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Title: Fuente Ovejuna
Author: Vega, Lope de
Language: Spanish
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*** Start of this LibraryBlog Digital Book "Fuente Ovejuna" ***


generously made available by Internet Archive (https://archive.org)



Note: Images of the original pages are available through
      Internet Archive. See
      https://archive.org/details/fuenteovejunacom00vega


Nota del Transcriptor:

      Las letras itálicas se denotan con el caracter de _subrayado_.

      Las versalitas (letras mayúsculas de tamaño igual a las
      minúsculas) han sido sustituidas por letras mayúsculas de
      tamaño normal



Coleccion Universal
N.os 5 y 6

LOPE DE VEGA

UCOMEDIA

Precio: Una peseta

MADRID, 1919



LOPE DE VEGA

FUENTE OVEJUNA

Comedia

Edición revisada por Américo Castro


[Ilustración]



Madrid, 1919

Talleres "Calpe", Ríos Rosas, 24.--MADRID


_Como tantas otras comedias de nuestro teatro, la presente--publicada
en 1619--se basa en un hecho histórico: en 1476, los vecinos de Fuente
Ovejuna (Córdoba) tomaron venganza, en la persona del comendador de la
Orden de Calatrava, de las vejaciones inhumanas que aquél les hacía
padecer. La crónica de Rades y Andrada narra prolijamente la justicia
hecha por los aldeanos y la pesquisa ordenada por los Reyes Católicos._

_Culmina en este drama el espíritu rústico y primitivo, que animó los
ternas populares, muy activos dentro del teatro de nuestro siglo_
XVII, _siglo próximo a la Edad Media tanto por su pensamiento como
por la forma de sentir la vida. Otras comedias de Lope poetizan la
caballerosidad o la altivez aldeana_ (El alcalde de Zalamea, Peribáñez,
El mejor alcalde, el rey, El villano en su rincón, etc.); FUENTE
OVEJUNA, _empero, tiene como héroe a toda una villa, cuya fisonomía va
concretándose en una firme progresión y acaba por adquirir tremenda e
indivisible personalidad_.

_Los aldeanos se rebelan contra una autoridad de privilegio y se
someten a la monarquía nacional, que a la sazón representaba la
uniformidad de la ley, un ideal más amplio, una mayor garantía de
justicia para el pueblo. De esta suerte el drama es de una profunda
lógica dentro de la historia: los vecinos de Fuente Ovejuna dan a
su pleito la única solución jurídica y democrática entonces posible.
Si sólo pensáramos que se trata de un cambio de señores y que la villa
aclama a la autoridad que, con bárbara tozudez, desgarra las carnes de
sus habitantes, entonces nos parecería poco motivada aquélla grandiosa
conspiración._

_Es curioso observar que_ FUENTE OVEJUNA _fué traducida al
ruso y que sus representaciones provocaron frenético entusiasmo entre
las masas oprimidas por el zarismo_.

_Literariamente, tenemos aquí una de las más intensas producciones
del teatro nacional. Lope supo conducir maravillosamente los hilos
sentimentales que le ofrecía el episodio narrado en la crónica.
Diversos chispazos heroicos van preparando el momento trágico en que
los habitantes de la villa, sin flaquear, gimen bajo las cuerdas de
la tortura. Pero esta suprema belleza, las múltiples situaciones de
interés y el atractivo de los versos se manifestarán al lector sin
necesidad de que el editor lo advierta._

_Para imprimir esta comedia se ha tenido en cuenta el texto de la
parte_ XII _de Lope, publicada en 1619. Los paréntesis cuadrados []
indican que se añade algo. No se advierte, sin embargo, la modificación
de algunos pequeños errores del texto, de todo punto evidentes._

_De esta comedia existe un manuscrito en la biblioteca de Parma, copia
del texto de 1619, y otro no autógrafo, en poder de lord Ilchester
(Londres), que no hemos podido consultar. Por consiguiente, carecemos
de recursos para enmendar ciertos pasajes defectuosos de la obra,
que quizá sólo se aclararían si se conservara el autógrafo. Cuando
éstos existen se notan siempre grandes diferencias entre el autógrafo
y el impreso de la época_; FUENTE OVEJUNA, _pues, contiene
también yerros, que no siempre podremos enmendar. El lector excusará
este pequeño alarde de erudición; pero como las ediciones llamadas
monumentales están hechas, en realidad, con una gran negligencia, no
hemos podido limitarnos en este caso a reproducir, sin más, una edición
anterior._

_No hemos puesto más indicaciones escénicas que las que figuran
en el original. En el siglo_ XVII _apenas se usaban las
decoraciones, y los cambios y movimientos escénicos se deducían de las
palabras de los actores. Ahora el lector tendrá que deducirlos del
contexto. Lo creemos preferible a alterar el carácter original de la
obra con adiciones personales._



COMEDIA FAMOSA

DE

FUENTE OVEJUNA


Hablan en ella las personas siguientes:

  FERNÁN GÓMEZ [_comendador_].
  ORTUÑO.
  FLORES.
  _El_ MAESTRE DE CALATRAVA.
  PASCUALA.
  LAURENCIA.
  MENGO.
  BARRILDO.
  FRONDOSO.
  JUAN ROJO.
  ESTEBAN, ALONSO, _alcaldes._
  REY DON FERNANDO.
  REINA DOÑA ISABEL.
  _Un_ REGIDOR.
  CIMBRANOS, _soldado._
  JACINTA, _labradora._
  _Un_ MUCHACHO.
  _Algunos_ LABRADORES.
  _Un_ JUEZ.
  _La_ MÚSICA.
  [DON MANRIQUE].
  [LEONELO].



  ACTO PRIMERO



ACTO PRIMERO


(_Salen el_ COMENDADOR, FLORES _y_ ORTUÑO, _criados._)

  COMENDADOR

    ¿Sabe el maestre que estoy
  en la villa?


  FLORES

              Ya lo sabe.


  ORTUÑO

  Está, con la edad, más grave.


  COMENDADOR

  Y ¿sabe también que soy
    Fernán Gómez de Guzmán?


  FLORES

  Es muchacho, no te asombre.


  COMENDADOR

  Cuando no sepa mi nombre,
  ¿no le sabrá el que me dan
    de comendador mayor?


  ORTUÑO

  No falta quien le aconseje
  que de ser cortés se aleje.


  COMENDADOR

  Conquistará poco amor.
    Es llave la cortesía
  para abrir la voluntad;
  y para la enemistad
  la necia descortesía.


  ORTUÑO

    Si supiese un descortés
  cómo lo aborrecen todos
  --y querrían de mil modos
  poner la boca a sus pies--,
    antes que serlo ninguno,
  se dejaría morir.


  FLORES

  ¡Qué cansado es de sufrir!
  ¡Qué áspero y qué importuno!
    Llaman la descortesía
  necedad en los iguales,
  porque es entre desiguales
  linaje de tiranía.
    Aquí no te toca nada:
  que un muchacho aun no ha llegado
  a saber qué es ser amado.


  COMENDADOR

  La obligación de la espada
    que se ciñó, el mismo día
  que la cruz de Calatrava
  le cubrió el pecho, bastaba
  para aprender cortesía.


  FLORES

    Si te han puesto mal con él,
  presto le conocerás.


  ORTUÑO

  Vuélvete, si en duda estás.


  COMENDADOR

  Quiero ver lo que hay en él.

(_Sale el_ MAESTRE DE CALATRAVA _y acompañamiento._)


  MAESTRE

    Perdonad, por vida mía,
  Fernán Gómez de Guzmán;
  que agora nueva me dan
  que en la villa estáis.


  COMENDADOR

                         Tenía
    muy justa queja de vos;
  que el amor y la crianza
  me daban más confianza,
  por ser, cual somos los dos,
    vos maestre en Calatrava,
  yo vuestro comendador
  y muy vuestro servidor.


  MAESTRE

  Seguro[1], Fernando, estaba
    de vuestra buena venida.
  Quiero volveros a dar
  los brazos.

[1] _Seguro_, descuidado, ajeno.


  COMENDADOR

             Debéisme honrar;
  que he puesto por vos la vida
    entre diferencias tantas,
  hasta suplir vuestra edad
  el pontífice.


  MAESTRE

                Es verdad.
  Y por las señales santas
    que a los dos cruzan el pecho,
  que os lo pago en estimaros,
  y como a mi padre honraros.


  COMENDADOR

  De vos estoy satisfecho.


  MAESTRE

    ¿Qué hay de guerra por allá?


  COMENDADOR

  Estad atento, y sabréis,
  la obligación que tenéis.


  MAESTRE

  Decid que ya lo estoy, ya.


  COMENDADOR

    Gran maestre don Rodrigo
  Téllez Girón, que a tan alto
  lugar os trajo el valor
  de aquel vuestro padre claro,
  que, de ocho años, en vos
  renunció su maestrazgo,
  que después por más seguro
  juraron y confirmaron
  reyes y comendadores,
  dando el pontífice santo
  Pío segundo sus bulas,
  y después las suyas Paulo
  para que don Juan Pacheco,
  gran maestre de Santiago,
  fuese vuestro coadjutor:
  ya que es muerto, y que os han dado
  el gobierno sólo a vos,
  aunque de tan pocos años,
  advertid que es honra vuestra
  seguir en aqueste caso
  la parte de vuestros deudos;
  porque muerto Enrique cuarto,
  quieren que al rey don Alonso
  de Portugal, que ha heredado,
  por su mujer, a Castilla,
  obedezcan sus vasallos;
  que aunque pretende[2] lo mismo,
  por Isabel, don Fernando,
  gran príncipe de Aragón,
  no con derecho tan claro
  a vuestros deudos; que, en fin,
  no presumen que hay engaño
  en la sucesión de Juana[3],
  a quien vuestro primo hermano
  tiene agora en su poder.
  Y así vengo a aconsejaros
  que juntéis los caballeros
  de Calatrava en Almagro,
  y a Ciudad Real toméis,
  que divide como paso
  a Andalucía y Castilla,
  para mirarlas a entrambas[4].
  Poca gente es menester,
  porque tienen por soldados
  solamente sus vecinos
  y algunos pocos hidalgos,
  que defienden a Isabel
  y llaman rey a Fernando.
  Será bien que deis asombro,
  Rodrigo, aunque niño, a cuantos
  dicen que es grande esa cruz
  para vuestros hombros flacos.
  Mirad los condes de Urueña,
  de quien venís, que mostrando
  os están desde la fama
  los laureles que ganaron;
  los marqueses de Villena,
  y otros capitanes, tantos,
  que las alas de la fama
  apenas pueden llevarlos.
  Sacad esa blanca espada,
  que habéis de hacer, peleando,
  tan roja como la cruz;
  porque no podré llamaros
  maestre de la cruz roja
  que tenéis al pecho, en tanto
  que tenéis la blanca espada;
  que una al pecho y otra al lado,
  entrambas han de ser rojas;
  y vos, Girón soberano,
  capa del templo inmortal
  de vuestros claros pasados.

[2] _El original_, pretenden.

[3] Juana la Beltraneja, hija, según se supuso, de D. Beltrán de la
Cueva, privado del rey Enrique IV y amante de la reina.

[4] _El original_, entrambos.


  MAESTRE

    Fernán Gómez, estad cierto
  que en esta parcialidad,
  porque veo que es verdad,
  con mis deudos me concierto.
    Y si importa, como paso,
  a Ciudad Real mi intento,
  veréis que como violento
  rayo sus muros abraso.
    No porque es muerto mi tío,
  piensen de mis pocos años
  los propios y los extraños
  que murió con él mi brío.
    Sacaré la blanca espada,
  para que quede su luz
  de la color de la cruz,
  de roja sangre bañada.
    Vos, ¿adónde residís?
  ¿Tenéis algunos soldados?


  COMENDADOR

  Poco, pero mis criados;
  que si dellos os servís,
    pelearán como leones.
  Ya veis que en Fuente Ovejuna
  hay gente humilde, y alguna
  no enseñada en escuadrones,
    sino en campos y labranzas.


  MAESTRE

  ¿Allí residís?


  COMENDADOR


                Allí
  de mi encomienda escogí
  casa entre aquestas mudanzas.
    Vuestra gente se registre;
  que no quedará vasallo.


  MAESTRE

  Hoy me veréis a caballo,
  poner la lanza en el ristre.

(_Vanse, y salen_ PASCUALA _y_ LAURENCIA.)


  LAURENCIA

  ¡Mas que nunca acá volviera!


  PASCUALA

  Pues a la he que pensé
  que cuando te lo conté,
  más pesadumbre te diera.


  LAURENCIA

    ¡Plega al cielo que jamás
  le vea en Fuente Ovejuna!


  PASCUALA

  Yo, Laurencia, he visto alguna
  tan brava, y pienso que más;
    y tenía el corazón
  brando como una manteca.


  LAURENCIA

  Pues ¿hay encina tan seca
  como esta mi condición?


  PASCUALA

  Anda ya; que nadie diga:
  de esta agua no beberé.


  LAURENCIA

  ¡Voto al sol que lo diré,
  aunque el mundo me desdiga!
    ¿A qué efeto fuera bueno
  querer a Fernando yo?
  ¿Casarme con él?


  PASCUALA

                  No.


  LAURENCIA

  Luego la infamia condeno.
    ¡Cuántas mozas en la villa,
  del comendador fiadas,
  andan ya descalabradas!


  PASCUALA

  Tendré yo por maravilla
    que te escapes de su mano.


  LAURENCIA

  Pues en vano es lo que ves,
  porque ha que me sigue un mes,
  y todo, Pascuala, en vano.
    Aquel Flores, su alcahuete,
  y Ortuño, aquel socarrón,
  me mostraron un jubón,
  una sarta y un copete.
    Dijéronme tantas cosas
  de Fernando, su señor,
  que me pusieron temor;
  mas no serán poderosas
    para contrastar mi pecho.


  PASCUALA

  ¿Dónde te hablaron?


  LAURENCIA

                     Allá
  en el arroyo, y habrá
  seis días.


  PASCUALA

            Y yo sospecho
  que te han de engañar, Laurencia.


  LAURENCIA

  ¿A mí?


  PASCUALA

  Que no, sino al cura.


