qué me dices?... ¿Vas a huir?

MENDO

  Voy a huir, pero contigo.

MAGDALENA

  ¿Perdiste el juicio?

MENDO

                       No tal.
  Resuelto está, vive Dios.
  Y si te parece mal,
  aquí mesmo, este puñal

(_Saca un puñal enorme._)

  nos dará muerte a los dos.
  Primero lo hundiré en ti,
  y te daré muerte, sí,
  ¡lo juro por Belcebú!,
  y luego tú misma, tú,
  hundes el acero en mí.

MAGDALENA

(_Ocultando su miedo._)

  Es que tú puedes pagar
  con algo... que alguien te preste...
  y luego para medrar
  puedes partir con la hueste
  que organiza el de Melgar.
  Y yo aquí te aguardaría
  y al Conde prepararía,
  y al volver de tu cruzada
  nuestra unión sancionaría.

MENDO

  ¡Calla!

MAGDALENA

          ¡Sí!... ¿Qué piensas?

MENDO

                                ¡Nada!

MAGDALENA

  ¡Salvado, don Mendo, estás!
  Pagas las deudas, te vas,
  luchas, vences, y al regreso
  loca de amor me hallarás
  aquí.

MENDO

        ¡Nunca!... ¡Nunca!...

MAGDALENA

                              ¿Y eso?

MENDO

  Porque... ¿cómo a pagar voy?

MAGDALENA

  ¿Cómo?

(_Se dirige a un mueble y saca un estuche de orfebrería._)

         Si ya tuya soy
  y lo mío tuyo es...

(_Le da el estuche._)

  este collar que te doy
  has de aceptarlo, Marqués.

MENDO

  ¡Dios santo!

MAGDALENA

               Ve mi intención,
  de rodillas te lo ruego,
  véndelo, paga al Barón,
  tu honor salva, y parte luego
  a unirte al rey de Aragón.

MENDO

(_Dudando._)

  Es que...

MAGDALENA

            Todo está arreglado.

MENDO

  Pero mi honor...

MAGDALENA

                   No comprendo...

MENDO

  Temo que algún deslenguado
  lo sepa, y diga: don Mendo
  es un vil y un desahogado,
  que sin pizca de aprensión
  aprovechó una ocasión
  que él creyó propicia y obvia
  y pagó a cierto Barón
  con alhajas de su nobvia.
  Y me anulo y me atribulo
  y mi horror no disimulo,
  pues aunque el nombre te asombre
  quien obra así tiene un nombre,
  y ese nombre es el de... chulo.

MAGDALENA

  ¡Basta, don Mendo!

MENDO

                     ¡No!... ¡No!...

MAGDALENA

(_Trágica._)

  ¡O aceptas ese collar
  que mi mano te donó,
  o tú no me has de matar,
  pues he de matarme yo!

(_Ruido de espadas que chocan dentro._)

MENDO

  ¡Calla!

MAGDALENA

          ¿Qué es eso?... ¡Dios santo!...

MENDO

  Al pie de este torreón
  alguien riñe con tesón...

RAMÍREZ

(_Entrando en escena asustadísima._)

  ¡Ay, Magdalena! ¡Qué espanto!...

MENDO

  ¿Qué ocurre?

RAMÍREZ

(_A MAGDALENA._)

               ¡Salva tu honor!
  Un rufián o un caballero
  a vuestro fiel escudero
  ha puesto en fuga.

MAGDALENA

                     ¡Qué horror!

RAMÍREZ

  ¡Y diciendo no sé qué,
  por la escala está subiendo!

MAGDALENA

  ¡Tú tienes mi honor, don Mendo!

MENDO

  Pues ten en mi espada fe.
  Y de ese honor al conjuro,
  juro que morir prefiero
  a delatarte; lo juro
  por mi fe de caballero.

(_Se van por la izquierda DOÑA RAMÍREZ y MAGDALENA. Pausa. DON MENDO
desenvaina su espada y se emboza._)

  ¡Por vida!... Si hay que luchar
  y lucha habrá, si hay quien luche
  puede estorbarme el estuche...
  el estuche del collar.

(_Arroja el estuche al suelo y se cuelga el collar del brazo._)

(_Por el fondo, y también embozado, entra DON PERO, por una de las
ventanas, y se detiene al ver a DON MENDO._)

  ¿Quién se acerca inoportuno?

PERO

  ¡Uno!

MENDO

  ¿Sabe qué suerte le cabe?

PERO

  ¡Qué sabe!

(_Saca la espada._)

MENDO

  ¿Y qué le impulsó a subir?

PERO

  ¡Reñir!

MENDO

  ¿Dijo reñir o morir?

PERO

  Reñir y matar si cabe,
  que entró por ese arquitrabe
  uno que sabe reñir.

MENDO

  Morirás, ¡rayos y truenos!

PERO

  ¡Menos!

MENDO

  Que mi espada vidas roba.

PERO

  ¡Coba!

MENDO

  ¿Eres juglar o escudero?

PERO

  ¡Caballero!

MENDO

  Entonces con más esmero.

PERO

  Pues vamos presto a reñir,
  que no os tenga que decir
  menos coba, caballero.

MENDO

  Decid cuál es vuestro nombre.

PERO

  ¿Mi nombre queréis? ¡Pardiez!
  Pues... un hombre.

MENDO

  ¿Sólo un hombre?

PERO

  Uno que vale por diez.

MENDO

  ¡Vive el cielo!... ¡Venga el duelo!...

PERO

  ¡Vive Dios!... ¡Aunque sean dos!...

MENDO

  Habéis de medir el suelo.

PERO

  Habéis de medirlo vos.

MENDO

  ¡Por mi dama! ¡Vive el cielo!...

PERO

  ¡Por mi dama! ¡Vive Dios!...

(_Cruzan las espadas y se acometen fieramente. Dentro gritan
pidiendo socorro MAGDALENA y DOÑA RAMÍREZ._)

MENDO

(_Haciendo alto y mirando hacia ambos laterales temerosamente._)

  (Voces, ayes, luces, ruido...
  Si me ven, está perdida
  y yo con ella perdido...
  Hay que buscar la salida...)
  ¡Paso franco!

PERO

(_Gritando._)

                ¡Ah de la casa!

MENDO

  ¡Paso!

PERO

         Lo impide mi acero.

MENDO

  ¡Paso digo, caballero!

PERO

  Yo digo que no se pasa.

MENDO

  ¡Por favor!...

PERO

                 ¡No hay compasión!
  No salís, lo he decidido.

MENDO

(_Desesperado._)

  (¡Y vienen!... ¡Sí! ¡Estoy perdido!)
  ¡Paso!

PERO

         ¡Nunca!

MENDO

                 ¡Maldición!

(_Se emboza y queda con la espada desnuda en el centro de la escena.
En el foro, también embozado y espadi-desnudo queda DON PERO. Por las
distintas puertas y galerías entran todos los personajes que había en
escena al comenzar el acto. Vienen muchos de ellos con armas y otros
con hachones encendidos. MAGDALENA se presenta con el pelo suelto,
como si se acabara de levantar, y sostenida por DOÑA RAMÍREZ._)

LORENZANA

  ¿Quién llama?

ALDANA

  ¿Quién grita?

OLIVA

  ¿Qué ocurre?

[Ilustración: Bertoldino]

NINÓN

  ¡Dios santo!

BERTOLDINO

  ¿Qué es esto?
  ¡Dos hombres
  espadas en mano!...

LORENZANA

  ¡Dos hombres!...

RAMÍREZ

  ¡Qué espanto!

NINÓN

  ¡Qué miedo!

MAGDALENA

  ¡Qué horror!

BERTOLDINO

(_Por DON NUÑO._)

  ¡El Conde!

NUÑO

(_Entrando en escena con la espada desnuda._)

             ¡Silencio!
  ¡Atrás todo el mundo!
  Que sólo a mí toca
  defender mi honor.

(_Avanzando sublime._)

  Aunque anciano, matar a los dos puedo,
  que cuando empuño la tajante espada,
  ni nadie supo resistir, ni nada
  logró borrar la máxima sagrada
  que hice grabar en su hoja de Toledo.
  «Viva mi dueño», dice como un grito.
  «Viva su madre», añádese en el puño;
  y yo ambos gritos con valor repito,
  que está para cumplir lo en ella escrito
  el brazo de granito de don Nuño.
  ¡Presto!... ¡Fuera el embozo!... ¡Presto fuera!
  ¡Explicad por qué estáis en mi castillo!...
  ¿Quién sois? ¿A qué venís?

PERO

(_Desembozándose y avanzando un paso altaneramente._)

                             Es muy sencillo.

TODOS

  El de Toro.

NUÑO

              ¡Gran Dios!

MAGDALENA

(_A DOÑA RAMÍREZ._)

                          ¡El Duque era!

NUÑO

  Un rayo que a mis plantas cayese de la altura...
  un sol que a media noche luciera en la negrura...
  un cuervo que trocase su negror en albura...
  extrañáranme menos que esta loca aventura.
  ¡El de Toro en mi casa de tan rara manera!...
  Ocultas por el manto la faz y la cimera...
  con la espada desnuda y la voz altanera...
  violando mi castillo, mi honor y mi bandera.

PERO

  Tu honor, nunca, don Nuño, porque tu honor es mío,
  y por serlo, don Nuño, vine a tu señorío,
  y te juro, don Nuño, que no vine en baldío.

NUÑO

  No entiendo.

PERO

              Pues yo mesmo te explicaré este lío.
  Al despuntar el día,
  y en unión de mi paje Ginesillo,
  dejé la Corte y vine a tu castillo,
  para ver a su dueña, y dueña mía,
  cuya regia hermosura me enamora.
  Llegué de noche, mas llegué en buen hora,
  porque cuando a llamar me disponía
  vi una escala de cuerda que pendía
  de esa terraza, y que a sus pies estaba
  un hombre que a la escala defendía.
  Quise saber lo que aquel hombre hacía
  y quién era el doncel que aquí se hallaba,
  y a quién la escala, ¡vive Dios!, servía
  y qué mano la echaba
  y qué mano después la recogía.
  Que ya que aquí moraba
  la dama que el amor me destinaba,
  era muy justo hacer lo que pensaba
  y muy justo saber lo que quería.
  Puse en fuga al follón que me estorbaba,
  subí y entré, y en esta estancia había
  un hombre, y cuando yo con él reñía
  llegasteis... y eso es todo. Agora espero
  que me digáis con claridad de día
  qué aguarda y qué hace aquí tal caballero.

NUÑO

(_A DON MENDO._)

  ¡Hablad!

(_DON MENDO ni le mira._)

           ¿Calla?...

(_Terriblemente._)

                      ¡¡Magdalena!!
  ¡Esa escala en una almena!...

MAGDALENA

  ¡Padre! ¿Qué piensas de mí?

NUÑO

  ¿Eres inocente?

MAGDALENA

(_Con grandísima energía._)

                  ¡¡Sí!!
  ¡Pura como la azucena!...
  Tú mesmo has de verlo aquí,
  en mis ojos, clara luna,
  de donde tú siempre lees.

NUÑO

(_Amenazador._)

  Entonces... voy a armar una
  de las de no te menees.

(_Muy enérgico._)

  ¡A ver, pronto! ¿Quién la escala
  a ese embozado arrojó?

MENDO

  Yo mesmo.

NUÑO

            ¿Qué dices?

MENDO

                        ¡Yo!

NUÑO

  No es posible.

MENDO

                 Nadie iguala
  mi destreza en el trepar
  para una torre invadir.
  Excusaos de preguntar:
  yo la eché para bajar,
  no la usé para subir.
  Por las grietas del torreón
  trepé cual una raposa,
  que eso en mí, Conde, no es cosa
  que llame ya la atención;
  pero como en el descenso
  suele más peligro haber,
  y yo, cuando subo, pienso
  que tengo que descender,
  llevo siempre a previsión
  una escala de garduño
  y esa es la escala, don Nuño,
  que pende del torreón.

NUÑO

  ¿Y a qué subisteis?

MENDO

                      Señor...

NUÑO

  No acabo de imaginar.
  ¿Fué el amor?...

MENDO

                   No fué el amor.

NUÑO

  Entonces...

MENDO

              Subí a robar.

(_Asombro en todos._)

NUÑO

  ¡Miserable!... ¡Presto, a él!...

MENDO

  ¡Quietos!... Infeliz de aquel
  que intentare, ¡ay Dios!, llegar
  a don Mendo Salazar
  y Bernáldez de Montiel.

(_Se desemboza._)

NUÑO

  ¿Ladrón vos, don Mendo? ¿Vos?

RAMÍREZ

(_Aparte a MAGDALENA._)

  Por salvarnos a las dos
  ya ves, su infortunio labra.

MENDO

  (De salvarla di palabra,
  y la cumplo, vive Dios.)

NUÑO

  Un Marqués cual vos, ¡qué afrenta!
  ¿Cuándo vióse acción tan doble?

MENDO

  Nunca ha de faltar un noble
  que robe más de la cuenta.

NUÑO

  ¿Pero vos?...

MENDO

                Y a fuer de honrado,
  antes de rendir la espada
  que mi delito ha manchado
  quiero confesar, que nada
  de amor hame aquí arrastrado.

PERO

  ¡No! ¡No!... ¡Nunca lo creeré!

LORENZANA

  Ni yo.

MAGDALENA

         ¿Qué decís?

PERO

                     ¡No sé!
  Permitid que en creerlo luche.

MAGDALENA

(_Recogiendo del suelo el estuche que tiró DON MENDO._)

  Mirad... hay aquí un estuche.

NUÑO

  El de tu collar.

MAGDALENA

                   ¡Sí!

PERO

                        ¿Eh?

MENDO

  Como tan poco valía
  no lo quise para mí.

PERO

  ¿Pero y el collar?

MENDO

(_Enseñándolo._)

                     ¡Aquí!

PERO

  ¡Era verdad!

NUÑO

               Lo tenía.

MENDO

  Tomadlo, y perdón, señora,
  si os lo quise arrebatar.

(_Le da el collar._)

MAGDALENA

(_A PERO._)

  ¿Estáis convencido ahora
  de que vino aquí a robar?

PERO

  Convencido y dolorido
  de haber dudado de vos,
  y os pido en nombre de Dios
  para mi crimen olvido.
  Pronto mi esposa os haré
  como ya está concertado.
  ¿Me perdonáis?

MAGDALENA

                 ¡Perdonado!

MENDO

  (¡Santo cielo! ¿Qué escuché?
  Ella su esposa. ¡Su esposa!...
  Si tal es verdad, estimo
  que salvándola hice el primo
  de una manera espantosa.
  Pronto he de saberlo, sí,
  que he de preguntarle yo
  y he de arrancarle...

(_Conteniéndose._)

                        Mas ¡oh!
  ¿Y la palabra que di?)

NUÑO

  Presto, tomadle la espada
  y a un calabozo sombrío
  llevadle.

PERO

(_Rendidamente a MAGDALENA._)

            ¡Prenda adorada!

MAGDALENA

(_Idem._)

  ¡Don Pero!... ¡Don Pero mío!...

MENDO

(_Enloquecido._)

  (¡Ah! ¡No! Mi venda cayó!
  ¡He de confesarlo aquí!...

(_Conteniéndose de nuevo._)

  ¡Pero no es posible, no!
  ¡Dios santo! ¿Qué iba a hacer yo?
  ¿Y la palabra que di?)

NUÑO

  Sujetadle.

MENDO

             ¡Atrás, follones!
  Que sólo así un caballero
  puede entregar el acero
  que combatió en cien acciones.

(_Rompe la espada y arroja los pedazos al suelo._)

NUÑO

  ¡Vive Dios, que tal pujanza
  ni tal orgullo comprendo!

MENDO

(_Sujeto ya fuertemente por LORENZANA, ALDANA y OLIVA._)

  ¡Venganza, cielos, venganza!

(_Mirando al cielo._)

  Juro, y al jurar te ofrendo,
  que los siglos en su atruendo
  habrán de mí una enseñanza,
  pues dejará perduranza
  la venganza de don Mendo.

(_Cae desmayada MAGDALENA. Inician el mutis los que conducen a DON
MENDO, y cae el telón._)


FIN DE LA JORNADA PRIMERA



JORNADA SEGUNDA


Interior de la torre abovedada que sirve de prisión a don Mendo. Una
claraboya en el foro, cerca del techo, y una puerta en el lateral
izquierda. Al levantarse el telón amanece.

  Está en escena DON MENDO, recostado sobre un mal camastro. No
  hay en escena más muebles que el susodicho camastro y un par de
  taburetes toscos.

MENDO

(_Incorporándose, restregándose los ojos y mirando a la claraboya._)

  Ya amanece. Por esa claraboya
  las luces del crepúsculo atalayo:
  pronto entrará del sol el puro rayo
  que a las sombras arrolla
  y en bienestar convierte mi desmayo...

(_Por la claraboya entra triunfante un rayo de sol._)

  ¡Sí!

(_Levantándose._)

       ¡Ya el rayo destella!...
  ¡Ya mi prisión se enjoya de luz bella!...
  ¡Ya soy dueño de mí!... ¡Ya bien me hallo!...

(_Canta un gallo dentro, lejos._)

  ¡Ya trina el ruiseñor!... ¡Ya canta el gallo!...

(_Pausa._)

  ¡Trece de Mayo ya!... ¡Quién lo diría!
  Llevo en esta prisión un mes y un día,
  sin por nadie saber lo que acontece...

(_Estremeciéndose._)

  ¡Y hoy es martes, gran Dios!... ¡Martes y trece!...
  ¿Por qué el terror invade el alma mía?
  ¿Por qué me inspira un miedo extraordinario
  esa cifra, ¡ay de mí!, del calendario?

(_Como loco._)

  ¡Ah, no, cifra fatal!... No humillaréis
  el valor de don Mendo; no podréis;
  todos iguales para mí seréis...
  ¡Trece, catorce, quince y diez y seis!

