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Title: Lira Póstuma - Obras Completas Vol. XXI
Author: Darío, Rubén
Language: Spanish
As this book started as an ASCII text book there are no pictures available.


*** Start of this LibraryBlog Digital Book "Lira Póstuma - Obras Completas Vol. XXI" ***


  Nota del Transcriptor:


  Se ha respetado la ortografía y la acentuación del original.

  Errores obvios de imprenta han sido corregidos.

  Páginas en blanco han sido eliminadas.

  Letras itálicas son denotadas con _líneas_.

  Las versalitas (letras mayúsculas de tamaño igual a las minúsculas)
  han sido sustituidas por letras mayúsculas de tamaño normal.



[Ilustración: LIRA PÓSTUMA]



[Ilustración:

                              Rubén Darío


                                 LIRA
                                PÓSTUMA


                        ILUSTRACIONES DE OCHOA]



[Ilustración]

ES PROPIEDAD

[Ilustración: LIRA PÓSTUMA]



                              RUBÉN DARIO

                             LIRA PÓSTUMA

                             [Ilustración]

           VOLUMEN XXI DE LAS OBRAS COMPLETAS ADMINISTRACIÓN
                    EDITORIAL «MUNDO LATINO» MADRID

                             [Ilustración]



«PAX»


      EN sangre y en llanto está la tierra antigua.
    La Muerte cautelosa, o abrasante o ambigua
    pasa sobre las huellas
    del Cristo de pies sonrosados
    que regó lágrimas y estrellas.

      La humanidad, inquieta,
    ve la muerte de un papa y el nacer de un cometa
    como en el año mil.

      Y ve una nueva torre de Babel
    desmoronarse en hoguera cruel
    al estampido del cañón y del fusil.

      «¡Matribus detestata!» Madre negra
    a quien el ronco ruido alegra
    de los leones: Palas,
    odiosa a las dulces mejillas,
    puesto que das las flechas y las balas;
    abominada seas
    por los corrientes siglos y fugaces edades,
    porque a pesar de todo, tus fuertes potestades
    sucumbirán al trueno de oro de las ideas.

      Amontonad bibliotecas,
    poblad las pinacotecas
    con los prodigios del pincel
    y del buril y del cincel.

      Hace la evocación de Homero, Vinci, Dante
    para que vean el
    espectáculo cruel
    desde el principio hasta el fin:
    ¡La quijada del rumiante
    en la mano de Caín
    sobre la frente de Abel!...

       *       *       *       *       *

      Se grita: ¡Guerra Santa!
    acercando el puñal a la garganta,
    o sacando la espada de la vaina;
    y en el nombre de Dios,
    casas de Dios en Reims y Lovaina
    ¡las derrumba el obús 42!...

      ¡No, Reyes! Que la guerra es infernal es cierto;
    cierto que duerme un lobo
    en el alma fatal del adanida;
    mas también Jesucristo no está muerto.
    ¡Y contra el homicidio, el odio, el robo,
    el es la Luz, el Camino y la Vida!...

       *       *       *       *       *

      ¡Emperadores! ¡Reyes! ¡Presidentes! la hora
    llegará de la Aurora.
    Pasarán las visiones de Durero;
    pasarán de Callot los lansquenetes,
    los horrores de Goya, el visionario,
    en la memoria amarga de la tierra.
      Pasará de la guerra el tigre fiero,
    se olvidarán obuses y mosquetes,
    y ante la sacra sangre del Calvario
    se acabarán las sangres de la guerra.



[Ilustración:

      Pájaros de las islas, ¡oh pájaros marinos!
    vuestros revuelos, con
    ser dicha de mis ojos, son problemas divinos
    de mi meditación.]



PÁJAROS DE LAS ISLAS.....


      PÁJAROS de las islas, en vuestra concurrencia
    hay una voluntad,
    hay un arte secreto y una divina ciencia,
    gracia de eternidad.

      Vuestras evoluciones, academia expresiva,
    signos sobre el azur,
    riegan a Oriente ensueño, a Occidente ansia viva,
    paz a Norte y a Sur.

      La gloria de las rosas y el candor de los lirios
    a vuestros ojos son,
    y a vuestras alas líricas son las brisas de Ulises,
    los vientos de Jasón.

      Almas dulces y herméticas que al eterno problema
    sois en cifra veloz
    lo mismo que la roca, el huracán, la gema,
    el iris y la voz.

      Pájaros de las islas, ¡oh pájaros marinos!
    vuestros revuelos, con
    ser dicha de mis ojos, son problemas divinos
    de mi meditación.

      Y con las alas puras de mi deseo abiertas
    hacia la inmensidad,
    imito vuestros giros en busca de las puertas
    de la única Verdad.



A UNA COLOMBIANA


      SABE: más de una amorosa
          Rosa
    ante tu frente risueña
          sueña.
    Dando su amable doctrina
          trina
    el ruiseñor ante ti,
          y
    el que se acerca a tu llama
          ama.



LA VIDA Y LA MUERTE


    QUIÉN nos brinda la urna henchida?
    ¿Quién nos da la estrella escondida?
    ¿Quién le da sangre al Panida?
          La Vida.

    ¿Quién la copa fragante vierte?
    ¿Quién detiene el paso a la suerte?
    ¿Quién a la Esperanza pervierte?
          La Muerte.



PORTEÑA


      AYER el pavimento sonoro de Florida
    sintió trotar el tronco de potros de Inglaterra
    que arrastran la victoria donde al amor convida
    la faz de la morocha más linda de esta tierra.

      El coche se perdía camino de Palermo,
    cuando miré a mi lado, sentada en su cupé,
    a una divina rubia que, como un niño enfermo,
    tenía triste y pálida su faz de rosa te.

      De esta visión porteña quedó en mi mente escrita
    la página vibrante que es hoy una canción
    a tus azules ojos, celeste Margarita,
    a tus miradas negras, hermana de Mignon!



TRISTE, MUY TRISTEMENTE...


      UN día estaba yo triste, muy tristemente
    viendo cómo caía el agua de una fuente;
    era la noche dulce y argentina. Lloraba
    la noche. Suspiraba la noche. Sollozaba
    la noche. Y el crepúsculo en su suave amatista,
    diluía la lágrima de un misterioso artista.
    Y ese artista era yo, misterioso y gimiente,
    que mezclaba mi alma al chorro de la fuente.



[Ilustración: es un ritmo de onda de mar.]



      OH, miseria de toda lucha por lo finito!
    es como el ala de la mariposa
    nuestro brazo que deja el pensamiento escrito.
      Nuestra infancia vale la rosa,
    el relámpago nuestro mirar,
    y el ritmo que en el pecho
    nuestro corazón mueve,
    es un ritmo de onda de mar,
    o un caer de copo de nieve,
    o el del cantar
    del ruiseñor,
    que dura lo que dura el perfumar
    de su hermana la flor.