  LAURENCIA

  Soy, aunque polla, muy dura
  yo para su reverencia.
    Pardiez, más precio poner,
  Pascuala de madrugada,
  un pedazo de lunada[5]
  al huego para comer,
    con tanto zalacatón[6]
  de una rosca que yo amaso,
  y hurtar a mi madre un vaso
  del pegado canjilón[7];
    y más precio al mediodía
  ver la vaca entre las coles,
  haciendo mil caracoles
  con espumosa armonía;
    y concertar, si el camino
  me ha llegado a causar pena,
  casar una berenjena
  con otro tanto tocino;
    y después un pasa-tarde,
  mientras la cena se aliña,
  de una cuerda de mi viña,
  que Dios de pedrisco guarde;
    y cenar un salpicón
  con su aceite y su pimienta,
  y irme a la cama contenta,
  y al «inducas tentación»
    rezalle mis devociones,
  que cuantas raposerías,
  con su amor y sus porfías,
  tienen estos bellacones;
    porque todo su cuidado,
  después de darnos disgusto,
  es anochecer con gusto
  y amanecer con enfado.

[5] _Lunada_, pernil.

[6] _Zalacatón_, trozo de pan.

[7] Vasija untada de pez.


  PASCUALA

    Tienes, Laurencia, razón;
  que en dejando de querer,
  más ingratos suelen ser
  que al villano el gorrión.
    En el invierno, que el frío
  tiene los campos helados,
  decienden de los tejados,
  diciéndole «tío, tío»,
    hasta llegar a comer
  las migajas de la mesa;
  mas luego que el frío cesa,
  y el campo ven florecer,
    no bajan diciendo «tío»,
  del beneficio olvidados,
  mas saltando en los tejados,
  dicen: «judío, judío».
    Pues tales los hombres son:
  cuando nos han menester
  somos su vida, su ser,
  su alma, su corazón;
    pero pasadas las ascuas,
  las tías somos judías,
  y en vez de llamarnos tías,
  anda el nombre de las pascuas[8].

[8] _Nombre de las pascuas_, «putas, bellacas, alcahuetas». (Correas,
_Vocabulario._)


  LAURENCIA

  No fiarse de ninguno.


  PASCUALA

  Lo mismo digo, Laurencia.

  (_Salen_ MENGO _y_ BARRILDO _y_ FRONDOSO.)


  FRONDOSO

  En aquesta diferencia
  andas, Barrildo, importuno.


  BARRILDO

    A lo menos aquí está
  quien nos dirá lo más cierto.


  MENGO

  Pues hagamos un concierto
  antes que lleguéis allá,
    y es, que si juzgan por mí,
  me dé cada cual la prenda,
  precio de aquesta contienda.


  BARRILDO

  Desde aquí digo que sí.
    Mas si pierdes, ¿qué darás?


  MENGO

  Daré mi rabel de boj,
  que vale más que una troj,
  porque yo le estimo en más.


  BARRILDO

    Soy contento.


  FRONDOSO

                Pues lleguemos.
  Dios os guarde, hermosas damas.


  LAURENCIA

  ¿Damas, Frondoso, nos llamas?


  FRONDOSO

  Andar al uso queremos:
    al bachiller, licenciado;
  al ciego, tuerto; al bisojo,
  bizco; resentido, al cojo,
  y buen hombre al descuidado.
    Al ignorante, sesudo;
  al mal galán, soldadesca;
  a la boca grande, fresca,
  y al ojo pequeño, agudo.
    Al pleitista, diligente;
  gracioso, al entremetido[9];
  al hablador, entendido,
  y al insufrible, valiente.
    Al cobarde, para poco;
  al atrevido, bizarro;
  compañero, al que es un jarro,
  y desenfadado, al loco.
    Gravedad, al descontento;
  a la calva, autoridad;
  donaire, a la necedad,
  y al pie grande, buen cimiento.
    Al buboso, resfriado;
  comedido, al arrogante;
  al ingenioso, constante;
  al corcovado, cargado.
    Esto [al] llamaros imito,
  damas, sin pasar de aquí;
  porque fuera hablar así
  proceder en infinito.

[9] _El original_, al gracioso, entremetido.


  LAURENCIA

    Allá en la ciudad, Frondoso,
  llámase por cortesía
  de esa suerte; y a fe mía,
  que hay otro más riguroso
    y peor vocabulario
  en las lenguas descorteses.


  FRONDOSO

  Querría que lo dijeses.


  LAURENCIA

  Es todo a esotro contrario:
    al hombre grave, enfadoso;
  venturoso, al descompuesto[10];
  melancólico, al compuesto,
  y al que reprehende, odioso.
    Importuno al que aconseja;
  al liberal, moscatel[11];
  al justiciero, cruel,
  y al que es piadoso, madeja[12].
    Al que es constante, villano;
  al que es cortés, lisonjero;
  hipócrita, al limosnero,
  y pretendiente, al cristiano.
    Al justo mérito, dicha;
  a la verdad, imprudencia;
  cobardía, a la paciencia,
  y culpa, a lo que es desdicha.
    Necia, a la mujer honesta;
  mal hecha, a la hermosa y casta,
  y a la honrada... Pero basta;
  que esto basta por respuesta.

[10] _Descompuesto_, audaz, atrevido.

[11] _Moscatel_, hombre pesado e importuno. _El original_, liberal, al
moscatel.

[12] _Madeja_, hombre flojo y dejado.


  MENGO

    Digo que eres el dimuño.


  BARRILDO

  Soncas[13] que lo dice mal.

[13] _Soncas_, a fe, en verdad.


  MENGO

  Apostaré que la sal
  la echó el cura con el puño.


  LAURENCIA

    ¿Qué contienda os ha traído
  si no es que mal lo entendí?


  FRONDOSO

  Oye, por tu vida.


  LAURENCIA

                   Di.


  FRONDOSO

  Préstame, Laurencia, oído.


  LAURENCIA

    Como prestado, y aun dado.
  Desde agora os doy el mío.


  FRONDOSO

  En tu discreción confío.


  LAURENCIA

  ¿Qué es lo que habéis apostado?


  FRONDOSO

    Yo y Barrildo contra Mengo.


  LAURENCIA

  ¿Qué dice Mengo?


  BARRILDO

                  Una cosa
  que, siendo cierta y forzosa,
  la niega.


  MENGO

           A negarla vengo,
  porque yo sé que es verdad.


  LAURENCIA

  ¿Qué dice?


  BARRILDO

            Que no hay amor.


  LAURENCIA

  Generalmente, es rigor.


  BARRILDO

  Es rigor y es necedad.
    Sin amor, no se pudiera
  ni aun el mundo conservar.


  MENGO

  Yo no sé filosofar;
  leer, ¡ojalá supiera!
    Pero si los elementos
  en discordia eterna viven,
  y de los mismos reciben
  nuestros cuerpos alimentos,
    cólera y melancolía,
  flema y sangre, claro está.


  BARRILDO

  El mundo de acá y de allá,
  Mengo, todo es armonía.
    Armonía es puro amor,
  porque el amor es concierto.


  MENGO

  Del natural, os advierto
  que yo no niego el valor.
    Amor hay, y el que entre sí
  gobierna todas las cosas,
  correspondencias forzosas
  de cuanto se mira aquí;
    y yo jamás he negado
  que cada cual tiene amor
  correspondiente a su humor,
  que le conserva en su estado.
    Mi mano al golpe que viene
  mi cara defenderá;
  mi pie, huyendo, estorbará
  el daño que el cuerpo tiene.
    Cerraránse mis pestañas
  si al ojo le viene mal,
  porque es amor natural.


  PASCUALA

  Pues ¿de qué nos desengañas?


  MENGO

    De que nadie tiene amor
  mas que a su misma persona.


  PASCUALA

  Tú mientes, Mengo, y perdona;
  porque ¿es [mentira][14] el rigor
    con que un hombre a una mujer,
  o un animal quiere y ama
  su semejante?

[14] _El original_, materia.

  MENGO

               Eso llama
  amor propio, y no querer.
    ¿Qué es amor?


  LAURENCIA

                  Es un deseo
  de hermosura.


  MENGO

               Esa hermosura
  ¿por qué el amor la procura?


  LAURENCIA

  Para gozarla.


  MENGO

               Eso creo.
    Pues ese gusto que intenta,
  ¿no es para él mismo?


  LAURENCIA

                        Es así.


  MENGO

  Luego, ¿por quererse a sí
  busca el bien que le contenta?


  LAURENCIA

    Es verdad.


  MENGO

              Pues de ese modo
  no hay amor, sino el que digo,
  que por mi gusto le sigo,
  y quiero dármele en todo.


  BARRILDO

    Dijo el cura del lugar
  cierto día en el sermón
  que había cierto Platón
  que nos enseñaba a amar;
    que éste amaba el alma sola
  y la virtud de lo amado.


  PASCUALA

  En materia habéis entrado
  que, por ventura, acrisola
    los caletres de los sabios
  en sus academias y escuelas.


  LAURENCIA

  Muy bien dice, y no te muelas,
  en persuadir sus agravios.
    Da gracias, Mengo, a los cielos,
  que te hicieron sin amor.


  MENGO

  ¿Amas tú?


  LAURENCIA

           Mi propio honor.


  FRONDOSO

  Dios te castigue con celos.


  BARRILDO

    ¿Quién gana?


  PASCUALA

                Con la quistión
  podéis ir al sacristán,
  porque él o el cura os darán
  bastante satisfación.
    Laurencia no quiere bien,
  yo tengo poca experiencia.
  ¿Cómo daremos sentencia?


  FRONDOSO

  ¿Qué mayor que ese desdén?

(_Sale_ FLORES.)


  FLORES

    Dios guarde a la buena gente.


  PASCUALA

  Este es del comendador
  criado.


  LAURENCIA

         ¡Gentil azor!
  ¿De adónde bueno, pariente?


  FLORES

    ¿No me veis a lo soldado?


  LAURENCIA

  ¿Viene don Fernando acá?


  FLORES

  La guerra se acaba ya,
  puesto que[15] nos ha costado
    alguna sangre y amigos.

[15] _Puesto que_, aunque.


  FRONDOSO

  Contadnos cómo pasó.


  FLORES

  ¿Quién lo dirá como yo,
  siendo mis ojos testigos?
    Para emprender la jornada
  de esta ciudad, que ya tiene
  nombre de Ciudad-Real,
  juntó el gallardo maestre
  dos mil lucidos infantes
  de sus vasallos valientes
  y trecientos de a caballo
  de seglares y de freiles;
  porque la cruz roja obliga
  cuantos al pecho la tienen,
  aunque sean de orden sacro;
  mas contra moros, se entiende.
  Salió el muchacho bizarro
  con una casaca verde,
  bordada de cifras de oro,
  que sólo los brazaletes
  por las mangas descubrían,
  que seis alamares prenden.
  Un corpulento bridón,
  rucio rodado, que al Betis
  bebió el agua, y en su orilla
  despuntó la grama fértil;
  el codón labrado en cintas
  de ante, y el rizo copete
  cogido en blancas lazadas,
  que con las moscas de nieve
  que bañan la blanca piel
  iguales labores teje.
  A su lado Fernán Gómez,
  vuestro señor, en un fuerte
  melado, de negros cabos,
  puesto que con blanco bebe[16].
  Sobre turca jacerina,
  peto y espaldar luciente,
  con naranjada las saca (?),
  que de oro y perlas guarnece.
  El morrión, que coronado
  con blancas plumas, parece
  que del color naranjado
  aquellos azares vierte;
  ceñida al brazo una liga
  roja y blanca, con que mueve
  un fresno entero por lanza,
  que hasta en Granada le temen.
  La ciudad se puso en arma;
  dicen que salir no quieren
  de la corona real,
  y el patrimonio defienden.
  Entróla bien resistida,
  y el maestre a los rebeldes
  y a los que entonces trataron
  su honor injuriosamente
  mandó cortar las cabezas,
  y a los de la baja plebe,
  con mordazas en la boca,
  azotar públicamente.
  Queda en ella tan temido
  y tan amado, que creen
  que quien en tan pocos años
  pelea, castiga y vence,
  ha de ser en otra edad
  rayo del Africa fértil,
  que tantas lunas azules
  a su roja cruz sujete.
  Al comendador y a todos
  ha hecho tantas mercedes,
  que el saco de la ciudad
  el de su hacienda parece.
  Mas ya la música suena:
  recebilde alegremente,
  que al triunfo, las voluntades
  son los mejores laureles.

[16] «Frase que se entiende de los caballos, para dar a entender que
tienen alguna señal blanca en el hocico, de la cual se infiere que
serán buenos y leales.» (_Diccionario de Autoridades_, de 1726.)

(_Salen el_ COMENDADOR _y_ ORTUÑO; MÚSICOS;
JUAN ROJO _y_ ESTEBAN, ALONSO, _alcaldes._)


(_Cantan._)

    _Sea bien venido
  el comendadore
  de rendir las tierras
  y matar los hombres.
  ¡Vivan los Guzmanes!
  ¡Vivan los Girones!
  Si en las paces blando,
  dulce en las razones.
  Venciendo moricos,
  fuertes como un roble,
  de Ciudad-Reale
  viene vencedore;
  que a Fuente Ovejuna
  trae los sus pendones.
  ¡Viva muchos años,
  viva Fernán Gómez!_


  COMENDADOR

    Villa, yo os agradezco justamente
  el amor que me habéis aquí mostrado.


  ALONSO

  Aun no muestra una parte del que siente.
    Pero, ¿qué mucho que seáis amado,
  mereciéndolo vos?


  ESTEBAN

                   Fuente Ovejuna
  y el regimiento[17] que hoy habéis honrado,
    que recibáis os ruega y importuna
  un pequeño presente, que esos carros
  traen, señor, no sin vergüenza alguna,
    de voluntades y árboles bizarros,
  más que de ricos dones. Lo primero
  traen dos cestas de polidos barros;
    de gansos viene un ganadillo entero,
  que sacan por las redes las cabezas,
  para cantar vueso valor guerrero.
    Diez cebones en sal, valientes piezas,
  sin otras menudencias y cecinas;
  y más que guantes de ámbar, sus cortezas.
    Cien pares de capones y gallinas,
  que han dejado viudos a sus gallos
  en las aldeas que miráis vecinas.
    Acá no tienen armas ni caballos,
  no jaeces bordados de oro puro,
  si no es oro el amor de los vasallos.
    Y porque digo puro, os aseguro
  que vienen doce cueros, que aun en cueros
  por enero podéis guardar un muro,
    si de ellos aforráis vuestros guerreros,
  mejor que de las armas aceradas;
  que el vino suele dar lindos aceros.
    De quesos y otras cosas no excusadas
  no quiero daros cuenta: justo pecho
  de voluntades que tenéis ganadas;
  y a vos y a vuestra casa, buen provecho.

[17] _Regimiento_, el concejo municipal.


  COMENDADOR

    Estoy muy agradecido.
  Id, regimiento, en buen hora.