(_Pausa._)

  ¿Moriré sin venganza? ¡Cielos! ¡Nunca!
  Ha de morir la que mi vida trunca
  y morirá a mis manos... Mas, ¿qué exclamo?
  ¿Cómo podré matalla, si aún la amo?
  Acaso por salvarse aquella noche
  aceptó del de Toro sin reproche
  el amor y la fe y el galanteo...
  Mas aquel «Pero mío», aquel sobeo
  delante de mi faz, estuvo feo;
  porque él llegó a palpalla,
  que yo lo vi con estos ojos, ¡ay!
  y ella debió oponerse, ¡qué caray!,
  al ver lo que yo hacía por salvalla.

(_Escuchando hacia la derecha._)

  Oigo pasos. Acaso
  es Magdalena que en amor se abrasa
  o el carcelero vil, que con retraso
  tráeme el bollo de pan que él mismo amasa...

(_Viendo que la puerta se abre y que aparece en el umbral CLODULFO,
viejo mal encarado y cetrino, que trae un gran pan y un cántaro._)

  Es el vil carcelero.

CLODULFO

                       ¿Paso?

MENDO

(_Desalentado._)

                              Pasa.

[Ilustración: D.ª Ramírez]

(_CLODULFO deja en escena el pan y el cántaro y se dispone a hacer
mutis._)

  ¿Hoy también viejo Clodulfo
  habrás de guardar silencio?
  ¿Hoy tampoco mis preguntas
  habrán en tus labios eco?
  ¿Cuándo saldré de esta torre?
  ¿Pronto o tarde? ¿Vivo o muerto?
  ¿No sabré tampoco hoy
  lo que con ansias espero?

CLODULFO

  Hoy lo sabrás.

MENDO

                 ¿Por fin hablas?

CLODULFO

  Hablo ya, porque hablar puedo,
  que hoy de gala está el castillo
  y hoy es día grande, don Mendo.

MENDO

  ¿Día grande?

CLODULFO

               Más brilla el sol
  hoy que ayer, aun siendo el mesmo.

MENDO

  ¿Pues qué ocurre?

CLODULFO

                    Que el privado
  del Rey don Alfonso séptimo,
  el noble duque de Toro
  y conde de Recovedo,
  señor de catorce villas,
  seis castillos y un convento,
  a las nueve ha de casarse
  con Magdalena...

(_Al ver que DON MENDO medio se desvanece._)

                   ¡Don Mendo!

(_Acude a él y le sujeta._)

  ¿Qué mal os dió que os pusisteis
  pálido, convulso y trémulo?...

MENDO

(_Reponiéndose y después de una breve pausa._)

  Nada, Clodulfo, un vahído,
  un malestar, un mareo,
  una locura, un repente,
  una turbación, un vértigo...
  Mas ya pasó por ventura.

CLODULFO

  Yo creo que estáis neurasténico.

MENDO

  Tal vez; ¡ay de mí! Mas sigue,
  viejo Clodulfo. Ha un momento
  decías...

CLODULFO

            Que Magdalena
  hoy se casa con don Pero
  y está don Nuño gozoso
  y galas del gozo haciendo
  ha mandado que las puertas
  queden francas a sus deudos;
  y que la despensa se abra
  y que corra el vino añejo,
  y que en la más alta torre
  luzca el pendón de su abuelo,
  que no hay un pendón más grande,
  ni más noble, ni más viejo.
  Colgada está ya la iglesia;
  en fiestas arde ya el pueblo;
  y los tres primos del Conde,
  don Juan, don Tirso y don Crespo,
  llegaron esta mañana
  desde Pravia, con su séquito.

MENDO

(_Dejándose caer, abatido, en el camastro._)

  ¡Que ella se casa!... ¡¡Se casa!!...
  ¡Y yo en esta torre preso,
  haciendo el primo!... ¿Qué dije?
  El primo es poco... ¡el canelo!...
  ¡Martes y trece, por algo
  os tomé aborrecimiento!...

CLODULFO

  ¿Qué os sucede?...

MENDO

                     Nada, nada...

CLODULFO

  ¿Es que teméis?

MENDO

                  ¡Nada temo!

CLODULFO

  Pensé que...

MENDO

(_Altivo._)

               Pensaste mal.

CLODULFO

  Os vi temblar...

MENDO

                   ¡Yo no tiemblo!
  Nada en la vida, Clodulfo,
  hizo temblar a don Mendo.

CLODULFO

  Perdonad, marqués de Cabra,
  si mis frases os hirieron...

MENDO

  Perdonado estás, Clodulfo;
  y agora, si no es secreto,
  dime qué suerte me espera
  y dilo sin titubeos,
  bueno o malo, lo que fuere.
  ¡Qué me importa, vive el cielo!
  Cuando hace un rato, ¡ay de mí!
  no rodé a tus plantas muerto,
  es que un rayo no me mata.
  Habla, por Dios, habla presto.

CLODULFO

  ¿Tendréis valor?...

MENDO

(_Altivísimo._)

                      ¿Olvidaste
  que te escucha un caballero?

CLODULFO

  Pues bien, el conde don Nuño
  vuestra prosapia atendiendo,
  pensó sacaros los ojos
  y daros libertad luego;
  pero terció Magdalena...

MENDO

  ¡Magdalena!... ¡Blando pecho
  que envidia diera a las aves!...
  ¡Corazón de suaves pétalos!...
  ¡Alma pura, cual la linfa
  del transparente arroyuelo!...
  ¡Magdalena!... ¡Magdalena!...
  ¡Ave, rosa, luz, espejo,
  rayo, linfa, luna, fuente,
  ángel, joya, vida, cielo!...
  ¿Y dices que ella terció?...

CLODULFO

  Terció y os hizo mal tercio,
  porque pidió que la lengua
  os arrancasen primero
  y que os cortasen las manos
  y que mudo, manco y ciego
  en esta torre quedaseis
  para siempre prisionero.

MENDO

  ¡¡Mientes!!

CLODULFO

              ¡No!

MENDO

                   ¡Mientes te digo!
  ¡Infame sayón!

CLODULFO

(_Amenazador._)

                 ¡Don Mendo!...

MONCADA

(_Entrando en escena._)

  ¡Vive Dios, que hasta en prisiones
  y con vuestro carcelero
  habéis de reñir!

MENDO

(_Asombrado._)

                   ¡Moncada!
  ¿Pero sois vos?

MONCADA

                 En efeto.

CLODULFO

  (¡El de Moncada en la torre!...)

MONCADA

(_A CLODULFO._)

  Dejadnos, buen hombre.

CLODULFO

(_Sin moverse._)

                         Eso...

MONCADA

(_Imperioso._)

  ¡Dejadnos digo!

CLODULFO

(_Resistiéndose._)

                  Es que yo...

MONCADA

  Si desenvaino el acero,
  vais a quedar en la torre,
  pero vive Dios, que muerto.

CLODULFO

(_Temeroso._)

  Pues que así lo suplicáis,
  señor Marqués... obedezco.

(_Se va, cerrando la puerta._)

MONCADA

  Aunque cierre no me importa:
  me abrirán mis escuderos.

(_Este MARQUÉS DE MONCADA es joven y apuestísimo._)

MENDO

(_Que aún no ha vuelto de su asombro._)

  En vano pretendo, Marqués de Moncada,
  hallar las razones que aquí os han traído.

MONCADA

  ¿No sois por ventura, mi buen camarada?

MENDO

  ¿Camarada vuestro quien ha delinquido?
  Perpetrando un robo me vi sorprendido,
  así plugo al cielo o al Hado... o al Hada,
  y no creo, Moncada, que ganéis vos nada,
  siendo camarada de quien a su espada
  ha infido, escupido, torcido y rompido.

MONCADA

(_Sonriente._)

  Mentís.

MENDO

          ¿Qué decís?

MONCADA

                      Mentís.
  Y vos de vos os reís,
  como yo me río de vos.

MENDO

  No comprendo qué decís.

MONCADA

  Será porque no querís,
  que está claro, ¡vive Dios!

MENDO

  Siempre fuisteis enigmático
  y epigramático y ático
  y gramático y simbólico,
  y aunque os escucho flemático
  sabed que a mí lo hiperbólico
  no me resulta simpático.
  Habladme claro, Marqués,
  que en esta cárcel sombría
  cualquier claridad de día
  consuelo y alivio es.

MONCADA

  Claro he de hablar, a fe mía.
  Si vos fueseis un ladrón,
  o por ladrón yo os tuviera,
  juro a Dios, que os escupiera
  a la frente, con razón;
  y en vez de en esta prisión
  hallarme, cual ahora ve,
  sin fe en vos ni en nadie fe,
  a vuestra amistad y afeto
  puesto hubiera con respeto
  el consabido R. I. P.
  Mas sé, Marqués... ¡lo sé yo!,
  que en esta torre cautivo
  está un caballero altivo
  que nunca en robar soñó;
  que si en un castillo entró,
  no entró en él para robar
  el aljófar de un collar
  que aun valiendo es baladí,
  sino que entró en él...

MENDO

(_Imperioso._)

                           ¡¡No!!

MONCADA

(_Idem y achicándole._)

                                  ¡¡¡Sí!!!
  Yo lo juro... ¡para amar!

MENDO

  ¡Miente quien tal cosa diga!

MONCADA

  El que confeséis no espero,
  pues sé que sois caballero
  y a enmudecer os obliga
  algo que os ata y que os liga.
  Pero, por casualidad,
  sin traición a la lealtad,
  que tal cosa en mí no cabe,
  como todo al fin se sabe,
  yo he sabido la verdad.

MENDO

(_Irónico._)

  ¿Con la verdad disteis?

MONCADA

                          Di.

MENDO

  ¡Pues suerte tuvisteis!

MONCADA

                          ¡Oh!

MENDO

  ¿Y si os engañaseis?

MONCADA

                       ¡No!

MENDO

  ¿Estáis bien seguro?

MONCADA

                       ¡Sí!

MENDO

  ¿Acaso visteis?...

MONCADA

                     ¡Lo vi!

MENDO

  ¿Y sabéis que yo?...

MONCADA

                       ¡Lo sé!

MENDO

  ¿Pero cómo?...

MONCADA

                 Os lo diré:
  Mas por Dios tranquilizaos.

MENDO

  Estoy tranquilo. Sentaos.

MONCADA

  Muchas gracias.

MENDO

                  No hay de qué.

(_Se sientan los dos. Pausa._)

MONCADA

  Ha de antiguo la costumbre
  mi padre, el Barón de Mies,
  de descender de su cumbre
  y cazar aves con lumbre:
  ya sabéis vos cómo es.
  En la noche más cerrada
  se toma un farol de hierro
  que tenga la luz tapada,
  se coge una vieja espada
  y una esquila o un cencerro,
  a fin de que al avanzar
  el cazador importuno
  las aves oigan sonar
  la esquila y puedan pensar
  que es un animal vacuno;
  y en medio de la penumbra
  cuando al cabo se columbra
  que está cerca el verderol,
  se alumbra, se le deslumbra
  con la lumbre del farol,
  queda el ave temblorosa,
  cautelosa, recelosa,
  y entonces, sin embarazo,
  se le atiza un estacazo,
  se le mata, y a otra cosa.

MENDO

  No es torpe, no, la invención;
  mas un cazador de ley
  no debe hacer tal acción,
  pues oyendo el esquilón
  toman las aves por buey
  a vuestro padre el Barón.

MONCADA

  Es verdad. No había caído...
  vuestra advertencia es muy justa
  y os agradezco el cumplido.
  ¡El Barón, por buey tenido!...
  No me gusta; no me gusta.

MENDO

  ¿Y a qué viene, ¡vive el cielo!,
  cuando tan grande es mi duelo
  esa conseja endiablada
  del cencerro y de la espada
  y del farol y del celo?

MONCADA

  Viene, amigo, a que el Barón,
  cierta noche que cazaba
  con la luz y el esquilón,
  vió una escala que colgaba
  de no sé qué torreón.

MENDO

  Acaso el Barón soñaba...

MONCADA

  Y otra noche, vió algo más.

MENDO

  ¿Qué me decís, vive Dios?...

MONCADA

  Que vió... soñando quizás
  que echaron la escala... y zás,
  por ella bajasteis vos.

[Ilustración: Don Mendo]

(_DON MENDO baja los ojos y se deja caer abatidísimo en su camastro._)

  Y esto, don Mendo, tal vez
  por alguien se ha comentado,
  y al de Collado ha llegado,
  y don Pero, que es un pez,
  está por vos escamado.
  Y como al cabo no es bobo,
  de Magdalena abomina
  y, lógicamente, opina
  que la comedia del robo
  sólo fué una pantomima.
  Y ella, que anhela el sosiego
  o que ve perder su juego
  y en casarse tiene prisa,
  quiere que quedéis ¡qué risa!
  preso, mudo, manco y ciego.
  Pero no será ¡no! ¡No!
  Que aunque vos, Marqués de Cabra,
  a ella le disteis palabra
  de salvalla, hablaré yo.
  Mas para hablar, sólo espero
  vuestra indicación somera.

MENDO

  ¿Y es caballero el que espera
  que no sea yo caballero?

MONCADA

  ¿Y es caballero, Marqués,
  el que por una perjura
  muere vilmente?

MENDO

                  Lo es:
  mi palabra os lo asegura,
  y soy leonés.

MONCADA

                Basta, pues.
  Y en premio de esa hidalguía
  que en vos es norte y es guía;
  en premio de ese valor,
  tomad esa daga mía.

(_Le da una daga._)

  Os la da un hombre de honor.
  Ponedla oculta y salvaos
  si ocasión para ello habéis;
  y si a la afrenta teméis,
  de una muerte vil, mataos,
  porque es tan grande la insidia,
  la perfidia y la falsidia
  del mundo, que casi envidio
  al que apelando al suicidio
  toma un arma y se suicidia.

MENDO

(_Abrazándole conmovido._)

  ¡Marqués de Moncada! ¡Hermano!
  ¡Permitid que os dé ese nombre!...

MONCADA

  ¿Os afectáis?

MENDO

                No os asombre,
  que este dolor sobrehumano
  en niño convierte a un hombre.
  Gracias mil por el puñal:
  gracias mil, porque mi mal
  será por él menos cruel,
  pues muy pronto, amigo fiel,
  habré de hundírmelo en el
  quinto espacio intercostal.
  Y cuando os hablen de mí,
  decid, Marqués, decid vos
  que caballero morí,
  pues una palabra di
  y la cumplí, vive Dios.

(_Le abraza de nuevo._)

CLODULFO

(_Entrando muy azorado y muy nervioso, a MONCADA._)

  Salid, caballero,
  salid a seguida
  porque de no hacello
  mi vida peligra.

MENDO

  ¿Qué ocurre?

MONCADA

               ¿Qué pasa?

CLODULFO

  Nadie se lo explica.

MENDO

  Hablad.

CLODULFO

          Que la novia
  ya estaba vestida
  aguardando al Duque
  y a su comitiva
  y el Abad mitrado
  calada la mitra
  aguardando a entrambos
  en la sacristía,
  cuando de repente
  las tropas avisan
  que llega el de Toro;
  y el de Toro arriba,
  sin pajes, ni escoltas,
  ni bandas, ni insignias.
  Llega tembloroso;
  pálido de ira;
  echando venablos
  y tacos y ristras,
  y dice a la novia:
  «¡Perjura!... ¡Maldita!...
  ¡Fuiste de don Mendo
  la amante y la amiga;
  y tú le idolatras
  y por él suspiras;
  lo sé, miserable,
  de muy buena tinta!»...
  «¡Mientes!»—grita ella.
  «¡Falso!»—el Conde grita,
  y los tres Pravianos,
  rugiendo de ira,
  al de Toro quieren
  segarle la vida.
  «¡Callen todos!»... dice
  ella enfurecida.
  «¿Quieres que te pruebe
  que aquesto es mentira?»
  «Si me lo probaras
  yo me casaría.»
  «Pues ven a la torre
  que el cautivo habita,
  ven a la su cárcel
  y en su cárcel misma
  yo sabré librarte
  de tanta falsía.»
  Y ya suben todos
  escalera arriba...

MONCADA

  ¡Valor, pobre amigo!

(_Se abrazan._)

CLODULFO

  Salid en seguida.

MENDO

  ¡Adiós! ¡Hasta nunca!

CLODULFO

  ¡Que ya se avecinan!

MONCADA

  ¿Hablaréis?

MENDO

              Primero
  me arranco la vida.

(_Se van MONCADA y CLODULFO. DON MENDO queda alicaidísimo._)

  ¡Voy a verla! Sí ¿Qué incoa
  mi espíritu? Lo que incoe
  ya mi cerebro corroe.
  ¿Mas qué importa que corroa?
  ¡Aspid que en mi pecho roe,
  prosigue tu insana roa
  que aunque soy digno de loa
  no he de ser yo quien se loe!
  ¡Fuerzas, cielos, porque al vella
  querré matalla y mordella
  y eso sería delatalla!
  ¡Juro a Dios que he de miralla
  y escuchalla sin vendella!
  Mas si juré no perdella
  también vengarme juré
  en la infausta noche aquella.
  Y he de vengarme; sí, a fe.
  ¿Mas qué haré, qué intentaré?
  ¿Cómo vengarme podré
  si lo que juré, sé que
  lacra mi boca y la sella?
  ¿Cómo, ¡ay Dios!, compaginallo
  si este desengaño ¡ah!
  no puede dejarme ya
  ni tiempo para pensallo?...

(_Saca el puñal, lo besa y lo contempla con arrobo._)

  ¡Puñal de puño de aluño!...
  ¡Puñal de bruñido acero,
  orgullo del puñalero
  que te forjó y te dió bruño!...
  Puñal que en mi mano empuño,
  en cuyos finos estríes
  hay escritas con rubíes
  dos frases a cual más bella:
  «Si hay que luchar, no te enfríes.
  Si hay que matar... descabella.»
  Tú con tu lengua me llamas
  y deshaces mi congoja,
  pues teniendo yo tu hoja
  no he de andarme por las ramas.
  Penetra, puñal, en mí,
  llega pronto al corazón
  y a quien te pregunte, di
  que a pesar de su traición
  adorándola morí.