      ¡Oh, miseria de toda lucha por lo finito!
    el alma que se advierte sencilla y mira claramente
    la gracia pura de la luz cara a cara,
    como el botón de rosa, como la coccinela,
    esa alma es la que al fondo del infinito vuela.
      El alma que ha olvidado la admiración, que sufre
    en la melancolía agria, olorosa a azufre,
    de envidiar malamente y duramente, anida
    en un nido de topos. Es manca. Está tullida.
      ¡Oh, miseria de toda lucha por lo finito!



ALBUM

  _A Regina Alcalde de Zafra._


      CORRE, Atalanta, corre, y tu rosas al viento
    dejen de su perfume la embriagadora estela;
    corre, Atalanta, corre, vuela, Atalanta, vuela
    veloz como el relámpago o como el pensamiento.

      Deja atrás las montañas pintorescas,
    en donde Diana
    y sus ninfas hermosas,
    al triunfo de la lírica mañana,
    se coronan de rosas
    frescas.

      Y cuando hayas dejado el terrestre elemento,
    vuela sobre la mar como las golondrinas,
    y bajo las estrellas que en su azul firmamento
    se coronan de rosas diamantinas.

      Y en lo azul infinito, detén tu raudo empeño
    cuando llegues a la isla en donde mora
    una princesa que un día vió un Simbad del Ensueño
    que se guió por la huella del carro de la Aurora.

      ¡Atalanta, alma mía!
    ¡Alma mía, Atalanta!
    Es allí donde eternamente canta
    su noche un ruiseñor, una alondra su día.

      Hay un jardín y en el jardín hay una
    fuente donde se abrevan
    pavorreales del Sol y cisnes de la Luna.
    Limoneros fragantes sus azahares nievan
    y regula las horas una invisible lira.
      Y en un palacio de oro maravilloso mira
    a la bella señora
    que nostálgica mora;
    y dile de mi parte si ha llegado la hora
    que mi espíritu anhela...

      Y si dice que sí, ven al momento.
    Corre, Atalanta, corre, vuela, alma mía, vuela
    veloz como el relámpago y como el pensamiento...



MARÍA


      SOL y solera sabía
    que tenía
    esta María
    foco de miel ilusiones
    pero
    lo que a otro poeta espero
    es el fiero
    querer de los corazones.

      Todo está lleno del día
    María.
    La voz de un clarin va
    allá
    para decirte de amor
    y de dolor
    y para seguir tu suerte
    ¡hasta la muerte!
    ¡María!

      Aún encuentro todavía
    una expresión
    que te da mi corazón
    que saca de su pensar
    pesar
    que saca del sentimiento
    viento.

      No, ya no siento ni amo,
    mas acepta lo que ofrezco
    fresco
    atado en mi fresco ramo
    ¡amo!



[Ilustración: para tus mujeres huríes,]



A LA REPUBLICA DOMINICANA


I

      OLOR a nardos y olor a rosa,
    lo que adivino, lo que distingo,
    el sol, los pájaros, la mariposa,
    Santo Domingo, Santo Domingo.

      Yo te adivino, yo te distingo
    lo que algún día me puedas ser,
    Santo Domingo, Santo Domingo,
    que yo algún día te pueda ver.

      Dios permitiera que yo algún día
    llegara a costas que bellas son,
    por sus historias, su melodía,
    sus entusiasmos y su Colón.

       *       *       *       *       *

      ¡Oh República Dominicana!
    Tú que debieras estar,
    como una Virgen en su altar,
    en toda patria americana;

      Tú, que eres la sublime hermana
    que nos dió nuestro despertar,
    mereces la voz soberana:
    ¡Toda la tierra y todo el mar!


II

      Brillantes, oro y rubíes,
    República Dominicana,
    sé cómo orgullosa y ufana
    te muestras bella y sonríes.

      Tienes para tus hombres fieros,
    para tus mujeres uríes,
    las palmas de los cocoteros,
    las alas de los colibríes.

      Santo Domingo, vió una vela
    allá, en la Academia, Platón,
    y eso anunció la carabela
    que llevó a tu tierra Colón.



LA GRAN COSMÓPOLIS

  (_Meditaciones de la madrugada._)


      CASAS de cincuenta pisos,
    servidumbre de color,
    millones de circuncisos,
    máquinas, diarios, avisos
    y dolor, dolor, dolor...!

      ¡Estos son los hombres fuentes
    que vierten áureas corrientes
    y multiplican simientes
    por su ciclópeo fragor,
    y tras la Quinta Avenida
    la Miseria está vestida
    con dolor, dolor, dolor...!

      ¡Sé que hay placer y que hay gloria
    allí, en el Waldorff Astoria,
    en donde dan su victoria
    la riqueza y el amor;
    pero en la orilla del río
    sé quiénes mueren de frío,
    y lo que es triste, Dios mío,
    de dolor, dolor, dolor...!

      Pues aunque dan millonarios
    sus talentos y denarios,
    son muchos más los calvarios
    donde hay que llevar la flor
    de la Caridad divina
    que hacia el pobre a Dios inclina
    y da amor, amor y amor.

      Irá la suprema villa
    como ingente maravilla
    donde todo suena y brilla
    en un ambiente opresor,
    con sus conquistas de acero,
    con sus luchas de dinero,
    sin saber que allí está entero
    todo el germen del dolor.

      Todos esos millonarios
    viven en mármoles parios
    con residuos de Calvarios,
    y es roja, roja su flor.
    No es la rosa que el Sol lleva
    ni la azucena que nieva,
    sino el clavel que se abreva
    en la sangre del dolor.

      Allí pasa el chino, el ruso,
    el kalmulko y el boruso;
    y toda obra y todo uso
    a la tierra nueva es fiel,
    pues se ajusta y se acomoda
    toda fe y manera toda,
    a lo que ase, lima y poda
    el sin par tío Samuel.

      Alto es él, mirada fiera,
    su chaleco es su bandera
    como lo es sombrero y frac;
    si no es hombre de conquistas
    todo el mundo tiene vistas
    las estrellas y las listas
    que bien sábese están listas
    en reposo o en vivac.

      Aquí el amontonamiento
    mató amor y sentimiento;
    mas en todo existe Dios
    y yo he visto mil cariños
    acercarse hacia los niños
    del trineo y los armiños
    del anciano Santa Claus.

      Porque el yanqui ama sus hierros,
    sus caballos y sus perros,
    y su yacht y su foot-ball;
    pero adora la alegría,
    con la fuerza, la armonía:
    un muchacho que se ría
    y una niña como un sol.