  ALONSO

  Descansad, señor, agora,
  y seáis muy bien venido;
    que esta espadaña que veis
  y juncia a vuestros umbrales,
  fueran perlas orientales,
  y mucho más merecéis,
    a ser posible a la villa.


  COMENDADOR

  Así lo creo, señores.
  Id con Dios.


  ESTEBAN

              Ea, cantores,
  vaya otra vez la letrilla.


(_Cantan._)

    _Sea bien venido
  el comendadore
  de rendir las tierras
  y matar los hombres._

(_Vanse._)


  COMENDADOR

    Esperad vosotras dos.


  LAURENCIA

  ¿Qué manda su señoría?


  COMENDADOR

  ¡Desdenes el otro día,
  pues, conmigo! ¡Bien por Dios!


  LAURENCIA

    ¿Habla contigo, Pascuala?


  PASCUALA

  Conmigo no, tirte ahuera[18].

[18] _Tirte ahuera_, ¡anda allá!


  COMENDADOR

  Con vos hablo, hermosa fiera,
  y con esotra zagala.
    ¿Mías no sois?


  PASCUALA

                  Sí, señor;
  mas no para casos tales.


  COMENDADOR

  Entrad, pasad los umbrales;
  hombres hay, no hayáis temor.


  LAURENCIA

    Si los alcaldes entraran
  (que de uno soy hija yo),
  bien huera entrar; mas si no...



  COMENDADOR

  Flores...


  FLORES

           Señor...


  COMENDADOR

                   ¿Qué reparan
    en no hacer lo que les digo?


  FLORES

  Entra, pues.


  LAURENCIA

              No nos agarre.


  FLORES

  Entrad; que sois necias.


  PASCUALA

                          Arre;
  que echaréis luego el postigo.


  FLORES

    Entrad; que os quiere enseñar
  lo que trae de la guerra.


  COMENDADOR [_Aparte a_ ORTUÑO.]

  Si entraron. Ortuño, cierra.


  LAURENCIA

  Flores, dejadnos pasar.


  ORTUÑO

    ¿También venís presentadas
  con lo demás?


  PASCUALA

              ¡Bien a fe!
  Desvíese, no le dé...


  FLORES

  Basta; que son extremadas.


  LAURENCIA

    ¿No basta a vueso señor
  tanta carne presentada?


  ORTUÑO

  La vuestra es la que le agrada.


  LAURENCIA

  Reviente de mal dolor.

(_Vanse._)


  FLORES

    ¡Muy buen recado llevamos!
  No se ha de poder sufrir
  lo que nos ha de decir
  cuando sin ellas nos vamos.


  ORTUÑO

    Quien sirve se obliga a esto.
  Si en algo desea medrar,
  o con paciencia ha de estar,
  o ha despedirse de presto.

(_Vanse los dos y salgan el_ REY DON FERNANDO, _la_ REINA
DOÑA ISABEL, MANRIQUE _y acompañamiento._)


  ISABEL

    Digo, señor, que conviene
  el no haber descuido en esto,
  por ver a Alfonso en tal puesto,
  y su ejército previene.
    Y es bien ganar por la mano
  antes que el daño veamos;
  que si no lo remediamos,
  el ser muy cierto está llano.


  REY

    De Navarra y de Aragón
  está el socorro seguro,
  y de Castilla procuro
  hacer la reformación
    de modo, que el buen suceso
  con la prevención se vea.


  ISABEL

  Pues vuestra majestad crea
  que el buen fin consiste en esto.


  MANRIQUE

    Aguardando tu licencia
  dos regidores están
  de Ciudad Real: ¿entrarán?


  REY

  No les nieguen mi presencia.

(_Salen dos_ REGIDORES _de Ciudad Real._)


  REGIDOR 1.º

    Católico rey Fernando,
  a quien ha enviado el cielo,
  desde Aragón a Castilla,
  para bien y amparo nuestro:
  en nombre de Ciudad Real
  a vuestro valor supremo
  humildes nos presentamos,
  el real amparo pidiendo.
  A mucha dicha tuvimos
  tener título de vuestros;
  pero pudo derribarnos
  deste honor el hado adverso.
  El famoso don Rodrigo
  Téllez Girón, cuyo esfuerzo
  es en valor extremado,
  aunque es en la edad tan tierno,
  maestre de Calatrava,
  él, ensanchar pretendiendo
  el honor de la encomienda,
  nos puso apretado cerco.
  Con valor nos prevenimos,
  a su fuerza resistiendo,
  tanto, que arroyos corrían
  de la sangre de los muertos.
  Tomó posesión, en fin;
  pero no llegara a hacerlo,
  a no le dar Fernán Gómez
  orden, ayuda y consejo.
  El queda en la posesión,
  y sus vasallos seremos,
  suyos, a nuestro pesar,
  a no remediarlo presto.


  REY

  ¿Dónde queda Fernán Gómez?


  REGIDOR 1.º

  En Fuente Ovejuna creo,
  por ser su villa, y tener
  en ella casa y asiento.
  Allí, con más libertad
  de la que decir podemos,
  tiene a los súbditos suyos
  de todo contento ajenos.


  REY

  ¿Tenéis algún capitán?


  REGIDOR 2.°

  Señor, el no haberle es cierto,
  pues no escapó ningún noble
  de preso, herido o de muerto.


  ISABEL

    Ese caso no requiere
  ser despacio remediado;
  que es dar al contrario osado
  el mismo valor que adquiere;
    y puede el de Portugal,
  hallando puerta segura,
  entrar por Extremadura
  y causamos mucho mal.


  REY

    Don Manrique, partid luego,
  llevando dos compañías;
  remediad sus demasías,
  sin darles ningún sosiego.
    El conde de Cabra ir puede
  con vos; que es Córdoba osado,
  a quien nombre de soldado
  todo el mundo le concede;
    que éste es el medio mejor
  que la ocasión nos ofrece.


  MANRIQUE

  El acuerdo me parece
  como de tan gran valor.
    Pondré límite a su exceso,
  si el vivir en mí no cesa.


  ISABEL

  Partiendo vos a la empresa,
  seguro está el buen suceso.

(_Vanse todos y salen_ LAURENCIA _y_ FRONDOSO.)


  LAURENCIA

    A medio torcer los paños,
  quise, atrevido Frondoso,
  para no dar que decir,
  desviarme del arroyo;
  decir a tus demasías
  que murmura el pueblo todo,
  que me miras y te miro,
  y todos nos traen sobre ojo.
  Y como tú eres zagal,
  de los que huellan, brioso,
  y excediendo a los demás,
  vistes bizarro y costoso,
  en todo el lugar no hay moza,
  o mozo en el prado o soto,
  que no se afirme diciendo
  que ya para en uno somos;
  y esperan todos el día
  que el sacristán Juan Chamorro
  nos eche de la tribuna,
  en dejando los piporros[19].
  Y mejor sus trojes vean
  de rubio trigo en agosto
  atestadas y colmadas,
  y sus tinajas de mosto,
  que tal imaginación
  me ha llegado a dar enojo:
  ni me desvela ni aflige,
  ni en ella el cuidado pongo.

[19] Instrumento de música, llamado también _bajón_.


  FRONDOSO

  Tal me tienen tus desdenes,
  bella Laurencia, que tomo,
  en el peligro de verte,
  la vida, cuando te oigo.
  Si sabes que es mi intención
  el desear ser tu esposo,
  mal premio das a mi fe.


  LAURENCIA

  Es que yo no sé dar otro.


  FRONDOSO

  ¿Posible es que no te duelas
  de verme tan cuidadoso,
  y que imaginando en ti,
  ni bebo, duermo ni como?
  ¿Posible es tanto rigor
  en ese angélico rostro?
  ¡Viven los cielos que rabio!


  LAURENCIA

  Pues salúdate[20], Frondoso.

[20] _Saludar_, usar de ciertas fórmulas (hacer cruces con saliva,
etcétera), pretendiendo curar la rabia y otros males.


  FRONDOSO

  Ya te pido yo salud,
  y que ambos, como palomos,
  estemos, juntos los picos,
  con arrullos sonorosos,
  después de damos la Iglesia...


  LAURENCIA

  Dilo a mi tío Juan Rojo;
  que aunque no te quiero bien,
  ya tengo algunos asomos.


  FRONDOSO

  ¡Ay de mí! El señor es éste.


  LAURENCIA

  Tirando viene a algún corzo.
  Escóndete en esas ramas.


  FRONDOSO

  Y ¡con qué celos me escondo!

(_Sale el_ COMENDADOR.)


  COMENDADOR

    No es malo venir siguiendo
  un corcillo temeroso,
  y topar tan bella gama.


  LAURENCIA

  Aquí descansaba un poco
  de haber lavado unos paños;
  y así, al arroyo me tomo,
  si manda su señoría.


  COMENDADOR

  Aquesos desdenes toscos
  afrentan, bella Laurencia,
  las gracias que el poderoso
  cielo te dió, de tal suerte,
  que vienes a ser un monstruo.
  Mas si otras veces pudiste
  huir mi ruego amoroso,
  agora no quiere el campo,
  amigo secreto y solo;
  que tú sola no has de ser
  tan soberbia, que tu rostro
  huyas al señor que tienes,
  teniéndome a mí en tan poco.
  ¿No se rindió Sebastiana,
  mujer de Pedro Redondo,
  con ser casadas entrambas,
  y la de Martín del Pozo,
  habiendo apenas pasado
  dos días del desposorio?


  LAURENCIA

  Esas, señor, ya tenían,
  de haber andado con otros,
  el camino de agradaros;
  porque también muchos mozos
  merecieron sus favores.
  Id con Dios, tras vueso corzo;
  que a no veros con la cruz,
  os tuviera por demonio,
  pues tanto me perseguís.


  COMENDADOR

  ¡Qué estilo tan enfadoso!
  Pongo la ballesta en tierra,
  ...[21]
  y a la práctica de manos
  reduzgo melindres.

[21] Falta un verso para el romance, pero no para el sentido.


  LAURENCIA

                   ¡Cómo!
  ¿Eso hacéis? ¿Estáis en vos?

(_Sale_ FRONDOSO _y toma la ballesta._)


  COMENDADOR

  No te defiendas.

  FRONDOSO [_Aparte._]

                 Si tomo
  la ballesta, ¡vive el cielo
  que no la ponga en el hombro!


  COMENDADOR

  Acaba, ríndete.


  LAURENCIA

                ¡Cielos,
  ayudadme agora!


  COMENDADOR

                 Solos
  estamos; no tengas miedo.


  FRONDOSO

  Comendador generoso,
  dejad la moza, o creed
  que de mi agravio y enojo
  será blanco vuestro pecho,
  aunque la cruz me da asombro.


  COMENDADOR

  ¡Perro, villano!...


  FRONDOSO

                      No hay perro.
  Huye, Laurencia.


  LAURENCIA

                   Frondoso,
  mira lo que haces.


  FRONDOSO

                     Vete.

(_Vase._)


  COMENDADOR

  ¡Oh, mal haya el hombre loco,
  que se desciñe la espada!
  Que, de no espantar medroso
  la caza, me la quité.


  FRONDOSO

  Pues, pardiez, señor, si toco
  la nuez[22], que os he de apiolar.

[22] Botón con que se disparaba la ballesta.


  COMENDADOR

  Ya es ida. Infame, alevoso,
  suelta la ballesta luego.
  Suéltala, villano.


  FRONDOSO

                     ¿Cómo?
  Que me quitaréis la vida.
  Y advertid que amor es sordo,
  y que no escucha palabras
  el día que está en su trono.


  COMENDADOR

  Pues ¿la espa[l]da ha de volver
  un hombre tan valeroso
  a un villano? Tira, infame,
  tira, y guárdate; que rompo
  las leyes de caballero.


  FRONDOSO

  Eso no. Yo me conformo
  con mi estado, y pues me es
  guardar la vida forzoso,
  con la ballesta me voy.


  COMENDADOR

  ¡Peligro extraño y notorio!
  Mas yo tomaré venganza
  del agravio y del estorbo.
  ¡Que no cerrara con él!
  ¡Vive el cielo, que me corro!



  ACTO SEGUNDO
  DE FUENTE OVEJUNA



ACTO SEGUNDO DE FUENTE OVEJUNA


(_Salen_ ESTEBAN _y_ REGIDOR 1.°)


  ESTEBAN

    Así tenga salud, como parece,
  que no se saque más agora el pósito.
  El año apunta mal, y el tiempo crece,
  y es mejor que el sustento esté en depósito,
  aunque lo contradicen más de trece.


  REGIDOR 1.°

  Yo siempre he sido, al fin, de este propósito,
  en gobernar en paz esta república.


  ESTEBAN

  Hagamos de ello a Fernán Gómez súplica.
    No se puede sufrir que estos astrólogos,
  en las cosas futuras ignorantes[23],
  nos quieran persuadir con largos prólogos
  los secretos a Dios sólo importantes.
  ¡Bueno es que, presumiendo de teólogos,
  hagan un tiempo el que[24] después y antes!
  Y pidiendo el presente lo importante,
  al más sabio veréis más ignorante.
    ¿Tienen ellos las nubes en su casa
  y el proceder de las celestes lumbres?
  ¿Por dónde ven lo que en el cielo pasa,
  para damos con ello pesadumbres?
  Ellos en [el] sembrar nos ponen tasa:
  daca el trigo, cebada y las legumbres,
  calabazas, pepinos y mostazas...
  Ellos son, a la fe, las calabazas.
    Luego cuentan que muere una cabeza,
  y después viene a ser en Transilvania;
  que el vino será poco, y la cerveza
  sobrará por las partes de Alemania;
  que se helará en Gascuña la cereza,
  y que habrá muchos tigres en Hircania.
  Y al cabo, al cabo, se siembre o no se siembre,
  el año se remata por diciembre.

[23] _El original_, y ignorantes.

[24] El que será después y fué antes.

(_Salen el licenciado_ LEONELO _y_ BARRILDO.)


  LEONELO

    A fe que no ganéis la palmatoria[25],
  porque ya está ocupado el mentidero.

[25] Al muchacho que llegaba primero a la escuela le daban la palmeta
para que aplicase los castigos.


  BARRILDO

  ¿Cómo os fué en Salamanca?


  LEONELO

                            Es larga historia.


  BARRILDO

  Un Bártulo seréis.


  LEONELO

                     Ni aun un barbero.
  Es, como digo, cosa muy notoria
  en esta facultad lo que os refiero.


  BARRILDO

  Sin duda que venís buen estudiante.


  LEONELO

  Saber he procurado lo importante.


  BARRILDO

    Después que vemos tanto libro impreso,
  no hay nadie que de sabio no presuma.