(_Ocultando el puñal al ver que se abre la puerta._)

  ¡Mas ya llegan: maldición!
  ¡Qué lindo tiempo perdí!

(_Entran en escena, primero dos frailes cistercianos, caladas las
capuchas, luego DON NUÑO, DON PERO, DOÑA RAMÍREZ, el ABAD con su gran
mitra, DON JUAN, DON TIRSO y DON CRESPO, tres nobles de Pravia,
frailes, soldados, etc., etc. Por último entra MAGDALENA, con el
traje de boda, apoyada en DOÑA NINÓN._)

  Un fraile... dos frailes... Mi mente no sueña.
  El Conde don Nuño... Don Pero, la dueña...
  El Abad mitrado, los nobles pravianos,
  que los tres son primos porque son hermanos...
  ¿Pero y ella?... ¿Y ella?... ¿Do está, vive Cristo?...

(_Entra MAGDALENA, DON MENDO se estremece._)

  ¡Ah! ¡Por fin la he visto! ¡La he visto!... ¡La he visto!

(_Pausa. Todos miran a MAGDALENA._)

MAGDALENA

  ¿Dónde está quien mi paz turba?
  ¿Dónde está, que quiero vello?
  ¿Dónde está el que fué motivo
  de los celos de don Pero?
  ¿Es éste?

PERO

            ¡Sí!...

MENDO

                    (¡Cuán hermosa
  está con su traje nuevo!...)

MAGDALENA

  Pues escuchad: ante todos
  digo que su muerte quiero,
  que si importunóme vivo
  no ha de importunarme muerto.
  Yo juro que nada mío
  ha sido nunca don Mendo;
  que él, que me escucha, responda
  si digo verdad o miento.

MENDO

  Dice verdad.

(_Rumores._)

RAMÍREZ

               (Es un primo.)

PERO

(_Humildemente._)

  ¡Magdalena!

MAGDALENA

(_Altivísima deteniéndole con el gesto._)

              ¡Caballero!

RAMÍREZ

  (Don Pero se lo ha creído.
  Este Pero es un camueso.)

MAGDALENA

  Padre y señor, ya lo oíste.
  Ya lo escuchaste, don Pero.
  Jamás mis labios le hablaron:
  Jamás mis ojos le vieron:
  para robar, escaló
  la torre de mi aposento.
  Ladrón, ladrón, no mereces
  otro nombre y a él apelo.

PERO

  ¡Perdóname, Magdalena!...

MAGDALENA

  No he terminado. Un momento.
  Por los males que me fizo
  pido a todos que ahora mesmo
  y aquí mesmo le empareden;
  y para escarnio y ejemplo,
  le dejen fuera una mano,
  la mano del brazo diestro.

(_Rumores._)

MENDO

  (¡Caray, qué bruta!)

PERO

(_Cayendo de rodillas a los pies de MAGDALENA, y tomándole una mano._)

                       Amor mío,
  ¡Perdón mil veces!

MAGDALENA

                     ¡Don Pero!...

PERO

  Con señales tan prolijas
  la vil calumnia tejieron,
  que yo, encelado, caí
  como la zorra en el cepo.
  ¡Perdóname!

MAGDALENA

              Perdonado.

NUÑO

(_Desenvainando la espada._)

  ¿Que lo perdonas? ¿Qué es esto?

(_Sensación. Pausa. DON PERO se levanta y le mira con altivez._)

  Poco a poco, Magdalena;
  tú eres mujer y eres buena
  y perdonas; pero yo,
  a quien la calumnia oyó
  como canto de sirena,
  y la creyó y difundió
  y me ofendió y ultrajó
  y mi honor pisoteó,
  no he de perdonarle. ¡Oh!

MAGDALENA

  ¡Padre! ¡Padre!...

NUÑO

                     ¡No, no, no!
  Aunque cumplí los setenta
  aún mi brazo tiene brío
  para saldar esa cuenta
  con Pero.

MAGDALENA

            ¡Pero Dios mío!...

RAMÍREZ

  ¿Lavar vos, Conde, la afrenta
  a vuestra edad? Es salirse
  de lo que por justo estimo.
  Vuestro valor no escatimo,
  mas por vos debe batirse...

(_Por DON JUAN y DON CRESPO._)

  este primo... o aquel primo.

CRESPO

  Dice bien.

JUAN

             Tiene razón.
  Para lavar el baldón
  la mancha que nos agravia
  Conde Nuño, henos de Pravia.

ABAD

(_Mediando con voz hueca campanuda._)

  Un solo instante...

NUÑO

                      Atención.

ABAD

  Caballeros, escuchad.

RAMÍREZ

  Escuchad, que habla el Abad.

ABAD

  Un consejo permitid,
  en nombre de la piedad
  de la que soy adalid
  como Abad y por mi edad.

PERO

  Decid, don David, decid.

NUÑO

  Hablad, buen Abad, hablad.

ABAD

  El gran Duque, como yo,
  cree que su esposa futura
  es pura, cual aura pura.
  ¿Opino bien?

PERO

               ¿Cómo no?

ABAD

  Pues si todos, según veo,
  creen lo mismo que yo creo
  ¿a qué más sangre verter?
  ¿A qué este asunto mover,
  si ha de haber luego himeneo?
  ¿Que él al dudar la ofendió?
  Pues al casarse, coligo
  que su pecado purgó
  que el casamiento, creo yo
  que es suficiente castigo.
  ¿A qué batirse? ¿Qué alcance
  tiene ese duelo que infama?
  ¿Que un ilustre nombre dance?
  ¿Que alguien diga que esta dama
  es una dama de lance?
  Esa idea del averno
  dad, Conde, por no pensada.
  _¡Turpiter atrum, fraterno!_
  Abrazad a vuestro yerno
  y aquí no ha pasado nada.

NUÑO

(_Humilde._)

  Del Evangelio la voz,
  siempre sabia y eficaz,
  vibró en mi pecho y veloz
  quiero brindaros la paz.

[Ilustración: Don Pero]

PERO

  Y yo la acepto veraz,
  porque hubiera sido atroz
  ese duelo contumaz.

(_Se abrazan._)

  En cuanto a don Mendo, apruebe
  lo por mi dama indicado.

NUÑO

  Aprobado, sí, aprobado.
  En esta boda no debe
  faltar ese emparedado.

(_Gritando hacia el lateral._)

  A ver, Mendingundinchía...
  Otalaorreta... Sarmiento...
  Acudan, por vida mía...

MENDO

  (¡Qué momento!... ¡Qué momento!...)

(_Entran en escena MARCIAL y LEÓN, hombres de armas con capuchas
rojas. No se les verá la cara._)

NUÑO

  Que aqueste muro vacíen,
  que en él fabriquen su nicho,
  y en la forma que se ha dicho
  le sepulten.

MENDO

               ¿Es capricho
  eso de la mano?

NUÑO

                  Sí;
  fuera y de aquesta manera,
  en actitud pordiosera,
  para que al salir de aquí
  todo el que a veros viniera
  diga a la ciudad entera:
  «Allí está don Mendo, allí,
  en la torre, yo le vi;
  tenía una mano fuera,
  por eso le conocí.»

ABAD

  Don Pero, ya el ara espera.

PERO

  Vamos al ara preclara,
  pues sólo el ara remedia
  la inquietud que me acibara.

MENDO

  (¡Esto, ay Dios, cuán me apesara,
  quedar yo con mi tragedia
  mientras ellos van al ara!...)

NUÑO

(_A uno de los frailes, el que oculta más el rostro._)

  Quedad con él y exhortalle,
  fray Luis de Jerusalén;
  confesalle y preparalle
  para bien morir, amén.
  ¿Vamos todos?

ABAD

                Vamos, sí.

(_Van haciendo mutis._)

MENDO

  (Lo que prometí, cumplí.)

MAGDALENA

  (¡Lo que prometió, cumplió!)

RAMÍREZ

  (¡Jamás tal lealtad se vió!)

MENDO

  (¡Jamás tal perjurio vi!
  ¡No sé si oí lo que oí
  o si mi mente lo urdió!)

MAGDALENA

  (Con tal de ser feliz yo,
  ¿qué puede importarme a mí
  que lo empareden o no?)

(_Vase._)

MENDO

  (¡Monstruo de maldad, quimera
  con forma de ángel divino!...)

RAMÍREZ

  (Y el pobre Duque en la higuera...
  ¡Los hay que tienen un sino!...)

(_Vase. Quedan en escena DON MENDO y los dos frailes, es decir,
MONCADA y SIGÜENZA y los dos verdugos._)

MENDO

  Basta ya de sufrimientos;
  acabemos de una vez
  y con altivez ¡pardiez!
  esta vida de tormentos.

(_A los frailes, sacando el puñal._)

  Se empareda a los villanos,
  no a los hombres de raigambre.
  Sed testigos, cistercianos,
  de que muero por mis manos
  y emparedan a un fiambre.

(_Intenta clavarse el puñal; pero MONCADA y SIGÜENZA echan atrás sus
capuchas respectivas y le sujetan._)

MONCADA

  ¡Quieto!

MENDO

           ¡Moncada!... ¡Sigüenza!

SIGÜENZA

  ¿Qué es eso? ¿Qué vais a hacer?

MENDO

  ¡Matarme!

MONCADA

            ¿Cuando comienza
  vuestra vida a renacer?

MENDO

  No comprendo.

MONCADA

(_Llamando._)

                ¡Pronto! ¡Alenza...
  Gorostizaga... León!...
  El cadáver y al avío.

(_Se quitan MARCIAL y LEÓN las caperuzas rojas._)

MENDO

(_Boquiabierto._)

  ¿Pero qué esto, Dios mío?
  ¡El Vizconde y el Barón!...
  ¡Oh virtud de la amistad!

MONCADA

  ¡Presto, Vizconde, avisad;
  no hay que perder un instante!

MARCIAL

(_Asomándose al lateral izquierda._)

  Vamos, señores, pasad
  con vuestra carga adelante.

(_Entran cuatro gachós con unas parihuelas en las que traen un
cadáver tapado con una manta._)

MENDO

  ¿Ese cadáver?... No acierto...

MONCADA

  En ocasión a que está,
  don Mendo, el castillo abierto,
  hemos embriagado a
  vuestros verdugos.

MENDO

                     ¿Es cierto?

MONCADA

  Y en lugar de vos se hará
  emparedar a este muerto.
  Ponga el anillo en su mano,
  y aprovechando la fiesta
  y el bullicio cortesano,
  huya de la torre aquesta
  vestido de cisterciano.

(_Se quita el hábito._)

MENDO

  Huiré, sí; pero yo juro
  que nadie sabrá de mí;
  que don Mendo queda aquí
  sepultado en ese muro.
  Yo ya no soy el que era;
  he muerto, y el que ha nacido
  ni es don Mendo ni lo ha sido,
  ni volverlo a ser quisiera.
  Soy un ente, una quimera;
  soy un jirón, una sombra;
  alguien sin patria y sin nombre...
  una aberración... un hombre
  que de ser hombre se asombra.
  Cual una nota perdida
  con la ceniza en la frente,
  naufragaré en el torrente
  proceloso de la vida.
  ¿De qué viviré?... ¿Qué haré?...
  ¿Dónde al cabo moriré?...
  ¿Aquí o allá?... ¿Qué más da?...
  ¿Seré malo?... No lo sé.
  ¿Seré bueno?... ¡Qui lo sa!
  Malo o bueno, para vos
  será mi postrimer hálito.
  Acabemos. Venga el hábito.

(_Lo toma._)

  Ahí va mi anillo... y adiós.

MONCADA

(_Conmovido._)

  ¡Don Mendo!

MENDO

              ¿Qué estáis diciendo?
  ¿Don Mendo yo? ¿Estáis seguro?

(_Por el cadáver._)

  Ese, Moncada, es don Mendo,
  el que sin pompas ni estruendo
  vais a enterrar en el muro.
  Despedidme de otra suerte,
  porque yo no tengo nombre.

MONCADA

  ¿Y cómo os diré que acierte?

MENDO

  Decidme sólo: ¡Adiós, hombre!

MONCADA

  ¡Adiós, hombre!... ¡Buena suerte!

(_Telón._)


FIN DE LA JORNADA SEGUNDA



JORNADA TERCERA


Perspectiva de un campamento en el siglo XII. En el telón de fondo
habrá pintadas aquí y allá, entre macizos de árboles y sorteando los
accidentes del terreno, varias tiendas de campaña. Lejos se verá una
ciudad circundada por espesas murallas y enhiestos torreones. En el
lateral derecha frondoso arbolado. En el lateral izquierda una lujosa
tienda de campaña que se pierde en el lateral. Es de día.

  Al levantarse el telón están en escena FROILÁN y MANFREDO, nobles
  y apuestos guerreros. Dentro suena, cerca, un redoble de tambor,
  luego otro redoble más lejano, y así un rato hasta perderse el
  sonido lejísimos.

FROILÁN

  Ya los roncos atambores
  dan al aire las noticias.

(_A GIRONA, que entra por la derecha primer término._)

  ¡Albricias, Girona!

MANFREDO

                      ¡Albricias!

GIRONA

  Muy buenas tardes, señores.
  ¿Es cierto lo que pregona
  ese parche que resuena?

MANFREDO

  Es cierto; de enhorabuena
  estamos todos, Girona.

FROILÁN

(_Mirando hacia la derecha último término._)

  Pero, ¡vive Dios! ¿Qué vedo?
  ¡Aquel aire, aquella espada!...
  ¿Es que deliro, Manfredo,
  o es el Marqués de Moncada?

MANFREDO

  El Marqués es, en efeto,
  que ni en Burgos ni en León
  hay jubón cual su jubón
  ni peto como su peto.

MONCADA

(_Entrando en escena por el término indicado._)

  ¿Redoblan? ¡Por San Dionís!
  ¿A quién tal ruido precede?

FROILÁN

  Capitán, ¿de do salís
  que ignoráis lo que sucede?

MONCADA

  Pues, ¿qué sucede Froilán?
  ¿Anuncian alguna ley?

FROILÁN

  Anuncian al Rey.

MONCADA

                   ¿Al Rey?
  ¿No me engañáis?

FROILÁN

                   ¡Capitán!

MONCADA

  Perdonad. Herido fuí
  cuando Baños fué asaltado,
  y de Burgos he llegado
  recientemente.

FROILÁN

                 Pues sí;
  don Alonso hace un momento
  salió de la ciudadela,
  y con doña Berenguela
  va a llegar al campamento.
  Viene a ver a su privado,
  y no es extraño el honor,
  que muerto el Cid Campeador
  no hay otro más esforzado;
  pues con su arresto y su hueste,
  es sabido que el de Toro
  supo contener al moro
  al Este, al Sur y al Oeste.
  El fuerte de Olivo fué
  su principal objetivo,
  y sabéis, Moncada, que
  don Pero tomó el Olivo.
  En la villa de Al-coló
  bien demostró sus redaños,
  y después al tomar Baños,
  su mayor triunfo alcanzó.
  Ayer juró ante la tropa
  y ante toda la nobleza
  que hasta no entrar en Baeza
  no ha de mudarse de ropa;
  y siendo ayer once, infiero
  que en entrar tendrá interés,
  pues él se muda el primero
  y el quince de cada mes.
  ¿No valen estos trabajos
  que el propio Rey le visite
  y le abrace y felicite
  y le colme de agasajos?

MONCADA

  ¿Y no será otro el motivo
  que obliga al Rey a venir?...

FROILÁN

  No sé, Marqués, qué decir.
  Aquí no hay otro atractivo...

MONCADA

  Hailo.

FROILÁN

         ¡Cielo! ¿Hailo? ¿Y eso?...

MONCADA

  Yo no soy ningún Licurgo,
  mas ni aquí, Froilán, ni en Burgo
  me la da nadie con queso.
  No hay que emular a la ardilla
  para saber, ¡vive Dios!,
  cómo es el Rey de Castilla.

FROILÁN

  ¿Sabéis vos?...

MONCADA

                  ¡Mejor que vos!
  Que en mi infancia, allá en Sagley,
  y en Pozal, y hasta en Bordallo,
  hemos corrido el caballo
  juntamente yo y el Rey.
  Más de cien noches de oculto,
  él portando un anafil
  y yo llevando el candil,
  hemos escurrido el bulto
  en busca de galanteos
  con damas de baja estofa,
  y hasta con la vil gallofa
  hubo lances y escarceos.
  El es, Froilán, muy osado
  al par que afable y cortés,
  ¡si sabré yo cómo es
  después de haberle alumbrado!

MANFREDO

  ¿Y opináis vos?...

MONCADA

                     ¡Claro está!

GIRONA

  ¿Que aquí viene?...

MONCADA

                      Es muy creíble.

MANFREDO

  ¿Alguna mujer?

MONCADA

                 ¡Quizá!

GIRONA

  ¿Algún amor?

MONCADA

               Es posible.

MANFREDO

  Entonces, ¿vos suponéis
  que viene por la...?

(_Señala la tienda de la izquierda._)

MONCADA

                       ¡Manfredo,
  en la llaga vuestro dedo
  con gran tino puesto habéis!

(_Confidencial._)

  El privado se casó
  con la Manso de Jarama,
  y tanto gustó la dama
  al propio Rey, que exclamó
  al conocella: ¡Por Cristo,
  que en mi vida logré ver
  una tan linda mujer
  como la que agora he visto!
  A su conquista me lanzo,
  que esa Manso es un tesoro;
  y sabiendo que el de Toro
  al par que Toro era Manso,
  rápido como un cohete
  puso cerco a la señora,
  y al cabo de media hora
  era ya de Alfonso siete.
  Y pues que agora la bella
  mora en aqueste vergel,
  viene el Rey, no a verle a él,
  el Rey viene a verla a ella.