[Ilustración: La vida pasa...]



A UNA MUJER


      JAMÁS he visto quien se entrega
    maravillosa y sobrehumana,
    siendo la maravilla griega
    y siendo la virgen cristiana.

      Llenas de penas y engaños,
    y de amarguras y dolores,
    quisiera mandarte unas flores
    que contuvieran mis veinte años.

      Veinte años magníficos, puros,
    quizás vagos, quizás perversos,
    pero que irían con mis versos
    llenos de mis ojos obscuros.

      La vida pasa, pisa y vuela,
    haciendo la vida en concreto,
    dando los ojos de la abuela
    para la sonrisa del nieto.

      Sonora, pura, bella, inmensa,
    permite al que siente y piensa
    magnificarte y ofrendarte,
    en nombre del verso y del Arte.

      Y pues eres una mujer
    que hay que admirar y que querer,
    que hay que admirar y que amar,
    que hay que buscar y que escoger,
    que hay que sentir y que estimar,
    que hay que vivir y que adorar,
    que hay que dormir y que besar,
    que hay que sufrir y contemplar.



A LUCÍA


      NORTE puro y belleza nórdicamente pura,
    sabiendo la beldad de tu egregia escultura
    y de la maravilla que en tus ojos se fragua,
    déjame saludarte, hija de Nicaragua.

      Yo quería que fuera en francés mi saludo;
    pero yo ante tus vates me reconcentro mudo.
    Yo sé hablar en la lengua de mi voz familiar,
    la que es pan, agua, sal y llama del hogar.

      ¿Sabes tú el corazón que te busca y prefiere?
    En nuestra tierra, el beso, cuando se inicia, hiere.
    No sería pedirte una cosa quimérica
    juntar tu amor de Francia a nuestro amor de América.

      Tenemos frases, besos y misteriosos halagos,
    que dicen nuestras dudas y palabras y afanes;
    mas que tienen el alma de nuestros dulces lagos
    y el verso hecho de llamas que dan nuestros volcanes.

      Sí, gentil digna niña de Francia:
    para el hombre que viene allá del mar...,
    cualquiera rosa lleva su fragancia
    en donde tenga que aromar y amar.



[Ilustración: Cuando contemplas, cuando sonríes...]



BELLA CUBANA


      CUANDO contemplas, cuando sonríes,
    tú no haces nunca que obras preciosas;
    cuando sonríes, los colibríes,
    cuando contemplas, las mariposas.

      ¿Por qué fecundas y por qué brillas,
    siendo la pálida, la misteriosa,
    y siendo el lirio, siendo la rosa
    y siendo reina de las Antillas?



PARA MARIANO DE CAVIA


      MAESTRO: te mando mi alma,
    te mando mi rosa, te mando mi amor.
    Con un cóndor vivo te mando mi palma,
    con una paloma te mando mi flor.

      Por tu nacimiento me floreció un verso
    lleno de dulzura, y era tan profundo,
    que ya contenía todo el universo
    con que dominaras la lira del mundo.

      Comprende que nunca cambiara mi alma
    por lo que en ti hubiera de ritmo y razón;
    laurel que me cubra, no vale tu palma,
    y es poco tu afecto por mi corazón.



[Ilustración: ...en Castilla...]



DESPEDIDA

    _Para María Guerrero, que
  los declamó en el Teatro
  Odeón, de Buenos Aires, la
  noche del 5 de Julio de 1897._


      AL partir, justo es que os diga
    cómo a mí no ha sido extraña
    tierra en que renace España,
    por hidalga y por amiga.

      Frescos, fragantes y finos,
    nutridos de savia ardiente,
    hoy acaricia mi frente
    los laureles argentinos.

      Vuestros corazones son
    armoniosos y vibrantes
    por la sangre de Cervantes,
    de Moreto y Calderón.

      Y fuera en vosotros mengua
    que desdeñarais un día
    con vuestra propia hidalguía
    vuestra raza y vuestra lengua.

      Mas no; lleno de frescor
    libre bajo el cielo brilla
    el árbol cuya semilla
    plantara el Conquistador.

      Vine, sí, si vencí yo
    la victoria conseguís:
    estaré en otro país
    pero en otra patria ¡no!

      Aquí la musa divina
    de Calderón halló rosas;
    y tuvo palmas fastuosas
    la de Tirso de Molina.

      La _Niña Boba_ en Castilla
    más afamada no fué,
    ni la desventura de
    doña _Estrella de Sevilla_.

      Vuestro afecto se aquilata,
    y nuestro mental tesoro
    se ufana en bajel de oro
    sobre el Río de la Plata.

      Sabéis honrar las brillantes
    máscaras, que mi alma adora,
    y a Talía vencedora
    coronada de diamantes.

      Que sois gentiles, es fama;
    mas vuestro afecto conquista
    a la dama y a la artista
    como artista y como dama.

      La noble sangre latina
    y la lengua castellana
    juntan con el alma hispana
    la joven alma argentina.

      Y, dichosa mensajera,
    yo voy a decir a España
    que en nuestra cordial campaña
    flota una misma bandera.

      Mantengamos ese fuego
    que caliente ambas naciones...
    ¡y, hasta luego, corazones
    argentinos; hasta luego!



A FRANCISCA


I

      FRANCISCA, tú has venido
    en la hora segura;
    la mañana es obscura
    y está caliente el nido.

      Tú tienes el sentido
    de la palabra pura,
    y tu alma te asegura
    el amante marido.

      Un marido y amante
    que, terrible y constante,
    será contigo dos.
    Y que fuera contigo,
    como amante y amigo,
    al infierno o a Dios.


II

      Francisca, es la alborada,
    y la aurora es azul;
    el amor es inmenso
    y eres pequeña tú.

      Mas en tu pobre urna
    cabe la eterna luz,
    que es de tu alma y la mía
    un diamante común.


III

      Franca, cristalina,
    alma sororal,
    entre la neblina
    de mi dolor y de mi mal!
          Alma pura,
          alma franca,
          alma obscura
          y tan blanca...

          Sé conmigo
          un amigo,
    sé lo que debes ser,
    lo que Dios te propuso
    la ternura y el huso,
    con el grano de trigo
    y la copa de vino,
    y el arrullo sincero
          y el trino,
    a la hora y a tiempo.
    ¡A la hora del alba y de la tarde,
    del despertar y del soñar y el beso!

      Alma sororal y obscura
    con tus cantos de España,
    que te juntas a mi vida
          rara,
    y a mi soñar difuso
    y a mi soberbia lira,
    con tu rueca y tu huso,
    ante mi bella mentira,
    ante Verlaine y Hugo,
          tú que vienes
    de campos remotos y ocultos!