  LEONELO

  Antes que ignoran más siento por eso,
  por no se reducir a breve suma;
  porque la confusión, con el exceso,
  los intentos resuelve en vana espuma;
  y aquel que de leer tiene más uso,
  de ver letreros sólo está confuso.
    No niego yo que de[26] imprimir el arte
  mil ingenios sacó de entre la jerga,
  y que parece que en sagrada parte
  sus obras guarda y contra el tiempo alberga;
  éste las distribuye y las reparte.
  Débese esta invención a Gutemberga,
  un famoso tudesco de Maguncia,
  en quien la fama su valor renuncia.
    Mas muchos que opinión tuvieron grave,
  por imprimir sus obras la perdieron;
  tras esto, con el nombre del que sabe,
  muchos sus ignorancias imprimieron.
  Otros, en quien la baja envidia cabe,
  sus locos desatinos escribieron,
  y con nombre de aquel que aborrecían,
  impresos por el mundo los envían.

[26] _El original_, del.


  BARRILDO

    No soy de esa opinión.


  LEONELO

                           El ignorante
  es justo que se vengue del letrado.


  BARRILDO

  Leonelo, la impresión es importante.


  LEONELO

  Sin ella muchos siglos se han pasado,
  y no vemos que en éste se levante
  un Jerónimo santo, un Agustino.
  ...[27].

[27] Falta un verso para la octava.


  BARRILDO

  Dejadlo y asentaos, que estáis mohino.

(_Salen_ JUAN ROJO _y otro labrador._)


  JUAN ROJO

    No hay en cuatro haciendas para un dote,
  si es que las vistas han de ser al uso;
  que el hombre que es curioso es bien que note
  que en esto el barrio y vulgo anda confuso.


  LABRADOR

  ¿Qué hay del comendador? No os alborote.


  JUAN ROJO

  ¡Cuál a Laurencia en ese campo puso!


  LABRADOR

  ¿Quién fué cual él tan bárbaro y lascivo?
  Colgado le vea yo del aquel olivo.

(_Salen el_ COMENDADOR, ORTUÑO _y_ FLORES.)


  COMENDADOR

    Dios guarde la buena gente.


  REGIDOR

  ¡Oh, señor!


  COMENDADOR

              Por vida mía,
  que se estén.


  [ESTEBAN] ALCALDE

               Vusiñoría,
  adonde suele se siente,
    que en pie estaremos muy bien.


  COMENDADOR

  Digo que se han de sentar.


  ESTEBAN

  De los buenos es honrar,
  que no es posible que den
    honra los que no la tienen.


  COMENDADOR

  Siéntense; hablaremos algo.


  ESTEBAN

  ¿Vió vusiñoría el galgo?


  COMENDADOR

  Alcalde, espantados vienen
    esos criados de ver
  tan notable ligereza.


  ESTEBAN

  Es una extremada pieza.
  Pardiez, que puede correr
    [al][28] lado de un delincuente
  o de un cobarde en quistión[29].

[28] _El original_, a un.

[29] _Quistión_, cuestión, tormento.


  COMENDADOR

  Quisiera en esta ocasión
  que le hiciérades pariente[30]
    a una liebre que por pies
  por momentos se me va.

[30] _Hacer pariente_, juntar, reunir.


  ESTEBAN

  Sí haré, par Dios. ¿Dónde está?


  COMENDADOR

  Allá vuestra hija es.


  ESTEBAN

    ¡Mi hija!


  COMENDADOR

             Sí.


  ESTEBAN

                Pues ¿es buena
  para alcanzada de vos?


  COMENDADOR

  Reñilda, alcalde, por Dios.


  ESTEBAN

  ¿Cómo?


  COMENDADOR

        Ha dado en darme pena.
    Mujer hay, y principal,
  de alguno que está en la plaza,
  que dió, a la primera traza,
  traza de verme.


  ESTEBAN

                  Hizo mal;
    y vos, señor, no andáis bien
  en hablar tan libremente.


  COMENDADOR

  ¡Oh, qué villano elocuente!
  ¡Ah, Flores!, haz que le den
    la _Política_, en que lea
  de Aristóteles.


  ESTEBAN

                  Señor,
  debajo de vuestro honor
  vivir el pueblo desea.
    Mirad que en Fuente Ovejuna
  hay gente muy principal.


  LEONELO

  ¿Vióse desvergüenza igual?


  COMENDADOR

  Pues ¿he dicho cosa alguna
    de que os pese, regidor?


  REGIDOR

  Lo que decís es injusto;
  no lo digáis, que no es justo
  que nos quitéis el honor.


  COMENDADOR

    ¿Vosotros honor tenéis?
  ¡Qué freiles de Calatrava!


  REGIDOR

  Alguno acaso se alaba
  de la cruz que le ponéis,
    que no es de sangre tan limpia.


  COMENDADOR

  Y ¿ensucióla yo juntando
  la mía a la vuestra?


  REGIDOR

                       Cuando
  que el mal más tiñe que alimpia.


  COMENDADOR

    De cualquier suerte que sea,
  vuestras mujeres se honran.


  ESTEBAN

  Esas palabras deshonran[31];
  las o[t]ras[32], no hay quien las crea.

[31] _El original_, les honran.

[32] _El original_, obras.


  COMENDADOR

    ¡Qué cansado villanaje!
  ¡Ah! Bien hayan las ciudades;
  que a hombres de calidades
  no hay quien sus gustos ataje;
    allá se precian casados
  que visiten sus mujeres.


  ESTEBAN

  No harán; que con esto quieres
  que vivamos descuidados.
    En las ciudades hay Dios,
  y más presto quien castiga.


  COMENDADOR

  Levantaos de aquí.


  ESTEBAN

                   ¿Que diga
  lo que escucháis por los dos?


  COMENDADOR

    Salí de la plaza luego;
  no quede ninguno aquí.


  ESTEBAN

  Ya nos vamos.


  COMENDADOR

               Pues no ansí.


  FLORES

  Que te reportes te ruego.


  COMENDADOR

    Querrían hacer corrillo
  los villanos en mi ausencia.


  ORTUÑO

  Ten un poco de paciencia.


  COMENDADOR

  De tanta me maravillo.
    Cada uno de por sí
  se vayan hasta sus casas.


  LEONELO

  ¡Cielo! ¿Que por esto pasas?


  ESTEBAN

  Ya yo me voy por aquí.

(_Vanse._)


  COMENDADOR

    ¿Qué os parece de esta gente?


  ORTUÑO

  No sabes disimular
  que no quiere[s][33] escuchar
  el disgusto que se siente.

[33] _El original_, quieren.


  COMENDADOR

    Estos ¿se igualan conmigo?


  FLORES

  Que no es aqueso igualarse.


  COMENDADOR

  Y el villano ¿ha de quedarse
  con ballesta y sin castigo?


  FLORES

    Anoche pensé que estaba
  a la puerta de Laurencia,
  y a otro, que su presencia
  y su capilla imitaba,
    de oreja a oreja le di
  un beneficio famoso.


  COMENDADOR

  ¿Dónde estará aquel Frondoso?


  FLORES

  Dicen que anda por ahí.


  COMENDADOR

    ¡Por ahí se atreve a andar
  hombre que matarme quiso!


  FLORES

  Como el ave sin aviso,
  o como el pez, viene a dar
    al reclamo o al anzuelo.


  COMENDADOR

  ¡Que a un capitán cuya espada
  tiemblan Córdoba y Granada,
  un labrador, un mozuelo
    ponga una ballesta al pecho!
  El mundo se acaba, Flores.


  FLORES

  Como eso pueden amores.


  ORTUÑO

  Y pues que vive, sospecho
    que grande amistad le debes.


  COMENDADOR

  Yo he disimulado, Ortuño;
  que si no, de punta a puño,
  antes de dos horas breves,
    pasara todo el lugar;
  que hasta que llegue ocasión
  al freno de la razón
  hago la venganza estar.--
    ¿Qué hay de Pascuala?


  FLORES

                          Responde
  que anda agora por casarse.


  COMENDADOR

  ¿Hasta allá quiere fiarse?...


  FLORES

  En fin, te remite donde
    te pagarán de contado.


  COMENDADOR

  ¿Qué hay de Olalla?


  ORTUÑO

                      Una graciosa
  respuesta.


  COMENDADOR

           Es moza briosa.
  ¿Cómo?


  ORTUÑO
       Que su desposado
    anda tras ella estos días
  celoso de mis recados,
  y de que con tus criados
  a visitalla venías;
    pero que si se descuida,
  entrarás como primero.


  COMENDADOR

  ¡Bueno, a fe de caballero!
  Pero el villanejo cuida...


  ORTUÑO

    Cuida, y anda por los aires.


  COMENDADOR

  ¿Qué hay de Inés?


  FLORES

                   ¿Cuál?


  COMENDADOR

                         La de Antón.


  FLORES

  Para cualquier ocasión
  ya ha ofrecido sus donaires.

    Háblela por el corral,
  por donde has de entrar si quieres.


  COMENDADOR

  A las fáciles mujeres
  quiero bien y pago mal.
    Si éstas supiesen, ¡oh, Flores!,
  estimarse en lo que valen...


  FLORES

  No hay disgustos que se igualen
  a contrastar sus favores.
    Rendirse presto desdice
  de la esperanza del bien;
  mas hay mujeres también,
  porque el filósofo dice
    que apetecen a los hombres
  como la forma desea
  la materia; y que esto sea
  así, no hay de que te asombre.


  COMENDADOR

    Un hombre de amores loco
  huélgase que a su accidente
  se le rindan fácilmente,
  mas después las tiene en poco,
    y el camino de olvidar
  al hombre más obligado
  es haber poco costado
  lo que pudo desear.

(_Sale_ CIMBRANOS, _soldado._)


  [CIMBRANOS], SOLDADO

    ¿Está aquí el comendador?


  ORTUÑO

  ¿No le ves en tu presencia?


  [CIMBRANOS], SOLDADO

  ¡Oh, gallardo Fernán Gómez!
  Trueca la verde montera
  en el blanco morrión
  y el gabán en armas nuevas,
  que el maestre de Santiago,
  y el conde de Cabra cercan
  a don Rodrigo Girón,
  por la castellana reina,
  en Ciudad Real; de suerte
  que no es mucho que se pierda
  lo que en Calatrava sabes
  que tanta sangre le cuesta.
  Ya divisan con las luces,
  desde las altas almenas,
  los castillos y leones
  y barras aragonesas.
  Y aunque el rey de Portugal
  honrar a Girón quisiera,
  no hará poco en que el maestre
  a Almagro con vida vuelva.
  Ponte a caballo, señor;
  que sólo con que te vean,
  se volverán a Castilla.


  COMENDADOR

  No prosigas; tente, espera.--
  Haz, Ortuño, que en la plaza
  toquen luego una trompeta.
  ¿Qué soldados tengo aquí?


  ORTUÑO

  Pienso que tienes cincuenta.


  COMENDADOR

  Pónganse a caballo todos.


  [CIMBRANOS], SOLDADO

  Si no caminas apriesa,
  Ciudad Real es del rey.


  COMENDADOR

  No hayas miedo que lo sea.

[_Vanse._]

(_Salen_ MENGO _y_ LAURENCIA _y_ PASCUALA,
_huyendo._)


  PASCUALA

    No te apartes de nosotras.


  MENGO

  Pues ¿a qué tenéis temor?


  LAURENCIA

  Mengo, a la villa es mejor
  que vamos unas con otras
    (pues que no hay hombre ninguno),
  por que no demos con él.


  MENGO

  ¡Que este demonio cruel
  nos sea tan importuno!


  LAURENCIA

    No nos deja a sol ni a sombra.


  MENGO

  ¡Oh! Rayo del cielo baje,
  que sus locuras ataje.


  LAURENCIA

  Sangrienta fiera le nombra;
    arsénico y pestilencia
  del lugar.


  MENGO

            Hanme contado
  que Frondoso, aquí en el prado,
  para librarte, Laurencia,
    le puso al pecho una jara.


  LAURENCIA

  Los hombres aborrecía,
  Mengo; mas desde aquel día
  los miro con otra cara.
    ¡Gran valor tuvo Frondoso!
  Pienso que le ha de costar
  la vida.


  MENGO

          Que del lugar
  se vaya, será forzoso.


  LAURENCIA

    Aunque ya le quiero bien,
  eso mismo le aconsejo;
  mas recibe mi consejo
  con ira, rabia y desdén;
    y jura el comendador
  que le ha de colgar de un pie.


  PASCUALA

  ¡Mal garrotillo le dé!


  MENGO

  Mala pedrada es mejor.
    ¡Voto al sol, si le tirara
  con la que llevo al apero,
  que al sonar el crujidero,
  al casco se la encajara!
    No fué Sábalo, el romano,
  tan vicioso por jamás.


  LAURENCIA

  Heliogábalo dirás,
  más que una fiera inhumano.


  MENGO

    Pero Galván, o quién fué,
  que yo no entiendo de historia;
  mas su cativa memoria
  vencida de éste se ve.
    ¿Hay hombre en naturaleza
  como Fernán Gómez?


  PASCUALA

                     No;
  que parece que le dió
  de una tigre la aspereza.

(_Sale_ JACINTA.)


  JACINTA

    Dadme socorro, por Dios,
  si la amistad os obliga.


  LAURENCIA

  ¿Qué es esto, Jacinta amiga?


  PASCUALA

  Tuyas lo somos las dos.


  JACINTA

    Del comendador criados,
  que van a Ciudad Real,
  más de infamia natural
  que de noble acero armados,
    me quieren llevar a él.


  LAURENCIA

  Pues Jacinta, Dios te libre;
  que cuando contigo es libre,
  conmigo será cruel.         (_Vase._)


  PASCUALA

    Jacinta, yo no soy hombre
  que te puedo defender.      (_Vase._)


  MENGO

  Yo sí lo tengo de ser,
  porque tengo el ser y el nombre.
    Llégate, Jacinta, a mí.


  JACINTA

  ¿Tienes armas?


  MENGO

                 Las primeras
  del mundo.


  JACINTA

            ¡Oh, si las tuvieras!


  MENGO

  Piedras hay, Jacinta, aquí.

(_Salen_ FLORES _y_ ORTUÑO.)


  FLORES

    ¿Por los pies pensabas irte?


  JACINTA

  Mengo, ¡muerta soy!


  MENGO

                      Señores...
  ¡A estos pobres labradores!...


  ORTUÑO

  Pues ¿tú quieres persuadirte
    a defender la mujer?


  MENGO

  Con los ruegos la defiendo;
  que soy su deudo y pretendo
  guardalla, si puede ser.