[Ilustración: El marqués de Moncada]

FROILÁN

(_Enfáticamente, dando un paso atrás._)

  Pues pierde su tiempo el Rey,
  señor Marqués de Moncada,
  que la esposa de don Pero
  no está ya del Rey prendada,
  sino de un bardo errabundo
  que la dejó fascinada
  una mañana en Fuenfría
  al pie de Navacerrada.

MONCADA

  ¿De un bardo? ¿De un trovador
  la Duquesa enamorada?
  ¿Estáis seguro?

FROILÁN

                  Lo estoy,
  señor Marqués de Moncada;
  de un trovador, que no lleva
  ni crestón, ni barberada,
  ni casco, ni cruz, ni peto,
  ni porta en el cinto espada;
  sino un puñal toledano
  de hoja fina y bien templada
  con rubíes que parecen
  robados a la alborada
  y en su puño, vuestro cuño,
  señor Marqués de Moncada.

MONCADA

  ¿Mi cuño?... (¡Cielos! ¿Acaso
  es la joya regalada
  por mí a don Mendo, o la otra
  que en Burgos dejé empeñada
  en el Mesón de Paredes?)
  Vive el cielo, que me agrada
  lo que me contáis del bardo
  que hizo empresa tan osada.
  ¿Podréis, Froilán, describille?

FROILÁN

  Puedo, que su faz grabada
  quedó en mis ojos al vello,
  al pie de Navacerrada.
  Tiene la color oscura,
  tiene la su voz velada,
  la su cabeza es pequeña
  y algo braquicefalada.
  Tiene rubios los cabellos,
  tiene la barba afeitada,
  breve el naso, noble el belfo,
  la su frente despejada,
  y una mirada tan dulce,
  tan triste, tan apenada,
  que hay que preguntalle al velle:
  ¿qué tienes en la mirada?

MONCADA

  ¿Sabéis su nombre?

FROILÁN

                     Renato.

MONCADA

  Le va bien.

FROILÁN

              ¿Cómo?

MONCADA

                     No, nada.
  ¿Y se apellida?

FROILÁN

                  Lo ignoro,
  señor Marqués de Moncada.

MONCADA

  (Es él; don Mendo, sin duda.)

FROILÁN

  Va de mesnada en mesnada
  en unión de tres judías
  y dos moras de Granada,
  que bailan, mientras que él
  recita alguna balada.
  Y diz que una de las moras,
  la que Azofaifa es llamada,
  sabe de augurios y hechizos
  y fabrica una pomada
  que aunque al verla se os antoja
  vaselina boricada,
  es pomada milagrosa,
  pues con una pincelada
  torna al anciano en adulto
  y a la nieve en llamarada.

MANFREDO

(_Mirando hacia la derecha._)

  Ved, Froilán, ya se columbra
  el tropel por la cañada.

MONCADA

  Es verdad. El Rey se acerca,
  se ve su enseña morada
  junto a los verdes pendones
  del Privado y la Privada.
  ¿Vamos, señores?

FROILÁN

                   Sí; vamos,
  señor Marqués de Moncada.

(_Se van por la derecha último término._)

(_Por el primer término de la izquierda, entran en escena DON MENDO,
AZOFAIFA, REZAIDA, ALJALAMITA, RAQUEL y ESTER. Las dos primeras son
moras; las tres últimas judías, DON MENDO viene afeitado y vestido de
juglar._)

MENDO

(_Por la tienda de la izquierda._)

  Aquí ha de hospedarse el Rey.
  Hagamos alto aquí mesmo,
  que si en su honor se hacen fiestas
  como dicen, y yo espero,
  vamos a sacar tajada
  y bien gorda, vive el cielo.
  Ester y tú, Aljalamita,
  por ese camino estrecho
  avanzad, y dadme aviso
  de cuando el Rey y su séquito
  se avecinen.

(_Hacen mutis por la derecha ESTER y ALJALAMITA._)

               Tú, Rezaida,
  acércate al arroyuelo
  y lávate barba y boca,
  porque después del almuerzo
  no lo hiciste y tienes manchas
  de chorizamen y huevo.

(_Vase REZAIDA por la izquierda._)

  Raquel, haz tú una tomiza
  y remienda el roto velo,
  que para danzar la rumba
  puede hacer falta.

RAQUEL

                     Al momento.

(_Mutis por la derecha._)

MENDO

  Y tú, Azofaifa, averigua
  si al Barón de Vasconcello
  plació la silva que ayer
  dediqué a sus mesnaderos.

(_AZOFAIFA no se mueve._)

  ¿No escuchastes, Azofaifa?
  ¿No obedeces?

AZOFAIFA

(_Resuelta._)

                ¡No obedezco!

MENDO

  ¡Cielos, qué fué lo que oí!
  ¡Azofaifa!... ¿Qué es aquesto?

AZOFAIFA

  Aquesto, es Renato, que muero de amores;
  aquesto, es Renato, que muero de celos.
  Aquesto es que anhelas restar aquí solo
  para hablar con ella... ¡No niegues aquesto!
  Que yo sé, Renato, que aquesa es la tienda
  del noble Privado, del Duque don Pero,
  y sé que a su esposa, tú adoras, Renato.

MENDO

  ¡Mientes, Azofaifa!... ¡Mientes, sí!...

AZOFAIFA

                                          No miento.
  La quieres, la adoras, suspiras por ella,
  la nombras dormido, la buscas despierto.
  Magdalena, dices, al abrir los ojos,
  Magdalena, dices, al rendirte al sueño.
  Y hasta hace unas horas, cuando en la hostería
  te desayunabas, pediste al hostero
  en vez de ensaimada, una magdalena,
  y eso fué una daga que horadó mi pecho.

MENDO

(_Mirándola con profundísima pena._)

  ¡Pobre morabita, nieta de Mahoma,
  fuego de mi nieve, nieve de mi fuego,
  luminar lejano de mi eterna noche,
  rosa que perfumas en mi campo yermo!...
  ¿Qué traidora mano vertió en tus entrañas
  la negra semilla de los tristes celos?

AZOFAIFA

  Mis ojos, Renato, que vieron los tuyos
  y vieron los suyos y en ambos leyeron.
  ¡Ella te idolatra!

MENDO

                     ¿Qué dices?

AZOFAIFA

                                 ¡Te adora!
  ¡Lo he visto en sus ojos!

MENDO

                            (Si tal fuera cierto,
  qué hermosa venganza matalla de amores.)

AZOFAIFA

  Y tú...

MENDO

          Calla, calla, ¿qué sabes de eso?

AZOFAIFA

  ¿Por qué me engañaste? ¿Por qué me dijiste
  que en ti los amores y la fe habían muerto?
  ¿Por qué me dijiste que esos labios rojos
  que me vuelven loca, no darían más besos?
  ¿Por qué me dijiste que tus ojos claros
  nunca mirarían con loco deseo?
  ¿Por qué me dijiste que no me abrazabas
  porque las traiciones tanto mal te hicieron,
  que en huelga tranquila de brazos caídos
  tus brazos nervudos por siempre cayeron?
  ¿Por qué me engañaste, Renato? Responde.
  Ya ves que, llorando, mis penas te cuento.

(_Cae de rodillas, llorando._)

MENDO

(_Conmovido, poniéndole una mano sobre la cabeza._)

  ¡Mora de la morería!...
  ¡Mora que a mi lado moras!...
  ¡Mora que ligó sus horas
  a la triste suerte mía!...
  ¡Mora que a mis plantas lloras
  porque a tu pecho desgarro!...
  ¡Alma de temple bizarro!
  ¡Corazón de cimitarra!...
  ¡Flor la más bella del Darro
  y orgullo de la Alpujarra!...
  ¡Mora en otro tiempo atlética
  y hoy enfermiza y escuálida,
  a quien la pasión frenética
  trocó de hermosa crisálida
  en mariposa sintética!...
  ¡Mora digna de mi amor,
  pero a quien no puedo amar
  porque un hálito traidor
  heló en mi pecho la flor
  aun antes de perfumar!...

(_Levantándola._)

  Deja de estar en hinojos.
  Cese tu amarga congoja,
  seca tus rasgados ojos
  y déjame que te acoja
  en mis brazos, sin enojos.

(_La abraza._)

  No celes, que no es razón
  celar, del que por su suerte
  en una triste ocasión
  por escapar de la muerte
  dejó en prenda el corazón.
  No celes del desgraciado
  que sin merecer reproche
  fué vilmente traicionado
  y cambióse en media noche
  por no ser emparedado.
  Ni a ti ni a nadie he de amar.
  Déjame a solas pensar
  sentado en aqueste ripio,
  sin querer participar
  del dolor que participio.
  Déjame con mi revés:
  si quieres besarme, bésame,
  consiento por esta vez,
  pero déjame después.
  Déjame, Azofaifa, déjame.

AZOFAIFA

(_Arrodillándose ante él y besándole la mano._)

  Adiós, mi amor, mi destino,
  asesino peregrino
  de mi paz y mi sosiego.
  Adiós, Renato divino.

MENDO

  Adiós, adiós. Hasta luego.

AZOFAIFA

(_Haciendo mutis por la izquierda primer término._)

  (De quien causó su quebranto
  y le fizo llorar tanto,
  he de vengarme colérica.)

(_Vase._)

MENDO

(_Viéndola ir, con cierta lástima._)

  (La infeliz es una histérica
  que no sé cómo la aguanto.)

(_Sentándose._)

  ¿Pero lo que me indicó
  de Magdalena, será
  una ilusión suya o no?
  Si eso fuera cierto... ¡oh!
  Si se confirmara... ¡ah!
  Que de estar enamorada
  mi venganza tendría efeto,
  pues que podría, discreto,
  herirla de una balada
  y matalla de un soneto.
  Y debe ser cierto, sí,
  porque siempre que me ve
  me mira de un modo que
  parece como que se
  face pedazos por mí.
  ¡Ironías de la suerte:
  la que condenóte a muerte
  y te arrojó de sus brazos
  agora sin conocerte
  se muere por tus pedazos!

(_Queda pensativo, con la frente apoyada en el índice de la mano
diestra._)

(_Por la derecha, último término, entran en escena MAGDALENA y DOÑA
RAMÍREZ._)

MAGDALENA

  ¿Es él?

RAMÍREZ

          Él es.

MAGDALENA

                 ¡Ya era hora!

RAMÍREZ

  Sin duda alguna os acecha...

MAGDALENA

  Doña Ramírez.

RAMÍREZ

                Señora.

MAGDALENA

  Dejadme con él agora.

RAMÍREZ

  Pues buena mano derecha.

(_Haciendo mutis._)

  (Hoy quien priva es el poeta
  de las baladas divinas,
  y ayer privaba un atleta...
  ¡Infeliz! Es más coqueta
  que las clásicas gallinas.)

(_Entra en la tienda._)

MAGDALENA

(_A DON MENDO._)

  Trovador, soñador,
    un favor.

MENDO

    ¿Es a mí?

MAGDALENA

    Sí, señor.
  Al pasar por aquí
  a la luz del albor,
  he perdido una flor.

MENDO

  ¿Una flor de rubí?

MAGDALENA

    Aún mejor:
  un clavel carmesí,
    trovador.
  ¿No lo vió?

MENDO

              No le vi.

MAGDALENA

    ¡Qué dolor!
  No hay desdicha mayor
    para mí
  que la flor que perdí,
  era signo de amor.
    Búsquela,
  y si al cabo la ve
    démela.

MENDO

    Buscaré,
  mas no sé si sabré
    cuál será.

MAGDALENA

    Lo sabrá,
  porque al ver la color
    de la flor
    pensará:
    ¿seré yo
  el clavel carmesí
  que la dama perdió?

MENDO

  ¿Yo, decís?

MAGDALENA

              Lo que oís,
  que en aqueste vergel
    cual no hay dos,
  no hay joyel ni clavel
    como vos.

MENDO

  Quedad, señora, con Dios.

MAGDALENA

  ¿Por mi desdicha os molesto,
  os importuno y agravo?

[Ilustración: D.ª Berenguela]

MENDO

  No, señora, no es aquesto:
  es que, cual flor, soy modesto
  y me estáis subiendo el pavo.

MAGDALENA

  ¿Es que tan mal expreséme,
  doncel, que no comprendióme?
  ¿No miróme? ¿No escuchóme?
  ¿Tan poco afable mostréme
  que apenas vióme ya odióme?

MENDO

  Escuchéla y contempléla,
  vila, señora, y oíla;
  pero cuanto más miréla
  y cuanto más escuchéla,
  menos, señora, entendíla.
  ¿Quién sois que venís a mí,
  a un errante trovador,
  y me comparáis así
  con un clavel carmesí
  que es signo de vuestro amor?

MAGDALENA

  Trovador a quien adoro:
  soy la Duquesa de Toro,
  la más rica de Alcover.
  Tengo en mi casa un tesoro:
  para amarme, ¿queréis oro?

MENDO

  ¿Para qué lo he de querer
  si el oro no da el placer?

MAGDALENA

  Trovador de baja grey,
  soy yo la amante del Rey,
  la que reina por amor.
  Mi capricho es siempre ley.
  ¿Quieres ser Duque o Virrey?

MENDO

  Honor que otorga el favor,
  ¿para qué si no es honor?

MAGDALENA

(_Cada vez más loca._)

  Trovador, soy muy hermosa,
  mi piel es pulida rosa
  que goce y perfume da.
  Soy volcánica y mimosa,
  tómame y hazme dichosa.

MENDO

  ¿Quién habla de goces ya
  si el goce la muerte da?

MAGDALENA

  Hombre de hielo, que así
  responde a mi frenesí,
  ¿dónde tu acento escuché?
  ¿En dónde tus ojos vi?
  ¿Dónde la tu voz oí?

MENDO

  No sé, señora, no sé,
  ni do os vi, ni do os hablé.

(_Adoptando una postura gallarda._)

  Algún fantasma está viendo
  vuestro cerebro exaltado.

MAGDALENA

(_Retrocediendo horrorizada._)

  ¡No, sí, no, sí, no!... ¡¡Don Mendo!!

(_Reponiéndose._)

  (¿Pero qué estoy yo diciendo?
  ¡Don Mendo está emparedado!)
  Perdonad. Tuve un repente,
  mas ya pasó, por ventura.
  Sin duda la calentura
  trajo de pronto a mi mente
  el recuerdo, la figura
  de un ladrón, de un perdulario,
  de un Marqués estrafalario,
  que, aunque noble y de Sigüenza,
  por robar como un corsario,
  murió como un sinvergüenza.

MENDO

  Si me quisierais contar
  esa historia, gran señora,
  pudiérala yo glosar.

MAGDALENA

  Luego, que no hay tiempo ahora.
  Si la queréis escuchar,
  ¡bellísimo trovador!...
  en la cueva de Algodor
  aguardadme al dar la una;
  que hay allí sombra y frescor
  y una fuente que oportuna,
  saciará, sin duda alguna,
  mi sed ardiente de amor.
  ¿Faltarás?

MENDO

             No faltaré.

MAGDALENA

  Gracias, mi tesoro, adiós.
  Con mi dueña acudiré,
  y tan en punto estaré,
  que, al sentirnos, diréis vos:
  «es la una y son las dos.»
  ¡Adiós, mi vida, mi fe!...
  ¡Adiós, mi tesoro, adiós!...

(_Le tira un beso y entra en la tienda de la izquierda._)

MENDO

(_Horrorizado._)

  ¿Qué es eso? ¿Tiróme un beso?

(_Limpiándose._)

  ¿Dónde, ¡ay, Dios!, el beso dióme,
  y dónde quedóme impreso?
  ¡Pardiez! ¿Por qué fizo aqueso
  y por qué me lo tiróme?
  ¡Trapalona! ¡Lagartona!
  ¡Furia, catapulta, aborto...
  que de perjurio blasona!
  Has de ver cómo me porto;
  pues esta tarde en la cueva
  adonde el hado te lleva,
  juro por quien fuí y no soy
  que he de vengarme y que voy
  a dejarte como nueva.
  Porque al hacer explosión
  todo el odio que hay en mí,
  seré para tu expiación,
  no ya un clavel carmesí,
  sino un clavel reventón.

(_Jura y se va por la derecha último término._)

AZOFAIFA

(_Surgiendo por la izquierda._)

  ¡Ah! ¡No, miserable, no!...
  A esa cita que te dió
  no irás solo con la bella.
  Habrá otra mujer en ella,
  y esa mujer seré yo.

(_Se va tras de DON MENDO. Por la derecha, primer término, entran en
escena sigilosamente DON LOPE y DON LUPO._)

LUPO

  ¡Válame el cielo, don Lope!
  ¡Válanme todos los santos!

LOPE

  ¿Qué ha sucedido, don Lupo?

LUPO

  Que don Nuño y el privado
  hacia la tienda venían
  a fin de tomar descanso,
  cuando al llegar a la orilla
  de ese chaparral cercano
  vió don Pero que su esposa
  con un hombre estaba hablando.
  Celoso, pretendió oilla:
  detuvo a don Nuño el paso
  y hoy han sabido los dos
  lo que nunca sospecharon:
  que la privada es capaz
  de pegársela al privado,
  no ya con el propio Rey,
  que tal pegamento, es caso
  de honor para la familia,
  sino con cualquier bellaco
  que la recite una trova
  junto a la trompa de eustaquio.

LOPE

  ¡Pobre Toro! Tan boyante
  que venía, tan ufano
  con los honores que el Rey
  ha un instante le ha otorgado.

LUPO

  ¿Honores?

LOPE

            ¿No lo sabíais?

LUPO

  No por cierto.

LOPE

                 ¡Qué milagro!
  Pues sí; por su loca audacia
  y su arrojo al tomar Baños,
  hale otorgado el honor
  de poner en lo más alto
  de su escudo, donde ostenta
  una cruz de luengos brazos,
  cinco banderillas blancas
  con ribetes encarnados.

LUPO

  ¡Cinco banderillas!