IV

      La fuente dice: «Yo te he visto soñar.»
    El árbol dice: «Yo te he visto pensar.»
    Y aquel ruiseñor de los mil años
    repite lo del cuervo: «¡Jamás!»


V

      Francisca, sé suave,
    es tu dulce deber,
    sé para mí un ave
    que fuera una mujer.

      Francisca, sé una flor
    y mi vida perfuma,
    hecha toda de amor
    y de dolor y espuma.

      Francisca, sé un ungüento
    como mi pensamiento;
    Francisca, sé una flor
    cual mi sutil amor;
    Francisca, sé mujer,
    como se debe ser...

      Saber amar y sentir
    y admirar como rezar...
    Y la ciencia del vivir
    y la virtud de esperar.


VI

      Ajena al dolo y al sentir artero,
    llena de la ilusión que da la fe,
    lazarillo de Dios en mi sendero,
    Francisca Sánchez, acompáñame...

      En mi pensar de duelo y de martirio,
    casi inconsciente me pusiste miel,
    multiplicaste pétalos de lirio
    y refrescaste la hoja de laurel.

      Ser cuidadosa del dolor supiste
    y elevarte al amor sin comprender;
    enciendes luz en las horas del triste,
    pones pasión donde no puede haber.

      Seguramente Dios te ha conducido
    para regar el árbol de mi fe;
    hacia la fuente de noche y de olvido,
    Francisca Sánchez, acompáñame...



[Ilustración: Te recomiendo a ti, mi poeta y amigo,]



A UN POETA


      TE recomiendo a ti, mi poeta y amigo,
    que comprendas mañana mi profundo cariño,
    y que escuches mi voz en la voz de mi niño,
    y que aceptes la hostia en la virtud del trigo.

      Sabe que cuando muera yo te escucho y te sigo;
    que si haces bien, te aplaudo; que si haces mal, te riño;
    si soy lira, te canto; si cíngulo, te ciño;
    si en tu cerebro, seso, y si en tu vientre, ombligo.

      Y comprende que en el don de la pura vida
    que no se puede dar manca ni dividida
    para los que creemos que hay algo supremo,

      yo me pongo a esperar a la esperanza ida,
    y conduzco entretanto la barca de mi vida;
    Caronte es el piloto, mas yo dirijo el remo.



BABYHOOD

  _A Julia Beatriz Berisso._


      CONCRECIÓN de un jardín de amores,
    con tu faz de querubín serio,
    cual si supieras el misterio
    de la humana flor de las flores;

      pronto estarás en la estación
    en que tu intuición adivine
    a Dios, cuando el pájaro trine,
    o palpite tu corazón.

      Adivinando a Dios, o al dios
    que en tu mente y en tus sentidos,
    por el dulce enigma de dos,
    te dé el secreto de los nidos.

      Seas emperatriz futura
    y un corazón sea tu imperio,
    por la beldad de tu ternura
    y el cetro de tu cautiverio.

      Y versos dulces sean dichos
    en donde trisquen halagüeños
    los cervatillos de tus sueños
    con las corzas de tus caprichos.

      Y huelle tu talón de rosa
    la arena de oro perfumado
    por los ungüentos de la Esposa
    en los jardines del Amado.



[Ilustración: Caminos.]



CAMINOS


I

      QUÉ vereda se indica,
    cuál es la vía santa,
    cuando Jesús predica
    o cuando Nietzsche canta?


II

      ¿La vía de querer,
    o la vía de obrar?
    ¿La vía de poder,
    o la vía de amar?


III

      Embriagarse en el opio
    que las tristezas calma.
    Ser el mártir de su alma
    o ser el héroe propio.


IV

      Martirizar la vida
    con perjuicio del juicio,
    y hacerla decidida
    para ir al sacrificio.


V

      Tener la voluntad
    hecha de acero y oro;
    tener la honestidad
    como íntimo tesoro.


VI

      O bien ser el tirano
    que surge de repente,
    con la idea en la mente
    o la espada en la mano.


VII

      En la tierra o el mar,
    ser el conquistador
    que lleva su esplendor
    a matar y a aplastar.


VIII

      Pues nuestro hombre de barro
    es en todo país:
    o Francisco Pizarro
    o Francisco de Asís.


IX

      Juntas almas fervientes,
    han tenido igual vuelo:
    conquistar continentes
    o conquistar el cielo.


X

      Santidad y heroísmo
    tienen el propio vuelo
    con el genio que vuela entre los dos:
    los Santos y los Héroes
    tienen el propio cielo,
    y todos ellos buscan la dirección de Dios.



EL PADRE NUESTRO DE PAN


      PADRE nuestro, padre ambiguo
    de los milagros eternos
    que admiramos los modernos
    por tu gran prestigio antiguo.

      La ninfa junto a la fuente pasa
    y tiene en su blancura
    lo que inspira, lo que dura,
    lo que aroma y lo que abrasa.

      Pues al ver la viva flor
    o la estatua que se mueve,
    hecha de rosa y de nieve,
    nos toma el alma el amor.

      Pan nuestro que estás en la tierra,
    porque el universo se asombre,
    glorificado sea tu nombre
    por todo lo que en él se encierra.

      Vuélvanos tu reino de fiesta
    en que tú aparezcas y cantes
    con los tropeles de bacantes
    mancillando la floresta.

      Hunde siempre violento y vivo
    y por tus ímpetus agrestes,
    en el cielo cuernos celestes
    y en la tierra patas de chivo.

      Danos ritmo, medida y pauta
    al amor de tu melodía,
    y que haya al amor de tu flauta
    amor nuestro de cada día.

      Deudas que el alma amando trunca
    están en tu disposición,
    y no le concedas perdón
    a aquel que no haya amado nunca.



[Ilustración: Grecia.]



MATER PULCHRA

    _Al general J. Santos Zelaya
  en la muerte de su madre._


      ES Grecia, es Roma. Clámides
    y togas. Es el tiempo maravilloso. Es
    el Partenón, el templo de Apolo, las Pirámides,
    las glorias hechas ruinas que volverán después.

      Es el águila enorme que levanta su vuelo
    bañada en la luz sacra de vasta poesía.
    Y con todo, la herida de su materno duelo
    hace exclamar a César inundado de cielo:
    --¡Oh madre! ¡Oh madre! ¡Oh madre! ¡Oh dice madre mía!



VARGAS VILA EN SU LIBRERÍA


      EN su maravillosa vida trabaja quieto.
    El reloj da su hora con tranquilidad.
    Pasa un soplo de biblioteca: Ya es Bagdad
    o Inspruck, o bien algo que habla de Paracleto.