  FLORES

    Quitalde luego la vida.


  MENGO

  ¡Voto al sol, si me emberrincho,
  y el cáñamo me descincho,
  que la llevéis bien vendida!

(_Salen el_ COMENDADOR _y_ CIMBRANOS.)


  COMENDADOR

    ¿Qué es eso? ¡A cosas tan viles
  me habéis de hacer apear!


  FLORES

  Gente de este vil lugar
  (que ya es razón que aniquiles,
    pues en nada te da gusto)
  a nuestras armas se atreve.


  MENGO

  Señor, si piedad os mueve
  de suceso tan injusto,
    castigad estos soldados,
  que con vuestro nombre agora
  roban una labradora
  [a] esposo y padres honrados;
    y dadme licencia a mí
  que se la pueda llevar.


  COMENDADOR

  Licencia les quiero dar...
  para vengarse de ti.
    Suelta la honda.


  MENGO

                    ¡Señor!...


  COMENDADOR

  Flores, Ortuño, Cimbranos,
  con ella le atad las manos.


  MENGO

  ¿Así volvéis por su honor?


  COMENDADOR

    ¿Qué piensan Fuente Ovejuna
  y sus villanos de mí?


  MENGO

  Señor, ¿en qué os ofendí,
  ni el pueblo en cosa ninguna?


  FLORES

    ¿Ha de morir?


  COMENDADOR

                 No ensuciéis
  las armas, que habéis de honrar
  en otro mejor lugar.


  ORTUÑO

  ¿Qué mandas?


  COMENDADOR

               Que lo azotéis.
    Llevadle, y en ese roble
  le atad y le desnudad,
  y con las riendas...


  MENGO

                      ¡Piedad!
  ¡Piedad, pues sois hombre noble!


  COMENDADOR

    Azotalde hasta que salten
  los hierros de las correas.


  MENGO

  ¡Cielos! ¿A hazañas tan feas
  queréis que castigos falten?

(_Vanse._)


  COMENDADOR

    Tú, villana, ¿por qué huyes?
  ¿Es mejor un labrador
  que un hombre de mi valor?


  JACINTA

  ¡Harto bien me restituyes
    el honor que me han quitado
  en llevarme para ti!


  COMENDADOR

  ¿En quererte llevar?


  JACINTA

                       Sí;
  porque tengo un padre honrado,
    que si en alto nacimiento
  no te iguala, en las costumbres
  te vence.


  COMENDADOR

            Las pesadumbres
  y el villano atrevimiento
    no tiemplan bien un airado.
  Tira por ahí.


  JACINTA

               ¿Con quién?


  COMENDADOR

  Conmigo.


  JACINTA

           Míralo bien.


  COMENDADOR

  Para tu mal lo he mirado.
    Ya no mía, del bagaje
  del ejército has de ser.


  JACINTA

  No tiene el mundo poder
  para hacerme, viva, ultraje.


  COMENDADOR

    Ea, villana, camina.


  JACINTA

  ¡Piedad, señor!


  COMENDADOR

                 No hay piedad.


  JACINTA

  Apelo de tu crueldad
  a la justicia divina.

(_Llévanla y vanse, y salen_ LAURENCIA _y_ FRONDOSO.)


  LAURENCIA

    ¿Cómo así a venir te atreves,
  sin temer tu daño?


  FRONDOSO

                     Ha sido
  dar testimonio cumplido
  de la afición que me debes.
    Desde aquel recuesto vi
  salir al comendador,
  y fiado en tu valor,
  todo mi temor perdí.
    Vaya donde no le vean
  volver.


  LAURENCIA

         Tente en maldecir,
  porque suele más vivir
  al que la muerte desean.


  FRONDOSO

    Si es eso, viva mil años,
  y así se hará todo bien,
  pues deseándole bien
  estarán ciertos sus daños.
    Laurencia, deseo saber
  si vive en ti mi cuidado,
  y si mi lealtad ha hallado
  el puerto de merecer.
    Mira que toda la villa
  ya para en uno nos tiene;
  y de cómo a ser no viene,
  la villa se maravilla.
    Los desdeñosos extremos
  deja, y responde no o sí.


  LAURENCIA

  Pues a la villa y a ti
  respondo que lo seremos.


  FRONDOSO

    Deja que tus plantas bese
  por la merced recibida,
  pues el cobrar nueva vida
  por ella es bien que confiese.


  LAURENCIA

    De cumplimientos acorta;
  y para que mejor cuadre,
  habla, Frondoso, a mi padre,
  pues es lo que más importa,
    que allí viene con mi tío;
  y fía que ha de tener
  ser, Frondoso, tu mujer,
  buen suceso.


  FRONDOSO

             En Dios confío.

(_Escóndese._)

(_Salen_ ESTEBAN, _alcalde_, _y el_ REGIDOR.)

  [ESTEBAN], ALCALDE

    Fué su término de modo,
  que la plaza alborotó:
  en efeto, procedió
  muy descomedido en todo.
    No hay a quien admiración
  sus demasías no den;
  la pobre Jacinta es quien
  pierde por su sinrazón.


  REGIDOR

    Ya [a] los Católicos Reyes,
  que este nombre les dan ya,
  presto España les dará
  la obediencia de sus leyes.
    Ya sobre Ciudad Real,
  contra el Girón que la tiene,
  Santiago a caballo viene
  por capitán general.
    Pésame; que era Jacinta
  doncella de buena pro.

  [ESTEBAN], ALCALDE

  Luego a Mengo le azotó.


  REGIDOR

  No hay negra bayeta o tinta
    como sus carnes están.

  [ESTEBAN], ALCALDE

  Callad; que me siento arder,
  viendo su mal proceder,
  y el mal nombre que le dan.
    Yo ¿para qué traigo aquí
  este palo sin provecho?


  REGIDOR

  Si sus criados lo han hecho,
  ¿de qué os afligís ansí?

  [ESTEBAN], ALCALDE

    ¿Queréis más, que me contaron
  que a la de Pedro Redondo
  un día, que en lo más hondo
  de este valle la encontraron,
    después de sus insolencias,
  a sus criados la dió?


  REGIDOR

  Aquí hay gente: ¿quién es?


  FRONDOSO

                             Yo,
  que espero vuestras licencias.


  REGIDOR

    Para mi casa, Frondoso,
  licencia no es menester;
  debes a tu padre el ser,
  y a mí otro ser amoroso.
    Hete criado, y te quiero
  como a hijo.


  FRONDOSO

               Pues señor,
  fiado en aquese amor,
  de ti una merced espero.
    Ya sabes de quién soy hijo.


  ESTEBAN

  ¿Hate agraviado ese loco
  de Fernán Gómez?


  FRONDOSO

                   No poco.


  ESTEBAN

  El corazón me lo dijo.


  FRONDOSO

    Pues señor, con el seguro
  del amor que habéis mostrado,
  de Laurencia enamorado,
  el ser su esposo procuro.
    Perdona si en el pedir
  mi lengua se ha adelantado;
  que he sido en decirlo osado,
  como otro lo ha de decir.


  ESTEBAN

    Vienes, Frondoso, a ocasión
  que me alargarás la vida
  por la cosa más temida
  que siente mi corazón.
    Agradezco, hijo, al cielo
  que así vuelvas por mi honor,
  y agradézcole a tu amor
  la limpieza de tu celo.
    Mas como es justo, es razón
  dar cuenta a tu padre de esto;
  sólo digo que estoy presto,
  en sabiendo su intención;
    que yo dichoso me hallo
  en que aqueso llegue a ser.


  REGIDOR

  De la moza el parecer
  tomad antes de acetallo.


  [ESTEBAN], ALCALDE

    No tengáis de eso cuidado,
  que ya el caso está dispuesto:
  antes de venir a esto,
  entre ellos se ha concertado.
    --En el dote, si advertís,
  se puede agora tratar;
  que por bien os pienso dar
  algunos maravedís.


  FRONDOSO

    Yo dote no he menester;
  de eso no hay que entristeceros


  REGIDOR

  Pues que no la pide en cueros
  lo podéis agradecer.


  ESTEBAN

    Tomaré el parecer de ella;
  si os parece, será bien.


  FRONDOSO

  Justo es; que no hace bien
  quien los gustos atropella.


  ESTEBAN

    ¡Hija! ¡Laurencia!...


  LAURENCIA

                         Señor...


  ESTEBAN

  Mirad si digo bien yo.
  ¡Ved qué presto respondió!--
  Hija Laurencia, mi amor,
    a preguntarte ha venido
  (apártate aquí) si es bien
  que a Gila, tu amiga, den
  a Frondoso por marido,
    que es un honrado zagal,
  si le hay en Fuente Ovejuna...


  LAURENCIA

  ¿Gila se casa?


  ESTEBAN

                 Y si alguna
  le merece y es su igual.


  LAURENCIA

    Yo digo, señor, que sí.


  ESTEBAN

  Sí; mas yo digo que es fea
  y que harto mejor se emplea
  Frondoso, Laurencia, en ti.


  LAURENCIA

    ¿Aun no se te han olvidado
  los donaires con la edad?


  ESTEBAN

  ¿Quiéresle tú?


  LAURENCIA

                 Voluntad
  le he tenido y le he cobrado,
    pero por lo que tú sabes...


  ESTEBAN

  ¿Quieres tú que diga sí?


  LAURENCIA

  Dilo tú, señor, por mí.


  ESTEBAN

  ¿Yo? Pues tengo yo las llaves,
    hecho está.--Ven, buscaremos
  a mi compadre en la plaza.


  REGIDOR

  Vamos.


  ESTEBAN

         Hijo, y en la traza
  del dote, ¿qué le diremos?
    Que yo bien te puedo dar
  cuatro mil maravedís.


  FRONDOSO

  Señor, ¿eso me decís?
  Mi honor queréis agraviar.


  ESTEBAN

    Anda, hijo; que eso es
  cosa que pasa en un día:
  que si no hay dote, a fe mía
  que se echa menos después.

(_Vanse, y quedan_ FRONDOSO _y_ LAURENCIA.)


  LAURENCIA

    Di, Frondoso, ¿estás contento?


  FRONDOSO

  ¡Cómo si lo estoy! ¡Es poco,
  pues que no me vuelvo loco
  de gozo, del bien que siento!
    Risa vierte el corazón
  por los ojos de alegría,
  viéndote, Laurencia mía,
  en tal dulce posesión.

[_Vanse._]

(_Salen el_ MAESTRE, _el_ COMENDADOR, FLORES
_y_ ORTUÑO.)


  COMENDADOR

    Huye, señor, que no hay otro remedio.


  MAESTRE

  La flaqueza del muro lo ha causado,
  y el poderoso ejército enemigo.


  COMENDADOR

  Sangre les cuesta y infinitas vidas.


  MAESTRE

  Y no se alabarán que en sus despojos
  pondrán nuestro pendón de Calatrava,
  que a honrar su empresa y los demás bastaba.


  COMENDADOR

  Tus desinios, Girón, quedan perdidos.


  MAESTRE

  ¿Qué puedo hacer, si la fortuna, ciega,
  a quien hoy levantó mañana humilla?

(_Dentro._)

  ¡Vitoria por los reyes de Castilla!


  MAESTRE

  Ya coronan de luces las almenas,
  y las ventanas de las torres altas
  entoldan con pendones vitoriosos.


  COMENDADOR

  Bien pudieran, de sangre que les cuesta.
  A fe que es más tragedia que no fiesta.


  MAESTRE

  Yo vuelvo a Calatrava, Fernán Gómez.


  COMENDADOR

  Y yo a Fuente Ovejuna, mientras tratas
  o seguir esta parte de tus deudos,
  o reducir la tuya al Rey Católico.


  MAESTRE

  Yo te diré por cartas lo que intento.


  COMENDADOR

  El tiempo ha de enseñarte.


  MAESTRE

                             ¡Ah, pocos años,
  sujetos al rigor de sus engaños!

(_Sale la boda._ MÚSICOS, MENGO, FRONDOSO,
LAURENCIA, PASCUALA, BARRILDO,
ESTEBAN _y_ ALCALDE [JUAN ROJO].)


  MÚSICOS

    _¡Vivan muchos años
  los desposados!
  ¡Vivan muchos años!_


  MENGO

    A fe, que no os ha costado
  mucho trabajo el cantar.


  BARRILDO

  Supiéraslo tú trovar
  mejor que él está trovado.


  FRONDOSO

    Mejor entiende de azotes
  Mengo que de versos ya.


  MENGO

  Alguno en el valle está,
  para que no te alborotes,
    a quien el comendador...


  BARRILDO

  No lo digas, por tu vida;
  que este bárbaro homicida
  a todos quita el honor.


  MENGO

    Que me azotasen a mí
  cien soldados aquel día...
  sola una honda tenía;
  ...[34]
    pero que le hayan echado
  una melecina[35] a un hombre,
  que, aunque no diré su nombre,
  todos saben que es honrado,
    llena de tinta y de chinas,
  ¿cómo se puede sufrir?

[34] Falta un verso.

[35] _Melecina_, lavativa.


  BARRILDO

  Haríalo por reír.


  MENGO

  No hay risa con melecinas;
    que aunque es cosa saludable...
  yo me quiero morir luego.


  FRONDOSO

  Vaya la copla, te ruego,
  si es la copla razonable.


  MENGO

    Vivan muchos años juntos
  los novios, ruego a los cielos,
  y por envidia ni celos
  ni riñan ni anden en puntos.
  Lleven a entrambos difuntos,
  de puro vivir cansados.
  ¡Vivan muchos años!


  [FRONDOSO][36]

    ¡Maldiga el cielo el poeta,
  que tal coplón arrojó!

[36] _El original_, Mengo.


  BARRILDO

  Fué muy presto...


  MENGO

                    Pienso yo
  una cosa de esta seta[37].
    ¿No habéis visto un buñolero,
  en el aceite abrasando
  pedazos de masa echando
  hasta llenarse el caldero?
    ¿Que unos le salen hinchados,
  otros tuertos y mal hechos,
  ya zurdos y ya derechos,
  ya fritos y ya quemados?
    Pues así imagino yo
  un poeta componiendo,
  la materia previniendo
  que es quien la masa le dió.
    Va arrojando verso aprisa
  al caldero del papel,
  confiado en que la miel
  cubrirá la burla y risa.
    Mas poniéndolo en el pecho,
  apenas hay quien los tome;
  tanto que sólo los come
  el mismo que los ha hecho.

[37] _Seta_, secta.


  BARRILDO

    Déjate ya de locuras;
  deja los novios hablar.


  LAURENCIA

  Las manos nos da a besar.