LOPE

                      Cinco:
  a bandera por asalto.
  Y por tomar Al-coló
  y el Olivo, le ha donado
  para su escudo también
  aqueste lema preclaro:
  «No hay barreras para mí,
  pues si hay barreras, las salto.»

LUPO

  Aquí llegan. Reparad
  cuán tristes y cabizbajos
  se acercan ambos, don Lope.

LOPE

  Y con razón, qué diablos.
  Yo en el pellejo de Toro
  embistiera sin reparo
  desde el rey al trovador.

NUÑO

(_Con DON PERO por la derecha, primer término._)

  ¡Valor, don Pero!...

PERO

(_A DON LUPO y DON LOPE._)

                       ¡Dejadnos!

(_Se deja caer en una piedra y oculta el rostro entre las manos._)

LUPO

(_Haciendo mutis con DON LOPE por la derecha, último término._)

  Parte el alma ver a un Toro
  tan noble y tan castigado.

(_Vanse._)

PERO

(_Incorporándose, desalentado, tras una pausa._)

  ¡Qué fué, don Nuño amigo,
  lo que escuché desde la vil maleza!...
  ¡Qué horóscopo infernal nació conmigo!
  ¿Por qué cayó este peso, este castigo
  sobre mi corazón y mi cabeza?...
  ¡Ella; la blanca flor que yo estimaba
  pura como el albor de primavera,
  aprovechando mi fatal ceguera,
  con este y con el otro se enredaba,
  y más que blanca flor que perfumaba,
  era torpe y maldita enredadera!...
  ¡Con lo que yo la amaba, que ella era
  mi norte, mi pendón y mi bandera!...
  ¡Triste suerte la mía!
  ¿A quién sale con tal coquetería?
  ¿Lo imagináis tal vez?

NUÑO

(_Tristemente._)

                         Sale a una tía:
  A mi hermana menor doña Mencía,
  que dos veces casóse
  y con los dos esposos divirtióse.

PERO

  Yo fuí siempre un marido comedido
  que en tal comedimiento está mi flaco.
  Jamás oyó de mí nada atrevido,
  que cuando algún bellaco
  mi calma exasperaba y distraído
  soltaba en su presencia cualquier taco,
  procuraba al instante
  disimular la frase mal sonante
  y usaba de vocablos
  que eran sustitutivos de venablos.
  ¡Cuántas veces he dicho centellante:
  «Córcholi», que es un taco italiano
  en lugar del venablo castellano!...

NUÑO

  ¿Y qué piensas hacer?

PERO

                        ¡Matalla!

NUÑO

                                  ¡Calla!
  Al ladrón que en su amor te sustituya
  mátale, sí, porque su vida es tuya;
  pero a la vil canalla
  que el honor de los Mansos avasalla,
  yo solo he de matar. ¡Nadie me arguya!
  Mi sangre lleva, que mi sangre es suya,
  y yo mesmo, su padre, he de matalla.

PERO

  ¡Pero si el golpe os falla...
  dejaréis que a mi vez yo contribuya!...

NUÑO

  Debes en caso tal, apuñalalla
  y con furia de tigre rematalla
  hasta que el deshonor en ti concluya.

PERO

(_Abrazándole conmovido._)

  Esa respuesta noble y bondadosa
  aguardaba de vos y no otra cosa.
  Si no escuchamos mal, es a la una
  la cita de mi cónyuge.

NUÑO

                         En efeto,
  y en la cueva moruna,
  lugar que por su aspeto,
  se presta, ¡vive Dios!, a mi proyeto.

PERO

  Pues la comedia acabará en tragedia.
  Nos reuniremos a las doce y media
  y sereno... ¡Sereno, sí, sereno,
  mi honor he de librar de tanto cieno!

(_Trompetazos y musiquilla dentro._)

NUÑO

(_Mirando hacia la derecha._)

  ¡El Rey se acerca!...

PERO

                        ¡El Rey!... ¡Qué desengaños!
  ¡Después de una amistad de tantos años
  resultar que era él, mi condiscípulo,
  el que en la corte me ponía en ridículo!...
  Y debe amarla aún, que aunque sostiene
  que viene aquí por mí, por mí no viene.
  Esas son ocurrencias de retórico.
  ¡Viene por mi mujer!

NUÑO

                       Eso es histórico...

PERO

  De haberlo yo sabido
  no hubiera, no, don Nuño, consentido
  que por premiar mi táctica certera
  al tomar esos fuertes por asalto,
  en el escudo de mi padre hiciera
  insertar la inscripción de la barrera,
  y luego, esto es peor, ¡ay!, me pusiera
  las cinco banderillas en lo alto;
  que agora me avergüenza y me mancilla
  el llevar en la cruz las banderillas.

NUÑO

  ¡Disimulo, don Pero!

PERO

                       Soy valido
  y sé disimular como es debido.

(_La musiquilla suena ya en el último rompimiento de la izquierda
y al mismo tiempo que MAGDALENA y DOÑA RAMÍREZ salen de la tienda,
entran en escena por la derecha último término los siguientes
personajes y en este mismo orden: dos HERALDOS, seis SOLDADOS, dos
PAJES, DON ALFONSO, DOÑA BERENGUELA, MARQUESA, DUQUESA, DON GIL, DON
SUERO, MONCADA, FROILÁN, MANFREDO, GIRONA, DON LUPO, DON LOPE, DON
MENDO, AZOFAIFA, RAQUEL, ESTER, ALJALAMITA, REZAIDA, MORO 1.º, MORO
2.º y cuantos guerreros sean posibles. MAGDALENA saluda cortésmente
a los REYES en tanto que los PAJES entran en la tienda y sacan dos
sillones, que ocupan DOÑA BERENGUELA y DON ALFONSO._)

ALFONSO

  Cese ya el atambor, que están mis nobles
  cansados de redobles
  y yo ahíto
  de tanto parchear y tanto pito.

(_Cesa la música._)

(_Dirigiéndose a la DUQUESA._)

  Ha un momento, señora, que a tu esposo
  por su mando glorioso
  en esta magna empresa
  le demostré gustoso
  el amor que mi pecho le profesa.
  A ti, noble Duquesa,
  que por valles, y cúspides y oteros,
  vas tras él animando a los guerreros
  que te llaman «la bélica leonesa»,
  cumpliendo una promesa
  que hice a la Reina ayer, de sobremesa,
  te nombro capitán de coraceros.

(_Murmullos._)

  Y a tu cintura breve y torneada
  yo mesmo he de ceñir mi regia espada.

MAGDALENA

  No me estimo acreedora
  a gracia tan loadora y valedora.

BERENGUELA

  Tal merced nuestro afeto conmemora.

MAGDALENA

  ¡Gracias, Rey y señor!... ¡Gracias, señora!...

ALFONSO

(_Ciñéndole su espada._)

  ¿Por qué no me has escrito, vida mía?

MAGDALENA

(_También en voz baja._)

  Porque Pero me acecha noche y día.

ALFONSO

  Luego te buscaré.

MAGDALENA

                    ¿Pero esta gente?...

[Ilustración: Alfonso VII]

ALFONSO

  Yo les daré esquinazo fácilmente.

(_Se separan. DON ALFONSO vuelve a ocupar su sitio._)

PERO

(_A DON ALFONSO._)

  Señor, de veras lamento
  y me duele y me molesta
  no poder haceros fiesta
  en mi pobre campamento;
  pero aunque a todos convoque
  no he de hallar, porque no haile,
  nadie que cante, ni toque,
  ni que recite, ni baile;
  que son mis garridas huestes,
  huestes de recios soldados
  a quienes han sin cuidados
  los romances y los «tuestes».

BERENGUELA

  ¿Pero es posible, don Pero,
  que quien distraiga no haiga?

PERO

  Señora, no hay quien distraiga.

MENDO

(_Avanzando._)

  Perdonadme, caballero.

PERO

(_Furioso._)

  ¡Cielos! ¿Quién osa?

MENDO

                       ¡Yo oso!

ALFONSO

  ¡Un trovador!

MONCADA

                (¿Qué estoy viendo?
  Es él, don Mendo. ¡Don Mendo!...)

BERENGUELA

(_Calándose los impertinentes y mirando a DON MENDO con codicia._)

  (¡Qué trovador tan hermoso!)

MENDO

  Rey de Castilla y León,
  si tu permiso me dieras,
  yo trovara una canción
  al son del mago danzón
  de mis cinco bayaderas.

ALFONSO

  ¿Cinco bayaderas? ¡Vaya!

MENDO

  Vedlas, señor.

(_A las moras y judías que estarán tras él._)

                 ¡Avanzad!

(_Las cinco saludan._)

  Dudo que en Hispania haya
  desde Cádiz a Vizcaya
  nada mejor, Majestad.
  Judías son estas tres,
  y hacen tan raras estrías
  con los brazos y los pies
  al danzar, que raro es
  no repitan las judías.
  Estas otras dos son moras
  de la Alpujarra, y compiten
  con las otras danzadoras
  de tal modo, que repiten
  aunque son moras, señoras.
  Si ver sus gracias quieredes
  y permiso me concedes
  y para una trova entonar,
  yo sabré, señor, pagar
  con un canto tus mercedes.

ALFONSO

  Trove, trove el trovador,
  que no ha de causarme enojos.

MAGDALENA

  (¡Es bello como una flor!)

BERENGUELA

  (¿Qué fuego tiene en sus ojos
  que ha despertado mi amor?)

MAGDALENA

(_Que no quita ojo a DON MENDO._)

  Doña Ramírez, le quiero;
  muero por ese doncel.

BERENGUELA

(_A DON SUERO que está tras ella._)

  Ese trovador, don Suero,
  ha de ser mío, o me muero.

(_Siguen hablando._)

AZOFAIFA

  (¡Todas se fijan en él!)

ALFONSO

(_A DON GIL, que está tras él._)

  Haced que yo y Magdalena
  tengamos alguna escena
  antes de sonar las cuatro.

(_Siguen hablando._)

BERENGUELA

(_A DON SUERO._)

  Decidle que me enajena,
  decidle que le idolatro,
  que su voz me suena a trinos,
  que su boca es un edén,
  y que quiero, por mi bien,
  verme en sus ojos divinos
  antes que las cuatro den.

GIL

(_A DON ALFONSO._)

  Yo hablaré luego a la bella.

SUERO

(_A DOÑA BERENGUELA._)

  Satisfarás tu quillotro.

PERO

(_A DON NUÑO, rugiendo de ira._)

  ¡Qué estrella tengo! ¡Qué estrella!
  ¡Cómo mira el Rey a ella!...
  ¡Y ella cómo mira al otro!...

MENDO

(_Que ha estado templando su laúd._)

  Templado está ya el laúd.

ALFONSO

  Pues vuestra trova cantad.

MENDO

  ¡Reyes y nobles, salud!...

(_Al Rey._)

  Para ti mi gratitud
  por tu indulgencia.

ALFONSO

                      Empezad.

(_Música._)

MENDO

(_Mientras las tres judías y las dos moras bailan, recita a compás de
la música._)

  Era don Lindo García,
  el Marqués de Fuente-Amor,
  el más noble caballero
  de Castilla y de León.
  Sangre de reyes tenía
  y sangre de rey vertió,
  que fué don Lindo el que en Clunia
  dió muerte al rey Almanzor.
  Oro don Lindo, no había,
  ni jamás en él pensó,
  que el oro con valer tanto,
  nunca fué el triunfo mejor
  para quien pone en el puño
  de su espada el corazón.

AZOFAIFA, REZAIDA, RAQUEL, ESTER y ALJALAMITA

(_Todas a una._)

  Era don Lindo García,
  el Marqués de Fuente-Amor,
  el más noble caballero
  de Castilla y de León.

MENDO

  En doña Sancha Mendoza,
  hija del Conde de Aldoz,
  puso don Lindo los ojos,
  y con los ojos su amor;
  y doña Sancha una noche
  a don Lindo se entregó,
  porque cantóle una trova
  al pie de su torreón,
  y era la trova tan linda
  y tan lindo el trovador,
  que doña Sancha rindióse
  con el do re mi fa sol.
  El Conde, que no sabía
  d’este enredo, concertó
  la boda de doña Sancha
  con Suero de Waldeflor,
  qu’era valido del Rey
  de Castilla y de León.
  Y doña Sancha, ambiciosa
  de riquezas y de honor,
  quiso alejar a don Lindo
  de su castillo de Aldoz
  para casar con don Suero
  con pompa y con esplendor,
  que en aquel Suero veía
  un remedio a su ambición.

AZOFAIFA, REZAIDA, RAQUEL, ESTER y ALJALAMITA

(_Todas a una._)

  En doña Sancha Mendoza,
  hija del Conde de Aldoz,
  puso don Lindo los ojos,
  y con los ojos su amor.

MENDO

  Un collar Sancha tenía
  y a don Lindo lo entregó
  para perdelle, y aluego
  matalle sin compasión.
  Que la noche que donóle
  el collar, don Suero entró
  por la escala que pendía
  del macizo torreón
  y halló a don Lindo en la estancia,
  y con don Lindo luchó;
  y cuando furioso el Conde,
  para defender su honor,
  a don Lindo y a don Suero
  pidió franca explicación,
  doña Sancha, la perjura,
  con serena y firme voz,
  confesó que por roballa
  don Lindo en la estancia entró;
  y como el collar tenía
  de su brazo en derredor
  y delatalla no pudo
  porque salvalla juró,
  como ladrón fué tenido
  el Marqués de Fuente-Amor,
  y como ladrón juzgado,
  y muerto como ladrón.

(_MAGDALENA, que ha estado escuchándole nerviosísima, da un grito y
cae desmayada en brazos de DOÑA RAMÍREZ. Cesa la música._)

PERO

  ¡Cielos! ¿Qué es esto?

RAMÍREZ

                         ¡Venid!

(_Acuden los pajes._)

NUÑO

(_Acercándose._)

  ¿Qué sucede?

MONCADA

(_A DON MENDO, con intención._)

               ¡Por Satán!
  Que el valiente capitán
  se ha desmayado.

(_DON MENDO le mira, se estremece, y muy azorado le vuelve la
espalda._)

ALFONSO

(_A DOÑA RAMÍREZ y los pajes._)

                    Partid.
  En su tienda la dejad
  con gran mesura y gran cuido.

RAMÍREZ

(_Al ver que MAGDALENA se agita convulsa._)

  (¡Hija, qué barbaridad,
  y qué histérico has cogido!)

(_Entran en la tienda, transportando a MAGDALENA, los dos pajes y
DOÑA RAMÍREZ._)

PERO

(_Severamente a DON NUÑO._)

  El trovador ha trovado
  mi casorio, caballero.
  Ella es Sancha, yo don Suero
  y vos el Conde menguado.
  Y si es cierto, ¡vive Dios!,
  que desde que me casé
  hice el burro, juro que
  habréis de llorar los dos.

NUÑO

  ¿Hacéis caso de un poeta?

(_Siguen hablando._)

AZOFAIFA

  (¿Qué colijo de este trance?
  ¿Por qué escuchando el romance
  cayó con la pataleta?
  ¿Será acaso esa mujer
  la que mató su ilusión?
  Si es ella, la he de morder
  la lengua y el corazón.)

(_Se desliza y entra en la tienda de MAGDALENA._)

BERENGUELA

(_Que le anda dando vueltas a DON MENDO, comiéndosele con los ojos._)

  (Yo mesma decirle quiero
  que por su boca estoy loca,
  y que el coral de su boca
  ha de besarme o me muero.)

MONCADA

(_Detrás de DON MENDO, que continúa en el centro de la escena con los
brazos cruzados y la vista en las nubes._)

  ¡Don Mendo!

MENDO

(_Estremeciéndose._)

              Así no me llamo.

MONCADA

  Vos sois don Mendo.

MENDO

                      ¡Jamás!

BERENGUELA

(_A DON MENDO, a media voz y comiéndoselo._)

  ¡Te amo, trovador! ¡¡Te amo!!

(_Se separa de él._)

MONCADA

  Pero Mendo, ¿qué las das?

MENDO

  (¡La Reina!... Lo estaba viendo.)

ALFONSO

  ¡Señores, siga la danza!...

MENDO

  (¡Qué cerca está la venganza,
  la venganza de don Mendo!...)

(_Telón._)


FIN DE LA JORNADA TERCERA



JORNADA CUARTA


La escena es una gran oquedad abovedada, perteneciente a una cantera
o mina abandonada. En el fondo gran arco irregular que sirve de
entrada. El telón de foro será una alegre y luminosa perspectiva de
campo andaluz, con algún que otro pino frondoso en primer término.

Dentro ya de esta gran cueva habrá, a la derecha y en ochava, una
cascada cuyas aguas corren hacia el foro. Sobre la cascada y como a
dos metros de altura un agujero sobre las rocas por el que puedan
asomarse dos personas. En primero y segundo términos del lateral
derecha el arranque de dos galerías que se pierden en el lateral.
Entre uno y otro algún macizo de zarzas donde pueda ocultarse una
persona. En el lateral izquierda se inician tres de estas galerías,
también practicables. Dichas galerías serán de altura y anchura
distintas y alguna de ellas estará semioculta por los arbustos y
malezas que crecen entre los riscos. Es de día. Luz intensa en el
campo.

  Al levantarse el telón entran en escena por el foro y guardando
  todo género de precauciones AZOFAIFA y ALÍ-FAFÉZ, un morazo muy
  mal encarado.

ALÍ

  ¿Qué me quieres, Azofaifa,
  que a tan lejano lugar
  de mi tienda me conduces?

AZOFAIFA

  Alí-Faféz, por Alá
  te suplico que me ayudes.

ALÍ

  ¿Qué intentas, di?

AZOFAIFA

                     Castigar
  a una cristiana maldita
  a quien tengo por rival.

ALÍ

  Si es cristiana, con mi brazo
  puedes al punto contar;
  que tanto mi pecho odia
  a la infame cristiandad,
  que si sangre de cristianos
  corriera por el pinar
  como corre por las rocas
  ese puro manantial,
  tal vez por lavarme en sangre
  me llegaría a lavar.