      No sé si a veces su verbo ágil al conceto
    en su enérgica forma pasa la Humanidad
    en un exceso de pasión o de verdad.
    Yo sé que le conozco, le mido y le interpreto.

      Desconfía de los que se apropincuan al daño
    de ese querer usual que cariños no finge,
    pues siendo bachiller le doctoró el engaño.

      Así su amor no corta ni su afecto restringe
    sino cuando tritura muy cuerdamente, al paño
    la ración de miserias con que ayuda a la esfinge.



[Ilustración: Si eres tan bella y pura y misteriosa,]



EVA


      SI eres tan bella y pura y misteriosa, pasa;
    no seas ni el rubí, ni la rosa o la brasa,
    porque en tus tentaciones maravillosas, puedes
    contarme en tus miradas, o meterme en tus redes.

      Yo no sé qué hay en ti de la noche estrellada,
    y ni sé qué hay en ti de la mujer amada.



CANTARES ANDALUCES


      MI nombre miré en la arena
    y no lo quise borrar,
    para dejarles mis penas
    a las espumas del mar.

      ¿De dónde vienes, mi vida?
    Vida mía, ¿adónde vas?
    Ven a curarme esta herida,
    que no se cierra jamás.

      Para qué tanto pensar,
    si en esta cosa tan pura
    saboreamos la amargura,
    la amargura de la mar.

      Filomela está dormida,
    ¿qué te dijo su canción?
    Canta sólo en esta vida
    una vez el corazón.

      Vida mía, vida mía,
    qué divina está la mar.
    ¿Cómo no supe aquel día
    que me habías de olvidar?

      Está ardiendo mi incensario,
    es una copa de Ofir.
    «Navegar es necesario»
    y es necesario vivir.

      Me dan los vientos su aliento
    y sopla mi voluntad.
    Séle tú propicio, ¡oh viento!,
    a la barca de Simbad.



[Ilustración: Mira el signo sutil que los dedos del viento]



LA ESPIGA


      MIRA el signo sutil que los dedos del viento
    hacen al agitar el tallo que se inclina
    y se alza en una rítmica virtud de movimiento
    con el áureo pincel de la flor de la harina.

      Trazan sobre la tela azul del firmamento
    el misterio inmortal de la tierra divina
    y el alma de las cosas que da su sacramento
    en una interminable frescura matutina.

      Pues en la paz del campo la faz de Dios asoma.
    De las floridas urnas místico incienso aroma
    el vasto altar en donde triunfa la azul sonrisa;

      aún verde está y cubierto de flores el madero,
    bajo sus ramas llenas de amor pace el cordero
    y en la espiga de oro y luz duerme la misa.



[Ilustración:

    Luz antigua. Velas rojas.
  Velas blancas. Bruma. Sol.]



SUEÑOS

  _A Miguel Moya._


      EL pinar está a mi lado.
    ¡Oh, dulzura del pinar!
    El pinar está a mi lado,
    ¡cuántas cosas me ha contado
    que no puedo revelar!

      ¡Oh pinar suave y sombrío
    que produces dulce son!
    Son de espumas, son de río;
    son amable al sueño mío;
    son de sueño y corazón.

      He soñado historia y brillo,
    armas, glorias y poder;
    fuí señor de horca y cuchillo
    al amparo del castillo,
    del castillo de Bellver.

      Y las hojas de los pinos
    daban sombra a mi soñar;
    pinos llenos de los trinos
    de los pájaros divinos
    que encantaban el pinar.

      Luz antigua. Velas rojas.
    Velas blancas. Bruma. Sol.
    ¿Qué murmuran estas hojas
    del pinar en español?

      Van marcando los destinos
    siempre siglo, norma o fin:
    Tú recibe de los pinos
    _Bon de turpi_, en mallorquín.



NEMROD ESTÁ CONTENTO


      Y el Sacro Santo Espíritu
    paloma se tornó.
    Nemrod está contento...
    ¡Qué diablo de Nemrod!

      El tigre ruge:--¡Vivo!
    ¡Siento!--brama el león,
    y la paloma arrulla:
    --Arrullo, siento y soy!

      La flecha va en el bosque;
    se hace el bosque feroz,
    Nemrod está contento...
    ¡Qué diablo de Nemrod!

      Apolo es el arquero,
    Hércules, vencedor;
    Ichora, sacrifica;
    Vitrifuli y Moloch.

      Redimidos carnívoros
    con civilización,
    imitamos alegres
    el ejemplo del sol.
    Nemrod está contento...
    ¡Qué diablo de Nemrod!

      El buey y el asno saben
    un secreto los dos:
    ¡El cristo de las bestias
    ha sido el Mal Ladrón!

      La sangre de las bestias
    es roja bajo el sol;
    la esencia de sus vidas
    cual las del hombre son;
    el ojo del buey tiene
    inaudito esplendor.
    Nemrod esta contento...
    ¡Qué diablo de Nemrod!

      La lengua de las aves
    sabía Salomón,
    Mahoma de su yegua
    hizo consagración.
    Nemrod está contento...
    ¡Qué diablo de Nemrod!



[Ilustración:

    Las torres de la catedral
  aparecieron. Las divinas
  horas de la mañana pura,]



PEREGRINACIONES


I

      EN un momento crepuscular
    pensé cantar una canción
    en que toda la esencia mía
    se exprimiría por mi voz:
    predicaciones de San Pablo
    o lamentaciones de Job,
    de versículos evangélicos
    o preceptos de Salomón.
    ¡Oh, Dios!

      ¿Hacia qué vaga Compostela
    iba yo en peregrinación?
    Con Valle Inclán o con San Roque,
    ¿adónde íbamos, Señor?
    El perrillo que nos seguía,
    ¿no sería, acaso, un león?
    Íbamos siguiendo una vasta
    muchedumbre de todos los
    puntos del mundo, que llegaba
    a la gran peregrinación.
    Era una noche negra, negra,
    porque se había muerto el Sol:
    nos entendíamos con gestos
    porque había muerto la voz.
    Reinaba en todo una espantosa
    y profunda desolación.
    ¡Oh, Dios!

      ¿Y adónde íbamos aquellos
    de aquella larga procesión;
    donde no se hablaba ni oía,
    ni se sentía la impresión
    de estar en la vida carnal
    y sí en el reinado del ¡ay!
    Y en la perpetuidad del ¡oh!?
    ¡Oh, Dios!


II

      Las torres de la catedral
    aparecieron. Las divinas
    horas de la mañana pura,
    las sedas de la madrugada
    saludaron nuestra llegada
    con campanas y golondrinas.
    ¡Oh, Dios!

      Y jamás habíamos visto
    envuelto en oro y albor
    emperador de aire y de mar,
    que aquel Señor Jesucristo
    sobre la custodia del Sol,
    ¡Oh, Dios!
    Para tu querer y tu amar.