  JUAN [ROJO]

  Hija, ¿mi mano procuras?
    Pídela a tu padre luego
  para ti y para Frondoso.


  ESTEBAN

  Rojo, a ella y a su esposo
  que se la dé el cielo ruego,
    con su larga bendición.


  FRONDOSO

  Los dos a los dos la echad.


  JUAN [ROJO]

  Ea, tañed y cantad,
  pues que para en uno son.


  MÚSICOS

    _Al val de Fuente Ovejuna
  la niña en cabellos baja;
  el caballero la sigue
  de la Cruz de Calatrava.
  Entre las ramas se esconde,
  de vergonzosa y turbada;
  fingiendo que no le ha visto,
  pone delante las ramas.
  «¿Para qué te ascondes,
  niña gallarda?
  Que mis linces deseos
  paredes pasan.»
    Acercóse él caballero,
  y ella, confusa y turbada,
  hacer quiso celosías
  de las intrincadas ramas;
  mas como quien tiene amor
  los mares y las montañas
  atraviesa fácilmente,
  la dice tales palabras:
  «¿Para qué te ascondes,
  niña gallarda?
  Que mis linces deseos
  paredes pasan.»_

(_Salen el_ COMENDADOR, FLORES, ORTUÑO _y_
CIMBRANOS.)


  COMENDADOR

    Estése la boda queda,
  y no se alborote nadie.


  JUAN [ROJO]

  No es juego aqueste, señor,
  y basta que tú lo mandes.
  ¿Quieres lugar? ¿Cómo vienes
  con tu belicoso alarde?
  ¿Venciste? Mas ¿qué pregunto?


  FRONDOSO

  ¡Muerto soy! ¡Cielos, libradme!


  LAURENCIA

  Huye por aquí, Frondoso.


  COMENDADOR

  Eso no; prendelde, atalde.


  JUAN [ROJO]

  Date, muchacho, a prisión.


  FRONDOSO

  Pues ¿quieres tú que me maten?


  JUAN [ROJO]

  ¿Por qué?


  COMENDADOR

            No soy hombre yo
  que mato sin culpa a nadie;
  que si lo fuera, le hubieran
  pasado de parte a parte
  esos soldados que traigo.
  Llevarle mando a la cárcel,
  donde la culpa que tiene
  sentencie su mismo padre.


  PASCUALA

  Señor, mirad que se casa.


  COMENDADOR

  ¿Qué me obliga a que se case?
  ¿No hay otra gente en el pueblo?


  PASCUALA

  Si os ofendió perdonadle,
  por ser vos quien sois.


  COMENDADOR

                          No es cosa,
  Pascuala, en que yo soy parte.
  Es esto contra el maestre
  Téllez Girón, que Dios guarde;
  es contra toda su orden,
  es su honor, y es importante
  para el ejemplo, el castigo;
  que habrá otro día quien trate
  de alzar pendón contra él,
  pues ya sabéis que una tarde
  al comendador mayor
  (¡qué vasallos tan leales!)
  puso una ballesta al pecho.


  ESTEBAN

  Supuesto que el disculparle
  ya puede tocar a un suegro,
  no es mucho que en causas tales
  se descomponga con vos
  un hombre, en efecto, amante;
  porque si vos pretendéis
  su propia mujer quitarle,
  ¿qué mucho que la defienda?


  COMENDADOR

  Majadero sois, alcalde.


  ESTEBAN

  Por vuestra virtud, señor.


  COMENDADOR

  Nunca yo quise quitarle
  su mujer, pues no lo era.


  ESTEBAN

  Si quisistes...--Y esto baste;
  que reyes hay en Castilla
  que nuevas órdenes hacen
  con que desórdenes quitan.
  Y harán mal cuando descansen
  de las guerras, en sufrir
  en sus villas y lugares
  a hombres tan poderosos
  por traer cruces tan grandes;
  póngasela el rey al pecho,
  que para pechos reales
  es esa insignia y no más.


  COMENDADOR

  ¡Hola! La vara quitalde.


  ESTEBAN

  Tomad, señor, norabuena.


  COMENDADOR

  Pues con ella quiero dalle,
  como a caballo brioso.


  ESTEBAN

  Por señor os sufro. Dadme.


  PASCUALA

  ¡A un viejo de palos das!


  LAURENCIA

  Si le das porque es mi padre,
  ¿qué vengas en él de mí?


  COMENDADOR

  Llevalda, y haced que guarden
  su persona diez soldados.

(_Vase él y los suyos._)


  ESTEBAN

  Justicia del cielo baje.      (_Vase._)


  PASCUALA

  Volvióse en luto la boda.      (_Vase._)


  BARRILDO

  ¿No hay aquí un hombre que hable?


  MENGO

  Yo tengo ya mis azotes,
  que aun se ven los cardenales
  sin que un hombre vaya a Roma.
  Prueben otros a enojarle.


  JUAN [ROJO]

  Hablemos todos.


  MENGO

                Señores,
  aquí todo el mundo calle.
  Como ruedas de salmón
  me puso los atabales.



  ACTO TERCERO
  DE FUENTE OVEJUNA



ACTO TERCERO DE FUENTE OVEJUNA


(_Salen_ ESTEBAN, ALONSO _y_ BARRILDO.)


  ESTEBAN

    ¿No han venido a la junta?


  BARRILDO

                               No han venido.


  ESTEBAN

  Pues más apriesa nuestro daño corre.


  BARRILDO

  Ya está lo más del pueblo prevenido.


  ESTEBAN

    Frondoso con prisiones en la torre,
  y mi hija Laurencia en tanto aprieto,
  si la piedad de Dios no los socorre...

(_Salen_ JUAN ROJO _y el_ REGIDOR.)


  JUAN

    ¿De qué dais voces, cuando importa tanto
  a nuestro bien, Esteban, el secreto?


  ESTEBAN

  Que doy tan pocas es mayor espanto.

(_Sale_ MENGO.)


  MENGO

  También vengo yo a hallarme en esta junta.


  ESTEBAN

  Un hombre cuyas canas baña el llanto,
  labradores honrados, os pregunta
    qué obsequias[38] debe hacer toda esa gente
  a su patria sin honra, ya perdida.
  Y si se llaman honras justamente,
    ¿cómo se harán, si no hay entre nosotros
  hombre a quien este bárbaro no afrente?
  Respondedme: ¿hay alguno de vosotros
    que no esté lastimado en honra y vida?
  ¿No os lamentáis los unos de los otros?
  Pues si ya la tenéis todos perdida,
    ¿a qué aguardáis? ¿Qué desventura es ésta?

[38] _Obsequias_, funerales.


  JUAN

  La mayor que en el mundo fué sufrida.
  Mas pues ya se publica y manifiesta
    que en paz tienen los reyes a Castilla
  y su venida a Córdoba se apresta,
  vayan dos regidores a la villa,
    y echándose a sus pies pidan remedio.


  BARRILDO

  En tanto que Fernando, aquel que humilla
  a tantos enemigos, otro medio
    será mejor[39], pues no podrá, ocupado,
  hacemos bien, con tanta guerra en medio.

[39] La frase está construída como si hubiese escrito el autor: «En
tanto que Fernando humilla a tantos enemigos.»


  REGIDOR

  Si mi voto de vos fuera escuchado,
    desamparar la villa doy por voto.


  JUAN

  ¿Cómo es posible en tiempo limitado?


  MENGO

  A la fe, que si entiendo el alboroto,
    que ha de costar la junta alguna vida.


  REGIDOR

  Ya, todo el árbol de paciencia roto,
  corre la nave de temor perdida.
    La hija quitan con tan gran fiereza
  a un hombre honrado, de quien es regida
  la patria en que vivís, y en la cabeza
    la vara quiebran tan injustamente.
  ¿Qué esclavo se trató con más bajeza?


  JUAN

  ¿Qué es lo que quieres tú que el pueblo intente?


  REGIDOR

    Morir, o dar la muerte a los tiranos,
  pues somos muchos, y ellos poca gente.


  BARRILDO

  ¡Contra el señor las armas en las manos!


  ESTEBAN

    El rey solo es señor después del cielo,
  y no bárbaros hombres inhumanos.
  Si Dios ayuda nuestro justo celo,
    ¿qué nos ha de costar?


  MENGO

                           Mirad, señores
  que vais en estas cosas con recelo.
  Puesto que[40] por los simples labradores
  estoy aquí, que más injurias pasan,
  más cuerdo represento sus temores.

[40] Aunque.


  JUAN

  Si nuestras desventuras se compasan,
    para perder las vidas, qué aguardamos
  Las casas y las viñas nos abrasan:
  tiranos son; a la venganza vamos.

(_Sale_ LAURENCIA, _desmelenada._)


  LAURENCIA

    Dejadme entrar, que bien puedo
  en consejo de los hombres;
  que bien puede una mujer,
  si no a dar voto a dar voces.
  ¿Conocéisme?


  ESTEBAN

              ¡Santo cielo!
  ¿No es mi hija?


  JUAN

                  ¿No conoces
  A Laurencia?


  LAURENCIA

               Vengo tal,
  que mi diferencia os pone
  en contingencia quién soy.


  ESTEBAN

  ¡Hija mía!


  LAURENCIA

            No me nombres
  tu hija.


  ESTEBAN

           ¿Por qué, mis ojos?
  ¿Por qué?


  LAURENCIA

            Por muchas razones,
  y sean las principales,
  porque dejas que me roben
  tiranos sin que me vengues,
  traidores sin que me cobres.
  Aun no era yo de Frondoso,
  para que digas que tome,
  como marido, venganza;
  que aquí por tu cuenta corre;
  que en tanto que de las bodas
  no haya llegado la noche,
  del padre, y no del marido,
  la obligación presupone;
  que en tanto que no me entregan
  una joya, aunque la compren,
  no ha de correr por mi cuenta
  las guardas ni los ladrones.
  Llevóme de vuestros ojos
  a su casa Fernán Gómez:
  la oveja al lobo dejáis,
  como cobardes pastores.
  ¿Qué dagas no vi en mi pecho?
  ¡Qué desatinos enormes,
  qué palabras, qué amenazas,
  y qué delitos atroces,
  por rendir mi castidad
  a sus apetitos torpes!
  Mis cabellos, ¿no lo dicen?
  ¿No se ven aquí los golpes,
  de la sangre y las señales?
  ¿Vosotros sois hombres nobles?
  ¿Vosotros padres y deudos?
  ¿Vosotros, que no se os rompen
  las entrañas de dolor,
  de verme en tantos dolores?
  Ovejas sois, bien lo dice
  de Fuente Ovejuna el nombre.
  Dadme unas armas a mí,
  pues sois piedras, pues sois bronces,
  pues sois jaspes, pues sois tigres...
  --Tigres no, porque feroces
  siguen quien roba sus hijos,
  matando los cazadores
  antes que entren por el mar
  y por sus ondas se arrojen.
  Liebres cobardes nacistes;
  bárbaros sois, no españoles.
  Gallinas, ¡vuestras mujeres
  sufrís que otros hombres gocen!
  Poneos ruecas en la cinta.
  ¿Para qué os ceñís estoques?
  ¡Vive Dios, que he de trazar
  que solas mujeres cobren
  la honra de estos tiranos,
  la sangre de estos traidores,
  y que os han de tirar piedras,
  hilanderas, maricones,
  amujerados, cobardes,
  y que mañana os adornen
  nuestras tocas y basquiñas,
  solimanes y colores!
  A Frondoso quiere ya,
  sin sentencia, sin pregones,
  colgar el comendador
  del almena de una torre;
  de todos hará lo mismo;
  y yo me huelgo, medio-hombres,
  por que quede sin mujeres
  esta villa honrada, y torne
  aquel siglo de amazonas,
  eterno espanto del orbe.


  ESTEBAN

  Yo, hija, no soy de aquellos
  que permiten que los nombres
  con esos títulos viles.
  Iré solo, si se pone
  todo el mundo contra mí.


  JUAN

  Y yo, por más que me asombre
  la grandeza del contrario.


  REGIDOR

  Muramos todos.


  BARRILDO

                Descoge
  un lienzo al viento en un palo,
  y mueran estos inormes[41].

[41] _Inorme_, forma anticuada de «enorme».


  JUAN

  ¿Qué orden pensáis tener?


  MENGO

  Ir a matarle sin orden.
  Juntad el pueblo a una voz;
  que todos están conformes
  en que los tiranos mueran.


  ESTEBAN

  Tomad espadas, lanzones,
  ballestas, chuzos y palos.


  MENGO

  ¡Los reyes nuestros señores
  vivan!


  TODOS

        ¡Vivan muchos años!


  MENGO

  ¡Mueran tiranos traidores!


  TODOS

  ¡Traidores tiranos mueran!

(_Vanse todos._)


  LAURENCIA

  Caminad, que el cielo os oye.
  --¡Ah mujeres de la villa!
  ¡Acudid, por que se cobre
  vuestro honor, acudid todas!

(_Salen_ PASCUALA, JACINTA _y otras mujeres_)


  PASCUALA

    ¿Qué es esto? ¿De qué das voces?


  LAURENCIA

  ¿No veis cómo todos van
  a matar a Fernán Gómez,
  y hombres, mozos y muchachos,
  furiosos, al hecho corren?
  ¿Será bien que solos ellos
  de esta hazaña el honor gocen,
  pues no son de las mujeres
  sus agravios los menores?


  JACINTA

  Di, pues, ¿qué es lo que pretendes?


  LAURENCIA

  Que puestas todas en orden,
  acometamos a un hecho
  que dé espanto a todo el orbe.
  Jacinta, tu grande agravio,
  que sea cabo[42]; responde
  de una escuadra de mujeres.

[42] _Cabo_, el jefe.


  JACINTA

  No son los tuyos menores.


  LAURENCIA

  Pascuala, alférez serás.


  PASCUALA

  Pues déjame que enarbole
  en un asta la bandera:
  verás si merezco el nombre.


  LAURENCIA

  No hay espacio para eso,
  pues la dicha nos socorre:
  bien nos basta que llevemos
  nuestras tocas por pendones.


  PASCUALA

  Nombremos un capitán.


  LAURENCIA

  Eso no.


  PASCUALA

          ¿Por qué?


  LAURENCIA

                    Que adonde
  asiste mi gran valor,
  no hay Cides ni Rodamontes.

(_Vanse._)

(_Sale_ FRONDOSO, _atadas las manos_; FLORES,
ORTUÑO, CIMBRANOS _y el_ COMENDADOR.)


  COMENDADOR

    De ese cordel que de las manos sobra
  quiero que le colguéis, por mayor pena.