AZOFAIFA

  Mucho les odias, Alí.

ALÍ

  Y quisiera odiarles más,
  que aunque fabrico babuchas
  sé de memoria el Korán.
  Dispón de mí.

AZOFAIFA

                Sólo quiero
  que oculto en el olivar
  que ese camino bordea,
  mediante alguna señal
  me avises cuando se acerque
  mi amo y señor el juglar
  a quien sirvo.

ALÍ

                 ¿Sólo es eso?

AZOFAIFA

  Eso, Alí-Faféz, no más.

ALÍ

  ¿Y la señal?

AZOFAIFA

               Un silbido.

ALÍ

  ¿Un silbido? ¿No creerá
  que le silbo, recordando
  lo mal que suele trovar?

[Ilustración: Azofaifa]

AZOFAIFA

  No lo creerá. Ve tranquilo.

ALÍ

  ¿Y tú, entretanto, qué harás?

AZOFAIFA

  Entre esas piedras, oculta,
  afilaré mi puñal.
  Márchome, pues, por aquí,
  y vete, Alí, ¡por Alá!

(_AZOFAIFA hace mutis por la derecha primer término._)

ALÍ

  ¡Cristianos!... ¡Raza maldita!...
  ¡Aunque yo os finja amistad
  y os venda rojas babuchas
  de orillo y de cordobán,
  os desprecio y abomino!...

(_Viendo entrar por el foro a DOÑA BERENGUELA, seguida de la DUQUESA
y la MARQUESA._)

  ¡Oh, señora!... ¡Majestad!...

(_Se inclina hasta partirse el esternón y se va por el foro haciendo
zalemas._)

BERENGUELA

  Esta es la bella cueva que indiquéle
  al lindo trovador que enloquecióme.
  A recedal y a yerbaluisa huele,
  como su puro aliento cuando hablóme.
  Quiero que aquí mi boca le revele
  todo lo que su amor me reconcome,
  y le he de conceder, ¡tanto me embarga!
  no ya un cuarto de hora, una hora larga.

DUQUESA

  Ved, señora, que acaso sea imprudente
  lo que hacéis al venir a aquesta cueva.
  Esa pasión satánica y vehemente
  que, justo es confesallo, en vos no es nueva,
  paréceme importuna.

MARQUESA

(_Con marcado acento catalán._)

                      Ciertamente.
  Mi criterio también te lo reprueba,
  que con nobles, tal vez, mas con pigmeos
  no se deben tener tales flirteos.
  Si el Conde de Provenza y Barcelona,
  tu buen padre, a quien tanto te pareces,
  viera cómo Cupido te aprisiona,
  de ti renegaría cual mereces.
  Repara que te juegas la corona;
  que estás buscando al gato los tres pieces
  y que es, ¡oh reina!, torpe e insensato
  el pretender buscar tres pies al gato.

BERENGUELA

  No me enojes, marquesa de Tarrasa;
  ya sé que no hago bien; pero el cuitado
  es tan gentil, que su mirar abrasa.
  ¿Dónde viste doncel más bien formado?
  Mi virtud ante él muere y fracasa.
  ¡Pecado quiero ser si él es pecado!...
  que por un beso de su boca diera
  cien coronas, cien vidas que tuviera.

MARQUESA

  Loca estás a la fe.

BERENGUELA

(_Malhumorada._)

                      ¡Dejadme digo!
  Por estas galerías discurramos
  hasta oír la señal. Venid conmigo.

MARQUESA

  A tu servicio, Majestad, estamos.

DUQUESA

  Despacio caminad, que me fatigo.

BERENGUELA

(_Por la primera galería de la izquierda._)

  Entremos por aquí. Seguidme.

MARQUESA

                               Vamos.
  (En cuanto ve un doncel como una rosa
  lo escoge para sí; es una ansiosa.)

(_Se van las tres por el sitio indicado. Por el foro entran en escena
DON ALFONSO y MONCADA._)

ALFONSO

  Este es el sitio, Moncada.

MONCADA

  Bravo lugar, a fe mía;
  hay en él frescor, poesía,
  poca luz... y asaz velada.
  Siempre te plació buscar
  para tus hechos corruptos,
  lugares un poco abruptos,
  y no me debe extrañar;
  que para amar, lo mejor
  es lo más concupiscente:
  al remanso de una fuente
  el amor es más amor.
  Y entre estos peñascos romos,
  en este lugar perdido,
  que semeja un bello nido
  de ninfas, hadas y gnomos;
  en esta penumbra grata,
  bajo esta bóveda oscura,
  y oyendo cómo murmura
  la limpia fuente de plata,
  cualquier dicho gallofero
  parecerá un verso adonio;
  cualquier corcova, un Petronio,
  y cualquier besugo, Homero.

ALFONSO

  Hablas, Marqués, sabiamente,
  cosa nada nueva en ti.
  A la que yo aguardo aquí
  ha de placerle este ambiente;
  que es alma de dulce albura,
  rosicler de Alejandría,
  toda luz, gracia, poesía,
  exquisitez y ternura.
  Un bello ser delicado
  que ignora lo que es maldad.

MONCADA

  Es... Magdalena, ¿verdad?

ALFONSO

  La misma.

MONCADA

            (Estás apañado.)

ALFONSO

  Y me remuerde este exceso.
  Temo que piense el marido
  que por ser él mi valido
  yo me he valido de eso.
  Y aún más confuso me hallo,
  por traicionar a mi esposa
  que es dama tan virtuosa.

MONCADA

  (Este rey es un caballo.)

ALFONSO

  Pero cuando amor azota
  y clava su dardo cruel,
  tienen que rendirse a él
  lo mismo el Rey que la Sota.
  Y el dardo en esta ocasión
  llegó al alma tan derecho,
  que no sé ya si en el pecho
  tengo dardo o corazón.

MONCADA

  Creo, señor, que viene gente.

ALFONSO

  Aún es temprano, aguardemos,
  entremos y paseemos.

MONCADA

  Lo estimo asaz pertinente.

ALFONSO

  Ve delante.

MONCADA

              ¡Nunca!

ALFONSO

                      Sí.
  Que si hay peligro o tropiezo
  debes tú cargar con eso
  antes que me toque a mí.

MONCADA

  Razón tienes en verdad
  pues que tu vida es sagrada.

ALFONSO

  Pues vamos presto, Moncada.

MONCADA

  Vamos presto, Majestad.

(_Hacen mutis por la izquierda último término._)

(_Por el foro entran en escena, primero DON NUÑO y luego DON PERO.
Este último con la espada desenvainada._)

NUÑO

  Pasad, don Pero, en buen hora,
  y ese acero vengador
  enfundad, que aún no ha llegado
  al lugar de la traición
  la que manchó vuestro nombre
  y mi vida ensombreció.

PERO

(_Enfundando la espada._)

  ¡Plegue al cielo que no tarde,
  y plegue al santo patrón
  San Ildefonso, que al vella
  mis iras contenga yo;
  que es mi cólera tan sorda
  y es tan grande mi furor
  que plegue a Dios, no le plegue
  un golpe en el corazón
  que se lo rompa en pedazos!

NUÑO

  ¡Don Pero, teneos, por Dios,
  y habed calma!

PERO

(_Despectivo._)

                 Un padre puede,
  cuando se falta a su honor,
  hablar de calma; un marido
  vilmente ultrajado, no.
  La sangre de veinte Toros
  presta a mi pecho calor;
  y la sangre de los veinte
  pídeme con recia voz
  que lave, también con sangre,
  la mancha de mi blasón.

NUÑO

(_Con rabia._)

  Si veinte fueron los Toros,
  fueron pocos, vive Dios,
  que para veinte, hay cien Mansos
  cuya sangre llevo yo,
  y los cien también me piden
  que castigue ese baldón.
  Comparad, Duque, quién puede
  hablar más alto y mejor;
  si los Toros o los Mansos:
  si yo como padre o vos.

PERO

  Me place escucharos.

NUÑO

                       ¡Basta!
  Venid. Este corredor

(_Por la primera galería de la derecha._)

  después de mil vueltas, lleva
  a aquel hueco. En él los dos
  podremos ver sin ser vistos,
  y cuando llegue el traidor
  y con la traidora hable
  de trovas y de pasión
  saldremos y... ¡Dios les valga!
  Vamos, noble Duque.

PERO

                      ¡Allón!

(_Se van por la primera galería de la derecha._)

RAMÍREZ

(_Con MAGDALENA por la segunda galería de la izquierda._)

  Gracias a Dios que se ve,
  señora, que ese antro está
  tan oscuro, que no sé
  cómo con vos no quedé
  perdida por siempre allá.

MAGDALENA

  ¿Oscuro dices? ¡Por Dios!

RAMÍREZ

  Permitid que en ello insista.
  ¿No era oscuro para vos?

MAGDALENA

  No tal.

RAMÍREZ

          Entonces, las dos
  no tenemos igual vista.
  Porque aunque anduve con flema
  tropecé, cosa en mi rara,
  y ved, señora, qué exema.

(_Le enseña un dedo._)

MAGDALENA

  ¡Jesús!...

RAMÍREZ

             No estaría tan clara
  cuando me he roto una yema.
  Sin duda en vos el amor
  es fuego que tanto alumbra,
  que ha trocado a su sabor
  en albores la penumbra,
  y la sombra en resplandor.
  Mas yo que nunca he sabido
  lo que es la dicha de amar,
  porque así plugo a Cupido,
  y por tanto no he tenido
  ocasiones de alumbrar,
  cuando a sitio oscuro voy
  mi pobre infortunio labro,
  pues me ocurre lo que hoy
  que voy, mas segura estoy
  de que al ir me descalabro.

(_Silbido dentro._)

MAGDALENA

  ¡Cielos!...

RAMÍREZ

              ¡Silbaron!...

MAGDALENA

                            ¡Qué horror!

RAMÍREZ

  Temblor entróme al oirlo.

MAGDALENA

  Asomaos, por favor.

(_Se asoma al foro DOÑA RAMÍREZ._)

  ¡Dios santo! ¿Será algún mirlo
  o será un reventador?
  ¿Veis algo?

RAMÍREZ

              ¡Por más que ojeo!...

MAGDALENA

  Heme quedado de estuco,
  doña Ramírez.

RAMÍREZ

                ¡Ya veo!

MAGDALENA

  ¿Y es un mirlo como creo?

RAMÍREZ

  No señora, que es un cuco.
  ¡El trovador!

MAGDALENA

                ¡Ah! ¡Por fin!
  Idos.

RAMÍREZ

        Claro está, señora.
  ¿Qué hago yo en este trajín?

MAGDALENA

  Aguardad sólo una hora.

RAMÍREZ

  Aunque sean dos. A mí... plin.

(_Al hacer mutis por el foro, se encuentra con DON MENDO y le saluda
ceremoniosamente. Vase._)

MENDO

  Guárdeos Dios, pulida dama.

MAGDALENA

  Y a vos, flor de la poesía,
  que venís por dicha mía
  adonde mi amor os llama.

MENDO

  (Señores, valiente arpía.)

MAGDALENA

  Gracias os doy, trovador,
  por atender mi cuidado
  que es un cuidado de amor.

MENDO

  ¿Quién pudo haberos negado,
  gran señora, tal honor?

MAGDALENA

  Pues eres asaz cortés
  ven aquí, pulcro trovero,
  que voy, postrada a tus pies,
  a explicarte cómo es
  el amor con que te quiero.

(_Sienta a DON MENDO sobre una piedra y se arrodilla a sus pies._)

  ¿Has visto cómo la flor
  cuando despunta la aurora
  abre sus pétalos tiernos
  buscando luz en las sombras?
  Pues así mi boca busca
  el aliento de tu boca.

AZOFAIFA

(_Oculta entre los riscos y arbustos del primer término derecha._)

  (Yo haré que tu boca infame
  bese el polvo de tu fosa.)

MAGDALENA

  ¿Has visto cómo los ríos
  buscan el mar con anhelo
  para darle cuanto llevan
  porque es el mar su deseo?
  Pues así mis labios buscan
  los suspiros de tu pecho.

AZOFAIFA

  (Yo arrancaré de tus labios
  los suspiros con mi acero.)

(_Por el agujero del foro derecha, asoman DON NUÑO y DON PERO._)

MAGDALENA

  ¿Has visto cómo la luna
  busca en el bosque frondoso
  un lago de linfa clara
  donde mirarse a su antojo?
  Pues así mis ojos buscan
  el espejo de tus ojos.

PERO

  Este puñal, ¡vive Cristo!
  será quien tu fuego venza.
  Vamos, que más no resisto.

NUÑO

  ¿Has visto qué sinvergüenza?

PERO

  ¡Vive Cristo, que lo he visto!

(_Desaparecen._)

MENDO

(_Levantándose._)

  O yo mucho desvarío,
  o alguien en la cueva habló.

MAGDALENA

  Dices bien. Saber ansío...

MENDO

  Aguardadme.

MAGDALENA

              No; bien mío.
  Soy capitán: iré yo.

(_Hace mutis por la derecha primer término. AZOFAIFA se oculta._)

MENDO

(_Viendo marchar a MAGDALENA._)

  ¡Aborto de Satanás!...
  Dentro de poco sabrás
  quién es el Marqués de Cabra,
  que ahora me he dado palabra
  de matarte y morirás.

(_Mirando hacia la izquierda primer término._)

  ¡Mas qué es esto! ¿es ilusión?

(_Viendo entrar a la Reina._)

  ¡La Reina! ¡Qué situación!...

BERENGUELA

(_Cayendo a sus pies y tomándole una mano._)

  ¡Doncel, que eres ya mi vida,
  mira a tus plantas rendida
  a la Reina de León!

MENDO

  (¡Malhaya sea la hora!...)
  Alzad del suelo, señora.

BERENGUELA

  Ante tan grande hermosura
  esta ha de ser la postura
  que yo adopte desde ahora.

MENDO

  (Estaba por darla un lapo...
  Todas por mí como un trapo,
  y con igual pretensión...
  ¡Ay, infeliz del varón
  que nace, cual yo, tan guapo!)
  Alzad, porque el suelo os mancha.

(_La levanta._)

PERO

(_Entrando con DON NUÑO, sigilosamente, por la derecha segundo
término._)

  ¡Dejadme!

NUÑO

            ¡No!

PERO

                 ¡Es mi revancha!

NUÑO

  ¡A mí toca!

PERO

              ¡Toca a mí!

NUÑO

  ¡Quieto, que es la Reina!

PERO

                            ¡Sí!
  ¡La Reina! ¡Cielos, qué plancha!

NUÑO

  El hierro con furia empuño.

PERO

  Volvamos al agujero.

NUÑO

  ¡Qué cosas se ven, don Pero!

PERO

  ¡Qué cosas se ven, don Nuño!

(_Se van sigilosamente por la derecha segundo término._)

BERENGUELA

  ¡Trovador, ámame o muero!

AZOFAIFA

  (¡Pues agora has de morir!)

(_Se dispone a salir, pero al ver a la MARQUESA, que entra en escena
por la izquierda primer término, se contiene._)

MARQUESA

(_Muy asustada._)

  ¡Señora, acabo de oír
  por aquesta galería
  la voz del Rey, que decía
  algo de vos! Hay que huir
  en seguida, Majestad.

BERENGUELA

  ¡El Rey! ¡Qué contrariedad!

MARQUESA

  Venid, por Dios.

BERENGUELA

                   Allá voy.

(_A DON MENDO._)

  Ya sabéis en dónde estoy.

MENDO

  Iré a buscaros.

MARQUESA

                  ¡Pasad!

(_Se va por la izquierda primer término DOÑA BERENGUELA. La MARQUESA,
mirando rendidamente a DON MENDO, dice más catalanamente que nunca:_)

  ¡Qué preciós, Mare de Deu!
  No vi duncel más hermós
  ni en Sitges, ni en Palamós,
  ni en San Feliú... ni en Manlléu.

(_Vase._)

AZOFAIFA

  (Ella vuelve: escucharé.)

MAGDALENA

(_Entrando en escena nuevamente._)

  Nada vi. Nada encontré.
  Sin duda el viento zumbó
  y eso fué lo que se oyó.

MENDO

  El viento sin duda fué.

MAGDALENA

(_Intentando abrazar a DON MENDO._)

  ¡Amor de mi vida!...

MENDO

(_Sujetándola colérico._)

                       ¡¡Basta!!
  ¡Que ya el furor me domina!

MAGDALENA

  ¡Cielos!

MENDO

           ¡Mujer asesina,
  baldón de tu infame casta,
  a quien mi pecho abomina!...
  ¡Mírame bien!...

MAGDALENA

(_Asustada._)

                   ¡No comprendo!

MENDO

  ¡Pálpame aquí, es bien sencillo!...

(_Le lleva una mano a su coronilla._)

MAGDALENA

(_Horrorizada._)

  ¿Qué toco, Dios? ¿Qué estoy viendo?
  ¿Tú tienes un lobanillo
  como el que tenía don Mendo?...

MENDO

(_Remangándose y enseñándole el brazo izquierdo._)

  ¡Mira el recuerdo sagrado,
  vestigios de diez combates!...

MAGDALENA

  ¡La cicatriz! ¡Mi bocado!...

(_Como loca._)

  ¡Don Mendo! ¡Tú!... ¡No me mates!...
  ¡No me mates!...

(_Cae desmayada en sus brazos._)

MENDO

                   ¡Se ha privado!

AZOFAIFA

  (Hice bien al suponer
  que era esa infame mujer
  la causa de su aflicción.
  ¡Oh! ¡Con qué gusto he de hacer
  pedazos su corazón!)

MENDO

  Largo el desmayo va siendo.

PERO

(_En el agujero._)

  ¡Ahora es ella! De ira enciendo
  y a vengar mi afrenta voy.

NUÑO

  Y yo también.