      Visión fué de los peregrinos,
    mas brotaron todas las flores
    en roca dura y campo magro;
    y por los prodigios divinos,
    tuvimos pájaros cantores
    cantando el verso del milagro.
    Por la calle de los difuntos
    vi a Nietzsche y Heine en sangre tintos;
    parecían que estaban juntos
    e iban por caminos distintos.
    La ruta tenía su fin,
    y dividimos un pan duro
    en el rincón de un quicio oscuro
    con el marqués de Bradomín.



AL RECIBIR UNA CARTA DE BUENOS AIRES

    Has apurado, Rubén,
  la célica medicina;
  esperanza, amor y bien
  son una poción divina,
  peregrina.

    Superior a toda ciencia
  que te puedan dar los sabios:
  ella ha vertido en tus labios
  el elixir de Juvencia.

    Lo que fué ya está borrado,
  y el porvenir que obscuro era
  es presente iluminado
  por alba de primavera
  verdadera.

    Brille tu genio fecundo,
  oriente sus ricas galas;
  Alondra, tiende tus alas
  sobre la aurora del mundo.

                    L. H. D.


      NUNCA ha existido doctor
    crisostómico parlante
    que aplicara semejante
    Medicina del amor.
    Y por
    virtud tan linda y leal
    de tal ciencia peregrina,
    diamantina
    la alondra alzará su vuelo,
    pues le señalas abiertas
    tú las puertas
    de la esperanza y del cielo.

      ¡Ay!, hermano,
    soberano
    que te vas por todas partes
    de las ciencias y las artes,
    el corazón en la mano!
    Que en los dos
    se cristalice un poema
    hecho de aurora suprema
    y de voluntad de Dios!



AMOR


      EL amor está en las rosas
    las rosas son el amor,
    Cupido anda entre las cosas
    y hace de ellas una flor.

      A veces despierta un nido,
    y a veces se va a vagar,
    y anda en el viento, en el ruido
    en el bosque y en el mar.

      Hace despertar los truenos
    y hace rugir los leones,
    y forma jardines buenos
    dentro de los corazones.

      Es la voz, la voz errante,
    que no encuentra su vocablo,
    y expresa al ángel flotante,
    o expresa al prófugo diablo.

      Se extenúa, se propaga,
    se multiplica, se vierte,
    y es profunda, triste, vaga,
    toda vida o toda muerte.

      Anda errante un silfo extraño
    que llena mi alma invasora
    con las perlas de la hora
    y los diamantes del año.

      Yo al silfo le he visto. Y es
    todo perlas y brillantes.
    Las perlas se llaman: antes,
    y los brillantes: después.



EPITALAMIO


      BRILLA en tu alma una estrella nórdicamente pura,
    y en la blanca beldad de tu egregia escultura,
    una maravillosa virtud de amor se fragua
    que ha encendido una chispa del sol de Nicaragua.

      Que bendecida sea la parisiense hermosa
    que hechizara allí lejos, como una rubia hada
    al picaflor de fuego y a la garza de rosa,
    con el místico azul de su tierna mirada!

      Entre vivas fragancias tendrás a Pan sumiso;
    por ti será más bello el lago de cristal,
    la aurora de mi tierra ave del Paraíso,
    y el poniente del trópico un gran pavo real.



SONETO


      OH Dios! Jamás yo pienso
    en este vivir asesino,
    hecho con la mujer y el vino
    y con este Dios tan inmenso.

      Este camino tan extenso,
    que ni siquiera lo adivino;
    esta viña aquí, y este pino
    en la montaña en que yo pienso,

      y esta montaña de cristal,
    y esa reina del corazón,
    y esa princesa del coral,

      y esa novia de la ilusión,
    si son del bien o son del mal...
    Y después de todo..., ¡si son!...



LA ANCIANA


      PUES la anciana me dijo: mira esta rosa seca
    que encantó el aparato de su estación un día:
    el tiempo que los muros altísimos derrueca
    no privará este libro de su sabiduría.

      En esos secos pétalos hay más filosofía
    que la que darte pueda tu sabia biblioteca;
    ella en mis labios pone la mágica armonía
    con que en mi torno encarno los sueños de mi rueca.

      «Sois un hada», le dije: «Soy un hada, me dijo:
    y de la Primavera celebro el regocijo
    dándoles vida y vuelo a estas hojas de rosa.»

      Y transformóse en una princesa perfumada,
    y en el aire sutil, de los dedos del hada
    voló la rosa seca como una mariposa.



[Ilustración:

    Recordar el parque Cousiño
  como una divina visión,]



DAMA

  _A una chilena._


      COMO son cosas de niño
    y de visión y de ilusión
    recordar el parque Cousiño
    como una divina visión,

      recordar las frondas espesas,
    la opulencia de los carruajes,
    y aquellas damas con sus trajes,
    que eran a mí todas marquesas.

      Y no haberte visto, señora,
    encarnación de poesía,
    saludarte en nombre del día
    y besarte en nombre de aurora.

      Brindarte por el sol y el agua
    y por el granizo y el trueno,
    una chispa de sol chileno
    en un verso de Nicaragua.

      Tú eres la luz y eres el templo
    cuando con tu manto chileno
    sabes hacer al hijo bueno
    y brindas belleza y ejemplo.

      Perla pura entre perlas buenas,
    dulce belleza hecha de bien,
    tu beldad nos viene de Atenas,
    tu bondad de Jerusalén.

      En ti veo paloma y honda,
    todo misterio y poesía,
    la sonrisa de la Yoconda
    hecha por la Virgen María.

      Si hay alguien que te llama bella
    buscando el adularte, dile:
    --¡Yo soy la más hermosa estrella
    sobre la bandera de Chile!



LA FUENTE


      JOVEN, te ofrezco el don de esta copa de plata
    para que un día puedas calmar la sed ardiente,
    la sed que con su fuego más que la muerte mata.
    Mas debes abrevarte tan sólo en una fuente,

      otra agua que la suya tendrá que serte ingrata,
    busca su oculto origen en la gruta viviente
    donde la interna música de su cristal desata,
    junto al árbol que llora y la roca que siente.

      Guíete el misterioso eco de su murmullo,
    asciende por los riscos ásperos del orgullo,
    baja por la constancia y desciende al abismo

      cuya entrada sombría guardan siete panteras:
    son los Siete Pecados, las siete bestias fieras.
    Llena la copa y bebe: la fuente está en ti mismo.



[Ilustración:

  Dad limosna al que se agita.]



LA CARIDAD


      DAD al pobre, dad al pobre
    paz, consuelo, alivio, pan!
          ¡Que recobre
    la esperanza y la alegría
    con la ayuda que le dan!