  FRONDOSO

  ¡Qué nombre, gran señor, tu sangre cobra!


  COMENDADOR

  Colgadle luego en la primera almena.


  FRONDOSO

  Nunca fué mi intención poner por obra
  tu muerte entonces.


  FLORES

                     Grande ruido suena.

(_Ruido suene._)


  COMENDADOR

  ¿Ruido?


  FLORES

          Y de manera que interrumpen
  tu justicia, señor.


  ORTUÑO

                     Las puertas rompen.

(_Ruido._)


  COMENDADOR

    ¡La puerta de mi casa, y siendo casa
  de la encomienda!


  FLORES

                    El pueblo junto viene.


  JUAN (_Dentro._)

  Rompe, derriba, hunde, quema, abrasa.


  ORTUÑO

  Un popular motín mal se detiene.


  COMENDADOR

  ¡El pueblo contra mí!


  FLORES

                        La furia pasa
  tan adelante, que las puertas tiene
  echadas por la tierra.


  COMENDADOR

                         Desatalde.
  Templa, Frondoso, ese villano alcalde.


  FRONDOSO

    Yo voy, señor; que amor les ha movido.

(_Vase._)

  MENGO (_Dentro._)

  ¡Vivan Fernando y Isabel, y mueran
  los traidores!


  FLORES

                 Señor, por Dios te pido
  que no te hallen aquí.


  COMENDADOR

                         Si perseveran,
  este aposento es fuerte y defendido.
  Ellos se volverán.


  FLORES

                     Cuando se alteran
  los pueblos agraviados, y resuelven,
  nunca sin sangre o sin venganza vuelven.


  COMENDADOR

    En esta puerta, así como rastrillo,
  su furor con las armas defendamos.


  FRONDOSO (_Dentro._)

  ¡Viva Fuente Ovejuna!


  COMENDADOR

                       ¡Qué caudillo!
  Estoy porque a su furia acometamos.


  FLORES

  De la tuya, señor, me maravillo.


  ESTEBAN

  Ya el tirano y los cómplices miramos.
  ¡Fuente Ovejuna, y los tiranos mueran!

(_Salen todos._)


  COMENDADOR

  Pueblo, esperad.


  TODOS

                  Agravios nunca esperan.


  COMENDADOR

    Decídmelos a mí, que iré pagando
  a fe de caballero esos errores.


  TODOS

  ¡Fuente Ovejuna! ¡Viva el rey Fernando!
  ¡Mueran malos cristianos y traidores!


  COMENDADOR

  ¿No me queréis oír? Yo estoy hablando;
  yo soy vuestro señor.


  TODOS

                        Nuestros señores
  son los Reyes Católicos.


  COMENDADOR

                           Espera.


  TODOS

  ¡Fuente Ovejuna, y Fernán Gómez muera!

(_Vanse, y salen las mujeres armadas._)


  LAURENCIA

    Parad en este puesto de esperanzas
  soldados atrevidos, no mujeres.


  PASCUALA

  ¿Lo[s] que mujeres son en las venganzas,
  en él beban su sangre es bien que esperes?


  JACINTA

  Su cuerpo recojamos en las lanzas.


  PASCUALA

  Todas son de esos mismos pareceres.


  ESTEBAN (_Dentro._)

  ¡Muere, traidor comendador!


  COMENDADOR

                              Ya muero.
  ¡Piedad, Señor, que en tu clemencia espero!

  BARRILDO (_Dentro._)

    Aquí está Flores.


  MENGO

                      Dale a ese bellaco;
  que ese fué el que me dió dos mil azotes.


  FRONDOSO (_Dentro._)

  No me vengo si el alma no le saco.


  LAURENCIA

  No excusamos entrar.


  PASCUALA

                       No te alborotes.
  Bien es guardar la puerta.

  BARRILDO (_Dentro._)

                             No me aplaco.
  ¡Con lágrimas agora, marquesotes!


  LAURENCIA

  Pascuala, yo entro dentro; que la espada
  no ha de estar tan sujeta ni envainada.

(_Vase._)


  BARRILDO [_Dentro._]

  Aquí está Ortuño.


  FRONDOSO [_Dentro._]

                    Córtale la cara.

(_Sale_ FLORES _huyendo_, _y_ MENGO _tras él._)


  FLORES

  ¡Mengo, piedad!, que no soy yo el culpado.


  MENGO

  Cuando ser alcahuete no bastara,
  bastaba haberme el pícaro azotado.


  PASCUALA

  Dánoslo a las mujeres, Mengo, para...
  Acaba por tu vida.


  MENGO

                     Ya está dado;
  que no le quiero yo mayor castigo.


  PASCUALA

  Vengaré tus azotes.


  MENGO

                      Eso digo.


  JACINTA

    ¡Ea, muera el traidor!


  FLORES

                           ¡Entre mujeres!


  JACINTA

  ¿No le viene muy ancho?


  PASCUALA

                          ¿Aqueso lloras?


  JACINTA

  Muere, concertador de sus placeres.


  PASCUALA

  ¡Ea, muera el traidor!


  FLORES

                         ¡Piedad, señoras!

(_Sale_ ORTUÑO _huyendo de_ LAURENCIA.)


  ORTUÑO

  Mira que no soy yo...


  LAURENCIA

                        Ya sé quién eres.--
  Entrad, teñid las armas vencedoras
  en estos viles.


  PASCUALA

                  Moriré matando.


  TODAS

  ¡Fuente Ovejuna, y viva el rey Fernando!

(_Vanse, y salen el_ REY DON FERNANDO _y la_ REINA DOÑA
ISABEL, _y_ DON MANRIQUE, _maestre._)


  MANRIQUE

    De modo la prevención
  fué, que el efeto esperado
  llegamos a ver logrado
  con poca contradición.
    Hubo poca resistencia;
  y supuesto que la hubiera,
  sin duda ninguna fuera
  de poca o ninguna esencia.
    Queda el de Cabra ocupado
  en conservación del puesto,
  por si volviere dispuesto
  a él el contrario osado.


  REY

    Discreto el acuerdo fué,
  y que asista es conveniente,
  y reformando la gente,
  el paso tomado esté.
    Que con eso se asegura
  no podernos hacer mal
  Alfonso, que en Portugal
  tomar la fuerza procura.
    Y el de Cabra es bien que esté
  en ese sitio asistente,
  y como tan diligente,
  muestras de su valor dé;
    porque con esto asegura
  el daño que nos recela,
  y como fiel centinela,
  el bien del reino procura.

(_Sale_ FLORES, _herido._)


  FLORES

    Católico rey Fernando,
  a quien el cielo concede
  la corona de Castilla,
  como a varón excelente;
  oye la mayor crueldad
  que se ha visto entre las gentes
  desde donde nace el sol
  hasta donde se oscurece.


  REY

  Repórtate.


  FLORES

             Rey supremo,
  mis heridas no consienten
  dilatar el triste caso,
  por ser mi vida tan breve.
  De Fuente Ovejuna vengo,
  donde, con pecho inclemente,
  los vecinos de la villa
  a su señor dieron muerte.
  Muerto Fernán Gómez queda
  por sus súbditos aleves;
  que vasallos indignados
  con leve causa se atreven.
  El título de tirano
  le acumula todo el plebe,
  y a la fuerza de esta voz
  el hecho fiero acometen;
  y quebrantando su casa,
  no atendiendo a que se ofrece
  por la fe de caballero
  a que pagará a quien debe,
  no sólo no le escucharon,
  pero con furia impaciente
  rompen el cruzado pecho
  con mil heridas crueles,
  y por las altas ventanas
  le hacen que al suelo vuele,
  adonde en picas y espadas
  le recogen las mujeres.
  Llévanle a una casa muerto,
  y, a porfía, quien más puede
  mesa su barba y cabello
  y apriesa su rostro hieren.
  En efeto fué la furia
  tan grande que en ellos crece,
  que las mayores tajadas
  las orejas a ser vienen.
  Sus armas borran con picas
  y a voces dicen que quieren
  tus reales armas fijar,
  porque aquéllas les ofenden.
  Saqueáronle la casa,
  cual si de enemigos fuese,
  y gozosos entre todos
  han repartido sus bienes.
  Lo dicho he visto escondido,
  porque mi infelice suerte
  en tal trance no permite
  que mi vida se perdiese;
  y así estuve todo el día
  hasta que la noche viene,
  y salir pude escondido
  para que cuenta te diese.
  Haz, señor, pues eres justo,
  que la justa pena lleven
  de tan riguroso caso
  los bárbaros delincuentes:
  mira que su sangre a voces
  pide que tu rigor prueben.


  REY

  Estar puedes confiado
  que sin castigo no queden.
  El triste suceso ha sido
  tal, que admirado me tiene,
  y que vaya luego un juez
  que lo averigüe conviene,
  y castigue a los culpados
  para ejemplo de las gentes.
  Vaya un capitán con él,
  por que seguridad lleve;
  que tan grande atrevimiento
  castigo ejemplar requiere;
  y curad a este soldado
  de las heridas que tiene.

(_Vanse, y salen los labradores y labradoras, con la cabeza de Fernán
Gómez en una lanza._)


  MÚSICOS

    _¡Muchos años vivan
  Isabel y Fernando,
  y mueran los tiranos!_


  BARRILDO

    Diga su copla Frondoso.


  FRONDOSO

  Ya va mi copla a la fe;
  si le faltare algún pie,
  enmiéndelo el más curioso.
    «¡Vivan la bella Isabel,
  pues que para en uno son,
  él con ella, ella con él!
  A los cielos San Miguel
  lleve a los dos de las manos.
  ¡Vivan muchos años,
  y mueran los tiranos!»


  LAURENCIA

    Diga Barrildo.


  BARRILDO

                   Ya va;
  que a fe que la he pensado.


  PASCUALA

  Si la dices con cuidado,
  buena y rebuena será.


  BARRILDO

    «¡Vivan los reyes famosos
  muchos años, pues que tienen
  la vitoria, y a ser vienen
  nuestros dueños venturosos!
  Salgan siempre vitoriosos
  de gigantes y de enanos,
  y ¡mueran los tiranos!»

  MÚSICOS

  _¡Muchos años vivan!_, etc.


  LAURENCIA

    Diga Mengo.


  FRONDOSO

                Mengo diga.


  MENGO

  Yo soy poeta donado.


  PASCUALA

  Mejor dirás lastimado
  el envés de la barriga.


  MENGO

    «Una mañana en domingo
  me mandó azotar aquél,
  de manera que el rabel
  daba espantoso respingo;
  pero agora que los pringo,
  ¡vivan los reyes cristiánigos,
  y mueran los tiránigos!»


  MÚSICA

    _¡Vivan muchos años!_


  ESTEBAN

    Quita la cabeza allá.


  MENGO

  Cara tiene de ahorcado.

(_Saca un escudo_ JUAN ROJO _con las armas [reales]_)


  REGIDOR

  Ya las armas han llegado.


  ESTEBAN

  Mostrá las armas acá.


  JUAN

    ¿Adónde se han de poner?


  REGIDOR

  Aquí, en el ayuntamiento.


  ESTEBAN

  ¡Bravo escudo!


  BARRILDO

                 ¡Qué contento!


  FRONDOSO

  Ya comienza a amanecer,
    con este sol, nuestro día.


  ESTEBAN

  ¡Vivan Castilla y León,
  y las barras de Aragón,
  y muera la tiranía!
    Advertid, Fuente Ovejuna,
  a las palabras de un viejo;
  que el admitir su consejo
  no ha dañado vez ninguna.
    Los reyes han de querer
  averiguar este caso,
  y más tan cerca del paso
  y jornada que han de hacer.
    Concertaos todos a una
  en lo que habéis de decir.


  FRONDOSO

  ¿Qué es tu consejo?


  ESTEBAN

                      Morir
  diciendo _Fuente Ovejuna_,
    y a nadie saquen de aquí.


  FRONDOSO

  Es el camino derecho.
  Fuente Ovejuna lo ha hecho.


  ESTEBAN

  ¿Queréis responder así?


  TODOS

    Sí.


  ESTEBAN

        Ahora[43], pues; yo quiero ser
  agora el pesquisidor,
  para ensayarnos mejor
  en lo que habemos de hacer.
    Sea Mengo el que esté puesto
  en el tormento.

[43] _El original_, agora.


  MENGO

                  ¿No hallaste
  otro más flaco?


  ESTEBAN

                   ¿Pensaste
  que era de veras?


  MENGO

  Di presto.


  ESTEBAN

    ¿Quién mató al comendador?


  MENGO

  Fuente Ovejuna lo hizo.


  ESTEBAN

  Perro, ¿si te martirizo?


  MENGO

  Aunque me matéis, señor.


  ESTEBAN

    Confiesa, ladrón.


  MENGO

                      Confieso.


  ESTEBAN

  Pues ¿quién fué?


  MENGO

                    Fuente Ovejuna.


  ESTEBAN

  Dadle otra vuelta.


  MENGO

                    Es ninguna.


  ESTEBAN

  Cagajón para el proceso.

(_Sale el_ REGIDOR.)


  REGIDOR

    ¿Qué hacéis de esta suerte aquí?


  FRONDOSO

  ¿Qué ha sucedido, Cuadrado?


  REGIDOR

  Pesquisidor ha llegado.


  ESTEBAN

  Echá todos por ahí.


  REGIDOR

    Con él viene un capitán.


  ESTEBAN

  Venga el diablo: ya sabéis
  lo que responder tenéis.


  REGIDOR

  El pueblo prendiendo van,
    sin dejar alma ninguna.


  ESTEBAN

  Que no hay que tener temor.
  ¿Quién mató al comendador,
  Mengo?


  MENGO

         ¿Quién? Fuente Ovejuna.

(_Vanse, y salen el_ MAESTRE _y_ UN SOLDADO.)


  MAESTRE

    ¡Que tal caso ha sucedido!
  Infelice fué su suerte.
  Estoy por darte la muerte
  por la nueva que has traído.


  SOLDADO

    Yo, señor, soy mensajero,
  y enojarte no es mi intento.


  MAESTRE

  ¡Que a tal tuvo atrevimiento
  un pueblo enojado y fiero!
    Iré con quinientos hombres,
  y la villa he de asolar;
  en ella no ha de quedar
  ni aun memoria de los hombres.


  SOLDADO

    Señor, tu enojo reporta;
  porque ellos al rey se han dado,
  y no tener enojado
  al rey es lo que te importa.


  MAESTRE

    ¿Cómo al rey se pueden dar,
  si de la encomienda son?


  SOLDADO

  Con él sobre esa razón
  podrás luego pleitear.