(_Desaparecen._)

MAGDALENA

(_Abriendo los ojos._)

                ¿Dónde estoy?

MENDO

  En los brazos de don Mendo.

MAGDALENA

(_Horrorizada._)

  ¡Cielos! ¡El emparedado
  con vida!...

MENDO

               ¡Al cielo le plugo!...
  ¡Tiemble tu pecho menguado
  que don Mendo se ha tornado
  de emparedado en verdugo!
  ¡Y vas a morir, arpía!
  ¡Vas a morir sin tardanza!...

MONCADA

(_Precipitadamente, por la última galería de la izquierda._)

  Huid, Marqués, por vida mía
  que el Rey llega. Tu venganza
  aplaza para otro día.

MAGDALENA

  (¡Me he salvado!)

(_Se parapeta tras de MONCADA._)

MENDO

(_Puñal en mano amenazando a MAGDALENA._)

                    ¡Muere!

MONCADA

                            ¡Atrás!

MENDO

  ¡Marqués!

MONCADA

            ¡La defiendo yo!

MENDO

  ¡Te juro que morirás!

MONCADA

  Más tarde la matarás,
  pero con mi daga, no.

(_Le arrebata el puñal y le señala imperiosamente la primera galería
de la izquierda. DON MENDO hace mutis por ella mordiéndose las
manos._)

MAGDALENA

  ¡Gracias, Moncada!

MONCADA

(_Con la mayor naturalidad._)

                     De nada.

MAGDALENA

  Vuestro favor.

MONCADA

                 No es favor.

AZOFAIFA

  (¡Un Marqués el trovador!
  Azofaifa desgraciada...
  ¿En quién pusiste tu amor?)

(_Entra DON ALFONSO por la izquierda, último término. MONCADA se
inclina ante él reverenciosamente y hace mutis por el foro._)

ALFONSO

  ¡Oh, mi gentil Magdalena!

MAGDALENA

  ¡Oh, Rey, a quien tanto amo!

(_Se abrazan._)

ALFONSO

  Siervo llámame y no rey,
  que de ti soy tan esclavo
  que morir quisiera agora
  en la cárcel de tus brazos.

(_Por último término de la derecha entran en escena espada en mano,
DON NUÑO y DON PERO._)

PERO

  ¡Pues morirás, miserable,
  en sus brazos y a mis manos!

(_MAGDALENA da un grito y se separa del Rey. Este vuelve y mira
altivo a DON NUÑO y DON PERO, que sofocan al verle una exclamación._)

ALFONSO

  ¡Hiéreme, Duque de Toro,
  si tu valor llega a tanto!

(_A DON PERO se le cae la espada de la mano._)

PERO

  ¡Por el ánima bendita
  de mi abuelo el conde Alarco!...
  ¡Por los huesos de mis padres,
  que fueron huesos de santos!...
  ¡Por los dioses de los cielos
  y el satanás de los Antros!...
  ¡Por las parcas guadañudas
  y los monstruos y los trasgos,
  que no sé cómo mis ojos
  para siempre no cegaron
  antes que ver lo que han visto
  para su vergüenza y daño!...
  ¡Vos dando coba a mi esposa!
  ¡Vos mi escudo baldonando!
  ¡Vos, don Alfonso, mi Rey,
  haciendo a mi honor agravio!...
  ¡Vos, a quien di en cuatro meses
  cien pueblos, cuatro condados
  y la sangre de mis venas
  que derramé al tomar Baños!...
  ¡Ah, no! No es de rey tal hecho,
  ni aun es siquiera de hidalgo;
  el que como vos procede,
  Majestad, es un villano.

ALFONSO

  ¡Detén, don Pero, la lengua
  y detenga yo mi brazo,
  porque de no detenello,
  vive Dios, que te la arranco!

PERO

  Nada puedo contra vos,
  que estáis, Alfonso, muy alto:
  pero no quiero tampoco
  vivir por vos deshonrado,
  y antes que servir de burla,
  de befa, mofa y escarnio,
  ya que no puedo vengarme
  de tal perfidia me mato.

(_Saca una daga._)

  ¡Mirad cómo muere un Toro
  por vos mismo apuntillado!

(_Se clava la daga y cae en brazos de DON NUÑO. Todos lanzan un grito
de horror._)

NUÑO

  ¡¡Cielos!!

MAGDALENA

             ¡¡Qué horror!!

PERO

(_Agonizando._)

                            ¡¡Magdalena!!
  ¡¡Yo te maldigo!!

ALFONSO

                    ¡¡Qué espanto!!

MAGDALENA

  ¡¡Don Pero!!

NUÑO

               ¡¡Atrás, miserable!!...

(_DON PERO hipa, ronca, se retuerce, se estremece y la diña._)

  ¡¡Muerto!!

MAGDALENA

             ¡¡Muerto!!

ALFONSO

                        ¡Desgraciado!

NUÑO

  Feneció como un valiente.

ALFONSO

  ¿Mas con un solo pinchazo?...

NUÑO

  El pinchazo, Majestad,
  estaba en todo lo alto.

ALFONSO

  ¿Pero quién pudo decirle?...
  ¿Quién pudo, di, traicionarnos?
  ¿Lo sabes tú?

MAGDALENA

                ¡Sí, lo sé!

ALFONSO

  ¿Quién fué? Responde...

MAGDALENA

                          Renato;
  ese trovador maldito
  que de mi está enamorado,
  y como yo despreciéle
  llevó tal venganza a cabo.
  ¡Por el amor que me tienes,
  oh, Rey don Alfonso, matalo!

NUÑO

  ¡Calla, hija maldita!

MAGDALENA

                        ¡Padre!

NUÑO

  ¡Maldita, sí!

ALFONSO

                ¡Reportaos!

NUÑO

  Como padre, Rey Alfonso,
  puedo por mi honor velando,
  castigar a la perjura
  que mi nombre ha deshonrado.
  Esa pérfida, sabello,
  hora es ya de confesallo,
  burló a su esposo con vos,
  os burló a vos con Mendaro,
  a Mendaro con el Conde
  de Velilla de Montarco.
  Ella citó al trovador
  aquí mesmo, y en sus brazos
  cayó rendida ha un instante.
  Ved, señor, si bien no hago
  castigando sus traiciones
  y su infamia castigando.

MAGDALENA

  ¡Miente, Alfonso!

ALFONSO

                    ¡Que es tu padre!

MAGDALENA

  ¡Miente mi padre cuitado!
  ¡Por nuestro amor te lo juro!

NUÑO

(_Espada en mano queriendo matarla._)

  ¡Ah, miserable! ¡Quitaos!

ALFONSO

(_Cubriendo con su cuerpo el de MAGDALENA._)

  ¡¡Quieto!!

(_Saca su espada._)

NUÑO

(_Furioso._)

             ¡Rey, que no respondo!

AZOFAIFA

  ¡Basta!

NUÑO

          ¡No!

ALFONSO

               ¡Don Nuño!

NUÑO

                          ¡Paso!

ALFONSO

  ¡Es la mi dama!

NUÑO

                  ¡Pues muere!

ALFONSO

  ¡Muere tú, desventurado!

(_Luchan._)

MAGDALENA

(_Gritando hacia el fondo._)

  ¡Socorro! ¡Doña Ramírez!...

(_DON ALFONSO hiere a DON NUÑO._)

NUÑO

  ¡¡Ah!!

(_Se lleva una mano al pecho y deja caer la espada._)

         ¡¡Muero!!

(_Cae moribundo._)

MAGDALENA

(_Acudiendo a él como loca._)

                   ¡¡Padre!!

ALFONSO

(_Horrorizado._)

                             ¡Dejadlo!

NUÑO

(_Agonizando._)

  ¡Maldita!... ¡¡Maldita seas!!...

(_Muere._)

MAGDALENA

  ¡¡Me maldijo!!... ¡¡Cielo santo!!

(_Queda arrodillada junto al cadáver de DON NUÑO._)

(_Por el foro entran precipitadamente DOÑA RAMÍREZ, MONCADA y
ALÍ-FAFÉZ._)

MONCADA

  ¿Qué sucede?

RAMÍREZ

               ¡Magdalena!...
  ¡Cielos! ¿Privado el Privado?

MONCADA

  ¡Majestad!

ALFONSO

             ¡Moncada amigo!...

RAMÍREZ

(_Cayendo de rodillas al lado de MAGDALENA._)

  ¡Conde!... ¡Don Nuño!... ¡¡Mi amo!!...

ALÍ

  ¡Muertos los dos!

MONCADA

                    ¡Ambos muertos!

ALFONSO

  ¡Dios lo quiso!

MONCADA

                  ¡Sea loado!

AZOFAIFA

(_Surgiendo de repente puñal en mano._)

  ¡Rey de Castilla y León,
  Rey asesino y tirano
  que con espada o sin ella
  das muerte a Toros y a Mansos!...
  ¡Por Alá, que es el Dios mío,
  por el Dios de los cristianos,
  por doña Urraca, tu madre,
  que fué de virtud dechado,
  y por Raimundo Borgoña,
  tu padre, juro y declaro,
  que es verdad cuanto te dijo
  ese viejo infortunado,
  espejo de nobles frentes
  y de pechos fijosdalgos!
  Esa mujer, mal nacida,
  es la pérfida que antaño
  para casar con don Pero
  engañó a don Mendo.

MAGDALENA

(_Levantándose._)

                      ¡Falso!

AZOFAIFA

  Don Mendo es el trovador
  a quien ella ha denunciado
  vilmente, porque le teme.

MAGDALENA

  ¡Calla, víbora!

AZOFAIFA

                  ¡No callo!

MAGDALENA

  ¿Sales de la zarza, mora,
  para cebarte en mi daño?

AZOFAIFA

  Salgo para hacer justicia,
  y he de hacella por mi mano.

ALFONSO

  Prueba, mora, lo que dices,
  y si no logras probarlo,
  el verdugo tu cabeza
  cortará de un solo tajo.

AZOFAIFA

  ¡Yo lo probaré!

ALFONSO

                  ¡Aquí mesmo!

AZOFAIFA

  Aquí mesmo, Rey menguado,
  que al calor de mi conjuro
  hará la Parca un milagro.

(_Revolviéndose y trazando en el aire con su puñal lineas y signos._)

  ¡¡Alcalajá, salujó!!
  ¡¡Belimajé, talají!!
  ¿Es ella culpable?

NUÑO y PERO

(_Incorporándose como movidos por un resorte y diciendo lúgubremente,
sin abrir los ojos._)

                     ¡¡Sí!!

AZOFAIFA

  ¿Debo perdonalla?

NUÑO y PERO

(_Como antes._)

                    ¡¡No!!

(_Vuelven a tumbarse. Todos retroceden horrorizados._)

AZOFAIFA

(_Clavando su puñal en el pecho de MAGDALENA._)

  ¡Baldón de mujeres, muere!

MAGDALENA

  ¡Ay, mi madre; muerta soy!

(_Cae en brazos de DON ALFONSO, que cuidadosamente la deposita en
el suelo. DOÑA RAMÍREZ sofoca también un grito y cae en brazos de
ALÍ-FAFÉZ, que también la deja en el suelo como sin vida._)

MONCADA

(_A AZOFAIFA._)

  ¡A segar tu cuello voy!

AZOFAIFA

  ¡Hiere, castellano, hiere!

ALFONSO

  ¡¡Mi Magdalena!!... ¡¡Qué horror!!
  ¡Muerta!... ¡Magdalena mía!...

MONCADA

(_A DON ALFONSO._)

  Oigo en esa galería
  de unas voces el rumor.
  ¡Ocultaos!

ALFONSO

             ¡Ay de mí!
  ¡Qué horrible trance, Marqués!

MONCADA

  Cierta mi sospecha es;
  el ruido viene hacia aquí...
  ¡Pronto!

ALFONSO

           ¡Vamos!

MONCADA

                   ¿Quién será?

(_Medio se ocultan en el momento en que entran en escena, por la
primera galería de la izquierda DOÑA BERENGUELA con DON MENDO,
seguidos de la MARQUESA y la DUQUESA. DOÑA BERENGUELA y DON MENDO
vienen del brazo, y derretidísimos._)

MENDO

  Berenguelilla, tutéame,
  y si te place, osculéame
  en las dos mejillas.

ALFONSO

(_Surgiendo lívido._)

                       ¡¡Ah!!
  ¡¡Miserable!!

MENDO

                ¡¡Cielos!!

BERENGUELA

                           ¡¡Oh!!

(_Cae desmayada y acuden a sostenerla la MARQUESA y la DUQUESA._)

MENDO

  (¡El rey don Alfonso, sí!)

ALFONSO

  ¡Mátalo, Moncada!...

AZOFAIFA

(_Resguardándolo con su cuerpo._)

                       ¡No!
  ¡Primero, Marqués, a mí!

MENDO

  ¡Azofaifa!...

AZOFAIFA

                ¡Mendo amado!
  ¡Mira!

MENDO

         ¡Sangre! ¡Dios clemente!...

AZOFAIFA

  A la que nubló tu frente
  con esta daga he matado.

MENDO

(_Como loco._)

  ¡Magdalena!... ¡Nuño!... ¡Pero!...
  ¿Qué has hecho, maldita mora?
  ¿En quién me vengo yo ahora?

AZOFAIFA

  ¡Clava en mis carnes tu acero!...
  ¡Sacia tu venganza en mí
  si no has de quererme ya!
  ¡Hiere, Mendo, por Alá!

MENDO

  ¡Qué por Alá: por aquí!

(_Le clava el puñal. Cae AZOFAIFA muerta._)

MONCADA

  ¡Otra muerte! ¡Cielo santo!

MENDO

(_Riendo locamente._)

  ¡Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja!...

MONCADA

  ¡La razón perdido ha!

ALFONSO

  ¡Qué espanto, Marqués, qué espanto!

FROILÁN

(_Dentro._)

  Majestad.

ALFONSO

            Aquí, Velloso.

FROILÁN

(_Entrando por el foro con DON LOPE, DON LUPO, MANFREDO, DON GIL,
etc., etc._)

  ¿Qué es aquesto?

MONCADA

                   ¡Un panteón!

ALFONSO

(_Por DON MENDO._)

  ¡Sujetadle!

MENDO

              ¡Fuera ocioso!
  ¡Ved cómo muere un león
  cansado de hacer el oso!

(_Se clava el puñal y cae en brazos de MONCADA y de FROILÁN._)

MANFREDO

  ¡Qué puñalada!

MONCADA

                 ¡Tremenda!
  ¡Infeliz, se está muriendo!

MENDO

(_Agonizando._)

  Sabed que menda... es don Mendo,
  y don Mendo... mató a menda.

(_Muere._)

(_Telón._)


FIN DE LA CARICATURA



Obras de Pedro Muñoz Seca.


=Las guerreras=, juguete cómico-lírico. Música del maestro Manuel del
Castillo.

=El contrabando=, sainete. (Décima edición.)

=De balcón a balcón=, entremés en prosa. (Tercera edición.)

=Manolo el afilador=, sainete en tres cuadros. Música de los maestros
Barrera y Gay.

=El contrabando=, sainete lírico. Música de los maestros José Serrano
y José Fernández Pacheco. (Sexta edición.)

=La casa de la juerga=, sainete lírico en tres cuadros. Música de los
maestros Quinito Valverde y Juan Gay.

=El triunfo de Venus=, zarzuela cómica en cinco cuadros. Música del
maestro Ruperto Chapí.

=Una lectura=, entremés en prosa. (Segunda edición.)

=Celos=, entremés en prosa. (Segunda edición.)

=Las tres cosas de Jerez=, zarzuela en cuatro cuadros. Música del
maestro Amadeo Vives.

=El lagar=, zarzuela en tres cuadros. Música de los maestros Guervós
y Carbonell.

=A prima fija=, entremés en prosa.

=El niño de San Antonio=, sainete lírico en tres cuadros. Música del
maestro Saco del Valle.

=Floriana=, juguete cómico en cuatro actos, adaptado del francés.

=Los apuros de Don Cleto=, juguete cómico en un acto.

=Mentir a tiempo=, entremés en prosa.

=El naranjal=, zarzuela cómica en un acto y un solo cuadro. Música
del maestro Saco del Valle.

=Don Pedro el Cruel=, zarzuela cómica en un acto y un solo cuadro.
Música del maestro Saco del Valle.

=El fotógrafo=, juguete cómico en un acto.

=El jilguerillo de los Parrales=, sainete en un acto.

=La neurastenia de Satanás=, zarzuela cómica en cinco cuadros. Música
de los maestros Saco del Valle y Foglietti.

=Mari-Nieves=, zarzuela en cuatro cuadros. Música del maestro Saco
del Valle.

=Tentaruja y Compañía=, pasillo con música del maestro Roberto
Ortells.

=¡Por peteneras!= sainete lírico. Música del maestro Rafael Calleja.
(Segunda edición.)

=La canción húngara=, opereta en cinco cuadros. Música del maestro
Pablo Luna.

=La mujer romántica=, opereta en tres actos, adaptación española.

=El medio ambiente=, comedia en dos actos.

=Coba fina=, sainete en un acto. (Segunda edición.)

=Las cosas de la vida=, juguete cómico en dos actos. (Segunda
edición.)

=La nicotina=, sainete en prosa.

=Trampa y cartón=, juguete cómico en dos actos. (Tercera edición.)

=La cucaña de Solarillo=, zarzuela en un acto. Música del maestro
Pablo Luna.

=El modelo de Virtudes=, juguete cómico en dos actos.

=López de Coria=, juguete cómico en dos actos.

=El bien público=, sátira en dos actos.

=El milagro del santo=, entremés en prosa.

=El incendio de Roma=, juguete cómico con música del maestro Barrera.

=El pajarito=, comedia en dos actos.

=El paño de lágrimas=, juguete cómico en dos actos.

=Fúcar XXI=, disparate cómico en dos actos.

=Pastor y Borrego=, juguete cómico en dos actos. (Segunda edición.)

=La niña de las planchas=, entremés lírico.