      A las manos bondadosas
    desde el cielo Dios envía
    el perfume de las rosas
    de la eterna Alejandría.

      Dad limosna al que se agita
    por cruel miseria opreso;
    a la triste cieguecita,
          dadle un beso!

      Damas bellas y adorables
    que vivís entre esplendores:
    a las niñas miserables
    dadles pan y dadles flores

      Bondadosas y discretas,
    dad un beso al pobre niño.
          ¡Dios bendiga,
    Dios bendiga las violetas
    que se arrancan del corpiño
    para darse a la mendiga!

      Si a los tristes dais consuelo,
    sensitivos corazones,
    ¡Tendréis alas en el cielo
    y en la tierra bendiciones!



A RUBENCITO


I

      PUESTO que crees en Dios, hijo mío, retiene
    lo que hay en la profunda voluntad de infinito,
    que el dolor o el amor nos explica en el grito,
    que en el suspiro espera o que en el llanto viene.

      No aguardes que el inmenso clarín de oro truene;
    a las nupcias del cielo con mis versos te invito,
    no oigas a la faunesa que te lanza su grito,
    ni al fauno extraordinario que su siringa suene.

      Pero marcha, hijo mío, con tu flauta y tu lira
    adonde Dios te llame y tu flauta te lleve,
    lo que el Amor te dé y la Vida te inspira.

      Haz tus versos de noche, haz tus versos de nieve;
    tú tienes el poder de la lengua y la lira
    con el dáctilo dúctil y con la danza leve...


II

      Vive, vibra, fuerte y suave,
    todo conciencia y corazón;
    te aconsejo ser un león,
    pero con tus alas de ave.

      De tal modo que sin reproche
    y lleno de tu poesía,
    tengas tu estrella blanca al día
    y constelaciones de noche.

      Y que por mente y corazón,
    encuentres al amanecer
    la estrella de Lucifer,
    otra estrella del corazón.

      Y que pues la suerte convida
    a vivir, tengas por vivir
    la voluntad de existir
    con la belleza de la vida.

      Y pues que tienes una estrella
    que te ha encontrado la virtud
    de perpetuar tu juventud,
    toda grande y toda bella,

      y sabes quererte y conservarte,
    ten fragancia y ten conciencia,
    y oye el secreto de la ciencia
    que tiene la virtud del Arte...


III

      Puesto que tú me dices que eres mi hijo, ¡hijo mío!,
    y tienes fe en mis lirios y confianza en mis rosas,
    voy a confiarte ideas, voy a decirte cosas,
    y amarás grandemente a tu Rubén Darío.

      Tú comprendes mis versos e interpretas mis prosas,
    y las aguas que corren en mi profundo río,
    y, así, cuando te hable de las Musas hermosas
    séme profundamente y eternamente mío.

      Algo de la ilusión, algo del pensamiento,
    algo del corazón, algo del sentimiento,
    de las cosas que son, de las cosas que siento,

      lo que he visto en la tierra, lo que oí en el mar,
    lo que puedo ofrecer, lo que brinde mi aliento
    y lo que en mi palabra te pueda yo ofrendar.



[Ilustración: Y salpicando con las espumas del mar]



SONETO


      PASA que la idea azul do van las bandolinas
    sé que pensar y hacer y bregar y soñar,
    y salpicando con las espumas del mar
    de tempestades infernales y divinas.

      De mi triste corona, ¿cuántas son las espinas?
    Pues una a una apenas me las puedo arrancar.
    Recuerdas mis confianzas, pues las ruges, ¡oh mar!
    ¡Y recuerdas mis penas, ruiseñor, pues las trinas!

      Voz de fuerza o dulzura en la gloria del día,
    bajo los vastos cielos, sobre los oceanos,
    inclinemos la frente ante la Poesía.

      Dejemos de palabras y gestos vanos,
    y puesto que el instante es bueno todavía,
    levantemos los ojos y juntemos las manos.



AMA TU RITMO...


      AMA tu ritmo y ritma tus acciones
    bajo su ley, así como tus versos;
    eres un universo de universos
    y tu alma una fuente de canciones.

      La celeste unidad que presupones
    hará brotar en ti mundos diversos
    y al resonar tus números dispersos
    pitagoriza en tus constelaciones.

      Escucha la retórica divina
    del pájaro del aire y la nocturna
    irradiación geométrica adivina;

      mata la indiferencia taciturna
    y engarza perla y perla cristalina
    en donde la verdad vuelca su urna.



[Ilustración: Y tienen brazos y tienen vientre y boca.]



LOS OLIVOS

  _A J. S._


I

      LOS olivos que tu Pilar pintó, son ciertos.
    Son paganos, cristianos y modernos olivos,
    que guardan los secretos deseos de los muertos
    con gestos, voluntades y ademanes de vivos.

      Se han juntado a la tierra, porque es carne de tierra
    su carne; y tienen brazos y tienen vientre y boca
    que lucha por decir el enigma que encierra
    su ademán vegetal o su querer de roca.

      En los Getsemaníes que en la isla de oro
    fingen en torturada pasividad eterna
    se ve una muchedumbre que haya escuchado un coro
    o que acaba de hallar l'agua de una cisterna.

      Ni Gustavo Doré miró estas maravillas,
    ni se puede pintar como Aurora Dupin
    con incomodidad, con prosa y con rencillas
    lo que bien comprendía el divino Chopin...

      Los olivos que están aquí son los olivos
    que desde las prístinas estaciones están
    y que vieron danzar los Faunos y los chivos
    que seguían el movimiento que dió Pan.

      Los olivos que están aquí, los ejercicios
    vieron de los que daban la muerte con las piedras,
    y miraron pasar los cortejos fenicios
    como nupcias romanas coronadas de hiedras.

      Mas sobre toda aquesa usual arqueología
    vosotros, cuyo tronco y cuyas ramas son
    hechos de la sonora y divina armonía
    que puso en vuestro torno Publio Ovidio Nassón.

      No hay religión o las hay todas por vosotros.
    Las Américas rojas y las Asias distantes
    llevan sus dioses en los tropeles de potros
    o las rituales caminatas de elefantes.

      Que buscando lo angosto de la eterna Esperanza,
    nos ofrece el naciente de una inmediata aurora,
    con lo que todo quiere y lo que nada alcanza,
    que es la fe y la esperanza y lo que nada implora.



ALMA MÍA


      ALMA mía, perdura en tu idea divina.
    Todo está bajo el signo de un destino supremo;
    sigue en tu rumbo, sigue hasta el ocaso extremo
    por el camino que hacia la Esfinge te encamina.