  MAESTRE

    Por pleito ¿cuándo salió
  lo que él[44] le entregó en sus manos?
  Son señores soberanos,
  y tal reconozco yo.
    Por saber que al rey se han dado
  me reportará mi enojo,
  y ver su presencia escojo
  por lo más bien acertado;
    que puesto que tenga culpa
  en casos de gravedad,
  en todo mi poca edad
  viene a ser quien me disculpa.
    Con vergüenza voy; mas es
  honor quien puede obligarme,
  y importa no descuidarme
  en tan honrado interés.

[44] El pueblo.

(_Vanse; sale_ LAURENCIA _sola._)


  LAURENCIA

    Amando, recelar daño en lo amado,
  nueva pena de amor se considera;
  que quien en lo que ama daño espera
  aumenta en el temor nuevo cuidado.
    El firme pensamiento desvelado,
  si le aflige el temor, fácil se altera;
  que no es a firme fe pena ligera
  ver llevar el temor el bien robado.
    Mi esposo adoro; la ocasión que veo
  al temor de su daño me condena,
  si no le ayuda la felice suerte.
    Al bien suyo se inclina mi deseo:
  si está presente, está cierta mi pena;
  si está en ausencia, está cierta mi muerte.

(_Sale_ FRONDOSO.)


  FRONDOSO

    ¡Mi Laurencia!


  LAURENCIA

                   ¡Esposo amado!
  ¿Cómo a estar aquí te atreves?


  FRONDOSO

  ¿Esas resistencias debes
  a mi amoroso cuidado?


  LAURENCIA

    Mi bien, procura guardarte,
  porque tu daño recelo.


  FRONDOSO

  No quiera, Laurencia, el cielo
  que tal llegue a disgustarte.


  LAURENCIA

    ¿No temes ver el rigor
  que por los demás sucede,
  y el furor con que procede
  aqueste pesquisidor?
    Procura guardar la vida.
  Huye, tu daño no esperes.


  FRONDOSO

  ¿Cómo que procure quieres
  cosa tan mal recibida?
    ¿Es bien que los demás deje
  en el peligro presente
  y de tu vista me ausente?
  No me mandes que me aleje;
    porque no es puesto en razón
  que, por evitar mi daño,
  sea con mi sangre extraño
  en tan terrible ocasión.

(_Voces dentro._)

    Voces parece que he oído,
  y son, si yo mal no siento,
  de alguno que dan tormento.
  Oye con atento oído.

(_Dice dentro el_ JUEZ, _y responden._)


  JUEZ

    Decid la verdad, buen viejo.


  FRONDOSO

  Un viejo, Laurencia mía,
  atormentan.


  LAURENCIA

             ¡Qué porfía!


  ESTEBAN

  Déjenme un poco.


  JUEZ

                   Ya os dejo.
    Decid, ¿quién mató a Fernando?


  ESTEBAN

  Fuente Ovejuna lo hizo.


  LAURENCIA

  Tu nombre, padre, eternizo[45].
  ...

[45] Falta un verso para la redondilla, pero no para el sentido.


  FRONDOSO

    ¡Bravo caso!


  JUEZ

                Ese muchacho
  aprieta. Perro, yo sé
  que lo sabes. Di quién fué.
  ¿Callas? Aprieta, borracho.


  NIÑO

    Fuente Ovejuna, señor.


  JUEZ

  ¡Por vida del rey, villanos,
  que os ahorque con mis manos!
  ¿Quién mató al comendador?


  FRONDOSO

    ¡Que a un niño le den tormento
  y niegue de aquesta suerte!


  LAURENCIA

  ¡Bravo pueblo!


  FRONDOSO

                 Bravo y fuerte.


  JUEZ

  Esa mujer al momento
    en ese potro tened.
  Dale esa mancuerda luego.


  LAURENCIA

  Ya está de cólera ciego.


  JUEZ

  Que os he de matar, creed,
    en este potro, villanos.
  ¿Quién mató al comendador?


  PASCUALA

  Fuente Ovejuna, señor.


  JUEZ

  ¡Dale!


  FRONDOSO

         Pensamientos vanos.


  LAURENCIA

    Pascuala niega, Frondoso.


  FRONDOSO

  Niegan niños: ¿qué te espantas?


  JUEZ

  Parece que los encantas.
  ¡Aprieta!


  PASCUALA

            ¡Ay cielo piadoso!


  JUEZ

    ¡Aprieta, infame! ¿Estás sordo?


  PASCUALA

  Fuente Ovejuna lo hizo.


  JUEZ

  Traedme aquél más rollizo;
  ese desnudo, ese gordo.


  LAURENCIA

    ¡Pobre Mengo! El es sin duda.


  FRONDOSO

  Temo que ha de confesar.


  MENGO

  ¡Ay, ay!


  JUEZ

           Comienza a apretar.


  MENGO

  ¡Ay!


  JUEZ

       ¿Es menester ayuda?


  MENGO

    ¡Ay, ay!


  JUEZ

             ¿Quién mató, villano,
  al señor comendador?


  MENGO

  ¡Ay, yo lo diré, señor!


  JUEZ

  Afloja un poco la mano.


  FRONDOSO

    El confiesa.


  JUEZ

                 Al palo aplica
  la espalda.


  MENGO

              Quedo; que yo
  lo diré.


  JUEZ

           ¿Quién lo mató?


  MENGO

  Señor, Fuente Ovejunica.


  JUEZ

    ¿Hay tan gran bellaquería?
  Del dolor se están burlando.
  En quien estaba esperando,
  niega con mayor porfía.
    Dejaldos; que estoy cansado.


  FRONDOSO

  ¡Oh, Mengo, bien te haga Dios!
  Temor que tuve de dos,
  el tuyo me le ha quitado.

(_Salen con_ MENGO, BARRILDO _y el_ REGIDOR.)


  BARRILDO

    ¡Vítor, Mengo!


  REGIDOR

                   Y con razón.


  BARRILDO

  ¡Mengo, vítor!


  FRONDOSO

                 Eso digo.


  MENGO

  ¡Ay, ay!


  BARRILDO

           Toma, bebe, amigo.
  Come.


  MENGO

        ¡Ay, ay! ¿Qué es?


  BARRILDO

                          Diacitrón.


  MENGO

    ¡Ay, ay!


  FRONDOSO

             Echa de beber.


  BARRILDO

                          ...Ya va[46].

[46] Falta el principio del verso.


  FRONDOSO

  Bien lo cuela. Bueno está.


  LAURENCIA

  Dale otra vez a comer.


  MENGO

    ¡Ay, ay!


  BARRILDO

             Esta va por mí.


  LAURENCIA

  Solemnemente lo embebe.


  FRONDOSO

  El que bien niega bien bebe.


  REGIDOR

  ¿Quieres otra?


  MENGO

                 ¡Ay, ay! Sí, sí.


  FRONDOSO

    Bebe, que bien lo mereces.


  LAURENCIA

  A vez por vuelta las cuela.


  FRONDOSO

  Arrópale, que se hiela.


  BARRILDO

  ¿Quieres más?


  MENGO

                Sí, otras tres veces.
    ¡Ay, ay!


  FRONDOSO

             Si hay vino pregunta.


  BARRILDO

  Sí hay: bebe a tu placer;
  que quien niega ha de beber.
  ¿Qué tiene?


  MENGO

              Una cierta punta[47].
    Vamos; que me arromadizo.

[47] _Punta_, sabor agrio del vino. Mengo ha debido
hacer antes un gesto de desagrado.


  FRONDOSO

  Que [beba][48], que éste es mejor.
  ¿Quién mató al comendador?

[48] _El original_, lea.


  MENGO

  Fuente Ovejunica lo hizo.

(_Vanse._)


  FRONDOSO

    Justo es que honores le den.
  Pero decidme, mi amor,
  ¿quién mató al comendador?


  LAURENCIA

  Fuente Ovejuna, mi bien.


  FRONDOSO

  ¿Quién le mató?


  LAURENCIA

                  Dasme espanto.
  Pues Fuente Ovejuna fué.


  FRONDOSO

  Y yo ¿con qué te maté?


  LAURENCIA

  ¿Con qué? Con quererte tanto.

(_Vanse, y salen el_ REY _y la_ REINA _y_
MANRIQUE [_luego_].)


  ISABEL

    No entendí, señor, hallaros
  aquí, y es buena mi suerte.


  REY

  En nueva gloria convierte
  mi vista el bien de miraros.
    Iba a Portugal de paso,
  y llegar aquí fué fuerza.


  ISABEL

  Vuestra majestad le tuerza,
  siendo conveniente el caso.


  REY

    ¿Cómo dejáis a Castilla?


  ISABEL

  En paz queda, quieta y llana.


  REY

  Siendo vos la que la allana
  no lo tengo a maravilla.

(_Sale_ DON MANRIQUE.)


  MANRIQUE

    Para ver vuestra presencia
  el maestre de Calatrava,
  que aquí de llegar acaba,
  pide que le deis licencia.


  ISABEL

    Verle tenía deseado.


  MANRIQUE

  Mi fe, señora, os empeño,
  que, aunque es en edad pequeño,
  es valeroso soldado.

([_Vase, y_] _sale el_ MAESTRE.)


  MAESTRE

    Rodrigo Téllez Girón,
  que de loaros no acaba,
  maestre de Calatrava,
  os pide, humilde, perdón.
    Confieso que fuí engañado,
  y que excedí de lo justo
  en cosas de vuestro gusto,
  como mal aconsejado.
    El consejo de Fernando
  y el interés me engañó,
  injusto fiel; y ansí, yo
  perdón, humilde, os demando.
    Y si recebir merezco
  esta merced que suplico,
  desde aquí me certifico
  en que a serviros me ofrezco,
    y que en aquesta jornada
  de Granada, adonde vais,
  os prometo que veáis
  el valor que hay en mi espada;
    donde sacándola apenas,
  dándoles fieras congojas,
  plantaré mis cruces rojas
  sobre sus altas almenas;
    y más quinientos soldados
  en serviros emplearé,
  junto con la firma y fe
  de en mi vida disgustaros.


  REY

    Alzad, maestre, del suelo;
  que siempre que hayáis venido
  seréis muy bien recibido.


  MAESTRE

  Sois de afligidos consuelo.


  ISABEL

    Vos, con valor peregrino,
  sabéis bien decir y hacer.


  MAESTRE

  Vos sois una bella Ester,
  y vos un Jerjes divino.

(_Sale_ MANRIQUE.)


  MANRIQUE

    Señor, el pesquisidor
  que a Fuente Ovejuna ha ido,
  con el despacho ha venido
  a verse ante tu valor.


  REY

    Sed juez de estos agresores.


  MAESTRE

  Si a vos, señor, no mirara,
  sin duda les enseñara
  a matar comendadores.


  REY

    Eso ya no os toca a vos.


  ISABEL

  Yo confieso que he de ver
  el cargo en vuestro poder,
  si me lo concede Dios.

(_Sale el_ JUEZ.)


  JUEZ

    A Fuente Ovejuna fuí
  de la suerte que has mandado,
  y con especial cuidado
  y diligencia asistí.
    Haciendo averiguación
  del cometido delito,
  una hoja no se ha escrito
  que sea en comprobación;
    porque conformes a una,
  con un valeroso pecho,
  en pidiendo quién lo ha hecho,
  responden: «Fuente Ovejuna».
    Trecientos he atormentado
  con no pequeño rigor,
  y te prometo, señor,
  que más que esto no he sacado.
    Hasta niños de diez años
  al potro arrimé, y no ha sido
  posible haberlo inquirido
  ni por halagos ni engaños.
    Y pues tan mal se acomoda
  el poderlo averiguar,
  o los has de perdonar,
  o matar la villa toda.
    Todos vienen ante ti
  para más certificarte:
  de ellos podrás informarte.


  REY

  Que entren, pues vienen, les di.

(_Salen los dos_ ALCALDES, FRONDOSO, _las mujeres y
los villanos que quisieren._)


  LAURENCIA

    ¿Aquestos los reyes son?


  FRONDOSO

  Y en Castilla poderosos.


  LAURENCIA

  Por mi fe, que son hermosos:
  ¡bendígalos San Antón!


  ISABEL

    ¿Los agresores son éstos?


  ALCALDE ESTEBAN

  Fuente Ovejuna, señora,
  que humildes llegan agora
  para serviros dispuestos.
    La sobrada tiranía
  y el insufrible rigor
  del muerto comendador,
  que mil insultos hacía,
    fué el autor de tanto daño.
  Las haciendas nos robaba
  y las doncellas forzaba,
  siendo de piedad extraño.


  FRONDOSO

    Tanto, que aquesta zagala,
  que el cielo me ha concedido,
  en que tan dichoso he sido
  que nadie en dicha me iguala,
    cuando conmigo casó,
  aquella noche primera,
  mejor que si suya fuera,
  a su casa la llevó;
    y a no saberse guardar
  ella, que en virtud florece,
  ya manifiesto parece
  lo que pudiera pasar.


  MENGO

    ¿No es ya tiempo que hable yo?
  Si me dais licencia, entiendo
  que os admiraréis, sabiendo
  del modo que me trató.
    Porque quise defender
  una moza de su gente,
  que con término insolente
  fuerza la querían hacer,
    aquel perverso Nerón,
  de manera me ha tratado,
  que el reverso me ha dejado
  como rueda de salmón.
    Tocaron mis atabales
  tres hombres con tal porfía,
  que aun pienso que todavía
  me duran los cardenales.
    Gasté en este mal prolijo,
  por que el cuero se me curta,
  polvos de arrayán y murta
  más que vale mi cortijo.


  ALCALDE ESTEBAN

    Señor, tuyos ser queremos.
  Rey nuestro eres natural,
  y con título de tal
  ya tus armas puesto habemos.
    Esperamos tu clemencia,
  y que veas, esperamos,
  que en este caso te damos
  por abono la inocencia.


  REY

    Pues no puede averiguarse
  el suceso por escrito,
  aunque fué grave el delito,
  por fuerza ha de perdonarse.
    Y la villa es bien se quede
  en mí, pues de mí se vale,
  hasta ver si acaso sale
  comendador que la herede.


  FRONDOSO

    Su majestad habla, en fin,
  como quien tanto ha acertado.
  Y aquí, discreto senado,
  FUENTE OVEJUNA da fin.


FIN



INDICE


                    Páginas.

  Acto primero      13

  Acto segundo      61

  Acto tercero      109



       *       *       *       *       *



Nota del Transcriptor:


  Se ha respetado la ortografía y la acentuación del original.

  Se han corregido los errores obvios de imprenta.

  Se han eliminado las páginas en blanco.





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