=Cachivache=, sainete lírico. Música del maestro Rafael Calleja.

=Naide es na=, sainete en un acto y tres cuadros. Música del maestro
Taboada Steger.

=El roble de «la Jarosa»=, comedia en tres actos.

=La frescura de Lafuente=, juguete cómico en tres actos. (Segunda
edición.)

=La casa de los crímenes=, juguete cómico en un acto. (Segunda
edición.)

=La perla ambarina=, juguete cómico en dos actos.

=La Remolino=, sainete en un acto. (Segunda edición.)

=Lolita Tenorio=, comedia en dos actos.

=Los que fueron=, entremés en prosa.

=La escala de Milán=, apropósito.

=La conferencia de Algeciras=, apropósito.

=El verdugo de Sevilla=, casi sainete en tres actos y en prosa.
(Cuarta edición.)

=Doña María Coronel=, comedia en dos actos. (Segunda edición.)

=El Príncipe Juanón=, comedia dramática en tres actos y en prosa.

=El último Bravo=, juguete cómico en tres actos. (Segunda edición.)

=La locura de Madrid=, juguete cómico en dos actos.

=Hugo de Montreux=, melodrama en cuatro actos.

=El marido de la Engracia=, sainete en un acto, dividido en tres
cuadros, en prosa, música de los maestros Barrera y Taboada Steger.

=La traición=, melodrama en tres actos.

=Los cuatro Robinsones=, juguete cómico en tres actos y en prosa.

=Adán y Eváns=, monólogo.

=El rayo=, juguete cómico en tres actos y en prosa. (Cuarta edición.)

=El sueño de Valdivia=, sainete en un acto. (Segunda edición.)

=Albin-Melén=, obra de pascuas en dos actos, divididos en cuatro
cuadros, música del maestro Calleja.

=El último pecado=, comedia en tres actos y un epílogo. (Segunda
edición.)

=John y Thum=, disparate cómico-lírico-bailable en dos actos,
divididos en seis cuadros. (Segunda edición.)

=Los rifeños=, entremés en prosa.

=El voto de Santiago=, comedia en dos actos. (Segunda edición.)

=El teniente alcalde de Zalamea=, juguete cómico en un acto.

=De rodillas y a tus pies=, entremés.

=La casona=, comedia dramática en dos actos.

=Los pergaminos=, juguete cómico en tres actos. (Segunda edición.)

=Garabito=, chascarrillo en prosa.

=La barba de Carrillo=, juguete cómico en tres actos. (Tercera
edición.)

=La fórmula 3 K³=, disparate en un acto. (Segunda edición.)

=Las famosas asturianas=, comedia en tres actos de Lope de Vega.
Refundición.

=La venganza de Don Mendo=, caricatura de tragedia en cuatro
jornadas, original, escrita en verso, con algún que otro ripio.
(Tercera edición.)

=La verdad de la mentira=, comedia en tres actos. (Segunda edición.)

=Un drama de Calderón=, juguete cómico en dos actos. (Segunda
edición.)

=Trianerías=, sainete en dos actos, divididos en seis cuadros, con
ilustraciones musicales de Amadeo Vives.

=Los planes de Milagritos=, apunte de sainete.

=Las verónicas=, juguete cómico-lírico en tres actos, música de
Amadeo Vives.

=La Tiziana=, entremés con música de Manuel Font.

=El mal rato=, paso de comedia.

=Faustina=, juguete cómico en tres actos. (Tercera edición.)

=La razón de la locura=, comedia gran guiñolesca en tres actos.
(Tercera edición.)

=Los amigos del alma=, juguete cómico en dos actos. (Tercera edición.)

=El colmillo de Buda=, juguete cómico en tres actos y en prosa.
(Segunda edición.)

=El condado de Mairena=, comedia en tres actos y en prosa. (Tercera
edición.)

=Pepe Conde o El mentir de las estrellas=, sainete en seis cuadros,
dispuestos en dos actos. (Tercera edición.)

=La plancha de la Marquesa=, juguete cómico en un acto y en prosa.
(Segunda edición.)

=Martingalas=, juguete cómico en dos actos. (Tercera edición.)

=El clima de Pamplona=, juguete cómico en tres actos. (Segunda
edición.)

=La mujer=, paso de comedia.

=Sanjuán y Sampedro=, entremés en prosa. (Segunda edición.)

=Trampa y cartón=, juguete cómico en dos actos. Refundición hecha
para zarzuela, con música del maestro Taboada Steger.

=Los misterios de Laguardia=, juguete cómico en tres actos.

=La cartera del muerto=, comedia dramática en tres actos.

=Cuentos y cosas=, colección de cuentos, entremeses y monólogos.



EXTRACTO DEL CATÁLOGO


=Antón del Olmet= (Luis) y =García Garraffa= (Arturo).—_Los Grandes
Españoles:_ Galdós, 2 pesetas.

— Echegaray, 2 pesetas.

— Maura, 4 pesetas.

— Canalejas, 4 pesetas.

— Moret, 4 pesetas.

— Menéndez y Pelayo, 4 pesetas.

— Alfonso XIII, dos tomos, 8 pesetas.

=Aponte= (Adolfo).—Paisajes de almas, poesías, 3,50 ptas.

— Canciones remotas, 3 pesetas.

=Aranáz Castellanos= (M.).—Cuadros vascos.—1.ª serie: Cachalote,
tercera edición, 3 pesetas.

— 2.ª serie: El «prosedimiento», tercera edición, 3 pesetas.

— 3.ª serie: «Garrafón» en el convento, tercera edición, 4 pesetas.

— 4.ª serie: La vida «se» es sueño, segunda edición 4 pesetas.

— Begui-eder. Nuestra Señora de los ojos hermosos, novela vasca,
segunda edición, 4 pesetas.

=Argüello= (Santiago).—De tierra... cálida, poesías, 3 ptas.

=Bazin= (René).—Donaciana, novela, 3 pesetas.

=Benavente= (Jacinto).—La gata de Angora, comedia en cuatro actos, 2
pesetas.

— Los intereses creados y La ciudad alegre y confiada. Un tomo,
encuadernado en tela, 2 pesetas.

=Buendía Manzano= (Rogelio).—El poema de mis sueños, poesías, 3
pesetas.

— Del bien y del mal, poesías, 3 pesetas.

— Nácares, poesías, 2 pesetas.

=Bueno= (Manuel).—Almas y paisajes, cuentos, 2,50 pesetas.

=Cadenas= (José Juan).—La corte del Kaiser. Un año en Alemania, 3
pesetas.

=Castro= (Cristóbal de).—El amor que pasa, poesías, 3 ptas.

=Cuesta= (Miguel de la).—Un mundano (novelas de costumbres
aristocráticas), segunda edición, 3,50 pesetas.

— El doctor de moda (pasiones del gran mundo), novela, tercera
edición, 4 pesetas.

=Cuesta= (Miguel de la).—María del Mar, novela, 4 pesetas.

=Ciro Bayo=.—Con Dorregaray. Una corrida por el Maestrazgo, 3
pesetas.

—Los Marañones (leyenda áurea del Nuevo Mundo), 3 pesetas.

—El peregrino entretenido, viaje romancesco, segunda edición, 4
pesetas.

—Orfeo en el infierno, novela, 3,50 pesetas.

—Los Césares de la Patagonia (leyenda áurea del Nuevo Mundo), 3
pesetas.

—Lazarillo español (guía de vagos en tierras de España) por un
peregrino industrioso, novela premiada por la «Real Academia
Española», segunda edición, 4 pesetas.

=Darío= (Rubén).—Obras escogidas: Tomo I. Estudio preliminar, por
Andrés González Blanco, 3,50 pesetas.

—Tomo II. Prosa, 3,50 pesetas.

—Tomo III. Poesía, 3,50 pesetas.

—Poema del Otoño y otros poemas, 3,50 pesetas.

—Viaje a Nicaragua, 4 pesetas.

=Fernández Flórez= (W.)—Volvoreta (novela premiada en el concurso
del Círculo de Bellas Artes), cuarta edición, 4 pesetas.

—Silencio, novelas, segunda edición, 4 pesetas.

—Acotaciones de un oyente, 4 pesetas.

—Las gafas del diablo (obra premiada por la Real Academia Española),
tercera edición, 4 pesetas.

—Ha entrado un ladrón, novela, tercera edición, 5 pts.

=González Anaya= (Salvador).—Rebelión, novela, segunda edición, 4
pesetas.

—La sangre de Abel, novela, segunda edición, 4 pesetas.

—El castillo de irás y no volverás, novela, 5 pesetas.

=Hernández Catá= (Alfonso).—El placer de sufrir, novela, 4 pesetas.

=Hernández Mir= (Guillermo).—El patio de los naranjos (novela
laureada con el premio GREGORIO PUEYO), 4 pesetas.

=Oteyza= (Luis de).—Brumas, poesías, 2 pesetas.

—Baladas, poesías, 2 pesetas.

—En tal día... (1.ª serie) 3,50 pesetas.

—En tal día... (2.ª serie), 4 pesetas.

—Galería de obras famosas, 3,50 pesetas.

—Las mujeres de la literatura, 3,50 pesetas.

—Frases históricas, 3,50 pesetas.

—Animales célebres, 3,50 pesetas.



OBRAS DE AUTORES GALLEGOS


=Alvarez= (Basilio).—El libro del periodista, 3 pesetas.

— Abriendo el surco, 5 pesetas.

=Antón del Olmet= (Luis).—El libro de la vida bohemia, 3,50 pesetas.

— Lo que han visto mis ojos, 3,50 pesetas.

— El encanto de sus manos, novela, 2 pesetas.

— Hieles, 3 pesetas.

— El veneno de la víbora, 3 pesetas.

— Mi risa, 3,50 pesetas.

— Corazón de leona, 3 pesetas.

— Nuestro abrazo a Portugal, 2,50 pesetas.

— Espejo de los humildes, 3,50 pesetas.

— Tierra de promisión, 4 pesetas.

=Boveda= (Javier).—Epistolario romántico y espiritual, 3 pesetas.

=Bugallal= (Javier).—Las emociones sencillas, poesías, 3 ptas.

=Camba= (Francisco).—Camino adelante, novela, 2 pesetas.

— Los nietos de Icaro, novela, 3,50 pesetas.

— El amigo Chirel, novela, 3,50 pesetas.

— La revolución de Laíño, novela, 4 pesetas.

=Camba= (Julio).—Alemania, 3,50 pesetas.

=Canitrot= (Prudencio).—Cuentos de abades y de aldea, 3 pesetas.

— Ruinas, novela, 2 pesetas.

— Suevia, cuentos, 3,50 pesetas.

— Rías de ensueño, 3 pesetas.

— La luz apagada, 3,50 pesetas.

=Casanova= (Sofía).—El cancionero de la dicha, poesías, 3 pesetas.

— Exóticas, 2,50 pesetas.

— El pecado, novela, 2 pesetas.

=Castro= (Rosalía de).—Obras completas. Tomo I. En las orillas del
Sar, poesías, 3,50 pesetas.

— Tomo II. Cantares gallegos, 3,50 pesetas.

— Tomo III. Follas novas, poesías, 3,50 pesetas.

— Tomo IV. El caballero de las botas azules, novela, 3,50 pesetas.

=Curros Enríquez= (M.).—Obras completas. Tomo I. Aires d’a miña
terra. O divino sainete. Poesías gallegas, 3 pesetas.

— Tomo II.—El maestre de Santiago. El Padre Feijóo. Poesías
escogidas, 3 pesetas.

— Tomo III.—Cartas del Norte. La condesita. Poesías escogidas, 3
pesetas.

— Tomo IV.—Paniagua y Compañía. El último papel. Hijos ilustres
de Galicia. Artículos escogidos, 3 pesetas.

— Tomo V.—La lira lusitana. La señorita de aldea. De mi álbum.
Artículos y poesías, 3 pesetas.

— Tomo VI.—Eduardo Chao, 3 pesetas.

=Dato Muruais= (Filomena).—Folletos.

— Fe, poesías religiosas.

=Fernández Flórez= (Wenceslao).—La tristeza de la paz, novela, 2
pesetas.

— Volvoreta, novela, 3,50 pesetas.

— Acotaciones de un oyente, 1.ª serie, 4 pesetas.

— Silencio, novela, 4 pesetas.

— Las gafas del diablo. (Obra premiada por la Real Academia
Española). 2.ª edición, 4 pesetas.

=Insúa= (Alberto).—Los días mejores, 2 pesetas.

=Linares Rivas= (Manuel).—Cuentos de amor y de amores, 3,50 pesetas.

=López Aydillo= (Eugenio).—País de abanico, teatro de ensueño, 2
pesetas.

— Las mejores poesías gallegas, 3,50 pesetas.

=Murguía= (Manuel).—Desde el cielo, 2 pesetas.

— Historia de Galicia, 4 tomos, 40 pesetas.

— Don Diego Gelmírez, 4 pesetas.

— En prosa, 2 pesetas.

=Nan de Allariz= (Alfredo).—Fume de palla, poesías gallegas, 3
pesetas.

— A golpes de hacha, poesías, 3 pesetas.

=Pérez Lugín= (Alejandro) y =Linares Rivas= (Manuel).—La Casa de la
Troya. (Adaptación escénica.) 4 ptas.

=Puga= (Manuel María), _Picadillo_.—Pote aldeano, 2 pesetas.

=Sald Armesto= (Víctor).—La leyenda de Don Juan, orígenes poéticos
del Burlador de Sevilla y Convidado de piedra, 4 pesetas.

=Solá= (Jaime).—Anduriña, novela, 3,50 pesetas.

=Valcarce= (Javier).—Poemas de la prosa, 3 pesetas.

— Romancero prosaico, 3 pesetas.

=Valle Inclán= (Ramón del).—Cofre de sándalo, novela, 3,50 pesetas.

— El marqués de Bradomín, novela, 3,50 pesetas.

— Romance de lobos, novela, 3,50 pesetas.

— Sonata de primavera, 4 pesetas.

— Sonata de estío, 4 pesetas.

— Sonata de otoño, 4 pesetas.

— Sonata de invierno, 4 pesetas.



ÍNDICE

  Reparto                      5
  Jornada primera              9
  Jornada segunda             54
  Jornada tercera             98
  Jornada cuarta             150
  Obras de Pedro Muñoz Seca  197
  Extracto del catálogo      203
  Obras de autores gallegos  205



LISTA DE ILUSTRACIONES

  Don Nuño                11
  Magdalena               25
  Bertoldino              41
  D.ª Ramírez             57
  Don Mendo               73
  Don Pero                89
  El marqués de Moncada  105
  D.ª Berenguela         121
  Alfonso VII            137
  Azofaifa               153



NOTA DE TRANSCRIPCIÓN

  * En el texto las cursivas se muestran entre _subrayados_, las
    negritas entre =iguales= y las versalitas como MAYÚSCULAS.

  * Se han añadido al final del libro un Índice y una Lista de
    ilustraciones de los que carece el original impreso.

  * Algunas ilustraciones han sido ligeramente desplazadas para no
    interrumpir estrofas.

  * La puntuación ha sido reparada y normalizada.

  * Ciertos errores obvios de imprenta han sido corregidos sin avisar.

  * Se han sangrado, por estar en posición no inicial o por ser verso
    corto, los versos parciales siguientes:
    p.  34: «¡No!... ¡No!...»
    p.  68: «¡¡No!!» y «¡¡¡Sí!!!»
    p.  77: «¿Qué pasa?»
    p. 111: «¡No obedezco!»
    p. 120: «cual no hay dos,» (verso  corto)
    p. 152: «Un silbido.»
    p. 191: «¿Quién será?»
    p. 194: «Aquí, Velloso.»

  * Se ha eliminado, por ser verso completo, el sangrado del siguiente:
    p. 152: «¿Un silbido? ¿No creerá»

  * Se han realizado, además, los siguientes cambios:
    p.   9:  izquierda → izquierdo  («el lateral izquierdo»)
    p.  20: arrojastes → arrojaste
    p.  33:    rodilas → rodillas
    p.  36: ¡Que sabe! → ¡Qué sabe! (tras consultar otras ediciones)
    p.  68:      si no → sino       («sino que entró en él...»)
    p.  74:  pantomina → pantomima  («sólo fué una pantomima»)
    p.  76:  Se abraza → Le abraza  (tras consultar otras ediciones)
    p.  80:       ¿Más → ¿Mas       («¿Mas qué importa que corroa?»)
    p.  91:    peclara → preclara   («Vamos al ara preclara»)
    p.  93:       váis → vais       («¿Qué es eso? ¿Qué vais a hacer?»)
    p.  98:   lejísimo → lejísimos
    p. 104: ¡Manfredro → ¡Manfredo
    p. 119:         ví → vi         («No le vi.»)
    p. 126:        haz → Has        («Has de ver cómo me porto;»)
    p. 128: pergársela → pegársela
    p. 130:   eschuché → escuché    («lo que escuché desde la vil
                                      maleza!...»)
    p. 132:    argulla → arguya     («¡Nadie me arguya!»)
    p. 138:       sido → sin        («a quienes han sin cuidados»,
                                      tras consultar otras ediciones)
    p. 140:        del → de         («de tal modo, que repiten»)
    p. 147:    azarado → azorado
    p. 158:     guardo → aguardo    («a la que yo aguardo aquí»)
    p. 170:         le → la         («esta ha de ser la postura»)
    p. 173:   precioss → preciós    («¡Qué preciós, Mare de Deu!»)
    p. 173:    hermoss → hermós     («No vi duncel más hermós»)
    p. 173:     Malleu → Manlléu    («ni en Manlléu.»)
    p. 181:      pueda → puedo      («ya que no puedo vengarme»)
    p. 184:   AZOFAIFA → ALFONSO    (ante «¡Que es tu padre!», cambio
                                      de personaje tras consultar
                                      otras ediciones)
    p. 192:      acude → acuden     («_y acuden a sostenerla_»)





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