      Corta la flor al paso, deja la dura espina;
    en el río de oro lleva a compás el remo;
    saluda el rudo arado del rudo Triptolemo,
    y sigue como un dios que sus sueños destina...

      Y sigue como un dios que la dicha estimula,
    y mientras la retórica del pájaro te adula,
    y los astros del cielo te acompañan, y los

      ramos de la Esperanza surgen primaverales,
    atraviesa impertérrita por el bosque de males
    sin temer las serpientes; y sigue, como un dios...



[Ilustración:

  La niña de los ojos azules ha partido
      al alba del amor:]



SPES

  _En memoria de Mlle. Anne-Marie Heber García._


      LA niña de los ojos azules ha partido
          al alba del amor:
    como la rosa de Malherbe, ella ha vivido
          la vida de una flor.

      Dejó el fuego fugaz la dulce adolescencia
          al influjo mortal,
    ¡y se fué hacia el azul, como se va la esencia
          del pomo de cristal!

      Tal las almas se van sin oir nuestro grito
          ni escuchar nuestro adiós,
    y se echan a volar buscando el infinito,
          esas aves de Dios.

      Mas la esperanza muestra el sol de un nuevo día
          de divina verdad;
    ¡y así al morir aquí, la tierna Ana María,
          nace en la eternidad!



[Ilustración: y en la blanca beldad de tu egregia escultura]



A UNA NICARAGÜENSE


      BRILLA en tu alma una estrella nórdicamente pura,
    y en la blanca beldad de tu egregia escultura
    una maravillosa virtud de amor se fragua
    que ha encendido una chispa del sol de Nicaragua.

      Que bendecida sea la parisiense hermosa
    que hechizará allí lejos, como una rubia hada,
    al pica-flor de fuego y a la garza de rosa
    con el místico azul de su tierna mirada.

      Entre vivas fragancias tendrás a Pan sumiso;
    por ti será más bello el lago de cristal,
    la aurora de mi tierra, ave del paraíso,
    y el poniente del trópico un gran pavo real.



      DIVINA Psiquis, dulce mariposa invisible,
    que desde los abismos has venido a ser todo
    lo que en mi ser nervioso y en mi cuerpo sensible
    forma la chispa sacra de la estatua de lodo.

      Te asomas por mis ojos a la luz de la tierra
    y prisionera vives en mí de extraño dueño:
    te reducen a esclava mis sentidos en guerra
    y apenas vagas libre por el jardín del sueño.

      Sabia de la Lujuria que sabe antiguas ciencias,
    te sacudes a veces entre imposibles muros,
    y más allá de todas las vulgares conciencias
    exploras los recodos más terribles y obscuros.

      Y encuentras sombra y duelo. Que sombra y duelo encuentres
    bajo la viña en donde nace el vino del Diablo.
    Te posas en los senos, te posas en los vientres
    que hicieron a Juan loco e hicieron cuerdo a Pablo.

      A Juan virgen y a Pablo militar y violento,
    a Juan que nunca supo del supremo contacto,
    a Pablo el tempestuoso que halló a Cristo en el viento,
    y a Juan ante quien Hugo se queda estupefacto.

      Entre la catedral y las ruinas paganas
    vuelas, ¡oh, Psiquis, oh, alma mía!
    --Como decía
    aquel celeste Edgardo,
    que entró en el paraíso entre un son de campanas
    y un perfume de nardo,--
    entre la catedral
    y las paganas ruinas
    repartes tus dos alas de cristal,
    tus dos alas divinas.
    Y de la flor
    que el ruiseñor
    canta en su griego antiguo, de la rosa,
    vuelas, ¡oh Mariposa!
    a posarte en un clavo de Nuestro Señor.



[Ilustración:

  cuando España tenía
  todas las torres.]



FRAGMENTO


      NO ha habido más bella torre
    que la que era de oro, que la pura de plata,
    que la que era de bronce,
    cuando España tenía
    todas las torres.

      ¡Levantaos, antiguas armaduras!
    ¡Moveos, bronces!
    ¡Sed algo, rocinantes!
    ¡Morded, gozques!

      Sobre la parrilla
    del gran Escorial asad al toro
    del Zodíaco, y dad al mundo
    un bello simulacro.

      Sed crueles, osados y grandes,
    sed los de Cortés y de Pizarro
    y aprovechad las ubres de las vacas
    que dejaistes más allá del Oceano,
    y que os pueden dar leche
    por la sangre de antaño!



      AY, triste del que un día en su esfinge interior
    pone los ojos e interroga. Está perdido.
    Ay del que pide eurekas al placer o al dolor.
    Dos dioses hay, y son: Ignorancia y Olvido.

      Lo que el árbol desea decir y dice al viento,
    y lo que el animal manifiesta en su instinto,
    cristalizamos en palabra y pensamiento.
    Nada más que maneras expresan lo distinto.



[Ilustración: Es Venus, es Venus,]



      ES Venus, es Venus, es ella!
    Es un fanal y es una estrella
    que nos indica el más allá,
    y que el amor sublime sella
    y es una linterna tan bella
    que en la noche deja su huella
    y no se sabe adonde va.



ÍNDICE


                                          PÁGS.

  «Pax»                                       1

  Pájaros de las islas                        7

  A una colombiana                            9

  La Vida y la Muerte                        11

  Porteña                                    13

  Triste, muy tristemente...                 15

                                             19

  Album                                      21

  María                                      25

  A la República Dominicana                  31

  La gran Cosmópolis                         35

  A una mujer                                43

  A Lucía                                    47

  Bella cubana                               51

  Para Mariano de Cávia                      53

  Despedida                                  57

  A Francisca                                61

  A un poeta                                 71

  Babyhood                                   73

  Caminos                                    77

  El Padre nuestro de pan                    81

  Mater Pulchra                              87

  Vargas Vila en su librería                 89

  Eva                                        93

  Cantares andaluces                         95

  La espiga                                 101

  Sueños                                    105

  Nemrod está contento                      109

  Peregrinaciones                           115

  Al recibir una carta de Buenos Aires      121

  Amor                                      123

  Epitalamio                                127

  Soneto                                    129

  La Anciana                                131

  Dama                                      135

  La fuente                                 139

  La caridad                                143

  A Rubencito                               147

  Soneto                                    155

  Ama tu ritmo...                           157

  Los olivos                                161

  Alma mía                                  165

  Spes                                      169

  A una nicaragüense                        173

                                            175

  Fragmento                                 181

                                            183

                                            187



                          ACABÓSE DE IMPRIMIR
                         ESTE LIBRO EN MADRID,
                       EN LA TIPOGRAFÍA YAGÜES,
                          EL DÍA XV DE ABRIL
                               DE MCMXIX





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